Los asesinos en serie suelen haber experimentado abusos o negligencia durante la infancia, lo que puede conducir al desarrollo de trastornos de la personalidad como la psicopatía o la sociopatía. A menudo presentan impulsos sádicos y falta de empatía. Matan por compulsión, buscando placer en el sufrimiento ajeno, y pueden coleccionar recortes sobre sus crímenes. Su desarrollo está influenciado por factores genéticos y ambientales que interactúan desde la niñez.