ESTUDIO BIBLICO
EL ESPIRITU DE ACUSACION
INTRODUCCION
Estamos haciendo este estudio, bajo la forma de video, acerca de
un tema trascendental dentro de lo que es la doctrina cristiana,
como lo es el de los espíritus inmundos o demonios que
normalmente satanás envía para controlar y destruir a la iglesia de
Jesucristo. Particularmente en este estudio vamos a hablar de uno
de esos demonios: el ESPIRITU DE ACUSACION.
Este demonio incita al creyente a atacar a otros cristianos, ya que
seduce al cuerpo de Cristo para sacarlo de las perfecciones de
Cristo y sumergirlo en nuestras propias imperfecciones.
Este video va a aparecer publicado en mi blog, que es un blog
cristiano, cuya dirección va a aparecer ahora al pie del video, en el
zócalo y la dirección es: http://escudriniandolabiblia.blogspot.com/
Efesios, 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Lo que Pablo quiere decir en este pasaje es que nuestra lucha no es contra “personas
de carne y hueso” sino contra “demonios”, es decir, contra seres espirituales
malignos, que responden a satanás y los divide en cuatro categorías:
[1] Principados;
[2] Potestades;
[3] Gobernadores de las tinieblas de este siglo; y
[4] Huestes espirituales de maldad en las regiones celestes;
No vamos a describir aquí cada categoría de demonio, porque no es el objeto de este
estudio. Tengamos en cuenta, si, que los mas poderosos son los PRINCIPADOS.
Pablo habla acerca de una “lucha” y de que esa “lucha” no es contra “carne y
sangre” (cosas físicas) sino contra “seres espirituales” malignos, que
responden a satanás y esto es lo que se conoce con el nombre de GUERRA
ESPIRITUAL.
Y en esta guerra, satanás usa su ejercito de demonios para enviarlos
básicamente contra tres cosas:
a)personas, a nivel individual y a nivel familia (aquí los demonios oprimen o
atormentan personas);
b)iglesia como cuerpo (aquí los demonios son enviados por satanás para
destruir a la iglesia en general y a alguna iglesia local en particular);
c)territorio o zona geográfica (aquí los demonios son enviados no contra
personas, ni contra la iglesia, sino que son enviados para controlar una zona
geográfica o territorio);
Ejemplos de demonios que satanás envía contra cada nivel:
a)Demonios enviados contra personas: alcoholismo, tabaquismo,
adicción a las drogas, lujuria, avaricia, etc.;
b)Demonios enviados contra la iglesia: critica, acusación,
murmuración, falta de perdón, falsa doctrina, etc.;
c)Demonios enviados para controlar un territorio: narcotráfico,
aborto, violencia, etc.;
Hay demonios que satanás envía contra una persona y también
para controlar un territorio (alcoholismo, tabaquismo, lujuria,
aborto, etc.).
Satanás puede enviar, por ejemplo, un demonio de lujuria y adulterio
contra una persona o familia y también puede asignar este mismo
demonio para controlar un territorio o área geográfica donde
predominan los prostíbulos. Aquí la guerra espiritual debe librarse a
nivel personal y también a nivel territorial.
Los que son particulares son los espíritus inmundos o demonios que
satanás envía para destruir a la iglesia. El objetivo de estos demonios no
es controlar (y destruir) una persona o un territorio geográfico, sino
controlar (y destruir) la iglesia en general (como cuerpo de Cristo) y
alguna iglesia local, en particular.
Por ejemplo, espíritus inmundos de murmuración, acusación, falta de
perdón o falsa doctrina, si bien terminan controlando el comportamiento
de sus miembros, están desencadenados a priori contra la iglesia y no
contra las personas. La guerra de satanás es, aquí, contra la iglesia.
Los demonios o espíritus inmundos que normalmente satanás envía
para destruir a la iglesia son:
[+] espíritu de crítica o acusación;
[+] espíritu de murmuración;
[+] espíritu de falta de perdón;
[+] espíritu de enjuiciamiento;
[+] espíritu de Jezabel;
[+] espíritu de Absalón;
[+] espíritu de estupor y letargo;
[+] espíritu de religiosidad;
[+] espíritu de legalismo;
[+] espíritu de confusión babilónica;
[+] espíritu de error religioso;
[+] espíritu de falsa doctrina;
[+] espíritu del fariseo;
[+] espíritu de Grecia;
[+] espíritu de anticristo;
[+] espíritu de Madian;
[+] espíritu de avaricia o Mamon;
[+] espíritu de Nabucodonosor;
De todos estos espíritus, el presente estudio se centrara en el
ESPIRITU DE ACUSACION.
EL ESPIRITU DE ACUSACION
EL MINISTERIO DE ACUSACIÓN
Apocalipsis, 12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora
ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad
de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
El ministerio de acusación lo tiene satanás, quien ha enviado un ejercito de
demonios de critica y acusación, para controlar y destruir a la iglesia en
general (como cuerpo de Cristo) o alguna iglesia local en particular.
Este demonio incita al creyente a atacar a otros cristianos, ya que seduce al
cuerpo de Cristo para sacarlo de las perfecciones de Cristo y sumergirlo en
nuestras propias imperfecciones.
Las personas que, dentro de la iglesia, han sido
cautivadas por los engaños de este espíritu, se han
convertido en enemigos de sus antiguas iglesias
porque, debido a que son controlados por este
espíritu de acusación, han pasado por muchas
congregaciones.
EL ATAQUE DE ESTE DEMONIO SIEMPRE SE
PROPONE DETENER AL DESARROLLO DE LAS
IGLESIAS QUE HAN COMENZADO A ALCANZAR
SUS METAS.
EL PECADO DENTRO DE LA IGLESIA
Según el Apóstol Juan, aun después de ser salvos, continuamos pecando.
1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros.
En este pasaje, Juan se incluye cuando escribe “si decimos” y “nos
engañamos”, motivo por el cual está hablando de la iglesia, es decir, está
hablando de gente que es salva. O sea: para Juan, aun después de ser
salvos, seguimos pecando. Y Juan sube la apuesta cuando escribe que si
decimos que no pecamos, nos estamos engañando a nosotros mismos y
somos unos mentirosos (si la verdad no está en nosotros, como dice Juan,
lo que está en nosotros, en lugar de la verdad, es la mentira).
Pero hay solución:
1 Juan, 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
La palabra clave en este pasaje es “confesión” y es lo que nos restaura a la
comunión con Dios, cuando la misma se ve interrumpida a causa del
pecado.
La palabra “confesión” proviene de dos palabras griegas: “homo” (que
significa “lo mismo”) y “logeo” (que significa “hablar”). O sea que la
palabra “confesión” significa literalmente “hablar lo mismo”. ¿Hablar lo
mismo que quien?. Hablar lo mismo que Dios. Solo estamos confesando
cuando somos capaces de decir de nosotros mismos lo mismo que diría
Dios (esto implica la difícil tarea de vernos como Dios nos ve, por lo menos
en cuanto a nuestras faltas).
¿Cómo ver nuestros propios errores?. Esta capacidad se adquiere
orando, como el rey David:
Salmos, 19:12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame
de los que me son ocultos.
Cuando hacemos oraciones generales del tipo “Señor, perdónanos
si hemos pecado contra ti, contra el cielo, contra mis hermanos o
aun contra los hombres” no estamos haciendo mucho para
confesar. El Señor desea que seamos un poco más específicos,
motivo por el cual más recomendable es la siguiente oración:
Señor, perdóname por murmurar contra mi hermano (mencionarlo),
por haber visto ayer a la noche pornografía, porque hoy a la mañana
me enoje injustificadamente con tal persona, etc.
Solo cuando logramos dar este paso, estamos confesando y es cuando la
sangre de Cristo nos vuelve a limpiar.
El poder redentor de la sangre de Cristo es eterno:
Hebreos, 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a
los santificados.
De otro modo, Cristo tendría que volver a venir y morir nuevamente en la
cruz cada vez que nos equivocamos:
Hebreos, 9:26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas
veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado.
DESTRUCCIÓN VS RESTAURACIÓN
Existen maneras bíblicas para traer corrección
al pecado que hay en la iglesia, modos que
traen restauración y no destrucción.
ESTE ESPÍRITU DEBE SER DISCERNIDO
PORQUE SU MOTIVACIÓN NO ES RESTAURAR
SINO DESTRUIR.
EL MINISTERIO DE REPRENSIÓN DE CRISTO
La iglesia necesita corrección, pero el modelo del MINISTERIO DE REPRENSION debe
ser el de Cristo y no el de satanás (el acusador de los hermanos). Cuando Cristo
reprendió a las iglesias en Asia (Apocalipsis, 2 y 3), unió sus regaños con el elogio y
la promesa. Fue después de animarlos que los reprendió. Después de que Cristo
amonesto a la iglesia, sus últimas palabras no fueron de condenación sino de
promesas.
Aun en la más seria corrección, la Voz de Jesucristo es siempre la encarnación de la
gracia y la verdad:
Juan, 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Si la palabra de corrección no ofrece gracia para restauración, entonces no es la Voz
de Jesucristo.
¿CÓMO ENTRA ESTE ESPÍRITU EN NOSOTROS Y EN LA IGLESIA?
De dos formas:
[1] falta de confesión; y
[2] falta de oración y de perdón;
Si nos hemos arrepentido de nuestros pecados, entonces no existe ningún
vestigio en el cielo. Como está escrito:
Romanos, 8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica.
Jesús no nos condena. Como un cordero, El murió por nuestros pecados.
Como un sacerdote, El intercede por nosotros.
No obstante, este espíritu inmundo tiene un arma y son nuestros pecados
presentes no confesados.
Cuando fallamos en arrepentirnos mediante la convicción del Espíritu Santo,
este demonio busca usar nuestros pecados actuales para condenarnos.
LA MANERA PARA VENCER A ESTE ENEMIGO, EN ESTE NIVEL, ES
SIMPLEMENTE ARREPENTIRNOS DE CIERTOS PECADOS EN PARTICULAR.
Este demonio también se infiltra en nuestras meditaciones, introduciendo
crítica y condenación contra otros. En vez de orar los unos por los otros,
reaccionamos en la carne contra las ofensas. Nuestras reacciones, que no
se parecen en nada a las de Cristo, abren puertas para que este espíritu de
crítica y acusación entre en nuestra alma y, a través nuestro, en nuestras
iglesias.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
Aprender a orar los unos por los otros, en vez de atacarnos como
aves de rapiña:
Santiago, 5:16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo
puede mucho.
Debemos aprender a perdonarnos los unos a los otros:
Mateo, 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
INDICIOS DE LA ACTIVIDAD DE ESTE ESPÍRITU
Cuando este espíritu nos usa contra otros hermanos, primeramente nos
provoca a celos, a temor y a envidia. Nos sentimos amenazados por el
éxito de otros hermanos y buscamos justificarnos a nosotros mismos
engrandeciendo las faltas de ellos.
Los fariseos envidiaban a Jesús:
Juan, 12:19 Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís
nada. Mirad, el mundo se va tras él.
Mateo, 27:17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que
os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? 27:18 Porque sabía
que por envidia le habían entregado.
Por eso estaban todo el tiempo criticándolo:
Marcos, 2:18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y
vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los
fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?
Marcos, 7:5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué
tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino
que comen pan con manos inmundas?
Y buscaban motivo para acusarlo de algo:
Lucas, 6:7 Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el
día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle.
Y, por lo general, son los que se parecen más a
nosotros, nuestros compañeros en estatura
espiritual, los que se transforman en foco de
nuestros ataques. Y, mientras más crece nuestro
celo, más manipula este demonio nuestros
pensamientos.
AQUELLOS QUE ANDAN DE ACUERDO CON LA
CARNE SIEMPRE ENCONTRARAN OCASIÓN PARA
PERSEGUIR A LOS QUE CAMINAN EN EL ESPÍRITU.
Las siguientes son señales de que este espíritu se encuentra
activo dentro de una iglesia local. Este espíritu de crítica o
acusación:
[+] nos desenfoca de la perfección de Cristo y nos enfoca en
nuestra propias imperfecciones;
[+] ataca principalmente a iglesias que han comenzado a lograr
sus metas, para detener su desarrollo;
[+] entra en nosotros por medio de los celos, el temor y la
envidia;
[+] nos incita a atacar a otros cristianos que están, por lo
general, al mismo nivel que nosotros;
[+] trae división al cuerpo de Cristo;
ORACIÓN CONTRA EL ESPÍRITU DE ACUSACIÓN
Señor Jesucristo, con la autoridad que hay en tu nombre y con el poder
que hay en tu sangre, atamos, reprendemos, echamos fuera,
desalojamos violentamente a los lugares secos y vacíos, al espíritu
inmundo de crítica y acusación y a todos los demonios que vienen detrás
de el: celos, temor, envidia, murmuración, condenación y falta de perdón.
Atamos a este espíritu y a todos los demonios que vienen con él y
desatamos al Espíritu Santo y un espíritu de perdón, amor, unidad,
oración e intercesión por nuestros hermanos, sobre nuestra iglesia.
Rompemos, quebrantamos, despedazamos, conquistamos, saqueamos,
dejamos inhabitadas y convertimos en anatema las fortalezas del espíritu
inmundo de crítica y acusación y distribuimos sus bienes.
¿Qué significa “convertir en anatema”?
Significa consagrar para Dios el lugar donde existía la fortaleza
destruida, para que nada más, contrario a Dios, pueda ser
construido en ese lugar.
Basado en:
Josué, 6:26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento,
diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare
y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche
los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus
puertas.
FIN