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Sergio Iván Ruiz - Doctrinas de La Gracia Los Cinco Puntos Del Calvinismo Explicados.

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Doctrinas de la Gracia

Por: Sergio Iván Ruiz Montoya

Doctrinas de la Gracia

Por: Sergio Iván Ruiz Montoya

Iglesia Bautista Reformada La Gracia Inconmensurable de Dios

Avenida 33 # 50 -60, Interior 202

Medellín, Colombia

2014

www.caractercristiano.org

Correo electrónico: [email protected]

TABLA DE CONTENIDO

Contenido
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
DESCRIPCIÓN DE LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA
Depravación Total (Gracia Vivificante)
LA DEPRAVACIÓN TOTAL HUMANA EN LA BIBLIA
La causa y la propagación de la Depravación
La extensión de la Depravación en el hombre
Incapacidad Total
La consecuencia final de la Depravación
La solución para la Depravación
El cristiano y la Depravación:
Las objeciones contra la doctrina de la Depravación
El Libre Albedrío en la Confesión de Fe de Londres de 1689
II. Elección Incondicional (Gracia Soberana)
DOCTRINA DE LA ELECCIÓN INCONDICIONAL
La Biblia enseña la elección, base escritural
El contexto y el tiempo en que se realiza la Elección
Características de la elección
Los medios y la Elección.
La No elección
Objeciones a la Doctrina de la Elección
Expiación Limitada (Gracia Salvadora)
DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN LIMITADA
I. Introducción a la Doctrina de la Expiación Limitada
II. La dificultad de la doctrina
III. La búsqueda de la verdad en esta doctrina:
A. El contexto bíblico de la Expiación.
B. La esencia de la Expiación
Los resultados de la Expiación
Llamamiento Eficaz (Gracia Irresistible)
I. La realidad del llamamiento
II. Los dos tipos de Llamamiento
III. La conclusión del estudio sobre el Llamamiento
V. Perseverancia Final de los Santos (Gracia Eterna)
1. Base bíblica de la Perseverancia de los Santos
2. Las dos partes de la Perseverancia
3. Otros argumentos en favor de la Perseverancia
4. La definición de la Perseverancia
5. Dificultades de la Perseverancia
6. Estudio de versículos dudosos

Doctrinas de la Gracia
Hechos 20:24: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe
mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de
Dios ”.

Aquí el apóstol Pablo habla a los ancianos de Éfeso, que se reunieron con él en Mileto cuando iba en su último
viaje hacia Jerusalén, y les presenta un resumen de su ministerio junto con el anuncio de que ya no verían más su
rostro. En este versículo acerca del Evangelio de la Gracia de Dios el apóstol hace énfasis sobre la buena nueva
que predicaron él y todos los demás apóstoles. Después que estos hombres murieron, y durante varios períodos
de la historia, el Evangelio de la Gracia de Dios ha sufrido deformaciones y transformaciones que no le han
quitado su majestuosidad y misericordia. Eso estudiaremos aquí.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Cuando la iglesia de Cristo dio paso a la iglesia católica romana, el Evangelio de la Gracia dejó de ser una buena
nueva, y se convirtió en un evangelio de obras durante el período medieval entre el siglo IV y los siglos XV y
XVI.

Pero en la época de la Reforma, siglo XVI, Dios levantó tres hombres, Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrico
Zwinglio, que entendieron este Evangelio de la Gracia de Dios y lo predicaron de nuevo desde distintos lugares
del mundo.

Desafortunadamente, después de la Reforma Protestante, el Evangelio de la Gracia de Dios vuelve a ser


oscurecido al aparecer dos personajes: Jacobo Arminio y Juan Wesley, quienes predicaron otro evangelio que
recurre al mito del libre albedrío y trae dudas sobre la seguridad de salvación. Ahora, en nuestros días, en el
mundo predominan las iglesias que se han adherido a esta tergiversación doctrinal, conocidas como arminianas,
tomando el apellido de Arminio; pero aún ellos mismos ignoran que son arminianos.

Tristemente la cristiandad ya no conoce el Evangelio santo y puro, y cuando alguna persona o iglesia quiere
predicarlo de nuevo, tal como se lee en el libro de los Hechos, no lo sabe identificar y lo confunde con una de
tantas sectas llamada “Creciendo en Gracia”, también conocida como “Creciendo en desgracia”.

La Bautista Reformada es una de las iglesias que predica el Evangelio de la Gracia de Dios, o Doctrinas de la
Gracia como se conoce por todo el mundo, y que basa su vida de piedad en la Palabra de Dios. Esto es lo que
expondremos enseguida para identificarnos con claridad, para conocer más de la fe en que creemos y aumentar la
unidad entre nosotros.

Agustín de Hipona, fallecido en el año 430, fue muy dominado en su pensamiento por esta idea: El hombre solo
puede ser salvo por la Gracia de Dios. Este es el mismo San Agustín, monje africano y el primero de los grandes
doctores de la Iglesia, del cual hablan los católicos; llamado “de Hipona” por la ciudad donde predicaba. La
Reforma Protestante en 1527 fue un redescubrimiento de las ideas de Agustín por Lutero, Calvino y Zwinglio,
quienes siguieron sus ideas acerca de la Salvación y volvieron a la predicación del Evangelio de la Gracia de
Dios, relegada después de los apóstoles. Todos sus herederos formaron las iglesias que surgieron durante esa
época, llamadas Reformadas, y que mantienen un acervo protestante.

Los zwinglianos y luteranos, y más enfáticamente los conocidos hoy como calvinistas, tienen una fuerte
inclinación a las Doctrinas de la Gracia. Calvino no inventó estas doctrinas, que conformó Agustín, sino que fue
quien mejor expuso en Europa del norte este cuerpo de pensamiento que conforma nuestra fe, junto con su
teología sistemática. Algunos dicen que al llamarnos así opacamos a Jesucristo, pero líbrenos Dios de hacerlo.
Somos cristianos ante todo pero tenemos ese pequeño apellido que no nos molesta; somos calvinistas porque
predicamos el mismo Evangelio de la Gracia de Dios que predicó el apóstol Pablo.

DESCRIPCIÓN DE LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA


Las Doctrinas de la Gracia, también conocidas como Cinco Doctrinas Clave, son un rasgo distintivo de las
iglesias protestantes, históricas o confesionales, o reformadas. Y las enseñamos debido a que hay entre nuestros
hermanos quienes no han escuchado aún una exposición de estas verdades fundamentales de la sana doctrina, y
son:

I. Depravación Total Humana (Gracia Vivificante)


II. Elección Incondicional (Gracia Soberana)
III. Expiación Limitada (Gracia Salvadora)
IV. Llamamiento Eficaz (Gracia Irresistible) y
V. Perseverancia Final de los Santos (Gracia Eterna).

Depravación Total (Gracia Vivificante)


Esta doctrina trata de examinar qué tan pecadores somos los hombres, y qué tan afectados quedamos por el
pecado después de la caída de Adán y Eva. Además, nos permite ahondar en si podemos volvernos a Dios
cuando queramos, y en si podemos hacer buenas obras que contribuyan a nuestra salvación o que nos preparen
para ella.

¿Cuántos se han puesto a considerar qué tan pecadores eran antes de convertidos? Y aún, ¿Qué tan pecadores son
después de convertidos? De esto trata la Doctrina de la Depravación Total Humana, que está explicada en
Romanos 3: 10 al 12: “ Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien
busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno ”. Manteniendo la mirada en este texto bíblico, le haremos preguntas para después responderlas.

¿Hay algún hombre justo? Y el texto responde: “ No hay justo, ni aun uno ”. Las buenas obras, que los hombres
dicen que son justas, la Biblia dice que son “… trapos sucios de inmundicia ”, Isaías 64:6.

¿Hay algún hombre que entienda a Dios, y a las cosas de Dios? El texto responde que no hay quien entienda: “
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las
puede entender, porque se han de discernir espiritualmente ”, 1 Corintios 2:14; entonces no hay quien entienda, y
cuando una persona no cree en Dios ni en las cosas de Dios, ¿Cómo podrá salvarse por sí misma?

Otra pregunta, ¿Hay algún hombre que quiera buscar a Dios? No, no lo hay. Todas las personas que quieren
hacerse religiosas, en realidad no están buscando a Dios; el hombre por su naturaleza es enemigo de Dios.
Romanos 8:7 dice: “ Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios …”.

¿Hay algún hombre que haga algo útil? ¿Algo que le pueda ser provechoso delante de Dios? No; el texto dice: “
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles ”. No hay quien haga algo útil que pueda ser valorado por Dios. En
Juan 15:5 dice el Señor: “… separados de mí nada podéis hacer ”.

Y por si hay alguna duda, le podemos preguntar de nuevo al texto: ¿Hay alguien que haga lo bueno? Y el texto
dice: “… no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno ”.

A esto se refiere la Depravación Total Humana, lo que significa que todo hombre quedó contaminado, dañado,
inútil y corrompido por el pecado; todo su ser está en una corrupción radical que la Biblia describe de otra
manera: “ Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá? ”, Jeremías 17:9.
Esa corrupción radical hace que el hombre sea incapaz de salvarse a sí mismo, y no lo puede hacer porque no
entiende a Dios ni a su Evangelio. El hombre está muerto; cuando uno le habla a una persona acerca de la Palabra
de Dios, de su necesidad de Dios, la mayoría se burlan, otros aceptan por un tiempo pero luego lo abandonan; la
persona por sí misma no entiende, está incapacitada, está muerta; necesita nacer de nuevo para poder entender.
Eso es depravación, eso es incapacidad.
Y lo peor de todo es que es el hombre, no Dios, el responsable de quedar en esa situación. Ahora, la Palabra de
Dios dice acerca de esta incapacidad en Juan 6:44 que: “ Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no
le trajere ”. La incapacidad total es el estado en que nacemos por causa del pecado de Adán, y por nuestros
propios pecados y, si seguimos así, ninguno va a poder ser salvado, todos vamos a ser condenados.

Muchos versículos muestran que el hombre está tan corrompido, tan incapacitado, que él no se puede salvarse a
sí mismo, que solo una obra de la gracia de Dios puede salvarlo. Comenzamos a entender la Gracia cuando
estamos muy muy mal y alguien nos ayuda, entonces decimos: “Gracias”, ¿Por qué? Porque recibimos gracia. Lo
primero que debe entender una persona para poder ser salva es que está llena de pecado, que está muy mal,
corrompida, y que es incapaz de salvarse a sí misma. Eso es Depravación Total.

Pero cuando les hablamos a nuestros amados hermanos arminianos de esta Depravación Total, y de la
incapacidad del hombre, de inmediato nos presentan una objeción: -Pero es que el hombre tiene Libre Albedrío-.
Ellos han adoptado una enseñanza muy antigua de la filosofía griega la cual enseña que el hombre puede hacer lo
que quiera, cuando quiera y como quiera, porque es un ser libre y tiene Libre Albedrío. Pero esto es totalmente
contrario a la Biblia que no muestra libre al hombre; nuestro Señor Jesucristo dice en Juan 8:32: “… y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres ”. Si una persona tiene que conocer la verdad para hacerse libre, entonces
¿Será que si es libre, que si hay Libre Albedrío? No, no hay Libre Albedrío.

El Libre Albedrío y sus doctrinas son un engaño de los filósofos, y son totalmente extraños a la Biblia que, por el
contrario, nos habla de la incapacidad total del hombre para salvarse a sí mismo y para poder ser salvado, y para
hacer buenas obras, si la Gracia de Dios no interviene. El hombre se va a condenar porque eligió al pecado en
vez de elegir a Dios.

Entonces, si el hombre es así de pecador, de corrompido, si está tan incapacitado, y no puede hacer ninguna
buena obra ni puede volverse a Dios por él mismo, ¿Qué es lo que necesita? Necesita Gracia, por la cual Dios le
da al hombre lo contrario a lo que merece. El hombre por su pecado merece el infierno, pero Dios por su Gracia
le da la Salvación. La condición de depravación del hombre demanda que Dios lo salve por su Gracia.

LA DEPRAVACIÓN TOTAL HUMANA EN LA BIBLIA


La Biblia es la historia de la salvación que Dios da al hombre, por lo que el profeta Jonás dice en su libro: “ La
salvación es de Jehová ”, 2:9b. Apocalipsis 7:10 dice: “ La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado
en el trono, y al Cordero ”, ¿Y qué decían los 24 ancianos y todos los seres vivientes? “ Amén ”. Por tanto, es
fundamental entender en qué estado está antes y cómo el hombre necesita ser salvado. A ese estado se le conoce
como Depravación Total Humana, primero de cinco postulados clave y fundamental para comprender
correctamente la doctrina bíblica de la Salvación, o sea, el Evangelio de la Gracia de Dios.

La pregunta es, ¿Enseña la Biblia la Depravación Total? Sí. Hay más de 200 referencias directas e indirectas que
enseñan claramente que el hombre está en ese estado. Mientras mejor entendamos qué tanto nos afectó la caída
en Adán, más entenderemos qué tan grande es la gloria de Nuestro Salvador y la grandeza de su plan de
redención.

Vale la pena recordar que la exposición de una doctrina es bíblica cuando sale del estudio serio de la totalidad de
los versículos que la contienen, tanto las referencias directas como las indirectas. Después de estudiar cada uno
de los versículos, en su contexto, y relacionarlos entre sí en la forma como se van presentando, según el orden y
el progreso de la revelación, podemos sacar lo que la Biblia enseña, y exponerlo para que nuestra alma sea
convencida de las verdades que encierran.

Referencias Directas

Gén 1, 2, 3 y 4; Gén 6:5-8; Gén 6:11-13; Gén 8:21; Dt 32:5; 2 Cr 6:36; Job 4:17-19; Job 9:2-3; Job 9:29-31; Job
11:12; Job 14:4; Job 15:14-16; Job 25:4-6; Sl 5:9; Sl 14:1-3; Sl 53:1-3; Sl 51:5; Sl 58:1-5; Sl 94:11; Sl 130:3; Sl
143:2; Sl 10:20; Prov 20:6; Prov 20:9; Prov 21:8; Ecl 7:20; Ecl 7:29; Ecl 8:11; Ecl 9:3; Isa 1:5-6; Isa 42:6-7; Isa
43:8; Isa 48:8; Isa 51:1; Isa 53:6; Isa 64:6; Jer 2:22; Jer 2:29; Jer 6:7; Jer 13:23; Jer 16:12; Jer 17:9; Ez 11:19,
Eze 16:6; Eze 37:1-3; Eze 36:25-26; Os 6:7; Os 14:9; Miq 7:2-4; Mat 7:11 y 17; Mat 12:34-35; Mat 15:19; Mar
7:21-23; Luc1:79; Jn 1:10-11; Jn 3:19; Jn 5:40; Jn 8:23; Jn 14:17; Hch 8:23; Rom 1:18-32 Rom 2:1; Rom 3:9-19;
Rom 3:23; Rom 5:6; Rom 5:12-14; Rom 6:6; Rom 6:19-20; Rom 6:17; Rom 7:5; Rom 7:11; Rom 7:13-15; Rom
7:18-21; Rom 7:23; Rom 7:25; Rom 8:5-8; Rom 8:13; Rom 11:32; 1 Co 2:14; 1 Co 3:3; 1 Co 5:9-10; 2 Co 5:14;
Gál 3:10-11; Gál 3:22; Gál 5:17; Gál 5:19-21; Ef 2:1-3; Ef 2:11-12; Ef 4:17-19; Ef 4:22; Ef 5:8; Ef 5:14; Col
1:13; Col 1:21; Col 2:13; Col 3:5; Col 3:7; 2 Ti 2:26; 2 Ti 3:1-9; Tito 3:3; St 3:2; St 4:1; 1 Pe 1:18; 1 Pe 2:8; 1 Pe
2:25; 2 Pe 2:1-22; 1 Jn 1:8; 1 Jn 1:10; 1 Jn 2:16; 1 Jn 3:10; 1 Jn 5:19; Ap 3:17.

Referencias Indirectas:

Lv 13 y 14, Hch 11:18, Hch 18:27, Jn 3:3, Jn 5:40, Jn 6:44 y 65, Jn 8:43, Jn 15:1-5, Jn 16:8-11, Ro 11:5-6, 1 Co
1:18, 2 Co 3:4-5, 2 Co 4:12-18, 2 Co 5:17, Gál 6:15, Ef 4:17-18, Fil 1:29, Fil 2:13, 2 Ts 1:8-9, 2 Tim 2:25-26,
entre otras.

La causa y la propagación de la Depravación


Lo primero que buscaremos entender es, ¿Por qué el hombre llegó a ser lo que es? ¿Cómo llegó el hombre a ese
estado depravado del cual necesita ser salvado por la gracia de Dios? Esto lo vemos desde el libro de los
orígenes, Génesis, capítulos 1, 2, 3 y 4, donde entenderemos la causa de la Depravación Total Humana. ¿Cuáles
son las tres cosas básicas que uno concluye al leer estos primeros cuatro capítulos de la Biblia?

A. Que Dios creó al hombre bueno en gran manera y libre, sin ninguna depravación.
B. Que Dios puso una prueba de obediencia en el hombre de la que, si hacía lo indicado, pasaba la
prueba y era confirmado en el estado incorrupto en el que estaba; pero si desobedecía, moriría, es
decir, quedaba apartado de Dios, y su naturaleza humana, perfecta e incorrupta, sería alterada,
corrompida y depravada.
C. Que el hombre desobedeció y cayó en el estado de muerte y depravación sobre el cual había sido
advertido.

Pero la Escritura es clara al enseñar que esa depravación no afectó solo a Adán, sino que la muerte y la
corrupción pasaron a todos los hombres. En aquella primera prueba Adán estaba actuando como una cabeza
federal en representación de todos los seres humanos; cuando Adán cayó todos los seres humanos caímos con él
y recibimos lo que él recibió, y eso es lo que llamamos el Pecado Original. El pecado de Adán se nos transmitió a
nosotros, y desde nuestro primer día de vida nacemos en el mismo estado depravado en que cayó nuestro
representante.

La misma Escritura predica sobre el tema en muchos textos; el versículo fundamental que muestra la Doctrina
del Pecado Original es Romanos 5:12: “ Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron ”. ¿Pero si ellos no estaban
presentes en el paraíso cuando Adán pecó? No todos los hombres estábamos de cuerpo presente, pero estábamos
representados en Adán, así que todos pecamos en él. Ese estado depravado pasa a todos los hombres
inmediatamente que nacen en el mundo, porque desde el vientre de sus madres ya están depravados. La Escritura
lo prueba claramente.

Salmos 51:5: “ He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre ”. El rey David le pide
perdón al Señor por su pecado con Betsabé, reconoce su pecado y hace una declaración acerca de su condición
pecadora. Este pasaje no enseña en lo absoluto que la relación sexual es pecado. Si ustedes observan con cuidado
entenderán que cuando David dice: “… en maldad he sido formado ” significa que la persona que lo concibió
estaba en un estado de maldad natural; en la referencia paralela las palabras pecado y maldad son sinónimas, “…
y en pecado me concibió mi madre ”, y aclara que la madre de David estaba en un estado de pecado, (no
solamente por su adulterio) cuando él fue concebido, entonces él también nace en pecado.

Pero si todavía hay alguna duda con respecto al estado de los niños, desde el vientre de sus madres y recién
nacidos, en su relación con la depravación, en Salmos 58:3 vemos un texto más claro: “ Se apartaron los impíos
desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron ”, los hombres impíos son los que no
conocen a Dios y que son apartados de Él desde que están en la matriz. Luego viene una pregunta sobre la
segunda frase del versículo, ¿Pero, cómo así que hablaron mentira desde que nacieron si un bebé no sabe decir
siquiera “papá” o “mamá”? Obviamente ellos no hablan mentira con su boca, pero el pecado de mentir está en su
corazón; de hecho, espere a que aprenda las primeras palabras y verá que va a empezar a hablar mentira sin que
nadie se lo enseñe, el bebé nace con ella. La mentira solo representa uno de esos pecados con los cuales el
hombre fue contaminado por causa del pecado de Adán.

Si creemos en la Biblia como Palabra de Dios ya podemos decir que la causa de la Depravación Total del
Hombre es nuestro pecado en Adán, aunque también es correcto decir: El pecado de Adán. La propagación de la
depravación es por el pecado original.

La extensión de la Depravación en el hombre

¿Qué tan seria es esta depravación? ¿Qué tanto daño nos hizo?

Veamos por ejemplo cuando llaman a una señora y le dicen: -Le tenemos una mala noticia, su niño se quemó-, y
la señora dice: -¡Qué horror! ¿Y, qué tan quemado está?-. Los médicos clasifican las quemaduras por extensión y
por profundidad; son de primer grado cuando solo queman la piel –como cuando hay quemadura de sol-, de
segundo grado cuando deja ver la grasa que está debajo de la piel; y de tercer grado cuando la quemadura llega
hasta los músculos y los huesos. En la extensión decimos que la quemadura es del cuatro por ciento, del nueve
por ciento, del 25 por ciento, del 50 o del 90 por ciento de toda el área de la piel. Qué tan extensa y profunda fue
la quemadura, habla de cómo y qué tanto se extendió el pecado en el ser humano. Se extendió muchísimo y nos
afectó demasiado.

En el ejemplo del niño quemado el diagnóstico dice que las quemaduras fueron del 100 por ciento y de tercer
grado, en otras palabras: -Señora, su niño murió-. ¿Y qué fue lo que le dijo el Señor a Adán? Le dijo que si
pecaba, moriría. Por su pecado en Adán las quemaduras del pecado en el hombre fueron tan graves que estaban
en el 100 por ciento del cuerpo, todas de tercer grado. Vamos a ver tres facetas que nos permitirán entender el
estado en que estábamos antes de ser salvados por la gracia de Dios, y qué tanto fuimos afectados. Ojalá que las
personas no creyentes, que hagan este estudio, entiendan la terrible condición en que están. Nuestra caída en
Adán nos dejó en:

A. Corrupción Radical

La palabra “radical” viene de la palabra raíz, y se refiere a que la esencia del ser del hombre fue corrompida en
cada una de sus áreas, empezando por su corazón, la raíz de su ser, que está corrompido radicalmente.

Génesis 6:5: “ Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal ”. ¿Cuántos de los designios del corazón del
hombre eran el mal? Todos. ¿En cuáles momentos del día el hombre tenía momentos malos? Todo el día, de
continuo. ¿Tenía algunos pensamientos buenos? No. O sea, ¿Qué es lo que sale del corazón del hombre?
Solamente de continuo el mal en todos los designios, impulsos, intenciones, pensamientos y emociones.

Esta no es una enseñanza aislada y ocasional en la Biblia sino que es constante, lo que le da mucha fuerza a esta
doctrina. ¿Dónde se enseña esto de nuevo? En Jeremías 17:9: “ Engañoso es el corazón más que todas las cosas,
y perverso; ¿Quién lo conocerá ?”. No hay una cosa sobre la faz de la tierra más engañosa que el corazón, “… y
perverso ”, de ahí viene la palabra depravación, depravado. Y ahora una pregunta retórica: “ ¿Quién lo conocerá
?”, nadie conoce el engaño ni la perversidad de su propio corazón, solo Dios.

Si a alguien le quedan dudas de la relación que hay entre lo que el hombre piensa y lo que hace, como para
atrevernos a decir que todo lo que el hombre hace es de continuo el mal, leamos Proverbios 4:23: “ Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida ”, es decir aquella cosa guardada que el creyente
estime como su mayor tesoro y que más cuida en su vida, hay una cosa más importante que tiene que guardar, su
corazón, ¿Por qué? Porque de él mana la vida. Ahora, si del corazón del hombre mana la vida, y el corazón del
hombre es perverso, ¿Qué es la vida, o el acto, o el pensamiento o sentimiento que emana de ese corazón? Es
solo de continuo el mal. De una fuente sucia no puede brotar agua limpia. Del corazón de un hombre sin la
Gracia de Dios solamente mana una vida sucia.

El Señor explicó más de esta fuente sucia, que produce una vida sucia, con el simbolismo de los árboles, y dice: “
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos
frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos ”, Mateo 7:17. De la fuente sucia no puede brotar agua limpia y la
fuente limpia no puede producir agua sucia. Esa es la condición del corazón del hombre, todas sus facultades
están ahora depravadas y corrompidas por su pecado. No hay en el ser humano una parte limpia.

Cuando las personas escuchan esto, de inmediato preguntan: -¿Si el hombre es así de depravado, cómo es posible
que en la tierra haya gente buena, o que aparentemente sea buena? ¿Cómo es posible que si el hombre y su
corazón son así, no hayan surgido más hombres como Hitler?-. Porque Hitler, de hecho, es uno de los hombres
más depravados que haya existido; aunque hay otros que se disputan este deshonroso primer lugar: Nerón,
Antíoco Epifanes, entre otros.

Pero eso confunde a la gente que dice: -¿Usted está describiendo el corazón de un hombre común y corriente
como muy depravado?- La gente, incluso los cristianos, no creen la Doctrina de la Depravación Humana porque
aseguran que el hombre no es tan malo, y afirman: -Malo “Tirofijo”, o el “Mono Jojoy”, o Hitler, pero en este
mundo hay mucha gente buena, inclusive allá en la ciudad de Medellín publican una propaganda en televisión y
en radio donde dice que: “Los buenos somos más”-. Pero, eso es mentira, todos los hombres están en esta
condición que acabamos de describir.

Ahora, ¿Por qué no todos son tan malos y por qué hay algunas personas que hacen cosas relativamente buenas?
Por una obra de Dios que se llama la Gracia Común. Es parte del pacto que Dios hizo con Noé, por medio del
cual no cesan la siega ni la siembra, el día ni la noche, y el hombre sobrevivirá en el mundo hasta que se
complete la salvación que Él prometió. Entonces, la Gracia Común de Dios no solamente le provee la comida y
el techo al hombre malo, porque Él “…hace salir su sol sobre malos y buenos ”, Mateo 5:45, sino que también
tiene el poder de frenar a estos corazones corruptos. Cuando Dios le quita al hombre el freno que Él mismo pone
en ese corazón corrupto, por causa de la Gracia Común, tal persona se hace como Hitler. Realmente las personas
que usted conoce hoy, sus propios familiares y amigos, si no fueran apaciguados por la Gracia Común, serían
como Hitler o peores.

¿Y dónde enseña la Biblia esto de la Gracia Común? En Génesis 20:6: “ Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé
que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití
que la tocases”; un rey pagano, llamado Abimelec, iba a tener relaciones sexuales con la bella Sara, mujer de
Abraham, porque este patriarca lo había engañado diciéndole que Sara era su hermana. Así es el freno que Dios,
por la Gracia Común, nos pone a los hombres para que no cometamos pecados peores, para que no nos
destruyamos luchando unos contra otros, si Él dejara libre nuestro depravado corazón. El Señor prometió que el
mundo no se destruiría hasta que se completara la salvación. En este punto concluimos que el hombre está
totalmente depravado, y que toda su corrupción está controlada por la Gracia Común de Dios.

Esta Corrupción Radical hace que todas las facultades del hombre estén depravadas, y ocasiona en su ser otras
condiciones especiales que debemos entender:

1. En su corazón depravado el hombre es enemigo de Dios.

La carne es la naturaleza humana que no ha sido tocada por la Gracia de Dios; en lo profundo de su corazón el
hombre es enemigo de Dios. Romanos 8:7: “ Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden ”. Pero cuando afirman: -Yo no veo que la gente sea
enemiga de Dios; la anciana que va a la iglesia, con su camándula, y que le reza todos los días a Dios, ¿Cómo va
a ser enemiga de Dios?-, ¡Quítele la Gracia Común y esta anciana levantará el puño y dirá: -“ No queremos que
este gobierne sobre nosotros” -, como dice en el Salmo 2. Todos los hombres que no han recibido la acción de la
Gracia Especial o Salvadora de Dios (distinta a la Gracia Común) son en su corazón enemigos de Dios. Eso
también lo puede leer en la carta a los Colocenses 1:21: “ Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños
y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado ”.

2. El hombre está bajo el poder del diablo.

La Biblia muestra que, cuando pecó, Adán pasó del reino de Dios, donde estaba desde cuando fue creado, al
reino del diablo. Efesios 2:1 al 3: “ Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de
la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos
nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás ”. Tal como Adán, que era el virrey
en El Edén, y pasó a ser esclavo del diablo.

3. El hombre es esclavo del pecado.

Claramente lo expresa Romanos 6: 17 y 18: “ Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis
a ser siervos de la justicia ” (Juan 8:34).

4. Está en un estado de tinieblas, de locura.

El hombre depravado está en un estado de tinieblas pero él se siente muy cómodo y que está en bienestar y
plenitud; no puede ver quién es y no cree que esté depravado. Convencer a un hombre de esta verdad no es
posible, ¿Sabe por qué? Porque él cree que es casi perfecto, que es bueno y que de vez en cuando hace “cositas”
malas. Y dice: -Todo hombre se equivoca, nadie es perfecto, a mí me falta como un 10 por ciento para ser
perfecto-. O dice: -Errar es humano-, y que es bueno aunque comete algunos yerros. Tiene una especie de locura
que lo hace creer todo lo contrario de lo que es. La Biblia llama a eso: Tinieblas.
Si hay una persona que no es creyente y escucha esto, afirmará: -Este tipo está loco, yo no soy como él dice-.
Pero sabemos que solo si el Espíritu de Dios obra en esa persona dirá Amén y reconocerá su condición.

Proverbios 16:2 dice: “ Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; pero Jehová pesa los
espíritus ”. Por eso en la parábola del hijo pródigo, cuando él se da cuenta del estado en que está, el texto dice: “
Volvió en sí ”, Lucas 15:17. Eso significa que este hombre estaba en una especie de locura.

Por todas estas cosas es que el hombre no entiende que necesita ser salvado; es como un borracho que se quedó
dormido en los rieles de un tren y si usted va a despertarlo, en vez de darle las gracias él se enoja con usted. Está
en tinieblas, completamente loco (Juan 16:8 a 11).

2 Corintios 4:3 al 6: “ Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en
los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos,
sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó
que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo ”. Satanás cegó el entendimiento del hombre incrédulo,
que desde sus absolutas tinieblas no puede ver su condición depravada.

Incapacidad Total
El hombre cayó en un estado de incapacidad total en la esfera de su relación con Dios. Antes de la caída podía
hacer algunas cosas pero ahora ha quedado totalmente incapacitado:

1. Para hacer buenas obras

Isaías 64:6: “ Si bien todos nosotros somos como suciedad -depravados- , y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento ”. Esta
incapacidad total para hacer buenas obras la podemos deducir de Génesis 6:5 y de Jeremías 17:7; de una fuente
mala solo emanan cosas malas. Si un hombre cree sacar algo bueno de su corazón, sus obras, que parecen ser
buenas, son también malas porque vienen de un corazón malo. El árbol malo da frutos malos. La Biblia lo enseña
de una manera tan explícita, que nadie puede negar que son pecado las buenas obras de los hombres que no
conocen a Dios (Ro 3:12 y 8:8; Jn 15:5).

Nuestras justicias son todas las cosas que hacemos conforme a la Ley de Dios; pero en el hombre depravado sus
buenas obras son como trapos de inmundicia. Algunos estudiosos de la cultura hebrea creen que, con “ trapos de
inmundicia ”, el profeta Isaías se refiere al trapo que la mujer usaba para detener su flujo en los días de su
menstruación y luego enterrarlo; porque la sangre era el contaminante más inmundo de todos, tanto que la mujer
en esos días no podía estar en el santuario. Las buenas obras de las personas que no conocen a Dios son como
coger ese trapo y sacarlo de la tierra, ya todo podrido, y presentarlo a Dios diciéndole: -Señor, rey del universo,
aquí te traigo esta ofrenda-.

Podemos entender esto más claramente en la Escritura conociendo los tres requisitos de una buena obra aceptada
delante de Dios:

a. Que sea hecha conforme a la Ley de Dios (1 Jn 3:4).


b. Que sea hecha por un corazón que tiene fe (Hb 11:6, Ro 14:23)
c. Que sea hecha para la gloria de Dios (1 Co 10:31)

Una persona que no conoce a Dios puede hacer algo conforme a la Ley de Dios, pero no puede hacerlo con un
corazón que tiene fe, ni para la gloria de Dios, porque su corazón está corrompido y no busca sino su propia
gloria.

Las buenas obras que hizo la madre Teresa de Calcuta, o el señor amigo de la Fundación de niños de la calle, o
recoger a gente de la calle y darles alimentos, son pecado si no las hacen los creyentes. Alcanzan a llamarse
buenas obras relativas, o “virtudes civiles” como se les decía en el pasado. ¿Civiles por qué? Porque son hechas
por gentes que no pertenecen al ejército de Dios, aunque son relativamente mejores que otras buenas obras que
hacen los hombres depravados. Un santo del pasado, Agustín de Hipona decía: “Un hombre no puede NO pecar”,
cuando trata de hacer algo bueno no lo puede hacer, porque todo le es pecado.

2. Para entender el camino de salvación

1 Corintios 2:14: “ Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente ”. Él debe recibir primero vida en su
espíritu para poder entender el mensaje de Salvación. Alguno puede afirmar: -Si le expongo el Evangelio a una
persona y le digo: “Usted es pecador, Cristo murió por usted, murió para salvar pecadores; si usted cree en la
muerte y resurrección de Cristo, usted se salva”. ¿Usted entendió?-. Cuando la persona dice: -Si-, entonces le
indico repetir: -Yo soy pecador, Cristo murió, creo en su resurrección, y si creo me salvo-. Él puede entenderlo en
su mente, pero cuando ese conocimiento le llega a su corazón no le sabe a nada, le parece locura, no le conduce a
salvarse, porque, aunque puede repetir la fraseología que contiene el Evangelio, no se siente atraído porque no lo
entiende espiritualmente; lo entiende intelectualmente pero le falta lo que la Biblia llama “espíritu” para
comprender. Algunos dicen: -Si muy bonito, yo creo en Jesús-, pero es mentira, no creen porque no lo entienden;
no mueve sus vida ni sus alma, a no ser que la Gracia de Dios obre sobre ellos (Ro 3:11, 2 Co 4:4, Jn 8:42-43, 1
Co 1:18, Ef 4:17-18).

3. Para volver a Dios

Además de no entender, la persona sin Cristo no quiere volver a Dios, tiene malo ese querer, fue afectado,
Ezequiel 11:19: “ Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de
piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne ”. En este pasaje, y de manera simbólica, el
Señor dice que el corazón de un hombre que no ha recibido la acción de la Gracia de Dios es insensible como una
piedra, duro, no siente nada cuando Dios lo toca, está muerto. Cuando usted le habla a una persona así del
Evangelio, y Dios no quita ese corazón endurecido, es como si le hablara a una piedra. Por ejemplo usted invitó a
su tío para venir esta tarde a la Iglesia pero él se quedó jugando dominó, ¿Por qué? Porque su corazón es de
piedra. Y usted le advierte: -Hombre tío, vea que viene el Señor y lo va a juzgar. Venga tío que usted se va a ir
para el infierno-, y contesta: -Si sobrino, vaya para su Iglesia, déjelo así no más-. El tío se queda jugando dominó
porque él no quiere, porque está muerto, a no ser que Dios le cambie el querer, por su Gracia.

Por eso en Filipenses 2:13 la Escritura nos dice: “… porque Dios es el que en vosotros produce así el querer
como el hacer, por su buena voluntad ”. Dios hace que el tío deje a sus amigos plantados para el juego de dominó
y venga a la Iglesia. Por eso la salvación pertenece a la Gracia de Dios desde el principio hasta el fin, desde que
el tío le dio por venir a escuchar hasta que entendió y se salvó. Porque el hombre en sí mismo no puede querer
porque está muerto (Ef 4:19, Ro 3:11b, Jn 3:19).

Juan 5:40: “… y no queréis venir a mí para que tengáis vida ”. Tiene una incapacidad total en su querer.

4. Para regresar a Dios

Hay una incapacidad total del hombre para regresar a Dios, esta es la enseñanza más clara en la Biblia; tampoco
puede hacer ninguna buena obra, no puede entender el Evangelio y no puede querer. Tiene malo el hacer, el
querer, el entender y el regresar; la depravación se los dañó, Juan 6:44 y 65: “ Ninguno puede venir a mí, si el
Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero… Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno
puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre ”, la Salvación es una gracia dada por el Padre. Estos dos
versículos posiblemente son los que la mayoría de los cristianos entienden menos, por eso sacan el cuerpo
cuando uno les comparte de la Gracia. Jesús les habla a los fariseos sobre la incapacidad total en medio del tema
del Pan de Vida (Jn 3:3, Gál 6:15).

Aquí la Biblia habla claramente que una persona tiene que nacer de nuevo para ser salva. ¿De dónde viene el
nuevo nacimiento? Juan 1:12 y 13: “ Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varón, sino de Dios ”. El nuevo nacimiento viene de Dios.

Las Escrituras expresan que para librarse de la depravación usted tiene que ser hecho nueva criatura, 2 Corintios
5:17: “ De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas ” y Santiago 1:18: “ El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas ”. Nueva criatura y nuevo nacimiento son sinónimos. El hombre por sí mismo no
puede regresar a Dios, Él tiene que traerlo. ¿Cómo? Creándolo de nuevo en su vida espiritual (Ro 11:5-6).

La Biblia también enseña que el hombre está muerto y no puede volver por sí mismo a Dios. El Padre Creador le
dijo a Adán que el día que pecare moriría, y que Él mismo tiene que resucitarlo. Efesios 2: 1, 5 y 6 dice que el
hombre es resultado de su muerte en Adán y, si Dios no resucita al que murió, por sí mismo jamás puede volver a
Él.

Por último, la Biblia muestra que el hombre es traído a Dios mediante la acción de su Gracia, por la cual le son
dadas las cosas necesarias para regresar a su Padre Celestial. ¿Qué es lo que necesita un hombre para volver a
Dios? Dos cosas: Arrepentimiento y Fe, que son dones que Dios da. Efesios 2:8 y 9 dice: “ Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe
”, ¿Qué es un don de Dios? Es un regalo no merecido, son La Gracia y la Fe que nos salvan. El arrepentimiento
es un regalo de Dios en el nuevo nacimiento, cuando también da la fe para que la persona crea en Cristo.

Pero en Hechos 11: 18 dice: “ Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera
que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! ”, también aquí claramente vemos que el
arrepentimiento necesario para la salvación es dado por Dios, lo cual prueba que el hombre no puede regresar
solo a Dios si Él no lo trae (Fil 1:29, 2 Tim 2:25).

B. Para asumir la responsabilidad absoluta


Dios es el autor de la salvación del hombre, quien está en un estado depravado del que necesita ser salvado.
¿Quién es el responsable de que el hombre haya caído en ese estado de depravación? Es obvio que el responsable
directo es él mismo, pero muchos inculpan a Dios debido a las horribles tinieblas en las cuales han caído. ¿Por
qué tratan de echarle la culpa a Dios si no hay dudas de que la responsabilidad es del hombre?

Génesis 3:12: “ Y el hombre respondió: La mujer, que me diste por compañera, me dio del árbol y yo comí ”. Así
respondió Adán cuando Dios le preguntó si había comido del árbol que le prohibió, echándole la culpa a Eva, y
como Dios le dio a Eva, entonces Dios tuvo la culpa. El primer hombre, en el momento inicial en que fue
llamado a dar cuentas por haber caído en su estado de depravación, comenzó a echarle la culpa a Dios. El hombre
tiene toda la culpa de su estado de depravación pero, en sus tinieblas, él cuestiona a Dios. Y hoy sucede lo
mismo; en la calle le preguntan al creyente: -¿Y por qué Dios hizo a un hombre que pecara? ¿Por qué Dios no
hizo de una vez a un hombre que no pecara?-. Y entonces le imputan la responsabilidad a Él. Otros concluyen: -
Ah, pero Dios pudo haber impedido que Adán pecara, y como Él no quiso impedir que Adán pecara, entonces la
culpa de la depravación y de la condenación es de Dios-.

Miremos estas tinieblas aún en la Biblia, Romanos 3: 1 al 8. Con esta porción de la Biblia procuramos tener el
cuadro completo que muestra la absoluta responsabilidad del hombre.

Cuando hablamos de la Salvación por Gracia se genera otro eco de dudas leyendo en Romanos 9:19: “…me
dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿Quién ha resistido a su voluntad? ”. Es decir, si Dios decretó todo lo
que sucede, y yo peco porque Dios lo decretó, entonces, ¿Por qué me castiga si yo hago lo que Él decretó?
Cuando hablamos del Dios soberano, es cuestionado; cuando hablamos del Dios que lo controla todo, que puede
hacer todo lo que Él quiera, el hombre en tinieblas comienza a preguntarse quién es el culpable de la
depravación, de la condenación final del hombre. ¿Y sabe quién resulta culpable en sus mentes? Dios. Por eso es
necesario aclarar esto en nuestras mentes: La responsabilidad absoluta del pecado y de la condenación es del
mismo hombre. Vamos a darnos cuenta que la salvación es de Jehová.

Y muchos atrevidos dicen: -Como usted acaba de exponer que el hombre es esclavo del pecado, y yo lo soy
también, ¿Entonces cómo me condena Dios de pecar si yo soy esclavo?-. Con estos razonamientos el hombre
trata de manchar la justicia de Dios cuando decimos que Él salva por Gracia. El hombre no puede inculpar a
Dios, y tiene responsabilidad absoluta:

1. Por el estado universal de depravación

¿Quién es el culpable de que todos los hombres sobre la tierra sean depravados? Cada nacido, cada niño es
depravado, y la Palabra de Dios es la luz en el camino por el cual los padres pueden llevarlos para que sean
salvos. El culpable no es Dios sino únicamente el hombre. Deuteronomio 32:5: “ La corrupción no es suya (de
Dios); de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa ”.

Eclesiastés 7:29:“ He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron
muchas perversiones ”. Esta última expresión, “… pero ellos buscaron muchas perversiones ”, hace surgir la
pregunta: ¿Si Adán es el culpable de la caída, porqué se menciona el pronombre plural? La razón es que la culpa
de Adán es compartida con todos nosotros. Aunque usted y nosotros no estuvimos en el Paraíso, Dios nos
considera igualmente culpables, como si hubiésemos estado. Eso significa que si nosotros hubiéramos tenido la
misma prueba de Adán, haríamos igual y con el mismo resultado.

Isaías 53:6: “ Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová
cargó en él el pecado de todos nosotros ”. ¿Quién fue el que apartó del camino de Dios a toda la raza? Fue Adán,
pero la Escritura dice: “… cada cual ”, es como si usted y nosotros hubiéramos estado allí, así que la culpa de la
depravación universal no es solamente de Adán, la culpa es de todos nosotros.

Cuando miramos esto surge la pregunta: ¿Por qué Dios hizo a un hombre que tenía que ser probado? ¿Y por qué
no lo hizo de una vez eternamente bueno, sin necesidad de probarlo? Porque para su gloria Dios creó a un
hombre libre y responsable, para que le amara y le obedeciera libremente, por decisión propia. Dios no creó un
robot programado para amar a su Creador, sino que creó un hombre libre, capacitado y responsable para amarlo,
o no amarlo. El hombre es un ser responsable desde su creación y por eso, cuando cae, él es el responsable. La
culpa por no amar a su Creador es del hombre únicamente. Dios creó así a Adán para que pudiera amarlo
voluntariamente y debía tener la capacidad de no amarlo. Por eso Dios no impidió que Adán pecara, porque Dios
no programó a Adán ni para que lo amara, ni para que pecara. Dios lo hizo libre y responsable, y por eso cuando
pecó él fue responsable, junto con todos nosotros, porque si hubiéramos estado allí haríamos lo mismo.

También alguno podría preguntarse, si el pecado domina al hombre en el estado de depravación en que está
ahora, y siendo el hombre esclavo del pecado, ¿Cómo es posible que el hombre sea responsable del pecado que
ahora comete si es esclavo del pecado? Esto nos lleva al siguiente punto.

2. Por cada acto depravado

Nuestro punto es probar que el hombre es responsable de cada acto de pecado que comete, así sea su esclavo.
Ahora, a pesar de que el hombre solo puede pecar, es responsable por cada pecado que comete. Dios quiso desde
temprano dejar esto muy claro, que, a pesar de que el hombre esté en una posición desventajosa, continua vigente
su responsabilidad por cada acto de pecado.

Génesis 4:7: “ Si bien hicieres, ¿No serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo
esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él ”. Con todo que el pecado de Caín está a la puerta y lo puede
dominar, y que es su esclavo, “… a ti será su deseo ”, Caín dominará su pecado; el hombre es responsable por
dominar el pecado que lo quiere dominar a él. El hombre no puede decir: -Ay, es que el pecado me dominó y
pequé-. No, el hombre es responsable de señorearse sobre su pecado. Ningún pecado puede ser justificado
argumentando que es más fuerte que el hombre. Pero las tinieblas del hombre van aún más allá y algunos se
atreven a decir que Dios es responsable del pecado que ellos cometen.

Santiago 1:14 al 15: “ Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede
ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte ”. En las iglesias primitivas había algunas personas que pensaban así, que
Dios era el responsable de los actos de pecado que ellos cometían, ¿Por qué? Ahí se ve que el pecado es un
proceso individual en el cual Dios no tiene nada que ver; que el hombre de su voluntad da su consentimiento, y
por lo tanto es plenamente responsable. Nadie es obligado a pecar, el responsable es el hombre. Ni Dios, ni el
diablo, ni el pecado que mora en el hombre, son responsables de sus pecados

Romanos 1:28 al 32: “ Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los
padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables ( las madres no aman a sus hijos, los hijos no aman a
sus padres) , sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios –plenamente conscientes de que lo
que hacen es pecado- , que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen -
voluntariamente- , sino que también se complacen con los que las practican ”. Aquí se ve que el hombre peca
descaradamente, y que es absolutamente responsable por cada acto de pecado que comete. Nadie puede decir
que, como está en un estado de depravación, es esclavo del pecado y está en tinieblas, que lo que hace no es
responsabilidad de él. No, absolutamente. La Biblia lo considera responsable.

3. Por salir de su estado de depravación

El hombre es responsable de solucionar su problema de depravación. Antes dijimos que el hombre estaba en un
estado de incapacidad total, que no puede salir de su depravación. Ahora decimos que, aunque no puede salir, es
responsable de salir y Dios así se lo exige. ¿Cómo es posible que ahora digamos que aunque el hombre no es
capaz de salir, Dios lo considera responsable y le ordene hacerlo?

Deuteronomio 10:16: “ Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz ”.
Noten la orden que Dios da al pueblo, circuncidar el corazón es nacer de nuevo, en términos del Antiguo
Testamento. La orden es que cambien ellos mismos el corazón que tienen de piedra por un corazón de carne.

Pero Deuteronomio 29:4 dice: “ …hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni
oídos para oír”. Moisés les dice a los israelitas que Dios no les ha dado corazón para entender, que tener un
corazón circuncidado es lo mismo que tener oídos para oír.

Deuteronomio 30:6: “ Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames
a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas ”. ¿Según dice el texto, quién
circuncida el corazón? Es Jehová. ¿Por qué les dice que se circunciden si Él es quien lo hace? Porque el hombre
es responsable de salir de su estado de depravación. El hecho de que el Señor le ordene que lo haga no significa
que el hombre tenga la capacidad para hacerlo, sino simplemente que es responsable de solucionar su problema.

Pero lo que estamos viendo hoy es que Dios le ordena al hombre hacer una cosa. ¿Cuál es esa cosa que Dios le
ordena al hombre que haga, y que no puede hacer? Arrepentirse. ¿Y por qué se lo ordena? ¿No es eso injusticia
en Dios? No, porque el hombre es responsable de la situación en que está, y de solucionar el problema en que él
mismo se metió.

Entendamos con esta ilustración: Usted hace un crédito de 15 millones de pesos con un banco, tiene un buen
trabajo, y tiene la capacidad de pagarlo. Cuando le dan el dinero usted tiene dos cosas: La capacidad y la
responsabilidad de pagarlo. ¿Pero qué pasa si a los dos meses lo echan del trabajo? Pierde la capacidad, pero,
¿Pierde la responsabilidad? No. Sigue con la responsabilidad aunque no tengan la capacidad. Por eso es que el
banco le dice: -Págueme-. Usted es responsable de lo que pasó y lo tiene que solucionar, aunque no pueda.
Ahora, cuando Dios le pide al hombre que se arrepienta, lo que Dios está haciendo es humillarlo para que lo
haga. La mayoría de los conversos no dicen: -Señor, no me puedo arrepentir-, sino que reconocen que no lo
pueden hacer por sí mismos y le piden al Señor que los salve, y Dios les concede el arrepentimiento.

4. Por la condenación final que merece su depravación

Jonás 2:9: “ Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de
Jehová ”. Nosotros podemos decir de otra manera lo que la Escritura dice: La salvación es de Jehová y la
condenación es responsabilidad absoluta del hombre. Por eso cantamos el himno que dice: “ Justos y verdaderos
son tus caminos ”, porque nadie puede acusar a Dios de ser el culpable, ni del estado universal de depravación, ni
de cada acto de pecado, ni de que no pueda solucionar su problema, ni de la condenación final. El responsable es
el hombre (Ro 1:20, Ro 2:14-16, 2 Co 5:20, Mt 25:41-46).

Por eso cuando estemos en el cielo el canto tendrá dos facetas: “ Gloria y alabanza a nuestro Dios porque la
salvación es de Él ”; pero cuando veamos a los impíos ser arrojados al infierno, todos los que estemos en el cielo
vamos a cantar: “ Justos y verdaderos son tus caminos ”, o sea, van al infierno por su propia responsabilidad. Y
algunos van a decir: -No, la culpa es de Dios, el decretó, el hizo…-.Pero no. La salvación es de Jehová, la
condenación es del hombre, la culpa del infierno también.

Y otros van a gritar: -Yo pertenezco a una tribu indígena, nunca escuché el evangelio-, pero vamos a ver si hay
algún caso donde Dios exima de responsabilidad al hombre en su condenación, porque ahí está escrito en
Romanos 1:20: “ Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde
la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa ”, la
creación deja al hombre sin excusa, porque ella habla de Dios; y también vamos a decir: -Van al infierno por su
propia responsabilidad-.

Romanos 2: 14 y 16: “ Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley,
éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando
testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por
Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. No solamente la creación sino la conciencia
dan testimonio de Dios. Todo hombre sabe que es culpable ante Dios, así que la responsabilidad en el juicio final,
y en la condenación, serán carga de cada persona; y Dios saldrá limpio en su juicio, como dice en Romanos 3: 4:
“…y venzas cuando fueres juzgado”. Dios no tiene culpa en la condenación de nadie; cuando dicen que el
hombre es esclavo, que no puede entender, que no puede querer, entonces dicen que la condenación es culpa de
Dios. No. Antes bien, Cristo, y solo Él, es responsable de nuestra salvación.

La consecuencia final de la Depravación


¿Qué le va a suceder a un hombre común y corriente que no solucione en esta vida su estado de depravación, que
no conozca la gracia salvadora de Dios? ¿Cuál es la consecuencia final? Mateo 25: 31 y 32, 41 al 46: “ De cierto
os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al
castigo eterno, y los justos a la vida eterna ”. El destino final de la depravación total humana es el castigo eterno,
en la no agradable compañía del diablo y sus demonios. ¿Por qué? Porque no hicieron las obras que Jesús
esperaba de ellos. La responsabilidad de los hombres se ve en que, aunque ellos son incapaces de hacer buenas
obras, son responsables de hacerlas.

Apocalipsis 20:11 al 15: ”…y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según
sus obras…Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego ”; ese mismo pasaje de
destino final se ve aquí desde otra perspectiva; las personas que no obedecieron a Cristo ni hicieron sus obras
serán condenadas al final; ellas son las personas que no fueron elegidas por el Dios soberano, y su condenación
en el fuego eterno es por su propia responsabilidad.

La solución para la Depravación


¿Cómo encuentran estos hombres la solución a su problema de corrupción radical, de incapacidad total o
condenación final? La solución es una sola, Hechos 4:12: “ Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos ”, la solución es Cristo, ninguno otro.
Romanos 1:16 nos enseña cómo nos conectamos con esa solución: “ Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree ”, es por la fe, que es poder para salvación; es
escuchar el Evangelio de la gloria de Cristo y creerlo para ser librados de la depravación presente, y de la
consecuencia final de la segunda muerte en el infierno eterno. Romanos 5:1: “ Justificados, pues, por la fe (sola)
, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo ” (1 Pedro 1: 18-21, Ro 6:17-18, Ro 8:29-
30). Recibimos la solución por la sola Fe en el evangelio (Ro 1:17).

El cristiano y la Depravación:
La solución a la depravación viene por etapas. Algunos problemas que enfrentamos se corrigen una vez que
creemos, otros lentamente, y hay otros que no se solucionan sino a largo plazo, al final del plan de Dios. Así
como la mano es la fe que me permite llevarme los alimentos a la boca y alimentarme, Cristo es la comida que
me quita el hambre de salvación; la fe es la causa instrumental. A nosotros no nos salva la fe, nos salva Cristo, y
por medio de la fe nos unimos a Cristo. Las cosas que se solucionan de inmediato son:

A. Libres de Condenación

Al creer en Cristo somos justificados. Romanos 8:1 nos dice: “ Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu ”.Y
luego somos llevados a la categoría de hijos de Dios, somos aceptados, adoptados, limpiados y perdonados
eternamente, Hebreos 10:14: “… porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados ”, ya no caeremos al lago de fuego eterno. Juan 10:27 al 29: “ Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre ”. Los
verdaderos creyentes somos salvos, libres e hijos, Efesios 1:5: “… en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad –Gracia
Soberana-”, pasamos a disfrutar del amor eterno del Padre, quien así mismo fue nuestro juez y nos
absolvió.

B. Libres de la Naturaleza Depravada (Nueva naturaleza)

Inmediatamente creemos es cambiada la naturaleza depravada y nos implantan una nueva, que es la misma
naturaleza de Dios,2 Pedro 1: 3 y 4: “ Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han
sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo
a causa de la concupiscencia ”; y se rompen de inmediato las cadenas del diablo, del pecado, de la
concupiscencia –que es la naturaleza vieja-; y nuestra alma es hecha y renovada a la imagen de Dios,
aunque esto no significa que seamos dioses o que poseamos la naturaleza de Dios. En el estado nuevo del
creyente se rompe de inmediato la cautividad del diablo, 2 Timoteo 2: 24 al 26: “ Porque el siervo del
Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con
mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer
la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él ”. Y también se rompe de
inmediato la cautividad del pecado, Romanos 6: 17 al 18: “ Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia ”. Eso no quiere decir que no
vamos a recibir fuertes ataques del pecado y de Satanás. Somos, pues, libres inmediatamente de
condenación, de Satanás y del pecado (2 Co 5:17, Ef 2: 10).

Hay algunas otras cosas que son liberadas progresivamente por Dios; por un lado, las tinieblas son
quitadas porque ya estamos en luz, pero somos engendrados como niños espirituales ignorantes, por eso
dice en 1 Pedro 2:2: “… desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que
por ella crezcáis para salvación ”, y esa ignorancia va desapareciendo en la medida en que el niño
espiritual se esfuerza por salir de ella. De igual forma, la incapacidad del hombre común para hacer
buenas obras es cambiada poco a poco en el creyente, porque este puede obedecer la Ley de Dios, puede
hacerlo con fe y para la Gloria de Dios, aunque no son perfectas porque hay orgullo y egoísmo en él; pero
va siendo limpiado progresivamente de su vanagloria, y sus obras postreras son mejores que las primeras.
Por otra parte, el hombre sin la gracia de Dios tiene una incapacidad en su querer acercarse a Él; pero en
el creyente su querer es ilimitado y anhela buscar a Dios, no obstante en él permanecen tanto el querer el
bien como el querer el mal, aunque éste último es mitigado, menguado y permanece. La liberación de
hacer el mal es progresiva porque el creyente aún tiene los dos quereres, Gálatas 5: 16 y 17: “ Digo, pues:
Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que
quisiereis ”, o sea, no hacer lo que el mal querer le impulsa a hacer. ¿Qué debe hacer el creyente? Lo que el
querer bueno le impulsa a hacer, el que es por el espíritu. Por último, la incapacidad para volverse a Dios
es quitada de inmediato, pero eso no quita que quiera alejarse de Dios .

C. Presencia de Depravación Remanente (Pecado Remanente)

El Pecado Remanente no es limpiado de inmediato, sino progresivamente. El corazón del creyente es cambiado,
muchos de sus pecados son quitados, pero le queda una depravación remanente.

D. Limpieza progresiva del Pecado Remanente

Romanos 8: 13 y 14: “… porque si vivís conforme a la carne –pecado remanente- , moriréis; mas si por el
Espíritu hacéis morir -mortificar- las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios ”. El Espíritu de Dios guía a mortificar ese pecado que aún queda.
Filipenses 2:12: “ Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente,
sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor ”. Cada cristiano debe
vivir una batalla todos los días por limpiarse de esos residuos de depravación, ocuparse en lo que le falta a su
salvación. Pero no estamos solos en esta labor, Dios está con nosotros, Filipenses 1:6: “… estando persuadido de
esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra –la limpieza de la depravación- , la perfeccionará hasta el
día de Jesucristo ”. Nosotros trabajamos duro, pero Él es quien nos pone el querer y nos limpia, hasta la
salvación completa, 1 Tesalonicenses 5:23: “ Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro
ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo ” (Ro 7:14 -
25, Col 3:5).

E. Seguridad absoluta de glorificación

La solución definitiva y final al problema de la depravación en la que caímos se llama glorificación; una vez
hemos sido tocados por Cristo tenemos esta seguridad absoluta, Romanos 8:29 al 30, la “Cadena de Oro de la
Salvación”, el Ordo Salutis : “ Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos
también glorificó ”. Por eso el Evangelio es buenas nuevas, y somos confirmados en Él porque ya creímos; todos
los verbos están en pasado como si eso ya hubiera ocurrido, porque para Dios eso es una realidad ya cumplida
porque está en su decreto, y nadie puede impedir que se cumpla. Nuestro cuerpo será la última parte que reciba la
glorificación; por el cuerpo entró el pecado y con su glorificación terminará el problema de la depravación, 1
Corintios 15: 42 a 49: “ Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción -sepultura- ,
resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en
poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así
también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas
lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el
segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial,
tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal -Adán- , traeremos también la
imagen del celestial -Cristo-”.

Las objeciones contra la doctrina de la Depravación


Cuando una persona, cristiana o no cristiana, escucha la exposición de la doctrina bíblica de la depravación se
levantan en ella las siguientes objeciones, aunque pueden ser más:

A. No es justo que se me impute a mí el pecado de Adán si yo no fui el que pecó, tal vez a mí me
hubiera ido mejor en esa primera prueba. Yo hubiera preferido una prueba individual, como la de
los ángeles, quienes fueron creados, probados y responsable de su permanencia y caída, cada uno, y
no representativa como la prueba de los hombres. Pero, si Dios nos hubiera dado la misma prueba
que a los ángeles, ahora ya no seríamos hombres caídos sino ángeles caídos. Esta objeción lo que
hace es cuestionar el proceder de Dios en cuanto a la prueba representativa que Él aplicó a la raza
humana, que él creó para que se completara por procreación en el tiempo; ese es un acto soberano
de Dios porque Él decide cómo crea y cómo prueba. Si la persona que lanza esta objeción hubiera
ocupado el lugar de Adán, también hubiera caído.
No debemos cuestionar la soberanía de nuestro Salvador y tratar de entenderla, en la medida en
que es posible. Por ejemplo, en una clase de matemáticas todo el grupo está perdiendo la materia, a
excepción de Juan que es un superdotado, y el profesor hace el último examen del período; pero
les propone a los estudiantes una opción: O les hace el examen a cada uno y les coloca la nota que
saquen, o le hace el examen a Juan y les coloca a todos la nota que él saque. ¿Qué decisión tomaría
usted? Es insensato discutir con Dios, aún desde la perspectiva humana. Romanos 5:19: “ Porque
así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos ”, ¿Entonces, también le
parece injusto que por la obediencia de Cristo hayamos sido hecho justos los que hemos creído?
Dios decidió que se relacionaría con la raza humana por medio del principio de representación, un
representante para la prueba y un representante para la salvación.

B. Los hombres no se consideran enemigos de Dios, ni aun los más desobedientes; así contestan
cuando se les explica que en su corazón el hombre es enemigo de Dios, según la misma Biblia dice
con respecto a quienes no son creyentes verdaderos. Ni siquiera Hitler hubiera dicho que es
enemigo de Dios. Las tinieblas que envuelven al hombre no le permiten sentirse ni entenderse como
enemigo de Dios; pero cuando se le quita la Gracia Común, que hace que él se porte bien, su
corazón se desenfrena y aparece la enemistad contra Dios. Apocalipsis 20: 7 al 10: “ Cuando los mil
años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en
los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla ; el número de
los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el
campamento de los santos y la ciudad amada ; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió .
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el
falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos ”. Uno no se reúne para
atacar a sus amigos; el hombre al final de los tiempos va a mostrar la enemistad que tiene contra
Dios. Salmos 2: 1 a 3: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se
levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido,
diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas ”. Ellos van solo contra su
enemigo, contra el Ungido, Cristo. Esa es una batalla, una guerra contra Dios y la harán la mayoría
de los hombres que están sobre la faz de la tierra, exceptuando el campamento de los santos y la
ciudad amada que somos su Iglesia.

C. Cuando le decimos a los creyentes que el hombre no puede arrepentirse por sí mismo, a pesar de
que Dios le da la orden de arrepentirse, ¿La orden no presupone la capacidad de arrepentirse? ¿Este
no es un don de Dios –Hechos 11:18, 2 Timoteo 2: 24-26-? ¿Será que Dios le ordena al hombre
hacer algo que no puede hacer? Las personas dicen que Dios no le puede ordenar al hombre algo
que no pueda hacer, por ejemplo circuncidarse el corazón o convertirse, Ezequiel 18:30: “ Por
tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina.
Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo
y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere,
dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis ” (Dt 30:1-2). En este pasaje Dios le ordena al
hombre que se transforme y convierta a sí mismo. Esto da pie para que digan que si Dios da la
orden es porque el hombre es capaz de convertirse. Pero en el resto de la Biblia hay muchos
versículos en donde se afirma que el hombre no es capaz de convertirse, que no puede hacer cosas
que Dios le manda hacer, como por ejemplo amarlo con todo el corazón, alma, mente y fuerzas, o
ser perfectos (Mateo 7:48). ¿Por qué Dios le ordena al hombre estas cosas? Porque él es responsable
por hacerlo, aunque perdió la capacidad cuando pecó. Dios lo hace para humillarlo, para que
reconozca que no lo puede hacer, y lograr que se vuelva a Él y diga: “ Conviérteme y seré
convertido ”, como dice en Jeremías 31:18. Esos versículos no contradicen la doctrina, porque el
hombre tiene la responsabilidad de enmendar todos los errores que cometió.

Ahora veámoslo desde el Nuevo Testamento para que quede más claro.

Lucas 13:22 al 24: “ Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a
Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿Son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar
por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán ”. Hablando de
la incapacidad total, ¿Cómo va a entrar el hombre por la puerta angosta si él no entiende, si no
tiene el querer, si está muerto, si no puede esforzarse? ¿Por qué Dios le ordena que se esfuerce?
Porque él es responsable por hacerlo.

Lucas 13:1 al 3: “ En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los
galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les
dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los
galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente ”. Y diría alguien: -
Señor Jesucristo, si el arrepentimiento es un don de Dios, ellos no pueden arrepentirse, ¿Por qué
les ordenas tu hacerlo si ellos no pueden?-. Porque son responsables de arrepentirse, a pesar de que
no pueden hacerlo. Y esto es lo que confunde a nuestros amados hermanos arminianos, quienes
creen que el hombre tiene capacidad para arrepentirse porque Dios le ordena que lo haga. La idea
es que Dios le pide al hombre que haga algo que no puede hacer.

Es como el ejemplo de un conductor que maneja borracho por la calle, alguien se le atraviesa y él
atropella y mata al transeúnte. Lo llevan al juez y le dice: -Señor juez, usted no me puede condenar
porque yo no estaba en la plenitud de mis facultades al volante, en mi juicio cabal, no tenía la
capacidad de reaccionar al volante y el transeúnte se me atravesó, entonces yo no soy culpable-. Él
era responsable pero había perdido la capacidad de reaccionar adecuadamente al volante. ¿Pero
quién tiene la culpa de haber perdido la capacidad? El mismo hombre. Y el juez le responde: -Ah,
sí, perdió la capacidad pero la responsabilidad sigue siendo suya; a la cárcel-. El hombre no tiene
una sola excusa en su estado de depravación; él es responsable de todo (2 Tesalonicenses 1:6 a 10).

D. ¿En el Antiguo Testamento hay versículos que le ordenaban a los judíos escoger entre el bien y el
mal, eso no implica que el hombre si puede escoger el bien? Cuando explicamos que el hombre no
puede escoger la vida y hacer el bien, hay confusión cuando leemos que Dios lo ordena,
Deuteronomio 30:19: “ …escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia ” (Jos 24:15), y
aún creyentes afirman que el hombre tiene la capacidad de hacerlo. El resto de la Biblia enseña lo
contrario y ella no se puede contradecir cuando expresa que el hombre sin Cristo no puede hacer el
bien. Cuando un no creyente está frente a tomar una decisión por una cosa mala y otra menos mala,
él escoge la menos mala, y lo que escoge puede ser conforme al mandamiento de Dios, pero eso no
significa que haya hecho lo bueno. O un impío toma una decisión entre atracar o matar a una
persona, y luego entre atracar o dar una limosna; dar limosna es de acuerdo con la voluntad de Dios,
pero eso no quiere decir que sea una buena obra para el Padre Celestial, peca porque su corazón no
ha sido cambiado, porque lo hace no por fe ni para la gloria de Dios, aunque si lo atraca también
peca más horriblemente. Las buenas obras de los hombres sin Cristo son como trapos de inmundicia
para Dios.
E. La falsa creencia (el mito) sobre el libre albedrío. Esta es la objeción más importante en contra de la
doctrina de la depravación; y cuando los cristianos escuchan sobre la incapacidad total y la
relacionan con lo que en general escuchan sobre el libre albedrío, su ser interno grita: -¿Qué la
salvación es solo una obra de Dios y de su Gracia? No puede ser. ¿Entonces dónde queda el libre
albedrío?-. En el mundo en que vivimos hay un mito llamado “el libre albedrío”, que Satanás ha
usado para que las personas no escuchen el Evangelio de Cristo, y para que los que creen no
entiendan, mezclando mentiras con verdades.
Hay dos cosas a las que el diablo ha tratado de cambiar el significado:
A la Gracia de Dios , que ha dado una idea equivocada de la libertad y engañado al creyente acerca
de cómo funciona la voluntad humana; la palabra “albedrío” simplemente significa “voluntad”.
Desde el paraíso Satanás comenzó a cambiarle al hombre la idea de libertad diciéndole: “… el día
que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios ”, Génesis 3:5, en otras palabras:
-Seréis totalmente independiente, con total autonomía, verdaderamente libres, tendrán una libertad
superior, no tendrán que rendirle cuentas a nadie; lo que Dios les dio no es libertad, Él los está
engañando, les está dando una libertad inferior y ustedes deben luchar por conseguir la misma
libertad superior de Dios, nada debe coaccionarlos a ustedes-.

1. Cómo se formó el mito: El diablo usó a los filósofos griegos para introducir este mito en la
humanidad, por medio de tres aspectos: Primero, las ideas de Platón sobre el alma humana,
quien creía que era como un “pedazo de la divinidad”: Autodeterminada, que marcaba su
mismo destino, y libre; nada podía influirla, ningún otro ser ni ninguna de las demás
facultades podría ser superior al albedrío; esas ideas impactaron mucho a los padres post
apostólicos. Segundo, Aristóteles explicaba que la voluntad humana es la más importante de
todas las facultades del hombre porque era la que decidía en la vida del hombre, pero eso va
en contra de la Biblia en donde Dios afirma que es el entendimiento: “ Hágase todo para
edificación ”, 1 Corintios 14:26. Y tercero, la tendencia de todos los filósofos griegos hacia el
determinismo, o fatalismo, el cual es una forma de pensamiento en que la divinidad es la que
controla a los hombres como títeres, como marionetas, como robots pre programados, que
hacen lo que las divinidades quieren y que, en última instancia, ellos son responsables de lo
que hacen. Esos tres conceptos eran muy fuertes y algunos creyentes del primer siglo eran
filósofos, tal como Orígenes, muy inteligente y discípulo de Platón. Varios creyentes filósofos
trataron de corregir ese aspecto del determinismo de la filosofía diciendo que el hombre era
responsable. Orígenes, mezclado con Platón, preparó la atmósfera adecuada para que se creara
el mito del libre albedrío, contaminando la Iglesia de Cristo. Hubo un hombre, Pelagio, que
utilizó este mito para desarrollar su teología. Pero Dios, que nunca deja perecer a su Iglesia,
levantó a un campeón de la verdadera ortodoxia, San Agustín de Hipona, quien se enfrentó a
Pelagio y destruyó el mito en su famoso libro: “La Gracia y el libre albedrío”. Pelagio fue
declarado hereje y la Iglesia se libró de este error.
Lamentablemente, pasando el tiempo fue olvidado Agustín, y en la Edad Media aparecen
Tomás de Aquino y todos los Escolásticos, teólogos influenciados de nuevo por la filosofía
griega, y el Humanismo que exalta al hombre, y se retomó el libre albedrío. Luego Dios
levantó de nuevo dos hombres, Martín Lutero y Juan Calvino, que destruyeron este
concepto, hasta Jacobo Arminio, holandés que revivió las ideas de Pelagio. A partir de ahí la
Iglesia y la humanidad siguieron influenciadas por la idea del libre albedrío, como sucede en
este siglo XXI cuando la gran mayoría de las iglesias están dominadas por el pensamiento
arminiano, como sucede en Latinoamérica. Por eso se presenta la reacción en contra cuando
se menciona que el hombre no puede salvarse a sí mismo, contradiciendo la idea
generalizada de que “El Espíritu Santo es un caballero que respeta el libre albedrío”. La
Gracia es un concepto santo que está en la Biblia pero ellos son incapaces de verlo.
2. Errores que produjo el mito: Son dos conceptos errados: De libertad y de cómo funciona el
albedrío humano. De hecho, el concepto de libertad es aplicado al albedrío humano, si el
hombre es un ser libre.
En primer lugar, las personas que siguen la idea de libre albedrío quieren hacernos creer que
el hombre tiene una libertad que no tiene realmente: Ser totalmente autónomo, no rendirle
cuentas a nadie, poder hacer lo que quiera, total ausencia de limitaciones y de dependencias,
¿Si eso es libertad, entonces, quién es libre? El único ser realmente libre es Dios, pero
cuando lo miramos nos damos cuenta que hay muchas cosas que Él no puede hacer; la Biblia
dice que no puede mentir o crear otro dios, por ejemplo. Ahí nos damos cuenta que el
concepto de estos hermanos es inflado, que la libertad no es ausencia de limitaciones porque
aún Dios, el ser libre por excelencia, está limitado por su propia naturaleza. La
“superlibertad” no existe, ni siquiera en Dios. Libertad en la Biblia se refiere a la
incapacidad de hacer el mal, ser esclavo del bien, de Dios, conceptos muy distintos a los de
la filosofía.

El segundo concepto al que el diablo ha querido cambiarle el significado es cómo funciona


el albedrío humano . Quienes afirman que el albedrío es libre sostienen que la voluntad
humana puede hacer lo que quiera, sea bueno o sea malo; que puede acercarse o alejarse de
Dios si quiere; que puede funcionar independiente de la naturaleza del hombre, incluso en
contra de sus criterios o deseos; y que además está en un estado neutral, independiente. Es
como coger una pistola y matar a la mamá, aunque la ame, simplemente porque la voluntad
es libre. Dicen que la voluntad es tan libre, que ni siquiera Dios sabe qué voy a hacer a
continuación. Esta definición del albedrío humano no es correcta, ni lógica. Para que un acto
sea libre debe provenir de una voluntad que sea autónoma; ellos sostienen que la voluntad
puede decidir sin ninguna clase de deseo o inclinación previa.
3. La Biblia corrige el mito: La Biblia nos enseña que ni siquiera Dios tiene la “superlibertad”,
entonces ellos están equivocados. En el hombre la libertad es algo muy diferente porque,
según la Biblia, el hombre es una criatura de Dios y siempre tendrá que depender de Él; la
libertad del hombre depende de su unión con Dios, el hombre nunca va a ser autónomo; la
libertad no es autonomía; el hombre siempre estará limitado por la existencia de Dios, por su
Palabra.
Adán en el paraíso si tenía libre albedrío, pero moderado, no como el mito, porque podía
escoger entre obedecer y no obedecer, entre el bien y el mal. Pero cuando pecó perdió su
libertad, su libre albedrío, cayó en una incapacidad espiritual y, por tanto, su albedrío ya no
era libre de volverse a Dios, por ejemplo. El ser humano caído no es libre, por el contrario,
necesita ser libertado. Esta es una enseñanza clara de la Biblia, Juan 8:32: “… y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres ”, Jesucristo mismo dice esto. 2 Corintios 3:17: “
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad ”. La
libertad es algo que el hombre debe recuperar, porque no la tiene. ¿Cómo la recupera?
Teniendo dentro de sí el Espíritu de Dios, en la conversión. El hombre sin Cristo no tiene el
libre albedrío; aquí tenemos libertad en Cristo.
Ahora, cuando el hombre pecó, él no perdió la capacidad de escoger, sigue teniendo su
voluntad para decidir qué profesión estudiar, qué almorzar hoy, cómo peinarse; pero ahora
ya no puede escoger volver a Dios, y su albedrío es esclavo de su naturaleza pecaminosa.
Cuando el hombre llegue al cielo va a tener el libre albedrío en su máxima expresión y, sin
embargo, no va a poder pecar, ni aburrirse del cielo, porque se supone que el libre albedrío
me permitiría aburrirme del cielo; y será libre, y nunca va a poder escoger apartarse de Dios,
o pecar. La libertad está ligada a la presencia de Dios, Romanos 8:21: “… porque también la
creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios ”, aquí hablamos del libre albedrío en el estado de glorificación.
¿Cómo funciona el albedrío humano, según la Biblia? Los seguidores del libre albedrío
sostienen que la voluntad de la persona es independiente de sus deseos y pensamientos. Pero
en Mateo 12: 33 al 35, tenemos al máximo antropólogo diciéndonos cómo funciona: “ O
haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por
el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo
malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen
tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas ”.
El albedrío humano no es independiente de su corazón; si mi corazón quiere hacer algo
bueno le da la orden a la voluntad y ésta ejecuta la acción, que es buena si mi corazón es
bueno (Prov 4:23, Rom 8:5). Mi corazón es lo que pienso, lo que deseo, mi carácter; mi
voluntad no es autónoma. El hombre decide de acuerdo con lo que conoce y desea, nunca de
manera independiente.
Con respecto a que el hombre es totalmente libre, que Dios no sabe lo que el ser humano va
a hacer a continuación, y que Dios no puede predestinar las acciones de un hombre, son
afirmaciones mentirosas. Por el contrario, Dios conoce tanto nuestro corazón y domina de
tal manera las circunstancias a nuestro alrededor, que Él sabe lo que voy a escoger
libremente, predestina mis acciones y me hace responsable de lo que hago. “ Pues aún no
está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda ”, Salmos 139:4. El libre
albedrío del hombre es real para algunas cosas pero no para volverse a Dios, no es ilimitado
ni absoluto como lo afirman las sectas, y tiene que recibir ayuda externa porque es como
unos huesos secos. Entendiendo bien esto vamos a conocer mucho mejor el Evangelio de la
Gracia de Dios.

El Libre Albedrío en la Confesión de Fe de Londres de 1689


El excelente trabajo que hicieron los Puritanos de Westminster, al examinar este tema en nuestra Confesión de
Fe de Londres, es tan bíblico, claro y conciso, que son nuestra guía.

A. El estado de inocencia, primitivo, en el que estaba Adán: Párrafo 1. “Dios ha dotado la voluntad del
hombre de una libertad natural, y un poder para actuar a base de decisión propia, que no es forzada
ni obligada a hacer bien o mal, por ninguna necesidad de la naturaleza. Deuteronomio 30:19, Mateo
17:12, Santiago 1:14”. Este párrafo incluye el estado de inocencia, aunque no se refiere
específicamente a ella. La voluntad libre, desde la creación, funciona con base en decisiones que no
son forzadas por ninguna necesidad de la naturaleza, ya sean sus pensamientos, sus inclinaciones,
sus deseos, sus emociones; estos impulsos no pueden obligar al hombre a tomar una decisión. Los
impulsos de Adán eran buenos, hacía el bien porque quería, y cuando hizo el mal fue porque quiso,
él fue responsable; él no pecó engañado, Eva si (1 Tim 2:14).

B. Párrafo 2. “El hombre en su estado de inocencia, tenía libertad y poder para querer y para hacer lo
que era bueno y agradable a Dios, pero era mutable y podía caer de dicho estado. Eclesiastés 7:29,
Génesis 1:31 y 3:6”. Adán tenía libertad, estaba unido, cercano y sujeto a Dios, quien era su
felicidad; para él obedecer era permanecer libre y desobedecer era perder la libertad. Del corazón de
Adán surgía voluntariamente el deseo de acercarse y de conocer a Dios; además tenía poder para
hacer lo bueno que glorificara a Dios; aunque esa condición era mutable y podía cambiar, porque
estaba en período de prueba. En este estado la voluntad era libre y sana, apoyada en un
conocimiento altísimo que le permitía tomar decisiones santas, sin embargo podía tomar decisiones
contrarias a la verdad. La voluntad está sana solamente en los estados de inocencia y de gloria. Esta
voluntad de Adán era lo más parecido al mito del libre albedrío actual; según Pelagio, es como si él
no hubiera caído.

C. El estado caído o depravado: Párrafo 3. “El hombre, por su caída a un estado de pecado, perdió
completamente toda capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a la salvación; así es
que como hombre natural que está enteramente opuesto a ese bien y muerto en pecado, no puede
por su propia fuerza (hacer) convertirse a sí mismo o prepararse para ello. Romanos 5:6 y 8:7,
Efesios 2:1-5, Tito 3:3-5, Juan 6:44”. El hombre perdió su libertad, el conocimiento y la comunión
con Dios; sin poder para acercarse a Dios, “ No hay quien busque a Dios ” Romanos 3:11b y “… y
no queréis venir a mí para que tengáis vida ” 5:40; sin querer obedecer la Ley ni la gloria de Dios,
el hombre caído puede obedecer algunos mandamientos de Dios, por ejemplo la fidelidad a la
esposa, pero no para la gloria de su Creador sino para que no digan que es un hombre malo, o para
no hacerle daño a sus hijos, o para no ser difamado y para que lo alaben porque es un buen marido.
Eso no significa que él quiera hacer el bien, sino que quiere algo para sí mismo. Ya no quiere lo
bueno y, aunque si quiere hacer algunas cosas buenas, no tiene poder para querer el bien ni para
hacer lo que es bueno. La voluntad actúa libremente pero en un rango donde todo es pecado. Ese
estado caído es inmutable, o sea que no puede salir de ahí a no ser que la gracia de Dios lo cambie.
Puede escoger cualquier cosa de esta vida, pero las cosas espirituales no las puede escoger, porque
está muerto. En este estado la voluntad no es libre, es la fase natural en que los arminianos afirman
que el hombre tiene libre albedrío, pero realmente no puede elegir a Dios; la voluntad está enferma,
es esclava de su naturaleza pecaminosa, es incapaz de hacer el bien y de volverse a Dios. Es famoso
el sermón de Charles H. Spurgeon, el predicador bautista de Londres, titulado “El libre albedrío, un
esclavo”. También Martín Lutero escribió su obra maestra de la Reforma titulado “La esclavitud de
la voluntad”. Los grandes hombres de Dios, que han entendido la Biblia, se han dado cuenta que en
el estado en que estamos nacemos con una voluntad esclavizada, y que el mito del libre albedrío no
es más que un engaño filosófico.

D. La voluntad humana en el estado regenerado, cuando el hombre recibe la gracia que lo vivifica:
Párrafo4. “Cuando Dios convierte a un pecador y lo pone en el estado de gracia, lo libra de su
estado de servidumbre natural bajo el pecado y, por su gracia solamente, lo capacita para querer y
obrar (hacer) libremente lo que es bueno en lo espiritual; sin embargo, por razón de la corrupción
que aún queda, el converso no quiere ni perfecta ni únicamente lo que es bueno, sino también lo que
es malo. Colosenses 1:13, Juan 8:36, Filipenses 2:13, Romanos 7:15, 18, 19, 21 y 23”. Lo primero
que dice el párrafo es que Dios convierte al hombre, pero no obligándolo a ser salvo, ni forzándolo
para hacer lo que no quiere; Dios hace que quiera entrar al reino de los cielos, le cambia el querer.
En este estado de gracia el hombre recupera la libertad, aunque imperfecta porque todavía en él está
el querer lo malo. Recupera parcialmente su libre albedrío y el poder para querer el bien, el
problema es que también quiere lo malo. Ya puede hacer buenas obras para la gloria de Dios, por fe,
y su condición es mutable porque se va perfeccionando día a día, por la obra del Espíritu Santo. Su
voluntad es libre parcialmente, convaleciente porque tiene residuos de lo malo.

E. El estado glorificado: Párrafo 5. “El libre albedrío del hombre será perfecto, e inmutablemente libre
para querer tan sólo lo que es bueno, únicamente en el estado de la gloria. Efesios 4:13, Romanos
8:21”. En el estado de gloria, o superior, la libertad del hombre está perfecta, es el mayor grado de
libertad que va a experimentar jamás el hombre. El poder para querer es unilateral, está ligado a una
sola opción, solo puede querer a Dios, solo puede querer el bien, nunca puede querer alejarse de
Dios; Adán si podía alejarse de Dios, pero no sucederá en el estado glorificado. Los que sostienen el
libre albedrío dicen que en el cielo, por su libre albedrío, pueden querer alejarse de Dios porque,
según ellos, la voluntad es neutral y pueden tomar decisiones en cualquier dirección. Las ideas del
libre albedrío que plantean nuestros hermanos arminianos no encajan en ninguno de estos estados
del hombre, según la verdad bíblica y, por tanto, deben ser rechazadas. El poder para hacer también
está alineado hacia el bien, solo para lo perfecto y sin mancha; podemos decir que es una esclavitud
a la justicia. Y no puede cambiar porque es eternamente inmutable, ni siquiera Dios puede cambiar
la gloria de este estado; por eso podemos tener la seguridad de nunca perder este estado de gloria,
porque si Dios faltara a su palabra dejaría de ser el “Gran Yo soy”, y ese es su empeño. En este
estado la voluntad es perfectamente libre, sana, y solo puede hacer el bien.

LIBRE CAPACIDAD RANGO DE AGENTE


ESTADO DE LIBERTAD SALUD DE ALBEDRIO DE ESCOGENCIA LIBRE Y
EXISTENCIA LA (Libertad de ELECCIÓN DE LA RESPONSABLE
VOLUNTAD la voluntad) DE LA VOLUNTAD
VOLUNTAD

Primitivo Si
Inocencia (Mutable) Sana Si PRESENTE BIEN Y MAL Si
Adán
SOLO MAL
Depravado (MAL MAYOR,
Toda la No Corrompida No * PRESENTE MAL MENOR) Si *
humanidad

Regenerado Si Restaurada Si PRESENTE BIEN Y MAL Si


los creyentes (inferior) (inferior) (inferior)
Superior
Glorificado Máxima Perfecta Perfecto PRESENTE SOLO BIEN Si
los creyentes Perfecta

* Los hombres caídos son agentes libres y responsables pero no tienen libre albedrío.
Conociendo esto entendemos que la exaltación del libre albedrío la hace el hombre para sí mismo, de su vida
antropocéntrica, de su religión antropocéntrica; son el egoísmo y el orgullo metidos en la religión. En vez de eso,
y en adelante, exaltaremos la libre gracia, no el libre albedrío. Cuando le preguntaron a San Agustín que si creía
en el libre albedrío, él respondió: “Sin Cristo estamos libres de toda justicia”. Ahora podemos responder a quien
nos pregunte lo mismo: -Dependiendo de lo que usted entienda por libre albedrío. Si entiende que puedo escoger
en los asuntos de esta vida, entonces sí creo en él; pero si entiende que todo hombre, en cualquier momento,
puede volverse a Dios cuando quiera, entonces no creo en el libre albedrío-. Es por la libre gracia que el hombre
vuelve a Dios, y a Él sea la gloria. Por eso, el lema de la Reforma es: Sola Escritura, Sola Gracia, Sola Fe, Solo
Cristo y Solo Gloria a Dios. Cuando decimos que creemos en el libre albedrío, a la usanza de nuestros hermanos
arminianos, la gloria es para el libre albedrío. El problema es que en la mente de las personas hay una serie de
conceptos al respecto sin entender.

II. Elección Incondicional (Gracia Soberana)

Si el hombre está así de corrupto, de depravado y de incapacitado, Dios ve de igual forma a la humanidad entera
y, por su amor soberano, decide elegir a muchos para salvarlos. Todos, por su propio pecado, se condenaron a sí
mismos a su ruina y tormento; pero Dios los une a su Hijo Cristo quien paga por los pecados de ellos en la cruz,
los limpia, los santifica para que, finalmente, vivan con Él en la eternidad. Y a los demás, a quienes no eligió, los
deja que perezcan en la justa condenación que ellos mismos se causaron. Esa es la segunda doctrina, la Elección
Incondicional.

Esta doctrina nos muestra de dónde viene la Salvación. ¿Viene de Dios o viene del hombre? Si el hombre es
depravado, y está muerto e incapacitado, entonces la salvación debe venir de Dios. Así pues, el primer acto de la
salvación es la Elección, y la Biblia la enseña claramente.

Efesios 1: 3 al 6: “ Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la
cual nos hizo aceptos en el Amado ”. Ya vimos en qué horrible situación están los hombres, y Dios en su
misericordia decide salvar a muchos de ellos. La palabra principal de esta porción de La Escritura es “ escogió ”,
que nos habla de elegir, de seleccionar de un grupo más grande.

Igual que lo hicimos antes, vamos a hacerle unas preguntas al texto para que él las responda.

¿Quién nos escogió? El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuándo nos escogió el Padre? El texto dice
claramente que fuimos escogidos desde antes de la fundación del mundo. ¿Para qué nos escogió el Padre? Para
que fuésemos santos, no porque éramos santos, antes, por el contrario, necesitamos ser santos. Él nos escogió
estando nosotros en pecado, y cuando éramos muy pecadores; es decir que, desde esa masa de pecado, el Padre
nos lleva a la santidad. No nos escogió porque vio de antemano en el futuro que íbamos a ser santos o a creer; no,
porque éramos depravados e incapaces de creer.

Nos escogió incondicionalmente, es decir, no vio ninguna condición en nosotros que lo moviera a escogernos; se
decidió en favor nuestro y no de otros, a quienes dejó en la justa condenación que ellos mismos se ocasionaron.
Como dice: “ Tendré misericordia del que yo tenga misericordia ”, Romanos 9:15.

¿Y qué lo movió a escogernos? Su amor libre y soberano, por el puro afecto de su voluntad. ¿Y por medio de
quién nos escogió y adoptó como sus hijos? Por medio de su Hijo, el Señor Jesucristo, y en Él, desde antes de la
fundación del mundo. Este texto, en Efesios 1: 3 a 6, es uno de muchos en donde la Biblia enseña que Dios nos
escogió, y que hubo una elección.
Pero a nuestros hermanos arminianos les molesta mucho la doctrina de la Elección. Hoy en día no vamos a
encontrar ninguna iglesia en nuestra ciudad, ni en muchas otras, donde se hable de ella. Las personas usan la
mente y la lógica para mirar la Biblia, y de hecho hay cosas en las Escrituras donde hay que aplicar la razón, pero
hay otras en que no es necesaria, donde nunca van a encajar la lógica y la razón, como por ejemplo en la
Elección.

A un ser humano común y corriente le dicen que hay un papá, que ese papá es Dios, que tiene dos hijos, y que los
dos cayeron en desgracia, que los dos se hicieron drogadictos, hampones, ladrones, basuriegos, mendigos; y ese
papá tiene la posibilidad de ayudarlos a los dos para sacarlos de ahí. Y dicen los arminianos, ¿Cómo es posible
que usted me diga que Dios elige? No, no es posible. Si un papá tiene dos hijos y los dos están caídos, ¿Cómo le
va a negar a uno de sus hijos lo que él le puede dar? Entonces ellos empiezan a mirar a Dios con la razón y a
compararlo con un papá humano, y dicen que es imposible que no le dé lo mismo a cada uno de sus hijos. La
Biblia enseña que el Dios soberano no está obligado a darle su misericordia a todas sus criaturas, que es soberano
también en su amor y en su gracia, y este Dios no gusta en el mundo de nuestros días.

Si los lectores no son antes enseñados en este tema, la mayoría rechinará sus dientes cuando decimos que Dios
dejó caídos por su propia culpa a sus hijos, y que Él decidió salvar a unos y a otros no. Ustedes estarían
dispuestos a darle un golpe a quien predicara así, empezarían a llamarlo hereje, a decir que está hablando lo que
no es, y estarían diciendo que ese Dios es un monstruo. Pero expresamos esto en este momento por el Espíritu
Santo de Dios y decimos la verdad. El Dios que predicamos es el Dios de la Biblia, que eligió a unos por su amor
soberano, y a otros no; y aunque a nosotros no nos gusta, eso es lo que dicen Las Escrituras. Además, si
queremos adorar al Dios vivo y verdadero, conocerlo y agradarlo, y vernos con él cara a cara cuando venga en su
reino, debemos creer en este Dios y no en otro. Este es el Dios que preparó el universo entero y el tiempo preciso
para enviar a su Hijo el Salvador a realizar la más grande obra de amor con la redención.

Con respecto a la Elección nuestros hermanos arminianos creen que Dios no hace acepción de personas, y usan
unos pasajes bíblicos donde dice que es imposible que la Elección sea verdad en la Biblia. Para formar sus
argumentos no estudian esos mismos pasajes que leen, un poco antes y un poco después de la porción del texto,
lo que llamamos el contexto. Las Escrituras dicen que Dios no hace acepción de personas al derramar su
misericordia, sino que lo hace al impartir su juicio, es decir, no favorece al rico o al pobre, a todos nos trata
igual.

La Biblia dice claramente en más de un pasaje: “ Tendré misericordia del que yo tenga misericordia ”, Romanos
9:15, eso indica que a unos les dará su misericordia y a otros los dejará en su castigo justo. Realmente es una
gran misericordia de la Gracia de Dios que hoy nosotros creamos esto, porque la gran mayoría somos arminianos
por naturaleza, en recuperación, porque no nos gusta el Dios de los calvinistas y reformados; pero este es el
verdadero Dios, Él que elige. Antes, por el contrario, lo que debemos preguntarnos es ¿Cómo es posible que Dios
nos haya salvado, si todos merecemos ser condenados? Y eso es lo que tenemos que mirar, esa es la Doctrina de
la Elección.

DOCTRINA DE LA ELECCIÓN INCONDICIONAL


Cuando Dios decidió salvar a la humanidad Él tenía ante su vista como un animal muerto y en descomposición.
La Biblia nos habla de Dios como un alfarero, y de la gran masa de la humanidad como en estado de depravación
total. Aun así Dios decidió de esa masa hacer un vaso para honra y otro para deshonra, es decir, dejar que unos
siguieran en su putrefacción, condenados, y tomar a otros y hacerlos un precioso vaso para Él deleitarse
contemplándolo por toda la eternidad, Romanos 9:21: “¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para
hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ”. Dios tenía tres opciones: Primera,
condenarnos a todos y seguir siendo justo, porque todos fuimos responsables en la caída; segunda, salvarnos a
todos; y tercera, hacer a unos vasos de honra, y dejar en su justa condenación a los demás como vasos de
deshonra. Si hubiera decidido condenarnos a todos hubiera sido para alabanza de su Justicia; si nos hubiera
salvado a todos, hubiera sido para alabanza de la gloria de su Gracia. Pero decidió dejar a unos para alabanza de
su Justicia y a otros para alabanza de la gloria de su Gracia. Dios tomó la tercera opción porque es la que trae
más gloria a su Nombre.
Cuando vemos que Dios se concentra en la salvación de esos que escogió nos preguntamos, ¿Se propuso Dios
salvarlos, o simplemente dejó todo en las manos de ellos para que se salvaran a sí mismos? ¿O Dios dejó todo en
manos de la casualidad? ¿O debemos decir: -Qué suerte que el Señor haya venido, qué suerte que Judas lo haya
traicionado, qué suerte que a Pilatos no le dio por soltarlo-? ¿O debemos decir que Dios tiene un plan, y se
propuso salvar a esas personas que eligió de esa masa putrefacta? La respuesta es que Dios no dejó eso a la
casualidad, sino que diseñó un plan para llevar a cabo la salvación segura y eficaz de muchas de esas personas,
de toda tribu, pueblo, nación o lengua. Y ese plan continúa con la elección, luego de la caída y depravación.

La Biblia enseña la elección, base escritural

La Doctrina de la Elección es bíblica y su más importante enseñanza es que nuestro Dios es un Dios que elige; el
versículo más claro es 2 Tesalonicenses 2:13: “ Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a
vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación,
mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad ”. Hacemos este recorrido escritural para no
asombrarnos cuando veamos que Dios elige a unos para salvación y a otros los deja en su justa condenación. La
Biblia enseña distintas modalidades de Elección:

A. La Elección de personas. Hay distintos tipos:

1. La elección de personas para funciones muy especiales: Deuteronomio 10:15: “


Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia
después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día ”; Dios no se
agradó de otros paganos que existían en esa época, solo llamó para ser su pueblo a
Abraham y a su descendencia. Pero también elige a los que van a cumplir tareas
específicas, como al rey de Asiria para destruir a Israel en la época de la división del reino,
2 Reyes 19:25: “¿Nunca has oído que desde tiempos antiguos yo lo hice, y que desde los
días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer
desolaciones, para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros ” (Ex 33:14,
Dt 4:37, Job 23:13-14, Sl 105:17-22, Hg 2:23, Jn 21:22-23, 1 Co 2:7).
2. La elección de personas para recibir favores especiales: Mt 11:25 a 26: “ En aquel
tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí,
Padre, porque así te agradó” , Dios eligió a los niños, a los pobres, a los insignificantes y
apartó sus favores de los sabios y de los entendidos (Mt 20:23, Lc 4:25-27, Lc 8:10, Hch
1:7, Hch 2:29).
3. La elección de personas para ciertos oficios y vocaciones, Dios elige al médico para
que sea médico y al abogado para esta labor: Éxodo 31:1 a 4: “ Habló Jehová a Moisés,
diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu
de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en
todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce ” (Sl 65:4, Jer
1:4-5,Hch 22:14, Ro 1:1, Gál 1:15, Lc 6:13, Hch 9:15).
4. La elección de reyes, Salmos 78:70 al 72: “ Eligió a David su siervo, y lo tomó de las
majadas de las ovejas; De tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo,
y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó
con la pericia de sus manos " (2 Cr 6:6, Dn 4:17). Dios escogió a un humilde pastor de
ovejas para que fuera rey.
5. La elección dentro de la elección, Dios elige entre sus elegidos: Salmos 78:67 a 68: “
Desechó la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín, sino que escogió la tribu de
Judá, El monte de Sion, al cual amó ”. De todas las naciones Dios escogió a las doce tribus
de Israel, y dentro de ellas escogió a la tribu de Judá. También en el Nuevo Testamento lo
podemos ver, cuando Cristo escogió a doce apóstoles, y de ellos a tres para que vieran
algunas cosas que los otros nueve no vieron; solamente Pedro, Juan y Jacobo subieron al
Monte de la Transfiguración, vieron la resurrección de la joven en la casa de Jairo, y
recibieron varias bendiciones (Ro 9:7-33, 11:5, 7 y 8).

B. La Elección de naciones:
1. La elección de Israel como pueblo de Dios, Deuteronomio 7:6: “ Porque tú eres
pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo
especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra ” (Dt 7:7-8, Dt 32:8, Is 45:4,
Is 44: 1-2, 1 Sam 12:2, Sl 33:12, Sl 135:4, Mal 1: 2-3).
2. La elección de otras naciones para propósitos especiales: Génesis 21:12 a 13: “
Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva;
en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. Y
también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente ”; Dios no eligió a
Ismael para salvación pero sí para que fuera el padre de una nación muy grande, y le dio a
esa nación un propósito (Reyes 19:25; Hch 17:26).
3. La elección de ciudades: En el antiguo pacto Dios eligió a una ciudad, 2 Crónicas 6:6:
“ Más a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para
que esté sobre mi pueblo Israel ” (Mt 11:21).

C. La elección de ángeles: La Biblia lo enseña en 1 Timoteo 5:21: “ Te encarezco delante de


Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos… ”.

D. La elección de Iglesias: 1 Pedro 5:13: “ La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente
con vosotros… ”. En el libro de Apocalipsis se mencionan siete iglesias entre los capítulos 2 y 3,
pero solamente dos fueron escogidas y se preservaron de la contaminación de falsas profecías y de
mundanalidad (3: 7 al 13).

E. La elección de Cristo: El Padre Dios eligió a Cristo, su Ungido, Isaías 42:1: “ He aquí mi
siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi
Espíritu; él traerá justicia a las naciones ” (1 Pedro 2:6).

F. La elección de personas para salvación : 2 Tesalonicenses 2:13: “ Pero nosotros debemos


dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os
haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe
en la verdad” , este es el versículo más claro, pero no es el único.
En este otro pasaje el apóstol Pablo ora por la salvación de los israelitas sus parientes, y cuando
llega al versículo 6 enfrenta la pregunta: ¿Si Dios escogió a Israel para salvación, entonces, falló
esa elección y, en definitiva, no la pudo salvar? Romanos 9:6: “No que la palabra de Dios haya
fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas ”, no todos los israelitas son
elegidos, y solo los elegidos serán salvos; versículo 7: “… ni por ser descendientes de Abraham,
son todos hijos ”, no todos los descendientes de Abraham son elegidos, solo Isaac es elegido “…
sino: En Isaac te será llamada descendencia ”; versículo 8: “ Esto es: No los que son hijos según
la carne –nacidos de Abraham según la carne- son los hijos de Dios, sino que los que son hijos
según la promesa son contados como descendientes ”, ¿Cuál promesa? La promesa de salvación
que Dios hizo: Éxodo 6:7 y 8: “… y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios ”, solo esos hijos
de Abraham, que están incluidos en esa promesa, son contados como descendientes; versículo 9: “
Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo ”.
Si hay todavía dudas, el caso de Jacob sigue dando claridad, versículos 10 y 11: “ Y no sólo esto,
sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido,
ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección
permaneciese, no por las obras sino por el que llam a ) ”; la promesa no dice que los dos
mellizos van a ser salvados, uno de ellos es el elegido y no el otro; no es por el comportamiento de
los mellizos, ni por la fe que vayan a tener, versículo 13: “ Como está escrito: A Jacob amé, mas a
Esaú aborrecí ”. Cuando se habla de Elección la gente de inmediato dice que Dios es injusto,
versículo 14: “¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera ”, Dios no
le debía nada a ninguno de los dos mellizos, porque ambos estaban en depravación total y
merecían la condenación; simplemente Dios decidió que uno de los mellizos fuera elegido, y al
otro lo dejó recibiendo lo que merecía por su depravación.
Dios eligió porque su amor es soberano, Él da su gracia a quién Él quiere, versículo 15: “ Pues a
Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me
compadezca ” y esto es lo que llamamos Gracia Soberana; Dios da de su gracia y su salvación a
quien Él quiere porque todos merecemos el infierno; y repite en el versículo 18: “ De manera que
de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece ”. Y Pablo responde,
versículos 19 a 24: “ Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿Quién ha resistido a su
voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿Quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de
barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro,
para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios,
queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira
preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con
los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha
llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? ”. Dios no le falló
a los judíos, sino que hay una elección para salvación (Ef 1:1 a 14; Jn 15:16 y 19; Mt 20:16; Mt
20:22 y 24; Jn 6:37, 39,44 a 45, 17:2, 6 y 9; Hch 2:47; Ro 1:6; Ro 8:28 a 30; Ro 8:33; Ro 16:13; 1
Co 1:26 a 29; 1 Co 2:7; Ef 2:20; Col 3:12; 1 Tes 1:4;1 Tes 2:12; 2 Ti 1:9; Tito 1:1 a 2; 1 Pedro 1:2;
2 Pedro 1:10).
El primer paso para la salvación de un ser humano es que Dios lo haya elegido desde antes de la
fundación del mundo. Jesucristo vino al mundo y murió en la cruz para pagar la deuda de pecado
que su pueblo tenía con Dios; canceló la deuda, resucitó de los muertos y ordenó que se predicara
su Evangelio por todo el mundo; y el Espíritu Santo coge ese Evangelio y se lo aplica al elegido,
abriéndole sus oídos y su corazón para que él se arrepienta y crea y así llegue a ser salvado, de
manera que cuando llegue a la Iglesia no puede decir: -Estoy aquí porque yo me salvé, por mi libre
albedrío o por lo bueno que fui-, no. El salvo dice: -Estoy aquí porque Dios me eligió por su
Gracia-.
¿Por qué muchos cristianos no creen en la Doctrina de la Elección? Aunque lo vamos a ver en más
detalle cuando veamos las objeciones a esta doctrina, mencionaremos algunos aspectos. ¿Cuáles
son los versículos que hacen dudar acerca de la Elección de personas para salvación? ¿Dónde hay
en la Biblia versículos acerca de que Dios no elige? ¿Y con respecto a que Dios es injusto por darle
a un pecador indigno, que solo merezca el infierno, una salvación que no se merece, y no dársela a
otro pecador, igualmente indigno, que merezca el infierno? ¿Dónde hay versículos en los que se
afirma que la salvación depende absolutamente del mismo hombre?
No hay esos versículos. Por un lado, son razonamientos del hombre acerca del amor de Dios, de su
justicia, y son conclusiones tomadas al comparar a Dios con un padre humano. También ocurre que
la gente –cristiana y no cristiana- solo acepta que Dios es amor, y si Él es solo amor, ¿Cómo el
amor de Dios les da algo a unos y a otros no? En la naturaleza depravada del hombre, ninguno de
los dos merece ningún bien del Dios santo. Por otro lado, las ideas humanas de amor y de justicia
se las aplicamos a Dios, y hacemos semejantes los conceptos que tenemos como seres humanos
con respecto al amor y justicia del Dios Soberano. Los hombres rechazan la Doctrina de la
Elección porque piensan de Dios en términos humanos, pero Dios no es hombre. Isaías 55:8 dice: “
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo
Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos ”. Hombre, si ese Dios no le gusta,
pues ese es el verdadero Dios, y Él reparte su misericordia soberanamente.
Las dudas acerca del libre albedrío también surgen por pensamientos derivados de la filosofía y la
antropología no bíblicas. En la salvación de la persona la elección queda en manos de Dios, pero a
la gente le gusta que la elección sea por su propia voluntad; entonces, para usar un supuesto apoyo
bíblico a sus consideraciones, acuden a los versículos acerca de que Dios no hace acepción de
personas para justificar el rechazo a la Doctrina de la Elección, tales como Deuteronomio 10:17: “
Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y
temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho ”, estas expresiones se refieren a Dios
sentado en su tribunal como juez que no se deja sobornar de nadie, que para dictar sentencia no
tiene en cuenta si la persona a la que juzga es rica o pobre, si es sabia o ignorante, que administra
justicia sin preferencias. No se refiere a la forma como Dios administra misericordia, sino a que su
justicia la aplica imparcialmente. La Biblia enseña las dos cosas, Su justicia imparcial y Su Gracia
Soberana (Dt 16:19, 2 Cr 19:7, Pr 24:23 a 25, Mal 2:9, Lc 20:21, Hch 10:34 a 35, Ro 2:11 (10-
12),Gál 2:6, Ef 6:9, Col 3:25, St 2:1 y 9, 1 Pedro 1:17).
Para poder justificar la presencia de la Elección en la Biblia y para decir que de alguna manera hay
Elección, los arminianos se han inventado teorías tales como que Dios, por una vista previa en el
futuro, llega a entender quién va a creer y elige a esos. Otra de sus teorías afirma que Dios no
eligió personas para salvación sino que Él eligió a la Iglesia, como un cuerpo no definido, una
masa que no se sabe todavía quiénes son; que el sacrificio de Cristo en la cruz hizo posible que
todas las personas se salvaran, y con eso, cuando una persona cree, se ve que fue elegida desde
dentro de esa masa y antes de la formación del mundo, y cualquiera puede entrar en ese cuerpo
cuando su propio libre albedrío le permita creer en Cristo. Muy difícil de creer estos enfoques
porque la palabra Elección significa: Separación particular de alguien; y cuando dicen que Dios
eligió a todos, no hay ninguna clase de elección, de separación.

El contexto y el tiempo en que se realiza la Elección

Esa elección se realizó en la eternidad, antes de la fundación del mundo, en el Consejo Eterno de Redención,
según han llamado los teólogos a esa reunión trinitaria. Allí lastres personas divinas hicieron un Pacto de Gracia
para proveer la salvación de los hombres. Este Consejo Eterno de Redención es la primera parte de este pacto de
Gracia.

A. Definición: El Consejo Eterno de Redención es un pacto o acuerdo realizado en la eternidad, entre


las personas de la Trinidad, en el cual el Padre da al Hijo un número determinado de personas que
Él eligió para salvación, a lo que el Hijo accede voluntariamente, y expía los pecados de ellos según
las condiciones acordadas en dicho Consejo. El Espíritu Santo conviene en aplicar los méritos de la
obra del Hijo, en el tiempo adecuado, a esos escogidos por el Padre. Se llama Consejo porque es
entre las personas de la Trinidad, Eterno porque fue realizado en la eternidad, y de Redención
porque allí fue determinada la salvación de muchos elegidos. Esta definición sale de la Escritura.

B. Base bíblica: Hay distintos grupos de pasajes que nos muestran este Consejo de la Trinidad.

1. Pasajes que exponen que el Hijo fue ordenado desde la eternidad para la obra que
realizó, 1 Pedro 1: 18 y 19: “… sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera
de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros
tiempos por amor de vosotros ”. ¿Quién le dio esa designación? El Padre, en el Consejo
Eterno de Redención, lo destinó como redentor del pueblo elegido. Apocalipsis 13:8: “ Y la
adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de
la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo ”; cuando comenzó la
creación, en la mente de Dios, Cristo ya había sido inmolado en el Consejo Eterno de
Redención. Nuestra elección la hace el Padre, el Hijo nos salva, y el Espíritu nos aplica la
salvación.

2. Pasajes en los cuales Cristo, cuando estuvo en la tierra, habló de una misión que le
entregó el Padre y de los hijos que le dio. Jesucristo le dice a los fariseos en Juan 6: 36 al
39: “ Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el
que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el
día postrero ”. Es notable la claridad en el lenguaje del Señor Jesucristo que nos ubica de
inmediato en el Consejo Eterno de Redención. El texto dice que el Padre le dio personas a
Jesucristo, ¿Cuándo las dio? Antes de venir al mundo. ¿Dónde? Pues en este Consejo
intratrinitario. ¿Cuándo conoció Cristo esa voluntad, este mandato de morir y redimir a los
que el Padre le dio? En esa misma reunión. La razón por la cual todo esto sucede es porque
fue acordado allí, Juan 10: 17 y 18: “ Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida,
para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo
poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre ”; esto también fue ordenado para Jesucristo en el Consejo Eterno de Redención. Y
los versículos del 25 al 29: “ Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que
yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis,
porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y
me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi
mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la
mano de mi Padre ”. En otras palabras, hay unos que el Padre no le dio al Hijo como
ovejas, sino que Él vino a rescatar a las que conoció porque le fueron dadas por el Padre, Él
les da vida eterna y ellas lo siguen; no vino a rescatarlas a todas.
El pasaje donde más veces se menciona el Consejo Eterno de Redención es Juan 17, y de
allí podemos deducir que hubo este evento. Primero observaremos los versículos 1 al 4: “
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad
sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he
glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese ”; Señor Jesucristo
¿Dónde fuiste enviado? ¿Cuándo? Pues en el Consejo Eterno de Redención. ¿Y cuál es esa
obra? Es la Redención de mi pueblo.
Ahora en el versículo 6 vemos: “ He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo
me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra ”, los hombres que se
mencionan aquí se refieren a hombres y a mujeres; la palabra mundo no solo se refiere a los
judíos, sino a la masa corrompida y putrefacta que estaba en la potestad de Dios, de la cual
eligió a muchos y se los dio a su Hijo.
Versículo 8: “… porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han
conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste ”, el Padre le dio
al Hijo las palabras que debía traer al mundo en la reunión del Consejo Eterno.
Versículos 9 al 12: “ Yo ruego por ellos…sino por los que me diste… a los que me has
dado… a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de
perdición ”, Jesucristo oró por aquellos a quienes el Padre le dio en el evento eterno. Y el
único que se perdió, Judas, no le fue dado al Hijo.
Versículo 23: “ Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el
mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has
amado ”, el Hijo recuerda que el Padre lo envió como Redentor a los que Él le había dado,
y que los ha amado a ellos tal como a Él mismo. Lo más hermoso en la Elección es que fue
por amor. Pero estas son ideas no solamente del apóstol Juan, sino también de Pedro, y del
autor de la epístola a los Hebreos.
En Hebreos 2 también se encuentra un pasaje que habla con claridad del Consejo Eterno de
Redención, versículos del 11 al 13: “ Porque el que santifica y los que son santificados, de
uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a
mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. Y otra vez: Yo confiaré
en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio ”. Esta porción habla sin duda
del Señor Jesucristo, quien nos llama Hermanos, y menciona a los salvos como “… los
hijos que Dios me dio ”.

3. Pasajes en los cuales habla que Dios el Padre daría la provisión necesaria para que su
Hijo realizara su parte del Consejo Eterno de Redención. En Hebreos 10: 4 al 7: “… porque
la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual,
entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo .
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que
vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí ”, la
primera provisión que el Padre se comprometió a dar en el Consejo Eterno de Redención
fue un cuerpo humano, con el Hijo, quien cumplió obedientemente la voluntad del Padre;
este pasaje retoma Salmos 40: 6 al 8 donde dice: “ En el rollo del libro está escrito de mí ”
que se refiere al decreto eterno de Dios.
La otra cosa que el Padre se comprometió a dar fue todo el apoyo, todos los dones y las
gracias, la plenitud de la llenura del Espíritu Santo, para sostenerlo durante el proceso de la
redención, y lo vemos en Isaías 42: 1, pasaje mesiánico: “ He aquí mi siervo, yo le
sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi
Espíritu; él traerá justicia a las naciones ”, ¿Será que habla del profeta Isaías? No, porque
menciona del contentamiento que hay en el alma del Padre, como lo volvió a decir en el
bautismo del Hijo, a quien le confirma que lo sostendría. El Padre, en el Consejo Eterno de
Redención, también se comprometió a sostener a su Hijo.
Versículo 6: “ Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré
y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones ”, el Hijo es puesto por pacto, y
este es el Pacto de Gracia, del que fluyen todos los demás pactos hasta llegar al Nuevo
Pacto, en el que se desarrolla la salvación.
Hechos 2: 25 al 28: “ Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó
mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el
Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la
vida; me llenarás de gozo con tu presencia ”, el apóstol Pedro nos aclara que en este
discurso de David habla Cristo, el Hijo. El Padre estaba a la diestra del Hijo, aún cuando
padeció la muerte, para resucitarlo, nunca lo abandonó y siempre lo sostuvo en todo
momento.

4. Pasajes que hablan de la recompensa que el Hijo recibiría por cumplir su parte del
Consejo Eterno de Redención, qué cosas haría el Padre a favor del Hijo, y que ambos
enviarían al Espíritu. Las recompensas son, Filipenses 2: 5 a 11 (Leer texto). Este pasaje
primero describe como Cristo cumplió su parte en el Consejo Eterno de Redención, y
luego, como resultado de su obediencia, “ Por lo cual ”, Dios exalta al Hijo en grado sumo.
El puritano John Owen dice: “¿De qué consiste la gloria de Cristo en su exaltación?
Consiste en lo siguiente: La exaltación de su naturaleza humana, en unión con la naturaleza
divina, muy por encima de toda la creación en poder, dignidad, autoridad y señorío. Esto es
lo que hace a la persona de Cristo tan gloriosa. Esta naturaleza, que el hombre es Cristo
Jesús, está llena de todas las gracias divinas y perfecciones, de las cuales la limitada
naturaleza es capaz de llenarse, pero no está mezclada con su naturaleza divina, ni tampoco
ha sido deificada; su naturaleza humana no tiene ninguna propiedad esencial de la deidad
que le haya sido comunicada a ella. Su naturaleza humana no fue hecha omnisciente, no fue
hecha omnipresente, ni omnipotente, sino que fue exaltada muy por encima de la gloria de
los ángeles y de los hombres, está más cerca a Dios, goza de más comunión con Dios, de
más gloriosa luz, amor y poder divinos que cualquier ángel u hombre, sin embargo sigue
siendo humano. Los creyentes también tendrán una naturaleza humana glorificada en el
cielo, pero la de Él será superior a todas”. Una de las recompensas que el Señor Jesucristo
recibió fue la exaltación suprema de su naturaleza humana. El hombre Cristo Jesús fue
exaltado en grado sumo allá en el cielo.
Pero no solamente recibió esa recompensa; en Hebreos 12: 2: “… puestos los ojos en Jesús,
el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios ”. ¿Cuál es ese gozo
que vio puesto delante de Él y lo llevó a sufrir la cruz? Fue ver glorificadas a todas aquellas
personas que el Padre le dio,ver cumplida su obra de redención, esa fue su recompensa.
En Juan 17:5 vemos otra recompensa que el Padre le daría al Hijo: “ Ahora pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese ”,
el Hijo reclama la recompensa que recibiría en su carácter de mediador, la gloria que tenía
con el Padre antes que el mundo existiese; pero hay algo más, nos la dejará ver a nosotros
los que fuimos contados dentro del Consejo Eterno de Redención.
Características de la elección

A. Incondicionalidad
Hablar de Elección Incondicional busca responder la pregunta ¿Qué causó nuestra Elección? ¿Qué
hizo que Dios eligiera a muchos para salvación?, el por qué de la Elección. Cuando Dios vio la
humanidad caída, en su depravación total como consecuencia del pecado, la pregunta es, ¿Qué fue
lo que movió a Dios a elegir a esas personas que decidió salvar? ¿Había algo en esas criaturas
caídas que lo movió a que las eligiera? La Biblia responde que no, y afirma que la causa está única
y exclusivamente en Dios. Precisamente porque no había condición alguna en la criatura caída, es
que hablamos de una Elección Incondicional, sin condición, y de inmediato quitamos la mirada del
hombre. El Evangelio en nuestros días está centrado en el hombre, entonces, según afirman estas
ideas humanistas, Dios vio a la criatura caída y se llenó de tanta compasión que decidió salvarla.
Pero, Dios si se llenó de compasión y la motivación estaba en Él mismo, la causa de la Elección
Incondicional es el amor soberano y especial de Dios. Y al hablar de estas cosas la gente se queda
asombrada, confundida y muy humillada. A todas las criaturas que provocaban su ira Dios, desde
sí mismo decidió colocar en ellas su amor especial y, por medio de Jesucristo, traerlas a salvación.
Esto parece muy interesante e inquietante, pero, ¿La Biblia enseña eso realmente? Si, lo dice, y
para probarlo expondremos dos líneas de pensamiento en la Palabra de Dios:

1. El amor especial y soberano de Dios: Efesios 1: 3 al 6: “ Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual
nos hizo aceptos en el Amado ”. Observen las expresiones: “… en amor…según el puro afecto… ”;
la palabra “puro” nos dice que no hay mezcla, que no hay motivación desde el hombre al corazón de
Dios, sino que es el puro afecto de su voluntad divina. ¿Para qué lo hizo así? “… para alabanza de
la gloria de su gracia ”, lo que significa que no hay nada en el hombre que lo hubiera motivado a
tomar la decisión de elegir a unos muchos, es solo su gracia. Pero hay muchos otros textos que
hablan así.
2 Tesalonicenses 2: 13 y 14: “ Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a
vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para
salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó
mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo ”. ¿Por qué da
gracias Pablo? Porque Dios escogió desde el principio para salvación y su amor lo llevó a hacerlo.
Se puede ver la secuencia: “… hermanos amados por el Señor…os haya escogido… a lo cual os
llamó… para alcanzar la gloria ”.
2. No había nada en el hombre que moviera a Dios a elegirlo; esto nos mueve a mirar al corazón del
hombre para ver que realmente no había ningún motivo. Tito 3: 1 al 5: “ Recuérdales que se sujeten
a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a
nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con
todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro
Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo ”, Pablo describe la condición del hombre caído como aborrecible a
los ojos de Dios y provocándolo a ira por el pecado. El amor con que nos amó viene de Él mismo,
no de nosotros.
Romanos 9: 10 al 13: “ Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac
nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el
propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí ”, el
propósito de Dios era la Elección; no había nada en estos dos hombres que lo motivara a salvarlos,
nada que ellos hicieran, sino por Dios que llama. ¿Había algo en Jacob para que lo amara? No, es
por el amor que Dios da por el puro afecto de su voluntad. Este caso no se sustenta con versículos
escasos aquí y allá, sino que hay muchos textos que lo argumentan.
Romanos 11:5 al 6: “ Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por
gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por
obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra ”. Este texto nos hace entender que
la salvación es por la gracia que estaba en el corazón de Dios, o sea que la elección no es por
obras; si hubiera un mérito o una obra en la criatura, ya no sería por Gracia. Las obras y la Gracia
son totalmente excluyentes. Aún la fe con que venimos a Cristo, y el arrepentimiento, son dados a
nosotros por su Gracia. Efesios 2:8 y 9: “ Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe ”. La gloria es solo
para Dios porque somos hechura suya.

B. Especificidad, Elección específica y personal


Muchos cristianos han rechazado la Doctrina de la Elección a través de la historia. Cuando se
predica el Evangelio y se muestra a Dios como un soberano, que da o no da su salvación a quien
quiere, cuando las personas leen en la Biblia que dice: “… tendré misericordia del que tendré
misericordia ”, Éxodo 33:19, se espantan y dicen que eso es verdad, pero no en cuanto a la
salvación, y hablan de la “Elección Corporativa”, para que la gente no diga que Dios es injusto.
Este texto no quiere decir que Dios sea selectivo al dar la misericordia, sino que es amplio; pero si
es selectivo al dar la salvación, porque Él es santo.
John Wesley, predicador de Inglaterra, decía que Dios eligió a toda la humanidad en Cristo, y que
luego, con la muerte de su Hijo en la cruz, Dios le otorga a toda la humanidad la capacidad de
creer, por su “Gracia Preveniente”, una forma de gracia que quita la resistencia que el hombre
normalmente tiene al Evangelio, y ya queda en el libre albedrío de cada uno el decidir si cree en
Cristo o no; entonces cuando esas personas deciden venir a salvación ya ellos hacen parte del
cuerpo de los elegidos; complicado pero eso es lo que ellos creen. Esto es simplemente para
oponerse a la idea de una Elección Particular de personas, de individuos, que es lo que la Biblia
enseña.
Entonces podemos decir que no estamos de acuerdo con Wesley, o con José María Martínez o
Ernesto Trenchard, que piensan en la “Elección Corporativa”. Eso es un error. Dios a los elegidos
los señaló por su nombre, uno por uno. Leamos en el Antiguo Testamento a Jeremías 1: 5: “ Antes
que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las
naciones ”, esa formación, nacimiento y santificación de este profeta se hizo en el Consejo Eterno
de Redención (Salmos 65:4), y Dios amó a Jeremías con un amor especial, específico, que lo
señaló como profeta a las naciones, 31:3: “ Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo,
diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia ”. Y en el Nuevo
Testamento, Romanos 9: 18: “ De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere
endurecer, endurece ”, ¿Tenía razón Wesley con su Elección Corporativa? Pero aún más claro,
versículo 21: “¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un
vaso para honra y otro para deshonra? ”. El apóstol Pablo señala claramente la elección de
personas con “… un vaso…y otro ”. Ahí no hay una masa difusa sino individuos. Otro ejemplo,
Apocalipsis 13:8: “ Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban
escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo ”, esto
quiere decir que el nombre de muchos moradores si fue escrito en el Libro de la Vida (v. 17:8).

C. Soberanía de la Elección, o Gracia Soberana


La Elección es un acto soberano de Dios, pero hay una expresión que viene al caso, de manera
muy clara aunque descuidada en el estudio bíblico, Mateo 20, la parábola de los obreros de la viña,
versículos 1 al 16 (Leer la cita), pero más específicamente el 15, donde Jesucristo hace una
pregunta retórica –sin respuesta porque es obvia-: “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo
mío… ”,Dios declara su perfecta y total soberanía sobre todo; si Dios no pudiera hacer lo que
quiere, entonces no sería Dios. Cuando estamos adorando a un Dios que no puede hacer lo que
quiere, probablemente es una caricatura de un Dios soberano. ¿No entiende la soberanía de Dios?
Tal vez en el cielo la podamos entender, pero aquí se trata de adorarlo con fe en lo que Él nos dice
de sí mismo, que es soberano. Esta parábola es dada para explicar como muchos de los primeros
en el reino aquí, los más notables –posiblemente los autodenominados apóstoles de hoy en día-, los
que parecen ser grandes líderes de la Iglesia, serán postreros allá, es decir, serán los últimos allá.
¿Por qué los primeros aquí serán postreros allá? El texto dice que porque su corazón se llenó de
envidia y creyeron que tenían méritos para recibir más; y cuando uno está en un reino de Gracia, y
cree que tiene mérito alguno para recibir más, ya está fuera de la Gracia, y recibe todo lo contrario
a lo que debe recibir. Y los que dicen hacer más obras de caridad, o sufrir más, o mejores
resultados, o ser mejores teólogos, o realizar más trabajo, ya salieron del imperio de la Gracia.
Pero, esta parábola va más allá y da una lección ejemplificada de la Gracia Soberana, los que
llegaron a las 5:00 de la tarde, y que trabajaron una sola hora, no merecían un denario, pero él por
su Gracia Soberana quiso dárselos. Y cuando se expone esta Gracia, de inmediato aparece la
crítica, versículo 12: “ Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a
nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día ”. Pero el Señor Jesús responde que en
la Gracia Soberana hay justicia y solo justicia, versículo 13: “ El, respondiendo, dijo a uno de
ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿No conviniste conmigo en un denario? ”, es decir, yo te estoy
dando justamente lo que mereces, versículo 4: “… y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os
daré lo que sea justo ”, versículo 7: “ Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id
también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo ”. En la Gracia Soberana no hay injusticia,
¿Y quién lo dice? Cristo mismo la defiende de la crítica, y la reafirma al decir en el versículo 25: “
Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti ”, ese “ pero ” quiere decir
que Él está rebatiendo la acusación contra la Gracia Soberana: “… pero quiero dar a este postrero,
como a ti ”, ese “quiero” muestra su soberanía.
Hermanos, cuando nosotros estábamos en la masa caída, en la mente Dios quiso salvarnos, y Él
reafirma: “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío ? ¿ O tienes tú envidia, porque yo soy
bueno? ”. Por supuesto que te es lícito Dios, porque eres soberano. ¿Saben qué hace que los
Hermanos no acepten la Gracia Soberana? Creen que Dios sería más bueno si los salvara a todos.
Pero Dios no es menos bueno porque no los salvó a todos o porque reparte su Gracia
soberanamente. Dios es bueno eternamente. -Pero Pastor, eso no encaja en mi mente-. Bueno, en la
mía tampoco. Es que no es en tu mente que lo tienes que entender, es lo que está en la Escritura,
que la bondad de Dios es soberana. No podemos preguntar: ¿Por qué no elegiste a otros? Sino,
¿Por qué me elegiste a mí? Eso es lo que tengo que preguntar, humillarme. La Palabra de Dios
bien trazada exalta tremendamente a Dios y humilla tremendamente al hombre.

Los medios y la Elección.

Todos los que hemos leído la Biblia hemos podido aprender que la salvación es por gracia, aunque entre los
creyentes hay tardanza para entender esto en su vida espiritual. Cuando decimos que solo son salvos los que son
elegidos, y que de todas maneras se van a salvar, nos enfrentamos con una pregunta, ¿Si Dios ya eligió desde
antes de la fundación del mundo los que se van a salvar, y es seguro que se van a salvar, entonces, para qué nos
preocupamos de orar por ellos? ¿De predicarles el mensaje de salvación? Si viven cercanos, o viven con nosotros
en nuestras casas, o si viven en Uganda, por ejemplo, pues dejémoslos, ¿Para qué nos preocupamos en que algún
hermano entre nosotros, que haya sido llamado por Dios, estudie, se prepare y lo patrocinamos para que vaya a
Uganda? Déjenlos, que si son elegidos, ellos se van a salvar.
En la historia de la Iglesia hay un personaje muy hermoso, William Carey, quien era un hermano de la Iglesia
Bautista Reformada en la Inglaterra del siglo XVIII, y él tuvo un vivo deseo, de parte de Dios, de ir a la India a
predicar el Evangelio. Y le decía a sus hermanos: Yo quiero ir a la India, llévenme, denme el dinero para ir, y sus
pastores y consiervos le decían: -Señor Carey, ¿Usted qué va ir a hacer a la India? Si allá hay elegidos, deje que
Dios los va a salvar-. Y él les respondía: -Si, se van a salvar, pero si yo voy y les predico-, y esa congregación no
quería entender esto.
Cuando una persona estudia la Doctrina de la Elección tiene tendencia a rechazar los medios que Dios usa para la
salvación. ¿Qué relación hay entre la Elección y los medios que Dios usa para salvación?, ¿Por qué ir hasta
donde los que no conocen el Evangelio? ¿Por qué hacer misiones? ¿Por qué predicar por la radio, por qué regalar
libros y Biblias? ¿Por qué gastar nuestro dinero llevándoles el mensaje del Evangelio? Bueno, eso hay que
hacerlo porque Dios no solo eligió a las personas que se van a salvar, sino que eligió los medios por los cuales
serán salvos. Y si Dios dice: -Estos-, eso es lo que hay que hacer. ¿Pero Señor, si ya los elegiste? Estamos ante un
Rey y él dice: ¡Esto es lo que hay que hacer! Sin el uso de los medios que Dios determinó, ningún elegido se va a
salvar. ¿Cuáles son esos medios? Básicamente son dos:

A. La oración
El capítulo de la Biblia donde se enseña de una manera más clara la Doctrina de la Elección es
Romanos 9. Lo que vamos a mirar tiene una secuencia que parte desde la explicación de la
Elección, y luego recorre los dos medios de salvación. Romanos 9: 1 al 3: “ Verdad digo en Cristo,
no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y
continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por
amor a mis hermanos –los judíos, los israelitas- , los que son mis parientes según la carne ”, y 10:
1: “ Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para
salvación ”. Pablo lo dice con la fuerza de la intención en su corazón, por el deseo que él tenía por
la salvación de sus hermanos, y comienza a explicar la doctrina de la Elección. Él oraba por los
israelitas, y pedía que fueran salvos. Pero alguno podría preguntarle a Pablo, objetándolo: ¿Pablo,
pero si ellos ya están elegidos, para qué orar por ellos? ¿Acaso no sabes que solo se van a salvar
los elegidos? ¿Y qué de los que no se van a salvar? Tú vas a orar mucho por personas que no se
van a salvar, por personas reprobadas. ¿No estarás perdiendo tu tiempo? ¿No estarás orando contra
la voluntad de Dios? Pues la Biblia nos permite entender que aún mientras oramos por una persona
no salva, no perdemos nuestro tiempo, ni oramos contra la voluntad de Dios; y esas oraciones son
usadas por Dios para otros propósitos:

1. Ezequiel 18: 30 al 32: “ Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel,
dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la
iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y
haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero
la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis ”. Dios no quiere la
condenación de nadie, ¿Entonces por qué no los salvó a todos? Porque en Dios hay dos tipos de
amor, un amor general que le permite amar aún a sus enemigos, y es ese amor por el que no quiere
la condenación de nadie, pero no lo lleva a salvar a todas las personas sino a hacerles el bien, esa es
la Gracia Común. En Dios hay otro tipo de amor que es especial, y lo lleva a salvar a sus escogidos.
Pero Dios no se agrada cuando se condenan los reprobados, por eso dice que “… no quiero la
muerte del que muere ”.
2. ¿Qué tiene que ver esto con las oraciones que hacemos por una persona que no se va a salvar?
¿Quién es el que nos pone a orar por una persona no salva? Dios mismo, Él lo ordenó, y cuando lo
hacemos por todas las personas nosotros no sabemos ni quien se va a salvar, ni quien no se va a
salvar. Pero al hacerlo estamos expresando ese amor de Dios aún por esas personas, es un amor
universal. Es como decirles: -Mira, Dios no quiere que se condenen-. Así mostramos las virtudes de
Dios, y lo hacemos cuando la Biblia dice que para eso fuimos sacados de las tinieblas a su luz
admirable; así mostramos el amor general de Dios (1 Pd 2:9b).
No estamos perdiendo el tiempo, y no estamos orando contra la voluntad de Dios, 1 Timoteo 2: 1:
“ Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por
todos los hombres ”, así dijo Pablo, el mismo que enseñó la Doctrina de la Elección en Romanos 9;
y no solamente nos dice que pidamos por cosas buenas de este mundo, sino por su salvación. La
oración nunca puede ser descalificada, ni retardada, ni disminuida por causa de esta Doctrina, la
cual no puede hacer que oremos menos al confiar en que se van a salvar, pero tampoco pensar que
estamos perdiendo el tiempo, porque no se van a salvar. A nosotros no nos corresponde saber
quién es elegido y quién no, sino orar por todos los hombres.

¿Cómo es entonces que la oración produce la salvación de los escogidos?

1. Colosenses 4:3: “… orando también al mismo tiempo por nosotros –los apóstoles- , para que el
Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual
también estoy preso ”. La oración les abre la puerta a los Hermanos para que vayan a predicar a una
ciudad, al hogar de una familia, en un lugar determinado.

2. Efesios 6: 18 y 19: “…orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando
en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí -Pablo- , a fin de que al
abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio ”. La
oración hace que el predicador de su Iglesia tenga un buen sermón los domingos, y que la Palabra
salga poderosa para convencer del Evangelio de la Salvación.

3. 2 Tesalonicenses 3:1: “… Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del
Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros ”. La oración hace que haya más
personas que prediquen el Evangelio, que difundan la Palabra, que cada esquina se convierta en un
púlpito, que cada Hermano se convierta en un predicador, que cada encuentro casual se convierta en
un motivo para predicar. También hace que en un encuentro con una persona que no glorifica a
Dios, y le comparta la Palabra, ese prójimo termine glorificándola, que se convierta.

4. Mateo 9:37 y 38: “ Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies –los creyentes- es mucha,
mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies ”. ¿Señor, y es
que tu no enviarás obreros si nosotros no te lo pedimos? No porque al Señor le plació ligar la
Elección con los medios, y no enviará obreros si no se los pedimos. En el caso de Daniel, como
estaba escrito en el Decreto Eterno de Dios, se habían cumplido los 70 años para que Ciro, rey de
Persia, hiciera volver al pueblo israelita de la cautividad, ¿El Señor necesitaba que Daniel orara para
cumplir su decreto eterno? Si porque Él decretó no solamente que al cumplirse los 70 años Ciro los
hiciera volver, sino también que Daniel orara. Es necesaria la oración por la salvación de nuestro
vecindario, por nuestra familia, por esta ciudad, por Colombia, por las misiones en el mundo,
porque la Elección está ligada a los medios de Gracia.

B. La predicación del Evangelio

El otro medio que Dios usa para salvar a los elegidos es la predicación de su Palabra. ¿Para qué
gastar nuestro tiempo y dinero, nuestras fuerzas y nuestras vidas, en tener un predicador de tiempo
completo, y que vaya a todas partes? La razón es que si no hay predicación, nadie se va a salvar.
Romanos 10: 8 al 15: “ Mas ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.
Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón
se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo
aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego,
pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual
no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien
les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos
son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! ”. Pablo dice aquí que
la salvación es un asunto de invocar, hacer que Cristo sea mi Señor, que estoy bajo el gobierno de
Él y para que me gobierne yo debo tener fe en Él. Los elegidos invocan cuando creen y creen
cuando oyen, y oyen cuando alguien les predica, y les predicarán cuando les fueren enviados. Los
elegidos oyen, creen e invocan si alguien les predica.
A los Hermanos amados de otras Iglesias no les gusta la Doctrina de la Elección, y los pastores
dicen que si predican la elección nadie evangeliza, y nadie va a orar por la salvación de las almas.
Pero es todo lo contrario, porque debido a que hay elegidos que se van a salvar, nuestra oración va
a ser escuchada. Debemos pensar que los encuentros casuales que tenemos todos los días son con
personas elegidas; y le hablamos al uno y al otro creyendo que todos son elegidos, y no todos son,
pero algunos sí. Y nos gozaremos con la salvación de un elegido, ¿Y cómo llegó ese elegido a
salvación? Porque oramos por él y fuimos y le predicamos el Evangelio, y Dios nos hizo partícipes
al obedecer a la necesidad de orar y predicar por ellos para el fruto de salvación.
Pablo, el hombre que sabía más de la Doctrina de la Elección, pensaba de sí mismo, 2 Timoteo 2: 8
al 10: “ Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi
evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de
Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también
obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna ”. Pablo sabía que había una buena
porción de elegidos que iban a ser salvados por él; y por causa del gozo de ser usado en la
salvación de muchos elegidos, el apóstol soportaba toda clase de tribulaciones, hasta prisiones, a
modo de malhechor.
2 Tesalonicenses 2: 13 y 14: “ Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a
vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para
salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó
mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo ”. Aquí tenemos
de nuevo la Doctrina de la Elección y su relación con el uso de los medios de la oración y la
predicación; y no debemos aceptar las objeciones de quienes sostienen que, al dar a conocer la
Elección, disminuyen la intensidad de la oración y la evangelización.

La No elección

A. Definición: Es el acto eterno de Dios por medio del cual Él determinó pasar por alto a muchos
pecadores; no los eligió, negándoles las operaciones de su Gracia Especial, y decide castigarlos por
causa de sus pecados, para manifestación de su gloriosa justicia. Esta definición contiene dos
elementos:

1. El acto de pasar por alto, como cuando dice en Ezequiel 16: 6: “… te dije: ¡Vive! ”,
pero a otros no les dijo nada. Dios en su corazón está lleno de Gracia, sin embargo, de
una manera soberana, el ve la masa caída y a algunos les da de su Gracia y a otros no.
2. Dejarlos en su justa condenación.

Todo este concepto se conoce en Teología con el término de “Reprobación”, es la no


elección de Dios. Esta palabra no está en la Biblia, y tienen razón quienes presentan esta
objeción, la palabra “Trinidad” o “Inerrante” tampoco están, pero su significado si está allí,
la Biblia es inerrante, no tiene error. Esas expresiones (reprobación, inerrante, Trinidad)
sirven para identificar un concepto y traerlo de manera adecuada a la mente en toda
predicación o charla.
En la Biblia existen dos clases de personas, los elegidos y los reprobados.
Mucha gente dice que esta doctrina presenta a Dios como un monstruo, que creó a muchos
simplemente para satisfacer sus placeres de condenarlos y de vaciar su ira sobre ellos. Pero,
nada más lejos de la realidad, según lo dice la Biblia.

B. Base bíblica
Hagamos un ejercicio de búsqueda progresiva, desde Génesis hasta Apocalipsis, sobre todo lo que
dice la Biblia al respecto, de la cual estos son los versículos más significativos:
Génesis 3:15: “ Y pondré enemistad entre ti –la serpiente- y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar ”. Ya desde esta promesa
Dios comienza a mostrar, de manera general, la reprobación; las dos clases de seres humanos
siempre van a estar en enemistad permanente. Ya se ve que va a existir un grupo que será
descendencia de la serpiente, no va a conocer a Dios y será siempre hijo del diablo; no será hijo de
Dios.
En el nacimiento de los gemelos Esaú y Jacob se le dice a la mamá, “ Y el mayor servirá al menor
”, Génesis 25:23, pero un profeta bíblico posterior dice que detrás de esa frase hay una intención
más profunda de Dios, “ A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí ”; aquí vemos que hay dos clases de
personas, unas a quienes Dios ama y otras a quienes aborrece.
Más adelante, en la historia de Génesis, encontramos un personaje como el faraón, gobernante a
quien Dios endurece en su corazón y, a pesar de que ese hombre ve los más grandes milagros,
nunca se puede convertir; el Nuevo Testamento nos enseña que el faraón es el prototipo de los
reprobados (Romanos 9:17-18).
Luego, hasta el libro de Proverbios, viene a aparecer una señal clara de la Reprobación, 16:4: “
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo ”, todas las cosas,
incluido el hombre a quien Dios no lo hizo malo sino recto, y se corrompió (Eclesiastés 7:29). Aún
esta corrupción del hombre la permitió Dios para su gloria. Esos hombres impíos fueron
preservados para el día malo, el día del juicio final, porque hay otros impíos que dejan de ser
malos.
En el nuevo pacto se ve la Reprobación, de una manera metafórica, en todo su esplendor; en Mateo
15: 11 al 14 el Señor Jesucristo comienza a hablar de esta doctrina: “ No lo que entra en la boca
contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. Entonces
acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta
palabra? Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en
el hoyo. Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. Jesús dijo: ¿También vosotros
sois aún sin entendimiento? ”. En este pasaje los hombres son comparados con plantas de un jardín
del que es dueño Dios, donde hay una porción selvática, con plantas silvestres, los reprobados, y
hay otra porción preciosa que el Padre cultiva, o sea, los elegidos; y el Señor Jesús dice que toda
planta que el Padre no plantó será desarraigada –condenación eterna-. Como dice Juan el Bautista,
“… el hacha está puesta a la raíz de los árboles ”, Mateo 3:10. Luego, en Mateo 15, Pedro le dice
al Señor que los fariseos están molestos por estas palabras, pero Jesucristo le responde: “ Dejadlos
”, como cuando el Señor pasa y a unos les da de su Gracia, y a otros los deja en su justa
condenación. Los reprobados, son como un ciego –el fariseo- que guía a otro ciego, ¿A dónde van
a parar? Al hoyo, al infierno, según lo muestra el resto de las Escrituras, son lugares oscuros,
deslizaderos sin fin, abismos profundos.
En Lucas 2:34 un hombre anciano, llamado Simeón, conocía la Doctrina de la Reprobación: “ Y los
bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste – hablando del niño Jesús - está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha ”. En la
Biblia está claro que todo lo que cae va al infierno, y todo lo que sube va al cielo.
Pero el hecho de que Cristo es caída o levantamiento de hombres lo vemos en 2 Corintios 2: 14 a
16: “ Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de
nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor
de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para
muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿Quién es suficiente? ”. Hay unos
que se salvan y otros que se pierden.
2 Corintios 4: 3 y 4: “ Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no
les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios ”. La
Biblia desarrolla alrededor de cada grupo dos ideas básicas: Unos, con Cristo, tropiezan y caen, y
otros con Cristo son levantados.
El Señor generalmente habló en metáforas, Juan 10: 24 al 26: “ Y le rodearon los judíos y le
dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les
respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan
testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho ”. ¿Por
qué era que estos judíos fariseos no podían creer? Porque ellos no eran de sus ovejas. No es que el
hombre no es oveja de Dios porque no cree, sino que el hombre no cree porque no es oveja de
Dios. De hecho en el juicio final, según Mateo 25: 33, “ …pondrá las ovejas a su derecha, y los
cabritos a su izquierda…Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al
fuego eterno ”.
Recuerden que estamos haciendo una búsqueda progresiva de la Doctrina de la Reprobación por
toda la Biblia, y Romanos 9:22 es un texto muy claro, “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y
hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para
destrucción…? ”, Dios preparó los vasos de ira y los dejó para destrucción.
Ya los apóstoles hablan en sus cartas de la Doctrina de la Reprobación en un lenguaje directo, 1
Pedro 2: 6 al 8: “ Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal
piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros,
pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores
desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados ”. Hay
dos formas de ver a Cristo: Como una piedra preciosa o como una piedra de tropiezo que hace caer.
Al hablar sobre los falsos profetas 2 Pedro 2: 12 dice: “ Pero éstos, hablando mal de cosas que no
entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia
perdición ”, es decir que el Señor no es un monstruo sino que estos hombres causan su propia
perdición.
Judas 4: “ Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido
destinados para esta condenación… ”, dice el escritor que estos falsos profetas fueron destinados
para ser eso que son, y la expresión “… desde antes ” nos lleva hasta el Consejo Eterno de
Redención.
La Biblia enseña en muchas figuras la Doctrina de la Reprobación: La planta que no plantó Dios,
ovejas que no eligió, vasos de ira preparados para destrucción, falsos profetas destinados a esto,
piedra en la que tropezaron, y finalmente Apocalipsis 17: 8 expresa la última forma: “ La bestia
que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la
tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la
vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será ”, aquellos cuyos nombres no están
escritos en el libro de la vida (20:15).

C. Diferencia fundamental entre la Elección y la Reprobación


En todas las expresiones bíblicas que presentamos se lee: “no plantó”, “dejadlos”, “los entregó”,
“no los escribió en el libro de la vida”. Todas esas frases son pasivas; Dios no es un agente activo
en la condenación de los no elegidos, que va y ciega a la persona. No, Él es pasivo y deja a la
persona. No es como en la Elección, de la cual dice la Palabra de Dios: “ Ninguno puede venir a
mí, si el Padre que me envió no le trajere ”, Juan 6:44; Dios es activo en la salvación de los
elegidos; la misma Biblia dice: “ Porque ha hecho maravillas; Su diestra lo ha salvado, y su santo
brazo ”, Salmos 98: 1, le costó mucho trabajo, la muerte de su Hijo Jesucristo, más que la reunión
del polvo de la tierra en las que usó tres de sus dedos (Isaías 40:12).
La diferencia es que en la Elección Dios es activo, y en la Reprobación es pasivo. No es que Dios
con su fuerza hace que la persona se condene; de esa manera Dios si sería injusto. Cuando estemos
en el tribunal final todos cantaremos este cántico: “ Justos y verdaderos son tus caminos ”. Nadie
va a decir que la condenación de los reprobados es injusta, porque Dios deja que los hombres
impíos se corrompan en su justa condenación.

Objeciones a la Doctrina de la Elección

Nuestros antepasados, los Reformadores, sacaron estas doctrinas de la Biblia para ayudarnos a comprender mejor
qué es la Gracia de Dios, y qué quiere decir que Dios es soberano. Estas objeciones son inevitables y es
imposible que no surjan al hablar del tema de la Gracia de Dios; porque en la Iglesia de Cristo estamos
acostumbrados a hablar de un Evangelio centrado en el hombre, en el cual lo importante es su bienestar y sus
derechos; pero el verdadero Evangelio es Teocéntrico, que exalta al Dios soberano y su Gracia.
Juan Calvino, que escribió sobre este tema hace casi 500 años, dijo: “Cuando la mente humana oye estas cosas
no puede reprimir su vehemencia, y al instante se alborota como si la trompeta tocara: ¡Al ataque!”. Pero esto no
debe causarnos desánimo porque el hecho que haya tantas objeciones es una buena señal de que el Evangelio,
con respecto a la Elección soberana de Dios, está siendo bien predicado, Romanos 9: 13 al 14: “ Como está
escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna
manera ”. Pablo de inmediato piensa en las objeciones a la Doctrina de la Elección, cuando dicen que Dios es
injusto por darles la salvación a unos y negársela a otros. Quienes tal afirman no se acuerdan que Dios es infinito
y que nuestra mente es infinita, y en ella no podrá caber ese ser inmensurable. Cuando Dios nos habla de la
Gracia Soberana y nos dice que en ella no hay injusticia, así debemos creerlo al máximo posible. Algunas de
estas objeciones principales más comunes son, según su frecuencia de presentación y su grado de dificultad,
dependiendo del nivel de la persona con quien estamos debatiendo el tema:
A. Dirían las personas: -Un Dios justo y bueno no podría excluir a nadie de sus designios salvadores-.
Basados en la Palabra de Dios respondemos que Dios no excluye a nadie de sus designios
salvadores, sino que el hombre mismo se excluyó. Dios le dijo al hombre que no comiera del árbol
que le indicó y viviría eternamente; Dios le ofreció al hombre la vida eterna y este se excluyó. El
trasfondo verdadero de esta objeción está en que las personas no pueden comparar al Dios vivo y
verdadero con un padre humano. La gente dice: -Un padre justo y bueno no le negaría algo bueno
que él tiene a uno de sus hijos caído en desgracia-, eso es lo que los lleva a objetar la justicia de
Dios.
La Escritura enseña que Dios no es hombre, que sus pensamientos son más altos que nuestros
pensamientos, y que si bien nosotros nos parecemos en algo a Él, porque llevamos su imagen, no
es que Él se parezca a nosotros sino que nosotros nos parecemos a Él. Dios es totalmente santo y
totalmente distinto. Y si no sabemos la razón por la cual le negó la salvación a algunas de sus
criaturas, de todas maneras ese motivo es santo, justo y bueno. Y en el cielo, cuando lo podamos
entender, vamos a aplaudir y a darle gracias a Dios por su bondad.
B. Entonces, ¿Si hay elección, entonces no hay libre albedrío? El razonamiento de nuestros
contradictores sería el siguiente: Si Dios elige desde antes de la fundación del mundo a quienes se
van a salvar, y esa salvación depende de esta elección y de los medios que Dios da, entonces,
¿Dónde queda lo que hemos aprendido sobre el libre albedrío? Precisamente ahí está el problema,
que lo aprendido sobre el libre albedrío es un error. Esta falsa doctrina o mito nos ha enseñado que
el hombre tiene su destino en sus propias manos, y que ni siquiera Dios puede intervenir en la
libertad del hombre; también nos enseña cosas equivocadas sobre lo que es la verdadera libertad y
sobre cómo funciona el libre albedrío humano; pero aprendimos que el hombre en su estado caído
no tiene libre albedrío. Adán tenía libre albedrío, pero su descendencia no lo tiene; el albedrío del
hombre es un esclavo, como dice Juan 8:32: “… y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres
”, el hombre necesita ser liberado como dice la Escritura: “… y donde está el Espíritu del Señor, allí
hay libertad ”, 2 Corintios 3:17. El hombre no es libre hasta que no habite en él el Espíritu de Dios.
La salvación no depende del libre albedrío, es un regalo de la Gracia Soberana de Dios para sus
hijos.
C. Si Dios da su salvación solo a sus escogidos, ¿Eso no es hacer acepción de personas? Todos los
versículos de la Biblia donde está la expresión “Dios no hace acepción de personas”, se refieren a
la forma como Dios administra su justicia. La acepción se refiere a que Dios no tiene preferencia
por nadie, ni al rico por ser rico, ni al pobre por ser pobre. Nosotros los humanos respetamos al rico,
pero Dios no le pasa sus pecados por ser rico, pero tampoco le tolera su pecado al pobre por ser
pobre, como para quitar la culpa porque, por ejemplo, robó por ser pobre. Cuando se habla de la
justicia de Dios esta es aplicada sin acepción de personas, pero cuando se habla de su misericordia,
Él dice: “Tendré misericordia, del que tendré misericordia”, “¿No me es lícito hacer lo que quiero
con lo que es mío? ”. Hacer acepción de personas es, por ejemplo, cuando una persona tiene más
mérito para un cargo que otra, pero alguien de autoridad toma a la que tiene menos mérito y le da el
cargo.
En la salvación no hay posibilidad de hacer acepción de persona porque ningún pecador tiene
mérito, todos tienen demérito. Dios no le debe su salvación a nadie, ningún pecador tiene derecho
a salvarse. La democracia es algo muy bueno pero en esa forma de gobierno todo el mundo pelea
por sus derechos, y en ese ambiente, quienes objetan la Doctrina de la Elección, creen que los
pecadores que conforman la raza humana caída tienen algún derecho ante Dios. El Señor no le
viola ningún derecho al pecador inmundo cuando lo condena al infierno, porque el pecador no
tiene ningún derecho, por eso en la parábola dice: “ Amigo, no te hago agravio -injusticia- ; ¿No
conviniste conmigo en un denario?...Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero,
como a ti ”, Mateo 20: 13 y 25.
D. ¿La Elección de unos y la Reprobación de otros no hace a Dios un monstruo que creó a muchos
para condenarlos al más horrible castigo? De nuevo la respuesta es: Definitivamente no. Dios no
creó a nadie, ni siquiera al reprobado, para condenarlo; Dios creó a todas sus criaturas para su
gloria. Los reprobados terminaron glorificando la justicia de Dios por su propia culpa, en su ira.
Pero Dios no es el culpable de la condenación de los reprobados. Cuando leemos en 1 Juan 2:17: “
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria
de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo ”, estas cosas provienen del mundo, ellos mismos
trajeron esa condenación; Dios no creó a los hombres para condenarlos. Recordemos el canto de
redención: “ Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los Santos ”. La salvación es de Dios y la
condenación pertenece al hombre.
E. Nuestros contradictores dirán: ¿La Elección no induce a los escogidos a despreocuparse de la
santidad, y a la vez induce a los reprobados a la desesperación? En la primera parte de la pregunta la
respuesta es: ¡Imposible! Porque, incluso en el libro del Éxodo vemos que el águila saca al pueblo
redimido y lo lleva al monte de la santidad. Es decir, Elección y Santidad son dos cosas que van de
la mano. De hecho el apóstol Pedro dice: “… elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer ”, 1 Pedro 1:2. Si alguna persona en este mundo se cree un
elegido de Dios, pero es descuidado y no vive la santidad, el tal probablemente se está
autoengañando. El elegido de Dios sabe que es elegido porque ve que su vida la vive en santidad.
“… y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor ”. ¿Qué requieren sus elegidos para ver al Señor?
Santidad. Entonces, quienes dicen que no predicarán estas cosas nunca en sus iglesias, porque
cuando lo hagan la gente va a empezar a andar como quiere y a no cumplir los mandamientos de
Dios, verán que es todo lo contrario, cuando comiencen a predicar sobre la Elección las personas
van a querer santificarse más. ¿Por qué? Porque no hay Elección sin Santificación, y el Espíritu
Santo es quien santifica.
En la segunda parte de la pregunta dice que si al hablarle a las personas de la reprobación, ¿Eso no
haría que los reprobados entren en desesperación? La respuesta es: -¡Ojalá entren en un estado de
desesperación, porque van a preguntar como el carcelero de Filipos: “ Señores, ¿Qué debo hacer
para ser salvo? ”!-. Es una doctrina bendita porque, ¿Qué es lo que necesitamos allá afuera? Pues
que la gente se desespere al ver que es un pecador condenado al infierno. Ellos están dormidos en
su pecado y no están preocupados por su situación tan horrible. Pero como el creyente, se estarán
preguntando, ¿Será que yo soy un reprobado? Si se hace esta pregunta, esto hará que se esfuerce
más por hacer firme su Elección.
F. Entonces, Dios no es sincero al ofrecer la salvación a todos si Él sabe que solo se salvan los
elegidos. Sabemos que los escogidos se salvarán solamente por medio de la predicación. Si Dios
ordena que se le predique a todos, y que les digamos a todos que vengan a salvación, ¿Cómo si Él
sabe que no se van a salvar? La respuesta a esa objeción es que en Dios no hay hipocresía ni falta de
sinceridad. ¿Cómo podemos hablar que Dios no es hipócrita al ofrecerle su salvación a una persona
que no se va a salvar? Lo podemos explicar a través del amor general de Dios. En Ezequiel 18:32
dice la Palabra que Dios no quiere la muerte del que muere, y eso se demuestra con el hecho de que
Él quiere que les prediquemos a todos sobre la salvación. La oferta de Dios es sincera a través de su
amor general, que es muy distinto al amor especial que Él tiene solo por su pueblo escogido. Al
predicarles a todos atrae hacia sí a sus enemigos, y también les da de comer.
Cuando Jesús estaba por terminar su ministerio al frente de la ciudad de Jerusalén Él lloró y dijo:
“¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y
no quisiste! ”, ¿Esas lágrimas eran fingidas? No, porque Él sabía que en Jerusalén no todos se iban
a salvar, aunque Él amaba esa ciudad. Entonces, si en su amor general los quiso juntar a todos,
¿Por qué no lo hizo? Porque es el deseo de su amor especial el que junta a los escogidos. No
sabemos por qué lo hace así, pero esa es su voluntad.
G. Dirían nuestros opositores: ¿No es injusto que Dios castigue al hombre que cayó en pecado,
dejándolo reprobado, si Él mismo predestinó todo para que así sucediera? A esta objeción
respondemos que Dios predestinó todo, y eso lo enseña claramente la Biblia; incluso Dios decretó,
de una manera especial, que Adán cayera en pecado, pero lo hizo de tal manera sabia y justa, que Él
no es el culpable de la caída de Adán, ni es el responsable de que el pecado esté en el mundo, ni de
la condenación de los reprobados. ¿Cómo hizo Dios eso? No lo sabemos; recordemos que estamos
ante un Dios misterioso, que al final del monte se veía una nube espesa para que no se viera la
cumbre; Dios no le mostró su rostro a Moisés, y Él tiene un nombre que nadie conoce, solo Jesús.
Dios no puede ser comprendido por nosotros. Las Escrituras muestran la absoluta predestinación de
Dios para todas las cosas, lo mismo que la absoluta soberanía de Dios y la absoluta responsabilidad
del hombre en su caída y en su condenación. Estas dos verdades claras van siempre juntas desde
Génesis hasta Apocalipsis. Algunos estudiosos han acuñado un término teológico, que también
existe en la ciencia humana: “Antinomia”, divulgada por J.I. Packer, y que se refiere a que la Biblia
explica claramente que Dios es soberano en todo, decretó todo, predestinó todo, pero lo hizo de tal
manera que Él no es el culpable de la reprobación ni de los reprobados; el hombre es el culpable.
Estas cosas no proceden del Padre, estas cosas proceden del hombre. No es lo mismo que
“antinomianismo”, que es ir contra le Ley de Dios.

Expiación Limitada (Gracia Salvadora)


Esta doctrina es más compleja y rechazada por los hermanos arminianos. ¿Cómo se llama la obra que Cristo hizo
en la cruz? Se llama Expiación, y significa que una persona paga por otra la deuda que esa primera persona tiene.
Expiar significa cancelar la deuda pendiente que otra persona tiene con la Ley de Dios.

Y, cuando hablamos de la Expiación Limitada, lo que estamos considerando es si Cristo vino a hacer posible que
cada hombre se salve por sí mismo, o si vino a salvar eficazmente a hombres que son incapaces de rescatarse a sí
mismos, a su pueblo, a los que el Padre Dios le dio, a su Iglesia; si Cristo murió por toda la humanidad, o por
muchos. Y en todas las iglesias está difundida la idea de que Cristo murió por todos los hombres y que con su
muerte ya a cada hombre le es posible decidir, por su mismo libre albedrío, si se salva o no.

Pero nosotros, en el Evangelio de las Doctrinas de la Gracia, enseñamos que esto no es así, que Cristo no murió
por todos los hombres, según Isaías capítulo 53, versículos del 1 al 12, el texto más claro y más importante de la
Biblia sobre la obra de Cristo. La Expiación no encuentra mejor presentación que este capítulo, y vamos a
observar en favor de quién se hizo .

Al observar el texto nos damos cuenta que habla del Señor Jesucristo, quien fue despreciado, que toda su obra
fue en favor de ciertas personas, en favor de nuestras enfermedades, de nuestros dolores, de nuestras rebeliones,
de nuestros pecados, que fueron nuestros pecados los que fueron quitados, que fuimos nosotros los que nos
descarriamos. Pero cuando llegamos al versículo 8 vemos que ese “nuestros” que hay en los versículos 4 y 6 se
refieren a “mi pueblo”; son los pecados, castigos, rebeliones y enfermedades de “mi pueblo”, los que llevaron a
Jesucristo a la cruz. La Expiación en el versículo 10 es por “mi pueblo”, lo mismo que la justificación en el
versículo 11; y no es por todos los seres humanos que han existido sobre la faz de la tierra, incluido Judas, o el
faraón, o Caín, no. Ese “mi pueblo” no son todos sino muchos. La Biblia también enseña en el Nuevo
Testamento que Cristo murió por su Iglesia, por sus ovejas, por su esposa, por los que el Padre le dio. Como en la
operación “Jaque”, que realizó el ejército nacional cuando rescató a un grupo de colombianos y de extranjeros,
ellos no se liberaron a sí mismos sino que fueron rescatados y llegaron a la libertad amarrados, otros los
rescataron. Por eso Jesucristo dijo: “ Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco ”, Juan 10:27, y a los fariseos les
dice: “…pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas ”, 10:26.

Nuestros hermanos arminianos dicen que hay algunos versículos en la Biblia donde parece enseñar que Cristo si
murió por todo el mundo, por todas las personas; y es verdad, hay frases que aparentemente sostienen esto, como
por ejemplo 1 Juan 2:2: “ Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo ”. Esto parecería contradecir lo que vimos en Isaías 53, pero no es así. La
palabra “propiciación”, que significa quitar la ira de Dios, aplacarla, entonces, si Cristo aplacó la ira al morir por
los pecados de todo el mundo, no debería existir el infierno, y si alguien va al infierno, Dios sería injusto porque
estaría castigando a esa persona dos veces, una vez cuando Cristo murió en la cruz, y ahí lo castigó en Cristo, y la
segunda vez cuando lo castigue en el infierno. Explicamos, de paso, que son muchos más los versículos claros,
donde se afirma que Cristo no murió por todos, frente a unos pocos versículos que parecen enseñar que Él si
murió por todos. La preocupación del apóstol Juan aquí era que los judíos no querían aceptar que Cristo también
había muerto por hombres que no eran judíos, y por eso Él dice: “… y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo ”, o sea que en todas las naciones del mundo hay hombres por los cuales Cristo
murió. Entonces así podemos explicar de una manera adecuada estos pasajes que parecen afirmar que Cristo
murió por todos, lo que no contradice la enseñanza bíblica clara de que Cristo murió por muchos. Y eso es lo que
nosotros sostenemos, una Expiación Limitada.

DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN LIMITADA


Esta es la tercera de las cinco Doctrinas de la Gracia, y no es casualidad que esté en el lugar central, porque ella
misma es el corazón del Evangelio: Depravación Total (Gracia vivificante), Elección Incondicional (Gracia
soberana), Expiación Limitada (Gracia salvadora), Llamamiento Eficaz (Gracia irresistible) y Perseverancia de
los Santos (Gracia eterna).

Con esta doctrina estamos justo delante de la gloria de Dios, estamos en tierra santa delante del mismísimo Hijo
de Dios, delante de su rostro, y haremos bien en quitar el calzado espiritual de nuestros pies.

I. Introducción a la Doctrina de la Expiación Limitada


Para introducir la doctrina nos haremos tres preguntas básicas para organizar nuestro estudio bíblico, y para
dirigir nuestro pensamiento por las respuestas que son la clave para entenderla.

A. ¿Por qué murió Cristo?


B. ¿Para qué murió Cristo?
C. ¿Por quiénes murió Cristo?

II. La dificultad de la doctrina


Al buscar los versículos de la Biblia que nos hablan de la obra de Cristo vamos a encontrar dos tipos de
versículos que van a conducir a la Iglesia cristiana, de todos los tiempos, a dar dos respuestas diferentes a estas
preguntas que formulamos. Un tipo de versículos parece enseñar la universalidad de la obra de Cristo, pero hay
otro tipo de versículos que enseñan claramente la particularidad de esta obra redentora.

1 Juan 2: 2: “ Y él -Jesucristo- es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo ”. Este versículo parece enseñar la universalidad de la obra redentora de Cristo.
Las epístolas del apóstol Juan fueron escritas al final del período de la iglesia primitiva, cuando aún la iglesia
judía no había alcanzado la unidad suficiente con la iglesia gentil. A pesar de que se les había enseñado que
Cristo había muerto también por los no judíos, la iglesia de Israel se rehusaba a tener unidad con ellos. Juan en
sus escritos utiliza la palabra “mundo” para convencer a los judíos y producir la unidad entre las dos iglesias.
“Mundo” significa hombres, mujeres y niños de toda lengua, pueblo, tribu y nación; no significa todos los seres
humanos que han existido sobre la faz de la tierra, sin excepción. Cristo quería quitar de sus mentes el
exclusivismo que implicaba ser la nación elegida por Dios; pero una vez venido el Nuevo Pacto, con Cristo, ya
ellos no eran más exclusivos.
Otro recurso para probar que esto es así es la “propiciación”, que significa satisfacción de la ira santa de Dios;
dice Juan que si esto es así para los judíos, y para los gentiles, entonces que la ira de Dios está aplacada para
todos los hombres de todas las épocas y, por lo tanto, no debe existir el infierno porque Dios es propicio. Así
pues, como la Biblia enseña que sí hay infierno, y que muchas personas van a él, eso significa varias cosas, o que
la Biblia está equivocada con respecto al infierno, o que Dios es injusto para castigar a una persona dos veces,
pues castiga a su hijo en la cruz por ellos y luego los castiga a ellos en el infierno; o la palabra “mundo” no
significa todos y cada uno de los seres humanos. Ahora veamos un texto que muestra de una manera clara que la
obra de Cristo tiene un alcance particular, Isaías 53: 4 a 12; este es el capítulo más importante y hermoso de toda
la Biblia. ¿Por qué repite tanto la palabra “nosotros” y quiénes son ese “nosotros”? ¿Será que ese “nosotros” es
“todo el mundo”? “Nosotros” es “Mi pueblo”, y obviamente “Mi pueblo” no es Israel, ¿Por qué? Porque no todo
el que desciende de Israel es israelita, ni todo circuncidado, sino que ser circuncidado de corazón es lo que hace a
un hombre ser de “Mi pueblo”, dice Dios. Él llevó los pecados, el castigo de la paz y sufrió los dolores de “Mi
pueblo”, verá linaje y justificará a “muchos”, no a todo el mundo. Este pasaje dice claramente que Cristo no
murió por todo el mundo sino por su pueblo, llevará las iniquidades de muchos. Este es el pasaje que más peso
exegético tiene por su contundencia y claridad.
Otro de los pasajes famosos que parecen enseñar que la obra de Cristo fue realizada por todo el mundo, como
sostienen los arminianos, es Juan 3: 16: “ Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna ”. Los que leen rápidamente
este versículo dicen: -Si ve, ahí dice que amó al mundo-. Si miramos el amor de Dios, del cual se habla aquí, un
amor intenso, “… de tal manera ”, indescriptible, tan alto y tan profundo, es el amor que salva. Cuando
menciona “…al mundo”, se refiere a que es un amor tan grande que todo el mundo debió salvarse. Al seguir
leyendo, la palabra “mundo” es restringida en su alcance por el resultado que produce la muerte de Cristo, porque
termina diciendo: “… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna ”, es decir que el
amor de Dios, que envió a Cristo a morir por el mundo, no produce la salvación sino de los que creen. Veamos
Juan 3:17: “ Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él ”. Aunque, si ese amor de Cristo hubiera venido para salvar a todo el mundo, todos los seres
humanos que existieron, existen y existirán deberían ser salvos; pero vemos en el resto de las Escrituras que eso
nunca sucederá. Hay unos salvados y otros condenados. Un pasaje donde nos habla que la muerte de nuestro
Señor Jesucristo tiene un propósito particular es Mateo 1:21: “ Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados ”. El Cristo venía a salvar a “su” pueblo de “sus pecados”.

Pero hay otros textos que confunden a las personas, tales como 2 Corintios 5: 14 y 15: “ Porque el amor de
Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para
que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos ”. La palabra “todos”
alcanza a confundir a los hermanos. Los versículos que contienen la palabra “mundo”, asociados a la obra de
Cristo, se pueden entender claramente por las palabras asociadas y por el significado restringido que tiene esta
expresión. En las frases que aparece la palabra “todos” el problema se resuelve prestando mucha atención al
contexto en donde, generalmente, aparece la idea asociada a “todos los creyentes”. Cuando dice: “… que si uno
murió por todos, luego todos murieron ”, en el resto de la Biblia se refiere a que el creyente está muerto al
pecado. ¿Ustedes ven al resto del mundo muerto al pecado? No, antes se ven vivos, pecando cada vez
más. Los únicos que mueren, al pecado, no con muerte física porque si así fuera la muerte de Cristo hubiera
provocado la muerte de toda la humanidad, son los que creen en la muerte de Jesucristo por sus pecados. Y sigue
diciendo: “… para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos ”, esos
“ ellos ”, por los que Cristo murió, son los que están muertos al pecado, los que han creído.

Otro pasaje que habla de la muerte de Cristo en favor de muchos es Mateo 26:28; en este pasaje se instituye la
Santa Cena y ha sido de tropiezo a muchos amados hermanos cristianos, quienes no entienden, ni conocen, ni
aceptan la Doctrina de la Expiación Limitada, por culpa de los sacerdotes católico romanos que les han hecho
escuchar desde niños, y se la saben de memoria, esta frase al levantar la copa con el vino en la misa: -Este es el
cáliz de mi sangre que fue derramada por todos nosotros, y por todos los hombres-. ¿Será que eso es verdad? La
Escritura dice: “… tomó Jesús … les dio, diciendo : … porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados ”; la palabra “muchos” deja por fuera la posibilidad de que
sea “todo el mundo”, se refiere a hombres, mujeres y niños de toda lengua, tribu, pueblo y nación. Eso quiere
decir que al derramar su sangre, Cristo quita el pecado y salva a aquellos que son partícipes de la copa del Nuevo
Pacto; no por todos.

Otro versículo que crea dificultades a la gente es 1 Timoteo 2:4 y 6: “… el cual quiere que todos los hombres
sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad…el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se
dio testimonio a su debido tiempo ”. Las personas que no tiene buena hermenéutica, que no ha tenido formación
teológica, ni la posibilidad de estudiar bien este tema, se encuentran en un dilema cuando leen unos versículos
que se refieren a “todo el mundo” y otros que dicen “muchos”. A ellos les parece mejor y más generoso que
Cristo haya muerto por todos, frente al hecho de morir por muchos. Por eso esta doctrina no tiene tanta
popularidad. Cuando Dios dice que todos los hombres sean salvos estamos hablando de la voluntad de Dios; pero
debemos entender que en Dios hay dos voluntades, una es la voluntad de su deseo, ya que en su amor general Él
quiere que sean salvos todos los hombres, que nadie se condene y todos accedan a los medios de salvación; pero
otra cosa es la voluntad de su decreto, lo que Él decide hacer, en su corazón está el deseo de que nadie se
condene; pero, a pesar de eso, Dios no salva a todo el mundo sino a los que Él dio a Cristo. Si nosotros usamos
este pasaje como si fuera la voluntad de su decreto, la consecuencia lógica es que todos los hombres deberían
salvarse, pero eso no sucede así; ya Caín, Judas y el faraón están en el infierno, ellos no se salvaron, aunque Dios
por su amor general en cierta forma quería que ellos se salvaran. Si nuestra interpretación de la Biblia va en
contra de lo que dice el resto de La Escritura, entonces nuestro entendimiento es defectuoso. Cuando
encontramos la expresión “… el cual se dio a sí mismo en rescate por todos ” 2:6, tendríamos el mismo
razonamiento, y entenderíamos que todos los hombres deberían ser salvos, que no habría infierno y que la Biblia
está equivocada. Esta dificultad la resolvemos mirando el contexto de este pasaje, dado cuando el Evangelio se
estaba extendiendo por toda la tierra, y muchos hombres estaban viniendo a salvación; pero, por ejemplo, los
judíos pensaban que solo ellos podrían ser salvos, y otros pensaban que solo los pobres serían salvos, porque la
misma Biblia dice que Dios no aborrece al pobre.

Pero el apóstol Pablo pide que se ore por todos los hombres, 1 Timoteo 2: 1 y 2: “ Exhorto ante todo, a que se
hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos
los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad ”, eso
significa que hay que orar por todos los hombres sobre la faz de la tierra, y de una manera especial significa que
es por todo tipo de hombre, sin exclusivismos, para que vengan a salvación los ricos, pobres, gentiles, judíos,
mujeres, niños. La palabra “todos” allí se refiere a toda clase de hombres. Cuando en el versículo 2 dice: “... por
los reyes ”, a la iglesia primitiva le parecía increíble que un rey se convirtiera; en Mateo 19: 24 Jesucristo mismo
afirma que “… es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios ”,
pero Pablo dice que hay que orar por los ricos, por los reyes, por los magistrados, “… y por todos los que están
en eminencia ”, de nuevo la palabra “todos”, porque también hay salvación para los ricos. Cuando dice que
Cristo se dio “… en rescate por todos ”, no quiere decir que se dio por todos los hombres sino por todo tipo de
hombres.

Otra porción de Las Escrituras que habla de la salvación particular es Juan 10:14 y 15: “… Yo soy el buen pastor;
y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi
vida por las ovejas ”. Cristo vino a salvar sus ovejas y puso su vida por ellas.

Hay también otro texto que confunde a la gente es Tito 2:11: “ Porque la gracia de Dios se ha manifestado para
salvación a todos los hombres ”. Aquí la expresión “gracia de Dios” no significa que hay salvación para todos los
hombres, sino que se ha manifestado a todos los hombres. Pero la redención particular la podemos ver en Hechos
20:28: “ Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” . Antes vimos un pasaje donde se
habla de que Cristo murió por sus ovejas, y aquí vemos que puso su sangre por su Iglesia.

La Expiación Limitada es un tema difícil porque, hermenéuticamente hablando, requiere de una exégesis muy
detallada para solucionar estas dificultades, y por el Espíritu Santo podemos llegar a una solución correcta. Los
pasajes que hablan de una obra particular de Cristo son más numerosos.

Romanos 8:32 y 33: “ El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no
nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica” .
Pablo, ¿Quiénes son “nosotros”? Ese “nosotros” habla de los escogidos, y por ellos murió Cristo, y si Él los
justificó, ¿Quién los acusará?

Juan 17:9: “ Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son ”. Aquí
podemos ver la función sacerdotal de Cristo. Si Él vino a salvar a todo el mundo, ¿Por quién debió orar? Por el
mundo. Pero oró “… no ruego por el mundo, sino por los que me diste ”. Como el Sumo Sacerdote, luego de
ofrecer sacrificio en el templo, hacía una oración por quien se ofreció en sacrificio, Cristo; preparando su
sacrificio ante el santuario de Dios, oró por los que el Padre le dio.

Juan 18:9: “… para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno ”, Cristo
no perdió a ninguno de los que el Padre le dio. Si la muerte de Cristo hubiera sido por todo el mundo, Él debió
decir: Gané a todo el mundo.

Efesios 5:25: “ Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella ”. Este es un versículo muy bello y sencillo; Cristo se entregó por su esposa, así como el marido se debe
entregar por su esposa, no por todas las mujeres del mundo. No sería correcto que un esposo le diga a su esposa:
-Mi amor, yo te amo como amo a todas las mujeres del mundo-, eso no tiene ningún sentido. Cristo le dice aquí a
los esposos que ame cada uno a su mujer y entregue su vida por ella.

Estos textos que hablan sobre la salvación particular son más fuertes, más numerosos, más poderosos y más
claros que las porciones que hablan de la supuesta salvación universal de los hombres. Los textos acerca de la
salvación universal deben ser entendidos a la luz de los que hablan de la salvación particular. La iglesia de
nuestros días centra su atención en los que hablan de salvación universal.

El análisis de estos dos tipos de textos ocasiona respuestas distintas a nuestras tres preguntas básicas.

Si aceptamos que Cristo murió por todos los hombres responderíamos así:

¿Por qué murió Cristo? Porque Dios quiso dar una oportunidad a todo el mundo para que fuera salvo.

¿Para qué murió Cristo? Para hacer posible la salvación de todos y cada uno de los hombres.

¿Por quiénes murió Cristo? Por todos y cada uno de los hombres que han pisado la faz de la tierra, incluidos
Caín, el faraón y Judas, que sabemos estaban en el infierno ya cuando Cristo murió.

Los que afirman la expiación universal creen en una redención universal, aunque no se puede llamar así porque
ella no redime, ella no salva a nadie; es un sacrificio no eficaz, es una salvación potencial. Este es el sistema
arminiano.

Si aceptamos que Cristo murió por su pueblo solamente, deberíamos responder así:

¿Por qué murió Cristo? Porque Dios quiso salvar. No fue para dar una oportunidad de salvación a todo el
mundo. Recordemos que Dios tenía tres opciones: Salvar a todos, no salvar a ninguno, o salvar a muchos y dejar
en su justa condenación a otros. Al elegir la tercera opción Dios quiso salvar; y la única forma de salvar era por
medio de la Expiación. Por eso hubo silencio en el huerto de Getsemaní, cuando Jesucristo dijo: “ Padre mío, si
es posible, pase de mí esta copa ”, por si el Padre tuviera otra forma de expiar el pecado de su pueblo que no
fuera mediante la Expiación; pero hubo silencio total. ¿Y qué es la Expiación? Es la muerte sustitutiva de Cristo,
que cancela la deuda penal que los pecadores elegidos tienen con la justicia santa de Dios. Jesucristo sabía que no
había otra forma, pero lo dijo para que nosotros lo sepamos.

¿Para qué murió Cristo? Para salvar eficazmente a aquellos a los que vino a salvar. Para asegurar su salvación y
llevarlos al cielo.

¿Por quiénes murió Cristo? Por su pueblo, por los escogidos, por sus ovejas, por su iglesia, por los que el Padre
le dio, por los creyentes, por su esposa. El sistema calvinista nos presenta una Expiación Limitada, ¿Por qué
limitada? Porque Cristo murió para redimir a las almas que le dio su Padre. Es una Expiación Limitada en su
alcance, redención particular, específica, es un sacrificio eficaz y es una salvación real.

La expiación universal se puede ilustrar con un puente que se debe construir sobre un gran río de salvación, y hay
dos formas de pasarlo; primero, por un puente muy amplio que construyen pero solo llega hasta la mitad del río,
y el que quiera pasar al otro lado tendría que tirarse al río y terminar de hacer la estructura, o pasar a nado a la
otra orilla. En el sistema calvinista, la Expiación particular, este puente no es muy amplio, es estrecho, y va
eficazmente desde una orilla del río hasta la otra, de tal manera que, quienes lo cruzan, de seguro llegan y
alcanzan la salvación. Esto último es lo que enseña la Palabra de Dios.

III. La búsqueda de la verdad en esta doctrina: Estudio en círculos concéntricos.


Hay una seria dificultad exegética con respecto a la Expiación Limitada porque, de las cinco doctrinas de la
gracia, pudiera ser la más importante pero a su vez la más difícil y controversial; de hecho se mencionan
cristianos y teólogos que son de “Cuatro puntos”, eso quiere decir que no han podido asimilar bien esta doctrina
de la Expiación Limitada. La esfera de dificultad se refiere al alcance de la obra de Cristo, debido a que algunos
versículos parecen enseñar que la salvación es para todos los hombres nacidos, según lo afirman los llamados
cristianos generales, frente a muchos otros versículos que muestran claramente como la obra de Cristo fue
particular, específica, que vino a morir por su pueblo, por muchos, por sus escogidos que el Padre le dio, por su
esposa que es la Iglesia, como lo sostenemos los cristianos particulares, especialmente los llamados bautistas. Al
principio de la Reforma Protestante todos los bautistas eran particulares, pero las ideas de Arminio provocaron la
aparición de bautistas generales.

Cuando nos pregunten a qué tipo de Iglesia pertenecemos, podemos responder que somos bautistas, reformados,
independientes y particulares. Bautistas porque no creemos en el bautismo de infantes sino en el de creyentes;
reformados, porque sostenemos la plataforma doctrinaria de la reforma protestante; independientes, porque
creemos en la autonomía del gobierno plural de la Iglesia local; y particulares, porque creemos en una expiación
particular. La mayoría de nuestros amados hermanos en el pueblo de Dios son generales, pero tienen muy poca
base para decir por qué, debido a que casi nunca han estudiado este tema; entonces no saben que son generales, y
tampoco saben que existen particulares.

Para encontrar la verdad podemos preparar nuestras mentes entendiendo el contexto bíblico, desde lo más
amplio, acerca de la Expiación. Este estudio lo vamos a llamar Círculos Concéntricos e implica ir del contexto
general hasta lo más específico. El círculo que se encuentra afuera, el más grande y que abarca a todos los demás,
lo estudiaremos desde el Consejo Eterno de Redención, donde se genera la orden de la Expiación. Lo anterior nos
facilita resolver preguntas como ¿Dónde se origina la Expiación? Ya vemos que surge en este Consejo, ¿Qué es
la Expiación? ¿Cuáles son los resultados de la Expiación? ¿Cómo es nuestra unión con Cristo? ¿Cuál es la
función sacerdotal de Cristo?

El siguiente círculo más interno nos permite conocer la naturaleza de la Expiación, su esencia, y sus resultados,
que son la redención, la propiciación y la reconciliación, los cuales nos llevan a confirmar que la Expiación es
Limitada.

Vamos cerrando círculos hasta el centro donde encontramos la batalla de versículos, según lo llamamos en el
estudio del tema, y ahí veremos texto por texto, y cada uno con su dificultad. La confrontación que se genera nos
permite llegar a conclusiones acerca de palabras problemáticas tales como “mundo” y “todos”.

Esta doctrina es importante porque en ella está en juego la gloria de Cristo, porque el Redentor de los
universalistas es menos glorioso pues solamente creó una posibilidad de salvación, y construyó la mitad del
puente que nos llevaría a la orilla de la salvación. En cambio el Cristo de quien hablan los calvinistas es un
verdadero Salvador, enviado por Dios el Padre desde el Consejo Eterno de Redención, que salvó y no perdió a
ninguno. También está en juego nuestro amor por Cristo, quien hizo lo suficiente y necesario para salvar a cada
uno de sus elegidos, además de estar pendiente la firmeza de nuestro gozo y felicidad en esta vida, y la fortaleza
en medio de nuestras aflicciones. La vida de todos los que creen va a ser favorablemente afectada si entendemos
lo que enseña la Biblia.

A. El contexto bíblico de la Expiación.


1. El Consejo Eterno de Redención -CER-: Le preguntamos a la Biblia, ¿Cuándo y cómo se realizó
la elección de muchos para salvación? Esa redención se realizó en la eternidad, antes de la
fundación del mundo, en una reunión llamada Consejo Eterno de Redención. Las tres personas
de la Trinidad hicieron un Pacto de Gracia para proveer la salvación de los hombres, y este
Consejo Eterno de Redención es la base de este Pacto. Allí el Padre le dio al Hijo un
determinado número de personas que Él eligió para salvación, le dio el mandato para que expíe
los pecados de ellas, Él se ofrece y lo acepta voluntariamente, y muere en la cruz. Luego el
Espíritu Santo toma la obra de la Expiación y la aplica a esos elegidos, llevándolos a una
salvación eficaz.
Recordemos la definición de Expiación para estar enfocados sobre la dirección del Consejo
Eterno de Redención: Es la muerte sustitutiva de Cristo, quien cancela la deuda penal que tiene
el pecador con la justicia santa de Dios.
La Escritura en distintos versículos nos deja ver destellos de lo que ocurrió en este Consejo, los
vamos a buscar y a leer, poniendo atención en el lenguaje que usan al hablar de Expiación;
luego de explicar el lenguaje vamos a sacar las conclusiones necesarias que nos permitan
afianzar el hecho de si somos generales o particulares.
1 Pedro 1:18 al 20: “… sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado
desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de
vosotros ”. El Cordero fue destinado en el Consejo Eterno de Redención para que hiciera un
rescate, así se ve la Expiación. Rescate significa ir a sacar a alguien de un lugar donde está
cautivo. Isaías 49: 24 y 26: “¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de
un tirano? Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín
será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. Y a los que te
despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino;
y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob
”. Hay un eco de este profeta mayor en las propias palabras de Jesucristo, Mateo 12: 28 y 29: “
Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios. Porque ¿Cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear
sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa ”; rescatar es entrar a la
casa del hombre fuerte, donde hay un cautivo del tirano, y arrebatarle el botín.
Juan 6: 37 al 39: “ Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo
fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda
yo nada, sino que lo resucite en el día postrero ”. Desde el Consejo Eterno de Redención el
Padre le dio todo al Hijo y lo envió para hacer su voluntad; la orden que le dio fue que no
perdiera a ninguno, y los rescatara para la victoria. La Trinidad vio la Expiación como un
rescate y como una victoria.
Juan 10: 17 y 18: “ Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre ”, ese mandato lo recibió
en el Consejo Eterno de Redención. Este texto dice que la Expiación se realiza por la muerte
del Hijo de Dios encarnado, “ yo pongo mi vida…Nadie me la quita ”, y no todo termina allí,
Él vuelve a tomar su vida. Con su muerte realiza la Expiación y con su resurrección la certifica.
Desde el Consejo la Expiación es vista como una obra completa, perfecta.
Juan 17: 1 al 4: “ Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora
ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2 como le has dado
potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo
te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese ”. Ya vimos que este
pasaje es el que presenta más veces el Consejo Eterno de Redención y su relación con la
Expiación (cerca de 15 veces). Cuando el Hijo realiza su obra de Expiación, su Padre le
glorifica a Él y se glorifica a sí mismo. El Consejo ve la Expiación en la cruz como la máxima
glorificación de Dios. Otras ocasiones en la cuales Él fue glorificado ocurrieron durante la
creación, porque Dios creó de la nada todo lo que existe, “ Los cielos cuentan la gloria de
Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos ”, Salmos 19:1; la salida de Israel de
Egipto con la sentencia y destrucción de los diez dioses, junto con las diez plagas, fueron una
salida poderosa que glorificó a Dios; la conquista de la tierra prometida también lo glorificó,
entre muchas otras ocasiones.
Hebreos 10: 4 al 7: “… porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar
los pecados. 5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas
me preparaste cuerpo. 6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 7 Entonces
dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está
escrito de mí ”; aquí hay dos alusiones al Consejo Eterno, “… me preparaste cuerpo ” y “…
vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad ”; “ el rollo del libro ” son los decretos eternos de Dios.
En el versículo 4 leemos: “… la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar
los pecados ” y esta afirmación nos lleva a concluir que hay otra cosa que si quita el pecado,
¿Cuál es? La Expiación, y en el Consejo Eterno es vista como la obra que elimina el pecado.
Cuando David está confesando su pecado de adulterio con Betsabé, él dice: “ Ten piedad de mí,
oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis
rebeliones ”, Salmos 51:1. La palabra “borrar” en su significado más estricto habla de eliminar
algo de una manera que no queda huella alguna. Entonces, desde el Consejo Eterno de
Redención el propósito primario fue que la Expiación eliminara por completo el pecado. Cristo
puso su vida para hacerlo así, pero volvió a tomarla para revestir a su pueblo de justicia; así
trae nueva vida y santidad, con la muerte justifica pero con su resurrección santifica. Isaías 42:
1: “ He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;
he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones ”. Desde el Consejo Eterno la
Redención es vista como la perfecta justificación del hombre.
Si reunimos todo lo que hemos visto hasta ahora, desde su contexto más amplio en el Consejo
Eterno de Redención, encontramos que la Expiación es un rescate; en estos versículos la Biblia
la presenta como el mandato del Padre para que el Hijo con su muerte realice la obra perfecta,
la perfecta victoria, el perfecto rescate, la máxima glorificación, la perfecta eliminación del
pecado y la perfecta justificación del hombre, y con eso no perdiera a ninguno de los que Él le
dio. Solo una Expiación particular corresponde con el propósito establecido en el Consejo
Eterno de Redención para el plan de salvación.
Ahora, si aplicamos todos estos términos a una expiación universal, ¿Cómo quedaría? Si
decimos que se parece a una posibilidad de fuga, porque no puede ser llamado rescate, como lo
podemos ilustrar con el caso del ex canciller de Colombia, Fernando Araujo; debido a que el
ejército colombiano realizó un operativo de ataque a los guerrilleros que lo tenían cautivo, y
mientras estos se defendían, el funcionario caminó y se fugó; es decir que la acción del ejército
le dio a él la posibilidad de fugarse. Es como un ataque en el que no se rescata a nadie sino que
deja al cautivo ante la ocasión de que él mismo complete su fuga. Pero eso no es lo que
presenta la Escritura, sino que muestra un rescate eficaz. Entonces, el rescate del señor
canciller fue darle una posibilidad de fuga, pero el ejército nacional no rescató del todo a este
funcionario; en cambio a los de la “Operación Jaque” el ejército si rescató del todo a los
secuestrados.
Ahora, ¿La expiación universal puede ser llamada una victoria? No, porque en ese caso la
victoria tendría que ser compartida. Cuando el señor Araujo llegó a la libertad, aquí todo el
mundo decía: -Qué tan bueno que el ejército atacó, y que hombre tan valiente-, pero
compartieron la gloria el ejército y este hombre que se fugó, y pudo llegar a la libertad. Pero,
en la “Operación Jaque” cuando llegaron los rescatados todo el mundo decía: -¡Qué viva el
ejército nacional!-.
Una expiación universal tampoco puede ser llamada obra perfecta de Dios, y mucho menos ser
llamada su máxima glorificación, porque esa gloria la debe compartir con el hombre. La
expiación universal no causó la máxima eliminación del pecado. Por eso es que podemos decir
que nosotros somos bautistas particulares, porque con este recién iniciado análisis del Consejo
Eterno de Redención podemos inclinarnos seriamente hacia una Expiación específica.

Si preguntaran, ¿Cuál es la palabra más importante que ustedes conocen, por encima de todos
los nombres de Dios, de Jesucristo, de Señor? Algunos escogerían la palabra “amor”, o “fe”,
“perdón”, pero si examinamos en las Sagradas Escrituras todo lo que ella enseña, todo lo que el
hombre necesita, podemos decir que la palabra más importante no está en boca de muchos, ni
se usa con mucha frecuencia, y pocos la conocen, es la palabra “Expiación”, porque representa
la obra de Dios en favor de la humanidad. La Expiación, según la Biblia, es la muerte
sustitutiva de Cristo, que cancela la deuda penal que tiene el hombre pecador con la santa
justicia de Dios. En el mundo, de vez en cuando, se habla de un chivo expiatorio, pero esa
expresión no la entienden ni la usan como en Las Escrituras. No hay nada más importante que
la Expiación, y la estamos estudiando como parte de la serie de Doctrinas de la Gracia, que nos
ayuda a entender qué es la Gracia. La Expiación es el centro de esas doctrinas, del Evangelio,
centro de la Biblia y de la historia de la humanidad, que se divide en antes y después de la
Expiación; conocerla bien es vital para conocer a Dios y poder avanzar en la madurez
espiritual.
2. La Unión con Cristo: Otro aspecto que se cumplió en el Consejo Eterno de Dios fue esta
unión. Si le preguntamos a un Hermano que no pertenece a una iglesia reformada, ¿Qué sabe
usted de la Doctrina de la Unión con Cristo? Lo más probable es que responda que jamás ha
escuchado nada acerca de esa doctrina, y puede ser por el hecho de que en la Biblia no se
encuentra la expresión “unido a Cristo”. Pero en el Nuevo Testamento se encuentra más de 50
veces un grupo de expresiones equivalentes a la unión con Cristo, cuando se traen del griego al
español: “En Cristo”, “Con Cristo”, “Con Él”, “Cristo en mí”, “Cristo en nosotros”, “En el
Amado”, “En quien…”. Es una doctrina muy importante y poderosa; en Efesios 1: 3 a 4
aparece 11 veces y está asociada con la Doctrina de la Expiación.
¿Cómo hacemos una exposición de esta doctrina? Lo primero es recoger todos los versículos
en el Nuevo Testamento que hablan de ella, estudiar cada texto en su contexto, y definir
claramente qué enseña. Después de este análisis podemos ver cuatro cosas con respecto a
nuestra unión con Cristo:

a. Enseña que es una unión en la eternidad: Dios la diseñó en su mente, ocurrió en la


eternidad, y responde a la pregunta sobre cuándo ocurrió, Efesios 1: 3 y 4: “ Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él ”, este
versículo ocurrió en el Consejo Eterno de Redención y muestra con claridad la relación
entre la Expiación y nuestra comunión con Cristo, además de nuestra Elección. Ahí está
el Padre como fuente de bendición. ¿Cómo ocurrió? Es un aspecto que no vamos a poder
entender desde este lado del cielo. Hay una unión desde la eternidad entre Cristo y usted;
como dice el himno: “Ya pertenezco a Cristo”.
2 Timoteo 1: 9: “… quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a
nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo
Jesús antes de los tiempos de los siglos ”, es una unión real, vital y misteriosa, no la
podemos entender; sin ella no podemos recibir ninguna bendición, ni la salvación de
Dios. Esta, que ocurrió en el Consejo Eterno de Redención, Dios no la reveló sino hasta
Pablo, que es quien más la repite, la experimenta, la cita y la usa “… y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí ”, pero la da a conocer desde el momento mismo de la creación,
en donde hay señales de la unión de Cristo con su Iglesia: El matrimonio es una señal
física de lo que ocurrió en el Consejo Eterno. Dios crea a Adán, y de él mismo saca
algo, ella es tomada de él y, luego de formarla, Dios se la entrega y la une a Él diciendo:
“… y serán una sola carne ”, Génesis 2: 24. Y cuando Adán la ve se vuelve poeta y
dice: “ Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne ”, 2:23, y esto es unión.
Eva es unida a Adán con una relación tremenda que se llama “Vínculo de una sola
carne”, en una unión que es superior a la de los padres con los hijos. Dios no guardó
silencio hasta que el apóstol nos enseñara esta doctrina, sino que desde la creación nos
dio símbolos de la preciosa unión entre Cristo y su Iglesia, y creó una unión semejante
en la tierra, Adán con Eva, el esposo con la esposa, diciéndoles: “… lo que Dios juntó,
no lo separe el hombre ”, Mateo 19:6.
Pablo de nuevo habla de esta unión en Efesios 5: 22 al 32 . Aquí hay un eco de las
palabras de Adán: “… porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus
huesos ”, versículo 30. Y por esta unión: “… dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne ”. El misterio se refiere a cómo un
hombre se une a su mujer y los dos son una sola carne, pero Pablo aquí habla de Cristo
y de su Iglesia; el matrimonio es ante todo una forma como Dios representa esta unión
especial. Esta fusión no es entre Cristo y el mundo, o con todos los hombres que han
existido, así como el esposo no está unido a todas las mujeres del mundo sino a una sola
esposa. Qué hermoso es ver a los esposos cuando honran su matrimonio y lo llevan a
esta máxima proyección de la unión con Cristo, en especial cuando uno de los dos cae
en desgracia, y se mantienen unidos para poder reflejar al mundo esa relación celestial.
Ese es el fin más alto del matrimonio, aunque también es una comunión en que el
hombre y su esposa se satisfacen emocional, física y sexualmente.
b. Enseña que es una unión en la cruz: El testimonio de la Escritura es más que
contundente, Romanos 6: 1 al 8: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado
para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al
pecado, ¿Cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos
sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida
nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así
también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre
fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de
que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del
pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él ”. Estos
versículos son claros; se encuentran en pasajes didácticos, en prosa, son demasiado
poderosos, y en ellos se ve que cuando Cristo moría en la cruz, ahí estábamos nosotros
muriendo con Él. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo Jesús, y los que
hemos sido bautizados en Él hemos sido bautizados en su muerte, ¿Cómo? Porque
cuando Cristo murió en El Gólgota, todos los cristianos estábamos unidos con Él; de
igual forma, somos sepultados juntamente con Él en su muerte y con Él resucitamos.
Además, estábamos unidos con Él cuando ascendió a los lugares celestiales.
Efesios 2: 4 al 5: “ Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que
nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos
venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en
Cristo Jesús ”, con Cristo fue crucificado el viejo hombre de aquellos por los cuales
vino a morir; pero cuando estábamos muertos, nos dio vida juntamente con Él, nos
resucitó y nos hizo ascender a los lugares celestiales. Es muy importante la palabra
conectiva “con”. La Biblia no dice que eso sucede con todo el mundo sino solamente a
los suyos, los de Cristo. Fue a la cruz en unión con su pueblo, y su pueblo en unión con
Él. La Biblia no dice que Cristo llevó a toda la humanidad en la cruz. ¿Cómo se prueba
esto? Pues si hay una persona que resucitó con Él, esa persona debe tener una vida
nueva. ¿Y quiénes son los que resucitaron con Él? Los que el Padre unió a Él en el
Consejo Eterno de Redención.

c. Enseña que es una unión en la conversión: Estas dos facetas de la unión con Cristo, la
que ocurre en la eternidad y la que ocurre en la cruz, están escondidas para el creyente
hasta antes de su conversión; son objetivas para Dios, solo las ve Él. Pero para el que
cree, cuando se convierte, son la más hermosa realidad al saber que fue unido con Cristo
en la eternidad, y que murió con Él en la cruz, porque antes de la conversión era un
horrible pecador. Así esté unido en la eternidad a Cristo, y así haya muerto con Él en la
cruz, el hombre es justificado cuando se convierte y en un solo acto legal; la justificación
no es eterna. A quienes les dice que Cristo los unió con Él en la eternidad, en Efesios 1:4,
también les dice que eran hijos de ira. Eso es lo que dice Efesios 1: 13 y 14: “ En él
también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las
arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
su gloria ”. No es real a nuestros ojos sino hasta que somos tocados para conversión.
Así como el matrimonio es una forma visible de la unión que se dio en la eternidad, en
un detalle la Biblia nos muestra que, tanto el cuerpo como el alma, son unidos a Cristo
de manera especial, 1 Corintios 6: 15 al 19: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son
miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de
una ramera? De ningún modo. 16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es
un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. 17 Pero el que se une
al Señor, un espíritu es con él. 18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el
hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo
peca. 19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” . El apóstol Pablo viene
amonestando a los corintios que llegaron a conversión, porque estaban practicando la
prostitución religiosa en los templos falsos, y se demoraron un poco para abandonar esa
costumbre. El poder del argumento está en que cuando un cristiano se une a una ramera,
une los miembros de Cristo a ella. Los miembros del creyente son miembros de Cristo;
está tan unido a Cristo que su cuerpo es parte de Él. Por eso el himno dice: “Ya
pertenezco a Cristo, y Él pertenece a mí”, es una relación de doble dirección; Pablo
dice: “… y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí ; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios ”, Gálatas 2:20. Debido a mi unión con Cristo mi cuerpo
adquiere una santidad especial. Cuando el cristiano muere y lo llevan al sepulcro, su
cuerpo no deja de estar en unión con Cristo, por la unión especial y misteriosa que hay
entre Cristo y el cuerpo del creyente.

d. Enseña que es una unión para siempre: “… lo que Dios juntó, no lo separe el hombre ”,
Mateo 19:6. Pero el testimonio de la Escritura es determinante, Romanos 8: 1 al 5:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que
era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas
de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”; el creyente no será
condenado jamás en virtud de su unión con Cristo, por lo cual también es transformado,
y es librado del poder de la carne y de la muerte por el Espíritu Santo obrando en él.
Versículos 28 a 32: “ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que
antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los
que justificó, a éstos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ¿Quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que
lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas? ”, es
decir, en virtud de que estamos unidos con Él, Dios nos dará todas las cosas. Y el
apóstol responde: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica ”.
¿Puede un hijo de Dios, que está unido a Cristo, ser hallado injusto? No puede. ¿Puede
un hijo de Dios ser condenado? Cristo es quien murió, más aún, es quien resucitó, es
quien está a la diestra de Dios y es quien intercede por nosotros.
¿Puede uno que está unido a Dios por Cristo ser separado del Padre? Versículos 35 al
39, “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual
estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni
lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro ”, Pablo
habla aquí de la indisolubilidad de nuestra unión con Cristo. Es una unión para siempre,
nada nos podrá separar del amor de Dios porque estamos unidos a Cristo.
A la luz de nuestra unión con Cristo, ¿A cuál de los dos polos de la discusión favorece?
Obviamente a la visión particular de la Expiación. La Biblia dice que su pueblo estuvo
unido con Cristo en la cruz, sus amados, aquellos a quienes Él escogió, y no lo hizo con
todo el mundo.
¿Pero cómo aumentar esa unión con Cristo? El creyente se debe esforzar en buscar a
Cristo en la oración, en la Escritura, sirviéndole, velando contra todas las cosas que le
impidan aumentar esa unión. Los esposos tienen en la unión con Cristo una razón más
poderosa para honrar sus matrimonios; los esposos más unidos a sus esposas, no
permitir situaciones que debiliten su unión, por ejemplo que no se acuesten a dormir
enojados, para testimonio a quienes les rodean. Los corazones de los esposos deben
estar tan unidos que ella debe estar vaciada en él y él vaciado en ella, como Cristo y su
Iglesia. Los solteros en la santidad, pureza y castidad de sus cuerpos están reflejando la
gloria de Cristo, porque los miembros de su cuerpo son de Cristo.

B. El Sacerdocio de Cristo: Regresando al tiempo antiguo de Israel, cuando Moisés, en medio del
campamento y junto al tabernáculo recién construido, da inicio al oficio sacerdotal de Aarón como
Sumo Sacerdote de Dios, y a sus hijos, lo que registra Levítico 8: 1 a 12. El Salmo 133 nos dice
que el aceite era tan abundante que corría sobre las barbas de Aarón, hasta el borde de sus
vestiduras. Los espectadores pudieron ver sobre este personaje central la mitra y la diadema santa
de oro, además de piedras preciosas en un chaleco puesto sobre sus hombros, estas vestiduras
esplendorosas tejidas con lino e hilos de oro para esta ordenación que continúa en los versículos 30
a 36 de este salmo.
Luego de los siete días de consagración, todo este asunto termina como lo describen los versículos
1 al 7.
Creemos que todo termina en la presentación de los sacrificios, pero la ceremonia continúa hasta el
capítulo 9, versículos 22 a 24, con el gran final de la ordenación del Sumo Sacerdote: “ Después
alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo; y después de hacer la expiación, el holocausto
y el sacrificio de paz, descendió. 23 Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y
salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. 24 Y salió
fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo
todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros ”.
El Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento es la figura del eterno Hijo de Dios. Toda la gloria de
aquellas vestiduras de oro, resplandecientes, coloridas y hermosas, con todas esas joyas preciosas
que las adornan, no son más que un pálido reflejo de Aquel a quien Aarón representa, nuestro gran
Salvador Jesucristo. Las obras que Aarón realizaba representan las obras de nuestro gran Sumo
Sacerdote. Una de las principales necesidades que tenemos, como Iglesia y como creyentes, es
conocer bien el sumo sacerdocio de Jesucristo, lo cual nos va a ayudar a entender el tema de
Doctrina de la Expiación. Esto implicaría recorrer por el Antiguo y el Nuevo Testamentos todo lo
que se refiere al sacerdocio de Cristo, pero lo veremos bajo tres aspectos:

a. La ordenación de Cristo como Sumo Sacerdote: Aarón fue ordenado por Moisés al pie del Monte
Sinaí, junto a la puerta del tabernáculo de reunión. Pero los pasajes de Levítico 8 y 9 no son más
que una mera representación de lo que sucedió al Hijo de Dios cuando fue ordenado Sumo
Sacerdote del santuario celestial. Hebreos 5: 1 al 6: “ Porque todo sumo sacerdote tomado de entre
los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente
ofrendas y sacrificios por los pecados; 2 para que se muestre paciente con los ignorantes y
extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; 3 y por causa de ella debe ofrecer
por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. 4 Y nadie toma para sí esta honra,
sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. 5 Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo
haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. 6 Como
también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec ”.
Nadie se hace a sí mismo Sumo Sacerdote, a Aarón lo ordenó Moisés, y a Cristo lo ordenó el Padre,
“… Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy ”; esta expresión habla de Cristo como rey (2 Samuel
7:14); los descendientes de David, de los cuales vino Cristo, eran “hijos de Dios” y cuando uno de
ellos era entronizado como rey, de una manera especial se consideraba así mismo.
Cristo también es sacerdote, pero no según el orden aarónico sino de una orden superior, de
Melquisedec, rey de Salem y Sumo Sacerdote de Dios, según Hebreos 7: 1 al 4: “ Porque este
Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía
de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo
nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin
padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho
semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4 Considerad, pues, cuán grande
era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín ”. Este rey era de origen
misterioso, algunos dicen que era Cristo preencarnado, pero en el texto se entiende que era una
figura de Cristo. Lo que quiere comunicarnos la presencia de Melquisedec es que el sacerdocio de
Cristo es real, algo que no era Aarón, de quien se conocen su papá y mamá, pero no se conocen en
Melquisedec, para dar a entender que el sacerdocio de Cristo es eterno. No hay un sacerdote como
Él, y su gloria es muchísimo más alta. La belleza de Cristo como Sumo Sacerdote es mucho más
que la belleza de Aarón. Todo esto nos lleva a que los muchos que ya hemos recibido a Cristo
veremos esa belleza en su sacerdocio eterno y glorificado. Si nos emocionamos al verlo en Las
Escrituras y al cantar los himnos, ¿Cómo será cuando lo veamos en su gloria?

b. Las características de Cristo como Sumo Sacerdote: Hebreos 5:1: “ Porque todo sumo sacerdote
tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para
que presente ofrendas y sacrificios por los pecados ”. Las tres características están indicadas por las
preposiciones (de, a, para). Cuando estamos analizando un texto, para poder entender su
significado, lo más importante es el análisis gramatical al examinar el sujeto, el verbo, el
complemento, pero otras veces es mejor ver las preposiciones, como en este caso.
1) “… todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres ”, eso significa que Cristo, para
ser Sumo Sacerdote tenía que ser hombre.
2) “… es constituido a favor de los hombres ”, Cristo, un hombre, oficia a favor de otros
hombres; es como una especie de abogado, de defensor, que actúa a favor de otros.
3) “… para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados ”. El Sumo Sacerdote es
un hombre, tomado de entre los hombres, que los representa delante de Dios, hablándole
del problema de nuestro pecado, de nuestra exclusión, de nuestra maldad; y para solucionar
esos problemas él presenta ofrendas, es decir, sacrificios que quitan los pecados. ¿Y cómo
se llama al acto de quitar el pecado por medio de un sacrificio? Se llama Expiar. El Sumo
Sacerdote es quien realiza la Expiación, que es un sacrificio sustitutivo al quitar la deuda
penal que el pecador tiene con Dios.
¿A cuáles hombres representa el Sumo Sacerdote? ¿Por quiénes presenta sacrificios? ¿Será
que representa a toda la raza humana?

c. Las actividades específicas de Cristo como Sumo Sacerdote: Aquí entenderemos qué papel juega el
Sumo Sacerdote, en la obra de Expiación, al volver a Aarón y ver sus labores durante la ceremonia
de ordenación:

1) Hizo sacrificios por sí mismo y por el pueblo en Levítico 9: 7: “ Y dijo Moisés a


Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti
y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como
ha mandado Jehová ”. Luego, entre los versículos 8 y 21, Aarón ofreció sacrificios
siguiendo estrictamente el rito del santuario que había ordenado Moisés.
2) Bendijo al pueblo, versículo 22, “ Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo
bendijo ”; esa bendición está en Números 6: 22 a 27: “ Jehová habló a Moisés, diciendo:
23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
24 Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga
de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. 27 Y pondrán mi
nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré ”.
3) Entró en el Lugar Santísimo y ofreció el incienso con oración, Levítico 16 describe el
gran día de la expiación, cuando Aarón entraba detrás del velo, solamente un día al año, 11
al 13: “ Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la
reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo. 12
Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y
sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. 13 Y pondrá
el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el
propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera ”, cuando Aarón entraba
detrás del velo lo hacía con miedo porque moría si hacía mal las cosas. Aarón hace sobre
el altar el sacrificio por el pecado, y la sangre que él ofreció es aceptada por Jehová y
cubre el propiciatorio, mostrando que el pecado fue quitado a raíz del sacrificio; pero este
incienso que se ofrece va acompañado de oración, según el Antiguo Testamento. Aarón
entraba y cuando el humo empezaba a cubrir el lugar santísimo, él comenzaba a orar, y era
la única vez en el año que pronunciaba el Nombre de Dios, diciendo: “Jehová, Dios de
Israel, recibe el sacrificio que acabo de ofrecer y quita los pecados de ignorancia del
pueblo”. ¿Por qué sabemos que Aarón intercedía en ese momento? Pues porque el
incienso es intercesión, según Apocalipsis 5: 8, donde vemos que todo incienso que se
ofrece simboliza las oraciones de los santos.
Ninguna de estas tres actividades podía estar separada la una de la otra, si Aarón no
ofrecía sacrificio, entonces no podía entrar detrás del velo, y si no ofrecía el incienso,
entonces el sacrificio en el altar no era dirigido correctamente. El sacrificio es la base para
la propiciación, pero la oración de intercesión aplica lo que el sacrificio logró a aquellos
por quienes ora Aarón; él da la cara a Dios y da la espalda al pueblo, con lo cual sacrifica
y ora por el pueblo, y los representa delante de Dios. Cuando lo hace bien, puede salir vivo
y extender sus manos para bendecir a aquellos que recibieron el beneficio de la expiación
y de la intercesión del Sumo Sacerdote. No hay bendición si no hay intercesión, y tampoco
hay expiación, ese es el oficio de un Sumo Sacerdote.
¿Esto que hacía Aarón en el Antiguo Testamento lo hacía también nuestro Señor
Jesucristo? Por supuesto que sí; Aarón hacía figuras de lo que hizo Jesucristo, quien no
ofreció muchos sacrificios, sino “El” sacrificio. Hebreos 9: 23 al 28: “ Fue, pues,
necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24 Porque no entró Cristo en el
santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse
ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le
hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora,
en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí
mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los
hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue
ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez,
sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan ”; la expiación universal está
descartada de plano cuando dice en el versículo 28: “… para llevar los pecados de
muchos…para salvar a los que le esperan ”. Aquí vemos que Cristo es a la vez el Sumo
Sacerdote y el sacrificio.
Hebreos 10:10 al 14 enfatiza el hecho de que Cristo ofreció una sola ofrenda, una vez y
para siempre: “ En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día
ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar
los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados –de nosotros, de muchos- , se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí
en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados ”. ¿Y quiénes
son esos santificados? Nosotros y los muchos que habíamos visto en la porción citada
anteriormente.
Si hay alguna duda sobre quiénes son aquellos por los cuales Cristo ofició como Sumo
Sacerdote, regresemos al texto básico de Isaías 53: 8: “ Por cárcel y por juicio fue
quitado; y su generación, ¿Quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los
vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido ”, Él no fue herido por la rebelión de
todos los hombres porque, si así fuera, entonces todos los hombres serían salvos por
Cristo, que como Sumo Sacerdote presenta ofrenda por el pecado, porque la ofrenda de
Cristo quita el pecado. Versículo 11: “ Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las
iniquidades de ellos ”, aquí vemos el oficio de Cristo como Sumo Sacerdote que se ofrece
a sí mismo en sacrificio de expiación por un grupo específico de personas.
En el versículo 12 vemos su otro oficio, el de intercesión, “ Por tanto, yo le daré parte con
los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la
muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y
orado por los transgresores ”, estos transgresores son aquellos muchos por los cuales
murió. Cristo como Sumo Sacerdote no ora por todo el mundo; en Juan 17:9 haciendo su
oración sumo sacerdotal, Cristo dice: “ …no ruego por el mundo, sino por los que me diste
”. El sacrificio no es por todos sino por su pueblo, los muchos por los cuales murió. Esa
oración no la hizo solamente en el tiempo en que fue sacrificado sino que esa intercesión
es eterna, Él nunca deja de interceder por nosotros, Hebreos 7: 23 al 25: “ Y los otros
sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24
mas éste –Cristo- , por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos ”.
Cristo como Sumo Sacerdote se ofrece a sí mismo como sacrificio por su pueblo, ora por
ellos y, finalmente, después de terminar la expiación, los bendice, Lucas 24: 50: “ Y los
sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo ”, dirigió sus manos hacia
ellos, ¿Por qué? Porque murió e intercedió por ellos, y los bendijo. ¿Tiene usted esa
bendición sumo sacerdotal de Cristo? Esa obra perfecta de Cristo como Sumo Sacerdote es
imposible que la haya hecho por todos los hombres; fue hecha solamente para aquellos por
los cuales Él mismo murió en expiación por sus pecados.

B. La esencia de la Expiación
Solo la Palabra de Dios nos puede decir qué es Expiación. Lo primero que debemos hacer es sacar de
nuestras mentes esas pobres ideas humanas que tenemos sobre el tema, y entender el verbo Expiar, qué
significa, cómo se conjuga, y preguntarnos, ¿Qué estaba haciendo nuestro Señor Jesucristo en la cruz? Isaías
53: 10: “ Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida
en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano
prosperada ”, el Señor Jesús estaba expiando. Hay unos teólogos muy atrevidos al afirman que el Señor Jesús
nos estaba dando un ejemplo moral y de abnegación, simplemente para que lo imitáramos, pero no es así.

¿Qué es Expiar? Este verbo solo se puede entender en la Palabra y en la casa de Dios, porque es el verbo más
importante que existe. Es necesario coger toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis, y sacar aparte
todos los versículos que incluyan este verbo, traducido al español desde las distintas palabras de igual
significado en el hebreo y el griego. Luego de analizar cada texto en su contexto, usando todas las reglas de
interpretación, podemos entender que la Expiación contiene dos elementos necesarios y suficientes, primero,
que haya substitución de otros y, segundo, que haya satisfacción penal del castigo o sentencia dada a otros. El
verbo Expiar solo se entiende en un lenguaje jurídico, penal.

1. Para probar por La Escritura que la Expiación es la substitución de otros, que Cristo al ir a la cruz
estaba substituyendo a otras personas, y que no simplemente estaba abriendo una posibilidad para
que todos pudieran ser salvados, sino que estaba ocupando el lugar específico de personas
específicas, hay tres fuentes de evidencia:
a. Los sacrificios del Antiguo Testamento por medio de animales eran tipo, figura y símbolos que
apuntaban hacia Cristo mismo. ¿Cómo se llama a Cristo en el Nuevo Testamento? El Cordero de
Dios; esto significa que los corderos que se sacrificaban en el Antiguo Testamento apuntaban
hacia Cristo. ¿Qué sucedía en los sacrificios tipológicos? Sucedía que el animal moría en lugar
de la persona que había pecado, la substituía. En esos sacrificios había una clara transferencia de
la culpa por el pecado del hombre al animal, y entonces al recibir la culpa, también recibía la
sentencia y el castigo que el hombre merecía. En la Escritura tenemos que el castigo, la paga,
por el pecado es la muerte (Rm 6:23), por eso el animal tenía que morir, Levítico 4: 1 al 4: “
Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona
pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer,
e hiciere alguna de ellas; 3 si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a
Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. 4 Traerá el
becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la
cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová ”. Cuando el pecador ponía su mano sobre
la cabeza del becerro se transmitía la culpa por el pecado, luego la sentencia de muerte pasaba al
animal, y era degollado. Ese sacrificio tipológico del Antiguo Testamento, que muestra una
sombra del sacrificio de Cristo, claramente enseña que Él subió a la cruz a sustituir a otros, y
que la culpa de otros le fue imputada a Él. Si el animal moría por el pecado de otros, ciertamente
Cristo moriría por el pecado de muchos pecadores y los libraría del castigo recibiéndolo Él.
b. Las declaraciones explícitas que hay en la Biblia sobre este asunto. Isaías 53: 6: “ Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó
en él el pecado de todos nosotros ”, Dios carga sobre Cristo la culpa de mi pecado, y eso indica
que Él fue a substituirme a mí, tal como el animal en los sacrificios del Antiguo Testamento.
2 Corintios 5: 21: “ Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él ”. A Cristo le fue hecho como si Él fuera el pecador,
cuando Él nunca tuvo pecado. Yo fui intercambiado por Él, fue hecho lo que yo soy, Él hizo lo
que yo debía hacer, recibir el castigo.
Hebreos 9: 28: “… así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de
muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le
esperan ”, Cristo sustituyó los pecados que habían en muchos, los llevó ante Dios por ellos y
por eso Él fue castigado.
c. Las preposiciones, de las cuales la más importante para la historia de nuestra salvación es “por”;
su uso en varios versículos de la Biblia donde se habla de Cristo es pieza clave, evidencia de que
al ir a la cruz Él estaba substituyéndonos, Mateo 20: 28: “… como el Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos ”, la expresión
“por” significa “en lugar de”, substitución, y no aparece ocasional o escasamente, sino en buen
número de casos, como evidencia sólida.
Juan 11: 50 al 52, está hablando el Sumo Sacerdote Caifás: “ … ni pensáis que nos conviene
que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. 51 Esto no lo dijo por sí
mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por
la nación; 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de
Dios que estaban dispersos ”, la muerte de Cristo substituyó la nuestra.
Gálatas 3: 13: “ Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) ”, esto indica claramente
nuestra substitución.
1 Pedro 3: 18: “ Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en
espíritu ”, el justo es Él y los injustos somos nosotros, los muchos, los que hemos sido
llamados a creer en un gran trueque, “… el justo por los injustos ”.
Es imposible negar la idea de substitución; la Expiación, en primer lugar, es substitución de
otros. En el caso de la salvación, Cristo no sustituyó a toda la humanidad; para que la muerte
de Cristo salve a toda la humanidad hay que omitir la substitución en la Expiación.

2. Satisfacción penal: Es la segunda parte de la Expiación y va unida a la substitución de otros. Es


cumplir el castigo de otros o satisfacer la deuda penal. Cuando Dios creó al hombre estableció la
relación de Creador – criatura hijo; pero cuando el hombre pecó la relación cambio, el Creador se
convierte en un juez y la criatura en un sindicado; cuando venimos a Cristo, el juez se convierte en
un Padre y nosotros nos convertimos en sus hijos. Esos son los tipos de relación que Dios tiene con
la humanidad. En la relación entre juez y sindicado, éste último está en su juicio por su pecado, y el
juez dicta una sentencia condenatoria, necesariamente, porque el sindicado ha violado la ley de
Dios, la ley de ese juez quien ha sentenciado que la paga del pecado es la muerte; el sindicado ahora
debe ser condenado y cumplir la pena, el castigo sentenciado. Pero, ¡Qué cosa maravillosa! Ese juez
es soberano, en Él hay un amor soberano, y de pronto ese juez dice: -Permito que el castigo de este
condenado pueda ser pagado por otro-. Esto es algo increíble. Pensemos en el trono celestial, en el
juzgado eterno, y el Padre Creador convertido en juez, toda la humanidad como sindicada; Él está
obligado por su justicia a condenarnos a todos y a aplicarnos la pena de muerte eterna, ni siquiera
muerte física. Pero de pronto, el juez de ese juzgado celestial dice: -Estoy lleno de amor soberano y
de gracia, y a estos sindicados que son condenados les permito que otro reciba su castigo-.
Aquí vemos a un hombre que viola una ley, Dios actúa como juez y dicta sentencia, Levítico 24:
15 y 16: “ Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará
su iniquidad. 16 Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación
lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera ”, aquí vemos
una violación del tercer mandamiento de la Ley de Dios, está el sindicado, está el juez y la
sentencia, además de la ejecución.
Trasladando este caso al reino celestial, este juez permite a otro que reciba el castigo; vemos el rey
soberano en una acción de Gracia, Isaías 53: 5: “ Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados ”, son términos penales que describen el castigo necesario para ponerse en paz con el juez,
ese castigo fue sobre Cristo, quien nunca cometió pecado, porque Dios soberanamente lo decidió
así. Él no permitió expiación para los ángeles, ni para ninguna otra de sus criaturas, sino que la dio
como un acto soberano solo para el hombre, que es quien porta su imagen.
Cuando Cristo cumplió el castigo el resultado fue, según Romanos 5: 1: “ Justificados, pues, por la
fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo ”; la justificación es un
certificado de pena cumplida, solo que yo no cumplí la pena sino que otro la cumplió por mí. ¿Y
por qué yo recibo el certificado? Porque Dios permitió que otro pagara el castigo que yo merecí.
En un tribunal humano solo has dos posibilidades para que alguien sea justificado: Por un lado,
que el juez lo encuentre inocente, entonces cuando el juez dicta sentencia absolutoria está
justificando al acusado; y por otro lado, cuando el juez lo encuentra culpable, produce sentencia
condenatoria y determina la pena, el culpado va a la cárcel y paga sus años, y cuando los cumple el
juez le expide un certificado de pena cumplida; el reo sale de la cárcel justificado, porque pagó su
pena. Pero en la justicia divina hay una tercera opción, que otro pague la pena por el acusado, y
eso es lo que significa Expiación. Ilustrándolo en términos humanos, supongamos que en los
Estados Unidos hay un criminal depravado que es capturado por el gobierno, procesado y
condenado a la pena de muerte; el único que puede conmutar la pena de muerte es el Presidente de
la República, y llegó la hora de la ejecución; la mamá de este depravado pide una audiencia con el
Presidente y le dice: -Señor Presidente, yo amo a mi hijo; sé que es un hombre malo pero yo no
quiero que él muera, permita que yo muera en su lugar-. Supongamos que el Presidente puede
hacerlo, quiere hacerlo y lo hace; entonces acuestan a la señora en la camilla, le ponen la inyección
letal y ella muere. ¿Qué tiene que hacer con el criminal? Dejarlo ir en libertad, ¿Por qué? Porque él
ha sido justificado, otro pagó su condena. Eso es lo que Cristo hizo por nosotros. Nos substituyó y
recibió el castigo que el juez eterno había decretado para nosotros; Él recibió el castigo de aquellos
que substituyó.
Juan 19: 28 al 30: “ Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para
que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. 29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces
ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.30
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza,
entregó el espíritu ”. Son los últimos momentos de nuestro Señor en la cruz; la deuda penal con
Dios que tenían aquellos a quienes substituyó, fue totalmente pagada en la cruz y todos ellos
recibirán un certificado de pena cumplida. ¿Qué estaba haciendo Cristo en la cruz? Estaba
sustituyendo y cancelando una deuda que muchos adquirimos en el tribunal de Dios. ¿A quiénes
estaba sustituyendo? Si decimos que estaba sustituyendo a todos los hombres, la primera
consecuencia lógica es que todos ellos tendrán su certificado de pena cumplida, de lo cual no habla
la Biblia. Entonces, si Cristo canceló la deuda penal de todos los hombres, no hay infierno, porque
a este lugar irían los hombres a quienes Cristo no canceló su deuda para pagarla en su propia
carne. Por eso es una injusticia si hay infierno porque el juez estaría castigando dos veces al
pecador, una vez en el cuerpo de Cristo y otra segunda vez en el infierno; y no se puede decir que
sea injusto el Juez Justo y Soberano.
Cuando estudiamos la naturaleza de la Expiación vemos que el único que puede conjugar este
verbo es Cristo Jesús, el Señor; si Él dice: –Yo expío-, tuvo que decir antes: -Yo substituyo y Yo
recibo el castigo-.

Los resultados de la Expiación

La Expiación es la base fundamental de la obra de la cruz, y sus principales resultados son la


Redención, la Propiciación y la Reconciliación. Aquí estamos entrando al tercer círculo
concéntrico dirigiéndonos hacia el núcleo del tema, y estudiándolo para darle respuesta a las
inquietudes que surgen de versículos que parecen indicar que Cristo murió por todos los hombres,
expiación universal, y de otros versículos que enseñan claramente que Cristo murió por su pueblo,
expiación limitada.

1. Propiciación
a. Entendiendo la Propiciación: Este resultado de la Expiación se puede entender
recorriendo Las Escrituras en el Antiguo Testamento. Un objeto que nos lleva a
entender es el Propiciatorio, Éxodo 40: 18 al 20: “ Moisés hizo levantar el tabernáculo,
y asentó sus basas, y colocó sus tablas, y puso sus barras, e hizo alzar sus columnas.
19 Levantó la tienda sobre el tabernáculo, y puso la sobrecubierta encima del mismo,
como Jehová había mandado a Moisés. 20 Y tomó el testimonio y lo puso dentro del
arca, y colocó las varas en el arca, y encima el propiciatorio sobre el arca ”; el
testimonio es la tabla de los Diez Mandamientos, puesta en una caja de madera
cubierta con una loza grande de oro grueso y puro, y sobre ella dos querubines tallados
en oro.
Lo que se hace en el Propiciatorio está descrito en Levítico 16: 15 y 16: “ Después
degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la
sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del
becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. 16 Así
purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus
rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al
tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas ”.
Propiciar es esparcir la sangre del sacrificio sobre el Propiciatorio que está encima
del Arca, para limpiar, purificar y quitar el pecado de en medio de Dios y su pueblo.
Hay que notar que el Propiciatorio es la tapa de oro de una caja y debajo está el
testimonio, los Diez Mandamientos. ¿Qué producen los Diez Mandamientos que
están bajo la mirada de Dios? Dios está por encima del Propiciatorio, y entre los
Diez Mandamientos y Dios está la loza donde se vierte la sangre. Cuando Dios mira
al hombre ve la Ley que está en la caja, y la ira de Dios, la maldición de la Ley y la
culpa del hombre, vienen ante Dios y su ira es derramada sobre el pecador; pero
cuando viene el sacerdote y esparce la sangre, Dios ya no ve la Ley y el pecado es
quitado. Eso es Propiciar. Se quitan el castigo, la culpa y la maldición.
Génesis 32: 18 al 20, el gran problema de la Jacob en Peniel era que iba a regresar a
la casa de sus padres, hacia donde su hermano Esaú estaba, entonces éste recordó su
venganza por el robo de la primogenitura y fue a su encuentro armado con 400
hombres; la ira de Esaú volvía a aparecer en su corazón, por lo que Jacob envió
adelante unos presentes para aplacarlo, “… entonces dirás: Es un presente de tu
siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él viene tras nosotros.
19 Mandó también al segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas
manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis. 20 Y
diréis también: He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo:
Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro;
quizá le seré acepto ”. Eso es Propiciación, ofrecer un presente para aplacar la ira de
aquel que viene en venganza contra nosotros.
Proverbios 16: 14: “ La ira del rey es mensajero de muerte; mas el hombre sabio la
evitará ”, la palabra “evitará” también puede reemplazarse con “apaciguará”.
La Propiciación es aplacar la ira de Dios, tema que no se predica en las iglesias de
nuestros días, donde solo se habla del Dios de amor, pero podemos ver con claridad
su ira:
1) La ira de Dios es una oposición infinita
a todo pecado, aún al más pequeño.
2) Aborrecimiento infinito aún por el más
pequeño pecado, pero también…
3) Una venganza infinita hacia el más
pequeño pecado.
Son infinitos porque Dios es infinito.
Hemos escuchado que la ira de Dios está dirigida al pecado, pero no hacia el
pecador; que Dios ama al pecador y aborrece el pecado, como un ente apartado de la
persona que lo comete, pero eso es mentira. Veamos lo que dice el Antiguo
Testamento:
Salmos 7:11: “ Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días
”, ¿Y qué tiene Dios contra el impío todos los días? Una oposición, aborrecimiento y
deseo de venganza infinitos aún contra el más pequeño de sus pecados. La
Propiciación va dirigida hacia la ira de Dios. Y veamos en el Nuevo Testamento:
Juan 3: 36: “ El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él ”. Cuando algunos dicen
por ahí: -Dios aborrece tus pecados, pero te ama-, eso es un error. Dios ama a todos
los hombres, por su Gracia Común, por eso les da comida, los viste, les tolera sus
borracheras, sus mentiras y sus robos sin enviarlos aún al infierno, pero su ira está
sobre el pecador.
El ser humano tiene una gran necesidad de la Propiciación, y por eso es lo primero
que da la Expiación, que es la obra básica de salvación porque aplaca la ira de Dios.
Números 16: 46 al 48 relata una terrible rebelión en Israel, liderada por Coré, Datan
y Abiram que se habían rebelado contra Moisés y Aarón, y Dios había iniciado una
matanza entre los que se habían levantado: “ Y dijo Moisés a Aarón: Toma el
incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la
congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de
Jehová; la mortandad ha comenzado. 47 Entonces tomó Aarón el incensario, como
Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad
había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, 48
y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad ”; la Expiación produjo
Propiciación y cesó la ira, y se fue el castigo.
En Números 25: 1 a 13 ocurrió que los israelitas tuvieron relaciones sexuales y se
casaron con mujeres extranjeras, debido al malvado consejo de Balaam; entonces
cuando esas mujeres llegaron a vivir al campamento Dios se puso furioso y empezó
a matarlos a todos. El acto expiatorio produce, en primer lugar, el aplacamiento de la
ira de Dios, esa es la Propiciación.
Por eso, cuando un pecador es convertido, es hecho consciente de que la ira de Dios
está sobre él. Lucas 18: 13 relata que dos hombres subieron al templo a orar, y el
fariseo daba gracias porque era un hombre muy bueno, no como los demás hombres,
y el otro oraba: “ Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al
cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador ”, el
publicano le pedía a Dios mismo que efectuara Propiciación sobre sus pecados.
Ahora podemos entender cuán grandiosa es la salvación al conocer la ira de Dios
que es fuego, incontenible, arrasante y poderosa, y que fue propiciada en favor
nuestro. Cuando nosotros estamos convencidos de nuestros pecados, nos hemos
arrepentido y hemos venido a Cristo pidiéndole perdón, Él nos da esa preciosa
Propiciación.

B. Entendiendo la obra de Cristo como Propiciación: Cuando Cristo subía a la cruz


de El Calvario Él no estaba abriendo la posibilidad de que Dios, más adelante,
aplacara su ira sobre los pecadores que se iban a salvar, sino que en ese momento
preciso estaba aplacando la ira de Dios. De aquí en adelante vamos a pensar en la
cruz como Propiciación, según la enseñanza clara del Nuevo Testamento.
Romanos 3: 21 al 25: “ Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de
Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la
fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar
su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados
”. Dios puso a Cristo como nuestra Propiciación; de hecho, después que murió,
como Sumo Sacerdote tomó su propia sangre, entró en el santuario y la derramó
sobre el Propiciatorio celestial , aplacando así la ira de Dios contra todos los
pecadores que habían creído en Él y los que creerían más adelante.
1 Juan 4:10: “ En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados ”, estos versículos son muy claros y nos permiten entender lo que es la
Propiciación; Cristo sabía que Él venía al mundo a propiciar, no a crear una
posibilidad de salvación.
El versículo que más confunde a nuestros hermanos, y que tiene dividida a la Iglesia
entre Generales y Particulares, 1 Juan 2: 2: “ Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros –los judíos- , sino también por los de todo
el mundo ”; cuando la gente lee este versículo y no entiende bien qué es
Propiciación, entonces dice que Cristo la efectuó por todo el mundo. Pero cuando es
entendida, también se puede comprender qué es mundo, una palabra explica y
condiciona a la otra. La ira de Dios no ha sido aplacada para todos los hombres sobre
la faz de la tierra en toda la historia del mundo; en tal caso no tendría lugar la ira de
Dios, ni el infierno, ni se mandaría a nadie allí porque Cristo propició. Si la
Propiciación es para aplacar la ira de Dios, entonces no es en favor de todo el
mundo. Para que la palabra “mundo” signifique todos los hombres y mujeres de toda
la historia, la Propiciación no aplacaría la ira de Dios, o sea que habría que inventar
otra forma para definir la Propiciación, porque la ira de Dios estaría también sobre
nosotros los creyentes, y esa es una total incongruencia.
El significado bíblico de la palabra “Propiciación” exige que la palabra “mundo”
tenga un sentido restringido, aunque suene como ilógico que no signifique todas las
personas de todas las épocas del mundo. En la misma Biblia la palabra “mundo” se
usa muchas veces en sentido restringido, Lucas 2:1: “ Aconteció en aquellos días,
que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese
empadronado ”, este edicto obligaba a José y María a censarse en Belén, y ahí nace
el niño Jesús, entonces cabe preguntar, ¿Se empadronaron los chinos? ¿Los de la
India? ¿Los rusos? O no será que la palabra “mundo” se refería a todos aquellos
hombres y mujeres que estaban bajo el gobierno de Augusto César. Es lo segundo,
porque “mundo” se usa en un sentido restringido. En lo que se refiere a
“Propiciación” es por los pecados de hombres de toda lengua, pueblo, tribu y nación,
no solamente Israel, pero nunca tan amplia para que sea por hombres y mujeres de
todas las épocas y lugares del mundo. La palabra “Propiciación” exige que sea un
significado restringido.
Juan 6: 33, Jesús está dando su gran discurso del pan de vida y dice: “ Porque el pan
de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo ”, en este versículo la
palabra “mundo” tampoco significa todas las personas de todas las épocas del
mundo, ¿Ese pan le ha dado vida a todos los hombres y mujeres después que Él vino
a la tierra? No, aquí también la palabra “mundo” tiene un sentido restringido, son
aquellos a los cuales Él vino a dar vida. Cuando se escribió el Nuevo Testamento
había un terrible exclusivismo judío, entonces Juan usa la palabra “mundo” para
incluir a todas las naciones, incluyendo a los judíos, pero no quiere decir a toda
persona en todo el mundo.

2. Reconciliación
Una de las experiencias humanas más intensas es la Reconciliación. El pecado puede hacer muchos
estragos en la relación de padre-hijo, esposo-esposa, hermanos, los mejores amigos; pero qué
maravilloso es cuando Dios da la oportunidad de que esas personas que estaban enemistadas lleguen
a un momento de reconciliación. Tal sucedió entre Jacob y Esaú, luego de estar enemistados durante
20 años; Dios le ordenó a Jacob que regresara a la tierra de sus padres y, por su misericordia,
permitió vencer ese odio y deseo de venganza en Esaú contra su hermano. Las tretas que usó Jacob,
enviando grupos y regalos para aplacar la ira de Esaú, no lograron la reconciliación entre estos
hermanos sino Dios, quien venció el enojo que Esaú incubó durante esos años contra su hermano, lo
que produjo allí ese intenso momento de reconciliación; la Escritura registra que ambos lloraron, el
uno lloró en el hombro del otro. Los seres humanos valoramos mucho la reconciliación, y en nuestros
días reciben un grande despliegue publicitario; como cuando se reconcilian bandas juveniles que
antes azotaban una ciudad, o cuando guerrilleros y paramilitares se reconcilian con la sociedad y
comparten juntos, o como el caso entre un judío y un palestino que conviven juntos.
En una escala mucho más alta, y grande, está el gozo maravilloso que hay en el cielo cuando un
pecador se arrepiente y es reconciliado con Dios. Hay mayor despliegue porque se gozan los ángeles
de Dios y la Iglesia también cuando vemos arrepentirse a un pecador; nos gozamos al ver que tiene
las marcas de un verdadero creyente.
Al igual que la Propiciación, que aplaca la ira de Dios, la Reconciliación entre un pecador y su
Creador es resultado de la Expiación. Pero no es suficiente con que Dios deje de estar airado con
nosotros, también es necesario que ahora sea nuestro amigo y haya paz entre Él y nosotros. La
Reconciliación da el paso que sigue a la Propiciación porque entre el hombre pecador y Dios hay
enemistad, hostilidad y separación. Esta reconciliación tiene tres aspectos:
a. ¿Qué hace tan necesaria la Reconciliación? Es tan necesaria porque existe
un gran abismo, un gran distanciamiento, una gran enemistad entre el
Creador y su criatura a causa de nuestros pecados. Dios es tan santo que la
Biblia en Habacuc 1:13 dice: “ Muy limpio eres de ojos para ver el mal ”.
Sus ojos son tan santos que el más minúsculo pecado en nosotros provoca
en Él odio, aborrecimiento, deseo de venganza y una enemistad
persistente. Nosotros somos tan pecadores que hasta nuestras obras de
justicia, es decir las buenas obras que hacemos, son como trapos de
inmundicia delante de sus ojos (Isaías 64:6). La santidad de Dios es tanta,
y la pecaminosidad del pecado en el hombre es tan severa, que se hace
urgente la Reconciliación. La enemistad de Dios contra nosotros es santa
porque Él aborrece nuestro pecado.
Romanos 1: 18 al 21: “ Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con
injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de
él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no tienen excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron
en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido ”, los
hombres saben qué es lo bueno y qué es el pecado, y detienen la verdad a
sabiendas de que es lo que Dios quiere, pro aun así se dedican al pecado.
¿Cómo no va a causar esto enemistad en Dios? ¿Cómo no se va a sentir
Dios tan agredido por la actuación de unos hombres que sabiendo la
verdad, el mandamiento, se dedican a hacer lo malo? Por ejemplo, en las
congregaciones hay jóvenes que saben desde pequeños que
emborracharse es contrario a la Ley de Dios, y ahora están en el mundo
tomando licor; eso es un desafío a Dios. Pero como estos jóvenes,
también fuera de la iglesia las gentes saben que emborracharse, tener dos
y más mujeres aparte de la esposa es pecado, y sin embargo lo hacen.
La Reconciliación es necesaria porque también hay enemistad en el
hombre, y la Biblia lo enseña claramente. Entre las personas hay odios de
una a otra, aunque esa otra no odie a este enemigo. Por ejemplo, entre
Esaú y Jacob el que odiaba era Esaú, Jacob no odiaba a su hermano.
También hay enemistad pecaminosa del hombre contra Dios, y eso hace
muy necesaria la Reconciliación, Romanos 8: 7: “ Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a
la ley de Dios, ni tampoco pueden ”, aquí la palabra “carne” significa al
hombre desprovisto de la gracia de Dios, natural, que no conoce a Dios;
la palabra “designios” son los pensamientos y las intenciones de su
corazón.
Por lo general los hombres no van diciendo que son enemigos de Dios,
porque el pecado los tiene engañados haciéndoles creer que son sus
amigos. Usted ve en la calle a un borrachín a quien le quiere compartir el
evangelio, y él le dice: -Ah, chuchito, él y yo somos llavería hermano-;
¿Cuál “llavería” si ese es un borracho y los borrachos no van a entrar en
el reino de Dios? Esa forma de expresarse con respecto a Dios es
ofensiva para Él; pero ese es el engaño, creer que son amigos de Dios, y
es al contrario. Y si uno le dice que es enemigo de Dios, él responde: -
Oigan a este, si Dios es mi amigo-, entonces la respuesta que se les puede
dar es: -Entonces, si Dios es su amigo, ¿Por qué no le obedece?-. Esa
enemistad no se manifiesta de labios, sino que el transgresor no la cree
porque el pecado lo engaña.
Es clara la enemistad absoluta y santa de Dios contra el hombre, y la
enemistad pecaminosa del hombre contra Dios. Por eso se necesita la
Reconciliación.

b. ¿Cómo se logra la Reconciliación?


La Reconciliación entre dos seres humanos que están enemistados se
logra cuando algo, o alguien, logra que cambie la disposición de los dos
que están enemistados, y los hace entrar en razón y reflexionar. Además,
Dios en su gracia común hace que decidan perdonarse y se reconcilien.
Para que haya reconciliación entre dos seres humanos corresponde que
haya un cambio simultáneo, o en distinto tiempo, en las dos partes.
La Reconciliación de Dios con el hombre es muy diferente, no funciona
igual.
En la reconciliación humana los dos individuos vuelven en amistad, pero
la Escritura dice que el hombre es reconciliado con Dios; eso significa
que la obra de Reconciliación es una obra unilateral de Dios, el hombre
es pasivo en esta acción. Entonces la Reconciliación se logra por medio
de Cristo en una operación especial en la que solo Dios obra esa
Reconciliación, y se la otorga como un regalo al mismo hombre.
Romanos 5: 10 y 11: “ Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados
con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados,
seremos salvos por su vida. 11 Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos
recibido ahora la reconciliación ”. Dios estaba enemistado con el
hombre y el hombre con Dios. Cuando dice “ fuimos ”, este verbo está en
pasado, y es pasivo, no activo. La Reconciliación no la ganamos, ni la
logramos, ni participamos en ella, sino que la recibimos. El texto no dice
que nosotros nos reconciliamos con Dios; la Reconciliación se logra así:
“… por la muerte de su Hijo ”, y con seguridad en su salvación.
Asimismo, la Reconciliación que Dios obró a través de nuestro Señor
Jesucristo no es solamente entre el hombre y Dios, sino que es una
Reconciliación entre hombres y mujeres de toda lengua, tribu y nación.
Esta enseñanza es hermosa e impactante, que alimenta de gozo y
esperanza nuestros corazones, y nos hace entender mucho más la gloriosa
y amplia obra que realizó el Señor Jesucristo en la Reconciliación,
Colosenses 1: 17 al 23. Esta Reconciliación por medio de Cristo también
obra más allá de los hombres, alcanzando a todas las cosas que fueron
afectadas por el pecado en la creación. Y es más, aquellos que han sido
reconciliados tienen el don de la perseverancia, pueden soñar con los
cielos nuevos y tierra nueva en los que mora la justicia, y vivirán en un
mundo reconciliado. Esta es nuestra perspectiva futura: -Yo soy
reconciliado con Dios-. La muerte de Cristo en la cruz es la
Reconciliación y la paz, por eso se le conoce como el Príncipe de Paz, “
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite ” Isaías 9:7.

c. ¿Cuál es la conclusión evidente de la Reconciliación? Este estudio nos


permite entender que la Expiación, hecha por Cristo en la cruz, no es un
asunto universal sino un asunto particular. Si hay personas que durante su
vida nunca se reconciliaron con Dios fue porque Cristo no hizo esta obra
por ellos en la cruz, porque Él no murió por todos los hombres. ¿Por qué?
Porque la Reconciliación es efectiva. Si nosotros negamos que la obra
hecha en la cruz trae a muchos a salvación, estamos diciendo que fue un
fracaso, y no es así. Cristo murió efectivamente para reconciliar a muchos
hombres con Dios, y también a la creación entera. Si aceptamos que la
cruz no reconcilia, sino que crea una posibilidad, lo que estamos diciendo
es que la obra de la cruz fue un fracaso porque Dios envió al Hijo a
Reconciliar, y si no es así, entonces el Hijo fracasó.
No creemos que haya alguna persona llamada cristiana que afirme el
fracaso de la cruz. Pero cuando se dice que por la cruz algunos mueren
sin reconciliarse, a pesar de que Cristo murió en la cruz, es porque Cristo
no murió en la cruz por ellos, o porque están diciendo que la cruz es un
fracaso, y eso jamás lo podemos decir. Ahora, la evidencia más grande y
contundente la tenemos en el hecho de que es absolutamente seguro que
el mundo entero será reconciliado en la muerte del Señor Jesucristo en la
cruz. Existirá un mundo perfecto porque Cristo murió en la cruz para
reconciliar a aquellos que vivirán allí. Si una persona no se reconcilia, la
cruz no fue para ella. La majestad y gloria de ese mundo perfecto se ve
en Isaías 9: 6 y 7: “ Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el
principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de
su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su
reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora
y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto ”. Vemos
como la obra de Cristo es la base de un mundo perfecto, y si no podemos
reconocer esto, no estamos viendo la potencia y el poder de esa
Reconciliación. Indefectiblemente, el entendimiento de la obra de
Reconciliación nos lleva a concluir que la Expiación tiene que ser
particular, y no universal.
Hay un pasaje que confunde a mucha gente al creer que la Reconciliación
que hizo Cristo fue por todos los hombres que han existido, y está en 2
Corintios 5: 14 al 21. Si estudiamos el contexto de este pasaje nos damos
cuenta que la palabra “mundo” no puede significar todos los hombres
sobre la faz de la tierra. Y viene esta pregunta sobre el versículo 19:
¿Dios ha dejado de tomarle en cuenta sus pecados a todos los hombres
que han existido sobre la faz de la tierra? No. ¿A quiénes ha dejado de
tomarles en cuenta sus pecados? A los que creen, a los que se han
arrepentido, a los que están en Cristo. Entonces esa expresión “… no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados ” no permite que la
palabra “mundo” sea todos, ¿Por qué? Porque en este mismo instante hay
muchas personas sufriendo en el infierno; Dios les está tomando en
cuenta sus pecados y los está castigando por ellos, como Judas, como
Caín, como Esaú. Esto exige que la palabra “mundo” se refiera a aquellas
personas a quienes Él no les está tomando en cuenta sus pecados. ¿Y
quiénes son estos? Aquellos que se han arrepentido y creído en Jesús. Si
no les tomara en cuenta sus pecados a todos, significaría que no habría
infierno porque Dios no tomó en cuenta los pecados de nadie y eso no fue
lo que Cristo hizo en la cruz, donde quitó los pecados de muchos, pero no
los de todos.

3. Redención
El gran presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, recordado porque logró la abolición de la
esclavitud en Norteamérica, tiene una anécdota que sirve de introducción a la Doctrina de la
Redención. Cuentan que en cierta ocasión Lincoln llega a un pueblo justo a la hora en que en la
plaza de mercado se comerciaban los esclavos; había entre los encadenados una mujer bastante
hostil, que frecuentemente con su boca hablaba insultos a sus captores y a las personas que se
acercaban para comprarla a ella o a otros esclavos. Por su agresividad nadie la compraba. Cuando
Lincoln llegó a la plataforma donde estaban los esclavos, puso sus ojos sobre ella, y ofreció dinero
al esclavista para comprarla. Cuando ella vio que el presidente ofreció dinero para comprarla
comenzó a insultarlo. A pesar de todo eso Lincoln acordó un precio con el esclavista y le
entregaron la mujer, quien seguía maldiciéndolo cuando la bajaron de la plataforma. El presidente
ordenó a sus acompañantes que le quitaran las cadenas de las manos y de los pies, y que hicieran
para la mujer un certificado de libertad, donde él firmaba declarando que era una mujer libre. Él
mismo, con su propia mano, le entregó la carta a la mujer, y ordenó que la dejaran en libertad.
Cuando le entregó la carta el presidente se alejó, y de pronto se percató que la mujer caminaba
detrás de él. Luego de algunos metros se volvió hacia ella y le ordenó a sus acompañantes: -
Díganle que se puede ir-; él siguió avanzando y al volverse vio que ella todavía lo seguía, entonces
le dijo que se podía ir, que estaba libre. Hasta que él se acerca a ella y le pregunta que por qué lo
sigue, y ella responde que estaba convencida de que si él es un hombre tan noble como para pagar
su redención, para darle la libertad, lo mejor que ella podía hacer era tratar de seguirle a él y
trabajar para él.
Esta historia es un buen reflejo de lo que ha hecho nuestro Salvador por nosotros. Él nos ha
liberado de una esclavitud mayor que la mujer en esta anécdota. Y nosotros debemos entender
cómo fuimos liberados de la esclavitud de nuestro pecado.
Para poder estudiar el tema de la Redención no hay un solo versículo por el que podamos
comprender enteramente esta doctrina, porque en esto la revelación bíblica es progresiva. El libro
de Éxodo comienza a hablarnos de la Redención, pero el tema pasa luego a los libros de Levítico y
Números, y avanza en el libro de Isaías, donde se menciona con frecuencia el Redentor; el Nuevo
Testamento también nos habla de la Redención. Entonces, para conocerla y ver a Cristo como
nuestro gran Redentor, debemos hacerlo de una manera temática; eso significa que debemos tomar
todos los textos, juntarlos, estudiarlos, y de allí sacar el contenido de la Redención. Hay libros
enteros y voluminosos que hablan solo de la Redención. No pretendemos ser exhaustivos, sino que
hemos sacado tres puntos para que nos quede claro qué es la Redención. De allí podemos saber si
la Expiación es la base de la Redención particular, o si es universal:
a. El concepto bíblico de Redención: En el Antiguo Testamento hay tres versículos
clave para entender todos los elementos asociados, aunque no nos dan el mensaje de
una manera ordenada sino que nos dan unos conceptos que luego ordenaremos,
según nos enseña la Teología Sistemática:
Éxodo 13: 11 al 15: “ Y cuando Jehová te haya metido en la tierra del cananeo,
como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado, 12 dedicarás a
Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus
animales; los machos serán de Jehová. 13 Mas todo primogénito de asno redimirás
con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al
primogénito de tus hijos. 14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es
esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;
15 y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de
Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la
bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo
al primogénito de mis hijos ”. Para entender la Redención debemos conocer el
estado previo, o sea la esclavitud, que está asociada con el pago de una deuda.
Cuando el Señor iba a sacar a Israel de Egipto determinó matar a todos los
primogénitos, pero los de Israel fueron rescatados. Eso significa que los
primogénitos de Israel le deben la vida al Señor, porque ellos no murieron, fueron
rescatados, quedaron con una deuda pendiente con Dios. En este caso la deuda es la
vida misma, y para pagarla el precio es vida por vida, o la vida de un animal por la
vida de un ser humano.
Pero también en el texto se nota que hay un acreedor a quien se le debe, Dios. Hay
un método de pago, que es un substituto, un cordero que recibe la muerte en lugar
del primogénito que le debe la vida a Jehová. Y además hay un resultado con el
pago, que deriva en la satisfacción del acreedor. Estos conceptos básicos comienzan
a producir en nuestra mente el entendimiento de lo que es la Redención, pero nos
falta información y debemos ir a otro texto:
Levítico 25: 47 al 52 nos habla de la Redención en un contexto diferente, y nos da
elementos que ayudan a completar lo que necesitamos. El término “ vendiere ” del
versículo 47 es hacerse esclavo. Aquí tenemos más información valiosa acerca de la
esclavitud por necesidades económicas, no por un tirano ni por un faraón; la persona
se hace esclava por una deuda. En el caso anterior la deuda era la vida, pero en este
asunto la deuda es dinero. También hay un acreedor, un hombre rico, o un extranjero
que se hizo rico. Pero en este pasaje Dios nos introduce un elemento nuevo, todo
esclavo tiene la posibilidad de ser redimido, versículo 48: “… después que se
hubiere vendido, podrá ser rescatado ”. Debemos pensar de la raza humana como
redimible, al ver que podemos ser rescatados para mostrar la gloria de su Gracia; hay
otra raza que no es redimible, los ángeles. Aquí el método es diferente; en el pasaje
anterior era una muerte substitutiva, pero aquí el método es el pago de una deuda. ¿Y
quién es el que paga la deuda? La paga un pariente redentor, en hebreo se llama el
goel ; este pariente redentor es humano como nosotros, y es el único que nos puede
redimir, es Cristo; Él paga la deuda de quien se vendió por necesidad económica.
¿Cuál es el resultado en este caso? Es la libertad del que estaba esclavizado, así
como en el caso anterior hubo libertad para los israelitas.
Números 3: 40 al 48 nos aporta un dato vital, ¿Cuál es el estado previo por el cual se
exige Redención? De nuevo es la salida de Egipto; los primogénitos deben ser
rescatados porque ellos, al salir de ese país, fueron salvados por el Señor de morir,
entonces se generó una deuda con Dios. La deuda era vida por vida, el primogénito
debía entregar su vida o ser rescatado. En realidad hay dos métodos, primero es el
método de substitución, no ya por un animal, sino por otro hombre, levita por
primogénito; segundo, substituir pagando un dinero. Aquí ya tenemos lo que
necesitamos saber sobre la Redención.
Tomamos todos los elementos, los ordenamos, y resulta que el concepto bíblico de la
Redención se define sencillamente como: La libertad de la esclavitud por el pago de
un precio. En la Redención espiritual del hombre, y dado que el acreedor es Dios, el
pago debe hacerse por medio de la substitución de un hombre por otro hombre. Para
Dios realmente no hay Redención cuando muere un animal, o cuando Él toma un
levita, o cuando le dan un dinero al sacerdote. Para Dios la única forma de
Redención es hombre por hombre, y solo puede ser posible mirando al Señor
Jesucristo, porque solamente Él puede ser el pago suficiente y eficaz para librar al
hombre de la condenación y la muerte. ¿Saben por qué es tan importante la
Redención para nosotros? Porque de todos los beneficios de la Expiación este es el
que más sentimos, más experimentamos; porque éramos esclavos, como esa mujer
atada de sus manos y de sus pies, y de pronto nos vemos a nosotros mismos libres.
Es tan importante la Redención que a la obra completa de la Salvación se le suele
llamar la Redención; uno de los títulos favoritos que Dios usa para sí mismo es: “Yo
soy Jehová tu Redentor”, y nosotros somos los redimidos de Jehová. Si no
entendemos bien este concepto de Redención, nos estamos privando de un
conocimiento precioso de quien es nuestro Dios, de lo que éramos nosotros y de lo
que somos ahora. La Redención es como una frescura, como una libertad, como un
grande gozo; es la parte más experimental de la obra de la Expiación, porque la
Reconciliación va dirigida primariamente hacia Dios, lo mismo que la Propiciación.
Donde hay Redención hay libertad, por eso está escrito: “… y donde está el Espíritu
del Señor, allí hay libertad ”, 2 Corintios 3:17.

b. La obra de Cristo como una verdadera Redención: ¿Qué hubiera sucedido si el


presidente Lincoln, cuando fue a redimir a esa esclava, hubiera dicho: -Vea señor
esclavista, yo aquí no tengo toda la plata pero, por qué no me fía la mitad del precio
de esa esclava, la deja libre y yo después le pago el faltante-? Y si resulta que el
presidente nunca terminó de pagar el resto del dinero, y el esclavista fue y se sintió
con derecho de volver a tomarla cautiva, y la volvió a la plaza de mercado para
venderla, ¿Ahí hubo verdadera Redención? No. Pero, la obra de Cristo es una
verdadera Redención, y tenemos que aprender a verla así. Él redimió cuando murió
en la cruz, es decir, otorgó un certificado de libertad a cada uno de aquellos a los
cuales redimió y, por tanto, ellos tienen que quedar libres, porque solo hay libertad
por medio de Redención. Aseguramos estas cosas por la absoluta claridad con las
que el Nuevo Testamento las enseña:
Marcos 10:45: “ Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos ”; “rescate” es la misma palabra
Redención, y Cristo vino consciente de que los suyos estaban en esclavitud, que
tenían una deuda con Dios, que el único método para quitar la deuda era morir por
ellos, y que al pagar por ellos iban a quedar libres. A eso vino Cristo, no a ser servido
sino a servir dando su vida en pago, en rescate, para que muchos quedaran libres.
Libertad; no hay cadenas, ni tirano, porque Cristo murió para rescatarnos.
La Redención fue eficaz para los muchos por quienes se pagó el rescate, no para dar
la cuota inicial y posponer el pago en tres cuotas, o para abrir la posibilidad de que
nosotros mismos nos liberemos cuando nuestro “libre albedrío” así lo decida, según
los arminianos. Ningún esclavo, que tuvo que vender su fuerza de trabajo, podía
trabajar como esclavo y recoger dinero para pagar su libertad, como lo veíamos en el
libro de Levítico. En la vida espiritual nadie puede pagar su rescate ante Dios. La
deuda que tenemos es de 10.000 talentos, eso es como deber hoy en día 10 billones
de pesos, eso es impagable. Nadie puede pagar esa deuda porque es infinita, pero
Cristo es un hombre de valor infinito. Cuando el Cordero de valor infinito muere, la
deuda infinita es pagada y el esclavo es hecho libre. Eso es Redención.
Gálatas 3: 13: “ Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) ”;
aquí vemos la Redención desde otra perspectiva, la maldición de la cual fuimos
redimidos y en la cual Cristo nos substituyó. Todo el que desobedece la Ley es
maldito eternamente, y la única manera de librarse es que otro sea hecho maldición
por nosotros y la reciba. Cuando Cristo, que es una persona de valor eterno y que es
hecho maldición por nosotros, muere en la cruz, esa maldición eterna es quitada de
nosotros, anulada, no quedó nada pendiente, ni quedó postergada; somos hechos
libres del pecado. El último texto clave para mostrar que la Redención de Cristo fue
eficaz es:
1 Pedro 1: 18 y 19: “… sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir –la esclavitud- , la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación ”; el apóstol Pedro evoca los textos del
Antiguo Testamento que vimos antes, cuando se pagaba la redención con dinero.
Ahora Cristo nos rescató pagando con su preciosa sangre, y los pecadores somos
verdaderamente libres, redimidos.

c. La conclusión necesaria de la Redención: Después de entender el concepto bíblico,


y de comprobar que la muerte de Cristo hizo una Redención eficaz, debemos
concluir que Él murió solamente por aquellos que en la historia de la humanidad han
sido libertados, por aquellos que evidencian esa libertad. Cristo no murió por todos,
porque no todos son libres. Él lo dijo claramente: “…y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres ”, Juan 8:32. Hay muchísimos que mueren en el cautiverio del
pecado, pero Cristo no murió por ellos sino por los que son libres, fueron libres y
serán libres. Por eso afirmamos, a la luz de lo que dicen el Antiguo y el Nuevo
Testamentos sobre la Redención, que la obra de la cruz es específica, no universal,
que es eficaz para liberar a los muchos por quienes Cristo murió, por tanto, la
Expiación es limitada. Pero, si alcanzara a todo el mundo, la Redención no sería
eficaz y la Expiación tendría que ser universal. Nosotros éramos esclavos y ahora
somos libres, por la Redención que obró Cristo. Ni en las Escrituras, ni en la
experiencia, vemos que todos sean libres y reciban la libertad que Cristo obró al
morir.
C. La batalla de versículos

Es necesario examinar cada versículo en su contexto y tomar una decisión sobre una Expiación universal
o particular, añadiendo el peso de toda la evidencia antes mencionada.

Versículos que Detalle Versículos que Detalle


parecen enseñar enseñan la
la Universalidad Particularidad de
de la obra de la obra de Cristo
Cristo
1 Jn 2: 2 Palabras mundo y Is 53: 4 – 12 Mi pueblo,
propiciación Muchos
Jn 3:16 Mundo, los que Mt 1:21 Por su pueblo
creen
2 Cor 5:14 – 15 Todos Mt 26:28 Por los que
participan del
Nuevo Pacto
1 Ti 2:4 y 6 Todos Jn 10:15 Por las ovejas
Tito 2:11 Todos Hch 20:28 Por su iglesia
Ro 8:32 – 33 Por sus escogidos
Jn 17:9 Por aquellos por
quienes intercede
Jn 18:9 Por aquellos que el
Padre le dio
Ef 5:25 Por su esposa
Llamamiento Eficaz (Gracia Irresistible)
Avanzando hacia esta cuarta Doctrina del Llamamiento Eficaz, que también conocemos como Gracia Irresistible
y que es claramente enseñada en la Biblia, se puede deducir una secuencia lógica entre las Doctrinas de la
Gracia. Si el hombre está totalmente corrompido, si él no puede hacer buenas obras, y no puede salvarse por sí
mismo, si Dios lo eligió para que se salvara y Cristo murió por Él, tiene que haber un momento en su vida en que
Dios lo llama efectivamente para que sea salvo. Pero a nosotros no nos importan tanto la lógica como La
Escritura; simplemente se menciona la secuencia para que nos ayude a retenerla en la mente, y poder configurar
en los corazones lo que es la Gracia de Dios.

Esta doctrina nos muestra que el Padre elige a los que han de ser salvos, el Hijo muere efectivamente por ellos, y
el Espíritu Santo, en un momento definido de sus vidas, los atrae irresistiblemente con un Llamamiento Eficaz a
la salvación que el Hijo logró por ellos.

Cuando hablamos de Gracia Irresistible decimos que si el hombre está así de depravado no puede salvarse a sí
mismo, que no puede entender el Evangelio; que si Dios se pasa toda la vida llamándolo a la puerta, desde
cuando es niño, de adolescente, de adulto, cuando ya es un anciano y lo sigue llamando mientras está en su
naturaleza pecaminosa, no importa cuánto lo llame Dios, el hombre siempre lo va a rechazar, porque él nunca va
a entender por sí mismo cuánto es de pecador, cuánto necesita a Dios, cuánto y quién lo llama.

Para que los hombres pecadores puedan ser salvados tienen que recibir un Llamamiento que no puedan resistir,
eficaz, una Gracia Irresistible que los lleve a Cristo. No como dicen los hermanos arminianos, para quienes no
existe esa gracia irresistible, que Dios está a la puerta llamando y el hombre le abre según determine su libre
albedrío; que el Espíritu Santo en “un caballero” que no violenta el arbitrio humano. La verdad es que Dios está a
la puerta y toca para llamar, y si el hombre no le abre, Dios derriba la puerta y entra. No es que Dios coja a su
criatura de las orejas y la obligue a entrar en su reino sin querer y “chapaleando”, no; Dios le cambia el corazón
para que él quiera entrar, el Señor quita el corazón de piedra y le da al hombre un corazón de carne para que
quiera pasar por la puerta de la salvación.

Un ejemplo muy claro es el apóstol Pablo, quien se dirigía a Damasco a perseguir y matar cristianos, ¿Y cómo
terminó? Siendo el más ilustre de todos los apóstoles. Si Dios lo hubiera dejado, él se hubiera opuesto toda su
vida, pero Dios venció su resistencia. Eso es lo que llamamos Llamamiento Eficaz o Gracia Irresistible.

I. La realidad del llamamiento


El estudio de este tema lo haremos observando versículos muy claros, tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, en donde nos hablan que Dios llama a los hombres, Isaías 55:1, 6 y 7: “ A todos los sedientos: Venid
a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y
leche…Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su
camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar” , el llamamiento se ve en las palabras “ venid ”, “ comprad ” y “
comed ”; “ sin dinero ” quiere decir que es por Gracia; Él nos llama para que le amemos, y le dice al impío “
vuélvase ” como un llamado al arrepentimiento.

Isaías 45:22: “ Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más ”, y
muchos dirán que este llamado es solo para Israel, pero en este versículo Dios se dirige a “ todos los términos de
la tierra ”, no solo a los judíos. El llamado es una realidad.

Pero cuando pasamos al Nuevo Testamento el llamado se convierte en lo siguiente: Vengan a Cristo, coman a
Cristo, beban a Cristo, busquen a Cristo, reciban a Cristo, arrepiéntanse de sus pecados y tengan fe en Cristo.
Mateo 11:28: “ Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar ”. Es muy claro el
llamamiento de Dios para todos (Sl 81:11-13, Pr 1:24-26, Ez 3:19. Mt 22:2-8, Mr 16:15-16, Lc 14:16, Ap 22:17).

II. Los dos tipos de Llamamiento


El texto bíblico dice en varios versículos que mucho son llamados y pocos escogidos; los muchos llamados
siempre se resisten, los que son escogidos no se pueden resistir. Un texto que prueba esta doctrina es 1
Tesalonicenses 1, entre los versículos 4 y 5: “ Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección;
pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y
en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros ”. Pablo recuerda de
su viaje a Tesalónica cómo sus habitantes se convirtieron de los ídolos al Señor, cuando el amor de Dios los
eligió. ¿Y por qué el Apóstol está tan seguro de que esos tesalonicenses fueron elegidos? Pues porque el
Evangelio no les llegó en palabras solamente, sino en poder, en el Espíritu Santo, y en plena certidumbre. ¿Y en
cuántas formas le puede llegar el Evangelio a una persona? De dos maneras, en palabras, y esas son las veces en
que el Evangelio puede ser rechazado, y otras veces en poder, cuando Dios tumba la puerta y entra. El hombre no
se puede resistir pero no es obligado, sino que entra en el reino de Cristo amándolo y deleitándose en Él. Muchos
entramos con lágrimas, dando gracias a Dios por el Espíritu Santo que violentó nuestro libre albedrío, porque si
Él nos hubiera dejado como estábamos, nunca lo hubiéramos conocido ni aceptado a Cristo.

Mateo 20:16: “ Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas
pocos escogidos ”. Esta es la parábola de los obreros de la viña, cuando el Señor llama a trabajar a los obreros y
al final ordena que se le pague primero a los últimos y de último a los primeros. Allí hay una rebelión y el Señor
explica que esas personas que se llenaron de envidia van a ocupar el último lugar en su reino. Se ve primero un
llamado que obra de una manera en muchos, y otro llamado que obra de otra manera distinta en pocos, a quienes
llama “escogidos”, en comparación con el grueso de toda la humanidad. Por eso hablamos que cuando se predica
el Evangelio hay un llamamiento general, externo, a todos, que es obra de la Gracia Común, y un llamamiento
particular, a pocos, interno, que es obra de la Gracia especial de Dios. Y los vamos a ilustrar con ejemplos de la
Biblia:

A. Ejemplos del llamamiento a muchos, general, resistible, obra de la Gracia Común:


Hechos 7:51: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís
siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros ”. Aquí el diácono
Esteban acaba de dar un discurso largo a estos hombres que finalmente lo lapidaron y lo
mataron; fue uno de los primeros mártires de la Iglesia. Estos verdugos fariseos eran
incircuncisos de corazón, no eran regenerados, y por esa razón, cuando el Espíritu de Dios
les presentaba en su gracia común el llamamiento, lo rechazaban, lo resistían.

Hechos 13:46: “ Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a
la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la
desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles ”.
El apóstol Pablo iba predicando por todas las ciudades, y adonde llegaba veía los dos
llamamientos en acción; casi siempre los judíos resistían el llamamiento, pero muchos
gentiles no lo podían resistir y venían a Cristo. Este llamamiento se puede desechar, y Pablo
de una manera irónica les dice: “… no os juzgáis dignos de la vida eterna ”, porque según
ellos les está ofreciendo cualquier bagatela.

B. Ejemplos del llamamiento a pocos, irresistible o eficaz, obra de la Gracia Especial, en


poder; si había una persona dispuesta y capacitada para resistir el llamado del Señor Jesús,
ese era Saulo de Tarso, Hechos 9:4 al 6: “… y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía:
Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? 5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy
Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 El, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la
ciudad, y se te dirá lo que debes hacer ”. Podemos ver una acción irresistible por el Espíritu
Santo en este hombre, y en el momento siguiente a su llamado, está llamando “Señor” al
que lo llamó, le entrega su vida diciéndole: “ ¿Qué quieres que yo haga? ”, ese es un
Llamamiento Eficaz.
Veamos otro ejemplo menos dramático en Hechos 16:14 y 15: “ Entonces una mujer
llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba
oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo
decía.Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea
fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos ”. Esta era una mujer
rica, que tenía un grupo de oración a la orilla de un río, en Filipos; allí predicó Pablo el
Evangelio y no solamente estuvo atenta sino que creyó, lo recibió con poder. Recuerden que
son cuatro terrenos a los cuales les predicamos: Puras piedras, piedras con arena, piedras
con espinas y el terreno fértil tocado por el Espíritu de Dios para experimentar el
Llamamiento Eficaz de Dios. La Palabra que hablamos a un grupo de personas solo va a ser
recibida por unos pocos, porque son el terreno preparado por Dios para alcanzar la
salvación.

Otros versículos muy claros, tales como Lucas 14: 15 al 24, que nos habla de muchas
personas convidadas a una fiesta por un padre de familia, y empezaron a sacar excusas
intrascendentes, porque para ellos el llamamiento a las bodas era resistible: Ir a probar los
bueyes, ir a ver la finca o atender su reciente matrimonio. La invitación de este hombre era
un llamado al Evangelio, y al ver esto envió a su siervo a llamar a los ciegos, cojos, pobres
y mancos, a los incapaces de entrar, y cuando vieron más espacio, fueron a los caminos, a
los vallados –territorio de gentiles- y trajeron más y los forzaron a entrar a la casa. Ese es el
Llamamiento Irresistible.

En el Antiguo Testamento encontramos otro ejemplo en Isaías 55: 10 y 11, texto muy citado
pero pobremente entendido, “ Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí
vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié ”,
este es el Llamamiento Eficaz. Cuando Dios ve al hombre muerto en sus delitos y pecados y
le dice: “ Vive ”, ahí lo salva; su Palabra no vuelve vacía a Él. Pero cuando los amados
hermanos comparten el Evangelio a alguien y son rechazados, se consuelan diciendo: -Pero
tranquilo, que la palabra de Dios no vuelve a Él vacía-, esa expresión es correcta pero está
mal aplicada; cuando una persona rechaza el Evangelio, ¿Qué tipo de Llamamiento se le
otorgó?, un llamamiento común, resistible. Pero cuando el Llamamiento viene acompañado
de poder, como dice Pablo, ahí es cuando la Palabra del Evangelio no regresa vacía, sino
que hace aquello para lo cual Dios la envió: Regenerar a ese pecador.

Isaías 53: 1: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el


brazo de Jehová? ”, los únicos que creen el Evangelio son aquellos sobre los cuales se ha
manifestado el brazo de Jehová. Ese es Llamamiento Eficaz o Gracia Irresistible.

Y sigue la abrumadora evidencia del Llamamiento en la Biblia, escogiendo los versículos


más claros pero más sencillos; en esta doctrina uno no tiene cómo equivocarse:

Romanos 8: 29 y 30: “ Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. 30 Ya los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a
éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó ”, esta es la famosa
cadena de oro de la Salvación. Todos los hombres que van a ser salvos aún no han sido
llamados, pero el verbo “ llamó ” está en pasado. Eso significa que hay una absoluta
seguridad de que todo el que fue predestinado será llamado, y todo el que es llamado será
justificado, y que todo el que es justificado será glorificado; por eso los verbos se
encuentran en pasado. El llamado debe ser eficaz por la obra regeneradora del Espíritu
Santo.
1 Tesalonicenses 5: 23 y 24: “ Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará ”, el apóstol Pablo está
orando también por nuestra santificación en los tesalonicenses; hay una promesa absoluta
de santificación basada en la fidelidad de Dios, en su Llamamiento y en su obra de
santificación. O sea que el Llamamiento, para que llegue a la santificación, tiene que ser
eficaz.

Hebreos 9:15: “ Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo
muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados
reciban la promesa de la herencia eterna ”, los llamados son los que reciben la promesa de
la herencia eterna. La Palabra de Dios nos da inagotable evidencia sobre la realidad de un
llamamiento interno, irresistible y eficaz por el cual todos los elegidos, por quienes Cristo
murió, vendrán a la salvación y responderán a este llamamiento.

Judas 1:1: “ Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados
en Dios Padre, y guardados en Jesucristo ”, aquí tenemos otra cadena, los llamados son
santificados y son guardados en Jesucristo.

Apocalipsis 17:14: “ Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es


Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles ”,
otra cadena más: “ llamados y elegidos y fieles ” los que están con el Cordero.

Aquí se puede presentar una pregunta, ¿Ese Llamado Eficaz e Irresistible quiere decir que
Dios obliga contra la voluntad de los hombres a entrar a su reino? Cuando hablamos de un
Llamamiento Eficaz algunos se imaginan que la gente responde: -No, no quiero la
salvación, no quiero entrar a tu reino-, y así chapaleando y todo Él los entra al cielo; pero
eso no es el Llamamiento Eficaz sino una vulgar caricatura de esta Doctrina. Nadie entra
contra su voluntad ni protestando al reino de Dios. Cuando Dios obra en la persona sopla en
ella nueva vida, cambia su corazón y su disposición, y quien antes se resistía y no quería,
ahora si quiere. Por eso está escrito que Dios pone el querer en el hombre, y cuando somos
salvados las cosas que antes nos parecían absurdas, en las obras del reino de Dios, ahora las
amamos y las deseamos.

En este Llamamiento hay una parte divina y una parte humana; la parte de Dios es cambiar
el corazón, y cuando ya la persona puede ver sus pecados y la gloria de la cruz, es ella quien
se arrepiente, no Dios el que se arrepiente por la persona. Cuando Dios capacita y le da a la
persona los dones para creer y arrepentirse, es ella misma quien cree, se arrepiente y entra
en el reino de Dios. Se llama irresistible porque cuando uno ve a Cristo, ya con los ojos
abiertos, Él es tan hermoso y tan maravilloso que nadie que lo vea puede resistirse. Como
dice el profeta: “ Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me
venciste ”, Jeremías 20:7. Todos entramos extasiados al reino; y aunque lloramos nuestros
pecados, somos seducidos, enamorados y entramos amando a Cristo (Jn 6:37, 1 Co 1:9 y
26, Gál 1:15, Ef 1:17 – 18, 1 Ts 1:4-5, 2 Ti 1:8-9, 1 Ts 2:11-12, Hb 3:1-2, 1 Pedro 5:10, 2
Pedro 1:3 y 10. Otros versículos lo enseñan de una manera indirecta: Jn 3:8 y 10:16, 2 Co
5:17, Gál 6:5, Ef 2:10 y Fil 2:13).

III. La conclusión del estudio sobre el Llamamiento


Para concluir este estudio sobre el Llamamiento no hay mejor expresión que la dada en la Confesión de Fe
Bautista de Londres de 1689, en su capítulo 10. Esto es lo que nosotros creemos como iglesia cristiana:

“A aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida le agrada, en su tiempo señalado y aceptado, llamar
eficazmente (a) por su palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que se hallaban por
naturaleza, para darles vida y salvación por Jesucristo. (b) Esto lo hace iluminando espiritualmente su
entendimiento a fin de que comprendan las cosas de Dios; (c) quitándoles el corazón de piedra y dándoles uno de
carne, (d) renovando sus voluntades y, por su poder soberano, determinándoles a hacer aquello que es bueno y
llevándoles eficazmente a Jesucristo; (e) de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido
por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo. (f)
(a) Rm 8:30; 11:7; Ef 1:10,11; 2 Ts 2:13,14 (b) Ef 2:16 (c) Hch 26:18; Ef 1:17,18 (d) Ez 36:26 (e) Ez 36:27; Ef
1:19 (f) Sal 110:3; Cnt 1:4.

2. Este llamamiento eficaz depende de la libre y especial gracia de Dios, y de ninguna manera de alguna cosa
prevista en el hombre, (g) el cual es en esto enteramente pasivo, hasta que siendo vivificado y renovado por el
Espíritu Santo, (h) adquiere la capacidad de responder a este llamamiento y de recibir la gracia ofrecida y
trasmitida en él. Esto sucede por el mismo poder que obró la resurrección de Cristo de los muertos. (i)
(g) 2 Tm 1:9; Ef 2:8 ,(h) 1 Cor 2:14; Ef 2:5; Jn 5:25 ,(i) Ef 1:19,20.

V. Perseverancia Final de los Santos (Gracia Eterna)


El único y verdadero Evangelio de la Gracia de Dios es el de la Depravación Total, de la Expiación Limitada, de
la Elección Incondicional, del Llamamiento Irresistible y de la Perseverancia de los Santos, la cual tiene que ver
con el resultado final de todo esto. ¿Cómo van a terminar todas aquellas personas que han creído verdaderamente
en Cristo? Y cabe aquí esta pregunta, ¿Es posible que un verdadero creyente pierda su salvación? Nosotros
decimos, por la Biblia, que no es posible porque un verdadero creyente perseverará y Dios lo va a preservar.
La Perseverancia de los Santos se refiere a aquellos hombres que están en una corrupción radical e incapacidad
total, pero que fueron elegidos, Cristo murió por ellos y han sido llamados eficazmente por el Espíritu Santo,
Dios les ha regalado su salvación por Gracia, fueron elegidos incondicionalmente y fueron expiados sus pecados.
Ahora por Gracia serán preservados para no abandonar nunca su fe, y alcanzarán con absoluta seguridad la vida
gloriosa en cielo nuevo y tierra nueva, que Dios, que no puede mentir, les ha prometido. Eso sí es una buena
noticia.

Algunos dicen que son salvos pero no perseveran, por lo tanto, nunca han sido salvos. Y dice el mismo apóstol
Juan: “ Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían
permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros ”, 1 Juan 2:19.
Normalmente en la Iglesia hay una mezcla entre ovejas y chivos, y a estos últimos hay que tratarlos con amor
para que vengan a Cristo, y a las ovejas decirles que perseveren porque si no perseveran, entonces también
resultarán siendo chivos. Hay que perseverar.

En contraposición, la Iglesia de nuestros días, en su gran mayoría, solo conoce el pensamiento de un teólogo del
pasado llamado Jacobo Arminio. Este es un cristianismo arminiano teológicamente superficial, que no conoce las
Doctrinas de la Gracia. Creen que un verdadero creyente puede perder su salvación, y que uno puede ser hijo de
Dios hoy y mañana ser hijo del diablo; que uno está entrando y saliendo del cielo y del infierno muchas veces
durante su vida, y que nadie puede estar totalmente seguro de su salvación hasta que se vea en el cielo él mismo
con el Señor Jesucristo. Si miramos bien esta forma de pensar, para ellos el Evangelio no es realmente una buena
noticia.

Pero, a pesar de esta forma de pensar, vemos en ellos algunas paradojas, por ejemplo, oran dándole gracias a
Dios porque los salvó y los trasladó de las tinieblas a su luz admirable, y porque los hizo nacer de nuevo.
Además, cantan y danzan en sus cultos con grande gozo y alegría. Entonces, si su salvación no es segura, ¿Por
qué están tan alegres? ¿Cómo puede uno cantar tan alegremente en el día del Señor si mañana puede estar en el
infierno? Ellos también le sirven a Dios con gran esmero para tratar de traer a otros a la salvación, a pesar de que
no pueden estar seguros que ese Dios que va a salvar a aquellos que están ayudando a salvar, mañana los vaya a
arrojar al más oscuro infierno. Todos ellos hablan y cantan alegremente de una Salvación por Gracia, pero la
niegan con la mayoría de las cosas que hacen.
Nuestros amados hermanos arminianos cogen los versículos, que parecen enseñar que la salvación se puede
perder, y se les hace una confusión tal en la cabeza que terminan creyendo un versículo oscuro, sin tener en
cuenta los versículos claros. Veamos el pasaje favorito de los arminianos, Hebreos 6: 4 al 6: “ Porque es
imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron,
sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y
exponiéndole a vituperio ”. Lo que ellos dicen es que quienes una vez fueron iluminados, y gustaron del don
celestial, etcétera, eran verdaderos creyentes que apostataron. Si entendemos el contexto de la epístola a los
Hebreos, y observamos con cuidado el texto, vamos a comprender que ninguno de esos privilegios exige que la
persona allí mencionada sea un verdadero creyente, sino que personas que estaban en la esfera de la iglesia, que
incluso hasta hacían milagros, como Judas que echó fuera demonios, y sin embargo la Biblia dice que él era hijo
de maldición, o como Balaam que profetizaba la verdad de Dios, pero nunca creyeron; entonces, estas cosas les
pueden suceder a personas no creyentes. Y por tal razón decimos que aquí no se trata de un creyente que se
perdió, sino de una persona que estuvo cercana pero que nunca fue un verdadero creyente. Así pues, podemos
enseñar que este texto no dice que la salvación se pierde.

De igual forma los arminianos dicen que no enseñemos que la salvación no se puede perder, porque si lo
hacemos así entonces la gente se va a dedicar a pecar. ¡Válgame Dios! ¿Entonces qué clase de creyente es si se
va a dedicar a pecar? Los creyentes somos santos, una vez hemos creído somos santificados y nos comportamos
santamente. No existe algo así como un ladrón cristiano; si nosotros decimos que somos creyentes y nos
dedicamos al pecado, entonces no somos santos y, por lo tanto, no vamos a perder la salvación porque nunca la
hemos tenido. Nosotros sostenemos que el creyente está seguro de su salvación, se va a alejar cada vez más del
pecado, y se va a santificar más por amor y gratitud con el Señor que lo llamó.

En nuestras Iglesias Bautistas Reformadas hemos creído el único y verdadero Evangelio y lo hemos puesto como
base fundamental de nuestra fe. Amamos a nuestros hermanos arminianos pero no somos arminianos. Por la
gracia de Dios somos lo que somos. Juan 10:27 “ Mis ovejas oyen mi voz y me siguen ”, dice el Señor.
En otras palabras, esa preciosa salvación, obra de la Gracia de Dios desde el principio hasta el fin, como dice La
Escritura, “ La salvación pertenece a Jehová ”, Apocalipsis 7:10, no se puede perder una vez se ha recibido. Y si
hemos recorrido la Biblia verificando que esto es así en cada una de las Doctrinas de la Gracia, hoy haremos lo
mismo con la Perseverancia final de los Santos.

1. Base bíblica de la Perseverancia de los Santos


Hay cerca de 26 textos bíblicos donde se enseña claramente que la salvación no se puede perder, que es Gracia
Eterna, y hay aproximadamente 8 textos que parecen enseñar que sí se pierde. Exponemos enseguida los testigos
clarosque requieren menos exégesis, más sencillos de explicar y más profundos, pero queda la labor de leer los
otros versículos y pasajes que enseñan la Perseverancia Final de los Santos.

Jeremías 32:39 al 40: “ Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan
bien ellos, y sus hijos después de ellos. 40 Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles
bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí ”. En el capítulo 31 de este libro se
anuncia por primera vez el Nuevo Pacto; luego en esta cita se desarrollan otras de sus características, según lo
muestran cuatro expresiones clave que enseñan la Perseverancia desde el Antiguo Testamento: “… para que me
teman perpetuamente ”, eso significa que aquellos que reciban el Nuevo Pacto van a tener el temor de Jehová, no
por un período de sus vidas, sino siempre. “… haré con ellos pacto eterno ”, no como el antiguo pacto, que fue
temporal; es decir que el Señor se ha comprometido a ser su Dios y a ellos les ha prometido ser su pueblo
eternamente. Pero ahora noten como Dios mismo actúa para que ellos no se puedan perder, “… no me volveré
atrás de hacerles bien ”; todo el tiempo el Señor estará infundiendo fe y temor en nosotros y haciéndonos bien
sin cesar, y por eso es que nosotros perseveramos. Y aquí enfatiza, “… y pondré mi temor en el corazón de ellos,
para que no se aparten de mí ”. Estas cuatro cláusulas son demasiado claras. Desde el Antiguo Testamento se
anuncia que el Nuevo Pacto traería consigo la Perseverancia.

Juan 5:24: “ De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no
vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida ”. Este versículo también es muy rico en argumentos a
favor de la Perseverancia, y muestra los tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro: “… oye…cree…tiene vida
eterna”, la tiene ahora y la obtuvo en el pasado, “… ha pasado de muerte a vida ”, y como resultado en el futuro,
“… no vendrá a condenación ”. Ahí está claro el hecho de que un creyente no se puede perder.

Vamos a ver Juan 10, entre los versículos 27 y 29: “ Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es
mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre ”. Juan es otro apóstol de la Gracia. Noten
estas razones: “ Mis ovejas ”, estas ovejas son de Cristo; “… oyen mi voz ”, llamamiento eficaz; “… yo las
conozco ”, elección; “… y me siguen ”, perseverancia. Ahora, “… yo les doy vida eterna ”, pero si la vida eterna
puede perecer entonces no puede ser llamada “eterna”, ellos poseen una vida que no puede perecer, se las ha
dado Cristo, “… no perecerán jamás ”, la vida que hay en ellos nunca se apagará porque es eterna; “… nadie las
arrebatará de mi mano ”, cuando un adulto camina con un pequeño tomado de la mano, ¿Qué es más seguro?,
¿Qué el niño tome la mano del adulto? ¿O qué el adulto tome la mano del niño? Es claro que cuando el adulto
toma la mano del niño, eso es lo que hacemos cuando caminamos con los niños en la calle. Lo que dice Cristo es
que Él tiene agarrada mi mano con su mano todopoderosa, y también con la mano del Padre. Esto significa que la
mano del Padre y la mano del Hijo están sobre mí, unidas y entrelazadas. ¿Quién puede abrir las manos del Padre
y del Hijo para hacerme perder mi salvación? Está escrito que “… nadie ”. Y por alguna duda dice: “ Mi Padre…
es mayor que todos ”, o sea que nadie tiene el poder que tiene el Padre.
Romanos 8: 29 y 30: “ Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos
también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó ”. La
clave de este argumento, que llamamos “La Cadena de Oro de la Salvación” está en el tiempo de los verbos, “
conoció -amó-, predestinó, llamó, justificó, glorificó ”; todas las personas que han de ser salvas no han sido aún
llamadas, y el verbo está en pasado, ni han sido aún glorificadas, ¿Por qué todos los verbos están en pasado?
Porque es una cadena indestructible, hecha por el mismo Dios. No le tenemos miedo a la palabra
“Predestinación”, porque creemos en un Dios que predestinó todas las cosas desde antes de la fundación del
mundo. La glorificación es algo absolutamente seguro, y es para los mismos que fueron predestinados. Desde un
extremo de la cadena al otro todo es absolutamente seguro. Por eso creemos en la Perseverancia Final de los
Santos.

Romanos 8: 38 al 39: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro ”. Una cosa es la Perseverancia Final y otra es la
Seguridad de Salvación. Pablo aquí nos muestra su Seguridad de Salvación por su fe en la Perseverancia Final de
los Santos, “ Por lo cual estoy seguro ”.

2 Timoteo 4: 18: “ Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea
gloria por los siglos de los siglos. Amén ”, en este texto Pablo habla de nuevo de su seguridad de salvación. Y
porque el Señor lo preserva, “ A él sea gloria por los siglos… ”.

1 Pedro 1: 1 al 5: “ Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,


Capadocia, Asia y Bitinia, 2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas. 3 Bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero ”; habla de una
esperanza que no puede morir, “… una esperanza viva ”; y el versículo 5 habla de la Perseverancia de los Santos.

(Jn 6:37-39, 14:16, 17:24-26; Ro 5:8-10, 8:1; 1 Co 1:7-9, 10:13; Ef 1:13-14, 4:30, Fil 1:6; Col 3:3-4; 1 Ts 5:23-
24; Hb 5:8-9, 7:25, 9:12, 10:14 y 17; 1 Jn 2:19, 3:9, 5:18, Jud 1:1 y 24).
2. Las dos partes de la Perseverancia
A. La parte divina de la Perseverancia

La preservación es la parte que Dios hace, como leíamos en 2 Timoteo 4, 1 Pedro 1 y en Jeremías
32, “… y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí ”; Dios guarda y
preserva. La base de la Perseverancia de los Santos es la acción de Dios que no cesa en guardarlos,
y a eso lo llamamos la “Preservación de Dios”. En 1 Corintios 10:13 dice: “ … no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir… ”, eso significa que Dios me está preservando todo el
tiempo. Debido a que Dios me preserva, yo persevero. La salvación no está en mis manos sino en
las manos de Dios (2 Ti 4:18, 1 Pedro 1:3-5).

B. La parte humana de la Perseverancia

En la Biblia encontramos constantes llamados de Dios al hombre para que persevere, y la muestra
de que Dios está preservando es que el hombre persevera.

Mateo 24: 11 al 13: “ Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por
haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Mas el que persevere hasta el
fin, éste será salvo ”, Dios demanda al hombre que persevere, y cuando el hombre persevera está
haciendo la obra de Dios. El que persevera hasta el fin es el que es guardado -preservado- por
Dios. Este hombre escucha en la Biblia todo el tiempo: “ Persevera… persevera ”, y como él tiene
temor de Dios, entonces persevera. No es que el hombre persevere por sí mismo y guarde su
salvación, no. El hombre oye que Dios le manda perseverar, pero lo hace porque Dios lo está
preservando, guardando. Si Dios quitara su mano, aunque fuera un segundo, el creyente se iría
derecho al infierno. No es cuestión de despreocuparse porque Dios lo está preservando, no; solo el
que persevera es salvo.

Hebreos 3:6 y 14: “… pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza…Porque somos hechos
participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio
”, o sea que el creyente es casa de Dios si retiene hasta el fin la esperanza que tiene, si persevera.

Romanos 11:22: “ Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para
con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra
manera tú también serás cortado ”. Hay una parte que Dios exige al creyente: “ permanece…
persevera… retén la doctrina…retén la esperanza ”. La entrada al cielo para el creyente es una
puerta estrecha y un camino angosto, y es muy difícil porque el hombre podría caerse al precipicio
y perderse; pero para evitarlo Dios le pone un par de murallas bíblicas, a un lado están las
promesas y al otro lado están las advertencias. Cuando el caminante va desanimado y escucha las
promesas de Dios que le dicen: “No temas, yo estoy contigo, yo te fortalezco”, vuelve a andar con
fuerza. Pero cuando está como descarriándose, como claudicando, como volviendo al mundo, al
otro lado del camino están las advertencias, las amenazas, que le dicen: -Si no perseveras, te
condenas-. Entonces, para que el creyente persevere, Dios por un lado lo alienta y por otro lado lo
asusta.

Filipenses 2: 12 y 13: “ Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi
presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor, 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad ”, Dios nos pone el querer perseverar y el creyente se ocupa en hacerlo.

(Mt 10:22, 13:20-21, 16:25; Jn 8:36; Hch 11:23, 13:43, 14:22; Hb 3:14, 4:14, Col 1:23, Ap 2:25).

3. Otros argumentos en favor de la Perseverancia


A. La causa de la salvación: ¿Está en Dios o está en el hombre? Si la causa de la salvación está en
el hombre, entonces bien se puede perder. Pero si la causa de la salvación es Dios, entonces no se
puede perder.

B. El origen y las características de la verdadera fe: La verdadera fe proviene de Dios y su


característica fundamental es que ella permanece, 1 Juan 2: 19: “ Salieron de nosotros, pero no
eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero
salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros ”. La verdadera fe es para siempre,
puede tener altibajos, pero es renovada y permanece hasta el final.

C. La definición de Gracia: La Palabra de Dios nos dice que algo que es de pura Gracia es un
regalo que Dios nos da, no puede ser quitado, o no puedo yo perder lo que Dios me dio, porque si
yo lo pudiese perder, ya no sería de pura Gracia, Oseas 14:4: “ Yo sanaré su rebelión, los amaré de
pura gracia ”.

D. La Predestinación

E. La Elección

F. La Expiación

G. El Pacto de Gracia: Es eterno y significa que Dios se ha comprometido por siempre con los
miembros de ese pacto, que Él será su Dios y ellos serán su pueblo, porque esa es la promesa del
pacto. La Doctrina del Pacto de Gracia es un argumento contundente en favor de la Seguridad de
Salvación.

H. La majestad y sabiduría de Dios y de los ángeles: Lucas 15: 7: “ Os digo que así habrá más
gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan
de arrepentimiento ”, en el cielo se gozan Dios y los ángeles, la pregunta es esta, ¿Habría gozo en
Dios y en los ángeles si el pecador salvado se pudiera perder? Se estarían gozando en algo incierto,
y eso no corresponde con la majestad y sabiduría de Dios y de sus ángeles.

I. Todo lo que el Hijo pide al Padre es conforme a la voluntad de Dios, y el Padre se lo da: Juan 17:
24: “ Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo,
para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del
mundo ”, Si Jesucristo pidiera algo que Dios no le concede es porque pidió mal.

J. La morada del Espíritu

L. El sello del Espíritu

4. La definición de la Perseverancia
Confesión Bautista de Londres de 1689, Capítulo XVII.

A . Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, que ha llamado eficazmente y santificado


por su Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de sus elegidos, no pueden caer ni total ni
definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en Él hasta el fin; y serán
salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, por lo
que Él continúa engendrando y nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo, la
esperanza y todas las virtudes del Espíritu para inmortalidad (Jn 10:28,29; Fil 1:6; 2 Ti 2:19; 2 Pd
1:5-10; 1 Jn 2:19), y aunque surjan y les azoten muchas tormentas e inundaciones, nunca podrán,
sin embargo, arrancarles del fundamento y de la roca a la que por la fe están aferrados; a pesar de
que, por medio de la incredulidad y las tentaciones de Satanás, la visión perceptible de la luz y el
amor de Dios puede nublárseles y oscurecérseles por un tiempo (Sal 89:31,32; 1 Co 11:32; 2 Ti
4:7). Él, sin embargo, es aún el mismo, y ellos serán guardados, sin duda alguna, por el poder de
Dios para salvación, en la que gozarán de su posesión adquirida, al estar ellos esculpidos en las
palmas de sus manos y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad (Sal
102:27; Mal 3:6; Ef 1:14; 1 Pd 1:5; Ap 13:8).

B . Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedrío (Fil 2:12,13; Ro 9:16;
Jn 6:37,44), sino de la inmutabilidad del decreto de elección (Mt 24:22,24,31; Ro 8:30; 9:11,16;
11:2,29; Ef 1:5-11), que fluye del amor libre e inmutable de Dios el Padre, sobre la base de la
eficacia de los méritos y la intercesión de Jesucristo y la unión con Él (Ef 1:4; Ro 5:9,10; 8:31-34;
2 Co 5:14; Ro 8:35-38; 1 Co 1:8,9; Jn 14:19; 10:28,29), del juramento de Dios (He. 6:1-20), de la
morada de su Espíritu, de la simiente de Dios que está en los santos, (1 Jn 2:19, 20, 27; 3:9; 5:4,
18; Ef 1:13; 4:30; 2 Co 1:22; 5:5; Ef 1:14), y de la naturaleza del pacto de gracia (Jer 31:33, 34;
32:40; He 10:11-18; 13:20,21), de todo lo cual surgen también la certeza y la infalibilidad de la
perseverancia.

C. Y aunque los santos (mediante la tentación de Satanás y del mundo, el predominio de la


corrupción que queda en ellos y el descuido de los medios para su preservación) caigan en pecados
graves y por algún tiempo permanezcan en ellos (Mt 26:70, 72, 74), por lo que incurren en el
desagrado de Dios y entristecen a su Espíritu Santo (Sal 38:1-8; Is 64:5-9; Ef 4:30; 1 Ts 5:14), se
les dañan sus virtudes y consuelos (Sal 51:1-12), se les endurece el corazón y se les hiere la
conciencia (Sal 32:3,4; 73:21,22), lastimarán y escandalizarán a otros (2 S 12:14; 1 Co 8:9-13; Ro
14:13-18; 1 Ti 6:1,2; Tit 2:5) y se acarrean juicios temporales (2 S 12:14; Gn 19:30-38; 1 Co
11:27-32), sin embargo, siendo santos, renovarán su arrepentimiento y serán preservados hasta el
fin mediante la fe en Cristo Jesús (Lc 22:32, 61, 62; 1 Co 11:32; 1 Jn 3:9; 5:18).

Esto describe muy bien lo que la Biblia enseña sobre la Perseverancia Final de los santos.

Esta Doctrina ha recibido críticas porque no afirma que todo profesante se va a salvar, porque entre ellos hay
muchos que son falsos creyentes; esta doctrina es algo real solo para los verdaderos creyentes. Como decía el
gran predicador del siglo XVIII Carlos H. Spurgeon: “ Creemos en la perseverancia de los santos, pero
muchos no son santos ”. Los que van a perseverar son los santos y no los falsos creyentes. La enseñanza es
que el verdadero creyente tiene segura su salvación, así él mismo no lo entienda. Esta doctrina tampoco
enseña que Dios preservará a los creyentes mientras están totalmente pasivos, no; ya vimos que tienen que
estar activos y perseverar. De igual forma, no enseña que en la Perseverancia los Santos tienen licencia para
pecar.

(25 pasajes claros: Jer 32:39-40; Jn 5:24, 6:37 y 39, 10:27-29, 14:16, 17:24-26; Col 3:3-4; Hb 7:25; Ro 8:1, 8:29-
30, 8:38-39; 1 Co 1:7-9, 10:13; Ef 1:13, 4:30; Fil 1:6; 1 Ts 5:23-24; 2 Ti 4:18; Hb 9:12, 10:14, 10:17; 1 P 1:1-5,
1:23; 1 Jn 3:9, 5:18; Jud 1:1 y 1:24).

(8 pasajes dudosos: Mt 25: 24-30; Jn 15:1-5; Ro 11: 17-22; 1 Co 9:24-27; Gál 5:4; Hb 6: 4-9; 2 Ped 2:1; Ap 3:5).

5. Dificultades de la Perseverancia
La Doctrina de la Perseverancia Final de los Santos es una doctrina completamente rechazada por la mayoría de
las Iglesias de nuestro tiempo. Los hermanos arminianos, que no creen en la Perseverancia de los Santos,
preguntarían, ¿Si esto está tan claramente enseñado en la Biblia, por qué la mayoría en la Iglesia de Cristo hoy
cree lo contrario, que la salvación se puede perder? Pero en la pasada época de la Reforma, y en otras épocas
gloriosas de la historia de la Iglesia, no fue así. Cuando se inició la Reforma Protestante, y hasta el siglo XVII, en
que apareció Jacobo Arminio, las mayorías creían en las Doctrinas de la Gracia. Luego de Arminio, John Wesley
retomó sus ideas y las divulgó por toda Norteamérica; ellos hicieron que esas mayorías creyeran lo contrario del
pensamiento bíblico. ¿Qué fue lo que confundió a Arminio y a Wesley, y confunde a las mayorías de las Iglesias
hoy? ¿Por qué tanta gente no cree en esta doctrina? La razón de la confusión es porque algunos versículos, ocho,
parecen enseñar que la Salvación si se puede perder. Pero, hay 26 versículos muy claros en los que la Biblia
enseña que la Salvación no se puede perder, que hay seguridad de salvación; y estudiándolos con una buena
hermenéutica, además de estudiar el contexto del libro, su contexto inmediato, y a analizar los detalles internos
difíciles que contiene el pasaje, podemos llegar a una buena conclusión con respecto a este asunto.
Otra dificultad está en que la mayoría de creyentes no tiene clara su hermenéutica, que tiene como regla madre la
analogía de la fe: La Biblia explica a la misma Biblia, y que se deriva en otra regla que afirma: Los versículos
claros iluminan -explican- a los versículos oscuros. La Biblia no se contradice a sí misma sino que es infalible,
inerrante y toda suficiente. El error es que los hermanos arminianos se han concentrado de tal manera en los ocho
versículos dudosos, que han dejado que suceda lo contrario, lo oscuro arroja dudas sobre lo claro, en vez de ser al
revés.

A. Hebreos 6: 4 al 6 es el pasaje que por siglos ha hecho creer a la Iglesia que la Salvación se
puede perder. Este solo texto, de los ocho versículos oscuros, es el culpable de la mala
interpretación de este tema, y de que la mayoría de los hermanos sean arminianos. El contexto del
libro nos deja ver que el autor es desconocido, no se menciona, aunque muchos creen que es el
apóstol Pablo, pero no lo podemos afirmar; sin embargo es probable que para guardar su vida y la
vida de la Iglesia no haya puesto su nombre, no obstante también puede ser otro escritor. Esta carta
está dirigida a un grupo de creyentes, convertidos del judaísmo al cristianismo, es decir, cristianos
hebreos. No se sabe con exactitud dónde estaban viviendo, tal vez dispersos en algún lugar fuera
de Jerusalén. El tema de esta carta es el pecado de la apostasía en los hebreos que, 20 años después
de haber profesado su fe cristiana y de padecer persecuciones, estaban regresando al judaísmo
farisaico; estaban apostatando, regresando a la antigua forma de vida, abandonando la fe que una
vez se profesó, andando por un camino y salirse para regresar a lo que uno era o a lo que uno creía,
según lo registra la porción en Hebreos 10: 32 al 39: “ Pero traed a la memoria los días pasados,
en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; 33
por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra,
llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. 34 Porque de los
presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo
que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. 35 No perdáis, pues, vuestra
confianza, que tiene grande galardón; 36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo
hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. 37 Porque aún un poquito, y el que ha de venir
vendrá, y no tardará. 38 Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. 39
Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para
preservación del alma ”.
La estructura del libro nos habla del autor de la epístola que exhorta, advierte, a los cristianos
hebreos para que no regresen al judaísmo, mostrándoles que Cristo es la última y perfecta
revelación de Dios. Abandonar a Cristo es abandonar a Dios. En los capítulos 1 y 2 lo primero que
les dice es que Cristo es superior a los ángeles, por cuyo medio fue dada la Ley de Moisés. En el
capítulo 3 les dice que Cristo es superior a Moisés, y en el capítulo 4 les habla que solo Cristo
puede dar reposo al pueblo de Dios. Entre los capítulos 5 al 7 les dice que Cristo tiene un
sacerdocio superior al de los levitas, a los que ellos estaban regresando, porque Cristo es del orden
de Melquisedec. De los capítulos 8 al 10 les explica que Cristo, y su nuevo pacto, es superior a
Moisés y a su antiguo pacto; y es más, el antiguo pacto mosaico ha sido abolido. En el capítulo 11
les dice que los héroes de la fe antigua que ellos tanto admiraron, como Abraham, Moisés, Noé,
entre otros, se salvaron por Cristo y se mantuvieron en la fe mirándolo a Él, y que si ellos querían
imitar a alguien debían poner sus ojos en Cristo y seguir adelante por medio de Él.
La epístola a los Hebreos es una avalancha de poderosos argumentos para que ellos no abandonen
la fe cristiana, y en el capítulo 12 les hace poderosas y tremendas advertencias contra la apostasía.
Ya al final, en el capítulo 13, les recuerda sus deberes cristianos. Este es el contexto general. Pero
cuando uno lee detenidamente el texto completo de Hebreos, se da cuenta que hay evidencias
suficientes para entender que el autor de este libro no creía que se podía perder la salvación.
Hebreos 6: 13 al 20 nos deja ver que a los herederos de las promesas de Abraham, es decir a su
descendencia por la fe, Dios les juró que la promesa sería para siempre; que por dos cosas en las
cuales Dios no puede mentir, Él les asegura a los hijos de Abraham por la fe, que su esperanza y su
promesa es segura. Este lenguaje nos muestra claramente que la salvación, que es la promesa que
Dios nos ha dado en Cristo, es segura.
Hebreos 7: 22 al 25; de nuevo en un lenguaje muy claro, nos dice que la acción salvadora de Cristo
es perpetua, y que Él vive eternamente para interceder por nosotros. ¿Lo anterior nos hace pensar
que podremos perder la salvación, si Cristo lo hizo perpetuamente y vive para interceder por
nosotros?
Hebreos 9: 12 nos permite entender que quienes hemos recibido redención la tenemos de manera
perpetua y segura.
Hebreos 9:15 nos dice que los salvados hemos sido llamados por el Espíritu Santo, hemos recibido
una salvación y una promesa eternas. Todo lo que hemos recibido de Cristo por su obra es nuestra
herencia, es algo que no puede perderse.
Hebreos 10: 14 dice que con una sola ofrenda, la de su cuerpo, Cristo hizo perfectos para siempre a
los santificados. Los que hemos sido redimidos ya somos santificados, pero aún no somos
perfectos. Luego la expresión: “… hizo perfectos para siempre ” no se refiere a la santificación,
sino a la justificación, o sea que, nos hizo perfectos sin culpa para siempre. Y lo entendemos
porque luego añade: “… nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones ”, 10:17. Por lo
tanto, esta justificación que hemos recibido, es decir el perdón de nuestros pecados, es perfecta y es
para siempre. Y nos podemos preguntar, ¿Por cuáles pecados nuestros podemos perder nuestra
salvación, si ya todos han sido perfectamente perdonados?
Los hermanos que no creen en esta doctrina le dicen a uno: -Usted pierde la salvación si comete
adulterio, o si roba, o si mata-. Tal vez David hubiera perdido la salvación cuando mandó matar a
Urías Heteo, pero eso no es lo que dice la Biblia, él fue perdonado, y es tanto así que ni siquiera
fue bajado del trono de Israel. ¿Será que yo pierdo mi salvación por cometer homicidio, pero no la
pierdo por decir una pequeña mentira? No, ni por pecado grande ni por pecado pequeño, ¿Por qué?
Porque ya todos fueron perdonados. Yo soy perfecto en cuanto a justicia delante de Dios, y lo seré
siempre; de tal manera que Dios cuando me ve, no me ve a mí sino a su Hijo, y me ve como si yo
nunca hubiera cometido pecado, como si yo fuera perfecto. Esa es una justificación perfecta y, por
tal razón, no nos pueden decir que hay ciertos pecados que nos llevan a perder la salvación y hay
otros que no.
Hebreos 13: 20 y 21 habla del pacto eterno, que tiene juramento por dos cosas inmutables por las
cuales Dios no puede mentir, y que ese pacto es una firme y segura ancla del alma. La acción
directa de Dios en nosotros nos hace agradables a Él; esa es la preservación que Dios hace en
nosotros, aún las buenas obras que nosotros hacemos Él las hace en nosotros. El arrepentimiento
con que nosotros vamos a Él, Dios mismo nos lo da. La fe que le tenemos a Él, el amor que le
expresamos en el culto, es una obra de su Espíritu en nosotros. Nosotros no actuamos como entes
pasivos, somos agentes responsables, pero, ¿Quién nos da el vigor para hacer, amar y perseverar
como hijos de Dios? Él mismo en nosotros. Y dice el resto de la Escritura: “ Y haré con ellos pacto
eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para
que no se aparten de mí ”, Jeremías 32: 40.

B. Si el autor de Hebreos no creía que la salvación se puede perder, entonces en el capítulo 6: 4 al


6, él debía tener otro propósito y expresado otra cosa diferente a lo que concluyen las
interpretaciones superficiales que se le hacen a este pasaje. Y lo vamos a analizar en el contexto
inmediato del pasaje, al ir a la unidad de pensamiento en la cual estas frases fueron pronunciadas,
entre los versículos 5: 11 y 6: 9. El contexto inmediato se refiere al Sumo Sacerdocio de Jesús en
este difícil pasaje; veremos sus contextos anterior y posterior, además de sus palabras cruciales,
que llevan a las personas a dudar de la seguridad de salvación.
La estructura de este pasaje comienza con el tema mismo porque hace una advertencia contra la
apostasía. Sus puntos son estos:

1. La razón de la advertencia: Ellos necesitan ser amonestados, versículos 11 al 14.


Recién convertidos todos los creyentes somos inmaduros, pero uno no debe
permanecer en ese estado indefinidamente, o por un tiempo más allá de lo normal.
Ellos seguían inmaduros por un período prolongado como un niño lactante; no
habían asimilado correctamente los fundamentos de la fe, lo cual deja al creyente,
que es niño, susceptible y débil frente a los ataques judíos farisaicos, que los
presionaban, atacaban, los denunciaban y hacían azotar constantemente, para que
volvieran al judaísmo. ¿Cuál era la razón por la que estos hermanos permanecían en
una lactancia espiritual prolongada? La razón más probable es la negligencia en el
uso de los medios de gracia, 10: 23 al 25: “ Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos
unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca ”; la razón para esta fuerte amonestación es
la negligencia en guardar el día del Señor, en orar, en congregarse. Una de las
características de un niño es que es fluctuante y lactante prolongado, y el autor los
exhorta para estimularlos a andar en la perfección y para que dejen las viejas obras
del judaísmo, versículo 1.

La palabra “rudimentos” hay que entenderla con cuidado, porque hay un predicador,
que estableció una congregación grande, en la que sostiene que Iglesia debe
abandonar los rudimentos de la doctrina de Cristo, e incluye ahí las enseñanzas
básicas sobre Cristo, que están en el judaísmo levítico, al contenido judaico de la ley
ceremonial, tales como los sacrificios, las abluciones, la doctrina del bautismo y la
imposición de manos, según dice. Este predicador sectario dice que el cristiano ya no
necesita el rudimento del bautismo, y ahí comienza el engaño; no se refiere al
bautismo cristiano sino a las abluciones y lavamientos que los judíos practicaban.
También dice que la Santa Cena es un rudimento que se debe desechar, lo cual es
falso. El Bautismo y la Santa Cena son para los cristianos un mandato de Cristo, y la
imposición de manos que practicamos es para ordenar a un Pastor, y no es ya para
transferir la culpa por el pecado al animal para el sacrificio en el templo. Los
hermanos judíos lo único que habían aprendido era la resurrección de los muertos y
el juicio final. Y Pablo les dice: -Sigan adelante, avancen, no se queden allí-.

2. El contenido de la advertencia, versículos 4 a 6, es una terrible amonestación


especial para los judíos y profesantes del primer siglo. Es necesario que cada uno de
los detalles esté en nuestra mente para poder aclarar esta porción del texto a los
hermanos que creen que la salvación se puede perder. Las características de los
judíos profesantes del primer siglo son:

a. Fueron iluminados. Nuestros hermanos arminianos hacen que estas


palabras de inmediato signifiquen que estas personas fueron
iluminadas, hasta tal punto que recibieron la verdadera salvación.
Basados en el contexto de otros versículos claros, en los que
observamos que la salvación no se puede perder, ¿Exige la palabra
“iluminados”, en el Nuevo Testamento, que pensemos inmediatamente
en una iluminación plena que llevó a la verdadera salvación a estos
judíos profesantes del primer siglo? ¿O es posible que una persona
reciba una iluminación inferior sin llegar a ser salva? La respuesta por
el resto de la Biblia es: Si. Es posible que una persona sea iluminada y
que, aun así, no haya llegado a ser salva.

Podemos probarlo yendo a la parábola de los cuatro terrenos, en


Mateo 13, y retomando el caso de la siembra entre pedregales,
versículos 20 y 21: “ Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el
que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene
raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra, luego tropieza ”, eso significa
que recibió una iluminación de tal manera que se sintió salvado, unido
a Cristo, que adoraba con gozo en la Iglesia, pero cuando vino la
tribulación, la abandonó; recibió una iluminación que no fue suficiente
para transformarlo desde su raíz.
Otro ejemplo es el caso de Balaam, quien fue un profeta falso que, aun
así, decía la verdad de Dios; o como Judas que fue iluminado, sabía
que Cristo era el Mesías y quiso que lo coronaran, pero como el Señor
no quiso ser coronado, fue y lo vendió. O el caso del rey Saúl, sobre
quien vino el Espíritu Santo, y dice la Biblia que lo transformó en otro
hombre; él fue iluminado pero no fue salvo y al final de su vida
apostató. También el caso de los hombres en Mateo 7:22: “ Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y
en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? ”, estos hombres fueron iluminados hasta creer que
eran cristianos y que tenían una relación con Jesucristo, puesto que lo
llaman “Señor”, pero su iluminación no fue una verdadera
iluminación. Pensemos también en nuestros hijos, o en nuestras
parejas de matrimonio, de quienes la Biblia dice: “ Y a los demás yo
digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y
ella consiente en vivir con él, no la abandone ”, 1 Corintios 7:12,
porque la esposa incrédula es santificada en el esposo creyente y los
hijos también son santificados, o de lo contrario serían inmundos; hay
una sombra que la santidad del esposo extiende sobre la esposa y los
hijos incrédulos, y ellos conocen a Cristo mejor que cualquier
incrédulo, sin embargo todavía no son salvos; son iluminados pero no
son salvos. En nuestras Iglesias hay personas que son iluminadas, pero
que no son salvas. Entonces, a la luz de la Escritura, esta expresión
“iluminados” no exige que hable de una total salvación.

b. En la segunda expresión del versículo Hebreos 6: 4: “… y gustaron


del don celestial ”, este don celestial es Cristo. Hay personas en el
Nuevo Testamento que dicen gustar una relación con Cristo, sin tener
realmente una cercanía con Él, como es el caso de Mateo 7:22. Ese
hermano de quien se dice que la Palabra cayó entre pedregales, cuando
viene a la Iglesia llora, se emociona con los cantos, levanta sus manos
y se arrodilla, diezman, ofrendan y, cuando viene la persecución, salen
y nunca se vuelve a saber de ellos. El gustar del don celestial no
significa que la persona haya tenido salvación. Con la palabra misma
“gustar”, ¿Hablamos de comernos toda la carne? ¿Hablamos de
tomarnos toda la sopa? ¿De comernos todo el postre? “Gustar” es algo
que se hace con anticipación; no es realmente hacer la digestión, no es
comer y beber a Cristo; es solamente gustar. Entonces, esta expresión
tampoco nos obliga a pensar que esas personas fueron salvas.

c. En la tercera expresión de este versículo dice: “… y fueron hechos


partícipes del Espíritu Santo ”. ¿Esta expresión significa que fueron
habitados por el Espíritu Santo? ¿O que estos judíos profesantes del
primer siglo habían sido habitados por el Espíritu Santo? ¿O hay en el
Nuevo Testamento otras operaciones del Espíritu Santo en las que el
individuo participa de su poder, sin ser necesariamente habitado por
Él? ¡Claro que sí! Pensemos en Judas Iscariote, quien fue hecho
partícipe del Espíritu Santo, ¿O cómo creen ustedes que hizo
milagros? Él hizo milagros, echó fuera demonios, pero, ¿Podemos
concluir que Judas estuvo habitado por el Espíritu Santo?
Absolutamente no, porque la Escritura lo define como el “Hijo de
perdición”
Hay otro caso en el Nuevo Testamento, Marcos 12: 34, que habla de
un escriba que se le acerca al Señor y le pregunta, ¿Cuál es el primer
mandamiento? Y el Señor le explicó, el escriba le confirmó la verdad
en su respuesta, y Jesús le dijo: “ No estás lejos del reino de Dios ”;
¿Qué hizo que ese fariseo escriba pudiera tener cierta luz sobre la
Palabra de Dios, a diferencia de los otros fariseos ciegos? El Espíritu
Santo. Pero no participó de Él como para ser habitado. Lo que
concluimos es que hay operaciones superficiales, sobre meros
profesantes, y otras operaciones profundas del Espíritu Santo, para
verdaderos creyentes. Ahí volvemos a la parábola de la casa sobre la
roca y la casa sobre la arena. Las operaciones superficiales del Espíritu
Santo producen un tipo de creyente que edifica su casa sobre la arena,
o sea un falso creyente, y sus operaciones profundas producen un
creyente que arraiga su casa sobre la roca, que es Cristo. Entonces,
tampoco estos eran verdaderos creyentes.

d. Veamos la cuarta expresión en Hebreos 6: 5: “… y asimismo


gustaron de la buena palabra de Dios ”, cuando dice esto, ¿Tenemos
que asumir que cuando a una persona le gusta la Palabra de Dios ya es
un verdadero creyente? ¿Qué dice la Biblia sobre Herodes Antipas?
Que se deleitaba escuchando a Juan el Bautista, Marcos 6:20; igual
que quien fue sembrado entre pedregales, o quien luego de escuchar
un sermón se acerca al predicador y le dice: -Pastor, ¡Qué Palabra!-,
pero no se vuelve a ver cuando viene la persecución. Tampoco esta
cuarta expresión nos obliga a pensar que estos judíos profesantes del
primer siglo, que apostataron, eran verdaderos creyentes.

e. La última y quinta expresión dice: “ gustaron de … los poderes del


siglo venidero ”. Es necesario explicar que la historia humana se
divide en dos partes, este siglo y el siglo venidero; y las dos partes
están divididas por la segunda venida de Cristo, que trae la
resurrección de los muertos y el juicio venidero. El siglo venidero es
un siglo bueno, y el siglo presente es un siglo malo. Pero cuando
Cristo vino por primera vez irrumpió el siglo venidero en este siglo, o
sea que ya estamos en el siglo venidero, ya fue inaugurado. Por eso
cuando el Señor predicaba, decía: “… el reino de Dios se ha acercado;
arrepentíos ”, Marcos 1:14; por eso cuando los fariseos le preguntaron
¿Dónde está el reino de Dios?, Él les respondió que el reino de Dios
ya estaba aquí, porque Él era el Rey. Con la primera venida del Rey, el
reino de Dios está aquí. Lo que sucede realmente es un “traslape” o
“solapamiento”, tal como se ponen las tejas en los techos, una
parcialmente sobre otra para que el agua no se meta; “solaparse” aquí
es sobreponerse. El siglo venidero se ha sobrepuesto al siglo presente.
¿Cuál es la señal de ese traslape? Los milagros y poderes que Cristo y
sus apóstoles manifestaron como presencia del siglo venidero, y ya
estaban allí en medio de esos cristianos hebreos. Muchos de ellos, que
apostataban, debieron tener mucho contacto con los apóstoles,
debieron ver grandes milagros, y posiblemente por algunos de ellos se
hicieron milagros; porque era muy probable que en esa época especial,
del traslape, habían milagros entre quienes andaban en los grupos
apostólicos.
Hebreos 2: 1 al 4 muestra el solapamiento con sus milagros, señales y
repartimientos, que son poderes del siglo venidero. ¿Cómo así que
estos judíos profesantes fueron hechos partícipes de los poderes del
siglo venidero? Porque fueron testigos de los poderes del siglo
venidero actuando ya en este siglo, habían visto evidencias poderosas
de que ya el Mesías había venido y de que el nuevo siglo ya había
comenzado. Entonces, ¿Significa necesariamente que cuando una
persona es testigo o hace un milagro, por eso es un verdadero
creyente? De nuevo la respuesta es totalmente, No. Porque falsos
profetas y falsos creyentes hacen, y harán, constantemente milagros.
Ser partícipes de los poderes del siglo venidero tampoco hace a un
verdadero creyente. Las cinco cosas que nuestros hermanos
arminianos dicen que existen en un creyente que perdió su salvación,
han sido rebatidas.

Y dice más el verso 6: “… y recayeron ”, ¿Y qué quiere decir esta


expresión? Que, obviamente, apostataron de manera permanente y
definitiva; no se refiere a una leve caída, como las que a veces
sufrimos los cristianos. Y ahora el autor va a calificar la apostasía
como irreversible: “ Porque es imposible que … sean otra vez
renovados para arrepentimiento ”, la apostasía no admite
arrepentimiento de regreso. Y también la considera horrible ante la
mirada y el juicio de Dios: “… crucificando de nuevo para sí mismos
al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio ”, esta frase es compleja,
pero la vamos a entender; estamos hablando de judíos profesantes del
primer siglo, que tuvieron los mejores testigos, y vieron las mejores
señales. ¿Qué significa que unas personas así apostaten? Que esas
personas pasan a convertirse en igual o peor que el judío incrédulo que
crucificó físicamente al Señor. La apostasía de un judío profesante del
primer siglo significa que vuelve a crucificar de nuevo al Señor. Es
como si el autor los hiciera devolver en el tiempo y los metiera en la
turba que gritaba: ¡Crucifícale, crucifícale! Eso era tan horrible como
la blasfemia contra el Espíritu Santo. Ellos tuvieron más privilegios
que aquellos judíos incrédulos que lo crucificaron, y aun así
apostataron. Esta advertencia es pavorosa. Si había algún hermano
hebreo a punto de apostatar, cuando leyeron esto y lo entendieron,
muchos volvieron al cristianismo y abandonaron la idea de apostatar.
Por eso el autor de Hebreos termina diciendo: “ Pero en cuanto a
vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que
pertenecen a la salvación, aunque hablamos así ”, 6: 4.

Esta advertencia horrible, 6: 4 al 6, es comentada por lo escrito en


Hebreos 10: 26 al 29, es una amonestación más explícita. Esta
expresión: “… si pecáremos voluntariamente ”, no se refiere a un
pecado común que cometamos de manera voluntaria, sino físicamente
al pecado de apostasía, “Equivale a pisotear la sangre del Hijo de
Dios”. Esta expresión es aterradora: “ ¡ Horrenda cosa es caer en
manos del Dios vivo! ”, versículo 31.

¿Qué dice el autor de Hebreos cuando escribe los versículos 6: 4 al 6?


A la luz del contexto del libro y del resto de la Biblia, podemos decir
que el escritor de esta epístola no está diciendo que el verdadero
creyente puede perder su salvación. Estos versículos no son más que
una pavorosa advertencia que buscaba evitar la apostasía de judíos
profesantes del primer siglo, que habían descuidado su vida espiritual;
pero estas frases no son una enseñanza explícita de que la salvación se
puede perder. El propósito era infundir pavor en unos judíos
profesantes del primer siglo que, por su inmadurez espiritual, estaban
apostatando, pero cuando oyeron estas cosas de inmediato volvieron al
camino. Esta enseñanza no era específicamente sobre salvación, sino
que tenía la intención de hacerles ver los grandes privilegios que
tenían en Cristo, y que si lo abandonaban, su apostasía era la peor de
todas las apostasías. El autor de la carta a los Hebreos no buscaba
afirmar que la salvación se puede perder. El verdadero creyente nunca
puede apostatar.

3. La ilustración de la advertencia, versículos 7 a 9. El autor de Hebreos, tal como lo


hacen Pablo y el Señor Jesucristo en su forma de predicar cuando ya se ha entendido
el mensaje, necesita una ilustración que haga más claro y fortalezca el mensaje. Esta
metáfora refuerza la terrible advertencia de los versículos 4 al 6. Entre aquellos
judíos cristianos del primer siglo había dos grupos que son comparados con dos tipos
de tierra, semejante a Mateo 13 en donde se encuentra la parábola de los cuatro
terrenos.

Por un lado está la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella; y por
otro lado está la tierra que bebe la lluvia que cae sobre ella, y produce espinos y
abrojos. El primer tipo recibe bendición y el segundo tipo recibe maldición.
Entonces, la tierra son los judíos del primer siglo; la lluvia que cae constantemente
sobre la tierra es la Palabra de Dios y la riega, como en Mateo 13, es la predicación
continua de los pastores de la Iglesia cristiana hebrea; una tierra produce frutos que
son obediencia y perseverancia, y la otra tierra produce un fruto que es espinos y
abrojos, o sea apostasía. El escrito de Hebreos muestra que en esa iglesia habían dos
grupos de profesantes; todos ellos recibían predicación constante, pero un grupo
daba fruto de obediencia y perseverancia, y el otro grupo estaba cayendo en
apostasía. Ahora el escritor de la epístola dice que está seguro que la mayoría no es
tierra que produce espinos y abrojos, y esa es la aclaración que hace en el versículo
9, “ Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y
que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así ”; esta expresión “… aunque
hablamos así ” quiere decir que el apóstol quiere infundirles miedo, temor, hacerles
pensar en si son profesantes verdaderos que producen perseverancia, o profesantes
falsos que producen apostasía. Ahora, examinando cada uno de los elementos que
están contenidos en el pasaje lo vamos a ver más claro.

Aunque la salvación no se puede perder, los verdaderos creyentes debemos


perseverar. Hebreos 3: 5 y 6: “ Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios,
como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6 pero Cristo como hijo sobre
su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el
gloriarnos en la esperanza ”.
Hebreos 4:14: “ Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión ”.
Hebreos 6: 11 y 12: “ Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma
solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os
hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan
las promesas ”.
Hebreos 10: 23: “ Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió ”.
Hebreos 10: 39: “ Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino
de los que tienen fe para preservación del alma ”

6. Estudio de versículos dudosos


A. Hebreos 6, versículos 4 al 9 , “ Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y
gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de
la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados
para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a
vituperio. 7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba
provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero la que produce
espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada. 9 Pero en
cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la
salvación, aunque hablamos así ”. Los hermanos arminianos dicen que estas personas fueron
iluminadas, fueron partícipes del Espíritu Santo y recayeron, y por eso es imposible para ellos el
arrepentimiento.

1. Quien escribió la Carta a los Hebreos no creía que la Salvación se podía perder,
¿Cómo probar eso? Leamos Hebreos 9:12: “…y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención ”, este escritor cree que la Redención, una vez
obtenida, es eterna. Pero no es la única vez que lo afirma, Hebreos 10:14: “… porque con
una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados ”, y está hablando,
obviamente, de la justificación. O el versículo 17: “… añade: Y nunca más me acordaré de
sus pecados y transgresiones ”; perdón total y absoluto. Hebreos 13:20: “ Y el Dios de paz
que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la
sangre del pacto eterno… ”, y el pacto eterno es que Él será su Dios y ellos su pueblo,
eternamente. El que escribió Hebreos 6 no creía que la Salvación se pueda perder.

2. En segundo lugar hay que entender el contexto de la carta. La epístola a los Hebreos
completa es toda una amenaza, una advertencia. ¿Para qué fue escrita esta carta? Fue escrita
a una comunidad judía que se estaba regresando del cristianismo después de 30 años de
serlo. Sus compatriotas los estaban persiguiendo, azotando, y dándoles tan mala vida, que
muchos de ellos estaban volviendo al judaísmo. Era necesario amenazarlos, advertirles,
para que evitaran apostatar. Al estudiar este pasaje también debemos entender que hay una
obra de la Gracia de Dios muy parecida a la verdadera Salvación; muchas personas que
están cerca a la Iglesia, por la Gracia Común de Dios, tienen muchas de estas características
sin ser verdaderamente salvados, y la mejor prueba de esto es Judas Iscariote. Este fue un
hombre que, por la obra de la Gracia Común, cumplía todas estas características descritas
entre los versículos 4 y 6, y que no necesariamente reflejan a un creyente verdadero; porque
hay muchas personas a quienes se les permite participar de la Salvación sin que sean
verdaderamente salvos, “ Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados… ”,
pero ahí no dice si fueron iluminados hasta alcanzar la Salvación. Para explicar esto
podemos decir que los hijos de los creyentes, que no son cristianos, son iluminados porque
ellos conocen el Evangelio más que cualquier persona en la vida, gracias al testimonio de
sus padres, pero no son salvos. Entonces, hay una obra de la Gracia Común, que no es
necesariamente la Salvación, y que da iluminación.
Y también dice que, “… gustaron del don celestial ”, estuvieron con Cristo, se regocijaron
con toda la Iglesia, decían que amaban a Cristo y le cantaban, lo disfrutaban, pero no eran
de Cristo. De hecho, cuando lleguemos al último día, muchos le dirán: “ Señor, Señor, en tu
nombre …”. Y eso dice aquí, que el gustar de Cristo no significa que fueron salvados.
Después dice: “… fueron hechos partícipes del Espíritu Santo ”, es decir que algunas de las
operaciones del Espíritu Santo fueron hechas en ellos, mas no la verdadera Salvación. Una
cosa es uno ser hecho partícipe del Espíritu Santo, y otra cosa es ser morada de Él. Los
mismos hijos de los creyentes han sido partícipes del Espíritu Santo, porque Él mismo los
ha iluminado para entender el Evangelio más que a los de afuera, pero aún no son salvos.
De igual forma dice: “… y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios ”, muchos
inconversos salen del culto y se admiran de la Palabra predicada, pero no son creyentes. Y
continúa el versículo 5: “… y de los poderes del siglo venidero ”, el siglo venidero es la era
por venir, pero que ya está en medio de nosotros; hay poderes del siglo venidero entre
nosotros. Cuando Judas estuvo con el Señor, hizo milagros, él participó de estos poderes,
pero nunca fue verdadero creyente.
Si leemos el versículo 7, hasta el 9, nos damos cuenta que es una advertencia, una amenaza,
“ Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba
provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero la que
produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser
quemada. 9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores,
y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así ”; el autor está comparando a un
creyente verdadero como tierra sobre la cual cae la lluvia y produce buen fruto, ¿Y cuál es
ese fruto? Recordemos que la amenaza es para que no apostaten, y el fruto que produce la
tierra buena que recibe la lluvia es la perseverancia; ese es el creyente. Y ahora compara a
ese falso creyente con una tierra mala, “… pero la que produce espinos y abrojos es
reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada ”.
¿Qué hace el autor de la Carta a los Hebreos? Los está asustando para que no se devuelvan
al judaísmo, para que ellos no pierdan la Salvación, porque no se puede perder, porque los
que son verdaderamente salvos van a perseverar. Y si alguno no persevera, es pues tierra
reprobada y no fértil que perdió su Salvación. Este es un simbolismo claro. Aquí, entonces,
no tenemos a un creyente que perdió la Salvación, sino una amenaza para que los salvos no
la pierdan.
Si yo puedo explicar este pasaje oscuro de Hebreos 6, a la luz de los 26 versículos claros,
entonces puedo tener coherencia con la Doctrina de la Inspiración Plenaria y Verbal de la
Escritura, y no tengo que hacer que lo oscuro me traiga ceguera ante lo claro. No puedo
seguir sosteniendo que la Salvación se pierde, basado en Hebreos 6, luego de leer Juan 5:
24 ó 10: 27: “ Mis ovejas oyen mi voz…nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre
”, “ su temor es eterno ”, “… yo los guardo hasta el fin ”, e ignorar que en el resto de la
Biblia ella afirma que la Salvación no se puede perder una vez recibida.

1 Timoteo 3: 14 y 15: “ Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15


para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del
Dios viviente, columna y baluarte de la verdad ”. La casa de Dios es columna y baluarte de
la verdad, que debe ser bien predicada, conocida por todos y basada en el más sólido
fundamento escritural. En las Iglesias de Cristo en nuestros días no se hace mucho énfasis
en las doctrinas, sino en milagros, sanidades, profecías, supuestas lenguas, en echar fuera
demonios, y se descuida grandemente la enseñanza doctrinal profunda. Pero, para ser
coherentes con lo que acabamos de leer en la Palabra de Dios, debemos hacer un acento en
que la iglesia entera aprenda la verdadera doctrina. Por ejemplo, debemos consagrarnos a
divulgar esto que usted lee ahora, saber cómo llegamos a ser salvados estudiando la
Doctrina de la Salvación por medio de las cinco Doctrinas de la Gracia, explicando el error
que algunas iglesias tienen con respecto a la Perseverancia, y refutarlo con una
hermenéutica correcta para llegar a la verdad.

B. El principio fundamental que enunciamos es que,en todos los textos donde parece decir que un
verdadero creyente pierde su Salvación, no se trata sino de falsos creyentes que reciben una obra
superficial del Espíritu Santo muy parecida a la verdadera Salvación; un caso semejante la vemos
en la parábola del trigo y la cizaña, dos frutos de la espiga que crecen juntos y son muy difíciles de
diferenciar hasta en el día de la ciega; así hay personas muy parecidas a un verdadero creyente y
terminan al final apostatando, condenándose. Mateo 7: 21 a 23 : “ No todo el que me dice: Señor,
Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad ”, ahí no dice que una vez los
conoció los desechó, no, ahí dice “ nunca ”.

La idea es que en este mundo la Iglesia siempre va a tener falsos creyentes, y ocurre una de dos
cosas, o permanecen como falsos creyentes pero profesantes hasta el día del juicio y allí se
descubrirán, o apostatan durante el camino de la peregrinación. Ahora sucede igual que a la Iglesia
del primer siglo cuando se produjeron estos textos. Normalmente los falsos creyentes apostatan de
tres maneras: Se involucran en inmoralidades, o sea que vuelven a sus pecados antiguos; se
involucran en falsas doctrinas, es decir, se convierten en herejes; o abandonan la fe cuando hay
problemas, tribulaciones y persecuciones. Estas tres cosas casi siempre son causa de que el falso
creyente abandone el camino. Pero hay otros que no abandonan, llegan hasta el final, y son
descubiertos. Dos textos más que parecen enseñar que la Salvación se puede perder, que caen en
esta categoría de falsos creyentes y que no apostatan sino que son descubiertos en el juicio final
son:
Mateo 25: 24 al 30 : “ Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25
por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que
recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo,
hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene
diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que
tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes ”. Cuando no se hace una buena hermenéutica de este pasaje se puede llegar a
conclusiones como que hay un siervo de Dios, que aun así era inútil y como no trabajó, perdió su
salvación. Pero si queremos hacer un análisis más profundo hay que volver a leer más
cuidadosamente todo el pasaje, desde el versículo 14 hasta el 30. Hemos leído una parábola, su
lenguaje no es claro y es de difícil interpretación; la prosa didáctica está en superioridad exegética
con respecto a la parábola, de tal suerte que nosotros nunca podremos basar una doctrina en ella, y
tenemos que poner en dudar que sea correcta nuestra primera interpretación. Además debemos
estudiar el contexto; para entender bien la Biblia tenemos tres reglas fundamentales: Primera,
Estudie el contexto; segunda: Estudie el contexto; y tercera: Estudie el contexto. Esto es vital.
¿En el contexto de qué pasaje más amplio está la parábola de los talentos? Lo podemos ver en
Mateo 24: 29 al 30 y ahí comienza el contexto de este pasaje: “ E inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas
caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal
del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al
Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria ”, está en el contexto
del juicio en la segunda venida de Cristo.
¿Qué aspecto particular de la segunda venida de Cristo quiere destacar este pasaje? Para destacar el
tema específico de este pasaje el Señor Jesucristo enuncia tres parábolas: Primera, Mateo 24: 45 al
51, “… el Señor tarda en venir ”, en el día de su segunda venida habrá falsedad en muchos siervos
que manifestarán señales de apostasía moral, y diciendo que son cristianos vivirán en pecado.
Segunda, Mateo 25: 1 al 13, parábola de las diez vírgenes, “… y tardándose el esposo ”; otra vez
hay falsedad en el reino de Dios evidenciada por la insensatez de estas vírgenes, que no tenían al
Espíritu y se la pasaban en la iglesia diciendo que eran cristianas, y solo hasta el día de Cristo se
probó que eran mujeres inconversas; lo que provocaba esta insensatez era el tiempo, la tardanza
que para todos es una prueba muy fuerte. Y en la tercera parábola, Mateo 25: 24 a 30, la de los
talentos, vemos la misma falsedad en personas que serán puestas en evidencia al final por medio de
la ausencia de frutos. No se trata de un verdadero creyente que descuidó el dar fruto, sino de uno
que nunca tuvo verdaderos frutos. Cuando el Señor viene no es que condene a uno que se volvió
inútil, sino que condena a uno que fue falso siempre. Este texto quiere destacar que en la segunda
venida el Señor descubre la falsedad de muchos que están en inmoralidad, en insensatez y del que
es sin frutos, y que no están en el reino. Los tres son falsos.
En la parábola de los talentos hay algunos detalles que confunden a muchas personas, como por
ejemplo en el capítulo 25:14, en el que dice: “ Porque el reino de los cielos es como un hombre que
yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes ”, y aseguran que el Señor llamó a sus
siervos, pero eso no es correcto porque ellos eran siervos en la parábola, y eso no quiere decir que
fueran siervos de Dios. Lo mismo pasa cuando Él dice que es señor de sus siervos, pero es señor en
la parábola. Otro detalle fortalece la idea de que esta persona no fue un verdadero creyente que se
condenó, sino un falso creyente, como lo encontramos en el versículo 25:24, que tenía un falso
concepto de Dios: “ Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste ”, ¿A
qué cristiano le parece que Dios es un hombre duro? Y cuando dice: “… que siegas donde no
sembraste…”, eso hace a Dios injusto, ¿A qué creyente le parece injusto Dios? “…y recoges donde
no esparciste ”, y eso es abuso. Este hombre tenía un falso concepto de Dios y eso hace dudar de
que sea un verdadero creyente.
Pero luego en el versículo 25 dice: “… tuve miedo ”, ¿Los cristianos tenemos miedo de Dios? No,
tenemos es temor y respeto. Y luego en el versículo 16, Dios mismo hablando en boca de ese
señor: “ Siervo malo… ”, ¿Digan, cuándo Dios le habla así a uno de sus hijos? No, los creyentes ya
no somos malos, nosotros fuimos cambiados. Entonces dentro de la parábola hay también
suficiente evidencia para mostrar que este es un falso creyente que fue arrojado a la condenación,
porque verdaderamente nunca mostró los frutos, y de ninguna manera Mateo 25 enseña de un
verdadero creyente que pierde su salvación.

C. El segundo tipo de textos en los cuales una persona, aparentemente, era verdadero creyente y en el
transcurso de su carrera apostató y, dicen los hermanos, perdió su salvación, se encuentra en 2 Pedro 2: 1
, que se dedica a advertir a la Iglesia sobre los falsos maestros y los falsos profetas. En el primer versículo
dice: “ Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que
introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo
sobre sí mismos destrucción repentina ”; y algunos leerán y dirán, en su análisis superficial, que estos
falsos profetas eran creyentes y, de pronto, se enredaron en falsas doctrinas y se alejaron, negando al Dios
que los rescató. Como ahí dice que el Señor los había rescatado, entonces se trata de un verdadero
creyente que había sido rescatado y perdió su salvación; esa es la forma de razonar entre quienes citan con
más frecuencia este pasaje. Pero de nuevo, lo primero que tenemos que hacer es pensar que hay 26
versículos claros que enseñan lo contrario a esa interpretación, y que estamos obligados a observar con
más cuidado el pasaje.
¿Qué tipo de literatura es esta? Esta no es una parábola, también es prosa didáctica, es decir, una literatura
muy clara; pero en este pasaje en particular hay unos elementos gramaticales que es necesario tener en
cuenta, y que la interpretación inicial que dimos no es la mejor.
Estos elementos gramaticales surgen del estudio del texto en el idioma original, es decir, que si leemos
este texto en griego vamos a encontrar dos detalles interesantes que nos hacen dudar de la primera
interpretación. El primer detalle interesante es la palabra “señor”, que del griego para Cristo en el Nuevo
Testamento es la palabra kurios ; pero en la frase que vemos, “… negarán al Señor que los rescató ”, no
se usa la Palabra kurios , sino la palabra alterna despotes , de la cual deriva nuestra palabra “déspota”; la
misma no se usa en el Nuevo Testamento para hablar de Jesucristo, sino de Dios en general. Esta frase nos
lleva a pensar que no es un rescate de Cristo, sino un rescate en general que no es precisamente para
salvación. El segundo detalle gramatical, también derivado del texto griego, es la palabra “ rescató ”. En
el Nuevo Testamento griego cuando se habla de “redención”, rescate, siempre se usa la palabra lutron ,
que significa: Rescate por el pago de un precio. Pero en la frase que estudiamos no se usa lutron sino otra
palabra que quiere decir solamente: Rescate.
Entonces, no se trata de un rescate particular, o redención propiamente dicha, sino de un rescate general;
como cuando un barco transporta a muchas personas, incluidos cristianos, la embarcación se hunde, y
Dios permite que haya un equipo de salvamento y salve a todos los que estaban en el barco; esa salvación
la efectuó Dios, pero no es lo mismo la salvación para los que eran cristianos, como para los que no eran
cristianos. Los cristianos reconocen la obra de Dios y le dan gracias, pero allí van ateos, evolucionistas,
fascistas, entre otros, que ni siquiera reconocen que Dios existe, y aun así ellos también fueron rescatados.
Entonces, hay formas en que Dios rescata que no son para vida eterna.
Estos análisis son necesarios para que nuestra iglesia se fundamente en la verdad profunda y sólida.
Fuera del análisis literario y gramatical debemos examinar el texto de 2 Pedro 2:1 al 22 en su contexto.
Para definir si este pasaje enseña que la salvación se puede perder, debemos examinar todos y cada uno de
los versículos que leímos, porque ellos son el contexto; y si tengo una interpretación dudosa en el
versículo 1 puedo hallar aclaración en el versículo 9 ó en el 14, y así, porque es la explicación que da la
misma Biblia. Preguntémonos, ¿El apóstol Pedro creía que la salvación se podía perder? Podemos
responder sin duda que no, porque en 1 Pedro 1: 3 al 5 dice claramente que somos guardados por el poder
de Dios para alcanzar la salvación que nos ha prometido. Versículo 9: “… sabe el Señor librar de
tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio ”; los injustos
son los falsos profetas de los que se habló en el versículo 1, y Él no le dirá jamás a un hijo suyo “injusto”,
porque los hijos de Dios estamos justificados. Versículo 12: “ Pero éstos, hablando mal de cosas que no
entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia
perdición ”, nosotros no somos los nacidos para presa y destrucción. Y versículo 14: “ Tienen los ojos
llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado
a la codicia, y son hijos de maldición ”, notemos que se refiere a los “hijos de maldición”. En las
expresiones destacadas, en estos dos últimos versículos, vemos por el contexto que no es el caso de un
verdadero creyente que perdió la salvación, sino que se trata de un falso creyente que apostató.
Judas 4: “ Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido
destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo ”, aquí habla de hombres que
fueron destinados para esta condenación, son los reprobados; esta expresión se refiere a los mismos
personajes citados en 2 Pedro 2: 9, 12 y 14. Cuando estos versículos hablan de “hijos de maldición” de
inmediato pensamos en Caín y en Judas Iscariote, reprobados también.
2 Pedro 2:15 dice: “ Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo
de Beor, el cual amó el premio de la maldad ”, cuando dice que “ Han dejado el camino recto ”, no
necesariamente implica que hayan sido verdaderos creyentes, porque algunas personas pueden obedecer y
andar por el camino recto, de una manera superficial, sin ser verdaderos creyentes. Se les compara con
Balaam porque este israelita siempre fue considerado falso profeta, no verdadero que se corrompió, sino
que fue falso siempre.
Versículo 17 dice: “ Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la
más densa oscuridad está reservada para siempre ”, esa expresión “ fuentes sin agua ” significa que son
falsos siempre.
En el versículo 18 hay un argumento muy poderoso: “ Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen
con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven
en error ”, los falsos profetas seducen: “… a los que verdaderamente habían huido ” implica que otros no
habían huido verdaderamente.
Versículo 20: “ Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el
conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer
estado viene a ser peor que el primero ”, este conocimiento del que se habla no necesariamente es un
conocimiento salvador, porque Judas Iscariote conoció a Cristo, pero no tuvo un conocimiento de Él como
Señor, y fue como aquellos que “… desprecian el señorío ” (V. 10), y enredándose otra vez en las
contaminaciones del mundo, son vencidos.
Versículo 22, aquí está el argumento más poderoso de todos, “ Pero les ha acontecido lo del verdadero
proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno ”; cuando el apóstol
Pedro termina este discurso diciendo que a estos hombres les ha acontecido este proverbio popular de
Israel, nos está asegurando que estas personas nunca fueron ovejas sino que siempre fueron perros,
cerdos, que son dos animales inmundos; lo que quiere decir es que ellos fueron lavados por encima, por
fuera, pero no dejaron de ser perros y cerdos, nunca experimentaron un cambio de naturaleza. Por eso se
puede decir que, las personas mencionadas en el versículo 1, no son verdaderos creyentes sino que
sufrieron un cambio superficial, externo, que fueron siempre falsos creyentes; y cuando llegó el momento
ellos abandonaron la verdadera fe y se convirtieron en falsos profetas, porque nunca fueron transformados
interiormente.
Con todo esto hay evidencias suficientes para decir que en el versículo 1 se habla de estos falsos maestros
por su apariencia externa y no por su condición interior, y Pedro los describe como profesantes; pero en el
versículo 22 los describe como falsos creyentes, según su apariencia real interna. También aquí vemos
que no fue el caso de verdaderos creyentes que perdieron su salvación, sino de falsos creyentes que a su
tiempo apostataron doctrinalmente y fueron falsos maestros.

D. 1 Corintios 9: 24 al 27 : “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero
uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25 Todo aquel que lucha, de todo se
abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así
que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros,
yo mismo venga a ser eliminado ”. Estos versículos hacen parte del conjunto de enseñanzas bíblicas con
las que se ilustra que Dios está con nosotros en las labores que requieran nuestro mejor esfuerzo, y que si
no nos esforzamos al máximo no estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos. Esa es la verdad
bíblica.
Este pasaje trae a memoria una película sobre un equipo de fútbol en que el entrenador quiere renovar la
mente de sus jugadores, y le pide a uno de los líderes del equipo que haga el ejercicio de llevar a cuestas a
un compañero, con sus manos y rodillas sobre el césped, por una distancia de 100 metros; el joven le dijo
al entrenador que haría 30 metros si mucho, pero que se iba a esforzar a hacer 50 metros. El entrenador le
dijo: -Vas a hacer tu mejor esfuerzo-, y cogió un pañuelo y le tapó los ojos al muchacho; este comenzó a
gatear por la pista con su compañero a cuestas, y el entrenador iba a su lado motivándolo, y le decía: -
Dame tu mejor esfuerzo-. El joven siguió adelante y ya estaba muy cansado, quería rendirse, pero el
entrenador le daba ánimo: -Dame más, dame tu mejor esfuerzo-. El joven llegó a un punto en que lleno de
dolor, llorando y dando gritos, sin poder más, cayó al suelo. Había recorrido 100 metros y estaba en la
línea de gol.
La escena de esta película es muy impactante porque uno sabe que debe darle lo mejor al Señor, y uno no
lo hace a pesar de que Dios está con uno y que nos da grandes promesas. Esta porción de las Escrituras
tiene que ver con la carrera de la vida cristiana, con el esfuerzo que nos lleva a seguir adelante, pero en la
última parte hay una expresión que ha hecho confundir a muchas personas, y que ha hecho desviarse a
muchos de una verdad bíblica muy importante. En el versículo 27 Pablo dice: “… sino que golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado ”; una interpretación superficial de estas palabras ha hecho creer a algunos algo como esto: -
Pablo dice aquí que si se descuida la carrera, él mismo puede llegar a ser eliminado-; la palabra
“eliminado” significa condenado. Por lo tanto, si Pablo que fue el mejor creyente y puede terminar
condenado, entonces cualquier creyente puede perder su salvación.
Esta pieza bíblica hace parte de la lista de 8 versículos que parecen enseñar que la salvación se puede
perder, de los cuales ya estudiamos tres: Hebreos 6, Mateo 25 y 1 Pedro 2:1. Este cuarto pasaje hace que,
por una mala hermenéutica, muchas personas crean que la salvación se puede perder, y no tengan por
verdadera la doctrina de la Perseverancia Final de los Santos, como ocurre en la mayoría del pueblo de
Dios, desconociendo el caudal enorme de evidencia bíblica que hay en los 26 versículos claros, en donde
se enseña que la salvación no se puede perder.
Con una hermenéutica correcta comprenderemos qué es lo que Pablo afirma aquí al decir que él mismo
puede llegar a ser eliminado. Para poder entender la mente de Dios en un pasaje, como siempre, es
necesario estudiarlo en su marco de referencia, empezando aquí por el contexto del libro en que está
escrito.
La primera carta a los corintios va dirigida a corregir una Iglesia con muchos errores, desviaciones
doctrinales y de conducta moral, llena de cristianos inmaduros y de falsos creyentes. La carta entera está
llena de regaños y correcciones que el Apóstol desarrolla a medida que da solución a cada asunto. Dicen
los estudiosos que es muy probable que los corintios mismos le hayan escrito una carta a Pablo
contándole, ordenadamente y punto por punto, cada uno de los problemas que tenían. El contexto general
del tema en que se encuentra nuestro pasaje se refiere al mal uso de la libertad cristiana, aquellas cosas
que podemos hacer y que la Biblia no prohíbe o que no ordena que se hagan. El mal uso que los corintios
hacían de su libertad cristiana revela un error de ignorancia en la forma de vida práctica, por lo cual busca
infundirles temor para hacerlos volver por el camino correcto.
Ahora, para entender el contexto inmediato no debemos prestar atención a la división entre capítulos y
versículos, que no es exacta en la proposición de temas. El mejor ejemplo, en toda la Biblia, de que no es
acertada lo encontramos en 1 Corintios 8:1 hasta 1 Corintios 11:1; quienes hicieron la división no
pudieron ver que esta porción reunía un solo asunto. Algunos corintios sabían que sí podían comer carne
sacrificada a los ídolos, la podían comprar en la carnicería y la podían comer en sus casas, y en las casas
de otras personas, pero algunos recién convertidos de la Iglesia creían que no se podía comer. Entonces
los más antiguos, que si sabían esto, y por satisfacer sus deseos de comer carne, hacían pecar a los nuevos.
Por eso el Apóstol hace una larga exposición enseñando y corrigiendo el problema, que presenta en cuatro
partes: Primero, el capítulo 8 contiene una breve introducción en la que Pablo regaña a los corintios,
porque ellos no están corriendo bien la carrera y porque no aman a sus hermanos. Segundo, en el capítulo
9 les dice cómo se debe avanzar en la carrera con el ejemplo de quien lo está haciendo bien, esa persona
es él mismo, y les expone todos sus privilegios. A partir del versículo 12 les habla de cómo se priva de sus
derechos para poder agradar a Cristo y no ofender a nadie; por alguna razón Pablo no recibió nunca
dinero de los corintios. Y también expone el hecho de que los fuertes no tenían ninguna consideración con
los débiles en la fe.
Tercero, en el capítulo 10 les habla del mal ejemplo de personas que nunca pudieron cumplir bien la
carrera, la primera generación que salió de Israel, o sea, los contemporáneos de Josué y Caleb.
Y cuarto, capítulo 11 les hace una invitación para que lo imiten a él: “ Sed imitadores de mí, así como yo
de Cristo ”, 11:1.
Nuestro pasaje es la ilustración de una unidad temática, que se desarrolla tomando la idea que se enseña y
comparándola con algo, para que la gente comprenda las cosas espirituales por medio de las cosas
materiales; en este caso usa los juegos olímpicos de su época y habla de las carreras y de las peleas de ese
entonces.
La estructura de la porción que estudiaremos nos lleva a encontrar su tema: La vida cristiana es como una
carrera en la que hay que avanzar como un ganador. Pablo usa la figura de los juegos ístmicos, que dieron
origen a los juegos olímpicos, y toma dos disciplinas: El atletismo y el pugilismo de la época. El pasaje
específico, 1 Corintios 9: 24 a 27, puede ser dividido en tres partes:

a. El mandato de correr como un ganador, versículo 24, “¿No sabéis que los que corren en el estadio,
todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis .
No es una opción, ni una sugerencia, sino que es un imperativo. Cuando transportamos esta
metáfora a la vida cristiana tenemos que aclarar esto: Los creyentes no estamos compitiendo los
unos con los otros, en una carrera de atletismo; uno no compite con los hermanos, sino que uno
compite contra uno mismo. Eso significa que en la vida cristiana todos podemos ser ganadores;
todos corremos nuestra propia carrera, con nuestro propio rival que es nuestro “yo”, y con otros
enemigos que están fuera de nosotros, tales como el mundo y el diablo, entre otros.
¿Por qué todos los creyentes están obligados a correr como un ganador? De inmediato vienen a la
mente varias respuestas: Porque Cristo es un ganador, porque usted está unido a Él y su Señor es
victorioso, y porque Él le ha dado a usted un espíritu vencedor. En 2 Timoteo 1:7 dice Pablo,
animando al discípulo decaído: “ Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder,
de amor y de dominio propio ”. Cristo le ha dado un espíritu de amor por Él, poder en Él y de
dominio propio por Él. O sea que Timoteo: -Corre como un ganador-. Nosotros tenemos la mente
de Cristo y Él es un ganador, entonces tenemos el espíritu ganador que nos es dado del cielo.
También debemos correr como un ganador porque Dios nos ha dado las armas y las garantías de
que podemos vencer. Nuestra fe vence al mundo. “Fe, la victoria es”, dice un himno. Debes correr
como un ganador.

b. La manera de correr de un ganador, versículos 25 a 27a: “ Todo aquel que lucha, de todo se
abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien
golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre ”. Pablo dice que quien es
ganador corre no por una corona corruptible, sino por una corona incorruptible. En esos juegos no
se obsequiaban medallas sino que se le colocaba al ganador una coronita de laurel que al poco
tiempo se secaba, una corona “corruptible”.

1) Quien se lleva el premio corre de la siguiente manera: Tiene una mente de ganador,
tiene fijo su objetivo en una corona incorruptible, que no es algo de este mundo, es algo que
no puede perder, algo incorruptible. No es una mente que corre a la loca, a lo que salga, que
improvisa. Es una mente adiestrada para ganar, que conoce su meta y con sabiduría se
enfoca en lo necesario y suficiente para poder llegar allá. La manera de correr de un
ganador involucra su mente; cuando hay un error en nuestra mente, entonces dejamos de
correr como un ganador. En 1 Corintios 10:12 Pablo advierte sobre una mente presuntuosa,
una mente que cree que puede estar firme sin luchar: “ Así que, el que piensa estar firme,
mire que no caiga ”.
La Biblia dice que, cuando nuestro Señor Jesús corrió su carrera, Él puso su mente en un
objetivo: “… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios ”, Hebreos 12:2, y su gozo era vernos salvados a nosotros entrando al cielo;
esa era su meta y su mente nunca se desvió, sabía lo que tenía que hacer, no corrió como a
la ventura, tenía la mente de un ganador.

2) También es demasiado importante en este versículo, 1 Corintios 9: 25, además de la


mente preparada que está lúcida para ganar, la abstinencia de un ganador. El eje central del
pensamiento de Pablo es: “ Todo aquel que lucha, de todo se abstiene ”. La mente de un
ganador está instruida, entiende que para poder ganar hay que abstenerse de todo aquello
que le impida ser un ganador. Este pasaje está interrelacionado con Hebreos 12, versículo 1:
“ Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos –
aquellos que ya ganaron y llegaron a la meta final- , despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante ”. La
palabra “ despojémonos ” es la misma abstinencia de la cual habla Pablo en su texto –de
quien algunos piensan que es el autor de Hebreos-. El ganador identifica todo aquello de lo
cual debe despojarse, todo peso y todo pecado; hay que mortificar el pecado, crucificarlo,
cortarse la mano, sacarse el ojo. Hay que separarse, cortar con el mundo, hay que
autonegarse. Ellos no estaban corriendo con abstinencia ni auto negación, sino que estaban
defendiendo sus propios derechos. Por eso Pablo les hace una larguísima lista de sus
derechos como apóstol, que se ha negado a sí mismo con tal que el Evangelio sea conocido,
y les señala que ellos no han sido capaces de abstenerse de comer un pedazo de carne para
no ofender o herir a un hermano; ese era el problema de los corintios. Así como Pablo es
que corre un ganador.
En el mensaje del Apóstol vemos claramente que hay abstinencia del cuerpo: “… golpeo mi
cuerpo ”, que pasa trabajos por el hecho de no recibir salario de los corintios, que está
dispuesto a negarse a tener una esposa para poder predicar mejor el Evangelio. Y Pablo
también expresa tener abstinencias del alma, renuncia a todos sus anhelos, egoísmo,
privilegios, derechos, “… a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a
algunos ”, 9: 22b.

3) Vemos el esfuerzo de un ganador. Aquí Pablo cambia la metáfora del atletismo al


pugilismo, al boxeo. Dice que el esfuerzo que debemos aplicar no es “… como quien
golpea el aire ”; no es como un boxeador que entrena con la sombra, y como sabe que no le
va a pegar a nadie, por mucho esfuerzo que haga no le imprime toda la fuerza al golpe
porque sabe que nadie lo va a recibir. Pero, en esta carrera hay que meterle todo el puño,
con toda la fuerza, a cada asunto en el cual dejamos de glorificar a Cristo. El apóstol hace
referencia al problema que estaba tratando con los corintios: Había un hermano débil en la
fe que estaba cerca a uno que consumía carne que podía comer, pero el hermano débil creía
que esa carne no se podía comer; entonces, ¿Qué debía hacer el hermano fuerte, que tenía
conciencia de que podía comerse esa carne? Golpearse a sí mismo, con toda la fuerza, para
no comer la carne, con el fin de que este pequeñito no peque contra Dios yendo a comer él,
aun creyendo en su conciencia que comer esa carne es malo, y esto termina afectándolo.
Hay que luchar como un ganador, dando su mejor esfuerzo en cada golpe a todo asunto de
la vida. Los creyentes de Corinto venían practicando un cristianismo relajado.

4) La advertencia para el que no corre como un ganador, versículo 27b: “… no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado ”. De inmediato Pablo
salta hasta el final de la carrera, y lo que quiere decir aquí es que, si una persona que viene
corriendo bien no corre así hasta el fin, será eliminado. El apóstol dice que él ha corrido
bien hasta ese día, que él es un modelo que deben imitar pero que si él mismo, o cualquiera
que corre bien, no corre hasta el fin como debe ser, será eliminado, condenado. ¿Significa
eso que un verdadero creyente puede ser condenado? Noten que el propósito de Pablo no es
hablar de que un verdadero creyente puede ser condenado, sino producir temor, darles una
advertencia, amenazar a esos creyentes corintios que están descarriados y llevarlos a correr
correctamente; es decirles a estas personas que no están corriendo bien que ni crean que van
a ganar. El verdadero creyente debe tener temor de sí mismo, no temor de que se va a
condenar sino temor que lo lleva a desconfiar de su corazón engañoso, a no tener una
confianza presuntuosa, como en 1 Corintios 10: 12: “ Así que, el que piensa estar firme,
mire que no caiga ”; no confiar en que como ya es salvo no tiene que correr con esfuerzo,
porque hay que correr bien y hasta el fin si es salvo . Son amenazas protectoras a través de
las cuales Dios guarda al creyente de una vana confianza en sí mismo para que nunca deje
de esforzarse, ni deje de correr con la mente, abstinencia y esfuerzo de un ganador.
En Romanos 8:1 hay exactamente la misma intención que en el anterior texto, “ Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu ”, ¿Quiénes son los que no recibirán
condenación? Los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
Otro buen ejemplo es Romanos 8: 12 y 13: “ Así que, hermanos, deudores somos, no a la
carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne,
moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis ”, ningún
creyente puede decir que es creyente y que será salvado si vive conforme a la carne. Hacer
morir las obras de la carne es mortificar el pecado. Nadie puede pretender ser salvo sin
pelear hasta el fin, sin la mente, sin la abstinencia y sin el esfuerzo de un ganador. Si se
pierde, es que no era un verdadero creyente. Nuestros amados hermanos que niegan la
doctrina de la Perseverancia de los Santos no se dan cuenta del verdadero propósito de
Pablo en estas palabras.
Nos debemos preguntar junto con el contenido del resto de las Escrituras, ¿Pablo enseña
que la salvación se puede perder? Él enseña a través de muchos otros versículos que la
salvación no se puede perder, y para muestra un botón, 1 Corintios 3: 10 al 15: “ Conforme
a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y
otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Y si sobre este fundamento
alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada
uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la
obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida,
si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego ”; este texto habla de un ministro
del Evangelio que predica la buena doctrina, que es como edificar una casa en oro, plata y
piedras preciosas. Si este ministro predica mala doctrina, es como edificar su casa en
madera, heno o paja. Cuando venga el día del juicio final los ministros nos vamos a
presentar delante del Señor y vamos a ser juzgados por lo que predicamos. Si un ministro
que predicó mal se presenta delante del Señor, lo que ha dicho se quemará como madera,
heno u hojarasca, “… si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego ”. Ahí vemos
claramente que no se puede perder la salvación. Y por tal razón, de ninguna manera 1
Corintios 9: 27 enseña que la salvación se puede perder.
En 1 Juan 2: 19 dice: “ Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen
sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase
que no todos son de nosotros ”; el que es verdadero cristiano pelea bien hasta el fin, nunca
se va de la pelea porque Dios lo guarda.

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