El castellano se originó en Castilla, España. Desde 1492, con el descubrimiento de América, hubo un intercambio cultural entre los colonizadores españoles y las lenguas indígenas americanas, enriqueciendo al castellano con nuevos vocablos. El español moderno se compone principalmente de vocabulario procedente del latín, griego, árabe y lenguas germánicas, además de aportes de otras lenguas como el francés e italiano a lo largo de la historia.