Clase:
Teoría General Del Proceso
Catedrático:
Abogado Henry Dagoberto Ayala Delcid
Tarea:
El Orden De Bienes Para El Embargo
Alumna:
Explicar El Orden De Bienes
Para El Embargo
El orden de bienes para el embargo es una disposición que establece el
orden en que se embargarán los bienes de un deudor. Se realiza para
garantizar la satisfacción económica del acreedor y evitar los abusos en la
ejecución de un crédito. En ese sentido, el orden de bienes para el embargo,
establece que se deben embargar los bienes personales y el dinero en
efectivo del deudor,
El orden de bienes para el embargo se refiere a la prioridad que tienen
ciertos tipos de bienes o propiedades para ser embargados y utilizados en el
pago de deudas u obligaciones pendientes. Este orden puede variar según
la jurisdicción y las leyes específicas de cada lugar, pero suele seguir un
patrón general en cuanto a la prioridad de los bienes embargables. Aquí se
presenta un orden común en muchos sistemas legales:
Bienes muebles no registrados: Estos bienes son aquellos que no
están sujetos a registro público, como muebles, enseres domésticos,
joyas, objetos de valor personal, entre otros.
Bienes muebles registrados: Incluyen propiedades o bienes
muebles que están sujetos a registro, como vehículos automotores,
maquinaria, equipos, y otros bienes sujetos a inscripción pública.
Bienes inmuebles: Son propiedades o bienes raíces, como terrenos,
casas, edificios, y cualquier otro tipo de propiedad inmobiliaria. Estos
bienes suelen ser la última opción para el embargo debido a la
complejidad y tiempo que conlleva su venta y liquidación.
El orden de bienes para el embargo establece una jerarquía de qué tipo de
bienes pueden ser embargados primero para cubrir una deuda pendiente.
Por lo general, se procede a embargar los bienes más líquidos y fáciles de
vender, como los bienes muebles no registrados, antes de considerar bienes
más grandes o inmuebles. Sin embargo, es esencial consultar con un
profesional del derecho o experto en la materia en la jurisdicción específica,
ya que las reglas y prioridades pueden variar según las leyes locales.
parcial. En el caso de las empresas, este punto se ve recogido en el artículo
42 del Código de Comercio.
El procedimiento de embargo
Para proceder a un embargo, es indispensable que haya pasado el tiempo
suficiente como para que la deuda que contraída por el sujeto en cuestión
esté sujeta a este tipo de procedimiento. Cuando llega el momento, la
Administración Pública notifica al deudor, mediante diligencia expresa, que
este va a ponerse en marcha. Tendrá que hacer lo mismo con terceros que
sean titulares, depositarios o poseedores de los bienes afectados. Lo mismo
sucede respecto al cónyuge obligado a tributar, si es que existe.
En el supuesto de que el bien sea inscribible en el Registro de la Propiedad,
la Administración Pública competente efectuará una anotación preventiva
del embargo y solicitará el certificado de cargas del bien. El registrador se
encargará de efectuar el procedimiento expresando claramente la fecha.
¿Es posible oponerse a la diligencia de embargo?
La respuesta es que sí. Sin embargo, el interesado deudor ha de alegar uno
de los siguientes motivos para ello:
1. La deuda ha quedado extinguida.
2. El derecho a exigir el pago ha prescrito.
3. No ha habido notificación respecto a la diligencia o la providencia de
apremio.
4. El procedimiento de recaudación ha quedado suspendido.
5. Se han incumplido las normas reguladoras del embargo que aparecen
especificadas en la legislación vigente.
¿Cómo se puede liberar el embargo?
Solo hay dos alternativas. La primera es mediante la prosperación del
recurso potestativo o la reclamación económica-administrativa. La otra es a
través de la extinción de la deuda tributaria. En este caso, el deudor
también tendrá que hacer frente a las costas del procedimiento de
apremio.
¿Qué sucede con los bienes embargados?
En el caso de que el procedimiento de embargo llegue a su bien sin que el
deudor haya sido capaz de subsanar la deuda que había contraído con la
Administración Pública, los bienes dispuestos pasarán a ser vendidos
mediante concurso, subasta o adjudicación directa. Esto se realiza con el
objetivo de saldar dicha deuda en su totalidad o, al menos, parcialmente.
Por su parte, este procedimiento de embargo también puede conllevar que
los bienes pasen a ser titularidad de la Hacienda Pública. Esto no es algo
habitual ya que la legislación solo contempla que pueda hacerlo cuando
pudiesen ser de interés para el desarrollo de su actividad.
En el supuesto de que la Administración Pública llegue un acuerdo para la
adjudicación directa del bien, esta ha de producirse siempre por el importe
exacto de la deuda perseguida.
También hay que decir que la Administración no tiene el derecho a proceder
a la venta de los bienes y demás derechos embargados que aparezcan
especificados en el procedimiento de apremio hasta el momento en el que
el acto de liquidación de la deuda tributaria contraída por el deudor sea
firme. Esto es así salvo que acontezca un supuesto de fuerza mayor o, en su
defecto, los bienes embargados sean de carácter perecedero. Lo mismo
sucede cuando hay informes que estiman que el bien está sujeto a una
pérdida inminente de su valor o, incluso, cuando sea el propio deudor el que
certifique su voluntad expresa de que se lleve a cabo el procedimiento.