Este documento discute el futuro de las bibliotecas nacionales y las prácticas de lectura en la era digital. Señala que la palabra "libro" probablemente se mantendrá a pesar de los cambios tecnológicos y que las bibliotecas electrónicas podrían reemplazar parcialmente a las físicas. Sin embargo, advierte que la lectura en pantalla aún no logra replicar la complejidad de las culturas de lectura del pasado.