Instituto Politécnico Nacional
Escuela Superior de Medicina
Moreno Yescas Diego
Profesor: Dr. Emmanuel Cano Arvizu
Asignatura: Salud Pública
Opinión de “BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA ESCUELA
SUPERIOR DE MEDICINA DEL I.P.N.”
Fecha: 23 de mayo de 2025
BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA ESCUELA SUPERIOR DE MEDICINA DEL I.P.N.
El Instituto Politécnico Nacional nace en un contexto postrevolución mexicana, en la cual
la economía de México se encontraba rota debido a la guerra y, como consecuencia,
problemáticas como hambruna, pobreza e insalubridad se hicieron presentes, sobre todo
en los medios rurales y suburbanos. Durante esta época, la gran mayoría de la población
se encontraba dispersa a lo largo del territorio nacional, comúnmente lejos de las grandes
ciudades y áreas urbanizadas, y, aunado al enfoque hospitalario y de consultorio urbano
o visita domiciliaria de la práctica médica, hacía prácticamente imposible el acceso a los
servicios de salud para la mayor parte de la población.
Es en ese contexto, durante el gobierno presidido por Lázaro Cárdenas y como respuesta
a las problemáticas anteriores, que se funda el Instituto Politécnico Nacional en 1936,
con el objetivo de amalgamar los esfuerzos de diferentes centros de enseñanza técnica
y reorientar las políticas educativas con énfasis a los grandes problemas nacionales,
destinando la educación a hijos de obreros y campesinos. Aunque dentro del país
existían diversas escuelas de medicina, e incluso había una formando parte del IPN,
estas no respondían al perfil de egresados que el gobierno en curso tenía visualizado y
que pudiera resolver las problemáticas más grandes de la población en ese entonces.
Es así como, de la mano de ilustres personajes, destacando Miguel Othón de
Mendizábal, Mariano Vázquez Rodríguez y Diodoro Antúnez Echegaray, se crea el 4 de
marzo de 1938 la carrera de “Medicina Rural”, destinada a formar egresados con las
competencias y la visión social e ideológica para sostener en alto los ideales de
reivindicación social para los grupos indígenas, campesinos y marginados carentes de
lo más indispensable en materia de salud y asistencia médica.
Lo anterior fue sólo el comienzo de una trayectoria larga y que, como todo lo que vale la
pena, estaría llena de dificultades. Primeramente, el hecho de que la carrera de Medicina
Rural fuera insertada dentro de las carreras impartidas en la Escuela Nacional de
Ciencias Biológicas hizo difícil que tuviera una identidad propia, problemática que fue
resuelta con la posterior fundación de la Escuela Superior de Medicina Rural en 1945,
aunque aún se hacían uso de las instalaciones de ENCB. Otra problemática, de cierta
forma esperada, fue que el reconocimiento de sus egresados en el campo profesional
tardó en llegar, debido al concepto en ese entonces vigente de una medicina laboral y
elitista, son embargo, se dice bien que los resultados hablan por sí solos, y fue de esa
forma que la alta calidad y capacidad de los egresados de la ESMR hicieron que este
reconocimiento llegara paulatinamente y lograr insertarse y diversificar los campos
clínicos en diferentes instituciones de salud; y esto no hubiera podido ser logrado de no
haber sido por la invaluable calidad de docentes que habían ingresado a la ESMR desde
la década de 1940 y que para las décadas posteriores, sólo aumentaron.
Cómo ya se mencionó antes, las clases de la ESMR eran impartidas en las instalaciones
de la ENCB, específica y mayoritariamente, en el salón 45. Sin embargo, la comunidad
de la ESMR, cada vez más en crecimiento, exigía un plantel propio, mismo que fue
edificado en un predio ubicado en el Casco de Santo Tomás, mismo que fue ocupado en
1957 y que, sigue siendo habitado por la comunidad perteneciente a la escuela hasta el
día de hoy. En ese mismo año, la ESMR formó parte de las escuelas fundadoras de la
Asociación Mexicana de Escuelas y Facultades de Medicina (AMFEM).
El tiempo seguía avanzaba, México ya no era el mismo que vio nacer al IPN y a la ESM
y se encontraba ahora en la segunda mitad del S. XX, período en el cuál se gestaba un
desarrollo y avance nacional en diversos aspectos, como el abandono del campo.
Durante esta época, se crearon y abrieron muchas escuelas de medicina, la mayoría
pertenecientes a las universidades de los estados del país. Eso dio pie a replantear el
uso del calificativo “rural” a la carrera de medicina y a su propia escuela, debido a que
un gran sector de médicos de otras procedencias escolares, trataban de menospreciar y
discriminar al médico egresado del politécnico, sin embargo, existía el temor de al
suprimir este término, fueran también suprimidos los principios doctrinarios y filosóficos
que inspiraron la fundación de esta Escuela. Se tenía una gran corriente a favor de la
propuesta, conformada por las nuevas generaciones en su mayoría, y esta corriente
finalmente logró su cometido: la preservación hermanada de ambas: las tradiciones y
principios fundamentales fueron conservadas y el florecimiento de la universalidad. De
este modo, en 1965 se acordó finalmente suprimir el término rural del nombre de la
escuela, quedando como “Escuela Superior de Medicina”, nombre que persiste hasta
hoy, además que los egresados ahora recibirían el nombre de Médicos Cirujanos y
Parteros.
Hoy en día, a pesar de las dificultades, los cambios de nombre, los distintos directivos,
docentes y alumnos que han deambulado por sus pasillos, las malas gestiones y
prácticas por parte de los directivos y el personal, la filosofía e ideología con la que se
ha fundado la escuela permanece intacta. Esto en mi opinión es debido a que nuestra
escuela fue fundada con una visión, misión y pilares y valores sólidos, y una idea
cimentada sobre pilares fuertes, puede persistir a través del tiempo y las adversidades
que se les presenten. Además, estoy convencido de que, esa misma ideología que dio
nacimiento a la ESM en 1938, persiste hasta nuestros días, tanto en algunos directivos,
docentes y, sobre todo, en sus alumnos, quiénes están aquí por convicción y no por
circunstancia, y que, aunque el país ya no es el mismo que era en aquel momento de la
fundación de la ESM, siguen teniendo dentro de ellos la firme decisión de poner la técnica
al servicio de la Patria.