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Fundacion de Potosi 01 Abril 1545

La ciudad de Potosí fue fundada el 1 de abril de 1545 tras el descubrimiento de vetas de plata por un pastor quechua, y rápidamente creció en población y riqueza gracias a la explotación minera. Sin embargo, esta prosperidad fue a costa de la explotación brutal de la población indígena y la posterior importación de esclavos africanos. La ciudad experimentó un declive a partir de 1650 y, a pesar de un resurgimiento por la producción de estaño en el siglo XIX, nunca recuperó su antiguo esplendor, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la independencia en la Batalla de La Tablada en 1817.
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Fundacion de Potosi 01 Abril 1545

La ciudad de Potosí fue fundada el 1 de abril de 1545 tras el descubrimiento de vetas de plata por un pastor quechua, y rápidamente creció en población y riqueza gracias a la explotación minera. Sin embargo, esta prosperidad fue a costa de la explotación brutal de la población indígena y la posterior importación de esclavos africanos. La ciudad experimentó un declive a partir de 1650 y, a pesar de un resurgimiento por la producción de estaño en el siglo XIX, nunca recuperó su antiguo esplendor, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la independencia en la Batalla de La Tablada en 1817.
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FUNDACION DE POTOSI 01 ABRIL 1545

Como todas las ciudades antiguas, la historia inicial de la ciudad es una mezcla de hechos fantásticos y
verídicos, por lo que es difícil separar la historia de la leyenda. Se dice que las vetas de plata fueron
descubiertas de forma casual, una noche del año 1545, por un pastor quechua llamado Diego Huallpa,
que se perdió mientras regresaba con su rebaño de llamas. Decidió acampar al pie del Cerro Rico y
encendió una gran fogata para abrigarse del frío. Cuando despertó por la mañana, se encontró con que,
entre las brasas humeantes de la fogata, brillaban hilillos de plata, fundidos y derretidos por el calor del
fuego. El cerro, aparentemente, era tan rico en vetas de plata que la misma se encontraba a flor de
tierra. El 1 de abril de 1545, un grupo de españoles encabezados por el capitán Juan de Villarroel
tomaron posesión del Cerro Rico, tras confirmar el hallazgo del pastor, e inmediatamente establecieron
un poblado.

De acuerdo con otra versión, los Incas ya conocían la existencia de plata en el cerro, pero cuando el
emperador inca intentó comenzar a explotación del cerro, éste lo expulsó mediante una estruendosa
explosión (de donde deriva el nombre del lugar, "¡P'utuqsi!"), prohibiéndole el extraer la plata, que
estaba reservada "para los que vinieran después". Varios historiadores son de la opinión de que esta
variante es una deliberada influencia de los españoles en la leyenda, para legitimar sus acciones.

En 1570, tan sólo 25 años después de su fundación, ya había crecido hasta alcanzar los 50.000
habitantes. Inicialmente se constituyó como un asiento minero dependiente de la ciudad de La Plata
(hoy Sucre) pero, tras una larga lucha por conseguir su autonomía, adquirió el rango de ciudad el 21 de
noviembre de 1561 mediante una capitulación expedida por el entonces Virrey del Perú, Diego López
de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva.

Gracias a esa capitulación, la ciudad recibió el nombre de Villa Imperial de Potosí y adquirió el derecho
a elegir a sus autoridades.

La inmensa riqueza del Cerro Rico y la intensa explotación a la que lo sometieron los españoles
hicieron que la ciudad creciera de manera asombrosa. En 1625 tenía ya una población de 160.000
habitantes, por encima de Sevilla y mayor aún que París o Londres. Su riqueza fue tan grande que en su
monumental obra "Don Quijote de la Mancha" Miguel de Cervantes acuñó el dicho español "vale un
Potosí", que significa que algo vale una fortuna.

Los españoles que vivían en la ciudad disfrutaban de un lujo increíble. A comienzos del siglo
XVII Potosí ya contaba con 36 iglesias espléndidamente ornamentadas, otras tantas casas de juego y 14
escuelas de baile. Había salones de bailes, teatros y tablados para las fiestas que lucían riquísimos
tapices, cortinajes, blasones y obras de orfebrería. De los balcones de las casas colgaban damascos
coloridos y lamas de oro y plata.

Los altares de las iglesias y las alas de los querubines en las procesiones eran de plata. En las casas de
los mineros más potentados circulaban todo tipo de perfumes, joyas, porcelanas y objetos suntuosos, y
se dice que hasta las herraduras de los caballos eran de plata.

Pero la población indígena, en tanto, sufría una explotación infrahumana. Decenas de miles de
indígenas fueron sometidos a la mita, un sistema de esclavitud que ya era habitual en el período
incaico, pero cuyo uso intensificaron los españoles, y creció aún más a instancias del virrey Francisco
de Toledo, ante la falta de mano de obra para la minería. A los mitayos (como se llamaba a los indios
sometidos a la mita) se les hacía trabajar hasta 16 horas diarias, cavando túneles, extrayendo el metal
manualmente o a pico. Eran muy frecuentes los derrumbes y otros accidentes, que ocasionaban la
muerte de cientos de trabajadores. Las rebeliones eran ahogadas a sangre y fuego. Es probable que
hasta 15.000 indígenas hayan muerto en la explotación de la plata, entre 1545 y 1625.

Con el agotamiento de trabajadores indígenas, colonizadores pidieron al rey permiso para importar
desde 1500 a 2000 esclavos africanos por año. Recibieron permiso, y durante el período colonial se
importaron aproximadamente 30.000 esclavos para trabajar en las minas de la ciudad. Los esclavos
también fueron usados como acémilas humanas; llegó a ser más barato reemplazar un esclavo que un
burro.

La extracción de plata llegó a su punto máximo alrededor del año 1650, momento en el cual las vetas
empezaron a agotarse, y Potosí entró en un camino cuesta abajo del que no pudo recuperarse jamás. En
1719, una epidemia de tifoidea mató a cerca de 22.000 personas, y otras tantas abandonaron la ciudad.
Para 1750 la población se redujo a 70.000 habitantes. Treinta años después, cayó a 35.000 habitantes.
Desde 1776 Potosí, como todo el Alto Perú (actual Bolivia), pasó a formar parte del Virreinato del Río
de la Plata, por lo que la plata dejó de embarcarse a España por el puerto de Arica y empezó a
embarcarse por el de Buenos Aires, a 55 días a caballo de distancia. Al estallar el movimiento de
independencia, la población había descendido a tan sólo 8.000 habitantes.

La producción de estaño salvó a Potosí de convertirse en un pueblo fantasma. Este metal al que los
españoles nunca le dieron importancia mantuvo viva la ciudad. La explotación se inició durante la
primera mitad del siglo XIX. Pero a principios del siglo XX, la sobreproducción hizo que los precios
internacionales cayeran, por lo que Potosí volvió a hundirse en la pobreza.

Acta de Posesión de Cerro Rico y Fundación de la ciudad de Potosí


“Yo don Diego de Centeno, Capitán de S. M. I. Señor Don Carlos V en estos reinos del Perú, en
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y a nombre del muy Augusto Emperador de Alemania,
de España y de estos Reinos del Perú, Señor Don Carlos V y en compañía y presencia de los capitanes
Don Juan de Villarroel, Don Francisco de Centeno, Don Luís de Santandía del Maestre de Campo Don
Pedro de Cotamito y de otros Españoles y naturales que aquí en número de 65 habemos, tanto señores
de vasallos como vasallos de señores, posesióname y estaco de este Cerro, y sus contornos y de todas
sus riquezas, nombrado por los naturales este Cerro Potosí y haciendo las primeras casas para nos
habitar en servicio de Dios nuestro Señor en provecho de su muy Augusta Majestad Imperial señor Don
Carlos V”. A primero de abril de este año del Señor de Mil e Quinientos y Cuarenta y Cinco: Capitán
Don Diego de Zenteno, Capitán Don Juan de Villarroel, Capitán Don Francisco de Centeno, capitán
Don Luís Santandia, maestre de campo, Don Pedro de Cotamito. No firman los demás, por no saberlo
hacer, pero lo signan con este signo "+" . Pedro de Torres. Licenciado”.

BATALLA DE LA TABLADA 15 DE ABRIL 1817

En los campos de La Tablada de Tolomosa, un reducido número de hombres, al mando de Eustaquio


Méndez, derrotó al ejército español, que dirigía el coronel Mateo Ramírez. Desde entonces se cuenta la
vida en libertad de la antigua Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa.

La fecha de la Batalla de La Tablada, un acontecimiento que a pesar de su profundo significado


histórico para Tarija, Bolivia e Iberoamérica fue objeto y sujeto de contradicciones internas y externas
desde 1817 hasta 1922. Fue hasta ese año, que, mediante una ordenanza, el Concejo de la ciudad de
Tarija aprobó oficialmente el 15 de abril como efeméride del departamento.

La historia cuenta que el 15 de abril de 1817 se libró una decisiva batalla dentro de la Guerra de la
Independencia en los campos de La Tablada de Tolomosa.
Los “montoneros”, al mando de Eustaquio Moto Méndez, derrotaron al ejército realista que presidía el
coronel Mateo Ramírez. Desde entonces, se cuenta la vida en libertad de la antigua Villa de San
Bernardo de la Frontera de Tarixa, nombre del primer español que llegó a esas tierras bañadas, hoy
como antes, por las aguas del río Guadalquivir.

Los “montoneros” eran los guerrilleros que, asentados en el sur, formaban parte de las llamadas
republiquetas. Su rol fue vital para decidir la suerte de la guerra, pues en los cuatro puntos cardinales
libraron batalla con una autonomía que no tenían ni realistas ni patriotas. Esto, según los historiadores
José de Mesa y Teresa Gisbert (Historia de Bolivia), fue también el motivo para que se exacerbara un
fuerte sentido de independencia en la antigua Charcas. Lo que derivó en la creación de la República de
Bolivia.

Elías Vacaflor escribe que “desde la fundación de la república, no han sido modificadas las costumbres
ni la organización social (de Tarija); los prejuicios sociales permanecen inalterables y todavía separan a
los blancos, cholos e indios”. Las “republiquetas de la Independencia, las famosas guerrillas, añade,
desarrollaron aún más el espíritu regionalista. Los guerrilleros y los montoneros luchaban más por su
tierra que por la patria”. Las razones “son obvias” y se mantienen aún hoy: “un mestizaje diferente,
diferencias geográficas, raciales y económicas: el occidente, conformado por los pueblos paceño,
orureño y potosino, influenciado por la cultura aymara”, mientras que “el oriente y los valles de Tarija
conservan la sangre española”.

Entre las conclusiones recogidas por el historiador sobre los hechos que propiciaron el éxito de los
montoneros se encuentran las que se resumen a continuación.

El prócer argentino Gregorio Saturnino Araoz de La Madrid, aliado de los “montoneros”, partió
junto a su tropa desde San Miguel de Tucumán (Argentina), el 18 de marzo de 1817 y arribó a
la Villa de Tarija, a horas 15.30 del lunes 14 de abril de 1817.
 Inmediatamente recibió apoyo (logístico, hombres y armas) de los “montoneros” de Méndez y
Uriondo. Luego, desplegó a sus hombres y a los propios “montoneros” alrededor de la plaza
Mayor de la Villa, sitiándola. Entre las 17.00 y 18.00, estas tropas se enfrentaron a más de 200
infantes al mando del español Mateo Ramírez, haciéndoles retroceder.
 El martes 15 de abril de 1817, entre las 11.00 y las 13.00, 70 insurgentes se enfrentaron en el
campo de la Tablada de Tolomosa contra el comandante español Malacabeza que estaba al
mando de 140 hombres, venciéndoles y tomando más de 40 prisioneros.
 Entre las 16.00 y 17.00, Ramírez aceptó rendirse en el campo de Las Carreras junto a 233
hombres del Batallón Gerona.
 El sitiaje por parte de los “montoneros” de Méndez y Uriondo a las tropas españolas
comandadas por Ramírez imposibilitó que éste auxilie a las de Malacabeza. Este significativo
dato, sumado a la participación de otros “montoneros”, demuestra que, sin el apoyo de éstos al
mando del Moto Méndez, Uriondo, Rojas y otros, hubiese sido imposible el triunfo militar
patriota.

La Batalla
La Batalla de la Tablada representó una prueba de fuego para el incipiente ejército boliviano. La
victoria era crucial para fortalecer la moral y la determinación de las fuerzas independentistas, así como
para socavar la influencia y el control español en la región.

El desarrollo de la batalla estuvo marcado por la valentía y el sacrificio de ambos bandos. Las fuerzas
realistas desplegaron una estrategia agresiva para mantener su posición y neutralizar la resistencia
patriota, mientras que los patriotas bolivianos, motivados por el fervor independentista, lucharon con
arrojo y determinación en defensa de su patria.

El General Eustaquio Méndez, líder de las fuerzas independentistas, desempeñó un papel crucial en la
planificación y ejecución de la estrategia militar. Su liderazgo inspirador y su habilidad táctica fueron
fundamentales para organizar y dirigir a las fuerzas patriotas en la batalla.

La Batalla de la Tablada fue un enfrentamiento prolongado y encarnizado. Durante horas, las fuerzas en
conflicto se enfrentaron en combates cuerpo a cuerpo, intercambiando disparos y maniobrando en un
terreno accidentado y desafiante.

La superioridad numérica de las tropas realistas planteó un desafío significativo para las fuerzas
patriotas. Sin embargo, la determinación y la valentía de los soldados bolivianos compensaron la
disparidad numérica y permitieron mantener la resistencia contra el avance enemigo.

La Batalla de la Tablada no solo fue un episodio militar, sino también un símbolo de la lucha y la
determinación del pueblo boliviano por su independencia y libertad. Representó un hito en la historia
de Bolivia y marcó un punto de inflexión en la guerra de independencia contra el dominio español.

La victoria en la Batalla de la Tablada fue celebrada como un logro histórico para las fuerzas
independentistas y un golpe significativo al dominio colonial español. Esta victoria fortaleció la moral
y la unidad del pueblo boliviano, y consolidó el avance de las fuerzas patriotas en la región de Tarija.

El legado de la Batalla de la Tablada perdura en la memoria colectiva del pueblo boliviano. Es


recordada como un ejemplo de coraje, sacrificio y determinación en la lucha por la libertad y la
independencia. La batalla se ha convertido en un símbolo de la identidad nacional y un recordatorio de
la importancia de la unidad y la resistencia frente a la opresión y la adversidad.

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