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J023-YA3:
cuvePro AD BNE
pasnas — OIZBES
een
FEMINISMO
Y
FILOSOF{A
UN COMPENDIO
Direccién
Miranda Fricker
Heythrop College, University of London
y
Jennifer Hornsby
Birkbeck College, University of London
B
IDEA BOOKS, S.A.11
MARILYN FRIEDMAN
El feminismo en la étic:
Las concepciones
de la autonomia
1a ética feminista
1a ética 0 filosofia moral, como campo de investigaciOn intelectual, se ha desa-
ido €n Occidente durante mas de dos mil afios con una contribucién minima
las mujeres. Las voces femeninas han estado virtualmente ausentes de Ia ética
dental hasta el presente siglo, como lo han estado también en todos los cam-
lel trabajo intelectual, La ausencia de voces femeninas ha implicado que las
“upaciones morales de los hombres hayan sido las que han ocupado a fa €ti-
lental tradicional, las perspectivas morales de los hombres han configurado
métodlos y conceptos y los sesgos masculinos contra las mujeres précticamente
han sido puestos en cuestién en su seno, La ética feminista explora el efecto
ancial de-este desequilibrio en la filosofia moral y trata de rectficarlo,
igual que otras areas del pensamiento feminista, Ja ética feminista se bast en
iso de acabar con ka opresi6n, la subordinacion, el abuso y la explota-
n de las mujeres y las nifias, en todas las partes en que puedan darse. En las,
refs de a década de 1960, al comienzo de a Eten fersnina, ua consiia
co por los movimientos feministas que entonces aparecian en rmyctvas «ke las
clades occidentales, Esas cuestiones, come la discriminacién econémica con-
‘las mujeres, los papeles sexuales restrictivos, la violencia doméstica, 1a viola-
p, los matrimonios desiguales y los ideales de una maternidac! sacrificada, cons-
luna preocupacién especial dle las mujeres y habian sido en gran medida
en el olvido por la ética filosofica tradicional, De ese modo, desde el co-
20, a ética feminista traté de trastadar la atenci6n filosofica hacia temas que
ofos, casi exclusivamente hombres, anteriormente haban pasado por alto.
to ¢s que a algunos de Jos temas de especial interés para las mujeres, como
itcion y la pornografia, se les habia ya prestado atencion por parte de
profesidn filosofica predominantemente masculina. Ademss, el aborto, aun-ermnsono y lose = a
me no habia sido muy tratado profesionaimente con anterioridad a 1970, se con:
se nn de gran actaldad para los fGsofes en general poco despues
tle esa fecha, como resultado de una tendencia creciente hacia su descriminaliza-
ion en los paises occidentales. La innovacién que supone el feminismo no ha
Comsistido tanto en introducir esos temas en el publica filos6fico como en enfatic
Sar dimensiones que habian sido pasadas por alto, como las perspectivas de las
mujeres involucraclas, las relaciones de género relevantes y el contexto cultural de
[a cabordinacién femenina, Por ejemplo, en el tema de la pornografia los filéso-
fos, en su mayoria hombres y no-feministas, habian debatido sobre si la mera tti-
lizacion de materiales sexualmente explicitos y excitantes era por sf mismo Inmo-
ral. Por contraste, las feministas dirigieron su atenci6n al impacto de la
porografia sobre Jas mujeres, y en particular sobre la cuestisn de si su produc:
Gion y utlizacion fomentaba la subordinacién femenina, su objetualizacin © sth
vulnerabilidad frente a la agresi6n sexual.!
‘A comienzos de la década de 1980, los conceptos y las estrategias de la ética
feminista se habfan hecho mis complejos y la ética feminista emergia como un
rea reconocidamente distinta de la teorfa feminista. En lugar de la mera aplica=
‘don de las herramientas éticas tradicionales a temas femeninos, como habia sido
caracteristico en los aos 70, la ética feminista dirigia ahora también su atencién @
las herramientas mismas. Un cuidadoso andlisis puso de manifiesto lo que pareci=
an ser sesgos masculinos en los propios conceptos y métodos de la ética filosofica
tradicional, Los fildsofos masculinos no solamente habian pasado por alto temas
due se centian en las mijeres ino que habian desarolado herramientas a
culaci6n, interpretacién y anilisis que parecian reflejar sus perspectivas masculis
reaae peta de presumir de na univeraldad abstract, Lis fisofes feminist
tmataron, de acuerdo con ello, de introducir perspectivas morales
femeninas en la ética filoséfica y de forjar herramientas conceptuales y
gicas que reflejaran los puntos de vista femeninos.
‘Un importante catalizador de este desacrollo proventa de la inves ig
nista en el campo de la psicologia moral, especialmente la de Carol Gilligan:
‘sandose en estudios empirices, Gilligan denunciabsa la existenela de un grado st
nificativo de correlacidn entre el género y la orientacién moral. Soste
primeros escritos que los hombres se ocupan caracteristicamente de temas meme
Tes sustantivos relativos a la justicia, los derechos, Iz autonomia y Ia individuact
En sus razonamientos morales, tienden 2 apoyarse en principios abstractos y a3
ran a la universalidad. Por el contrario, fas mujeres se ocupan mis frecuenteme
os eas Js de 1970 es la deta Leder
+ Una eoeccisn representa de foumnes de fnaesde Ba a ar
ce is, women on Pornography (Nueva York: Willas Momow and Company
ro ane Mackinnon, renin Onmeadied: Dicouras on fe and Taw (Ca
ats Maran Univeay Pe, 1987. wee
ea ite Cah Clan, fn a Diferent Vole. Pycotical Theory ad
ye ee ce amard Univy res, 962) y Carol Cilia, Moral Onenatony
Lape tesa Feet Kay y Dia Meyer, eds Wome i Moral Theory
Morera Josey Rowan & iti 190, pp. 39-33
2A
1 fomsnssme em la ia: Las conepetones del antonomta
de temas morales sustintivos relativos a la existencia, las relaciones personales y
el evitar herir a otros. Tiendlen @ evitar principios abstractos y pretensiones univer-
salistas, y se centran en cambio en el detalle contextual y en las respuestas emo-
interpersonales.
Las ideas de Gilligan no eran completamente nuevas en el pensamiento femi-
nista, A comienzos de la década de 1980, algunas tedricas del feminismo habian
ya empezado a sostener tedricamente que las relaciones asistenciales o que ticnen
que ver con el cuidado formaban una parte significativa de las concepciones fe-
meninas del yo y de la identidad personal.® Gilligan le dio & esta tendencia un
muevo impetu al articular tales temas ckindoles una perspectiva moral detallada
que contrastaba fuertemente con las tradiciones de pensamiento en psicologia y
filosofia moral generadas por los hombres, ‘También proporcioné. una evidencia
empirica en favor de considerar la perspectiva asistencial o del cuklado como una
orientaci6n moral caracteristicamente femenina
Quizas lo mas importante de todo era que Gilligan bomraba lo que presentaba
como razonamiento moral femenino; presentaba it étict del cuidado como algo
moralmente equiparable a las teorias morales tradicionales orientadas hacia la jus-
ticia, De este modo, su trabajo compendiaba un enfoque feminista emergente yz
fen ese momento y que algunos Ikimarian mas tarde “fersinismo cultural’.* Seguin
este enfoque, las mujeres poseen rasgos caracteristicos como mujeres, pero estos
rasgos no son necesariamente inferiores los de los hombres; algunas veces son
an valiosos como los de los hombres © incluso superiores a elles. El problema so-
cial real para las mujeres no es tanto que se les hayan negado oportunidades para
fadquiris las experiencias 0 los rasgos dle caricter de los hombres,
‘que la sociedad no ha apreciado ni ha premiado lo que es caracteristicamente va-
lioso,en los rasgos de caricter de las mujeres, Realmente el ‘hombre’ ka sido ‘la
‘medicla cle todas las cosas’, y a las mujeres se las ha juzgado negativamente midién-
dolas ermneamente por ese rasero. En lugar de buscar oportunidades para que la
‘mujeres emularan la vicla y los puntos de vista tradicionales de los hombres, las
feministas culturales pretendian que socialmente se tuvieran en mayor estima los
imétitos iguales, y a veces superiores, de las perspectivas y las preocupaciones ca-
facteristicamente femeninas,
‘Aunque ciertamente hay mas cosas en la ética feminista que la explicacién da-
‘ta por Gilligan de la ética de! cuidado, la influencia de esa explicacién en la filo-
Sofia moral es importante de varios modos. En primer lugar, impuls6 a muchos fi-
Tosofos a hacerse la pregunta de si los conceptos y las metoxlologias morales son,
én algiin sentido substancial, algo que se basa en el género 0 que est sesgado
Por el género. La idea de que distintos géneros tienden a adoptar perspectivas
7 Un libro que rive una amplia influencia interdiscipinar es el de Nancy Chodorow, Toe Reprodue-
ion of Matbering: Psycboanabsis and the Soctology of Gender (Berkeley: University of Califor
Press, 1978); véase tambien Jean Baker Miler, Toward @ New Paycbolagy of Women (Boson, Beacon
Press, 1975).
*Veise, por ejemplo, Linda Alcoff,Caltueal Peminism Versus Post-Stecturis: The Identity Criss
Ferwinis Theory’, Signs Journal of Women in Culture and Soctery, 13 O88), 105-36
25morales distintas encontraba un eco entonces, y todavia lo encuentra hoy en dia,
cn las experiencias de muchas personas. Ciertamente, posee un amplio atractive
extraacadémico, como lo muestran, por ejemplo, las obras con éxito de ventas
que nos dicen que las mujeres son “dle Venus’ mientras que los hombres son ‘de
Marte’? Gilligan encontraba un fundamento para esos estereotipos de género en
rasgos y actitudes especificamente morales. Con ello proporcionaba unos recursas
que las feministas podian utilizar al argumentar que determinados conceptos y
métodos moralmente no eran, después de todo, universales sino que constitufan
meros reflejos de un punto de vista moral caracteristicamente masculino.
En segundo lugar, la dicotomia de Gilligan del cuidado/justicia contribuy6 a
configurar un movimiento que ya estaba formandose en el campo de la ética en
general, a saber, la biisqueda de orientaciones morales alternativas al marco utilitae
rista y al marco kantiano que habjan dominado la teoria ética en la clécada de los
70 y que todavia ejercen una gran influencia en ese campo. Segsin la interpretacién
de Gilligan, las dos tendencias que compiten en la teoria ética moderna, el utilitas
rismo y la ética kantiana, aparecen mas bien como aliadas que como rivales. Los
defensores de ambas tradiciones tienden a considerar el punto de vista moral como
imparcial, impersonal, universal y basado en principios, ¥ a darles gran importancia
a las cuestiones de la justicta, EI presente sesurgimiento dle la ética aristotélica, con
su énfasis en la virtud y en la comunidad, ha sido un producto de la basqueda, en
la propia corriente principal dle la ética, de alternativas al utilitarismo y a la ética
Kantiana. La ética del cuidado de Gilligan offece otra alternativa verosimil a esas
tradiciones éticas,
Gierto es que Gilligan oscila al tratar las relaciones entre las orientaciones dii=
sidas al cuidado y las dirigidas a la justicia. A veces, Gilligan sugiere que las pers
pectivas del cuidado y de la justicia constituyen visiones morales distintas y mi
tuamente excluyentes que, al igual que sucede en el caso de los aspectos
alternativos en los que se ven configuraciones distintas en imégenes ambiguas,
pueden utilizarse simultineamente. Sin embargo, otras veces sugiere que las pers
pectivas del cuidado y la Justicia son sncompletas por si solas y que pueden y de=
ben ser integradas para formar una orientacion moral auténticamente adecuada Y
mas ‘madura’. Segin este Gimo enfoque, la asistencia 0 ¢1 cuidado podkan rein
terpretarse como parte constituyente de una justicia dlirigida hacia Tas personas
‘queridas, o bien Ja justicia podria reintepretarse como un modo especial de asisti
6 preocuparse por los dems. No existe todavia un acuerdo general sobre la rela-
j6n entre la ética del cuidado y las teorias morales que enfatizan la justicia, Una
estrategia de trabajo sensata en el momento presente es considera, como minimo,
la ética del cuidado como explicacion de un estilo © enfogue caracteristico de los
problemas y los temas morales.
Por consiguiente, en tercer lugar, la concepcién de Gilligan de una perspectiva
moral, centrada especificamente en el cuidado y las relaciones personales, traslada
estos temas al centro del escenario moral, Ademas de impulsar la bisqueda de te-
5 Gray, Mem Are From Mars; Women Are From Ventas (Nueva York: Harper Collins, 1993)
226
1 fominismoen la ica: Las concepciones de a autonoria
orfas morales alternativas, una ética del cuidado pone de relieve ka importancia
‘moral de las pricticas asistenciales 0 del cuidado, la atencidn moral a otras perso-
ras en lo que tienen de tinicas y el mantenimiento del tejido social de las relacio-
nes personales. Tal como se encontraban a comienzos de la década de 1980, ni el
utiltarismo ni la ética kantiana habfan dedicado mucha atencion a estos temas. In-
cluso la ética aristotélica presta poca atenci6n a. la asistencia 0 ef cuidado y a fos
esfuerzos que se requieren para mantener kas relaciones.
En la teoria moral moderna ha habido una tendencia a ignorar tos temas que
pertenecen a las relaciones personales y a los ambitos privados de la vida, como la
sexvalicad, la familia y Ia amistad. Aunque todas las figuras de referencia de la ética
filos6fica tuvieron opiniones acerca de estos ‘mbitos de la vida, las obras escrtas
que han dominado et discurso ético en los siglos recientes se han centrido en temas
de moralidad publica, esto es, en temas que no presuponen una conexi6n cercana
6 especial entre las personas. Las obras de Gilligan pertenecen a una creciente con-
tracorriente en ética que considera que el punto de vista personal es el apropiado y
quizas el tinico posible para justificar et razonamienfo moral. Muchos de los prin«
pales filésofos de la moral habian sostenido con anterioridad que a justficacion en
€l razonamiento moral requiere rasgos como la imparcialidad y la universalidad, En
cambio, un punto de vista personal refleja Ia historia especial de alguien, su inclu-
sin en una red de relaciones sociales, por no mencionar sus «leseos y sus emocio-
nes, Parece ser ireductiblemente parcial y particulat. La idea de que el punto de vis-
ta personal es ineludible en el razonamiento moral, requiere una
reconceptualizacion de qué es lo que significa que el razonamiento moral, o, mas
ampliamente, la comprensiGn de lo moral esté justticado. En particular, en el caso
ide los que simpatizan con una ética del cuidado, una perspectiva moral que es au
torreflexivamente consciente de su. propia implicacién en un nexo de relaciones
‘constituye para el razonamiento moral un punto de vista superior a otro que sea
distanciado, desinteresado, imparcial y universalista
Debido a esta concentracién en lo personal, una cuarta influencia de la obra
de Gilligan consistia en afadir una perspectiva feminista a otra tendencia flosoti-
‘ca, a saber, la defensa del papel cle las emociones en la vida moral. Las principa
les corrientes de la filosofia moral habian mostrado anteriormente la tendencia a
ver el punto de vista moral como algo basado en la raz6n, La emocién se conside-
taba no slo como inelevante sino como causa cle prejuicios y de distorsiones en
a comprensién moral. Algunos significadlos filosofos habjan ya comenzado a ar-
‘gumentar por varias razones que las emociones eran moralmente importantes."
Las feministas Je afiacieron a este reto la idea de que denigrar las emociones era
Parte de una infravaloracion cultural de las mujeres, Defender las emociones, i
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