Las personas con una actitud mental positiva enfrentan los problemas con ejecutividad, mientras que los pesimistas se sienten abrumados y paralizados. La forma en que interpretamos la realidad afecta nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para encontrar soluciones, haciendo que ser optimista contribuya a una mejor calidad de vida. Adoptar pensamientos positivos y aprender a ver lo bueno en cada situación puede mejorar nuestra salud mental y bienestar.