de
las
LETRA PALABR
y las
S AS
¿Cuántas veces creemos, sentimos, que lo que estamos escribiendo no manifiesta con
toda precisión lo que pensamos? Tenemos clara una idea, sabemos que deseamos
transmitirla y, sin embargo, en ocasiones no resulta fácil hacerlo: no sabemos redactar.
De la redacción la expresión escrita de nuestras ideas, pensamientos, sentimientos
02
depende en gran medida la comunicación. Si ésta no es completa, clara y precisa, da
lugar a la incomprensión, en nuestro caso de un escrito; a la elección de palabras
03
inadecuadas; al empleo de formas gramaticales erróneas, etc.
El Lenguaje oral o escrito constituye nuestro medio de comunicación por excelencia. El
04
lenguaje se halla relacionado con todas nuestras actividades. De nuestra capacidad
para redactar una pequeña nota, un recado o cualquier tipo de escrito, podrían
depender muchas cosas: conseguir un empleo, una beca, por ejemplo. Nuestra forma
de usar el lenguaje es una especie de tarjeta de presentación: habla de nosotros, dice
06
quiénes somos y cómo somos.
Del conocimiento y manejo del lenguaje depende, entonces, el logro de una buena
comunicación, esencial en toda actividad humana; social, política, económica y
¿Cómo se “aprende” a
redactar?
Una buena redacción es el resultado, por una parte, del conocimiento de la lengua y, por la otra,
de la práctica.
Si queremos aprender a escribir, hay que escribir. Escribir mucho. Observar cuidadosamente,
ordenar nuestros pensamientos y expresarlos por escrito.
La lectura es, sin duda alguna, otro de los caminos para llegar a la escritura. Contribuye a
enriquecer nuestra visión del mundo, a esclarecer nuestras ideas, a conformar nuestro
pensamiento; nos familiariza, además, con las formas gramaticales y léxicas propias de nuestro
idioma.
Vamos, pues a leer y escribir.
Hablamos líneas arriba del conocimiento de la lengua. Con esto no se quiere decir que hay que ser
un especialista de la ciencia del lenguaje o un gran conocedor de la gramática para poder
redactar con propiedad y corrección. Significa, más bien, que tendremos que acercarnos a la
visión de ciertos conceptos gramaticales básicos cuyo conocimiento nos permitirá escribir mejor.
No podemos ignorar que todas las actividades humanas, todas las ciencias y disciplinas siguen un
orden preestablecido, están apoyadas en normas; esto es, están reglamentadas. El lenguaje no es
una excepción. A la formulación de un enunciado cualquiera subyace un conjunto de reglas que
PALABR
A
Una palabra es la unidad mínima gramatical dotada de significado propio. En la
cadena hablada, se separa de las demás mediante pausas, y en la escritura
mediante espacios en blanco.
Su estudio responde a perspectivas muy diferentes, que van desde su significado
hasta su composición a partir de piezas más pequeñas (llamadas morfemas), y
su posterior combinación en secuencias lineales (llamadas sintagmas), que a su
vez componen unidades más grandes (las frases u oraciones). Así que la palabra
es el punto de partida del análisis del lenguaje verbal.
Todos los idiomas manejan sus propias palabras, formadas de manera distinta y
que operan según una lógica propia. Esto se debe a que cada idioma posee una
historia gramatical diferente, vinculada directamente con la historia de sus
hablantes.
Según la lingüística tradicional, todas las palabras que existen poseen un
significado (un sentido abstracto y mental que hace referencia a algún aspecto
de la realidad) y un significante (una forma oral y/o escrita que le corresponde y
que la distingue de las demás palabras del idioma).
Las palabras se pueden clasificar de muchas y muy variadas maneras, tantas que resulta difícil listarlas
todas. Por ejemplo, se puede distinguir entre buenas y malas palabras (o sea, las que son apropiadas para
ocasiones formales y las que no), entre palabras compuestas y simples (dependiendo si son producto de
fusión de otras palabras o no), o en español entre palabras graves, agudas y esdrújulas de acuerdo a la
ubicación de su sílaba tónica.
Sin embargo, la clasificación más importante quizá sea la que distingue entre sus categorías gramaticales, o
sea, en base a su función dentro de la lógica de la lengua. Así, tenemos:
• Sustantivos. Son las palabras que nombran objetos de la realidad (concreta o abstracta), o sea, las cosas
que tienen sustancia. Su función dentro de la lengua es hacer las veces de etiquetas.
• Verbos. Son las palabras que nombran acciones, y cuya forma se suele adaptar (dependiendo del
idioma) al modo específico en que la acción se llevó a cabo (conjugación). En español, los verbos
presentan para ello un tiempo verbal, un modo verbal y una persona verbal.
• Adjetivos. Son las palabras que sirven para añadirle significados a un sustantivo o a un pronombre,
aportando su propio sentido a lo dicho. Son uno de los tipos de modificadores que existen, ya que se
usan para justamente modificar el sentido propio de los sustantivos.
• Adverbios. Son las palabras que sirven para añadirle significados a los verbos, o a los propios adjetivos, o
incluso a otros adverbios. Son los más versátiles de los modificadores de la lengua.
• Artículos. Son las palabras que sirven para especificar dos aspectos específicos de un sustantivo o de un
pronombre, que son el número y el género. En masculino (el) y femenino (la).
• Pronombres. Son las palabras que sirven para sustituir sustantivos (o a veces fragmentos enteros de una
oración), de modo de hacer la lengua más ágil y menos repetitiva. En principio, son palabras sin un
significado fijo, sino que lo adquieren de acuerdo al contexto en que estén siendo usadas, expresando así
• Proposiciones. Son las palabras que sirven para indicar relaciones entre las demás palabras, sean del
tipo que sean, para ganar mayores niveles de precisión respecto de lo que se dice. Su significado es
siempre gramatical, o sea, propio de lo que la lengua es capaz de expresar, y pueden indicar relaciones
espaciales, materiales, de pertenencia y un inmenso etcétera.
• Conjunciones. Son las palabras que permiten unir otras palabras o términos de una oración (o incluso
oraciones entre sí) para formar cadenas de sentido. Carecen de un significado por fuera de la lengua, es
decir, tienen sentido sólo como piezas de utilería del idioma.
• Interjecciones. Son palabras de sentido y forma fija en el idioma, que se emplean con fines pragmáticos,
o sea, para expresar información por fuera de lo dicho, usualmente de tipo emocional o subjetiva.
Muchas provienen de proverbios o palabras del pasado, que sobreviven sólo a medias y han perdido su
sentido original.
Formación de las palabras
Las palabras se forman a través de varios procesos distintos, ya que no todas tienen un mismo origen.
Dichos procesos son los siguientes:
Composición. La composición es un proceso de “fabricación” de palabras a partir de la unión o juntura de
dos raíces de palabras (raíces léxicas) dotadas de significado propio cada una.
Derivación. La derivación es otro proceso distinto a través del cual se obtienen palabras nuevas, que
consiste en añadir partículas derivativas (afijos) a la raíz de una palabra, para obtener así términos
nuevos con un sentido similar al original. Dependiendo del tipo de partícula empleada, podemos hablar
• Prefijación. Consiste en añadir una partícula antes de otra palabra, para modificar su sentido original.
En estos casos, sin embargo, se trata de un proceso casi de composición, ya que los prefijos en español
tienen todos un sentido propio (ya que en su mayoría son herencias de lenguas antiguas).
• Sufijación. La principal fuente de palabras derivadas del idioma es la sufijación, que consiste en añadir
una partícula al final de la raíz léxica. Así, de una misma raíz se pueden derivar palabras muy
diferentes entre sí.
• Flexión. La flexión es un caso de derivación gramatical sumamente común, ya que es lo que ocurre
cuando conjugamos un verbo, añadimos a la raíz una terminación que no cambia su sentido léxico (el
que aparece en el diccionario), sino únicamente su sentido gramatical.
• Parasíntesis. Se llama parasíntesis al caso en el que ocurren, al mismo tiempo, procesos de
composición y de derivación de distinta naturaleza, para obtener así una palabra nueva mediante
diversos procesos simultáneos.
• Gramaticalización. A diferencia de los demás es un proceso que se da de manera diacrónica, o sea, a lo
largo del tiempo. Consiste en el cambio de significado de una palabra presente en la lengua, debido a
la pérdida de su referente real (lo cual comúnmente significaría que la palabra se deje de usar) y su
sustitución por un sentido meramente gramatical, o sea, funcional a la lengua.
01
LENGUAJE
02
El lenguaje es un conjunto de signos con los que las personas pueden comunicarse unas con otras.
Los signos pueden ser corporales como los gestos, sonoros como el habla o gráficos como la
escritura. El término también se refiere a cualquier tipo de sistemas de señales que logran el
entendimiento de una situación específica o de transmitir un mensaje determinado, por ejemplo, el
lenguaje
Se trata musical,
de una de poemas,
facultad literario,
humana queentre otros.
evoluciona constantemente ante la aparición de nuevas
necesidades de expresión. De este modo, no existe ninguna lengua que pueda decirse completa,
porque no existe alguna que logre expresar la totalidad de sensaciones, sentimientos e ideas que
siente el ser humano.
El lenguaje es tan variado que se podría afirmar que su comunicación se basa en la interacción que
ha tenido este con las diferentes manifestaciones culturales presentes en las muchas sociedades
DENTRO DEL
alrededor del LENGUAJE
mundo. HAY DIVERSOS PROCESOS QUE PUEDEN VERSE AFECTADOS:
• Expresión: capacidad de formular ideas con sentido y de manera gramaticalmente correcta.
• Comprensión: capacidad de entender el significado de palabras o ideas.
• Vocabulario: conocimiento del léxico.
• Denominación: capacidad de nombrar objetos, personas o hechos.
• Fluidez: capacidad para producir de manera rápida y eficaz contenidos lingüísticos.
• Discriminación: capacidad de reconocer, diferenciar e interpretar contenidos relacionados con el
lenguaje.
• Repetición: capacidad para producir los mismos sonidos que se escuchan.
• Escritura: capacidad para transformar ideas en símbolos, caracteres e imágenes.
• Lectura: capacidad para interpretar símbolos, caracteres e imágenes y transformarlos en habla.
• La lengua
La lengua es un sistema de signos que permite la comunicación sirviendo como medio de
comprensión entre personas, es decir, como medio social. La lengua son los códigos que
mediante un procedimiento puramente psíquico se establece de forma social de manera exterior
al individuo. Quiere decir con esto que una sola persona no puede crear una lengua ni
modificarla.
• El habla
El habla es el uso de dicha lengua de forma individual, como sistema de comunicación verbal
entre individuos, desde el punto de vista de un procedimiento puramente psicofísico. Explicados
estos dos conceptos sí que podríamos decir que la definición de lenguaje es una combinación de
estos dos elementos como parte individual el (habla) y una parte social (la lengua), que permiten
una transmisión de mensajes entre individuos en el tiempo.
EL ORIGEN DEL LENGUAJE
Al hablar del origen del lenguaje tenemos que tener en cuenta que es una cuestión que, incluso
hoy en día, sigue en entredicho para muchos eruditos en la materia. Algunos expertos aseguran
que mucho más allá de la primera evidencia de lenguaje escrito en forma de documento, resulta
imposible desligar la existencia de un lenguaje con los procesos llevados a cabo por los seres
humanos. Las piezas más antiguas fabricadas por humanos se remontan a 400.000 años, fecha
aproximada en la que el carbono 14 data la antigüedad de unas lanzas halladas en un yacimiento
Según diversos expertos, la precisión con la que están elaboradas dichas lanzas requiere de un
determinado proceso de elaboración que forzosamente tuvo que ser comunicado de unos seres a otros.
La mera existencia de dichas lanzas condiciona pues al origen del lenguaje a tener una edad mayor o
similar a estos 400.000 años. Evidentemente hablamos del lenguaje tal y como lo conocemos hoy día,
en forma de habla, pero pudo y debió darse de hecho el proceso de comunicación de forma muy
anterior, utilizando otros tipos de lenguaje tal vez corporales o meramente visuales que satisficiera la
necesidad de transmitir información.
El lenguaje se encuentra en constante evolución dada la necesidad imperiosa de adaptación, ya que
con el paso del tiempo algunas acepciones e incluso la fonología de algunas palabras, quedan
obsoletas o en desuso, para ser sustituidas por nuevas expresiones más asertivas. Lo cierto es que, en
relación con la existencia humana, este cambio se produce de forma ininterrumpida y bastante rápida,
teniendo en cuenta la antigüedad de la que goza el lenguaje en contraste con nuestras efímeras vidas
individuales.
En cuestión de un siglo, el lenguaje evoluciona notablemente, hasta el punto en que son irreconocibles
un elevado número de expresiones o acepciones que eran utilizadas en un tiempo anterior muy
"cercano" en relación con la edad del lenguaje. Cabe añadir que, así como la variación de dichas
cuestiones se producen de forma relativamente rápida, por ejemplo, el cambio que se produce en los
alfabetos, en el lenguaje escrito, se realiza de forma mucho más lenta.
La evolución del lenguaje se ha visto condicionada siempre a una mayor concreción, que no deje libre a
la interpretación del lector o receptor el mensaje que se quiere comunicar. Esto se ve muy claro por
ejemplo en el contraste que existe entre los diferentes alfabetos egipcios y los actuales. La falsa
El lenguaje entre las especies del planeta puede mirarse desde perspectivas diversas denominadas las dimensiones del lenguaje.
Cada una de estas cuatro dimensiones define características que varían en función de la naturaleza de éste. Las cuatro dimensiones
del lenguaje son las siguientes:
Dimensión comportamental
Esta dimensión del lenguaje hace referencia a la actitud y el comportamiento que mantienen los emisores y receptores en el proceso
de comunicación, así como a la respuesta en su conducta que el uso o la transmisión de dichos mensajes conlleva.
Dimensión funcional
como su nombre indica esta dimensión abarca el uso que va a dársele en cuanto a su intención primitiva. El concepto queda claro
pues, ya que determinado lenguaje se utiliza también en determinados casos, para determinadas funciones y con diversas
intenciones. Aquí podemos hablar de lenguajes científicos, de lenguaje jurídico o de lenguaje literario y sus diversas funciones.
Dimensión representativa
La dimensión representativa del lenguaje vendría siendo la dimensión encargada sencillamente de informar sin ánimo de generar una
reacción por parte de aquellos que reciben el mensaje y, por tanto, sin intención del emisor más que la de comunicar.
Dimensión formal o estructural
Esta dimensión es la que frecuentemente se confunde al estar dividida en otras tres subdimensiones. La principal perspectiva que
ofrece la dimensión formal del lenguaje aborda pues la dificultad del código que se emplea, el canal empleado para la comunicación
y los patrones que dicho código sigue durante el proceso. Estas tres vertientes acuñan cada una de las dimensiones que se derivan
de la estructural y son las siguientes.
La forma
Se centra en la sintaxis, la morfología y la fonética qué estudian las propiedades combinatorias de los caracteres, la capacidad de
crear mensajes complejos y la forma física en que se crean las señales, respectivamente.
El contenido
Basado en la semántica, se atribuye al cifrado semántico que las estructuras lingüísticas poseen al ser transmitidas.
El uso
Su base se centra en la pragmática, así pues, relaciona las situaciones del contexto y su importancia como factor influyente para la
interpretación del mensaje.
ORTOGRAFÍ
A
La ortografía es el conjunto de reglas y normas que rigen la escritura convencional de una
lengua. O, como solemos decirlo popularmente, al modo “correcto” de escribirla.
Este nombre proviene de las voces griegas orthos (“recto” o “estricto”) y graphein
(“escritura”), pero comenzó a usarse en español a partir del siglo XVIII, cuando en 1,727 se
establecieron las primeras normas ortográficas del idioma por parte de la Real Academia
Española, al poco rato de su fundación.
Hasta ese momento, el español se escribía de maneras muy diversas, a veces atendiendo a
la fonía de las palabras, otras a sus orígenes etimológicos y a la tradición latina.
Como otros aspectos de la lengua, la ortografía es un concepto mutable a lo largo del
tiempo, pero fijo en un momento dado. Es decir que en un instante específico de la historia,
existe una ortografía restrictiva, normativa y estricta, que determina cómo escribir las
palabras para que sean comprendidas cabalmente. Pero dicho modo de escribir será
distinto dentro de uno o varios siglos, puesto que las lenguas son organismos vivos y
De hecho, muchas lenguas varían sus normas ortográficas para adaptarlas a necesidades
cambiantes.
de distinto orden: a veces como una manera de actualizar la grafía de la lengua, y otras
con el propósito de hacer la grafía más simple, más competitiva a nivel internacional y más
accesible para los extranjeros.
La ortografía del español tuvo su origen en la escritura romana de la lengua latina, del mismo modo en que
la propia lengua española fue resultado de una evolución del latín hace más de mil años. Seguramente que
los primeros hispanohablantes que se interesaron por escribir su lengua no habrían de inventar un sistema
ortográfico completamente nuevo, si su propia lengua no era una creación espontánea, sino una
modificación gradual, y muchas veces difícil de notar, del latín.
La ortografía es producto del interés por fijar las relaciones entre fonemas y letras de una manera
uniforme, para hacer más sencilla y eficaz la comunicación escrita entre todos los miembros de la
comunidad lingüística y precisamente porque, dada su arbitrariedad, podrían inventarse casi tantos
sistemas de escritura como hablantes o como gustos de los hablantes hubiera.
La ortografía del español se fijó principalmente en el siglo XVIII y desde entonces se han venido haciendo
algunos cambios y ajustes. El criterio principal de los autores de esta ortografía debe haber sido, además
del de uniformar la escritura, el de que a cada fonema debía corresponderle una sola letra. Pero, junto a
ese criterio, se tuvieron presentes el respeto y la conservación de la ortografía etimológica latina y algunos
usos ortográficos que se habían generalizado en España en esa época. Esta mezcla de criterios es la razón
por la cual la ortografía del español no siempre se corresponde con su fonología, lo que hace necesario
establecer un conjunto de reglas que indiquen la forma correcta de representarla.
La lengua española tiene una de las ortografías más sencillas y regulares que se conocen, sobre todo si se
la compara con la del inglés o la del francés; sin embargo, por las causas señaladas, no deja de plantear
problemas en casos como el de la v, que históricamente nunca ha tenido una pronunciación labiodental (a
pesar de que algunas personas cultas la empleen) sino bilabial, que solamente duplica la representación
del fonema /b/, o como el de las letras s, c y z. El caso de la puntuación es relativamente distinto al de la
IMPORTANCIA DE LA ORTOGRAFÍA
La ortografía juega un rol vital en la estandarización de la grafía de una lengua, es decir, en la normalización,
unificación y universalización de sus modos de escritura, de modo de garantizar el entendimiento de un escrito por
cualquier hablante de la misma: en la medida en que las normas sean estables, los lectores podrán reconocer los
sonidos inscritos en los signos visuales sin mayor problema.
Esto se hace muy evidente si pensamos que en el español del siglo XVIII existían altísimos márgenes de ambigüedad
respecto de la grafía de letras cuyos sonidos son similares, como b/v, c/s/z, y/ll o g/j, así como de utilización de signos
de puntuación y de acentos ortográficos. Así, varios textos en el mismo idioma podían tener formas escritas muy
diferentes entre sí.
• Ortografía técnica. Se conoce como ortografía técnica a las normas y estándares de escritura que se aplican,
únicamente, a textos destinados a lectores especializados, o sea, que siguen tendencias propias en la manera de
decir las cosas, dado que no son para consumo de todo público. Este tipo de ortografías se alejan hasta cierto
punto de la ortografía general de la lengua, pero se hallan al mismo tiempo inscritas en ella. Esto abarca los
siguientes casos:
• Ortografía especializada. Aquella que se aplica a todos los tipos de signos que no son precisamente letras, tales
como signos científicos, caracteres técnicos, etc.
• Ortografía publicitaria. Aquella que tiene que ver con textos de publicidad y promoción, y que aplica para los
medios de comunicación masiva, como televisión, radio, prensa escrita, etc.
• Ortografía tipográfica. Aquella que se ocupa de la combinación de ortografía y tipografía, es decir, el modo en que
redacci
ón
Generalmente, cuando hablamos de redacción nos referimos a la capacidad de una persona de redactar.
Es decir, es la capacidad de poner en palabras el pensamiento, de manera precisa, coherente y
comprensible.
Es una de las capacidades que más temprano se incentivan y promueven en los individuos formalmente
educados, dado que el lenguaje y la escritura son las herramientas más comunes, cotidianas y
fundamentales que todo ser humano emplea tanto personal como profesionalmente.
La palabra «redactar» proviene del latín redigere, traducible como “compilar” o “poner en orden”, y se
usaba inicialmente para acciones como recoger leños para una hoguera, o materiales para una
construcción. De allí pasó, figuradamente, a usarse para “ordenar palabras”, es decir, redactar.
La redacción implica mucho más de lo que a simple vista parece. En parte porque no todo el mundo posee
el talento de manejar el lenguaje de manera eficaz, pero también porque, como cualquier otra capacidad
aprendida, requiere de práctica y de la correcta aplicación de un método.
Es una capacidad aprendida, que se puede (y debe) estudiar, ejercitar y poner en práctica, para llevarla a
cabo de la mejor manera. Por ende, todo aquél que sepa escribir tiene una forma de redactar, ya sea
buena o deficiente.
La redacción depende de nuestra capacidad para organizar las palabras en el discurso escrito, o sea, de
qué tan bien usamos la escritura. Por lo tanto se “alimenta” de la lectura.
Su objetivo es obtener textos lo más comprensibles que se pueda y que expresen sus contenidos con la
mayor claridad, agilidad y precisión posibles.
Tipos de
redacción
Existen distintos tipos de redacción, dependiendo de la naturaleza del texto escrito, tales como:
Redacción académica. Típica de la vida universitaria, escolar o investigativa, es una forma de escritura
que se rige por estándares bastante rígidos de estilo, y que exige unos niveles de corrección y
formalidad muy elevados. Emplea lenguaje técnico, palabras clave, citas al pie de página y otros
recursos textuales parecidos.
Redacción literaria. Es la que se pone en funcionamiento a la hora de escribir literatura, o sea, de hacer
arte con la palabra. Es un tipo de redacción muy libre, pero no porque prescinda de las reglas formales
del lenguaje y la escritura, sino porque las conoce tan bien, que se permite romper algunas y estirar
otras para así obtener un mayor efecto estético o poético.
Redacción comercial. Se refiere a la escritura del ámbito del marketing o mercadotecnia, o sea, la
publicidad. Esta forma de redacción centra sus esfuerzos en la persuasión del receptor y en la difusión
del mensaje, de modo que suele ser bastante más flexible que las anteriores. Es típica de anuncios,
comerciales y otros géneros publicitarios.
Redacción periodística. Aquella que es propia del ejercicio de la comunicación social, o sea, del
periodismo en sus distintas facetas: periódicos, crónicas, columnas, editoriales, etcétera. Todos estos
textos periodísticos se rigen por las normas del idioma y también por un código ético y profesional que
En el lenguaje escrito, la redacción adquiere un significado trascendental. De ella depende que
los lectores, cualquiera que sea su nivel intelectual o académico, comprendan e interpreten el
mensaje científico. La redacción consiste en la articulación, lógica, armoniosa y precisa de las
palabras, formando oraciones y con éstos, párrafos, que le dan sentido y unidad a lo que se
transmite. La redacción debe ser:
• Clara
• Precisa
• Breve
• Variada
• Sencilla
• Correcta
• Sobria
• Armoniosa
La claridad esta dada por una redacción sin vericuetos gramaticales, exige escribir párrafos
cortos, sin complicaciones, rodeos o digresiones. Debe ser fácilmente comprensible.
La precisión implica “ir al grano”, directo, puntualmente; decir lo justo, sin adornos, expresar lo
La brevedad significa que tanto la oraciones como los párrafos deben ser cortos. Se
complementa con la claridad y precisión.
La variedad exige un vocabulario florido, amplio, con mucha propiedad en el uso de sinónimos,
para no repetir palabras y evitar cacofonías.
La sencillez en la redacción significa utilizar palabras de uso común, evitando términos
demasiado técnicos o sofisticados.
La redacción y uso correcto del lenguaje resume mucho de lo que se ha mencionado
previamente, implica la correcta aplicación de las normas y las reglas gramaticales.
La sobriedad significa evitar lo poético o literario; las expresiones anecdóticas o cómicas. No
olvidar que lo que se está exponiendo son conocimientos.
Lo armonioso, implica que la redacción dese ser rítmica. Sin cambios bruscos o frases con
tendencias aburridas. Debe invitar al lector a seguir leyendo.
“El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos
lenguaje tengamos, menos mundo capturamos.”