El reinado de Alfonso XIII estuvo marcado por la inestabilidad política y social derivada de la pérdida de las colonias en 1898. Surgieron nuevos líderes y movimientos como el republicanismo y el movimiento obrero que la monarquía no pudo integrar, aumentando los conflictos. La guerra en Marruecos y la Primera Guerra Mundial agravaron la situación hasta desembocar en la dictadura de Primo de Rivera y posterior caída de la monarquía con la Segunda República en 1931.