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MARX - Contribución A La Crítica de La Economía Política - InTRODUCCION Y PREFACIO

La 'Contribución a la crítica de la economía política' de Marx, publicada en 1859, se considera una anticipación de 'El capital' y establece un enfoque metodológico que destaca la producción y las relaciones sociales de producción. Este documento también aborda la enajenación del trabajo en el contexto del capitalismo, donde el producto del trabajo se convierte en un poder independiente del productor, resaltando la separación entre el trabajo y su resultado. Además, se menciona que la propiedad privada y el intercambio generan una relación de interdependencia que contribuye a la alienación del trabajador.
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MARX - Contribución A La Crítica de La Economía Política - InTRODUCCION Y PREFACIO

La 'Contribución a la crítica de la economía política' de Marx, publicada en 1859, se considera una anticipación de 'El capital' y establece un enfoque metodológico que destaca la producción y las relaciones sociales de producción. Este documento también aborda la enajenación del trabajo en el contexto del capitalismo, donde el producto del trabajo se convierte en un poder independiente del productor, resaltando la separación entre el trabajo y su resultado. Además, se menciona que la propiedad privada y el intercambio generan una relación de interdependencia que contribuye a la alienación del trabajador.
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X ADVERTENCIA DEL EDITOR

INTRODUCCIÓN
risse y que estuviera a cargo de Pedro Scaron. £1 mismo Sea-
ron, con Miguel Murmis y José Aricó, son los traductores de la
Einleitung. Finalmente, la “ Introducción” de Maurice Dobb que
anteponemos en este volumen ha sido traducida por Jorge Tula.
Respecto de las notas es preciso aclarar que en esta edición
las hay de tres tipos. Las numeradas correlativamente y que van La Contribución a la crítica de la economía política fue publi­
a pie de página, pertenecen a Marx; las indicadas con asteris­ cada por primera vez, en alemán, en 1859, ocho años antes de
cos, y que también van a pie de página, pertenecen a la redac­ la publicación del libro primero de El capital. Como tal puede
ción y se refieren exclusivamente a problemas técnicos del tex­ ser considerado como un prólogo, o se podría acaso decir, más
to; por último, las notas cuyas llamadas figuran entre corchetes propiamente, una ouverture, respecto de la obra principal. (En
y que incluimos en la parte final del libro, pertenecen a la re­ el “ Prefacio” a la primera edición del libro primero de El ca­
dacción y fueron confeccionadas sobre la base de las notas in­ pital se habla de éste como de la “ continuación” de la Contribu­
corporadas por los editores de las Marx/Engels Werke, de las ción de 1859.) En cambio el manuscrito más breve, conocido
elaboradas por Maximilien Rubel para su edición francesa de con el título de Introducción general a la crítica de la economía
Z ut Kritik y de aquellas que Scaron redactara para nuestra pri­ política, no fue publicado en vida de Marx. Dejado de lado por
mera edición del Urtext. el mismo Marx, que lo consideraba una “ anticipación de resul­
JT tados todavía no demostrados” , y encontrado (en forma de
“ esbozo fragmentario” fechado el 23 de agosto de 1857) des­
pués de su muerte entre sus cartas, este breve escrito fue desci­
frado y publicado por Karl Kautsky en el número de marzo de
1903 de su revista Neue Zeit. En inglés apareció por primera
vez en 1904 en una edición de la Contribución publicada por
N. I. Stone en Chicago.
Si es correcto en general considerar a la Contribución como
una anticipación de El capital, sin embargo es necesario desta­
car que ella, más que los motivos centrales de El capital, prefi­
guró los compases iniciales. La Contribución misma era clara­
mente la condensación de otro voluminoso manuscrito (o grupo
de manuscritos) de 1857-1858, conocido con el título de Grund­
risse der Kritik der Politischen Ökonomie ( Rohentwurf) ; a
su vez, este último retomaba y desarrollaba los temas abordados
en los Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Desde cierto
punto de vista la Contribución tiene sobre todo un valor meto­
dológico. Esta afirmación no disminuye en nada el interés y
la importancia de la obra, considerada por sí misma, o como
introducción a la obra principal de Marx. Por el contrario, la
acentuación de la preminencia de la producción, y especialmen­
1 Véase al respecto Umberto Curi, “La critica marxiana de la econo­ te de las relaciones sociales de producción (incluida la apropia­
mía política en la Eirdeitung', en Karl Marx, Introducción general a la ción o propiedad de los medios de producción), pone claramen­
critica de la economía política, Cuadernos de Pasado y Presente núm. 1, te en evidencia la perspectiva fundamentalmente histórica del
15a. ed. aumentada y revisada, México, 1981. planteamiento de su obra. La perspectiva histórica desde la cual
[X I]
INTRODUCCIÓN XIII
XII INTRODUCCIÓN
principio y modelo estructural de desarrollo partía del Ser abs­
él analiza la naciente sociedad “ burguesa” (o capitalista) de su
tracto como Idea o Espíritu, para Marx la dialéctica partía de
tiempo, determina contemporáneamente el interés peculiar y la
la Naturaleza, y del Hombre considerado desde un principio
importancia de su teoría económica, así como sus límites (im­
como parte integrante de la Naturaleza misma. Pero aun siendo
portancia y límites que la diferencian decisivamente de las siem­
ente natural y sujeto a las leyes deterministas propias de la
pre más estrechas teorías de los “ equilibrios del mercado” que
Naturaleza, el hombre en cuanto ser consciente está al mismo
habrían de caracterizar el pensamiento económico vulgar des­
tiempo en condiciones de luchar con y contra la Naturaleza,
de fines del siglo pasado hasta h oy ). En efecto, el pensamiento
pudiendo someterla y finalmente transformarla según sus pro­
maduro de Marx se orienta hacia una profundización de aquélla
pios fines. Y todo esto lo hace a través de la proyección cons­
en un sentido completamente opuesto al desarrollo de la “ eco­
ciente de la actividad productiva y creativa. Esta actividad
nomía política burguesa” caracterizada por la creciente forma-
humana que diferencia al Hombre de la Naturaleza y de la
lización de las relaciones y vínculos meramente cuantitativos del
mayor parte de los seres vivientes, es el trabajo productivo. La
mercado. Marx, de hecho, tomó como punto de partida concep­
historia de la humanidad por lo tanto tiene su inicio con esta
tos tales como la oferta y la demanda, la competencia y el mer­
dialéctica de la lucha entre el Hombre y la Naturaleza y ha
cado. Todo esto resulta evidente en los Manuscritos de 1844-
consistido esencialmente en las diversas formas y estadios que
1845, cuyas secciones económicas en gran parte consisten en
asume el trabajo productivo en su progresivo desarrollo. Uno
notas críticas y explicativas de los escritos de Sir James Steuart,
Adam Smith, Ricardo y otros economistas del mismo género. de los elementos principales de esta relación dialéctica Hombre-
Pero lo veremos también en la presente obra, la Contribución, Naturaleza fue, desde luego, la invención y el empleo de instru­
escrita quince años más tarde. (El capital en cambio se ocupa mentos de producción (utensilios y mecanismos) que represen­
del “ nivel” del mercado en su parte conclusiva, hacia el final del taban al mismo tiempo materializaciones durables del trabajo e
libro tercero.)1 En el curso de la exposición crítica de estos instrumentos auxiliares para el trabajo productivo, instrumentos
conceptos — poniendo en evidencia la esencia que se oculta de­ que “ el trabajador interpone entre él y el objeto de trabajo
trás de la apariencia fenoménica de las relaciones de mercado, y que le sirve como vehículo de su acción sobre dicho objeto” .2
como sucede a menudo— , Marx se introduce cada vez más Ellos, más que ninguna otra cosa, hacen del trabajo productivo
profundamente en el análisis de la producción y de las relacio­ un proceso colectivo o social (él habla de “ apropiación de la
nes de producción (división del trabajo, inicialmente en térmi­ naturaleza por parte del individuo en el seno y por intermedio
nos generales, y luego conforme a las formas específicas que de una forma de sociedad determinada” ) ; 8 y el desarrollo pro-
asume la división del trabajo en las condiciones del capitalis­ gresivo de la fuerza productiva del trabajo en el curso de la
mo) y de las raíces sociales y de dase de una sociedad domina­ historia de la humanidad ha dependido de manera decisiva del
da por la explotación y por la búsqueda de la máxima ganancia. desarrollo de estas inanimadas “ fuerzas de producción” . “ En el
Si el análisis económico de Marx se caracterizaba por su proceso de la producción no sólo se establece una relación entre
planteamiento histórico, su interpretación histórica a su vez él hombre y la naturaleza sino también una relación de los hom­
tenía profundas raíces filosóficas, es decir se fundaba sobre la bres entre sí. En efecto, los hombres logran producir sólo si se
filosofía hegeliana, que había sido el centro de su reflexión asocian de un cierto modo e intercambian recíprocamente la
durante su época de estudiante (en la Universidad de Bonn pri­ propia actividad.” Por consiguiente, la división del trabajo, que
mero, y luego en la Universidad de Berlín). Se ha dicho fre­ comienza como una división entre diferentes ocupaciones y ap­
cuentemente que, mientras para Hegel la dialéctica en cuanto titudes, en el capitalismo deviene una compleja división en ope-

1 Véase la carta de Marx a Engels del 30 de abril de 1868: “Hemos 2 Karl Marx, El capital, México, Siglo X XI, 1975, t. i / l , p. 217.
llegado finalmente a las formas fenoménicas que sirven de punto de par­ * Karl Marx, Introducción general a la critica de la economía política,
tida al economista vulgar” (Karl Marx/Friedrich Engels, Cartas sobre infra, p. 287.
“El capitaT’, Barcelona, Laia, Ediciones de bolsillo, 1974, p. 168).
XIV INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN XV

raciones productivas separadas en el interior de un proceso co­ terna, sino que esta existencia se halla fuera de él, es indepen­
lectivo mecanizado que se despliega en la fábrica. diente de él y ajena a él y representa frente a él un poder pro­
A la división del trabajo está ligado el intercambio (“ el pro­ pio y sustantivo” .7 Prosiguiendo con el análisis observa: “ La
ceso de cambio orgánico social” ) y por lo tanto el aumento de economía política oculta la enajenación contenida en la misma
producción de mercancías: o bien producción de objetos para esencia del trabajo por el hecho de qtie no considera la relación
su intercambio en el mercado (“ en el mundo de las mercancías directa entre el obrero (él trabajo) y producción.” 8
se halla presupuesta una división desarrollada del trabajo” ) ; 4 De cualquier modo, aún aquí es destacado que lo que la pro­
y es justamente aquí donde aparece por vez primera el concep­ piedad privada provoca con la producción de mercancías es el
to de “ enajenación” o “ alienación” del trabajo, que reciente­ específico tipo de enajenación que está materializado en la re­
mente ha sido objeto de múltiples discusiones. A mi juicio exis- lación del trabajo con el capitalista C‘°, como se suele llamar,
ten pocas dudas sobre el hecho de que en sus primeros escritos el patrono o duefco del trabajo” ).8 Así, mientras la propiedad
(por ejemplo, los de 1844) Marx, en oportunidad en que pro­ privada es considerada como “ el producto, el resultado, la conse­
fundizaba las cuestiones económicas al nivel de intercambio cuencia necesaria del trabajo e n a j e n a d o ” 10 — siendo este último
— después de sus primeros y esmerados estudios de los econo­ intrínseco, potencial o actualmente, a la producción de mercan­
mistas clásicos— , pone el acento sobre la producción de mer­ cías— , al mismo tiempo se convierte también en la “ realización
cancías como condición y base para tal alienación; como es de esta enajenación” , y “ la relación entre enajenación y propie­
también indudable que él la explica como alienación del pro­ dad privada se convierte en una relación de interdependen­
ductor o trabajador respecto del producto de la propia activi­ cia” . 11 En otras palabras, el tratamiento de la enajenación pre­
dad; en efecto, el objeto es producido no a los fines de la utili­ senta un doble aspecto y, según se ponga en evidencia uno u
zación o de la apropiación por parte del productor mismo sino otro, se puede individualizar el nudo de la cuestión en la pro­
a los fines del intercambio, y por lo tanto como valor de uso ducción de mercancías per se, o bien en la apropiación del pro­
para otros. El intercambio, y en consecuencia el dinero, en cuan­ ducto por parte del capitalista. Luego el acento es indudable­
to medio de cambio, se interpone entre la producción y el con­ mente colocado en el segundo aspecto, después que Marx haya
sumo.8 Se tiene, por lo tanto, la separación u “ objetivación” del analizado en sus particularidades la explotación y el plusvalor,
trabajo respecto de sus productos en una sociedad fundada so­ poniendo en evidencia la distinción entre trabajo y fuerza de
bre la propiedad privada y sobre el intercambio; de esto deriva trabajo, y el carácter del capitalismo entendido como una forma
la alienación del hombre en cuanto productor, separándolo de de producción de mercancías, en la que “la fuerza de trabajo
los otros hombres, o de la humanidad en general. En los Manus­ misma deviene una mercancía” .
critos de 1844 Marx habla del hecho de que “ el objeto pro­ Este desplazamiento del acento es ya evidente en la época
ducido por el trabajo, su producto, se enfrenta a él como algo de la Contribución. Se puede observar que en El capital Marx
extraño, como un poder independiente del productor” ; 8 ade­ es notablemente explícito respecto de la distinción histórica en
más, “ la enajenación del obrero en su producto no sólo significa “ mercancía” (o sociedad productora de mercancías) y “ capi­
que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia ex­ tal” , donde el primer término representa una categoría más
4 Véase, infra, p. 36.
amplia que la segunda: “ La presentación del producto como
8 Véase el artículo de Martin Nicolaus, “El Marx desconocido”, inclui­ mercancía implica una división del trabajo tan desarrollada den­
do como introducción a la edición española de los Grundrisse (Karl Marx, tro de la sociedad, como para que se consume la escisión entre
Elementos fundamentales para la critica de la economía política [Grund-
risse] 1857-1858, México, Siglo XXI, 1971), en donde se llama la aten­
7 Ibid., p. 64.
ción sobre este punto, aunque en los hechos acaso esto tienda a acentuar 8 Ibid., p. 65.
demasiado la dicotomía entre primer y segundo momento. * Ibid., p. 70.
8 Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, en Marx/En-
10 Loe. cit.
gels, Escritos económicos varios, México, Grijalbo, 1962, p. 63.
11 Loe. cit.
INTRODUCCIÓN XVII
XVI INTRODUCCIÓN
jo. Así, el aspecto característico del trabajo (en cuanto base del
valor de uso y valor de cambio, iniciada apenas en el comercio
valor de cambio) y del precio “ es en fin que las relaciones
directo de trueque. Esa etapa de desarrollo, sin embargo, es co­
sociales de las personas se presentan, por así decirlo, invertidas,
mún a las formaciones económico-sociales históricamente más
vale decir como relación social de las cosas” , y “ la relación en­
diversas.” 12 Por otra parte, “ no ocurre lo mismo con el capital.
tre las mercancías en cuanto valores de cambio es más bien la
Sus condiciones históricas de existencia no están dadas, en ab­ relación entre las personas con su actividad productiva recípro­
soluto, con la circulación mercantil y la dineraria. Surge tan ca [ . . . ] el valor de cambio de las mercancías no es otra cosa
sólo cuando el poseedor de medios de producción y medios de que la relación de los trabajos de los individuos entre sí [ . . . ] ”
subsistencia encuentra en el mercado al trabajador libre como (Marx comenta estas observaciones, destacando que “ en los eco­
vendedor de su fuerza de trabajo, y esta condición histórica
nomistas modernos, quienes sonríen sarcástica y condescendien­
entraña una historia universal. El capital, por consiguiente,
temente ante las ilusiones del sistema monetario, se revela la
anuncia desde el primer momento una nueva época en el proce­ misma ilusión, apenas manejan las categorías económicas su­
so de la producción social” .18
periores, como por ejemplo el capital” .) 15 Quiero hacer notar
No obstante tal desplazamiento del acento, la Contribución que, a mi parecer, justamente en este contexto, o sea en este
parte de la cuestión de las mercancías y de la producción de sentido, se deben entender las referencias marxianas al trabajo
mercancías, y del problema, íntimamente conectado, del dinero como “ sustancia del valor” , frase esta que ha causado mucha
como medida universal del valor y medio de intercambio; el perplejidad entre los lectores modernos.
planteo es similar a aquel que encontramos en los primeros
La misma concepción de las relaciones de intercambio y de
capítulos del libro primero de El capital.14, Pero ahora el in­
las relaciones de producción se encuentra en el primer capítulo
terés se centra sobre la explicación del intercambio en términos
de El capital, en el ámbito del conocido análisis marxiano del
de producción y sobre la descripción de las relaciones de inter­
así llamado fetichismo de las mercancías: la forma de mercan­
cambio, comprendidas las relaciones monetarias, consideradas
cía, según Marx, consiste en que, ante los hombres, “ también
esencialmente en cuanto relaciones entre hombres como produc­
refleja la relación social que media entre los productores y el
tores, o sea entre trabajos humanos. (Ricardo es incidentalmente
trabajo global, como una relación social entre los objetos, exis­
elogiado en la obra de uno o dos años antes, los Grundrisse — e
tente al margen de los productores . . . Lo que aquí adopta, para
implícitamente contrapuesto a Smith como también a todos los
los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre co­
economistas que le sucedieron— , como el “ economista de la pro­
sas, es sólo la relación social determinada existente entre aqué­
ducción par exceüence” .) Éste es, de hecho, el interés determi­
llos” .16 Esta misma distinción entre “ relaciones reales de pro­
nante de Marx, prescindiendo del cual no podría ser cabalmente ducción” y “ representaciones” del mercado constituye el nudo
comprendida su investigación en El capital y la función de su central de la distinción hecha por Marx entre “ economía polí­
teoría del valor. Las relaciones de intercambio o “ representacio­ tica clásica” (“ toda la economía que, desde William Petty, ha
nes” del mercado pueden ser explicadas, y los “ fetichismos” o investigado la conexión interna de las relaciones de producción
“ mistificaciones” a que han estado sometidas pueden ser abati­ burguesas” ) y “ economía vulgar” , representada particularmen­
dos, sólo si son consideradas como la expresión de las relaciones te por los epígonos y por los apologistas que se pusieron en evi­
fundamentales de la base de la sociedad, del trabajo en cuanto dencia en la reacción teórica contra Ricardo (que no hacen “ más
actividad social par excdlence y de la división social del traba­ que deambular estérilmente en tomo de la conexión aparente” ).
Pero también los “ mejores representantes” de la economía polí­
12 Karl Marx, El capital cit., t. i / l , p. 206.
tica clásica, desde el momento en que no analizaron la naturaleza
13 Ibid., p. 207.
14 Para citar de nuevo el “Prólogo” a la primera edición de El capi­
profunda del conjunto de relaciones que se instituyen entre “ va-
tal: "E n el primer capitulo del presente tomo se resume el contenido de
18 Véase, infra, pp. 17-18.
ese escrito anterior” (t. i / l , p. 5 ) , los juicios iniciales de ambas obras
18 Karl Marx, El capital cit., t. i /l , pp. 88-89.
son, en último análisis, los mismos.
xvni INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN XIX

lor” y “ valor de cambio” , no llegan a detectar el “ carácter emi­ mos. Marx ciertamente no pensó ni siquiera provisoriamente
nentemente histórico” y las profundas raíces de la sociedad con­ que ambos pudieran ser considerados de alguna manera coinci­
temporánea, terminando por considerar el modo burgués de pro­ dentes (como algunos han supuesto) y ni siquiera que las rela­
ducción como “ forma natural eterna de la producción social” .17 ciones entre las dos categorías fuesen directas o simples (véase
Se puede, en efecto, afirmar que la teoría marxiana del valor su alusión en el primer tomo de El capital al caso en que los pre­
representa algo más que una simple teoría del valor, tal como cios divergen realmente de los valores ; en este caso, “ es necesa­
generalmente se la concibe; ella no sólo tiene la función de ex­ rio reducirlos primero a estos últimos, esto es, prescindir de esa
plicar el valor de cambio o los precios en sentido cuantitativo circunstancia como de algo aleatorio, para enfocar en su pureza
sino también mostrar la base histórico-social del proceso laboral el fenómeno de la formación del capital sobre la base del in­
de una sociedad fundada sobre el intercambio o producción de tercambio mercantil y no extraviarse, en su observacióñ, por
mercancías en la que la misma fuerza de trabajo es reducida al circunstancias secundarias perturbadoras y ajenas al proceso
papel de mercancía. Respecto de esto se puede notar la refe­ real” ).18 Sabemos que la primera y segunda parte del libro
rencia a Rousseau, en la Introducción general a la crítica de tercero estaban dirigidas a demostrar cómo y por qué los “ pre­
la economía política, en donde se advierte que él “ pone en re­ cios de producción” divergían de los valores, divergencia esta
lación y conexión a través del contrato a sujetos por naturaleza que se manifiesta de una manera sistemática y demostrable. Aun­
independientes” , representando con esto “ una anticipación de que tal demostración haya sido dejada incompleta por Marx,
la ‘sociedad civil’ ” , en la cual “ en esta sociedad de libre com­ podemos sin embargo deducirla de la posterior discusión y aná­
petencia cada individuo aparece como desprendido de los lazos lisis del así llamado “ problema de la transformación” ; cuando
naturales, etcétera, que en las épocas históricas precedentes ha­ las relaciones esenciales son expresadas en forma de sistema de
cen de él una parte integrante de un conglomerado humano de­ ecuaciones simultáneas, estos “ precios de producción” pueden
terminado y circunscrito” .18 ser derivados de los valores y de las condiciones esenciales de
Teniendo en cuenta por lo tanto el puesto que ocupa en el producción en el “ empleo de valor” (o sea dada la tasa de ex­
pensamiento de Marx este concepto del trabajo y del proceso plotación, o de plusvalor). Ya que esta interpretación estaba
laboral, como clave de la interpretación de la historia de la hu­ originariamente conectada a esto que en la actualidad se llama­
manidad, se llega a comprender fácilmente la posición decisiva ría configuración “ macroscópica” de una sociedad productora
que la teoría del valor trabajo asume en su sistema de análisis de mercancías, por lo menos las relaciones esenciales podrían
económico. £1, en efecto, heredó tal teoría de la escuela clásica; ser definidas en términos de relaciones de valor, o de gasto de
pero para él la mencionada teoría representaba mucho más, tan­ trabajo, sin que la “ aproximación” resultante se distancie de­
to que adquiere en su sistema un significado mayor que en los masiado de la esfera de la “ representación” microscópica.
sistemas precedentes. En cuanto representa el elemento determi­ Es en este mismo contexto que debemos entender la impor­
nante de las “ relaciones sociales de producción” , y en cuanto tancia que Marx atribuye a su distinción entre “ trabajo” y
categoría distinta del “ valor de cambio” , el valor era definido “ fuerza de trabajo” ; ésta tiene tal significación en especial para
sui generis y en su forma correcta. Sin embargo, desde el punto el fenómeno de la explotación en tanto clave para comprender el
de vista de la explicación económica — explicando los valores de modo burgués (o capitalista) de producción. El papel de la
cambio— , ésta hubiera permanecido como una definición “ ar­ teoría del valor trabajo en relación a la teoría del plusvalor es
bitraria” si no estuviera en condiciones de demostrar la existen­ frecuentemente malinterpretada. En efecto, con frecuencia se la
cia de alguna relación cuantitativa entre los dos; llegando así interpreta como la aplicación de un principio “ de derecho na­
a poder hablar de los valores de cambio como “ controlados” , tural” de procedencia lockiana, con la consecuencia que el pro­
determinados, o “ derivados” de algún modo de los valores mis- ducto del trabajo del hombre pertenecería “ de derecho” al mis­
mo trabajador ; y como consecuencia última se llega a considerar
17 Loe. cit.
18 Véase, infra, p. 282. 18 Karl Marx, El capital cit., t. i/l, p. 202, n. 37.
XX INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN XXI
que la apropiación por parte del capitalista de una parte de
este producto es “ antinatural” e inmoral. En consecuencia, la caban como consecuencia de un alejamiento de — o imperfec­
explotación resulta interpretada como un concepto semilegal o ción en— aquella competencia de mercado. Se podía replicar
ético antes que como una descripción realista de un fenómeno fácilmente, y de hecho lo hicieron los economistas liberales y
económico. Si sé ha valorado en sus justos términos cuanto se los librecambistas: “ únanse a nosotros en el redamo por un
ha dicho hasta aquí respecto del trabajo y del proceso laboral, comercio verdaderamente libre y entonces no habrá más ‘inter­
resultará evidente que tal interpretación es incorrecta. Se po­ cambio desigual’ y explotación” .
dría naturalmente afirmar que la noción de trabajo como acti­ No siempre es fácil para el hombre moderno, que vive en la
vidad productiva admite implícitamente que se pueda definir la sociedad monopolista de la segunda mitad del siglo xx, darse
explotación como una apropiación de los frutos de la actividad totalmente cuenta de la atracción y de la influencia ideal ejer­
por parte de otras personas, apropiación de tales frutos por par­ cida inicialmente por la teoría de la competencia (sin hablar
te de aquellos que no aportaron actividad productiva alguna. del hecho que rastros de tal teoría se encuentran aún en el pen­
Pero esta definición de “ productivo” e “ improductivo” , lejos samiento de los economistas contemporáneos, especialmente en
de ser arbitraria o insólita, encuentra generalmente consenso los partidarios de la doctrina “ neoclásica” ). Por esto puede pa­
conciliándose con el uso normal de los dos términos. El proble­ recer extraño que Marx se detuviese con insistencia en la Con­
ma de Marx no consistía en comprobar la existencia del plus- tribución a analizar y profundizar la naturaleza del intercambio
valor y de la explotación mediante la teoría del valor sino más de mercancías y del dinero como “ equivalente universal” . Espe­
bien en reconciliar la existencia del plusvalor con el dominio de cialmente cuando estaba en contraste con formas económicas
la competencia del mercado y del intercambio de equivalentes precedentes, por ejemplo con el sistema feudal, el concepto de
de valores. Al respecto Marx se expresó de esta manera: “ Por la “ automaticidad” positiva de la competencia resultaba harto
tanto, para explicar el carácter general de la ganancia no ten­ convincente. En los Grundrisse Marx observa que “ en las rela­
dréis más remedio que partir del teorema de que las mercan­ ciones monetarias [ . . . ] concebidas en su forma simple, todas
cías se venden, por término medio, por sus verdaderos valores las contradicciones inmanentes de la sociedad burguesa pare­
y que las ganancias se obtienen vendiendo las mercancías por cen borradas. Esto se convierte en refugio de la democracia
su valor . . . Si no conseguís explicar la ganancia sobre esta base, burguesa [ . . . ] En la medida en que la mercancía o el trabajo
no conseguiréis explicarla de ningún modo.” 20 están determinados meramente como valor de cambio, y la re­
Este punto puede comprenderse mejor si se lo refiere a aque­ lación por la cual las diferentes mercancías se vinculan entre
llos autores que pertenecían a la escuela que se le ha dado el sí se presenta sólo como intercambio de esos valores de cambio
nombre de socialistas ricardianos (como por ejemplo Thomas [ . . . ] los individuos o sujetos entre los cuales transcurre ese
Hodgskin, William Thompson y John Bray), de quienes se pue­ proceso se determinan sencillamente como intercambiantes. No
de decir que sostenían una teoría “ primitiva” de la explotación; existe absolutamente ninguna diferencia entre ellos, en cuanto
ellos explicaban la ganancia del capital como el producto de un a la determinación formal” .21 (Esta observación tiene verdade­
poder contractual superior, insuficiente competitividad e “ in­ ramente un tono moderno en cuanto se coloca por encima de
tercambio desigual entre Capital y Trabajo” (explicación esta todas las modernas teorías de la distribución de la renta en
que presenta analogía con la “ teoría de la violencia” de Eugen términos de abstractos “ factores de producción” .) Las relacio­
Dühring, ásperamente criticada por Engels). Marx no solamen­ nes económicas aparecen como relaciones de igualdad; los con­
te no procuraba este tipo de explicaciones sino que las evitaba. tratos son suscritos haciendo uso de la libre voluntad de las
En efecto, no vinculaban la explotación con la ley del valor y con partes interesadas; y el intercambio es necesariamente inter-
la competencia del mercado sino que, en lugar de ello, la expli­
21 Kari Marx, Elementos fundamentales para la critica de la economía
20 Karl Marx, Salario, precio y ganancia, en C. Marx/F. Engels, Obras política (Grundrisse) 1857-1858, México, Siglo X X I, 1971, p. 152. (Dobb
escogidas en tres tomos, Moscú, Editorial Progreso, 1973, t. n, p. 54. toma este párrafo de la transcripción hecha por Nicolaus en el artículo ya
mencionado [ e ] . )
INTRODUCCIÓN XXIII
XXII INTRODUCCIÓN

cambio de equivalentes, en el que la explotación no puede tener trabajo en cuestión; y es esto lo que hace de la fuerza de tra­
sentido alguno y sí puede casi definir “ un verdadero Edén de bajo un caso único en el ámbito de las mercancías, es decir la
los derechos humanos innatos” , donde “ lo que allí imperaba capacidad de producir plusvalor en oportunidad de ser emplea­
era la libertad, la igualidad, la propiedad y Bentham” .22 da. Invirtiendo la relación se puede también afirmar que sólo
La importancia que Marx atribuía a la distinción entre tra­ una parte del trabajo de una jomada (de una semana o de un
bajo y fuerza de trabajo consiste precisamente en el hecho de año) es necesaria para reintegrar la fuerza de trabajo emplea­
que tal distinción le permitía demostrar cómo podía haber des­ da en un determinado periodo laboral. En general este concep­
igualdad y no equivalencia en el “ intercambio equivalente” , o to puede ser expresado afirmando que la proporción sustancial
la explotación y la apropiación de lo que había sido creado por de explotación (o tasa de plusvalor) depende de la cantidad
los productores según los presupuestos de la teoría del valor relativa de fuerza de trabajo global que es necesaria para pro­
(demostrando en suma cómo “ las ganancias se obtienen ven­ ducir los medios de subsistencia para esta misma fuerza de
diendo las mercancías por su valor” ). La fuerza de trabajo, trabajo. El cuadro general de la distribución de la renta de­
transformada en una mercancía por el proceso histórico que ha pende fundamentalmente de esta proporción basilar (o bien la
determinado el surgimiento de un proletariado, y desde ese mo­ proporción de explotación expresada con la relación invertida
mento en adelante comprada y vendida libremente en el mer­ de esta proporción con la proporción misma) y también de
cado, es valuada como cualquier otra mercancía sobre la base ella depende la estructura de los precios relativos (o sea los “ pre­
del tiempo de trabajo necesario para su producción (o repro­ cios de producción” , en cuanto dependen de una tasa de ganan­
ducción). En El capital Marx define la fuerza de trabajo como cia general y uniforme). En la fase madura de su pensamiento
“ energía transferida al organismo humano mediante los medios Marx corre el acento, en el análisis del proceso de enajenación
de subsistencia” o también como “ capacidad o posibilidad del humana, de la mercancía y del dinero al capital y a la fuerza
individuo viviente” , y aun como “ el conjunto de las facultades de trabajo considerada como mercancía, de la misma manera
físicas y mentales que existen en la corporeidad, en la persona­ que son puestas en el centro de la lucha de clase, mediante la
lidad viva de un ser humano” . (“ Creación de valor” es también cual se producirá finalmente la liberación y la emancipación.
definida como “ conversión de fuerza de trabajo en trabajo” ; Más de la mitad de la Contribución se ocupa del análisis del
algo que “ sólo se efectiviza por medio de su esteriorización” ; dinero — dinero en cuanto medida de valor, o unidad de me­
en “ el trabajo, se gasta una cantidad determinada de músculo, dida— y en cuanto medio de intercambio; gran parte de ella
nervio, cerebro, etcétera, humanos, que es necesario reponer” .) 23 está destinada a registrar ciertos aspectos de la teoría económi­
De esto se sigue que el valor de la fuerza de trabajo está ca de los siglos x v i i i y xix, que todavía tenían cierta importan­
determinado por el tiempo de trabajo que normalmente es ne­ cia y ejercitaban una cierta influencia sobre sus contemporá­
cesario para producir los medios de subsistencia del trabajador. neos. No había pasado mucho tiempo desde que Adam Smith
El capitalista, que ha comprado la fuerza de trabajo en el mer­ había polemizado con los mitos de lo que él designaba como la
cado, hace uso de ella en el proceso laboral que él controlapara escuela mercantilista, que hacía del oro y de la plata los únicos
fabricar un cierto producto (precisamente por esto Marxafirma instrumentos de la política nacional en la confrontación del co­
en los Grundrisse: “ Si consideramos el intercambio entre ca­ mercio exterior. En la década en la que Marx escribe comien­
pital y trabajo, tenemos que se descompone en dos procesos zan a emerger las primeras consecuencias del descubrimiento de
contrapuestos, diferentes no sólo desde el punto de vista formal, oro en California y Australia; parecía que tales descubrimientos
sino también cualitativamente” ).24 En la industria moderna el (para utilizar las palabras de Marx en el “ Prefacio” ) permitían
valor de aquel producto es mayor que el valor de la fuerza de entrar en una “ nueva etapa evolutiva” 23 de la sociedad burguesa.
Para el lector de hoy tales teorías presentan indudablemente
22 Karl Marx, El capital cit., t. i / l , p. 214. un interés menor; sin embargo, estas teorías así como las críti-
23 Karl Marx, El capital cit., t. i / l , p. 208.
24 Karl Marx, Elementos fundamentales... cit., t. 1, p. 215. 25 Véase, infra, p. 7.
XXIV INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN XXV

cas de que fueron objeto por parte de Marx conservan aún hoy mo” ; “ con esta formación social concluye, por consiguiente, la
su valor y presentan todavía interés para la historia crítica del prehistoria de la sociedad humana” .28 Es fácil imaginar que
pensamiento económico. En el curso del análisis de los “ dos ci­ cuando fue publicado (como anticipo respecto de la mayor parte
clos distintos” de los cuales se compone el “ proceso de circula­ de los trabajos de la madurez de Marx y Engels) este fragmento
ción” encontramos la respuesta de Marx a lo que ha dado en debió ejercer una profunda acción de ruptura sobre sus prime­
llamarse “ ley de Say” ; esta ley, que estaba en el centro de las ros lectores; impacto que, de hecho, se prolonga sobre una es­
discusiones y de las polémicas económicas de los tres decenios cala mucho más vasta de lectores contemporáneos, comprendidos
precedentes, negaba la posibilidad de una sobreproducción ge­ aquellos que han visto su pensamiento realizado en la historia
neral. En este contexto Marx destaca el uso del dinero a los fi­ reciente de sus propios países.
nes de la “ tesaurización” — o sea como reserva de valor— y MAURICE DOBB
su influencia potencialmente agilizadora sobre la circulación de Cambridge, 1968
las mercancías y por lo tanto sobre la producción — concepción
esta que también tiene algún acento de modernidad. Aquí Ri­
cardo y su escuela son criticados en cuanto sostenedores de la
teoría cuantitativa del dinero: una concepción que estaba des­
tinada a dominar por más de un siglo en su carácter de teoría
causal. Se observará que aquí ella es criticada justamente en
esta forma. A la luz de un renovado criticismo (en realidad un
anticipo sobre él) puede ser destacada la afirmación de Marx
respecto del hecho de que “ la teoría del dinero de Ricardo era
sumamente conveniente, en cuanto ella hacía aparecer como cri­
terio de conexión causal lo que en realidad era sólo una tauto­
logía” .
A este propósito, sin duda, es particularmente conocido el
fragmento del “ Prólogo” de 1859 en que Marx expone en for­
ma sumaria (no más de un largo párrafo) su concepción gene­
ral, la cual, como “ hilo conductor de sus estudios” , recibe el
nombre de materialismo histórico. Este pasaje, que muchos se­
guramente conocerán muy bien, dice así: “ En la producción
social de su existencia, los hombres establecen determinadas re­
laciones, necesarias e independientes de su volutad” . Siguen des­
pués las conocidas referencias a las “ relaciones de producción
que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus
fuerzas productivas materiales” , las cuales “ se transforman de
formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras
de las mismas” ; de este modo se inaugura “ una época de revo­
lución social” . El fragmento termina con esta famosa observa­
ción: “ Las relaciones de producción burguesas son la última
forma antagónica del proceso social de la producción” ; y por
consiguiente las mismas fuerzas productivas crean al mismo
tiempo “ las condiciones materiales para resolver este antagonis­ 28 Véase, infra, pp. 4-6.
PRÓLOGO

Consideraré el sistema de la economía burguesa en la siguiente


secuencia: el capital, la propiedad de la tierra, él trabajo asala­
riado; el estado, el comercio exterior, el mercado mundial. Bajo
los tres primeros investigaré las condiciones económicas de vida
de las tres grandes clases en las que se divide la sociedad bur­
guesa moderna; la relación entre los otros tres rubros salta a
la vista. La primera sección del primer libro, que trata del ca­
pital, consta de los siguientes capítulos: 1] la mercancía; 2] el
dinero o la circulación simple; 3] el capital en general. Los dos
primeros capítulos constituyen el contenido del presente fascícu­
lo. Todo el material se halla ante mí en la forma de monogra­
fías, escritas en periodos muy distanciados entre sí y destinadas
a mi propia comprensión del asunto, pero no a su edición, y
cuya elaboración coherente según el plan indicado habrá de
depender de circunstancias externas.^
He suprimido una introducción general t2í que había esboza­
do, puesto que, ante una reflexión más profunda, me ha pare­
cido que toda anticipación de resultados que aún quedarían
por demostrarse sería perturbadora, y el lector que esté dispues­
to a seguirme tendrá que decidirse a remontarse desde lo par­
ticular hacia lo general. Por ello, acaso sean oportunas aquí al­
gunas indicaciones acerca de la marcha de mis propios estudios
político-económicos.
Mi carrera profesional ha sido la de jurisprudencia, aunque
sólo la he ejercido como disciplina subordinada, junto a la filo­
sofía y a la historia. Durante los años 1842-1843, en mi carác­
ter de director de la Neue Rheinische Zeitung,^ me vi por vez
primera en el compromiso de tener que opinar acerca de lo que
han dado en llamarse intereses materiales. Los debates de la
Dieta renana acerca del robo de leña y el parcelamiento de la
propiedad de la tierra, la polémica oficial sobre la situación de
los campesinos del Mosela, iniciada por el señor von Schaper,
a la sazón gobernador de la provincia renana, con la Rheinische
Zeitung, y por último debates sobre el libre comercio y los aran­
celes proteccionistas, me brindaron una primera ocasión para
ocuparme de problemas económicos. Por otra parte, en aquella
[3]
4 CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA PRÓLOGO 5

época, en la cual la buena voluntad de “ seguir adelante” com­ social, político e intelectual de la vida en general.^ No es la
pensaba en gran parte los conocimientos técnicos, se había tor­ conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por
nado perceptible en la Rheinische Zeitung un eco, con un débil el contrario, es su existencia social lo que determina su concien-
tinte de íilosoíía, del socialismo y el comunismo franceses. Yo cia.[9] En un estudio determinado de su desarrollo, las fuerzas
me declaré contrario a esa chapucería, pero al mismo tiempo, productivas materiales de la sociedad entran en contradicción
en una controversia con el Allgemeine Augsburger Zeitung, con las relaciones de producción existentes o — lo cual sólo cons­
confesaba lisa y llanamente que los estudios que había realiza­ tituye una expresión jurídica de lo mismo— con las relaciones
do hasta ese momento no me permitían arriesgar juicio alguno de producción dentro de las cuales se habían estado moviendo
acerca del contenido de las corrientes fr anc esas .Po r el contra­ hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de
rio, aproveché ávidamente la ilusión de los gerentes de la Rhei­ desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas.
nische Zeitung, quienes, mediante una posición más atenuada de Se inicia entonces una época de revolución social. Con la mo­
ese periódico, creian poder hacer retrogradar la sentencia de dificación del fundamento económico, todo ese edificio descomu­
muerte que se había dictado en contra del mismo, para reti­ nal se trastoca con mayor o menor rapidez. Al considerar esta
rarme de la escena pública hacia mi gabinete de estudio. clase de trastocamientos, siempre es menester distinguir entre el
La primera tarea que emprendí con el objeto de resolver las trastocamiento material de las condiciones económicas de pro­
dudas que me asediaban fue una revisión crítica de la filosofía ducción, fielmente comprobables desde el punto de vista de las
del derecho de Hegel,£e] un trabajo cuya introducción apareció ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas,
en los Deutsch-Französische Jahrbücher,^ editados en París en artísticas o filosóficas, en suma, ideológicas, dentro de las cua­
1844. Mi investigación desembocó en el resultado de que tanto les los hombres cobran conciencia de este conflicto y lo dirimen.
las condiciones jurídicas como las formas políticas no podían Así como no se juzga a un individuo de acuerdo a lo que éste
comprenderse por sí mismas ni a partir de lo que ha dado en cree ser, tampoco es posible juzgar una época semejante de re­
llamarse el desarrollo general del espíritu humano, sino que, volución a partir de su propia conciencia, sino que, por el con­
por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida, trario, se debe explicar esta conciencia a partir de las contra­
cuya totalidad agrupa Hegel, según el procedimiento de los in­ dicciones de la vida material, a partir del conflicto existente en­
gleses y franceses del siglo xvin, bajo el nombre de “ sociedad tre fuerzas sociales productivas y relaciones de producción. Una
civil” , pero que era menester buscar la anatomía de la so­ formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarro­
ciedad civil en la economía política. Comencé en París la llado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta am­
investigación de esta última, prosiguiéndola en Bruselas, ha­ pliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de pro­
cia donde había emigrado como consecuencia de una orden de ducción nuevas y superiores antes de que las condiciones de
expulsión del señor Guizot. El resultado general que obtuve y existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno
que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor de mis estudios, de la propia antigua sociedad. De ahí que la humanidad siem­
puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la pro­ pre se plantee sólo tareas que puede resolver, pues considerán­
ducción social de su existencia, los hombres establecen deter­ dolo más profundamente siempre hallaremos que la propia ta­
minadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, rea sólo surge cuando las condiciones materiales para su reso­
relaciones de producción que corresponden a un determinado lución ya existen o, cuando menos, se hallan en proceso de
estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La tota­ devenir. A grandes rasgos puede calificarse a los modos de pro­
lidad de esas relaciones de producción constituye la estructura ducción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno de épo­
económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un cas progresistas de la formación económica de la sociedad. Las
edificio [ überbau] jurídico y político, y a la cual correspon­ relaciones de producción burguesas son la última forma anta­
den determinadas formas de conciencia social. El modo de pro­ gónica del proceso social de la producción, antagónica no en
ducción de la vida material determina [ bedingen] el proceso el sentido del antagonismo individual, sino en el de un antago-
6 CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA PRÓLOGO 7
nisnío que surge de las condiciones sociales de vida de los in­ La edición de la Neue Rheinische Zeitung[141 en 1848 y 1849,
dividuos, pero las íuerzas productivas que se desarrollan en el y los acontecimientos posteriores, interrumpieron mis estudios
seno de la sociedad burguesa crean, al mismo tiempo, las con­ económicos, que sólo pude reanudar en Londres, en 1850. El
diciones materiales para resolver este antagonismo. Con esta for­ ingente material de historia de la economía política que se ha­
mación social concluye, por consiguiente, la prehistoria de la lla acumulado en el British Museum, el punto de vista favorable
sociedad humanad101 que ofrece Londres para la observación de la sociedad burgue­
Friedrich Engels, con quien he estado manteniendo un cons­ sa, y por último la nueva etapa evolutiva en la cual pareció
tante intercambio epistolar de ideas desde la aparición de su entrar esta última con el descubrimiento del oro californiano y
genial esbozo de una crítica de las categorías económicas (en australiano, me decidieron a reiniciarlo todo desde un comien­
los Deutsch-Französische Jahrbücher), había llegado conmigo, zo, y a abrirme paso críticamente a través del nuevo material.
por otra vía (véase su Lage der arbeitenden Klasse in England Estos estudios me condujeron, en parte por sí solos, hacia dis­
[La situación de la clase obrera en Inglaterra] ) , al mismo re­ ciplinas totalmente distantes en apariencia, dentro de las cuales
sultado,1111 y cuando se estableció asimismo en Bruselas en la he debido demorarme por mayor o menor tiempo. Pero sobre
primavera de 1845, resolvimos elaborar conjuntamente la opo­ todo, el tiempo que se hallaba a mi disposición quedó reducido
sición de nuestros puntos de vista contra el punto de vista ideo­ en virtud de la imperiosa necesidad de una actividad lucrativa.
lógico de la filosofía alemana o, de hecho, ajustar cuentas con Mi colaboración, que ya lleva ocho años, con el primer perió­
nuestra antigua conciencia filosófica^121 Este propósito se llevó dico anglo-americano, el New York Tribune,l1*! tornó necesaria
a cabo en forma de una crítica a la filosofía poshegeliana. El una extraordinaria fragmentación de los estudios, puesto que
manuscrito, dos gruesos volúmenes in octavo, ya había arribado sólo por excepción me ocupo de correspondencia periodística
desde mucho tiempo atrás al lugar donde debía ser editado, en propiamente dicha. Sin embargo, artículos relativos a notables
Westfalia, cuando recibimos la noticia de que un cambio de acontecimientos económicos en Inglaterra y en el continente
condiciones no permitía su impresión. Dejamos librado el ma­ constituían una parte tan significativa de mis contribuciones,
nuscrito a la roedora crítica de los ratones, tanto más de buen que me vi forzado a familiarizarme con detalles prácticos situa­
grado cuanto que habíamos alcanzado nuestro objetivo princi­ dos fuera del ámbito de la ciencia de la economía política pro­
pal: comprender nosotros mismos la cuestión. De los trabajos piamente dicha.
dispersos en los cuales presentamos por entonces, hacia uno u Este esbozo acérca de la marcha de mis estudios en el terre­
otro lado, nuestros puntos de vista al público, sólo citaré el no de da economía política habrá de demostrar solamente que
Manifest der Kommunistischen Partei [Manifiesto del partido mis punios, de vista, comoquiera se los pueda juzgar y por poco
comunista], redactado conjuntamente por Engels y por mí, y que coincidan con los prejuicios interesados de las clases domi­
un Discours sur le libre échange [Discurso sobre el librecam­ nantes, son el resultado de una investigación escrupulosa y que
bio), publicado por mi parte. Los puntos decisivos de nuestro ha llevado largos años. Sin embargo, al entrar en la ciencia,
concepto fueron insinuados por vez primera en forma científi­ así como en la entrada al Infierno, debe formularse esta exi­
ca, aunque de un modo sólo polémico, en mi trabajo Misere de gencia :
la philosophie, etc. [Miseria de la filosofía], publicada en 1847
y dirigida contra Proudhon. Un ensayo sobre el trabajo asala­ Qui si convien lasciare ogni sospetto
riado, escrito en alemán — Die Lohnarbeit— , en el cual entre­ Ogni viltà convien che qui sia morta.
tejí mis conferencias pronunciadas sobre este tema en la Aso­
[“ Abandónese aquí todo recelo/Máte-
ciación Obrera Alemana de Bruselas,I1®] resultó interrumpido
se aquí cualquier vileza.” (Dante.)]
en su impresión por la revolución de febrero y por el hecho
de que, a consecuencia de la misma, fui violentamente alejado de Londres, enero de 1859
Bélgica. KARL MARX

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