0% encontró este documento útil (0 votos)
167 vistas53 páginas

Tema 3. El Desarrollo de La Revelación (1° Versión)

Textos que abordan las principales verdades de la fe del libro electrónico «Síntesis de la fe católica» del sitio del Opus Dei en: https://opusdei.org/es-py/article/sintesis-doctrina-fe-catolica/
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PPTX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
167 vistas53 páginas

Tema 3. El Desarrollo de La Revelación (1° Versión)

Textos que abordan las principales verdades de la fe del libro electrónico «Síntesis de la fe católica» del sitio del Opus Dei en: https://opusdei.org/es-py/article/sintesis-doctrina-fe-catolica/
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PPTX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 53

Temas de fe católica

Es un programa de La Tele en el que se abordan


las principales verdades de la fe cristiana
con los textos del libro
«Síntesis de la fe católica»
del sitio web del Opus Dei:
https://opusdei.org/

P. Juan María Gallardo


Tema 3. El desarrollo de la Revelación
1.- El desarrollo de la
Revelación: desde Abraham
hasta Jesucristo
2.- La constitución de la Iglesia
3.- La SSEE, la Tradición y el
Magisterio
a) La Sagrada Escritura
b) La Tradición Apostólica y la
“Tradición” Autor: Antonio Ducay
1. El desarrollo de la
Revelación: desde Abraham
hasta Jesucristo
La Revelación empieza
con la misma creación del
hombre.

La Sagrada Escritura dice


que Adán y Eva,
mantenían una relación y
un diálogo con Dios.

Tenían familiaridad con Él.


Habían sido creados
para vivir
en comunión con
Dios.

Y perdieron esa
familiaridad con el
pecado.

A partir de entonces
le será bastante difícil
descubrir a Dios
en su vida personal y
Dios les prometió
que el pecado
sería vencido Génesis 3:15
por «la descendencia “Y pondré enemistad entre ti y la mujer,
de la mujer» (Gn 3,15): y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza
anunció de ese modo
la obra redentora de Cristo.
La Biblia
enseña lo esencial
sobre el hombre y
su relación fundacional con Dios
en imágenes y narraciones.
No utiliza
el método
científico histórico
contemporáneo.

Por eso,
podemos extraer
numerosas enseñanzas
de los relatos bíblicos
de los orígenes,
sin pensar que todos los hechos
sucedieron exactamente así.
Después de ese primer
pecado, el mundo
experimentó desórdenes e
injusticias que dieron
lugar al diluvio
(un castigo por los pecados).
Tras el diluvio,
Dios renovó la amistad con los
hombres y renovó con Noé
la relación que había querido
tener con Adán, Eva y sus
descendientes.
Con la historia de Noé,
Dios dio a la criatura humana
una segunda posibilidad
de vivir en amistad con
Él.
Sin embargo,
el verdadero punto de
partida de la historia de la
salvación tuvo lugar siglos
después,
con el pacto que Dios
hizo con Abraham.
Es una elección de
Dios y Abraham lo
reconoció como
único Señor,
le obedeció con gran
y Dios lo destinó a ser
«el padre
de una multitud de
naciones» (Gn 17,5).
Así Dios comenzó la
tarea de reunir
bajo una sola cabeza
a la humanidad
dispersa.
Dos generaciones más tarde,
Dios hizo cambiar de
nombre a Jacob y lo llamó
Israel;
y sus doce
hijos fueron las
bases
del pueblo de
Israel:
las doce tribus
de Israel.
Varios siglos más
tarde, con Moisés
la historia de Dios
con los hombres adquirió
una nueva dimensión.
Dios liberó a su
pueblo
de la esclavitud de los
Dios hizo una alianza con
Moisés y puso el pueblo
bajo su protección y sus leyes,
y el pueblo la aceptó solemnemente y
se comprometió a servir al Señor
y a darle culto.
En la travesía del Mar Rojo y
en la marcha por el desierto del
Sinaí, en la llegada a la tierra
prometida y en la construcción del
reino de David,
Israel experimentó una y otra vez
que Dios estaba con él,
porque Israel es su pueblo,
que Él mismo ha formado
y le pertenece «como un reino
de sacerdotes y una nación
santa» (Ex 19,6).
En los siglos sucesivos,
Dios no dejó
que esa alianza decayera;
por medio de los
profetas,
guio a su pueblo a la
esperanza
de una salvación última y
definitiva.
Cuando el pueblo perdía el camino y
Dios suscitaba siervos suyos
con la tarea de reconducir el
pueblo a la obediencia y a la
justicia.
Los profetas animaron y
confortaron al pueblo en la
esperanza
y advirtieron el peligro del
castigo por olvidar la alianza.
Dos acontecimientos
tuvieron el carácter de
castigo:
1.- la caída del reino del Norte
(diez de las doce tribus de
2.- el exilio del reino del
Sur (las otras dos tribus
que se habían separado
siglos antes),
junto con la
destrucción de su
capital, Jerusalén, en
el año 587 a. C.
Israel perdió
su autonomía como
pueblo
y vivió en el destierro,
en una tierra ocupada.
El Señor lo castigó
pero no lo abandonó.
El libro de
Isaías nos da
noticia
del retorno del
pueblo
del exilio de Babilonia a
la propia tierra,

la refundación del pueblo;


una refundación
que fue sólo parcial, porque
muchos permanecieron
dispersos.
En todo este camino
de Dios con Israel,
el pueblo aprendió a
conocer a Dios,
supo de su fidelidad
y
mantuvo la
esperanza
de que Él cumpliría
sus promesas
de salvación
definitiva
a través de un rey,
un descendiente de
David que habría de
constituir una nueva
Una alianza que no iba a escribirse
en tablas de piedra,
como la antigua:
Dios mismo la iba a
escribir en el corazón de
los fieles por la presencia
y acción del Espíritu
Santo.
Sería el día
de la paz perpetua,
y del mundo unido
bajo un solo Dios.
El día en que todos los pueblos
acudirían a reconocer
al Dios de Israel,
atraídos por el resplandor
de la nueva Jerusalén.
En distintas etapas,
Dios preparó a su pueblo
para la Revelación
definitiva en Jesucristo.
Él es
el cumplimiento de las
promesas del Antiguo
Testamento
y con Él
llega la renovación
anunciada del final de los
tiempos.
Durante su vida sobre la tierra,
Jesús comunicó a los
hombres dimensiones
nuevas de Dios.
Se refirió siempre al Dios
del Antiguo
Testamento, de los
Patriarcas,
de los profetas y
de los reyes,
y su predicación tuvo el
del lenguaje y de las
ideas del pueblo de
Israel.
Su predicación sobre Dios
fue completamente nuevo,
inconfundible y única.
Proclamó que
el Reino de Dios esperado del
AT estaba presente
en sus
palabras, en
sus obras y
2. La constitución de la Iglesia
Lumen gentium, 19:
«El Señor Jesús,
después de haber hecho oración al
Padre,
llamando a sí a los que Él quiso,
eligió a doce para que viviesen con Él y
para enviarlos a predicar el reino de
Dios».
Al terminar su misión en el mundo,
esos discípulos la continuaron
evangelizando todas las
naciones.
Para eso instituyó
el grupo de los apóstoles
y puso a Pedro como cabeza.
En la Última Cena
les pidió que actualizasen
los misterios de su pasión y muerte.
Los constituyó
testigos de su Resurrección
y les envió el Espíritu
Santo
para que los fortaleciera en
la misión.
Quedaba así plenamente
constituida la Iglesia:
el lugar para encontrar a Cristo
y seguirlo hasta la vida eterna.
La Iglesia mantiene viva
la memoria de Cristo
y lo presenta
(no como un ser del pasado)
sino resucitado, vivo y
con nosotros.
3. La Sagrada Escritura, la
Tradición y el Magisterio
a) La Sagrada Escritura
El pueblo de Israel,
bajo inspiración
divina, puso por
escrito
a lo largo de los siglos
el testimonio de la
Revelación de Dios hecha a
los Patriarcas,
a los profetas y a personas
justas y rectas.
La Iglesia
acoge y venera esas Escrituras,
que constituyeron la
preparación pensada por Dios
para la gran Revelación de
También los apóstoles
y los primeros
discípulos
pusieron por
escrito el
testimonio
de la vida y
de la obra
de Cristo,
de modo
particular el
misterio pascual
de su muerte y
resurrección.
Dieron así
completan y llevan a
plenitud los del Antiguo.
Lo que en el AT estaba
preparado y
proclamado en
símbolos y figuras,
el Nuevo
lo testimonia en
la historia de Jesús.
Los libros sagrados
no se fundan
solo
en el recuerdo o
testimonio
de lo que Dios realizó en Israel y
de lo que obró por medio de
Cristo;
tienen un fundamento más
profundo, porque su origen último
está
en la acción del Espíritu Santo,
que iluminó a los escritores
humanos y los sostuvo con su
inspiración
y sus luces.
Por este
motivo,
la Iglesia considera que
la Sagrada Escritura no
y venera las Escrituras
como santas y
sagradas.
Dios no “dictó” el texto
a los autores de los libros;
se valió de hombres que,
usando de sus propias
facultades,
dejaron que Dios obrara en
ellos y así «escribieron,
como verdaderos autores,
todo y sólo lo que Él
En los libros sagrados
están presentes
también
las limitaciones
culturales, filosóficas y
de los autores.
teológicas
Pero esto
no es un
problema para
tener fe
en la verdad que
trasmiten,
porque esa
verdad
no “científica”;
no es una
crónica exacta y
precisa
de la historia
humana;
se refiere
al sentido último de la
vida; a la llamada a la
comunión con Dios como
hijos suyos en Jesucristo,

que se puede
por medio de
-distintos géneros literarios,
-metáforas y símbolos,
-relatos,
-historias, etc.
La presencia del Espíritu
Santo
en la génesis de los libros sagrados
nos garantiza que «enseñan
firmemente, con fidelidad y sin
error, la verdad que Dios quiso
consignar» en ellos para nuestra
salvación
(cfr. Dei Verbum, 11).
b) La Tradición Apostólica
y la “Tradición”
Antes de poner por
escrito el testimonio
de la vida y de la obra
de Cristo,
los apóstoles y los
discípulos
predicaron lo que habían
visto y contemplado estando
con Él.
Fueron por el mundo
trasmitiendo
oralmente
predicaban el mensaje
cristiano lo realizaban con
la liturgia y los sacramentos;
de todo eso deja constancia el
NT.
Hay una trasmisión oral
de la vida y de la doctrina de
Jesús que precede la trasmisión
escrita;
más aún,
que se vierte
luego en esos
escritos.
Esa trasmisión oral comprende
muchos aspectos que los
apóstoles aprendieron de Jesús y
se llama “Tradición Apostólica”.
Compendio del Catecismo 12:
«La Tradición Apostólica es
la transmisión del mensaje de Cristo
llevada a cabo,
desde los comienzos del cristianismo,
por la predicación, el testimonio,
las instituciones, el culto y
los escritos inspirados».
Tradición Apostólica
se transmite de dos maneras:
1.- Oralmente, en la predicación
y 2.- Por escrito en la SSEE

A este primer
modo (la tradición
oral)
se le llama
simplemente
“Tradición”.
La Tradición
procede
Su fuente es
la misma que la del NT.
Tradición y
Escritura tienen
funciones algo
distintas:
la primera,
al ser oral y práctica,
es más rica y
flexible que la
segunda.
Además garantiza,
en cierto modo,
la autenticidad de
la Escritura
expone de modo fijo e
inmutable lo que Jesús predicó
y vivió,
lo formula y determina, e
impide que las enseñanzas
se deformen con el tiempo
y sean sometidas al
arbitrio de los cambios
de cultura y de
mentalidad.

«Verba volant, scripta


manent», dijo el emperador
Escritura y Tradición
se iluminan mutuamente:
por ejemplo,
la Iglesia conoce por
Tradición los libros
inspirados y forman
el canon de libros de la
Escritura.
Los libros
que componen la Biblia
cristiana son los que la
Tradición indicó como
había otros
escritos de la
misma época
que se referían
-también- a Jesús,
pero no fueron
considerados
como inspirados
(los escritos apócrifos).
Y, al revés, la Escritura
ayuda a distinguir
y refuerza
lo que pertenece
o no a la Tradición.
Sirva de ejemplo
el hecho de que,
en el NT,
se ve que Jesús
ayunó en el desierto.
Así el aspecto concreto
de la Tradición de ayunar
en el tiempo de Cuaresma
encuentra apoyo
en la Escritura.

c) El Magisterio de la
Iglesia
El Señor estableció
en su Iglesia pastores y fieles.

Dio a los primeros


una gracia (un
carisma) de
discernimiento a su
tarea de enseñar
llamada “Magisterio”.
La función del
Magisterio es de
servicio.
No está por encima
de la Sagrada Escritura
ni de la Tradición,
interpretándolas correctamente
y exponiendo con fidelidad
sus contenidos.

La interpretación
auténtica de la
Revelación
«corresponde sólo al
Magisterio
de la Iglesia, es
decir, al Sucesor de
Pedro, el Obispo de
Roma,
y a los obispos
en comunión con él»
(Compendio, 16).
Ellos pueden
ejercitar esa función
porque con la ordenación
episcopal reciben una especial
ayuda
del Espíritu Santo (carisma de
verdad),
que les facilita la
comprensión del contenido
de la Revelación en el
ejercicio de su ministerio.
Aunque los Obispos
tomados
individualmente pueden
equivocarse,
la Iglesia en su conjunto
de los Obispos en unión con
él y de los fieles cristianos)
no puede equivocarse
en las cuestiones que
atañen a la Revelación.
Tampoco se puede
equivocar el Romano
Pontífice cuando enseña
de modo público y solemne
(ex cathedra)
que una determinada doctrina
ha de ser tenida como
definitiva,
porque pertenece a la
Revelación divina.
Lo mismo vale en el caso
de los concilios ecuménicos:
no yerran los pastores
reunidos en concilio y
en unión con el santo Padre,
cuando indican que algo
debe ser creído
porque pertenece
a la fe de la Iglesia.
La Iglesia no se equivoca
porque el Espíritu Santo la
asiste para que enseñe con
verdad
la doctrina de Cristo.
4. Cómo interpretar la Biblia

El cap. de la Const. Dog. Dei


Verbum
se refiere a los principios y
criterios para interpretar la Biblia.
a) En primer lugar: Dios
-es el Autor de la SSEE;
-habla al hombre a través de
hombres y a la manera humana.
Por eso se investigará
qué ha querido manifestar Dios
a partir de las palabras humanas.
b) En segundo lugar:
Al ser un libro inspirado
debe interpretarse
con la ayuda
del mismo Espíritu
con que ha sido escrita
(Cfr. Dei Verbum, 12).
Sin esa “relación”
fallará la interpretación.
c) En tercer lugar:
La Escritura
será entendida en su unidad.
Dentro de la Escritura
existe una jerarquía
de verdades y de
conceptos.
Conocerla
es necesaria para interpretarla.
Cristo
es su centro y corazón.
d) En cuarto lugar:
el conjunto de la fe de la
Iglesia se expresa en su
Magisterio:
en la armonía de sus verdades,
en la unidad de su doctrina.
Por ejemplo,
si la interpretación
de un pasaje
bíblico
contradice
una verdad
de la fe definida,
esa interpretación
no será verdadera.

A modo de
resumen
Dios se ha revelado
poco a poco
al hombre y
ha culminado su revelación
con la encarnación.

Cristo constituyó la Iglesia,


que es la que
mantiene viva su memoria y
lo presenta como el que,
habiendo vivido en este mundo,
ha resucitado y permanece entre
nosotros para siempre.
Y esta misión la realiza

-custodiando la palabra de Dios,


(en las Sagradas Escrituras),

-transmitiendo la Tradición y
(con el Espíritu Santo),
enseñando
cómo vivir cristianamente
en cada época (Magisterio).
Bibliografía
–Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 74-141.
–Concilio Vaticano II, Const. Dei Verbum.
–Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Verbum Domini,
30-IX-2010 (Parte I: Verbum Dei).
–J. Burgraff, Teología fundamental. Manual de iniciación,
Rialp, Madrid, 2007, caps. IV y VI.
Temas de fe católica
La Tele en las redes:
YouTube:
Facebook:
Instagram:

P. Juan María Gallardo

También podría gustarte