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HERACLES (Los 12 Trabajos)

hablas lo mas detalladamente posible sobre toda la vida y muerte de Heracles (o Hércules como es mejor conocido) desde su nacimiento, su juventod, su locura y la penitencia de los 12 trabajos, su segunda penitencia, su muerte y algunas referencias populares
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HERACLES (Los 12 Trabajos)

hablas lo mas detalladamente posible sobre toda la vida y muerte de Heracles (o Hércules como es mejor conocido) desde su nacimiento, su juventod, su locura y la penitencia de los 12 trabajos, su segunda penitencia, su muerte y algunas referencias populares
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LOS 12 TRABAJOS

¿Quién es Heracles?

Heracles (o Hércules en la mitología romana) era un


héroe de la mitología griega. Era hijo de Zeus y Alcmena,
una reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y bisnieto de
Perseo por la línea materna. Recibió al nacer el nombre
de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo. Fue en su
edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo
conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para
indicar su condición de servidor de la diosa Hera. En
Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido
como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre
ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su
figura.
Origen
Zeus yació con Alcmena, hija de Electrión y nieta de Perseo, tras adoptar la apariencia
del marido de esta, Anfitrión de Tebas, también un perseida, quien había dejado su hogar
para ir a la guerra contra los tafios. Al regresar victorioso, Anfitrión también yació con
Alcmena; por lo cual esta quedó embarazada de mellizos; el futuro Heracles por Zeus e
Ificles, por su esposo. En la noche en que estaba previsto que nacieran, Zeus juró que el
niño miembro de la casa de Perseo que naciera aquella noche se convertiría en un gran
rey (otras versiones afirman que fue Hera la que convenció a su marido de que lo jurara,
solo para después poder arrebatarle el derecho a la corona a su hijo).
Cuando Hera se enteró del juramento, conociendo el adulterio de Zeus y odiando al fruto de su
infidelidad, quiso perjudicarlo. Corrió a la casa de Alcmena y ralentizó el parto sentándose con las
piernas cruzadas y las ropas atadas con nudos. Al mismo tiempo, hizo que Euristeo, primo de los
gemelos, naciese con dos meses de antelación, siendo coronado rey de Micenas. Y habría retrasado
permanentemente el nacimiento si no hubiese sido engañada por Galantis, la criada, quien le dijo
que ya había asistido a los niños en el parto. Hera, sin comprender nada, desató los nudos
permitiendo así que Alcmena diese realmente a luz a Heracles y a Ificles, quienes nacieron en
Tebas. Los antiguos griegos celebraban el nacimiento de Heracles en el cuarto día de cada mes
griego. (Otra versión cuenta que Hera retrasó el parto haciendo que Ilitía se sentase en la
mencionada posición, y que fue esta la engañada por Galantis. Ilitía transformó a la criada en
comadreja y la obligó a dar a luz poniendo huevos por la boca).
Unos pocos meses después del nacimiento de Heracles, Hera envió dos serpientes a matarlo
mientras dormía en su cuna. El héroe estranguló una serpiente con cada mano y fue
hallado por su niñera divirtiéndose con sus cuerpos exangües como si fueran unos
insignificantes juguetes (otra versión cuenta que Anfitrión deseando saber cuál de los dos
era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a la cuna de los mellizos. El terror se
apoderó de Ificles, quien quiso huir, pero Heracles despedazó a las serpientes y mostró ya
entonces, que era digno hijo de Zeus. Por otro lado, Hera, movida por los celos, decidió
eliminar al recién nacido enviando contra él a dos terribles dragones para que le
despedazasen. El niño, sin el menor espanto, los trituró e hizo pedazos). De cualquier
forma, este episodio fue representado en las artes tanto en mosaicos como en pinturas.
Como dato curioso: se dice que la Vía Láctea se originó gracias a que Zeus engañó
a Hera para que amamantase a Heracles. Al descubrir quién era, lo apartó
bruscamente de su pecho, proceso en el cual dejó caer algunas gotas de leche que
se derramaron sobre el cielo, formando la mancha que cruza el cielo (conocida
también como el camino de Santiago) y que puede verse desde entonces (también
se cuenta una historia parecida sobre Hera y Hermes, aunque en ese caso, el truco
funcionó y la diosa le tomó más cariño al nacido).
Juventud
Heracles creció sano y fuerte. Los maestros más hábiles se encargaron de la educación de Heracles,
Anfitrión le enseñó a conducir un carro y a dar vuelta a las esquinas sin rozar las columnas; Autólico (o
Harpálico, solo se sabe que fue uno de los hijos de Hermes) le enseñó el pugilato; Eurito, rey de Elia, le
enseño el manejo del arco (o quizás fuera el escita Teutaro o uno de los pastores de Anfitrión, o
inclusive Apolo, hay muchas teorías al respecto); Eumolpo, le enseño a cantar y a tocar la lira; Cástor,
le enseño la gimnasia, la esgrima, y le instruyó en el manejo de las armas, las tácticas de la infantería y
la caballería y los rudimentos de la estrategia; el centauro Quirón, la astronomía y medicina; y Elio,
Hijo del dios fluvial Ismeno, le inició en el estudio de la literatura.
En una ocasión en que Eumolpo estuvo ausente, Lino le dio también lecciones de lira; pero Heracles
se negó a cambiar los principios que le había enseñado Eumolpo, y como Lino le regañaba
constantemente por su terquedad (otras versiones dicen que hasta lo golpeaba) Heracles se enfureció
de tal manera que lo golpeó con una lira, matándolo al instante. El joven Heracles debió comparecer
ante un tribunal, acusado de asesinato, pero se salió del apuro citando una sentencia de Radamantis,
según la cual existía el derecho de matar al adversario en caso de legítima defensa (aunque
realmente Lino no había tocado a Heracles). Fue pues, absuelto. Pero Anfitrión, inquieto, y temiendo
que su hijo adoptivo pudiera cometer más delitos de violencia, le envió a una hacienda de ganado,
donde permaneció hasta que cumplió los dieciocho años, superando a sus contemporáneos en altura,
fuerza y valor. Allí lo eligieron portador del laurel del Apolo ismenio, y los tebaos todavía conservan
el trípode que le dedicó a Anfitrión en esa ocasión.
Cuando cumplió los 18 años Heracles abandonó la hacienda de ganado y siguió realizando proezas
tales como matar al león de Citerón que hacía estragos en los ganados de Anfitrión y su vecino el
rey Tespio, el erectita ateniense. Este tenía cincuenta hijas de su esposa Megamede, hija de
Arneo, tan alegre como cualquier habitante de Tespias. Tespio temiendo que pudieran contraer
matrimonios inapropiados, decidió que cada una de ellas tuviera un hijo con Heracles, que
entonces se dedicaba durante todo el día a la caza del león, ya que Heracles se alojó en Tespias
durante cincuenta noches seguidas. “Puedes tener a mi hija mayor como tu compañera de
lecho”, le dijo Tespio hospitalariamente. Pero cada noche visitaba otra de sus hijas a Heracles,
hasta que las gozó todas (con excepción de una, que rechazó sus abrazos y permaneció virgen
hasta su muerte, actuando como su sacerdotisa en el altar de Tespias; pues hasta el presente se
exige a la sacerdotisa tespiana que sea casta. Pero Heracles había engendrado a cincuenta y un
hijos con sus hermanas, pues Procris, la mayor, le dio dos mellizos y la hermana menor otra
pareja igual). Cuando por fin descubrió al león y lo mató con una clava sin adornos cortada de un
acebuche que desarraigó en el monte Helicón, Heracles se vistió con la piel del animal y se puso
como yelmo sus fauces abiertas. Cuando regresaba de su cacería se encontró con los emisarios
del rey minio Ergino de Orcómeno, que había derrotado años atrás a los tebanos y les había
impuesto un pesado tributo que debían pagar cada año. Heracles los atacó, les cortó la nariz y
las orejas y las ató a sus cuellos, enviándolos de regreso con el mensaje de que ese era todo el
tributo que iba a recibir. El rey tebano Creonte le recompensó otorgándole la mano de su hija, la
princesa Megara, con la que tuvo 2 o varios hijos. Pirra, su hermana menor, se casó con Ificles, el
hermano mellizo del héroe.
Los 12 Trabajos
En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus
sobrinos con sus propias manos y arrojó sus cuerpos al fuego (otras versiones dicen que dejó a Megara
con vida, y que cuando volvió en sí, no pudo seguir viviendo con ella y se la entregó a su sobrino Yolao).
Cuando recobró la razón se encerró en una habitación oscura durante varios días, evitando toda
comunicación con seres humanos, y después de ser purificado por el rey Tespio, fue a Delfos, para
preguntar qué debía hacer (otras versiones dicen que fue Medea la que lo curó de su locura con sus
remedios y otras que al descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y
avergonzado, se aisló de la sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes hasta que, después de una larga
búsqueda fue hallado por su hermano Ificles que le convenció de que fuera al Oráculo de Delfos).
En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que residiera en
Tirinto, sirviera a Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la
corona y a quien más odiaba, durante doce años y realizar una serie de diez
trabajos que este le impusiese, en compensación por lo cual se le concedería la
inmortalidad. Al oír esto, Hercales se sumió en una profunda desesperación, pues
aborrecía servir a un hombre al que consideraba muy inferior a él, pero temía
oponerse a la voluntad de su padre Zeus. Muchos amigos acudieron a consolarle en
su angustia, y por fin cuando el trascurso del tiempo había aliviado algo su dolor,
se puso a disposición de Euristeo.
1-. Matar al león de Nemea y despojarlo de su piel
En primer lugar Euristeo le ordenó traer la piel del león de Nemea, animal invulnerable nacido de Tifón.
Yendo en busca del león, llegó a Cleonas y se alojó en casa de un jornalero llamado Molorco; cuando Molorco
se disponía a inmolar una víctima, Heracles le pidió que esperara treinta días y, si regresaba indemne de la
cacería, ofreciera el sacrificio a Zeus Salvador, mientras que si moría, se lo dedicara a él como héroe. Una vez
en Nemea y habiendo rastreado al león, primero le disparó sus flechas, lo atacó con una espada de bronce y lo
golpeó con un garrote hecho de un olivo (que él mismo había arrancado de la tierra), pero todo resultó inútil.
al darse cuenta de que era invulnerable, planeó un golpe estratégico, cuando el león se refugió en una cueva
de dos entradas, obstruyó una, entró por la otra en busca del animal, y rodeándole el cuello con el brazo lo
mantuvo apretado hasta que lo estranguló; luego lo cargó sobre sus hombros hasta Cleonas. Encontró a
Molorco en el último de los treinta días dispuesto a ofrendarle una víctima por creerlo muerto, y entonces
dedicó el sacrificio a Zeus Salvador y llevó el león a Micenas. Euristeo se asustó tanto (o estaba receloso de su
vigor en otras versiones) que le ordenó que en lo sucesivo no entrara en la ciudad, sino que expusiera la presa
ante las puertas. de ahí en adelante, el fruto de sus trabajos debería mostrárselo desde fuera. Euristeo
ordenó a sus herreros que le forjasen una tinaja de bronce que escondió bajo tierra, y en la que se refugiaba
cada vez que se anunciaba a Heracles, comunicándole sus instrucciones a través de un heraldo. Pero el
trabajo aún no estaba terminado, ya que Heracles debía despojar al león de su piel. Pero como esta resultaba
impenetrable a las armas, estuvo horas y horas intentándolo sin éxito. Al fin Atenea, disfrazada de vieja
bruja, ayudó a Heracles, advirtiéndole que las mejores herramientas para cortar la piel del león eran sus
propias garras. Con esta pequeña intervención divina, Heracles completó su primer trabajo. La gruesísima piel
del león de Nemea fue utilizada por Heracles (cambiando la piel del león de Citerón) en todas las aventuras
que sucedieron a esta, como la más eficaz de las armaduras, mientras que la cabeza del león la usó de yelmo.
2-. Matar a la Hidra de Lerna
Como segundo trabajo le ordenó matar a la Hidra de Lerna. Esta, criada en el pantano
de Lerna, irrumpía en el llano y arrasaba el campo y los ganados. La Hidra tenía un
cuerpo enorme, con nueve cabezas, ocho mortales y la del centro inmortal. Heracles,
montado en un carro que guiaba Yolao, llegó a Lerna y refrenó los caballos; al
descubrir a la Hidra en una colina, junto a la fuente de Amimone donde tenía su
madriguera, la obligó a salir arrojándole flechas encendidas, y una vez fuera la apresó
y dominó, aunque ella se mantuvo enroscada en una de sus piernas. De nada servía
golpear las cabezas con la maza, pues cuando aplastaba una surgían dos. Un enorme
cangrejo favorecía a la Hidra mordiendo el pie de Heracles. Él lo mató y luego pidió
ayuda a Yolao, quien, después de incendiar parte de un bosque cercano, tuvo la idea
(probablemente inspirada por Atenea) quemar con los tizones los cuellos de las
cabezas e impidió que volvieran a crecer. Evitada así su proliferación cortó la cabeza
inmortal, la enterró y le puso encima una pesada roca, cerca del camino que a través
de Lerna conduce a Eleúnte. Abrió el cuerpo de la Hidra y sumergió las flechas en su
sangre venenosa (que utilizaría en sus posteriores aventuras).
3-. Capturar a la Cierva de Cerinea
Como tercer trabajo le ordenó traer viva a Micenas a la cierva cerinitia. Tenía pezuñas
de bronce y cuernos de oro y estaba en Énoe consagrada a la diosa Ártemis ya que era
una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar para engancharlas a su
carro y había sido la única que había logrado escapar; por eso Heracles no quería
matarla ni herirla, y la persiguió día y noche durante un año sin lograr atraparla, ya
que esta era increíblemente veloz (tanto que ni las flechas la alcanzaban). Cuando la
cierva fatigada por el acoso huyó al monte llamado Artemisio, y desde allí al río Ladón,
mientras esta se paraba a beber agua, Heracles, se apoderó de ella disparando sus
flechas y atravesándole las dos patas de las cuales solo traspasaron piel, tendón y
hueso (su sangre era un terrible veneno, capaz incluso de matar a dioses, por lo que
Heracles prefirió no derramar ni una gota, puesto que tendría que dar explicaciones si
lo hacía). Una vez inmovilizada, la apresó y la transportó sobre sus hombros a través de
Arcadia. Pero Artemis, acompañada por Apolo, se encontró con él, quiso arrebatársela
y le reprochó haber atentado contra un animal consagrado a ella. Heracles, alegando
su obligación e inculpando a Euristeo, aplacó la cólera de la diosa y llevó el animal vivo
a Micenas.
4-. Capturar al Jabalí de Erimanto
Como cuarto trabajo le mandó traer vivo el jabalí de Erimanto; este animal capaz de crear terremotos a
voluntad y de arrancar árboles de tajo con los colmillos devastaba Psófide, bajando del monte que
llamaban Erimanto a alimentarse de hombres.
En el camino hacia allá, Heracles hizo una parada para visitar a su viejo amigo el centauro Folo, (hijo de
Sileno y de una ninfa, melia) que, en memoria de tiempos lejanos, compartió con él su comida y su
vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente reservado para ellos,
enfurecieron hasta tal punto que atacaron a Heracles. Este primero los rechazó, pero poco a poco lo
hicieron enfurecer a él también, y empuñando su arco, mató a varios centauros con flechas untadas con
la sangre de la Hidra de Lerna mientras los otros se retiraban acobardados. Mientras Heracles enterraba
a sus víctimas, su amigo Folo sacó una de las flechas de este y se puso a examinarla, asombrado de que
algo tan pequeño pudiese dar muerte a criaturas tan formidables como los centauros. Torpemente, la
flecha se le escurrió de la mano y se le cayó sobre el pie, clavándose en él. La flecha, untada con tan
letal veneno, acabó también con la vida de Folo, el cual fue enterrado por Heracles al pie del monte
que tomaría su nombre: Foloe.
Ya en Erimanto, Heracles se valió más de la astucia que de la fuerza. Hizo salir al jabalí con sus gritos y
lo hizo correr sobre la nieve hasta fatigarlo. lo encadenó y se lo llevó a Micenas vivo, cargándolo sobre
su espalda.
5-. Limpiar los establos de Augías en un solo día
Como quinto trabajo le ordenó sacar en un día el estiércol del ganado de Augías. Este era rey de
Élide, hijo del titan del sol Helios, y poseía muchos rebaños de ganado (vacas y cabras) y por el cual
su país quedó estéril por causa del estiércol de los rebaños. Por designio de los dioses, el ganado no
sufría de enfermedades, y doce toros que su padre le había regalado, defendían al resto de la
manada, asegurando que tampoco sufriera bajas causadas por las fieras de los alrededores. Con
todo esto, el ganado de Augías se convirtió en el mayor del país. Euristeo impuso este trabajo a
Heracles con el fin de humillarle y ridiculizarle, ya que era tal la cantidad de excrementos
acumulados (los establos de Augías jamás habían sido limpiados) que resultaba prácticamente
imposible limpiarlos en un solo día. Así el gran Heracles, vencedor de terribles monstruos y
realizador de hazañas heroicas, caería humillado ante una tarea tan denigrante. Heracles se
presentó a él y sin revelarle la orden de Euristeo le dijo que sacaría el estiércol en un solo día a
cambio de la décima parte del ganado. Augías, aunque incrédulo, aceptó el trato (otra versión dice
que fue Augías quien hizo una apuesta personal con Heracles, prometiendo regalarle una parte del
ganado si lograba completar el trabajo). Nadie esperaba que Heracles lo consiguiera, ya que en este
trabajo la fuerza no le servía de nada, pero lo que hizo el astuto héroe, teniendo por testigo a
Fileo, el hijo de Augías, fue abrir una brecha en los cimientos del establo y desviar el cauce de los
ríos Alfeo y Peneo, que discurrían cercanos, los encauzó llevándolos hacia los establos e hizo otra
abertura como desagüe. Los ríos arrastraron toda la suciedad y Heracles, ante la sorpresa de todos,
completó su quinto trabajo.
Como adicional, Al enterarse Augías de que esto se había realizado por orden de Euristeo, no quiso
pagar lo estipulado, y además negó haberlo prometido, utilizando de argumento de que el trabajo lo
habían realizado los ríos. Heracles llevó el asunto a los tribunales, y el testimonio de Fileo, hijo de
Augías, a favor del héroe, convenció a los jueces de que Augías debía cumplir con su promesa. Este
entregó a regañadientes la parte del ganado que prometiera en la apuesta y desterró a su hijo por
haberle hecho perder el juicio. Heracles, furioso por semejante injusticia, abandonó la Élide, y
buscando alianzas entre los príncipes de toda Grecia, declaró la guerra a Augías. Hay dos versiones
sobre la sucesión en el trono de Élide. En la primera, Heracles volvió vengativo al frente de un
heterogéneo ejército que había reclutado por todo el Peloponeso y, tras algunas derrotas iniciales, logró
vencer y matar a Augías, asoló Élide y repuso a Fileo en el trono de su padre en agradecimiento por
haberle apoyado en el juicio. Sin embargo, Pausanias afirma que Heracles perdonó la vida de Augías y
restauró su reinado, y Fileo se estableció definitivamente en Duliquio. Según esta versión, a su muerte,
Augías sería sucedido por su hijo Agástenes.
6-. Echar y matar a las aves del lago Estínfalo
Como sexto trabajo le encargó ahuyentar las aves estinfálidas. En la ciudad de Estínfalo, en Arcadia,
había un lago llamado Estinfálide, oculto por abundante vegetación y espesura del bosque, donde se
habían refugiado innumerables aves, las cuales poseían pico, alas y garras de bronce, quienes llegaron
allí huyendo de los lobos, y con el pasar del tiempo se multiplicaron hasta convertirse en una plaga. Su
labor era ahuyentar y acabar con estos pájaros, ya que constituían un auténtico peligro, pues eran
carnívoros y en ocasiones atacaban al ganado o a la población, y sus excrementos venenosos arruinaban
los cultivos. Heracles llegó al Estínfalo y se puso a disparar su arco contra las aves, derribando a muchas
de ellas. Pero poco a poco se vio impotente ante su misión, puesto que eran demasiadas y su legendaria
fuerza no le servía de nada, ya que en el aire no podía atraparlas, además de que muchas de ellas se
quedaban ocultas en el bosque siendo imposible saber su ubicación. Heracles, al no saber el cómo
hacerlas salir de la espesura, se le apareció Atenea y le proporcionó unos crótalos (un cascabel, una
campana, un silbato, etc., varían las versiones, el punto es que le dio algo que haría mucho ruido) de
bronce, regalo de Hefesto, y le dijo que lo tocara desde la cima de una montaña próxima al lago (o de
una colina elevada, varia las versiones) Al hacerlo, los pájaros se asustaron de tal modo que
emprendieron el vuelo y jamás se los volvió a ver en el lago ni en el bosque. La mayoría huyeron a la
isla de Ares, en el mar Negro (donde fueron encontrados por los argonautas), pero algunos de ellos se
dirigieron a Micenas. Cuando Heracles regresó con Euristeo, esté se hallaba en su refugio, ya que varios
de las aves del Estínfalo revoloteaban alrededor de su palacio. Al ver esto, Heracles sonó su cascabel y
las aves se alejaron de allí. (otra versión dice que cuando alzaron el vuelo por el ruido Heracles las
acabo en seguida con sus flechas)
7-. Capturar al Toro de Creta
Como séptimo trabajo le impuso traer el toro de Creta. El Toro de Creta fue el toro que
Poseidón hizo salir del mar cuando el rey Minos prometió ofrecer un sacrificio al dios
ofreciéndole lo que saliera del mar; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus
rebaños como semental en vez de sacrificarlo. Poseidón, enfurecido, hizo que la reina Pasífae
se enamorara del animal y concibiera con él un hijo, Minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al
toro, convirtiéndolo en un terrible animal salvaje que echaba fuego por las narices. Heracles se
presentó ante Minos, que le autorizó para capturar al toro (si podía), puesto que este estaba
causando estragos en Creta (otra versión dice que le pidió ayuda, pero este le contestó que
luchara por capturarlo, de igual forma termina haciendo el trabajo él solo). Heracles consiguió
subir al lomo del animal y conducirlo hasta Micenas a través del mar Egeo. Euristeo, al ver al
hermoso toro, lo quiso ofrecer a Hera, pero esta lo rechazó al ver la ferocidad del animal, por
lo que se lo dejó en libertad (otra versión dice que fue Euristeo, quien al verlo lo dejó en
libertad, sin que Hera estuviera involucrada en la decisión). El toro atravesó la Argólide y cruzó
el istmo de Corinto, causando estragos allá por donde pasaba, hasta que Teseo logró matarlo
en la llanura de Maratón, próxima a Atenas, la ciudad de la que era héroe.
8-. Robar las yeguas de Diomedes
Como octavo trabajo le ordenó llevar a Micenas las yeguas de Diomedes el tracio. Las Yeguas de
Diomedes eran cuatro (Podargo, Lampón, Janto y Deino) animales carnívoros (veinte, según otras
versiones) que el gigante Diomedes tenía encadenados. Este, hijo de Ares y Cirene, era rey de los
bístones, pueblo tracio muy belicoso, estaba alimentándolos con la carne de sus inocentes huéspedes.
Heracles partió con un grupo de voluntarios consiguiendo arrebatar las yeguas a su dueño y
conduciéndolas en dirección al mar. Cuando Diomedes y su ejército acudieron armados tras los ladrones
a rescatar las yeguas, Heracles envió a su amigo Abdero, hijo de Hermes, a la custodia de las yeguas
mientras él y sus hombres hacían frente a Diomedes y los suyos. Pero mientras Abdero apartaba de la
lucha el carro al que estaban atadas, las yeguas se soltaron y lo devoraron (otra versión dice que lo
mataron arrastrándolo). Heracles y sus hombres vencieron al ejército enemigo, y el héroe mató a
Diomedes arrojándolo a sus propias yeguas, que lo devoraron sin compasión. Los pocos adversarios que
quedaban en pie huyeron aterrados al ver cómo los sanguinarios animales daban buena cuenta de su
líder. Al terminar de comérselo, las yeguas se volvieron inexplicablemente mansas, y Heracles las pudo
atar de nuevo al carro del fallecido Diomedes (se dice también que fundó la ciudad de Abdera junto al
sepulcro del desaparecido Abdero antes de reunir a las yeguas) y llevárselas a Micenas, donde fueron
entregadas a Euristeo, que se las regaló a Hera. Se dice que murieron en el Monte Olimpo, devoradas
por las fieras y las alimañas (otra versión dice que Euristeo las soltó y las yeguas se dirigieron al monte
Olimpo donde acabaron de igual forma por las fieras). Según una leyenda, Bucéfalo, el caballo de
Alejandro Magno, descendía de una de estas yeguas
9-. Obtener/Robar el cinturón de Hipólita
Como noveno trabajo ordenó a Heracles conseguir el cinturón de Hipólita. Admete, la
hija de Euristeo, fue la que dispuso el noveno trabajo de Heracles, que consistía en
robar el cinturón mágico de la reina Hipólita, hija de Ares y Otrera, el cual Admete
deseaba poseer. Esta era la reina de las amazonas, que habitaban cerca del río
Termodonte, pueblo sobresaliente en la guerra. Hipólita ostentaba el cinturón de su
padre, Ares, como símbolo de su soberanía. Heracles, acompañado por voluntarios se
hizo a la mar con una sola nave y arribó a la isla de Paros, entonces habitada por los
hijos de Minos, Eurimedonte, Crises, Nefalión y Filolao. Llegado al puerto de Temiscira,
se presentó ante él Hipólita, quien le preguntó por qué había ido y le prometió
entregarle el cinturón (y de buena gana acepto); pero Hera, bajo la apariencia de una
de las amazonas, iba y venía entre la multitud diciendo que los extranjeros recién
llegados habían raptado a su reina; así ellas cabalgaron con las armas hacia la nave.
Cuando Heracles las vio armadas, creyendo que se trataba de un engaño, mató a
Hipólita y la despojó del cinturón; después de pelear con las restantes se hizo a la mar
y arribó a Troya. Luego llevó el cinturón a Micenas y se lo entregó a Euristeo.
hay otra versión que cuenta que Heracles secuestra a Melanipa, una de las hermanas
de Hipólita, y exige el cinturón como rescate. La reina amazona se lo acaba dando y el
héroe libera a su hermana. Mientras tanto, Teseo secuestra a Antíope, otra hermana
de Hipólita, y trata de huir con ella junto a Heracles. Hera le informa a las amazonas
del secuestro de Antíope, con fin de que ataquen a Teseo, y lo más placentero para
ella, a Heracles. Así sucede, pero ambos logran huir, y se llevan a Antíope, con la cual
Teseo acaba casándose (muchas versiones le atribuyen a ella la maternidad de
Hipólito, el hijo de Teseo e Hipólita; incluso hay algunas versiones que ponen como
madre a Melanipa). Las amazonas tratan de recuperarla sin éxito atacando Atenas
(según algunas versiones, Antíope muere en el ataque). Antes de huir, Heracles mata a
Hipólita y se lleva su hacha, la cual regalaría a su futura mujer Ónfale, que la guarda
en las regalías de los reyes lidios. También Zeus empuña esta arma en una de sus
representaciones estatuarias. (hay una tercera en donde Hipólita se enamora de
Heracles y le da el cinturón voluntariamente. El hacha de Hipólita es entregada a la
reina Ónfale, quien la guarda en las regalías de los reyes lidios. Más tarde, se vería el
arma empuñada por Zeus en una representación estatuaria).
10-. Robar el ganado/los Bueyes de Gerión
Como décimo trabajo le encargó traer de Eritía las vacas/los bueyes de Gerión. Eritía, ahora
llamada Gadir, era una isla situada cerca del Océano; la habitaba Gerión, hijo de Crisaor y de
la oceánide Calírroe; era un monstruoso gigante, tenía el cuerpo de tres hombres, fundidos en
el vientre, y se escindía en tres desde las caderas y los muslos. Poseía unas vacas/bueyes
rojas/rojos, cuyo vaquero/pastor era Euritión, y su guardián Orto, el perro de dos cabezas
nacido de Tifón y Equidna, y siendo también hermano de Cerbero.
Antes de eso, Heracles emprendió el viaje hacia la isla Eriteia. Mientras viajaba hacia allí,
cruzó el desierto libio (Libia era el nombre genérico del norte de África para los griegos) y
quedó tan frustrado por el calor que se puso a dispararle flechas a Helios, el sol. Este le rogó
que parase, y Heracles pidió a cambio la copa dorada que el dios utilizaba para cruzar el mar
cada noche, de oeste a este. El héroe usó esta copa para el viaje hacia Eriteia, pero encontró
el paso cerrado por las rocas al terminarse el Mediterráneo. Heracles las apartó abriendo el
estrecho de Gibraltar y poniendo como límites de este las columnas de Hércules, situada la
primera en el peñón de Gibraltar y la segunda en el monte Hacho de Ceuta, con una altitud de
204 metros (según otras versiones en el monte Musa de Marruecos, con una altitud de 851 m).
Ahora sí, yendo en busca del ganado de Gerión a través de Europa, después de matar muchos
animales salvajes, entró en Libia. Ya en Eritía, pasó la noche en el monte Abas; el perro, al
darse cuenta, lo atacó, pero él lo golpeó con la maza y mató al vaquero Euritión, que había
acudido en ayuda del perro. Menetes, que apacentaba allí las vacas de Hades, comunicó lo
sucedido a Gerión, quien alcanzó a Heracles cerca del río Antemunte cuando se llevaba el
ganado, y, trazando combate, Heracles desgarrando su cuerpo en los tres de que estaba
formado, muriendo en el proceso (otra versión dice que murió de un flechazo, pero meh).
Heracles embarcó el ganado en la copa, y habiendo navegado hasta Tartesos, se las devolvió a
Helios. Tras pasar por Abdera, llegó a Liguria, donde Yalebión y Dercino, hijos de Poseidón,
intentaron robarle el ganado, pero los mató y siguió a través de Tirrenia. En Regio, un toro
descarriado se arrojó de repente al mar, y nadó hasta Sicilia después de atravesar la región
llamada por él Italia (pues los tirrenios llaman italus al toro), llegando al territorio de Érix, hijo
de Poseidón, rey de los élimos. Érix incorporó el toro a su propia manada. Entonces Heracles
encomendó los bueyes a Hefesto y se apresuró a ir en busca del toro. Cuando lo encontró en la
vacada de Érix, este dijo que no se lo devolvería a menos que lo venciese en la lucha;
Heracles, después de abatirlo tres veces, lo mató y recuperando el toro lo condujo con el resto
al mar Jónico. Al llegar a las zonas de ensenadas, Hera envió un tábano contra las vacas, que
así se dispersaron por las faldas de las montañas de Tracia. Heracles las persiguió y reuniendo
algunas las trasladó al Helesponto; las que quedaron allí se hicieron salvajes. Llevó el ganado a
Micenas y las entregó a Euristeo, quien las sacrificó a Hera.
Heracles había realizó los diez trabajos con éxito, pero Hera, malmetiendo
contra este, convenció a Euristeo de que tachara de inválidos el segundo,
en el que fue ayudado por su sobrino Yolao, y el quinto, ya que bien
pensado, lo realizó para Augías (según algunas versiones se escudaba en
que el trabajo lo habían realizado los ríos, igual por haber pretendido
sacar provecho personal) Debido a esto, Heracles tuvo que realizar dos
trabajos más, sumando un total de doce (en realidad este elemento mítico
no formaba parte de la leyenda en un principio: se añadió en un intento de
explicar por qué el número de trabajos varía de diez a doce según las
distintas versiones).
11-. Robar las manzanas del jardín de las Hespérides
como undécimo trabajo le ordenó hacerse con las manzanas de oro de las Hespérides. Estas manzanas estaban en
el Atlas, entre los Hiperbóreos. Gea se las había obsequiado a Hera por su boda con Zeus (otra versión dice que se
las regalo a Zeus cuando se desposó con Hera). Hera las mandó a plantar en un jardín el cual las custodiaba un
dragón inmortal, hijo de Tifón y Equidna, que tenía cien cabezas y emitía muchas y diversas voces. Con él
vigilaban también 3 Hespérides (ninfas del atardecer): Egle (la Resplandeciente), Eritia (la Roja) y Hesperaretusa
(la Aretusa de Poniente).
Heracles en su viaje llegó al río Equedoro. Cicno, hijo de Ares y Pirene, lo desafió a un combate singular. Ares
defendía a Cicno y dirigía la pelea, cuando un rayo arrojado en medio de ambos hizo cesar el combate. Heracles a
través de Iliria se dirigió apresuradamente al río Erídano y llegó ante las ninfas, hijas de Zeus y Temis. Estas lo
encaminaron a Nereo (el anciano del mar), a quien Heracles apresó mientras dormía y, aunque el dios adoptó toda
clase de formas, lo ató y no lo soltó hasta que supo por él dónde se encontraban las Hespérides y sus manzanas.
En algunas versiones antes de eso, el héroe conoce al principio o al final del trabajo a Anteo, que era invencible
siempre que estuviese en contacto con su madre, Gea, la Tierra. Heracles lo mató sujetándolo en vilo y
aplastándolo con un fuerte abrazo.
Heródoto afirma que el héroe se detuvo en Egipto, donde los soldados del rey Busiris le apresaron, ya que el
monarca, para calmar la ira de los dioses, les había prometido entregar en sacrificio a todos los extranjeros
(aunque según otras versiones le escogió a dedo para su sacrificio anual). Heracles estuvo retenido junto a los
otros desdichados sentenciados a muerte, pero logró romper sus cadenas (cuerdas, según otras versiones) y
evadirse. Viendo el cruel régimen al que estaba sometido Egipto, decidió enfrentarse a Busiris, al cual mató,
salvando así la vida de todos los presos extranjeros.
Ahora sí, al llegar, por tierras de Libia, al mar exterior, recibió la copa de Helios: habiendo
cruzado al continente opuesto flechó en el Cáucaso al águila, nacida de Equidna y Tifón, que
devoraba el hígado de Prometeo. Este le había advertido a Heracles que no fuera él mismo a
buscar las manzanas, sino que enviase a Atlas, y que sostuviera entretanto la bóveda celeste
(sujetar el cielo, si es que no entendieron); así, cuando llegó finalmente al Jardín de las
Hespérides, Heracles lo reemplazó, según el consejo recibido, a Atlas para que cogiese algunas
manzanas del jardín, puesto que el titán no tendría problema alguno para hacerlo, ya que era
el padre de las Hespérides (aunque según algunas versiones, tan solo tenían un simple
parentesco). Al volver, tras haber recogido 3 manzanas, Atlas decidió no aceptar el sujetar los
cielos de nuevo, y en vez de eso se ofreció a llevar las manzanas a Euristeo él mismo, pero
Heracles volvió a engañarlo aceptando quedarse en el lugar de Atlas, con la única condición de
que este sujetase el cielo un momento para que el héroe pudiera ponerse su capa más
cómodamente. Atlas accedió, y entonces Heracles tomó las manzanas y se marchó. Obtenidas
las manzanas, las entregó a Euristeo. Este, tomándolas, las regaló a Heracles, quien se las
entregó a Atenea, que las devolvió, pues era impío que estuviesen en cualquier otro lugar
(Según otras versiones, el héroe era la única persona que robaba las manzanas (además de
Perseo), igual al final Atenea las devolvía luego a su lugar correcto en el jardín.).
Las manzanas eran consideradas por algunas versiones las mismas «manzanas de dicha» que
tentaron a Atalanta, y según otras, una de ellas era la «manzana de la discordia» usada por
Eris para provocar un concurso de belleza en el Olimpo (que terminaría dando lugar a la
Guerra de Troya), poniéndola como premio.
12-. Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos
Como duodécimo trabajo se le ordenó traer del Hades a Cerbero. Este era un perro mosntruoso que guardaba a la
entrada al Hades (los infiernos), tenía tres cabezas de perro, cola de dragón y en el dorso erizado de cabezas de
toda clase de serpientes/víboras. Su misión era impedir la salida a los muertos y la entrada a los vivos por lo que su
sola presencia resultaba aterradora. Antes de ir en su busca Heracles viajó primero a Eleusis y se presentó ante
Eumolpo para ser iniciado en los misterios eleusinos, quienes le enseñarían cómo entrar en el Hades y cómo salir
vivo de él. Estos también le permitirían absolverse un poco más de la culpa de haber matado a su mujer, a sus hijos
y a sus sobrinos (algo extra a los doce trabajos). En ese entonces a los extranjeros no se les permitía la iniciación,
pero al ser adoptado por Pilio la consiguió. Al llegar a Ténaro en Laconia, El héroe encontró la entrada al
inframundo. Atenea y Hermes le ayudaron a traspasarla al entrar y al salir. Gracias a la insistencia de Heracles y a
su propio aspecto fiero, Caronte le llevó en su barca a través del Aqueronte. Mientras navegaban, se encontraron a
Teseo y a Pirítoo, que habían sido apresados por el dios Hades mientras intentaban raptar a Perséfone, el cual los
había sujetado mágicamente a un banco. Heracles tiró de Teseo y logró arrancarlo del banco, pero parte de sus
muslos se quedaron pegados a este (esto explica por qué los descendientes del héroe ateniense tenían los muslos
tan delgados). Pero cuando intentó liberar a Pirítoo la tierra se puso a temblar, por lo que tuvo que abandonarlo.
Para llevarse a Cerbero, Heracles simplemente pidió permiso al dios Hades, este le concedió llevárselo si lo
dominaba sin hacer uso de las armas que portaba. Heracles, cubierto con la coraza y con la piel de león, lo encontró
a las puertas del Aqueronte, rodeó con sus brazos la cabeza de la bestia, y aunque lo mordió la serpiente de la cola,
lo soltó, oprimiéndolo y ahogándolo, hasta que se hubo rendido. (otra versión dice que la condición era que no
hiciera daño al animal, por lo que el héroe obedeció, tratando a Cerbero amablemente, y este, halagado al recibir
por primera vez ese tratamiento, lo acompañó afuera dócilmente). (una 3ra versión dice que Heracles disparó una
flecha al dios Hades, dejándolo fuera de combate, y tras una violenta lucha contra Cerbero, logró capturarlo y lo
arrastró a través de la cueva Aquerusia al exterior del Inframundo.) Al regresar a las tierras de Euristeo, el rey salió
huyendo despavorido. Ya que Heracles no sabía qué hacer con el animal, lo devolvió a Hades, su legítimo dueño.
La segunda penitencia de Heracles
Después de haber completado los doce trabajos impuestos por Euristeo, libre al fin de la servidumbre de
éste, Hércules se dirigió hacia Ecalia al enterarse de que el rey Eurito había prometido casar a su hija Yole
con el arquero que disparase mejor que él y sus cuatro hijos. El Dios Apolo había regalado un arco a Eurito
y le había enseñado a utilizarlo, y el rey se jactaba de superar al dios en puntería. Heracles participó
ansiando ganar, pues se enamoró perdidamente de Yole en cuanto la vio. Los hijos de Éurito superaron a
todos los demás competidores del reino, pero Heracles dio tan certeramente en la diana que batió las
marcas de estos últimos. Cuando Éurito se dio cuenta de que este estaba ganando (cosa irónica, ya que fue
el mismo Éurito el que enseñó a Heracles a tirar con arco), detuvo la competición y no le permitió seguir,
con la excusa de que las flechas de Heracles estaban embrujadas (pues conocía el oscuro pasado de
Heracles, en el que este mataba a su esposa Megara y a sus hijos víctima de la locura, y temía que
Heracles volviera a perder la razón y que le sucediera lo mismo a Íole y a los futuros hijos que
engendraran). Su hijo Ífito intentó hacerle entrar en razón sin éxito. Así, Éurito rompió su promesa y se
ganó el odio de Heracles. Se disponía a marcharse de la ciudad cuando las yeguas del rey Éurito fueron
robadas. Ífito, el hijo de Éurito, que había apoyado a Heracles en la injusticia de la competición, le pidió a
este ayuda para buscar las yeguas. Heracles accedió y realizaron una larga e infructuosa búsqueda. El
héroe regresó a Tirinto, su ciudad de residencia, e Ífito siguió indagando solo. Un tiempo después, este
descubrió las huellas que habían dejado las yeguas y las siguió hasta Tirinto, exactamente hasta la casa de
Heracles, donde aparecieron los animales robados. El famoso ladrón Autólico, autor de la fechoría, se las
había vendido como propias sin que este nada supiese. Ífito intentó que Heracles las devolviera, pero este
se negó rotundamente, ya que las había pagado y le pertenecían. Se pusieron a discutir acaloradamente en
lo alto de una muralla, y en uno de sus arranques de ira, Heracles arrojó a Ífito al vacío, asesinándolo.
Heracles, avergonzado por haber vuelto a matar a un inocente, regresó al Oráculo de Delfos, donde le fue
impuesta la penitencia de servir a la reina (según algunas versiones, princesa) Ónfale de Lidia durante tres
años. Esta humillaba a Heracles, obligándole a realizar trabajos de mujer y a llevar ropas femeninas,
mientras ella vestía la piel del León de Nemea y portaba su clava de madera de olivo. Pasados los tres
años, Heracles dejó de ser esclavo de Ónfale y la tomó como esposa. El héroe le obsequió el hacha de
Hipólita, la cual guardó en las regalías de los reyes lidios. Tuvieron un hijo cuyo nombre varía entre Agelao
y Lamo según las distintas versiones.
Heracles viajó a Calidón, donde en las gradas del templo, vio a la princesa Deyanira (la hija del dios Dioniso
con Altea, la esposa de Eneo). Se olvidó de Íole por el momento, ya que Deyanira era una buena opción
para los hijos que tanto deseaba (a decir verdad, muchos pretendientes acudían al palacio de Eneo en
Pleurón para pedir la mano de la hermosa Deyanira, quien conducía un carro y practicaba el arte de la
guerra, pero todos abandonaron sus pretensiones cuando se encontraron en rivalidad con Heracles). La
cortejó hasta que se enamoró de él, pero un gran obstáculo los separaba: el temible dios del río Aqueloo, a
quien Eneo, el rey de Calidón, había prometido la mano de su hija Deyanira (Aqueloo tenía la facultad de
poder cambiar de forma a voluntad, destacando 3 de ellas: como toro, como serpiente moteada y como
hombre con cabeza de toro. Corrientes de agua fluyen constantemente de su barba hirsuta y Deyanira
habría preferido morir a casarse con él). Heracles lo retó a un duelo por la princesa, y el dios del río
aceptó. En el combate, se transformó en serpiente, pero el héroe supo manejar la situación (digo, mato a
dos serpientes cuando estaba en la cuna, asique pueden saber lo que le estaba haciendo en ese momento).
Para mejorar sus habilidades físicas adoptó entonces la figura de un toro, pero realmente fue eso lo que le
hizo perder, pues al transformarse descuidó durante un instante la lucha, lo cual aprovechó Heracles para
abalanzarse sobre él y matarlo (tras hacerlo, cogió uno de los cuernos del dios del río y lo entregó a las
náyades, con el cual hicieron la cornucopia). Así, Heracles tomó a Deyanira como esposa (otra versión dice
que Heracles no mato a Aqueloo y este se retiró avergonzado y ocultó su desperfecto bajo una corona de
ramas de sauce).
Después de la boda, Deyanira recibió un mensaje de su hermano, el príncipe Meleagro, en el cual le
comunicaba que la echaba de menos, así que se dispuso a hacerle una visita en compañía de Heracles.
Durante el viaje, tuvieron que cruzar el río Eveno. El centauro Neso se ofreció a llevar a Deyanira
mientras Heracles cruzaba a nado, pero se enamoró de ella, y en cuanto alcanzó la otra orilla, salió al
galope sin esperar a Heracles, ya que pretendía raptarla para después violarla. Heracles enfureció y le
disparó una flecha untada con la sangre de la hidra de Lerna, la cual le acertó en el corazón,
matándolo. Mientras Heracles se acercaba al lugar, el moribundo Neso le dijo a Deyanira que tomara un
poco de su sangre, y si notaba que perdía el amor de Heracles, se la aplicara, pues era una eficiente
pócima del amor. Esta realmente era una trampa para acabar con la vida de Heracles, pero Deyanira se
dio cuenta demasiado tarde.
La muerte de Heracles
Heracles, que no había olvidado a Íole, levantó en armas a Tirinto (la fortaleza que había heredado de Anfitrión) y
atacó a Ecalia. Mató al rey Éurito y a todos sus hijos y parientes y raptó a Íole. Para celebrar tan tamaña victoria dio
un festín en el que sacrificó doce bueyes en honor a Zeus. Heracles encargó a Deyanira una túnica, pues la que
llevaba estaba estropeada tras la lucha, y quería estar presentable en tal acontecimiento. Esta, muerta de celos al
pensar que su marido prefería a Íole, echó en la túnica la sangre de Neso, a la cual creía una pócima del amor. Sin
embargo, la sangre del centauro resultó ser un veneno mortal de devastadores efectos. En cuanto el héroe se puso
la túnica, notó que su piel se quemaba. Intentó quitársela, pero el veneno se había pegado a su piel, de tal modo
que salía la carne con ella y dejaba los huesos al descubierto. Creyéndolo el autor de la fechoría, cogió por los pies
a Licas, el sirviente que le había traído la túnica por orden de Deyanira, y lo arrojó al mar (otra versión dice que
quien se la entrego fue solo Deyanira). Cuando Deyanira se enteró de lo que realmente había hecho, se suicidó
ahorcándose (otras versiones afirman que se apuñaló en el pecho). Sin embargo, el veneno no mató al héroe, pero
le produjo tal dolor que él mismo pidió que lo mataran para terminar con su agonía (otra versión dice que si murió,
haciendo referencia a la profecía de Zeus, de que "ningún hombre vivo podrá matar nunca a Heracles; un enemigo
muerto será su ruina").
Su sobrino, amigo y compañero de aventuras Yolao prendió la pira (según otras versiones fue Filoctetes,
o Poeas) en la que Heracles murió abrasado, vistiendo la piel del león de Nemea por encima de la túnica
envenenada, simultáneamente, rayos cayeron del cielo y consumieron la pira. Los rayos habían
consumido la parte mortal de Heracles. Ya no guardaba parecido con Alcmena, sino que como una
serpiente que se muda de piel, aparecía ahora con toda la majestuosidad de su padre divino. Una nube
lo ocultó de sus compañeros mientras que Zeus, entre truenos, lo transportaba en su carro de cuatro
caballos al Olimpo, donde Atenea lo tomó de las manos y lo presentó ante los otros dioses. Zeus había
destinado a Heracles para que fuese parte de los Doce Olímpicos, pero estaba poco dispuesto a expulsar
a alguno de los otros dioses para hacerle lugar. Hera entonces fue convencida por Zeus para que
adoptase a Heracles en una ceremonia de renacimiento. Hera pasó a considerar a Heracles como su hijo
y fue a quien más amó junto con Zeus. Todos los olímpicos lo recibieron de buena gana y Hera lo casó
con su bellísima hija Hebe, la diosa de la juventud, de quien nacieron Alexiares y Ancieto según algunas
versiones. Heracles se convirtió finalmente en el portero del cielo y nunca se cansa de permanecer en
las puertas del Olimpo.
Significado de los 12 trabajos de Hércules
Los doce trabajos de Hércules (Heracles) pueden interpretarse como expresión simbólica de la lucha
humana contra lo monstruoso y lo caótico (interior o exterior al sujeto), toda vez que el héroe se
ubica en el inicio del orden olímpico, triunfante sobre el dominio de los titanes.
En efecto, en la mitología griega se distinguen dos momentos. El primero, el origen caótico del
cosmos (ligado con los titanes y las fuerzas primordiales de la naturaleza). Este momento es la
respuesta del desamparo de la humanidad frente a la naturaleza, que intenta explicar su carácter
inhóspito.
El segundo momento es el ascenso de los dioses olímpicos. Coincide con un tiempo en que el ser
humano reflexiona sobre el bien y el mal, sobre el peso de sus decisiones y acciones, lo que prefigura
un nuevo orden centrado en lo humano. De ahí que los dioses olímpicos, creados a imagen y
semejanza de los hombres, puedan ser buenos o malos indistintamente.
El investigador Friedich Georg Jünger sostiene que Heracles vivía en la órbita de su padre, Zeus, es
decir, bajo las leyes del orden olímpico, su nomos. Por ello, Hércules «mide su fuerza con todo lo
que se desvía de este nomos. Las luchas que sostuvo pertenecen al pasado y no es necesario que
Aquiles las repita».
De este modo, Hércules marca el fin del orden titánico y abre el camino a los héroes siguientes
(como Aquiles), quienes ya no deben luchar contra el orden del pasado, sino con sus condiciones
presentes.
Referencias en la cultura popular
A lo largo de los años, se han tenido diferentes historias y adaptaciones de Heracles y
sus asañas, estas son algunas menciones (que yo conozco, si conocen alguna otra
mencionenla)
1.- Hércules (Disney, película -1997, serie -1998-1999).
Esta sería la más popular del momento, y la que hasta estos días casi nadie puede decir
que no la conoce, sin embargo, la historia, en su mayoría, no esta para nada
relacionada con el mito original incluyendo a los otros dioses griegos que aparecen en
ella (de hecho, muchos desearíamos que todo lo relacionado en esa película fuera real
en la mitología griega, pero por desgracia no estamos viviendo en ese universo)
2.- Hércules: Los Viajes Legendarios (serie -1995-1999).
Esta serie, protagonizada por Kevin Sorbo, es una versión libre y fantástica de la
mitología griega, no precisamente desde el punto de vista histórico o conocido del mito
original; de hecho, resultan algo anacrónicas las vestimentas y construcciones que
recuerdan paisajes medievales e incluso orientales. Esta constaría de primero 5
películas y luego una serie de 6 temporadas (incluso tendría uno que otro episodio, y
una película animada, crossover con Xena, la princesa guerrera)
3.- Hércules (película -2014)
protagonizada por Dwayne Johnson (The Rock) trata de que Hércules lidera un grupo
de mercenarios con la misión de terminar con la sangrienta guerra civil que asola las
tierras de Tracia y restaurar en el trono a su legítimo rey.
4.- Berserker (Fate/Stay Night, Fate/ Grand Order)
en esta serie de anime/manga/novela visual, juego móvil (solo con FGO) trata de que cada 10 años se lleva acabo
un ritual, una guerra entre 7 magos escogidos por una fuerza omnipotente, cuyo objetivo es invocar el "Santo Grial"
y que este le conceda al vencedor un unico deseo que sera realizado sin importar lo que se pida. Para luchar los
magos seran provistos de un Sirviente (Servant) que es un Espiritu Heroico (Espiritus que en vida fueron grandes
Heroes) invocado unicamentre gracias al poder del Santo Grial. Shiro Emiya (el protagonista) fue salvado de un
inmenso incendio 10 años atras por un mago llamado Kiritsugi Emiya, posee muy poco talento para la magia pero se
ve involucrado en la nueva guerra y su servant (Arturia Pendragon) es invocado de manera poco convencional,
confundido, decide participar de la lucha con la determiancion de detener esta locura a como dé lugar. Aquí
heracles aparece como un servant de clase Berserker (espíritu heroico que intercambia su conciencia y cordura por
un gran aumento de potencia) perteneciendo a Illyasviel von Einzbern, su Noble Phantasm (reliquias o habilidades
con un increíble potencial mágico, puede ser invocado al pronunciar su verdadero nombre) es el God Hand
(inspirado en su hazaña de los 12 trabajos, esta habilidad siempre está activa y consiste en revivir después de morir,
hasta un total de 12 veces), como adicional, su invocación en clase Berserker hace referencia a cuando cayó en
locura por obra de la diosa Hera, y a su master, Illya, le hace recordar a una de las hijas que perdió en su ataque de
locura
5.- Shuumatsu no Valkyrie/Record of Ragnarok (manga/anime)
trata de que en el congreso de Valhalla celebrado cada 1000 años, los dioses votaron por unanimidad
por la extinción de la raza humana, los únicos que se oponen son las valquirias, cuyo líder, Brynhildr, les
recuerda a los dioses que en tales casos se les otorga a los seres humanos una última oportunidad,
representada por el torneo ragnarök donde 13 dioses lucharán contra 13 campeones humanos en
batallas uno contra uno para decidir si la humanidad vive o muere. Aquí Heracles aparece como el 4to
competidor del combate, siendo parte de los peleadores que lucharan del lado de los dioses (aunque el
afirma que, a pesar de estar peleado por los dioses, apoya a la salvación de la humanidad) pelea contra
Jack el Destripador, el 4to competidor, representante de la humanidad (en el manga la batalla ya
concluyo, al final de la primera temporada del anime se anunció su encuentro, pero la 2da temporada
aun no anuncia su fecha de estreno)
GRACIAS POR SU ANTENCION

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