0% encontró este documento útil (0 votos)
3 vistas6 páginas

Tema 2 Revoluciones Liberales y Nacionalismo

El documento aborda la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, destacando la emancipación de las colonias inglesas y el establecimiento de una república federal. Se describen las causas y etapas de la Revolución Francesa, incluyendo la crisis económica y la lucha por derechos civiles, así como el ascenso de Napoleón y la posterior Restauración en Europa. Las revoluciones liberales surgieron en respuesta a las ideas de soberanía nacional y derechos civiles, desafiando las monarquías absolutas.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
3 vistas6 páginas

Tema 2 Revoluciones Liberales y Nacionalismo

El documento aborda la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, destacando la emancipación de las colonias inglesas y el establecimiento de una república federal. Se describen las causas y etapas de la Revolución Francesa, incluyendo la crisis económica y la lucha por derechos civiles, así como el ascenso de Napoleón y la posterior Restauración en Europa. Las revoluciones liberales surgieron en respuesta a las ideas de soberanía nacional y derechos civiles, desafiando las monarquías absolutas.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 6

Tema 2: Revoluciones liberales y nacionalismo.

INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS


El proceso de independencia
La independencia de los Estados Unidos fue un proceso mediante el cual se produjo la emancipación
de las trece colonias inglesas situadas en el norte del continente americano. Para algunos
historiadores, este hecho supuso el inicio de la Edad Contemporánea.
Inglaterra se había establecido en Norteamérica a principios del siglo XVII. A mediados del siglo
XVIII, Gran Bretaña disponía de trece colonias en la costa atlántica del norte de América. Eran
territorios gobernados desde la metrópoli. (Massachusetts., Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York,
Pensilvania, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.)
Las colonias crecían de forma rápida y sólida desde un punto de vista económico. Además, lo hacían
con claras diferencias entre ellas. Mientras que las del norte eran muy industriales, las del sur
centraban su actividad en la agricultura (existían grandes plantaciones en las que trabajaban
esclavos).
En la guerra de los Siete Años (1756-1763), las potencias mundiales se enfrentaron por el control
colonial. Inglaterra venció a Francia en su pugna por Norteamérica y luego hizo pagar a las colonias
el coste de la contienda (a través de impuestos).
A pesar de su fortaleza económica, las colonias carecían de autonomía y no estaban representadas
en el parlamento británico, lo que provocó el disgusto de buena parte de sus habitantes más
adinerados.
Cansados de tener que pagar elevados impuestos y aranceles, varios colonos decidieron realizar un
acto de protesta y, disfrazados de indios, arrojaron al mar el té que había llegado al puerto de Boston
desde tres barcos británicos. Es lo que se conoce como el Motín del té, que sucedió el 16 de
diciembre de 1773.
En 1774 se reunió en Filadelfia el Primer Congreso Continental. Los representantes de las asambleas
de las colonias discutieron sobre los pasos a seguir. Aunque finalmente aceptaron que la política y
el comercio exterior era asunto del parlamento inglés, también sostuvieron que las colonias debían
gobernarse a sí mismas.
El clima se había crispado entre los colonos e Inglaterra (sólo el 20% de los mismos permanecían
leales al rey Jorge III). En 1775, soldados ingleses partieron de Boston para tomar un depósito de
armas que los colonos tenían en una ciudad vecina. Se inició entonces una refriega que produjo los
primeros muertos de la contienda.
Se reunió entonces el Segundo Congreso Continental, que prácticamente llegó a convertirse en una
suerte de gobierno nacional. Allí se acordó que George Washington estuviera al mando de un ejército
formado por cazadores, agricultores y, en general, personas que no estaban preparadas para luchar
en una guerra.
Aunque los primeros combates no fueron favorables para los colonos de Las Trece Colonias, éstos
se consideraban lo suficientemente fuertes como para firmar la Declaración de Independencia de los
Estados Unidos de América (4 de julio de 1776). Thomas Jefferson fue el autor de su borrador y John
Adams y Benjamin Franklin realizaron luego distintas aportaciones.
“Los representantes, pues, de los Estados Unidos, juntos en el Congreso general, apelando al Juez Supremo
del Universo […] en el nombre y con la autoridad del pueblo de estas colonias, publicamos y declaramos: que
ellas son y por derecho deben ser estados libres e independientes; que están absueltas de toda obligación de
fidelidad a la Corona Británica; que toda conexión política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña, es y debe
ser totalmente disuelta.”
El gobierno británico se dio cuenta de que no estaba ante una simple rebelión, sino que lo que tenía
delante era una auténtica guerra. Por ello dispuso decenas de miles de soldados en tierras
norteamericanas, a los que habría que añadir miles de mercenarios alemanes.
Las recién nacidas tropas estadounidenses apenas llegaban a los 5.000 hombres, pero contaban
con la ventaja de que se movían más rápido y conocían mejor el terreno. Actuaban como guerrillas
y evitaban confrontamientos directos, que era lo que buscaban los británicos.
Los colonos vencieron en la batalla de Saratoga (1777), siendo ayudados después por Francia y
España (quienes recientemente habían perdido ante Gran Bretaña en la mencionada Guerra de los
Siete Años).
En la batalla de Yorktown (1781), el ejército británico se rindió ante las tropas estadounidenses y
francesas. Finalmente, Gran Bretaña se vio obligada a firmar el Tratado de París (1783), mediante
el cual se reconoció a los Estados Unidos como nación.
Consecuencias de la Independencia de los EEUU
Las consecuencias de la independencia de los Estados Unidos fueron las siguientes:
• Creación de los Estados Unidos de América
Se estableció una república federal parlamentaria cuyos principios se inspiraron en las ideas y
pensamientos de la Ilustración.
Para ello, en 1787 se redactó una constitución federal en la que se delimitaba la separación de
poderes del Estado: El poder ejecutivo recae en el presidente de los Estados Unidos, que se elige
cada 4 años. El primero de todos ellos fue el citado George Wahsington. El poder legislativo
pertenece a la Cámara de Representantes y el Senado que forman el Congreso de los Estados
Unidos. Por último, el poder judicial está en el Tribunal Supremo.
Se creó una nueva sociedad de clases en la que ya no existían los estamentos, siendo la burguesía
la que tomó el liderazgo de toda la sociedad.
• Influencia en otras revoluciones
Los partidarios de la Revolución Francesa tomaron como referencia lo sucedido en los Estados
Unidos para levantarse contra el Antiguo Régimen y poner en práctica sus ideas ilustradas. Lo mismo
sucedió con los movimientos independentistas de Latinoamérica (Independencia de México o
Independencia de Argentina entre otros).

LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Causas de la Revolución Francesa.
Uno de los mayores problemas que llevaron a la Revolución Francesa fue una profunda crisis
económica en Francia. La Hacienda Real estaba bajo mínimos, ya que mantener el absolutismo era
muy caro. Además, a ello se sumaba una crisis agraria por varios años de malas cosechas, lo cual
aumentó el malestar del pueblo. Por otro lado, el ejemplo de Estados Unidos, que acababa de
independizarse siguiendo las directrices de la Ilustración, aumentaba aún más los deseos de cambio.
Para solucionar el problema económico, se planteó la idea de que los privilegiados empezaran a
pagar impuestos, pero esto iba en contra de las ideas absolutistas, y los privilegiados se negaban.
La Nobleza y el Clero exigieron la convocatoria de los Estados Generales, una asamblea en la que
estaban representados los tres estamentos (Nobleza, Clero y Tercer Estado), ya que, teóricamente,
todos los impuestos debían ser aprobados por ellos.
Etapas de la Revolución Francesa:
-Los Estados Generales.
En mayo de 1789 se convocan los Estados Generales, por primera vez en más de cien años. Para
ser escuchados, los miembros del Tercer Estado elaboraron unos “cuadernos de quejas” en los que
expresaban sus peticiones, entre las que se encontraban la exigencia de igualdad, de libertad, y la
solicitud de un mayor número de representantes en los Estados Generales para los no privilegiados,
así como el cambio en el sistema de votaciones de la asamblea, que hasta el momento se había
hecho siempre por estamento, mientras ellos exigían que se hiciera por individuo.
-La Asamblea Nacional y la toma de la Bastilla. 1789.
Esta disputa por el modo de votar sería el desencadenante final de la Revolución. El rey aceptó
aumentar el número de representantes del Tercer Estado, pero no el voto por cada individuo.
Ante la prohibición de reunirse a deliberar junto a los otros estamentos, los representantes del Tercer
Estado y algunos de sus simpatizantes de otros estamentos se reunieron en un local de juego de
pelota cercano, y allí tuvo lugar el “Juramento del Juego de Pelota”, en el que se constituyeron como
Asamblea Nacional y juraron no disolverse hasta dar una
Constitución a Francia. Por ello, pasaron a llamarse Asamblea
Nacional Constituyente.
El 14 de julio de 1789 se produjo una rebelión urbana en París
que acabó con el asalto y toma de la prisión de la Bastilla, una
fortaleza donde se encarcelaba a los presos políticos y que se
consideraba un símbolo del Antiguo Régimen.
Mientras tanto, ese verano, tuvo lugar en el campo el “Gran
Miedo”, unas revueltas campesinas en las que los campesinos
se negaron a pagar las rentas señoriales, asaltaron castillos y
exigieron la abolición de los derechos señoriales.
-La Asamblea Constituyente.
Las actuaciones y decisiones de la Asamblea Constituyente fueron:
-Abolición del sistema feudal, de los privilegios y del pago de impuestos solo por parte de los
no privilegiados.
-La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que reconocía el derecho
a la libertad, a la felicidad, a la propiedad y a resistirse a la opresión. Proclamaba que la soberanía
residía en la nación y que todos eran iguales ante la ley.
-La Constitución Civil del Clero, por la que los religiosos pasaban a depender del Estado y
no de Roma, y por lo tanto estos debían jurar fidelidad a la Constitución. A los clérigos que se negaron
a aceptar esta medida se les llamó clero refractario.
-La Constitución de 1791, la primera que tuvo Francia, que establecía la soberanía nacional
y la separación de poderes: el poder ejecutivo lo ejercería el rey, el legislativo la Asamblea y poder
el judicial recaerá en jueces independientes. Además, se establecía una democracia, pero el sufragio
era censitario.
-La Asamblea Legislativa.
Luis XVI, contrario a la Revolución, intentó fugarse para huir al exilio y desde allí luchar contra los
revolucionarios, pero fue detenido en Varennes y obligado a regresar a París. Esto acentuó los
sentimientos contra la monarquía.
Una vez aprobada la Constitución, el gobierno pasó a manos de una asamblea llamada Asamblea
Legislativa, que estaba en manos de los sectores más moderados. Pero este es un período turbulento
y tuvo que enfrentar muchos problemas. La escasez de alimentos agravó la situación, y además las
monarquías europeas, alarmadas por la posibilidad de un contagio de la revolución, ayudaban a los
monárquicos. En 1792 se declaró la guerra contra Austria, en la que los franceses fueron derrotados.
-La Convención Nacional.
La Convención es por A partir de 1792 la situación se radicalizó. Los grupos populares más
revolucionarios alcanzaron mucho poder: eran los sans-culottes, las clases más desfavorecidas de
la ciudad. Ellos provocaron una revuelta en la que se decidió elegir una nueva forma de gobierno, la
Convención Nacional, que redactaría una nueva Constitución. En esta etapa, nos encontramos con
dos momentos:
-El gobierno de los girondinos, los revolucionarios moderados, que, pese a su oposición, no
pudieron evitar la ejecución del rey Luis XVI, y tampoco las sublevaciones contra la revolución en la
región de La Vendée. Para tratar de controlar la situación, se tomaron medidas represivas contra los
enemigos de la Revolución, y los sans-culottes pidieron que se controlaran los precios para que no
crecieran debido a la crisis económica. Los girondinos perdieron el poder cuando sus rivales políticos,
los jacobinos, más radicales, dirigidos por su líder, Robespierre, tomaron la Convención Nacional a
la fuerza.
-El gobierno de los jacobinos o montañeses comenzó con
otro cambio de Constitución, por una más radical y revolucionaria.
Se proclamó la soberanía popular, el sufragio universal, se
instauró un nuevo calendario, se abolió el sistema feudal y se
prohibió el culto religioso. Este nuevo gobierno instauró lo que se
conoce como “la época del Terror”: se ordenaron ejecuciones y
miles de personas fueron condenadas a la guillotina por ser
sospechosas de traición a la revolución. Cualquier enemigo de
Robespierre era acusado de ser enemigo del pueblo y ejecutado,
lo cual le valió para eliminar a todos sus adversarios políticos. También se fijó un precio básico para
los alimentos, tratando de evitar que subieran los precios por la crisis.
Finalmente, en el año 1794, Robespierre y su círculo de aliados fueron derrocados por sus
adversarios y ejecutados en la guillotina, dando fin así al reinado del Terror.
-La República conservadora.
A partir de este momento, se frena la Revolución, y se elabora una nueva Constitución más
conservadora con sufragio censitario. El gobierno estaba en manos de un grupo de cinco miembros
llamado el Directorio.
El Directorio reprimió a los radicales recurriendo frecuentemente a la fuerza.
En 1799, tiene lugar un golpe de Estado protagonizado por un joven y ambicioso general, que
contaba con una gran aceptación popular debido a sus victorias previas. Su nombre era Napoleón
Bonaparte, y tras el conocido como “golpe de Estado de brumario” (el mes equivalente a noviembre
en el calendario revolucionario), disolvió el Directorio y estableció un gobierno de tres cónsules, el
Consulado.
La Europa napoleónica.
Muy pronto, Napoleón ascendió de primer cónsul a cónsul único y vitalicio, y de ahí a
emperador. De ese modo, comienza la época del Imperio napoleónico.
Enseguida, Napoleón tuvo que enfrentarse a potencias exteriores que le declararon la guerra:
Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia. Obtuvo grandes victorias en muchos casos (como la batalla de
Austerlitz), aunque los británicos le derrotaron en la batalla de Trafalgar. Para derrotarlos, Napoleón
decretó el bloqueo comercial a Inglaterra, buscando ahogar su economía.
Las grandes derrotas de Napoleón tendrían lugar en Rusia y en España. En rusia, país que
intentó invadir, se vio frenado por el crudo invierno ruso, que contribuyó a que su derrota fuera una
catástrofe. En España, la ocupación francesa provocó la Guerra de la Independencia, que resultó
decisiva en el desgaste de las tropas napoleónicas.
Debido a todo ello, Napoleón fue obligado a abdicar y fue recluido en la isla de Elba, en el
Mediterráneo, mientras un nuevo rey, Luis XVIII, ocupaba el trono de Francia. Sin embargo,
conseguiría huir de Elba y, en 1815 tuvo lugar el “Imperio de los Cien Días”, tiempo que se mantuvo
en el poder. Tras este tiempo, fue derrotado por una coalición de Austria, Prusia y Rusia en la batalla
de Waterloo, y recluido de nuevo, esta vez en la remota isla de Santa Elena.
La Restauración y las revoluciones en Europa.
Tras la derrota de Napoleón, se restauraron las viejas monarquías y se intentó regresar a la
situación anterior. A este período se le conoce como “Restauración”.
Las principales potencias se reunieron en el Congreso de Viena para reestablecer un
equilibrio que Francia había roto y diseñar un nuevo mapa de Europa, volviendo a las fronteras
anteriores a las conquistas de Napoleón y aumentando los territorios de los vencedores. Además, en
este congreso se creó la Santa Alianza, un pacto entre los países absolutistas, que se comprometían
a defenderse unos a otros en caso de revoluciones liberales dentro de sus fronteras.
Sin embargo, todo esto no evitó las revoluciones liberales; tras la Revolución Francesa, en
muchos países sometidos se habían conocido las ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional
y los derechos civiles, y consideraban que tenían derecho a ser naciones unidas por lazos históricos
y culturales, y no meros reinos propiedad de un monarca absoluto.
Hubo tres oleadas revolucionarias:
-La oleada revolucionaria de 1820-25. Su causa fue principalmente antiabsolutista y
nacionalista, y estuvo muy protagonizada por sociedades secretas. La participación del ejército
también fue fundamental en las revueltas. Esta oleada sería la menos exitosa. Algunos de los países
donde tuvo lugar fueron: España, donde el pronunciamiento de Riego dio lugar al Trienio Liberal,
pero que fue reprimido por la Santa Alianza; y Grecia, que se liberó del control del Imperio Turco,
pero no consiguió una monarquía representativa, puesto que se le impuso un monarca absoluto.
-Las revoluciones de 1830. Fueron esencialmente liberales, pero con fuerte componente
nacionalista. La primera de ellas fue en Francia, donde Carlos X sucedió a su hermano Luis XVIII,
ambos absolutistas. La población se rebeló en París, dirigida por un miembro de la familia real, Luis
Felipe de Orleans, y consiguió derrocar a los reyes para colocar en su lugar a Luis Felipe, que en
teoría estaba dispuesto a apoyar las ideas revolucionarias. Pero una vez estuvo en el poder, actuó
de manera cada vez más autoritaria.
En Bélgica tuvo lugar un levantamiento que llevó a su independencia de los Países Bajos, y su nueva
Constitución serviría de modelo para todas las monarquías constitucionales de Europa.
Polonia, controlada por Rusia, también se alzaría contra el zar, pero la Revolución fracasó.
-Las revoluciones de 1848. Se debieron a diversas crisis económicas, sociales (el avance del
movimiento obrero) y políticas (ruptura de alianzas realizadas durante el Congreso de Viena).
La revolución comenzó en Francia, donde se obligó a abdicar a Luis Felipe de Orleans y se aprobaron
medidas de carácter revolucionario. Uno de los líderes de esta revolución fue Luis Napoleón, sobrino
de Napoleón Bonaparte, que fue elegido presidente por su gran popularidad. Sin embargo, cuando
llegó al poder mostró un gran autoritarismo y finalmente dio un golpe de Estado y se proclamó
emperador, con el nombre de Napoléon III, asumiendo plenos poderes.
En la península italiana hubo revueltas nacionalistas contra la ocupación austríaca, que fueron
duramente reprimidas. En general, el imperio austríaco tuvo que hacer frente a movimientos
independentistas en muchos de sus territorios, como Polonia y Hungría.
-Las unificaciones de Italia y de Alemania.
En sus comienzos, el nacionalismo del siglo XIX va a dar lugar a dos grandes corrientes: el
nacionalismo disgregador, que busca la independencia de países sometidos por un imperio, y el
nacionalismo unificador, que busca unificar territorios con un pasado y una cultura común. Dentro de
este último caso, podemos encontrar las dos principales unificaciones en Europa:
-La unificación italiana, protagonizada por el rey de Piamonte, Víctor Manuel II de Saboya, y
su primer ministro, Cavour, y que se desarrolló en tres fases:
*1ª fase: Piamonte se alió con Francia para luchar contra
Austria, que controlaba el norte de Italia. Austria fue derrotada
en las batallas de Magenta y Solferino. Así, consiguen el
control de Piamonte. Tras ello, se realiza un referéndum en los
territorios de Parma, Módena y Toscana, que se unieron a
Piamonte, y se creó el primer Parlamento italiano.
2ª fase: En Sicilia se dio una sublevación contra el rey
de Nápoles, y aprovechando el descontento Cavour envió en
su ayuda a los mil “camisas rojas”, dirigidos por Garibaldi. De
este modo, se incorpora el centro y sur de la Península Itálica.
3ª fase: al mismo tiempo que la unificación de Italia, estaba teniendo lugar el enfrentamiento
entre Prusia y Austria (y la unificación alemana). En este contexto, Austria es derrotada y cede
Venecia a Italia. La nueva capital de Italia será Roma, pero el papa no reconoció la anexión de los
Estados Pontificios, lo que planteó un problema que no se resolvería hasta mucho después, en los
Tratados de Letrán, ya en el siglo XX, con la creación del Estado Vaticano (o Santa Sede) en el
corazón de Roma.
-La unificación alemana, protagonizada por el rey de Prusia, Guillermo I, y sobre todo por su
primer ministro, Bismarck, pasó por tres fases:
1ª fase: Los Estados alemanes, a excepción de Austria, tenían una unión aduanera
para fomentar la cooperación económica. Prusia intervino en una crisis en los ducados daneses, y
consiguió anexionarse dos de ellos.
2ª fase: Prusia y Austria se disputaron el liderazgo de la unificación, pero Austria
estaba ocupada con la rebelión de los territorios italianos bajo su dominio, hecho que aprovechó
Bismarck para invadir el ducado austríaco de Holstein. Tras la batalla de Sadowa, se creó la
Confederación de la Alemania del Norte.
3ª fase: Bismarck se alió con los estados alemanes del sur. El emperador francés,
Napoleón III, no quería que estos estados se anexionaran a Prusia, porque esto la haría muy
poderosa. Para neutralizar a Napoleón III, Bismarck provocó la guerra contra Francia y la derrotó en
la batalla de Sedán. Como resultado, Alemania se anexionó los territorios de Alsacia y Lorena, que
serían un motivo de disputa entre ambos países hasta la Primera Guerra Mundial. Así nacía el
Segundo Imperio Alemán o Segundo Reich, cuyo rey era Guillermo I, y que se convirtió en una de
las grandes potencias de la época.

También podría gustarte