0% encontró este documento útil (0 votos)
60 vistas7 páginas

Desarrollo Del APEGO

El documento describe el desarrollo del apego entre el lactante y el proveedor de cuidados. Explica que el apego tiene un valor adaptativo para los bebés al garantizar el cumplimiento de sus necesidades y promover su supervivencia. Además, discute los cuatro patrones de apego identificados (seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado), sus características y factores de riesgo asociados. Finalmente, analiza los efectos a largo plazo del apego, señalando que un apego seguro prom

Cargado por

MIRIAN VILLEGAS
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PPTX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
60 vistas7 páginas

Desarrollo Del APEGO

El documento describe el desarrollo del apego entre el lactante y el proveedor de cuidados. Explica que el apego tiene un valor adaptativo para los bebés al garantizar el cumplimiento de sus necesidades y promover su supervivencia. Además, discute los cuatro patrones de apego identificados (seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado), sus características y factores de riesgo asociados. Finalmente, analiza los efectos a largo plazo del apego, señalando que un apego seguro prom

Cargado por

MIRIAN VILLEGAS
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PPTX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 7

Desarrollo del apego

El apego es un vínculo emocional entre el lactante y el proveedor de


cuidados, en donde ambos contribuyen a la calidad de la relación y
hacen que dicho vínculo sea recíproco y duradero. Desde un punto
de vista evolutivo, el apego tiene un valor adaptativo para los bebés
al garantizar que se satisfagan sus necesidades psicosociales, así
como las físicas (MacDonald, 1998). Según la teoría etológica, los
lactantes y sus padres están biológicamente predispuestos a
apegarse entre sí y el apego promueve la supervivencia del bebé.
Un cuarto patrón, el apego desorganizado-desorientado, que posiblemente sea el menos
seguro. Los bebés con el patrón desorganizado parecen carecer de una estrategia coherente
para lidiar con el estrés de la situación extraña. En lugar de ello, exhiben conductas
contradictorias, repetitivas o desencaminadas (donde buscan la cercanía con el desconocido
en lugar de con la madre). Es posible que saluden a la madre felizmente cuando regresa,
pero después se alejan de ella o se acercan sin mirarla. Parecen confundidos y temerosos.
Es más probable que esto suceda en el caso de bebés cuyas madres son insensibles,
invasivas o abusivas o que sufrieron pérdidas no resueltas. El temperamento del lactante no
parece representar un factor (Carlson, 1998; Van IJzendoorn et al., 1999). Se cree que el
apego desorganizado sucede en al menos 10% de lactantes de bajo riesgo, pero en
proporciones mucho más elevadas en ciertas poblaciones de alto riesgo, como niños
prematuros, con autismo o síndrome de Down, y en aquellos cuyas madres abusan del
alcohol o las drogas (Vondra y Barnett, 1999). Este patrón de apego parece representar un
factor de riesgo para problemas conductuales posteriores, en especial conductas agresivas
(van IJzendoorn et al., 1999)
Cómo se establece el apego

Con base en las interacciones del bebé con la madre, según lo


propusieron Ainsworth y Bowlby, el bebé construye un
modelo de trabajo de lo que se puede esperar de la madre.
Siempre y cuando ella actúe de la misma manera, el modelo
se sostendrá. Si su conducta cambia, no una ni dos veces, sino
de manera repetida, es posible que el bebé altere el modelo,
y la seguridad del apego puede variar.
El modelo de trabajo de apego del bebé se relaciona con el concepto de confianza
básica propuesto por Erikson. (El éxito de Margaret Mead y de Gregory Bateson como
nuevos padres refleja su comprensión de este concepto.) El apego seguro refleja
confianza; el apego inseguro, desconfianza. Los bebés con un apego seguro aprenden
a confiar no sólo en sus proveedores de cuidados, sino en su propia capacidad de
obtener lo que necesitan. Así, los bebés que lloran mucho y cuyas madres responden
consolándolos tienden a exhibir apego seguro (Del Carmen, Pedersen, Huffman y
Bryan, 1993). Las madres de lactantes e infantes con apego seguro tienden a ser
sensibles y responsivas (Ainsworth et al., 1978; Braungart-Rieker et al., 2001; De
Wolff y van IJzendoorn, 1997; Isabella, 1993; NICHD Early Child Care Research
Network, 1997a). De igual importancia son la interacción mutua, la estimulación, una
actitud positiva, calidez y aceptación y apoyo emocional (De Wolff y van IJzendoorn,
1997; Lundy, 2003).
Efectos a largo plazo del apego
Como lo propone la teoría del apego, la seguridad del apego parece
afectar la competencia emocional, social y cognitiva (Van
IJzendoorn y Sagi, 1997). Mientras más seguro sea el apego del niño
a un adulto afectuoso, más fácil será que el niño desarrolle
relaciones adecuadas con otros. Si, durante su lactancia, los niños
tuvieron una base segura y pudieron depender de la responsividad
de sus progenitores o proveedores de cuidados, es probable que se
sientan lo bastante confiados como para participar en su mundo de
manera activa (Jacobsen y Hoffman, 1997).
Los lactantes con un apego seguro tienden a tener vocabularios más amplios y variados
que aquellos con un apego inseguro (Meins, 1998). Tienen interacciones más positivas
con sus pares (compañeros y amigos) y es más probable que se acepten sus tentativas
de amistad (Fagot, 1997). Los infantes con apego inseguro tienden a exhibir más temor,
angustia y enojo, mientras que los niños apegados de manera segura son más alegres
(Ko-chanska, 2001).Entre los tres y los cinco años de edad, los niños con apegos
seguros tienen mayores probabilidades de ser más curiosos, competentes, empáticos,
resilientes y confiados; de llevarse mejor con otros niños, y de formar amistades más
cercanas que los niños que tuvieron apegos inseguros durante su lactancia (Arend,
Gove y Sroufe, 1979; Elicker et al., 1992; J. L. Jacobson y Wille, 1986; Waters, Wippman
y Sroufe, 1979; Youngblade y Belsky, 1992). También interactúan de manera más
positiva con sus padres, maestros de preescolar y pares, y son más capaces para la
resolución de conflictos (Elicker et al., 1992). Asimismo, tienden a tener una
autoimagen más positiva (Elicker et al., 1992; Verschueren, Marcoen y Schoefs, 1996).
El apego seguro parece preparar a los niños para la intimidad de las amistades
(Carlson, Sroufe y Egeland, 2004). Durante la tercera infancia y adolescencia, los
niños con apegos seguros (al menos en culturas occidentales, donde se han
realizado la mayoría de los estudios) tienden a tener amistades más cercanas y
estables (Schneider, Atkinson y Tardif, 2001; Sroufe, Carlson y Shulman, 1993).En
contraste, los niños con apego inseguro a menudo son inhibidos y exhiben
emociones negativas en su primera infancia, hostilidad hacia otros niños a los
cinco años de edad y dependencia durante sus años escolares (Calkins y Fox,
1992; Kochanska, 2001; Lyons-Ruth, Alpern y Repacholi, 1993; Sroufe, Carlson,
et al., 1993). Aquellos con un apego desorganizado tienden a tener problemas
conductuales a todos los niveles escolares y trastornos psiquiátricos a los 17
años de edad (Carlson, 1998).

También podría gustarte