Exhortación Apostólica
Gaudete
Et
Exsultate
Sobre el llamado a la Santidad en el mundo actual
CAPITULO PRIMERO
También para ti
Todos estamos llamados a ser santos viviendo con
amor y ofreciendo el propio testimonio en las
ocupaciones de cada día
Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un
camino de santidad.
En el fondo la santidad es vivir en unión con él los
misterios de su vida.
TU MISION EN CRISTO
En el fondo la santidad es vivir en unión con él los misterios de
su vida.
Pero también puede implicar reproducir en la propia existencia
distintos aspectos de la vida terrena de Jesús
«la santidad no es sino la caridad plenamente vivida ».
Tú también necesitas concebir
Inténtalo escuchando a Dios en la oración y reconociendo los
signos que él te da
Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que eso
sea posible, y así tu preciosa misión no se malogrará.
LA ACTIVIDAD QUE SANTIFICA
«Buscad sobre todo el reino de Dios y su
justicia »
Por lo tanto, no te santificarás sin entregarte
en cuerpo y alma para dar lo mejor de ti en
ese empeño.
por la ansiedad, el orgullo, la necesidad de
aparecer y de dominar, ciertamente no será
santificadora.
No tengas miedo de la santidad.
MÁS VIVOS MÁS HUMANOS
No tengas miedo de la santidad.
En la medida en que se santifica, cada cristiano
se vuelve más fecundo para el mundo.
La santidad no te hace menos humano, porque es
el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la
gracia.
CAPITULO SEGUNDO
DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD
El gnosticismo y el pelagianismo.
33 Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,
Carta Placuit Deo, sobre algunos aspectos de la salvación
cristiana (22 febrero 2018), 4: L’Osservatore Romano (2
marzo 2018), pp. 4-5: «Tanto el individualismo neo-
pelagiano como el desprecio neo-gnóstico del cuerpo
deforman la confesión de fe en Cristo, el Salvador único y
universal». En este documento se encuentran las bases
doctrinales para la comprensión de la salvación cristiana en
relación con las derivas neo-gnósticas y neo-pelagianas
actuales.
El gnosticismo actual
38 Carta al Gran Canciller
de la Pontificia Universidad
Católica
El pelagianismo actual
Con el paso del tiempo, muchos comenzaron a reconocer que no es el
conocimiento lo que nos hace mejores o santos, sino la vida que llevamos.
la voluntad humana, al esfuerzo personal.
Se olvidaba que «todo depende no del querer o del correr, sino de la
misericordia de Dios» (Rm 9,16) y que «él nos amó primero» (1 Jn 4,19).
Para poder ser perfectos, como a él le agrada, necesitamos vivir
humildemente en su presencia, envueltos en su gloria; nos hace falta
caminar en unión con él reconociendo su amor constante en nuestras vidas.
no somos justificados por nuestras obras
En el atardecer de esta vida me presentaré ante ti con las manos vacías,
Señor, porque no te pido que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras
justicias tienen manchas a tus ojos».
CAPÍTULO TERCERO
A LA LUZ DEL MAESTRO
«Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica»
La mansedumbre
Saber llorar con los demás, esto es santidad.
que da y perdona
Cuando el corazón ama a Dios y al prójimo
Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad.
La difamación y la calumnia son como un acto terrorista: se arroja la
bomba, se destruye, y el atacante se queda feliz y tranquilo. Esto es muy
diferente de la nobleza de quien se acerca a conversar cara a cara, con
serena sinceridad, pensando en el bien del otro.
Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad.
Un santo no es alguien raro, lejano, que se vuelve
insoportable por su vanidad, su negatividad y sus
resentimientos. No eran así los Apóstoles de Cristo.
Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos
traiga problemas, esto es santidad.
CAPÍTULO CUARTO
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL
Aguante, paciencia y mansedumbre
Esto es fuente de la paz que se expresa en las actitudes de un santo.
«Gozándote del bien de los otros como de ti mismo, y queriendo que
los pongan a ellos delante de ti en todas las cosas, y esto con verdadero
corazón. De esta manera vencerás el mal con el bien y echarás lejos al
demonio y traerás alegría de corazón. Procura ejercitarlo más con los
que menos te caen en gracia. Y sabe que si no ejercitas esto, no
llegarás a la verdadera caridad ni aprovecharás en ella».
La humildad solamente puede arraigarse en el corazón a través de las
humillaciones.
«En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo»
Audacia y fervor
¡Cuántas veces nos sentimos tironeados a quedarnos en la
comodidad de la orilla! Pero el Señor nos llama para
navegar mar adentro y arrojar las redes en aguas más
profundas
En contra de la tendencia al individualismo consumista que
termina aislándonos en la búsqueda del bienestar al margen de
los demás, nuestro camino de santificación no puede dejar de
identificarnos con aquel deseo de Jesús: «Que todos sean uno,
como tú Padre en mí y yo en ti» (Jn 17,21).
En oración constante 147. Finalmente, aunque parezca obvio,
recordemos que la santidad está hecha de una apertura
habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y en
la adoración.
«Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por
el pueblo»