JESUCRISTO
SALVADOR DEL
HOMBRE
¿QUIÉN ES JESUS?
• "Jesús se fue a la región de Cesarea
de Filipo. Estando allí, preguntó a sus
discípulos: «Según el parecer de la
gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el
Hijo del Hombre?» 14.Respondieron:
«Unos dicen que eres Juan el Bautista;
otros que eres Elías, o bien Jeremías o
alguno de los profetas.» 15.Jesús les
preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen
que soy yo?» 16.Pedro contestó: «Tú
eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
17.Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón
Barjona, porque esto no te lo ha
revelado la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en los Cielos.
• Evangelio según San Mateo, 16
COMO NOS SALVO
CRISTO
LA SALVACION ES
INTEGRAL
• Jesús viene a ofrecernos una salvación que, a pesar de ser ante todo liberación del pecado, abarca también la totalidad de nuestro
ser, en sus exigencias y aspiraciones más profundas. Cristo nos libera de este peso y de esta amenaza, y nos abre el camino al
cumplimiento pleno de nuestro destino.
• 2. El pecado -nos recuerda Jesús en el Evangelio- pone al hombre en una situación de esclavitud: "En verdad, en verdad os digo:
todo el que comete pecado es un esclavo" (Jn 8, 34).
• Los interlocutores de Jesús piensan principalmente en el aspecto exterior de la libertad, basándose con orgullo en el privilegio que
tenían de ser el pueblo de la Alianza: "Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie" (Jn 8, 33).
Jesús, en cambio, quiere atraer su atención hacia otro tipo de libertad, más fundamental, amenazada no tanto desde fuera, cuanto
más bien por insidias presentes en el corazón mismo del hombre. Los que se hallan oprimidos por el poder dominador y nocivo del
pecado no pueden acoger el mensaje de Jesús, más aún, su persona, única fuente de verdadera libertad: "Si el Hijo os da la libertad,
seréis realmente libres" (Jn 8, 36). En efecto, sólo el Hijo de Dios, comunicando su vida divina, puede hacer partícipes a los hombres
de su libertad filial.
• 3. La libertad que da Cristo quita, además del pecado, el obstáculo que impide las relaciones de amistad y alianza con Dios. Desde
este punto de vista, es una reconciliación.
• A los cristianos de Corinto escribe san Pablo: "Dios nos reconcilió consigo por Cristo" (2 Co 5, 18). Es la reconciliación obtenida con
el sacrificio de la cruz. De ella brota la paz que consiste en el acuerdo fundamental de la voluntad humana con la voluntad divina.
• Esta paz no afecta sólo a las relaciones con Dios, sino también a las relaciones entre los hombres. Cristo "es nuestra paz", porque
unifica a los que creen en él, reconciliándolos "con Dios en un solo cuerpo" (cf. Ef 2, 14-16).