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Diálogo Entre Arnedo y Abarca - Estudiantes de Salamancaana Vian

El documento presenta un estudio sobre el manuscrito Fuentelsol, un cédice de poesía del siglo XVI que recopila obras de destacados poetas de la época, incluyendo a fray Luis de León y Luis de Góngora. Se destaca un diálogo ficticio entre dos estudiantes de Salamanca, Arnedo y Abarca, que explora temas de naturaleza, conocimiento y crítica social en un contexto literario. El análisis revela la riqueza del lenguaje y la sátira presente en sus interacciones, reflejando la complejidad de la vida académica y social de la época.
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Diálogo Entre Arnedo y Abarca - Estudiantes de Salamancaana Vian

El documento presenta un estudio sobre el manuscrito Fuentelsol, un cédice de poesía del siglo XVI que recopila obras de destacados poetas de la época, incluyendo a fray Luis de León y Luis de Góngora. Se destaca un diálogo ficticio entre dos estudiantes de Salamanca, Arnedo y Abarca, que explora temas de naturaleza, conocimiento y crítica social en un contexto literario. El análisis revela la riqueza del lenguaje y la sátira presente en sus interacciones, reflejando la complejidad de la vida académica y social de la época.
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“HILARE TU MEMORIA EN] TRE LAS GENTES»: ESTUDIOS DE LITERATURA AUREA Volumen II Alain Bégue y Antonio Pérez Lasheras (coords.) UNIVERSITE DE POITIE! PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DI taregorn RS E ZARAGOZA / 2014 «HILARE tu memoria entre las gentess : estudios de literatura durea/ Alain Bégue y Antonio Pérez Lasheras (coords.). — Zaragoza : Prensas de la Universi- dad de Zaragoza ; Poitiers : Université de Poitiers, 2014 2. ; 22 cm. — (Humanidades ; 106) ISBN 978-84-15770-98-5 (v. 1) — ISBN 978-84-15770-99-2 (v. 2) — ISBN 978-84-15770-97-8 (0. c.) 1. Géngora y Argote, Luis de (1561-1627)-Critica e interpretacién. 2. Literatura espafiola-S. XVI-XVII-Historia y eritica. 3. Carreira, Antonio (1943-)-Homenajes BEGUE, Alain PEREZ LASHERAS, Antonio 821.134.2 Géngora y Argote, Luis de 1.07 821.134.2.09e15/16» 929 Carreira, Antonio Cualquier forma de reproduccién, distibucién, comunicacién piblica 0 transformacién de esta obra solo puede ser realizada con la autorizaci6n de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Diejase a CEDRO (Centro Espafol de Derechos Reprogrificos, www.cedro.org) si necesita forocopiar o escanear algsin fragmento de esta obra © Alain Bégue y Antonio Pérez Lasheras © Dela presente edicién, Prensas de la Universidad de Zaragoza y Université de Poitiers 14 edicién, 2014 Disefio de la cubierta: Inma Garcia. Prensas de la Universidad de Zaragoza Coleccién Humanidades, n.° 106 Responsable del Area Humanistica en consejo editorial: Juan Carlos Ara Torralba Prensas de la Universidad de Zaragoza. Edificio de Ciencias Geolégicas, c/ Pedro Cerbuna, 12 ‘50009 Zaragoza, Espafia. Tel.: 976 761 330. Fax: 976 761 063, pur@unizares herp://puz.unizares Esta editorial es miembro de la UNE, lo que garantiza la difusi6n y comercializacién de ude Esco! bro de la UNE, lo que garantiza y sus publicaciones a nivel nacional e internacional. Impreso en Espaia Imprime: Servicio de Publicaciones. Universidad de Zaragoza D.L:Z 77-2014 DIALOGO ENTRE ARNEDO Y ABARCA, ESTUDIANTES DE SALAMANCA (C. 1580-1586): UN COLOQUIO DESCONOCIDO. EN EL MANUSCRITO FUENTELSOL (REAL BIBLIOTECA 11/973) Ana Vian Herrero Instituto Universitario Menéndez Pidal Universidad Complutense El manuscrito Fuentelsol de la Biblioteca Real (11/973) es un cédice de 433 folios con varios componentes, recopilado en Salamanca entre 1580 y 1586 y misceldneo, valioso para la poesia del siglo-xv1, en especial para fray Luis de Leén y para el Romancero nuevo. Reiine a varios de los mejores poetas que florecen antes y durante esa década, también con indudable forcuna literaria posterior. Ademds de Fray Luis, estin representados Diego Hurtado de Mendo- za, Acufta, Francisco de Figueroa, Espinel, Lupercio L. de Argensola, Melchor dela Serna, Lope, Liftdn, Géngora, Almeida, Cairasco y otros grandes. Aunque el cédice se ha valorado sobre todo pata la transmisién de Fray Luis y Hurtado de Mendoza, en la actual bibliografia se aprecia creciente interés por su contri- bucién al mejor conocimiento de otros poetas, como fray Melchor de la Serna, co subgéneros, como el del Romancero nuevo de tema morisco.* * Un indice completo del ms. 1/973 y de quienes se han interesado por él puede leerse en 1 Catalogo de la Real Biblioteca, t. xt, Manuscrite, 1, Madrid, Patrimonio Nacional, 1994, pp. 481-496, también ascquible en la red (direccién: ¢, succedido-sucedido, peccado- pecado; IN > |, collegiales-colegiales; pp > p Philippo-Philipo; rt > r, bonrra-honra; 8 s, passar-pasar, sossiega-sosiega) y se simplifican grupos consondnticos cultos (ch > c, melanchélico-melancilico; ph > f, Philippo-Filipo, Bucéphalo-Bucéfalo; th > t, edthedra-edtedra); se transcriben ¢- 0 2- > ¢ ante -e, -i (cenando-cenando, iudad-ciudad, degir-decir, haze-hace); mb > nv (ymbiar-inviar). Se desarrollan abreviaturas evidentes sin indicacién: vra-vuesira, spu-spiritu, nor*-noticia, pq- ‘porque, dne-domine Se mantienen en cambio timbres vocilicos, s- liquida (spiritu, spectdculo), g/z ante ~a/-o,-u), confusién ¢/s (Geraphines), sc-c (conoscerle, nescio), x/glj (dexar, agenos), grupo cult (tracto). No hay casos de trueque x/s ni s/g-j. Se distingue el porque causal del por que con valor final. Se indica cambio de folio en superindice, pero no se transcriben los recla- mos que repiten, no siempre, las palabras del fin del folio anterior. Las notas, agrupadas y situadas tras pausa siempre que es posible para inte- rrumpir al minimo la lectura, rednen tanto explicaciones léxicas 0 apoyos nece- sarios de contexto como muy ocasionales vicisitudes de la escritura del texto. Algunos repertorios lexicogrificos se citan en las notas abreviadamente por su frecuencia (Autoridades, Covarrubias, Gili Gaya, Tesoro y NTLE (Nuevo tesoro lexicognéfico del espanol), que vuelven a incluirse en la lista bibliogréfica final 484 Ana Vian Herrero "38 DIALOGO ENTRE ARNEDO Y ABARCA, ESTUDIANTES EN SALAMANCA. ALIAS SATIRA CONTRA PRETENDIENTES ¥ COLEGIALES! ‘Anwepo, Buena esti esta salida, alegre, sola y fresca; mal lo haremos si en cenando nos divertimes por otra parte, pues ninguna hallo en toda la ciudad tan conforme a nuestra condici6n,? que pasar callejuelas me tiene con tanto hastfo que no hay puta que no me provoque a vémito: las del afo pasado y las de agora todas son unas, y pecan més de codiciosas que de enamoradas.’ Pues los hombres que topartis son para desenfadaros: los seglares son logreros y los estudiantes confiados.‘ Mirad, por vida vuestra, hermano Abarea, si con raz6n puedo alabatos el sitio adonde estamos 1 pretendientes: aqui, ‘candidatos, ‘aspirantes al ingreso en la universidad y, eventualmen- te, ala cited’; el pretendiente, de forma general, es wel que pretende, solicta © procura alguna cosa» (Autoridades). Los nombres de los interlocutores, sin vocacién de reproducir necesaria- mente a un hablante concreto, cuentan con vineulacin universitaria salmantina: Arnedo puede representar un nombre genérico de los varios Amedos, casi siempre aragoneses, que pasaron pot Salamanca en distintas disciplinas; véase, por ejemplo, Antonio Arnedo, natural de Aroca, que estudié Filosofia y Medicina durante los afos 1537 y 1538 y se gradué bachiller en Medicina en 1542 (T. Santander, Excolares médicos en Salamanca (glo xv), Salamanca, Caja de Ahortos y Monte de Piedad de Salamanca-Europa Artes Grificas, 1984, n.° 246, p. 91). Su contertulio Abarca hace pensar en una familia seguramente hidalga, azentada al menos desde fines del s. xv cen Ia ciudad: ela easa de los Abareas, Fundada por Fernin Alvarez de Abarca, médico de Isabel la catélica y catedrético de Salamanca, cuya hija Ana, c256 con D. Fernando Maldonado, uno de los comuneros degollados en Villalare (J. Garcia Mercadal, Extudiantes, sopistasy picares, Buenos ‘ites, Espasa-Calpe/Austral, 1954, p. 34) 2 El autor se atiene a un principio muy frecuente en los didlogos: la conversacién que ‘comienza paseando por las afueras de una ciudad; véanse por ejemplo los inicios del Didlogo de la dignidad del hombre, de Pérez de Oliva (ed. M.* L, Cersén, Madrid, Citedra, 1995, pp. 113- 116), de los Cologuios de Palatino y Pinciano de Juan de Arce de Ordlora (ed. J. L. Ocasas, Mex rid, Turner-Biblioteca Castro, 1995, pp. 10, 28), 0 del Viaje de Turguia (ed. F. Gt Salinero, Madrid, Cétedra, 1985, p. 99), con evoluciones intenciones muy distintas en cada caso, 3 La codicia de la prostituta es tépico de amplio arraigo y queja consabida entre autores ‘moralizantes. En una de las grandes adiciones que Fernén Xusrea, traductor parcial y muy libre de los didlogos de Aretino, introduce en su Coloquio de las damas (ed. A. Bonilla y San Martin en M. Menénder Pelayo, Origenes de la novela, v, n.° 21, Madrid, Bailly-Bailligre, 1915, pp. 264b- 265a), de indiscutible fortuna hispana, se justifica el interés de las prostcutas por el dinero y no ppor la Lujuria, pasaje que influye en textos posteriores como El Crotalén, los Cologuios de Baltasar de Collazos, La tia ngida o La picara Justina. Aqui el autor crea un juego lingifstico al enfrentar scodiciosas» a xenamoradas», pero en una acepcién especifica que no los hace anténimos: la mujer enamorada 0 bagasa no es la prosttuta de mancebia publica, institucién tolerada e incluso distin- guida con mercedes reales, sino la que ejercia clandestinamente su oficio —a menudo con la Connivencia de lajusticia— en los barrios céntricos de la ciudad, un tipo de prostituta incontro- lable, prohibida y perseguida, al menos en los periodos en los que preocupaba la fscalizacién legal de la prosticucién, Esta mujer enamorada, y no la de casa piblica, es la que representa de forma ‘mis asidua la literatura de la época,celestinesca 0 picaresca. Para los diversos tipos de prostivucién del momento véase la importante documentacién de P. Heugas, La Célestine et sa Descendence direct, Burdeos, Insticut d'Exudes Ibériques t Ibéroaméricaines, 1973, pp. 457-538. 4 logrers:‘usuteros, tanto en su variante financiera como mercantl, porque ambos obie- nen la ganancia del logr (clucrum), reteniendo una cantidad bien del préstamo dinerario © bien Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca... 485 ‘Banca. Sefior Amedo, siempre me agradé cualquiera soledad, porque sosiega el alma y levanta el spirtu; y aunque han dado en decir que soy melancélico, no por eso he de dexar ocasi6n tan cierta de aprovecharme en ella, ora repitiendo lo estudiado, ora rumiando lo sucedido, lo cual no se permite en mucha conversacién, a do lo més que os dicen no lo piensan y lo que os oyen no lo entienden, de suerte que si a vos agrada la quietud deste lugar, a mi no me descontenta.? dela compraventa de una mercancfa (véanse Covarrubias y Autoridades,s. ). Entre las victimas preferidas de la prostitucin se encuentran mercaderes incautos y estudiantes inocentes, burlas ampliamente documentadas en textos celestinescos o en picaresca femenina (véase nota anterior). 5 Noes Abarca tinico en recibir la acusacién de melancilico por el gusto de la vida retira- da El topos del amor a la soledad lleva a apartarse a un lugar adecuado a varios personajes de didlogos: por ejemplo a Antonio y Aurelio en el Didlogo de a dignidad del hombre, de Pérex de Oliva, pp. 16-17, con visiones, como aqui, enfrentadas: Antonio dice que «cuando venimos alla {la soledad) alterados de las conversaciones de los hombres donde nos encendimos en varias vo- Tuntades, o perdimos el tino de la raz, ella nos sosiega el pecho y nos abre las puertas de la sa- bidurfa...» (p. 116); Aurelio, en cambio, la busca por melancolia: «El aborrecimiento que cada hombre tiene al género humano por lo cual somos inclinados a apartarnos unos de otros» (p. 117 yn. 3 de la editora). EI mismo contraste se lee en De los nombre: de Cristo, de fray Luis de Leén (ed. C. Cuevas, Madrid, Cétedra, 1980), donde Marcelo se entrstece y el més joven Sabino se alegra con la visién de la misma naturaleza: sy no es alteza de entendimiento[...] sino cualidad deedad y humores diferentes que nos predominan y se despiertan con esta vista, en vos de sangre y en mi de melancolia» (p. 150); Francisco Pacheco habia dicho en su Libro de lor verdaderos re- tratos que Fray Luis era sen lo moral, con especial don de silencio, el hombre mis callado que se ha conocido» (nota 29, p. 150 del editor). El maestro Oliva aparece retratado como melancdlico en El scholdstic, de C. de Villalbn (ed. J. M. Martinez Toreején, Barcelona, Biblioteca Clisica, 1997, tis p. 16): siempre callando y aun muy poco puesto en las plticas de los otros sefiores. Llevaba puesto el dedo en la boca sobre los labrios, como hombre que iba en cosas arduas con- templandos; sheristes pacto con la melancolias, le dice Don Francisco de Bobadilla (p. 17). En general, como una forma de oposicin entre corte y aldea, la visién del campo pertenece al mundo del sentimiento; como dice Marcelo en De los nombres de Crist, pp. 222-223: «f...] puede ser que en las ciudades se sepa mejor hablar, pero la fineza del sentir es del campo y la soledads. Fuera ya del Ambito de didlogos salmantinos, el interlocutor més caracterizado como melancélico es el Antonio del dislogo vi de P. de Mercado, «De la melancolia», seguido de su contertulio Damiin (Didlogor de fileofta natural y moral, Granada, Hugo de Mena y René Ra- but, 1558, ff T8r-Y2v); este didlogo contiene una matizada tipologia de comportamientos rmelancélicos como formas de locura. El médico Joanicio de Mercado define asi la enfermedad: «Toma nombre esta pasién del humor melancélico que peca en ella, porque melancolia en griego ‘quiere significar ‘humor negro’. Es una mudanza de la imaginacién de su curso natural a temor y tristeaa, hecha por tiniebla y obscuridad de los spiritus claros del celebro. Dada a entender por sus accidentes, unos las Ilaman asolicitud sin causa, otros «corrupcién de la imaginaciéne,rel vvulgo la llama «desmedro y descontento», yo la digo «mal de rabias, porque los apasionados de lla estin en continuo dolor, y no saben dénde ni se osan quejar de él, remen y no saben qué, ni ‘san decir qué temen, recélanse y no saben de quién, ni osan decir que se ecelan, huyen sin que nadie los petsiga... finalmente es un pelear con el duende, preguntindose y respondiéndose y juagindose. Ya se consuelan y animan, ya se recelan y entristecen, ya se condenan, ya se absuel- ‘yen, ya en discordia se remiten a sus confesores y predicadores» (ff. Ul-Ulv). La melancolia, considerada positivamente desde los Problemas (00x, 1) de Aristteles, se asocia a la capacidad especulativa y el adelgazamiento del ingenio: «esta enfermedad sigue a hombres de subsil inge- nio, porque estos, con la prestezay facilidad que tienen en entender, descubren en breve tiempo 486 Ana Vian Herrero ARNEDO. Si llevdis las cosas por los extremos ponisos malquisto; y aunque sepiis, estu- didis y sedis vireuoso, nada desto llegard, con la flor que en vos conozco,* alos ofdos y noticia ‘rasta de los reyes, porque siempre se hablari en vos con un a lo menos que dexe sospechoso vvuestro partido.’ Tomad mi consejo, refos con todos, digerid descuidos agenos y no tengéis estémago tan flaco que los vomitéis en oyéndolos, porque si todos fueran discretos, reportados y tolerables,* cesara la variedad que a esta naturaleza hace tan vistosa,? cuanto més que no hay hombre que con su manera de proceder, con su fantasia, stuambici6n, su golosina,"® sus amores, sus pleitos, no pueda causar muchos entretenimientos al que gustare de experimentarle y conoscerle ‘Ananca. ¥ entretanto buscad un santo que sufta las importunidades y disparates de hom- bores. Con todo esto 0s confieso que ha muchos afios que vivo de ese oficio, y silo que en él he descubierto 0s lo quisiese decie seria negocio largo; huelgo un rato con un nescio, empero luego ‘me cansa. Y si en esto postrero me culpiis, confieso mi pecado, que por ninguna cosa le hablaré segunda vez" ARNEDO. :A quién tenéis por disereto? cien mil cosas entre las cuales algunas los han de atormentar y parattristes; yjamds eonoct hom- bre necio 6 torpe a quien la melancolfa atormentase. Y por ese mismo camino sigue a hombres de muncha memoria, porque entre las cosas que nos acordamos unas nos atemorizan, otras nos atormentan y casi todas nos entristecen; (..]. Sigue también esta pasin a los mas recogidos y que con mayor cuidado celan sus conciencias, porque como todo su intento sea estar en gracia, a cada paso ereen perderla y cometer mil génetos de peeados consintiendo en ellos» (Mercado, «Dela Melancoliae, FE Y1v.-Y2r). La consideracién negativa de a melancolfa es galénica. Véanse, sobre Mercado, M. Lain y D. Ruiz-Otin, «Los Didlogs de Filosofia natural y moral de Pedro de Mercado, Actas del VII Congreso Internacional de Historia de a Lengua Expariola (Merida, Mexico, 2006), eds. C. Company y JG. Moreno, Madrid, Arco Libros, 2008, 2 vols. II, pp. 1885-1903, y en general, R. Klibansky, E. Pandvsky y F. Saxl, Satwrno y lt melancolia. Estudios de filorofia natural, religién y arte, Madtid, Alianza, 1989 y Ch. Orobitg, Lhumeur noire: mélancolic, éeriture ct pensée en Espagne au XVP et au XVIPsiécle, Bethesda, International Scholars Publications, 1996, 6 flor: aqui no tanto en la acepcién (translatiia) de elo més puro, esmerado y perfecto de algunos fruros» como en la de «dicho agudo y elegante con que seadorna algin escrito u oraciéne (ambas en Autoridades,s..), puesto que se asocia alos cambios de humor de Abarca y ala forma de recibir sus dichos. 7 con un alo menos: lo menor es el modo adverbial (porlo menos) que llega a sustanti- vizarse: hoy dirfamos ‘con un pero’. 8 reportades: ‘emplados, moderados’, de reportarse (Covarrubias): «volver uno sobre sf y refrenar su e6lera (...], porque vuelve al pecho lo que estaba para echar dél, como reprimere Reportado el hombre de buen sew; olebls‘ufbles,levadcrot (Autordades). - 9) a{...] y pues vemos en una especie de cuerpos humanos tantas y tan notables differen- gis de humores, de complexiones, de hechuras, que conser de una eapece rods no parecen st de una massa, justamente ditemos [..] que sus almas [..] estin hechas en differencias diversase (B Luis de Le6n, De los nombre... p. 579). 10 golorina: aqui en la acepcién metaforica de Autoridades: vel deseo o gusto desreglado de alguna cosa que no es comestible», apoyado en Paravicino y Espinel. 11 _ segunda vez: ‘por segunda ver'; saquella a quien yo segunda vez hablar tengo por impo- sible» (R. de Rojas y «antiguo aucton, La Celstina, ed. F. J, Lobera y G. Serés etal, Barcelona, Critica, 2000, 1, p. 89). Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca... 487 Banca. Al que siendo enamorado no se descuida en su pleito con una promptitud de Ingenio; igual en todos los negocios, eniendo en ellos consideracién al tiempo, lugar y las per- sonas."? ‘Aanepo. De manera que, no siendo un hombre de esa manera, 0s cansa luego? ‘Apanca. Es verdad que me cansa, y silo he menester apresuro las diligencias,” porque si se tarda algo perderé lo que intereso por no obligarme"°® a suele. Od la razén; naturalmen- te soy inclinado a inviar sabroso de mi a aquel con quien tracto," y a un nescio no hallo orden. de contentarle, y asi huyo dél, porque ya que le conosco por mi contrario, no quiero que me tenga por enemigo, Annepo. ;De suerte que vos sois discreto? ‘Apanca. No, mas soy humilde ‘ARNEDO. En es0 habtis andado muy soberbio, porque la sabidurfa, que es don mis alto aque la discrecién y prudencia, se funda en la humildad, y vos, rehusando el nombre de discreto, usurpiis el de sabio."” ‘ABARCA. Si desear saber, obedescer al que ensefa, respectar al superior o al viejo, estimar a aquel de quien puedo aprovecharme, hablar con tiento y escuchar con atencién es ser sabio, yo confieso que estoy mas cerca de serlo que de creerlo de mi, ‘ARNEDO. Agora no me espanto que os cansen estos hombres, porque todos son soberbios: pero es listima que muchos ratos os andaés slo, adonde, como habeis de ser Angel o bestia para huir de ese extremo postrero, quedartis de Ia soledad con el cansancio que muestran los que vwuelven de un desmayo, y asi serd vuestra vida corta, entendida de pocos, condenada de muchos, yescrupulosa a algunos.” esas Coca ci ts, pip aay gy we ga dad bien ocupada siempre paresce muy breve. Que me la condenen muchos; aunque me pesa, consuélome, como no puedo remediallo, y también con esperanga de que los que se legaren cercaa mirarlo, podra ser que muden el parescer primero; aunque Como soy tan seco no curo de satisfactiones, y estoyme en casa, continio el campo, aborrezco corrills,sirvo a mi amigo, soli «ito mi negocio."* ‘AnneDo. Pretendeis citedra? 12 Esta definicién de divereto como hombre prudente y decoroso mis que ingenioso, se acerca sobre todo a la de Covarrubias (. x discernir) wel hombre cuerdo y de buen seso que sabe ponderar las cosas y dar a cada una su lugar, que es también la cervantina (Quijote, 1, 20) 13 diligencias se repite al margen, para enmendar un bortén en el término escrito en el del eres. «En d trae fami (..] negocio, Gepenencasliceud pareaars (Auto dades, 2» diligencia). A continuacién: lo que interesa: ‘lo que me interesa’ (Autoridades hace equivalentes los usos transitivo ¢ intransitivo de interesar, y el reflexivo intereiarse, «sacar interés © provecho de alguna cosa») 14. sabroso de mi: egustoson, en uso translaticio (Autoridades, 2); ‘contento conmigo’. 15. «Que los soberbios y pundonorosos son, siempre mal sufridos, porque todo les hiere ‘Mas es propiedad de todo lo que es de veras amor ser humildisimo con aquello que ama (F. Luis de Leén, De los nombres... p. 605). 16 ne me qpente note amir, no me sorprende (Covarubias, sx epante) 17 exerupulosa: adudosa, temerosa, (..)Ilena de tecelos especialmente en lo que mia a la conciencia» (Autoridades, sv. escrapulose/-). 18 continda: econtinuar algiin lugar, frecuentar» (Gili Gaya, Teor, s. v1); véase lo dicho arriba en nota sobre la melancolia;slicito:‘pretendo, cuido, gestiono’ (Autoridades y DRAE, sv) 488 Ana Vian Herrero Anarca. No, porque soy entero" amigo de verdad y enemigo de muchachos y ostentacién vana."” No quiero ir a casa de un rector nescio con pleitos de generale y lectu- 19. Las cétedras salmantinas (y universitarias en general, tanto de las grandes como de los colegios-universidades) cuentan con una célebre historia de turbulentas y corruptas elecciones, del profesorado con el voto de los estudiantes: bandos de colegiales diversos, empleados en ticticas deshonestas de todo tipo para asegurar el refuerzo del prestigio de cada colegio u orden teligiosa, recogian los votos estudiantiles con intimidacién, sobornos, trampas y violencia, pese ala pragmitica de los Reyes catélicos de 18 de octubre de 1494 que ya prohibfa toda prictica ilfeta (Ga Mercadal, Exrudiante..., pp. 61, 93-94, 114-117, 190; R. Kagan, Univenidad y so ciedad en la Espaia moderna, Madrid, Tecnos, 1981, pp. 180-184, 208-234). «Desde la década de 1550 hasta que el rey suprimié definitivamente las elecciones estudiantiles en 1641, los nombramientos de cétedtas se caracterizaron por un sinfin de sobornos, corrupcién y violencia» (tid, p. 182). Existen trece drdenes del Consejo Real para acabar con la situacién entre los ais 1558 y 1621, y en la década a la que este coloquio pertenece se dictaron en 1580, 1584 y 1586: véanse E, Esperabé Arteaga, La Universidad de Salamanca y los reyes, Salamanca, Imp. y Lib. de Francisco Niviez Iaquierdo, 1914, pp. 408-409; P. U. Gonzalez de la Calle, Oporicioner 4 cdtedra en la Universidad de Salamanca, 1550-1560, Madrid, [Imp. Géngora], 1933; C. Ajo, EL Siglo de oro universizario, Avila, CSIC, 1948, pp. 37, 213-249, y Kagan, Universidad... p 182, n. 63 y pasim). Todo ello tiene que ver con el ascenso de la dite de letrados que conciben la edtedra como un episodio en su camino de medro profesional hacia otros puestos reales. Ni que decie tiene que los estudiantes pobres fueron quedando progresivamente al margen. Son Thuy numeross fs absione sistema de oposicione y a as ces, en especial lar de Sala ‘manca, en los Cologuios de Palatino y Pinciano de Juan de Arce; véanse sobre todo pp. 364,619, 658, 790, 920, 1038-1045, 1074, 1161-1162, 1177-1182, 1212s. Entresaco alguna cita: «Yo no sé qué decir de la vida de los catedréticos y opositores, porque ellos no viven vida que de contar sea, antes viven mil muerte, [...] con tantes baldones y improperios que no habré tiem- po para representar un auto de su pasion daqui a Salamanca...» (p. 1038). «Echada la citreda ten el corro son los cuidados de veras: luego le comienzan a temblar las carnes al opositor, incipie contristari et mestus ese... Y sies citreda de propiedad, que trae treinta dias de edicto, alli es de considerar el rrdfago y las cosas que pasan en el treintanario, las redes que tienden los buenos pescadores, las eeladas que aparejan y os lazos que arman, que es una ciencia por si. Los dieseros opositores, en todos estos treinta dias no han de dormir treinta horas, como buenos capitanes: y luego al principio han de echar sus buenos corredores y espias que corran el campo Y sepan eulnrosy cules son los enemigos y qué corazin tienen y d6nde extn alojdos y cule son sus caudillos, para procurar de daiaros y ganarlos. ¥ esto hecho, hacer alarde de los suyos y tener atencién a los principales y repartir su gente por escuadrones, y encargar a cada uno su ‘euartel por barrios y por naciones, o por terras al vizcaino principal, los vizcainos, y al andalu2, los andaluces, al estremefio, los de Extremadura... dando a cada uno su papel y un pedazo de la ledania, para que diga: «Orate pro nobis Y destos hay algunos tan prudentes y valerosos que de los més enemigos y perdidos ganan, y de lo contado hurtan y roban como lobos» (pp. 1177- 1178). aEl buen negocio en una citreda de propiedad es traer tres 0 cuatro amigos que siembren dineros por las calles, como en la coronacién de los emperadores, prestado 0 dado, como pudie- renv (ibid, p. 1180). Para el caso eélebre de las oposiciones de fray Luis de LeSn, véase, con ‘oxros antecedentes, C. Carrete Parrondo, «Fray Luis de Leén y las incrigas salmantinas. Pigina académica de una tealidad coetinea», Ciudad de Dior, CC (1987), pp. 107-115. En una direc- ign distinta y complementaria puede verse, de F Pérez de Oliva, el Razonamiento hecho en la ‘oposiciin a edtedra de Filosofta moral (1529) (en Didlogo de la dignidad del hombre. Razonamien- tos, ed. cit, 1995, sobre todo pp. 177 y 180). Girolamo da Sommaia, estudiante salmantino en los primeros afos dels. xv, se refiere en diversas ocasiones en su Diario de un ertudiante de Didlogo entre Armedo y Abarca, estudiantes de Salamanca. 489 ras, cuya jurisdictién me paresce a la de los reyes de gallos,” ni quiero mentir en piblico que estudio mas que el Toscado, ni en perjuicio de mi comperidor levantarle que rabia. Me- rnos me he querido obligar a hablar con estudianticos cada dia cien impertinencias, cuya ‘Salamanca (ed. G. Haley, Salamanca, Universidad, 1977), al «vivo interés que suscitaban entre los estudiantes las oposiciones a citedras y las actividades, tanto oficiales como particulares, de los catedréticos mismos» (p. 68), y él mismo asistié a las celebradas entre 1603 y 1607, incluso sino eran de su Facultad de Leyes y Cénones. El tema es transversal a varios géneros: por ejem- plo, A. Madrofal, M. Rubio y D. Varela (eds.), «Al Cologuio de las oposiciones, una pieza de teatro jesultico de cardeter ebmico», Critcén, 68 (1982), pp. 31-100. En historia del didlogo la sitira de las cdtedras remonta al Eunuchus, de Luciano, coloquio entre Pinfilo y Lucino escrito como critica y 2umba a propésito de una competicién de citedsa de Filosofia en Atenas, condi- cionada por las sectas filoséficas (platénica, escoica, epicirea y peripatética): los méritos de los concursantes son insuficientes para los jueces y han de recurrir a la vida privada: en Obrar de Luciano, vol. 1M, trad, y notas de J. Zaragoza Botella, Madrid, Gredos, 1990, n° 47, pp- 97-104, 20 pleitor de generale ylecturas en este caso, pleitos de ‘aula’ y “lecciones respectivamente; _general, en las universidades es el aula adonde se leen las liciones piiblicas, y dixose general por Ser comtin a todos los que quieren entrar a oyt» (Covartubias, s. .: Autoridades lo apoya con el Didlogo de medallas de Antonio Agustin: «Es como un cap(eulo de faies, © un general para extu- diantes) 21 reyer de gallos: una jurisdiccién ciertamente invertida. Puede referrse al juego de mu- chachos en Carnaval, que elegian entre ellos aun «rey de gallos, o aludir mas especificamente al vejamen universitaio, En el primer caso podia implicar también al habito de «correr gallos»: sdivertimento de Carnestolendas que se ejecuta ordinariamente enterrando un gallo, dejando solamente fuera la cabeza y pescueto, y vendindole a uno los ojos, parte desde alguna distancia, a buscarle con la espada en la mano, y el lance consiste en herirle 0 cortarle la cabena con ella. Otros le corren continuamente hasta que le aleanzan o le cansan, hiriéndole del mismo modo (Aucoridades,s. u gallo). Sise rfiere al vejamen, gallo ellaman en las universidades al que hace Ia oracién laudatoria del que se ha de graduar» (Autoridades, zbid), y rey al que manda a los demas durante el acto Se trata de una ceremonia burlesca universitaria en el grado de maestro en Teologia, de ambito al principio exclusivamente teol6gico, luego extendido con otro nom- bre a otras disciplinas. El ceremonial era complejo, sobre todo para el grado de doctor, y du- raba varios dias: un paseo por la ciudad y cena, una misa, conduccién del graduando a un teatro donde rector proponiacustione: que tena que contests, junto con ls objeconcs de dos etudiants yal fin un veamen queen lao del tian a Teng, cori cago de ‘cuatro personas. El vejamen, en prosa y/o en verso, eran elogio de los defectos fisicos y mo- rales del recipiendario —para invitarle a la humildad—, seguido de una ponderacién de sus vireudes —para contrarrestar los vituperios—, e imposicién de la borla, Especialmente céle- bres fueron los vejAmenes de los gallos salmantinos. Véanse G.* Mercadal, Eitudiantes..., pp. 129-131; A. Egido, «De ludo vitando. Gallos dulicos en la Universidad de Salamanca, El rotalén, \ (1984), pp. 609-648; F Layna, «Ceremonias burlescas estudiantles (siglos xvi- xvit). Gallos's, Critcén, 52 (1991), pp. 141-162, y La dispusa burleea. Origen y trayectoria Grticén, 74 (1995), 170 pp. (n.© monogréfica); M. Garcia-Bermejo (ed.), Ejercicos parddicos sniversitarios (siglos XV-XVID), Salamanca, SEMYR, 1999; A. Madrofal, +De grado y de gracias», Vejimenes universitarios de los Siglos de Oro, Madrid, CSIC/Instituto de la Lengua Espafiola, 2005. En la literatura mds cercana, Juan de Arce de Oilora, Coloquios de Palatino y Pinciano, pp. 657-680, y los muy célebres de los Didlogos de apacible entretenimiento, de Gai- par Lucas Hidalgo 490 Ana Vian Herrero conversacién tiene por limite citedras,® toros, disciplinantes, recuero.® Item, gqué honra trae el Jeer de oposicin, pues aunque yo tenga suficiencia para hacer la lectién y la haga, ha de entender la escuela que me ayudé algiin doctorejo 0 doctorazo modorto, cuyos disparates ¢ idiotea tengo yo abortescida? ‘ARNEDO. ;Quettis ser colegil? ‘Ananca. Libera nas, domine; mis que ahorcarme. ;Bonito soy para ceremonias! Si matiis la vela aqui, si traci gapato y chinela, si agudis mucho el vino y cosas desta manera, que aunque entren hidalgos salen con mds escrpulos que un catectimeno.”* ;Quertis saber que me paresce? 22 converacién ...] cétedras: «No es muy gran dislate softar citedras, pues en Salamanca ‘nunca hablamos ni tratamos en otra cosa» (Juan de Arce de Orilora, Cologuios de Palatino y Pinciano, p. 790). 23 Lallegada del recuero Carriero!) que tra el aprovisionamiento de dinero a los estudian- tes se celebraba en fechas concretas: «Ya sabéis vos que el recuero no es venido, y yo no tengo blanca, ni vos, y comemos fiado de por ahiv (Villalon, AI scholéstico, 1,11, pp. 21-22); afue a tiempo que el pobre mancebo no tenia dineros, como acontece muchas vezes a los estudiantes, rincipalmente si son pasados algunos dias que no les vino el recuero que les suele traet la pr siéne (El Crosalén, ed. A. Vian Herrero en Didlogo y forma narratva en «El Crotalins: estudio li- terario, edicién y notas, Madrid, UCM-Servicio de Reprografia, 1982, 3 vols. en vol. m, canto x, p. 320, y nota); «(..] por la gran necesidad que tienen y porque no es llegado el recuero[...]+ Guan de Arce de Otdlora, Cologuios de Palatino y Pinciano, p. 1060). La imagen de hambre y marginalidad que a menudo transmite la literatura culta (Cancionero, de Sebastiin de Horo2co: Buscin, de Quevedo: Guzman de Alfirache, de Mateo Alemin; El Capén, etc: J. Casalduero, «El estudiante universitario en la picarescas, en La Picaresca. Origenes, textos y estructuras, Madrid, FUE, 1979, pp. 135-139), y también la imagen popular (A. Espinosa, wEl estudiante en el euen- to tradicional, Estudios dedicados a Menéndez Pidal, Madrid, CSIC, 1950-1957, en mt, pp. 247-264), concierne sobre todo a os estudiantes mis humildes, menos aplicados y més traviesos. Con todo, el estilo de vida de los estudiantes se hizo «cada vex mis suntuoso, acorde con sus medios personales y sus aspiraciones a vivir como gentilhombres» (Kagan, Universidad... p. 188). A continuacién, item: adverbio latino que sive «por sefial de adicién o repeticién de lo ue se ha dicho» (Autoridades, 0). 24 mattis la vela: ‘apagsis|a vel’; chinela: aun género de calgado de dos o tres suelas, sin talén, que con facilidad se entra y se saca el pie dél,y tese de ordinario con borcegut, y si le usan los seiores que andan en caballos ala gineta[...}+ (Covarrubias); ambién, segin Autorida- ds, «para andar en casa, por lo ligero y acomodado, y para tener calientes los pies». El control de Jas ves, escatimadas por los pupilers, fue un problema rea: Esperabé Arteaga, Universidad de Salamanca, 1, p. 952: también las restrcciones en el vestit lujoso y el atuendo contrario a estatu- tos (G2 Mercadal, Estudiantes... p.72; Kagan, Universidad..., p. 237). En los pupilajes, hospe- dlaje habitual para manteista y sopistas, cl pupilero tenia, entre otras, la obligacién de dar «una vela a cada uno que alo menos dure tres horas» (G.* Mercadal, Estudiantes... p. 70) - 25. «Launiversidad de Salamanca (...] que tenia solo dos colegios para estudiantes laicos en 1500, adquitié veintiocho en el curso del siglo siguiente, sin contar los colegios que las érdenes religiosas construyeron para si mismas. [..]. Todos los colegios tenfan un cardcter semimonist- co y sus constituciones y estatutos establecian con toda precisin unas estritas reglas en cuanto ala forma de vestr y la diseiplina, la duracién de eada beca, y las materias que debian ser estu- diadas» (Kagan, Universidad... p. 108). Las condiciones de ingreso eran rigurosas e inclufan no solo la formacién académica, sino la investigacién sobre la limpieza de sangre, que debfa costear el propio interesado (ibid., pp. 151 y 173. y C. Ajo, El Siglo de oro universitaria, . 34). Sobre los trajes prescritos, G.a Mercadal, Estudiantes... pp. 47-52. Dilogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca. . 491 Que es un colegio sinagoga de frailes,* coftadia de ocho afios, bodegén de clérigos, casa de ociosidad, horno de rancores,” reino de hipécrtas. Tras esto os juro que la intencién de los co legios es sancrisima, mas a disposicin se ha estragado.** ‘ARNEDO. Paresce que habéis sido colegial ‘Anarca. zAhora sabéis que lo fui en Osma seis aos?” ArNeDo. ;Por qué os venistes de tan buena casa? ‘Apanca. Porque me parescia todo colegiales de presidio, estudiantes en Palencia y ciudad en media nuez, como relox de anillo." Y como naturalmente los hombres apetescan su acrescen- tamiento, vine a esta Universidad de Salamanca, adonde lo he hallado todo tan al revés de Ke penis pls 7 cle Gor mom cand po ac ps ew mde bn sido este engafio. ‘ARNEDO. jPensébades que era la muralla de oro? gLas casas de alcorsas? {Las tejas de eane- Ia? Los rfos de leche? :B1 roscio mand? Las mugeres ceafines? (DRAB); rancho: sia junta de varias personas que en forma de rueda comen juntos» o también «la ‘unin familia de algunas personas [...] que se juntan a hablar o tratar alguna materia 0 negocio particular» (Autoridades). 36 _barba bata) en pon pao de tambor quel toca Heniguer en Gili Gaya, Tesoro... 5. v.); ojo gatgo (probablemente més que ‘de color azulado’, aqui ‘corto de vista’; Auto- ridades, su): puios machos: supongo una hechura concreta que adorna los pufios de la camisé, cde muy distintos tipos segiin Autoridades, que no he encontrado documentada: eadorno hecho de lienzo u encaxes blancos alechugados, que unido o separado de la manga de la camisa se pone rodeado a la musieca. Hay de estos warias especies y bechuras, segin las personas que lor wsam» (Autoridades, « u. puto; subrayado mio); quizds machos se refiera a la botonadura, por la forma de enlazar el cierre. a . L ean 37 trator muertos: ‘acabados, extinguidos o sin ejecucién’; paola: més que «facundia» 0 elocuencia, debe de refertse a xconversacién en asunto de poca entidad» (Autoridades, . v); _guanter: en plucal ‘propinas, «el agasajo que se da al artifice después de acabada la obra, demés deo ajustado» (Autoridades) Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca... 493 ‘Apanca. Con esos me entiendo menos y, si no me engafo, alli vienen dos de quien habla- mos. Es carta la que trae aquel en la mano? ‘ARNEDO. Si. ‘ABanca. Juriralo yo a Dios y apostaré que es de su padre, que le escribe nuevas de la corte para que las siembre por el pueblo, y le den por autor a su hijo de la muerte del oidor, la indise pusicién de el presidente y la merced de la encomienda con que en realidad de verdad viene a ser Por este camino més conocido entre la chuzma que si su padre solamente en la carta o le prove- yeraole reprehendiera. ARNEDO. Pero no més acreditado conmigo, porque como la "9 capacidad y meresci- mientos de un hijo por la mayor parte se considere y estime por la que tiene su padre, tiene acerca de mi poca autoridad el estudiante cuyo padre es de pensamientos tan ordinarios que se comunica con su hijo en mas que en aconsejarle y aprovecharle, porque los padres comunes 0 hacen a los hijos bobos o desvergoncados. Toméos con el mio,” que sirve damas como cuando mogo. y por cualquier travesura se me compone y mesura, mis de un mes sin verle el rostro alegre. En otras cosas que la soberana Duquesa dixo bien, fue decir que era muy de maesos y oficiales querer y regalar mucho a sus hijos.® ‘Ananca. Con vos consiento en eso, pero si os guidis por las divinidades de esa reina séré nunca acabar, pues siempre vivis imperialmente. Pero dexndola alléen Alba muy llena de doseles ‘como cuerpo sancto," y volviendo al propésito, no os parescen estos pasantes religi6n nueva como 38. chuzma: lo que «chusma», ‘muchedumbre, canalls’ (véase Chaves, en Gili Gaya, Teso- ro... 8. chuzma y chusma), 39 Tamdos: tomare con alguno, efit 0 tener contienda o cuestién con él (Autoridades). 40 Duquesa{..) macsos: la Duquera es la de Alba, como se dice enseguida, blanco de diver- sas anéedotas risibles y dichos en los libros de chistes de la época; maeros: maere, que Autoridades, considera ya vor antigua, «con que hoy frecuentemente se nombran a los maestros de algunas facultades mecinicas», como el Maese Nicolés barbero en el Quijote, autoridad alegeda. 41 doseles: como adorno honorifico y majestuoso es «la cartina con su cielo que pone a los reyes, y después alos tiulados, y lo mesmo es en el estado ecesiéstico entre los prelados» (Cova- rrubias). No es ficil, por las fechas del andnimo, saber a qué duquesa de Alba se reflere, aunque sea este un personaje tradicional en varios libros de chistes. Entre 1580-1586, los afios de reu- nin de los textos del facicio, puede tratarse de Maria Enriquez de Toledo y Guzmén (?-1583), hija de Diego Enriquez de Guzmin, ut conde de Alba de Liste, esposa desde 1527 de D. Fernan- do Alvarez de Toledo y Pimentel, 1 duque de Alba (1507-1582), el «Gran Duque de Alba», compafiero de estudios y armas de Garcilaso de la Vega, militar destacadisimo en todas as cam- pafias militares de Carlos V y algunas de las més importantes de Felipe Il, pero 2 quien recuerda Ia historia (y la leyenda negra) por su episodio de represién més implacable, la guerra de Flandes de 1567-1573. Su sucesor, Fadrique Alvarer de Toledo, tv duque de Alba (1537-1585), tuvo una rurbulenta historia matrimonial: sus dos primeras mujeres no le dejaron descendencia (Guiomar de Aragén, t 1557, hija de Alfonso de Aragén, y en 1562 Marla Pimentel, hija de Antonio Alonso Pimentel). D. Fadrique incumplié una promesa de matrimonio dada a Magdalena de Guzman, dama de la reina Ana de Austria y para evitar esa boda se cas6 en secreto, por poderes y con autocizacién paterna con Marta de Toledo (hija de Garcia Alvares de Toledo y Oot, marqués de Villafranca y virtey de Sicilia, primo del duque de Alba). El desacato al ey le valié a lla prisién: ya su padte, el destierro. Con Marla de Toledo, ya duque D. Fadrique, tuvo en 1582 tun hijo, muerto nio, por lo que, a su fallecimiento en 1585, el titulo paso a su sobrino. Aunque Ja Duquesa madre (Marfa Entiquee) sobrevive un afo al «Gran Duque> (hasta 1583), el arco de fechas de exte texto invita a pensar que la que segiin Abatca vive simperialmentes en Alba de 494 Ana Vian Herrero Ja de teatinos?® Que no veréis pretendiente que no se parezca a los dems, esconden las camisas como si fuera cosa importante andar sucios, calan el bonete hasta las cejas como si anduviesen enemistados, andan con tanto tento como si fuesen convalescientes y cenan sin gana a las seis de la tarde porque aquella hora se cena en los colegios, rebésanse de cuando en cuando porque ast han ofdo decir que lo hacia Ruy Diaz de Mendoga,§ salen a Escuelas con unos talles de ecce homo proprios para dar pésame;* paséanse siempre a los rincones como prebendados hablando entre dlientes y en resolucién: de puro graves no saben latin y de " ® nescios no se limpian el culo. Tormes es Maria de Toledo; en todo caso, en la medida en que el personaje es sujeto de anéedo- tas de acarreo, poco puede asegurarse. Véanse M. Femnéndez Alvarer, El ugue de hiero: Fernan- do Alvarez de Toledo, 1 de Alba, Madtid, Espasa-Calpe (Coleccién Espasa Forum), 2007; H. Kamen, El gran dugue de Alba, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007; W. S. Maltby, El gran augue de Alba, Vila, Atalanta, 2007". 42 teatinor: son, en efecto, seligion nuevar, orden de clérigos regulates fundada en Roma en 1524 por san Cayetano de Thiene y otros tres colaboradores del «Oratorio del Amor Divino: centre ellos el poderoso Juan Pedro Carafa, el futuro Paulo IV (1555-1559), que legé a ser su su- perios, en los afos veinte menos hostil ala devoio moderna y ala restauracién de la forma de vida apostica de lo que sus afios de dedicacién inquisitorial y su recio papado posterior permitieian vislumbrar. La nueva orden dependia dicectamente de la Santa Sede, tenia observancia de pobreza muy estricta y ere6 por deseo de los fundadores un cuerpo de élite que se convirtié en cantera de Facuros obispos de la reforma catéliea. Twvo vida italiana en els. xv1, con una casa en la Napoles hispanica desde 1545. Solo bajo Felipe IV se establece en Espafa (1629) y, durante las décadas siguientes, se extenderd también por otros paises europeos. Vid L. von Pastor, The History of Popes, Londres, J. Hodges, 1891, vol.x, pp. 401-421; vol. xi, pp. 147, 155, 157, 161, 169; vol. xv pp. 71, 188 especialmente. La comparacién entre los pasantes y los teatinos que hace Abarca se fan~ damenta, asimismo, en el habito negro que distinguia a la orden y en la asociacién con sus cos- ‘tumbres de extrema pobreza, cuidado de enfermos incurable, etc. (cesconden las camisas como si fuera cosa importante andar sucios», «andan con tanto tiento como si fuesen convalecientes), 43 porque aquella hora se cena en los colegios: {a} aguella hora, con a embebida; a propésito de la vida colegial, véase sobre todo Esperabé Arteaga, Universidad de Salamanca, 1. En las Ins- srucciones de D. Enrique de Guzman, conde de Olivares, dadas cuando envié a su hijo, el futuro conde-duque, 2 estudiar a Salamanca, se marcaba que sen dando las 6 de la tarde se recogerd a estudiar, con el que pasare las tres horas de la tarde hasta las 9, ocupindolas todas en pasar dos lecciones, las que pareciesen de mas provecho...» (G* Mercadal, Estudiantes... p. 99) 44 rebécanse(...] Ruy Diaz de Mendoca: rebdranse, ‘aeb6zanse', de rebozar 0 arrebozar scubrir con un cabo o lado dela capa el rostro, y con especialidad la barba o el bozo, echéndola sobre el hombro izquierdo para que no se caiga.[...] ¢s mis usado este verbo en pasiva (...)» (Aucoridades, y alega a Espinel). «Fue Ruy Diaz de Mendoza, llamado como el padre, que vos ¢ yo conocimes, efor de Morén ¢ maentea de a Reina catlia doa label (C. Feruandce de Oviedo, Batallas y quinquagenas, Madrid, RAH, 2000, tomo tt, Batalla 1, Quinquagena 4, di logo 1, pp. 225 y 230). El inaje pertenecia a la enobleza viejav del reino; Ruy cambié su villa de Iniesta con el marqués de Villena, Juan Pacheco, y adquirié asf el condado de Castrojeriz, reconocido como tal en la concesion del titulo de conde de Castro, por los Reyes Catdlicas el 22 de abril de 1476. 45. taller de ecce homo: talle como ‘disposicin fisica 0 moral’ pero también posible como la forma que se daa los vestidos cortindolos y proporcionindolos a los cuerpos» (Autoridades). 46 prebendados: los que tienen prebends, «anexo siempre al canonicato, y suele tomase ‘uno por orto; y en rigor es la pitanga 6 contribucién que se da alos tales candnigos por la ass- tenciaalos oficios (Covarrubias, . u prebenda); entredientes elo que se dice mal pronunciado que Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamance 495 Anwixpo. jHecho me habiades ref! En eso habia de parar tanto desmenuzarlos? ;Habéislos visto ir alos colegios a visitar a el rector?, porque lo dicho es cifra para con esto:" salen de su casa con los mogos proprios y de sus compaferos, llevan el manteo igualado a regla de canteros* y, con el rostro més triste y grave que pueden, leen tres dias antes que vayan a hacer esta vista las coplas del Marqués de Mantua para ir més doloridos.” y en entrando por el colegio, hasta que salen, ni rosen ni escupen ni hacen de su persona; cuando llegan al aposento rectoral santiguanse, bocezan,® respiran y llaman con tanta serenidad que parescen dnimas en pena, yal responder del rectorazo con tanta ponderacién como un sacerdote de Apolo Pitico, veréis la turbacién del triste animal: ceaga saliva, trastidase todo," pénese tan estrecho que paresce que ha de entrar por el latino lama mussitares (Covarrubias, 1611, en Gili Gaya, Tésor..., v.); en resolucién: ‘con 47 cia: wesctitura enigmética con caracteres peregrinos, 0 los nuestros trocados unos por ‘otros, en valor o en lugar» (Covarrubias), 0 quitas simplemente wastucia» (Chaves, 1609, en Gili Gaya, Teor...). 48 el manteo igualado a regla de canteros el mantco implica que se esti hablando de estu- dliantes seglates: recibian apelativo especifico los que llevaban «manteo en ver de balandrin © Joba, tomando los estudiantes que no eran frales el nombre de manteistas» (G.* Mercadal, Eiru- ddiants.., p. 50). Aunque igualado a regla de canter puede entenderse, no encuentro documen- tada la expresin para aludir al corte poco equilibrado © meticuloso de a capa. La regla de car- ‘pinteros si se registra abundantemente desde Palencia (1490), Nebrija (1495? y 1520), Alealé (1505): NTLE, + u regla, y la supongo excendida a otros oficios manuales, como se deduce de tata fornaaclbn crogis oea et ofa de que ure los carpenters o otros oii, ta ines que se concibe en el sentido es sin cuerpo et iudgase por sola longura, careciendo de anchura». “Amusis esregla de que usan los atifices para esquadrar las piedras, dende examussim es lo que se faze reglado» (ambas en Palencia 1490; NTLE, se. rela) 49 las coplas del Margués de Mantua: asi llama el autor al romance del marqués de Mantua, como me indica Jesis Antonio Cid. Es un romance juglaresco muy extenso, pseudocarolingio, «Romances sobre el marqués de Mantua, Valdovinos y Carloto», en un ciclo de tes composiciones de calidad, muy difundido a tavés de pliegos hasta el s. xix: «Romance del marqués de Mantua Is, «Romance de la embajada que envié Danes Urgel, marqués de Mantua, al emperador» y «Sen- tencia dada a don Carlotor (editados en Primavera y lr de romances o coleccién de los mis vicos y mapper romances cc, es.) Wolly D.C. Hafan, Bein, A Aber y comp. 1856, tomo tt, nims.. 165, 166, 167, pp. 171-195, 195-210 y 211-217, respectivamente). El primero, el mds excenso de todos, «De Mantua salié el marqués, narra el hallango inopinado que Danés Urgel hace del cuerpo moribundo de su sobrino Valdovinos, uno de los doce pares. Yace hetido a traicién por Carloto, hijo del emperador Catlomagno, pues ha requerido de amores a su propia esposa y esta lo ha rechazado: el asesinato de Valdovinos y la viudedad de la infanta Sevilla «la nica esperanza para Carloto. Tio y sobrino alcanzan a reconocerse, explicarse mutuamente en tono quejumbroso y despedirse con hondos e intensos rituales de dolor. El marqués jurard vengar a5 scbrnospelando ala jutiiaane Caslomagno lo que naradl segundo romance (De Mantua salen apriesi») y logea por sentencia del Consejo Real en el rercero, en que ajustician 2 Carioto, Pese a la calidad de estos texts, se entiende bien, por lalongitud y l énfusis declamatorio, del civwal desconsolado, la alusién despreciativa alos «tes dla» y air emis doloridos». 50 bocezan: por contexto, aqui, mejor ‘suspiran’ 0 ‘sollozan’ que el mas habitual ‘bostezan’ (en euya acepeién si figura mis adelante, al final de este mismo parlamento de Arnedo); véase ssangloter, sospirer» (Seguin, 1636, en Gili Gaya, Tesor..., 5.» bocezar). 51 mranidase:‘exhala de si trasudor, ssudor tenue y lev, ocasionado por lo regular por al {gin temor, fatiga 0 congoja» (DRAE, s. . rarudor). 496 Ana Vian Herrero sgatera, y dice melfluamente por el sexto tone: «Si ess. En el cancel eza el anima Christ? y, con el bonete en las manos encogiendo los hombros, los ojos por las esteras* con paso de «Domine ron sum dignus», asigncasse en la silla mas sucia que halla, yno se ha acabado de sentar cuando yase leacaba lo que lleva que decir. Alli veris un lindo specticulo de dos nescios, el uno calla de humilde y el otro de grave; ali estin las ceremonias en su puncto: el rector con tanto sosiego como si le estuviesen haciendo la barba, el pretendiente tan sereno como si le retractasen la figu 12; siun poco se descuidan, bocezan los dos a un punto, congéxanse, cinsanse,y ni saben entre- tenerse ni despedirse hasta que a dicha toca otro al confesionario,® y entonces se levanta el visi- ante sin haberse hablado palabra que importe, haciendo reverencias de estantigua y vase muy satisfecho.® ‘Apanca. No sé yo de quésino de se haber peido. Pues si, yo digo lo que dicen que dixo un preso que le soltaban, con que habia de salir por delance del alcalde Salazar: ;que habia de ir por aquel camino?; que mas queria salir por la ventana.» Y si yo tengo de andar esos pasos mis quie- 52 porelsexto toma: esonido o acento cerca de los miisicos le dividen en ocho, por ser tantas las diferencias del clausurar, considerando lo que sube y lo que baxa el canto llano en el empegar y terminar» (Covarrubias, .u tom). 53. cancel {...] anima Christ: cancel, ela clausura hecha de verjas entrexeridas, 0 sean de barro, 0 sean de palo. Estas defienden la entrada, pero no quitan la vista ni el trato de los de dentro con los de fuera, ni impiden el aire que no cuele de una parte a otra» (Covarrubias) Anima Christies una oracién devocional anénima del misal romano, muy conocida, que data del '.xIV y apreciaba mucho Ignacio de Loyola, quien la hizo encaberar sus Fjercciosepirituals yla utilizaba constantemente: «Anima Christi, sanctifiea me. / Corpus Christi, salva me. / Sanguis Christi inebria me. / Aqua lareris Christi lava me. / Passio Christ, conforta me. / O bone lesu, cexaudi me. / Incea tua vulnera absconde me. / Ne permittas me separari ate. / Ab hoste maligna defende me. / In hora mortis mexe voea me. / Et jube me venite ad te, / ut cum Sanetis tuis laudem te / in saecula saeculorum. / Amen» (véase cualquicra de las ediciones dependences de autégeafo hispinico; por ejemplo, en ejemplares mis asequibles para mf: Exerctia spiitualia sancti patrs Ignasii de Leyola cum versione litterali ex aucographo hispanico, Notis illustrata, Brugis, Sumptibus et Typis Socictatis S. Augustini-Desclée, De Brouwer et Soc., 1882, p. 2,5. 1n., 0 Ignacio de Loyola, Ejerccios spiritual, prélogo J. M.* Pemdn, Madrid, Atias, 1944 (Col Cisneros), p. 225. n. 54 por lat estera: ‘pot los suelos' exter, em as casas, ula piega cosida de pleitas de esparto {.-.] fo jtunco} [que] cubse con ella el suelo» (Covarrubias, .v. ester). 55 a dicha:‘por suerte. 56 estantigua: «fantasma» (Covarrubias), «espectro» (Hentiquez) (en Gili Gaya, Tésore..). 57 con que habia de salir: aqui que con sentido neutro, ‘con lo cual’ (H. Keniston, The syntas of casslian prose. The sixteenth century Chicago (Ilinois), The University of Chicago Press, 1937, n.° 15.273), mejor que como conjuncién causal (ibid, n.© 29.712), 0 que como construt- cién concesiva con indicativo (ibid., n® 28.44). De todas formas el pasaje es dificil de puntuar. Si se entiende todo como estilo indisecto, podrian sustituirse los dos puntos por coma tras «Sa- lazam, y eliminar las incerrogaciones, pero creo que puede sostenerse la lectura que propongo (habia entendido en 1.* persona) y ayuda a conservar mejor la viveza esilstca de la anécdota. 58 _Abarca practica el natrar «a propésito», preceptivo en la época como demostracién de presteza e ingenio verbal, muy feecuente en la escritura dialégica; por ello se entiende contar chistes © anéedotas vertidos de forma oportuna en eltranscurso de la conversaci6n. La anéedota jocosa, que tiene el aroma de otras muchas del acervo cémico oral de la época, no esta recogida en las colecciones contemporineas de Pinedo, Garibay, Arguijo, Timoneda, Aragonés, Santa Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca... 497 ro irme a Roma, o graduarme aqui, o irme a casar a Sevilla, adonde estiman tanto los hombres de mi tierra como mercadurfas de Levante. ‘ARNEDO. Bien se echa de ver la fertilidad de esa tierra en los pasantes que aqui nos envian: todos tan bien vestidos como si cada afio tuviesen tfo de padre mercader, hablan en el dinero como si fuesen papas, y lo que tienen mis a mi gusto es que no se meten en dibuxos, sino toman su grado en la maleta cargado de agosticas.” y vuélvense adonde vinieron sin estar aqui cagando cf bago como veis que hacen muchos,® de los cuales unos no acaban de ser colegiales, otros son. oidores de espera. otros descargan en vida las consciencias de sus padtes con limosnas més de aparencia que caridad,® hablan cosas de la corte por enigmas; otros estin concertados con la Cruz, Rufo y otras eélebres. Critica el rigor con que el alealde (juez de una aldea en causas civiles y criminales’) administra la justicia,y el temor del preso a pasar por delante de Salazar y esperat- se lo peor antes de salir libre; pero parece mas propio que haya que entender alcalde como varian- te de aleaide (el que guarda una fortaleza o castillo seforal, lugar con, entre otras, funciones de prisin). La confusién entre ambas voces estd registrada en la lengua del periodo: »alcalde tiene el mismo origen que alkcaide, sino que se tomé de los drabes muchos afios antes que aloaide,y asi estd algo corrupro y la significacién algo desviada de su originals (Rosal, 1601, en Gili Gaya, Tesoro... v.alealde; viase también E. Terreros y Pando, Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes, Madrid, Arco Libros, 1987, s. « aleaide y alealde). El aleaide hacta las veces de capitin si habia que salic a campata, como expliea Covarrubias ( 1). Si el sentido es aleaide, como creo, puede entonces peasarse que uno de los personajes aludidos es el capitdn Salazar, protagonista de varios sucedidos en los libros de anécdotas de los Siglos de Oro (Melchor de Santa Cruz, Floresta espaiola, ed, y est. pel. M.* P. Cuartero y M. Chevalier, Barcelona, Ci 1997, parte x, p. 266, nora 10 de los editores). 59 agosticas:agostzo es wnacido en agostos (Covarrubias, junto a Franciosini, Sobrino, Ste- vens, etc: en Gili Gaya, Tesoro..., su; también Tertetos y Pando, Diccionario, s.», y F Rodel guez Marin, Dos mil quinientas voces castizas y bien autori2adas que piden lugar en nuestro léxico, Madrid, Tipografia de la RABM, 1922, 5.x); NTLE, s. » agostizo aporta como primer testimo- no el de Velasco de 1582, que lo da como «palabra de dudosa ortogeaphia»). Todos los testimo- nios definen y emplean la vor como adjetivo; el uso aqui es sustantivado, entendido probable- mente como los ‘frutos académicos obtenidos en agosto’, No conozco ningin uso especifico de estudiantes y universitarios, que no habtia que descartar. Cabe relacién analégica (académica, ademés de irénica) con shacer el agosto», agrorum fructus collegimus,percipimus (VIRID, s. xvii NTLE, «x agost), que Covarrubias 1611 acota: «Regularmente en el mes de agosto coge el la- byador el trabajo de todo el afo(...] y de aqut por alusién, detimos al que ha recogido mucha hazienda, mal o bien, que ‘ha hecho su agosto'» (ibid). 60 cagando el baze:enfadando, amohinando' (véase Cejador, Frasologia... sv. bazo. Ca- gurel bazo: xenfadar y amohinat, xenfadar muchos; lo documenta en Quevedo). 61 oidores de expera:‘oidores en espera, ‘en expectativa de destino’, como comendador de espera, beneficio de espera, etc. (Gili Gaya, Tesoro..., 5. « espera). En efecto, habia una nutrida iscién erudlancd que oe eumizaba an as elas expen dl fan puesta de trabajo (G= fercadal, Estudiantes... pp. 53-67). 62 aparencia:‘apariencia'; se mantiene fel al étimo latino y no diptonga pese a la you: es frecuente, y no anomalia, en la lengua del periodo, y la registran textualmente Covarrubias y ‘Autoridades. La denuncia dela falta de caridad, o dela caridad limesnera de apariencia, es cono- cida desde los intentos de reforma de la mendicidad de la primera mitad dels. xv, en particular desde el De subventione pauperum, de Vives (1526); esta es la primera obra que se ocupa de la indigencia y de exear una conciencia social y ciudadana hacia los necesitados, proponiendo la participacién de los magistrados en la distribucién equitativa de los recursos y su intervencién 498 Ana Vian Herrero estafeta por los portes de cada afo teniendo cada martes y sébado ocupado alli un page sin qué ni para qué, con apercebimiento que busque 2 su amo siempre con cartasen el lugar més pibli- 0; ottos haciendo gran fiesta de que a sido aquel dia convidado del rectory, finalmente, todos estin enfadosos y llenos de impertinencias, que deseo salir de pecado con ello. ‘Aparca. No sedis" tan escrupuloso, haced la distincién de Victoria, que no porque os paresca mal el andar de Pedro se sigue que le queréis mal, y as seré en lo que acabiis de decir. “Anwepo. Hecho me habéis merced en ese aviso porque ya me confesaré con menos esert- pulos: y por que no me quede alguno desta gente cuya vida y traca nos ha entretenido un rato, ppor vuestra vida que ordendis aqui un pretendiente como vos quettlades que fuese, porque a ese tendré por bueno. ‘ABARCA. Arduo negocio me manddis, pero obedeciendo digo que el que estudiare con ‘cuidado, més por provecho que ostentacién, viviere segin de su estado la obligaci6n, no afectate institucional para evitarinjusticias entre conciudadanos; Vives, como Tomds Moro, quiere con- vertir al menesteroso urbano en trabajador, en iltima instancia al servicio de los estamentos més activos del poder econémico; esta actitud contrasta con la vsién tradicional del pobre, figura que —se decfa— debia permanecer para estimular la earidad de los ricos (M. Bataillon, «Juan Luis Vives, xéformateur de la bienfaisances (1952, pp. 141-158], pero cito por la reed. en Frasme et I’Espagne, ed. D. Devoro con la colaboracin de Ch. Amiel, Ginebra, Droz, 1991, vol. mt, pp. 339- 356). «Porque, decidme, Sabino, no avréys visto alguna ver, o oido devir, que para induci al pueblo a lymosna, algunos les han ordenado que hagan alarde y se vistan de fiesta y, con pifano y.con atambor, y disparando los arcabuces en competencia los unos de los oteos, vayan a hazerla? Pues esto, qué es sino seguir el humor vizioso del hombre, y no desarraygarle a mala passin de vanidad, sino aprovecharse della y dexdrsela mis assentada, docindosela con el bien de la lymos- na de fuera? ;Qué es sino attender agudamente a que los hombres son vanos y amigos de pres- sumpeién, e inclinados a ser loados y aparecer més que los ottos [...Js ni es tanto el bien de la lymosna que se haze como es el dafio que se recibe en la vanidad de nuestro pecho (...J. .¥ queda, no solamente més artaigada, sino lo que es mucho peos, approbada y como sanctficada con el nombre de piedad y con la authoridad de los que induzen a ello, que, a trueco de hazer por defuera Iymosneros los hombres, los hazen més enfetmos en el alma de dentro y mas agenos de la verdadera salud de Christo [...» (F Luis de Leén, De lor nombres... pp: 637-638). 63. que no porque ox parca mal el andar de Pedro se sigue gue le queris mat: frase proverbial ue no alcanzo a documentar; distinién, aqui, en la acepcién universtara: sen las escuelas es la faracién 0 explicacién que se hace de alguna proposicién dudosa, ambigua y equivoca, que puede ser verdadera en un sentido y no en otto» (Autoridades, « u dlstincién). Aplicarl, no sin ironia, a Francisco de Vitoria, y rematada con el sentido del giro idiomético, sélo puede estar re- ferido a las proposiciones sobre la licitud de la conquista de Indias, que denuncié (como el «anda de Pedro»), peto acabé aceprando sobre nuevas bases, demostrando no «queretla mal», En Relecto cde iure bell, y sobre todo en Relectia de indis (que solo alcanza el estado impreso en 1557 y 1564), Vitoria indaga los fundamentos te6ricos de unos derechos para revisar las conductas pricticss principios y eonductas que llegaron a provocas la célebre «duda indianax que hizo vacilar al pro- pio Carlos V sobre la posibilidad de abandono de la colonizacién del Pers. Tras haber cuestiona- do los titulos de conquista del emperador y el papa que la jurisprudencia medieval sancionaba, Vitoria establec, en la tercera parte de De indis, una doctrina positiva de principios internacio- rales y un mucoo dececho de ocupacién colonial: no el reocritica medieval, sino el que ha de egie a pueblos iguales segin el derecho natural, con normas anteriores al derecho positivo, dando el fundamento argumentativo a su exposicin de los vitulos leicimos de la ocupacién americana (véanse los trabajos reunidos en D. Ramos etal, Francisco de Vitoria y la escuela de Salamanca. La ca en la conguita de América, Corpus Hispanorum de Pace, wo 0c, Madrid, CSIC, 1984) Disilogo entre Arnedo y Abarea, estudiantes de Salamanca... 499 las dligencias de lo que pretende, mostrare exterioridad desenfadada y decente, que este tal diré dél lo que Filipo de su hijo Alexandro, que habiendo tomado el Bucéfalo le envié a conquistar teinos més anchos porque Macedonia no era capaz de su grandera:# y sil pretendiente se repor- tare como acabo de pintar, a mi parescer le esperan mayores premios de los que esta escuela puede dar. Dicraos de buena gana algin exemplo de hombre semejante si se hallaran. Y paresce ue nos ha hallado la noche, sin sentrlo, exos de nuestra casa; démonos prisa que es tarde para ropas.® Tédos - 6a 1h Op. 64 Resume la anécdota de Bucéfalo y traduce casi textualmente la frase de Filipo en Plutar- co, Vide de Alejandro, vt, 5: después de las proczas que el joven Alejandro tealiza sobre el caballo indomable, Filipo besa 2 su hijo y le dice: «Hijo, encuentra para ti un reino igual a i mismo; Macedonia no tiene espacio pars tis (Plutarch’s Lives. Locb VII: Demdstenes and Cicer, Alexander ‘and Caesar, Londtes/Cambridge (Massachussets), Heinemann Led./Harvard University Press, 1967, vt, 5, pp. 238 (cexto griego) y 239 (versin inglesa). ‘65. El final del didlogo, con vuelta a la ciudad a la caida de la noche, es recurso retdrico conocido en el género. Véase, por ejemplo, el Didlogo de la dignidad del hombre, de Pérex de Oliva, pp. 165-166: para ropas:‘para togas, seguramente empleado en sentido figurado, aludien- do a la calidad de los dialogances, ‘para togados’ («togas, LA PARV, 1493, ap. NTLE, su ropa); ropa figucadamente se toma por el juez 0 persona que la viste por insignia particulars (Aucori- dades, s1.). Encuentro el siguiente testimonio que lo asocia a garnacha: «Todos los ministros de ropa, que llamamos garnachos, que estin en los consejos y chancillerias hacen sus empleos [..] pperperuos [...); todos cuantos entran salen desde alli con empleo de ropa o garnacha a las audien- cias o chancilleris (...J> (informe de Melehor de Macana, fiseal del Consejo Real de Castilla durante el reinado de Felipe V, cit. por H. Kamen, La guerra de Sucesién en Expat, 1700-1715, Barcelona, Grijalbo, 1974, pp. 50-51). La garnacha (eropa de oidor», Rosal, 1601, evestidura antigua de personajes muy graves con vuelta a las espaldas y una manga y tocadero {...}», en NTLE, sv) igual que la ropa, no designa solo la vestidura, sino también wla dignidad o empleo del consejero 0 ministro que viste la garnachae o, sencillamente, «la persona que viste la garna- chav, el ‘togado’ (Autoridades, s. « garnacha). Segtin Covarrubias, 1611, Felipe Il manda «que los oydores de las chancillerfas fscales truxessen estas ropas dichas garnachas por que anduvies- sen diferenciados de los demés» (en NTLE, sv. garnacha). Por tanto, esas ropar nos estacian ha- blando de inteslocutores juristas y pueden expliearse en contexto universitario: en el siglo xvi, tras acabat las artes y comenzar las licenciaturas, la universidad preferida para derecho civil (Le yes) era Salamanca (G.* Mercadal, Bstudiants.., p. 53). 66 Téhoc. déat@ eG: Téhos: «finw; 85a TO Be—: aploria a Dios»; en gitos no idénti- os, peto siempre en contexto judeo-cristiano, se registra en varios textos biblicos y patristicos ‘8dEa,-n¢ con valoracién positiva en acepeién de wplorian; 1@ Be@, en dativo (de 6¢6s,-00), «a Dios» (Diccionario griego-csparil, dit. Francisco Rodriguez Adrados, Elvira Gangutia et al [1980-], vol. 6, Madrid, CSIC, Instituto de Filologfa, 2002, s, « 868,-M, ac. 1L.1.Cy pp. 1148- 1149). 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Xvknez, Ferndn, Cologuio de las damas, ed. e introduccién de Adolfo Bonilla y San Martin, en Marcelino Menéndez Pelayo, Origenes de la novela, wv, n.° 21, Ma- did, Bailly-Baillitre, 1915, pp. 150 y 250-277. INDICE VOLUMEN I «Hilaré tu memoria entre las genteso: Estudios de literatura durea (en homenaje a Antonio Carreira). Palabras para un gallego sabio Alain Bégue y Antonio Pérez Lasheras Antonio Carreira. Bibliografia I SILVA GONGORINA Géngora y Corte-Real a la Juz de dos intuiciones de Eugenio Asensio Helio J. S. Alves .. Luis de Géngora y el conde de Salinas: una curiosa amistad Trevor J. Dadson. Otras reflexiones sobre Géngora y El Greco Laura Dolf «Palabras sucias y deshonestas» en la poesta de Géngora Robert Jammes.. Desatinos idiom: Antonio Lara sy comicidad en la poesia de Géngora 25 55 79 95 117 512 El ulatinismo» sintictico ser + a en la poesta de Géngora Nadine Ly. Dos romances de Géngora glosados por Calderdn Abraham Madronal.. La quinta o villa en los sonetos de Luis de Géngora ‘ Juan Matas Caballero... Rodrigo Fernandez de Ribera, autor de las décimas de los relojes, mal atribuidas a Géngora Juan Montero Gongora, sectetatio del cabildo Amelia de Paz... Los arboles de las Soledades Giulia Poggi. Géngora y Opiano Jess Ponce Céirdenas La armonia del mundo: En torno a la letrilla «No son todos ruisefio- res», de Luis de Géngora Andrés Sanchez Robayna.. Gongora en el Arte pottica de Mr. Boileau, de Francisco Javier Alegre Martha Lilia Tenorio... VOLUMEN IL W Porsia AUREA La dira: Apuntes para su historia Antonio Alatorre ... E] Triunfo lusizano (1641) de Antonio Enriquez Gémez. Restauracién portuguesa, éxito francés y versos esp: M+ Soledad Arredondo .. E] oficio del poeta: Claves para el estudio de lafigura del poeta a finales del siglo xvm Alain Bégue .. Indice 131 163 201 219 283 302 323 21 41 Indice A propésito de un notable soneto amoroso de Quevedo Carlos Blanco Aguinaga. Para un catélogo de impresos poéticos de 1500 a 1630 Alberto Blecua Perdices.. S La rosa del poeta: el soneto XXIII de Garcilaso de la Vega Rodrigo Cacho Casal .. La poesia sacra de fray Hortensio Paravicino Francis Cerdan. Glosas imposibles y malicias trocadas. De las academias del Barroco a Ja improvisacién oral (...Y don Juan Vélez de Leén) Jesis Antonio Cid... Quevedo y la critica neoclisica: de Mayans a Quintana Isabel Pérea Cuenca La poesia aragonesa de los iltimos afios del siglo xv ‘Antonio Pérez Lasheras.. Traduccién, métrica y género literatio. Algunas consideraciones sobre la traduccién del canto primero del Paraiso de Dante en el siglo xvi Joaquin Rubio Tova Enrique Vaca de Alfaro y la poesta como fiirmacon Pedro Ruiz Péres.. La faltia dorada de Cleopatra, de Plutarco a Esquilache Carlos Sdinz de la Maza. Fray Luis de Leén y Manuel Alolgte: poesfa y profecia James Valender sere En rar peas el otbe sentimieraon Una ploss hispano-micaicana del soneto «No me mueve, mi Dios, para querere» Gabriel Maria Verd Conradi, S.J... Texto y contexto. Observaciones sobre la recepcién del Neptuno alegs- rico de sor Juana Beatriz Mariscal Hay . 513 85 97 123 141 159 193 231 247 275 291 309 327 343 514 Indice ml Vania Sobre la fecha de una anénima traduccién de las Heroidas. Un ejemplo de utilidad «pericial» de los datos léxicos Pedro Alvarez: de Miranda... Inventiva rara. Difinicién de la poesia contra los poetas equivoquistas, Es- tudio y edicién de un entremés de Francisco Nieto Molina Rafael Bonilla Cerezo Toro y tauromaquia en poesia y prosa de Federico Garcfa Lorca Jacques Isorel.. El falso suicidio de Basilio (DQ ut, 21). Contribucién al estudio de un motivo tradicional Michel Moner El cuarto alquilado, o el cuerpo prostituido: metéfora y erotismo, ora- lidad y escritura José Manuel Pedrosa 367 415 Los papeles viejos del sendero Francisco Rico... Don Quijote en la playa Bernard Sicot. Didlogo entre Arnedo y Abarca, estudiantes de Salamanca (c. 1580-1586): Un coloquio desconocido en el manuscrito Fuentelsol (Real Biblio- teca 11/973) Ana Vian Herrero. La libreria del regidor don Juan de la Hoz Villafane, esctitor e historia- dor de la Segovia del Barroco Alfonso de Ceballos... Tabula gratulatoria Este ibro.se terminé de imprimir en los talleres del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza en 22227222? de 2014 eo

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