Este documento presenta un libro sobre el espectador emancipado. Explora la paradoja de que el teatro requiere espectadores, pero ser espectador se considera un mal porque implica pasividad e ignorancia. Esto ha llevado a críticas que proponen eliminar a los espectadores o reformar el teatro para convertirlos en participantes activos. El libro examinará estas posiciones y su relación con ideas sobre la comunidad y la política.