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Ensayo Administracion (1)

La ética en la función pública es crucial para el buen funcionamiento del Estado y la confianza ciudadana, exigiendo a los servidores públicos actuar con integridad y transparencia. Este ensayo destaca la importancia de principios como la legalidad, la imparcialidad y la rendición de cuentas, y propone recomendaciones para fortalecer la formación ética y fomentar una cultura de integridad. La conducta ética es esencial para garantizar el respeto a los derechos ciudadanos y la adecuada utilización de los recursos públicos.

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Ensayo Administracion (1)

La ética en la función pública es crucial para el buen funcionamiento del Estado y la confianza ciudadana, exigiendo a los servidores públicos actuar con integridad y transparencia. Este ensayo destaca la importancia de principios como la legalidad, la imparcialidad y la rendición de cuentas, y propone recomendaciones para fortalecer la formación ética y fomentar una cultura de integridad. La conducta ética es esencial para garantizar el respeto a los derechos ciudadanos y la adecuada utilización de los recursos públicos.

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INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

Introducción

La ética en la función pública constituye un pilar fundamental para el buen

funcionamiento del Estado y la confianza ciudadana. Los servidores públicos tienen la

responsabilidad de actuar con integridad, honestidad y transparencia, ya que sus

decisiones afectan directamente al bienestar colectivo. En un contexto donde la

corrupción y el abuso de poder pueden debilitar la institucionalidad, resulta esencial

reflexionar sobre la importancia de los valores éticos que deben guiar la conducta de

quienes desempeñan cargos públicos. Este ensayo aborda los principios básicos de la

ética en la función pública, su relevancia en la actualidad y la necesidad de fortalecer

una cultura de responsabilidad y compromiso con el bien común.

Desarrollo

La función pública implica una relación de servicio entre el Estado y la

ciudadanía. En este sentido, los funcionarios públicos son agentes encargados de velar

por el cumplimiento de las leyes, la correcta administración de los recursos y la garantía

de los derechos de las personas. Esta posición de poder conlleva deberes éticos que no

pueden ser ignorados.

La ética en la función pública se basa en principios como la legalidad, la

imparcialidad, la rendición de cuentas, la justicia y la vocación de servicio. Estos

valores no solo deben figurar en códigos o normas, sino reflejarse en la práctica


cotidiana de los servidores. La ética pública busca que las decisiones se tomen en

función del interés general y no por intereses personales, partidarios o económicos.

Cuando estos principios se vulneran, surgen problemas como la corrupción, el

clientelismo o el uso indebido de los bienes públicos. Estas prácticas deterioran la

imagen de las instituciones, debilitan la democracia y generan desconfianza entre la

ciudadanía. Por tanto, el comportamiento ético no es un simple ideal, sino una necesidad

para asegurar la legitimidad del Estado.

Además, la formación ética debe estar presente desde el ingreso al servicio

público y continuar durante toda la carrera administrativa. La capacitación, los códigos

de conducta, los mecanismos de control y las sanciones ante faltas éticas son

herramientas clave para fomentar una gestión íntegra.

Conclusiones

La ética en la función pública es esencial para promover un Estado justo,

eficiente y confiable. Más allá del cumplimiento normativo, implica un compromiso

personal con los valores que rigen la vida en sociedad. Solo a través de una conducta

ética es posible garantizar el respeto a los derechos ciudadanos y la adecuada utilización

de los recursos públicos.

Una administración pública ética no solo mejora la calidad de los servicios, sino

que fortalece el tejido social, el desarrollo y la paz. Por tanto, los servidores públicos

deben comprender que su rol es un ejercicio de responsabilidad y vocación.


Recomendaciones

1. Fortalecer la formación ética desde la educación superior hasta los

programas de inducción y capacitación en el sector público.

2. Crear y aplicar códigos de ética institucionales, adaptados a las

realidades de cada entidad, pero basados en principios universales.

3. Establecer mecanismos de control y denuncia eficaces que garanticen

transparencia y sanciones justas ante conductas indebidas.

4. Promover una cultura de integridad, con líderes que den el ejemplo y

fomenten un entorno laboral basado en el respeto y la honestidad.

5. Fomentar la participación ciudadana como herramienta de control

social y vigilancia de la ética pública.

Referencias bibliográficas

 Aranguren, R. (2012). Ética pública y buen gobierno. Editorial Ariel.


 Hurtado, J. (2016). Ética en la administración pública. Editorial Trillas.
 Pardo, M. (2018). Transparencia y rendición de cuentas en la gestión
pública. Universidad Nacional Autónoma de México.
 Naciones Unidas (2001). Código internacional de conducta para
funcionarios públicos.
 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
(2020). Recomendación sobre integridad pública.

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