La evaluación de programas sociales debe considerar tres aspectos clave: 1) el contexto político en el que se enmarcan los programas; 2) los supuestos sobre el papel del Estado y la organización del trabajo social; y 3) cómo estos condicionan los aspectos a evaluar y los supuestos con los que se realiza la evaluación. La evaluación debe ofrecer conclusiones útiles para la toma de decisiones sobre los programas sociales.