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Realidad y Apariencia.

El documento explora la distinción entre realidad y apariencia, introduciendo el concepto de esencia como las características que definen a un objeto. Se discute el dualismo filosófico, comenzando con Parménides y Platón, quien utiliza la alegoría de la caverna para ilustrar cómo los seres humanos perciben solo sombras de la realidad. Finalmente, se presenta la teoría de las ideas de Platón, que postula un mundo inteligible de ideas eternas e inmutables, en contraste con el mundo sensible y cambiante que percibimos a través de nuestros sentidos.

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Realidad y Apariencia.

El documento explora la distinción entre realidad y apariencia, introduciendo el concepto de esencia como las características que definen a un objeto. Se discute el dualismo filosófico, comenzando con Parménides y Platón, quien utiliza la alegoría de la caverna para ilustrar cómo los seres humanos perciben solo sombras de la realidad. Finalmente, se presenta la teoría de las ideas de Platón, que postula un mundo inteligible de ideas eternas e inmutables, en contraste con el mundo sensible y cambiante que percibimos a través de nuestros sentidos.

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Antes de seguir, aclaremos algunos conceptos:

Realidad: Es el conjunto de seres y objetos que tienen existencia por sí mismos,


independientemente de un sujeto que los perciba. Es decir, todo lo que existe
objetivamente

Apariencia: Es la forma en que se manifiesta la realidad a los sujetos que la


perciben: cómo veo la realidad de forma subjetiva.

Ahora sí, ¿de dónde sale esa idea de que atrás de lo “aparente” hay algo “real”?

El concepto de esencia

La esencia de una cosa es el conjunto de características necesarias, permanentes e


invariables que hacen que una cosa sea lo que es. Se trata de aquello que da
identidad, lo que la define, lo que nos permite comprender para qué existe: aquellas
cualidades de un objeto que, si no las tuviera, harían que el objeto dejara de ser lo
que es.

En los inicios de la filosofía occidental, es decir, en la antigua Grecia en torno a los


siglos VI-V, los filósofos se interesaron especialmente por la idea de esencia, entendida
como “algo” que estaba “detrás” de las cosas, que les daba forma y sentido a las cosas,
y que había que alcanzar para tener un conocimiento
verdadero de ellas.
De hecho, el concepto de verdad que utilizaban se
identificaba con la siguiente palabra griega:

aletheia
Esta palabra significaba desocultamiento. Es decir:
consideraban que existía un ser, una realidad esencial, que
estaba de alguna forma oculta tras la apariencia de las cosas; y que alcanzar la verdad
significaba revelar esa realidad tras las apariencias, desocultarla.

Es decir: lo que se nos presenta está “ocultando” algo. De lo que se trata, si uno quiere
alcanzar la verdad, si uno quiere conocer la realidad, es de “des-ocultar” ese algo,
destaparlo, ver lo que hay detrás.
Esto supone un dualismo: es decir, considerar que existen dos cosas diferentes:
-un mundo real donde se encuentra verdaderamente la esencia de las cosas
-y otro mundo aparente, identificado por la manera en que se nos presentan las cosas,
que no es más que una ilusión y encubre al mundo real.

2
Sobre este dualismo se ha construido todo el pensamiento filosófico sobre la realidad
(es decir, todo el pensamiento metafísico) occidental.
El primero en plantear este dualismo fue un filósofo griego antiguo, presocrático,
llamado Parménides. Parménides no solo distinguió lo aparente de lo real sino que
creía que aquel mundo real que se escondía tras lo aparente tenía que ser algo
inmóvil, permanente, estable; algo que pudiera fundamentar el movimiento, el
cambio y la inestabilidad que podemos apreciar en nuestra vida cotidiana.
Luego de Parménides, quien ha acentuado esta diferencia entre el mundo real y el
mundo aparente es Platón, a quien veremos a continuación.

Remontándonos a los orígenes: la propuesta de Platón

Platón (427-347 a.C.) fue un filósofo griego


nacido en Atenas, creador de un sistema
filosófico y de un método de exposición de la
filosofía que le convierte, probablemente, en el
filósofo más influyente de toda la historia. Fue
discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles.
Escribió numerosos libros en forma de diálogo
indagando acerca de diversos temas: filosofía
política, ética, antropología filosófica,
gnoseología, metafísica...
¿Por qué escribía en forma de diálogo? Por
seguir las enseñanzas de Sócrates, quien creía que la escritura no era la forma
apropiada de alcanzar el verdadero conocimiento, lo cual lo llevó a no dejar nada
escrito. Platón sí escribió sus pensamientos, pero en honor a Sócrates lo hizo en forma
de diálogo: creía que la verdad se mostraba en el intercambio de ideas entre diversos
interlocutores. Incluso definía el pensamiento como "el diálogo que el alma mantiene
consigo misma".
En general en los diálogos se relata la reunión de varios amigos que se ponen a
conversar sobre cierto concepto de importancia filosófica (el conocimiento, el bien, la
virtud, el amor, la belleza, el ser...); en casi todos los diálogos participa Sócrates como
interlocutor principal y es quien habitualmente expresa las ideas del propio Platón.

ALEGORÍA: Figura literaria que


pretende representar
simbólicamente una idea
mediante imágenes de formas
Alegoría de la caverna humanas, animales u objetos
cotidianos. Una alegoría puede
-...Represéntate hombres en una morada ser un conjunto de metáforas.
subterránea en forma de caverna, que tiene la Su objetivo es hacer más fácil la
entrada abierta, en toda su extensión, a la luz; en comprensión de ideas complejas
o abstractas al compararlas con
imágenes más cercanas 3 a
nuestro mundo concreto.
ella desde niños están con las piernas y el cuello encadenados, de modo que
deben permanecer allí y mirar sólo delante de sí, porque las cadenas les
impiden girar en derredor la cabeza.

Más arriba y más lejos de ellos hay la luz de un fuego que brilla detrás de
ellos, y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual
imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los
titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo,
los muñecos.
-Me lo represento.
-Ahora imagínate que del otro lado del tabique pasan sombras que llevan toda
clase de utensilios y figurillas de hombres, y otros animales hechos en piedra
y a madera y de todas clases y entre los que pasan unos hablan y otros se
callan.
-Extraña comparación haces y extraños son esos prisioneros.

-Pero son como nosotros. Porque, en primer lugar, ¿crees que han visto de sí
mismos o unos de otros otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego
en la parte de la caverna que tienen frente a ellos?
-Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
-Y lo mismo con los objetos que llevan los que pasan, no pueden mirar más
que lo proyectado por el fuego.
-Ciertamente.
-Pues bien, si dialogaran entre sí, ¿no crees que entenderían que es a las
cosas reales que están nombrando, tal como las ven?
-Necesariamente.
-Y si la prisión tuviera un eco desde el lado que tienen delante, y alguno de
los que pasan del otro lado del tabique hablase, ¿te parece que creerán que lo
que oyen proviene de otra cosa que de la sombra que pasa delante de ellos?
-No, por Zeus.

4
-¿Y los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los
objetos artificiales?
-Es de toda necesidad.
- Examina ahora qué les sucedería naturalmente si se produjese una
liberación de sus cadenas y una curación de su ignorancia. Si se liberase a
uno de ellos y forzase a levantarse repentinamente y a volver el cuello y
marchar mirando la luz, al hacer todo esto sufriría y a causa del
descubrimiento sería incapaz de ver aquellas cosas cuyas sombras había visto
antes. ¿Qué crees que respondería si se le dijese que lo que ha visto hasta
entonces eran tonterías, y que, en cambio, ahora está más próximo a la
verdad y vuelto hacia cosas más puras y mira correctamente? ¿Y si se le
mostrara cada uno de los hombres que pasaban del otro lado del tabique y se
lo obligara a contestar a preguntas sobre lo que son, no crees que se sentirá
en dificultades y que considerará las cosas que antes veía como más
verdaderas que las que se le muestran ahora?
-Mucho más verdaderas.

-Pues bien, y si se lo forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los
ojos y trataría de eludir [la luz] y volverse hacia aquellas cosas que podía
mirar, considerando que ésas son realmente más claras que las que se le
muestran?.
-Así es.
-Y si por la fuerza se lo hiciera arrastrar por una escarpada y empinada
cuesta, sin soltarlo antes de llevarlo hasta la luz del sol, ¿acaso no sufriría y
se irritaría por ser arrastrado y después de
llegar a la luz, tendría a los ojos llenos de
fulgores que le impedirían ver uno solo de
los objetos que ahora decimos verdaderos?
-Ciertamente, si le sucede repentinamente.
-Tendría que acostumbrarse, para poder
llegar a mirar las cosas de arriba.
Primeramente mirarla con mayor facilidad
las sombras, y después las figuras de los
hombres y de las otras cosas reflejadas en
las aguas, luego los hombres y las cosas

5
mismas. En seguida, contemplaría de noche las cosas que hay en el cielo y el
cielo mismo, mirando la luz de los astros y a la luna, más fácilmente que
durante el día, el sol y la luz del sol.
-Claro está.
-Por fin, pienso, podría mirar el sol no en imágenes en el agua ni en otros
medios, sino en-sí y por-sí, en su propia región, y contemplar cómo es.
-Necesariamente.
-Y después de esto, con respecto al sol concluiría que es lo que producen las
estaciones y años y que gobierna todo lo que hay en el lugar, que se ve, y que
es causa, de algún modo, de las cosas que ellos habían visto.
-Es evidente que llegaría a estas conclusiones después de todo esto.
-Ahora bien, si él se acuerda de su primera morada, y de la sabiduría que allí
se creía tener, así como de sus compañeros de cautiverio, ¿no crees que se
sentiría feliz del cambio y se apiadaría de ellos?
-Ciertamente.
-Respecto de los honores y elogios que se daban unos a otros, y de las
recompensas para el que con mayor agudeza divisaba las cosas que pasaban
detrás del tabique, y al que más se acordaba cuáles habían desfilado antes y
cuáles después en forma habitual, y a aquel de ellos que fuera más capaz de
adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría ansioso respecto a ellos y
que envidiaría a los más honrados y poderosos de aquéllos? ¿0 no le pasaría
como el Aquiles de Homero, y preferiría ser un labrador que fuera siervo de un
hombre pobre o soportar cualquier cosa antes que volver a su anterior modo
de conjeturar y la vida de otrora?
-Yo también creo que padecería cualquier cosa antes que soportar la vida de
otrora.
-Y ahora concibe esto. Si descendiera nuevamente y ocupara su propio
asiento anterior ¿no tendría los ojos ofuscados por tinieblas, al llegar
repentinamente del sol?
-Claro que sí.
-Y si él tuviera que discriminar nuevamente aquellas sombras en ardua
competencia con aquellos que
han tenido siempre cadenas,
vería confusamente hasta que
los ojos se reacomodaran a ese
estado y se acostumbraran
nuevamente, en un tiempo nada
breve, ¿no se expondría al
ridículo y a que se dijera de él
que, por haber subido hasta lo
alto, se hubiese estropeado los
ojos, y que ni siquiera valía la
pena intentar marchar arriba? Y
si intentara desatarlos y
conducirlos hasta arriba, si
pudieran tenerlo en sus manos
y matarlo, ¿no lo matarían?
-Seguramente.

6
Interpretación de la alegoría

-Pues bien, debemos aplicar esta alegoría a las cosas que anteriormente han
sido dichas. Por un lado, comparamos la región que se muestra por medio
de la vista a la morada-prisión, y la luz del fuego La idea de “Bien” no debe
que hay en ella a la potencia del sol; por otro lado,
entenderse solo en sentido moral,
toma el ascenso y contemplación de las cosas
que hay arriba al camino del alma desde el lugar sino como equivalente de
pensable y no te equivocarás en cuanto a lo que “Orden”. El Bien es un principio de
pienso, ya que es eso lo que deseas oír. Dios sabe racionalidad que ordena las ideas
si esto es verdad en realidad; en todo caso, lo que a para que todo sea como debe ser.
mí me parece es que en lo cognoscible lo que
aparece al final, y con dificultad de la vista, es la
Idea del Bien.
Una vez percibida, ha de concluir que es la causa de todas las cosas
rectas y bellas que, en el lugar visible ha engendrado la luz y es su señor, y
que en el lugar pensable es señora y productora de la verdad y del
pensamiento (noús), y que es necesario verla para poder obrar con sabiduría
tanto privada como públicamente.
-Comprendo, en la medida que pueda entenderte.
-Mira entonces también si convienes en esto, y no te asombres de que los que
han llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de las cosas humanas, sino
que las almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la
alegoría narrada tiene vigencia.
-Muy natural.
(...)
-En tal caso, es necesario considerar, si todo esto es verdad, que la educación
no es tal como proclaman algunos que es. Dicen que, al no estar la ciencia en
el alma, ellos la ponen, como si se pusiera la vista en ojos ciegos.
-Ellos dicen eso, en efecto.
-Ahora bien, el presente relato quiere significar que el alma de cualquiera
tiene en sí el poder de aprender y el instrumento para ello, y que, así
como el ojo no puede volverse hacia la luz dejando las tinieblas si no gira con
todo el cuerpo, así es con toda el alma que hay que volverse desde lo
engendrado, hasta que llegue a ser capaz de soportar el contemplar la
realidad, y lo más brillante de lo que es, que es lo que llamamos el Bien. ¿No
es así?
-Así es.
N° 4 – FILOSOFÍA Y CRÍTICA DE LOS SABERES – 1° BACH.DIV. –

1- Dijimos que la Filosofía consiste en la actividad de problematizar, es decir, convertir


algo que no parece problemático en un problema. En este caso, ¿qué es lo que está
problematizando Platón?
2- ¿Qué te parece el argumento de Platón? ¿Es un argumento sólido? ¿Qué fortalezas y
qué debilidades tiene?

7
Aclaremos algunos puntos: la teoría de las ideas de
Platón
Con la separación entre el mundo sensorial y el mundo que nos ofrece la razón, Platón
divide la realidad en dos grandes ámbitos:

1-El_mundo_inteligible
Es ese ansiado mundo “real” que se encuentra tras las apariencias falsas, cambiantes y
engañosas que percibimos mediante nuestros sentidos. Este mundo no se puede
conocer, entonces, mediante las sensaciones, sino mediante la razón. Ya que no es
sensible, es además intemporal, inespacial y, por tanto, inmutable. No está
compuesto por las cosas que podemos ver y tocar sino por las
ideas

Las ideas son la verdadera realidad ya que, a diferencia del mundo sensible que captan
nuestros sentidos y que es continuamente cambiante, son eternas e inmutables. Son,
de hecho, el “modelo” de cada una de las cosas que compone el mundo sensible.

Importante: ¡No confundir! Las ideas de


las que habla Platón no deben
confundirse nunca con los contenidos de
nuestra mente.
La noción de idea como contenido
mental aparecerá más tarde, en la filosofía de Descartes.
Para Platón las ideas existen independientemente de si
son o no pensadas, tienen realidad propia, independiente
de las cosas y separadas de ellas, e incluso son más reales
que las cosas del mundo sensible.

Características de las ideas:


-Son conceptos generales, universales (la idea de “triángulo” no es un triángulo en
particular –el que dibujamos en una hoja, o en el pizarrón; no es en particular equilátero o
rectángulo...-, sino que reúne las características universales del triángulo).
-No tienen ninguna propiedad física: no tienen cuerpo, no se pueden ver ni tocar. No se
encuentran en un “lugar” del espacio.
-Son las formas perfectas, inmutables, eternas, de las que el mundo sensible genera
copias imperfectas, representaciones cambiantes.
-Existen independientemente al sujeto, ya que no dependen de la percepción de cada
uno, sino que existen más allá de nosotros (así como los muñecos que generaban las
sombras en la caverna: sea que las conozcamos o no, ellas existen).
-Dado que no se manifiestan de forma sensible, puesto que “habitan” en el mundo
inteligible, no se pueden conocer mediante los sentidos sino mediante la razón. 8
2-El_mundo_sensible
Es el mundo que captamos mediante los sentidos: todos los objetos físicos que
podemos ver, oler o tocar. Por tanto, es un mundo cambiante, sometido al devenir.
Este mundo es sólo la mera representación del mundo de las ideas. Representación
en todos los sentidos de la palabra, es decir, como en la representación teatral, en la
que los personajes (las cosas del mundo sensible), siguiendo el guión de una obra, la
re-presentan (la vuelven a hacer presente, la traen a la presencia). Así, de la misma
manera que diversos actores particulares y en distintas épocas pueden representar la
misma obra, la realidad física es como la representación continuamente cambiante de
la realidad superior y eterna del mundo de las ideas.

Digámoslo de forma más sencilla con una metáfora gastronómica: si estuviéramos


cocinando galletitas, el mundo sensible se correspondería con las galletitas, y la idea
sería el molde del que salen las galletitas. El molde es el mismo para todas las
galletitas, y tiene la forma “ideal”, perfecta, es el modelo de cómo deberían ser; las
galletitas siguen más o menos esa forma, pero son todas diferentes: algunas son más
gordas, otras más finitas, algunas más tostadas que otras, a algunas le quedan
bordecitos de masa al costado. Nos damos cuenta que todas salieron del mismo
molde, pero no son exactamente como el molde. Las galletitas son “representaciones”
o “copias” del modelo ideal que es el molde. Entonces, si solo intentamos conocer
observando las galletitas, nos vamos a estar quedando con las representaciones
imperfectas de las cosas, pero no vamos a estar accediendo a su fundamento real, que
hace que sean como son.

El mundo sensible, entonces, es como la sombra o la copia –imperfecta, diversa,


cambiante- del mundo de las ideas.

¿De qué forma conocer el mundo inteligible?


Mientras que el mundo sensible nos es accesible mediante los sentidos, por tanto
dándonos información solo particular del mundo que nos rodea, al mundo inteligible
accedemos mediante la razón. Así podemos conocer los conceptos universales que

9
están detrás de las manifestaciones imperfectas de lo sensible. Al conocimiento parcial
e imperfecto de lo sensible Platón le llama “doxa” u opinión, mientras que el
conocimiento de las ideas, del mundo inteligible (¡el verdadero conocimiento!), le
llama “episteme”: ciencia.

Si no conocemos mediante la experiencia, ¿cómo conocemos?

Hay muchos filósofos que sostienen que conocemos mediante la experiencia: a través
de nuestros sentidos, de lo que podemos ver, oler o tocar. Es decir, que cuando
nacemos nuestra mente es una especie de cuaderno en blanco que se irá llenando, a lo
largo del tiempo, con todas las experiencias de nuestra vida. Esos filósofos se llaman
EMPIRISTAS.
Sin embargo, hay otros filósofos que consideran que la verdadera forma en que el
hombre conoce no es mediante los sentidos, sino a través de las ideas, la razón y el
pensamiento. Se trata de filósofos RACIONALISTAS.
Platón, como podrás imaginar a esta altura, se encuentra en este segundo grupo. De
hecho, es considerado uno de los primeros filósofos racionalistas.
Ahora bien, si no conocemos con la experiencia, entonces ¿de qué forma aprendemos
las cosas?

Básicamente, para Platón, los conocimientos de alguna forma ya están en nosotros en


el momento en que nacemos, y de lo que se trata es de recordarlos.

Conocer es recordar: el conocimiento es una reminiscencia.


Platón sostiene que nuestra alma inmortal, preexistente al cuerpo -que es como una
cárcel del alma- y que ha morado en el mundo de las ideas, puede, mediante la ayuda
de los datos sensoriales o guiada por el maestro, recordar un conocimiento que ya
poseía. En uno de sus diálogos, para probar esta teoría, Platón muestra cómo su
personaje Sócrates puede hacer que un esclavo analfabeto descubra el teorema de
Pitágoras solamente razonando, orientado por una serie de preguntas. Puesto que al
esclavo nadie le enseñó el teorema de Pitágoras, se deduce que en realidad ya lo sabía,
pero lo tenía olvidado. Mediante las preguntas el esclavo recuerda el teorema
geométrico. Esta presencia en nuestra mente de unas directrices del conocimiento, así

10
como la posibilidad de relacionar, comparar, establecer
juicios, etc. es previa a toda experiencia, y en el acto del
conocimiento lo que hacemos es recordar o reactualizar
continuamente esta posibilidad.
Con este ejemplo, además, Platón hacía referencia al
conocido método de su maestro Sócrates, la mayeútica.
Mayéutica es el arte de las parteras de ayudar a dar a luz;
Sócrates sostenía que su tarea era similar a la de las
parteras, pero lo que ayudaba a dar a luz en los demás era
el conocimiento. Es decir que el conocimiento no se
adquiere de forma externa, sino que está en uno mismo; por eso, el filósofo no debe
enseñar la verdad, sino ayudar a su interlocutor, mediante el diálogo y la orientación a
través de una serie de preguntas, a que él mismo pueda alcanzarla.

Entonces, la reminiscencia es la base de la teoría platónica del conocimiento. Esta


célebre teoría platónica también debe ser interpretada ya que, aunque Platón «diga»
que el conocimiento es una reminiscencia o un recuerdo que se aviva en nuestra alma
inmortal con ocasión de observar alguna cosa, esta declaración es, como tantas otras,
una presentación metafórica de su pensamiento. Platón dice literalmente en varios
textos que el conocimiento es un recuerdo de nuestra alma que ha existido con
anterioridad, pero esta afirmación es del mismo rango que todas las que Platón
efectúa en sus mitos, analogías y metáforas, y debe entenderse en el sentido que
hemos apuntado anteriormente: en ocasión de enfrentarnos al conocimiento de
alguna cosa, actualizamos y reavivamos en nosotros unas posibilidades y unos
fundamentos del conocimiento que ya poseemos, y redescubrimos los fundamentos
ontológicos del mundo sensible. No es que ya conozcamos desde siempre, pero que
este conocimiento esté olvidado, lo que sí poseemos desde siempre, en tanto que
humanos, es la posibilidad de juzgar, de valorar, de relacionar, de comparar, de
establecer relaciones; en definitiva, de «recordar» las ideas fundamentales. Es decir,
en tanto que seres racionales poseemos el logos que nos permite pensar y aprehender
la verdadera realidad, y es este logos el que nos preexiste.

Si te quedaron dudas, te recomiendo ver el video de 10 minutos “Platón:


Teoría de las Ideas y Mito de la Caverna” disponible en youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=uLaqau9pfv4

3- Enumera los principales conceptos de la teoría platónica y defínelos (armando un


pequeño “glosario” sobre el tema)

11
Crítica a la distinción entre apariencia y realidad
Algunos filósofos han sido muy críticos respecto a este dualismo que distingue la apariencia
de la realidad. Principalmente en la época contemporánea (es decir, a partir del siglo XIX) se
han multiplicado las posturas que sostienen que es imposible mantener tal distinción.

Uno de los filósofos que cuestionó con más vehemencia este


dualismo fue Friedrich Nietzsche. Nietzsche pretendía,
como él mismo decía, hacer “filosofía a martillazos”; es
decir, romper con los principios que hasta entonces habían
predominado en la tradición filosófica occidental y cristiana,
como por ejemplo el dualismo entre ser y apariencia, entre
cuerpo y alma, o el culto a la razón en lugar de la sensación.
Él sostenía que la cultura europea se había asentado en
estas falsas distinciones por miedo al cambio, al devenir, a
no saber o no entender lo que pasa, por el miedo, en
definitiva, a la vida; y por la necesidad de sentirnos cómodos
y seguros en un mundo estático y estructurado. Esa
necesidad, explica, es la que ha hecho que el hombre se
invente la existencia de un “ultramundo”, un mundo más allá del caos de las apariencias al
que se accede por la razón. Pero este mundo “más allá” es falso, es una creación humana.

La oposición entre “mundo verdadero” y “mundo aparente”, para Nietzsche, no existe: la


apariencia es lo único real, es lo que es, y no hay “detrás” ningún otro ser. El mundo
“verdadero”, esencial, es una invención. Lo que existe es lo que puedo experimentar; lo real
es este mundo cambiante, contradictorio, exuberante, lleno de vida y de muerte, al que
accedemos mediante los sentidos. La creación de un mundo real oculto tras lo que sentimos
no es más que un signo de debilidad y temor al devenir en el que en verdad vivimos.

¿Qué es desde ahora, para mí la “apariencia”? No ciertamente lo contrario de un ser cualquiera: ¿qué
puedo enunciar de este ser si no son los atributos de su apariencia? ¡No es ciertamente una máscara
inanimada lo que se podría poner y quizá quitar a una X desconocida! La apariencia es para mí la vida y
la acción misma.

Nietzsche- La Gaya Ciencia

La revisión de la distinción apariencia-realidad en palabras de Jean-Paul Sartre

La idea de fenómeno

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