La autorregulación en el aprendizaje autónomo se refiere a la capacidad de los estudiantes para dirigir
activamente su propio proceso de aprendizaje. Implica la planificación, monitoreo, evaluación y ajuste
de estrategias de aprendizaje para alcanzar metas personales, utilizando habilidades cognitivas,
motivacionales y conductuales.
Conceptos Clave:
Motivación:
La disposición interna para aprender y la creencia en la propia capacidad para lograr objetivos.
Planificación:
Establecer metas claras y diseñar estrategias para alcanzarlas.
Monitoreo:
Observar y evaluar el progreso durante el aprendizaje para identificar fortalezas y áreas de mejora.
Control:
Ajustar las estrategias y acciones en función de los resultados obtenidos.
Evaluación:
Reflexionar sobre el proceso de aprendizaje y los resultados obtenidos para extraer conclusiones.
Metacognición:
La conciencia del propio proceso de aprendizaje y la capacidad de reflexionar sobre él.
Importancia en el Aprendizaje Autónomo:
La autorregulación es fundamental para el aprendizaje autónomo porque permite a los estudiantes:
Aprender de manera más eficiente:
Al planificar y ajustar sus estrategias, los estudiantes pueden optimizar su tiempo y esfuerzo.
Tomar el control de su aprendizaje:
La autorregulación fomenta la independencia y la responsabilidad en el proceso de aprendizaje.
Desarrollar habilidades de aprendizaje:
La práctica de la autorregulación fortalece habilidades como la planificación, el monitoreo y la
evaluación.
Adaptarse a diferentes contextos de aprendizaje:
La autorregulación permite a los estudiantes aplicar estrategias de aprendizaje en diversos entornos.
Lograr un aprendizaje más profundo y significativo:
Al reflexionar sobre su aprendizaje, los estudiantes pueden construir un conocimiento más sólido y
duradero.
Ejemplos de Autorregulación:
Un estudiante que establece metas de estudio diarias y monitorea su progreso para asegurarse de
cumplirlas.
Un estudiante que identifica sus dificultades en la comprensión de un tema y busca estrategias
alternativas para abordarlo.
Un estudiante que evalúa su desempeño en un examen y reflexiona sobre las estrategias de estudio
que le ayudaron a obtener buenos resultados.
Un estudiante que se adapta a un nuevo entorno de aprendizaje online, utilizando herramientas y
recursos disponibles para alcanzar sus objetivos.
En resumen, la autorregulación es un proceso esencial para el éxito en el aprendizaje autónomo, ya
que permite a los estudiantes tomar el control de su propio proceso de aprendizaje, desarrollar
habilidades clave y lograr un aprendizaje más significativo y duradero.
Es una habilidad de autocontrol que se relaciona con la responsabilidad en el estudio por medio
del monitoreo en la consecución de metas u objetivos, del plan de acción para lograr el éxito
académico y cómo nos sentimos durante el proceso. Esta habilidad te facilita el conocer cómo
aprendes y cómo piensas a través del monitoreo de tu proceso de aprendizaje para visualizar tus
obstáculos, fortalezas, fracasos o éxitos durante y después del estudio. Es una habilidad importante
para mejorar tus métodos de estudio, puesto que te ayudará a tomar acciones para lograr tu
propósito y a gestionar de manera adecuada el tiempo del que dispones para cumplir con tus
actividades.
La autorregulación es la conciencia que tienes de tu capacidad para controlar tu propio aprendizaje.
Este hábito te será de apoyo al momento de reflexionar sobre si el método que elegiste en la fase de
autogestión es adecuado para el aprendizaje que esperas lograr. Es una práctica que te ayuda a
replantear las estrategias apropiadas y si será necesario reforzar el plan original con algún tipo de
asesoría o con recursos de información complementarios.
De acuerdo con Zimmerman (2001) y Pintrich (2004), el proceso de autorregulación tiene que ver con
analizar y regular nuestros procesos mentales, nuestras emociones o sentimientos respecto a un tema
o tarea y hasta ser consciente del ambiente en donde estudiamos, ya que son elementos que pueden
entorpecer o facilitar alcanzar una meta. De esta forma, analizamos si aprendimos, cómo logramos
aprender, qué objetivos logramos y qué estrategias de estudio utilizamos para llegar a la meta.
Para desarrollar la autorregulación en el aprendizaje autónomo, son necesarios elementos como
la metacognición, estrategias de aprendizaje, motivación intrínseca, autoconciencia emocional y la
planificación de tareas, entre otros. Estos elementos permiten al estudiante comprender sus propios
procesos de aprendizaje, establecer metas, seleccionar estrategias efectivas, monitorear su progreso y
adaptarse a diferentes situaciones.
Elementos clave para la autorregulación en el aprendizaje autónomo:
Metacognición:
Es la habilidad de pensar sobre el propio pensamiento, lo que implica comprender cómo se aprende y
cómo se puede mejorar el proceso de aprendizaje.
Estrategias de aprendizaje:
Son técnicas y métodos que los estudiantes utilizan para adquirir, organizar, procesar y recuperar
información. Incluyen estrategias cognitivas (como el resumen, la elaboración, la organización) y
estrategias metacognitivas (como la planificación, el monitoreo y la evaluación).
Motivación intrínseca:
Es el impulso interno que lleva al estudiante a aprender por el interés y la satisfacción que encuentra
en la tarea misma, en lugar de depender de recompensas externas.
Autoconciencia emocional:
La capacidad de reconocer y comprender las propias emociones, fortalezas y debilidades, así como las
de los demás, es fundamental para regular el estado emocional durante el aprendizaje.
Planificación de tareas:
Implica establecer metas claras, identificar los recursos necesarios, definir los pasos a seguir y estimar
el tiempo de ejecución.
Monitoreo y evaluación:
Consiste en hacer seguimiento al progreso, identificar las dificultades y realizar ajustes en la estrategia
de aprendizaje si es necesario.
Adaptabilidad:
La capacidad de ajustar las estrategias de aprendizaje a diferentes contextos y situaciones, así como
de manejar el cambio y la incertidumbre.
Autoeficacia:
La creencia en la propia capacidad para tener éxito en una tarea o situación específica, lo que influye
en la motivación y el esfuerzo invertido.
Apoyo social:
La posibilidad de buscar ayuda y retroalimentación de profesores, compañeros u otros recursos.
Retroalimentación:
La información que recibe el estudiante sobre su desempeño, que le permite identificar áreas de
mejora y ajustar su enfoque.
Ambiente de aprendizaje adecuado:
Un entorno que promueva la concentración, la tranquilidad y la motivación.
Al desarrollar estos elementos, los estudiantes pueden convertirse en aprendices más efectivos,
autónomos y resilientes, capaces de afrontar los desafíos del aprendizaje a lo largo de la vida.
AUTORREGULACIÓN DEL APRENDIZAJE: CLAVE PARA EL ÉXITO ACADÉMICO Y PERSONAL
martes, 18 de febrero de 2025
La nueva educación se ha decidido por pensar que aprender no es solo cuestión de asistir a clase,
tomar apuntes y/o hacer los deberes. Aprender, de verdad, implica tomar el control de su propio
proceso, decidir qué estrategias le funcionan, gestionar su tiempo y, sobre todo, enfrentarse a la
frustración de no comprender algo a la primera. Este proceso, conocido como autorregulación del
aprendizaje , es una de las habilidades más valiosas que podemos desarrollar en nuestros alumnos.
La autorregulación del aprendizaje es un proceso mediante el cual los estudiantes regulan su propia
conducta, enfocándola en la adquisición de un contenido, habilidad o tarea académica (1). Este
proceso implica el uso selectivo de procesos específicos que deben adaptarse personalmente a cada
tarea del aprendizaje (1). Según Zimmerman, la autorregulación del aprendizaje implica no solo un
conocimiento detallado de una habilidad, sino que también involucra la autoconciencia, la
automotivación y la habilidad de comportamiento para implementar ese conocimiento de manera
apropiada (2)
Si miramos a nuestro alrededor, vemos ejemplos de autorregulación en muchos ámbitos de la vida
cotidiana. Desde el músico que ajusta su técnica tras cada ensayo, hasta el atleta que modifica su
entrenamiento según su rendimiento, la autorregulación es lo que permite a las personas mejorar de
manera autónoma. En el aula, sucede lo mismo. Una niña o un niño que aprende a regular su
conducta para lograr un objetivo académico tiene más posibilidades de éxito que aquellos que espera
pasivamente la instrucción de su profesora.
6 Herramientas para aprender a aprender
Uno de los primeros pasos para que un aprendiz pueda autorregular su aprendizaje es que sea
consciente de sus emociones, sus fortalezas y sus dificultades.
La autoconciencia emocional es la capacidad básica para comprender nuestros propios procesos
internos y para relacionarnos adecuadamente con los demás. En este contexto, la conciencia
emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y es la base de la inteligencia
emocional y las habilidades sociales. La autoconciencia emocional es un componente esencial, porque
las emociones juegan un papel fundamental en la motivación y en la capacidad de afrontar desafíos.
Para desarrollar esta capacidad en el aula, podemos utilizar estrategias creativas.
Por ejemplo, una actividad interesante consiste en pedir a los alumnos que dibujen un círculo dividido
en ocho secciones, como un pastel (La tarta de las emociones) y asignar un color o una imagen a cada
emoción que experimentan con frecuencia. El tamaño de la porción dependerá de si experimentamos
esa emoción en mayor o menor medida. Este ejercicio no solo les ayuda a conocer su estado global y
a identificar sus emociones, sino que también abre un espacio para poder hablar sobre cómo influyen
en estas emociones en su rendimiento académico.poniéndoles ejemplos sobre ellas y resolviendo sus
dudas.Una vez que el alumnado reconoce sus emociones, puede comenzar a gestionarlas de manera
efectiva.
Otra herramienta que ha demostrado ser efectiva en el desarrollo de la autorregulación es
la conciencia plena. Esta técnica ayuda a los alumnos a estar presentes en el momento, a reconocer
sus pensamientos sin juzgarlos ya enfocarse en la tarea con mayor claridad. En la práctica, podemos
incorporar pausas de reflexión antes de comenzar una actividad compleja, para tener conciencia plena
del para qué vamos aprender lo que vamos a aprender.
La reflexión también es clave. Cuando un aprendiz se toma un momento para analizar cómo ha
trabajado en una tarea, qué le ha funcionado y qué puede mejorar, está entrenando su capacidad de
monitorear su propio aprendizaje. Un ejercicio útil es realizar autoevaluaciones tras las tareas y
autoresponderse preguntas como:
¿Qué hice bien en esta tarea? ¿Qué dificultades encontré? ¿Cómo podría mejorar la próxima vez?
Existen diversas estrategias que puedes utilizar para ayudar a tus alumnos a desarrollar las funciones
de monitoreo. Por ejemplo:
Revisar sistemáticamnte los objetivos claros: Ayuda a los estudiantes a establecer sus metas a corto y
a largo plazo y a trabajar hacia ellas de manera constante moitoreando sus progresos y haciendo
ajustes necesarios en el camino
Enseñar a los estudiantes a establecer prioridades: Enséñales a los estudiantes a establecer
prioridades y a enfocarse en las tareas más importantes primero. Esto les ayudará a ser más eficientes
y a completar sus tareas de manera más efectiva.
Estos momentos de metacognición no solo mejoran la capacidad de aprender de los errores, sino que
refuerzan la autonomía y la confianza en sus propias estrategias de aprendizaje.
La motivación es otro pilar fundamental en la autorregulación. Un estudiante desmotivado
difícilmente encontrará razones para organizar su tiempo, reflexionar sobre su progreso o ajustar su
forma de aprender. Para fomentar la automotivación en el aula, son necesarias tres acciones clave:
Establecer objetivos claros y alcanzables : Saber hacia dónde se dirige el aprendizaje da sentido a
cada tarea.
Fomentar la creatividad y la exploración : Los estudiantes se comprometen más con lo que les
interesa. Darles opciones en sus proyectos o permitirles elegir cómo presentar un trabajo puede
aumentar su motivación intrínseca.
Proporcionar retroalimentación significativa : No basta con señalar errores, hay que mostrar caminos
para mejorar. Es evidente que una corrección acompañada de una pregunta reflexiva ¿Cómo podrías
haber enfocado esto de otra manera? es más valiosa que un simple "mal hecho".
Además, la gestión del tiempo es un factor determinante en la autorregulación. Cada vez más
alumnado tiene dificultades para organizarse, lo que les lleva a acumular tareas, a saturar la memori
de trabajo o a postergar el estudio. Una estrategia útil es enseñarles a dividir grandes tareas en pasos
pequeños y manejables. Unos chicos que tienen que preparar una exposición pueden empezar por
buscar información un día, estructurar sus ideas al siguiente y ensayar poco a poco, en lugar de
hacerlo todo la noche anterior.
Cambiar el rol de transmisores de contenido a facilitadores del aprendizaje
Cuando enseñamos autorregulación, no solo estamos ayudando a los alumnos a mejorar sus
resultados académicos, sino que les estamos dando una herramienta fundamental para la vida. Saber
cómo enfrentarse a un problema, ajustar estrategias y perseverar ante la dificultad es una habilidad
que les servirá en cualquier ámbito, ya sea en la universidad, en el trabajo o en su vida personal.
Para los docentes, esto implica cambiar el rol de transmisores de contenido a facilitadores del
aprendizaje. Más que evaluar solo el producto final, debemos observar el proceso, guiando a los
estudiantes para que comprendan cómo aprenden y cómo pueden mejorar.
Si logramos que lnestro alumnado sea más consciente de su propio aprendizaje, más reflexivo sobre
sus emociones y más estratégico en la manera en que abordan sus tareas, no solo estaremos
formando personas competentes, sino personas con las herramientas necesarias para afrontar los
retos del futuro.
Porque aprender no es solo recibir información, es saber cómo utilizarla, y en ese camino, la
autorregulación es el mejor aliado
Rueda de las emociones según Plutchik (2006)
Aplicabilidad de la Autorregulación en el Aprendizaje Autónomo:
La autorregulación se manifiesta en diversas áreas y etapas del aprendizaje autónomo:
1. Planificación y establecimiento de metas: Los estudiantes autorregulados son capaces de definir sus
propios objetivos de aprendizaje, prever el tiempo que les tomará una tarea y elegir un entorno
favorable para el estudio. Esto implica identificar los recursos necesarios y establecer un plan de
acción.
2. Uso de estrategias cognitivas y metacognitivas: Implica que los estudiantes conocen y aplican
estrategias para entender, procesar, organizar, elaborar y recuperar información. La metacognición, el
conocimiento y control sobre los propios procesos de pensamiento, es crucial para monitorear y
ajustar el aprendizaje.
3. Control emocional y motivación: Los aprendices autorregulados desarrollan y gestionan sus
emociones para que sean positivas para el aprendizaje, manteniendo la motivación, el entusiasmo y el
gusto por la tarea. La automotivación es un motor clave para el aprendizaje autónomo.
4. Monitoreo y autoevaluación: Durante el proceso de aprendizaje, los estudiantes autorregulados
monitorean su progreso, identifican si están entendiendo o si necesitan ajustar sus estrategias. Son
capaces de autoevaluar sus resultados y reflexionar sobre qué está funcionando y qué no,
permitiendo la toma de decisiones para mejorar.
5. Búsqueda de ayuda y recursos: No significa aislamiento. Un estudiante autorregulado sabe cuándo
necesita ayuda y es asertivo para buscarla, ya sea de profesores, compañeros o recursos digitales.
6. Adaptación a diferentes modalidades de aprendizaje: En el contexto actual, con la creciente
presencia de la educación a distancia y virtual, la autorregulación es esencial para que los estudiantes
gestionen su tiempo, el espacio de estudio y se mantengan comprometidos con sus metas
académicas.
Importancia de la Autorregulación en el Contexto Socioeducativo Actual:
La importancia de la autorregulación del aprendizaje en el contexto socioeducativo actual se deriva de
varios factores:
1. Desarrollo de habilidades para el siglo XXI: En un mundo en constante cambio, donde la información
es abundante y el conocimiento evoluciona rápidamente, la capacidad de "aprender a aprender" es
más crítica que nunca. La autorregulación dota a los estudiantes de las herramientas para ser
aprendices de por vida.
2. Fomento de la autonomía y la responsabilidad: La autorregulación impulsa a los estudiantes a ser
agentes activos de su propio aprendizaje, promoviendo la autodirección, la autodisciplina y la
responsabilidad sobre sus resultados. Esto es fundamental para formar individuos proactivos y
competentes.
3. Mejora del rendimiento académico: Diversas investigaciones demuestran que los estudiantes con
mayores niveles de autorregulación suelen tener un mejor desempeño académico, ya que son más
eficientes en la gestión de sus estudios y en la superación de obstáculos.
4. Adaptación a la educación digital y a distancia: La pandemia de COVID-19 aceleró la transición hacia
modalidades de aprendizaje virtual, donde la supervisión directa del docente es menor. En este
escenario, la autorregulación se volvió indispensable para que los estudiantes pudieran organizar su
tiempo, mantener la concentración y gestionar los recursos digitales.
5. Desarrollo integral del estudiante: La autorregulación no solo se limita al ámbito cognitivo, sino que
también abarca el control emocional y la motivación, contribuyendo al bienestar general y a la calidad
de vida del estudiante.
6. Rol del docente como facilitador: En lugar de ser meros transmisores de conocimiento, los docentes
se convierten en guías y mediadores que enseñan y modelan estrategias de autorregulación. Su rol es
crucial para ayudar a los estudiantes a desarrollar la metacognición y a reconocer la utilidad de
diferentes estrategias.
En resumen, la autorregulación es una competencia transversal que empodera a los estudiantes para
ser aprendices efectivos, autónomos y resilientes, capaces de enfrentar los desafíos de un mundo en
constante evolución y de asumir un papel activo en su propio desarrollo a lo largo de la vida.
El desarrollo de los procesos de autorregulación en el aprendizaje autónomo requiere la confluencia
de varios elementos clave, que interactúan entre sí para permitir que el estudiante tome las riendas
de su propio camino educativo. Estos elementos se pueden agrupar en dimensiones cognitivas,
metacognitivas, motivacionales y contextuales:
1. Elementos Cognitivos:
Conocimiento de estrategias de aprendizaje: El estudiante debe conocer y ser capaz de aplicar
diversas estrategias para adquirir, procesar, organizar y recordar la información. Esto incluye:
o Estrategias de elaboración: Para conectar nueva información con conocimientos previos (ej. hacer
resúmenes, mapas conceptuales, analogías).
o Estrategias de organización: Para estructurar la información (ej. esquemas, categorización).
o Estrategias de ensayo: Para repasar y memorizar (ej. repetición, tarjetas de estudio).
o Estrategias de resolución de problemas: Para abordar tareas complejas y encontrar soluciones.
Habilidades de pensamiento crítico: Capacidad para analizar, evaluar y sintetizar información de
manera objetiva, lo que permite al estudiante cuestionar, reflexionar y construir su propio
conocimiento.
Habilidades de análisis y síntesis: Descomponer la información en sus partes para comprenderla
mejor y luego integrar esas partes en una comprensión coherente y significativa.
2. Elementos Metacognitivos:
Planificación: La capacidad de establecer metas claras y realistas, identificar los recursos necesarios,
prever el tiempo requerido y diseñar un plan de acción para abordar una tarea de aprendizaje.
o Establecimiento de metas: Definir objetivos de aprendizaje específicos, medibles, alcanzables,
relevantes y con un plazo determinado (SMART).
o Diagnóstico de necesidades: Conocer las fortalezas y debilidades propias en relación con el tema a
aprender.
o Selección de estrategias: Elegir las estrategias de aprendizaje más adecuadas para la tarea y el estilo
de aprendizaje personal.
Monitoreo: La capacidad de supervisar activamente el propio proceso de aprendizaje mientras se está
llevando a cabo.
o Autobservación: Prestar atención a cómo se está aprendiendo, si se está entendiendo el material, si
se están utilizando las estrategias de forma efectiva.
o Autocuestionamiento: Plantearse preguntas sobre la comprensión, la relevancia y la aplicación de lo
que se está aprendiendo.
Autoevaluación: La capacidad de juzgar el propio progreso y los resultados del aprendizaje,
identificando éxitos y áreas de mejora.
o Comparación con metas: Evaluar si se han alcanzado los objetivos de aprendizaje establecidos.
o Reflexión sobre el proceso: Analizar qué funcionó bien y qué no, y por qué.
o Ajuste y adaptación: Utilizar la información de la autoevaluación para modificar las estrategias o el
plan de acción en futuras tareas.
3. Elementos Motivacionales y Afectivos:
Motivación intrínseca: El deseo genuino de aprender por el placer de aprender, la curiosidad o el
interés en el tema. Es un pilar fundamental para el aprendizaje autónomo, ya que impulsa al
estudiante a persistir y superar desafíos.
Autoeficacia: La creencia del estudiante en su propia capacidad para tener éxito en una tarea de
aprendizaje. Una alta autoeficacia fomenta la persistencia, el esfuerzo y la resiliencia ante las
dificultades.
Valor de la tarea: Percibir la relevancia, utilidad o importancia de la tarea de aprendizaje para las
metas personales o futuras.
Control emocional: Habilidad para gestionar las emociones (ansiedad, frustración, aburrimiento) de
manera que no interfieran negativamente con el proceso de aprendizaje, sino que lo impulsen.
Resiliencia: Capacidad para afrontar y superar los fracasos o dificultades en el aprendizaje,
aprendiendo de ellos y manteniéndose motivado para continuar.
4. Elementos Contextuales y Ambientales:
Ambiente de aprendizaje favorable: Un entorno que propicie la concentración, la disponibilidad de
recursos y la ausencia de distracciones. Esto puede incluir un espacio físico adecuado o herramientas
digitales organizadas.
Acceso a recursos: Disponibilidad de materiales de estudio, bibliotecas, recursos en línea, tutores o
compañeros que puedan ofrecer apoyo.
Feedback (retroalimentación): Oportunidades para recibir información sobre el propio desempeño, ya
sea de fuentes externas (docentes, compañeros) o internas (autoevaluación). Un feedback
constructivo es crucial para ajustar el aprendizaje.
Apoyo social: Interacción con pares, docentes o mentores que puedan ofrecer orientación,
colaboración y un sentido de comunidad en el aprendizaje.
Claridad en las expectativas: Comprender claramente lo que se espera del aprendizaje, los criterios de
evaluación y los objetivos del curso o tarea.
En conjunto, estos elementos forman un sistema interconectado. El desarrollo de uno de ellos a
menudo refuerza a los demás, creando un ciclo virtuoso que potencia la capacidad del estudiante para
aprender de forma autónoma y efectiva. Es fundamental que los educadores no solo presenten
contenido, sino que también guíen a los estudiantes en el desarrollo consciente de estas habilidades
de autorregulación.
¿Cómo ayudan las técnicas de estudio a generar un aprendizaje autónomo?
Las técnicas de estudio contribuyen al aprendizaje autónomo de varias maneras fundamentales:
1. Fomentan la Metacognición: La metacognición es, en esencia, "pensar sobre el propio pensamiento".
Cuando un estudiante aplica una técnica de estudio, como la elaboración de un mapa mental o la
autoevaluación con simulacros, no solo está procesando información, sino que también está
reflexionando sobre cómo aprende, qué estrategias le funcionan mejor y dónde están sus lagunas de
conocimiento. Este nivel de conciencia es crucial para la autorregulación y, por ende, para la
autonomía.
2. Desarrollan la Planificación y Organización: Técnicas como el establecimiento de metas SMART o la
planificación semanal y diaria obligan al estudiante a pensar de forma proactiva sobre su aprendizaje.
Aprenden a asignar tiempo, identificar recursos, priorizar tareas y descomponer objetivos grandes en
pasos manejables. Esta habilidad de planificación es un sello distintivo del aprendiz autónomo.
3. Potencian la Comprensión Profunda: Más allá de la memorización superficial, técnicas como la
lectura activa, la síntesis o la explicación del contenido a otros promueven un procesamiento activo
de la información. El estudiante no solo absorbe datos, sino que los organiza, los relaciona, los
cuestiona y los integra con sus conocimientos previos, lo que lleva a una comprensión significativa y
duradera.
4. Promueven la Autorregulación Emocional y Motivacional: Cuando un estudiante utiliza la Técnica
Pomodoro, por ejemplo, está gestionando su concentración y evitando la fatiga. Al practicar la
autoevaluación, aprende a identificar sus errores no como fracasos, sino como oportunidades de
mejora, lo que refuerza la resiliencia y la autoeficacia. Saber cómo gestionar la frustración o el
desinterés es clave para mantener la motivación intrínseca necesaria en el aprendizaje autónomo.
5. Facilitan la Adaptación y Flexibilidad: El dominio de diversas técnicas de estudio le permite al
aprendiz autónomo elegir la herramienta más adecuada para cada tipo de contenido o tarea. No se
aferran a una única forma de estudiar, sino que son flexibles y adaptan sus estrategias según las
demandas del aprendizaje, un atributo esencial en un mundo con información cambiante y diversas
modalidades educativas.
6. Mejoran la Eficiencia y el Rendimiento: Al utilizar técnicas que optimizan el tiempo y el esfuerzo,
como la repetición espaciada o las mnemotécnicas, los estudiantes autónomos logran mejores
resultados académicos en menos tiempo. Esta eficiencia les da confianza y les permite asumir
mayores desafíos de aprendizaje.
7. Fomentan la Responsabilidad Personal: Al tener un conjunto de herramientas para gestionar su
propio aprendizaje, el estudiante asume una mayor responsabilidad sobre su progreso y sus
resultados. Se dan cuenta de que su éxito depende en gran medida de sus propias acciones y
decisiones, lo que los convierte en aprendices proactivos en lugar de reactivos.
En síntesis, las técnicas de estudio no son solo métodos para mejorar el desempeño académico; son
habilitadores que transforman a los estudiantes de meros receptores de información en arquitectos
de su propio conocimiento. Les brindan las habilidades, la confianza y la mentalidad necesarias para
navegar el vasto océano del saber de forma independiente y efectiva, preparándolos para un
aprendizaje continuo a lo largo de toda su vida.
Definiciones según autores
Aprendizaje autónomo
Crispín et al. (2011): Es la construcción de los propios aprendizajes, propiciando creatividad,
autoestima y la capacidad de decidir por uno mismo; implica aprender a aprender, con claridad en los
objetivos personales.
Bedoya, Giraldo, Montoya y Ramírez: Es la capacidad que tiene el sujeto para autodirigirse y
autorregularse, tomando una postura crítica sobre su proceso educativo y formativo.
Little (1991): Es la capacidad de actuar de manera independiente, tomar decisiones y reflexionar
críticamente para involucrarse en el proceso de aprendizaje.
Aprendizaje
Gagné (1985): Cambio en la disposición o capacidad de las personas, que puede retenerse y no es
atribuible simplemente a procesos temporales, sino a la experiencia.
Alonso, Gallego & Honey (1995): Proceso de adquisición de una disposición relativamente duradera
para cambiar la percepción o conducta como resultado de la experiencia.
Feldman (2005): Cambio relativamente permanente en el comportamiento de una persona generado
por la experiencia.
Aprendizaje significativo
David Ausubel: Ocurre cuando los nuevos conceptos se relacionan de manera relevante y lógica con el
conocimiento previo del estudiante, integrándose a la estructura cognitiva existente.
Joseph Novak: Es el proceso mediante el cual los individuos organizan y estructuran su conocimiento,
estableciendo conexiones significativas entre conceptos.
Jerome Bruner: Se centra en la comprensión, no en la memorización, y en la capacidad de aplicar lo
aprendido en situaciones relevantes.
Metacognición
Flavell (1976): Es el monitoreo activo y la regulación de los propios procesos cognitivos en función de
metas u objetivos concretos.
Burón (1996): Incluye reconocer los objetivos, seleccionar estrategias, autoobservar el proceso y
evaluar los resultados.
Wikipedia: Es la conciencia y comprensión de los propios procesos de pensamiento y patrones que los
sustentan.
Hábitos de estudio
Rondón (1991): Conductas que el estudiante manifiesta de forma regular ante el acto de estudiar y
que repite constantemente.
Escalante et al. (2008): Forma en la cual se adquiere el conocimiento bajo ciertas condiciones
ambientales de tiempo y espacio, transformando el estudio en costumbre.
Técnicas de estudio
Ayma (1996): Conjunto de herramientas lógicas que ayudan a mejorar el rendimiento y facilitan el
proceso de memorización y estudio.
Gutiérrez (2008): Competencias complejas formadas por estrategias simples, utilizadas para realizar
tareas con un propósito definido, como aprender.
Wikipedia: Métodos aprendidos y aplicables a distintos campos, como subrayado, esquemas,
resúmenes, planificación, entre otros.
Estrategia de aprendizaje
Monereo: Comportamientos planificados que seleccionan y organizan mecanismos cognitivos,
afectivos y motrices para enfrentar situaciones o problemas de aprendizaje.
Díaz Barriga: Procedimientos que incluyen métodos y actividades para alcanzar un objetivo de
aprendizaje o solución de un problema académico.
Calleja, Beltrán, Moraleda, Santiuste y García-Alcañiz: Actividades u operaciones mentales
empleadas para facilitar la adquisición del conocimiento.
Referencias integradas en el texto según autores citados.
Peralta, A. (2023) Aprendizaje autónomo del estudiante de educación básica: Una revisión
bibliográfica. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú.
Gagné, R. (1985). Las condiciones del aprendizaje y la teoría de la instrucción. Nueva York: CBS College
Publishing.
Ausubel, D.P. (1960). The use of advance organizers in the learning and retention of meaningful verbal
material. Journal of Educational Psychology, 51, 267-272.
Ausubel, D. (1963). The Psychology of Meaningful Verbal Learning. New York: Grune & Stratton.
Ausubel, D. (1978). In defense of advance organizers: A reply to the critics. Review of Educational
Research, 48, 251-257.
Ausubel, D., Novak, J., & Hanesian, H. (1978). Educational Psychology: A Cognitive View (2nd Ed.). New
York: Holt, Rinehart & Winston.
Ausubel, D., Novak, J., y Hanesian, H. (2009). Psicología educativa: un punto de vista cognoscitivo.
México: Trillas.
Alonso, C. y Gallego, D. (2004). Estilos de aprendizaje: teoría y práctica. Madrid: UNED.
Cuadro comparativo: Definición de aprendizaje según diferentes teorías
Teoría Definición de Aprendizaje
Aprendizaje como adquisición de conductas provocadas por estímulos del medio
ambiente, vinculados a la asociación estímulo-respuesta (condicionamiento
Conductista (Pavlov) clásico).
Aprendizaje entendido como un cambio en la conducta, moldeado por las
consecuencias (refuerzo o castigo) que siguen a una acción; proceso de
Conductista (Skinner) aproximaciones sucesivas (condicionamiento operante).
Proceso activo de construcción del conocimiento a través de la interacción con el
Cognitiva (Piaget) entorno y la adaptación cognitiva (asimilación y acomodación).
Aprendizaje donde la nueva información se relaciona de manera significativa con
el conocimiento previo, modificando y enriqueciendo la estructura cognitiva del
Significativa (Ausubel) individuo.
Socioconstructivista Fenómeno social construido mediante la interacción social, el lenguaje y la
(Vygotsky) cultura; el conocimiento se construye en contextos sociales y colectivos.
Aprendizaje activo en el que el estudiante descubre información por sí mismo,
Aprendizaje por promoviendo la construcción del conocimiento y el desarrollo del pensamiento
descubrimiento (Bruner) crítico.
Estilos de aprendizaje Reconocimiento de que las personas aprenden de diferentes maneras según sus
(Gardner) estilos cognitivos y preferencias individuales, basados en las inteligencias
Teoría Definición de Aprendizaje
múltiples.
Notas clave:
Cada teoría resalta un aspecto diferente del aprendizaje: desde la conducta observable, la construcción interna del
conocimiento, la importancia del contexto social, hasta las diferencias individuales en la forma de aprender.
Las teorías conductistas enfatizan la asociación y el refuerzo externo, mientras que las teorías cognitivas y
constructivistas ponen el foco en la actividad mental y la interacción social.
Gardner introduce la diversidad de estilos e inteligencias, ampliando la visión tradicional del aprendizaje.
Estas definiciones permiten comprender la riqueza y complejidad del proceso de aprender, así como la importancia de adaptar
las estrategias educativas a las distintas perspectivas y necesidades de los estudiantes.