Telebachillerato comunitario Num.
147
Literatura II
Cruz Ramírez Débora Madai.
4to semestre
Alguien desordena estas rosas
Planteamiento del problema
¿Cómo es posible que una persona que murió hace tanto tiempo siga presente en la
vida diaria de alguien más?
Hipótesis
Aunque alguien muera, los recuerdos, los sentimientos y las costumbres pueden
hacer que siga presente. La memoria puede ser tan fuerte que no solo mantiene vivos a los
muertos en nuestro corazón, sino también en los espacios que compartimos.
Introducción
Gabriel García Márquez (1927-2014) fue un escritor y periodista colombiano,
nacido en Aracataca. Abandonó el Derecho por el periodismo y la literatura, y su obra más
conocida, Cien años de soledad (1967), lo consagró internacionalmente. Vivió en varios
países, escribió novelas, cuentos y guiones, y recibió el Premio Nobel de Literatura en
1982. Murió en México, dejando un legado fundamental para la literatura
hispanoamericana.
El cuento Alguien desordena estas rosas, escrito por Gabriel García Márquez en
1952, nos presenta una historia bastante especial. Un niño muerto desde hace cuarenta años
nos narra en primera persona cómo todavía está ahí, sentado en una silla del rincón, dentro
de la misma casa donde vivió y murió. A lo largo del relato, nos cuenta sus intentos por
llevar un ramo de rosas a su propia tumba. Pero no lo hace solo por capricho, sino porque
esas flores están cargadas de recuerdos, de cariño y de un pasado que no ha podido soltar.
Esta historia muestra que la muerte no siempre rompe todos los lazos. A veces, por el amor
y la memoria, los muertos siguen ahí, en silencio, acompañando a los vivos.
Desarrollo
Desde el principio, el cuento tiene un ambiente lleno de nostalgia. El narrador es un
niño que murió hace décadas, pero su forma de hablar es tranquila, como si su muerte no
fuera nada extraño. Su deseo es simple pero profundo: llevar unas rosas que cuida una
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Cruz Ramírez Débora Madai.
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mujer que fue su amiga de la infancia a su propia tumba. Parece algo imposible, pero él lo
intenta cada domingo, esperando el momento en que ella se duerma o se distraiga.
La mujer ha vuelto a vivir en la vieja casa después de muchos años. Es la misma
que, cuando eran niños, lloró su muerte como si fuera un hermano. Desde entonces, ella
vive dedicada a cuidar las rosas y el altar. Aunque no lo ve, parece sentir que algo o alguien
está cerca. En realidad, lo que hace es mantener vivo el recuerdo del niño con su rutina:
mece la silla, cuida las flores, habla con los santos, y mira con frecuencia hacia la silla del
rincón… justo donde él está.
Las rosas no son solo flores. Representan todo ese pasado compartido. Ella las
separa unas para los santos, otras para vender, pero él quiere llevarse las mejores a su
tumba. Es como si, al hacerlo, pudiera cerrar un ciclo que ha quedado inconcluso. Cada
intento fallido de cogerlas muestra lo difícil que es romper con el pasado cuando hay tanto
amor y tanto silencio de por medio.
Una parte muy poderosa del cuento es cómo los espacios están cargados de
memoria. La silla donde él está, los zapatos que dejaron junto al fogón, el altar, el
mecedor… todo tiene historia. Él no está ahí por casualidad, sino porque todo ese lugar
guarda lo que fue. Ella también ha vuelto porque, aunque no lo diga, necesita estar cerca de
eso.
La escena final es impactante: el niño, que ha esperado pacientemente durante
tantos años, sabe que un día ella no regresará más al cuarto. Entonces, será su turno de salir
de la casa y avisar que la mujer de las rosas necesita que la lleven a la colina. Ese será el día
en que por fin quedará solo, pero también el día en que ella sabrá que no era el viento quien
le desordenaba las flores cada domingo. Era él.
Conclusión
Alguien desordena estas rosas es un cuento que toca temas muy humanos: la
muerte, la memoria, la soledad y el amor que no desaparece. Nos muestra que los muertos
no siempre se van por completo, y que hay recuerdos que pueden durar toda una vida. A
través de los detalles cotidianos las rosas, la silla, el altar, Gabriel García Márquez nos hace
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ver cómo lo emocional puede habitar lo físico. Es un cuento que no da miedo, sino que
conmueve. Porque nos hace pensar que tal vez, en alguna parte de nuestra vida, también
alguien está esperando en silencio que lo recordemos.
Bibliografía
García Márquez, G. (1974). Ojos de perro azul (1.ª ed.). Editorial Sudamericana.
Cervantes, I. (s. f.). Gabriel García Márquez - Departamento de Bibliotecas y
Documentación del Instituto Cervantes.
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/
garcia_marquez_gabriel.htm