El documento describe el imperialismo antiguo, que comenzó en el siglo XIX cuando las potencias europeas se apoderaron de países tercermundistas para obtener materias primas y mercados de exportación. Las colonias proporcionaron mano de obra barata y un comercio garantizado para las potencias, pero tuvieron consecuencias negativas como la pobreza y la imposición de ideologías extranjeras. El imperialismo contribuyó al aumento de las ganancias de los países ricos y al estallido de la Primera Guerra Mundial.