Ética ?
Ética ?
Tiene que ver con la moral y los actos humanos, juzga los actos de la persona no a la persona,
si bien tendemos a juzgar a la persona por sus actos la ética juzga el acto.
Hace referencia a las costumbres y hábitos por lo que tiene mucho que ver con lo que se
acostumbra a actuar de cierta forma y los hábitos de actuar de una persona.
Generar un consenso sobre lo que está bien y mal, importante para una sociedad, las costumbres
hacen que se mantenga todo más unificado sin tener que recurrir a reglas.
En la sociedad en la que vivimos no hay reglas para todo porque es imposible abarcarlo, son cosas que en nuestro ambiente
se consideran buenas o malas y pueden cambiar pero hay consensos que regulan un poco el actuar sin que esté codificado,
una ley hace lo mismo pero dejándolo por escrito✍🏻
Hay cosas que son intrínsecamente malas sin importar la cultura pero es un concepto muy difícil de definir porque
dependiendo de quien estudia sobre la ética si es que es universal o no
Aristóteles clasificaba en teoría (metafísica, física , matemática) praxis (practica, acciones, actos humanos) y poiesis
(producción, poesía, dar un discurso)
✤ Ciencia filosofía práctica que tiene por objeto de estudio los actos humanos en cuanto sean buenos o malos en relación
al fin último del ser humano (si es que le pegue a alguien o lo abrace, si le compuse a un compañero),se juzga frente
a si es bueno o malo respecto al fin último del ser humano que en algunos textos es la felicidad 🌈
✤ Es el estudio filosófico-práctico de la conducta humana
✤ Ciencia filosófico-práctica que busca el bien de la persona, su fin es conocer para dirigir la realización de un acto libre
moralmente bueno
Que la antropología que subyace es importante, que el acto del hombre implica que la persona debe pensar (razón) y
querer (voluntad)
Aunque esta manera de pensar acerca de la ética está estrechamente identificada con Aristóteles, no fue exclusiva de él.
Sócrates, Platón y muchos otros pensadores antiguos se acercaron a la ética preguntando: ¿qué rasgos de carácter hacen
de alguien una buena persona), como resultado→ las virtudes ocuparon el lugar central de sus discusiones
Ética del deber: deontológica, Kant
Ética utilitarista: John Stuart Mil, Bentham
Toda acción libre =acciones morales las no libres = actos del hombre
Elegir hacer algo o no también es moralidad
Si voluntariamente decido no hacer algo también es una acción
Si sé que un amigo le pega a su polola y no hago nada al respecto no está bien, omitir
también es hacer una acción
Idea de las acciones perfectamente voluntaria o no
La ética es el estudio filosófico-práctico de la conducta humana y contiene 3 afirmaciones
fundamentales:
• Es una rama de la filosofía.
• Es elaborada con una metodología y finalidad práctica.
• Su objeto de estudio es la conducta humana.
Como cualquier saber filosófico es una investigación racional y sistemática, estudia su propio objeto desde la perspectiva de
la realidad, y se distingue del conocimiento moral común (porque este no es sistemático a diferencia de la Ética), aun así,
la experiencia moral es el punto de partida de la Ética.
“Acción que procede de un principio intrínseco, con conocimiento formal del fin”. Desglosándolo:
• Procede de un principio intrínseco: su origen es un principio optativo que está dentro de él
• Existe conocimiento formal del fin: el sujeto conoce el fin, bajo la razón de objetivo de su obrar. La acción
voluntaria añade un elemento a la acción espontánea, ya que la última también procede de un principio intrínseco,
pero no se tiene conocimiento formal del fin. Cuando se ignora lo que se hace, no se obra voluntariamente.
• Fin: expresa el objeto propio de la voluntad. Significa el bien en sentido práctico, el bien es a todo lo que la
acción tiende, y la acción es la expresión de la tendencia del sujeto hacia el bien. Bien no es una cosa, sino un
término correlativo de la tendencia o del propósito.
Esto no quiere decir que todo lo que se desea es bueno moralmente, sólo es un término de los deseos rectos,
ordenados, corregidos por la razón. Sin propósito deliberado no hay acción humana. La acción humana ni puede ser
descrita como un “hacer” externo separado del propósito del que procede y que lo inspira.
El propósito interior deliberado es el alma de la acción, sin el cual no hay acción humana, para ser acción debe
comprender la unidad de la conducta externa y el proyecto interior. Si se atendiese solo a la ejecución, el acto
humano sería visto como un evento físico. Desde el punto de vista Ético, valorar una acción es valorar el propósito
interior que la constituye como una acción humana dotada de significado.
Las definiciones a continuación sirven para estudiar los diversos grados que puede tener la voluntariedad→la responsabilidad
moral de la persona.
Acción perfectamente voluntaria es aquella que cumple plenamente con las condiciones de la acción voluntaria, la persona
advierte lo que hace y es consciente de su acción. Si faltase alguno de los requisitos, sería considerada una acción
imperfectamente voluntaria.
La imperfección del acto voluntario puede originarse de dos modos:
• Presencia imperfecta del conocimiento formal del fin del momento de la acción: puede ocurrir debido a causas o
situaciones (estar curado, drogado, enfermedades que nublan la razón, una pasión violenta etc., dificultan que el
conocimiento del fin de la acción. Son causas que obstaculizan o impiden ejercicio del juicio intelectual implicado en
el acto de voluntad. Impiden la integridad psicológica.
• Imperfección del movimiento de la voluntad hacia el objeto, porque éste posee también aspectos que causan
repugnancia, titubeo: suele originarse ante acciones que presentan ambivalentes, a la vez positivo y negativos
(acción ventajosa, pero injusta). Cuando la persona no toma una postura decidida ante ambos valores se produce
una situación de lucha que puede resolverse en un movimiento voluntario deficiente, no suficientemente consolidado.
Como vimos la clase pasada, la ética investiga los actos humanos, las acciones que realizan las personas desde el punto de
vista moral, por lo que es importante hacer la distinción entre los actos que se pueden clasificar como morales y los que
no.
Conoce el fin, es decir, "aquello en vista de lo cual" se realiza, lo conoce por su razón, esto lo distingue de la acción
espontánea, que nace del propio sujeto, pero sin conocimiento de su fin
Cuando se ignora lo que se hace, no se procede voluntariamente, por ejemplo: destruir un sobre pensando que tiene
papeles viejos y después ver que tenían un documento importante
El fin es el bien hacia el que tiene la acción
La acción humana no se puede separar de la intención que lleva aparejada, no es un algo que simplemente se describa
externamente, por ejemplo: si un paciente muere durante una operación quirúrgica bien hecha, hay muerte (evento que
se puede describir externamente), pero el médico no ha matado al paciente
Actos humanos→ son ejecutados consciente y libremente, es decir, en un nivel racional. Son originados en la parte
típicamente humana del hombre, es decir, en sus facultades específicas, como son la inteligencia y la voluntad. Estos son
el objeto material de la ética y son los que pueden ser juzgados como buenos o malos desde el punto de vista de la
moral. ej. hablar, correr, mentir, decir la verdad, saltar, estudiar, son morales e inmorales. ej. estudiar, mentir, robar,
hacer ejercicios, limpiar, ayudar a alguien que lo necesita, conversar con alguien, leer un libro
Actos del hombre→ carecen de conciencia o de libertad o de ambas cosas, un claro ejemplo es la digestión, respiración,
etc. Los actos del hombre sólo pertenecen al hombre porque él los ha ejecutado, pero no son propiamente humanos
porque su origen no está en el hombre en cuanto a hombre, sino en cuanto a animal. Estos actos carecen de moral,
amorales, por lo tanto no pueden juzgarse desde el punto de vista moral como buenos o malos, si pueden juzgarse como
buenos o malos pero desde un punto de vista por ejemplo fisiológico. Por ejemplo toser, estornudar, sudar, bostezar,
temblar, morderse la lengua, volcar una mesa, romper un plato, tropezarse, contagiarse de gripe, etc.
Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un cierto valor ontológico independiente del valor moral. El valor
ontológico o metafísico de la conducta humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad del acto. En
cambio, el valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias de la persona que ejecuta dicho acto, como la
intención, la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se encuentra solo en los actos humanos y el valor ontológico
se encuentra en ambos.
Cuando se dice que un acto humano tiene un valor moral, se está implicando que este valor moral puede ser de signo +
o de signo -. Trabajar, por ejemplo, tiene valor moral +, pero asesinar tiene un valor moral -. Normalmente hemos
designado al valor moral - como "inmoral, pero esta palabra , en su etimología, indica más bien un desligamiento del valor
moral y los únicos actos que están desligados de los valores morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido
calificados como "amorales".
Nadie hace una acción que considera que desde cualquier punto de vista es malo, nadie quiere ser infeliz, los que hacen
cosas malas puede que lo hagan porque ven un bien ahí, aunque sean cosas muy terribles esa persona ve un bien en eso
Entre lo que en verdad es un bien y lo que parece ser un bien sin serlo verdaderamente. A la luz de esta distinción, de
importancia capital, se podría decir que la misión de la ética es ayudarnos a distinguir el bien verdadero del bien aparente,
para que la voluntad pueda dirigirse al 1° y evitar el 2°, que en realidad es un mal.
Al explicar de este modo la misión de la ética, conviene precisar que hablamos del bien verdadero y del bien aparente
refiriéndonos siempre a la voluntad o a otras facultades humanas en cuanto movidas por la voluntad. Esta advertencia es
necesaria para distinguir el bien y el mal del que se ocupa la ética, que podemos llamar también virtud y vicio, de otras
acepciones secundarias que el bien y el mal tienen en el lenguaje.
Cuando nos quedamos admirados de la inteligencia con que se ha realizado un robo o un homicidio, hasta el punto de
pensar que se trata de un crimen prácticamente "perfecto", advertimos que en esa acción hay algo "bueno" y "admirable",
pero la bondad a la que nos referimos no es una cualidad positiva de la voluntad de los criminales, que es sin duda una
voluntad moralmente mala, sino una cualidad + de su inteligencia, de su capacidad técnica, de su temperamento (sangre
fría, decisión, etc.)
Algo parecido sucede cuando hablamos de un buen matemático o de un buen zapatero. No nos referimos a la bondad de
su voluntad, sino al dominio de una ciencia en el 1° caso, y al dominio de una técnica en el 2°
• Moral en un sentido moralmente bueno, lo contrario sería moralmente malo,
ósea, inmoral-
• Moral puede ser en sentido de que exista moralidad (ya sea buena o mala)
dónde lo contrario sería amoral (simplemente no hay moralidad)
“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada por salvarla. Sin embargo,
existe un medicamento experimental que los médicos creen que puede salvar su vida: una forma de radio que un
farmacéutico acaba de descubrir .Aunque esta sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces
más cantidad de dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz reúne todo el
dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza
a reunir 2.500 dólares de los 5.000 que cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa
se muere y a quien le pide que le venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde . El
farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que ha sido quien lo ha descubierto. Dicho
esto, Heinz se desespera y se plantea robar la medicina.". Es una situación muy compleja, por algo es un dilema moral,
en general. En este caso el fin es ayudar a si señora pero el único medio que le queda es robarlo. El problema es que solo
tiene 2 opciones pero ambas son malas, debe escoger el mal menor , entre la propiedad y la vida siempre pensamos que
la vida es + importante pero aquí también podemos irnos a justificar otras cosas.
Lo que el profe haría seria robarle el medicamento, dejarle los 2500 en vez de los 5000 y después entregarse a la
justicia porque lo correcto es asumir las consecuencias si es que hice algo malo
Los dilemas morales en general son complejos porque se pueden examinar por distintas partes, los dilemas morales son
complejos pero hay que tratar de entenderlo en toda su complejidad.
Todas las acciones libres son morales, pero no todas moralmente buenas. La Ética sirve para orientarnos al ordenar
nuestras acciones voluntarias de modo que sean moralmente buenas. Por tanto, la Ética reflexiona acerca de la bondad y
maldad específicas de las acciones libres.
Aristóteles considera que acción y bien son términos correlativos, no hay acción humana sin tendencia consciente hacia un
bien en sentido práctico (el fin). Ningún hombre cuerdo actúa para hacerse miserable o desgraciado, sin embargo, los
hombres realizaos acciones moralmente malas. La misión de la Ética es ayudarnos a distinguir el bien verdadero del bien
aparente (parece ser un bien sin serlo realmente), para que la voluntad pueda dirigirse al primero y evitar el segundo,
que en realidad es un mal.
Hablamos del bien verdadero y del bien aparente refiriéndonos siempre a la voluntad u otras facultades humanas en cuanto
movidas por la voluntad→Necesario para distinguir el bien del mal. Ejemplo, podemos hablar de un buen zapatero, pero
no nos estamos refiriendo a la bondad de su voluntad, sino al dominio de su técnica, lo cual alude a un bien o mal
relativo. En ese contexto significan, así como bueno o malo bajo un determinado aspecto. Puede ser bueno con los
zapatos, pero no como persona. El bien y el mal propios de la orientación de la voluntad son los que las personas poseen
en cuanto humanas, afectan a la persona en un sentido absoluto.
El bien del que se ocupa la Ética es bien integral de la persona considerada en su unidad y totalidad. Es absoluto, la
Ética ayuda a distinguir entre lo verdaderamente y lo aparentemente bueno, entre la virtud y el vicio.
La perspectiva del bien absoluto se alcanza considerando que las acciones voluntarias están entrelazadas entre sí formando
una vida, lo cual se explica mediante la finalidad. Toda acción mira a un fin, el cual es querido en orden a otro fin, actúa
como fuerza propulsora. De lo contrario, tendríamos una aspiración sin objeto.
El bien real o aparente es querido en función del fin último. Por ejemplo, una persona que su fin último es el placer hace
lo que en cada momento se le presenta como más placentero. La voluntad de esas personas está orientada hacia esos
bienes y en vista de ellos ordenan sus acciones libres.
La Ética reflexiona sobre las experiencias de satisfacción, su principal misión consiste en orientar la libre determinación de
objetivos y prioridades, con el fin de vivir una vida sin arrepentimientos a futuro. La Ética trata de llevar al hombre a
un nivel de reflexión que le permita elevarse por encima de las necesidades y circunstancias inmediatas. Se trata de
afrontar el problema del fin último, y así ordenar todo lo demás.
El concepto clásico del fin del mundo es la felicidad, término que designa el bien de la vida humana considerada en su
totalidad. El elemento nuclear de la regulación moral consiste en la orientación de la voluntad hacia el verdadero bien
perfecto del hombre, ósea, obrar según las virtudes. Esto permite entender la distinción entre el bien y el mal, y las
cualidades naturales, intelectuales y técnicas.
Considerar que todas las cualidades son moralmente ambiguas, porque se pueden usar para realizar el bien humano global
o bien destruirlo. Una cosa es ser inteligente o hábil, y otra es ser bueno. Sólo la orientación de la voluntad libre hacia
el bien humano es intrínsecamente buena en sentido moral, es decir, solo ella es virtuosa.
“Aristóteles inicia su Ética poniendo de manifiesto que acción y bien son términos correlativos: toda arte y toda
investigación y del mismo modo toda acción y elección, parecen tender a algún bien: por esto se ha dicho con razón que
el bien es aquello a que todas las cosas tienden”
No hay acción humana sin tendencia consciente hacia un bien, y sólo se puede hablar de bien en sentido práctico (fin,
tiene que ver con las acciones) si se trata de un bien realizado o realizable a través de la acción. Incluso las personas que
hacen cosas malas, en su cabeza consideran que están haciendo un bien.
Nadie obra para hacer algo que bajo todo punto de vista es malo. Ningún hombre cuerdo actúa para hacerse miserable o
desgraciado.
Es indudable que los hombres a veces realizamos acciones moralmente malas, que querríamos no haber hecho nunca, es
más exacto decir que la acción humana mira siempre hacia un bien o a algo que parece un bien.
Surge así la distinción entre el bien verdadero y el bien aparente, entre lo que en verdad es un bien y lo que parece un
bien sin serlo verdaderamente. A la luz de esta distinción, de importancia capital, se podría decir que la misión de la Ética
es ayudarnos a distinguir el bien verdadero del bien aparente, para que la voluntad pueda dirigirse al primero y evitar el
segundo, que en realidad es un mal.
Las acciones que hacemos en nuestra vida deben estar guiados por el bien verdadero y no por el bien aparente, ya que el
segundo es subjetivo.
Al explicar de este modo la misión de la Ética, conviene precisar que hablamos del bien verdadero y del bien aparente
refiriéndonos siempre a la voluntad o a otras facultades humanas en cuanto movidas por la voluntad. Esta advertencia es
necesaria para distinguir el bien y el mal del que se ocupa la ética, que podemos llamar también virtud y vicio, de otras
acepciones secundarias que el bien y el mal tienen en el lenguaje.
Cuando nos quedamos admirados de la inteligencia con que se ha realizado un robo o un homicidio, hasta el punto de
pensar que se trata de un crimen prácticamente perfecto, advertimos que en esa acción hay algo bueno y admirable, pero
la bondad a la que nos referimos no es una cualidad positiva de la voluntad de los criminales, que es sin duda voluntad
moralmente mala, sino una cualidad positiva de su inteligencia, de su capacidad técnica, de su temperamento (sangre fría,
decisión, etc.).
Algo parecido sucede cuando hablamos de un buen matemático o un buen zapatero. No nos referimos a la bondad de su
voluntad, sino al dominio de una ciencia en el primer caso, y al dominio de una técnica en el segundo. HACER ALGO
BIEN NO TE CONVIERTE EN BUENA PERSONA
Al hablar de bien y de mal con relación a las cualidades naturales de una persona (inteligencia, sangre fría, etc.) o a las
cualidades técnicas de la acción humana, se alude a un bien o un mal relativo; en ese contexto bueno y malo significan
algo así como "bueno o malo bajo un determinado aspecto o en cierto sentido", en virtud de las cualidades intelectuales o
técnicas alguien es "bueno" como ladrón (en el sentido de experto, hábil), como matemático, como músico, como artesano,
como militar, etc. pero no como persona
Por el contrario, el bien y el mal propios de la orientación de la voluntad, es decir, la virtud y el vicio, son el bien y el
mal que las acciones humanas poseen en cuanto humanas, y por eso afectan a la persona humana en cuanto tal, en su
totalidad: hacen al hombre bueno o malo en sentido absoluto, sin restricciones
La injusticia o la hipocresía, por ejemplo, hacen malo al hombre en cuanto hombre, y no en cuanto matemático o en
cuanto zapatero. Un hombre hipócrita o deshonesto puede ser, sin embargo, su estupendo matemático o saber fabricar
óptimos zapatos.
La perspectiva del bien total o absoluto se alcanza considerando que las acciones voluntarias no son hechos aislados, sino
que están entrelazadas entre sí, formando una conducta o, si se prefiere, una vida. Ese entrelazamiento se explica mediante
la finalidad, a la que ya hemos aludido. Toda acción mira a un bien o un fin, pero ese fin normalmente es querido o no
absolutamente por sí mismo, sino en orden a otro fin, y así sucesivamente hasta llegar al fin último.
Pensar por ejemplo en una persona que un día incumple sus obligaciones laborales porque no le apetece trabajar, al día
siguiente abusa de la bebida porque tiene ganas de beber, al 3° día descuida sus obligaciones familiares porque está haciendo
un trabajo que le gusta mucho y su mujer y sus hijos en ese momento representan para él una molestia. El fin último de
la persona no es el no trabajar, ni trabajar mucho, sino que es el placer y por ello hace en c/momento lo que se le
presenta como placentero, que un día es no trabajar, otro es beber, otro entregarse sin límites al trabajo que le apasiona
La ética trata de llevar al hombre hasta un nivel de reflexión que le permita elevarse por encima de las necesidades y
circunstancias inmediatas, para indagar racionalmente acerca del bien de la vida humana vista en su conjunto
Se trata, por lo tanto, de afrontar explícitamente de modo reflexivo lo que para los filósofos griegos era el problema del
fin último, preguntándose:
• ¿Qué es razonable desear como bien ultimo querido por sí mismo, y en vista del cual ordena todo lo demás?
• ¿Cuál es el verdadero bien de la vida humana considerada en su conjunto?
• ¿Qué es la felicidad?
• ¿Qué tipo de persona es justo ser y que tipo de vida es justo vivir?
Desde esa perspectiva, podemos redefinir Ética, proponiendo: La Ética es el saber filosófico cuya misión es dirigir la
conducta hacia el bien perfecto o el fin último de la persona.
El bien aparente es subjetivo porque universalmente no siempre corresponde a un bien, el bien verdadero es lo que todos
consideramos como bien
La ética tiene como visión hacer ver el bien verdadero y distinguirlo del aparente
Ej. la casa de papel es un atraco que parece muy bien elaborado y pensado, decimos que está bien hecho por la estrategia
pero no quiere decir que eso sea bueno, que robar sea bueno,
Por ejemplo ser buen zapatero, ser buen T.O, → bien o mal relativo (relativo a su quehacer, son bienes específicos, no
de la globalidad de la persona)
Una persona trabaja en la empresa de trenes, en la palanca que permite cambiar el riel. El tren viene a toda velocidad
directo hacia 5 personas que morirán aplastadas, pero la persona puede hacer que el tren se desvíe hacia donde hay sólo
una persona ¿Moverían la palanca, permitirían que cambie de dirección?
¿Si estuvieramos viendo la situación desde un puente, y tuvieramos la posibilidad de salvar a las 5 personas, empujando
a un gordo desde arriba, lo haríamos?
Estos ejemplos muestran como la Ética no es una ciencia matemática, no pueden responderse con formulas. El papel que
toman los sentimientos en nuestras decisiones morales. La diferencia entre el primer caso y el segundo, es que es muy
distinto apretar una palanca a mucha distancia y no tener contacto, a yo estar al lado de la persona y empujarla, tocarla,
entrar en contacto, para que muera y salvar a los otros. Muestra que para nosotros la Ética no es puramente matematica,
no podemos pensar a tarves de puro racionalismo, imparcialmente. Los casos Éticos los resolvemos en primera persona,
tienen que ver los sentimientos. Sirve para refutar la logica utilitaria, ya que es muy matematico, razonar logicamente.
Bajo una logica utilitaria (producir el menor caso posible) seria exactamente la misma respuesta en los dos casos, sin
importar quienes son y cuales son sus historias.
La idea del ejercisio es mostrar la complejidad del razonamiento etico y moral, no tiene sentido pensarlo desde la lógica
utilitaria.
1. La consideración de la totalidad de la vida se entiende en relación con su duración temporal. El curso futuro de la
vida determina la forma de trascender las circunstancias del momento. Requiere esfuerzo de no dejar nada fuera de
nuestra reflexión, tendencias y deseos. Una vez alcanzada esa meta el sujeto puede cuestionarse si realmente valió la
pena todo su esfuerzo, el error está en absolutizar un bien que no es completo, autosuficiente ni razonable. El fin
verdaderamente último es completo y autosuficiente, no deja nada fuera de sí. Una vida lograda no tiene costes
externos para que valga la pena.
2. La noción del fin último está ligada a la consideración de la vida como un todo, generalmente orientada hacia la
felicidad y eudemonismo. Es posible tematizar la vida como un todo, solo visualizando el fin último es posible considerar
la vida de esta forma.
3. La consideración de la propia vida en su totalidad es el punto de vista propio de la moral. Cuando los fines restringidos,
los deseos, las intenciones y actividades son referidos también al fin global. Al elevar por encima la mirada de los fines
particulares que la persona puede proponerse, extender, limitar o rechazar, se está creando el espacio moral.
Es más sencillo explicar la vida moral recurriendo a las
normas de carácter absoluto, pero la vida moral no se reduce
al conjunto de acciones que pueden regularse mediante un código de normal universal.
Lo que le interesa a la Ética es encontrar el punto de vista más fundamental, positivo y abarcante. Si se adoptase como
punto de partida, por ejemplo, la ley, la Ética se convertiría en un conjunto de límites y prohibiciones, y surgiría la duda
¿Por qué comportarnos moralmente?
Ver el deber como realidad primera del fenómeno moral es insuficiente ya que es demasiado restringido, no abarca la vida
moral en su conjunto, carece de verdadera motivación. Cuando la norma es lo primero el límite se convierte en una
instancia primera, única y absoluta. La realización del bien humano es la instancia primera, no las normas o deberes.
Se llega a la misma conclusión atendiendo a la libertad, ya que con esta el hombre tiene la capacidad de disponer de sí
mismo en sentido global. La Ética se apoya sobre un esquema, en el cual la naturaleza humana-tal-como-podría-ser-si-
se-realizara-su-telos. Sus elementos son: el estado inicial, preceptos de la razón práctica (normas) y telos (fin). La
Ética debe ocuparse del gobierno de la vida, no sólo del gobierno de la acción.
Todo conocimiento y elección tienden a algún bien, algunas personas dicen que este bien es la felicidad, admiten que vivir
y obrar bien es lo mismo que ser feliz, pero dudan cuando se les pregunta que es la felicidad.
Aristóteles asegura que el fin último es la felicidad (eudaimonía) como aspiración natural, lo cual es extremadamente vago.
La aspiración a la felicidad es la expresión psicológica y fenomenológica de la estructura finalista natural del obrar humano,
cuya elaboración filosófica nos ha conducido a la noción de fin último. Pero la felicidad corresponde por naturaleza y no
en virtud de una decisión libre. La elegimos ante todo, pero hay una posibilidad frente a la que no seamos libres, de la
aspiración a la felicidad no es posible prescindir.
La felicidad es problemática ya que llega primero a un concepto de fin último con características formales claras, pero
cuando se pasa a la pregunta de su contenido concreto la respuesta es vaga (porque cada uno la concibe a su manera) y
oscilante (aparece ligada intuitivamente al placer y ausencia de dolor). Se producen debates filosóficos sobre la relación
entre la virtud y otros bienes.
La felicidad no es la respuesta final, sino más bien el inicio de una reflexión encaminada a determinar filosóficamente cuál
es o en qué consiste la verdadera felicidad.
Cuando una persona tiene hambre, come, pero cuando una persona está descontenta de la vida piensa, razona y se
pregunta que es lo que en el fondo quiere y no está consiguiendo. Estos son modos de búsqueda racional, la cual siempre
es la búsqueda de la verdad, o del verdadero bien humano. El descontento global evidencia la insatisfacción de la aspiración
natural a la verdad, la cual radica en la voluntad. La búsqueda de la felicidad es propia y exclusiva de la vida racional, no
de los animales. La búsqueda de un placer momentáneo puede encontrarse sin la necesidad de una búsqueda racional.
Epicuro pensaba que la felicidad debe ser investigada filosóficamente, y en un marco reduccionista carecería de validez, se
cae en la oposición entre moral y vida, entre moral y motivación.
El fin último no se reduce a señalar el hecho de que la conducta de cada hombre presupone una idea sobre el contenido
concreto de la felicidad. La Ética quiere determinar lo que es razonable buscar como fin último, y sobre esa base,
pronunciar indicaciones normativas y juicios de valor sobre los proyectos de vida.
Se pueden determinar ciertas modalidades generales que deben ser observadas en la elección y orden de diversas actividades,
conocidas como virtudes (criterios normativos para el ejercicio de nuestras actividades y para el uso de nuestros bienes).
Si no se admite la posibilidad de elaborar una concepción normativa del bien global de la vida humana, la Ética se reduce
voluntariamente a ética social e interpersonal, las cuales terminan siendo abandonadas.
Hay que conceder que las opciones se fundamentan en buenas razones, y entonces no se ve motivo alguno para afirmar
que la Ética no pueda o no deba elaborarlas reflexiva o críticamente.
Recordemos la causa final aristotélica. Toda actividad tiene un fin, el hombre tiene un fin (telos). Cada acción tiene una
causa, Aristóteles introduce que nuestras actividades tienen una orientación, una dirección. Si nuestras actividades tienen
un fin, se otorga una finalidad orientadora.
El fin puede entenderse de dos formas:
• Terminar un movimiento o acto (muerte, dejar de estar)
• La finalidad u objetivo, la meta de la vida humana. Si la vida tiene un horizonte entonces nuestras acciones se
orientan hacia ese fin.
Todos los bienes imperfectos y parciales que elige el hombre son en función y por participación del bien absoluto y pleno.
Las decisiones que tomamos son perfectos imparciales, porque nunca van a satisfacer absolutamente nuestra felicidad,
cumple objetivos finitos. Elegimos nuestras acciones según un plan mayor, una orientación de vida.
El hombre puede elegir un fin u otro y lo puede cambiar, pero no puede tener más que un fin último.
Fin último y fin intermedio:
• Fin último: el que se busca por sí mismo, es el máximo, no se subordina a ningún otro fin, solamente puede ser
uno a la vez. No quiere decir que se alcanza sólo al final último de la vida, sino que es el supremo, vamos
viviéndolo al final de la vida
• Fin intermedio: referido a otro fin, eventualmente referidos todos al fin último y subordinados a ese, pueden
ser múltiples.
La consideración de la totalidad de la vida se puede entender primeramente con relación a su duración temporal.
Pero la consideración de la totalidad de la vida requiere sobre todo adoptar un punto de vista globalizante en cuanto a
los contenidos que es capaz de focalizar, es decir, requiere el esfuerzo por no dejar nada o casi nada fuera de nuestra
reflexión: se trata, pues, de abarcar la totalidad de nuestras tendencias y deseos, y de las actividades y fines a ellos
ligados.
Por ejemplo, le meta de llegar a ser un médico famoso, contiene muchos bienes: ciencia, prestigio social, posibilidad de
llegar a ser un beneficiarios de la humanidad por la propia aportación a la licha contra una o varias enfermedades, desahogo
económico, pero no contiene todos los bienes.
En el omento pensó que ese objetivo profesional era la realización de todos sus anhelos, algo así como bien supremo, ahora
se da cuenta de que se equivocó.
El error es haber querido conseguir a toda costa, absolutizándolo, un bien que no es completo ni autosuficiente, por lo
que no es razonable-es decir, no es bueno- ponérselo como objeto último del deseo, como fin último. El fin verdaderamente
último es completo y autosuficiente, no dejar nada fuera de sí. No hay que confundir las cosas parciales con el fin último.
Cabría objetar a lo que hemos dicho hasta ahora, que es más sencillo explicar la vida moral recurriendo a las normas o
deberes morales de carácter absoluto. Concedemos que si todo el problema moral consistiese en no robar, seria más sencillo
partir del valor absoluto del mandamiento no robarás. Pero la vida moral no se reduce a no robar, ni tampoco al conjunto
de normas universales. Lo que interesa no es encontrar el punto de vista más sencillo, sino el más fundamental, el más
positivo, y el más abarcante. Si se adoptase como punto de partida la ley o el deber de hacer u omitir determinadas
acciones, no precedido por la indicación de un objetivo global positivo y deseable, la ética se configuraría como un conjunto
de límites y prohibiciones al servicio de un objetivo que, por muy noble que fuese, sería siempre prohibición.
Existe cierto consenso en que la felicidad es el fin último de las personas. La felicidad es un concepto que puede ser muy
amplio, distinto para todos, entonces, ¿Qué es la felicidad?
Los griegos tenían dos formas de entender la felicidad que competían entre sí: Hedonismo y eudaimonía (la buena vida
[farra, disfrute] y la vida buena [florecimiento interior])
• Hedonismo: ausencia de dolor, presencia de placer, ausencia de cambios de ánimo (ataraxia), es exterior. Placer
sereno. Tiene varios problemas, por ejemplo, la ausencia de dolor. Algunas de las cosas que más felices nos hacen
en la vida llevan incluida el dolor, un poco de sufrimiento. El que quiere alcanzar una meta más exigente, va a
tener que hacer una serie de sacrificios por lo menos parcialmente, pero el hedonismo pierde esta perspectiva.
• Eudaimonía: postura de Aristóteles, tiene que ver con la realización, el florecimiento, es interior. Tiene que ver
con la totalidad de la vida y no con un momento particular. Tiene que ver con quien soy yo, desarrollar nuestras
capacidades y ponerlas en servicio al resto.
o Tiene relación con el ergon (función)
o Totalmente relacionado con la capacidad racional del ser humano, con aquello exclusivo del hombre
(inteligencia y voluntad)
Puede incluir sufrimiento, pero en última instancia hace feliz a las personas.
“Nos parece forzoso considerar, en definitiva, que la investigación filosófica sobre el fin último o bien global del hombre
deberá afrontar el problema de la felicidad humana, pero la felicidad no es la respuesta final sino más bien el inicio de una
reflexión encaminada a determinar filosóficamente cual es o en que consiste la verdadera felicidad”
Lleva su nombre por uno de los tres principios de la declaración de independencia de estados unidos
Todos los hombres son creados iguales, a raiz de esto se derivan ciertos derechos inherentes, propios de cualquier persona.
• Preservación de la vida, que nadie nos mate.
• Libertad.
• Búsqueda de la felicidad, incorporada en la escencia de la vida humana.
En la pregunta del bien y el mal, ¿Dónde surge exactamente lo Ético, lo filosófico?, existe una diferencia entre lo que es
bueno y lo que es bueno en un sentido personal.
La palabra “bueno” significa tanto como: “bueno para alguien en un determinado sentido”, por lo que una misma cosa
puede ser buena o mala para la misma persona, o una cosa sea buena para uno y mala para otro, se produce una
ambivalencia (la construcción de una carretera puede ser buena para los autos, pero mala para los vecinos).
Usamos la palabra “bueno” en un sentido absoluto, sin añadir un “para”, produciéndose un conflicto de intereses o puntos
de vista. Surgen dos cuestiones:
• ¿Cuál es la jerarquía exacta de los puntos de vista?
• ¿Qué bien o interés debe prevalecer?
Siempre nos encontramos con la afirmación de que los problemas éticos no tienen sentido porque no se les puede dar
respuesta. Las proposiciones de la ética no serían susceptibles de verdad, ya que, a partir de dos puntos de vista, se
pueden hacer razonamientos de validez general; pero cuando la palabra “bueno” se toma en sentido absoluto, las
afirmaciones se hacen relativas, dependientes del ámbito cultural, de la época, del estrato social y del carácter de los que
usan esas palabras.
Que los sistemas normativos son en gran medida dependientes de la cultura, es una eterna objeción frente a la posible
exigencia de una Ética filosófica, una objeción a la discusión racional sobre el significado absoluto, no relativo, de la palabra
“bueno”. Esta objeción desconoce que la Ética filosófica no ignora estos hechos, al contrario, la reflexión racional sobre la
cuestión de lo bueno con validez general comenzó gracias al descubrimiento de estos hechos. Los filósofos comenzaron a
buscar una regla con la que medir las distintas maneras de vivir y los diversos comportamientos, con el fin de encontrar
unas mejores que otras, a esta regla la llamaron fisis (naturaleza).
Basta constatar que la búsqueda de una medida universalmente valida de una vida buena o mala, del buen o mal
comportamiento, brota de la diversidad de los sistemas morales, hacer ver esa diversidad no constituye un argumento
contra dicha búsqueda.
No se trata de tener que aceptar algo, se trata de un conocimiento que todos tenemos. Juzgamos según las costumbres
de las sociedades.
Las diferencias de las costumbres llaman más la atención, porque las coincidencias son evidentes. Se hace la objeción de
que se trata de normas triviales, que se deducen fácilmente por su utilidad biológica y social. Las leyes morales son
naturalmente algo trivial y las consecuencias son útiles para el género humano. Pero, el fundamento para nuestra valoración
no es la utilidad social o biológica, es la moralidad, lo moralmente bueno.
Las diferencias culturales son las que nos obligan a cuestionarnos por el criterio para juzgar. Existen dos puntos de vista
extremos que están sólo están de acuerdo en negar la validez universal a cualquier contenido moral, son dos variantes del
relativismo moral: “Todo hombre debe seguir la moral dominante en la sociedad donde vive (1)” y “cada uno debe seguir
su propio capricho y hacer lo que se le dé la gana (2)”. Ninguna de las dos resiste un examen racional.
Tres contradicciones:
• Plantea que quiere fijar al menos una norma universalmente valida→debe seguirse siempre la moral dominante. Se
produce una metanorma. Si yo sigo la moral dominante de mi ámbito cultural debo condenar las otras morales y
obligarlos a vivir la mía.
• No existe una moral dominante, el principio de atenerse a esta no nos enseña a favor de que valores dominantes
debemos optar (estar a favor/en contra del aborto).
• Hay sociedades en las que proceder de un revolucionario que no se acomodó a la moral de su tiempo, sino que la
ha cambiado tiene carácter de modelo, validando sus normas sin la necesidad de un cambio fundamental.
La segunda tesis condena cualquier moral vigente como represión, exige que cada uno actúe como quiera y sea feliz a su
manera. Es un punto de vista anarquista o individualista, se encuentra en inmediata oposición a nuestro sentir moral.
Reviste el carácter de un amoralismo→”Bueno para mí en un determinado sentido”. El hecho de que quizás no sea capaz
de prestar oídos a los argumentos, no quiere decir que no haya argumentos contra él. Resulta ser trivial, uno actúa como
le gusta. El que obra según su conciencia tiende a actuar así, y quien obedece una norma moral tiende a proceder de ese
modo.
En el hombre existen distintos impulsos, aboga por unos y está en contra de otros, los más interiores y naturales se
llaman impulsos morales, son un dominio interiorizado del cual es preciso librarse. Pero, al abogar por la autodeterminación
(librarse), la protesta anti-moralista desemboca en la tradición de la filosofía moral, la cual comienza por preguntarse por
lo natural al hombre, pensaba que solo era libre quien hiciera lo natural. Quien dice que cada uno puede hacer lo que quiera
ignora el hecho de que el hombre no es acuñado por sus instintos como los animales, sino que debe buscar y encontrar la
norma de su comportamiento. La vida humana no consiste en ser espontaneo, debemos dirigir la vida, aun teniendo deseos
e impulsos contrapuestos, si hiciéramos lo que quisiéramos deberíamos saber lo que queremos.
No podemos formar una voluntad en armonía sin considerar lo que es bueno, ya que desde esto se ordenan los demás
puntos. Moore dice que es una falacia naturalista reemplazar “bueno” por otra palabra desde un punto de vista particular.
Vivir bien significa hacer una jerarquía de las preferencias, y su orden es correcto cuando el hombre vive en paz y feliz
consigo mismo. No existen solo mis gustos, existen también los de los demás, por lo que es ambiguo decir que cada uno
debe hacer lo que le gusta, debemos respetar los gustos de los demás. Una exigencia general de tolerancia limita los
propios gustos, y esta tolerancia no es consecuencia del relativismo moral. La tolerancia se funda en una convicción moral
que pretende tener validez universal.
Para que resulte obvia la idea de tolerancia se debe tener una idea de la dignidad del hombre, exigir tolerancia no basta
para resolver los conflictos entre los deseos propios y ajenos. Es preciso saber cuáles son los deseos de uno que colisionan
con los de otros. Una solución sería si existiera una verdadera medida para juzgar los deseos. El relativismo ético parte
con la observación de que las medidas son conflictivas, ya que en toda disputa teórica subyace la idea de la existencia de
una verdad común: si cada cual tuviera su propia verdad, no habría disputas.
El conflicto se resuelve a merced del derecho físico del más fuerte que impone sin más su voluntad.
• La disputa sobre el mal y el bien demuestra que la Ética Plantea que quiere fijar al menos una norma
universalmente valida→debe seguirse siempre la moral dominante. Se produce una metanorma. Si yo sigo la moral
dominante de mi ámbito cultural debo condenar las otras morales y obligarlos a vivir la mía.
• Plantea que quiere fijar al menos una norma universalmente valida→debe seguirse siempre la moral dominante.
Se produce una metanorma. Si yo sigo la moral dominante de mi ámbito cultural debo condenar las otras morales
y obligarlos a vivir la mía.
es campo de litigios, no es puramente relativo, demuestra que determinados comportamientos son mejores que otros,
otros, mejores en absoluto. El sentido de la Ética filosófica es arrojar más luz sobre este conocimiento y defenderlo
frente a las objeciones de los sofistas.
El objeto elegido es un bien hacia el cual tiende deliberadamente la voluntad. Es la materia de un acto humano, es lo que
efectivamente uno está realizando (si miento o digo la verdad, el objeto es cuál de las dos hago), es la esencia, el núcleo
del acto, lo que elegimos, es lo más propio del acto. El objeto elegido especifica moralmente el acto del querer, según que
la razón lo reconozca y lo juzgue conforme o no conforme al bien verdadero. Las reglas objetivas de la moralidad enuncian
el orden racional del bien y del mal, atestiguado por la conciencia. El objeto cualifica todo el acto moral, independiente de
la intención y la circunstancia.
Es el bien real o aparente que se busca con la acción que se va a realizar, es el bien que contiene la acción que se elige, se
manifiesta en lo que hacemos (mentir/decir la verdad, estudié/copié).
Si el objeto es la parte objetiva del acto realizado, recae sobre el acto mismo, mientras que la intención es la parte
subjetiva, lo que uno quería lograr. Se sitúa del lado del sujeto que actúa. La intención, por estar ligada a la fuente
voluntaria de la acción y por determinarla debido al fin, es un elemento esencial en la calificación moral de la acción.
El fin es el término primero de la intención y designa el objetivo buscado con la acción. La intención es un movimiento
de la voluntad hacia un fin, mira al término del obrar. Apunta al bien esperado de la acción emprendida.
No se limita a la dirección de cada una de nuestras acciones tomadas aisladamente, sino que puede también ordenar varias
acciones hacia un mismo objetivo; puede orientar toda la vida hacia el fin último. Una misma acción puede, pues, estar
inspirada por varias intenciones como hacer un servicio para obtener un favor o para satisfacer la vanidad.
Una intención buena (por ejemplo: ayudar al prójimo) no hace ni bueno ni justo un comportamiento en sí mismo
desordenado (como la mentira y la maledicencia). El fin no justifica los medios. Así, no se puede justificar la condena de
un inocente como un medio legítimo para salvar al pueblo. Por el contrario, una intención mala sobreañadida (como la
vanagloria) convierte en malo un acto que, de suyo, puede ser bueno (como la limosna)
Son la serie de características que configuran el ambiente o el escenario en el que se realiza el acto, son elementos
secundarios de un acto moral. Generalmente no son buenas o malas, sino que agravan o disminuyen la bondad o la malicia
del acto. Pueden también atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra. Las circunstancias no pueden de suyo
modificar la calidad moral de los actos, no puede hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala.
Algunas circunstancias son:
• Características o cualidades de la persona que obra: no es lo mismo que un civil mienta en un juzgado a que mienta
un carabinero
• Calidad y cantidad del objeto sobre el cual se versa la acción: si miento sobre algo chico es menos grave que mentir
sobre algo más grande.
• Lugar en que se realiza la acción: insultar a alguien en un lugar público es peor que hacerlo dentro de la casa, por
ejemplo
• Medios empleados: es más grave un robo a mano armada que un hurto realizado sin violencia
• Modo moral en que se realiza la acción: sería peor hacer un asesinato planificado que matar por rabia.
• Cantidad y cualidad del tiempo: no es lo mismo pegarle a un hijo una vez a hacerlo todos los días.
Una finalidad mala corrompe la acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (como dar limosna para ser visto por los
otros). El objeto de la elección puede por sí solo viciar el conjunto de todo el acto. Hay comportamientos concretos-como
el homicidio-que siempre es un error elegirlos, porque su elección comporta un desorden de la voluntad, es decir, un mal
moral.
Es por tanto erróneo juzgar de la moralidad de los actos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias
que son su marco. Hay actos que, por si y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones,
son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer
el mal para obtener un bien.
• El objeto, la intención y las circunstancias constituyen las tres fuentes de la moralidad de los actos humanos
• El objeto elegido especifica moralmente el acto de la voluntad según que la razón lo reconozca y lo juzgue bueno o
malo
• No se puede justificar una acción mala por el hecho de que la intención sea buena. El fin no justifica los medios
• El acto moralmente bueno supone a la vez la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias
• Hay comportamientos concretos cuya elección es siempre errada porque esta comporta un desorden de la voluntad, es
decir, un mal moral. No está permitido hacer un mal para obtener un bien
La Ética define las virtudes, vicios y actos propios, a fin de ofrecer orientaciones útiles para el
comportamiento moral y su valoración. Estos conceptos constituyen una especie (clase) moral.
El problema de la especificación moral es saber qué aspectos de un comportamiento concreto determinan su encuadramiento
bajo uno u otro de estos conceptos.
Para los comportamientos sencillos, la especificación moral no constituye ningún problema, pero la atribución de la valoración
moral es más difícil de hacer cuando una acción, puede ser, por ejemplo, un homicidio o un caso de defensa personal. Desde
un punto de acción física, la diferencia puede ser pequeña, pero real y moralmente muy grande, ya que la primera sería
una injusticia, y la segunda una acción moralmente legitima.
La sentencia de un juez es muy distinta al propio juicio moral, ya que el juez busca tener certeza de actos comprobables,
mientras quien pida un consejo moral expone la cuestión como la ve, este juicio debe realizarse desde el punto de vista
de la persona agente. La dificultad moral posee ambigüedad.
Es fundamental para plantear bien una cuestión saber que son propiamente susceptibles de
especificación moral las acciones voluntarias, no las acciones físicas.
La acción voluntaria debe tener un propósito consciente y activo, proyectado y valorado por la razón. Este propósito que
guía la acción se conoce como objeto de la acción voluntaria. Es el bien real o aparente de cada acción, es el contenido de
una decisión que puede hacer relación a una cosa o evento.
El principio general de la especificación moral de las acciones voluntarias es que estas reciben su primera y fundamental
especificación según la relación de su objeto con las virtudes o vicios. Este principio se aplica a cualquier acto voluntario,
la intención recibe su especificación por su objeto.
En la práctica nos encontramos con acciones que alguien realiza con una determinada intención y en circunstancias
concretas. Intención y circunstancias influyen también en la especificación moral de la acción. La intención es el fin del
porque se ha elegido la acción realizada.
Circunstancias secundarias:
• Características o cualidades de la persona que obra
• Cualidad y cantidad del objeto sobre el cual se versa la acción
• Lugar en que se realiza la acción
• Medios empleados
• Modo moral en que se realiza la acción
• Cantidad y cualidad del tiempo
Desde el punto de vista moral no es fácil distinguir si algo es una circunstancia o forma parte del objeto de la acción. La
circunstancia es la característica que no tendría ninguna relación con el orden moral si no acompañase a algo que se oponga
a las virtudes. Una cualidad es aquello por lo que primeramente la acción se opone al orden moral, cualidad que pertenece
a la esencia misma del objeto moral.
Cómo se relacionan la especificación moral procedente del objeto, el fin y las circunstancias. Para que una actuación
compleja sea buena, han de ser buenos todos sus componentes. Si alguno de estos (intención o elección) es incompatible
con una virtud o norma ética, la actuación en su conjunto es moralmente mala, la voluntad pierde su orientación hacia el
bien y produce culpa moral. Ninguna buena acción justifica una finalizada incompatible con la virtud, ni una acción finalizada
bu8ena convierte en buena la intención mala ni el conjunto de la actuación compleja.
En la práctica, las personas moralmente bien formadas concluyen con una buena elección lo que comenzó con una buena
intención, cuando esto no sucede la formación moral es incompleta. Las acciones que lesionan una virtud son incompatibles
y destructivas del bien de la persona, convirtiéndose en acciones intrínsecamente malas. Entre la intención y la elección
existe de suyo una coherencia, que la persona advierte. Es contradictorio promover la honestidad por medio de acciones
deshonestas. El fin materialmente justo es querido no en cuento justo, sino por alguna otra razón.
Tampoco las circunstancias pueden hacer objetivamente justa una acción intrínsecamente opuesta a las virtudes, sin
embargo, pueden aumentar o disminuir la bondad o malicia del acto.
En la especificación moral de las acciones voluntarias deben considerarse las consecuencias del obrar que han sido previstas
y queridas. Si se trata de consecuencias previstas, pero no queridas (inevitables) estamos ante objetos indirectos de la
voluntad. Si se trata de consecuencias negativas no previstas que fácilmente debieron serlo, se trata de ignorancia; no se
suprime la responsabilidad, pero puede atenuarla. Si las consecuencias no podían en absoluto ser previstas, desde el punto
de vista mora son involuntarias y el sujeto no es responsable de ellas (no aplica desde un punto de vista jurídico penal).
El proporcionalismo es una teoría moral que niega el principio fundamental de que las acciones voluntarias reciben su
especificación moral fundamental según su objeto, afirmando que no existen acciones intrínsecamente malas. Una acción en
su materialidad no puede ser valorada desde el punto de vista moral sin tener en cuenta el motivo por el que el sujeto
obra, indican que siempre se debe juzgar caso por caso.
En el proporcionalismo hay un error en la concepción de la acción voluntaria, ya que ellos piensan en acciones físicamente
descritas privadas de voluntariedad, pero una acción privada de voluntariedad no es una acción humana por lo que no
puede ser valorada moralmente. La acción humana como realidad voluntaria y moral es la suma de una acción meramente
física o físicamente descrita, más la intención de fin de la intención, o más ciertas circunstancias o consecuencias. No
acepta que, en algunas acciones voluntarias, el propósito deliberado que las constituye pueda poseer en sí mismo una
contrariedad a la recta razón (a las virtudes) que las hace incompatibles con una voluntad orientada hacia el bien humano.
Parte de una reflexión previa, está relacionado con que significa el
concepto naturaleza o natural, son complejos de definir filosóficamente.
Surge la pregunta ¿si existe la naturaleza humana, tiene un carácter normativo? ¿se siguen ciertas reglas o leyes a partir
de la naturaleza humana? A veces decimos que es humano todo lo que hacen los seres humanos, a veces decimos que
algunas acciones del ser humano son inhumanas, como los campos de concentración por ejemplo, a pesar de ser una acción
realizada por humanos se considera inhumana, ya que atenta contra la dignidad del otro, la cual no debería ser pasada a
llevar. Hay ciertas acciones que atentan contra la dignidad del otro, pero no necesariamente son inhumanas, como insultar
al otro. Para ser inhumano debe ser de una manera más radical, es contraria a la naturaleza del hombre. Cada persona
tiene un carácter único e irrepetible, posee un valor intrínseco que consideramos absoluto.
Dependen principalmente de la inteligencia y voluntad de la persona, el límite suele estar marcado por los derechos
humanos, que también son cuestionados porque quien los legisla.
Algunos plantean la “cultura” como una “segunda naturaleza humana”, que es adaptable según contextos, y que ahí se
encuentra el ámbito de la moralidad, que por lo tanto no es universal ni normativo.
La naturaleza se define como aquello que las cosas son, o aquello de lo que las cosas están hechas, en el caso de ser
humano, somos seres con inteligencia, voluntad, pasiones, cuerpo, conciencia, dotados de sentido, perceptibles para los
otros, etc.
Discusión entre Physis (naturaleza, se desarrolla en sí misma) vs Nómos (cultura o ley, lo artificial, lo no dado
naturalmente).
¿Existe una naturaleza humana? ¿Qué es lo que tenemos en común entre todos los humanos? ¿Qué nos hace ser humanos?
Hoy podemos dominar la naturaleza humana, como ya hemos dominado la naturaleza en general, mediante la técnica ¿debe
el ser humano hacer cualquier cosa con la naturaleza humana? ¿Hay algún tipo de limite? ¿Todo lo que es posible es
moralmente aceptable? Los seres humanos buscan aumentar sus capacidades en ciertos sentidos. Si tenemos la capacidad
técnica de desarrollar algo está bien o mal hacerlo. La sociedad tiene límites a nivel internacional con respecto a este
tema, como la clonación, por ejemplo.
La ley moral natural implica que:
• El ser humano es un ser naturalmente moral, todos tenemos días morales en la cabeza, por sí mismo desarrolla
consideraciones sobre lo que es bueno o malo, la forma en que juzgamos cambia entre cada uno de nosotros, todos
tenemos un juicio moral sobre todos los asuntos, las razones pueden ser distintas. Nadie es neutral, ante todo, no
nos es indiferente todo lo que pasa a nuestro alrededor. El bien y mal parecen estar incorporados en lo más profundo
y nuclear de nuestro pensamiento, y estar presentes en todos los humanos con una mínima capacidad racional.
• Tienen un sentido antropológico: son en función del bien de la persona, de su felicidad, realización y vida virtuosa.
Están en la misma línea (las exigencias de la ley natural) de lo que es la realización plena de la persona en cuanto
persona humana, es decir, en cuanto que posee naturaleza humana
Es el juicio interno acerca de la bondad o malicia moral de un acto concreto que vamos a realizar o hemos realizado. Es un
juicio interno por que se refiere a nosotros mismos. Nos lleva a personalizar la moral, nos hace aterrizar y concretar la
ética a nuestra propia vida y situación. Como por ejemplo mentir o decir la verdad en una determinada situación respecto
a nosotros mismos. Es el vehículo que lleva los principios universales morales a nuestra situación particular concreta.
La conciencia moral se puede caracterizar de distintas
formas, las cuales son complementarias porque son
según distintos criterios
1. Según su relación al acto: si está siendo antes o después del acto
a. Conciencia antecedente: antes del acto, lo manda o prohíbe, permite, aconseja. Por ejemplo, mañana estoy pensando
en copiar en la prueba, si mi conciencia dice que es malo me lo va a prohibir, pero si me dice que es bueno me lo
permite, y si considera que es muy necesario puede que me obligue. Es un diálogo interior.
b. Conciencia consecuente: después del acto, lo aprueba o desaprueba. Ya está hecho el acto de copiar, por ejemplo,
la conciencia dice si estuvo bien o mal lo que se decidió hacer.
2. Según su conformidad con el bien de la persona: si creemos que hay cosas buenas o malas para el ser humano, la
conciencia puede equivocarse o no. Por ejemplo, matar a alguien porque me insultó, como no es infalible la conciencia
puede decirnos que algo está bien, sabiendo que matar es malo, la conciencia se equivoca. Si dice no lo hagas, actúa de
forma verdadera o recta. Juzga con verdad la moralidad del acto.
a. Conciencia verdadera o recta: juzga con verdad la moralidad del acto
b. Conciencia errónea o falsa: se equivoca en el juicio moral del acto (considera buena una mala o mala una buena
acción), su causa es la ignorancia, la falta de formación, la persona no tiene los criterios necesarios para formar un
juicio moral. También puede estar nublada por las pasiones, en el momento se puede creer que el acto es correcto,
su conciencia se ve nublada y hace algo que está mal.
3. Según el tipo de asentimiento: grado de seguridad con que emite el juicio
a. Conciencia cierta: juzga con firmeza, alto grado de seguridad. Algo si o si es malo o bueno, puede equivocarse, es
cierta no en cuanto a que tenga razón, sino con la seguridad en que se actúa
b. Conciencia probable: admite la posibilidad opuesta juzga que es probable que sea buena o mala según lo que diga
c. Conciencia dudosa: suspender el juicio de la conciencia cuando no se tiene claridad. La persona debe abstenerse de
realizar la acción o buscar el consejo, recomendación de alguien con más experiencia y sabiduría, con un criterio
formado.
Estas modalidades funcionan en paralelo, se pueden catalogar con los tres actos.
1. Solamente la conciencia cierta es regla moral: la conciencia cierta debe seguirse, porque se cree firmemente que eso
es lo correcto (pese a que puede ser equivocada por ignorancia).
2. La conciencia debe ser verdadera o invenciblemente errónea para ser regla moral: en el caso de la invenciblemente
errónea, es regla solamente mientras se está en el error.
3. La conciencia venciblemente errónea no es regla y no debe ser seguida.
4. No se debe obrar con conciencia dudosa: lo prudente es abstenerse
Tenemos ciertas facultades o potencias, son varias, pero las más importantes son la inteligencia y la voluntad. Estas
facultades nos permiten realizar actos, la inteligencia permite conocer y la voluntad querida. Entre las facultades y los
actos que realizamos existe una cualidad intermedia que son los hábitos operativos.
Los hábitos operativos son habituarse, acostumbrarse a actuar de cierta manera. Significa que nosotros teneos la capacidad
de realizar acciones, podemos acostumbrarnos a actuar de cierta manera. Esos hábitos pueden ser buenos o malos acordes
a su moralidad. Otra forma de definirlo es una disposición estable, estamos generalmente dispuestos a actuar de una
manera u otra (si yo quiero ser una persona honesta, tengo la capacidad de decir la verdad o mentira. Puedo generar el
hábito operativo a decir la verdad o decir mentiras, lo que me convierte en honesto o mentiroso.)
La virtud es un tipo de habito operativo bueno, que se contrapone a los vicios que son los negativos. No es solamente
una disposición transitoria, se va adquiriendo y va siendo parte de nosotros, se puede perder, pero a la medida de
internalizarlas se van convirtiendo en parte de uno. Mientras más se consolide la virtud es más fácil mantenerla, ya que
nos habituamos. A pesar de su habitualidad, la podemos perder, pero es un habito operativo adquirido constante, no es
transitorio. No por decir un par de verdades nos convertimos en una persona honesta, y lo mismo viceversa.
Las virtudes perfeccionan las potencias operativas, al contrario de los vicios. Van perfeccionando nuestra capacidad de
actuar, disponiéndolas a las obras que están de acuerdo con la naturaleza de la persona. Los vicios, por el contrario, dan
a las potencias una disposición estable hacia obras moralmente malas.
Las potencias operativas perfeccionadas por la virtud pueden realizar actos buenos con facilidad y prontitud, con agrado
y naturalidad en diversas circunstancias y ante diversos objetos. Si quiero ser una persona valiente, que se atreve a
enfrentar sus medios, en la medida que lo hago constantemente, cada vez voy a poder enfrentar los momentos de
dificultad con más facilidad y naturalidad, va costando cada vez menos.
Pueden ser intelectuales o morales
Perfeccionan a la razón especulativa o práctica, como un carpintero que se va perfeccionando, un artista, un musico.
Las virtudes de la razón especulativa son: él ha bito de los primeros principios especulativos:
” intelecus” (inteligencia); el habido de considerar las cosas desde las causas ultimas: sabiduría; y el habito de estudiar
las causas ultimas de cada genero de cosas descendiendo desde ellas a las conclusiones: las diversas ciencias
Los hábitos de la razón práctica son: la sindéresis, de los primeros principios del obrar moral; la prudencia (“recta ratio
agibilum”), que determina y preceptúa lo que se ha de hacer en caso concreto para obrar virtuosamente; y las artes o
técnicas (“recta ratio factibilum”), por las que sabemos qué se ha de hacer para producir determinados objetos bellos o
útiles
Perfeccionan nuestra voluntad, el querer actuar bien y a los apetitos sensitivos. Rodríguez Luño dice que la virtud moral
es un criterio racional de regulación de bienes y de los deseos, sentimientos y acciones que a esos bienes se refieren,
poseído no solo bajo la forma de convicción racional, sino también como disposición estable de la afectividad y la voluntad.
Nos ayuda a regular nuestros deseos y sentimientos en torno a un fin, nos habitúa a las acciones.
La virtud ética es una realidad compleja, tiene una dimensión afectiva (deseos y sentimientos) una dimensión disposicional
(apertura a actuar de cierta forma, nos dispone) y una dimensión intelectual o normativa (si las virtudes son para
actuar bien, en cierto sentido nos obliga, no es solamente deseable sino que es algo que debemos exigirnos→si creo que
decir la verdad es una virtud, y creo que es bueno hacerlo, no solamente lo deseo y lo veo como una opción válida, sino
que en cierto sentido nos exige ser honestos). Implica a todos nuestro ser, en la totalidad, en los afectos, sentimientos,
acciones, intelecto etc. Son importantes porque es la forma de llevar adelante la ética en una forma completa y tota
que involucra a toda la persona.
Según Aristóteles, virtud moral es un hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros y que está
regulado por la recta razón en la forma que lo regularía el hombre verdaderamente prudente. El acto principal de la
virtud es la rectitud, porque nos dispone correctamente a elegir el bien. Con el termino electivo, Aristóteles quiere
poner de manifiesto que el acto principal de las virtudes es la elección recta, la decisión de hacer lo que qui y ahora es
precioso para comportarse bien. Como el bien moral adquiere en el ámbito de las acciones concretas una multiforme
variedad, según las circunstancias, la virtud no puede ser concebida como una consolidación habitual (automatismo→ la
virtud no es repetir la misma acción siempre, porque las acciones dependen de las fuentes de la moralidad, lo que en una
situación puede ser bueno en otra puede ser malo) de un tipo concreto de acción. La virtud es la capacidad de discernir
o elegir lo más acertado para cada caso. Ese discernimiento corre a cargo de la prudencia, que Aristóteles llama “Recta
razón”.
Hemos visto que no es posible una recta elección si no va precedida por una recta intención, debemos querer hacer el
bien. Por eso santo tomas afirma que las virtudes morales también hacen recta la intención, determinando las potencias
apetitivas hacia los fines de las virtudes. Dependen de las fuentes de la moralidad, importancia de la intención.
Aristóteles destacó con claridad en su corpus cuales considera virtudes morales, entre ellas: el coraje, la templanza, la
generosidad, la liberalidad, la magnanimidad y la justicia. La justicia, la única eminentemente social, como un fundamento
del ideal del ciudadano, para el logro de la vida buena mediante la amistad cívica y con ello como fin para mejorar el tipo
de ciudad. Hay cuarto que son las virtudes fundamentales según Aristóteles.
Las virtudes (y los vicios) se adquieren y aumentan por la repetición de los actos, en la medida que repetimos los actos
adquirimos distintas virtudes, si la moción se repite, la disposición se hace estable y se genera el hábito. En la medida que
nos acostumbramos a decir la verdad, por ejemplo, vamos adquiriendo la virtud de ser honestos.
Las virtudes disminuyen y se pierden mediante la realización de actos contrarios a los que son propios de la virtud. De
este modo se origina en la potencia de un nuevo habito, el vicio, que anula la virtud opuesta, porque dos formas contrarias
(intemperancia y templanza, etc.) no pueden coexistir en la misma facultad porque son excluyentes.
Desarrollado principalmente por Aristóteles, dice que es un término medio. Cuando vamos a actuar solemos irnos de un
extremo a otro, transformándose a vicios. Pero existe un camino intermedio para ser virtuosos.
Se dice de las virtudes morales (“in medio Virtus”), porque su acto electivo debe adecuarse al dictamen de la recta razón,
y la medida impuesta por la razón puede ser sobrepasada o no alcanzada por el movimiento espontáneo de la potencia
carente de virtud (los “extremos”)
Tipo de conducta Vicio (por defecto) Virtud (término Vicio (por exceso)
medio)
Placeres Abstinencia Templanza Desenfreno
Peligro Cobardía Valentía Temeridad
Dinero Tacañería Generosidad Prodigalidad
Están todas conectadas entre ellas. Se llama conexión a la propiedad de estas según la cual no puede darse una en estado
perfecto sin que se den las demás. La razón de la conexión que tiene entre si las virtudes morales es la participación de
todas ellas en la prudencia. Todas participan del bien, que es una unidad.
La relación de participación existente entre la prudencia y las virtudes morales explica a la vez la distinción de las virtudes
y la conexión existente entre ellas: las virtudes morales participan de alguna manera de la unidad que el bien racional tiene
en la prudencia, de manera que se forman y se desarrollan a la vez según una cierta proporción armónica, de modo
semejante a como los dedos de la mano crecen proporcionalmente.
En nuestra vida tendremos dificultades, ya sea en nuestros estudios, trabajo o familia. Las influencias perjudiciales, el
desánimo, las injusticias, las enfermedades pueden afectarnos hasta el punto de desviarnos de nuestro fin natural: la
felicidad. Para enfrentar estas situaciones hace falta la virtud de la fortaleza: conjunto de disposiciones estables y
permanentes en el tiempo que permiten resistir y superar las dificultades
Es importante porque existen ciertos bienes, aspectos deseables, fines, difíciles de conseguir. Por ejemplo, sacar un título
universitario, criar un hijo, ser un buen amigo. La vida exige un esfuerzo.
Hay que recordar que las acciones se hacen más fácil una vez adquirido el hábito. La virtud de la fortaleza nos permite la
práctica del bien; resistir a las tentaciones de realizar acciones malas y controlar el apetito irascible.
Por ejemplo, ante la posibilidad de ser coimeados por una persona que necesita la revisión técnica de su automóvil, la virtud
de la fortaleza nos permite estar firmes ante la tentación de ceder por dinero.
A ver llegado a la enseñanza superior, sin duda, es un gran paso, pero eso no significa que esté exento de dificultades. En
este sentido, si suponemos que una de las dificultades es la complejidad de los estudios habrá que tener la fortaleza para,
en un primer momento resistir al desánimo. Pero, además, en un segundo momento, habrá que superar esa dificultad, por
ejemplo, adquiriendo hábitos de estudio. La fortaleza nos permite lograr objetivos y metas con valentía.
Tiene que ver con la voluntad, la capacidad de mantenernos firmes. La voluntad es una de las facultades del ser humano y
una de sus finalidades es querer el bien y amar. Por lo mismo, sin perjuicio de lo señalado anteriormente sobre esta virtud,
podemos mirarla también desde otra perspectiva: la fortaleza es el amor que soporta todo fácilmente por aquello que ama.
En ese sentido, el fin de la fortaleza no es solo superar o resistir los problemas, sino que seguir amando lo que hacemos
pese a los obstáculos y las dificultades.
La fortaleza modera, según el dictamen de la prudencia, tanto el temor que inhibe de las obras buenas, como la audacia
temeraria que afronta peligros innecesarios y desproporcionados. Si me planteo un objetivo, no hay que abandonarlo ante
cualquier dificultad, pero la prudencia indica un freno antes de hacer más daño para alcanzar un fin. Todo tiene un límite,
no podemos hacerlo todo.
La fortaleza tiene dos actos principales:
• Agredir: emprender la obra buena, el comenzar una acción buena, tomar la decisión de comenzar a hacer algo.
Encaminarse, el impulso inicial
• Resistir: una vez comenzado, es necesario aguantar las dificultades del camino.
Los vicios opuestos a la fortaleza por defecto son temor o cobardía, o la temeridad.
Es el dominio de uno mismo. El hombre es una unidad de cuerpo y espíritu. En ese sentido, el hombre, por su naturaleza,
piensa y siente, excediendo nuestra capacidad física; razona y busca lo que desea. No existen personas que no estimen los
placeres, porque tal insensibilidad no es humana. Si fuéramos solo cuerpo seríamos dominado solamente por las pasiones,
pero si fuéramos solamente racionalidad, los sentimientos podrían ser desechados. Ciertamente, sentir placer por algunas
cosas no es en sí mismo malo. Pero tampoco podríamos decir que es bueno en sí mismo, pues vemos con frecuencia como
la búsqueda desenfrenada del placer lleva a las personas a una verdadera esclavitud. Tenemos que ser capaces de encausar
nuestros sentimientos, pasiones y emociones. Por ejemplo, si un hombre llega a su casa y pilla a su mujer con una amante,
puede ser que todas sus pasiones, sentimiento y emociones sean de rabia, enojo, de querer matar a los dos, de una forma
instintiva, podemos cegarnos por las pasiones. Si fuéramos pura pasión, y nada de racionalidad, seria natural dejarnos
llevar por esas emociones debido a esclavitud pasional, pero debemos saber moderar, manejar eso, y ese control es la
templanza. Es innegable que los sentimientos están para sentirse, los pensamientos pasarán por nuestra cabeza, el hecho
es saber controlar nuestros actos y respuestas. Es necesario encontrar un equilibrio entre ambas, y no esclavizarnos a
nuestras pasiones.
La vida buena es la vida virtuosa. Controlar u ordenar los placeres no significa dejar de sentirlos, sino que serán mediados
por la razón, de tal manera de hacer las cosas con placer y no por placer. No somos puro placer (hedonismo). Lo
propiamente humano es buscar la verdad y conducir nuestra vida por medio de la razón para lograr una vida buena: “sería
absurdo no elegir la vida de uno mismo”. El hedonismo es precisamente lo contrario: hacer todo por el placer, es decir,
“la buena vida y la poca vergüenza”, dice el dicho popular. En algunos casos, tenemos que luchar por un bien que no es
placentero, por ejemplo, el esfuerzo en los estudios o el trabajo; pero también es verdad que hay placeres que no
necesariamente se identifican con el bien, por ejemplo, la pornografía. No por ser placentero, es bueno.
Luego, el placer no es el fin del ser humano, incluso siendo natural sentir el gusto por algunas cosas.
Entonces, la templanza en un hábito que permite moderar y ordenar los placeres por medio de acciones repetidas en el
tiempo. De esta manera vamos conduciendo nuestra vida a una vida buena.
Educar el placer es propiamente humano. Educar los sentimientos no es reprimirlos, sino dirigirlos ordenadamente por
medio de la razón hacia objetos adecuados. Ser virtuosos implica educar las pasiones y los deseos.
Si comparamos a una persona que vive solo para los placeres de la comida o el alcohol, con una persona que ha adquirido
la templanza, ciertamente la primera se convierte en un esclavo de sus propios deseos, mientras que la segunda es libre.
El autoconocimiento es el primer paso para practicar la virtud de la templanza, y el dominio de uno mismo es fruto del
esfuerzo de una persona templada. Hemos visto, entonces, la necesidad de integrar inteligentemente esos dos elementos
que conforman nuestra naturaleza humana: el placer y la razón. Todos sabemos que cosas son las que nos producen más
placer, por tanto, en estas conviene poner más atención, pues podría ser que el placer nos termine condiciendo nuestra
voluntad si es que no practicamos la virtud de la templanza, por ejemplo, en el uso desmedido del celular o el alcohol.
Cabe destacar que, una vida virtuosa no está acompañada solo de disgustos y sufrimientos. A medida en que se van
adquiriendo las virtudes, la acción se acompaña paulatinamente de más placer; es el placer profundo y estable que otorga
el trabajo serio y esforzado, el ponerse metas e ir lográndolas, en definitiva, el placer de tener una vida lograda y plena.
Su objeto es moderar los placeres corporales según la recta razón. Mostrar el bien deleitable. Por ejemplo; odio, amor,
deseo y aversión. La templanza y la fortaleza son virtudes de la disciplina personal. Actualmente, la cultura es hedonista
y erótica, satura visualmente exacerbando el apetito concupiscible por eso es difícil desarrollar la templanza.
Los vicios opuestos de la virtud de la templanza son, por exceso, la intemperancia, que es el desborde de los límites de
la moderación de la recta razón; por defecto, la insensibilidad excesiva, que es el huir incluso de placeres lícitos y necesarios
si no es por un fin honesto o un bien más alto. En otras palabras, vivir una vida esclavizada de los placeres.
• Todos estamos llamados a practicar las virtudes, pues, aunque son de índole natural, se necesita querer practicarlas
• Comenzamos a ser virtuosos cuando hemos adquirido las virtudes fundamentales o cardinales. Fundamentales, pues en
estas virtudes se puede resumir todo el actuar humano
• La fortaleza es la virtud que nos permite superar y resistir las dificultades para lograr objetivos y metas
• En tanto, la virtud de la templanza nos permite ordenar los placeres de la manera de vivir una vida buena y feliz
A través de las virtudes cardinales o fundamentales, se realizan perfectamente los cuatro modos generales del actuar
humano:
• Fortaleza: resistir las dificultades
o Objeto: el bien arduo, difícil de conseguir//resistir la tentación, perseverar ante la dificultad
o Actos: agredir y resistir//vicios: cobardía y temeridad
• Templanza: el dominio de uno mismo
o Objeto: moderar y ordenar los placeres corporales
o Poder realizar actos que no son necesariamente placenteros, pero que descubrimos que son buenos para
nosotros en vistas a nuestro fin último, la felicidad.
La primera virtud, la más importante, de ella nacen todas las otras virtudes. Permite hacer bien lo que tenemos que
hacer, da un razonamiento practico ya aterrizado de cómo hacer, y discernir entre hacer y no hacer dependiendo del caso.
Ayuda con el cuándo, como dónde, de qué forma, con que tono, etc. Ayuda a descubrir lo práctico. No basta con la
intención, es necesario saber cómo hacerlo.
La prudencia se define como hacer bien lo que se ha de hacer, no basta con tener la intención de querer obrar bien, sino
que hay que saber y aprender a hacerlo.
No basta con decir la verdad, sino que conviene evaluar muy bien como decirla, en qué momento y a que persona.
En otras palabras, para poder decidir bien, se hace fundamental ser una persona prudente, que tiene en cuenta la situación
concreta y todas las circunstancias y es capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno. Deliberar consiste en analizar
distintas alternativas antes de decidir; y luego la inteligencia práctica ilumina la voluntad para elegir el mejor camino. Si
veo que mi amigo hizo algo malo y estoy con más gente, para que lo ayude y lo acoja, es necesario decirle en privado,
para evitar que se bloquee, por eso la prudencia tiene que ver con la deliberación.
En consecuencia, se necesita pensar antes de actuar y es una virtud que se requiere no solo para situaciones particulares.
Se denomina inteligencia práctica, porque ayuda a decidir sobre nuestra praxis, si la inteligencia tiene como finalidad
desvelar la verdad de las cosas, que sea práctica implica que esa verdad ahora se realiza en la acción misma del ser humano,
ayuda a descubrir la mejor forma de actuar, de la acción de la praxis. La persona prudente es aquella que ha obtenido
habitualmente la capacidad de adquirir los modos y medios adecuados para realizar un acto, conforme a la verdad. Tener
en cuenta las fuentes de la moralidad, intención, circunstancias y objeto. La persona prudente no solo tiene una buena
intención, sino que conoce los modos de actuar de forma adecuada para realizar los actos. El fin de dos situaciones puede
ser el mismo, pero el medio determina la prudencia de actuar.
La prudencia debe estar presente en todas nuestras acciones, porque permite discernir en todos nuestros actos, por debe
estar siempre presente, porque afecta a las otras virtudes. La virtud de la prudencia nos permite “hacer vida” las demás
virtudes, a llevarlas a la vida concreta, como nos lleva al mejor modo permite que realicemos las otras virtudes. Afecta a
todas las otras virtudes, el modo en que actuamos depende de la prudencia en que realicemos los actos. La prudencia
ayuda a llevar a la vida cotidiana a las demás virtudes, exige que se usen las otras, como la fortaleza, templanza, justicia
etc.
En resumen, la prudencia es la madre de todas las virtudes, es la más importante de las virtudes cardinales (“virtud
timón”, porque va guiando el barco→indica el camino adecuado para la realización absoluta, la felicidad). Por sobre ella
sólo está la amistad según Santo Tomás.
Puede definirse finalmente como la recta medida del obrar humano, el actuar de forma adecuada según la idea de bien
que tengamos. Es una virtud intelectual y moral al mismo tiempo porque nos ayuda a juzgar, por lo que tiene una parte
intelectual, considerándose práctica, pero al mismo tiempo es moral porque nos hace actuar bien, por eso se considera
única. Ayuda a deliberar cuales son los medios adecuados, y nos ayuda a conseguir dichos medios, actuando a nivel de la
voluntad y la inteligencia, por eso es la única virtud absolutamente original, ayuda a juzgar, darme cuenta, deliberar cuales
son los medios adecuados, y ayuda a elegirlos. Actúa a nivel intelectual y de la voluntad.
La prudencia supone tres actos diferentes, se realiza en 3 actos:
• Deliberación: acto intelectual de la razón práctica, indica ¿Qué debo hacer?, elegir entre las alternativas, deliberar,
pensar y evaluar
• Juicio: intelectual, elijo una de las alternativas. Este acto también pertenece al intelecto.
• Imperio: se traduce en la acción, el orden de hacerlo, cuando la voluntad dice hazlo o evítalo, aquí es donde entra
la voluntad. Llevar a cabo la acción. Una vez deliberado y enjuiciado viene la orden de hacer o no hacer.
Tiene que ver con darle a cada persona lo que le corresponde, lo que se le debe, lo que le es debido. Es una virtud que
va directamente predicada, se define respecto al comportamiento por otros, darle a cada cual lo que corresponde, es
eminentemente social, tiene que ver con darle a los otros, me incluye a mí, pero tiene que ver con las demás personas.
Tiene que ver con darle a los otros lo que les corresponde, me incluye a mí, pero tiene que ver con las otras personas
necesariamente. A esta persona le debo respeto, honestidad, de esta manera y a otra de otra forma. Darle a cada persona
según quien es y lo que le corresponda.
Es una justicia social, quiere decir que siempre afecta a los demás, está referida a las diferentes relaciones que establece
la persona en s diario vivir. En rigor, nadie puede hacer justicia con uno mismo.
Por lo mismo, el objeto de la virtud de la justicia son las demás personas, pues somos seres sociales por naturaleza. El
objeto de la justicia son las otras personas, sobre los otros recae nuestro acto de ser justos. La convivencia humana se
ordena mediante actos externos, es por eso por lo que la justicia es parte esencial de las relaciones humanas y con todo
lo que rodea al ser humano, también con las leyes. Tiene que ver con actos externos que van más allá de mí, la justicia
tiene que regularlos. Se prestan las leyes para ayudarnos a regular las relaciones de manera objetiva e imparcial, que vale
para todos.
Es muy probable que en alguna ocasión hayamos calificado un hecho como justo o injusto, por ejemplo, si recibimos una
mala atención en un hospital o nos hacen tramos en un negocio, con toda razón podemos decir que, si hay falta de
justicia, pues no nos han dado lo que nos correspondía.
La justicia hacer que respetemos mutuamente nuestros derechos fundamentales, y tiene dos aspectos: el exigir los propios
derechos y el deber de respetar y procurar los ajenos.
Lo vemos en el diario vivir, por ejemplo, exigirnos que se nos pague un sueldo justo, de acuerdo a nuestro aporte a la
empresa, a nuestra preparación y situación personal pero, por otro lado, tenemos el deber de cumplir con el contrato, lo
que implica cumplir el horario, ser leal con la empresa y trabajar con seriedad. Es relacional implica los dos lados. Es
relacional, ida y vuelta
En este sentido, podemos decir que la virtud de la justicia nos permite derribar los obstáculos para cultivar una sociedad
en paz.
Es el habito según el cual se da a cada uno lo que le corresponde, nos acostumbramos a actuar de manera justa, adquirimos
el hábito de actuar de la manera correspondiente, respetar a los otros, ser honestos, virtudes que entran en la justicia,
dentro de su dimensión social. La definición se ve muy sencilla, pero ¿será fácil su aplicación? Ciertamente no, implica un
esfuerzo cotidiano ser justos con todos. Para ser justos es necesario conocer cada situación con objetividad, implica la
verdad.
Hay diferentes tipos de justicia y todas comparten el mismo principio: dar a cada uno lo suyo:
• Justicia conmutativa: entre las personas, consiste en dar a cada uno lo que le corresponde entre las personas. Por
ejemplo, un acto visto entre personas seria atender de manera adecuada a un enfermo o cobrar lo que corresponde
a la hora de prestar un servicio. Dar lo que corresponde entre las personas, de manera horizontal
• Justicia distributiva: dar por parte de la sociedad, lo que corresponde a cada persona, relación del estado con los
ciudadanos, el estado tiene la obligación de proveer ciertos servicios, bienes. Por ejemplo, la distribución proporcional
de los bienes o un bono para ayudar a las familias de escasos recursos (de arriba a abajo)
• Justicia legal: dar lo que corresponde por parte de las personas a la sociedad, por ejemplo, cumplir las leyes básicas
(de abajo hacia arriba). De nosotros hacia la sociedad
Una mirada reducida de la virtud de la justicia conlleva peligros. Hay que dejar claro que la justicia no se puede reducir a
una cuestión meramente material o al simple cumplimiento de la ley, pues ante todo es un principio moral. Por eso es
un hábito, cada uno lo realiza, no es simplemente el enunciado teórico de la ley, la persona justa es aquella que vive de
acuerdo con la justicia. Reducir la justicia al cumplimiento de la ley sería una ética legalista, porque uno podría pensar que
hay leyes que son injustas, así como cosas que son justas y no son leyes, es decir, la esclavitud, por ejemplo, ha sido fue
legal por mucho tiempo en muchos lugares, pero eso no quiere decir que haya sido justo. A veces la justicia y la ley no
se identifican plenamente, por eso la justicia es mucho más que solamente cumplir con la ley, es darle a cada uno el trato
que le corresponde.
La virtud de la justicia ante todo es un principio moral al que estamos llamados a practicar diariamente, en nuestro
trabajo, en nuestra casa, en el club deportivo etc. No es solo fijarse en las leyes, porque podemos encontrar muchos
vacíos legales, la justicia va más allá de la teoría, tiene que ver con actuar y dar a cada uno lo que le corresponde, el
trato que se merece.
Es la virtud social por excelencia: constante y perpetua voluntad (habitus operativo bueno) de dar a cada uno lo suyo o
lo que le corresponde. Es un hábito operativo bueno porque es una virtud, yo constantemente estoy dándole a cada
persona lo que le corresponde. Como todos somos personas humanas, lo mínimo que nos corresponde es un trato digno,
pero también hay cosas que son específicas según el cargo, la posición que tenemos, porque a cada uno le corresponde
ciertas cosas. Regula las relaciones entre los hombres, pues da a cada uno lo que le es debido. Lo que está por encima de
la justica son las relaciones de amor y amistad.
La ausencia de justicia más que cualquier otra virtud afecta a los hombres. Se puede aceptar otras carencias, pero no la
injusticia porque es una virtud social. Si dejo de tener fortaleza, templanza, honestidad, eso afecta a los otros, pero me
afecta principalmente a mí, soy el primer perjudicado, pero, si soy injusto, los primeros que sufren las consecuencias son
los otros, yo también sufro, pero como la justicia va primero en la forma en que nos comportamos hacia el otro, los
primero perjudicados son los externos.
La virtud de la prudencia es la más importante de todas, pues nos permite establecer los medios adecuados para hacer
bien y bien. En este sentido, se le denomina inteligencia práctica. La prudencia nos permite saber de qué manera podemos
ser templados y fuertes.
Mientras que la justicia es una virtud social que nos permite relacionarnos de manera adecuada con las personas, con las
leyes y la sociedad. La justicia se define como dar a cada quien o exigir a cada uno lo que corresponde conforme a la
verdad
La virtud de la justicia ante todo es un principio moral y no se puede reducir a una cuestión meramente lega o material.
Una sociedad justa permite la paz y armonía en sus relaciones.