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Letra de Cambio

La Suprema Corte de Justicia de La Plata se reunió para decidir sobre el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto por la demandada en el caso 'Banco del Interior y Bs. As. contra Jáuregui y Cía. S.C.A. Cobro de australes'. La Corte rechazó el recurso, afirmando que la demandada no logró refutar adecuadamente los fundamentos del fallo anterior, que confirmaba la existencia de un saldo deudor en la cuenta corriente y la obligación de pago. La sentencia concluyó que no había violación de la cosa juzgada y que las diferencias en las cifras eran atribuibles a gastos administrativos conocidos por las partes.

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Letra de Cambio

La Suprema Corte de Justicia de La Plata se reunió para decidir sobre el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto por la demandada en el caso 'Banco del Interior y Bs. As. contra Jáuregui y Cía. S.C.A. Cobro de australes'. La Corte rechazó el recurso, afirmando que la demandada no logró refutar adecuadamente los fundamentos del fallo anterior, que confirmaba la existencia de un saldo deudor en la cuenta corriente y la obligación de pago. La sentencia concluyó que no había violación de la cosa juzgada y que las diferencias en las cifras eran atribuibles a gastos administrativos conocidos por las partes.

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En la ciudad de La Plata, a 23 de febrero de 1993,

habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en

el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden

de votación: doctores Mercader, Vivanco, Laborde, Negri,

Pisano, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de

Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia

definitiva en la causa Ac. 47.560, “Banco del Interior y

Bs. As. contra Jáuregui y Cía. S.C.A. Cobro de australes”.

A N T E C E D E N T E S

La Sala I de la Cámara Primera de Apelación en lo

Civil y Comercial del Departamento Judicial de Bahía Blanca

confirmó el fallo de primera instancia que había hecho

lugar a la demanda.

Se interpuso, por la accionada, recurso extraordinario

de inaplicabilidad de ley.

Dictada la providencia de autos y encontrándose la

causa en estado de dictar sentencia, la Suprema Corte

resolvió plantear y votar la siguiente

C U E S T I O N

¿Es fundado el recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley?

V O T A C I O N

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Mercader

dijo:
I. La Cámara a quo, para confirmar el fallo de origen,

y atendiendo a los límites impuestos por el recursos,

sostuvo, en sustancia, que:

a) Surge de la pericia de fs. 100/101 que los

demandados realizaban operaciones denominadas aceptaciones

bancarias conforme cláusula Com. “A” B.C.R.A. canalizadas a

través de la cuenta 00302/3, mediante los códigos 60 y 18,

así como que los importes correspondientes a las que

originaron el presente pleito -cuya aceptación surge nítida

de los documentos de fs. 12 y 13- nunca fueron debitadas;

b) En las fechas en que fueron aceptadas las letras se

verificó la acreditación de las sumas de que ellas dan

cuenta y la diferencia en menos que resulta de los

registros obedece al descuento por gastos administrativos

que realiza el Banco por su gestión, circunstancia de

conocimiento público y notorio;

d) La ejecución del saldo deudor de la cuenta

corriente 302/3 con base en el art. 793 del Código de

Comercio no importa la liberación de la demandada de la

deuda que tenía al margen de ese certificado, sin que el

posible error administrativo en que hubiera incurrido la

entidad crediticia pueda constituir fuente de

enriquecimiento indebido.

II. Contra el pronunciamiento que antecede interpone

la demandada recurso extraordinario de inaplicabilidad de

ley por el que denuncia la violación de los arts. 724 del


Código Civil; 210, 792, 793 y 797 del Código de Comercio y,

como consecuencia de la absurda valoración de las pruebas,

infracción al art. 384 del Código Procesal Civil y

Comercial.

En suma aduce que:

a) Al valorar la pericia de fs. 100/101, el tribunal

concluyó que la única operatoria que existió entre las

partes fue la cuenta corriente 302/3 a través de la que se

instrumentaron las aceptaciones. De modo que se coloca en

contradicción con sus propios actos el Banco cuando, luego

de cerrarla y ejecutar el saldo emergente, pretende

reclamar un crédito que debió integrar ese saldo, cuya

cancelación obra a fs. 40 del ejecutivo agregado por

cuerda.

b) Violó el fallo el art. 797 del Código de Comercio

que dispone la obligación del Banco de mantener al día sus

cuentas corrientes, al excusar lo que calificó como un

error de la entidad y, correlativamente el 210 del mismo

ordenamiento al hacer lugar a una demanda basada en un

contrato que no ha cumplido con las formas establecidas por

la ley, desde que el crédito reclamado debió integrar el

saldo de cuenta ejecutado;

c) Infringió, igualmente, el principio de la cosa

juzgada al decidir sobre una cuestión ya resuelta en juicio

anterior, habida cuenta de que la actora no demostró que su

reclamo se fundara en causa ajena a la cuenta corriente;


d) Transgredió, además, el artículo 724 del Código

Civil cuando desconoció el pago como extinción de

obligaciones;

e) Considerar como de público conocimiento que las

diferencias entre las cifras que constan en las letras y en

las acreditaciones de la cuenta corriente obedecen a

descuentos por gastos administrativos, sin la acreditación

correspondiente, constituyó una arbitrariedad y un notorio

apartamiento de los elementos obrantes en la causa.

III. El recurso resulta improcedente.

Y ello es así por cuanto la recurrente no ha rebatido

idóneamente el fundamento esencial del fallo (art. 279,

C.P.C.).

En efecto, sostuvo la Cámara -basándose principalmente

en la pericia de fs. 100/101- que “...al vencimiento de

ambas letras -25 de febrero de 1985- en la cuenta corriente

de la demandada se verificaba un saldo deudor... por lo que

no existían fondos disponibles en la cuenta de marras” (v.

fs. 205 vta.); así -haciendo suyos conceptos del fallo de

origen- concluyó que “...las sumas adeudadas nunca fueron

debitadas...” (v. fs. cit.).

La hoy impugnante se opone a esta decisión

manifestando que al haberse abonado el saldo de cuenta

ejecutado en virtud del cobro ejecutivo incoado por la

actora, ya nada podía reclamársele, no sólo por infringirse


con ello la doctrina de los propios actos sino en razón de

la cosa juzgada operada.

La insuficiencia de la queja deriva -a mi juicio- de

la confusión que campea en el planteo traído y que consiste

en considerar al título de crédito que sirvió de base a los

presentes actuados como la razón de ser o finalidad

esencial de la cuenta corriente 302/3.

La empresa demandada solicitó a la entidad bancaria

actora la apertura de la cuenta corriente mencionada en

febrero de 1984 (v. formulario de fs. 15).

“Abrir una cuenta en un banco -expresa Muñoz en su

“Contratos y Negocios Jurídicos Financieros”; ed. 1981, tº

II, Parte. Especial, pág. 535 y ss., citando a Garriguez-

significa evidentemente haber convenido con éste un

contrato del cual la cuenta va a ser el reflejo aritmético.

La variedad del posible contrato subyacente (depósito de

dinero, préstamo, apertura de crédito, descuento de letras

de cambio, depósito de valores, etc.) se traduce en una

figura contable unitaria: la cuenta corriente... Dentro de

este molde contable se cobijan aquellas múltiples

relaciones jurídicas que dan lugar a otras tantas figuras

contractuales”.

En otras palabras, la cuenta corriente constituye -

como en el sub lite- el instrumento proporcionado por la

entidad bancaria para operar distintos negocios jurídicos


financieros, de manera que mal pueden confundirse éstos

últimos con la primera pues obedecen a orígenes distintos.

En autos, según los instrumentos de fs. 17/18,

suscriptos el 25 de enero y el 14 de febrero de 1985 -

cristalizados en los documentos de fs. 12/13-, la empresa

Jáuregui S.C.A. solicita al -por entonces- Banco Denario

S.A. la aceptación de sendas letras, acordando adoptar como

modalidad instrumental a los efectos de la percepción de

los montos en ellas contenidos y de su posterior cobro al

vencimiento, la utilización de la cuenta corriente de la

que la empresa libradora era titular desde febrero de 1984,

para lo cual se comprometió a mantener los fondos

suficientes en dicha cuenta.

Queda claro, entonces, que la única vinculación entre

el título y la cuenta lo era a los efectos operacionales

desde que ambos reconocían orígenes diversos. De modo que,

como sostuvo el fallo a fs. 205 vta./206, “...el hecho de

que se haya ejecutado un saldo deudor por la suma de

quinientos doce mil cuatrocientos cuarenta y dos con 94

pesos argentinos por la vía establecida por el art. 793,

último párrafo del Cód. de Comercio, no importa que la

demandada haya quedado liberada de pagar lo que debía al

margen de ese certificado...”(el subrayado pertenece al

original).

Como es sabido, la letra de cambio -aceptación

bancaria- es una promesa incondicionada de pagar una suma


determinada de dinero (art. 1, inc. 2º, dec. ley 5965/63) a

cuyo vencimiento debe ser presentada al cobro.

Producido éste, el Banco se encontró con la

imposibilidad de hacerlas efectivas (presentación al cobro,

art. 40, dec. ley cit.) por inexistencia de fondos (v.

pericia inimpugnada de fs. 100/101) en la cuenta de marras.

De manera que no advierto infringida la cosa juzgada,

como lo sostiene la recurrente, habida cuenta que la actora

ha reclamado por objeto y causa distintos: en un caso, el

saldo emergente de la cuenta corriente 302/3; y en otro, el

pago de las cambiales libradas por la sociedad accionada y

de las que la primera fue un mero instrumento. Para que

haya cosa juzgada es menester que en principio, se produzca

la triple identidad de sujeto, objeto y causa y en autos si

bien se trata de las mismas partes, la causa se origina en

negocios jurídicos distintos siendo distinto también el

objeto procesal.

Por último, cabe mencionar que resulta igualmente

estéril -en atención a la naturaleza de la cuestión traída-

el argumento que se disconforma con la conclusión que alude

a las diferencias entre las sumas depositadas en la cuenta

corriente 302/3 y las consignadas en las letras.

Dicha conclusión, no fluye ni irrazonable ni ilógica,

bien que puede resultar discutible o poco convincente a la

luz de los intereses de la parte que la cuestiona pero no

por ello resulta absurda, siendo insuficiente la mera


denuncia de tal vicio para desvirtuarla. Es menester,

además, la demostración fehaciente de su acaecimiento, que

no advierto configurado en autos, máxime cuando fue la

propia demandada la que, a través de los documentos de fs.

17/18 autorizó al banco a descontar de las sumas libradas

los importes correspondientes a los “gastos, comisiones e

impuestos que se ocasionaren por esta operación”.

Considero lo dicho suficiente, sin entrar en ninguna

otra consideración, para dar mi voto por la negativa.

Los señores jueces doctores Vivanco, Laborde, Negri y

Pisano, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor

Mercader, votaron también por la negativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza

el recurso extraordinario interpuesto; con costas (art.

289, C.P.C.C.).

El depósito previo efectuado queda perdido para el

recurrente (art. 294, C.P.C.C.), debiendo el tribunal dar

cumplimiento a lo dispuesto por el art. 2º de la Resolución

760/68, modificado por la Resolución 868/77 y de

conformidad con la Resolución 119/86.

Notifíquese y devuélvase.

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