0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas13 páginas

Unidad 4 Estados de Conciencia y Drogas1

La unidad aborda la conciencia, el sueño, la hipnosis y las drogas psicoactivas, destacando la naturaleza subjetiva de la conciencia y sus diferentes estados. Se describen los niveles de conciencia, las fases del sueño y los trastornos relacionados, así como la hipnosis como un estado alterado de conciencia. Además, se exploran las drogas psicoactivas, su impacto en el sistema nervioso y los factores que influyen en su consumo.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas13 páginas

Unidad 4 Estados de Conciencia y Drogas1

La unidad aborda la conciencia, el sueño, la hipnosis y las drogas psicoactivas, destacando la naturaleza subjetiva de la conciencia y sus diferentes estados. Se describen los niveles de conciencia, las fases del sueño y los trastornos relacionados, así como la hipnosis como un estado alterado de conciencia. Además, se exploran las drogas psicoactivas, su impacto en el sistema nervioso y los factores que influyen en su consumo.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 13

UNIDAD 4: ESTADOS DE CONCIENCIA Y DROGAS

1. La conciencia:

1.1. ¿Qué es la conciencia?

La conciencia es una propiedad de la actividad del cerebro si bien


no se localiza en un lugar concreto del mismo. La conciencia es la
experiencia subjetiva que tenemos del conocimiento de nosotros
mismos y de la realidad, y acompaña a todas nuestras impresiones
y acciones. Tener conciencia significa que nos damos cuenta de lo
que pasa a nuestro alrededor y en nosotros mismos, nos damos
cuenta de nuestros pensamientos, de nuestras emociones y
sentimientos, de nuestros deseos, recuerdos, conductas ....

La conciencia, por tanto, nos permite saber de nosotros mismos y


de la realidad, ejercer control voluntario sobre nuestra conducta y
comunicar a otros lo que pensamos, sentimos y queremos.

La mayor parte de nuestra vida transcurre en el estado de


conciencia consciente que llamamos vigilia pero hay otros estados
de conciencia entre los que psicología distingue:

Estados de conciencia alternativos que se producen de forma


natural y espontánea cuando dormimos, soñamos y cuando
deliramos por fiebre alta.

Estados de conciencia alterados que se producen de forma artificial


y provocada por medio de procesos como la meditación, la hipnosis
y el uso de drogas.

1.2. Los niveles de conciencia:

Suelen distinguirse 7 niveles de conciencia:

1. Vigilancia excesiva: Caracterizada por un gran concentración;


puede suceder debido a una vivencia emocional muy intensa
(ej. estamos ante un gran peligro).

2. Vigilancia atenta: Estamos muy atentos y concentrados en


algo (ej. hacemos un examen).
3. Estado relajado: Mantenemos una atención flotante, no
focalizada, el pensamiento vaga de una cosa a otra, y
desciende la conciencia del mundo exterior (ej. estamos
distraídos, no atendemos lo que nos dicen).

4. Ensoñación: Nos sumergimos en nuestros pensamientos,


desconectamos del entorno, fantaseamos (ej. fantaseamos
con nuestro futuro).

5. Sueño ligero.

6. Sueño profundo.

7. Estado de coma, no hay actividad de ningún tipo.

1.3. Estados alterados de conciencia:

Llegamos a ellos de forma inducida artificialmente (ej. drogas,


hipnosis, meditación). Los estados alterados de conciencia pueden
originar estas consecuencias:

Alteraciones del pensamiento. El individuo puede experimentar una


alteración de los procesos cognitivos: atención, memoria y
capacidad de juicio. Ej. Puede confundir la fantasía con la realidad.

Pérdida de la noción del tiempo. Puede sentir que el tiempo


transcurre rápidamente o que está detenido.

Pérdida de control. Ej. bajo el efecto de una droga como el alcohol


perdemos el control de nosotros mismos.

Cambio en la expresión de las emociones. Algunas personas son


incapaces de sentir y mostrar emoción alguna. Otras pueden ser
víctimas del proceso contrario, la reacción violenta, como el hombre
que maltrata a su mujer cuando está borracho.
Alteraciones perceptivas y cambios en la imagen corporal. Las
personas que se encuentran bajo la influencia de LSD o tienen un
brote esquizofrénico pueden sufrir alucinaciones y delirios.

Cambio en el sentido o significado. A veces, cuando alguien está


borracho o soñando puede creer haber hallado el sentido último de
la vida; sin embargo, después de la resaca o al despertar, esas
creencias se desvanecen.

Sugestionabilidad. Un sujeto en trance hipnótico es capaz de actuar


sin percatarse de lo que hace.

2. El sueño:

2.1. ¿Qué es el sueño?

El sueño es una necesidad básica del organismo; siempre ha


despertado gran interés ya que constituyen la tercera parte de
nuestra vida y está rodeado de enigmas.

Se puede definir como un estado de conciencia en el que el cuerpo


adopta una postura determinada, con muy pocos movimientos y sin
respuesta a los estímulos, es un proceso cíclico que se da cada día,
y dura varias horas.

Durante el sueño se producen cambios fisiológicos en la actividad


cerebral, disminución las funciones corporales y se dan cambios en
la conciencia. Mientras soñamos el pulso se acelera, la respiración y
la presión sanguínea se hacen irregulares y no hay tono muscular.

Todavía ignoramos porqué soñamos si bien sabemos que lo


hacemos cada noche aunque no lo recordemos. Los sueños pueden
ser una respuesta a acontecimientos que nos han sucedido, pueden
manifestar preocupaciones y expresar deseos y conflictos no
resueltos de quien sueña.

2.2. Fases del sueño:

Durante el sueño atravesamos varias fases alternas medidas por el


EEG (electroencefalograma) y en las que se dan diferentes patrones
de ondas cerebrales más lentas o rápidas de acuerdo a la tipo de
actividad que desarrolla el cerebro.
Fase I (transición de la vigilia al sueño). Este periodo representa el
5 % del tiempo de sueño, se produce una disminución del latido
cardíaco, los músculos del cuerpo se relajan y la respiración se
vuelve irregular. Las personas despertadas en esta fase creen que
no se habían dormido.

Fase II (sueño ligero). En esta fase entramos en un sueño más


profundo, desciende la temperatura corporal. El cerebro registra
actividad como respuesta a algún estímulo interno (digestión) o
externo (sonido del teléfono). Las personas despertadas en esta
fase ya dicen que estaban dormidas.

Fase III (sueño profundo). Se observa que no hay movimientos


oculares y que los músculos siguen relajados.

Fase IV (sueño más profundo). A la persona es muy difícil


despertarla y, cuando se intenta, aparece desorientada. El sueño
profundo dura una hora aproximadamente, y después de pasar un
tiempo en la fase IV se regresa a las fases III, II y I. En esta etapa
pueden presentarse problemas del sueño, como el sonambulismo o
hablar dormido.

Los análisis de las ondas cerebrales señalan dos estados básicos del
sueño:

El sueño SOL, sueño de ondas lentas, que corresponde a las fases


I, II, III y IV.

El sueño SOR, más conocido como REM (rapid eye movements),


sueño de movimientos oculares rápidos, también llamado sueño
paradójico porque estamos profundamente dormidos y sin embargo
hay una gran actividad cerebral.

Durante la noche se producen de cuatro a seis ciclos de unos 90


minutos. Cada uno se divide en dos fases: una primera de sueño
lento y que ocupa prácticamente el 80% del tiempo y una segunda
etapa de sueño rápido o fase REM, con movimientos rápidos de los
ojos y que contiene las imágenes oníricas (sueños).

Dejar a alguien sin los sueños de ondas lentas produce cansancio y


una reducción del ritmo vital, e impedirle dormir durante la fase del
sueño REM origina un estado de intolerancia e irritabilidad.
2.3. Trastornos del sueño:

Insomnio. Es el trastorno del sueño más frecuente y se caracteriza


por la dificultad de iniciar o mantener el sueño. El insomnio puede
ser causado por factores biológicos (uso de estimulantes) o
psicológicos (habituarse a ver la TV en el dormitorio). Puede ser
transitorio o crónico. El insomnio transitorio se produce por el
estrés, los cambios de horario en el trabajo, la realización de un
viaje o por crisis emocionales. El insomnio crónico se debe a
problemas orgánicos o psicológicos. Suelen padecerlo personas con
trastornos psiquiátricos, con migrañas nocturnas o que toman
fármacos depresores del SNC. El sueño es algo espontáneo, y un
error de los insomnes es obligarse a dormir mediante un acto de
voluntad, con lo que consiguen estar más despiertos. La cantidad
necesaria de sueño varía en cada persona.

Apnea del sueño. Durante el sueño la respiración se detiene


durante 20 segundos o más, hasta que la persona se despierta un
poco, traga aire y se vuelve a dormir. Este ciclo se puede repetir
muchas veces durante la noche.

Narcolepsia. Son ataques de sueño diurnos, repentinos e


irresistibles, que pueden durar desde unos minutos hasta media
hora e implican pérdida de fuerza muscular y, a veces,
alucinaciones visuales o auditivas.

Sonambulismo. Consiste en levantarse de la cama cuando se está


dormido. El sonámbulo mantiene los ojos abiertos y fijos, puede
inspeccionar el ambiente evitando los objetos encontrados a su
paso e incluso puede vestirse y salir de casa. Hay que evitar
despertar al sonámbulo pues esto le produce una gran angustia;
además, se deja conducir a la cama con facilidad. Un episodio de
ese tipo puede durar más de media hora.

Pesadillas nocturnas. Son sueños terroríficos, comunes en niños y


adolescentes, que les provocan angustia y sobresaltos, y perturban
el sueño de manera significativa.

Terrores nocturnos. Son despertares bruscos precedidos por gritos


y lloros, sin contenido onírico, por lo que no dejan recuerdos.
Somniloquio. Consiste en hablar o emitir sonidos durante el sueño.
Dura pocos segundos y ocurre de forma esporádica. No es un signo
de desorden patológico.

Bruxismo (rechinar de dientes). Suele aparecer en las dos primeras


fases del sueño y, a pesar del ruido producido, la persona no se
despierta. Su etiología es desconocida.

2.4. La teoría de los sueños de Sigmund Freud

El ser humano siempre ha tratado de descifrar el significado de los


sueños. A comienzos del siglo XX, Sigmund Freud, el creador del
psicoanálisis, publicó La interpretación de los sueños. La idea
fundamental de esa obra es que los sueños son el camino de acceso
al inconsciente y una prueba de su existencia. La interpretación
psicoanalítica de los sueños se puede resumir en estas ideas:

La asociación espontánea. Los sueños se expresan con imágenes


más que con palabras; descifrar su sentido implica la asociación
libre de las ideas del soñador.

Los sueños revelan la existencia del inconsciente. La tarea de la


interpretación onírica es justamente ver cómo los sueños son
idealizaciones o la realización de deseos insatisfechos, y revelan de
forma disfrazada y simbólica la vida inconsciente.

Los contenidos del sueño y resistencias del sujeto. Freud distinguió


entre los contenidos manifiestos del sueño, es decir, lo que el
soñador recuerda, a veces, auténticos disparates. Y los contenidos
latentes, lo que permanece oculto en el inconsciente, deseos
auténticos y profundos, experiencias traumáticas. Las relaciones
entre lo latente y lo manifiesto (sueños recordados) no son fáciles
de descubrir, entre otras cosas porque hay resistencias por parte
del sujeto que reprime ideas y deseos que no quiere expresar o
experiencias que no quiere recordar.

La censura. El sueño es el cumplimiento enmascarado de un deseo


reprimido porque resulta reprobable desde el punto de vista ético o
social. La censura oculta los deseos prohibidos y es la causa de la
amnesia onírica (no recordar lo que hemos soñado).
Elaboración de los sueños. En este proceso destacamos 2
procedimientos. Condensación: Fusión de dos o más imágenes
oníricas hasta formar un único símbolo. Ej. Sueño con mi madre
pero tiene el rostro de mi profesora.
Dramatización: Consiste en convertir las ideas y relaciones
abstractas en imágenes visuales. Ej. Sueño que me angustio
porque no puedo despegar los pies del suelo como metáfora de la
ansiedad que siento por temor a perder el trabajo. Ej. El adulterio
se puede representar por la fractura de una pierna.

Los símbolos oníricos. Los sueños expresan deseos y conflictos


disfrazados como símbolos oníricos. Ej. La muerte podría
simbolizarse con un viaje. El lenguaje onírico no tiene en cuenta el
tiempo ni el espacio, ni los dictados de la lógica. Ej. En sueños
podemos volar. Muchos símbolos oníricos son deseos sexuales.
Según Freud, cuando aparecen en los sueños objetos como
bastones, paraguas, llaves o revólveres simbolizan el órgano sexual
masculino, mientras que cofres, botellas, cuevas, etc., simbolizan el
órgano sexual femenino.

3. La hipnosis

La hipnosis es un estado alterado de conciencia caracterizado por


una reducción de la atención y un incremento de la sugestión. No
hay diferencias en el EEG entre los registros realizados durante la
hipnosis y los estados de vigilia; por tanto, no podemos hablar de
una semejanza entre la hipnosis y el sueño.

Las personas imaginativas son más sensibles a la hipnosis, que


depende más de la per- sona hipnotizada que de la habilidad del
hipnotizador. El procedimiento consiste en dar instrucciones para
llevar al sujeto de su «estado de vigilia» al «estado de trance».

Generalmente, todas las técnicas hipnóticas incitan a la persona a


concentrar su aten- ción en lo que se está diciendo, a relajarse y
sentirse cansado, a «dejarse ir», y a usar la imaginación. En la
hipnosis se reduce el autocontrol y la persona debe cooperar para
que se la hipnotice. Existen tres métodos de inducción hipnótica:

Inducción rápida. En este método debe haber una gran atención


por parte del sujeto, y solo funciona con personas muy
sugestionables. Suele utilizarse en algunos programas televisivos.
Inducción de fijación. En esta situación se pide al sujeto que mire
fijamente a un objeto (ej. el recorrido de un péndulo). Al centrar la
atención en este aspecto, el resto de los estímulos deja de ser
relevante.

Inducción con relajación progresiva. En este caso, el hipnotizador


repite palabras y sugestiones (ej. “te hundes más y más...”) que
facilitan la relajación. Esta técnica se utiliza para tratar problemas
de estrés, porque incorpora la relajación física y mental.

Mediante la hipnosis se ejerce un control de la conducta del


hipnotizado. Se utiliza como técnica terapéutica para desarrollar el
autoconocimiento y las capacidades perso- nales. También se utiliza
en problemas de salud física (reducir el dolor), pérdida de seres
queridos (para abandonar el dolor y la rabia), tratamiento de fobias
(saber manejar los miedos irracionales) y en el control de hábitos
negativos (fumar).

4. Las drogas psicoactivas

4.1.¿Qué son las drogas?

Las drogas psicoactivas son sustancias que actúan sobre el sistema


nervioso central (SNC) y afectan a la percepción, las emociones y la
conducta. La psicofarmacología es la ciencia que investiga los
efectos de las drogas en el organismo y en la conducta humana.

El uso de drogas ha sido una constante en todas las culturas;


siempre se han utilizado las plantas por su poder terapéutico, y
también con fines lúdicos y rituales por su capacidad de alterar la
conciencia individual y colectiva. Por ejemplo, tanto los egipcios
como los griegos y romanos conocían el opio, y las culturas
precolombinas americanas tenían muchos conocimientos sobre
sustancias alucinógenas y estimulantes.

Hoy, en todas las culturas, los seres humanos conviven con las
drogas y las utilizan con diferentes objetivos: fines terapéuticos,
buscar nuevas sensaciones o evadirse de la realidad, conseguir
placer, aliviar el dolor, facilitar la comunicación social o adquirir
nuevas experiencias y conocimientos.

El filósofo Antonio Escohotado, firme defensor de la legalización,


afirma que las drogas son sustancias neutras, que pueden aliviar o
matar; no hay drogas mejores ni peores, sino maneras juiciosas y
maneras insensatas de consumirlas. Los seres humanos tienen que
aprender a diferenciar entre las aplicaciones beneficiosas o nocivas
e las sustancias psicoactivas. Con algunas hay una gran
familiaridad desde hace siglos (alcohol), mientras que otras son de
reciente aparición, como las drogas de diseño.

4.2.Factores que originan su consumo

El consumo y abuso de drogas puede tener diferentes efectos


dependiendo de:

- La sustancia que se consuma


- La pureza de la droga y su composición real
- El tiempo que se lleva consumiendo la dosis
- La frecuencia del consumo
- El ambiente en que se toma
- Las características fisiológicas y psíquicas del consumidor.
- La personalidad y los motivos del consumidor.
- El conocimiento, las experiencias previas y las expectativas sobre
la droga.

4.3.Clasificación y efectos de las drogas

Podemos clasificar las drogas psicoactivas según la dependencia


que producen o por los efectos que tienen sobre el sistema nervioso
central (SNC).

A. Clasificación según la dependencia que producen: Podemos


distinguir tres grupos de sustancias psicoactivas:

Fármacos de «paz»: Sustancias que prometen alguna forma de


paz, por amortiguar la conciencia, como el alcohol o el éter; por
analgesia directa (morfina y codeína); por inducir además euforia
(heroína); por asfixia del cerebro (los neurolépticos); o por simple
embrutecimiento anímico (barbitúricos, sedantes y tranquilizantes
tipo Valium).
Fármacos de «energía»: otorgan alguna forma de energía, como la
cocaína, el crack, la cafeína. Estas no suelen ser tan adictivas, pero
su abuso resulta muy dañino para el cuerpo, pues su efecto es
comparable a un electrodoméstico cuando aumentamos la tensión
eléctrica; el rendimiento inicial es grande, pero puede seguirle un
colapso del motor (del organismo en el caso de la persona).

Fármacos «visionarios»: sustancias que proporcionan algún tipo de


«viaje psíquico» como son el éxtasis, las drogas de diseño, la
mescalina y el LSD.

«Paz», «energía» y «excursión psíquica» son opuestas a la


angustia, apatía y rutina, eternos enemigos del ánimo, pero el
abuso de esta «Paz» se paga con adictividad.

B. Las drogas según sus efectos en el SNC:

Las drogas actúan sobre las sinapsis cerebrales estimulando o


inhibiendo la actividad de los neurotransmisores (mensajeros
químicos del cerebro). Las sustancias psicoactivas se pueden
agrupar de tres formas diferentes: depresores del SNC,
estimulantes y sustancias psicodélicas.

1. Depresores del SNC: Estas sustancias disminuyen el estado de


alerta y aminoran la actividad del SNC. Los consumidores atienden
menos a los estímulos del exterior y sus reacciones son más lentas.
También disminuyen sus funciones mentales: atención,
razonamiento, memoria e inteligencia. Los depresores más
importantes son: alcohol, barbitúricos, ansiolíticos y opiáceos.

Alcohol. Es una droga cuyo consumo se estimula por la publicidad y


las tradiciones sociales. En contra de la creencia popular, el alcohol
no es un estimulante; el com- portamiento de las personas que
ingieren alcohol en determinados actos sociales realmente se debe
a que es un sedante del SNC. Tampoco es un afrodisiaco, ya que
deteriora el desempeño sexual, sobre todo de los hombres. Los
efectos del alcohol dependen de la cantidad y frecuencia de la
ingestión. En pequeñas cantidades amortigua la conciencia, reduce
las inhibiciones sociales y produce sensaciones de relajación y
euforia. Pero un consumo excesivo produce graves efectos: daños
del sistema nervioso y del hígado, interfiere en la percepción de
nuestros sentidos y disminuye la autoconciencia. En alcohólicos
crónicos puede originar delirium trémens o el «síndrome de
Korsakov» (se recuerda el pasado pero se borra de la memoria
cualquier acto reciente). Cuando una persona ha ingerido alcohol,
el pensamiento y la percepción se embotan y solo los estímulos
inmediatos captan su atención. Las reflexiones que normalmente
restringen el comportamiento son desterradas de la mente del
bebedor. Por eso, un borracho se comporta de forma exagerada.

Fármacos sedantes (barbitúricos). En dosis bajas, tienen un efecto


similar a la embriaguez alcohólica y, en dosis altas, pueden
ocasionar confusión mental grave o síntomas psicóticos (pérdida de
contacto con la realidad). La sobredosis de barbitúricos puede
causar el coma y la muerte, porque produce parálisis de los centros
cerebrales, reguladores de la respiración. Estos sedantes se utilizan
para inducir el sueño, controlar la epilepsia o como sedantes
preoperatorios.

Fármacos tranquilizantes (ansiolíticos). La ansiedad o tensión


nerviosa supone sentimientos de aprensión e inseguridad que
impiden realizar las tareas cotidianas. Los ansiolíticos sirven para
combatir la ansiedad, aliviar el nerviosismo, el miedo y el estrés.
También se utilizan como inductores del sueño y los heroinómanos
los usan para combatir el síndrome de abstinencia (Ejemplos:
Rohipnol, Valium, Tranxilium). Aunque su poder adictivo es escaso,
si las dosis son altas se puede generar dependencia física.

Opiáceos. El opio es una droga psicoactiva ya utilizada por los


griegos con fines placenteros o medicinales (para aliviar la
jaqueca). Los opiáceos producen tolerancia, dependencia física y
psicológica. Las dos sustancias derivadas del opio más importantes
son la morfina y la heroína. La morfina ha sido uno de los
analgésicos más utilizados durante la historia para aliviar el dolor.
La heroína fue puesta a la venta como medicamento para combatir
la tos y ha generado graves problemas sociales por la adicción que
provoca. La morfina produce euforia, somnolencia y alivio del dolor,
y cuando se interrumpe su ingestión, el adicto se vuelve
hiperexcitable, deprimido e hipersensible al dolor. EL fármaco más
utilizado para combatir la adicción a los opiáceos es la metadona,
que es una sustancia sintética derivada del opio. Se utiliza para el
tratamiento de la dependencia a la heroína, porque neutraliza la
euforia de ésta y evita la aparición del síndrome de abstinencia. Sin
embargo tiene un riesgo alto de desarrollar dependencia física y
psicológica.

2. Estimulantes del SNC: Estas drogas producen una activación


general del organismo, agilizan el entendimiento y aumentan el
rendimiento mental; quitan el apetito y mejoran el estado de
ánimo. Destacan:

Cafeína: Está en el café, el té, en diversos tipos de refrescos y en el


chocolate.

Anfetaminas: Se recetaban para perder peso y combatir la


depresión leve pero cuando se comprobó que muchos pacientes
desarrollaron dependencia dejó de hacerse. En la actualidad, los
usos médicos legales de estas sustancias son el tratamiento de la
narcolepsia, la hiperactividad infantil y la sobredosis de fármacos
sedantes. Las anfetaminas aceleran el uso de los recursos
corporales, aumentan el rendimiento, mejoran el nivel de alerta del
organismo y ayudan a combatir la fatiga. A corto plazo, permiten
un esfuerzo continuado sin descanso ni sueño. Su consumo
prolongado produce «tolerancia», y en dosis elevadas aparece
insomnio, pérdida de peso, deterioro de las condiciones físicas y
mentales y se puede generar dependencia física. También pueden
originar una pérdida de contacto con la realidad, conocida como
psicosis anfetamínica: los usuarios afectados se sienten
amenazados y sufren delirios paranoides.

Cocaína. Es una sustancia originaria de Colombia, Perú y Bolivia


que se utilizaba antes de la colonización para combatir el hambre y
el cansancio. Este estimulante del sistema nervioso, extraído de las
hojas de la planta de coca, fue un componente de la bebida de cola
hasta que se reemplazó por la cafeína (en 1906). La cocaína
incrementa la actividad de las vías del cerebro sensibles a dos
mensajeros químicos: la noradrenalina (activa el cerebro) y la
dopamina (produce una «oleada» de placer). Provoca sensaciones
de euforia, seguridad y bienestar, y cuando se acaban sus efectos,
el sujeto puede sufrir trastornos del sueño, ansiedad o depresión. El
abuso de cocaína se ha generalizado peligrosamente en los últimos
años, en especial desde que comenzó la venta de una variedad más
barata (crack).

3. Sustancias «visionarias»
MDMA (éxtasis). (Metilendioximetanfetamina). El éxtasis fue
descubierto en 1912 accidentalmente por los laboratorios Merck. Es
una droga sintética con propiedades alucinógenas. Produce empatía
y aumenta la capacidad para establecer contacto con el
sentimiento. Puede provocar deshidratación, hipertermia (aumento
de la temperatura), tensión muscular, desmayos y escalofríos.
También puede causar confusión, depresión, problemas de sueño,
ansiedad y paranoia.

Marihuana y hachís. Derivadas de la planta de cáñamo Cannabis


sativa. La sustancia química activa de la marihuana es un
alucinógeno (altera las impresiones sensoriales) moderado. Parece
que existe una alternancia en los efectos subjetivos de la
marihuana. Por una parte, están las risas y agudeza para lo cómico,
la efusión sentimental y desembarazarse de inhibiciones
personales. Y, por otra, existe un elemento de aprensión y zozobra,
una tendencia a ir al fondo de la realidad, que nos señala todo lo
que pudimos o debimos hacer y no hemos hecho. Diversos estudios
han demostrado que la marihuana es eficaz para aliviar la situación
de enfermos graves: es útil para frenar el glaucoma, las náuseas
producidas por la quimioterapia en enfermos de cáncer, estimular el
apetito en personas con sida y aliviar los espasmos que se
producen en la esclerosis múltiple. El hachís, al debilitar la voluntad
da vía libre a los recuerdos y la imaginación.

Sustancias psicodélicas. Alteran la percepción sensorial produciendo


experiencias peculiares, alteran la percepción del espacio, del
tiempo y del sentido del «yo» (podemos sentir que nuestro yo no
tiene límites o puede volar). Producen sinestesia, o transmutación
de las sensaciones, por ej. el sonido se puede experimentar como
visión, el tacto como sonido, etc. Entre ellas se encuentran la
mescalina, obtenida del peyote y utilizada por los indios mexicanos;
el LSD, sintetizado a partir del centeno y que ha sido utilizado por
artistas como Los Beatles y Andy Warhol. El movimiento hippie
utilizó los alucinógenos como una vía de autoexploración para
acceder al inconsciente.

También podría gustarte