Mi Mama Es Un Hamster PDF
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Índice
1 Una vecina medio bizarra 7
10 El antídoto 59
11 Regalo de despedida 63
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Una vecina
medio bizarra
Ya se lo había dicho a mi mamá: había
que desconfiar de la vecina. Yo ya me ha-
bía dado cuenta de que era medio bizarra.
Acababa de cambiarse a nuestro edificio,
y desde mi ventana especial para espiar,
vi su camioneta llena de un desorden
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Agnès de Lestrade
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
Me dio un paracetamol, que metí en un rincón Hice una fingida mueca de falso dolor y
de la mejilla y que más tarde escupí en el agregué:
basurero. Después cerré las cortinas como -Creo que voy a dormir un poco.
cuando te duelen mucho los ojos y hasta el más Me di vuelta para el otro lado, y entonces, mi
mínimo rayo de sol te golpea las sienes. Lo mamá me dijo:
tenía todo perfectamente arreglado. -No, porque la señora Brígida, nuestra
Escuché a la vecina tocar el timbre y, después, encantadora vecina, tiene un don.
con su voz aguda, agradecer a mi mamá por su ¡Faltaba más! ¡Y yo puedo atravesar los
"encantadora invitación". muros, ya que estamos! ¡No, si mi mamá es muy
Estaba echada en mi cama muy tranquila ingenua! Hay que ser la reina de los inocentes
cuando la puerta se abrió. Mi mamá apareció para creer algo como eso.
con la vecina detrás. Antes de que pudiera contestar nada, ya
-Baba, corazón, ¿todavía te duele la cabeza? tenía las sucias garras de la vecina pegadas a
Tenía que exagerar si quería que la ve cina mi frente. Como pegamento, de ese que nada
saliera de mi pieza (¡lo antes posible!). nada lo despega. Sentía su aliento de sapo en
Entonces contesté: mi nariz. Hubiera querido gritar, aullar, lo que
-Solo tengo tres taladros peleándose en mi fuera con tal de que saliera de mi pieza con su
cráneo... ¡y estoy segura de que es contagioso! don y su sapo. Pero nada, no pude.
Mis piernas, mis brazos, mi boca: eran
como un montón de piedras inseparables.
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Agnès de Lestrade
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Entonces, la guinda de la torta: la señora Brígida
puso sus manos sobre mi cabeza. Después, con
un amplio gesto, barrió el aire.
-Listo -dijo.
Nada más ver la mirada de mi mamá, entendí
que sería muy educado y muy acogedor darle Garritas y
las gracias a la vecina diciendo que, ¡milagro!,
ya no me dolía nada, muchas gracias.
el hámster
Solo que mi boca todavía era de piedra.
Traté de gritar, "¡Auxilio mamá, ayuda!". En
Cuando desperté, el sol había caído
lugar de eso, sentí un picoteo en el cuello y me detrás de los árboles. Y cuando el sol cae
quedé dormida. detrás de los árboles, quiere decir que son
las siete.
Tenía un hambre de lobo.
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
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Una cosa
inexplicable
Francamente, no tuve ni tiempo de
desmayarme. Garritas se relamía los bigo-
tes como cuando está a punto de abrirle la
panza en dos a algún bicho con sus garras.
Entonces grité:
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
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familia de los seres humanos. O mejor, la
ponía delante de un espejo, esperando que
adivinara solita este entuerto improbable
La realidad
que no debería pasarle nunca a nadie.
Última solución: llamar a mi papá que
estaba de viaje en China, por su trabajo, y
decirle que... mmm... ¿qué?
en frente
Todavía tenía a mi mamá en la mano
cuando me lancé sobre el teléfono. ¡Eso!,
iba a llamar a los bomberos, a una
ambulancia, a los carabineros o a los tres
al mismo tiempo. Iban a venir, con sus
sirenas a todo volumen.
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
Le iban a hacer boca a boca a mi mamá... Uff, ¿Por qué me obligas a decírtelo? La rabia iba
qué delirio. ¿Qué boca, si mi mamá ya no tiene ganando tanto espacio en mi estómago que se
boca, sino un hocico lleno de dientecitos? lo lancé todo en la cara: que yo le advertí sobre
Además, justo a tiempo, me iluminé: un la vecina, que todavía no estaba segura de en
hamster parlante es como para el noticiero qué dimensión me quedé atrapada, que me
central. Para la portada de los diarios y ser sentía sola con mi papá en China y Martín en su
trending topic. O peor: ser la atracción paseo de curso. Le grité que me había metido
principal de algún circo con montones de en el tremendo enredo con su manía de invitar
visitantes dispuestos a pagar por ver la cabeza a desconocidos a tomar el té.
de mi mamá. Y ya que estaba en eso, le planté la
¡Por ningún motivo expondría la vida privada realidad frente a los ojos.
de mi mamá en primera plana! Ya con ser un -Mamá, ¿qué ves en el espejo?
hámster la vida privada recibe un gran baldazo -A ti, mi Bahía, con tu carita pálida.
de agua fría. Un hámster, además de dar Mi carita, mamá, tiene todos los motivos para
vueltas en su ruedita, no se puede decir que ser verde, gris, blanca o azul.
tenga una vida que sea realmente una vida. -Ya, pero mira mejor...
-Bahía, pero... ¡estás toda blanca! Acerqué mi mano al espejo:
¿Qué te pasa? -¿Pero, de adónde sacaste ese bicho? -gritó
¡Pero mamá, TODO me pasa! ¿Cómo puede ser mi mamá-. Sabes que tu papá es alérgico a los
que no sientas en qué te transformaste? pelos. Así que partiste de inmediato a dejar
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Una buena pizza
C reo que ahora sí mi mamá se
empezó a hacer un par de preguntas.
Con sus ojitos negros, se quedó
mirando fijamente el espejo. Después,
se paró en las patitas traseras y
levantó los brazos. Solo que, ya no
había dudas, eran
patas. Entonces, movió la nariz y de
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
nuevo, sin lugar a dudas, era un pequeño -¿Y estaban ricos los dulces de miel?
hocico. Cuando abrió la boca, pegó un chillido -Tan ricos que me comí cuatro.
que me rompió el corazón en un montón de La buena noticia es que las neuronas de mi
pedacitos desparramados. mamá estaban intactas. La mala noticia, que
-Pero... pero, ¿qué me pasa? Es una broma, llegan a menudo después de la buenas: los
solo una broma. ¿Ah, Bahía, dime que es dulces de miel, igual poción maléfica.
broma? Mi mamá frunció su naricita con bigote:
Le dije que no con la cabeza. Como no sabía -Emmm... efectivamente, quizá no debería
si mi mamá se acordaba de todo (porque es haberla invitado...
un hecho bien conocido, el cráneo de los En fin, no demasiado temprano, mi mamá
hámsteres es tan pequeño que no tiene más acabó por entender.
de dos neuronas) le hablé de la vecina. No había que ir a buscar más lejos. Con mi
Sí, mi mamá se acordaba bien de la vecina mamá bien apretada en mi mano, partí
que le había ofrecido unos deliciosos dulces donde la bruja. Ahí, golpeé con toda la
de miel, que había curado mi dolor de fuerza de mi puño (el que no sostenía a mi
cabeza, tomado el té, comido galletas. mamá). Oí unos pasos y la puerta se abrió.
-Una señora muy simpática -dijo mi -Ah, Bahía, ¿está mejor tu dolor de
mamá. cabeza? Porque ya sabes, tengo un don...
Disimuladamente, le pregunté: Le mostré a mi mamá:
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-¿Y esto es un don seguramente?
-No, eso es un hámster. Estaba dudando
entre un cocodrilo... ves, tienes suerte...
Estalló en una carcajada como para
espantar a los muertos-vivos, a los zombis o Una mamá sigue
a los dos a la vez. Y al cerrar la puerta, gritó:
-¡Me carga la gente acogedora!
siendo una mamá
La rabia casi me hace despegar del suelo.
Le dejé un kilo de patadas en la puerta.
Golpeé con mi mano libre hasta quemarme la
piel y grité:
-¡Sálvanos, vieja bruja! ¡Danos el antídoto!
Luego me deshice en llanto. Entonces mi
mamá me dijo:
-Ven conmigo, para subirnos el ánimo
L a vida de mi mamá acababa de dar
un vuelco (por decir lo menos) y ella me
vamos a hacer una buena pizza.
hablaba de pizza. En su lugar, yo habría
llorado hasta tener los ojos como huevo
frito. A todo esto, ¿los hámsteres lloran?
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
increíble, mi estómago no aguantaba más que grave, y que en cierta forma era mejor así.
agua. Para darle en el gusto a mi mamá, me Porque jamás hubiera podido usar el wáter de
comí un pedacito enano. Luego la puse en un los humanos.
plato tres veces su tamaño y la miré Luego acosté a mi mamá en el calcetín y
mordisquear la masa con sus dientes. esperé a que se durmiera.
Después tuvimos que organizarnos. Le dije a Esa noche no pude cerrar los ojos. Imposible
mi mamá que, por esa noche, dormiría en mi digerir semejante cuestión. Me fundí los sesos
cama. Me dijo que no, que iba a dormir en su tratando de buscar una solución a esta
pieza como de costumbre. Insistió en tomar catástrofe. Y terminé quedándome
una ducha, lavarse el pelo y los dientes. Me las dormida en la madrugada.
arreglé para que no se ahogara en el
lavamanos. Y después fui a mi pieza a buscar un
calcetín para hacerle un nidito.
Cuando volví al baño, mi mamá me dijo que lo
sentía mucho, que acababa de perder su
dignidad. No entendí nada hasta descubrir unos
diez pequeños zurullos redondos y humeantes
tras las nalgas de mi madre.
No sabía si reír o llorar. Entonces hice la dos
cosas. Después recogí todo diciendo que no era
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Los dulces de miel
A la mañana siguiente, corrí a la
pieza de mi mamá. Por su cara y su
pelaje desgreñado, entendí que no
había dormido en toda la noche.
Mirándola bien, vi dos lagrimitas caer
de sus pequeños ojos.
Entonces entendí que, si bien mi
mamá tiene un carácter fuerte, estaba
muerta de miedo. Acaricié su cabecita
tiernamente.
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
-¡Bahía, no!
Bueno, sí, tenía razón. No necesitábamos otro -¿Prepararme? ¿Para qué?
hámster en la familia. ¿Pero qué podíamos -Anda a vestirte para el colegio.
hacer con el quinto? ¡No podíamos desperdiciar ¿El colegio? ¡En qué planeta aterrizó!
esta última oportunidad! No, tenía que quedarme aquí con mi mamá, no
-Voy a lamerlo-dijo mi mamá. quitarle un ojo de encima y esperar...
-No-le dije-, ¡no! ¿esperar qué, a todo esto? ¿El antídoto de la
Tenía miedo de que pudiera ponerse aún peor, vecina? Sueña. ¿A los bomberos? Ya los había
pero mi mamá me contestó: borrado de la lista, sabemos por qué.
-Mi Bahía, dime, ¿qué podría ser peor? ¿Internet?
Claro, tenía razón. Pero yo no podía evitar Mientras, mi mamá seguía gritando:
pensar en la frase de la bruja: "Podría haberla -¡Bahía, anda a vestirte!
transformado en cocodrilo". Me metí de una carrera al computador.
Mi corazón se desbocó. Preferí cerrar los ojos Tecleé "hámster + dulces de miel", "brujería +
mientras mi mamá pasaba su pequeña lengua hámster" y algunas otras combinaciones
por el dulce. posibles. Los malditos resultados solo daban
Cuando volví a abrirlos, nada había direcciones de tiendas de mascotas, consejos
cambiado. para alimentar a tu hámster, evitando los
-Bueno, ya está -dijo mi mamá, que ya no dulces de miel, nefastos para su salud.
lloraba sus lágrimas de hámster-. Entonces puse directamente:
Ahora, Bahía, es hora de que te prepares...
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-¿Bahía, qué te pasa? ¡Estás pálida! Y como las mejores amigas del mundo
Hay que decir que con mis ojeras negras entienden que no siempre se le puede contar
colgando bajo los ojos, mi cara de papa cocida, todo a la mejor amiga del mundo, me tomó la
mi pelo desordenado y mis calcetas disparejas mano y entramos a clases.
estaba lejos de ser la Bahía en gloria y Me pasé una buena parte de la clasede
majestad. geografía con la nariz metida en la mochila. Era
-Puedes decirme lo que sea, mi Baba. obvio que me iban a pillar, pero era más fuerte
Yo te conté cuando mis papás se divorciaron. que yo. La autora de mis días podía
Lloré en tu cuello y tú me consolaste. literalmente quedar aplastada entre mi libro
Justo era eso lo que quería, llorar en su de matemáticas
cuello, en su polerón y donde fuera que pudiera y mi croquera.
derramar un mar de lágrimas. A la hora de almuerzo, tomé mi mochila para
-¿Tus papás se van a divorciar, es eso?
ir al casino, aunque estén prohibidas porque los
En ese momento, me dio un ataque de risa
niños las usan de catapulta.
nerviosa. No, mis papás no se iban a divorciar,
Igual lo intenté. Pero no contaba con que la
por la buena razón de que uno no puede
inspectora tenía ojos en la espalda.
divorciarse de un hámster.
-¡Bahía, tu mochila, a la sala!
Laura entendió que me iba a quedar muda
No tenía opción.
como una tumba con mi problema que no
-Perdón, mamá -le dije-. No te preocupes, me
entraba en ninguna categoría.
zampo un par de papas fritas y vuelvo altiro.
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Agnès de Lestrade
2x2=4
Eso fue lo que hice. Y ahí todo se fue por el 2x3=6
desagüe. 2x4=8
2.5.
-Mamá, soy yo. Mira, te traje una papa bien 21
salada, como te gustan.
No hubo respuesta.
Como loca, me tiré un piquero en mi mochila y
.
la di vuelta. ¡No había mamá!
Se me cayó el corazón directo a la guata, y mi
guata al piso. La busqué por todos lados. Mi
mamá había desaparecido.
Cuando todos entraron a la sala, yo figuraba
gritando:
-¡Mamá! ¿¿¿MAMÁ, dónde estás??? Me di cuenta de que los ojos de la profe
Obvio que tenía cara de loca. Hurgaba en estaban tan alocados como los míos. Me tomó
todos los escritorios, debajo de las sillas, por los hombros y me mandó con mano dura a
la enfermería.
entre las páginas de los libros, como si mi
Solo que mi terror era tan incontrolable que
mamá fuera a caber entre las páginas de un
ninguna mano dura podía contenerme.
libro. Ya no podía ser razonable, estaba en
-¡Mi mamá! ¡Se me perdió mi mamá! -gritaba,
pánico y fuera de mí.
dando prueba de que había perdido un tornillo.
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En la enfermería, claramente no me calmé. La al agua. Me dijo que lo iba a tomar por loco,
enfermera dijo que iba a llamar de inmediato a pero que había encontrado un hámster en su
mis papás, porque semejante furia no era mochila.
asunto suyo. Le grité que mi papá estaba en -¡Te juro, Bahía, un hámster! ¡Por la vida de
China y que mi mamá.. no tenía celular. mi mamá!
Al final, respiré tres veces y dejé de gritar Repetía que esta vez sí que era cierto, que no
porque no servía de nada. Además, Leopoldo, el
estaba inventando nada y que no se atrevía a
niño más distraído de la clase, llegó de pronto.
contarme el resto de la historia.
Me caía bien Leopoldo. Él solito era como un
Puse mi cara de signo de interrogación, pero
festival de imaginación.
no demasiado para no contrariar su futura
Un día, hizo un monito con su goma. Y su goma
se puso a conversar con su sacapuntas que revelación, que yo ya conocía. Entonces soltó:
estaba hablando con su croquera. -Te lo juro, Bahía, el hámster de mi
Se puede decir que eran un montón en la mochila ¡habla!
cabeza de Leopoldo. Esta última palabra la dijo en un susurro,
Vi de inmediato en sus ojos que le para no alertar a la enfermera que ordenaba
había pasado algo fuera de lo normal. las gasas justo al lado nuestro.
Nada que ver con la goma y el resto de la Después, Leopoldo siguió susurrando que la
familia. No, ahora se estaba retorciendo las profe había perdido el control de la situación.
manos, arrugando la frente. Y después, se echó Entre una niña que buscaba a su mamá bajo los
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El antídoto
Un montón de preguntas hervían en
mi cabeza sin encontrar la salida:
¿cómo decirle a la enfermera que podía
dejarme ir sin alertar al mundo entero?
Segunda pregunta: ¿cómo encontrar a
mi mamá?
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Agnès de Lestrade Mi mamá es un hámster
Se puso a dar brincos por todas partes y nos Orgullosa de haber manejado semejante
fundimos en un abrazo. La apreté fuerte contra enredo. Si sobreviví a esto podía sobrevivir a
mí. Todavía tenía un poco de olor a roedor, pero cualquier cosa.
solo un poco. No me imaginaba que la oportunidad se
De pronto, la puerta del departamento se presentaría tan pronto. Mi papá, mi mamá y yo
abrió. Era mi papá con maletas y un montón de nos estábamos devorando una pizza gigante
regalos. Al ratito estaba estornudando sin cuando tocaron el timbre. Era esta maldita
parar. Su cara empezó a hincharse. No era un vieja bruja de la vecina que tenía una serpiente
chiste su alergia. Con la cantidad de pelos que en la mano.
dejó el hámster por todos lados... ¿cómo Me la pasó. La solté del miedo que me dio.
explicarle que todos esos pelos eran de mi Pero después, al mirarla más de cerca,
mamá? reconocí los ojos de Martín...
Partió corriendo a la farmacia a buscar un
antialérgico para los pelos de hámster.
Mientras tanto, mi mamá y yo pasamos la
aspiradora.
Iba a poder retomar mi vida, mi propia y
verdadera vida, con Laura, Leopoldo y los
demás. Estos dos días me habían agotado. Pero
estaba orgullosa de mí misma.
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