Un hombre perverso obsequia a un pobre una bandeja con basura, pero el agasajado la limpia y la devuelve con un mensaje sobre cómo cada uno da lo que tiene. El texto enfatiza la importancia de controlar las emociones y no dejarse llevar por el rencor, sugiriendo que guardar resentimientos perjudica a uno mismo. Se recomienda mantener la calma y reflexionar antes de actuar.