El documento discute el concepto del espíritu santo desde una perspectiva bíblica, enfatizando que su función y manifestación no se limitan al Nuevo Testamento e incluye ejemplos del Antiguo Testamento. Se menciona a personajes como Saúl y David, indicando cómo el espíritu se manifestó en ellos no solo en términos de hablar en lenguas, sino también en profecía y liderazgo. Además, se alerta sobre posibles malentendidos y malinterpretaciones de la presencia del espíritu en la actualidad.