Devoción del
Santo Rosario
INTRODUCCIÓN
El pueblo cristiano siempre ha sentido la necesidad de la
intercesión de María, canal de la gracia: se multiplican así a
lo largo de los siglos las devociones marianas, tanto
litúrgicas coma populares.
Sin embargo, entre las devociones a María, con el paso de
los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario, el
ejercicio piadoso por excelencia en honor de la Santísima
Virgen María, Madre de Dios.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar
con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses
como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra
rosario significa "corona de rosas".
La Virgen María ha revelado a muchas personas que cada
vez que rezan un Ave María le entregan una rosa y por cada
Rosario completo le entregan una corona de rosas. Así como
la rosa es la reina de las flores, el Rosario es la rosa de
todas las devociones y, por lo tanto, es la más importante.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que
eran llevadas al martirio por los romanos,
marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más
vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de
rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de
sus corazones al ir al encuentro de Dios.
Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y
por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por
el eterno descanso del alma de las mártires.
El rezo del Santo Rosario surge aproximadamente en
el año 800 cuando se creó el salterio de los laicos.
En esa época los monjes rezaban los 150 salmos,
pero como la mayoría de los laicos no sabían leer, se
les enseñó a rezar 150 Padres nuestros.
Después se formaron otros tres salterios que incluían
150 Aves Marías, 150 alabanzas en honor de Jesús y
150 alabanzas en honor de María.
La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual
en el año 1214 de una forma milagrosa: la Virgen se
apareció a Santo Domingo de Guzmán y se lo
entregó como un arma poderosa para la conversión
de los herejes y otros pecadores de esos tiempos.
Además, le encomendó la tarea de propagar su
devoción.
En el año 1365 se combinaron los cuatro salterios.
Se dividieron las 150 Aves Marías en 15 decenas y se
puso un Padre nuestro al inicio de cada una de ellas.
En el año 1500 se estableció, para cada decena, la
meditación de un hecho de la vida de Jesús o María,
y así surgió el Rosario de quince misterios.
Esta cobró fuerza en la cristiandad tras la Batalla de
Lepanto en 1571. Los musulmanes controlaban el
Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la
Europa cristiana.
Los reyes católicos de Europa estaban divididos y
parecían no darse cuenta de la amenaza inminente.
El Papa Pío V pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso
hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión
musulmana se hizo certera.
Como agradecimiento a la Virgen María, el Papa Pío V
instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y
agregó a las Letanías de la Santísima Virgen el título de
"Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III
cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del
Rosario, que se celebra actualmente el 7 de octubre.
En el año 2002 el Papa San Juan Pablo II introdujo los
misterios luminosos. Con ello, se cuentan actualmente 20
misterios en el Santo Rosario.
Estructura
La forma típica y plenaria del rezo del Rosario, con 150 Avemarías, se
ha distribuido en tres ciclos de misterios, gozosos, dolorosos y
gloriosos a lo largo de la semana, dando lugar a la forma habitual del
rezo de cinco decenas de Avemarías, contemplando cinco misterios -
diarios (la costumbre suele asignar al domingo, miércoles y sábado los
gloriosos; los gozosos al lunes y jueves y los dolorosos al martes y
viernes), rezándose al final de los cinco misterios las letanías
lauretanas.
San Juan Pablo II añadió el ciclo de misterios luminosos los jueves.
¿Entonces en su forma típica y plenaria del Rosario, cómo queda,
cuántas Avemarías son?
Los tres grupos de misterios nos recuerdan los tres
grandes misterios de la salvación.
El misterio de la Encarnación nos lo evocan los gozos de la
Anunciación, de la Visitación, de la Natividad del Señor, su
Presentación en el templo y la Purificación de su Madre y,
por último, su encuentro entre los doctores en el Templo.
El misterio de la Redención está representado por los
diversos momentos de la Pasión: la oración y agonía en el
huerto de Getsemaní, la flagelación, la coronación de
espinas, el camino del Calvario con la Cruz a cuestas y la
crucifixión.
El misterio de la vida eterna nos lo evoca la Resurrección del
Señor, su Ascensión, Pentecostés, la Asunción de María y su
Coronación como Reina.
San Juan Pablo II ¿En qué año? incluyó en el rezo del Rosario los
Misterios de Luz, que incluye varias escenas de la vida de Jesús
que faltaban por considerar:
1. El Bautismo de Jesús en el Río Jordán
2. Las Bodas de Caná
3. El Anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión
4. La Transfiguración del Señor
5. La Institución de la Eucaristía
Composición
El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta
porque se meditan los principales misterios o hechos de la
vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre.
Estos están distribuidos en los misterios gozosos, dolorosos,
gloriosos y luminosos.
El Rosario está compuesto por dos elementos: oración
mental y oración verbal. La primera consiste en la
meditación de los cuatro misterios. La oración verbal
consiste en recitar las veinte decenas (Rosario completo) o
cinco decenas del Ave María encabezadas por un Padre
Nuestro.
Es una oración simple, humilde como María y que
podemos rezar con ella.
Con el Ave María la invitamos a que rece por
nosotros. Al unir su oración a la nuestra, esta se
hace más poderosa porque la Virgen siempre recibe
lo que ella pide.
Por otro lado en cada una de sus apariciones, nos
invita a rezar el Rosario como un arma poderosa en
contra del maligno, para traernos la verdadera paz.
Fundamento Bíblico de
los misterios
MISTERIOS GOZOSOS (LUNES Y SÁBADO)
1. La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc. 1, 37)
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. (Lc. 1, 39-56)
3. El Nacimiento del Niño Jesús. (Lc. 2, 1-20).
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo. (Lc. 2, 22-40)
5. El Niño perdido y hallado en el templo (Lc. 2, 41-52)
MISTERIOS DOLOROSOS (MARTES Y VIERNES)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto. (Mc. 14, 32-42)
2. La Flagelación del Señor. (Mc. 15, 1-15)
3. Jesús es coronado de espinas. (Mc. 15, 16-20)
4. Jesús con la Cruz a cuestas. (Mc. 15, 21-28)
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. (Mc. 15, 29-39)
MISTERIOS LUMINOSOS (JUEVES)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Mt. 3, 1 3)
2. La Autorevelación de Jesús en las bodas de Caná. (Jn. 2, 1-12)
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. (Mc. 1,
15)
4. La Transfiguración. (Lc. 9,35)
5. La Institución de la Eucaristía. (Mc. 15, 29-39)
GLORIOSOS (MIÉRCOLES Y DOMINGO)
1. La Resurrección del Señor. (Mt. 28, 1-8)
2. La Ascensión del Señor. (Hch. 1, 6-11)
3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch. 2,13)
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. (Ap. 12, 1)
5. La Coronación de la Santísima Virgen (Lc. 1, 46-50)
Modos para rezar el Rosario
Dignamente: El rezo del Rosario se haga de manera
decorosa, puede ser de rodillas –lo que lleva con ello una
indulgencia plenaria- , pero también puede rezarse en otra
postura digna, sentado, de pie, caminando.
Atentamente: La atención es necesaria para evitar
irreverencias ¿Cómo queremos que Dios nos escuche, si
empezamos por no escucharnos a nosotros mismos? Leer los
consejos de la p. 474.
Devotamente: Tener prontitud de ánimo para el rezo. El fin
principal de toda oración vocal o mental es unir el alma con
Dios de la manera más intima posible.
Significado del Ave María
“Dios te salve, María (Alégrate, María)”. El saludo del
ángel Gabriel abre la oración del Avemaría. Es Dios mismo
quien por mediación de su ángel, saluda a María. Nuestra
oración se atreve a recoger el saludo a María con la mirada
que Dios ha puesto sobre su humilde esclava y a alegrarnos
con el gozo que Dios encuentra en ella.
“Llena de gracia, el Señor es contigo”: Las dos
palabras del saludo del ángel se aclaran
mutuamente. María es la llena de gracia porque el
Señor está con ella. La gracia de la que está
colmada es la presencia de Aquel que es la fuente
de toda gracia.
“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús”. Después del
saludo del ángel, hacemos nuestro el de Isabel.
Isabel es la primera en la larga serie de las
generaciones que llaman bienaventurada a María:
“Bienaventurada la que ha creído...”. María es
“bendita [...] entre todas las mujeres” porque ha
creído en el cumplimiento de la palabra del Señor.
“Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros...”. Con Isabel, nos maravillamos y
decimos: “¿De dónde a mí que la madre de mi
Señor venga a mí?”. Porque nos da a Jesús su
hijo, María es Madre de Dios y Madre nuestra;
podemos confiarle todos nuestros cuidados y
nuestras peticiones. Confiándonos a su
oración, nos abandonamos con ella en la
voluntad de Dios: “Hágase tu voluntad”.
“Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte”. Pidiendo a María que ruegue por
nosotros, nos reconocemos pecadores y nos dirigimos a la
“Madre de la Misericordia”, a la Toda Santa. Nos ponemos
en sus manos “ahora”, en el hoy de nuestras vidas. Y
nuestra confianza se ensancha para entregarle desde ahora,
“la hora de nuestra muerte”.
Que esté presente en esa hora, como estuvo en la muerte
en Cruz de su Hijo, y que en la hora de nuestro tránsito nos
acoja como Madre nuestra para conducirnos a su Hijo Jesús,
al Paraíso.
Tareas
Lista de sus familias, actualizarlas. Apellidos y número de integrantes.
Grupo de WhatsApp, invitar a las familias para que sigan la pagina de la Parroquia.