Durante la época de Alfonso XIII, España enfrentó una crisis del sistema de la Restauración marcada por problemas socioeconómicos, incapacidad política y descontento social. El descontento derivado del desastre del 98 impulsó el regeneracionismo, mientras que la tensión social provocó huelgas y la formación de sindicatos. La situación se vio agravada por conflictos en Marruecos, crisis ministeriales, y la I Guerra Mundial, lo que culminó en el desmoronamiento del sistema político tradicional.