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Resumen Segundo Parcial de Psicopatologia Catedra Schejtman Psicologia Uba

El documento analiza la concepción freudiana de la paranoia como un conflicto afectivo y un mecanismo de defensa patológico, destacando su relación con otras neurosis. A través de casos clínicos, Freud ilustra cómo la proyección de pensamientos y afectos al mundo exterior permite a los individuos paranoicos evitar el reproche interno. Además, se discute la primera nosología freudiana y la distinción entre psicosis y neurosis, enfatizando la importancia de la proyección en la defensa del yo en la paranoia.

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Resumen Segundo Parcial de Psicopatologia Catedra Schejtman Psicologia Uba

El documento analiza la concepción freudiana de la paranoia como un conflicto afectivo y un mecanismo de defensa patológico, destacando su relación con otras neurosis. A través de casos clínicos, Freud ilustra cómo la proyección de pensamientos y afectos al mundo exterior permite a los individuos paranoicos evitar el reproche interno. Además, se discute la primera nosología freudiana y la distinción entre psicosis y neurosis, enfatizando la importancia de la proyección en la defensa del yo en la paranoia.

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SEGUNDO CONJUNTO TEMÁTICO

PRÁCTICO 1: PARANOIA Y PROYECCIÓN.

En el “Manuscrito H” Freud va a decir que la paranoia es un conflicto de una perturbación afectiva y es


el resultado de un proceso patológico. En esta época, va ubicar a la paranoia como un modo patológico
de la defensa, dentro del mismo grupo de enfermedades como la histeria, las neurosis obsesivas y la
confusión alucinatoria. La paranoia para Freud de esta época es un modo patológico de la defensa.
Freud dice que uno se vuelve paranoico por cosas que no tolera por una predisposición psíquica.
Presenta el caso de una doncella de 30 años que empieza a tener el delirio de ser notada y de
persecución. Cuenta como vivencia traumática un abuso que había sufrido por parte de un inquilino que
había traído el hermano a su casa, momento a partir del cual ella comienza a escuchar que los vecinos
hacían alusión a ella. De esta manera, piensa Freud, ella se ahorraba el reproche de ser una mala
persona. Esa forma peculiar de la defensa llevaba a que ese contenido conservado y perturbado lo oiga
desde afuera. El contenido positivo se conservó imperturbado pero algo varió en la posición. Antes era
un reproche interno, ahora era una insinuación que venía desde afuera. La gente decía entonces lo que
habría dicho de sí misma, algo se ganaba con ello siendo que al juicio pronunciado desde adentro
habría debido aceptarlo, en cambio al que llegaba desde afuera podía desautorizarlo. De esta manera,
el juicio, el reproche, era mantenido lejos del yo.
La paranoia tiene entonces el propósito de defenderse de una representación inconciliable para el yo,
proyectándose al mundo exterior el sumario de la causa que la representación misma establece. Se
trata de un abuso de ese mecanismo de proyección, entendido a este como un mecanismo normal que
puede ocurrir en personas que no sufren paranoia. La diferencia con los paranoicos es que eso que
proyecta le parece completamente ajeno. En todos los casos de paranoia, la idea delirante es
sustentada con la misma energía con que el yo se defiende de alguna otra idea penosa e insoportable y
es por eso que aman al delirio como a sí mismos. Es decir, sostiene el delirio como modo de defensa,
es su solución a aquello insoportable.
Freud hace una distinción entre el comportamiento de esta defensa con la histeria, la neurosis obsesiva,
la confusión alucinatoria y la paranoia:
1- Histeria: la representación inconciliable no es admitida para la asociación con el yo. El contenido se
conserva desintegrado, falta dentro de la conciencia, su afecto se tramita por conversión corporal.
2-Representación obsesiva: tampoco la representación inconciliable es admitida para la asociación. El
afecto se conserva y el contenido es sustituído.
3- Confusión alucinatoria: la RI íntegra (afecto y contenido) es mantenida aparta del yo, lo cual sólo es
posible a expensas de un desasimiento parcial del mundo exterior. Se llega a unas alucinaciones que
son amistosas para con el yo y que sostienen la defensa.
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4-Paranoia: contenido y afecto de la RI se conservan pero son proyectados al mundo exterior.


Alucinaciones que son hostiles al yo, pero que sostienen la defensa. Hay a su vez una referencia del sí
propio, una.
En neuropsicosis de defensa va a decir que tanto la paranoia, la histeria y las NO, provienen de la
represión y de recuerdos penosos, que lo s síntomas son determinados por el contenido de lo reprimido.
Entonces recibe de Bleuer el caso de una paciente de 32 años con diagnóstico de paranoia crónica y
hace el análisis de ese caso de paranoia.
“La señora P” es casada, madre de un hijo. Su enfermedad se desencadenó seis meses después del
nacimiento de éste. Va a diferenciar distintos síntomas que aparecen cronológicamente y que van
tomando forma.
Como primeros síntomas ella comenzó a ser desconfiada y a quejarse de los vecinos. Los vecinos
tenían algo contra ella, no dudaba de eso aunque no pudiera determinar qué era.
Luego se comienza a quejar de que era observada, sobre todo cuando se vestía, por lo que empieza a
hacer medidas precautorias, como vestirse dentro de la cama. Hay una mirada del otro que empieza a
ser intrusiva, que traspasa las paredes. En un momento en el que se desborda, la internaron y le hacen
unas ”curas de aguas” donde afloran los terceros síntomas. Empieza a tener sensaciones en el regazo,
en el cuerpo, y ella describe esa sensaciones como como una mano pesada que le hacía presión.
Empieza a tener alucinaciones de voces que la molestaban y hostigaban, sobre todo cuando salía a la
calle por lo que no quería salir (corte de lazo social). En 1895 empieza el tratamiento con Freud y el
método catártico a partir del cual éste podía dilucidar una vivencia traumática anterior. En ese entonces
Freud entendía que la génesis de la enfermedad estaba en una vivencia sexual prematura y traumática
que es lo que va a buscar en este caso. Pero reconoce que se trata de un retorno distinto. No obstante
a partir de la hipnosis la Señora P le cuenta que a los seis años se desvestía sin sentir vergüenza
delante del hermano. Ahí Freud cree reconocer la génesis de la persecución de que la vean desnuda.
Dirá entonces que en la paranoia hay algo inalterado en el reproche, la defensa termina en un total
fracaso y el reproche originario regresa en su forma inalterada.
Se da cuenta que en la paranoia se reprime el reproche por proyección y la desconfianza es hacia los
otros. En cambio en las neurosis obsesivas hay una conciencia moral que retorna como
representaciones obsesivas por falso enlace. Mientras que en la paranoia el reproche retorna dentro de
las ideas delirantes que son inalteradas. El problema aparece afuera. Lo peculiar en la paraonia es que
el reproche reprimido retorna como pensamiento en voz alta y donde hay una doble desfiguracion:
vivencias recientes análogas a las antiguas y algo interno que pasa a ser externo. Como resultado, una
deformación del Yo porque esas ideas delirantes deforman ideas del pasado (Kraepelin lo llamaba
“ilusiones de memoria”), entonces aman al delirio como así mismos porque le permiten sostener la
defensa.
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En una nota al pie, agrega que la paciente tuvo que abandonar el tratamiento porque resultó agraviada
por lo que fue internada. Freud todo el tiempo, en estos textos iniciales, intenta encontrar lo distintivo
dentro de la paranoia, se da cuenta que cualitativamente había algo distinto.

TEÓRICO 1: PSICOSIS EN LA PRIMERA NOSOLOGÍA FREUDIANA

La estructura clínica fundamental de este segundo conjunto es la psicosis. La 1era parte es sobre la
elaboración freudiana de la psicosis y la 2da parte que va a ser la elaboración lacaniana sobre la
psicosis.
En la elaboración freudiana se van tomando distintos momentos, fundamentalmente tres:
Primer nosología freudiana (1893-1898)
Memorias del presidente Screber (1911): quien pone su delirio por escrito, donde trata de defenderse y
transmitir a la humanidad su padecimiento. A partir de la lectura de este texto Freud avanza en la
elaboración de la psicosis. Lo que inaugura este texto es la distinción fundamental entre la psicosis y la
neurosis.
Pérdida de la realidad en la psicosis y en las neurosis.

Primera nosología freudiana.


Freu escribe un texto que se llama neuropsicosis de defensa, primer gran texto psicopatológico que
pertenece a esa primera nosología. Dos años después, en 1896, escribe un texto y lo llama Nuevas
puntualizaciones en neuropsicosis de defensa. Como anticipado a este texto, desarrolla a modo de
borrador el Manuscrito H que anticipa lo nuevo que Freud agrega en Nuevas Puntualizaciones.
Una nosología es como uno agrupa las entidades clínicas, la manera de clasificarlas. Freud establece
una nosología partiendo de una hipótesis psicopatológica fundamental, contenida en el concepto de
defensa, concepto psicopatológico.
La primera nosología se basa en una división entre neurosis (actuales) que es la neurosis de angustia y
la neurastenia y las neuropsicosis de defensa, en las cuales ubica la histeria, las neurosis obsesivas
(NO) y la confusión alucinatoria (CA) entonces las reúne bajo el titulo de neuropsicosis de defensa
porque tienen algo en común, aunque sean distintos en los síntomas. La histeria tiene síntomas en el
cuerpo por conversión histérica; las N.O. con síntomas en el pensamiento los cuales lo atormentan, se
trata de pensamientos obsesivos; y la confusión alucinatoria, alucinaciones que son agradables al yo
porque velan una pérdida. Lo que tienen en común es que implican el concepto de defensa frente a una
representación inconciliable (RI). Freud dice que todos estos síntomas son el resultado de un conflicto
entre una RI. La defensa entonces opera realizando una separación entre la representación y el afecto
que le corresponde. La representación es reprimida y el destino del afecto marca la diferencia, porque
ese afecto puede ir al cuerpo por conversión, formando un síntoma histérico; puede permanecer en lo
psíquico pero asociado a otra representación por falso enlace, generando una representación obsesiva.
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Freud introduce a este grupo a la paranoia, públicamente en 1896. Se trata de un concepto previo al
concepto de Kraepelin que separa a la paranoia de demencia precoz.
Entonces la defensa no sólo se ve por los síntomas sino que da la pauta de que tiene el mismo
tratamiento, esta es la 1era idea de Freud
En 1895 escribe el Manuscrito H, donde critica a la psiquiatría de la época e introduce la idea de un
conflicto, de una RI que provendría de una vivencia sexual traumática, como primera etiología.
En este texto Freud le escribe a su amigo que la paranoia crónica en su fase clásica es un modo
patológico de la defensa como la histeria, la N.O. y la C.A., esta es su nueva idea. Freud dice que uno
se vuelve paranoico por cosas que no tolera y por tener una predisposición psíquica. Va a decir que el
signo distintivo es la proyección y lo deduce a partir del caso de una paciente de 35 años, “solterona”
para la época y doncella por su virginidad, quien sufre un abuso sexual por parte del inquilino que
hospedaba el hermano en su casa. A partir de ese momento, la mujer comienza a tener el delirio de que
las vecinas, mujeres, hacían alusiones de su condición de solterona a modo de burla, porque ellas
sabían lo que había pasado con el inquilino, hacían alusiones a que lo seguía esperando.
A partir de ésto, Freud tiene la lógica de que ella se ahorraba el reproche interno, del cual no podría
escapar. La paciente se ahorra y transforma este reproche interno con la insinuación del afuera, la cual
puede ser desautorizada. Entra en conflicto la idea de que es lo de afuera y qué lo de adentro.
Lo que viene de afuera entonces puede ser desautorizado, mantenerse lejos del yo, sin embargo, afuera
la gente dice lo que podría decirse a ella misma. Este es el punto en el que se ahorra el reproche, y lo
que lo permite, dice Freud, es la proyección. Freud piensa que esto vale para todos los casos.
Va a decir entonces que los paranoicos aman su delirio como a sí mismos, antecedente del narcisismo y
la importancia que tiene el delirio para ellos, aquel que le permite sostener la defensa, es una especie
de solución frente a ese conflicto por RI.
La señora P es una mujer casada que empieza a tener síntomas después de seis meses del nacimiento
de su hijo. Freud establece una secuencia de los síntomas. Primero la paciente se volvió huraña y
desconfiada. En un segundo momento se quejaba de que la observaban y comienza a vestirse dentro
de su cama, la mirada de los vecinos atravesaban las paredes. Por este motivo es internada en un
hospital donde le hacen unas curas de agua con otras mujeres desnudas, lo que produce el tercer
momento en el desarrollo de los síntomas cuando empieza a sentir que tocan sus genitales como
alucinación senestésica y a ver mujeres desnudas. Los síntomas se tornan cada vez más invasivos y
finalmente aparecen las alucinaciones auditivas, voces que relatan lo que está haciendo el sujeto,
amenazas y reproches.
Freud trata de retornar a la infancia de la señora donde descubre que al igual que la histeria y las N.O.,
también hay desfiguración del pasado, de los recuerdos, ya que no recuerda la costumbre de
desnudarse frente a su hermano cuando era una niña sino luego en las curaciones de agua con las
demás mujeres.
Trata entonces a la señora P como una histérica.
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SEMINARIO 1: AUTOMATISMO MENTAL Y ESTRUCTURA

De Clerambault será uno de los últimos autores de la psiquiatría clásica, maestro de Lacan.
Consideraba que todo lo que pasaba a nivel de la psicosis era efecto de razones orgánicas que ocurrían
a nivel del sistema nervioso. Las razones orgánicas podrían ser lesiones, enfermedades congénitas,
genéticas, uso de sustancias, etc. Razones por las cuales podría haber un disfuncionamiento del
sistema nervioso. El SN producía una especie de cortocircuito a nivel cerebral pero que por alguna
razón orgánica (no creía en el psicoanálisis) se producía un automatismo mental, fenómeno automático
a nivel del sistema nervioso a modo de un cortocircuito, por ejemplo una alucinación, que la desligaba
de una dimensión psíquica y la entendía como un cortocircuito que no tiene sentido ser interpretado ni
tratado. El automatismo mental de este autor es el fenómeno elemental de Lacan, sólo que la causa de
éste último es totalmente diferente. Para De Clerambault la causa del automatismo mental es una lesión
funcional a nivel orgánico y ocurre en tres áreas: el área motora, el área sensitiva y el área ideo-verbal
(ecos del pensamiento , recorte de alguna palabra).
De esta manera, De Clerambault lo que plantea es que de todo fenómeno de la psicosis, los
automatismos mentales son el elemento basal, lo que constituye la base de todas las psicosis y
reconoce dos formas: el pequeño automatismo y el gran automatismo, que conforman el campo del
automatismo mental, y que luego lo llamará síndrome de pasividad, porque el sujeto recibe de forma
pasiva esto que se presenta. El pequeño automatismo es anidieico asensorial y neutro (AAN). Anideico
porque no implica la ideación, no es producto de una concatenación de ideas. Asensorial quiere decir
que no está en los cinco sentidos. Neutro quiere decir que es neutro afectivamente. En su forma inicial,
cuando son dos o tres células, todavía no produce ideas, sensorialidad ni afecto, pero se presenta en
las tres áreas. Su importancia es que se presenta en modo extraño, de como senopático, como lo llama
Lacan más adelante, es decir, como fenómeno del exterior. Entonces bajo modo externo, el sujeto
recibe por efecto del automatismo un elemento que en su forma mínima es anideico, asensorial y
neutro. De Clerambault dice que es como pedestal que espera a la estatua, la forma mínima, un cuerpo
extraño que aparece en el SN.
El gran automatismo va a ser lo que produce el delirio, la alucinación y los efectos de la psicosis ya
construída. A lo AAN, se le agrega la ideación y eso va a producir el delirio, o que se agregue lo
sensorial que da como resultado la alucinación. O bien a lo AAN se le agregan los afectos y entonces se
produce una gran alegría o una gran tristeza, o una gran furia, indiferencia, etc. Se pueden presentar de
a uno, de a dos, de a tres.
A nivel de la paranoia, a lo AAN se le agrega la ideación en el sentido de que Kraepelin dice no hay
alucinación y si la hay no importa, sólo se tiene el campo delirante, si hay alucinaciones no influyen en
éste.
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En la esquizofrenia se le agregaría el afecto por el trastorno de la emotividad, lo sensorial por las


alucinaciones.
En una psicosis maníaco-depresiva se le agregan los afectos, principalmente. Podría en algunos casos
la ideación de ruina en la melancolía o la ideación de un delirio de grandeza en la manía.
Entonces con la estructura del gran automatismo y el pequeño automatismo, De Clerambault explica
todas las psicosis y su temporalidad: cuando recién se está desencadenando la psicosis o incluso
cuando está estabilizada, tiene la forma de pequeño automatismo, lo que Kraepelin llama la forma
insidiosa.
El pequeño automatismo es lo que Lacan va a llamar el significante en lo real. Lacan dirá que lo AAN es
un significante solo, sin cadena significante, sin oposición significante, sin sistema de oposición de
significantes. Cuando se combina con otro significante, ya tenemos las significaciones en los sentidos
porque lo podemos representar.
De Clerambault dice que hay una parte de los delirios que son respuestas de un individuo sano al
fenómeno que se le presenta automático, con su psicología previa interpreta eso AAN. Dira luego que
hay una parte de la ideación que también es automática, o sea que puede haber delirios que forman
parte del gran automatismo y hay otros que son respuestas del individuo con su psicología previa al
pequeño automatismo. Entonces los delirios se dividen en delirios sanos, es decir el sujeto con su
psicología previa interpreta el automatismo que es AAN o bien el delirio neoplásico que forma parte del
automatismo mismo, el cual lo lleva a construirlo.
Lacan hace una crítica en tres órdenes: critica el concepto de paranoia de Kraepelin, a la escuela
francesa y a Freud.
Del concepto d Seruiz y Capgras sobre el delirio interpretativo, que sostiene que el paranoico delira con
su carácter, Lavan va a decir que la paranoia a nivel de la escuela francesa fue deformada, como si
fuera algo que pasa a nivel del carácter, como parte de la psicología del sujeto. Entiende a la paranoia
como si fuera una neurosis.
La crítica a Kraepelin será en el mismo sentido. Cuando este autor habla de la construcción de un delirio
sistematizado que se va construyendo de manera insidiosa y progresiva, hasta quedar instalado de
manera permanente. Lacan dirá que Kraepelin desconoce que hubo un momento en el que se produjo
un brote, momento fecundo de la psicosis cuando se presenta el pequeño automatismo.
Freud realiza un desciframiento del lenguaje de la psicosis a partir del texto de un paciente psicótico, al
modo de Champollion, lingüista y arqueólogo que descifra el idioma egipcio a partir de su lectura. La
crítica de Lacan a Freud se trata de que descifró el lenguaje de la psicosis como si fuera una formación
del inconsciente, a modo de un sueño, como si fuera un neurosis, sin tener en cuenta que en la psicosis
no hay represión, no funciona con las mismas leyes.
En el seminario III, Lacan habla del fenómeno elemental, lo que De Clerambault llamaba automatismo
mental, pero a diferencia de éste, Lacan dirá que no es automático, funciona como tal pero no es
producido por el SN sino que es producido por un mecanismo que tampoco es el de la represión. El
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fenómeno elemental es producido por un mecanismo que se llama FORCLUSIÓN, traducido del alemán
VERWERFUNG. Freud habla de este mecanismo pero sin decir que se trata de la psicosis.
En una estructura, las partes del todo se relacionan entre sí formándose, entonces cada parte es un
elemento de ella. De la misma manera, cada uno de los fenómenos AANs, es el elemento basal de toda
estructura, lo que De Clerambault llamó célula, es el elemento basal de toda estructura. De acá el
estructuralismo de Lacan. En el elemento basal está toda la psicosis.

PRÁCTICO 2: LAS MEMORIAS DEL PRESIDENTE SCHREBER

Freud hace una ilación de interpretaciones analíticas a partir del historial clínico de un paranoico, el ex
presidente Schreber, quien publica sus memorias en 1903. Invoca sus argumentos a partir de este
escrito. Freud entiende de esta manera que el saber está del lado del testimonio del sujeto y que tiene
valor de verdad.
Se ubican dos momentos de aparición de la enfermedad: la primera le sobrevino en 1884 a sus 42 años.
El director de la clínica que Schreber pasó seis meses, el doctor Flechsig, definió este cuadro como un
ataque de hipocondría grave. En sus memorias el doctor Schreber asegura que la enfermedad pasó sin
incidente alguno que rozara el ámbito de lo suprasensible. En esta época, llevaba largo tiempo casado y
no podía tener hijos.
En junio de 1893 fue notificado de su inminente nombramiento como presidente del tribunal superior. En
el intervalo, le sobrevinieron algunos sueños que sólo más tarde les dió significatividad. Algunas veces
soñó que su anterior enfermedad nerviosa había vuelto. Y también en una oportunidad, entre el dormir
la vigilia, había tenido la representación de lo hermoso que sería ser una mujer sometida al
acoplamiento, un sueño duerme-vela. Sueños centrales en su delirio.
A partir de estos sueños comenzó a tener algunos síntomas: insomnio, refería escuchar crujidos en las
paredes.
La segunda enfermedad le sobrevino a fines de octubre de 1893 con un martirizador insomnio que le
hizo acudir de nuevo a la clínica Flechsig donde su estado empeoró con rapidez. Decía que pronto iba a
morir, luego comenzó a tener ideas de persecución, se daba por muerto y corrompido.
Al principio el delirio de persecución era dirigido hacia el doctor Flechsig, a quien llamaba “almicida”,
luego las ideas delirantes cobraron el carácter de lo mítico y religioso, él mantenía trato directo con Dios.
Existe entonces:
-Primer momento: insomnio, hipocondría grave, padecimiento del propio cuerpo.
-Segundo momento: delirio de persecusión dirigido al doctor Flechsig quien tiene un lugar central en su
delirio, es un delirio de persecusión primario. El decía que sufría abusos y violaciones durante la noche y
que esto era dirigido por el doctor a quien llamaba almicida.
-Tercer momento: delirio de grandeza, hay una interpretación delirante de los síntomas desde un lugar
super narcisista. Toma un papel redentor. En esta misión suya redentora, lo esencial es que primero
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tiene que producirse su mudanza en mujer. No es que él quiera hacerlo sino que se trata de un “tener
que ser” fundado en el orden del universo. Tiene asegurado que él es el objeto exclusivo del milagro
divino. Hace una interpretación de su sufrimiento corporal, de la destrucción de sus órganos que
padeció, el haber vivido sin estómago, sin vejiga, con las costillas rotas, etc. Fenómenos que
desaparecieron cuando pasó a primer plano su “feminidad”, tratándose de un proceso de desarrollo que
requerirá decenios, de manera asintótica. Tiene el sentimiento de que ya han pasado a su cuerpo unos
nervios femeninos, de los cuales, por fecundación directa de Dios, saldrán hombres nuevos y sólo
entonces podrá morir de muerte natural y conseguir la bienaventuranza.
La mudanza en mujer es el delirio primario, momento de grave daño y de persecución y que
secundariamente entró en relación con el papel redentor. Al principio estaba destinado a producirse con
el fin de abuso sexual y no al servicio de propósitos superiores.
Un delirio de persecución sexual se transformó en el paciente, con posterioridad, en el delirio religioso
de grandeza. E inicialmente hacía el papel de perseguidor el médico que lo trataba, Flechsig, más tarde
Dios mismo ocupó su lugar, quien fue cómplice y maquinador del plan de almicidio hacia él y entregar su
cuerpo como mujerzuela.
Weber sostenía que las ideas hipocondríacas eran un efecto del delirio, una idea delirante. Freud dice
que la sensación interna de la transformación en mujer es lo primario y central. Primero son los efectos
en el cuerpo y luego una construcción delirante de esos efectos. De esta manera, Freud invierte la
lógica de Weber diciendo que esa transformación en mujer es lo primario y lo central del caso y que
tiene que ser con una autopercepción a nivel sexual, sino con un efecto sobre las sensaciones del
cuerpo, ya que para él realmente se le están transformando los órganos.

TEÓRICO 2: ELABORACIÓN FREUDIANA DE LA PSICOSIS III: SCHREBER-NARCISISMO.

Freud inicialmente había encontrado una forma de pensar los síntomas histéricos y por extensión los
obsesivos, pensamiento en que hay un conflicto,una división en el sujeto entre una RI en conflicto con el
Yo a partir del cual nacen los síntomas por defensa. Este mecanismo lo piensa tanto para la histeria
como las N.O. y las C.A. Intenta aplicarlo para la paranoia a partir del Manuscrito H y el caso de la
señora P. Descubre que no funcionan de la misma manera por lo cual hace un silencio público sobre el
tema.
En 1911 se ubica el 2do momento de la elaboración freudiana de la psicosis a partir del estudio de las
memorias de Schreber a partir. Intenta dilucidar el mecanismo de la paranoia, para lo que proponía el
concepto de proyección, en un primer momento, sin distinción entre neurosis y psicosis.
Freud a partir de la importancia que toma el otro en la paranoia, se pregunta sobre los vínculos sociales
y el papel que juegan en esta enfermedad.
Propone pensar una serie que es el automatismo, el narcisismo y la elección de objeto. La última tiene
una manera homosexual y otra heterosexual, ambas presenten en el sujeto. Cuando alquien tiene una
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elección de objeto heterosexual, la homosexual es alejada de la meta sexual por sublimación hacia los
vínculos sociales. Freud lo llama la contribución del erotismo a la amistad, y siempre estaría presente en
todos. Freud dice que pareciera que en ciertos casos estos vínculos de repente se sexualizan. Schreber
se recupera de su primera crisis en la clínica del doctor Flechsig, hacia quien él y su familia quedan muy
agradecidos. Cuando vuelve a desencadenarse la enfermedad y vuelven a acudir a él, aparece la idea
de que el doctor quiere abusar de él. Una sexualidad que irrumpe desde afuera, es él quien quiere gozar
de él.
A partir de esto Freud se pregunta por la homosexualidad como elcción de objeto sexual, en el sentido
vulgar, el conflicto está en esa sexualización abrupta del vínculo social con el médico. Introduce
entonces el concepto de fijación y regresión. Cada estadío de desarrollo de la psicosexualidad ofrece
una posibilidad de fijación y así un lugar de predisposición. Personas que no se han soltado por
completo del estadío del narcisismo, que poseen una fijación que puede tener el efecto de una
predisposición patológica están expuestas al peligro de que una marea alta de líbido someta sus
pulsiones sociales a la sexualización, deshaciendo las sublimaciones que había adquirido en su
desarrollo. Freud al hallar que los paranoicos procuran defenderse de una sexualización de sus
investiduras pulsionales sociales se ve llevado a suponer que el punto débil de su desarrollo ha de
buscarse entre el autoerotismo, el narcisismo y la homosexualidad, en donde se situará una
predisposición patológica. Y como se sexualiza de manera abrupta, el yo se defiende de esto que le
resulta inconciliable.
Freud va a hacer una deducción de cómo los delirios y formas paranoicas se derivan de este conflicto,
para lo que parte de una frase “yo lo amo [al varón]”. Freud va a decir que defenderse de esa
sexualización implica distintos modos de contradicción a esta frase en su contenido gramatical.
1- La primera forma sería una contradicción del verbo: “Yo no lo amo pues lo odio”. y luego por
proyección se transforma en “Él me odia (me persigue)”, formándose el delirio de persecusión. Entonces
por represión se contradice el verbo y por proyección se forma el delirio de persecusión; que el otro lo
odie lo justifica al paranoico a odiarlo. Entonces, el sentimiento inconsciente que pulsiona aparece como
consecuente de una percepción exterior.
2- La segunda forma contradice al objeto de la frase: “Yo no lo amo pues yo la amo”. Por proyección
muda a la frase “yo noto que ella me ama”, entonces también luego: “yo no LO amo, yo LA amo porque
ELLA me ama”, produciendo el delirio erotómano. En el delirio erotómano es el otro el que más ama, el
que incitó, el que le manda las señales.
3- La tercera forma de contradicción es cuando se contradice al sujeto de la frase: “no yo amo al varón-
es ella quien lo ama” y produce así un delirio de celos. En esta parte, falta la desfiguración proyectiva
porque con el cambio de vía del sujeto que ama, el proceso es arrojado fuera del yo. Falta de
desfiguración proyectiva.
Entonces el delirio de celos contradice al sujeto, el delirio de persecusión al verbo y la erotomanía al
objeto. En este último no hay desfiguración proyectiva, alcanza sólo con la contradicción.
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Existe una cuarta variedad de contradicciones que se trata de la desautorización en conjunto de la frase
íntegra: “yo no lo amo en absoluto y no amo a nadie”, “yo me amo sólo a mí”. Esta variedad de la
contradicción da como resultado el delirio de grandeza, concebida como una sobreestimación sexual del
yo propio.
Entonces la proyección se verifica en los primeros dos casos, por lo que Freud llega al problema del
concepto de proyección como mecanismo de todos los delirios paranoicos. Freud define al mecanismo
de la proyección que ocurre cuando una percepción interna es sofocada y como sustituto de ella
adviene a la conciencia su contenido, luego de cierta desfiguración, como una percepción de afuera.
Freud lo iba a postular como lo más sustantivo de la paranoia si no fuera porque: 1) la proyección no
desempeña el mismo papel en todas las formas de paranoia y 2) no ocurre sólo en la paranoia, sino
también bajo otras formas de la vida anímica. Por este motivo decide reservar el estudio de la
proyección y con él el mecanismo de la formación paranoica de síntomas en general.
En su concepción psicoanalítica hace derivar universalmente de la represión los fenómenos patológicos
y descompone el proceso en tres fases conceptualmente separadas y que anticipan la represión
primaria, teorizada en el artículo de 1915.
Primer momento: fijación. Precursora y condición de cada “represión”. En tales fijaciones de las
pulsiones reside la predisposición a enfermarse. Es entonces el factor predisponente a enfermar.
Segundo momento: la represión propiamente dicha. Cuando lo que estaba predispuesto a ocurrir, ocurre
porque hubo marea alta, es decir, la represión se pone en marcha efectivamente. Es un proceso activo
donde el proceso estalla y se pone en juego la represión.
Tercer momento: el fracaso de la represión. O retorno de lo reprimido que se produce desde el lugar de
la fijación y que tiene por contenido un regresión del desarrollo libidinal hasta ese lugar.

Ejemplificación con Schreber.

Freud marca que en el apogeo de la enfermedad se formó en Schreber la convicción sobre una gran
catástrofe, un sepultamiento del mundo. A la tierra no le quedaban sino 212 años de vida, él mismo era
“el único hombre real que quedaba”, y a las pocas figuras humanas que aún veía las declaraba
“hombres de milagros, improvisados de apuro”. Entonces Freud plantea que el mundo de alguien está
formado por las personas y cosas que uno inviste libidinalmente. Hubo una catástrofe en ese mundo
subjetivo de él y que cuenta algo que a él le ha ocurrido. El sepultamiento del mundo era la
consecuencia del conflicto que había estallado entre él y Flechsig o, según la etiología del segundo
delirio, entre él y Dios. Freud dice que el enfermo ha sustraído de las personas de su entorno, y del
mundo exterior en general, la investidura libidinal que hasta entonces les había dirigido, con ésto todo
se ha vuelto indiferente y sin envolvimiento para él. El Sepultamiento del mundo es la proyección de
esta catástrofe interior, su mundo subjetivo se ha sepultado. La represión funciona como una retracción,
es una retracción de la líbido hacia el Yo.
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Para Freud entonces la represión es el retiro de las investiduras libidinales. El fracaso de la represión es
que vuelva a investirlo y esta reinvestidura puede ser delirante, por lo cual interpreta al delirio como un
intento de curación porque es un intento de reconstruir el mundo. El paranoico lo reconstruye para poder
vivir dentro de él. Lo edifica de nuevo mediante su delirio. Lo que nosotros consideramos la producción
patológica de formación delirante, es, en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción. Tras
la catástrofe, ella se logra más o menos bien, nunca por completo.
El proceso de la represión propiamente dicha consiste en un desasimiento de la líbido de las personas y
cosas antes amadas. Se cumple de manera muda. Lo que se hace notar, lo ruidoso, es el proceso de
restablecimiento, que deshace la represión y reconduce la líbido a las personas. En la paranoia Freud
dice que lo cancelado adentro retorna desde afuera.

SEMINARIO 2: EL MECANISMO DE LA PSICOSIS.

Lo anideico, asensorial y neutro (AAN) es un significante que aparece bajo la forma del fenómeno
elemental o bajo la forma del automatismo mental. El fenómeno elemental es la célula, la forma mínima
de la que después van a ser todos los fenómenos de la psicosis (metáfora de la hoja de árbol). En lo
AAN de ese fenómeno elemental está toda la construcción de la psicosis.
La psicosis se construye en un mecanismo que Lacan relee en Freud, en tres lugares de su teoría. Este
mecanismo se llama VERWERFUNG. Se trata de un mecanismo distinto a la represión y que Lacan
llamó forclusión, que es el mecanismo que Lacan reconstruye en Freud quien había utilizado el término
sin darle el valor determinante de la psicosis.
Hay tres grandes momentos donde Freud trabaja la psicosis:

En los textos ”nuevas puntualizaciones de la neuropsicosis de defensa” y “Manuscrito H” introduce la


idea de que todas las psicosis son efecto de un mecanismo de defensa al cual más adelante va a llamar
represión pero al mismo tiempo en esas cuatro patologías que ubica como efectos de la defensa, Freud
agrega a la paranoia. Para la paranoia y la amentia existe una diferencia que es que en vez de
producirse el divorcio del monto de afecto, este es cancelado (verwerfung) y en la paranoia son
proyectados hacia el exterior. Entonces, son todas resultado de la defensa pero la diferencia con la
paranoia es que tanto la representación como el afecto son proyectadas hacia afuera mientras que en la
amentia se cancelan.

Un segundo momento se da cuando Freud describe el caso del hombre de los lobos, a quien trata como
un obsesivo, teniendo en cuenta que hay cosas raras. Lo que ocurre en la infancia del hombre de los
lobos es que tuvo la alucinación de que se cortaba el dedo y lo veía sostenido por un colgajo de piel. Al
volver a mirar, el dedo no estaba así. Freud deduce que esta escena ocurre en la época de la infancia
donde se produce el complejo de castración (2do momento del complejo de Edipo de Freud: aparece la
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diferencia sexual entre niños y niñas que inaugura el complejo de castración). Freud plantea que en ese
momento en el que debería aparecer el complejo de castración, el niño no quiere saber nada de eso, ni
en el sentido de lo reprimido, y a esto lo denomina verwerfung.

En un tercer momento menciona la verwerbung en el texto “la negación”.

La verwerfung está ubicada en el texto de Schreber cuando Freud habla del mecanismo de la
proyección de la paranoia a partir de las cuatro contradicciones a la frase:
1- El delirio de grandeza.
2- El delirio de persecusión.
3- El delirio erotómano.
4- El delirio de celotipia.

Para dos de ellas, no hay proyección entonces Freud alude que sería más correcto decir en ellos que la
representación no ha sido proyectada sino cancelada (verwerfung).

El quinto lugar donde Freud habla de ese mecanismo forclusivo es cuando se pregunta cuál es el
mecanismo en el texto de “Pérdida de la realidad…”, mucho más tajante que la represión por el cual la
líbido se quita completamente de las personas y cosas del mundo exterior y causa la psicosis.

En el texto la negación, Freud dice que para que ocurra una negación de lo reprimido, primero tiene que
haber habido una representación (significantes en Lacan) reprimida a nivel del retorno de lo reprimido en
el sueño. En un cuarto momento eso es negado, donde significante aparece como preconsciente y
como tal se niega. Ese significante volvió de los reprimido pero se negó. Primero se reprimió, después
retornó de lo reprimido en el sueño y después se negó. Lo fundamental es el primer momento. Lo que
Hippolyte comenta a pedido de Lacan de este texto es: en el primer momento, para que el significante
de la madre (en el caso desarrollado en el texto la negación) o todos los significantes entren en lo
simbólico, Freud dice que hay un momento donde esos significantes se admiten en lo simbólico, y ese
momento lo llama bejahung (afirmación primordial), momento donde se inscribe el significante.
Freud plantea que había un momento inicial que es el de la represión primaria que es la base de la
secundaria, segundo momento, que se llama Verdrangung, cuando el paciente reprime
momentáneamente que es la madre, luego la sueña. Pero para que pueda reprimir de momento que es
la madre y eso retornar, tiene que haber habido una base que es la represión primaria, en la cual los
significantes entraron en lo simbólico, momento en el que se inscribe el significante y en el que Freud
establece la diferencia entre el juicio de atribución y el juicio de existencia.

Primer momento: Bejahung o Ausstossung.


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Compuesto por el juicio de atribución y el juicio de existencia. El juicio de atribución en Freud era ese
momento inicial de la primera vivencia de satisfacción en la cual el aparato psíquico designaba como
bueno o como malo aquello que vivía, primera vivencia de satisfacción y también de dolor donde lo
satisfactorio se designa como bueno o a lo doloroso se lo designa como malo. Entonces, a lo buelo se
intenta volver y a lo malo se intenta huir. Lo bueno es lo que se afirma, lo que entra en la Bejahung, y lo
malo se rechaza, pero de una manera absoluta, mecanismo que se llama Ausstossung (echar hacia el
exterior), éste por rechazo primordial quiere decir que lo malo no entra en lo simbólico, no se inscribe
como representación.
-Lo que se inscribe, afirma: Bejahun (entra en lo simbólico).
-Lo que se niega, lo malo: Ausstossung (no es un significante).

El juicio de existencia es el que pone en juego el principio de realidad, que implica que es el momento
del principio de placer. En él se encuentra todo lo bueno, lo que fue afirmado y también una parte de lo
malo, algo que fue rechazado inicialmente y luego se admite y entra en la existencia, pero una parte de
lo que quedó en la ausstossung nunca se admite, queda sin simbolizar nunca. Entonces, el principio de
realidad implica reconocer las representaciones de lo bueno y una parte de las representaciones de lo
malo. Ese elemento que nunca entra en lo simbólico será la base de lo que Lacan va a designar como lo
real porque nunca entró en lo simbólico, no pasan por la represión primaria, ni secundaria, ni se niega lo
que está en la ausstossung.
En la neurosis, plantea Lacan, tenemos dos posibilidades: o bejahung o Ausstossung, y todo esto se da
en el tiempo cuando se constituye el sujeto, al principio de todo. Se trata de un tiempo 0 anterior al
complejo de Edipo.
Del lado de la psicosis en el tiempo 1 existe la bejahung de lo bueno, la austossung de lo malo, después
parte de lo malo va a quedar del lado que nunca entra en lo simbólico y otra parte sí en el segundo
momento del tiempo de existencia, pero además un tercer elemento que es la verwerfung que funciona
del mismo modo que el austossung, rechaza y hace que no se inscriba pero se da algo específico de la
psicosis. La austossung como elemento en el que algunos significantes no entran está en los dos; la
bejahung, donde algunos stes si entran, es la misma en uno como en el otro, en cambio tercer elemento
que es especifico de la psicosis es la verwerfung, aplicada a todo lo que tiene que ver con la castración,
lo que se rechaza en esta verwerfung es la castración y la ley, todo lo que tiene que ver con el plano de
la prohibicion y de la ley queda forcluído, no es admitido en lo simbólico, implica que no se inscriben
ciertos stes y entonces en el momento donde debería funcional la represión secundaria no la hay, y en
el momento donde se produce en la neurosis el retorno de lo reprimido, se produce en este tercer
tiempo, el retorno de lo forcluído es lo que retorna directamente desde la verwerfung, el fenómeno
elemtnal, cuando retorna, está retornando directamnte de la forclusión y lo hace como significante en lo
real, quiere decir que esa primera representación, buena o mala, que quería entrar dentro de la
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afirmación, de la bejahung, no lo hizo y quedó como significante pero sin entrar en lo simbólico, como
una ley, una castración que nunca se simbolizó,entonces ante alguna confrontación con algo que lo
haga volver, en vez de retornar en lo simbólico, vuelve como significante en lo real, que es el fenómeno
elemental (automatismo mental en De clerambault). Todos los significantes ligados a la ley no entran en
lo simbólico, por lo que quedan en lo real, entonces cuando el sujeto se confronta con algo de ellos,
aparece un agujero, el agujero de lo forcluido.
Entonces, la ausstossung y la verwerfung funcionan del mismo modo. La ausstossung es propia de la
neurosis de la psicosis, la verwerfung es propia de la psicosis y a diferencia de la ausstossung es que lo
que entró en ella si retorna en un segundo momento y desde lo real.
Cuando Freud hace referencia a que no se trata tanto de proyección sino más bien que hay algo
cancelado adentro que retorna desde afuera, tiene que ver con que lo que aparece de lo forcluido, de la
verwerfung, retorna como desde afuera porque no retorna en lo simbólico. Para que sea proyectado
primero tendría que haber sido reprimido y luego proyectado pero eso nunca estuvo entonces viene
como algo completamente exterior. Cuando retorna toma la forma de un significante que tiene otras
leyes que no son las de lo simbólico sino que es un significante que está siempre aislado, cortado, por lo
cual tiene la propiedad de lo que en el automatismo mental De Clérambault llamaba AAN, porque está
aislado, entonces en sí mosm no quiere decir nada, no se liga con los otros significantes, no se podría
asociar porque no fue admitido en la bejahung junto con el conjunto de los otros significantes sino que
quedó afuera, pero si tiene la propiedad de retornar y esa es la diferencia con el ausstossung, que
nunca se simboliza y queda complementante en lo real, queda en el plano del objeto A. Lo propio de lo
forcluido es una significante que no entra en lo simbólico sino que reaparece en lo real y no se
encadena en una cadena significante, es un significante con una propiedad diferente.

SEMINARIO 3: FASES DE LA PSICOSIS.

Psicosis sincrónica: sin tiempo, psicosis como estructura. ¿Qué hace que un sujeto sea de estructura
psicótica? la verwerfung. Pero puede no retornar nunca. Es la psicosis por estructura, y en la estructura
psicótica se trata de esa inscripción o no inscripción de la ley de la castración. Esa psicosis puede
desencadenarse o no hacerlo.

El tiempo 0 de la psicosis sería el tiempo de la forclusión junto con la afirmación y la ausstossung. Pero
lo específico, lo que tiene agregado la psicosis que no lo tiene la neurosis es esa verwerfung. En este
tiempo 0 algunos significantes no fueron inscriptos.
El tiempo 1 en la psicosis se llama el tiempo de la compensación previa es el tiempo que Lacan describe
como lo que Lacan llama la compensación imaginaria del Edipo ausente, quiere decir que primero hay
algo que mantiene al sujeto compensado, que no se desencadene la psicosis. Ese tiempo de la
compensación previa puede durar de manera distinta para cada persona. Lo que Lacan explora primero
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es como el sujeto se mantiene encadenado. Está compensado porque se identifica imaginariamente y


mediante esa compensación imaginaria en el sujeto no se desencadena la psicosis. Una identificación
con algo o con alguien que permite su sostén.
Si no se da el tiempo 0, no se dan los tiempos del Edipo. La compensación imaginaria del Edipo ausente
quiere decir que el sujeto no pasa por el edipo propio de la neurosis, y ahí es que no se produce la
metáfora paterna, porque el sujeto no se identifica a los títulos paternos porque estos están en lo
simbólico y el sujeto no dispone de eso.
Como no se dispone del falo en la psicosis, el sujeto no hace los tres tiempos del Edipo, ni falo
imaginario ni simbólico, que son los elementos de la identificación simbólica. El sujeto no pasa por todo
eso sino que se identifica a un elemento de lo imaginario, no de lo simbólico, no da una respuesta al
deseo materno. Lacan dice que no se produce en la psicosis la neurosis infantil.
En esta compensación imaginaria del Edipo ausente el sujeto se identifica en el eje imaginario, en el
plano especular. Lacan sitúa distintos modos de identificación. Del Yo al Yo Ideal o bien el Yo Ideal le da
un guión al Yo. O bien se identifica del Yo al Ideal del Yo.
El Yo Ideal le da la forma al Yo: Schreber con su mujer. La esposa de Schreber le da al Schreber un
guión de cómo él se debe comportar como hombre. Una mujer que lo vestía, le enseñaba, lo hacía ser
al modo en que la mujer lo educaba, entonces él se comportaba como decía la mujer. Característico de
la época. Quien yo quiero ser me da un guión imaginario.
El Yo al Yo Ideal es el segundo modo de la identificación, se encuentra en adolescente de Catán. Se
trata de un chico que durante toda su infancia tiene un mejor amigo. Catán es un psicoanálisis
postfreudiano que publica el caso de este paciente y Lacan lo toma de ahí. Su mejor amigo le funciona
como el Ideal del Yo, él se identifica con él. Catán describe muy poco la infancia de ese niño a quien
trata durante varios años hasta que se desencadena la psicosis. Era un niño que tenía un mejor amigo y
hacía todo lo que él hacía. El niño a lo largo de todo su desarrollo fue imitando a su mejor amigo. En la
adolescencia, al mejor amigo le empiezan a gustar las chicas y enamorar de chicas, entonces él entra
en la misma fase. Lo que ocurre es que el mejor amigo se enamora de una chica y él se enamora de la
misma chica que su amigo con la diferencia de que la chica en vez de darle bola al mejor amigo, le da
bola a él, y él se encuentra entonces en el punto de confrontación con el deseo femenino. Se encuentra
en el punto de dar respuesta a cómo situarse en relación a la sexualidad en términos de la identificación
fálica. Es el momento en el que por confrontación con el deseo femenino, el debería poner en juego su
título fálico y en ese momento se produce el desencadenamiento de la psicosis, con un período de
perplejidad y después el período de delirio en relación a su padre.

Entonces cuando decimos de compensación imaginaria del edipo ausente es este punto en el que está
compensado por la identificación con su mejor amigo. Pero el encuentro con la mujer es el momento en
el que se caen todas las identificaciones imaginarias.
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La tercera forma de identificación es del Yo hacia el Ideal del Yo, que puede ser el modo de estar
identificado no a una persona, a un semejante, sino a un Ideal. Por ejemplo, el ideal de ser algo como
un rockero, una militante peronista. Ese punto de identificación al Ideal del Yo me da un guión.

El 2 tiempo: prepsicosis:
El 3 tiempo: psicosis propiamente dicha.

Ambos tiempos, el 2 y el 3, son los tiempos del desencadenamiento, los dos forman parte del mismo
proceso de desencadenamiento.

La prepsicosis es el tiempo en donde algo de esa compensación imaginaria falla, se rompe, por ejemplo
cuando la chica le dió bola al adolescente de Catán o cuando a Schreber lo nombran presidente de la
corte. El eje a-a’ se rompe. En la prepsicosis aparecen dos fenómenos: fenómeno de la perplejidad y los
fenómenos de Franja. La perplejidad ocurre inicialmente como el punto donde el sujeto se confronta con
un agujeto, se confronta con el tiempo donde debe dar respuesta. Por ejemplo el adolescente de Catan
cuando la chica gusta de él, ¿que debe hacer como hombre? ¿que soy como hombre frente a esta
chica? Cuando un sujeto se confronta con que el significante del deseo no está, hay un llamado al
nombre del padre que se produce en el momento en el que el sujeto se confronta con el agujero. El
fenómeno que se produce es de perplejidad, el encuentro de que no hay respuesta, no hay títulos
fálicos. Es un tiempo de repliegue donde el sujeto se libidiniza parte de su realidad, se desconecta
(fenoménicamente puede aparecer con una depresión).
Otro caso que cuenta Lacan es el de un chico que tenía una identificación con su mejor amigo, quien le
da la noticia de que va a ser papá. Este chico cuando vé al mejor amigo con el bebé en brazos, entra en
un estado de perplejidad que lo lleva a quedarse seis meses en la cama. El muchacho se encuentra con
el punto donde su mejor amigo había sido padre, se encuentra con algo llamado al nombre del padre,
¿qué debería hacer yo como hombre si tuviera un hijo como mi amigo? En ese punto entra en un
período de perplejidad. Él se encuentra con una pregunta de ¿qué es? no hay significatividad de la
pregunta. Es un punto de confrontación con el agujero que es la perplejidad.

PRÁCTICO 3: SCHREBER 1: HISTORIAL CLÍNICO. DIACRONÍA

La primera enfermedad de Schreber ocurrió entre 1884 y 1885 a sus 42 años: sin evidencia en lo
suprasensible.
La segunda enfermedad ocurre entre 1893 y 1903 a sus 51 años. Su inicio es con el nombramiento en
1893 como Presidente del Tribunal Supremo. Antes de esto había tenido dos sueños: que volvía su
enfermedad mental y que sería hermoso sentirse una mujer en el acoplamiento.
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En 1993 asume el cargo y comienza a tener insomnio y a escuchar ruidos que lo molestaban en su
habitación. Comienza a tener ideas hipocondríacas por lo que lo internan nuevamente en la clínica de
Flechsig donde empeora rápidamente. Tenía alucinaciones visuales y auditivas, sensaciones de vaciado
en el cuerpo, hiperestesia e intentos de suciodio. Sufría abusos por parte de Flechsig quien gozaba de
él y a quien llama almicida.
El sistema delirante de Schreber remata luego en estar él llamado a redimir el mundo y a devolverle su
perdida bienaventuranza. Sostiene haber recibido esta misión directamente de inspiraciones divinas. En
esta misión suya redentora, lo esencial es que primero tiene que producirse su mudanza en mujer. No
es que él quiera hacerlo, más bien se trata de un “tener que ser” fundado en el orden del universo y al
que no puede sustraerse. Tiene por cosa asegurada que él es el objeto exclusivo del milagro divino.
Sostiene haber experimentado en los primeros años de su enfermedad destrucciones en diversos
órganos de su cuerpo (primero momento patológico) y abusos por parte del doctor Flechsig. Luego pasa
a primer plano su “feminidad”, tratándose de un proceso de desarrollo que probablemente requiera
decenios (delirio asintótico).
Para Schreber, el alma humana está contenida de nervios del cuerpo. Algunos de estos nervios sólo son
aptos para recibir percepciones sensoriales; otros (los nervios del entendimiento) operan todo lo
psíquico, en lo cual rige la circunstancia de que cada nervio del entendimiento representa a toda la
individualidad espiritual del ser humano.
Dios es una persona compleja, es ante todo puro nervio. Es un sistema hecho de nervios con
particiones que se conectan. En su virtud creadora, es decir, de transponerse en todas las cosas
posibles del universo creado, se llaman rayos. Schreber plantea en su libro que Dios, consumada la
obra de la Creación, se retiró a una distancia inconmensurable y dejó al universo librado a sus propias
leyes, limitándose a asumir las almas de los difuntos.
Cuando un hombre fallece, las partes de su alma (los nervios) son sometidas a un procedimiento de
purificación para ser finalmente integradas a Dios mismo como “vestíbulos del cielo”. Las almas
purificadas en virtud del proceso purgador se encuentran en el goce de la bienaventuranza, que para
Schreber es la vida en el más allá, donde es elevada el alma humana mediante la purgación tras la
muerte, la describe como un estado de contínuo gozar unido a la visión de Dios.
Por su parte, separa a Dios en “reinos de delante de Dios” y “reinos de atrás de Dios”. Los reinos de
atrás de Dios sufrían una bipartición según la cual distinguían entre un Dios inferior (Arimán) y un Dios
superior (Ornuz), ambos inclinados a los pueblos de raza.
En virtud de un nexo, los nervios de hombres vivos, como Schreber, sobre todo en una excitación de
alto grado, ejercen una atracción sobre los nervios de Dios que hace que éste no pueda volver a
soltarse de ellos, amenazando su propia existencia. Por éste motivo, Schreber destaca que Dios está
muy lejos de la perfección y no comprende a los hombres vivos, por lo que existe un malentendido
fundamental.
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Sin embargo, esta crítica a Dios y sublevación contra él, dice Freud, tropiezan en Schreber con una
corriente contraria. Sólo a él y no a otros hombres, le cabe el derecho de burlarse y de criticar a Dios
porque repetidas veces intenta justificar a Dios por su comportamiento hacia él.
Esas peculiaridades de su representación de Dios es una mezcla de rasgos entre veneración y revuelta.
Existe una ambivalencia, como en el amor/odio hacia un padre.
Para Schreber, hay un goce en la voluptuosidad, un goce en el cuerpo que zanja el mal entendido con
Dios ya que es él mismo quien demanda hallar la voluptuosidad con él. En esta sexualización de la
bienaventuranza celestial se halla una relación del paciente con el erotismo en general y con los
problemas del goce sexual. Hay un goce contínuo de Schreber, que irrumpe en su cuerpo. La sensación
corporal que lo invade en su enfermedad, que irrumpe en su cuerpo y que luego él piensa y lo razona a
partir de la construcción de su delirio. Hay un momento en el que Schreber tiene ocho poluciones
nocturnas. Freud nombra algo del goce que irrumpe en el cuerpo deslocalizadamente como avance de
líbido homosexual.
Para tener en cuenta, Schreber antes del delirio no creía en Dios y también era ascético, no hablaba de
cuestiones sexuales.
La relación con el erotismo se había alterado. Había llegado a la intelección de que el cultivo de la
voluptuosidad era un deber para él, y sólo su cumplimiento pondría fin al conflicto que había estallado
dentro de él, o como creía, en torno a él.
Antes era alguien inclinado al ascetismo sexual y no creía en la existencia de Dios; discurrida la
enfermedad fue un creyente en Dios y un buscador de voluptuosidad. Pero así como su fe en Dios era
de rara índole, también la pieza del goce sexual que había conquistado presentaba un carácter insólito.
No era ya una libertad sexual masculina, sino un sentimiento sexual femenino, adopta una actitud
femenina frente a Dios, se sentía mujer de Dios.
El delirio de la mudanza en mujer no es más que la realización del contenido del sueño de duermevela
antes de su internación en la clínica de Flechsig. En el primer momento de la enfermedad, veía la
mudanza en mujer como una condena para un propósito hostil comandado por Flechsig. Llegó un
momento en el que se reconcilió con esa mudanza en mujer y la conectó con propósitos superiores de
Dios: él le demanda la feminidad. Es él quien le pide un goce continuo y es su misión ofrecérselo.
Las dos piezas principales del delirio de Schreber, la mudanza en mujer y el vínculo privilegiado con
Dios, están enlazadas en su sistema mediante la actitud femenina frente a Dios. Ser la mujer de Dios no
se termina de concretar nunca, sino que es un delirio asintótico, queda como una construcción de que
eso va a pasar en algún momento, pero no pasa, y eso es lo que lo sostiene en la construcción
delirante. Distinta de la primera posición, de las polusiones nocturnas, de los abusos que creía sufrir por
la noche por parte, de los intentos de suicidio y de sus padecimientos en el cuerpo.
Se reconoce una fantasía femenina y un complejo paterno, un Dios Padre que exige la voluptuosidad. Si
hay algo con la operatoria paterna tiene que ver con algo a regular, a determinar, a tratar, a velar, a
calmar, se nota esa diferencia en la función paterna.
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TEÓRICO 3: ELABORACIÓN FREUDIANA DE LA PSICOSIS III: PSICOSIS EN EL ÚLTIMO FREUD.

Hay una transferencia de Schreber a Flechsig por una sexualización del vínculo social, recordando que
él apreciaba a Flechsig y estaba muy agradecido con él. Es una transferencia de orden positivo en el
que se sexualiza bruscamente este vínculo social que desencadena la enfermedad.
Freud dice que ese proceso lleva a que se produzca luego un desasimiento libidinal parcial primario,
porque sólo concierne a la persona de Flechsig, producido por el conflicto estallado. La líbido vuelve al
Yo pero pronto le siguió el delirio que recondujo nuevamente la líbido a Flechsig pero con signo negativo
por un delirio de persecusión. Flechsig es ahora el perseguidor, el amado se transformó en perseguidor.
Si la libido vuelve a Flechsig como delirio de persecución, vuelve a desatarse el conflicto y un fracaso, lo
que genera un desasimiento libidinal general secundario. Que Schreber sea perseguido conduce a que
vuelva a desatarse la lucha represiva en la medida en que el objeto impugnado deviene lo más
importante en el mundo exterior porque cuando alguien tiene un delirio de persecusión, siente que su
perseguidor está todo el tiempo pensando en él, deviene lo más importante del mundo. Se produce un
nuevo desasimiento de la líbido que ya no es parcial sino que es general porque se produce el
sepultamiento del mundo. De esta manera Freud explica por qué el delirio de persecusión es primero y
el sepultamiento del mundo después. Hay dos desistimientos de la líbido, una primero, parcial, que sólo
concierne a la persona de Flechsig y un segundo más general porque el delirio de persecusión, fracaso
del primer desasimiento, empeoró la cuestión, dándole ese lugar tan central a Flechsig que el segundo
desasimiento ya genera la catástrofe que le sigue.
Hay una última forma de delirio a nivel del orden cósmico, donde él se transforma en LA mujer de Dios
dándole lugar a una nueva humanidad. Esta transformación de mujer tiene dos momentos: el rechazo
de esto, acusándolo a Flechsig, luego acusando a Dios, no consciente inicialmente, se lo están
provocando. Finalmente llega a una solución aceptando este destino por algo superior. El orden cósmico
es una especie de Ley delirante que él va a aceptar en un segundo momento ser LA mujer de Dios y
como el mundo se ha sepultado él va a dar lugar a una humanidad nueva. De esa manera se
reestablecería el orden cósmico, las cosas se pacificarían. Se trata de una solución asintótica .

Freud se interroga por el diagnóstico de Schreber para redefinir Esquizofrenia y Paranoia a partir de los
conceptos psicopatológicos que él introdujo. La distinción entre ambos términos va a depender de
donde está el punto de fijación y si prevalece la represión propiamente dicha con el desasimiento
libidinal o si prevalece el fracaso de la represión y el intento restitutivo de reconducir la líbido a los
objetos.
1er tiempo de la represión (fijación): en la DP o ES es al autoerotismo coherente con el fenómeno de la
fragmentación, la pérdida tanto de la unidad corporal como de la unidad simbólica de la cadena
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significante caracterizada por puntos de fracción en el lenguaje. En la paranoia la fijación es al


narcisismo.
2do tiempo de la represión (propiamente dicha): en la DP o ES prevalece el desasimiento libidinal a
diferencia de la paranoia donde lo que prevalece es el intento de restitución. En la DP o ES prevalece lo
ya dicho porque hay una desconexión de lo afectivo y lo volitivo que es lo que observaba la psiquiatría.
Freud dice que se trata del desasimiento de la líbido de las personas y los objetos. Esto no quiere decir
que no haya retorno de lo reprimido en la ES pero es menos logrado. Siguiendo este hilo, las
alucinaciones en la ES es un intento de restablecimiento de la líbido a los objetos según Freud.
En la paranoia es al revés, no se impone el desasimiento y tiende a desplegarse la nueva investidura de
los objetos del mundo bajo la forma del delirio, se impone más el intento de restablecimiento, el último
tiempo de la represión, es decir, el fracaso de la represión.

Los supuestos sobre las fijaciones predisponentes de Freud en la paranoia y en la parafrenia (término
que propone como sustituto de esquizofrenia ya que no estaba de acuerdo con éste porque su teoría del
inconsciente ya suponía una escisión) permiten entender que un caso pueda empezar con síntomas
paranoicos y desarrollarse hasta una demencia, y pueda producirse un caso como el de Schreber, a
quien diagnostica con demencia paranoide, dando razón de lo parafrénico o demencia la relevancia de
la fantasía de deseo y de las alucinaciones y del carácter paranoide por el mecanismo de proyección y
el desenlace.

El historial de Schreber abre una nueva etapa en Freud que decanta en la distinción entre neurosis y
psicosis. En un primer momento no estaba esta distinción sino que se dividía entre neurosis actuales vs
neuropsicosis de defensa que incluía la histeria, las neurosis obsesivas, la confusión alucinatoria aguda
y la paranoia en un sentido prekraepeliano.
En un segundo momento mantiene las neurosis actuales pero divide el campo de las neuropsicosis lo
divide en dos: por un lado psiconeurosis de transferencia, que son la histeria, las neurosis obsesivas y
las fobias vs psiconeurosis narcisistas donde ubica la paranoia, la esquizofrenia, la manía. La distinción
de este último campo parte de la capacidad de investir libidinalmente a los objetos.
La posibilidad de tratamiento de la ES y la paranoia no le convencía porque él ve que la líbido ha sido
retraída o reconducida al objeto pero de una manera delirante que podía ubicar al analista como un
perseguidor siendo una catástrofe para el tratamiento.
En un tercer momento de la elaboración de Freud se ubica en 1920 y donde establece la distinción entre
neurosis y psicosis (neurosis actuales sigue vigente) con los textos “Neurosis y psicosis” y “La pérdida
de la realidad en la neurosis y psicosis”. Introduce la segunda tópica (yo-ello-superyo) que había que
agregarle el mundo exterior como una cuarta instancia.
En estos textos trata de marcar la diferencia entre neurosis y psicosis planteando dos tipos de conflictos
distintos entre las instancias. En la neurosis se plantea un conflicto entre el yo y su ello mientras que en
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la psicosis se da entre el yo y el mundo exterior, al cual se le da el valor de una cuarta instancia psíquica
porque le genera exigencias al yo.
En la psicosis la pérdida de la realidad, el conflicto, se da un segundo momento de la represión, porque
el tercer momento es la reconstrucción. Mientras que en la neurosis la represión se dirige a las
mociones pulsionales del ello a favor de las exigencias del superyo y del mundo exterior, pero luego el
retorno de lo reprimido (tercer momento de la represión) genera que el sujeto neurotico se aleje de
ciertas situaciones de la realidad que generen ese conflicto, es decir, la pérdida de la realidad en la
neurosis se dá en un tercer momento.

“Las neurosis de transferencia se generan porque el yo no quiere acoger ni dar trámite motor a
una moción pulsional pujante en el ello, o le impugna el objeto que tiene por meta. En tales
casos, el yo se defiende de aquella mediante el mecanismo de la represión; lo reprimido se
revuelve contra ese destino y … se procura una subrogación sustitutiva que se impone al yo por
la vía del compromiso: el síntoma”.

En la neurosis se da el conflicto entre el yo y el ello, al servicio del superyó y del mundo exterior. Este
conflicto genera la represión, parecería que el neurótico reprime las mociones pulcionales a favor de las
exigencias del superyó y la realidad pero luego tiene el retorno de lo reprimido en el síntoma que lo
obliga a evitar ciertas situaciones de la realidad que le generan ese conflicto.
En la psicosis se produce la pérdida de la realidad cuando se produce el desasimiento libidinal. En el
tercer momento se da la reconstrucción de la realidad. De esta manera, define el delirio como un parche
que trata de reparar ese punto donde se produjo el desgarramiento de la realidad. Delirio como intento
de curación, de restablecimiento.

REPRESIÓN NEUROSIS PSICOSIS

Fijación - -

Represión pp.dicha. ??? Pérdida de la realidad

Fracaso de la represión. Pérdida de la realidad: huir de Reconstrucción de la realidad:


ciertas situaciones. delirio.

PRÁCTICO 4: INTENTOS DE INTERPRETACIÓN

En el período de la incubación de la enfermedad sobrevinieron repetidos sueños, soñaba que su


anterior enfermedad nerviosa había vuelto y una vez tuvo un sueño en duermevela donde tuvo la
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sensación de que era hermosísimo ser una mujer sometida al acoplamiento. Se le instaló enseguida un
rechazo indignado de esa fantasía femenina. Pero en la grave psicosis que pronto estallaría, la fantasía
femenina se iría imponiendo.
Freud habla de un ocasionamiento de la enfermedad y lo ubica en el avance de la líbido homosexual
como la base de la enfermedad. No se trata de una elección de objeto sexual sino con una fantasía.
Freud ubica que ese avance de libido homosexual se da por una frustración como elemento originario.

En el Capítulo 3 habla sobre el mecanismo paranoico que tiene que ver con la formación del síntoma o
en relación a la represión. Freud dice que el carácter paranoico reside en que para defenderse de una
fantasía de deseo homosexual se reacciona con un delirio de persecusión de esa clase.
Freud dice que en la paranoia la etiología sexual no es evidente. Trata de rastrear el origen de deseo
homosexual, por lo que retoma la teoria de tres ensayos donde trabaja la cuestion de sublimación. En
este texto formula la opinión de que cada estadío de desarrollo de la psicosexualidad ofrece una
posibilidad de fijación y, de esta manera, un lugar de predisposición. Freud habla de una bisexualidad
antes de la elección de objeto. Tras alcanzar la elección de objeto heterosexual, las aspiraciones
homosexuales no son canceladas sino esforzadas a apartarse de la meta sexual por sublimación a los
vínculos sociales. Entonces este deseo erotico sensual se sublima hacia vínculos sociales, es decir que
todo vínculo social de amor está sublimado de esas primeras pulsiones sensuales infantiles.
La temática que encuentra en los delirios da cuenta de qué se sublimó.
Freud dice que el psicoanalisis nos puede esclarecer cual es el papel de una contracción homosexual
en la paranoia. Para Freud el punto de fijación, donde se detiene una subjetividad, hace diagnóstico
diferencial, porque corresponde a una predisposición patológica. A partir de éste va a ser el lugar donde
la libido va a parar cuando haya un acrecentamiento general de la líbido demasiado violento.
Hay distintos puntos de fijación que hacen a distintas estructuras. Entonces, esa marea alta de líbido
logra que esas pulsiones sociales se sexualicen y genera esa regresión al punto de fijación, como no
encuentra otra tramitación “rompe el dique por el punto más endeble del edificio”.
Freud diferencia distintos tipos de paranoia por las distintas contradicciones a la frase “Amo al varón”
por defensa. Diferencia el delirio de persecusión, la erotomanía, el delirio de celos y el delirio de
grandeza.
En el delirio de persecusión se cambia el verbo: yo no lo amo, yo lo odio.
En la erotomanía se cambia el objeto, se contradice quien habla, es el otro quien lo ama.
En el delirio de celos se contradice al sujeto, por lo cual no hace falta la proyección ya que queda el
sujeto fuera del yo.
En el delirio de grandeza se niega la frase completa entonces tampoco se cumple el mecanismo de
proyección. Entonces va a buscar el mecanismo en los tres tiempos de la represión.
Existen tres tipos de represión: la represión en general, la represión en la paranoia y en la esquizofrenia.
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Tiempos Represión R. GENERAL R. PARANOIA R.ESQUIZO


FRENIA

FIJACIÓN Estadío infantil que puede Narcisismo. Predisposición Autoerotismo


Precursora y condición de ser distinto dependiendo patológica. Determina el .
la represión. Es ese las estructuras. delirio de grandeza.
componente pulsional que
no recorre el desarrollo
libidinal normal y se
detiene en un momento
más de lo previsto. Es un
proceso PASIVO.

PP DICHA Se reprime una RI: se Hay una retracción libidinal


Proceso mudo pero divide el monto de afecto al Yo y esto es lo
ACTIVO. de su representación. El PATOLÓGICO. Es un
Es lo PATOLÓGICO. afecto toma distintas vías. momento mudo. Es el
desasimiento libidinal hacia
el narcisismo.

RETORNO REP. Síntoma. El delirio, que Freud lo


Lo ruidoso. interpreta como un intento
Está determinado por el de curación. El paranoico
punto de fijación. Es un reconstruye el mundo a
intento de curación, un partir de su delirio. Es
restablecimiento. ruidoso. En Schreber se ve
el delirio de persecución y
el delirio de grandeza que
demuestra que la líbido
retorna al yo y da cuenta de
la fijación al narcisismo.

En el caso de Schreber hay un momento 0 marcado por un lazo social con Flechsig. Luego hay una
primera regresión al punto de fijación caracterizada por una hipocondría que no llegaba a rozar el
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ámbito de lo suprasensible. Comienza a manifestar un delirio de persecución por parte de Flechsig que
corresponde a una segunda regresión.
Luego hay una tercera regresión que puede ser total o parcial que tiene que ver con el fin del mundo. Se
produce el delirio de grandeza. (mejor explicado en teórico 3).

TEÓRICO 4: ELABORACIÓN LACANIANA DE LA PSICOSIS. SINCRONÍA. VERWERFUNG DEL NdP.

Hay dos momentos fundamentales en su elaboración: una comprendida en el seminario III que lleva
como título la psicosis y el texto “ de una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”,
hay una cuestión previa a pensar un tratamiento posible de la psicosis, que se trate de definir la
estructura que va a marcar cómo operar. Ambos puntos de los años 50’ de Lacan. El otro momento va a
ser en los años 70’ cuando fundamentalmente va a utilizar otro paradigma clínico tomando en
consideración la obra del escritor Jones Joyce.
Lacan en los años 50’ termina de elaborar la distinción entre neurosis y psicosis. Ese trabajo que Lacan
hace en el seminario III se distingue una perspectiva sincrónica y otra diacrónica. La psicosis desde la
perspectiva sincrónica es todo aquello que la define como estructura subjetiva y desde la perspectiva
diacrónica entendemos que esa estructura puede sin embargo presentarse clínicamente de maneras
distintas en distintos momentos que deben ser distinguidos.

Sincronía.

Lacan va a tener que resolver varios problemas que quedaron de la elaboración freudiana. Freud llega a
establecer la distinción entre neurosis y psicosis, fundamentalmente a través de la problemática de la
transferencia. Freud al principio capta que la transferencia no funciona de la misma manera en la
psicosis.
En 1918 Freud escribe otro historial clínico de un caso conocido como el “El hombre de los lobos” donde
un niño tallando un árbol con una navaja tiene una alucinación de que se cortó el dedo, en el cual utiliza
el término Verwerfung en el sentido de un rechazo, de un no querer saber nada ni siquiera en el sentido
de la represión y que tiene un retorno distinto de aquello reprimido que lo hace a partir de las
formaciones del inconsiente, acá retorna como una alucinación, tiene otro estatuto.
La otra pista es un texto de 1925 de Freud que se llama “la negación”, que Lacan en los años 50’ le pide
a un filósofo llamado Hyppolite que haga una lectura y un comentario desde su posición. Según él, el
texto de Freud se trata de un primer mito del fuera y del dentro. Un mito de la constitución del aparato
psíquico. Lo que introduzco en mí, constituye el “dentro”, lo que expulsó, el “fuera”. Lo que queda
adentro, lo que se incluye, ha sido objeto de una Bejahung, de una afirmación primordial. En tanto que
el “quedar afuera” es efecto de una Ausstossung, de una expulsión primordial.
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En este texto Freud presenta el caso de un paciente que le dice que ha soñado. Cuando le pregunta por
la persona del sueño el sujeto responde “mi madre no es”. Freud concluye entonces que es su madre y
prescinde de la negación. Hay un uso de la negación que enmascara, desfigura, una afirmación. Es eso
en lo que se va a detener clínicamente Freud. Va a llegar a la idea de que la negación, por lo tanto, si
desfigura una afirmación, una verdad, es de algunas manera una forma más de retorno de lo reprimido.
Es decir que para poder negar algo primero tuvo que haber sido afirmado en el aparato psíquico. Y
entonces lo reprimido logra penetrar en la conciencia a condición de que se pueda negar.
Primero tiene que haber una afirmación primordial, una Bejahung, que constituye el aparato psíquico
como un sistema de inscripciones, todo lo que se inscribe (en términos de Freud serían las
representaciones). Sólo lo que fue afirmado primordialmente podrá luego ser negado. La negación en
este sentido freudiano es una forma de retorno de lo reprimido, desfigurad, que no supone entonces un
levantamiento de la represión, solo es un índice de su fracaso.
La negación puede ser situada entonces, si se toma por ejemplo los tres tiempos de la represión que
Freud distingue en el historial de Schreber, en el nivel del tercer tiempo, en el lugar del retorno de lo
reprimido: irrupción de lo reprimido pero no levantamiento de lo esencial de la represión.
Lo que no ha sido afirmado en la bejahung es expulsado, sigue el camino de la Ausstossung. Sólo lo
que ha seguido el camino de la bejahung, lo que ha sido afirmado, constituye el adentro; mientras que lo
que sigue el ausstossung, lo que no se ha inscripto, está afuera. Se trata de un adentro y afuera de un
sistema de inscripciones.
Con Lacan, este sistema de significación, va a ser pensado como los significantes que son admitidos,
que se inscriben en el aparato psíquico. Esto se encuentra dentro del orden de lo simbólico, una
distinción entre lo simbólico y lo real.
Sin embargo, algunos significantes pueden seguir el camino de la Verwerfung. Lacan nombra
Verwerfung a la expulsión primordial, ubicándola de esta manera en el lugar de la ausstossung como
contracara de la afirmación primordial, como contrapartida de la bejahung. De esta manera, siguiendo a
la verwerfung, el significante pasa a lo real y retorna desde allí. Mientras que el retorno de lo reprimido
freudiano retorna en lo simbólico.
Lacan toma el término verwerfung del historial del Hombre de los Lobos y lo va a oponer a esa bejahung
primordial, de modo tal que el aparato se constituirá por esa operación en la cual, por un lado se
inscriben determinados significantes que van a formar el mundo simbólico de un sujeto y, por el otro, se
excluyen otros hacia lo real.
Lo que cae bajo la acción de la represión, entonces, retorna y se expresa de modo perfectamente
articulado en los síntomas y en otros fenómenos. Que se exprese de modo articulado quiere decir que
no fue expulsado de lo simbólico sino que se articula en una cadena significante. Es decir, lo que se
inscribió en lo simbólico, lo que tomó el camino de la bejahung, pudo ser reprimido, pero como la
represión es una operación que se cumple en el campo de lo simbólico, podrá retornar en ese campo. El
retorno de lo reprimido entonces, no es para Lacan sino la insistencia misma de lo simbólico.
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En cambio, lo que cae bajo la acción de la verwerfung tiene un destino totalmente diferente, ya que se
trata de una expulsión, de una no admisión al registro simbólico y, por lo tanto, el retorno no se
producirá en lo simbólico. Para Lacan, aquello que es expulsado de lo simbólico va a retornar desde lo
real.
No es la verwerfung la que va a definir la estructura psicótica en sí misma sino la verwerfung de un
significante primordial que es el nombre del padre lo que definirá la estructura psicótica. Lacan utiliza el
término forclusión que toma de la gramática francesa como sinónimo de la verwerfung. No es la
forclusión lo que define la psicosis, sino la forclusión del significante nombre del padre, un significante
primordial, que tiene un efecto sobre el conjunto de los significantes y los efectos de significación que
produce ese conjunto. Es un elemento articulador del funcionamiento del conjunto de los significantes.
Los significantes que retornan en lo real aparecen totalmente extraños y ajenos en el sujeto. El retorno
en lo real, totalmente distinto al retorno de lo reprimido, puede ser a partir de las alucinaciones. Se
descubre que la alucinación psicótica es un problema del lenguaje, es algo que retorna con total
extrañeza, no es interpretable porque no está conectada en tanto que significante con otro, no está
enlazada con el resto de la cadena. Se trata entonces de un significante que retorna en lo real.
De Clerambault lo que describió como automatismo mental es el retorno del significante en lo real.
Según Laca, llegó a una análisis estructural porque lo que describió como automatismo mental se
asemeja a un análisis estructurante, como aquel fenómeno que se impone al sujeto, un eco del
pensamiento, sutil y repetitivo. Muestra ese retorno en lo real como significante solo. El intento de
significarlo es el delirio, formado por el intento de articularlo.

SEMINARIO 4: LA CARRETERA PRINCIPAL

Lo que produce el efecto bisagra entre la estabilización y el momento de la prepsicosis es lo que Lacan
ubica como la confrontación con el agujero forclusivo. Se trata de:
-En el caso de Katan, el encuentro con la sexualidad femenina.
-En el caso del amigo, el encuentro con la paternidad.
-En el caso Schreber, el punto donde él tiene la fantasía de duermevela donde se le ocurre qué
hermoso sería ser una mujer sometida al acoplamiento, punto donde el elemento de lo forclusivo en
Schreber tiene que ver con lo femenino. Lo que vive Schreber en ese sueño sería la sensación de lo
que sería ser él una mujer, el efecto de lo que Lacan va a ubicar como la transformación en mujer en
Schreber, que va a situarse en todos los pasos de su psicosis. El primer paso de su transformación
sería la fantasía de duermevela, que ocurre en el momento en el que lo nombran presidente de la
suprema corte y él está de pronto en una función mucho más alta de lo que estaba preparado para
ejercer. En ese punto, la función que se juega en la nominación como presidente es lo paterno, la
función paterna, último garante, último decididor en relación a todos los elementos que se ponen en
juego.
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Freud dice que los elementos que no se inscriben en el inconsciente son la sexualidad femenina, la
muerte y la procreación. Lacan a esto le dará el matema de significante del otro barrado (S A/), se trata
de los significantes que faltan en el otro. Cuando el sujeto, ya sea neurótico o psicótico, se encuentra
con alguno de estos significantes se produce el encuentro con lo que no está inscripto, la confrontación
con el agujero. La diferencia es que el neurótico tiene elementos para responder a estos significantes
que no están inscriptos, que son: el nombre del padre, el falo y el fantasma.
El psicótico frente a este agujero, este punto de confrontación, queda en un estado de perplejidad, punto
donde se encuentra con el agujero forclusivo como no inscripto, que inicia su prepsicosis. La prepsicosis
entonces tiene dos características: la perplejidad y los fenómenos de franja, que son, en De
Clerambault, el pequeño automatismo (anideico, asensorial y neutro).
En Schreber los fenómenos de franja se encuentran en el momento en el cual luego de la fantasía de
duermevela, empieza a escuchar ruidos en su habitación que lo preocupan y que no puede significar, se
trata de un S1 sin concatenación de significantes. La otra forma que toma estos fenómenos son unos
destellos de luz que, pese a tener un mínimo de sensorialidad, es un S1 solo. no cobra significación.
Tampoco le están dirigidos a él, sólo una extrañeza, que es característico de los fenómenos de franja.

Tiempo 0: Verwerfung.
Tiempo 1: estabilización previa (eje a-a’)
Tiempo bisagra: encuentro con el agujero.
Tiempo 2: prepsicosis con los fenómenos de franja y la perplejidad. Pequeño automatismo, S1 sin
cadena.
Tiempo bisagra: el otro toma la iniciativa, lo que establece el pasaje de la prepsicosis a la psicosis.
Lacan lo sitúa en dos formas: primero, el otro como cadena significante, el otro como tesoro de los
significantes. Lo que hasta el momento había ocurrido era una confrontación con el agujero. Que el otro
toma la iniciativa quiere decir que el S1 solo se combina con el S2 y arma cadena significante delirante o
alucinatoria. Primero la libido se deshace (S1 solo, pequeño automatismo, prepsicosis) de las personas
y cosas del mundo exterior. Que el otro toma la iniciativa quiere decir que la cadena significante se
rearma pero bajo el modo del delirio y la alucinación, que en De Clerambault era el gran automatismo,
cuando lo anideico se volvía ideico, lo asensorial se volvía sensorial y lo neutro se volvía a los afectos
de la psicosis.
Todo lo que viene del delirio y de la alucinación viene desde el campo del otro simbólico. El otro toma la
iniciativa también quiere decir que ciertos significantes para el sujeto se encarnan a nivel del Otro, a
nivel de la realidad, y ésta le dirige al sujeto una iniciativa. La realidad le hace cosas al sujeto. Quiere
decir que el sujeto encuentra en su realidad la construcción del delirio y de la alucinación, es algo que le
pasa en la realidad. No tiene el carácter impreciso que tiene para un neurótico su fantasía, sino que se
trata de una certeza que está en la realidad, es absoluto. La certeza es la respuesta anticipada a la
pregunta que produce la perplejidad que se produce frente al agujero. En schreber es la certeza de que
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se está transformando en mujer y Dios quiere que eso ocurra, todo su mundo se transforma en función
de esta mudanza en mujer. Se pone en juego la dimensión del delirio y de la alucinación, ambos con la
característica de una certeza y de algo que está en el campo de lo real que se produce a nivel de la
realidad, que le da el carácter de certeza. Las voces que escucha vienen de lo real y no de lo simbólico,
pero está en su realidad. El otro, como campo significante, le dirige ese mensaje al sujeto. Es decir, ese
elemento que aparece en la forma del delirio y de la alucinación siempre le concierne al sujeto, están
dirigidos a él. Esto puede tomar la forma de un delirio y ahí se ubican todos los tipos de delirio en la
psiquiatría: el de persecución, la erotomanía, el celotípico, el delirio de invasión, de influencia, etc. En
todos está la certeza y una reconstrucción del mundo, una reconstrucción de una cadena significante
que rearma un mundo a partir del delirio o la alucinación, todo el mundo, en la medida que eso le está
dirigido al sujeto, todo el mundo se arma en relación al delirio o la alucinación.
La iniciativa del otro produce la entrada en la psicosis, es la entrada a la constitución del delirio y la
alucinación.
Ante la presencia de lo real, de este significante en lo real que primero estaba solo (S1) como pequeño
automatismo, o encadenado bajo la forma del delirio o la alucinación. Ambos son significante en lo real
que inicia la cadena que va a producir el delirio o la alucinación.
Lo real es el registro de lo real, lo forcluido. En lo real, como viene en el campo del otro, el sujeto lo ve
como realidad. No se trata de la realidad, sino de la realidad construida por el delirio. No se trata de una
fantasía.
Lacan plantea que ante la presencia de lo real que se pone en juego a nivel del sujeto, el mismo no
dialectiza, la certeza es indialectizable, increbrantable y ante esto el sujeto sólo puede dar testimonio
como testigo pasivo de aquello que vive en su realidad y en su cuerpo, aquello que vive en su delirio y
alucinación, el sujeto sólo puede dar testimonio. No hay una dialéctica en el sentido de una pregunta en
relación al otro sino que se trata de un punto de certeza de que el otro le dirige algo al sujeto que lo
determina.

PRÁCTICO 5: EL MECANISMO PARANOICO

La mudanza en mujer en Schreber es el delirio primario y el papel redentor es el delirio secundario que
termina construyendo el delirio de grandeza. La mudanza en mujer es un tener que ser, es algo que se
le impone al sujeto. Es un Real que se le impone al sujeto y luego hay una construcción delirante a partir
de eso que se impone como certeza.
Hay un padre que empuja hacia la voluptuosidad y el goce.

TEÓRICO 5: ELABORACIÓN LACANIANA DE LA PSICOSIS II: DIACRONÍA. PND,


DESENCADENAMIENTO, ESTABILIZACIÓN.
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A partir de la perspectiva sincrónica definimos la psicosis como estructura subjetiva. Planteaba la


diferencia fundamental entre dos modos de retorno: el retorno de lo reprimido, característico de los
síntomas neuróticos y que se descifraba dentro del mismo sistema simbólico y que permitía que se
aplique a su interpretación lo mismo que Freud había descubierto para los sueños, los lapsus, etc. En
cambio la psicosis tiene otro tipo de retorno, producido por la verwerfung, que Lacan llama forclusión, de
un significante primordial que es el nombre del padre. Sin embargo, no es la forclusión lo que define a la
psicosis en sí misma sino en tanto esa forclusión incide en el significante primordial del nombre del
padre.
Para pensar qué es un significante en lo real, tomamos la idea del automatismo mental de De
Clerambault, como un modo de tratar de explorar los fenómenos más discretos de la psicosis, mucho
antes que el cuadro presente en delirios muy marcados y alucinaciones muy evidentes. Existe una
importancia en captar algo cuando está en sus formas incipientes. El automatismo mental era esta
sensación que tienen los sujetos cuando aparecen pensamientos que no le pertenecen, que se le
imponen como interferencias en el pensamiento y que se viven como una ajenidad de algo que
interviene solo. La sensación que tiene el sujeto es que algo funciona solo y que lo controla. Al principio,
era llamado como pequeño automatismo mental, es algo anideico, asensorial y neutro. Eso tiende luego,
dice Clerambault, a tematizarse cuando entra en una trama delirante.
La idea inicial de Clerambault era que el automatismo mental era la irrupción en el ámbito psíquico del
sujeto de un fenómeno que él atribuía a una causa lesional en el cerebro. El automatismo mental es
como una especie de cuerpo extraño en el sujeto, aunque sea sutil, y la parte sana del sujeto va a
tender a reaccionar frente a ese cuerpo extraño tratando de explicarlo. El sujeto, según su personalidad,
su cultura y su información, va a tratar de hacer una explicación de eso que irrumpe primero como un
cuerpo extraño. Cuando el sujeto empieza a tratar de explicar esto arma un delirio. Él le está dando dos
causalidades diferentes, porque el automatismo mental tendría una causalidad orgánica, mientras que el
delirio tendría una causalidad de tipo psicológica. El delirio como reacción de la personalidad sana con
una causalidad más de tipo psicológica y la otra sería una causa orgánica lesional. Lacan va a
cuestionar esta idea, va a decir que el delirio no es deducido, no se trata del efecto de la personalidad
sana, sino que el delirio también se hace por una serie de efectos de fenómenos elementales. Esto
quiere decir que el delirio no es tanto que el sujeto piensa, deduce y construye sino que hay algo que se
le va imponiendo al sujeto: es la misma fuerza constituyente que le viene de lo real y que se le impone.
Clérambault se acercó al final de su obra al hablar de un delirio que se va construyendo solo. Lacan da
un ejemplo botánico: una planta tiene algo de la misma estructura que se reproduce a escalas distintas.
Constituye un primer modelo a través del cual Lacan busca dar cuenta de una estructura. El modo en
que se imbrican e insertan las nervaduras de una hoja reproduce una estructura análoga a la de las
formas que componen la totalidad de la planta. Del mismo modo la composición del delirio y el
fenómeno elemental mostrarían estructuras análogas, se trata de la misma fuerza estructurante que le
viene de lo real y se le impone al sujeto. Es un modo de decir que a distintos niveles uno encontraría la
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misma estructura. El delirio tiene entonces una dimensión homóloga al fenómeno elemental. Entonces,
en este aspecto sólo el delirio alcanza una estabilidad cuando se produce lo que Lacan llama metáfora
delirante.

Diacronía.

La diacronía implica que la misma estructura puede adquirir presentaciones clínicas distintas.
En la vida de alguien hay momentos que marcan una discontinuidad, un antes y un después. Es decir
que Lacan va a insistir en que la psicosis tiene un momento de desencadenamiento, lo cual plantea la
pregunta de ¿qué era esa estructura antes de que se desencadene la psicosis? La idea de Lacan es
que la estructura pudo mantenerse compensada. Hay una compensación imaginaria del edipo ausente.
Quiere decir que el sujeto puede resolver de alguna manera aquello que no puede encarar desde la
perspectiva simbólica, pueda hacerlo a través de una identificación imaginaria. Las identificaciones
imaginarias implican que un sujeto que no tiene los elementos simbólicos para afrontar cierta situación,
la resuelve haciendo lo que hace otro. Lacan lo llama identificaciones puramente conformistas porque
no puede dar cuenta de lo que hace, no hay una elaboración del sujeto, hay un conformismo que
compensa la psicosis. De esta manera la psicosis puede estar compensada si no ocurre algo que vaya
al punto de la estructura donde está el problema. Sin que algo llame lo que no está.
La estructura era psicótica, hubo la forclusión del significante del nombre del padre, no había Edipo pero
hubo una compensación imaginaria que hizo “como si”.
Lacan va a comenzar a pensar qué tipo de situaciones pueden generar un desencadenamiento, que
puede tomar diferentes formas, pero estructuralmente es igual.
Lacan, en el seminario 3 con el caso Schreber, comienza a aproximarse al desencadenamiento. La
promoción de la exigencia nominal genera que el hombre esté a altura y reorganice su universo
simbólico. De alguna manera, ese lugar entre los hombres que hacen las leyes, hombres mayores que
él, el nombre y el título que recibe, lo convocan con algo el orden de ser padre, la autoridad y la ley. Ahí
se produce la catástrofe, se termina la compensación imaginaria.
Existe un primer momento que podría ser comparado con lo que Freud llamaba el momento mudo,
donde los síntomas y fenómenos son sutiles y discretos como la perplejidad, definida por Lacan como la
sensación de haber llegado al borde de un agujero, la confrontación con el agujero forclusivo, frente
algo que el sujeto no puede articular nada, pero no necesariamente eso genera fenómenos más
llamativos. Aparecen los fenómenos de franja, que son los fenómenos más asemánticos, se trata de
ruidos, destellos, murmullos, en un estado de inquietud. La sensación de que la realidad se está
transformando. Hasta allí todo tiene un valor más atemático, anideico.
El segundo momento Lacan lo ubica cuando el otro toma la iniciativa , un otro que le hace cosas y que
quiere algo del sujeto y le exige algo. En Schreber se ve esto tanto en el personaje de Flechsig como
luego en Dios. En Schreber luego se llega a una pacificación.
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El tercer momento implica la metáfora delirante donde se produciría una estabilización. La metáfora
delirante implica una dimensión simbólica (distinto de la compensación imaginaria) que reorganiza la
trama simbólica, no con el significante nombre del padre, pero sí con algunos significantes del delirio. La
metáfora delirante implica que eso se cierra sobre un punto pero que deja una marca en el sentido de
que a veces el sujeto puede seguir sosteniendo ideas delirantes pero que quedan acotadas, reducidas.
El delirio se hizo como una cicatriz, se estabiliza y se organiza. Es el Schreber final que escribe sus
memorias y por fuera de su delirio puede funcionar.
Lo que hace a lo real del retorno es que esa palabra, cargada de significación, aunque no se sepa cuál,
permanece “estancada, inerte en relación a toda dialéctica”. O sea, no entra en combinación con el
resto de los significantes, por lo cual adquiere una función fundamental en la reconstrucción del. la
trama subjetiva del psicótico: será el núcleo denso alrededor del cual podrá elaborarse el delirio que
posibilitará encontrar una estabilización entre significante y significación que Lacan llama metáfora
delirante.
Este es un primer modelo de Lacan que permite explicar la estructura diacrónica de la psicosis.
El delirio cambió pero en la posición de sujeto y donde encuentra una pacificación.
Lacan va a decir que hay coyunturas de desencadenamiento, como ciertas circunstancias que se
presentan en un momento dado inciden en la estructura.
Para que la psicosis se desencadene es necesario que el nombre del padre forcluido, es decir, sin haber
llegado nunca al igual que el Otro como tesoro de significantes, sea llamado allí en oposición simbólica
al sujeto. Para que el punto del agujero surja algo debe llamar a ese lugar. Es la falta del nombre del
padre en ese lugar la que por el agujero que abre en el significado, se produce ese desencadenamiento
que fragmenta lo simbólico. Empiezan a aparecer las partículas elementales, los automatismos
mentales. Hasta que se alcanza el nivel en el que el significante y significado se estabilizan en la
metáfora delirante.

SEMINARIO 5: FENÓMENOS DE CADENA ROTA

Cuando ella dice al vecino “vengo del fiambrero”, lo que le retorna a ella es una frase que le dice
“marrana”. En la psicosis por efecto de que a nivel del Otro lo que sostiene al Otro es el nombre del
padre, como éste no está en el sostén del otro,entonces el sujeto en la alucinación recibe ese mensaje,
en vez del lado del inconsciente, lo recibe del lado de la realidad, la realidad le habla. El sujeto en vez
de recibir por parte del otro en el sueño ese elemento, lo recibe por parte de su semejante, quien le dice
“marrana”, se lo dice en la realidad, ella escucha una voz cuando se cruza con el vecino que le dice
esto. A nivel del sujeto, la primera parte que dice que el sujeto recibe su propio mensaje en forma
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invertida, se trata del Yo el que le dice al otro vengo del fiambrero, pero en éste está todo su delirio.
Todo ocurre entre el Yo y el semejante, entre el a y el a’. Todo ocurre en la realidad, y no como aparece
en la neurosis como una fantasía. Esto ocurre como un fenómeno inconsciente.
Lo imaginario construye la realidad, supuestamente la relación con los otros está en la realidad, pero a
nivel de lo simbólico se juega el inconsciente en juego, entonces cualquier situación con el otro, en un
análisis si es que soy un neurótico, puedo analizar que se juega sintomáticamente en esta realidad. En
realidad percibo ciertas cosas pero a nivel del inconsciente pasan otras, a nivel de la neurosis. En la
alucinación se produce entre el yo y el semejante algo que ocurre en la realidad porque falta el elemento
del otro que está sostenido por el nombre de padre, entonces todo lo que en la neurosis aparecería
como una escena inconsciente, en la psicosis ocurre en la realidad y Lacan lo llama a esto el
inconsciente a cielo abierto en la psicosis,es decir que el inconsciente ocurre en la realidad. El delirio y
la alucinación con lo que un neurótico podría fantasear pero en la psicosis es lo que ocurre en la
realidad, dicho por el semejante. Entonces ella le dijo vengo del fiambrero y el le dijo marrana
En la psicosis la alucinación ocurre en la realidad pero viene del significante en lo real y ahí está
distinguido lo real de la realidad. Esa palabra dicha por el vecino (“marrana”) tiene un efecto de certeza
que la ubica en lugar reivindicativo que la lleva a hacer una denuncia, pelearse a los gritos, etc.
Lacan ubica lo que se llama la estructura de alusión de la alucinación a partir de un elemento tomado de
la lingüística, del autor Roman Jakobson que habla del término llamado shifter, que son los elementos
de cualquier frase que designan el emisor, el destinatario del mensaje, el tiempo, el lugar. Son los
elementos que localizan la frase. En las frases alucivas del lenguaje se sustraen los shifter, sacalas
designación de lugar, tiempo, persona, destinatario. Se trata de una alusión que se usa principalmente
en política, en el humor, en los chistes, en las acusaciones. La alusión de “vengo del fiambrero” y
“marrana” tiene la característica justamente de ser frases a las que le faltan los shifters. La primera
“vengo del fiambrero” tiene un shifter que es el yo, pero nada más. La siguiente no tiene ninguno. Lacan
dice, toda alucinación tiene estructura de alusión, es decir, le faltan los shifter y esto implica que el
significante en lo real está cortado del S2, la cadena del significante está rota, es una frase aislada. El
efecto de cadena rota es una frase sin shifters, una frase alusiva. Tanto “marrana” como “carroña” son
elementos de la paranoia, lo que se llama la injuria de la paranoia que le dicen quien es, lo está
petrificando en que se es eso. La persona paranoica queda completamente tomada por ese insulto,
aparece una certeza.
Fenómenos de cadena rota se trata del peso que genera el S1 solo, que no hace cadena significante. El
peso que hace se debe al efecto de la forclusión, que produce el S1 solo.
En la compensación imaginaria del edipo ausente hacía que la psicosis no se desencadenara. En la
prepsicosis encontramos primero el agujero forclusivo que produce la perplejidad y los fenómenos de
franja que ya son una primera forma del S1 solo que es el pequeño automatismo. La primera forma en
la que se presenta el S1 es en el fenómeno de franja. La segunda forma son todos los fenómenos de
cadena rota que estarán presentes en todos los fenómenos de cadena rota que estarán presentes tanto
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en la alucinación como en el delirio. Pero el S1 solo acá tiene la forma de un peso para el sujeto, el peso
de la cadena rota tiene un peso alucinatorio o en el delirio, distinto al peso que generan los fenómenos
de franja.
Lacan distingue los fenómenos de cadena rota, fenómenos de código y fenómenos de mensaje. El
nombre del padre en un sujeto es la ley y la ley da el código, es decir, como se comporta la cadena
significante. El código determina como es la relación entre el S1 y el S2. En la psicosis, en la medida en
que no hay nombre del padre, se producen dos tipos de fenómenos: los de código y los de mensaje.
Los fenómenos de código articulan en el sujeto cómo deben combinarse las cadenas de significantes.
En Schreber la forma que toma el fenómeno de código es lo que él llama la lengua fundamental que es
un alemán a lo antiguo que enseña como se habla en los reinos de atrás y de delante de Dios, como se
habla en el lenguaje de las almas. En la lengua fundamental hay una serie de palabras en Schreber que
tienen un peso importante que son la adjunción de nervios, el asesinato de almas o el almicidio, y toda
una serie de términos que las voces le explican a Schreber como funciona la psicosis. El fenómeno de
código le explica cómo es el nuevo funcionamiento cada vez que la psicosis está desencadenada. En
los fenómenos de código entonces hay una cadena significante nueva que la cadena significante está
armada en la psicosis.
Los fenómenos de mensaje explican el S1 solo, donde aparecen los mensajes, como por ejemplo
“marrana”. Una forma que toma el mensaje es la frase interrumpida. En Schreber esas frases
interrumpidas sólo dan el shifter, por ejemplo él escucha sólo “ahora voy a…” entonces él tiene que
responder a esa frase.
El mensaje es el S1 solo, el código es la cadena significante armada.
Todo esto, los fenómenos de código, los de mensaje, la estructura de alusión, construye al delirio y a la
alucinación y corresponde al tiempo tres de la psicosis florida.

PRÁCTICO 6: PSICOSIS Y SEGUNDA TÓPICA.

La separación entre neurosis y psicosis es a partir de Freud porque cuando diferencia psiconeurosis de
transferencia y las narcisistas él las ubica como psicosis, donde la líbido se retrae al yo. Hay una
retracción libidinal que implicaba un punto G, un momento patológico. La realidad funciona como una
cuarta instancia además del Yo, el Ello y el Superyó. La diferencia genética más importante entre
neurosis y psicosis es que en la neurosis hay un conflicto entre el Yo y su Ello en tanto que la psicosis
es el desenlace análogo de una similar perturbación en los vínculos entre el yo y el mundo exterior.
En la neurosis el conflicto entonces es entre el Yo y el Ello, que obedece al superyó y al mundo exterior.
El efecto patógeno es como el yo trata de amoldarse al mundo exterior y sujetarse al ello. El neurótico
es en parte avasallado por las pulsiones del Ello pero trata de sujetarlas acomodarse al mundo exterior.
En cambio el conflicto en la psicosis entre el Yo y el Mundo exterior en donde el efecto patógeno es el
avasallamiento del Ello que arranca de la realidad al sujeto.
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Lo que plantea como una etiología común, tanto para la neurosis como para la psicosis, es la
frustración, como sinónimo de la causa del estallido, donde plantea que se trata del no cumplimiento de
aquellos deseos de la infancia. Ese desenlace entre la psicosis y la neurosis va a depender de las
constelaciones económicas, las magnitudes del ideal que tiene y que hay aspiraciones contrarias de
lucha recíproca y que el yo como instancia psíquica tiene la facultad de evitar su ruptura. Para el Yo
poder evitar la ruptura debería deformarse o poniendo en jaque su unicidad. Eventualmente puede
llegar a segmentarse y partirse.
La defensa en la neurosis es a través de la represión y como consecuencia las formaciones del
inconsciente sustitutivas que son el lapsus, la angustia, el síntoma. Este último es el resultado de un
compromiso y tiende a repetirse en el tiempo.
En la psicosis va a hablar de la confusión alucinatoria, en su extremo se ve cómo el mundo exterior no
es percibido y carece de toda eficacia. Habla de esos objetos que están en otro mundo El yo crea un
mundo nuevo porque hay algo de ese mundo exterior que le es insoportable entonces hace una ruptura
total que la caracteriza como si fuese una ensoñación, lo relaciona con el sueño.
Habla sobre la apatía afectiva en la esquizofrenia como toda conexión con el mundo exterior. Con
respecto al delirio, sostiene que es un intento de curación, como un parche colocado en el lugar donde
originariamente se produce esa desgarradura, un parche entre el yo y el mundo exterior.
Freud dice que hay pérdida de la realidad en psicosis y en la neurosis. En la neurosis hay un primer
momento donde el yo reprime lo pulsional, represión que se logra muchas veces dentro del marco de la
salud pero que tiene un costo psíquico al servicio de la realidad, se trata de un aflojamiento del nexo con
la realidad que lleva a una pérdida de la realidad en un segundo momento, donde Freud ubica lo
patológico de la neurosis.
En cambio en la psicosis se arranca al yo de la realidad. Se restablece el vínculo de la realidad a
expensas del Ello. Hay algo de esa realidad que trata de ser compensada. No limita al ello, no reprime lo
pulsional, sino que hay una creación de una nueva realidad. Lo patológico está en un primer momento,
en el arranque. En un segundo momento, la creación de la realidad nueva tiene un fin de reparación y
reconstrucción y desmiente la realidad anterior. Esa nueva realidad puede ser a través del delirio y de la
alucinación. El delirio cumple el papel de sustituír la realidad. En cambio en la neurosis se evita al modo
de una huída no de la realidad en su totalidad, sino un fragmento. No la desmiente pero no quiere saber
nada de ella, donde toma mucha importancia el mundo de la fantasía que tiene la característica de lo
inconsciente y que sostiene algo que le da una solución al sujeto.

TEÓRICO 6: ELABORACIÓN LACANIANA DE LA PSICOSIS III: CONSECUENCIAS CLÍNICAS DE LA


FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE.

Uno va a encontrar en la escucha del paciente una coyuntura dramática que implica ciertos
posicionamientos de algunos personajes. Son situaciones que tienen que implicar un llamado al nombre
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del padre forcluido y que ese llamado se produce en oposición simbólica al sujeto, en una posición
tercera que remite a la dupla imaginaria, especular, que servía como composición imaginaria del edipo
ausente. Dentro de esta lógica, tiene que aparecer algún elemento que quiebre ese apoyo del sujeto, el
desencadenamiento nos va a marcar algo que provoca una ruptura en el punto donde el sujeto se
sostiene en el apoyo que encuentra en una pareja imaginaria, una pareja especular. Por lo tanto, el
llamado se tiene que producir ahí en ese lugar del otro donde el significante nombre del padre no ha
llegado, ha sido forcluido. Ese significante que no llegó nunca al lugar del otro tiene que ser llamado allí
en oposición simbólica al sujeto. Es el llamado el que hace surgir el punto de agujero. Algo que pudo
estar compensado siempre y cuando no haya sido llamado a ese punto, en tercera posición. No
necesariamente esto tiene que ser una gran catástrofe que le ocurra al sujeto, pueden ser pequeños
detalles que impacten en ese punto.
Cuando no hay nombre del padre en lo simbólico, el problema es que puede aparecer un padre en lo
real llamando a ese punto. La expresión “un padre” en su traducción francesa es homofónica con
“impar”, lo cual alude a que se ubica en posición tercera frente a la dupla imaginaria porque tiene que
incidir en relación a este par imaginario en posición tercera. Si ese llamado cae en ese punto en tercera
posición, todo se desbarranca, esa es la coyuntura dramática.
La elaboración de Lacan de los años 50’ propone pensar las consecuencias clínicas de la forclusión del
nombre del padre, que no es algo observable de manera directa sino por sus consecuencias. Es más
bien una hipótesis psicopatológica que nos permite dar una coherencia a toda una serie de fenómenos
que presenta la clínica de la psicosis y que es importante que pueda ser reconocida en sus distintas
formas, entendiendo que la misma estructura puede tener presentaciones clínicas distintas según el
momento en el que uno toma contacto con el paciente. Y que tampoco es una diacronía con una
evolución inexorable sino que puede permanecer en uno de esos puntos, o lograr una estabilización que
también puede perderse.
Entonces, las consecuencias clínicas son deducidas como algo opuesto a lo dicho sobre la metáfora
paterna, en la cual el nombre del padre en tanto falo simbólico, implicaba:
-Un cierto orden en el plano simbólico, que permite la estructura significante en su punto de articulación,
donde el nombre del padre operaba como ley para el conjunto de significantes, como carretera principal.
-Implicaba algo del plano de la significación. La significación orientada por esa carretera principal,
llamada significación fálica, que significaba la falta, la castración, y habilita a sustituciones e
inscripciones posibles de objeto
-Las consecuencias a nivel del deseo, que a partir de los efectos del lenguaje, permitía la extracción del
objeto A. Permitía que se constituya el deseo.
-Implicaba una relación al goce, introduciendo un límite y una regulación necesaria para que pueda
funcionar el deseo, y también hay una localización.

Por el contrario, la forclusión (P°) del nombre del padre, implica:


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-A nivel del significante, el nombre del padre que permitía el retorno en lo simbólico, en este caso con el
NP forcluido, presentaba el significante en lo real, donde no es escrito como una cadena significante, no
se dialectiza, sino como un S1 o una serie de S1 que no hacen cadena. Lacan lo ve en el automatismo
mental como paradigma o en los fenómenos elementales, trastornos en el lenguaje en general, es decir,
neologismos. Los neologismos no solo son palabras que no existen (neologismos por su forma) sino
también por su uso, que quiere decir que una palabra común en el lenguaje del sujeto toma un uso
particular. La palabra misma pesa. Eso quiere decir que es un término que no se dialectiza y que
también es una significación de significación porque significa que significa algo y eso es personal, es
una autoreferencia. Esa significación le apunta al sujeto, y eso genera también un peso. Hay una
intuición delirante que es una certeza. No se trata de un pensamiento deductivo sino se trata de algo
que se le impone. No pasa por la verosimilitud o no, sino por la posición del sujeto con lo que dice,
donde se ve la certeza y las significaciones que no se desplazan.
Hay una ausencia de significación fálica, hay una falta de dialectización que implica la significación fálica
y que permite investir toda una serie de objetos que los torna deseables, que le dan lo que Lacan llama
un brillo fálico para el deseo. Entonces, si los objetos no cobran este valor fálico en relación a la falta
significada falicamente como castración, se puede ver que el deseo se empobrece, que implica una
retracción libidinal, que Freud ubica como un momento mudo, un sepultamiento del mundo en Schreber.
Sin embargo, el intento de restablecimiento es un modo de sostener algo del deseo en la psicosis que
en Freud sería tratar de reconducir la líbido a los objetos.
La metáfora delirante en Schreber, el momento de la solución de Schreber, la estabilización, la solución
para el deseo, una solución asintótica que le permite funcionar de determinada manera.
Lo que en Freud aparecía como esa retracción de la libido, puede ser pensado en Lacan como la no
extracción del objeto A. En la psicosis, por lo tanto, el objeto A se torna presente de manera abrumadora
del sujeto, perturbando la constitución del campo de la realidad.
La clínica de la psicosis le permite a Lacan agregar el comercio de dos objetos a los dos que había
destacado Freud, fundamentalmente a partir de la clínica de la nuerosis, que ubica dos objetos muy
claros que son el objeto oral y en anal. Pero hay dos objetos fundamentales que la clínica de la psicosis
revela, se trata de la voz y la mirada.
El sujeto vivencia todo esto como un exceso que puede ser desesperante y que lo lleva a que pueda
extraerse el objeto de su cuerpo o del cuerpo del otro, caso de las automutilaciones o pasajes al acto,
porque lo habita un exceso insoportable. Por lo tanto, el goce es sin límite, el sujeto lo vive como algo
que lo desborda, que lo mortifica, que no regula y que no puede localizar, para nada placentero y
agradable. Esto es lo que experimenta Schreber en esa excitación en el cuerpo como una feminización
de la lógica de un hombre que comienza a sentir un goce que no está localizado, orientado fálicamente.
Ese goce deslocalizado en Schreber es la voluptuosidad que él lo vive como una feminización forzada y
luego aceptada bajo ciertas condiciones que son ser LA mujer de dios según el orden cósmico.
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En este punto, la metáfora delirante opera como pacificadora, limitadora del goce. El sujeto encuentra
algo que funciona como solución asintótica. El sujeto sin el nombre del padre logra un cierto orden.
Queda un delirio cicatrizal.
Esto es lo que propone Lacan de los años 50’.

SEMINARIO 6: LA COYUNTURA DRAMÁTICA.

En cierto momento de la vida del sujeto psicótico se produce aquello que llama al nombre del padre y
responde a un agujero. Ese agujero a su vez puede producir el efecto de agujero a nivel de la
significación fálica. Es decir, son dos los agujeros a los que se llama en el nombre del padre: primero al
nombre del padre como significante de la ley y luego se llama al significante del deseo y entonces en
este punto del llamado no se responde a ninguno de estos dos. A estos dos agujeros Lacan los
describe como P°(sub0) y φ°(sub0). Ambos son los dos agujeros que se encuentran en este llamado. Es
decir que a nivel de lo simbólico el sujeto en la psicosis no cuenta ni con el nombre del padre ni con el
falo y se produce entonces, en el momento del llamado del nombre del padre, se produce el encuentro
con esos agujeros. Este es el punto del encuentro con el agujero de la prepsicosis por efecto del
llamado al nombre del padre. En la prepsicosis se produce el encuentro con el encuentro que producía
el efecto de la perplejidad, además del momento donde aparecía por primera vez la dimensión del
significante en lo real solo en los fenómenos de franja bajo la forma de lo AAN (S1).
Lacan plantea que la estructura psicótica que la separa de la neurótica se funda en ese accidente de la
inscripción del nombre del padre, en ese sentido Lacan se diferencia de Freud en el sentido de que éste
ubicaba la diferencia entre neurosis y psicosis no a partir de un mecanismo sino en relación a los puntos
de fijación que determinan una predisposición patológica. Si el punto de fijación se encontraba en
alguna de las etapas anteriores a la elección de objeto, para Freud se trataba de una predisposición
patológica para la neurosis. Si el punto de fijación es en el autoerotismo o en narcisismo se produce el
punto de fijación, la predisposición patológica para la psicosis. Para Freud la diferencia está en los
puntos de fijación.
Lacan los va a diferenciar según el mecanismo de la forclusión o la represión. Diferencia neurosis de
psicosis según el mecanismo y no el punto de fijación. En vez de ocurrir la Bejahung y la represión
primaria, se produce la Verwerfung.
El sujeto se mantiene compensado según una compensación imaginaria ubicada en el eje a-a’. Hay una
compensación entre el Yo y el Yo Ideal (por ejemplo el adolescente de Catan) con del Yo ideal hacia el
yo (la mujer de Schreber que le significa un guión como hombre), o el Yo con el Ideal del Yo en un
término más simbólico (identificación con la patria, a Dios, a Jesús). Es decir, la compensación
imaginaria del edipo ausente. El edipo ausente se debe a que no hay un nombre del padre que borre al
deseo de la madre en un segundo tiempo ni tampoco una solución por vía del falo en un tercer tiempo.
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Por eso el sujeto se compensa imaginariamente en términos del Yo y del Semejante porque justamente
no cuenta con los tiempos del edipo.
Entonces, en un momento de la vida del sujeto, se produce el llamado al nombre del padre, momento
que Lacan sitúa como coyuntura dramática, término tomado de la literatura que tiene que ver con el
momento donde en una narración estalla el conflicto y como se resuelve ese conflicto. Lo que
funcionaba como compensación imaginaria ya no puede sostenerse más. El lugar de ese momento del
conflicto, es el punto donde se rompe la relación especular entre el a-a’, esta es la coyuntura dramática.
Se trata de un momento bisagra entre la compensación y la prepsicosis y psicosis, donde la cadena
significante del sujeto y todas las significaciones imaginarias, por efecto de la confrontación frente a un
agujero se produce la cascada de retoques de significantes, es decir, se corta la relación de los
significantes entre sí. Se produce lo que llama Lacan, el desastre creciente de lo imaginario, lo que era
la realidad simbólica e imaginaria en la que vivía el sujeto se va desarmando, lo que Freud ubicaba
como el retiro de la líbido de las personas y cosas del mundo exterior, hasta que se alcance el nivel en
que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante que produce una nueva cadena
significante.En una relación que tiene por base la pareja imaginaria a-a’, aparece un tercer. Ese tercero
en la neurosis sería el tercero simbólico, el tercero nombre del padre, lo que establece la relación
mediada en el eje imaginario por la terceridad simbólica. Pero en la psicosis no hay nombre del padre,
entonces en algun momento dentro de la dualidad imaginaria aparece un elemento como tercero que en
vez de ser simbólico, es real, y ese elemento es “un padre”. La traducción en frances de “un padre”
sonaría como “impar”. Se trata de un modo de llamar a la terceridad impar, al elemento de algo que
aparece como tercero en la relación imaginaria. La relación imaginaria que era armónica hasta ese
momento, cuando aparece la coyuntura dramática se vuelve impar, algo que rompe esa estabilidad y
que significa el inicio del desencadenamiento de la psicosis. Un padre es una terceridad real, un
elemento real que no puede ser recubierto simbólicamente y que está referido a uno de los tres
significantes que no se inscriben en el inconsciente que son la muerte, la sexualidad femenina y la
procreación. Estos tres últimos Lacan los sitúa como el significante que falta en el otro. Entonces, lo que
funciona del lado de un padre, el elemento real que se pone en juego en relación al eje a-a’, es algun
elemento que provenga de los significantes que faltan en el otro. El sujeto entonces se encuentra con el
significante que falta en el otro y ante eso se produce el llamado al nombre del padre. Cuando el sujeto
se encuentra con estos significantes, si fuese un neurótico, llamaría con el nombre del padre que
responde a nivel de la significación imaginaria con el significante fálico. Cuando no lo tiene se produce el
llamado al un padre en la terceridad simbólica, un elemento en lo real que se presenta como un real que
no se puede recubrir simbólicamente, lo que produce el desencadenamiento. Es decir que entre la
compensación imaginaria donde había un a-a’, se produce una terceridad que rompe con esta
compensación imaginaria y el sujeto entra en la prepsicosis.
Se debe buscar qué fue lo que rompió la compensación imaginaria para poder armarlo, volver a producir
un anudamiento.
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Lacan ubica tres dimensiones de la causalidad de este accidente forclusivo, ¿por qué se produce la
forclusión?
Por un lado se tiene la pata de la madre, la pata del padre y la pata del niño. Ese accidente, la no
inscripción del nombre del padre, se puede producir en cualquiera de los tres elementos.
Platea que por un lado está la transmisión a nivel del deseo de la madre del nombre del padre, es decir,
qué relación tiene la madre a la ley. Se produce el accidente por vía de una relación particular de la
madre con la ley, no transmite al niño la ley sinio que se sitúa más allá de esta.
Del lado del padre puede ocurrir que éste sea la ley, se identifique con la ley. Por ejemplo, el padre de
Schreber es la ley. No se trata de una ley fallada sino absoluta. También puede ocurrir que no la
transmita, salga del lugar de autoridad.
Por último, el niño puede no concertir a la inscripción de la ley, no toma a la ley del padre como
semblante, rechaza a la ley en un tiempo inicial, de surgimiento del sujeto.Hasta que se alcanza el nivel
en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante y se produce una nueva cadena
significante.
En una relación que tiene por base la pareja imaginaria a-a’ en la compensación imaginaria aparece un
tercero. Ese tercero en la neurosis sería el tercero simbólico, el nombre del padre, lo que establece la
relación mediada en el eje imaginario por la terceridad simbólica. En la psicosis por el contrario, dentro
de la dualidad imaginaria que la compensa, aparece un elemento como tercero que en vez de ser
simbólico es real y ese elemento es el “un padre”. Este “un padre” traducido al francés suena como
“impar”. El “un padre” es un modo de llamar a la terceridad impar, al elemento de algo que aparece
como tercero en la relación imaginaria. Esa relación imaginaria que era armónica hasta ese momento,
aparece una coyuntura dramática, algo que lo vuelve impar y rompe esa estabilidad. Esto significa el
comienzo de la psicosis. Un padre es un elemento de lo real que no puede ser recubierto
simbólicamente. Ese elemento real está referido a alguno de los tres significantes que no se inscriben
en el inconsciente, que son la muerta, la sexualidad femenina y la procreación y los tres se sitúan en
Lacan como el significante que falta en el otro, y ante eso se produce el llamado al nombre del padre. Si
el sujeto fuera un neurótico, frente a este encuentro, llamaría al nombre del padre y respondería con el
significante fálico a nivel de la significación imaginaria. Cuando no lo tiene se produce el llamado a “un
padre” y el sujeto entra en la prepsicosis.
Lacan indica tres dimensiones de la causalidad de este accidente forclusivo. ¿Por qué se produce la
forclusión?
Por un lado, está la transmisión a nivel del deseo de la madre del nombre del padre, es decir, qué
relación tiene la madre con la ley. La madre no transmite la ley, se sitúa más allá de la ley.
Del lado del padre puede producirse que o bien se identifique con la ley, sea la ley (el padre de
Schreber ES la ley), un padre absoluto; o bien también no transmite la ley, no se ubica en un papel de
representante de la ley.
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Por último, puede ocurrir porque el niño con conciencia a la inscripción de la ley, no toma a la ley del
padre como semblante. Rechaza la ley en un tiempo inicial, de surgimiento del sujeto.

TEÓRICO 7: NUDOS DE LAS PSICOSIS.

Este tema se refiere a la nueva perspectiva que Lacan abre de la psicosis en los años 70’ con el uso de
la formalización de la teoría de los nudos. Ésta forma parte de la disciplina matemática en el sentido de
la formalización, de poder dar cuenta de una estructura precisable, formalizable, para pensar la
estructura clínica. La teoría de nudos permite formalizar en principio relaciones entre los tres registros y
los va a pensar como relaciones. Lacan se interesa por un objeto matemático en particular que se
conoce como nudo o cadena borromea. Ese dibujo de ese nudo formaba parte de un escudo de una
familia que representaba la unión de las distintas ramas de la familia. Se trata de un diseño, el dibujo de
un nudo que representaba la unión de las distintas ramas de una familia, simbólo que la representaba.
La topología que hace Lacan, es sobre la manipulación de las cuerdas. Un nudo borromeo se produce
siguiendo un patrón. La propiedad que tiene es que si se corta cualquiera de las cuerdas se deshace
todo. Lo que no debe ocurrir nunca es que una cuerda pase directamente por el agujero de la otra, eso
hace que el nudo borromeo no sea tal, se trataría entonces de un lapsus del anudamiento. Se trata de
una escritura matemática y su importancia es cómo se escribe el cruce de las cuerdas. Este nudo se lee
en sus puntos de cruce. Las tres cuerdas corresponderían a lo real-simbólico-imaginario.
Como primera idea, en esta reformulación de los años 70’, lo simbólico no tiene una primacía sobre el
otro y muestra que los tres tienen que estar articulados según una lógica precisa.
Movido por esta nueva formalización en los años 70’ luego del seminario XXII de Lacan (RSI).
En el seminario XXIII Lacan introduce a Joyce, escritor contemporaneo de Freud. Joyce escribe un libro
de cuentos “Dublinenses”, luego escribe y publica una novela que se llama “Retrato de un artista
adolescente”, que narra bajo la forma de un personaje llamado Esteban, su adolescencia, una
ficcionalización de cómo el llega a la idea, no de que es un artista, sino que es ÉL artista. Su hija Lucía
desencadena una esquizofrenia, sufría problemas en la visión y era pobre. Su última obra que le llevó
siete años se trata de un libro que no era para leer en el sentido convencional, es algo ne sí mismo”.
Hay una trama del lenguaje muy extraña que muestra una relación muy particular con el lenguaje y que
se transformó en objeto de estudio.
Lo que le interesa a Lacan es ubicar qué relación tenía Joyce con el lenguaje y qué relació tiene con el
cuerpo, ya que en el retrato del artista adolescente Lacan se va a detener en la narración de un episodio
La topología que hace Lacan es sobre la manipulación de las cuerdas. El nudo borromeo se produce
siguiendo un patrón, si se corta cualquiera de las cuerdas se deshace toda la cadena. Lo que no debe
ocurrir nunca es que una cuerda pase directamente por el agujero de la otra, porque sino ocurriría lo
que Lacan llama lapsus del anudamiento. El nudo borromeo se trata de una escritura matemática y su
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importancia es cómo se escribe el cruce de las cuerdas, por donde se lo lee. Estas tres cuerdas
corresponden a los tres registros.
En esta reformulación de los tres registros, a diferencia de los inicios de Lacan en los años 50’. no hay
primacía de un registro sobre el otro sino que los tres tienen que estar articulados según una lógica
precisa que se escribe en los cruces de las cuerdas. Lacan dedica su seminario XXIII al escritor James
Joyce, que escribe “El retrato del artista adolescente” que narra bajo la forma de un personaje llamado
Esteban, la adolescencia del autor, es una ficcionalización de cómo él llega a la idea de que es Él
artista. Joyce va a ser el artista que genere es espíritu de su raza irlandesa. La historia de Joyce cambia
cuando presenta el libro “Ulises” que le costó siete años escribirlo y que transcurre en un día. El
contexto problemático de Joyce giraba en torno a la esquizofrenia de su hija, la pérdida de la visión y las
penurias de la pobreza. Escribe otro texto que le llevó diecisiete años hacerlo y que transcurre en una
noche. Su lectura es casi imposible de leer a nivel convencional, se trata de un síntoma para la
literatura, se trata de un montaje de palabras.
Lo que le interesa a Lacan es primero ubicar qué relación tenía Joyce con el lenguaje ya que su última
obra se trata de un trabajo infernal para no poder ser interpretado. No se trata sobre un libro sobre algo,
sino que es algo sobre sí mismo. No hay un delirio, no hay una historia sino una trama del lenguaje muy
extraña que muestra una relación con el sujeto. Sin embargo, logra un reconocimiento y un vínculo con
el otro a través del lugar que ocupa. Esa obra se transformó en un objeto de estudio universal.
Lo otro que busca Lacan es interpretar qué relación tiene con el cuerpo, ya que en el retrato del artista
adolescente se va a detener en la narración de un episodio en el que sufre una golpiza en el colegio
después de la cual sintió que algo del cuerpo se le desprendía.
Lacan va a abordar la hipótesis de que en Joyce hubo un lapsus del anudamiento que implica una
interpenetración entre dos registros: lo real y lo simbólico. El registro de lo imaginario, que para Lacan
tiene que ver con el cuerpo, quedaría sin que nada lo sujete, por lo tanto tendería a desprenderse, lo
que marcaría que habría un problema con la unidad del cuerpo.
A partir de las epifanías que escribía en una libreta, Lacan interpreta que se trata de algo de lo simbólico
que le viene de lo real y se le impone, pero que le encuentra un tratamiento en escribirlas y de alguna
manera transformarlas en su literatura. Él no lo toma como algo que lo afecta sino que logra tramitarlo.
Finalmente Lacan va a comparar a Joyce con su hija que sufría de esquizofrenia y se trataba con Jung.
Éste dice que los dos se meten en el agua, él nada y ella se ahoga. Ambos tenían ciertos fenómenos
en común, pero Joyce va a saber hacer con eso, un autotratamiento del lenguaje que se le impone,
cosa que la hija no. Joyce hará una elaboración a través de su arte y evita un desencadenamiento
franco de una psicosis, sino que hay fenómenos sutiles, una relación con el lenguaje, problemas con el
cuerpo, pero hay una solución del sujeto a través de su elaboración artística que va a lograr reparar el
lapsus del anudamiento a partir de su ego para evitar que lo imaginario se suelte. No se trata de un
nudo borromeo, sino que hay una reparación del lapsus pero que tampoco borra el problema. Freud
habla de otro tipo de reparación a partir del delirio. Acá el lapsus del anudamiento siga estando pero la
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solución logra que los tres registros se mantengan anudados. Joyce tenía las condiciones estructurales
que lo podían haber llevado a una esquizofrenia franca, pero encontró a través de su arte una solución.
La teoría de psicosis y nudos abre una nueva perspectiva para pensar la problemática de la psicosis.
Puede haber distintos tipos de lapsus del anudamiento, distintos tipos de reparaciones. Lacan denomina
sinthome a esa función de anudamiento. El sinthome en Joyce se llama ego, porque efectivamente
Joyce a través de su obra se hace un nombre al inscribirlo en la historia de la literatura. El nombre
propio para Joyce ocupa el lugar del nombre del padre.
Los nudos permiten pensar distintos tipos de reparación, de soluciones sinthomáticas que impiden el
desencadenamiento. De esta manera se pueden reconocer estructuras psicóticas que no tienen un
franco desarrollo.

SEMINARIO 7: MANÍA Y MELANCOLÍA.

La psicosis maníaco depresiva tiene características diferenciales a la esquizofrenia y a la paranoia. En


la psicosis maníaco depresiva también se produce la forclusión, también el retorno de lo forcluido,
también están en juego los fenómenos elementales, pero la manifestación más común no es la
alucinación y el delirio, si no que tienen el afecto melancólico o maníaco. El fenómeno elemental propio
de la psicosis maníaco depresiva es el afecto, el punto donde el sujeto tiene o bien un estado
melancólico absoluto o bien tiene una alegría y un estado exaltado que no lo puede detener nada.
En la etapa de la psicosis propiamente dicha encontramos los fenómenos de lenguaje, alucinaciones y
delirios como fenómenos elementales de la psicosis. Estos tres fenómenos no tienen la misma forma en
la psicosis maníaco depresiva, si no que tiene el afecto o bien deprimido o bien exaltado.

DUELO Y MELANCOLÍA - FREUD

Freud ubica tres características: duelo, duelo patológico (un duelo que no cesa) y melancolía.
El duelo tiene cuatro características: el talante dolido (estado doloroso, tristeza), una cancelación por
interés del mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar y la pérdida de la capacidad de trabajar o
de dar productividad. El quinto elemento que no está en el duelo, pero sí en la melancolía es una rebaja
en el sentimiento de sí (pérdida del autoestima, que puede llegar al extremo de autoreproches) y sexto
elemento, una expectativa de castigo, que puede llegar al delirio de culpa. Los últimos dos pueden llegar
al delirio de indignidad, la certeza de que me merezco un castigo, el odio de los demás. En el duelo se
dan los cuatro elementos, en la melancolía se dan los seis elementos.
El inicio del duelo tiene que ver con la pérdida del objeto amado y lo que se produce en el duelo es el
examen de realidad de que el objeto amado ya no está más y entonces de ese examen se produce la
demanda de quitar la libido de ese objeto amado, de olvidarse, porque el recuerdo ahora produce dolor.
Cuesta retirar la libido del objeto amado y es porque la extracción de esa libido se extrae pieza por
pieza, cada representación, cada elemento, cada significante de ese objeto se tiene que ir quitando
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haciendo la ejecución pieza por pieza del quite de la libido. El trabajo del duelo es un trabajo que se
hace sobre la pulsión.
Un - padre en lo real es la terceridad respecto a la relación entre el yo y el semejante. En vez de ser una
terceridad simbólica como lo es el nombre del padre, aparece una terceridad en lo real que es un -
padre. La diferencia en ese caso podría ser cualquier cosa que produjera el quiebre de la relación
especular. En el caso de la melancolía lo que inaugura el desencadenamiento tiene que ver con una
pérdida. A diferencia del duelo, esa pérdida puede ser una pérdida mínima, sólo constatable para el
sujeto, porque hay una predisposición libidinal a esa pérdida, y esa predisposición es narcisista. El
melancólico tiene una disposición especial a que cualquier cosa signifique una gran pérdida. En este
caso, lo que el paciente puede explicar es a quien perdió pero no qué perdió. Hay algo para ese sujeto
que de ese duelo es inexplicable.
Lo que introduce en la melancolía a diferencia del duelo son los últimos dos elementos, que lo que se
pierde es algo a nivel del narcisismo. No se pierde solo el objeto si no que se produce a nivel del yo un
vacío en la estima de sí mismo, un empobrecimiento del yo. En el duelo el mundo se ha hecho pobre y
vacío. En la melancolía eso le ocurre al yo mismo, no es el mundo sino el yo directamente. El delirio de
indignidad es la característica de la melancolía.
El sujeto que tiene esta autocrítica y capacidad de humillarse frente a los otros y no lo oculta, entonces
está enfermo. El melancólico pone en juego la dimensión de él como un resto, como lo asqueroso, lo
despreciable, lo que otros deben expulsar, pero siempre de manera racional, no es un delirio. Le falta la
vergüenza frente a la presencia de los otros.

EN EL DUELO LA PÉRDIDA SE TRATA DEL OBJETO Y EN LA MELANCOLÍA SE TRATA DEL YO, EL


YO SE VUELVE VACÍO.

El punto central a nivel de la melancolía: todas las quejas que él hace sobre sí mismo en realidad se
podría aplicar al objeto que ha perdido. Las autoacusaciones en realidad son reproches al otro. La
pérdida del objeto ha implicado que el yo se ha separado en dos: una instancia que se identifica al
objeto y una instancia que castiga a la que se identifica el objeto. La división que se produce en la
melancolía es entre el yo y el superyó, el yo se identifica al objeto y el superyó castiga al yo identificado
al objeto. La pérdida del objeto ha producido una identificación con el objeto y después el superyó lo
ataca. La pérdida del autoestima y la expectativa de castigo (que no están en el duelo) tienen que ver
con que el superyó produce este delirio de insignificancia.

LA FÓRMULA DE LA MELANCOLÍA: LA SOMBRE DEL OBJETO CAE SOBRE EL YO.

La libido retirada en vez de sustituir un objeto por otro, la libido se retira sobre el yo. El punto de fijación
de la melancolía es un punto de fijación narcisista. La diferencia entre paranoia y melancolía, es que en
la paranoia hay proyección, mientras que en la melancolía es punto de fijación narcisista + identificación
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o introyección del objeto. El objeto se sitúa a nivel del narcisismo.


Freud ubica un tercer caso que es el de duelo patológico. Es un conflicto ambivalente también al nivel
de narcisismo entre el amor y el odio. Ese objeto amado tenía un vínculo ambivalente, se lo amaba y se
lo odiaba al mismo tiempo. Cuando se pierde ese objeto la libido debe deshacerse del objeto amado
pero la parte reprimida es la parte odiada de ese objeto, y eso hace que el duelo dure más tiempo
porque en relación a ese duelo también hay una fijación narcisista. Es un duelo más típico del neurótico
obsesivo.

En las tres hay una pérdida del objeto. En el duelo patológico hay ambivalencia (amor-odio) y hay una
elección de objeto narcisista. Lo principal en ese objetivo es que el narcisismo está fijado a ese objeto, y
en la melancolía sucede lo mismo, mientras que en el duelo sólo ocurre una elección de objeto.
El elemento que diferencia el duelo del duelo patológico es el punto de fijación narcisista + la
introyección del objeto que determina que la sombra del objeto cae sobre el yo.
En la MANÍA ocurre que momentáneamente se produce en ciertos momentos un triunfo sobre el objeto,
entonces narcisisticamente el sujeto siente que ha vencido al objeto perdido y que no lo necesita más y
en ese momento de triunfo el maníaco entra en una época maníaca. Se borra el objeto perdido y el
sujeto entra en un estado de euforia. La libido parece que se ha desasido de todas sus cargas pero
esas cargas retornan y pasa al polo melancólico nuevamente.
Lo que LACAN sitúa es una pequeña corrección a lo que dice Freud que es a partir del objeto A. Este
objeto perdido implica que en ese objeto perdido había una elección pulsional (se depositó el propio
objeto A en el objeto).
Lo que se produce en la melancolía en relación a ese objeto A es que ese objeto A funciona como un
agujero que hace retornar el agujero forclusivo. La pérdida del objeto A se conecta con este agujero
forclusivo y por eso produce el desencadenamiento.
El efecto del desencadenamiento es que esta identificación al objeto se produce en una de las formas
del objeto, que es la forma del Objeto Resto.

SEMINARIO 8

Lacan toma ahora la psicosis de manera distinta que en el seminario 3, ahora lo hace con la escritura de
los nudos.
Joyce es el paradigma de las psicosis ordinarias, ordinario como lo discreto, invisible. Es un psicótico
que no se le nota, que tiene fenómenos elementales mínimos, pequeños automatismos. Los fenómenos
mínimos de lo que llamaríamos también como una psicosis estabilizada (aunque puede no haber tenido
nunca un desencadenamiento, sin pasar por la psicosis clásica). Una psicosis más que decir
estabilizada, es una psicosis anudada que se puede mantener toda la vida o se puede desanudar en
algún momento. Cuentan con una suplencia, la suplencia del nombre del padre.
Lacan trabaja en la psicosis de Joyce los distintos modos de suplencia del nombre del padre, la clínica
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de los nudos. LA COMPENSACIÓN IMAGINARIA ES UNA DE LAS SUPLENCIAS DEL NOMBRE DEL
PADRE.
Rozar la psicosis no es una posibilidad en el psicoanálisis lacaniano. Puede haber o una neurosis grave
o bien tenemos una psicosis leve, no se pasa de una lado al otro.
Joyce es la construcción de un caso y la deducción de Lacan respecto de la vida de Joyce. Es un caso
de esquizofrenia. Hay cuatro elementos que Lacan toma de la vida de Joyce:

1- Suplencia imaginaria del nombre del padre - Sinthome. El primer elemento, semejante a la relación de
Schreber con su mujer, es la relación de Joyce con Nora. Tenían una relación completamente
pegoteada, dependía absolutamente de su mujer y tenía una relación donde ella al modo en que la
mujer de Schereber le construía un guión imaginario, Nora también lo hacía con él. Lacan plantea en
este punto que la relación sexualizada de ellos de algún modo exploraba las perversiones polimorfas,
tenía la función de que Joyce con Nora establecía una relación sexual. Había una conexión entre el
goce de Joyce y el de Nora que podía producir la relación sexual en el sentido de que ella era su
complemento absoluto y que eso a Joyce le construía un cuerpo. Él armaba un cuerpo a partir de la
exploración sexual y del pegoteo con ella. Nora funcionaba como un guante en el sentido de que le
construía la imagen del cuerpo, como si fuese el espejo y el semejante. De ese modo se aseguraba que
el cuerpo no se le fragmentase como sucede en la psicosis. El modo de suplencia es a partir de la
relación que tiene con Nora. No es solo el guión imaginario como pasa con Schreber, si no que le arma
un cuerpo. La cosa fallaba cada vez que había la realidad de una embarazada. Cada vez que parecía
que Nora estaba embarazada o cuando realmente lo estuvo, ahí Joyce entraba en momentos cercano a
un desencadenamiento psicótico. Falla cuando aparece la paternidad, cuando aparece un - padre.

2- Suplencia simbólica. La escritura de Joyce, la misión del redentor. Joyce plantea que con su literatura
va a transformar la lengua inglesa y que va a crear la consciencia ignorada de su raza. Misión de redimir
a Irlanda. Joyce tiene un pequeño delirio de grandeza a lo largo de toda su vida. Lacan dice que lo que
hizo Joyce fue hacerse un nombre que reemplaza el nombre del padre, el apellido paterno. Lo que no le
vino del padre él lo construye haciéndose un nombre. El delirio de grandeza a la vez es parte de su
estabilización.

3- Lacan sitúa de dos modos, primero lo hace bajo la forma del nudo de trébol, en el cual se podría ver
que solo se podría armar un nudo borromeo si ubicamos un nudo que la agarre, un segundo elemento.
De este modo se construye un modo de construir un nudo que no es borromeo.
Lo simbólico y lo real están interpenetrados pero lo imaginario se suelta. Que el cuerpo se suelte implica
que no hay un nudo borromeo que articule los tres registros. Hay solo interpenetración de dos registros.
En los modos de nudos no borromeos algo funciona como suplencia.
El nombre del padre es necesario para mantener unidos los tres registros en la neurosis de manera
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borromea.
En la psicosis aparece un cuarto elemento que es la suplencia que mantiene anudado los registros, pero
no de manera borromea. Suple el nombre del padre de manera imaginaria o simbólica.

4- La escena de la paliza y la epifanías. Escena en la adolescencia en la cual fue el momento más


cercano a un desencadenamiento, a un - padre en lo real. El estaba en una clase y se arma una
discusión sobre un escritor. El se lo pone a defender y los amigos de él lo critican. Los amigos celosos
por su relación con el profesor lo cagan a palos. En ese punto el sale de esa escena lastimado y
dolorido en su cuerpo pero además humillado en todo su imaginario. El cuenta en sus escritos como esa
sensación de pronto se desprende de él y pierde el dolor del cuerpo y todo sentimiento. Queda
desafectivizado, podría haber sido un desencadenamiento pero él se pone a escribir. Esa
desafectivización del cuerpo es el momento donde lo imaginario se empieza a soltar. Sintió que el
cuerpo se desprendía como la cáscara de un fruto maduro y lo resuelve con su carretera principal que
es la escritura. El ego corrector, un yo armado a partir de todas estas suplencias que tiene como base el
delirio de grandeza. La escritura le funciona como suplencia del nombre del padre. La escritura organiza
que no se le escape el cuerpo, impide el desencadenamiento, es lo que sostiene el delirio de grandeza,
lo que ordena las epifanías y hace que no sean alucinaciones y ordena la relación con su mujer. La
escritura organiza esas cuatro cuestiones.

Clase de repaso de Seminario

La coyuntura dramática se diferencia de la prepsicosis. La coyuntura se liga a la causa del


desencadenamiento. Va a explicar que venía funcionando hasta ahora y qué dejo de funcionar, es lo
que hizo que deje de funcionar, en cómo se rompió. Es importante para la dirección de la cura ubicarlo
para tratar de arreglarlo. Implica el punto de conflicto. Lo que se producía de identificación imaginaria ya
no se da más.

El concepto de un - padre: en el par a-a´ aparece un elemento tercero que no es la terceridad del
nombre del padre, que no se simboliza, es real. No se puede. El simbolizar porque en el llamado al
nombre del padre, el nombre del padre no responde. En el adolescente de Katan aparece lo femenino,
el significante del otro que falta, y es elemento él no lo puede simbolizar y ese elemento es un - padre
en lo real. La chica es el llamado en vano al nombre del padre, y como consecuencia en ese punto
empiezan los fenómenos elementales, el desencadenamiento.
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El un - padre viene a romper la compensación imaginaria.


El sujeto puede vivir con el pequeño automatismo y por eso a veces no se nota.

En los fenómenos elementales el inicio es la prepsicosis. Los fenómenos elementales de la prepsicosis


no son el delirio y la alucinación, sino que son el pequeño automatismo. Cuando aparece el S1 aparece
la perplejidad y los fenómenos de franja. Son modos de el significante solo.

Hay dos bisagras, entre la compensación y la prepsicosis que es el un padre y la otra bisagra es el otro
toma la iniciativa entre la prepsicosis y psicosis, el gran automatismo que implica el delirio, la alucinación
y los neologismos.

La primera enfermedad de Schreber ya mostraba una prepsicosis. Hubo una entrada en una prepsicosis
y se vuelve a compensar. Se compensó con el médico.

Fenómenos de cadena rota en la prepsicosis que son los fenómenos de franja y la perplejidad. Se cortó
la cadena. Fenómenos de cadena rota en la psicosis el significante en lo real se encadena y arma el
delirio y la alucinación. El encadenamiento, el otro toma la iniciativa, ese otro queda ligado
imaginariamente y se reencadena la cadena significante constituyendo el delirio y la alucinación. El
significante solo también aparece en los neologismos como fenómeno de cadena rota.

Fenómeno de franja de la prepsicosis: brillos y ruidos. No tiene explicación porque son un S1 solo.

Fenómeno de franja de la psicosis es el milagro del alarido pero él no se reconoce en ese alarido, ya
que implica un delirio en juego, una cadena significante armada.

Cuando hay significante en lo real, en ese punto hay certeza. Todos los significanes simbólicos se
pueden cuestionar mientras que el significante en lo real es una certeza que no se interroga. Siempre
que aparece el s1 opaca toda la realidad y eso lo inquieta. Sé que ese auto rojo está ahí por mi. La
certeza no es lo mismo que la creencia, es inquebrantable. Lacan da el ejemplo del celotípico a
diferencia del celoso. El celoso tiene que perseguir a la novia porque todo el tiempo dudó, tiene que
tener la última prueba. En ese punto de lo que no queda totalmente verificado es porque falta una
certeza. El celotípico lo sabe, un día se levantó a la mañana y dice vos me estas cagando. No necesita
una prueba o una verificación, es algo que sabe.

De la prepsicosis se pasa por la iniciativa del otro a la psicosis, cuando se producen las cadenas
significantes se produce el delirio que no es lo mismo que la metáfora delirante. Las cadenas
significantes pueden avanzar hasta el infinito y ahí se produce una desregulación del goce que no tiene
fin, no tiene punto de capitón. La diferencia con la estabilización es que ese delirio toma una forma de
metáfora, ponen un punto, en el caso de Schreber es ser la mujer de dios. Todas las cadenas
significantes terminan en que él es la mujer de dios. Esta metáfora toma la forma de un punto de
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capitón, cierra las cadenas significantes y eso estabiliza al sujeto. La metáfora delirante suple la
metáfora paterna. Funciona como una carretera principal propia.
Lacan en la cuestión preliminar habla solo de esa forma de estabilización, producto de que con el delirio
se arma una estabilización. En la última enseñanza no hay solo una carretera principal, hay otras
formas. La metáfora delirante de Schreber es una metáfora delirante simbólica mientras que los otros
modos de estabilización implica que algún elemento de cualquiera de los tres registros puede funcionar
como estabilizador. Una estabilización imaginaria como el adolescente de Katan. Un elemento tomado
de lo real, como una droga, también puede ser una estabilización. La metáfora delirante es una de las
suplencias posibles.

En la última enseñanza de Lacan la compensación imaginaria puede ser en otros registros también,
pueden ser simbólicas o reales también. La cuestión de los nudos amplía estas posibilidades.

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