ESQUIZIA Y ALTERIDAD
ESCÓPICA
Ensayo sobre la mirada y el fantasma
en psicoanálisis
Bruno Carignano
Diseño Interior: UNR Editora
ISBN
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II. QUIASMO Y CASTRACIÓN EN EL CAMPO ESCÓPICO:
VICISITUDES DEL OJO Y LA MIRADA
1. EL ESPACIO ÓPTICO-GEOMETRAL DE LA VISIÓN, LA LUZ Y
LA CASTRACIÓN
por la dimensión geometral en que se sostiene la especularidad narcisista93.
La perspectiva a cuestionar es aquella de la cual el idealismo se des-
prende, estrechamente vinculada con los supuestos en los que se fundamenta
la óptica
-
sionado por los desarrollos antiguos y modernos sobre la óptica , el modelo
94
de la cámara oscura
la función del sujeto está modelada sobre la cámara oscura 95
(De todas
-
93. Lacan, J. Les quatre concepts… Op. Cit., p. 100.
-
D’un Autre à l’autre, Op. Cit., p. 287).
95. Ibid., p. 283, la cursiva me pertenece.
53
Un interior (dedans) y un exterior (dehors), eso aparenta ser eviden-
(sac de peau). El exterior es todo el resto. Pensar que lo que se re-
intérieur)
de la bolsa de piel parece ser, a primera vista, un paso modesto que
es evidente. Es exactamente allí que descansa la posición del obispo
extérieur), ustedes no saben,
96
.
Esa perspectiva que opera en torno al par interior/exterior, de la que
en-dedans) limi-
97
, es la que puede ser cuestionada por la noción
más adentro
este hombre vidente 98
. Tal como
oposición interior-exterior.
Un aspecto resultante de estas consideraciones es la categoría de re-
presentación, noción que posee un vestigio idealista que Lacan circunscribe
el exterior, asociado a la idea de que el avance sobre el mundo consiste en
que nos lo representamos, ha prevalecido en la historia al instaurar el dis-
. Sin embargo, como acabo de anticiparlo, el hecho
99
sujeto
de la representación que opera en el centro de este esquema de raigambre
***
96. Ibid., p. 282.
97. Idem.
98. Merleau-Ponty, M. Le visible et l’invisible. Gallimard, Paris, 1964, p. 260.
99. Lacan, J. D’un Autre à l’autre, Op. Cit., p. 282.
54
-
tación óptico-geometral (dióptrica
articulación) no es posible precisar el lugar que merecen la pulsión escó-
próximo capítulo. Por el momento, precisaremos las dimensiones que en-
en el seno de la visualidad narcisista.
-
tomado, captado
en el campo de la visión100.
Líneas del espacio especular para ciegos en La Dióptrica
Han podido notar, entonces, que sentían, por la mediación de ese bastón,
los diversos objetos que se encontraban alrededor de ustedes.
R. Descartes
La visión primordial a la cual debemos llegar no puede ser pensamiento de ver.
M. Merleau-Ponty
En el seminario Los cuatros conceptos fundamentales del psicoanáli-
sis,
situar la dimensión geometral de lo escópico, mero trazado de líneas que
podría tornar prescindible el órgano de la vista y sus particularidades. En
La dióptrica101
100. Lacan, J. Les quatre concepts… Op. Cit.
-
La dioptrique. Recuperado de
55
pueden ser reducidos a operar como simples bastones que permitirían un
trazado geometral del espacio:
Les ha ocurrido sin duda alguna vez, al caminar de noche sin antor-
un bastón para conducirse, y han podido entonces notar que sentían,
por la mediación (entremise
encontraban alrededor de ustedes, y que podían incluso distinguir si
cosa parecida. Es cierto que esta suerte de sentimiento es un poco
-
que, hasta podría decirse, ven manos, o que su bastón es el órgano
-
traer una conclusión de esto, deseo que piensen que la luz no es otra
cosa, en el cuerpo que se llama luminoso, que cierto movimiento,
la mediación del aire y de otros cuerpos transparentes, de la misma
manera que el movimiento o la resistencia de los cuerpos que ese
ciego encuentra pasan hacia su mano por la mediación del bastón102.
Es muy clara la concepción de la vista expuesta en este sugestivo
la luz está reducida a operar como un bastón que recorre geome-
tralmente el espacio
-
la metáfora la anula
en su especificidad
agalma
rectas que se entrecruzan. La luz está degradada a operar como un rayo lu-
minoso en una dimensión puramente geometral.
Ibid., p. 6). La luz es
Ibid., p. 23).
102. Ibid., p. 7.
56
-
-
llos subsiguientes.
Lo visible y lo invisible
a los supuestos de La dióptrica son claves para lo que aquí nos ocupa. Ellas
conciencia, sostenidas en el supuesto siguiente: quien ve es uno en el acto de
ver. En el capítulo cuatro lo retomaremos desde la perspectiva que Lacan
expone al situar los engaños que implica el verse viendo en tanto delimita la
Merleau-Ponty según la cual el ver de La dióptrica
pensamiento de ver
.
103
Construcción geométrica del esquema óptico: los rayos
luminosos y la degradación geometral de la luz
El esquema del ramillete invertido expuesto por Lacan en su primer
seminario, Los escritos técnicos de Freud, es un esquema que podría decirse
montado en La dióptrica de Descartes. De hecho, las leyes que explican los
son conocidas como las leyes de Schnell o de Descartes, debido a los descu-
óptica que Lacan retoma con la constitución de este esquema:
es absolutamente imposible estructurarla. Para que haya óptica, es
cual debemos llegar no puede ser pensamiento de ver–. Este pensamiento, este deve-
lamiento (dévoilement
Op.
Cit., p. 260).
57
necesario que a cada punto dado del espacio real le corresponda un
punto y solamente un punto en otro espacio, que es el espacio ima-
ginario104.
El ojo no
es aquí mas que un punto en un espacio hecho de líneas rectas que se entre-
cruzan
105
.
el mundo como no siendo otra cosa que un ojo: un punto de mira ante el
cual se arma un mundo imaginario (el punto geometral que erige el mundo
104. Lacan, J. Les écrits techniques de Freud., Op. Cit., p. 90.
105. Ibid
-
tinción del yo imaginario, para el que Lacan ya recurre a la partícula moi
je,
aunque usara alternadamente ambas partículas.
58
-
sible constitución de un mundo articulado por el entramado de relaciones
su posición en el mundo simbólico106.
-
-
ma del florero invertido. Esto va a evidenciar que la situación del sujeto en
el mundo simbólico no es para nada equiparable a un punto en un espacio
geometral.
Para lo que aquí nos ocupa, la cuestión es de importancia puesto
un mundo visible a partir de la mera consideración de un punto en el que el
-
tancia de la voz del otro (autre) –todavía concebido con una a minúscula,
. Esto quiere107
decir que el lugar del espejo plano es clave para atenuar el atisbo de sujeto
de la representación que la asimilación del sujeto a un ojo podría acarrear: el
punto geometral de mira no basta para que se constituya una imagen, un
espacio visible como, en cierta medida, sí alcanzaba en el primer esquema,
que indica que hay una mirada previa, que viene de Otro lado
106. Lacan, J. Les écrits techniques de Freud., Op. Cit., p. 95.
107. Ibid
Écrits I. Seuil Point Essais, Paris, 1999, p. 97). Este modo
lo escópico que se contrapone a la unidad, a la Gestalt del narcisismo especular.
59
I y el a108. No creemos,
capítulo, pueda ser concebido como el resultado de un quiasmo entre am-
la intersección entre I y a
En resumen, en el esquema óptico del ramillete invertido, la luz in-
teresa sólo como rayo luminoso, línea recta que se propaga en un espacio
geometral. Aunque lo irrepresentable ya esté implícito
no lo puedo ver, me veo allí donde no estoy)109
limita a velar, a mantener oculto, por medio del narcisismo, lo que no pue-
las incidencias de lo irrepresentable en la representación, problema crucial
localizarse en el -phi del seminario La angustia, aunque ya encontramos
indicaciones muy explícitas en ese dirección en La transferencia).
El ver como tacto en relieve en el espacio geometral de la visión
(Diderot)
Le pregunté lo que entendía por un espejo: ‘Una máquina, me respondió,
que pone las cosas en relieve, lejos de sí mismas…’
D. Diderot
la dimensión geometral de la visión. Sin embargo, dicho texto comporta
Op. Cit., p. 270.
109. Ritvo habla, a este respecto, de un quiasmo ontológico que le concede un estatuto
Rücksicht auf Darstellbarkei Figuras de la feminidad. Letra Viva, Buenos Aires,
p. 113).
60
un tocar extendido en el espacio, una
especie de prolongación del tacto
otorga, la vista puede ser incluso concebida como un tacto en relieve. Así
-
:
110
-
pondió, que pone las cosas, si se encuentra convenientemente ubi-
la cual ha sido necesario combinar ciertas ideas para llegar a eso.
la relación con otros hombres, que por medio de la vista se conocen
-
111
.
diferenciar un ver su-
peditado al tocar, como aquí se lo expone, y que no es otra cosa que un
tacto extendido en el espacio, de un ver encabalgado en el tocar, en quiasmo
. 112
En el primer caso, la acción de ver aparece como una prolongación
del tacto. Allí el tacto es pensado como cierto modo de desplazamiento del
cuerpo a partir de determinadas coordenadas geometrales. Con miras a
110. Diderot, D. Lettre sur les aveugles à l’usage de ceux qui voient. Recuperado de: https://
p. 3.
111. Ibid., p. 3.
Op. Cit., p. 145.
61
-
-
,
113
-
dad respecto del cogito cartesiano114
Merleau-Ponty entre ellos, se propusieron rebasar.
En contraposición al espacio visual que tanto Descartes como Dide-
-
La manua-
lidad es una de las formas posibles de dar espesor corporal al ojo. Podemos
que Deleuze establece entre línea y trazo para pensar la pintura. El trazo es
115
-
116
-
la línea, que se puede prestar a operar como una escritura susceptible de
117
, un cuerpo distinto,
digamos, de aquel que sostiene el narcisismo especular apoyado en un ojo
geometral. La línea-letra, aquella que es legible, neutraliza la sustancia de la
línea, lo que ella tiene de materialidad y de tacto.
espacio visual para ciegos, no nos permitirían dar cuenta de la mirada de
un ciego, o sea, de una mirada que no ve, pero que inquieta. Necesitamos
dirigirnos a la otra dimensión, la de la luz en tanto tal, para captar con
desde el seminario Los cuatros conceptos
Escritos Provisorios. Ediciones del Signo, Buenos
Aires, 2000).
114. Lacan, J. Les quatre concepts…, Op. Cit.
115. Deleuze, G. Pintura: el concepto de diagrama. Cactus, Buenos Aires, 2007, p. 99.
116. Ibid., p. 91.
117. Lyotard, J-F. Op. Cit
Ibid.,
Ibid., p. 297).
62
mayor claridad todo lo que prepara el terreno de la concepción lacaniana
de la esquizia.
Los desarrollos del campo escópico en el seminario Los cuatro con-
ceptos…
detrimento del espacio cartesiano de La dióptrica como registro en que se
inscribiría la visión. Esto no impide que subsista cierta oscilación ambigua
en Lacan respecto de los desarrollos de estos dos autores.
Las críticas a Merleau-Ponty son explícitas en el artículo que Lacan
le consagra en el número especial de Les temps modernes de 1961. En este
118
del espacio cartesiano, sin tener en cuenta, como
119
en
el mismo número de Les temps modernes que el artículo de Lacan.
-
leau-Ponty pudiera hacer a Descartes, el punto que aquí nos interesa, y que
-
-
cialmente a partir del seminario Los cuatro conceptos… Por ello, y a pesar
Merleau-Ponty hiciera en su obra póstuma de 1964, Lo visible y lo invisi-
ble
del reconocimiento teórico implícito por parte de Lacan– del concepto de
respecto, y aún cuando negara a J.A. Miller120 haber cambiado de posición
sobre lo esbozado en su artículo–121.
Op. Cit -
Ibid., p. 246).
119. Phillips, J. 2011, p. 54.
120. Lacan, J. Les quatre concepts… Op. Cit., p. 135.
Letra
Viva, Buenos Aires. 2011). Aprovecho la ocasión para precisar que, el acento del re-
chazo de Lacan a encolumnarse tras los desarrollos de Merleau-Ponty en un momento
temprano de su enseñanza, recae especialmente sobre sus consideraciones en Feno-
63
Anamorfosis y castración en el nivel escópico
El proceso es establecido como una curiosidad técnica, pero contiene una
poética de la abstracción, un mecanismo potente de la ilusión óptica y una filosofía
distinta de la realidad fáctica.
R. Sciarreta
En el seno mismo de los estudios sobre la perspectiva se produce el
-
La anamor-
fosis muestra la articulación entre las dimensiones geometral y luminosa en
el punto en que la perspectiva se deforma volviéndose monstruosa. Tal como
122
123
.
Los cuatros conceptos…, no reside tanto en resaltar la dimensión de la luz
por sobre la de lo geometral, sino, antes bien, en mantener la importancia
-
124
,
-
Le
moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse. Seuil Points essais,
en Fenomenología de la percepción por describir una especie de conciencia encarna-
(Op. Cit., p. 47).
122. Sciarreta, R. Op. Cit., p. 166.
123. Lacan, J., Les quatre concepts… Op. Cit., p. 101.
124. Ibid., p. 101.
64
-
oculta): la de la realidad sexual del inconsciente.
The Ambassadors
fantôme ,y
125
volvemos su mancha, la calavera es nuestro propio destino mortal, estamos
representados Darstellung que en el
de la Vorstellungsrepräsentanz
El cuadro revela la nada de nuestra presencia indicial, su destino mor-
tal y su contingencia, lo que la imagen especular como revestimiento icó-
nico se encarga muy bien de ocultar. Momento fantasmático que muestra el
desecho que somos en el campo del Otro. Momento evanescente, incaptable
en tanto tal, salvo en un sueño, o ante la eventualidad que produce como
sexual del inconsciente hace ingresar todo aquello que el espacio de La dióp-
trica
126
si por ello
-
127
,
125. Ibid., p. 101.
126. Lutereau, L. Lacan y el Barroco: hacia una estética de la mirada. Letra Viva, Buenos
Aires, 2012, p. 34.
127. Ibid., p. 101.
65