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CÁNCER: ¿QUÉ ES Y QUÉ LO CAUSA? Causas exógenas

I Causas exógenas del Cancer
El cáncer sigue siendo para la comunidad científica una de las
más importantes asignaturas pendientes. Especialmente
porque se han dedicado a su estudio ingentes cantidades de
recursos sin apenas resultados terapéuticos. Pero, ¿qué es el
cáncer? ¿Qué lo provoca? ¿Cómo se diagnostica? ¿Tiene cura
efectiva? ¿En qué casos? Demasiadas preguntas para
responder en unas breves líneas. Hemos decidido acercar al
lector a esta grave dolencia y explicarle en varios artículos lo
que de verdad es y causa el cáncer. Y, por supuesto, cómo
tratarlo.

Cáncer es el nombre que se da a la multiplicación descontrolada de
una célula cuando pierde sus mecanismos normales de control en
virtud de lo cual termina formando una masa celular más o menos
compacta que invade los tejidos adyacentes y puede propagarse por el
cuerpo, hecho éste al que se llama metástasis. Algo que puede
suceder en cualquier tejido de cualquier órgano del cuerpo. Es decir,
las células cancerosas son células normales que en un momento
determinado cambian genéticamente -se modifica su ADN- a causa de
algún "agente carcinógeno" siempre que sean "susceptibles" (o sea,
que se trate de células propensas a contraer el cáncer). ¿Y cuáles son
esos "agentes" que provocan el cambio de ADN en la célula
genéticamente propensa y la llevan a ser cancerígena, es decir, a
crecer de forma descontrolada y expandirse por el cuerpo? Pues son
numerosos y luego los veremos pero pueden serlo tanto un producto
químico como un virus, la radiación o, incluso, el exceso de luz solar.
Aunque también una "irritación física crónica" aumenta el riesgo de
que las células se conviertan en cancerosas.
Igualmente se sabe que el nivel de defensas del cuerpo es importante
ya que el sistema inmunitario está capacitado para destruir cualquier
célula cancerígena antes de que se reproduzca. Y, de hecho, lo hace a
menudo. En cuanto a por qué a veces no lo logra se sigue estudiando
y hay ya diversas propuestas para explicarlo, entre ellas que si una
persona enferma es porque carece de determinados genes concretos.
Ello explicaría que el cáncer sea más propenso a desarrollarse cuando
el sistema inmunitario no funciona correctamente, como es el caso de
las personas que tienen alguna de las llamadas "enfermedades
autoinmunes", las infectadas por el virus del SIDA -enfermedad que
precisamente deja sin defensas al enfermo- o el de quienes toman
fármacos que frenan la respuesta inmunológica.
Ahora bien, ¿qué mecanismo lleva a la célula a sufrir esa


                                   1
transformación en su interior y convertirse en cancerosa? Pues hay
que decir que oficialmente se ignora aunque se han propuesto diversas
teorías. Sólo se tiene la certeza de que tienen lugar determinados
cambios cromosómicos, de que la célula pierde varios genes por
alguna razón y de que eso es lo que la lleva al cambio del ADN y a
crecer desmesuradamente.
A lo que hay que añadir la existencia de los llamados oncogenes, es
decir, genes que provocan el cáncer. Se cree que a veces se trata de
versiones anormales de los genes responsables del crecimiento y del
desarrollo que están presentes sólo en el feto y que, por lo general, se
desactivan de forma permanente tras el nacimiento. El problema es
que en ocasiones esos genes se reactivan -no se sabe cómo ni por
qué- y pueden provocar cáncer.
Hasta aquí, pues, la "explicación" oficial de por qué se produce el
cáncer. Que, como puede verse, se limita a describir lo que sucede sin
explicar qué lo provoca realmente.

FACTORES DE RIESGO

En cuanto a los factores de riesgo, sí se sabe que hay varios que
pueden influir, coadyuvar o provocar el cáncer, como ya adelantamos
antes. Uno de ellos es la herencia genética. Al menos, se ha
constatado que hay familias con mayor riesgo que otras a desarrollar
determinados tipos de cáncer. Así, el riesgo de desarrollar cáncer de
mama en la mujer es hasta 3 veces mayor si la madre o la hermana lo
padecieron antes. Algunos cánceres de mama están ligados a una
mutación genética específica que, por cierto, es más frecuente en
ciertos grupos étnicos y en algunas familias. Según las estadísticas, la
probabilidad de desarrollar un cáncer de mama entre las mujeres que
tienen esa mutación está entre el 80% y el 90%, probabilidad que
oscila entre el 40% y el 50% en los casos de cáncer de ovario. Otro
ejemplo es el de quienes tienen el llamado Síndrome de Down; se
trata de enfermos que tienen tres cromosomas en lugar de los dos
habituales en el par 21 y el riesgo de que desarrollen una leucemia
aguda es entre 12 y 20 veces mayor que en otras personas.
Pero la genética no es el único factor de riesgo. Existen más factores,
otros potenciales agentes cancerígenos. Es el caso del tabaco. Hoy se
sabe -aunque se oculta- que son muchos los ingredientes cancerígenos
que contiene, especialmente los cigarrillos. Muchos más de los que se
reconocen. Y que fumar causa buena parte de los cánceres de pulmón,
boca, laringe y vejiga.
Otro factor de riesgo -bien conocido- es la exposición prolongada a la
radiación ultravioleta, sobre todo la que proviene del sol. La mayor
parte de los melanomas -cáncer de piel- se deben a ello. Y otro, las


                                   2
radiaciones ionizantes. Son las que producen, por ejemplo, las
explosiones atómicas y los reactores de las centrales nucleares. Pero
no son las únicas. A fin de cuentas, esas mismas radiaciones se
reciben desde el espacio exterior y pueden provocar cáncer
directamente. Por eso es mayor el riesgo entre quienes viven en
montañas altas, quienes se encuentran en zonas donde la capa de
ozono ha desaparecido o disminuido en las últimas décadas y quienes
pasan mucho tiempo volando, especialmente pilotos, mecánicos y
auxiliares de vuelo de las compañías comerciales.
Como radiaciones potencialmente cancerígenas son las utilizadas para
hacer radiografías. Los rayos X pueden provocar cáncer y, por tanto,
toda persona debe ser consciente de ello y negarse a dejarse radiar sin
auténtica necesidad. Especialmente porque buena parte de las
radiografías que hoy encargan los médicos son innecesarias.
También hay numerosos productos químicos cancerígenos. Se sabe
con certeza. Muchos de ellos utilizados en la construcción. Es el caso
del asbesto, del amianto y de otros.
La alimentación es, asimismo, un importante factor de riesgo,
particularmente del que afecta al sistema gastrointestinal. Y lo mismo
que hoy se sabe que una dieta con alto contenido en fibra reduce la
posibilidad de desarrollar cáncer de colon se sabe que una con alto
contenido en productos ahumados y picantes incrementa la
probabilidad de desarrollar cáncer de estómago. Las evidencias
actuales sugieren además que consumir más de un 30% de grasas
saturadas en la alimentación diaria (carne, embutidos, quesos, etc.) es
un claro factor de riesgo. Y otro tanto puede decirse de quienes
abusan del alcohol.

LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO
El riesgo de cáncer también varía según el lugar en el que se viva.
Durante mucho tiempo se pensó que determinados tipos de cáncer
tenían mayor incidencia en unas razas que en otras pero resultó ser
falso. El riesgo de cáncer de colon y mama, por ejemplo, es muy bajo
entre los japoneses que viven en su país natal por lo que se pensó que
se debía a alguna característica genética propia pero luego se
comprobaría que esa incidencia era bastante mayor en los japoneses
que emigraron a Estados Unidos llegando a igualar al resto de la
población americana. Paralelamente, los japoneses tienen en su país
porcentajes muy elevados de cáncer de estómago y, sin embargo, esa
incidencia es más baja en los japoneses nacidos en Estados Unidos.
Todo lo cual parece demostrar que aunque el papel de la genética es
obvio en determinados casos no es, como algunos creen, un factor tan
crucial en muchos otros. Influye de forma mucho más significativa el
entorno en el que se vive, especialmente en lo que se refiere a las


                                   3
costumbres alimenticias y al medio ambiente.
También se sabe que varios virus pueden provocar cáncer y se
sospecha de varios otros. El papilomavirus -causante de verrugas
genitales- está considerado el responsable del cáncer cervical en las
mujeres, el citomegalovirus del sarcoma de Kaposi y el virus de la
hepatitis B de cáncer de hígado (la verdad es que en este caso al
menos no está claro si se trata de un agente cancerígeno o de un
elemento coadyuvante). Incluso se afirma que algunos retrovirus
humanos -como el VIH, responsable del Sida- causan linfomas y otros
cánceres de la sangre.
Añadiremos, por último, que también algunos parásitos pueden causar
cáncer. La literatura médica detalla varios casos.
Un punto importante que conviene en todo caso destacar, llegados a
este punto, es que la incidencia del cáncer ha cambiado notablemente
en las últimas décadas. Por ejemplo, algunos cánceres que antes eran
corrientes hoy son raros. En algunos países el cáncer de estómago era
hace sólo 60 años cuatro veces más frecuente que hoy, algo que se
achaca al hecho de que hoy se consumen muchos menos alimentos
ahumados. Por el contrario, el de pulmón ha aumentado muchísimo
(hasta 20 veces) así como el de boca. Y se sabe que ello se debe al
mayor consumo de cigarrillos.   AQUI
¿TIENE ALGO QUE VER EL CÁNCER CON LA EDAD?
Oficialmente la edad es también un "factor de riesgo" importante en el
desarrollo del cáncer. Así se concluyó al constatarse que algunos tipos
de cáncer afectan casi exclusivamente a personas jóvenes. Sólo que
ese hecho no demuestra nada por sí mismo.
También se asegura que cuanto mayores somos, mayor es el riesgo de
padecerlo. Hasta el punto de que los expertos aseguran que, a partir
de cumplir los 25, el riesgo se duplica cada 5 años. Y todo porque la
mayoría de los cánceres los padecen las personas de mayor edad y
algunos, como los de próstata, estómago y colon, tienen más
probabilidad de aparecer después de los 60 años. La verdad, sin
embargo, es que a medida que envejecemos la mayoría de las
personas cuentan con un sistema inmunitario más debilitado y por eso
es más fácil que padezcan cáncer... y cualquier otra enfermedad. No
porque el cáncer tenga algo que ver con la edad salvo que aceptemos
que todas las enfermedades tienen algo que ver con la edad y, por
ende, con el estado del sistema inmunitario.
De hecho, la importancia del sistema inmune es tal que está
demostrado que el cáncer tiene 100 veces más posibilidades de
aparecer en quienes toman fármacos que inhiben el sistema
inmunitario (por ejemplo, los que se utilizan para evitar los rechazos


                                   4
en los trasplantes o en algunas enfermedades reumáticas).

OTRAS CAUSAS DE CÁNCER
Imagino que muchos lectores estarán perplejos a estas alturas
pensando en la cantidad de factores que pueden llegar a provocar la
cancerización de una célula. Resumámoslos antes de seguir:

1) La herencia genética.
2) Determinados virus.
3) Algunos parásitos.
4) Una "irritación física crónica".
5) La exposición prolongada a la radiación ultravioleta.
6) Las radiaciones naturales del espacio.
7) Los rayos X de las radiografías.
8) Productos químicos radiactivos como el uranio y otros.
9) Productos químicos utilizados en la industria como el arsénico, el
asbesto, el alquitrán, el amianto, las aminas aromáticas, el benceno,
los cromatos, el níquel, el cloruro de vinilo y otros.
10) Productos utilizados en Medicina (los agentes alquilantes, el
dietilestilbestrol, la oximetolona y el thorotrat, entre otros),
11) Una inadecuada alimentación (por ejemplo, la ingesta excesiva de
grasas saturadas, alimentos ahumados y picantes, nueces de betel y
alcohol)
12) El tabaco (en realidad, algunos de los cientos de productos que
llevan los cigarrillos).

Factores de riesgo todos que inciden, en mayor o menor medida, a la
hora de contraer o no cáncer según se encuentre nuestro sistema
inmunitario, nuestro nivel de defensas.
Y hasta aquí la lista de los principales agentes carcinógenos
reconocidos por los expertos. Todos ellos constatados. Sólo que no son
los únicos: hay más y no menores en orden de importancia. En cuanto
a las razones de que no estén aún reconocidos como tales son muy
variadas pero la mayor parte se debe a los gigantescos intereses
económicos que hay detrás de su posible reconocimiento.
Es el caso de los campos magnéticos y, sobre todo, de los campos
electromagnéticos. Que una exposición prolongada a los campos
generados por las torres de alta tensión produce cáncer está
demostrado por mucho que estudios pagados por las propias
compañías eléctricas pretendan demostrar que no es así. Y que
muchos gobiernos abunden en esa idea para no tener que afrontar
posibles indemnizaciones millonarias, también. Claro que no son sólo
las torres de alta tensión: un simple radiodespertador encendido toda
la noche y colocado en la mesilla de noche puede ser cancerígeno. De


                                  5
hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de
pasar los campos magnéticos de la categoría de inocuos a la de
potencialmente cancerígenos.
Otro tanto hay que decir de la exposición prolongada a las microondas.
Las antenas y repetidoras de telefonía móvil son potencialmente
cancerígenas. Es más, lo son incluso los actuales teléfonos móviles. Y
muchos otros pequeños aparatos generadores de campos
electromagnéticos. Basta con que el tiempo de exposición a ellos, a
distancias cortas, sea muy alto. Aunque los miles de millones gastados
en publicidad en los medios de comunicación social hagan silenciar a la
mayor parte de estos esa verdad. Porque todos ellos emiten
radiaciones que, si son muy prolongadas en el tiempo, pueden dañar
las células.
Lo mismo que son potencialmente cancerígenas algunas radiaciones
telúricas naturales. Los expertos en Geobiología vienen advirtiendo de
ello hace años sin que se les escuche. Lo que explicaría el hecho
constatado -y no sólo en razón de la alimentación o de la forma de
preparar los alimentos- de que hay cánceres relacionados con el lugar
en el que se vive.
Añadiré que son numerosos los expertos que se han pronunciado ante
esta revista para denunciar un hecho poco conocido: que los propios
equipos de radioterapia que se utilizan para combatir el cáncer pueden
ser -¡curiosa paradoja!- provocadores de cáncer. Y es que para
alcanzar el órgano afectado y combatirlo con radiaciones se necesita
radiar todos los tejidos intermedios, los que se hallan entre el aparato
y el órgano canceroso. Y esa misma radiación puede cancerizar todos
esos tejidos sanos.
Los factores de riesgo son pues, como vemos, más amplios de los que
se nos dice.

EN DEFINITIVA, ¿QUÉ CAUSA EL CÁNCER?
En suma, una célula puede cancerizarse por todos los motivos
expuestos siempre que además exista en ella una predisposición
genética y el sistema inmune esté bajo de defensas y no actúe de
manera inmediata para resolver por sí mismo el problema. Eso es lo
que, al menos, afirma la Oncología oficial. ¿Y es eso correcto? Pues
hay que decir que básicamente sí... pero sólo a medias. Porque aún
admitiendo que todo lo dicho sea verdad sería sólo una parte de la
verdad.
La auténtica verdad es que los factores de riesgo mencionados son los
responsables de sólo una quinta o sexta parte de los cánceres. El 80 u
85% de los cánceres se deben en realidad a fuertes traumas
emocionales, a shocks traumáticos inesperados vividos en soledad.
Algo que la inmensa mayoría de los oncólogos ignora. Quizás porque


                                   6
los problemas psíquicos y emocionales y las posibles consecuencias
psicosomáticas de los mismos escapan a sus parcelados
conocimientos. Es el clásico problema de la especialización en la
Medicina. Algo que ya comentara en estas mismas páginas el Dr. José
Pérez Fernández, director médico de la Clínica Rochester de Madrid,
para quien no cabe duda alguna de que "en la mayor parte de los
casos la causa del cáncer no debe buscarse sólo en el ámbito físico
sino también en el espiritual. Ciertamente, hay una somatización de
todo problema psíquico y emocional en el plano físico pero centrar el
tratamiento terapéutico exclusivamente en este último ámbito es un
error. La Biología es importante pero no lo es menos la medicina del
alma. Sobre todo cuando buena parte de lo que se cree saber hoy
sobre Biología a nivel molecular está ahora mismo en entredicho".
"En todo caso -añadiría-, cuando hablamos de cáncer hablamos de
cambios que se producen no sólo a nivel microscópico sino energético.
Cambios en el ADN celular que puede provocarlos tanto una radiación
como un campo electromagnético, un producto químico como una
enfermedad crónica, un virus como un parásito. Luego, ¿por qué no la
bioquímica consecuencia de una emoción fuerte? No veo la
diferencia?"
El próximo mes nos centraremos pues, amigo lector, en las verdaderas
razones que dan lugar al cáncer. Algo de lo que en muy buena medida
depende la efectividad o inutilidad de los tratamientos oncológicos.

(II) Causas endógenas del Cancer
El pasado mes explicamos a los lectores en qué consiste el
cáncer y cuáles son las causas exógenas -es decir, externas-
que pueden llevar a padecer la enfermedad. Y también
adelantamos que, sin embargo, la gran mayoría de los cánceres
se deben a conflictos psicoemocionales inesperados e intensos
vividos en soledad, es decir, a traumas psíquicos y emocionales
que se somatizan. Algo que buena parte de los oncólogos no
entiende ni asimila probablemente porque escapa a los
conocimientos que han recibido.

El cáncer -es decir, la multiplicación descontrolada de una célula
cuando pierde sus mecanismos normales de control a causa de lo cual
termina formando una masa celular más o menos compacta que
invade los tejidos adyacentes y puede propagarse por cualquier parte
del cuerpo afectándole- se debe a la alteración genética que se
produce en el ADN de una célula como consecuencia de su
desarmonización o desequilibrio energético o de una decodificación
errónea de la información recibida. Un cambio genético que, como
contamos el mes pasado, puede deberse a múltiples causas externas


                                  7
-o exógenas- que no está de más recordar antes de continuar y que
son las siguientes:
1) La herencia genética (por activación de protooncogenes y
oncogenes, algo que sin embargo predispone pero no determina).
2) Determinados virus (como el papilomavirus, el citomegalovirus
del sarcoma de Kaposi o el virus de la hepatitis B), entre otros.
3) Algunos parásitos.
4) La irritación física crónica del organismo a causa de alguna
patología.
5) Algunos productos químicos utilizados en la industria (son los
casos del arsénico, el asbesto, el alquitrán, el amianto, las aminas
aromáticas, el benceno, los cromatos, el níquel, el cadmio, el cromo, la
bencidina, el cloruro de vinilo y otros) y de la agricultura (pesticidas y
fertilizantes, especialmente los derivados del petróleo).
6) Determinados productos utilizados en Medicina (como los
agentes alquilantes, el dietilestilbestrol, la oximetolona y el thorotrat,
entre otros)
7) Una inadecuada alimentación (por ejemplo, la ingesta excesiva
de alimentos tóxicos, grasas saturadas, alcohol, nueces de betel y
alimentos ahumados y picantes).
8) El tabaco y algunos de los productos presentes en los cigarrillos.
Y,
9) Las radiaciones ionizantes. Hay que aclarar que se denomina
radiación a toda energía que se propaga a través del espacio en forma
de ondas. Sólo que unas son ionizantes y otras no. Las que no lo son
-como la luz visible o las ondas de radio y televisión- no son
peligrosas. Pero las ionizantes sí. Y éstas son de dos tipos: las
electromagnéticas -constituidas por rayos gamma, rayos X y rayos
ultravioleta- y las constituidas por partículas subatómicas. Por tanto,
puede también provocar cáncer:
a) La radiactividad natural. Es el caso de los rayos cósmicos
procedentes del espacio y de la propia de algunos minerales como el
uranio o el torio. Sin olvidar al gas radón -procedente del uranio- que
se encuentra de forma natural en la tierra así como el que procede de
materiales de construcción, abonos fosfatados, componentes de
radioemisores, etc.
b) Los campos magnéticos y, sobre todo, los electromagnéticos
(en especial los generados por las torres de alta tensión).
c) Las microondas (antenas y repetidoras de telefonía móvil,
especialmente).
d) Los materiales de desecho radiactivos de la industria
nuclear, los hospitales y los centros de investigación.
e) La radiactividad que se incorpora artificialmente en muchos
alimentos y bebidas durante su elaboración antes de ser


                                    8
comercializados (los crustáceos, mejillones, chirlas y almejas la
concentran especialmente).
f) Los rayos X de los aparatos médicos.
g) Las explosiones nucleares.
Que las radiaciones ionizantes son potencialmente cancerígenas no es
discutible. Y que terminen o no provocando cáncer sólo depende ya de
la distancia a la que se esté de ellas así como del tiempo e intensidad
de la exposición y de la fortaleza del sistema inmunitario.
Y es que el nivel de defensas del cuerpo es importante ya que el
sistema inmune está capacitado para destruir cualquier célula
cancerígena antes de que se reproduzca, lo que de hecho hace a
menudo.
Sin embargo, cuando alguien está bajo de defensas es más fácil que el
cáncer aparezca o se desarrolle. Tal es la razón de que sean propensos
a padecerlo quienes tienen alguna de las llamadas "enfermedades
autoinmunes", las infectadas por el virus del SIDA y quienes toman
fármacos que frenan la respuesta inmunológica. Como igualmente
explica el hecho de que dos o más personas estén sometidas a un
mismo factor de riesgo cancerígeno y unas enfermen y otras no. Ya
hemos explicado antes que el sistema inmunitario está facultado para
combatir y erradicar las células que se cancerizan y que si no lo logra
es porque se encuentra bajo de defensas.

FACTORES ENDÓGENOS
Resumidas las posibles causas externas del cáncer hay que agregar
que las mismas, pese a todo, no son sino la causa de la quinta o sexta
parte de los cánceres. No menos del 80% de ellos se deben en
realidad al desequilibrio energético, a la desarmonización integral del
ser humano en un momento determinado por mor de disfunciones
emocionales, algo que puede producirse de una manera lenta en el
tiempo o de forma casi fulminante.
Lo que la gran mayoría de los oncólogos ignora porque no se les ha
enseñado. Para ellos, la posibilidad de que el cáncer sea una
enfermedad psicosomática -es decir, provocada por un conflicto
emocional o psíquico- es absurda. Así lo piensa, por ejemplo, Mariano
Barbacid, biólogo español considerado una de las mayores
autoridades sobre cáncer quien me negaría en persona esa posibilidad
durante el acto de celebración de la constitución del Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid. Para él, como para
la mayoría de los oncólogos, la causa del cáncer -y, por ende, su
curación- debe buscarse en el mundo microscópico, en el mundo
celular y genético.
Quizás porque no recuerde o rechace inconscientemente que está
científicamente demostrado que hay múltiples vías de comunicación


                                   9
entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico, miles de
conexiones que mantienen estrechamente relacionadas la mente, las
emociones y el cuerpo. Los biólogos, los fisiólogos y los médicos
creyeron hasta hace sólo unos años que el cerebro (con sus diferentes
ramificaciones a través del cuerpo vía sistema nervioso central) y el
sistema inmunitario eran entidades independientes y, por tanto, no
podían influirse mutuamente. Que no existía ningún tipo de
comunicación entre los centros cerebrales y las regiones de la médula
ósea encargadas de la fabricación de los linfocitos T. Hoy se sabe que
estaban equivocados. Y, de hecho, ese descubrimiento daría lugar a
una nueva ciencia, la Psiconeuroinmunología, actualmente a la
vanguardia de la Medicina y de la que es destacado exponente
Francisco Varela, neurocientífico de la Escuela Politécnica de París
durante muchos años y con quien tuve oportunidad de conversar hace
ya tiempo con motivo de la invitación que en su momento le cursé
para asistir a un congreso que organicé en Madrid hace pocos años y
al que, entre otros ponentes de talla internacional, vino un personaje
entrañable con quien terminaría haciendo muy buenas migas: Karl
Pribram, neurofisiólogo de la Universidad de Stanford y "padre" del
modelo holográfico del cerebro.
En definitiva, actualmente se sabe que los mensajeros químicos más
activos, tanto en el cerebro como en el sistema inmunitario, se
concentran en las regiones nerviosas encargadas del control de las
emociones. Para corroborarlo basta leer el trabajo de David Felten,
"La relación existente entre el sistema nervioso central y las células
inmunitarias" que publicara en Journal of Immunology. Felten, que
empezó su trabajo de investigación observando que las emociones
tienen un efecto muy poderoso sobre el sistema autónomo
-encargado, entre otras cosas, de regular la cantidad de insulina
liberada en la sangre y la tensión arterial-, terminaría logrando
determinar el lugar en el que el sistema nervioso se comunica
directamente con los linfocitos y las células macrógafas del sistema
inmunitario.
Y descubrió también la existencia de conexiones nerviosas directas
entre el sistema nervioso autónomo y las células del sistema inmune.
Punto físico de contacto que permite a las células nerviosas liberar los
neurotransmisores que regulan la actividad de las células inmunitarias.
Bueno, en realidad la comunicación se establece en los dos sentidos.
A continuación Felten efectuó un experimento con animales a los que
extrajo algunos de los nervios de los nódulos linfáticos y del bazo
-donde se elaboran y almacenan las células del sistema inmunitario-
inoculándoles a continuación varios virus para ver cómo reaccionaba el
sistema inmune. El resultado fue que el nivel de defensas del mismo
fue muchísimo menor. Lo que vino a demostrar que si faltan esas


                                   10
terminaciones nerviosas el sistema inmunitario no es capaz de
responder adecuadamente a una invasión vírica o bacteriana. Algo
que, en suma, vino a demostrar que el sistema nervioso no sólo está
relacionado con el sistema inmunitario sino que es esencial para que
éste funcione bien.
Otro de los elementos que demuestran la relación entre los sistemas
nervioso e inmune lo indican las hormonas liberadas en situaciones de
estrés. Las catecolaminas (la adrenalina y la noradrenalina), el
cortisol, la prolactina y los opiáceos naturales (como la beta-endorfina
y la encefalina), todas ellas hormonas liberadas en situaciones de
tensión, tienen una clara influencia sobre el sistema inmune. De
hecho, es lo que explica que el estrés disminuya puntualmente el nivel
de respuesta de las defensas del organismo. Sólo que cuando el estrés
es intenso y prolongado la inhibición puede llegar a ser permanente.
A partir de entonces se han realizado numerosas investigaciones cuya
descripción excede de las posibilidades de un mero artículo divulgativo
como éste pero que demuestran las conexiones entre el cerebro, el
sistema cardiovascular y el sistema inmunitario. Sepa el lector, en
todo caso, que American Psychologist publicó ya en 1987 un
metaanálisis que revisó los resultados de 101 trabajos de investigación
llevados a cabo con miles de personas y que demostraba hasta qué
punto son dañinas para la salud las emociones negativas, los shocks
traumáticos, la ansiedad crónica, la angustia, el miedo irracional, el
estado de irritabilidad constante, la ira, el odio, el rencor, el
pesimismo, la melancolía exagerada, la desconfianza extrema y la
depresión.
No se quiere decir con esto que tales actitudes y emociones lleven sin
más a enfermar pero sí que pueden llevar a sufrir cualquier
enfermedad -incluido el cáncer- si se mantienen en el tiempo o son
muy intensas e inesperadas; especialmente si se viven en soledad
porque no tener la oportunidad de compartir una vivencia traumática
con alguien hace que esa energía se acumule y bloquee pudiendo
provocar desequilibrios energéticos importantes. Desde ataques de
asma pasando por jaquecas, úlceras o artritis hasta problemas
cardiovasculares y cáncer.
Bruce McEwen, psicólogo de Yale, demostró por su parte ya en 1993
(Archives of Internal Medicine) que el estrés compromete la función
inmunitaria hasta tal extremo que, entre otras cosas, acelera
notablemente los procesos de metástasis. Es más, el estrés sostenido
puede afectar incluso al cerebro, especialmente al hipocampo, lo que
puede llevar a la pérdida de memoria.
En suma, hay suficientes evidencias de que las emociones negativas y
el estrés afectan directamente al sistema nervioso y, por ende, al
sistema inmune.


                                   11
A pesar de lo cual, la mayoría de los oncólogos -y muchos otros
médicos- son aún reacios a aceptar la relevancia de las emociones en
la somatización de las enfermedades. De muchas de ellas, no de unas
pocas.

LA NUEVA MEDICINA
Llegados a este punto, es decir, una vez ha quedado claro que las
emociones afectan al sistema nervioso y que éste está íntimamente
relacionado con el sistema inmunitario, encargado de las defensas del
organismo y cuyas células están capacitadas para resolver cualquier
proceso canceroso, cabe preguntarse cuándo, en qué condiciones y de
qué manera han de desarrollarse esos traumas emocionales para que
den un lugar a un cáncer.
Pues bien, en ese sentido hay que mencionar los trabajos del
mundialmente conocido médico alemán Ryke Geerd Hamer, de quien
tanto Mariano Barbacid como los expertos que congregó durante la
presentación oficial del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
(CNIO) pretendieron hacerme creer no haber oído hablar nunca.
Doctor en Física y en Medicina -con varias especialidades-, Hamer fue
jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario
Oncológico de Munich y hasta el momento en que propugnó sus
teorías estaba considerado en su país una eminencia científica.
Entonces Hamer no se diferenciaba en su concepción de la salud y la
enfermedad de sus colegas. Sin embargo, todo cambiaría un día en
que, encontrándose en Córcega junto a su mujer y su hijo Dirk, una
bala perdida disparada por el Duque de Saboya -pretendiente al
trono de Italia- alcanzaría a éste en el cuello mientras dormía en la
cubierta de un barco.
Dirk estaría entre la vida y la muerte seis meses y terminó muriendo.
Dos meses después tanto Hamer como su esposa, también médico,
enfermaron de cáncer. Él en un testículo y ella en una mama. Aquello
les sorprendió. Ambos eran aún jóvenes y jamás habían sufrido
enfermedades de importancia. Luego, ¿por qué se les había
manifestado simultáneamente un cáncer a cada uno? Lo único distinto
que había sucedido en sus vidas era la inesperada muerte del hijo...
Así que ambos se preguntaron si la aparición de sus cánceres no
tendría que ver con ello, si habría relación entre las enfermedades, las
emociones y la psique; es decir, si las enfermedades o muchas de ellas
-y, en especial, el cáncer- no serían, ante todo, psicosomáticas.
Decidieron averiguarlo. A fin de cuentas Hamer trabajaba entonces
como jefe del servicio de Medicina Interna del hospital y podía
desarrollar una investigación profunda adecuadamente. Por tanto,
desarrolló un amplio protocolo científico. ¿El resultado? Pues,
sencillamente, descubrió cuestiones tan importantes que han


                                   12
revolucionado la concepción tradicional de la Medicina, de las causas
de las enfermedades, de su desarrollo y de su curación. Porque, en
efecto, él y su mujer descubrieron -entre otras muchas otras cosas
verdaderamente importantes- que la mayoría de los cánceres son
psicosomáticos, es decir, producidos por shocks traumáticos
emocionales. Y que todo conflicto biológico de este tipo, antes de
manifestarse en el cuerpo, produce una disfunción en el cerebro que
puede detectarse mediante una Tomografía Axial Computerizada (TAC)
ya que provoca una ruptura del campo electrofisiológico o
electromagnético como consecuencia de lo cual se altera el órgano que
esa parte del cerebro está regulando.
Desde entonces se habla en muchos ámbitos de una nueva medicina:
la Nueva Medicina de Hamer. Pero como quiera que el asunto es
importante -y extenso- nos ocuparemos de ello el próximo mes. Hasta
entonces.

(III) El origen emocional del cáncer y la     "Nueva Medicina" de
Ryke Geerd Hamer

En los dos artículos precedentes hemos explicado brevemente
que el cáncer puede aparecer y desarrollarse en el organismo
por causas externas a la persona -algo que sucede en
aproximadamente una quinta parte de los casos- o por causas
endógenas -motivo de al menos el 80% de los cánceres-. Entre
las causas externas se habló tanto de la posible predisposición
genética como de los agentes potencialmente cancerígenos
admitidos por los oncólogos, lista a la que se añadieron otros
cuyo reconocimiento no se hace por las implicaciones
económicas y políticas que ello tendría para distintas
multinacionales y gobiernos. En cuanto a las causas endógenas,
nos limitamos a explicar que la mayoría de los cánceres se
deben en realidad a conflictos biológicos originados por shocks
emocionales traumáticos inesperados que se viven en soledad.
Y adelantamos que así lo había demostrado Ryke Geerd Hamer.
Pero, ¿de quién estamos hablando?

Como ya adelantamos el mes pasado, la gran mayoría de los casos de
cáncer se deben a shocks traumáticos inesperados que se viven en
soledad y aislamiento. Shocks que mientras en unos casos provocan la
desarmonización energética del organismo de forma casi fulminante,
en otros lo hace de forma más lenta y paulatina.
Añadiré que el hecho de que el cáncer -como otras muchas dolencias-
pueda tener su origen en un fuerte shock psíquico y emocional es algo
que vienen afirmando investigadores, médicos y terapeutas desde


                                 13
hace mucho tiempo pero no es menos cierto que quien lo demostró
-más allá de toda duda razonable- tras sistematizar científicamente
sus investigaciones fue el médico alemán Ryke Geerd Hamer, uno de
los hombres más injustamente perseguidos y vilipendiados de nuestra
historia reciente. De hecho, me parece vital explicar quién es este
médico alemán del que estamos hablando antes de entrar en lo que
asevera porque quienes afirman que sus postulados no tienen
fundamento científico alguno no utilizan precisamente argumentos
científicos para desacreditarle sino exabruptos y descalificaciones. Es
más, han intentado hacerle pasar por un desequilibrado peligroso
cuyas facultades mentales están perturbadas para que se le encerrara
en un psiquiátrico. Y han logrado incluso que, siendo médico, se le
metiera durante un año en la cárcel por "intrusismo profesional" ya
que -dicen- ejerció como tal estando inhabilitado para ello. Lo que no
se dice es que todo parece indicar que esos "pacientes" -tres- fueron
mandados a hacer ese "papel". Ni que Hamer se limitó a darles una
serie de explicaciones sobre lo que postula en "La Nueva Medicina" sin
tratarlos como médico y, por tanto, cobrar por sus servicios. Una
conspiración, en suma, orquestada por gente sin escrúpulos que,
carentes de ética, de vergüenza y de argumentos científicos que
oponer a los de Hamer, utilizaron argucias legales para quitarlo de la
circulación. No en vano el negocio del cáncer mueve billones de
pesetas. Que haya pues medios de comunicación importantes
dispuestos a hacer ese juego no debe tampoco extrañar a nadie.
Aunque la mayoría lo hagan por pura ignorancia.

QUIÉN ES RYKE GEERD HAMER
Nacido en la localidad alemana de Frisia en 1935, Hamer se casaría
teniendo sólo 21 años con otra aspirante a médico, Sigrid
Oldenburg, sólo un año después de superar el examen de acceso
para estudiar Medicina. Sin embargo, influido sin duda por sus padres
-pastores protestantes- se licenciaría primero en Teología en Erlangen.
Luego, en 1959 -con 24 años- Hamer aprobaría el examen estatal de
Medicina de Marbourg y terminaría licenciándose en Ciencias Médicas
con las especialidades de Psiquiatría y Pediatría. Formación que, por
cierto, complementaría con los estudios de Física donde llegó a
completar doce semestres aunque no llegó a efectuar el examen.
En 1961 obtendría el grado de Doctor en Medicina trabajando durante
varios años en clínicas universitarias de Tübingen y de Heidelberg,
lugar donde también ejercería la docencia. En 1972 se especializaría
en Medicina Interna y efectuó investigaciones sobre "la angiometría de
los tumores cerebrales". Asimismo, obtendría diploma de radiólogo.
Hamer es además inventor. Así, inventó el escalpelo eléctrico que lleva
su nombre y que permite operar de forma no traumática -corta casi 20


                                  14
veces más finamente que un bisturí normal- y de una sierra especial
para las intervenciones óseas. También tiene patentada una couchette
para masaje que se adapta automáticamente al contorno del cuerpo y
un aparato que permite el diagnóstico serológico transcutáneo. Se
trataba, en suma, de un médico de sólida reputación y un prestigio
innegable.
Sin embargo, todo cambiaría en 1978 cuando -como contamos el
pasado mes- la muerte de su hijo por un disparo le llevaría tanto a él
como a su mujer a desarrollar sendos cánceres -él en un testículo, ella
en una mama- no tardando mucho en relacionar ambos hechos. A
partir de ese instante iniciaría una investigación que le llevaría a
determinar lo que denominó "Ley de Hierro del Cáncer", piedra angular
alrededor de la cual se articularía lo que hoy se conoce como "La
Nueva Medicina".
En octubre de 1981, convencido de que su descubrimiento podía
ayudar a mucha gente, decide presentarlo para su validación en la
Universidad de Tübingen. ¿Y por qué en ella? Pues porque la ley
alemana obliga a las universidades a pronunciarse respecto de los
trabajos de los médicos doctorados en ellas y Hamer se doctoró en
Tübingen.
Sin embargo, y para su sorpresa, el tribunal médico designado al
efecto, en una decisión insólita, le coloca ante la alternativa de abjurar
de su tesis o abandonar de inmediato su trabajo clínico en la
institución. Hamer insiste en que se compruebe lo que afirma y
espera. Y en mayo del año siguiente la Universidad de Tübingen le
devuelve sus documentos de trabajo sobre la relación entre psiquismo
y cáncer... pero sin haber efectuado verificación alguna.
Posteriormente, en 1986, viendo que sigue manteniendo sus ideas, la
Universidad de Tübingen le abre un proceso para prohibirle el ejercicio
de la medicina "por no querer abjurar de la Ley de Hierro del Cáncer y
no asumir las tesis convencionales sobre el cáncer". El acto se celebra
en una sesión única en 1990 y en el mismo se le declara como una
persona incapaz de controlarse y, por tanto, incompetente para juzgar
las necesidades de tratamientos contra el cáncer. Se le inhabilita como
médico. Y encima, el tribunal decreta que no existe posibilidad alguna
de que se vuelva a revisar su caso. Hamer, sin embargo, acude a los
tribunales y exige que la Universidad de Tübingen se pronuncie sobre
los descubrimientos que presentó en lugar de limitarse a descalificarle.
Y gana: en 1986 el tribunal condena a la Universidad de Tübingen a
reabrir el proceso de inhabilitación de Hamer y a pronunciarse sobre lo
que éste plantea. Pero la universidad guardaría silencio ¡durante 8
años!: hasta 1994. Y sólo para volver a declarar -el 22 de abril- que
"en el marco del proceso de habilitación del Dr. Hamer no está
prevista la verificación" de sus asertos.


                                    15
Y no crea el lector que durante todo ese tiempo Hamer dejó de ser
perseguido. El 21 de julio de 1988, a instancias de quienes habían
decidido retirarlo de la circulación, el tribunal de primera instancia de
Coblence le citó para que compareciera y decidir si estaba en su sano
juicio sometiéndole a un examen psiquiátrico, algo de lo que se
encargaría el profesor Horn, director del hospital psiquiátrico regional.
Sin embargo, el intento de internarlo a la fuerza en una institución
psiquiátrica con el fin de callarle -o, al menos, desprestigiarle- fracasa.
Sólo unos meses después, el 9 de diciembre de 1988, el profesor
titular de la cátedra de cancerología de la Universidad de Viena, Dr.
Jórg Birkmayer, declararía -para sorpresa general- que había
verificado la veracidad de la llamada Ley de Hierro de Hamer.
Verificación a la que seguirían otras posteriores realizadas por equipos
médicos de Munich y Chambéry. Otros colegas médicos, obviamente,
se interesarían de inmediato en ello. Y el 24 de junio de 1992 se
anuncia que de nuevo ha vuelto a verificarse. Así se recoge en un
comunicado oficial de la Facultad de Medicina de Dusseldorf firmada
por el profesor E. A. Stemmann.
Todo esto, sin embargo, no paralizaría los ataques. Es más, desde
entonces los intentos de desprestigio y desacreditación del Dr. Hamer
y de sus descubrimientos han sido constantes. Y así, el 21 de mayo de
1997 fue de nuevo arrestado. Resulta que, como oficialmente seguía
inhabilitado para ejercer por no abjurar de sus afirmaciones, fue
acusado de practicar la Medicina por asesorar a unas personas que le
habían consultado sobres sus problemas cancerígenos. Por lo que la
juez, en Colonia (Alemania), decidió encarcelarle basándose en tres
razones. La primera, que había infringido la ley de práctica médica. Es
decir, como estaba inhabilitado para ejercer como médico es obvio que
sus consejos los había hecho como vulgar curandero y eso lo castiga la
ley. Así que se aplicó la norma al respecto, aprobada en la época de
Hitler. Muy apropiada al caso. Especialmente porque, para mayor
sarcasmo, Hamer se limitó a dar unos consejos y ni siquiera cobró por
ello. La segunda razón fue "no atenerse a razones". Es decir, negarse
a abjurar de sus convicciones. Una exigencia más propia de la época
de la Inquisición que del siglo XXI. Y tercero, que existía el "temor
fundado" de que se fugase a España. Para mayor escarnio, la
resolución judicial indicaba que el doctor Hamer sólo podría ser
visitado en prisión media hora dos veces al mes, previa solicitud y, a
ser posible, en grupo. Medidas propias de un peligroso criminal. He de
decir que seguí aquel vergonzoso proceso muy de cerca y publiqué
ampliamente en su momento todo este sinsentido sufragando los
gastos para que Itziar Orube, colaboradora de la revista que
entonces dirigía, pudiese asistir en directo en Alemania al juicio. Han
pasado varios años pero la sensación de asco ante determinados actos


                                    16
de ¿justicia? como éste aún me revuelven el estómago.
Cabe añadir que son muchos los médicos que verificado las
afirmaciones y postulados de Hamer. Hay casi una treintena de
estudios al respecto, algunos oficializados notarialmente. Sin embargo,
no se les ha dado credibilidad alguna. Siempre con el argumento de
que el reconocimiento oficial de algo así sólo podía hacerlo una
universidad oficial. Entonces sí sería reconocida...
Pero quienes se excusaban con tal argumento mentían. Porque el 8 y 9
de Septiembre de 1998 los postulados de la Nueva Medicina fueron
también verificados y confirmados oficialmente por la Universidad de
Trnava, en Eslovaquia, como certificaron con sus firmas los doctores J.
Miklosko -Vicerrector de la Universidad-, V. Krcmery -Decano de la
Facultad- y J. Pogády -Catedrático de Psiquiatría y Presidente de la
Comisión-. Una certificación que, textualmente dice:
"Durante los días 8 y 9 de Septiembre de 1998, en el Servicio de
Oncología del Instituto Oncológico Santa Isabel de Bratislava, y ante la
presencia del Vicerrector de la Universidad de Trnava, del Decano de
la Facultad de Enfermería y Naturaleza Social de la Universidad y de
diez personas más, entre docentes y catedráticos, han sido
examinados siete casos de pacientes con más de veinte
enfermedades. Los protocolos médicos de dichos casos, establecidos
por el Dr. Hamer, se adjuntan a la presente. Se trataba de constatar la
comprobación de su sistema en base a reglas científicas de
reproductibilidad. Los hechos ocurrieron de la siguiente manera: de las
cerca de cien pruebas que se pueden examinar en cada enfermedad
según las reglas de la Nueva Medicina (no pudieron ser examinadas
todas por falta de datos), en todas las que se pudo comprobar se
constató que se cumplían con exactitud las leyes naturales de esta
Nueva Medicina.
Los abajo firmantes aseguramos que, en su presentación, realizada en
dos ejercicios de verificación, se confirma su sistema con mucha
probabilidad. Valoramos en gran estima el compromiso ético, humano
y paciente del Dr. Hamer así como su nueva aproximación integral al
paciente.
Considerando todos estos factores estamos convencidos de que la
cuestión de la pronta aplicación de la Nueva Medicina debe ser
efectuada con urgencia."
Cabe añadir que hoy son miles los médicos convencidos en todo el
mundo de que Hamer tiene razón y siguen sus enseñanzas, recogidas
en lo que vino a denominar "La Nueva Medicina". A pesar de que
algunos colegios médicos españoles abrieron también expedientes a
algunos afiliados que decidieron seguirla. Porque también en España
hay médicos que han sufrido persecución por compartir los
planteamientos de Hamer. Aquellos que se atrevieron a decir que tenía


                                   17
razón o, simplemente, que lo que planteaba tenía sentido y había que
investigarlo. Hoy, conscientes de que el sistema los aplastaría si
insisten en decir lo que piensan en público, trabajan en silencio.
Discretamente. Conozco a médicos de toda España en esa situación.
Es más, la estrategia adoptada por los prebostes de la Oncología es
hacerse los tontos cuando se les pregunta por Hamer, mirarse los unos
a los otros con cara de fingida sorpresa y decir que no saben quién ese
señor por el que se les pregunta. Lo he vivido varias veces, la primera
de ellas durante el acto de presentación del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO) que dirige Mariano Barbacid. Por
supuesto, todos lo conocen. Sin excepción.

EL PLANTEAMIENTO DE HAMER
Llegados a este punto, el lector que no ha oído hablar de Hamer ni de
lo que postula se estará preguntando qué afirma ese médico alemán
para que haya sufrido tamaña persecución. Y es sencillo: Hamer
afirma que el cáncer es un proceso biológico natural que el cuerpo
pone en marcha cuando alguien sufre un shock traumático inesperado.
Lo que él llama un choque conflictivo biológico. Y que mientras dura el
conflicto, el cáncer se extiende. Sin embargo, si el conflicto se resuelve
el cáncer se detiene y el propio organismo lo hace desaparecer. Por lo
que en muchos casos la mejor manera de curar un cáncer es actuar
sobre el problema psíquico y emocional dejando a continuación,
resuelto a ese nivel el conflicto, que actúe la naturaleza. Sin
interferencia alguna. Y, por tanto, evitando radiarle, darle
quimioterapia o envenenarle con otros tóxicos. Porque eso sólo agrava
el problema e impide la recuperación. Es más, para Hamer la mayor
parte de las muertes en los casos de cáncer no se deben a éste sino a
los tratamientos que los médicos aplican intentando "curarlo".
"En las estadísticas oficiales facilitadas por el Centro Alemán de
Investigación del Cáncer de Heidelberg -cuenta Hamer- se puede leer
que son pocos los pacientes que después de cinco años sobreviven al
tratamiento con quimioterapia. La Fiscalía de Wiener Neustadt tuvo
que admitir, por el contrario, que de los 6.500 pacientes -la mayoría
con cáncer avanzado- cuyas direcciones incautaron en el registro que
efectuaron en el Centro para la Nueva Medicina de Burgau sobreviven
todavía 6.000 después de 4 a 5 años; es decir, más de un 90%".
Y añadiría, atónito y dolido: "En los últimos años he sufrido amenazas
de muerte, caza de brujas, persecución por los medios de
comunicación y prohibición de ejercer la medicina así como diversos
intentos de atentado y amenazas de psiquiatrización forzada -por
distorsión de la realidad- hasta llegar a ser encarcelado todo un año
simplemente por informar gratuitamente a tres personas sobre la
Nueva Medicina. ¿Le parece a alguien normal?"


                                    18
LA NUEVA MEDICINA
Imagino que tanto las peripecias como las afirmaciones de Hamer
habrán dejado perplejos a la mayor parte de los lectores,
especialmente a los médicos. Y, sin embargo, no son aseveraciones
gratuitas o infundadas. Es más, la Nueva Medicina de Hamer da
respuesta a la causa de la mayor parte de las enfermedades así como
pautas sobre su curación. Una Nueva Medicina que se fundamenta en
cinco Leyes Biológicas que explican no sólo qué es el cáncer sino cómo
se cura: dejando simplemente actuar al organismo. Pero como quiera
que su explicación requiere cierto espacio para que el lector lo
comprenda bien le invito a leerlo el próximo mes en detalle.
En todo caso, debo adelantar ya desde este instante que si bien la
mayor parte de las afirmaciones de Hamer son correctas y las ha
demostrado fehacientemente discrepamos con él en una cuestión
importante: en su afirmación de que todo cáncer tiene un origen
traumático. Esa afirmación cabe matizarla porque, a juicio de otros
muchos expertos, sólo es cierta en el 80 u 85% de los casos. En la
mayoría, pues, pero no en todos. Y es que existen causas externas no
psíquicas ni emocionales que pueden provocar un error de
decodificación en las células que las lleven a cancerizarse como ya
explicamos en los dos primeros artículos de esta serie.
Ello no obsta, empero, para que las aportaciones de Hamer nos hayan
permitido entender a todos mucho mejor qué es en realidad el cáncer
y cómo se cura y, por tanto, merezcan nuestro más sincero
reconocimiento. Hablaremos de todo ello en el próximo número.

(IV) El origen psicosomático. ¿SE CURA SOLO EL CÁNCER?

Lo que genéricamente se denomina cáncer -y que puede
manifestarse en un tumor sólido, una proliferación celular
como la leucemia, una úlcera carcinomatosa o una necrosis
tumoral- no es en realidad una "enfermedad" sino un proceso
biológico natural que el cuerpo pone en marcha cuando se
sufre un shock traumático inesperado generador de un
"conflicto biológico". Conflicto que, mientras no se resuelve,
lleva al organismo a responder con toda una serie de cambios
en sus células que pueden provocar diversas patologías, cáncer
incluido. Sin embargo, cuando se soluciona ese conflicto -o
conflictos- de forma definitiva -y no sobrevienen recaídas
-recidivas- se entra en un proceso de curación en el que al
enfermo, una vez ha conocido y comprendido el cómo y el para
qué de su enfermedad, le basta seguir una sencillas medidas
terapéuticas no agresivas para sanar, entre las que no se


                                  19
descarta la cirugía).

Quien asegura todo lo que se explica en la entradilla de este reportaje
es el doctor Ryke Geerd Hamer, probablemente el médico más
vilipendiado, atacado e injustamente perseguido de las últimas
décadas en Europa como ya explicamos en el número anterior de la
revista. Unas aseveraciones que, sin embargo, están ampliadamente
fundamentadas y corroboradas por otros médicos e, incluso, por
instituciones universitarias. Porque, afortunadamente, Hamer empieza
a no estar solo en su lucha por explicar qué es el cáncer y cómo
afrontarlo. Aunque nosotros tengamos que manifestar que su
afirmación de que "todos" los cánceres tienen un origen traumático
debiera ser matizada y decir la "mayoría".
Pero vayamos, tal como prometimos el mes pasado, a explicar los
descubrimientos y conclusiones de Hamer. Descubrimientos que
tendrían lugar a raíz de un hecho dramático acaecido en su vida: la
muerte accidental de su hijo Dirk de un disparo fortuito. Porque aquel
inesperado fallecimiento marcó tan profundamente a Hamer y a su
mujer Sigrid -también médico- que al poco tiempo se manifestó en él
un cáncer de testículo y en su mujer un cáncer de mama. Un nuevo
drama que llevaría a reflexionar al matrimonio Hamer y le haría
preguntarse si la muerte de su hijo no tendría relación con la aparición
de sus cánceres, si no habrían somatizado su conflicto psíquico y
emocional. Aquello -como ya conocen los lectores que nos vienen
siguiendo- llevaría a Hamer, al estudiar a fondo la génesis del cáncer,
a toda una serie de importantes descubrimientos.
Hoy su trabajo está plasmado en lo que ha dado en llamarse la Nueva
Medicina, corpus doctrinal que permite entender no sólo el origen y
desarrollo del cáncer sino de la mayor parte de las enfermedades. Y
que está resumida en lo que Hamer denomina las Cinco Leyes
Biológicas. Veámoslas brevemente aunque, para comprenderlas en
plenitud, habría que comentarlas de forma más extensa.

1ª LEY BIOLÓGICA
La primera conclusión o descubrimiento al que Hamer llegaría sería
que "el cáncer tiene su origen en un shock traumático inesperado que
se sufre en soledad", un impacto conflictivo de contenido dramático en
el ámbito psíquico que le pilla a uno a contrapié. Algo que, como
decimos, a nuestro entender es así en la mayor parte de los casos
pero no en todos. Los casos de niños en los que se ha manifestado un
cáncer por el simple hecho de vivir al lado de torres de alta tensión o
antenas de telefonía móvil son un ejemplo. Sin embargo, para
entender en su justo término lo que quiere decir Hamer, hay que
aclarar que también puede haber conflictos biológicos tanto durante el


                                   20
desarrollo del embrión y del feto como en el momento del nacimiento
(por ejemplo, por un parto traumático) y durante la etapa inicial de la
vida.
Obviamente, Hamer empezaría a sospechar la relación shock
traumático-cáncer al reflexionar sobre su caso y el de su esposa. Así
que, aprovechando que trabajaba como jefe de servicio en un hospital
se dedicó a indagar si entre los enfermos de cáncer que ingresaban en
él había habido shocks fuertemente traumáticos poco antes de que la
enfermedad apareciera. Y constató que así era. Posteriormente se
daría cuenta además de que el tipo de problema y, sobre todo, la
forma en que se vive el conflicto, también está relacionado con el
órgano que resulta afectado. Una relación a la que decidió denominar
"colorido" del conflicto. Animado, decidió ampliar su investigación y
averiguar si esa relación no se produciría también en pacientes con
otro tipo de patologías distintas al cáncer descubriendo que, en efecto,
muchos de los enfermos reconocían haber sufrido determinados
problemas antes de enfermar. Y que, además, los habían somatizado
de similar manera, es decir, con las mismas patologías o
enfermedades en función del "colorido" del conflicto.
Resumiendo, Hamer comprobó que en la práctica totalidad de los
casos de cáncer estudiados las personas habían sufrido previamente
un fuerte conflicto. Y que, en función del tipo de conflicto y de cómo
vivieron el mismo -una ruptura de pareja, la muerte de un ser querido,
el despido del trabajo, etc.- se veían afectados unos órganos u otros.
Circunstancia a la que, insistimos, llamó "colorido" del conflicto.
Hamer, en cualquier caso, remarca la diferencia que existe entre
conflicto psíquico o emocional y conflicto biológico. Para lo cual
propone 5 criterios definitorios y, sobre todo, llama la atención en que
el contenido del conflicto -pérdidas, separaciones, amenazas...- sean
conflictivas, dramáticas, vividas en soledad y que nos cogen a
contrapié.

EL CONFLICTO SE PLASMA EN EL CEREBRO
Demostrada la relación mente-enfermedad, Hamer se preguntaría si
en el cerebro, órgano regulador de la mente, ese conflicto no se
plasmaría también de alguna manera. Es decir, si en los casos de
enfermedad -y especialmente de cáncer- no se vería en él algo
anormal si se hiciera un escáner cerebral con un moderno TAC
(Tomógrafo Axial Computerizado). Así que, con el fin de constatarlo,
se dedicaría a partir de ese momento a hacer escáneres cerebrales a
todos sus enfermos comprobando que aparecían en todos ellos una
serie de marcas en forma de diana (círculos con un punto central). Sin
embargo, sus compañeros le "aclararían" que en realidad aquellas
marcas circulares eran fallos del sistema que se habían bautizado


                                   21
como "artefactos" y que no se correspondían con nada real. Es decir,
que se trataba de fallos corrientes en el funcionamiento de la máquina
porque ésta, al emitir su radiación, lo hace en forma de círculos. Y
que, en consecuencia, no debían tenerse en cuenta porque no
reflejaban nada real. Solo que a Hamer aquella explicación no le
convenció y se preguntó si esas "dianas" no podrían deberse a
alteraciones del campo electromagnético del cerebro ocasionadas por
el conflicto. Y como se trata de un científico, en lugar de especular
decidió averiguar la verdad. Para lo cual entró en contacto con la
empresa alemana Siemens, fabricante de los aparatos, a fin de
determinar con sus técnicos si esas dianas eran realmente debidas o
no a fallos técnicos. La empresa, desde el principio, negó que fuera así
y accedió a realizar conjuntamente con Hamer un protocolo de
investigación durante seis meses para demostrarlo. Sólo que el estudio
se interrumpió a los dos ante la evidencia de los resultados: los
llamados "artefactos" no eran fallos del aparato. Luego la causa tenía
que ser otra. Y la demostración de que tenía razón fue sencilla: colocar
a un paciente en cuyo escáner apareciese uno de esos artefactos boca
arriba y con la cabeza apoyada sobre la nuca y, posteriormente, con la
cabeza de lado. Era obvio que si la diana se debía a un fallo del
aparato aparecería en ambas placas en el mismo lugar. Pero si
reflejaba algo del interior del cerebro la diana se desplazaría en la
misma proporción que se desplazaba la cabeza. El resultado fue claro:
la diana se desplazaba demostrando que el aparato reflejaba algo del
interior del cerebro. Pues bien, a esas "marcas" que reflejan el
conflicto en el cerebro las bautizaría como "focos de Hamer".
Algunos de sus detractores argumentarían que si lo que plantea Hamer
fuera cierto esas "dianas" aparecerían también al realizar una
resonancia magnética nuclear (RMN), cosa que no ocurre. Sin
embargo, olvidan -o ignoran- que la razón de que ello sólo suceda al
efectuar un TAC es que en la alteración de campo electromagnético no
hay "momento magnético del núcleo" y, por tanto, al no haber vector
de campo magnético éste no puede ser captado por la resonancia
magnética nuclear. Y la razón para que no haya "momento magnético"
es que éste sólo se produciría si el número de protones y neutrones
producidos en los núcleos atómicos situados en el área enmarcada por
la diana fuera impar pero cuando se produce un conflicto emocional la
diana cerebral contiene un número par de protones y electrones, razón
por la que no emite vector de campo magnético que pueda ser
captado por la RMN. Precisamente en esa circunstancia se basa la
RMN, en la captación de esos momentos magnéticos.
Siguiendo el curso de sus investigaciones, Hamer descubriría que los
escáneres cerebrales no sólo muestran a veces señales en diana sino
que también aparecen otro tipo de marcas, redondas pero oscuras,


                                   22
que son identificadas como edemas y que pueden verse en los focos
donde antes estaban las dianas. Pues bien, según Hamer eso indica
que el conflicto está en vías de solución. Es decir, que si donde antes
había una diana aparece luego una mancha oscura es señal de que el
conflicto se está resolviendo ¡y el órgano afectado en vías de
regeneración!
Hamer terminaría comprendiendo pues, al analizar tantos casos, que
un impacto psicoemocional de las características definidas
anteriormente se plasma de inmediato en el cerebro y, prácticamente
de forma instantánea, en un órgano. Y que el hecho de que el conflicto
se manifieste como un cáncer o como otra "enfermedad" depende sólo
del grado del mismo, de su intensidad. Es decir, que el cáncer se
desarrolla fundamentalmente cuando se trata de un shock traumático
de alta intensidad que le pilla a uno completamente desprevenido y
que, además, se vive en soledad, en aislamiento, sin compartir los
sentimientos y pensamientos con las personas de alrededor. Al
impacto inicial que pone en marcha el conflicto biológico Hamer lo
bautizaría -en recuerdo de su hijo- como Síndrome Dirk Hamer (DSH).
Asimismo, constataría que la misma situación puede desencadenar
distintos tipos de cánceres en unas personas y otras. Algo que, según
Hamer, depende del "colorido", es decir, de la manera en que se vive y
se siente esa experiencia traumática (algunos investigadores
comentan, en este punto concreto, que quizás el hecho de que el
órgano afectado sea uno u otro no dependa de lo que postula Hamer
sino de que el cáncer, simplemente, se manifiesta en el órgano que se
encuentra más debilitado).

LA DESAPARICIÓN DEL CÁNCER
En suma, el cáncer -y cualquier otra enfermedad equivalente- no sería
sino la respuesta con la que reacciona el cuerpo ante un conflicto
importante. Conflictos conocidos y que, de forma general, la Psicología
del Comportamiento cataloga hoy dividiéndolos en arcaicos, modernos
e intermedios, según el curso del proceso evolutivo de las especies.
Los conflictos arcaicos son los relacionados con la nutrición y la
protección -necesidad de supervivencia y de protección de la
integridad del cuerpo y las vísceras vitales para la vida- por lo que
están regulados por el cerebro reptiliano o cerebro antiguo. Los
conflictos más modernos corresponderían a los de desvalorización y,
sobre todo, los de territorio. Y los intermedios a los de separación y de
nido, aunque esta división es relativa ya que los de "nido"
corresponden al periodo anterior.
¿Y por qué hago mención de esto?, se preguntará el lector. Pues,
sencillamente, porque sabiendo mediante un TAC qué zonas cerebrales
han sido afectadas por el conflicto podemos prever qué órgano u


                                   23
órganos probablemente se vean, a su vez, afectados. Y no nos
extenderemos en este punto para no ser prolijos en aspectos
demasiado técnicos que no están al alcance todos los lectores pero,
con el fin de que se entienda mejor, recogeré un caso planteado por el
propio Dr. Hamer. "Si una mujer diestra de 40 años sorprende a su
marido "in fraganti" con una bella muchacha de 18 años en el lecho
conyugal lo más probable, si quiere a su marido, es que tenga un
conflicto de tipo sexual. Pero también uno de desvalorización en
relación con su pareja por lo que seguramente sufrirá descalcificación
del hombro derecho. Si la muchacha, sin embargo, no es una joven
bonita sino una prostituta el conflicto sexual seguirá presente pero a él
se añadirá un conflicto de pareja -lo que puede ocasionarle un cáncer
en el seno derecho-, un conflicto de territorio, uno de asco (de pensar
que la prostituta estaba en la cama del matrimonio), lo que le puede
llevar a una hipoglicemia."
Cabe añadir que algunos conflictos se "graban a fuego" en nosotros. Y
que a veces basta sentir uno de los elementos del conflicto para
revivirlo por completo con la misma intensidad. Por ejemplo, porque a
nivel inconsciente nos recuerda el hecho traumático el color parecido
del pelo en otra joven, la forma de la cara, la figura, el olor corporal, el
perfume... De ahí la importancia que Hamer da a indagar todos los
elementos que originaron el conflicto a fin de evitar que algún
elemento suelto pueda volverlo a activar. Una tesis que, por cierto,
comparten otros muchos expertos y a la que dan una importancia
trascendental. Es el caso de Joaquín Grau, que tan bien plasma en su
excelente Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis, obra que a mi
juicio debería ser de obligada lectura en todas las universidades y que
recomiendo a todo médico que esté leyendo estas líneas.
En definitiva, ese hecho explica que un cáncer aparentemente curado
pueda volver a manifestarse en el mismo órgano al cabo de un tiempo.
Por eso es muy importante diagnosticar el DHS y los "raíles" o
circunstancias acompañantes que pone en marcha. A fin de cuentas, el
cáncer sólo desaparece cuando el conflicto queda definitivamente
resuelto.
Ahora bien, Hamer se encontraría con algo que parecía echar por tierra
su tesis: casos en los que las personas aseguraban haber vivido un
conflicto -e, incluso, estar viviéndolo en ese momento-, comprobar que
el escáner mostraba la señal correspondiente y, sin embargo,
constatar también que la persona, orgánicamente, no tenía síntoma
alguno. Y al revés, es decir, personas que relataban haber vivido hacía
tiempo un conflicto, haberlo resuelto, no haber tenido problema alguno
durante esa fase y que, justo tras resolverlo, les sobrevino la
enfermedad.
Un aparente contrasentido que conciliaría su segunda ley o Ley del


                                    24
carácter bifásico de las enfermedades que dice así: "Toda enfermedad
sigue una evolución bifásica cuando el conflicto biológico que la dio
origen ha sido resuelto". Expliquémoslo.

2ª LEY BIOLÓGICA
En realidad, a la "segunda ley de la Nueva Medicina" se la conoce más
como Ley de la Simpacotonía y Vagotonía. Y viene a indicar que a todo
Síndrome Dirk Hamer (DHS) -es decir, a todo shock traumático
inesperado que te pilla de improviso y se vive en soledad- sigue
siempre una etapa de simpacotonía o fase activa del conflicto y otra de
vagotonía o fase resolutiva o curativa del mismo.
Dicho de otro modo: tras la vivencia de todo suceso que ocasiona un
conflicto biológico el cuerpo pone en marcha un sistema para procesar
y resolver ese conflicto. A fin de cuentas, tenemos un sistema
biológico extraordinariamente bien concebido para proteger la vida. En
la primera etapa, también llamada fase fría, el organismo se prepara
para enfrentar el conflicto. Es el llamado periodo de simpacotonía y es
muy importante ya que permite a la persona sobrevivir a pesar del
gran impacto que acaba de sufrir y movilizar sus energías para la
solución de su problema. Normalmente cambia el carácter de la
persona y suele estar irritable, nerviosa y malhumorada. Come menos,
duerme poco -o no duerme-, adelgaza y las palmas de las manos
están muy frías.
A esa fase la sigue la de vagotonía o fase caliente, terapia natural que
ofrece la naturaleza y que responde a la necesidad de descanso
absoluto a fin de permitir al organismo la recuperación, tras la
resolución del conflicto. Y aunque en ella es donde empieza en realidad
la curación es la fase que, paradójicamente, los médicos
convencionales suelen identificar con la enfermedad propiamente dicha
puesto que es cuando aparecen los primeros síntomas físicos evidentes
de la enfermedad. Síntomas que pueden ir desde inflamaciones hasta,
incluso, tumoraciones cancerígenas, lo que depende de la zona
cerebral que se haya visto afectada durante el shock traumático (luego
veremos esto).
En esta fase se edematiza -es decir, se hincha de líquido y se inflama-
tanto el Foco de Hamer -en el cerebro- como el órgano afectado; algo
que puede comprobarse con un simple TAC. Es un periodo en el que la
persona siente una gran fatiga y suele padecer sudoración, fiebre,
pérdidas de sangre y fuertes dolores. Lo que tiene lugar hasta el día
en que aparece la crisis epileptoide -o crisis de curación- que,
dependiendo de la enfermedad, puede presentarse como un punto de
máximo agotamiento y/o de fiebre muy intensa y que es el "momento
de la verdad" en caso de las enfermedades graves.
Hamer también descubrió que cada tipo de conflicto desencadena una


                                   25
manifestación diferente. Así, cuando hay conflictos que afectan a la
motricidad la crisis no es epileptoide sino epiléptica, con las
convulsiones conocidas. Asimismo, constató que en la primera parte
de la vagotonía los síntomas son tolerables, en la segunda se
incrementan y en la tercera parecen alarmantes. Es cuando se suele
recurrir al médico, cuando se hacen análisis y los valores sanguíneos
aparecen alterados. Los marcadores tumorales (las pruebas que se
hacen ahora para el cáncer) pueden estar igualmente disparados si, en
este caso, el crecimiento celular se da en los cánceres que proceden
de la capa embrionaria mesodérmica moderna y ectodérmica. Y claro,
los médicos se alarman. Sobre todo porque no entienden que esos
síntomas concretos son los indicadores que el problema está
resolviéndose, no agravándose. El mensaje de ese proceso biológico es
"descansa, reposa, permanece quieto". En suma, esa fase de crisis
-epiléptica o epileptoide- no es sino el sistema que utiliza la naturaleza
para evacuar los edemas a nivel cerebral y orgánico, que es la
situación más peligrosa (caso de la neumonía, infarto de miocardio,
embolia pulmonar, estatus asmático...)
En esa etapa de vagotonía hay, pues, un breve periodo en el que se
vuelve al estado de simpacotonía y tiene lugar una vasoconstricción
-que aprieta y ayuda a evacuar el edema-, especialmente a nivel
cerebral. Tras las crisis epileptoides, dependiendo de la magnitud, la
persona entra en una fase de poliuria (emisión de gran cantidad de
orina durante un periodo de tiempo) y puede también aparecer fiebre
y sudoración, medios naturales que el cuerpo tiene para enfriarse
(modular su temperatura). Se puede entonces ayudar al organismo
aplicando compresas frías a nivel local y cerebral.

3ª LEY BIOLÓGICA
Conocida como Ley del sistema ontogénico de los tumores y
enfermedades afines viene a decir que cuando el DHS -o shock
traumático inesperado que se vive en soledad- "impacta" durante la
fase activa del conflicto en una zona perteneciente al cerebro antiguo
aparecen tumores en los órganos que proceden tanto del endodermo
como del mesodermo antiguo (glándulas y capas protectoras como la
pleura, el peritoneo, la dermis...) mientras que si impacta en una zona
del cerebro moderno lo que se producen son necrosis o ulceraciones
en los órganos relacionados con el mesodermo moderno y ectodermo
(huesos, ganglios, piel, tubos excretores de las diversas glándulas
-bronquios, conductos biliares, pancreáticos, píloro, curvatura menor
del estómago...).
Hay que aclarar a las personas poco duchas en fisiología que cada
órgano del cuerpo tiene su -para entendernos- "relé cerebral", es
decir, su correspondencia con cierta zona específica del cerebro


                                    26
humano. Y que éste regula (ver dibujo) las tres capas u hojas
embrionarias: el endodermo, el mesodermo (antiguo y moderno) y el
ectodermo (el endodermo y el mesodermo antiguo por el tronco
cerebral y el cerebelo, el mesodermo moderno por el mesencéfalo y el
ectodermo por la corteza cerebral). Como hay que saber también que
cada una de esas tres hojas embrionarias se relaciona con sus
correspondientes órganos.
Esa es la razón por la cual de que el shock se manifieste -o impacte-
en una u otra área cerebral dependa que el órgano dañado sea uno u
otro (y ello está en función, como ya adelantamos, del "colorido" del
conflicto, es decir, de cómo se vive y afronta el problema). Por lo que
ese "daño" se "traducirá" durante la fase activa -o de simpatoconía- en
una multiplicación celular o tumor si el conflicto impacta en el
endodermo o en el mesodermo antiguo o bien en una necrosis o una
úlcera si impacta en el mesodermo moderno y ectodermo. Y esto
implica algo muy importante: es imposible que un cáncer se propague
entre órganos pertenecientes a distintas hojas embrionarias por lo que
algunas de las metástasis diagnosticadas por los oncólogos
convencionales son absurdas. En la Nueva Medicina el fenómeno de las
metástasis se explica de otra manera: corresponde a otros conflictos
que pueden aparecer antes, durante y después del diagnóstico de la
enfermedad principal.
Hamer descubriría también que durante la fase de curación -o de
vagotonía- los tumores, producto de la proliferación celular en la
primera fase, son eliminados por las micobacterias (tuberculosis)
mientras que otras bacterias y virus producen todo lo contrario -o sea,
proliferación y "relleno celular"- cuando existen necrosis o
ulceraciones, producidas en la primera fase de la enfermedad.
Es decir, que los llamados carcinomas y sarcomas serían en realidad
fases del proceso curativo del organismo. Siendo esa acción positiva,
ese programa biológico natural de sanación, paradójicamente, lo que
los oncólogos, en su ignorancia, combaten.

4ª LEY BIOLÓGICA
Formulada como Ley del sistema ontogénico de los microbios explica
que tanto éstos como los virus son indispensables en la fase de
curación. Más claramente: según Hamer, los hongos, ciertas bacterias
y micobacterias tienen como función principal eliminar los tumores
producidos durante la fase activa mientras otros microorganismos
(bacterias) y algunos virus ayudan a restaurar las necrosis o
ulceraciones. Y, por tanto, es una barbaridad combatirlos. Los virus,
por ejemplo, transportan las proteínas y sustancias nutritivas que el
organismo utiliza para rellenar las úlceras. Esto explica, por ejemplo,
que sólo contraigan una "enfermedad viral" las personas que llegan a


                                   27
una fase de resolución, a una etapa de vagotonía. Y que nunca haya
infección por virus o microorganismo alguno en la fase de
simpacotonía. En suma, los microbios ayudan tanto en la desaparición
de los tumores como en la reconstrucción de tejidos en las úlceras y
necrosis.
Hay que añadir que tras las crisis epileptoides o de curación el cerebro
conserva aún algo de edema. Edema residual con un sentido biológico
muy profundo -especialmente en los casos donde aparecen tumores-
porque va a permitir que se evacue o se enquiste la tumoración. Es
decir, dependiendo de la hoja embrionaria donde esté asentado el
tumor éste puede desprenderse y ser evacuado o enquistarse
quedando bien delimitado. Ahora bien, hay personas que pueden morir
en esta fase. Eso depende de la gravedad y del órgano lesionado. Por
ese motivo es muy importante conocer el momento del DHS y cuándo
acaeció la solución del conflicto porque nos orientará en relación a la
gravedad de la sintomatología. En el caso, por ejemplo, del infarto de
miocardio -que corresponde a una enfermedad no estrictamente
cancerosa tal como la entendemos convencionalmente- porque si el
"conflicto de territorio" ha durado más de nueve meses puede ser
mortal. Por ese motivo es tan importante prevenir, o bien actuar con
cautela ante estas situaciones.
Cabe añadir que en las crisis de curación el enfermo se encuentra muy
fatigado. Es una fase exudativa en la que el cuerpo limpia o expulsa lo
que no necesita. Y como requiere mucha energía para terminar de
reparar y limpiar la zona dañada se impone un descanso -fase de
vagotonía- imprescindible. Una fase en la que el paciente debe estar
muy bien cuidado porque se halla muy sensible y receptivo siendo por
ello muy vulnerable a caer en otro conflicto biológico. Evidentemente,
en esta fase puede haber mucho dolor, como ocurre en el cáncer de
huesos porque el periosteo -la capa que recubre el hueso-, que es la
única que está enervada, se comprime debido al edema y eso es
extremadamente doloroso. Es una fase, pues, en la que paciente debe
entender bien que lo que le está pasando es natural y tener paciencia.
Suele durar entre mes y mes y medio. Una punción, golpe o fractura
en ese momento puede romper el periosteo y extender el callo óseo
por los alrededores de la zona, situación que será diagnosticada de
osteosarcoma.

5ª LEY BIOLÓGICA
Denominada Ley de la quintaesencia o de comprensión del sentido de
la enfermedad viene a resumir que ésta no es sino un programa
especial que pone en marcha la naturaleza y tiene un profundo sentido
biológico. Y es el de que detrás de los malestares, dolores y demás
trastornos existe un mecanismo de la naturaleza que nos brinda la


                                   28
oportunidad de recuperarnos y revalidar esos programas especiales.
Que basta comprender la situación y comprendernos para iniciar y
trabajar en nuestra curación. Y ello es así porque se parte de la base
de que la psique integra todas las funciones que alcanzan al
comportamiento y sus conflictos, se concibe al cerebro como un
"ordenador" que controla esas funciones y se comprende que los
órganos expresan los resultados de la integración de estos sucesos. El
cerebro, además, programa la psique y, en una relación dinámica, se
programa a sí mismo.
Y viene también a decir que en las enfermedades no hay nada
"benigno" o "maligno" sino sólo un profundo sentido de la naturaleza
que se refleja en los ritmos de normatonía, simpacotonía y vagotonía.
Que la enfermedad tiene siempre un sentido profundo. Es más, desde
el punto de vista científico-nosológico se trata de un suceso teleológico
(con una finalidad) que se cumple con un sentido completo. Por eso
cuando una persona logra solucionar plenamente el conflicto que le ha
provocado su mal-estar el problema de salud que tiene termina
resolviéndose. En caso contrario, en cambio, el organismo no podrá
completar su trabajo de autosanación.
En suma, y como tantas veces hemos dicho en esta revista, Hamer ha
constatado nuevamente que tanto la enfermedad como la curación
dependen de nosotros mismos. Aunque no lo queramos asumir.

(V) La ineficacia de los tratamientos convencionales
EFICACIA REAL DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES DEL
CÁNCER
Si uno creyera lo que afirman las autoridades sanitarias y los
oncólogos más "prestigiosos" de España y del mundo en los
últimos años se ha avanzado muchísimo en lo que a la curación
del cáncer se refiere. De hecho, no hay semana -desde hace al
menos dos décadas- que los principales medios de
comunicación de cualquier país no recojan una buena noticia al
respecto. Por eso existe la convicción entre la ciudadanía de
que el cáncer ha dejado de ser tan mortal como antes, de que
la Quimioterapia, la Radioterapia y los nuevos antitumorales
han conseguido poner al cáncer "entre las cuerdas". Bueno,
pues no es verdad. Salvo excepciones muy concretas, la única
terapia convencional efectiva contra el cáncer sigue siendo la
cirugía y eso en los casos en que el tumor está aislado. Ya está
bien de mentiras interesadas.

¿Cuántas personas enferman en España de cáncer cada año? No se
sabe. ¿Cuántas mueren por esa causa? No se sabe. ¿Cuántas fallecen
antes de haber transcurrido un año de habérselas descubierto el


                                   29
cáncer? No se sabe. ¿Cuántas sobreviven dos, tres, cuatro, cinco años
o más a los tratamientos? No se sabe. ¿Cuál es la eficacia real de los
tratamientos, especialmente de los nuevos antitumorales? No se sabe.
Pero, bueno, -imagino que se preguntará el lector-, ¿es que no hay
estadísticas nacionales sobre el cáncer? Y la respuesta es NO. ¿Y por
qué? Pues porque no interesa. Porque contra las frías cifras no se
puede hacer nada, no se pueden difundir mentiras interesadas una y
otra vez.
El Ministerio de Sanidad y Consumo no tiene datos. La Asociación
Española contra el Cáncer y la Asociación Española de Investigación
sobre el Cáncer tampoco. Los grandes laboratorios de investigación de
fármacos para combatir la "enfermedad", mucho menos. No hay datos
fiables de nada. El único organismo que tiene datos concretos en
España es el Instituto Nacional de Estadística y se refieren sólo a la
morbilidad hospitalaria. Es decir, lo único que de verdad se sabe es
cuántas personas mueren en los hospitales a causa del cáncer. Los
últimos datos hechos públicos son del año 1999. Puede usted acceder
a ellos a través de Internet y consultarlos (www.ine.es). Y esos datos
indican que ese año murieron en los hospitales 371.102 personas. De
ellas, 94.566 (el 25,48%) a causa de tumores; es decir, de cáncer.
Luego una de cada cuatro personas que muere en un hospital español
lo hace de cáncer. Una cifra mareante que, encima, no refleja la
realidad porque buena parte de los enfermos terminales de cáncer son
enviados a morir a sus casas por los oncólogos "cuando ya no pueden
hacer nada por ellos".
En suma, ¿cuántas personas mueren de verdad de cáncer en España si
sólo en hospitales fallecen casi cien mil al año? ¿Un 50% más? ¿El
doble? No se sabe. Pero eso sí, se ha avanzado muchísimo en la
investigación y tratamiento del cáncer....

JUGANDO CON LAS CIFRAS
Hace algo más de un año asistí a la presentación oficial del Centro
Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que actualmente
dirige Mariano Barbacid y que se efectuó en un conocido hotel
madrileño durante una cena a la que asistieron los principales
responsables del mismo, los representantes de las entidades sociales y
financieras que con su contribución económica lo hicieron posible, un
seleccionado grupo de cualificados expertos en cáncer traídos de
medio mundo y ocho o nueve periodistas. Ya conté entonces en la
revista lo que sucedió durante ella, cómo planteé ante los presentes
que a mi juicio aquel centro nacía mal porque desde el principio
dejaban fuera del terreno de la investigación los aspectos
psicoemocionales y les pregunté por qué no se tenían en cuenta -entre
otros- los descubrimientos del Dr. Ryke Geerd Hamer y cómo


                                  30
aquellos expertos mostraron una -para mí- fingida sorpresa alegando,
con miradas gesticulantes que se notaban forzadas, que no sabían de
quién les hablaba. Pero cuando más nerviosos se pusieron fue cuando
les pregunté si los resultados a la hora de tratar el cáncer eran
mejores en Estados Unidos que en España y cuáles eran esos. Porque
se enzarzaron en una discusión acalorada y muy aleccionadora para
quien esto escribe al punto de que Mariano Barbacid tuvo que
recordarles que estaban delante de periodistas y pidió públicamente
disculpas. Debo añadir que son muchos los expertos que no esperan
nada del CNIO. Pretender seguir las mismas líneas de investigación
que ya llevan otros con muchísimos más medios de todo tipo y creer
que van a conseguir más o mejores resultados es de una ingenuidad
manifiesta aunque no sea absolutamente descartable. Y quien esto
escribe lo duda, sobre todo, porque han centrado todos sus esfuerzos
-como los laboratorios- en buscar elementos químicos para violentar
de manera no natural la presunta respuesta anormal del organismo y
dudo que eso vaya a solucionar nada. De hecho, me gustaría saber
qué ha hecho el CNIO en el tiempo que lleva funcionando. Aunque la
respuesta oficial ya la conozco: hace falta mucho tiempo para obtener
resultados. Lo que es verdad sólo que eso también permite vivir hasta
la jubilación de investigar, investigar e investigar... y cobrar un sueldo
seguro hasta jubilarse sin tener que ofrecer resultado alguno.

UN CURSO MUY INSTRUCTIVO
El pasado día 11 de Abril tuve oportunidad de asistir en el Instituto de
Investigaciones Biomédicas de Madrid -perteneciente al Consejo
Superior de Investigaciones Científicas- a un breve cursillo de
formación sobre cáncer organizado por la multinacional Bristol-Myers
Squibb, entidad que en la nota que entregan a la prensa se presenta
como "una compañía líder mundial en la mejora de la calidad de vida y
el descubrimiento de terapias que aumenten la supervivencia en
pacientes con cáncer". El curso corrió a cargo de Juan Carlos Lacal,
biólogo e investigador del CSIC especializado en Bioquímica y Biología
Molecular y presidente de la Asociación Española de Investigación
sobre el Cáncer (ASEICA) de 1995 a 1998 -de la que fue también
Secretario General los cuatro años anteriores (Ene 1991 a Dic 1994)- y
de otros diversos organismos oncológicos, además de editor ejecutivo
de la Revista de Oncología, órgano oficial de la Federación de
Sociedades Españolas de Oncología (FESEO); María del Rosario
Perona, doctora en Farmacia y jefa del Departamento de Biología
Celular y Molecular del ya mencionado Instituto de Investigaciones
Biomédicas y actual Secretaria General de la Asociación Española de
Investigación sobre el Cáncer (ASEICA); y Carlos Chaib, médico y
oncólogo de la Bristol-Myers Squibb cuyo curriculum no nos fue


                                    31
facilitado pero de quien me llamó mucho la atención su sinceridad y
honestidad cuando conversé con él.
Y perdóneme el lector si he hecho unas referencias demasiado
extensas de los ponentes del cursillo pero me parece importante que
comprenda que quienes lo impartieron no era un mero grupo de
oncólogos con más o menos conocimiento sino expertos de reconocido
prestigio en su campo. Pues bien, en el cursillo se nos dejaría bien
claro a los presentes nada más empezar que "el cáncer no es una
enfermedad sino un conjunto de más de 100 enfermedades" (en la
Asociación Española contra el Cáncer hablan de más de 200). Y que las
causas de todas esas enfermedades son exógenas y se deben a la
acción de:
-Las radiaciones ionizantes -rayos cósmicos, radiactividad y gas
radón-, causantes según ellos de la mayor parte de los cánceres de
tiroides, pulmón y linfomas. Y,
-Algunos productos químicos favorecedores de la acumulación de
lesiones en el ADN que da lugar a las mutaciones celulares que
provocan su proliferación incontrolada (el lector ya conoce los
principales productos químicos porque los publicamos en el número de
enero aunque debo decir que en el cursillo el número de factores de
riesgo totales reconocidos era mucho menor ).
Y punto. Según los expertos mencionados esos factores son los que
causan el cáncer. Ni que decir que tiene que mostré de inmediato en
público mi sorpresa por el hecho de que no tuvieran en cuenta los
factores psicoemocionales, los traumas, como otros expertos en
diversas áreas de la salud no sólo han apuntado sino demostrado. Me
dejaron claro que no estaban de acuerdo con esa posibilidad aunque
les recordé que ellos, mejor que nadie, saben que las emociones y
pensamientos provocan procesos bioquímicos y que, en consecuencia,
pueden también alterar las células. Es obvio que ese asunto no lo
querían tener en cuenta. Lo mismo que Mariano Barbacid. No insistí.
No me pareció correcto hacerlo durante la celebración del curso.
Me sorprendió también que Juan Carlos Lacal, al ofrecer los datos
que obraban en su poder sobre cáncer, reconociera que sólo tenía
cifras correspondientes a ¡1991! Y que, según las mismas, ese año
habían muerto de cáncer en España 81.298 personas, 49.798 hombres
y 31.500 mujeres (debo decir que en realidad esa cifra corresponde
sólo a los muertos en hospitales). Añadiendo que cada año se
producían en nuestro país alrededor de 120.000 casos nuevos. Cuando
mostré de nuevo mi sorpresa por el hecho de que alguien con su
representatividad y cargos no pudiera darnos más recientes y más
completos se limitó a decirme que no existían o, cuando menos, él no
los conocía. Y, por supuesto, que tampoco tenía datos sobre la
supervivencia de los pacientes de cáncer a los dos o más años de


                                 32
recibir tratamiento. Mi pregunta de "¿Y entonces cómo saber si los
tratamientos convencionales que se están aplicando contra el cáncer
son efectivos,?" recibió como respuesta un significativo silencio. Es
obvio que no me podía dar datos que no tenía.

UN CURSILLO CLARIFICADOR
El curso continuaría. Pero en él se limitaron a explicarnos a los
presentes los procesos relacionados con la cancerización de una célula,
cómo se producía y cómo los investigadores entendían que podría
interrumpirse el proceso para evitarlo. Es decir, se nos dejó claro que
-a su juicio- el cáncer aparece como consecuencia de la acumulación
de varias alteraciones genéticas a lo largo de los años. Algo, añadiré
por mi parte, que es verdad en algunos casos pero no en todos como
ha demostrado Ryke Geerd Hamer.
La explicación de qué son los oncogenes, los genes supresores y los
genes reparadores llevaría posteriormente a la conclusión de que la
alteración de los genes en el organismo es algo normal, hasta el punto
de que a lo largo de la vida una persona puede llegar a sufrir hasta
unas 10.000 mutaciones por gen que son reparadas
satisfactoriamente. Y que el problema empieza cuando el organismo
no puede efectuar en un momento dado esa reparación. En suma, se
nos estaba dando a entender que había que buscar la solución al
cáncer en el terreno de la genética.
Me pareció complejo e innecesario. Si el organismo, a lo largo de la
vida, está suficientemente capacitado para destruir las células
cancerosas.... hasta que un día falla, da la impresión de que lo
inteligente sería averiguar por qué, potenciar el sistema inmune y
dejar actuar al organismo en lugar de seguir caminos no naturales. Así
que intervine de nuevo preguntando por qué no se hacía así. Y se me
respondió que esa vía "también" se estaba investigando con lo que se
denomina Inmunoterapia. Y el curso siguió.
Tras unos comentarios irónicos sobre la batalla acaecida para descifrar
el Genoma Humano y la poca diferencia que genéticamente tenemos
con una mosca se explicaría a los presentes que tenemos entre 30 y
35.000 genes. Está aún por determinar la cifra exacta a pesar de todo
lo que se ha publicado. Tras recordar que cada célula tiene 23
cromosomas y que todas las células de un organismo tienen el mismo
ADN se aclararía luego que el conjunto de genes de cada tejido es
distinto porque en cada órgano se manifiestan unos genes y otros no.
Algo que las futuras terapias antitumorales deben tener en cuenta.

TRATAMIENTOS DEL CÁNCER EN EL FUTURO
Entraría el ponente entonces a plantear que las actuales
investigaciones sobre el cáncer se centran en el estudio de tres


                                   33
ámbitos: la Genómica, la Oncofarmacogenómica y la Proteómica.
Mediante la Genómica se pretende conocer mejor el funcionamiento de
los oncogenes y los genes supresores, descubrir nuevas dianas para
diseñar antitumorales y saber qué genes han mutado en un tumor. La
idea es crear así bases de datos. Con la Oncofarmacogenómica se
pretende descubrir cómo va a responder un tumor a un tratamiento
específico de quimioterapia. Algo que ya se efectúa mediante
microchips de ADN. Se trata también de un proyecto a largo plazo
para obtener resultados. Y con la Proteómica se quiere conocer mejor
el mundo de las proteínas.
En este ámbito, algunos laboratorios estudian el desarrollo de nuevos
fármacos antitumorales. Así, la Bristol Myers Squibb trabaja sobre
algunos taxanos presuntamente más potentes que su conocido
paclitaxel (Taxol) y sobre otros agentes no taxanos como la epotilona,
presunto estabilizador de la tubulina. Asimismo, intentan bloquear la
transmisión de mensajes de crecimiento y supervivencia de la célula
cancerígena inhibiendo la farnesiltransferasa y cortocircuitar así la
información celular desde el conocido oncogen ras. Es más, creen que
puede provocar con ello la apóptosis (autodestrucción o suicidio) de la
célula.
Otra de las vías que se están investigando es cómo frenar la
Angiogénesis, el proceso de formación de vasos sanguíneos que
alimentan los tumores.
En suma, tales son los ámbitos por donde pretende avanzarse para
comprender y combatir el cáncer... en el futuro. Pero, ¿y ahora? ¿Qué
se hace en el presente?

EFECTIVIDAD DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES
Actualmente hay tres vías con las que la Medicina convencional afronta
el problema del cáncer: la Cirugía, la Quimioterapia y la Radioterapia.
En lo que se refiere a la Cirugía, se explicó la importancia de detectar
a tiempo un tumor antes de que se extienda porque si el mismo se
extirpa cuando aún está aislado el problema puede atajarse antes de
que sea irremediable. Cuando así se hace, cuando se actúa en la fase
inicial, el porcentaje de casos en que el tumor desaparece y no vuelve
a aparecer es notable.
Agregaré que, según el conocido Manual Merck de Medicina, la cirugía
es suficiente en un alto porcentaje de cánceres (en el de pulmón el
porcentaje de éxito es muy bajo). Obviamente, no hay manera de
contrastar sus datos. Pero en él se afirma que incluso en casos
incipientes, sin metástasis, la cirugía sola no es suficiente entre un 30
y un 63% de los casos de cáncer de pulmón, del 18 al 35% en los
cánceres de boca, testículo, riñón, vejiga, colon, mama, útero,
próstata, ovarios y laringe, y en el 6% de los casos de cuello uterino.


                                   34
En lo que se refiere a la Radioterapia, se reconocería durante el cursillo
que a pesar de que mueve miles de millones de dólares al año los
resultados son más bien escasos. Una información que no me
sorprendió en absoluto ya que, según los expertos que previamente
había consultado, la Radioterapia es ineficaz en un alto porcentaje de
cánceres. Según el propio Manual Merck, la eficacia de esta terapia
sola nada más es aceptable en casos de cáncer iniciales de testículos,
en la llamada Enfermedad de Hodgkin, en los linfomas no
hodgkinianos y en los cánceres de próstata (entre el 67 y el 90% de
los mismos).
En cuanto a la Quimioterapia no se dieron datos de su eficacia pero el
Manual Merck indica que, por sí sola, tiene un porcentaje de éxito en
los casos iniciales de coriocarcinomas (98%), cáncer de testículos
-excepto seminomas- (88%), la Enfermedad de Hodking (74%), el
Linfoma de Burkitt (44-74%) y el Linfoma linfoblástico (50%).
¿Y el resultado de combinar las tres terapias, es decir, cirugía-
radioterapia, cirugía-quimioterapia, radioterapia-quimioterapia y
cirugía-radioterapia-quimioterapia? Pues hay que decir que no se
logran resultados mucho mejores en la mayor parte de los casos
comentados aunque sí ayuda en otros cánceres no mencionados como
los de endometrio (62%), estómago (54%), riñón -tumor de Wilms-
(80), sarcoma de Ewing (70%) y sistema nervioso central
-meduloblastoma- (71-80%).
Ahora bien, estamos hablando de los resultados que se obtienen en las
fases iniciales de desarrollo del cáncer. Porque cuando el cáncer se ha
desarrollado y extendido la cuestión es muy otra. En tales casos los
porcentajes de "curación" (supervivencia de 5 años sin que se
manifieste de nuevo el cáncer) son muy bajos. Pero de eso nadie
quiere hablar.
Pobres resultados que ha obligado a todas las compañías -así se nos
anunció también que lo ha hecho la Bristyol-Myers Squibb- a realizar
un cambio fundamental de estrategia y que los esfuerzos se
encaminen ahora en buscar moléculas que inhiban la proliferación
celular. Es decir, a encontrar inhibidores específicos de los factores de
crecimiento, receptores y GTP de la célula. Y crear tantos inhibidores
distintos como tumores hay. Una labor, pues, de muchos años aunque
en estos momentos se está investigando ya con 400 moléculas
concretas. La nueva "Quimioterapia dirigida" pretende crear cuerpos
monoclonales para cortocircuitar la transmisión de la información en la
célula cancerosa, moléculas inhibidoras que impidan su replicación
logrando que entre en apóptosis, es decir, lograr que la célula se
autodestruya -se "suicide"- o sea destruida por las células de defensa
del organismo.
Existen, en todo caso, otras vías de investigación. Es el caso de la


                                   35
terapia génica cuya idea básica es introducir material genético en las
células -se piensa en retrovirus- para modificar sus funciones.
También se pretende desarrollar la Inmunoterapia con la idea de
introducir genes para potenciar la respuesta del sistema inmune.
Lo único que hoy está en fase III -probándose ya en humanos- son
algunos antitumorales siendo uno de los más conocidos el Taxol
fabricado por el laboratorio organizador de este cursillo. Los citotóxicos
y los citostáticos se prueban hoy en miles de pacientes aunque no son
tan específicos como los nuevos fármacos que se pretenden crear,
inhibidores de la señal para interrumpir el ciclo celular e impedir la
proliferación cancerosa.
Por supuesto, si toda esta investigación dará o no fruto alguno es una
incógnita como los propios ponentes del curso reconocieron. Porque
muchas veces las sustancias que dan resultado en animales fracasan
posteriormente en humanos. Y, en el mejor de los casos, los fármacos
que pudieran salir de estas investigaciones no estarían al alcance de
los enfermos antes de varios años. Por consiguiente, no son una
esperanza siquiera para los enfermos de hoy, sólo para los de mañana.
De hecho, varias compañías como Dendreon, Inspire Pharmaceuticals
o Cubist Pharmaceuticals han informado hace poco de fallos o retrasos
en los ensayos clínicos de sus medicamentos. Aunque los dos fracasos
recientes más notables es precisamente el de dos anticancerosos, uno
de ellos relacionado con la Bristol Myers Squibb, algo que los ponentes
del cursillo se abstuvieron de mencionar. Hablamos del Erbitux.
Fabricado por ImClone, la Bristol Myers Squibb llegó en septiembre
pasado a un acuerdo por el que se comprometió a pagar 2.000
millones de dólares a cambio del 20% de la empresa y de parte de los
derechos del fármaco. Sólo que la FDA, tras ser probado en pacientes
que sufrían cáncer colorrectal y que no habían respondido a la terapia
habitual, lo rechazó a finales de diciembre pasado porque en los
ensayos clínicos no pudo determinarse si la respuesta de los
participantes se debía al nuevo medicamento o a los tratamientos
habituales. Con lo que la Bristol Myers Squibb ha amenazado con
romper el pacto firmado con ImClone si no se le permite controlar los
próximos ensayos clínicos.
El otro es el SU5416, un medicamento diseñado para frenar la
angiogénesis desarrollado por Sugen Inc., empresa comprada en 1999
por 650 millones de dólares por Pharmacia. Pues bien, los ensayos
clínicos tuvieron que detenerse en la última fase tras constatarse que
no prolongaba la vida de los pacientes más que la quimioterapia
habitual. De los 355 participantes evaluados (con cáncer colorrectal en
estadios avanzados) se comprobó que el grupo que recibía el SU5416
combinado con quimioterapia respondía exactamente igual que el que
recibía el tratamiento normal sin combinar con el nuevo fármaco. El


                                   36
tiempo de supervivencia, como se esperaba, no aumentó hasta un
33%.
En suma, está por ver a dónde nos llevan esas investigaciones.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA RADIOTERAPIA Y LA QUIMIOTERAPIA
No quiero dejar de hablar, en cualquier caso, de los efectos
secundarios de la Radioterapia y la Quimioterapia. Estos varían mucho
de un paciente a otro pero las náuseas, los vómitos, la fatiga intensa,
la caída del cabello y la pérdida de glóbulos en sangre son los más
frecuentes. Al menos tres de cada cuatro pacientes padecerá como
consecuencia una anemia severa -disminución de los glóbulos rojos-
con la consecuente debilidad, somnolencia, dolor de cabeza, fatiga
constante, falta de aire y palpitaciones aunque no necesariamente se
presentan a la vez todos los síntomas descritos. Hay quien afirma, por
cierto, que en estos casos ayuda la eritropoyetina pero una buena
parte de los expertos lo duda.
También bajan los glóbulos blancos ya que resulta afectada la médula
ósea y disminuyen las plaquetas -trombocitopenia- impidiendo el
control por el cuerpo de una posible hemorragia. Es igualmente
corriente observar petequias, hemorragias muy pequeñitas (se ven
como puntitos rojos), principalmente en el interior de la boca y en las
piernas. También es más fácil hacerse moretones.
Ambas terapias provocan además inflamación e, incluso, úlceras en las
membranas mucosas así como en la boca y la garganta.
Asimismo, pueden irritar y dañar las venas inutilizándolas temporal o
permanentemente. Y provocar una flebitis. Otras veces las venas se
vuelven muy frágiles y se rompen fácilmente con lo que el
medicamento administrado puede causar, al salirse, quemaduras en
los tejidos vecinos.
Cabe añadir que cuando se trata a una embarazada el riesgo de
provocar serias malformaciones en el feto -especialmente en el caso
de la Quimioterapia- es altísimo; de hecho, lo normal es que nazca
muerto.
Y lo más importante: el organismo se intoxica. Muchas veces
irremediablemente. Con lo que se da la paradoja de que al enfermo le
desaparece su tumor... pero se muere algún tiempo después porque el
organismo le falla al estar envenenado. Y, claro está, esa persona no
se habrá muerto de cáncer sino de otra cosa. Y si el fallecimiento se
produce con suerte cinco años después, ¡se habrán salvado incluso las
estadísticas y esa persona podrá hasta figurar entre los enfermos
"libres de cáncer" y engordar los porcentajes de buenos resultados!
Aunque lo más sangrante es que tanto la Radioterapia como la
Quimioterapia, que se utilizan para combatir el cáncer, pueden a su
vez provocar cáncer. Un sarcasmo.


                                  37
CONCLUSIÓN
Llegados a este punto no puedo dejar de denunciar que el problema
del cáncer está siendo manipulado vergonzosamente. Porque en
ningún lugar de Occidente se está atendiendo a consideraciones
sanitarias sino políticas. Hay una orden no escrita que hace que las
autoridades de todo el mundo intenten minimizar el problema
ocultando la verdad. Por eso no se hacen estadísticas oficiales y
constatables de los índices de supervivencia en los tratamientos
convencionales. Los "éxitos" que con la Cirugía, la Quimioterapia y la
Radioterapia se supone que se obtienen se reflejan en datos que
aportan quienes fabrican los aparatos de radioterapia, los laboratorios
que desarrollan los fármacos y, en el mejor de los casos, los oncólogos
que practican ambas técnicas terapéuticas. De la credibilidad los
fabricantes y laboratorios no hay mucho que explicar porque de vez en
cuando la propia FDA norteamericana, harta probablemente de tanta
mentira, les tiene que reconvenir a menudo. Los ensayos clínicos no se
efectúan en buena parte de los casos a doble ciego y no los controlan
equipos independientes. Y los oncólogos no tienen acceso a otros
datos para corroborar la eficacia de lo que hacen por lo que, cuando su
fracaso es alto, terminan pensando que han tenido la mala suerte de
que a ellos les lleguen casos muy difíciles pero como a otros
compañeros les va mejor -eso dicen las estadísticas- lo que tienen que
hacer es no desesperar.
Sin embargo, los escasísimos datos fiables que existen son tozudos.
Según el Instituto Nacional de Estadística muere hoy casi en España el
doble de personas por tumores que hace dos décadas. En 1980
fallecieron de cáncer en hospitales (además de los muertos en casa)
58.431 personas, en l985 -cinco años después- 68.779, en 1990
fueron 79.609, en 1995 se llegó a 89.493 y en 1999 a 94.566. Eso
supone el 25,48% de todas las muertes habidas en hospitales. Una de
cada cuatro personas. Siendo los índices de mortandad más altos en
los casos de cánceres de tráquea, bronquios y pulmón -en primer
lugar- y los de colon (la mitad de casos que los anteriores). Les siguen
a poca distancia los cánceres "mal definidos, secundarios y no
especificados" y los de estómago, mama, próstata, hígado, tejido
linfático, vejiga y páncreas. Es decir, que el número más alto de
fallecimientos se da entre buena parte de quienes padecen los tipos de
cáncer que se supone mejor resultado tienen con Quimioterapia y
Radioterapia. ¿Alguien lo entiende?
Las autoridades políticas y sanitarias deberían dar una explicación de
todo lo aquí expuesto. Pero no lo harán. No tienen más argumentos
que la retórica y echar balones fuera alegando que en otros países se
hace lo mismo. Como si ello fuese una razón y no una excusa.


                                   38
No, la verdad es que aquí hay muchísimo dinero en juego. Cientos de
miles de millones de euros. Y el control sobre el negocio, férreo. Ello
explica que con tan paupérrimos resultados la Radioterapia y la
Quimioterapia sean hoy los tratamientos "oficiales" cuando la cirugía
no es viable. Y sólo eso explica también que desde las asociaciones de
oncólogos y desde el poder se persiga encima como charlatanes y
estafadores a quienes pretenden tratar a los enfermos de cáncer de
otra manera. "Si nosotros, que somos los que más sabemos en este
ámbito, no conseguimos gran cosa, ¿qué van a poder hacer otros?". Y
con tal pensamiento exigen que a quienes tratan a los pacientes de
otra manera -médicos incluidos- se les persiga legalmente y se les
impida ejercer. Conozco varios casos sangrantes en España. Médicos a
los que sus colegios, en nombre de la verdad que detentan, los han
inhabilitado profesionalmente o los han llevado a los tribunales para
que lo haga el juez.
Hace ahora un año, un conocido oncólogo, harto de que se le murieran
los pacientes, decidió abandonar el ejercicio de la Oncología en el
hospital de su comunidad autónoma para el que trabajaba a fin de
poder aplicar otras terapias que consideraba más eficaces. Y así lo está
haciendo hoy en su consulta privada. Porque en los hospitales públicos
un oncólogo sólo puede hacer lo que le indican, no puede ejercer su
libre albedrío. Y lo más singular es que hablamos de alguien que hace
ya más de 25 años introdujo en su comunidad la Medicina Nuclear.
Con alta experiencia, pues, en los tratamientos convencionales. Excuso
decir que ya entonces le invité a expresar abiertamente en la revista
sus impresiones. Su respuesta fue clara: "Mire usted, me encantaría
pero tengo tres hijos aún en casa y debo trabajar para vivir. Y sé que
si abro la boca me quitan la licencia como médico. A pesar de haber
renunciado a mi cargo de responsable de Oncología en el hospital. Lo
siento." No insistí. Hace sólo unos días entré de nuevo en contacto con
él y me aseguró que sus resultados, hoy, son mucho mejores que
antes. Como los de otros médicos que conozco y que trabajan
discretamente para no ser perseguidos y denunciados, al igual que
Hamer.
Termino. Sé que quienes padecen cáncer o tienen familiares o amigos
que lo sufren estarán angustiados. Y sé que muchas personas dirán
que no tiene sentido decirle la verdad a la gente cuando ésta es tan
dura. Pero me niego a aceptar esa falacia. La gente tiene derecho a
saber la verdad, a estar informada y, sobre todo, a poder elegir
tratamientos alternativos a los de la Quimioterapia y Radioterapia si lo
desea. Porque los hay aunque las autoridades lo nieguen y persigan a
quienes los practican. Seguiré hablando de ello en los próximos
números.



                                   39
(VI) TRATAMIENTOS ALTERNATIVOS PARA TRATAR EL CÁNCER

En España fallecen al año de cáncer casi 100.000 personas....
sólo en hospitales. Cifra a la que habría que añadir las que han
sido enviados a morir a casa y no se contabilizan en las
estadísticas. Una cifra escalofriante que demuestra, sin
paliativos, el fracaso de la Oncología cuando la cirugía no
resuelve el problema aunque esa verdad se oculte o disfrace. Y,
sin embargo, existen alternativas eficaces para combatir el
cáncer. Sin yatrogenia ni efectos secundarios. José Manuel
López y Pérez-Cabada, colaborador y asesor de la revista desde
hace un año, se encarga en esta ocasión del presente artículo.
Con el fin de que el lector pueda saber de quién se trata
presentamos un breve currículum suyo al final del texto.

Encontrar alternativas al tratamiento oficial del cáncer es para un
número cada día mayor de enfermos una posibilidad no tenida en
cuenta -por desconocimiento- cuando no una búsqueda infructuosa.
Algo que ocurre, en parte, por la campaña de desinformación y
propaganda eficazmente llevada a cabo por las industrias y los grupos
de acción política y profesional cuyos intereses son contrarios a esas
terapias y su aplicación, y, en parte, por la falta de formación de los
profesionales alternativos que, teniendo muy limitado legalmente su
campo profesional de actuación, no han podido profundizar en el
estudio e investigación de las terapias más eficaces en este tipo de
enfermedades.
La suma de estos y otros muchos factores es la razón de que vivamos
una situación que he dado en bautizar como "el síndrome de
invisibilidad de las medicinas alternativas". Porque es evidente que en
la actualidad hay mayor demanda social de información, aumentan las
consultas a los profesionales alternativos y los medios de
comunicación están inundados de espacios, artículos y mensajes de
salud y bienestar etiquetados de naturales y/o biológicos. Pero es igual
de evidente que se ha mantenido a los enfermos de cáncer, a sus
familiares y a los propios profesionales en la más absoluta ignorancia
sobre cómo evolucionaban en el mundo los estudios con terapias
alternativas hasta el punto de limitar el acceso a tales soluciones por
todas las vías posibles, secuestrando cualquier información o
descubrimiento relevante.
Por eso en Discovery DSALUD nos hemos propuesto desmitificar


                                   40
todo lo relacionado con el cáncer, su prevención y su diagnóstico
ofreciendo información sobre los tratamientos alternativos a los de una
medicina convencional que ha demostrado ser incapaz de controlar la
imparable estadística de muertes que se cierne sobre la población,
confirmando -una vez más- cuáles son los peligros que entraña
conducir a la sociedad a un tipo de salud medicalizada.
Y es que las llamadas medicinas alternativas poseen hoy un amplio
conocimiento sobre el cáncer y cómo tratarlo, contrariamente a lo que
piensan sus detractores. Además, lo verdaderamente interesante de su
enfoque es que no permanecen cerradas frente a ningún elemento,
teoría o argumento que pueda ser útil o, al menos, no lo descartan a
priori sin haberlo pasado por los diferentes filtros que existen para la
comprobación de su eficacia.
En suma, confiamos en cambiar la visión de la enfermedad de muchos
lectores, ayudarles a encontrar el eslabón que les ayude a encontrarse
a sí mismos e invitarles a escalar juntos la montaña del conocimiento
de una de las mayores incógnitas que vive el hombre contemporáneo.
Porque el empeño de muchas personas anónimas que dedicaron su
vida a la investigación paciente sin dejar de ir siempre un poco mas
allá, rebelándose contra los cánones impuestos desde grupos
autoerigidos en líderes de conocimiento, nos ha permitido entender
hoy que debemos dejar que sea nuestra propia naturaleza humana
-que no es sino parte de la naturaleza de todas las cosas- la que hable
y se exprese en toda su amplitud desvelándonos los misterios hasta
ese momento incomprensibles para nosotros y ofreciéndonos
soluciones nuevas.

LO QUE NO SE CUENTA
En este artículo vamos a mencionar pues las terapias más innovadoras
en el tratamiento del cáncer así como su clasificación en función de los
grupos a los que pertenecen como avance para desarrollarlas en
posteriores entregas. Y es un buen momento para hacerlo porque
precisamente ahora la American Cancer Society, el sancta sanctórum
de la lucha contra el cáncer de la primera potencia mundial -Estados
Unidos- está promocionando a los cuatro vientos su primer texto sobre
terapias alternativas en la lucha contra el cáncer. Eso sí, más por dar
satisfacción a una parte de sus miembros -cada vez más inquisitivo y
crítico- que por convicción, más por no perder esa parte del "negocio"
que puede llegar a ser la medicina alternativa que por convencimiento
real. De hecho, no deja de ser un intento de sumarse a lo que ya es
una realidad imparable: el auge de los tratamientos alternativos al
cáncer en ese país y en el mundo.
Eso explica también que los institutos nacionales de la salud de
Bethesda (Maryland) -el brazo ejecutor del Gobierno norteamericano


                                   41
en lo que a medicina, salud y sanidad se refiere- hayan instado a
todos y cada uno de los centros y universidades relevantes del país a
que inicien investigaciones y protocolos terapéuticos, ensayos clínicos
y publicación de resultados llevados a cabo con medicina alternativa.
Con lo que no podemos dejar de preguntarnos por qué en Europa -y,
en particular, en España, donde las estadísticas sobre cáncer son cada
vez más alarmantes- no se reconoce sin más demora que la lucha
contra esa enfermedad está siendo un absoluto fracaso y, de una vez
por todas, se aúnen esfuerzos para luchar empujando todos en la
misma dirección y sentido, abandonando las posturas prepotentes y
los enfrentamientos absurdos que transforman en estériles los
esfuerzos de muchos de los que se involucran en ellos y que, sobre
todo, dejan en la más completa perplejidad y desamparo a los
enfermos, a sus familiares y a sus seres queridos.
Las medicinas alternativas ofrecen además una dimensión totalmente
nueva para el enfermo de cáncer al que las puertas se le van cerrando
y cuya visión de túnel en el discurrir de la enfermedad se va
estrechando en lugar de ensancharse, especialmente porque los
medios que la ciencia convencional pone a su alcance -y de los que le
hace poco o nada partícipe- se agotan.
Además, sólo el actual fracaso de la medicina alopática -en el cáncer y
en otras muchas enfermedades- explica que acabe de nacer una rama
tan inusual como la de "Medicina de cuidados paliativos" o "Medicina
paliativa" cuya pretensión es llegar a ser una amalgama de
conocimientos extrapolados de diferentes áreas de las ciencias
sanitarias que van desde el tratamiento del dolor o la cirugía hasta la
higiene, la terapia ocupacional, los cuidados espirituales, la medicina
folclórica, las creencias, la positividad o la Geopatología. Más bien un
totum revolutum que, eso sí, por primera vez mira hacia diferentes
formas de entender la aproximación al paciente pero que,
lamentablemente, sería más útil al principio y no cuando ya no hay
otra posibilidad que ofrecerle al enfermo de cáncer que un "tránsito"
más agradable o menos doloroso.
Llegados a este punto es necesario plantear el siguiente interrogante:
si la medicina convencional reconoce como pilar fundamental de la
promoción de la salud y prevención de la enfermedad un diagnóstico
precoz de las enfermedades, ¿por qué los sistemas sanitarios de todo
el mundo civilizado están planteados para hacer casi imposible
detectar precozmente la enfermedad cancerosa?
Si somos verdaderamente conscientes de cuál es la historia natural de
la enfermedad desde sus estadios iniciales, incluso desde sus fases
previas -y, aún me atrevería a decir, desde que se presenta en su más
primitiva forma de signo externo, lo cual constituye una verdad
biológica irrefutable así descrita y entendida por la mayoría de los


                                   42
expertos y estudiosos, de los autores que inundan las publicaciones
científicas sobre la materia cualesquiera que sean los campos de
investigación de los que procedan y sus escuelas de formación, desde
la Biología, la Patología, la Fisiología o la Bioquímica hasta campos
aparentemente tan alejados del cáncer como la Toxicología o la
Medicina Hiperbárica-, ¿por qué no se ponen en marcha los
mecanismos necesarios para dar a cada paciente, a cada ser humano
en particular, la combinación adecuada de prevención y terapia que le
permita alcanzar ese objetivo sagrado de hacer que el cáncer pueda
ser superado, algo que la medicina alternativa ha logrado mas allá de
lo que cualquier experto médico y muchos oncólogos podrían siquiera
imaginar como posible?
En los últimos meses -y, en particular, en las ultimas semanas- tanto a
la redacción de la revista como a mi propio despacho han llamado
muchas personas para contar sus experiencias sobre el cáncer y cómo
lo afrontaron, cómo unos lo superaron y cómo otros vieron a sus seres
queridos vencidos por la enfermedad sin saber siquiera que existían
alternativas a los tratamientos que habían recibido. En cualquier caso,
lo más esclarecedor ha sido ver que la mayoría de nuestros
interlocutores -sobre todo la mayoría de los que han ganado la batalla,
no sabemos si temporal o totalmente pues documentar todos los casos
o dar por ciertos todos los relatos sería demasiado simplista, ingenuo o
simplemente imposible- lo lograron no conformándose y encontrando
un nuevo enfoque y una nueva terapéutica.
Aunque quizás lo más aleccionador haya sido observar cómo médicos
alópatas, tras sufrir en su propia carne lo desgarrador de un
diagnóstico de cáncer, reaccionan con una auténtica crisis de fe en la
propia disciplina que practican y acuden a buscar soluciones de otro
tipo allí donde se encuentren.
En suma, amigo lector, le invitamos a adentrarnos juntos en el vasto
campo de las medicinas alternativas en lo que al tratamiento del
cáncer se refiere. Sirva la relación que aparece en el recuadro como
plano general y guía para un posterior desarrollo en profundidad que
alcance, al menos, a esclarecer e informar debidamente a todos
dejando así en manos de los enfermos la elección de las terapias y
profesionales más adecuados.


José Manuel López


Quién es José Manuel López y Pérez-Cabada
Doctor en Osteopatía formado en Estados Unidos, José Manuel López
y Pérez-Cabada haría el postgrado entre Estados Unidos e Inglaterra.


                                   43
Ex Jefe de Clínica de la Oxford School of Osteophaty en la Oxford
Brookes University y Decano de Clínicas de la Pacific Basin University-
School of Medicine (universidad con campus en EEUU, México, los
Estados federados de Micronesia y Yugoslavia aprobada por la FMG
norteamericana y que figura en el directorio mundial de Escuelas de
Medicina de la OMS) es profesor titular y catedrático (chair) de PDU
(programa de formación en Medicina, Especialidades y Doctorado para
extranjeros en idioma inglés) de la NIS Medical School (600 profesores
y 6.000 alumnos de Medicina) en la Universidad de NIS (Yugoslavia).
Diplomado y Fellow del Instituto Británico de Homeopatía y Fellow de
la Royal Society of Medicine es el primer miembro español del General
Osteopathic Council (consejo general de osteópatas del Reino Unido).
Es miembro asimismo de la Academia Americana de Osteopatía, de la
Academia y de la Asociación Americana de Cirujanos Ortopédicos, de
la Academia Osteopática Americana de Medicina Deportiva y de la
Academia Americana de Acupuntura Médica. Miembro y cofundador
además de la Asociación Española de Doctores y Licenciados en
Medicina Osteopática, imparte cursos y conferencias por todo el
mundo.


NUTRICIÓN
Hoy se habla mucho de nutrición pero muy poco de las carencias y
déficits nutricionales y de cómo eso favorece el desarrollo de la
enfermedad cancerosa. Y, sin embargo, el modo en el que las
deficiencias de ciertas sustancias contribuye al debilitamiento de
nuestro sistema inmunológico y de cómo ese hecho lo daña
permitiendo que el cáncer se desarrolle o encuentre terrenos abonados
para su crecimiento en el organismo humano sería un buen punto de
partida para analizar cuál es la frontera en la que la suplementación de
nutrientes deja de ser parte de las ciencias alimentarias para
transformarse en una verdadera medicina anticancerígena.
Dentro de este apartado hablaremos, pues, de los nutrientes,
elementos y compuestos encontrados en los mismos que se han
revelado útiles en la regresión del cáncer en los últimos años y que,
básicamente, son estos:

*   Medicina Ortomolecular.
*   Lactobacilus acidophilus (y toda la familia de los lactobacilii).
*   Aminoácidos.
*   Betacaroteno.
*   Calcio.
*   Cromo.
*   Coenzima Q10.


                                     44
* Cobre.
* Ácido Eicosapentenoico (EPA en los aceites de pescado).
* ÁcidosgGrasos esenciales (Gamma-linoleico, Cis-linoleico y
Araquidónico).
* Germanio.
* Dieta terapéutica Gerson.
* Zinc.
* Agua.
* Vitaminas (A, E, C, D, B3, B6, complejo B y K).
* Selenio.
* Potasio.
* Molibdeno.
* Manganeso y el eje Manganeso-Cobre.
* Terapia Metabolica de Kelley.
* Inositol.
* Iodine.

BIOBOTÁNICA
El uso de elementos botánicosno tóxicos, baratos y efectivos se ha
revelado como una de las aproximaciones terapéuticas más novedosas
dentro del amplio abanico de las medicinas alternativas. Retomadas de
las ancestrales costumbres y tradiciones curativas de las distintas
corrientes de la sanación y el pensamiento médico de todas las
culturas del planeta prestan un apoyo extremadamente valioso a la
terapéutica, a la vez que nos ayudan a rescatar el viejo precepto de
que los más poderosos fármacos han estado durante siglos delante de
nosotros, en la naturaleza, sin que nos acercáramos a descubrirlos. La
Bioquímica se ha revelado como una ciencia útil que nos ayuda a la
comprensión de qué son y cómo actúan estos componentes
terapéuticos, de su actividad biológica, su seguridad y elaboración,
algo que desde tiempo inmemorial el ser humano ha buscado, unas
veces en forma de ciencia ortodoxa, otras rodeándolo de un
pretendido misticismo quimérico.
Lo cierto es que de las más de 350.000 especies catalogadas por los
diferentes expertos dedicados a su estudio menos de 5.000 han sido
investigadas en el ámbito de sus aplicaciones terapéuticas por lo que
se hace necesario un replanteamiento de dónde y qué buscar desde la
moderna ciencia puesto que podríamos estar ignorando que en este
conjunto de elementos naturales podrían estar no solamente muchos
de los remedios para el cáncer y otras enfermedades sino parte de los
secretos íntimos de la vida, la salud y la enfermedad. Veremos por
ello, entre otras, las siguientes sustancias:

* Derivados de algas.


                                  45
*   Aloe vera.
*   Amygdalin/laetril.
*   Astragallus.
*   Uncaria tomentosa (Uña de gato).
*   Echinacea.
*   Essiac.
*   Flavonoides.
*   Ajo.
*   Gingko Biloba.
*   Ginseng.
*   Picnogenoles.
*   Té verde.
*   Haelan 851.
*   HANSI.
*   Hierbas de Hoxsey.
*   Iscador.
*   Larch arabinogalactano.
*   Maitake-Shiitake.
*   Pau d´arco brasileño.
*   Pectin, modificado.
*   Silymarin.
*   Turmerico.

NUEVA FARMACOLOGÍA ANTICANCERÍGENA
De todos es conocido el hecho de que durante décadas se ha
presentado y potenciado la Quimioterapia, la Radioterapia y la Cirugía
como la tríada única para el tratamiento de la enfermedad cancerosa a
pesar de que la investigación y los estudios estadísticos llevados a
cabo para apoyar el uso de estas armas terapéuticas ha fallado
estrepitosamente a la hora de hacer de soporte a las falsas proclamas
de los oncólogos. Entre otras averiguaciones se ha llegado a la
conclusión de que técnicas como la Quimioterapia a dosis máximas
(completas) es extremadamente tóxica y pone en grave peligro el
sistema inmunológico mientras que su eficacia terapéutica no excede
el 0,8% de casos de cáncer en los que se ha operado una regresión de
la enfermedad. Médicos, científicos y enfermos con una visión
avanzada de la terapéutica prefieren apoyarse en sustancias como
714X, Carnívora, Ukraína o el Sulfato de Hidracina. E, incluso, en un
despliegue de imaginación aplicada a la solución de problemas,
intentar un nuevo enfoque conocido como quimioterapia de baja dosis
e intensidad que ya ha producido resultados superiores a las dosis
extremas o completas, lo que asemeja a esos oncólogos con sus
colegas homeópatas, tantas veces denostados por los primeros.
Casualidades del destino. Hablaremos de:


                                  46
*   Antigliceroles.
*   Antineoplastones.
*   Carnívora.
*   Cartílago de tiburón.
*   Cartílago de bovino.
*   Celsio.
*   DMSO.
*   Glutation y N acetil-cisteína.
*   Sulfato de Hidracina.
*   Indocina e Indometacina.
*   714X.
*   Butirato de sodio.
*   Lisato staphagico.
*   Tagamet.
*   Ukraína.
*   Urea.

ESTIMULACIÓN DEL SISTEMA INMUNITARIO
El sistema inmune -que de modo natural se encarga de ser parte
activa de la lucha contra el cáncer desde el interior del organismo-
debe ser considerado y manejado como un agente terapéutico de
apoyo. Es el caso de las técnicas de Inmunorregulación,
Inmunoestimulación e Inmunomodulación basadas en los principios de
acción de las vacunas pero que, contrariamente a éstas, utilizan
elementos no tóxicos y sustancias de baja síntesis que actúan
celularmente provocando en el sistema defensivo las reacciones
necesarias y suficientes para que de ellas se desprenda un fenómeno
de respuesta que actúe como eficaz antitumoral. Es el caso de:

*   Inmunoterapia esencial.
*   Toxinas de Coley.
*   Terapia inmunoaumentativa.
*   Vacuna auotinmune.
*   Tratamiento linfocitario con TZ-7 y TVZ-7.
*   T/Tn Vacuna Antigénica Cáncer de Mama.
*   BCG Vacun (Bacillus Clmette-Guerin).
*   Vacuna bacteriana autogénica.
*   Autovacuna antimicoplasma.
*   Terapia inmunoplacentaria.
*   Autoinmunoterapia (Auto Sanguis)
*   Terapia Pleomórfica y remedios S.A.N.U.M.

TRATAMIENTO DE SOPORTE METABÓLICO


                                     47
Aceptado el hecho de que las células cancerosas y la enfermedad en sí
misma precisan para su desarrollo de la presencia de un medio interno
alterado, tóxico o en franco desequilibrio no sería algo alejado de esta
teoría el formular la hipótesis de que dentro de un sistema metabólico
normofuncionante las posibilidades de encontrar un espacio para el
desarrollo de la enfermedad son menores que en el caso de que exista
un desorden metabólico en la creación y funcionamiento de la gran
fábrica energética que es el organismo humano y cada célula que lo
compone individualmente. Es por eso que nuestro metabolismo (la
vida intrínseca e íntima de cada uno de los componentes individuales
de nuestro organismo) deberá encontrarse lo más conservado posible,
intacto si cabe, para no permitir desplazamientos aberrantes en el
comportamiento celular y, por tanto, que esas mismas células se
transformen para adaptarse a los déficits impuestos por mor de un
ciclo respiratorio o nutricio anormal.

* Terapia de oxigenación (hidrógeno, peróxido y ozono)
* Terapia con glioxilida y glioxidina
* Terapia enzimática y de reemplazo.
* Terapia de extractos glandulares y orgánicos:
-DHEA (Dehidroepiandrosterona).
-Melatonina.
-Timosina.
-T3 extracto tiroideo.
-Terapia metabólica cáncer-específica.

TERAPIAS FÍSICAS
Las terapias físicas juegan un importante papel en la prevención de la
recurrencia de la enfermedad cancerosa durante los tratamientos y en
los elementos incidentes en los cambios de estilo de vida de los
enfermos que sobreviven a la enfermedad y de aquellos que desean
tomar parte activa en su prevención. Aunque la elección de terapias y
terapéuticas dependen por entero de la individualizada de cada uno de
los pacientes existen modelos recomendados que, por su alto valor
terapéutico y demostrada capacidad de ayuda, son dignos de mención
y posterior estudio como preventivos y agentes de apoyo del
organismo en la lucha contra la enfermedad.

* Detoxificación.
* Hidroterapia del colon.
* Detoxificación celular específica (intestinal, circulatoria,
linfática).
* Terapia linfática.
* Terapia antitóxica.


                                   48
*   Terapia por quelación.
*   Detoxificación psicoemocional.
*   Odontología biológica.
*   Terapia por agua (Hidroterapia y Termalismo).
*   Aromaterapia.
*   Hipertermia.
*   Trabajo corporal/Masaje terapéutico/Ejercicio
*   Quigong

TERAPIAS ENERGÉTICAS DE APOYO
Mientras que el papel de las energías interactuantes en el ser humano
está contemplado desde la formulación de la doctrina de las medicinas
alternativas, la capacidad de apoyarse en el diagnóstico a través de los
diferentes estados energéticos y sus alteraciones del comportamiento
es algo novedoso que pertenece al campo de los últimos avances en el
ámbito del diagnóstico, prevención y tratamiento del cáncer.
Entendiendo por energía el conjunto de fuerzas sutiles que marcan los
niveles de función orgánica y corporal tal y como se contemplan en el
estudio de la función orgánica y bioquímica así como su repercusión
inmunológica. En esencia, el dinamismo potencial del que todo ser vivo
está cargado y que ha demostrado ser un elemento importante de
conducción de nuestro organismo a esa tendencia primitiva y
sostenida hacia la autosanación que está impresa en nuestro ADN.
El aprendizaje del manejo de estas energías sigue siendo un gran
misterio para las ciencias de la salud pero hemos aprendido a medirlas
y tratar de comprender el significado de sus movimientos y estructuras
en el contexto de la salud y la enfermedad, de lo anormal y lo
patológico.

*   Exploración electrodérmica.
*   Electroacupuntura de Voll.
*   Galvanometría transdérmica epitelial.
*   Estudio de los campos magnéticos.
*   Terapia por luz.
*   Fototerapia de inducción por campo.
*   Fototerapia de espectro amplio.
*   Terapia con luz ultravioleta.
*   Terapia fotodinámica del cáncer.

(VII) EL EQUIPO DE HIPERTERMIA DE INDIBA DETIENE EL
CÁNCER
Utilización de la hipertermia y la electricidad




                                   49
Ya explicamos el mes pasado que existen numerosas y eficaces
alternativas a las convencionales -de las que iremos hablando-
para tratar el cáncer. En esta ocasión nos ocupamos de un
aparato del que ya hemos informado y que ha demostrado que
puede paralizar el cáncer y, en algunos casos (especialmente
en melanomas), eliminarlo: el Equipo de Hipertermia de Indiba.
Un aparato sobre el que el Departamento de Investigación del
Servicio de Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital
Ramón y Cajal de Madrid acaba de terminar un nuevo e
importantísimo trabajo que ofrecemos en primicia.

Discovery DSALUD dio a conocer ya en septiembre de 1999 las
impresionantes propiedades terapéuticas del Equipo de Hipertermia de
Indiba pero poca gente -especialmente entre la clase médica- dio
crédito a nuestras aseveraciones. Un año después, en noviembre del
2000, publicamos un extenso artículo explicando que tanto
clínicamente como en laboratorio se había demostrado que el aparato
detiene la proliferación de las células cancerígenas y hace desaparecer
tumores y melanomas (cánceres de piel). De los casos clínicos, es
decir, de pacientes tratados con él y sus resultados ya hemos hablado.
Pero por si a alguien le queda alguna duda, publicamos de nuevo
algunos testimonios e incorporamos otros sólo a modo de muestra
(véalos en el recuadro).
Y de la experimentación en laboratorio hemos contado ya también
cómo en el Departamento de Investigación del Servicio de
Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital Ramón y Cajal de
Madrid se demostró "in vitro" que la corriente eléctrica del aparato
-independientemente de su efecto térmico (aumento de temperatura)-
tiene un claro efecto citostático (el cáncer deja de crecer) y/o
citotóxico (destruye las células cancerosas), según los casos.
Estudios inmunohistoquímicos adicionales indicarían que esos efectos
se deben a alteraciones en determinadas fases de la mitosis que
evolucionan hacia un bloqueo de la misma y, posteriormente, hacia la
muerte celular.
Todo esto nos lo confirmaría en persona Alejandro Úbeda, subdirector
del servicio, cuando le entrevistamos extensamente el 4 de Octubre
del 2000 (véase el número 22 de la revista). Y piénsese que hablamos
del centro de referencia a nivel nacional utilizado a menudo por la
Dirección General de Productos Sanitarios -dependiente del Ministerio
de Sanidad y Consumo- para evaluar y garantizar la ausencia de
efectos secundarios nocivos antes de que se autorice la aplicación de
terapias basadas en nuevas tecnologías.
Añadiré que en el experimento se emplearon dos tipos de líneas
celulares humanas de origen canceroso altamente sensibles a agentes


                                  50
químicos y físicos. La primera, de tejido nervioso: un neuroblastoma;
la segunda, de tejidos periféricos: un hepatocarcinoma. Las células
fueron expuestas -en condiciones ciegas para tratamiento- a corrientes
del tipo empleado por el Equipo de Hipertermia. Las densidades de las
corrientes empleadas cubrían un amplio rango: desde niveles
atérmicos a térmicos (hipertermia 0,2 - 1,0 oC). Y los resultados se
compararon con grupos de células de control exactamente iguales a
las otras, sólo que no fueron expuestas a las corrientes. Por último, se
analizaron diversos parámetros implicados en el proceso canceroso: la
viabilidad celular, el crecimiento celular y la diferenciación celular.
Bueno, pues los dos tipos de células cancerosas -como ya he dicho-
respondieron a las corrientes eléctricas. En unos casos, el efecto
observado fue de tipo citostático (reducción del crecimiento celular) y
en otras de tipo citotóxico (incremento de la muerte celular),
dependiendo de la línea empleada. Y ello tras descartarse la posibilidad
de que los efectos obtenidos se debieran a efectos térmicos
focalizados, electrolíticos, alteraciones en el pH del medio o toxicidad
de iones metálicos que pudieran liberarse al medio.
Debo agregar que si no se ha constatado la eficacia de la aplicación de
hipertermia "in vitro" es por una razón muy simple: no se puede
aplicar a grupos de células ya que se "freirían". No es lo mismo aplicar
electricidad a un trozo de tejido que a un organismo completo. De ahí
que la corroboración de los efectos térmicos del aparato corresponda a
otros ámbitos.

LA INOCUIDAD DEL APARATO
Constatada la eficacia del aparato en lo que a la aplicación de la
corriente eléctrica se refiere faltaba por demostrar que ésta no tiene
efectos negativos en las células sanas, que no produce efectos
yatrogénicos indeseables. Especialmente porque existe evidencia
-experimental y epidemiológica- de que la exposición a campos
eléctricos y magnéticos de frecuencias relativamente bajas (ELF-RF)
puede afectar a los procesos de progresión tumoral. Pues bien, ese
estudio acaba de finalizar, lo damos a conocer en primicia y su
resultado es muy importante: se confirma la inocuidad del Equipo de
Hipertermia en las células sanas.
El informe que ese departamento nos ha remitido -como en su día
prometieron hacer, cumpliendo así su palabra- es claro. Se trata de un
resumen de la investigación efectuada (el lector puede leer íntegro el
informe en el recuadro adjunto) donde se explica claramente que los
efectos citotóxicos que "in vitro" provoca el aparato en células
cancerígenas no se dan en las células humanas normales.
Y añade textualmente: "Estos datos proporcionan cierto respaldo a la
idea de que algunos efectos clínicos de los tratamientos TECR podrían


                                   51
estar relacionados con una posible capacidad de los estímulos de
provocar efectos citotóxicos selectivos afectando a células con alta
tasa de división (como las cancerosas) sin alterar la viabilidad de
células normales". En otras palabras, todo indica que el Equipo de
Hipertermia de Indiba impide la proliferación de las células
cancerígenas y puede incluso destruirlas... sin afectar negativamente a
las células sanas.
El informe termina diciendo que ahora corresponde constatar la
efectividad del aparato siguiendo la evolución de los pacientes que se
sometan a tratamiento con él. Sólo que son ya muchas las evidencias
que existen en ese sentido aunque no estén todas protocolizadas.
En suma, nos hallamos ante una noticia de trascendental importancia
en el ámbito de la curación del cáncer. Que los intereses económicos
que hay detrás de este tinglado impida luego que los pacientes se
beneficien de él y se les siga sometiendo principalmente a Radioterapia
y Quimioterapia, procedimientos con los que se obtienen resultados (si
es que los hay) mucho peores y agresivos, es otra cosa. Al menos,
nuestros lectores están informados. Y avisados.


José Antonio Campoy


Cómo actúa el Equipo de Hipertermia
El Equipo de Hipertermia de Indiba -más conocido como Recuperador
Electrónico- es un aparato que transforma una energía fría de alta
frecuencia relativa (0,5 Mhz.) en temperatura interna de forma que
cada célula de tejido capta parte de esa energía y la transforma en
temperatura que va del interior al exterior; es decir, no es el electrodo
el que calienta la piel sino la piel la que calienta el electrodo.
Dotado de dos métodos de aplicación hipertérmicos -el capacitivo y el
resistivo- se trata de un equipo que funciona -en el primer caso- de
manera similar a un condensador eléctrico y que está constituido por
un electrodo metálico recubierto por una capa aislante de poliamida de
forma que en contacto con la piel almacena las cargas eléctricas en
profundidad en el cuerpo cambiando la polaridad quinientas mil veces
por segundo. El otro electrodo metálico actúa más profundamente y su
forma de actuación es resistivo.
Ahora bien, no confundamos calor con temperatura. El cerebro
humano, por ejemplo, se lesiona de gravedad si llega a más de 42
grados por lo que aplicar fuentes de calor externas es muy arriesgado.
Sin embargo, la temperatura es una medición de los grados de calor y
la ventaja del sistema del que hablamos es que, al aplicarse el tipo de
corriente que usa y al ser el tejido del cuerpo semiconductor, se


                                   52
establece una resistencia que provoca una caída de voltaje y su
posterior disipación; es decir, transforma esa energía fría de alta
frecuencia relativa en un aumento de temperatura que no quema y va
del interior del cuerpo hacia el exterior. ¿Qué sucede en cambio con
otros aparatos cuando las frecuencias son muy elevadas? Pues que en
lugar de una caída de voltaje se produce un movimiento molecular que
puede ser contraproducente.
¿Y cómo actúa el aparato? El propio José Calbet lo explica: "Hoy se
acepta que las causas por las que se desencadena una enfermedad
son variadas pero lo cierto es que cuando algo no anda bien el cuerpo
emite señales de alarma. Bien, pues el organismo tiene un campo de
actuación determinado y cuando se desajusta o le falta estimulación y
no es capaz de repolarizarse por sí mismo empieza a fallar o
lesionarse. Es entonces cuando aparece la enfermedad y el "chivato"
-en forma de dolor- se "enciende.
Pongamos como ejemplo el caso de los catabolitos tóxicos y, en
particular, de los radicales libres, considerados responsables del
envejecimiento y debilitamiento de las defensas naturales al
desequilibrar progresivamente todo el conjunto molecular del tejido lo
que perjudica el metabolismo y el sistema nutricional linfático.
Al tratarse de una alteración celular que afecta a todo el sistema
interno es necesario activar la vitalidad tisular del tejido para asegurar
la presencia de una población celular joven que intervenga en el
proceso de proliferación mitótico y pueda detener esa desordenada
replicación. Pues bien, el aparato, al intensificar esa actividad celular,
actúa a modo de vasodilatador y al incrementar la circulación
sanguínea y linfática estimula y oxigena la respiración endocelular, lo
que contribuye a la expulsión de los radicales libres. Lo que hace, en
suma, es actuar desde dentro potenciando el sistema eléctrico interno
y activar las células oxigenándolas para darlas así más fuerza al luchar
contra la agresión. De esa forma no sólo disminuye el dolor causado
por la dolencia sino la propia enfermedad. No podemos combatir la
disfunción desde fuera sino que tenemos que hacerlo también desde
dentro; y eso es lo que hace de este aparato un instrumento
valiosísimo ya que se trata de un sistema bien tolerado y no agresivo
para el organismo."


Explicación del experimento efectuado en el Hospital Ramón y Cajal
En todos los experimentos se aplicó un protocolo "ciego" para
exposición. Las células eran sembradas en placas con electrodos y
mantenidas en incubadores idénticos. Antes de cada experimento el
"interruptor" era programado con una secuencia arbitraria y codificada
de forma que sólo permitía el paso de la corriente hacia las muestras


                                    53
localizadas en uno de los dos incubadores. Los cultivos mantenidos en
el otro incubador no eran estimulados y se utilizaban como controles
del tratamiento. Sólo después de terminado el experimento y
estudiadas las células se rompía el sello del código y los investigadores
podían acceder a la información sobre cuál de los dos grupos de
muestras había sido expuesto a las corrientes. Este procedimiento
clásico asegura la imparcialidad del investigador en la obtención e
interpretación de los resultados.


Respuesta de células humanas normales a la exposición in vitro a
señales TECR en condiciones atérmicas
Alejandro Úbeda, María Luisa Hernández-Bule, María Ángeles
Trillo, María Antonia Martínez, Joaquín Matilla, Teresa Montero
y Jocelyne Leal. Servicios de Bioelectromagnética y de
Bioquímica, Departamento de Investigación, Hospital Ramón y
Cajal, 28034 Madrid

Nuestros estudios previos de determinación y valoración de respuesta
in vitro a la exposición a corrientes eléctricas TECR, de 0,575 MHz y
señal sinusoidal han permitido definir los efectos de ese tratamiento
sobre células de líneas diferentes de cánceres humanos. En esos
estudios se investigó la respuesta celular ante niveles de exposición en
los rangos atérmico y térmico. Los efectos observados consistieron,
según, la línea celular ensayada, en un descenso en la viabilidad
celular (inducción de muerte celular) o en un decremento de la
proliferación celular (reducción del número de células). Resultados de
estudios de la dinámica celular indicaron que las citadas respuestas
venían mediadas por alteraciones en el ciclo celular que conducían a
una detención de la división y, eventualmente, a la muerte de las
células afectadas. La relación dosis-respuesta no seguía una función
lineal lo que demostró que las respuestas descritas no son achacables,
en general, a un efecto térmico. A partir de este bloque de evidencia
se ha concluido que la exposición a niveles subtérmicos de corrientes
de tipo TECR, aplicadas con éxito en diversos tipos de terapia,
provocan efectos citotóxicos en cultivos de líneas de cánceres
humanos. Las implicaciones de estos resultados sobre posibles
aplicaciones del sistema TECR como coadyuvante en tratamientos
oncostáticos no pueden ser valoradas sobre la base de nuestros
presentes conocimientos pero merecen ser estudiadas.
La cuestión obvia, a partir de los datos descritos arriba, se plantea en
términos de la posible especificidad de la respuesta en líneas
cancerosas. Es decir, ¿el tratamiento con corrientes TECR induce
respuestas citotóxicas solamente en células de cánceres o, por el


                                   54
contrario, también células humanas normales ven comprometida su
viabilidad en respuesta al tratamiento? La contestación a este
interrogante es crucial para la comprensión de los principios de
respuesta celular a las corrientes de señal TECR y para la valoración
del potencial terapéutico del tratamiento basado en ellas.
Con el fin de responder a esa pregunta se obtuvieron células
sanguíneas de voluntarios sanos seleccionando especies celulares de
interés en el estudio de posibles efectos del tratamiento TECR sobre la
respuesta funcional de células del sistema inmune. Estas células
normales fueron cultivadas y sometidas a condiciones de tratamiento
atérmico idénticas a aquellas que indujeron las referidas respuestas
citotóxicas en las células de cánceres humanos. Después del
tratamiento las células normales fueron estudiadas siguiendo también
los mismos procedimientos aplicados para las células de cánceres. Los
resultados de los análisis no revelaron indicios de efectos citotóxicos
en los cultivos de las células sanguíneas normales de donantes sanos
expuestas durante periodos de 24 h, a la acción in vitro de corrientes
eléctricas de señales empleadas en terapias TECR.
En síntesis, los resultados de los presentes estudios muestran que los
efectos citotóxicos provocados por el tratamiento in vitro con señales
TECR en células de cánceres humanos no se dan en cultivos de células
humanas normales obtenidas de donantes voluntarios. Estos datos
proporcionan cierto respaldo a la idea de que algunos efectos clínicos
de los tratamientos TECR podrían estar relacionados con una posible
capacidad de los estímulos de provocar efectos citotóxicos selectivos
afectando a células con alta tasa de división (como las cancerosas) sin
alterar la viabilidad de células normales. En todo caso, las potenciales
implicaciones de la respuesta celular descrita en la explicación de la
acción terapéutica de los tratamientos TECR en traumatología u otras
áreas no pueden ser determinadas sobre la base exclusiva de estos
datos experimentales y deben ser exploradas mediante la obtención de
una evidencia experimental y clínica más extensa.


CURACIÓN DEL CÁNCER: CASOS CLÍNICOS
El informe que publicamos del Departamento de Investigación del
Servicio de Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital Ramón y
Cajal de Madrid es muy importante porque, tras constatar la
efectividad del Equipo de Hipertermia de Indiba en células cancerosas,
demuestra su inocuidad en pacientes sanos. Sólo que esa inocuidad ya
se conocía por la vía clínica pues son muchos los enfermos de cáncer
tratados a día de hoy -por varias decenas de médicos de toda España-
con buenos resultados.



                                   55
APLICACIÓN EN TUMORES INTRACRANEALES
Es el caso del doctor Adolfo Ley Valle, jefe del Servicio de
Neurocirugía del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de
Badalona (Barcelona), quien fue además el primero en aplicar el
Equipo de Hipertermia en ¡tumores intracraneales! Y ya en el año
1988. En su día publicamos con él una entrevista que hoy procede
reproducir:
-¿Cómo se animó a utilizar un aparato de hipertermia en el
cerebro? ¿No le asustaba, al menos en aquellos momentos, la
posibilidad de que el aumento de temperatura afectara
negativamente al cerebro de sus pacientes? -No, porque primero
realizamos un estudio de termometría preoperatoria a nivel cerebral y
tumoral durante la aplicación del aparato. Y en él se demostró la
inocuidad total sobre el tejido cerebral sano por su capacidad de
disipación térmica debida a la vasodilatación producida. Eso sí, a nivel
tumoral el incremento térmico es algo mayor y se mantiene más
tiempo por falta de autorregulación de los vasos neoformados.
-Y una vez constatado ese hecho, ¿comprobaron los efectos del
aparato sobre los tumores intracraneales? -Obviamente. Y he de
decir que, aparte de los efectos beneficiosos de la hipertermia en el
tratamiento del dolor y otros procesos inflamatorios, nuestras
conclusiones más importantes hasta el momento son que frena
temporalmente -e, incluso, reduce parcialmente- el crecimiento
tumoral y se controla mejor la hipertensión intracraneal al disminuir el
edema (inflamación) cerebral perilesional.
Este efecto antiedematoso y el de la vasodilatación a nivel cerebral ha
llevado a terminar un protocolo para estudiar el efecto del
Recuperador Electrónico en los procesos isquémicos cerebrales (falta
de sangre) y en algunos casos de traumatismo craneocerebral grave.
Hasta aquí un breve resumen de las declaraciones que nos hiciera
entonces y cuyo máximo valor estriba en el hecho de que su trabajo
fue pionero en este ámbito. El tiempo ha dado aún mayor relevancia a
su trabajo.


CURACIÓN DEL CÁNCER DE PIEL
El recientemente fallecido Dr. José Ramón Guix Melcior, miembro
de la Real Academia de Medicina y director del departamento de
Radioterapia y Medicina Nuclear de la Clínica Delfos de Barcelona,
quien también trabajó durante tiempo con el Equipo de Hipertermia de
Indiba, manifestaba hace sólo unos meses a la revista su opinión:
"Realmente se trata de una técnica que puede ofrecer una oportunidad
única para la destrucción selectiva de las células radiorresistentes en


                                   56
los tumores sólidos". Una afirmación a la que llegaría mediante la
constatación clínica. Basta observar las imágenes de los melanomas
que acompañan este texto y que trató él. En ellas se puede apreciar su
aspecto tras ser tratado solo con radioterapia (izquierda) y tras aplicar
además el Equipo de Hipertermia (derecha). Como es fácil observar,
en el primer caso lo único que pudo conseguirse es quemar la parte
periférica de los melanomas; sin embargo, con la radioterapia más la
aplicación del aparato se consiguieron resultados óptimos, como
reflejan las imágenes.


NUEVOS CASOS
El médico alemán Wolfgang Krüger, que trata también en la ciudad
de Oberhausen desde hace unos años a sus pacientes con el Equipo de
Hipertermia de Indiba, nos haría llegar por su parte dos casos que
ofrecemos porque son testimonios significativos.
El primero es el de un varón de 73 años con un carcinoma
bronquioalveolar, resección del lóbulo central derecho y metástasis
intrapulmonar bilateral. Cuando llegó se le había dado una sesión de
quimioterapia con Carboplatino y Etopósido sin lograr cambio positivo
alguno y una segunda con Gemcitabin que tampoco produjo efecto por
lo que se decidió no seguir con ella. El tratamiento de
inmunomodulación tampoco logró ninguna mejoría. Tal era la situación
del paciente cuando se presentó por primera vez en la consulta de
Krüger el 14 de agosto del 2000. Consultado el médico que hasta
entonces había tratado al enfermo éste le diría a Krüger que no tenía
sentido darle ningún otro tratamiento porque al paciente le quedaban
sólo unos pocos días de vida.
Pues bien, se realizó una subpoblación de linfocitos. La saturación de
O2 estaba al 83%. Se le administró inmediatamente Wobe-Mugos (3
veces, 5 comprimidos al día) e Iscado-Qu. Y se le comenzó a dar 3
sesiones a la semana de hipertermia con el Recuperador Electrónico
de Indiba. Se le daría asimismo una dosis adicional de oxígeno.
Pues bien, en la primera visita el paciente llegó a la consulta en
ambulancia. Sólo seis sesiones después se sentía tan bien que caminó
kilómetro y medio seguido y le desaparecieron los dolores.
El último control del tejido tumoral llevado a cabo por un especialista
pulmonar demostró que el tejido había dejado de desarrollarse . La
saturación de O2 estaba al 94%.
El tratamiento prosigue.
El segundo caso es el de un varón de 68 años con carcinoma bronquial
microcelular del lóbulo superior del pulmón derecho que recibió 7
sesiones de quimioterapia con Taxol y Carboplatino sin que se lograra
regresión tumoral. Se le desarrolló luego un carcinoma del epitelio


                                   57
escamoso de la epiglotis laringea. Se reseccionaría con cirugía láser la
epiglotis extirpándosele los ganglios linfáticos. En diciembre de 1998
se le daría radioterapia en el tórax con 50 Gy. En Junio de 1999
sufriría una recaída en el lóbulo superior derecho. Se le dieron 4
sesiones de quimioterapia con Topotecan. En noviembre de ese mismo
año se entiende que no hay nada que hacer y se suspenden los
tratamientos. En febrero del 2000 acude a la consulta del Dr. Krüger
donde se le realiza un análisis de células NK así como de deposiciones.
Fue sometido a un completo tratamiento biológico que, entre otras
cosas, incluyó lavativas, la toma 3 veces por semana de 50 gramos de
vitamina C, la toma de muérdago con helixor A y comprimidos de
enzimas además del tratamiento con el Equipo de Hipertermia en el
tronco y en la zona hepática 3 veces por semana, tanto por delante
como por detrás.
Sólo un mes después -en marzo del 2000-, tras 8 sesiones con el
aparato de hipertermia de Indiba, el médico de cabecera efectuaba un
chequeo en el que se reflejaba un drástico retroceso del tejido
tumoral. Las sesiones continuarían hasta Junio cuando un nuevo
chequeo mostró que no había ya anomalía alguna en el tejido
pulmonar. El paciente está hoy bien. El cuadro sanguíneo y el
marcador tumoral están dentro de la normalidad. El paciente vuelve a
tener resistencia y acude cada 3 meses a hacerse un chequeo de
control. En total se realizaron 24 sesiones con el Indiba.


TAMBIÉN EN ESPAÑA
Obviamente, también otros muchos médicos de nuestro país tratan el
cáncer con el Equipo de Hipertermia de Indiba. Es el caso, por
ejemplo, del doctor Fernando Castelló de Mora, médico y cirujano
que ha trabajado casi 20 años como especialista en Radiodiagnóstico
en el Hospital Universitario Virgen de Valme de Sevilla y que
precisamente cuenta en este mismo número de la revista la
sorprendente curación que ha logrado con este mismo aparato en un
paciente con espondilitis anquilosante. O el del doctor Juan Pedro
Ramírez, responsable en Madrid de la Clínica CLIAM. Y muchos más
que están dispuestos a contar sus experiencias. Hablaremos de ellas
más adelante. Es un tema demasiado importante para no volver
nuevamente sobre él.

(VIII) CÁNCER: LOS PROBLEMAS DEL DIAGNÓSTICO

Debido a los actuales métodos y protocolos de diagnóstico
muchos pacientes que no tienen cáncer son tratados con
terapias agresivas bajo la sospecha de que lo padecen. Y, sin


                                   58
embargo, detectar el cáncer en sus estadios primitivos, antes
incluso de que la patología esté instalada, es hoy posible. Y ello
es clave ya que el tiempo ganado a la fase de destrucción
celular posibilita hasta revertir el curso de la enfermedad.

El lector debe tener en cuenta que también en el caso del cáncer
prevenir es importante. Y que para ello basta seguir unas mínimas
normas de higiene vital y alimentaria eliminando los alimentos y
sustancias que actúan como inmunosupresores o destructores del
sistema inmunitario así como complementar la alimentación cotidiana
con preparados (vitaminas, minerales, antioxidantes, etc.) que lo
potencien, procurar vivir sin estrés y no consumir agentes
carcinógenos ni toxinas así como evitar la acción de campos
electromagnéticos y radiaciones tanto en el trabajo como en el hogar.
En cuanto al diagnóstico del cáncer se refiere hay que decir que hasta
hace relativamente poco no se disponía de métodos precisos para su
detección precoz -ni en sus estadios previos, ni en sus fases iniciales-
ni podía hacerse un seguimiento adecuado de los casos por lo que
tanto médicos como pacientes se encontraban en una auténtica lucha
a ciegas al no tener la posibilidad de controlar la evolución de la
enfermedad. Es más, las pruebas efectuadas daban a veces "positivo"
a pesar de que los pacientes no sufrían ningún tipo de cáncer -lo que
se denomina un "falso positivo"- al tiempo que en otros casos los
resultados aparentemente eran negativos cuando era obvio que el
paciente sufría cáncer -un "falso negativo"-. Este hecho, asumido
como "normal", llevó a los científicos a formular teoremas de cálculo
sobre la precisión de los resultados de las pruebas basados en las
"similitudes estadísticas" encontradas entre los falsos positivos y
negativos, sumadas y divididas a y entre los verdaderos positivos y
negativos confirmados con posterioridad, lo que dio
sorprendentemente origen a un sistema de cálculo de probabilidades
más empírico que matemático pero que fue aceptado comúnmente por
la comunidad médica (incluso hoy día). Incomprensible.
En suma, la mayoría de los expertos en cáncer utilizan métodos
analíticos basados en la detección de datos "anormales" en la sangre y
orina de los pacientes mediante pruebas específicas denominadas
marcadores tumorales... sólo que tales métodos diagnósticos son sólo
fiables hasta cierto punto ya que algunos son incapaces de detectar la
presencia del cáncer salvo que éste esté desarrollándose o
diseminándose (extendiéndose por los tejidos). Y, por otro lado,
tumores previamente no detectados pueden pasar desapercibidos para
los reactivos existentes ya que al no haberse clasificado anteriormente
no se dispone de un método de identificación de la patología. Es más,
en ocasiones estos "tests" detectan sustancias producidas por


                                   59
enfermedades diferentes al cáncer que elevan los resultados
provocando el error y dando un falso positivo al tiempo que otros no
son lo suficientemente sensibles como para identificar la presencia de
cáncer en un amplio porcentaje de pacientes.
Obviamente, cuando éstos presentan ya un gran deterioro se pueden
utilizar otros métodos de diagnóstico y seguimiento como las biopsias
del tejido, la Tomografía Axial Computarizada (TAC), la Resonancia
Nuclear Magnética (RNM), la Tomografía por emisión de positrones
(PET Scan), las gammagrafías, los ultrasonidos y demás arsenal
tecnológico disponible en la actualidad. Pero, ¿y en las fases iniciales?
Porque cuando antes se detecta su aparición, más fácil es lograr
revertir el cáncer.
Bueno, pues existe un método económico y bastante más preciso que
fue desarrollado por Sam Bogoch, médico y bioquímico formado en
Harvard que en 1991 dio a conocer los resultados de sus más de 20
años de investigación destinados a reconocer en sus estadios
primitivos prácticamente todas las formas de cáncer. El método,
conocido como AMAS y que no se utiliza en España -que sepamos-,
detecta con una precisión inusual en otros métodos los anticuerpos
presentes en una muestra de sangre del paciente.
Aprobado por la FDA norteamericana en 1994, el AMAS mide la
cantidad en sangre de un anticuerpo específico denominado anti-
malignina que actúa contra la íntima capa proteica de la célula
cancerosa y que, según el Dr. Bogoch, se encuentra en todos los
tipos de cáncer (no se conoce ningún tipo de cáncer que no reaccione
a esta prueba). Un método que no sólo permite efectuar la detección
precoz sino, además, seguir la evolución de la enfermedad midiendo la
efectividad del tratamiento, percibida en términos de reacción de
anticuerpos.
Conviene explicar al lector no versado que un anticuerpo es
básicamente una molécula proteínica compuesta por linfocitos tipo B a
partir de aminoácidos del tejido linfático que pone en acción el sistema
inmune para atacar todo elemento extraño al organismo. Es decir, a
cualquier toxina, hongo, virus, bacteria o cuerpo proteico ajeno al
organismo que éste identifica como extraño y peligroso. A tales
elementos se les llama en general antígenos y a todos ellos, como
digo, el organismo los combate con los anticuerpos. Para lo cual
realiza un marcaje estricto de cada antígeno a fin de eliminarlo o
destruirlo luego. Y a las 72 horas del primer contacto con un antígeno
ya es posible detectar los anticuerpos en la sangre, la saliva, la linfa y
el tracto gastrointestinal o urinario.
Pues bien, en estudios realizados sobre 4.278 pacientes el AMAS
demostró una precisión del 95% en la primera prueba y del 99% en la
segunda. Aún más, se asegura que tiene capacidad para detectar el


                                    60
cáncer ¡hasta 19 meses antes que los métodos convencionales! Y si
eso es así nos hallamos frente a un método que permite monitorizar
los grados de avance o remisión del cáncer de un modo fiable y
prácticamente definitivo, lo cual ha de redundar en un mayor número
de pacientes diagnosticados precozmente, tratados antes de que se
extienda el problema y, por tanto, con mucha mayor probabilidad de
remisión.
Tal es el caso -entre muchos otros- de un cáncer de pulmón muy
extendido, el carcinoma bronquial, que suele ser diagnosticado
mediante el análisis del esputo y una radiografía de tórax. Y mientras
esas dos pruebas no sean positivas no se hace por el paciente nada -o
muy poco- salvo medidas paliativas de la sintomatología y darle
medicación supresora. Sólo que cuando el carcinoma es ya detectable
de esa manera se halla en un estadio generalmente imposible de
curar. Tal es la importancia de detectar el problema con tiempo.
Ahora bien, es importante añadir que el AMAS funciona con menor
nivel de precisión cuando los pacientes han realizado tratamientos de
inmunosupresión y que, incluso, falla en aquellos cuyo sistema inmune
se ha destruido por la acción de la quimioterapia debido, como es fácil
comprender, a su incapacidad para producir anticuerpos.
Con la ventaja de que es un método sencillo y su coste es
sensiblemente inferior al de los otros métodos disponibles.

DETECCIÓN A TIEMPO
Debo agregar que el AMAS permite detectar los tumores de próstata y
mama -cánceres muchas veces complejos de diagnosticar- en fases
precoces. Sabemos que cuando alguien padece cáncer de próstata su
nivel de PSA -el antígeno específico- es anormalmente elevado pero lo
cierto es que con los métodos que se usan actualmente se produce un
alto porcentaje de falsos positivos: casi el 75%. Con el AMAS ese
porcentaje es inferior al 5%.
El Dr. Bogoch acaba de realizar precisamente un amplio estudio de
patología mamaria con 1.175 pacientes que lograron una remisión de
sus tumores y que se efectuó tras comprobarse el exagerado aumento
de la patología mamaria en los últimos años. Y es que cuando
aparecen carcinomas ductales (del ducto lácteo) de la mama, ante la
dificultad de un diagnóstico preciso muchas mujeres deciden
precipitadamente -en estado de clara angustia- eliminar
quirúrgicamente el tumor sin pararse a valorar otras posibilidades. De
hecho, un gran número se decide por la mastectomía radical (excisión
de la mama) o por la lumpectomía (extirpación del tumor).
Hablamos de un tipo de tumor demasiado pequeño para detectarse
palpando el seno aunque una mamografía sí pueda ponerlo de
manifiesto si bien ésta no permite saber si es o no maligno. De ahí que


                                  61
recientemente se haya denunciado el uso abusivo de las mismas.
Como se ha denunciado, tras revisarse las estadísticas existentes, que
se están efectuando demasiadas intervenciones innecesarias sobre las
mamas, con el trauma que esto comporta y sus consecuencias.
Bueno, pues el AMAS puede resolver esta encrucijada evitando
tratamientos innecesariamente agresivos al tiempo que reduce la
ansiedad y angustia que acompañan a todo proceso presuntamente
tumoral o canceroso.

EL CÁNCER DE MAMA
Los casos de cáncer de mama casi se han duplicado en nuestro país en
los últimos dos años. Es ya la segunda causa de muerte secundaria de
cáncer en el mundo y la primera cuando se diagnostica entre los 15 y
54 años. En 1996 se dieron 190.000 nuevos casos en Estados Unidos y
hubo 42.068 muertes por esa causa. Sin embargo, utilizando
racionalmente los recursos existentes hoy para la detección precoz y
llevando la correspondiente y correcta combinación de terapia y
tratamientos de apoyo el cáncer mamario puede ser superado.
En todo caso, la mujer debe saber que la gran mayoría de los tumores
hallados en la mama son benignos y podrían evitarse en buena medida
restringiendo el consumo de bebidas y agentes que contengan cafeína,
chocolate y xantinas (un producto encontrado en casi todos los
cafeínicos) porque aumentan el riesgo de tumores benignos de la
mama y, por tanto, dificultan el examen preciso de las mismas por lo
que patologías serias y letales pueden quedar enmascaradas.
En cuanto a la mamografía hay que decir que se trata de una técnica
con serias limitaciones. Teóricamente puede detectar tumores entre 6
y 17 meses antes de que éste sea palpable pero lo cierto es que en
estudios rigurosos jamás se ha conseguido superar la barrera del 52%
de precisión diagnóstica. No se entiende pues que sea considerando
aún como el método de primera elección a la hora de establecer
programas de detección precoz. Especialmente porque no es inocuo.
La exposición a rayos X comporta riesgos evidentes a largo plazo,
especialmente en mujeres con historial familiar de cáncer de mama.
Por eso -entre otras razones- debería hacerse un uso prudente y
racional de toda prueba que comporte exposición a radiaciones y de
aquellas cuya realización implique -en mayor o menor grado- invasión
y agresividad.
Tampoco debe olvidarse que cuando una mujer recibe la noticia de que
la mamografía ha dado positivo se suele desencadenar todo un
proceso de angustia-ansiedad que, invariablemente, provoca cambios
drásticos en la vida de la persona afectada y su entorno. Cambios tan
radicales en ocasiones que rara vez la vida de esa persona vuelve a
ser la misma. Por otro lado, el miedo a padecer una enfermedad letal


                                  62
tiene una repercusión sobre el sistema inmunitario y nervioso de la
paciente tan intenso que sería difícil pronosticar qué cambios ha
provocado. Y eso acaece a pesar de que el 70% de los "positivos" en
mamografías se relevan luego "negativos" con la biopsia.
Es más, cuando el informe de anatomía patológica revela presunta
"positividad" la mayoría de las pacientes llegan a la falsa conclusión de
que padecen cáncer aunque posteriormente se constate que el tumor
es benigno. Y esas reacciones exageradas así como la presión ejercida
sobre médicos y pacientes por el sistema oncológico tiende a producir
un aumento injustificado de los tratamientos (cirugía seguida de
radiación y quimioterapia) con la consiguiente e innecesaria
desfiguración física. Sin olvidar los efectos yatrogénicos de los
tratamientos quimioterápicos.

LA MORTALIDAD NO AUMENTA
Hay que decir que la mortalidad asociada al cáncer de mama no ha
aumentado mucho desde los años 50 a pesar de que sí ha aumentado
la incidencia del padecimiento sobre la población. Es decir, la cantidad
de diagnósticos sobre el porcentaje de población es mucho mayor pero
no lo es la posibilidad de morir debido al cáncer mamario. Ahora bien,
este hecho -muy manipulado por el establishment del cáncer
mamario- no quiere decir que los procedimientos actuales para
combatirlo sean efectivos. Ni mucho menos. El significado de que esas
cifras hayan permanecido relativamente idénticas en cuanto a
mortalidad pero con una multiplicación por 10 del número de casos
diagnosticados y otro tanto del número de ellos tratados es que los
actuales métodos de tratamiento producen el mismo resultado que
cuando no se hacía absolutamente nada por los pacientes. Algo que
debería hacer reflexionar a los oncólogos.
Lo que sí ha cambiado de un modo llamativo en los últimos 35 años,
en cambio, es el tipo de tumor así como su clasificación, diferenciación
y evolución. Después de un estudio exhaustivo llevado a cabo por el
equipo del Dr. David Plotki - más de 29 años dedicado al cáncer de
mama- se ha concluido que los tumores mamarios demuestran una
clara tendencia a ser bien diferenciados, son de crecimiento lento y,
por tanto, son menos letales para la vida humana.
Cabe añadir que la utilidad de la mamografía en franjas de edad
inferiores a los 50 años así como su dudoso equilibrio riesgo-beneficio
ha sido largamente puesto en duda por estudios aparecidos en
publicaciones especializadas, algunas tan prestigiosas como The
Lancet. Pues bien, uno bien reciente indica que cuando las pruebas
mamográficas apuntaban la necesidad de nuevas técnicas para
"confirmar" el diagnóstico resultó que en el 93% de los casos se
trataba de "falsos positivos". Ello llevó a los autores del estudio a


                                   63
concluir que "el daño de una mamografía es sustancial mientras que
su beneficio es marginal por lo que los costes en los que se incurre son
tan elevados que no se justifica la financiación pública de campañas de
detección precoz del cáncer de mama mediante mamografías". A pesar
de lo cual, las sociedades oncológicas clínicas así como la mayoría de
los médicos del mundo desarrollado recomiendan a mujeres por
encima de los 38 años la realización periódica de estas pruebas. ¿Por
qué?
Otros expertos van más allá y aseguran que las mamografías pueden
incluso provocar la diseminación de células cancerosas procedentes de
las masas tumorales existentes ya que para su realización es necesario
someter a la mama a un importante grado de presión axial contra 2
superficies planas de plástico. Es decir, que esa compresión puede por
sí misma hacer que varias células cancerosas se muevan libremente
por el tejido extendiéndose por otras áreas del organismo y llegar al
torrente sanguíneo. Así lo puso de manifiesto J. P. Van Netten -del
Royal Jubilee Hospital de Londres- en The Lancet (Abril, 1994) tras un
estudio sobre 110 mujeres con un promedio de edad de 39 años.
Hay que añadir que desde la introducción de la mamografía a
principios de los 80, el Carcinoma ductal infiltrativo in-situ -que
representa el 16% del total de cánceres mamarios detectados- ha
aumentado su incidencia un 328%. Y aproximadamente el 200% del
incremento de esa incidencia se debió al uso de la mamografía (The
Lancet, Julio de 1995).
Ciertamente, existen múltiples factores que pueden influir en los falsos
positivos de la técnica mamográfica. Uno de ellos es la terapia
hormonal sustitutoria -tan extendida durante los últimos años entre las
mujeres premenopáusicas y menopáusicas- así como la
hormonoterapia.
Un estudio realizado en 1996 en la Universidad de Washington y
publicado por el Journal of The National Cáncer Institute sobre cerca
de 9.000 mujeres en edad menopáusica que estaban siguiendo -o
habían seguido- tratamiento hormonal sustitutorio encontró que se
había incrementado en un 71% la posibilidad de dar un falso positivo
en el examen mamario rutinario mediante mamografía.
No es difícil imaginar el enorme costo económico, médico y emocional
que causa en estas mujeres un error de tamaña consideración cuando
les es comunicado su diagnóstico sin haber considerado siquiera la
posibilidad de que se esté frente a un error inadmisible dentro de un
sistema sanitario que carece de procedimientos de autoevaluación,
autocrítica y autorrevisión.
Frente a métodos de detección precoz como el test AMAS está claro
que la mamografía se encuentra en notable desventaja. De hecho,
ésta estaría indicada sólo en caso de una positividad del AMAS a fin de


                                   64
localizar la posición exacta del tumor.

UNA VISIÓN ALTERNATIVA
Podemos afirmar, por tanto, que un amplio porcentaje de mujeres en
edad de riesgo podrían verse beneficiadas si dentro de la educación
sanitaria que se les proporciona se contemplasen medidas de
eliminación de riesgos potenciales y exponenciales de desarrollar
tumores mamarios en lugar de relajarse descansando la toma de
decisiones en la positividad o negatividad de las mamografías. Y
cuando hablamos de tomar medidas nos referimos a la adopción de
hábitos y actitudes de marcados resultados reales, no de maniobras de
distracción o de empirismo literario-sanitario. Hablamos de ser
partícipes desde el primer momento de la lucha contra la enfermedad
y la recuperación de la salud en un terreno donde lo usual hasta ahora
es empezar a tomar parte sólo cuando el miedo obliga a actuar y
cuando, lamentablemente, es demasiado tarde para el enfermo.
Recuerde, en todo caso, que son también factores de riesgo las dietas
hipercalóricas (ricas en grasas), la terapia hormonal sustitutoria, las
sustancias acidificantes y oxidativas presentes en la cadena
alimentaria (xantinas, metil-xantinas, esteroides...), la exposición
vitalicia a estrógenos presentes en el ciclo vital de la mujer, la
reducción brusca o eliminación de la lactancia materna y la
interrupción del embarazo (especialmente en fases tardías).
Evitar estos elementos así como potenciar un estilo de vida sano
siguiendo una dieta correcta y equilibrada, la toma de suplementos
dietéticos esenciales, el ejercicio regular, el respeto de las horas de
descanso y sueño, y la vigilancia activa de nuestros cambios
fisiológicos son, sin lugar a dudas, la mejor estrategia para el correcto
funcionamiento y conservación de un sistema inmunitario que
mantenga intacta su capacidad de vigilancia sobre nuestras células,
tejidos, órganos y sistemas disminuyendo así el riesgo de contraer
cualquier enfermedad, incluido el cáncer.

(IX) CÁNCER: LOS PROBLEMAS DEL DIAGNÓSTICO (II)
Actualmente existen métodos de diagnóstico para detectar el
cáncer más precisos, específicos y baratos que los comúnmente
utilizados por buena parte de los expertos. Y ese simple hecho
podría salvar muchas vidas ya que la precocidad de un
diagnóstico es en la mayor parte de las ocasiones fundamental
para la salvación del enfermo. ¿Por qué no se utilizan? Este
mes continuamos el análisis de la situación, iniciado en el
número pasado hablando del test de detección AMAS y
centrando nuestra atención en el cáncer de mama. Esta vez lo
hacemos en el cáncer colorrectal.


                                   65
En el caso del cáncer colorrectal -al igual que ocurre en el cáncer de
mama, como vimos el mes pasado- tanto la prevención como la
detección precoz juegan un papel mucho más importante, si cabe, que
en otros tipos de tumores malignos. Porque cuando es detectado con
la antelación suficiente su tratamiento y erradicación es infinitamente
menos complejo que cuando el diagnóstico se realiza en una fase
tardía y, en particular, porque según las estadísticas existentes en los
países industrializados es el segundo tipo de cáncer más frecuente y
uno de los más agresivos y letales cuando no se trata de modo
adecuado. Aproximadamente un 23% de los fallecimientos por cáncer
acaecidos en Estados Unidos, Canadá y México son atribuidos al cáncer
colorrectal, a alguna de sus variantes o a las metástasis distales del
mismo de los que la mitad muere antes del año y medio de su
detección y un 42% entre ese año y medio y los cinco siguientes
siendo un escaso 8% los que superan ese plazo. Dramático cuadro que
se debe en buena medida a un diagnóstico tardío. Por el contrario, una
detección precoz permite resultados mucho mejores.
Una de las pruebas más comunes e importantes para la detección del
cáncer colorrectal es la búsqueda de sangre oculta en las heces.
Invisible al ojo, en el sangrado colorrectal la sangre se encuentra
mezclada o en la superficie de la masa de desechos. Y sólo es
detectable mediante un proceso químico denominado Hemo-Occult
(Sangre oculta). Hablamos, por tanto, de la identificación de pequeñas
cantidades de sangre y no de hemorragias identificables visualmente.
Otra cosa es cuando síntomas como el dolor, la distensión abdominal o
la inflamación del bajo vientre acompañan a la aparición de sangrados
pero desgraciadamente esa sintomatología no suele aparecer hasta
que el tumor ha crecido y su tratamiento es ya prácticamente
imposible. En tales casos lo único que se puede hacer es intentar una
agresiva intervención quirúrgica o dar quimioterapia, algo esto último
que comporta efectos muy tóxicos.
En suma, por eso se realiza habitualmente el test de Hemo-Occult
(sangre oculta) por el llamado "método del guayaco" (porque una
muestra fecal simple se coloca sobre un soporte impregnado en
solución de guayaco, una especie vegetal). En presencia de la
hemoglobina y tras aplicar un líquido revelador sobre las heces, al
contacto con la impresión se produce un cambio de color
-generalmente pardo azulado, como tinta de bolígrafo- que indica la
presencia de sangre y, por tanto, determina la positividad del test.
Ahora bien, si el "positivo" se produce es necesario reconfirmarlo
porque se han dado casos de positividad falsa en pacientes que habían
consumido recientemente algunos vegetales frescos, carnes rojas,
suplementos vitamínicos, hierro, vitamina C o antiinflamatorios


                                   66
químicos del grupo de los llamados no esteroideos. Por tanto, estos
alimentos y productos deberían evitarse en las 24 horas anteriores al
test al menos.
Si el positivo se confirmase lo prudente sería realizar una exploración
asistida por procedimientos fiberópticos, es decir, la introducción por
vía rectal de un tubo flexible que contiene una pequeña cámara y un
iluminador de campo a través del cual se visualiza el interior de la
cavidad colorrectal y se alcanza la posición inferior interna del colon
conocida como colon signoideo o sigma en busca de elementos
tumorales macroscópicos o proliferativos que de otro modo serían
difícilmente visibles o localizables, por no decir imposible.
En algunos casos, y en presencia de ciertos elementos proliferativos
(poliposis), la introducción del fibroscopio -al que se asocia una cabeza
instrumental- puede utilizarse para la extirpación directa. No obstante,
y entendiendo el hecho de que 2 de cada 3 cánceres colorrectales son
determinados con cierta precisión mediante la combinación de estos
métodos, existen limitaciones a su uso tales como procesos
microscópicos o microcelulares que no han proliferado, cambios
ocultos en la región externa (extramural) de la cavidad colónica o
procesos que, por su naturaleza, presentan mínimos cambios a nivel
de la mucosa anorrectal y sus tejidos adyacentes paro se están
comportando de un modo terriblemente agresivo en órganos o tejidos
que se encuentran a distancia (distales) del original y primario sitio de
aparición del tumor.
En suma, hay que analizar las circunstancias o elementos de nuestro
comportamiento habitual que pueden ayudar a la prevención. Este tipo
de cáncer, por ejemplo, es bastante común en varones por encima de
los 50 años cuya dieta ha sido pobre en general, con predominio de
carnes y grasas. De ahí que las personas que siguen hoy una
alimentación de ese tipo debieran plantearse reducir factores de riesgo
volviendo a una alimentación más vegetariana.
La observancia de hábitos intestinales regulares así como la higiene
colónica frecuente, una dieta rica en fibras y baja en grasas y
proteínas, el ejercicio regular y el alejamiento de hábitos tóxicos
suelen ser elementos suficientes (descartando factores genéticos) para
ejercer una prevención activa. Y a pesar de que se recomienda realizar
una sigmoidoscopia cada 3 o 4 años desde la cincuentena, si no se ha
tenido síntoma alguno eso no suele ser necesario.

QUÉ HACER SI SE DETECTA EL CÁNCER
Si a pesar de las medidas preventivas el cáncer colorrectal aparece, la
primera opción debería ser acudir a algún experto en Medicina
Biológica y/o Alternativa. Claro que contactar con médicos alternativos
serios, formados y con experiencia puede ser una labor ardua en un


                                   67
país como el nuestro donde la Medicina Alternativa ha estado durante
años en manos de personal sin formación académica alguna,
autodidactas o aficionados con más buena intención y voluntad que
conocimientos. Es más, las medicinas no alopáticas han sido ignoradas
por los médicos ortodoxos y proscritas por las organizaciones de
presión y acción política así como por los gobiernos dificultando el
acceso a información veraz y seria, restringiendo la posible formación
y capacitación profesional, y forzando a los médicos interesados en
ellas a estudiar en el extranjero.
Debo añadir en todo caso que, como norma general e
independientemente del programa específico diseñado por el
profesional para cada caso particular, se debe empezar erradicando el
consumo de tóxicos (alcohol, tabaco, café), adoptar una alimentación
que minimice los factores de riesgo e ingerir los suplementos
nutricionales adecuados. Porque si bien estas medidas son más útiles
para prevenir el cáncer que para tratarlo una vez manifestado éste, sí
son muy útiles a la hora de prevenir su recurrencia.

LA DIFICULTAD DEL DIAGNÓSTICO
Cuando se habla de "diagnóstico", la gente en general asume que se
trata de algo sencillo y casi automático al que todo médico o científico
llega por un procedimiento u otro en mayor o menor espacio de
tiempo. Y nada más alejado de la realidad. Ese reduccionismo
simplista que consiste en confundir hallazgos tantas veces normales
con presuntas anormalidades y lo anormal con lo anormalmente
patológico en una enseñanza y una lección difícil para todo profesional
de la salud. Especialmente porque si un diagnóstico correcto supone
un elevado porcentaje de esperanza en el camino hacia la curación de
un enfermo no es menos cierto que la tarea diagnóstica posee un
elevadísimo porcentaje de fracaso implícito en el propio hecho
investigativo teniendo en cuenta que conocimientos actuales y medios
son elementos limitados y de complejo manejo y decisión.
Es decir, que los científicos y los médicos -al igual que el público- se
equivocan muchas veces. Y en demasiadas ocasiones porque tienen
asumidas como verdaderas muchas cosas que no lo son o deberían
ponerse en entredicho. Tal es el caso, por ejemplo, de la arraigada
creencia de que los microbios -bacterias y virus- sólo generan
enfermedades infecciosas (como el SIDA, la gripe o la tuberculosis, la
neumonía o el sarampión). En su día se dio por hecho que la sangre no
contenía organismos vivos que pudieran contribuir a la aparición de
cáncer... porque los microscopios convencionales no los podían
detectar. La aparición del microscopio electrónico -un alarde de
potencia que amplió el alcance y uso de la técnica de exploración
mediante microscopía aplicada a las ciencias en general y a la


                                   68
medicina en particular- demostró que sí existían en la sangre
microorganismos y agentes microbianos... pero muertos. Una
conclusión a la que llegaron los científicos debido a que ya sí podían
observar esos especímenes pero "comprobaron" que no estaban
"vivos". Más tarde se sabría que esos microbios sí estaban vivos en el
momento de preparar la solución y que era el vacío creado por la lluvia
de electrones del mecanismo intrínseco del microscopio lo que los
mataba. Así se entendería con el desarrollo de microscopios más
sofisticados que emplean la luz como base y con los que se logró saber
además que muchos microbios desempeñan un papel importante ya
que pueden inducir cambios degenerativos celulares, precursores de
cáncer.
Es más, no sólo se pueden hoy detectar estos microorganismos vivos
en la sangre sino que se pueden hallar evidencias de su actividad en
signos de naturaleza energética y metamórfica aun cuando no se halla
producido tumoración evidente alguna .

CUANDO LA TECNOLOGÍA CAMBIA LAS CONVICCIONES
Naessens, biólogo canadiense de origen francés, desarrollaría luego
un microscopio óptico llamado Somatoscopio que le permitió ver
partículas delgadísimas de color blanquecino a las que bautizó como
somatides y que jamás habían sido investigadas, vistas o clasificadas.
Llegando a la conclusión de que se trataba de las partículas más
pequeñas jamás vistas y existentes en la sangre por lo que intuyó que
era la más pequeña unidad vital, un precursor del ADN capaz de
transformar la energía en materia. Al tiempo que este revolucionario
hallazgo tenía lugar, en otro lugar del planeta el bacteriólogo alemán
Gunther Enderlein los denominó protitos y la Dra. Virginia Wheeler
criptocitos progenitores (Progenitor Cryptocides). Diferentes
investigadores en diferentes lugares creyeron que tan sólo se trataba
de variaciones del mismo microbio.
Independientemente de ello, todos llegaron a la conclusión de que
podía confirmarse la existencia de microorganismos de naturaleza
pleomórfica o cambiante que se hallan tras el proceso canceroso de un
modo u otro.
Más adelante, la introducción del uso del microscopio de campo oscuro
produjo un cambio de pensamiento en las rutinas de investigación.
Uno de los impulsores de este revolucionario cambio de mentalidad
frente a la investigación en cancerología y su génesis fue el Dr.
Marteen Klatte, patólogo clínico y homeópata sueco. Al igual que
muchos de sus colegas, él había asumido el precepto de que los
organismos vivos existían en la sangre y de que sus componentes
esenciales podían ser detectados a través del microscopio electrónico.
Sólo que hasta entonces en lugar de mirar los componentes sólo se


                                  69
tenía en cuenta la cantidad; es decir, se realizaban recuentos. El
cambio se produjo cuando el doctor. Klatte cayó en la cuenta de que
los análisis de sangre tradicionales -en los que se observaba la sangre
y sus elementos componentes en formula cuantitativa, (recuentos)-
decían muy poco sobre la condición y las funciones desempeñadas por
estos. Por lo que comenzó a mirar su movimiento y comportamiento
intrínseco estableciendo una variable en el tipo de análisis sanguíneo
realizado que distinguía entre el análisis convencional y el
microscópico de campo oscuro dándose cuenta de la brutal diferencia
que suponía establecer criterios de competitividad y competencia
-cualitativos- de la sangre frente a los tradicionales criterios de
número o cuantitativos.
A modo ilustrativo, imaginemos que un individuo acude por primera
vez a que se le realice este tipo de prueba. El sujeto padece cáncer y
se le practica un recuento de célula blanca, lo cual significa que se
practica un recuento de neutrófilos (un tipo de célula de la sangre). El
procedimiento estándar es contrastar el recuento del sujeto frente a
los rangos de normalidad comúnmente aceptados y compararlos. Si el
recuento se halla dentro de lo considerado rango de "normalidad" se le
clasifica como "normal". Sin embargo, usando un microscopio de
campo oscuro aquello normal cuantitativamente puede ser anormal
siguiendo un criterio de funcionalidad por lo que aún siendo normal en
número su actividad celular respecto de la normal o deseable se halla
bastante alejada.
El microscopio de campo oscuro permitió observar cómo la pared
celular de estos neutrófilos se rasgaba y permitía al citoplasma salir
desde el interior de la célula y observar cómo éstas se
desnaturalizaban y morían lentamente. La mayoría sufrían un proceso
de paralización o rotura y disgregación con lo cual el recuento celular
carecía de valor alguno aun estando dentro de los rangos de
normalidad ya que se trataba de células de nula actividad y, por tanto,
incompetentes.
El movimiento proporcionó información valiosa sobre las células: su
forma proporcionaba información valiosa sobre el modo en que
resultaban dañadas por la presencia de radicales libres o cómo
defectos de pared celular podían ser corregidos en base a aspectos
nutritivos de las mismas.
Un defecto de pared significa que la membrana celular no es estanca
sino que se transforma en permeable y porosa, hallándose
fragmentada y permitiendo a sustancias y elementos indeseados la
penetración por invasión. Es decir, que aumenta la falta de respuesta
frente a microorganismos extraños.
En aquella época muchos científicos tendían a creer que la sangre y la
orina eran, en esencia, fluidos estériles. Pero a través del microscopio


                                   70
de campo oscuro se constató que ambos fluidos están repletos de
elementos vivos cuyos componentes se hallan en constante cambio
debido al efecto y comportamiento de las somatides.
Mas allá de esta teoría, el Dr. Klatte se atrevió a afirmar que los
cambios en estos ciclos celulares se correspondían con los ciclos de
salud y enfermedad en el sujeto. Así, el ciclo de las somatides indicaría
la presencia de cáncer en una variabilidad de tiempo intermedia entre
los 8 y los 18 meses antes de que existieran cambios clínicos -como un
ganglio linfático anormalmente abultado o un nódulo mamario- de tal
modo que cuando el ciclo pleomórfico de las somatides aparece
podríamos revertirlo mediante terapia específica. Y si no se produce
una regresión en ese ciclo sabremos que la terapia empleada no está
funcionando.

EXCELENTE MÉTODO PREVENTIVO
Podemos deducir, por tanto, que en su aplicación clínica el microscopio
de campo oscuro es un elemento diagnóstico que permite a la vez no
sólo conocer antes de que aparezca la tendencia al cáncer de un
paciente sino que, además, compone una monitorización muy fiable
para la evaluación del impacto de las terapias empleadas.
Al mismo tiempo, observando cómo la sangre de los pacientes mejora
a lo largo del tiempo, las imágenes de campo oscuro sirven como una
retroalimentación psicobiológica haciendo al paciente proclive a un
refuerzo en su actitud hacia los cambios positivos.
Actualmente en Estados Unidos se realiza un tipo de análisis
microscópico por un procedimiento simple llamado LBA (Live Blood
Analysis), una forma rápida y precisa de evaluación de la sangre del
paciente pues permite conocer y observar deficiencias vitamínicas y
minerales, grados de toxicidad y oxigenación de la sangre así como
posible insuficiencia hepática, grasa excesiva, agregación plaquetaria y
arterioesclerosis. Es decir, tendencias hacia reacciones alérgicas,
incluyendo algunas de difícil diagnóstico o imposibles de determinar
basándose en síntomas externos.
En nuestro creciente interés por la conservación y la importancia de un
sistema defensivo, sano y activo el LBA constituye pues un medio
insuperable que nos ayuda a la evaluación dinámica de los grados de
resistencia que una persona posee frente al cáncer. Este análisis
permite que los problemas sean detectados y tratados antes de
complicarse.
No hay que olvidar que en el uso clínico el hecho de poder observar los
cambios experimentados con un procedimiento que implique una base
para la comparación y confirmación de resultados supondrá un mayor
entendimiento y claridad para el paciente y, de algún modo, reforzará
su propia adhesión al estricto y disciplinado programa de tratamiento


                                   71
elegido. Es evidente que el LDA, combinado con otros métodos
diagnósticos, permitirá en el futuro una mejor comprensión del cuadro
clínico y de la condición específica del individuo.




(X) LOS SUPUESTOS AVANCES EN LA CURACIÓN DEL CÁNCER
SON MANIPULACIONES ESTADÍSTICAS
La maquinaria del "establishment" sanitario viene ocupándose
desde hace años en hacer creer a la sociedad que se ha
avanzado mucho en la curación del cáncer pero no es verdad en
absoluto. Es puro marketing. En lo que quizás se ha avanzado
es en el "diagnóstico" y "tratamiento" convencional del cáncer
pero en su "curación" prácticamente nada. Todo eso se ha
hecho creer mediante manipulación de las estadísticas. Se lo
contamos en detalle.

En un extenso artículo titulado La eficacia real de los tratamientos
convencionales del cáncer que publicamos en el nº 39 de la revista
explicábamos ya: "Si uno creyera lo que afirman las autoridades
sanitarias y los oncólogos más 'prestigiosos' de España y del mundo,
en los últimos años se ha avanzado muchísimo en lo que a la curación
del cáncer se refiere. De hecho, no hay semana -desde hace al menos
dos décadas- que los principales medios de comunicación de cualquier
país no recojan una buena noticia al respecto. Por eso existe la
convicción entre la ciudadanía de que el cáncer ha dejado de ser tan
mortal como antes, de que la Quimioterapia, la Radioterapia y los
nuevos antitumorales han conseguido poner al cáncer 'entre las
cuerdas'. Bueno, pues no es verdad. Salvo excepciones muy
concretas, la única terapia convencional efectiva contra el cáncer sigue
siendo la cirugía y eso en los casos en que el tumor está aislado. Ya
está bien de mentiras interesadas".
En aquel artículo plasmamos también una serie de interrogantes y
respuestas que conviene recordar de nuevo por su importancia:
"¿Cuántas personas enferman en España de cáncer cada año? No se
sabe. ¿Cuántas mueren por esa causa? No se sabe. ¿Cuántas fallecen
antes de haber transcurrido un año de habérselas descubierto el
cáncer? No se sabe. ¿Cuántas sobreviven dos, tres, cuatro, cinco años
o más a los tratamientos? No se sabe. ¿Cuál es la eficacia real de los
tratamientos, especialmente de los nuevos antitumorales? No se sabe.


                                   72
Pero, bueno, -imagino que se preguntará el lector-, ¿es que no hay
estadísticas nacionales sobre el cáncer? Y la respuesta es NO. ¿Y por
qué? Pues porque no interesa. Porque contra las frías cifras no se
puede hacer nada, no se pueden difundir mentiras interesadas una y
otra vez." Y añadíamos: "El Ministerio de Sanidad y Consumo no tiene
datos. La Asociación Española contra el Cáncer y la Asociación
Española de Investigación sobre el Cáncer tampoco. Los grandes
laboratorios de investigación de fármacos para combatir la
'enfermedad', mucho menos. No hay datos fiables de nada. El único
organismo que tiene datos concretos en España es el Instituto
Nacional de Estadística y se refieren sólo a la morbilidad hospitalaria.
Es decir, lo único que de verdad se sabe es cuántas personas mueren
en los hospitales a causa del cáncer. Los últimos datos hechos públicos
son del año 1999. Puede usted acceder a ellos a través de Internet y
consultarlos (www.ine.es). Y esos datos indican que ese año murieron
en los hospitales 371.102 personas. De ellas, 94.566 (el 25,48%) a
causa de tumores; es decir, de cáncer. Luego una de cada cuatro
personas que muere en un hospital español lo hace de cáncer. Una
cifra mareante que, encima, no refleja la realidad porque buena parte
de los enfermos terminales de cáncer son enviados a morir a sus casas
por los oncólogos 'cuando ya no pueden hacer nada por ellos'. En
suma, ¿cuántas personas mueren de verdad de cáncer en España si
sólo en hospitales fallecen casi cien mil al año? ¿Un 50% más? ¿El
doble? No se sabe. Pero eso sí, se ha avanzado muchísimo en la
investigación y tratamiento del cáncer..." Algunos lectores, tras la
lectura de aquel artículo, se resistieron a creer lo que contábamos. Y
nos lo dijeron. Pero, ¿cómo -nos decían- van a engañar las
multinacionales a tanta gente? ¿Cómo va a ser posible que la
quimioterapia y la radioterapia no sirvan para nada en la mayor parte
de los casos y las autoridades del Estado y los médicos vayan a
consentirlo? Tienen ustedes que estar mal informados...
¿Mal informados? El pasado 4 de febrero, Mariano Barbacid, director
del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), afirmaba
ante el presidente del Gobierno, José María Aznar, durante la
inauguración oficial de la nueva sede de ese organismo, que "la mitad
de los españoles padecerá un cáncer en algún momento de su vida, de
los que la mitad fallecerá debido a esa enfermedad". Es decir, el propio
Barbacid, una de las "personalidades internacionales de más prestigio
en esta enfermedad" asegura que la cuarta parte de los españoles
morirá de cáncer. ¿Empieza a entender el lector la gigantesca
importancia de este tema y por qué nos reiteramos en él? ¿Empieza a
entender por qué el silencio de muchos medios de comunicación y,
sobre todo, su aquiescencia a dar acríticamente las informaciones
falsas y manipuladas que cada cierto tiempo filtran algunas


                                   73
multinacionales constituyen ya una cuestión de complicidad criminal?
Pero, entonces -insisten mis interlocutores-, ¿de dónde salen las cifras
tan esperanzadoras de "curaciones" que ofrecen los oncólogos? Pues
-evidentemente- de la propia industria fabricante de quimioterápicos y
de aparatos de radioterapia a los que no controla, con rigor, nadie.
Hace sólo dos meses publicamos en Discovery DSALUD una
entrevista con la doctora Ghislaine Lanctôt, autora del best seller
mundial La mafia médica, en la que ésta denunciaba abierta y
valientemente la corrupción del actual sistema sanitario, "permitida y
amparada por médicos y gobiernos en beneficio de las grandes
empresas farmacéuticas". Pues bien, hace ya muchos años se publicó
otra obra esclarecedora que tenía un título similar: La mafia del
cáncer. Escrito por Christian Bachmann, un periodista alemán de
investigación, el libro -no editado en español que sepamos-, riguroso y
perfectamente documentado, constituye una denuncia brutal -e
inatacable- de la práctica oncológica vigente. Un documento cuyo
contenido, a pesar de haber transcurrido varios años, sigue estando de
plena actualidad.
"Un informe del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos
elaborado en 1979 -puede leerse en el libro- reconoce que en el lapso
de los últimos 23 años la barrera de los 5 años de sobrevivencia para
todos los tipos de cáncer sólo ha mejorado en un 2%. Y precisamente
en los tipos más comunes y frecuentes de cáncer las gráficas que
indican la sobrevivencia están totalmente inmóviles desde hace
decenios. El 'New England Journal.of Medicine' reconoce que desde
1955 la cifra de curación en pacientes con 'cáncer de mama' ha
permanecido prácticamente constante. Y en el cáncer de estómago y
de intestino grueso hay una ausencia total de éxito desde hace 40
años. Un reconocimiento público -añade- que fue mal muy recibido por
el alto mundo especializado."
Bachmann explica luego que la práctica totalidad de los medios de
comunicación suelen participar "con celo y esmero" en las "campañas
de encubrimiento" de la verdad. Y agrega que por eso, por ejemplo,
"las grandes y calificadas revistas norteamericanas lograron acallar
durante años las palabras del investigador Hardin B. Jones, cuyos
trabajos mostraban al desnudo las escandalosas irregularidades que
se cometían en las estadísticas del cáncer a fin de maquilllar los
resultados de los ineficaces tratamientos" de hoy.
Jones -entonces profesor de la Universidad de California en Berkeley y
conocido en todo el mundo por unas investigaciones en las que
demostró la relación existente entre fumar y el cáncer de pulmón-
denunció en un seminario celebrado en 1975 ante numerosos
periodistas especializados de todo el mundo lo que había descubierto.
Según explicó, en las investigaciones para comprobar la eficacia de los


                                   74
fármacos muchos pacientes desahuciados eran colocados en el grupo
"testigo" -es decir, en el de aquellos pacientes a los que sólo se les da
un placebo y no el tratamiento que se va a probar- con lo que el índice
de supervivencia de ese "grupo de control" resultó ser muy bajo. En
cambio, en el grupo de personas a las que se iba a administrar el
tratamiento no sólo no había nadie desahuciado sino que se incluía en
él a quienes tenían ya de por sí mayores posibilidades de sobrevivir. Y,
encima, a los enfermos de este segundo grupo que fallecían
tempranamente se les excluía del estudio -una vez empezado- para
que no se contabilizaran sus muertes con la excusa de que no habían
sido tratados "durante el tiempo suficiente" con el tratamiento para ser
tenidos en cuenta. En suma, se favorecía desde el principio "de forma
engañosa e indecente" al grupo de pacientes asistidos con el producto
o tratamiento que se estaba estudiando.
Jones denunció además que desde 1940, debido a la nueva "definición
científica" de lo que se consideraba "cáncer", se estaban clasificando
como tales tumores de dudosa malignidad. Y aseguró que fue a partir
de ese momento cuando creció rápida y espectacularmente la cifra de
"curaciones de cáncer". Explicó luego que había comprobado cómo la
cifra de "curaciones" conseguida se correspondía precisamente, en
todos los estudios revisados, con el porcentaje de "diagnósticos
dudosos". En otras palabras: muchos de los que presuntamente se
curaban de cáncer... no habían tenido probablemente jamás esa
enfermedad.
Pero Jones fue aún mucho más allá. Porque resulta que, una vez
corregidas esas "irregularidades" en las estadísticas estudiadas, llegó a
la conclusión de que "la verdadera expectativa de vida de los
pacientes con cáncer que no fueron tratados parece ser mayor y mejor
que la de los que se someten a tratamiento". En suma, los
tratamientos oficiales para el cáncer no sólo no ayudan sino que son
peligrosos. O, dicho de otra manera: los enfermos de cáncer que no se
someten a ningún tratamiento convencional viven más tiempo y con
más calidad de vida que quienes se someten a ellos.
¿Y que pasó con tan increíble revelación? El periodista científico Gary
Nuil lo resumió en su momento: "Sólo dos de los centenares de
periodistas que asistieron al simposio lograron que tan asombrosa
información fuese publicada". Un silencio que se mantuvo en los años
siguientes a pesar de que Jones demostró entre 1975 y 1978 -con
mayor lujo aún de detalles- que se había utilizado esa misma argucia
en otros trabajos. Todos sus hallazgos fueron silenciados
sistemáticamente por los medios de comunicación. Hardin B. Jones
murió en 1978... Sin comentarios.

POR QUÉ LOS ONCÓLOGOS INSISTEN TANTO EN LA


                                   75
IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTCO PRECOZ
El autor de La mafia del cáncer comenta sobre lo anteriormente dicho:
" Hoy se sabe a ciencia cierta que Jones no era el único que había
descubierto que las probabilidades de éxito de un tratamiento para el
cáncer no dependen del tratamiento en sí sino de cómo es escogido el
grupo que va a ser utilizado para la estadística. Es más, Benninghoff
y Tsirn habían llegado ya en 1959 a esa misma conclusión tras
analizar con lupa las historias clínicas de 26.000 mujeres con cáncer
de mama".
Benninghoff y Tsirn descubrieron además la importancia del
"diagnóstico precoz"... a la hora de maquillar resultados. Y lo hicieron
al intentar comprender por qué en la clínica gineco-obstétrica de la
ciudad de Munich se "curaba" en 1933 el 38% de los casos, a
comienzos de los años cincuenta un 54% y en los sesenta el 61%. Y es
que ambos constataron que en realidad esas mejoras se correspondían
con "el perfeccionamiento en el diagnóstico precoz". Es decir, se dieron
cuenta de que el número de "curaciones" aumentaba porque el tumor
presuntamente cancerígeno se encontraba mucho antes que años
atrás. Y, consecuentemente, el número de casos de "sobrevivencia"
era mayor. Hasta el punto de que en el llamado "estadio I" de la
enfermedad las "curaciones" habían subido desde el 71% al 90%.
¿Significaba eso, pues, que se "curaban" más enfermos gracias a la
mejora y perfeccionamiento de los tratamientos? ¿Era eso lo que
indicaban las frías cifras? En absoluto. Lo que sucedía, por una parte,
es que se diagnosticaban como "enfermos de cáncer" muchos casos
que no lo eran (entrando en las estadísticas de enfermos de cáncer
todos los casos dudosos). Y, por otra, como el diagnóstico era más
precoz, como el tumor se encontraba antes, el tiempo de desarrollo o
crecimiento del mismo era también mayor. Se conseguía así un
porcentaje de sobrevivencia igualmente mayor. Porque como ya
hemos explicado en ocasiones anteriores, en Oncología la palabra
"curación" no significa -como en otras enfermedades- que el paciente
ha dejado de tener cáncer, que queda libre de la enfermedad. En
modo alguno. Los oncólogos hablan de "curación clínica", no de
curación a secas. Y dicen que un paciente está "clínicamente curado"
cuando sigue vivo cinco años después de serle diagnosticado un
cáncer. Aunque siga teniendo cáncer. Aunque se muera un día
después. Si uno sobrevive cinco años -y no importa nada si uno está
vivo pero hecho un guiñapo a causa del tratamiento- la persona pasa a
formar parte del batallón de "enfermos clínicamente curados".
Evidentemente, a muchos oncólogos les da hoy ya tanta vergüenza
esa manipulación tan descarada de la realidad que empiezan a negarse
a hablar de "curación" y utilizan ya sólo el término "sobrevivencia".
Pero siguen encantados cuando alguien les dice que un fármaco logra


                                  76
tamaña "hazaña". A fin de cuentas, la mayoría de los enfermos de
cáncer se les muere mucho antes cuando aplican sus protocolos
oficiales. Lo que esos oncólogos ignoran es que, encima, en la mayor
parte de las ocasiones eso tampoco es verdad.
El cirujano alemán Werner E. Loecke destapó esa realidad hace ya
algunos años en su libro Krebs-Alarm. La explicación a los aparentes
éxitos de algunos fármacos era, según él, mucho más sencilla: lo que
los manipuladores de las estadísticas habían hecho era "correr hacia
adelante los límites de los estadios clásicos del cáncer" Dicho de otra
forma, lo que hoy día se diagnostica como "estadio I" de la
enfermedad -un cáncer en su fase inicial- no se podía siquiera
descubrir años antes. En esa época todas las personas enfermas con
"tumores malignos" pero indetectables se consideraban sanas. Y,
obviamente, si a uno se le detecta el cáncer mucho antes, cuando el
tumor es aún diminuto, las posibilidades de superar los cinco años de
sobrevivencia -la barrera mágica de los oncólogos que les permite
alardear de que sus tratamientos sirven para algo- son mucho
mayores. Es evidente que no es lo mismo superar ese lustro cuando se
detecta el tumor teniendo ya dos o centímetros que cuando se detecta
cuando sólo tiene dos o tres milímetros. Se gana un tiempo precioso...
para que el enfermo engorde la estadística de pacientes de cáncer
tratados y "curados clínicamente" (es decir, que no se mueren antes
de transcurrir cinco años desde que se le diagnostica).
¿Entiende ahora el lector por qué es tan "importante" un diagnóstico
precoz? Pues es simple: no lo es porque eso implique que el paciente
tanga más probabilidades de curarse. Cuando no se sabe cómo curar
un cáncer el hecho de que se empiece a tratar al enfermo cuando el
tumor tiene tres milímetros o tres centímetros es indiferente. El
enfermo se morirá de todas formas. Pero para los manipuladores de
estadísticas no es lo mismo presumir de que la persona ha vivido más
de cinco años que reconocer que se les muere a los dos. Así que es
importante concienciar a la gente de la importancia del diagnóstico
precoz. Eso les permite a las empresas "mejorar" o "maquillar" los
presuntos resultados obtenidos. Especialmente porque se puede incluir
a todos los casos dudosos en el porcentaje de cánceres "estadio I" y
cuando se comprueba que el cáncer no se desarrolla... incluirlos entre
los casos de cáncer curados. Aunque en realidad nunca hubieran
tenido cáncer. El diagnóstico precoz sólo es útil cuando se trata de un
tumor aislado que se puede extirpar sin que se haya extendido por la
zona adyacente.
En definitiva, ¿cree alguien que existe algún fármaco que con tales
argucias puede dejar de obtener buenos resultados estadísticos?
Vamos, ya le puede usted dar a los enfermos agüita del grifo que si
puede controlar los parámetros de la investigación y "manejar" a su


                                  77
presunto "controlador" va a obtener unos resultados buenísimos.
Si cree que esos parámetros se han controlado históricamente de
forma eficaz es usted bastante ingenuo. Desde luego, hasta hace muy
pocos años no ha sido así. Ni en los productos para combatir el cáncer
ni en los demás. Quizás porque nadie -salvo quienes conocían a fondo
la trastienda de las multinacionales farmacéuticas- dudaba de la buena
de fe los laboratorios. Y, sobre todo, nadie pensaba que un
investigador de fuste se fuera a jugar su prestigio con un fraude así.
Hoy se sabe a ciencia cierta que los laboratorios mienten y que tanto
los investigadores como los médicos y muchos medios de
comunicación se corrompen fácilmente.

¿ES CÁNCER... O NO?
Estoy seguro de que a muchos de los lectores lo que les cuento les
parecerá imposible. A pesar de que les bastaría documentarse
mínimamente para cotejar mis afirmaciones. Es más, estoy persuadido
de que buena parte piensa que un cáncer debe ser algo fácilmente
reconocible, especialmente a simple vista. Si no cuando un tumor es
pequeño, sí al menos cuando ya está extendido; cuando, por ejemplo,
hay metástasis generalizada. Bueno, pues no es verdad. Basta para
demostrarlo llevar una misma muestra a varios patólogos para que la
examinen y hagan una biopsia. Se comprobará que, con mucha
frecuencia, se dan diagnósticos diferentes, que en unos casos se
diagnosticará el tejido como canceroso y en otras el resultado será
negativo.
Y es que la creencia de que se puede saber si una célula es cancerosa
o no viendo simplemente su comportamiento bajo el microscopio es
falsa. El método del extendido celular de Papanicoalu, por ejemplo, tan
practicado durante años (con un porta-algodón se toman células
superficiales del cuello de la matriz y se mandan al laboratorio para su
examen) tiene un porcentaje de error bastante alto. Y como los
patólogos, en sus diagnósticos, van "sobre seguro", el número de
pacientes que entran a formar parte de la estadística con el
diagnóstico de vegetaciones malignas cuando en realidad son benignas
es igualmente alto. Además, luego pasan a engrosar la lista de
"pacientes curados". Y total, sólo hay que hacerle a la mujer una
histerectomía y quitarle el útero. A fin de cuentas -argumentan
muchos médicos-, a ciertas edades, ¿para qué lo quiere una mujer si
ya no va a tener hijos? Y es mejor prevenir...
Bachmann, muy crítico con lo que sucede, comenta a este respecto en
su libro: "(...) Es evidente que cada día se hacen más histerectomías
innecesarias. La mayoría se hacen para mantener ocupados a los
cirujanos y formar nuevos. Como la frecuencia del cáncer de matriz
está disminuyendo, las grandes clínicas se quedan sin trabajo y como


                                   78
'eso no puede ser', los hallazgos ginecológicos insignificantes se
elevan a la categoría de casos quirúrgicos. Según una investigación
norteamericana, la extirpación de la matriz se hace 3 veces más
cuando los cirujanos cobran por cada operación que hacen. El salario
fijo los vuelve reposados y conservadores."
Bachmann añade más adelante: "Puede que el lego se deje
impresionar por las grandes diferencias en los años de sobrevivencia
de cánceres descubiertos tempranamente y de los diagnosticados
tardíamente. El pobre no se da cuenta de que lo tienen sometido a un
trío de barata prestidigitación pues le están comparando partidas que
no pueden compararse. Junto a Loeckle cayeron, además, en la
cuenta de este error fundamental Kothari y Wetha, especialistas del
cáncer del Medical College de Bombay. "Comparables" son los años de
sobrevivencia de pacientes con los mismos estadios de cáncer pero
con diferente tratamiento. La "tasa de curaciones" real sería,
exactamente definido, el número de pacientes tratados que aún esté
vivo después de 5 años menos el número de pacientes que aún está
con vida sin haber recibido tratamiento alguno para su cáncer." Y todo
esto en el caso de que realmente pudieran compararse los casos
elegidos entre los dos grupos, algo harto difícil de conseguir por no
decir imposible, por lo que en la práctica hay que darse por satisfecho
con la comparación de pacientes que en edad, sexo y estadio del
tumor se asemejen lo más posible.

CONCLUSIÓN
Los oncólogos con los que he hablado -la mayor parte de los cuales
dejaron por ética de trabajar como tales en el sistema sanitario público
ya que en él los médicos no pueden decidir libremente el tratamiento
que proponer al paciente y tienen que someterse al protocolo oficial
establecido (es más fácil corromper o sobornar a unos cuantos
médicos, funcionarios y/o políticos que a varios miles) no tienen duda
de la "eficacia" real de los tratamientos oncológicos actuales. Por eso
los han dejado. Y eso que los datos que nos daban, siendo pesimistas,
no llegaban a la altura de los aportados hace algo más de un año por
el ya mencionado Mariano Barbacid. Para éste, la cirugía sólo tiene
éxito en el 40% de los casos. Y la Quimioterapia en un 10%. De la
Radioterapia ni habla. ¿Para qué? Y eso lo dice alguien que está
considerado uno de los mayores expertos en cáncer del mundo. ¿Hace
falta que nosotros digamos que tiene razón? ¿O más bien que se
queda corto porque él admite como buenos los casos de cáncer
curados... de personas que en realidad no tenían cáncer?
Lo hemos dicho y nos reiteramos: o la Oncología actual se replantea
por completo lo que cree saber sobre el cáncer o seguirá yendo de
fracaso en fracaso a la hora de tratarlo. Aunque sigan engañando y


                                   79
utilizado a tantos periodistas, médicos y políticos desinformados. Un
empecinamiento que está costándole la vida a 100.000 personas al
año sólo en España.
Seguiremos profundizando en este asunto.

(XI) ¿SIRVE PARA ALGO LA RADIOTERAPIA?
La inmensa mayoría de los enfermos de cáncer a los que se
irradia con los sofisticadísimos aparatos de la "moderna"
medicina nuclear no dudan de que algo tan complejo y carísimo
tiene que ser eficaz. En muchos casos incluso se sienten seres
privilegiados por poder acceder a ellos. Sin embargo, la verdad
es diferente: su eficacia curativa es más que discutible. De
hecho, someterse a Radioterapia es peligroso porque incluso
puede generar cáncer, acelerar el desarrollo del que se padece
o provocar metástasis.

Tener cáncer es vivir colgado del miedo, asomado a un oscuro vacío
donde la razón ha huido ante la falta de respuestas. Tener cáncer es
estar dispuesto a aferrarse a cualquier cosa para salvar la vida y, en
primer lugar, a las verdades oficiales que día tras día nos asaltan con
sus presuntos avances científicos intentando hacernos creer que sólo
en sus manos está la palabra "cura" y, por tanto, nuestra salvación.
Cuanto más miedo tenemos, más queremos creer que la cirugía, la
radioterapia y la quimioterapia son parte de la solución del problema.
Pero no suele ser así.
Escribir de salud no es fácil. Y mucho menos hacerlo de cáncer, sobre
todo a contracorriente. Aunque se haga desde el rigor intelectual con
el que se aborda el tema desde esta revista. Pero aún es más difícil
escribir de los tratamientos utilizados a los que miles de personas se
aferran por voluntad propia o presión familiar. Así pues, si usted
padece cáncer y ha puesto toda su fe en la radioterapia quizás sea
mejor que prosiga con la lectura de la revista y se salte este reportaje.
Si no lo padece o en medio de la angustia por su enfermedad quiere
conocer el aspecto más desconocido, algunos datos y testimonios que
no le han contado nunca, siga leyendo.
Para entender el papel de la radioterapia como parte de los
tratamientos utilizados en la lucha contra el cáncer será bueno que
juntemos cinco realidades aparentemente dispersas pero que nos
ayudarán a tener una mejor perspectiva del problema.
La primera es que resulta paradójico que en un país donde suele haber
posturas encontradas en cualquier ámbito -los toros, el fútbol, la
política o hasta la guerra de Irak-, algo que se acepta como normal, la
Medicina se caracterice por el pensamiento prácticamente único. La
ortodoxia médica -léase Medicina convencional o alopática- ha


                                   80
impuesto su criterio de tal forma que quienes ponen en entredicho sus
afirmaciones -los heterodoxos- difícilmente consiguen hacerse oír. Y
eso, en el ámbito del cáncer, es más patente que en ninguna otra
enfermedad. A pesar de que la experiencia indica que todo problema
tiene diversas maneras de afrontarse. ¿Por qué no va a poder ser así
con el cáncer? ¿Acaso los resultados de las terapias actuales son tan
buenos como para convertir el dogma imperante sobre su etiología y
tratamiento en algo indiscutible? En absoluto.
De hecho, la segunda realidad es que a pesar de los "grandes
avances" en el tratamiento del cáncer con que cada cierto tiempo nos
"animan" desde los medios de comunicación, la inmensa mayoría de
quienes sufren esa enfermedad se mueren siguiendo los tratamientos
convencionales. Ahí están las frías estadísticas. Es más, se espera que
los casos de cáncer aumenten un 50% y pasen de los 10 millones de
casos registrados en todo el mundo en el 2000 a 15 millones en el
2020 según el reciente Informe Mundial del Cáncer realizado por la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Y eso que durante los últimos
20 años se ha gastado en investigación del cáncer cerca de 15.000
millones de euros (¡dos billones y medio de las antiguas pesetas!) ¿No
va siendo hora de que los oncólogos empiecen a replantearse si lo que
creen saber del cáncer tiene fundamento, si no se habrán equivocado?
Porque la tercera realidad es que desde hace más de 50 años la
"batalla mundial contra el cáncer" se ha centrado en una "guerra
contra los tumores". Y se ha perdido. Puede afirmarse sin paliativos.
La revista New England Journal of Medicine publicó un estudio especial
sobre "los logros y fracasos de la Medicina en la lucha contra un
enemigo de más de 100 rostros" (uno por cada tipo de cáncer) y las
conclusiones -fruto del análisis de la mortalidad en la población
estadounidense entre 1970 y 1994- no hablan precisamente del éxito
de los tratamientos convencionales: "Los efectos de los nuevos
tratamientos a la hora de reducir el número total de víctimas es un
tema muy polémico. La mayor promesa para controlar el cáncer sigue
siendo la prevención", concluyen los autores del trabajo, John C.
Bailar y Heather L. Gornik, del departamento de Estudios de la
Salud de la Universidad de Chicago. ¡La prevención! No la radioterapia,
ni la quimioterapia. Es decir, lo más eficaz es el cambio de hábitos,
una adecuada legislación para prohibir las sustancias potencialmente
cancerígenas -todas las que contaminan el organismo- y un
diagnóstico precoz.
De la cuarta realidad ya hemos hablado en anteriores números. Como
son incapaces de curar el cáncer, los oncólogos han tenido que
inventarse el concepto de "curación clínica" para intentar convencer a
la gente de que lo que hacen sirve para algo. Es decir, como admiten
que no saben curar el cáncer consideran un éxito que el enfermo


                                  81
sobreviva cinco años al diagnóstico. Y así, si sobrevive esos cinco años
lo clasifican entre los enfermos "clínicamente curados". Aunque esa
persona se muera un año después o al día siguiente. Y todo esto sin
olvidar un aspecto del que no se habla: los tremendos efectos
secundarios de los tratamientos. Porque buena parte de los pacientes
que sobreviven esos cinco años lo hacen además en condiciones
lastimosas. Claro que eso no importa. ¡Lo que importan son las
estadísticas porque son las que permiten mantener el actual sistema!
Y por eso es tan importante el diagnóstico precoz: cuanto antes se
detecte el cáncer más posibilidades hay de que el paciente sobreviva
cinco años y engorde las estadísticas.
Dicho todo lo cual, la quinta realidad es que el apoyo a los
tratamientos convencionales no es ya total entre los médicos
ortodoxos. Cada vez se levantan más voces autorizadas para discrepar
de la línea de tratamientos seguidos en la actualidad. Es el caso de
Linus Pauling, médico y ganador en dos ocasiones del Premio Nobel,
quien llegó a afirmar: "Todo el mundo debería saber que la mayoría de
las investigaciones sobre el cáncer son en gran parte un fraude y que
la mayoría de las organizaciones que investigan la enfermedad están
en manos de las mismas personas que las apoyan". John Bailer,
vinculado durante 20 años al Instituto Estadounidense Nacional del
Cáncer, asevera por su parte: "Mi evaluación final es que el Programa
Nacional de Cáncer debe juzgarse como un error". Otro ganador del
premio Nobel, el doctor James Watson -codescubridor de la doble
hélice del ADN y que perteneció durante dos años al Comité Asesor
Nacional sobre Cáncer- fue aún más rotundo. Cuando en 1975 se le
consultó cuál era su opinión sobre el Programa Nacional contra el
Cáncer, contestó rápidamente: "Es una mierda". (Peter Barry
Chowka, The National Cancer Institute and the Fifty Year Cover Up,.
East West Journal, January 1978)

NO HAY DOSIS BUENA
Con la perspectiva que nos ofrece la unión de estas cinco realidades
acerquémonos ahora a la radioterapia como tratamiento. Sólo que
para entender su alcance hay que conocer dos verdades que, a la luz
de los actuales conocimientos, son irrefutables:
1) El cáncer sigue siendo un enigma biológico. No existe acuerdo
unánime sobre qué hace que las células crezcan anormalmente, que se
multipliquen de manera ininterrumpida. Como tampoco hay
explicación sobre el proceso que conocemos como metástasis.
2) La radiación produce siempre -¡siempre!- efectos negativos
secundarios indeseables. Porque además de destruir las células y
tejidos cancerosos puede cancerizar las células y tejidos sanos
adyacentes. Con su aplicación no se obtienen además efectos


                                   82
curativos evidentes. Lo que se logra a veces es destruir el tumor, pero,
¿a costa de qué? ¿De provocar su expansión por el cuerpo generando
una rápida metástasis?
Los radiólogos parecen olvidarse de la compleja vida celular, del
desconocimiento que existe aún sobre el lenguaje bioquímico e
integral del organismo y del ámbito bioenergético. Algunos piensan
aún que sólo es cuestión ajustar la "dosis", de la cantidad de radiación
recibida, pero la verdad es que irradiar un órgano implica siempre
comprometer la totalidad del organismo en el que está integrado.

¿UNA ENFERMEDAD "LOCALIZADA"?
Para los médicos alópatas el cáncer es una "enfermedad localizada"
que debe ser tratada, pues, de manera también localizada. Por
ejemplo, extirpando el tumor, irradiándolo, intentando acabar con él
mediante drogas tóxicas (en eso se basa la quimioterapia) o inhibiendo
su crecimiento mediante sustancias químicas. En suma, el médico
ortodoxo intenta destruir el tumor en el convencimiento de que así
curará al paciente. Sin embargo, la mayoría de las veces el tumor no
sólo no desaparece sino que se desarrolla y se extiende por otras
partes del cuerpo (a eso se llama metástasis). O sí desaparece o
disminuye el tumor pero aparecen otros al poco tiempo en otras partes
del cuerpo porque las células malignas, libres de la envoltura natural
que las rodea, migran y se instalan en otros órganos.
Y es que los métodos convencionales -de los que forma parte la
radioterapia- se basan en una filosofía médica primitiva: atacar a la
enfermedad agresivamente. Con lo que a menudo el organismo del
paciente resulta devastado durante ese proceso aunque puedan
producirse períodos de cierta aparente recuperación. Y decimos
aparente porque el cáncer y sus causas subyacentes permanecen. Es
más, en muchos casos las terapias convencionales lo que hacen es
acortar el tiempo de vida, no alargarlo. La literatura médica está llena
de ejemplos. El mes pasado ya comentamos que hay varios estudios
que demuestran una mayor supervivencia en el grupo de control -que
no recibió tratamiento radiológico o quimioterápico alguno contra el
cáncer- que entre quienes sí fueron radiados o recibieron
quimioterapia. Y partimos de la base de que es difícil hacer
comparaciones, especialmente en el caso del cáncer, porque cada
paciente es un mundo y no hay dos casos iguales.
En suma, ¿tiene sentido seguir tratando el cáncer como una
enfermedad localizada? Todo apunta que no. Más lógico parece buscar
tratamientos que refuercen la salud global del paciente y no la de un
órgano específico.

QUÉ ES LA RADIOTERAPIA


                                   83
La terapia con radiación -o radioterapia- consiste en aplicar rayos X de
alta intensidad para debilitar la capacidad reproductiva de las células
del cáncer. También se utiliza radioactividad emanada de implantes
artificiales, como las "semillas" de cobalto-60 o radio, que se insertan
directamente en el tumor.
El problema es que -como en el caso de la quimioterapia- esa
radiación daña las células sanas al tiempo que destruye las
cancerígenas. Y además deprime severamente el sistema inmune y
puede causar daños graves en los cromosomas. Eso puede ocurrir
hasta cuando nos hacemos una simple radiografía así que imagine el
lector el posible efecto a "dosis terapéuticas". Especialmente ahora que
está constatado que no existe un "umbral" para los efectos genéticos
de la radiación. Es decir, que cualquier dosis de radiación provoca
mutaciones y que la cantidad de las mismas suele ser proporcional a la
dosis. Dicho de otra forma: no hay ninguna "dosis segura" de
radiación. La radioterapia es pues, ante todo, un demostrado método
cancerígeno. Por eso los últimos "avances" radioterápicos consisten
en minimizar el área que se irradia y el tiempo de aplicación. Una vez
aplicada la radiación, los efectos aparecen tras un "tiempo de
incubación". Se dice que son agudos cuando se manifiestan en
cuestión de minutos, días o semanas. Pero pueden aparecer también
después de muchos años.
Hay que agregar que no todas las células y tejidos son igualmente
sensibles o vulnerables a las radiaciones. Además, en términos
generales, cuanto mayor es la dosis más rápida es la aparición de
efectos indeseables; por eso en la práctica -exceptuando los
accidentes o actos negligentes de importancia- se aplican hoy dosis
muy pequeñas a fin de que el "tiempo de latencia o incubación" sea
largo (hasta de más de 25 años). Pero lo cierto es que ni siquiera esa
prudencia impide que aparezcan muchas veces metástasis, se
reproduzca el cáncer o se generen nuevas enfermedades como
consecuencia del daño general causado al organismo.
Los defensores del tratamiento con radiación intentan minimizar los
efectos secundarios potenciando los "beneficios" que a corto plazo se
obtienen. Por ejemplo, la remisión durante 5 años (es decir, no hablan
de que el paciente se cure sino de que sobrevive cinco años al
tratamiento) en el 80% de los casos con enfermedad de Hodgkin...
siempre que se detecte precozmente (ya hemos comentado este
punto). Y aseguran que resulta asimismo "efectivo" en el tratamiento
de los linfosarcomas, en el cáncer de próstata localizado no operable y
en los tumores localizados de cabeza, cuello y cérvix. También
aseguran que es preferible la radioterapia a la cirugía en cánceres
como el de laringe o próstata. En el caso del tratamiento de cáncer de
mama dicen que la lumpectomía combinada con radioterapia parece


                                   84
disminuir las posibilidades de recidiva (reaparición del tumor) en la
mama afectada aunque eso -incluso entre quienes apuestan por esta
fórmula de tratamiento- está en discusión porque pueden aparecer
cánceres posteriores diez años después de la exposición.
Eso sí, en ningún momento aseguran los oncólogos la curación.... por
lo que a nadie engañan ni mienten. Su única meta es lograr que los
pacientes irradiados sobrevivan cinco años para poder engordar las
estadísticas de "curaciones clínicas" (sobrevivencia de 5 años). Sin
tener además en cuenta si con el tratamiento han provocado otras
enfermedades ya que, en el marco organicista de la medicina
alopática, esas no cuentan como parte del cáncer tratado.

GOFMAN PONE NERVIOSOS A LOS RADIÓLOGOS
Debo decir que quienes cuestionan la aplicación de la radiación lo
hacen incluso utilizando como base los "aparentemente" inocuos rayos
X. Hablemos por ejemplo de John Gofman, médico, profesor emérito
de Biología Celular y Molecular en la Universidad de Berkeley y
miembro de la Medical School de San Francisco, experto en
enfermedades del corazón y en los efectos que las radiaciones de baja
intensidad tienen en la salud, y que fue seleccionado en 1974 por el
American College of Cardiology como uno de los 25 principales
investigadores del último cuarto de siglo pasado. Pues bien, este
ilustre hombre de ciencia presentó en su último libro -publicado en
1999- serias evidencias de que las radiaciones médicas (rayos X,
incluyendo fluoroscopia y escáneres) son "una de las principales
causas de cáncer y arterioesclerosis". Y ello por una simple razón: la
radiación causa mutaciones genéticas. Gofman concluye su libro
asegurando que los rayos X son responsables de un gran porcentaje
de todos los cánceres producidos en Estados Unidos (y, por ende, en el
mundo, cabría añadir). No afirma que sean la única causa pues piensa
que un cáncer se produce por un conjunto de factores que se
manifiestan simultáneamente en un momento determinado pero sí que
la mayoría de los cánceres no se producirían si no hubiera habido
previamente alguna exposición a los rayos X. Según él, si de cuatro
elementos combinables, por ejemplo radiación, dieta pobre, tabaco y
factores genéticos, falta uno... el cáncer no aparece. Y que nadie se
alarme. Gofman no es contrario a los rayos X como método de
diagnóstico, sólo se opone al uso innecesario de los mismos.
Seguramente porque ha demostrado que el uso de los rayos X pueden
reducirse en al menos un 50 %.
Ahora bien, ¿de cuántos cánceres innecesarios habla Gofman? Pues
según sus cálculos, sólo en 1993 el 50% de los cánceres femeninos y
el 74 % de los masculinos son atribuibles a los rayos X. En otras
palabras, el 60% de todos los cánceres de Estados Unidos.


                                  85
Aproximadamente se produjeron 150.000 muertes que se podrían
haber evitado.
Teniendo en cuenta que los ataques cardíacos son otra de las
principales causas de mortalidad, la otra vertiente de sus estudios
resulta aún más sorprendente. Gofman calcula que la proporción de
enfermedades coronarias atribuibles a los rayos x es ligeramente más
alta que en el caso del cáncer. En 1993, el 63% de esas muertes son
-según él- atribuibles a los rayos X entre los hombres y el 78 % entre
las mujeres. Otras 161.000 muertes que hubieran sido evitables con
un mayor control.
Hay que añadir que ya con anterioridad -en 1971- un equipo de
investigación de la Universidad de Búfalo, bajo la dirección del doctor
Robert W. Gibson, informaba de que una docena de dosis rutinarias
de rayos X en la misma parte del cuerpo contribuía a aumentar el
riesgo de leucemia en los varones en, al menos, un 60%. No es
extraño pues que algunos científicos traten de parar la locura del uso
indiscriminado de los rayos X, incluso llamando a terminar con las
unidades móviles de radiografía de mama para el descubrimiento de
tumores. Aunque lo realmente dramático e importante de todo esto es
que esos rayos X de las radiografías son casi inofensivos comparados
con las intensas radiaciones emitidas por los actuales aparatos de
radioterapia.

EL LADO OSCURO DE LA RADIACIÓN
En suma, el tratamiento del cáncer con radioterapia no sólo tiene un
valor limitado y discutible sino que con frecuencia resulta mucho más
nocivo que beneficioso. Como ya adelanté, los efectos colaterales
conocidos de la terapia con radiación incluyen la inmunodeficiencia
severa y prolongada además de daños cromosómicos que podrían
producir cáncer más tarde. "Incluso la aplicación de dosis muy
moderadas de radiación en los testículos y ovarios pueden causar la
esterilización o inducir a mutaciones genéticas", reconoce el oncólogo
Lucien Israel -consultor del Instituto Nacional contra el Cáncer- en su
libro Conquering Cancer. La radioterapia puede también impedir de
manera permanente el crecimiento de los niños.
Pero hay muchos más "efectos colaterales". La radioterapia puede
provocar náuseas, vómitos, pérdida de pelo -temporal o permanente-,
ronchas y quemaduras de la piel y las membranas mucosas, debilidad
y fatiga, lesiones o úlceras en boca, garganta, intestinos, áreas
genitales y otras partes del cuerpo, necrosis de los huesos, dilatación
permanente de pequeños capilares y arterias debajo de la piel,
amenorrea, úlceras en el recto, fístulas, ampollas ulceradas, diarrea,
colitis, hinchazón... Como puede verse, un cuadro alentador en una
terapia que se supone curativa. Y los mencionados son sólo los efectos


                                  86
a corto plazo. A largo plazo, la radioterapia causa daños y trastornos
en los órganos y tejidos del cuerpo. Todo ello sin que el oncólogo se
comprometa absolutamente a nada.
"La mayoría de los cánceres -escribía John Cairns, profesor en la
Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en el número
de noviembre de 1985 de Scientific America- no se puede curar
mediante la radiación porque la dosis de rayos X necesaria para matar
a todas las células cancerígenas podría también matar al paciente".
Hay estudios que demuestran que las personas que se han sometido a
radioterapia son más propensas a desarrollar metástasis en otros
lugares del cuerpo. Así lo asevera el ya mencionado doctor Lucien
Israel, para quien "la radioactividad usada para matar las células del
cáncer también puede activar el proceso de mutación que crea nuevas
células de cáncer de otros tipos".
Pero hay más. El National Surgical Adjuvant Breast Project, a la hora
de analizar los efectos de la radioterapia en el cáncer de mama,
concluye: "De los datos disponibles parece deducirse que el uso de
irradiación en el post-operatorio no ha proporcionado ventajas
discernibles a los pacientes tratados en términos de aumento de la
proporción de quienes quedaron libres de la enfermedad durante cinco
años". De hecho, según varios ensayos clínicos y un estudio publicado
en 1974 por Jan Stjernsward -Decreased Survival Related to
Irradiation Postoperatively in Early Operable Breast Cancer en "The
Lancet"- en algunos casos concretos la radioterapia aplicada después
de una operación de cáncer de mama incrementa incluso el índice de
mortandad. Y según otro estudio realizado por epidemiólogos del
Centro Médico Presbiteriano de Columbia publicado en 1998, el
tratamiento con radiación del cáncer de mama aumenta ligeramente el
riesgo a largo plazo en la mujer de padecer cáncer de esófago. El
estudio se dirigió a examinar los archivos de más de 220.000
pacientes de cáncer de mama diagnosticadas entre 1973 y 1993. El
grupo incluyó a pacientes que recibieron radioterapia y a aquellos que
no. Diez o más años después del diagnóstico, los pacientes irradiados
presentaban aproximadamente cuatro o cinco veces más
probabilidades de desarrollar cáncer de esófago que los pacientes no
irradiados o que las mujeres de la población general según Ahsan y
Alfred Neugut, autores de la investigación. Este fue el primer estudio
que relacionó el uso de la radioterapia en el cáncer de mama con un
aumentó del riesgo de sufrir cáncer de esófago.
"Muchas de las complicaciones ocasionadas por la radiación no se
hacen evidentes hasta varios años después del tratamiento dando al
terapeuta y al paciente un falso sentido de seguridad durante uno o
dos años (...) La médula ósea, donde se generan las células de la
sangre, resulta considerablemente obliterada en el campo de


                                  87
irradiación (...) Y se trata de un efecto irreversible", afirmaba por su
parte ya en 1980 en el Seattle Times el doctor Robert F. Jones
Algunos otros efectos están más enmascarados. En un estudio
realizado en 1995 en Oxford por Ridgely Ochs sobre el cáncer de
mama -y que parece confirmar las tesis de Gofman citadas
anteriormente- se encontró que muchas mujeres que fueron irradiadas
murieron de ataques cardíacos porque sus corazones se habían
debilitado por el tratamiento.
La radiación también debilita el sistema inmune, lo que puede llevar a
la muerte por causas secundarias como neumonía u otras infecciones
interiores. Muchos pacientes cuya muerte realmente se certifica por
deficiencia cardiaca, pulmonía o fracaso respiratorio mueren de cáncer
o, para ser más exactos, a consecuencia de su tratamiento para el
cáncer. Que es, por cierto, otra de las razones por las que las
estadísticas del cáncer -basada en los datos de las "causas de muerte"
recogidas en los certificados oficiales- no reflejan la verdad de los
auténticos resultados de las terapias ortodoxas.
Hay tres radiólogos bien conocidos, William Powers -director de la
División de Radioterapia en la Escuela de Medicina de la Universidad
de Washington-, Phillip Rubin -jefe de la División de Radioterapia de
la Escuela de Medicina de la Universidad de Rochester- y Vera Peters
médico del Princesa Margaret Hospital en Toronto (Canadá)- que no
mostraron reparos a la hora de criticar las bondades de la
Radioterapia. "Aunque la radioterapia preoperatoria y postoperatoria
ha sido utilizada extensamente y durante décadas no es todavía
posible demostrar el beneficio clínico inequívoco de este tratamiento
combinado (...) Aun cuando la proporción de cura mejora con una
combinación de radiación y terapia es necesario establecer el costo en
incremento de mortalidad que puede tener lugar en los pacientes sin
respuesta favorable a la terapia adicional", afirman en la ponencia
titulada Preoperative and Postoperative Radiation Therapy for Cancer
que presentaron en la Sexta Conferencia Nacional contra el Cáncer de
Estados Unidos.

LA DESINFORMACIÒN DE MUCHOS MÉDICOS
Bueno, pues a pesar de todo lo dicho -y es una ínfima muestra de lo
que podríamos reseñar- muchos médicos creen que la radioterapia es
relativamente inofensiva. Eso explica que el 60 % de los tumores
reciba radioterapia en algún momento de su evolución. En la mayoría
de los casos se emplea en las primeras fases del proceso mientras que
en un 10% se utiliza cuando el paciente sufre alguna recaída. Se sigue
pues recomendando a los enfermos como un tratamiento "paliativo"
escudándose en la "mejora tecnológica" de los aparatos porque con
ellos se supone que son más "seguras" las dosis de radiación recibidas.


                                   88
Sin embargo, no hay niveles "seguros" de radiación. Y esto no es algo
sobre lo que se pueda alegar ignorancia porque se lleva proclamando
desde la década de los cincuenta. Los primeros estudios realizados en
el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York ya
demostraron que la radioterapia podía llegar a ser mortal y que los
pacientes que no recibieron radiación vivieron mucho más tiempo que
aquellos que fueron irradiados. Este y otros hallazgos similares fueron
ya denunciados por Ben Fitzgerald en un congreso en 1953. En
aquella comunicación -el desde entonces famoso Informe Fitzgerald-
acusaba al establishment médico de conspirar activamente para
eliminar terapias alternativas prometedoras contra el cáncer. Sin
embargo, sus estudios fueron ignorados y la industria de la
radioterapia siguió su camino.
También el doctor Irwin Bross -ex director de Bioestadística del
Roswell Park Memorial Institute- denunciaría en 1979 que "durante 30
años los radiólogos han estado involucrados en una mala praxis
masiva". Sin embargo, su intento de conseguir fondos para investigar
el encubrimiento de lo que denominaría "cáncer médico provocado por
la radioterapia" no fructificó. Y es que con la nueva Iglesia de nuestro
tiempo -la sacrosanta Industria Farmacéutica- había topado.
Demasiados intereses en juego, como comentamos en otro artículo en
esta misma revista.

LAS COSAS CAMBIARÁN INEVITABLEMENTE
Debo finalizar diciendo que, sin embargo, está aumentando de forma
lenta, paulatina y en silencio el número de "desertores" del bando
oficial del cáncer. Quizás acaben pensando como Ernst Krokowsky,
radiólogo de renombre internacional por sus investigaciones en el
ámbito de la formación de metástasis: "Es muy probable que a la
medicina de Facultad le haya llegado la hora de darse cuenta de que
con su enfoque local y su correspondiente afán por eliminar tumores
pasó de largo ante la verdadera realidad pues el cáncer es un
enfermedad de todo el organismo". Y añade: "¿Es que no se atreve
nadie a decir que con nuestros actuales concepciones, teorías y
métodos de tratamiento hemos llegado a un límite que, por pura
decencia, nos obliga a examinar otras ideas, pensamientos y
resultados en vez de condenarlos a vivir siempre fuera de la cátedra".
Algo similar piensa en España el doctor Fernando Castelló de Mora,
quien tras dedicarse durante muchos años a la práctica de la
radioterapia decidió dejarla en 1985 "en búsqueda de tratamientos
más eficaces y menos dañinos". Y los encontró, como suele ocurrirles
a aquellas mentes inquietas que no se conforman con lo "evidente". En
la actualidad trata el cáncer con la hipertermia producida por los
aparatos de Indiba lo que le permite obtener -asegura- mejores


                                   89
resultados en el tratamiento de sus pacientes. Combinando el
tratamiento con una buena alimentación y, en ocasiones, con
homeopatía. "La radioterapia es un tratamiento a superar", nos
reconocería. Muchos otros oncólogos piensan lo mismo. Nos consta.
Pero no se atreven a manifestarlo públicamente.
"Fui una vez -dijo en una ocasión Mahatma Gandhi- gran amante de la
profesión médica. Ya no sostengo esa opinión. Los médicos nos han
desquiciado. Considero el actual sistema como magia negra- Los
hombres cuidan menos sus cuerpos y ha aumentado la inmoralidad,
ignorando el alma. La profesión médica pone a los hombres a su
merced y contribuye a disminuir la dignidad humana y el control de sí
mismos. Yo me he esforzado por demostrar que no hay en la Medicina
servicio real alguno para la humanidad y que es una injuria para la
misma. Y creo
(XII) CÁNCER: EL ROTUNDO FRACASO DE LA QUIMIOTERAPIAa

rLa Quimioterapia consiste básicamente en el tratamiento del
cáncer mediante sustancias químicas. Y éstas son,
básicamente, de dos tipos: citostáticas -intentan impedir que
las células cancerosas se multipliquen- y citotóxicas -destruyen
las células cancerígenas-. El problema es que, al margen de su
grado de efectividad, no son "selectivas" y, por tanto, también
afectan a las células sanas. De ahí sus brutales efectos
secundarios. Aunque lo más grave es que a pesar de tales
efectos yatrogénicos y sus prácticamente nulos resultados se
trata a la inmensa mayoría de los pacientes con ellas.

La Quimioterapia es uno de los tratamientos más indefendibles de la
medicina moderna. Y sólo el hecho de que se presente por los médicos
como la única alternativa a una muerte segura permite entender que
los pacientes acepten someterse al deterioro físico y psíquico que
provoca, más cercano casi a la tortura que a la medicina.
Hablamos de un método que nació en 1942 cuando Alfred Gilman y
Fred Phillips, investigadores de la conocida Universidad de Yale,
decidieron estudiar las posibilidades terapéuticas del tristemente
célebre gas mostaza o Iperita, un producto venenoso que se utilizó
como arma química por primera vez durante la I Guerra Mundial. Estos
investigadores sabían que tras un ataque efectuado en 1917 con el gas
mostaza por las tropas alemanas un médico aliado había comprobado
que muchos soldados que resultaron afectados aun estando lejos del
lugar donde había caído la bomba de gas morían varios días después
con cuadros infecciosos o debido a hemorragias internas,
constatándose que padecían una marcada disminución de sus glóbulos
blancos y plaquetas así como hipoplasia (reducción del volumen de un


                                 90
órgano por disminución de su número de células) medular y linfática.
Resultado todo ello de su condición de agente alquilante, es decir,
capaz de alterar la estructura y función de las moléculas de ADN de
una célula de tal manera que impide que ésta pueda multiplicarse.
¿Por qué no usar pues -se preguntaron- esa propiedad para intentar
impedir la multiplicación descontrolada de las células cancerosas?
Dicho y hecho; poco después comenzarían los ensayos con roedores. Y
a continuación, tras los aparentes éxitos iniciales, en humanos. En
1946 se anunciaría que se había logrado reducir de tamaño los
tumores de dos pacientes, uno con un linfosarcoma y otro con un
Linfoma de Hodgkin. Otros investigadores -Alper, Dameshek y
Peterson- obtenían poco después resultados similares. Sin embargo,
en los años 50 las investigaciones realizadas por el National Cancer
Institut de Estados Unidos mostraban que los agentes alquilantes,
asociados ya con esteroides y otros fármacos, no servían para lograr
una mayor supervivencia de los enfermos. Una esperanza nunca
lograda que desde entonces se sigue intentando. A día de hoy, sin
éxito.
La Quimioterapia nació pues como un método que consiste
básicamente en dar un veneno con el que destruir las células
cancerosas o intentar impedir su multiplicación. Sólo que el veneno
actúa igualmente sobre las células sanas. Basta leer los efectos
secundarios reconocidos en los prospectos de cualquiera de los
productos anticancerígenos que actualmente se comercializan para
constatar que si se utilizaran en un persona sana -para qué hablar de
una enferma- lo más probable es que ésta acabara muriendo. No
existe lógica alguna por tanto para la práctica de la Quimioterapia. No
hay en ello sentido común. Y sólo el miedo a la presunta falta de
alternativas explica que se haya impuesto como terapia en el mundo.
A pesar de lo cual el principal argumento utilizado por quienes dicen
hablar "desde la ciencia" y se niegan a aceptar tanto otras formas de
entender qué es el cáncer como la eficacia de tratamientos
alternativos a los habituales es siempre el mismo: "La Quimioterapia
-afirman sin fundamento alguno- es, del mal, el menor".
Kevin Murphy, un oncólogo que trabaja en Vancouver, resume muy
bien la postura convencional en Adjuvant Chemotherap, un manual
concebido para que sus pacientes entiendan en qué consiste el
tratamiento: "La Quimioterapia es un tratamiento difícil de entender.
Tal y como un paciente me dijo: '¿Me está usted sugiriendo que
me someta a un tratamiento que me va a enfermar
temporalmente para tratar un cáncer que no puede usted
encontrar y encima ni siquiera sabe si hacerlo me servirá de
algo?".
Es similar a un seguro de vida. Cuando usted paga sus primas a la


                                  91
compañía de seguros está reconociendo un riesgo potencial para su
vida que puede o no puede acaecer (un accidente, una enfermedad,
un terremoto, un robo...). Bueno, pues el tratamiento con
quimioterapia se basa en la presunción de que su aplicación puede
hacer disminuir el tamaño de los tumores y "reducir" el riesgo de que
vuelvan a aparecer después. Las estadísticas -controladas
generalmente por quienes tienen interés en demostrar que los
fármacos que prueban funcionan- indican que así sucede en un
porcentaje significativo cuando se trata de cánceres de mama, colon,
testículos, leucemias, linfomas y la llamada enfermedad de Hodgkin...
pero las mismas son sólo una de las maneras posibles de presentar las
cifras. Eso sí, sirven para que la mayoría de los enfermos crean que los
posibles beneficios compensan los riesgos y acepten ser sometidos a
Quimioterapia.

LA MODA DE LOS CÓCTELES
Ante la evidencia de que los fármacos anticancerígenos utilizados en
Quimioterapia no sólo no curan el cáncer sino que ni siquiera
prolongan la vida de los enfermos se ha instaurado la moda de aplicar
"un protocolo de quimioterapia combinada". Es decir, la utilización de
"cócteles" -como en el caso de los enfermos de SIDA- con varios
productos que se toman al mismo tiempo. Según la versión oficial,
cuando esos cócteles se toman tras una intervención quirúrgica para
extirpar el tumor y además se ha sometido al paciente a Radioterapia
se logran "índices de curación significativos". Claro que lo que eso
significa realmente es que la "supervivencia" en los cinco años
siguientes es algo mayor estadísticamente, no que el cáncer se cure
porque el paciente desgraciadamente termina muriendo en la mayor
parte de los casos. Y es que ya hemos explicado en artículos anteriores
que cuando los oncólogos hablan de "curación" no se refieren a que
uno queda libre del cáncer sino que hablan de "curación clínica",
término que se aplica a todo enfermo que sigue vivo cinco años
después de serle diagnosticado un cáncer. Aunque al día siguiente se
muera. Un sarcasmo.
Es también evidente que aun cuando cada persona es un mundo, la
respuesta a la Quimioterapia varía en función de las dosis, el tipo de
fármaco que se da, la duración del tratamiento y el grado de evolución
en que está la enfermedad. En realidad sólo existe una certeza sobre
el asunto: todos los fármacos químicos que se utilizan para tratar el
cáncer son tóxicos y, además, claramente immunodepresores, es
decir, bajan las defensas naturales del enfermo. Y -por si fuera poco-
la mayoría son también cancerígenos. Y no ya como efecto colateral
sino como efecto primario puesto que no distinguen entre las células
cancerosas y las células sanas. Destruyen ambas. Es más, la mayoría


                                   92
atacan la médula ósea destruyendo a la vez los glóbulos blancos cuya
función es combatir las infecciones, los glóbulos rojos que llevan el
vital oxígeno a los órganos del cuerpo y las plaquetas que permiten la
coagulación de la sangre. Consecuentemente, todo enfermo sometido
a Quimioterapia termina con su sistema inmunitario destruido o
comprometido quedando expuesto a otras enfermedades por lo que no
es extraño que puedan fallecer de una simple pulmonía o de una
infección común. En resumen, la Quimioterapia es uno de los
tratamientos más devastadores -física, psíquica y emocionalmente- a
los que puede someterse una persona enferma. Y el daño interno
producido se comprueba rápidamente. La mayoría de los fármacos
oncológicos provocan, entre otros efectos indeseables, calvicie (el
cabello puede tardar años en regresar a la normalidad), náuseas
extremas, vómitos, encías sangrantes, debilidad extrema, llagas
alrededor de la boca, aftas y sangrado y ulceración del tracto
gastrointestinal. Muchos pacientes aseguran que los "efectos
colaterales" -entre ellos, la fatiga- son incluso peores que la propia
enfermedad. Una dramática realidad que no es negada por la medicina
convencional. ¿Cómo iban a negar las evidencias? "Es inevitable
-argumentan sus defensores-, el precio a pagar, el riesgo a correr
para tratar de vencer al cáncer".
Y, sin embargo, si se sabe que los productos que se usan son tóxicos,
auténticos venenos para el organismo, ¿cómo se sustenta la idea de
que la quimioterapia es beneficiosa en el tratamiento del cáncer? Pues
se sustenta en la creencia de los oncólogos -no demasiado avalada por
los resultados finales- de que el cáncer es un mal localizado -por eso
hablan de muchos tipos de cáncer distintos- que se combate de forma
específica y localizada. Con lo que en la práctica han reducido en
general la lucha contra el cáncer a la lucha contra los tumores. Es
decir, como confunden el tumor con el cáncer utilizan medicamentos
tóxicos para intentar reducir su tamaño creyendo que eso implica
vencer al cáncer. Según la teoría oficial, reducir el tamaño de un
tumor proporciona al paciente una mayor expectativa de vida. Una
teoría, cabe añadir, que la experiencia ha demostrado falsa hasta la
saciedad. Porque es verdad que en algunos casos tal cosa puede
suceder pero lo cierto es que en el caso de cánceres avanzados, al
final casi todos mueren. Antes de los cinco años en la mayoría de las
ocasiones. Con una calidad de vida, además, mucho peor. Bueno, pues
con esa simple expectativa de aumento de vida durante unos meses o
unos pocos años... justifican la Quimioterapia y el auténtico drama por
el que se hace pasar al enfermo. Una extraña pirueta dialéctica que
adornan con lenguaje "científico" y con la que intentan convencernos
-y autoconvencerse- dando por válida una secuencia causa-efecto
absolutamente cuestionable. Porque,


                                  93
-ES CIERTO que hay fármacos que reducen cierto tipo de tumores.
Pero conviene saber que para pasar el test de "efectividad" la FDA
norteamericana no exige evidencia de que los remedios salven vidas o
curen algo sino sólo de que son "efectivos para el uso para el cual
están pensados". "El fármaco -se dice- tendrá el efecto que se supone
que tiene bajo las condiciones de uso prescriptas, recomendadas y
sugeridas en la etiqueta" . Es decir, para que un producto contra el
cáncer se considere "efectivo" basta que reduzca el tamaño del tumor
si para ello se prescribe. Aunque no sirva para curar al enfermo, como
ocurre en la mayoría de los casos.
-Por tanto, NO ES CIERTO que la reducción de un tumor implique la
curación, la recuperación de la salud. Alan C. Nixon, ex presidente de
la American Chemical Society, escribió al respecto: "Como químico
entrenado para interpretar datos me parece incomprensible que los
médicos ignoren la clara evidencia de que la Quimioterapia hace
mucho, pero mucho más daño que bien".

LA QUIMIOTERAPIA, CURAR NO CURA NADA
El Dr. Ulrich Abel, experto en Bioestadística Oncológica en
Heidelberg, publicó en 1990 una de las obras más críticas con la teoría
oficial: Quimioterapia para cánceres epiteliales avanzados. Al decir
"epitelial", el doctor Abel se refiere en su obra a las formas más
frecuentes de adenocarcinoma -pulmón, mama, próstata, colon, etc-,
"tipos" de cáncer que provocan el 80% de las muertes por esta
enfermedad en los países industriales avanzados. Pues bien, al hacer
una revisión de su obra cinco años después -que, curiosamente, nunca
fue traducida al inglés- pudo constatar que las conclusiones seguían
siendo válidas. Es más, todavía hoy, consultado por esta revista,
considera sus resultados vigentes aun cuando reconoce no haber
continuado con sus seguimientos estadísticos en este campo. Bueno,
pues la obra del Dr. Abel, sin que afirme la falta de eficacia de la
Quimioterapia en todos los casos, avala con sus estudios estadísticos
las dudas de muchos médicos sobre la eficacia de la Quimioterapia,
especialmente en las fases avanzadas. Porque, en sus propias
palabras, "un análisis sobrio y sin prejuicios de la literatura (científica)
raramente ha revelado que los regímenes (de medicamentos) en
cuestión tengan algún beneficio terapéutico en el tratamiento de
cánceres epiteliales avanzados". Después de diez años trabajando en
el área de Estadística en Oncología Clínica, la inquietud del Dr. Abel
acabó transformándose en certeza: "No hay evidencia, para la gran
mayoría de los casos de cáncer, de que el tratamiento con estos
fármacos produzca resultados positivos en los pacientes con
enfermedad avanzada, ya sea en expectativas de vida o en calidad de
vida". Y agrega: "La casi dogmática creencia en la eficacia de la


                                     94
Quimioterapia se basa con frecuencia en conclusiones falsas extraídas
de datos inapropiados".
En resumen, el minucioso trabajo del Dr. Abel hasta 1995 -como quién
dice, anteayer- pone en evidencia que la Oncología ha sido incapaz de
proporcionar bases científicas sólidas para justificar el uso de la terapia
citotóxica tal como se ha venido haciendo. A pesar de lo cual la tesis
de que la Quimioterapia es eficaz está considerado un dogma de la
medicina moderna desde hace décadas. Los resultados, empero, no
justifican esa apuesta unilateral mientras otras líneas de investigación
han sido abandonadas, descartadas o relegadas al esfuerzo individual.
La realidad es que la tasa de mortalidad en los cánceres más comunes
-cáncer de colon, mama, próstata, páncreas, y ovarios- ha
evolucionado muy poco en los últimos cincuenta años. Contra los
tumores malignos de pulmón tampoco se ha avanzado mucho. En
algunos casos, la diferencia entre aplicar Quimioterapia y no hacerlo
apenas es significativa. Un estudio inglés efectuado en 1992 concluyó
que en el caso del cáncer de mama de diagnóstico temprano se había
hallado una modesta ventaja en cuanto a extensión de vida. Se
evaluaron 31 estudios en los que participaron 11.000 mujeres y se
encontró una leve ventaja de extensión de vida después de diez años
en pacientes que habían recibido "poliquimioterapia" (más de un
fármaco oncológico durante más de un mes). La probabilidad de que
las mujeres estuvieran vivas diez años después, sin embargo, eran tan
sólo del 51,3% con los medicamentos frente a un 45% sin los
medicamentos. Es decir, sólo un 6,3% de diferencia en la esperanza
de vida.
Bueno, pues a pesar de tan escasa -y discutible- diferencia las
autoridades médicas recomiendan quimioterapia a todas las pacientes
con cáncer de mama, tengan o no signos visibles de cáncer después
de la cirugía. La teoría oficial mantiene que, haciendo una proyección
estadística con miles de mujeres, se deduce que muchas se pueden
salvar. La verdad, sin embargo, es que las estadísticas lo que
demuestran es que el 93,7% no sólo no se beneficiará de la
Quimioterapia sino que sus organismos serán devastados por los
efectos secundarios de los fármacos oncológicos. ¿Y mejorará con ello
al menos su calidad de vida? Indudablemente, no: empeorará. Porque
ya hemos dicho que prácticamente todos los agentes
quimioterapéuticos son tóxicos e inmunosupresores.

EL DRAMA HUMANO DE LA QUIMIOTERAPIA
En suma, la Quimioterapia no sólo no garantiza en la mayor parte de
los casos una mayor supervivencia sino que encima provoca una
calidad de vida mucho peor. Uno de los principales efectos que
modifican determinantemente la vida de los pacientes es la anemia,


                                    95
asociada a fatiga y cansancio. Y es que entre las células sanas que
destruye la Quimioterapia se encuentran los glóbulos rojos,
encargados de transportar el oxígeno a través de todo el cuerpo para
mantener la energía. Su pérdida puede además sobrecargar el corazón
haciendo que se esfuerce por aportar oxígeno donde se necesita,
impedir pensar con claridad, convertir la lectura y la escritura en una
tarea hercúlea, suprimir el estímulo sexual y convertir cualquier
actividad cotidiana en un esfuerzo agotador.
Después están las infecciones. El paciente tendrá que luchar contra
todo tipo de infecciones oportunistas porque los fármacos destruyen
los leucocitos preparados para la defensa del organismo. De hecho, si
se contrae cualquier infección durante el tratamiento con
Quimioterapia lo normal es que el enfermo sea hospitalizado, algo que
indudablemente lo debilita aún más psicológicamente porque tiene que
alterar su vida y dejar sus actividades cotidianas -incluido el trabajo-,
le impide cuidar de los hijos, debe permanecer alejado de la familia y
los amigos.... Sin olvidar que por estar hospitalizado estará más
expuesto a contraer otras infecciones. A fin de cuentas, hoy día los
hospitales son auténticos focos de infección.
Además de los citados efectos a corto plazo -entre otros- la
Quimioterapia puede provocar a largo plazo algunos más graves. Por
ejemplo, lesiones de corazón que pueden manifestarse semanas,
meses o años después del tratamiento. Un trabajo publicado el año
pasado apuntalaba esta hipótesis, mantenida desde hace tiempo por
algunos investigadores. Nature Medicine descubría que el mismo
mecanismo que sirve para luchar contra los tumores en una de las
sustancias (Herceptin) utilizadas en el cáncer de mama es responsable
a su vez de causar daños en el corazón al hacer más vulnerables las
células cardíacas a la toxicidad de los quimioterapéuticos que se
administran a continuación.
La Quimioterapia puede también provocar pérdida de la fertilidad y,
sobre todo, un mayor riesgo de reaparición del cáncer. Está
demostrado que la mayoría de las productos quimoterapéuticos
pueden llegar a producir cánceres secundarios, especialmente en el
tracto gastrointestinal, los ovarios y los pulmones. Éstos se encuentran
entre los cánceres más difíciles de tratar y pueden aparecer cinco, diez
o quince años después de un primer tratamiento "exitoso" con
Quimioterapia. El New England Journal of Medicine publicaba el 21 de
septiembre de 1989 lo siguiente: "Se sabe que los cánceres
secundarios son complicaciones causadas por la quimioterapia y la
irradiación empleada para tratar linfomas y linfomas de Hodgkin
además de otros cánceres primarios". Y un año después -el 5 de enero
de 1990- Associated Press difundía la siguiente noticia: "Las fármacos
que se usaban hace tiempo para tratar el cáncer ovárico pueden haber


                                   96
resultado tan nocivas como beneficiosas al incrementar enormemente
el riesgo de padecer leucemia... Entre las mujeres tratadas desde
1960 hasta 1985 el riesgo de leucemia era 12 veces superior en
aquellas pacientes que recibieron Quimioterapia que en aquéllas que
sólo fueron sometidas a cirugía".
Cabe añadir que según el Dr. John Cairns, microbiólogo de Harvard,
"entre el 5 y el 10% de los pacientes que sobreviven a la
Quimioterapia mueren luego de leucemia en los diez años posteriores
al tratamiento". Y que cuando -como muchos oncólogos proponen- "la
Quimioterapia y la radiación se aplican conjuntamente los tumores
secundarios se dan en una proporción aproximadamente 25 veces
mayor de lo esperable". Esta determinación tan contundente fue
realizada por el Dr. John Laszlo siendo vicepresidente superior de
investigación de la Sociedad Americana contra el Cáncer.
"Las nuevas combinaciones quimioterapéuticas no están aportando ni
más supervivencia ni más calidad de vida que otros protocolos más
antiguos en los cánceres más significativos pero están elevando la
factura de forma considerable", denunciaba hace poco. el Journal of
National Cancer en un trabajo en el que se comparaba la eficacia y el
coste de la combinación cisplatino-vinorelbina con la de paclitaxel -el
conocido Taxol- y carboplatino. Este último protocolo, comparado con
el primero, eleva el gasto total del tratamiento en 9.000 euros, una
diferencia sustancial sin que por ello mejoren los resultados finales. Lo
de siempre: no hay mejores resultados pero sí más gastos en
medicamentos y más ingresos para la industria. Con la complicidad de
los ministerios de Sanidad.

LA MEDICINA, COMO LA JUSTICIA: CIEGA
Como oficialmente se ha decidido no trabajar en nuevas líneas de
investigación los médicos siguen basando en la Quimioterapia buena
parte de los tratamientos contra el cáncer. Para algunos es lo "lógico"
a la vista de que sus conocimientos sólo apuntan en la dirección de los
fármacos agresivos; para otros es un callejón sin salida. El ya citado
Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de oncólogos y su
conclusión fue ésta: "Las opiniones personales de muchos oncólogos
parecen contrastar de manera llamativa con lo que se comunica al
público". Ya en un artículo titulado Chemotherapy: Snake-Oil Remedy?
aparecido en Los Angeles Times el 1 de septiembre de 1987, el Dr.
Martin F. Shapiro denunciaba públicamente que "mientras algunos
oncólogos informan a sus pacientes de la falta de evidencias reales de
los tratamientos... otros se dejan llevar por los estudios científicos que
manifiestan un optimismo injustificado sobre la Quimioterapia. Y
algunos más responden sencillamente a los incentivos económicos; los
médicos pueden ganar mucho más dinero practicando la Quimioterapia


                                    97
de lo que pueden ganar proporcionando solaz y alivio a los pacientes
agonizantes y sus familias ". El Dr. Shapiro no es, en todo caso, el
primero -ni el único- en hacer esta denuncia. El doctor Alan Levin,
profesor de Inmunología en la Facultad de Medicina de San Francisco,
afirmó ya en 1985 durante una conferencia sobre los abusos en la
medicina lo siguiente: "Los médicos generalistas son intimidados para
seguir protocolos que se sabe que no funcionan. Uno de los ejemplos
más evidentes es la Quimioterapia, que no funciona en la mayoría de
cánceres".Y agregó: "A pesar de que la mayoría de los médicos está
de acuerdo con que la Quimioterapia resulta en gran medida ineficaz
se ven coaccionados a usarla por grupos de interés especiales que
tienen intereses creados en las ganancias que produce la industria".
En 1986 un grupo de investigadores del McGill Cancer Center hizo una
encuesta entre 118 médicos que trataban el cáncer de pulmón con
quimioterapia pidiéndoles que imaginaran que enfermaban de cáncer y
comunicaran con qué tratamientos habituales de Quimioterapia
aceptarían ser tratados. Pues bien, 64 de 79 aseguraron que no
consentirían en modo alguno estar en ningún tratamiento que
incluyera cistaplino, un producto común en Quimioterapia. Es más,
¡cincuenta y ocho! dijeron que los ensayos sobre esos fármacos no
eran asumibles porque no demostraban su eficacia y en cambio su
toxicidad era inaceptable. ¿Le cabe alguna duda aún, amigo lector, de
que médicos y medicina permanecen ciegos ante la realidad?
Ahora bien, ¿significa esto que las personas relacionadas con las
investigaciones sobre cáncer y la industria farmacéutica forman parte
de algún tipo de conspiración para detener la cura del cáncer? Edward
Griffin, en su obra The Politics of Cancer, no lo cree: "(...)
Afrontémoslo: esas personas mueren de cáncer como todo el mundo
(...) Es obvio pues que no ocultan conscientemente un posible control
de la enfermedad. Lo que significa es que el monopolio médico del
cartel (farmacéutico-químico) ha creado tal clima de influencias en
nuestro sistema educativo que la verdad científica se sacrifica a
menudo a los intereses creados".
En esta misma línea parece apuntar la información publicada el 26 de
enero de este año en The New York Times titulada Las ventas de
medicamentos (utilizados en quimioterapia) producen altas ganancias
a los oncólogos". Según el diario, "en un momento en el que el
conjunto del gasto en medicamentos de prescripción está por las
nubes, los especialistas en cáncer (en los EEUU) se están embolsando
centenares de millones de dólares cada año vendiendo fármacos a los
enfermos, una práctica que casi ningún médico sigue". Se trata, ante
todo, de un negocio. Para la industria... y para los oncólogos.
Según datos del Medical Group Management Association, entre 1997 y
2001 la venta de fármacos llevó a los oncólogos a aumentar sus


                                 98
ingresos en un 40% (ganan de media casi 300.000 dólares al año,
incluidas las ganancias extras por venta de medicamentos
antitumorales), lo que les ha puesto al frente de la lista de quienes
más ganan entre los especialistas médicos. Un grave conflicto de
intereses que fue denunciado hace ya un año por el doctor Nicholas
González, director en Estados Unidos de un programa federal de
tratamiento del cáncer de páncreas con terapia nutricional. González
denunció públicamente que los oncólogos muy raramente
recomendaban a sus pacientes que se trataran con esta terapia y
afirmó que, a su juicio, buena parte del problema era "financiero":
"Los oncólogos pueden ingresar hasta 20.000 dólares con un
tratamiento de Quimioterapia para el cáncer pancreático... aunque no
funciona. Pero es el tratamiento normal y está cubierto por el seguro.
Además, si recomendaran a un paciente entrar a formar parte de
nuestro estudio de tratamiento del cáncer con Nutrición el enfermo
dejaría de ser tratado con fármacos y ellos perderían esos ingresos.
Ese es el problema. Algunos llevan además sus propios estudios con
Quimioterapia y no están dispuestos a dejarnos los pacientes a
nosotros".
Hay que añadir que esta denuncia tiene su fundamento no sólo en el
hecho de que los propios médicos venden los medicamentos -lo que de
por sí propicia la sospecha- sino en algunos datos publicados con
anterioridad. La alarma sobre ese posible conflicto de intereses la hizo
sonar el 12 de mayo del 2001 un estudio del Dr. Ezekiel J. Emanuel,
bioético y oncólogo que trabaja en los Institutos Nacionales de Salud
de Estados Unidos, quien levantó una considerable polémica durante
una reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en San
Francisco. Resulta que tras estudiar los casos de casi 8.000 pacientes
de Massachussets había constatado que en sus últimos meses de vida
a todos los enfermos de cáncer se les daba Quimioterapia aunque se
supiera que no respondían ya al tratamiento. "Podría entenderse
-denunció- que se de Quimioterapia para reducir el tumor y aliviar los
dolores a los pacientes que responden al tratamiento pero hacerlo con
quienes no responden es duro de justificar". Los oncólogos se
defenderían afirmando que en muchas ocasiones son los propios
pacientes o sus familiares los que lo piden aferrándose al tratamiento
como última esperanza.
Afortunadamente, en España los médicos no venden directamente los
medicamentos. Desafortunadamente, las terapias complementarias
siguen dejándose oficialmente de lado.

CUESTIÓN DE OBJETIVOS
Terminamos diciendo que los enfermos de cáncer deberían entender
que cada caso es individual y que son muchos los factores que


                                   99
intervienen en una posible remisión, comenzando probablemente por
la fe del paciente en el propio tratamiento. Y no es nuestra intención
arrebatar la esperanza a nadie pero el propio Mariano Barbacid ha
reconocido públicamente que el éxito de la Quimioterapia se cifra sólo
en el 10% de los casos. Y está por demostrar si esa cifra no está
engordada con falsos positivos -personas tratada de cáncer sin tenerlo,
algo más habitual de lo que pudiera parecer- y si se ha descontado el
5% de error estadístico que se considera "normal". Ciertamente, hay
casos en los que los tumores han remitido con un tratamiento
quimioterapéutico. Están constatados. Que fueran o no realmente
malignos es otro cantar. Y que esa remisión supusiera su curación, es
decir, que el cáncer desapareciera, está también por demostrar. A los
enfermos de cáncer no se les sigue habitualmente la pista cinco o diez
años después de finalizar el tratamiento. Se ignora, por tanto, cuántos
casos de cáncer reales tratados con Quimioterapia se han "curado" o
han sobrevivido más de 10 años. Esas estadísticas prácticamente no
existen. No interesan.
Como no interesa dar a conocer que existen otras formas de entender
qué es el cáncer y cómo afrontarlo. De ello les hablaremos en
próximos números. ueba de civilización sino más bien un síntoma de
decadencia".

(XIII) CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON MEDICINA
ORTOMOLECULAR
Hace ya medio siglo que el cáncer se trata con éxito por
numerosos médicos y otros terapeutas -especialmente en
Estados Unidos- con Medicina Ortomolecular. La base de este
tratamiento está en desintoxicar el organismo, seguir una
alimentación adecuada y complementar la dieta con nutrientes
ortomoleculares específicos a fin de crear la condiciones
óptimas favorables que permitan un correcto funcionamiento
celular elevando simultáneamente el sistema inmune del
enfermo. Un método natural no agresivo, eficaz y poco
conocido.

Está constatado que gran parte de los casos de cáncer son
consecuencia de un incorrecto comportamiento vital o de las
características del ambiente en el que se vive. Y, por tanto, que es
posible prevenirlos. La evidencia de que es así es amplia pero lo
corroboran sobre todo cuatro hechos estadísticos: las diferencias en la
incidencia de determinados tipos de cáncer entre personas de una
misma comunidad radicadas en distintos lugares, las diferencias entre
los que emigraron de una comunidad y los que no emigraron, la
variación en el tiempo dentro de una comunidad dada y la


                                  100
identificación real de gran número de causas específicas y controlables
(de las que vamos a hablar a continuación).
Como ya se ha explicado en artículos anteriores de la revista, un
cáncer se caracteriza por la proliferación descontrolada de una célula o
grupo de células -parece que a causa de una mutación genética por
causas que pueden ser variadas- y la adquisición por éstas de
"capacidad invasiva" lo que permite su diseminación -metástasis- por
todo el organismo. De ahí que el equilibrio entre la división y la muerte
celular sea indispensable para que no aparezca el cáncer, algo de lo
que al parecer se encargan los denominados "genes supresores de
tumor" codificando unas proteínas que impiden la proliferación
descontrolada. Una de ellas es la conocida proteína "P53" que cuando
no logra frenar el crecimiento anormal provoca además la apóptosis o
"suicidio" de la célula. Y existen también otros genes llamados
"reparadores de ADN" que codifican otras proteínas cuya función es
corregir los errores que surgen cuando las células duplican su ADN
antes de la división.
Ya en el número 35 de la revista se mencionaron todas las causas que
pueden dar lugar a un cáncer e invitamos al lector a repasarlas
(www.dsalud.com). En todo caso, es oportuno recordar algunas de
ellas para entender por qué la Medicina Ortomolecular es útil en el
tratamiento del cáncer. Especialmente porque para prevenirlo es
preciso conocer las sustancias y/o los hábitos relacionados con su
aparición. Obviamente, no mencionamos todos. Piense el lector que la
décima edición de la lista oficial de carcinógenos humanos conocidos
se ha hecho pública recientemente y en el nuevo listado aparecen ya
228 sustancias. Veamos sólo, pues, los principales agentes
carcinógenos.
-Las radiaciones ionizantes.
Penetran en los tejidos y pueden dañar el ADN. Todas ellas (se explicó
en el artículo sobre los peligros de la telefonía móvil en el nº 38 de la
revista).
-Los medicamentos.
Algunas de las medicinas que se han estado comercializando durante
años provocaban cáncer ya que -hoy lo sabemos- interferían en el
ADN. La mayor parte fueron retiradas por ello del mercado pero otras
se siguen utilizando como es el caso de los estrógenos y los
anticonceptivos esteroideos. Los primeros han sido recetados en
muchos países de forma sistemática para tratar los síntomas
posmenopáusicos y prevenir la osteoporosis provocando un notable
aumento de cánceres endometriales. En algún momento, llegándose a
duplicar la incidencia normal.
-Los rayos del sol.
El cáncer de piel causado por la exposición a los rayos del sol es el


                                   101
más frecuente. Los melanomas son los cánceres potencialmente más
letales.
-El tabaco.
El hábito de fumar mata a más de 1.000.000 de personas cada año
por cáncer de pulmón y otras neoplasias. Las mutaciones del gen P53
son frecuentes en los cánceres relacionados con el tabaco. Está
probado que determinadas sustancias presentes en los cigarrillos están
directamente relacionadas con el cáncer como son los hidrocarburos
aromáticos policíclicos (HAP) y las nitrosaminas derivadas de la
nicotina. Piénsese que sólo en el humo del tabaco se encuentran más
de 4.000 agentes químicos, muchos de los cuales son carcinogénicos.
-Algunos virus.
El VPH o virus humano del papiloma es uno de ellos y está
íntimamente relacionado con el cáncer de cuello de útero. Se transmite
por contacto sexual.
-Las nitrosaminas.
Esta sustancia la podemos encontrar en el tocino frito, las carnes
curadas, algunas hortalizas frescas, la cerveza, la leche seca sin
materia grasa, los productos del tabaco, algunos productos de goma,
los pesticidas, ciertos cosméticos y productos de la industria del metal.

Las nitrosaminas se forman a partir de los nitratos añadidos a algunos
alimentos que, bien por las bacterias que hay en las carnes que los
contienen o por las propias de nuestro organismo, se oxidan
convirtiéndose en nitritos así como de las aminas biógenas generadas
a partir de la degradación de las proteínas. Además, hay determinados
alimentos a los que se les añaden nitratos como el beicon, el jamón
cocido, el salami, el salchichón, el chorizo, etc., con el fin de inhibir el
crecimiento de la bacteria Clostridium botullinum, causante del
botulismo.
También hay nitratos en los conservantes E249, E250, E251 y E252.
-El amoniaco.
Los productos nitrogenados generan NH3 por acción de las bacterias lo
que aumenta la proliferación celular y altera la síntesis de ADN.
-Los fenoles.
Producidos por el metabolismo de la fenilalanina y la tirosina se
relacionan con el cáncer de piel y colon.
-Las aflotoxinas.
El más tóxico de esta familia es la aflotoxina B1, sustancia tóxica
(hongo), mutagénica e intensamente cancerígena. Está presente en
algunas semillas.
-Los compuestos químicos agrícolas.
Nos referimos a aquellos encaminados tanto a incrementar la
productividad de las cosechas como a favorecer su conservación.


                                    102
Muchos son potencialmente cancerígenos. Hablamos de los acaricidas,
nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas (compuestos
químicos como DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín,
etc.).
-Las grasas saturadas.
Una alimentación rica en grasas saturadas favorece el desarrollo del
cáncer. Está especialmente demostrado en el caso del cáncer de
mama. Al parecer, podría deberse a que su consumo eleva las cifras
de estrógenos en sangre según las investigaciones desarrolladas en las
universidades de Harvard y Minnesota. Por otra parte, un estudio
llevado a cabo por la Fundación Estadounidense para la Salud y el
Centro Hospitalario St.Luke's-Roossevelt de Nueva York apunta que
una ingesta excesiva de grasas -tanto de origen animal como los
aceites vegetales omega 6- adormece el mecanismo de vigilancia
tumoral del sistema inmunitario.
-La leche de vaca.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Bergen (Noruega) con
leche de vaca fresca constató que el consumo de 2 vasos diarios
implica un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que quienes
beben menos de esa cantidad. Y un grupo de investigadores
holandeses demostró en 1989 que las personas que toman tres o más
vasos de leche de vaca diaria tienen dos veces más probabilidad de
desarrollar cáncer de pulmón que los que no beben leche.
Cabe añadir que también investigadores de la Universidad de Harvard
encontraron una relación positiva y fuerte entre el cáncer del páncreas
y el consumo de leche, huevos y carne.
Entiéndase, en todo caso, que hablamos de la leche de vaca entera,
sin tratar industrialmente. Porque tanto lo que hoy se comercializa
como leche de vaca así como sus derivados lácteos tienen más bien
poco que ver con la leche de vaca natural. Hablaremos de ello
extensamente en un próximo artículo.
-El café torrefacto.
El café torrefacto contiene hidrocarburos tostados liberadores de
benzopirenos, productos altamente cancerígenos. Además contiene
metil glioxal, un poderoso mutágeno en las bacterias. Una simple taza
de café recién hecho contiene 0.5 mg de ese compuesto que ha
demostrado ser cancerígeno en ratas. De hecho, la Unión Europea
intentó hace año y medio regular esta situación sin conseguirlo debido
a las presiones ejercidas. Sépalo.
-El alcohol.
El alcohol también podría actuar como un carcinógeno, no de forma
directa sino a través de su metabolito, el acetildehído. Además tiene
una reconocida acción inmunodepresora.
Por otra parte, un estudio presentado por la Agencia Internacional


                                  103
para la Investigación sobre el Cáncer en Lyon indica que la mezcla de
alcohol y tabaco aumenta 43 veces la probabilidad de contraer cáncer
de garganta.
-Mecanismos indirectos.
La ingesta exagerada de alimentos también puede influir en la
aparición del cáncer. Así lo demostró ya Tannenbaum en ratones
durante la II Guerra Mundial constatando que la aparición de tumores
espontáneos de pulmón y mama así como los de una variedad de
tumores producidos experimentalmente con cancerígenos conocidos
podía reducirse a la mitad restringiendo la ingesta de alimentos sin
modificar las proporciones de los constituyentes individuales. Esto
último sería luego contrastado en reiteradas ocasiones.
En el caso de la fibra y su influencia sobre el cáncer -y otras
enfermedades degenerativas del intestino- Burkitt ya lo sugirió en sus
observaciones: el cáncer era más común en los países donde se
procesaban los cereales para eliminar la fibra que en aquellos en
donde eso no se hacía.
Hay que recordar, finalmente, que los métodos utilizados para la
preparación industrial de alimentos pueden ser potencialmente
peligrosos debido a la intervención de carcinógenos como los
hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas aromáticas
heterocíclicas. Y ambas se forman durante la combustión del carbón y
la lisis de proteínas durante el asado de la carne con carbón vegetal,
en la fritura y en el ahumado.

LA NECESARIA PRUDENCIA
Lo expuesto nos insta pues a ser muy prudentes y a seguir unas reglas
mínimas si queremos disminuir los factores de riesgo del cáncer:
Nuestros consejos para lograrlo son sencillos:
-Deje de fumar.
-Evite el exceso de peso.
-Tome entre 20 y 35 gramos de fibra al día.
-Consuma diariamente frutas y vegetales frescos.
-Elimine o reduzca al mínimo la ingesta de alcohol.
-Evite la exposición prolongada al sol.
-Reduzca la ingesta de proteínas animales.
-No consuma alimentos fritos ni ahumados.
-No consuma más de un 10% de grasas saturadas en su comida
diaria.
-Reduzca el consumo total de grasas a menos del 30% del
aporte calórico total.
-Realice diariamente ejercicio físico según sus características y
posibilidades.
-Respete las instrucciones de seguridad en los lugares de


                                  104
trabajo, sobre todo si en él se manipulan sustancias
cancerígenas.

PRODUCTOS CON ACTIVIDAD ANTICANCERÍGENA
Además de seguir las recomendaciones anteriores conviene que sepa
que hay determinados alimentos y sustancias que tienen un especial
interés tanto por su acción preventiva como por su actividad
anticancerígena. Hablemos de ellos.
-El ajo y la cebolla.
En ambos alimentos se han encontrado multitud de sustancias con
reconocida acción anticancerígena, entre ellas el sulfuro de dialilo o la
alinasa, con capacidad para bloquear -por ejemplo- sustancias tan
agresivas como las nitrosaminas y la aflotoxina, ambas relacionadas
con los cánceres de estómago, pulmón e hígado.
Uno de los principales investigadores de la acción del ajo es el doctor
Michael Wargovich, experto del Centro del Cáncer M.D. Anderson de
Houston. En un experimento administró a un grupo de ratones el
principio activo del ajo mientras a otros sólo les dio comida. A
continuación aplicó a los ratones de ambos grupos potentes
carcinógenos. Pues bien, los ratones que habían ingerido ajo
presentaron un 75% menos de incidencia de cáncer, tanto de colon
como de otros tipos.
-El tomate.
El mismo pigmento que proporciona al tomate su color rojo, el
licopeno, es la sustancia responsable de su poder anticancerígeno. El
licopeno es hasta dos veces más potente que el betacaroteno y actúa
como destructor del oxígeno libre. Además, está demostrado que esta
misma sustancia reduce el daño causado en el ADN y ayuda a prevenir
el cáncer de próstata. (Journal of the Nacional Cancer Institute,
19/12/2001).
-El té.
Estudios realizados en China, Japón y EEUU confirman que el té
bloquea en gran medida el desarrollo de diversos tipos de cáncer en
los animales, lo que se debe principalmente a su concentración en
catequinas, de las que una de ellas es especialmente potente: la
epigalocatequina (EGCG).
-La col, el brécol y las coles de Bruselas.
Estas hortalizas contienen una sustancia -el indol-3-carbinol- que tiene
la propiedad de acelerar el metabolismo de los estrógenos impidiendo
así que pueda ser utilizado por las células cancerígenas. Así lo han
demostrado los estudios del Instituto de Investigación Hormonal de
Nueva York.
-El cartílago de tiburón.
El cartílago de tiburón posee un compuesto que -al menos, en


                                   105
laboratorio- tiene efectos anticancerígenos. Exactamente son sus
compuestos de glucoproteínas las que tienen un efecto sobre la
angiogénesis.
El crecimiento de un tumor requiere su vascularización. Sin la cercanía
de vasos sanguíneos las células tumorales no sólo no pueden
diseminarse sino que mueren por deficiencia de nutrientes y oxígeno
así como por falta de eliminación de anhídrido carbónico, ácido láctico
y otras sustancias de desecho. La angiogénesis o formación de nuevos
vasos sanguíneos a partir de otros preexistentes es fundamental en el
proceso de carcinogénesis.
-El extracto de aceite de hígado de tiburón.
Esta sustancia contiene ácidos grasos poliinsaturados así como
vitaminas A, D y E además de escualeno y alcoxigliceroles.
La vitamina A tiene un destacado papel preventivo en el cáncer y, en
particular, frente al cáncer bronquial y el de vejiga, además de tener
una acción antioxidante global como las vitaminas D y la E.
La vitamina D2 por su parte, es precursora de la tumosterona,
sustancia utilizada por las células asesinas para destruir las células
cancerosas.
En cuanto al escualeno que contiene es un triterpenoide precursor de
la DHEA (deshidroxiepiandrosterona), una sustancia que tiene el poder
de ralentizar el envejecimiento celular y cuya presencia es
indispensable en los glóbulos rojos para combatir las células
cancerosas.
Por último -como ya hemos señalado-, contiene alcoxigliceroles, que
son derivados lipídicos presentes sobre todo en los tejidos portadores
de células inmunitarias. Los alcoxigliceroles han demostrado en ratas
un claro efecto inhibidor del crecimiento tumoral bloqueando en ratas
diversos tumores experimentales: linfoma LAA, carcinoma mamario
C3H, melanoma B12, etc.
-El ácido alfa lipoico.
Se trata de un compuesto antioxidante que en su forma libre tiene la
capacidad de proteger el material genético del ADN. Además impide la
liberación excesiva de FN-kappa-B, una sustancia con capacidad para
fijarse al ADN en los genes y causar cambios en la información génica.
-La vitamina A.
Dado que la vitamina A puede resultar tóxica si se toma en cantidades
altas es importante comprender la diferencia entre ella y los
carotenoides. El betacaroteno -y los demás carotenoides- son atóxicos.
Y en el interior del cuerpo humano son transformados
enzimáticamente de tal manera que de una molécula de betacaroteno
surgen dos moléculas de vitamina A.
Otra diferencia importante es que la carotinoidemia depende
proporcionalmente de la ingesta mientras que la vitamina A mantiene


                                  106
niveles sanguíneos bastante constantes dado que toda cantidad
"extra" es eliminada de la sangre y almacenada en el hígado.
De los 20 carotenoides que se encuentran en la alimentación humana,
el betacaroteno es el mejor protector contra el cáncer.
La primera demostración de que la vitamina A tenía propiedades
protectoras contra el cáncer se obtuvo poco después de su
descubrimiento en 1913 por Mc Collum y Davis. A principios de los
años 20 los trabajos de Mori (1922) y Wolbach (1925) asociaron el
déficit de vitamina A con alteraciones cancerígenas en células de la
tráquea, laringe y bronquios. Varios estudios realizados entre los años
30 y 50 confirmaron que la vitamina A mantiene el funcionamiento
normal de los tejidos además de controlar el crecimiento celular y que
las deficiencias de dicha vitamina producen cambios metaplásicos.
Así pues, la vitamina A regula de una manera casi hormonal el
crecimiento y el desarrollo celular, da protección antioxidante contra
los radicales libres y aumenta la comunicación intercelular de tal forma
que las células mutantes no pueden provocar que otras células,
también mutantes, crezcan (influye en la síntesis de la proteína
conocida como conexina).
En 1929 Hirayama publicó un estudio realizado en 25.000 japoneses
demostrando que el betacaroteno protege contra los cánceres de
pulmón, estómago, colon, próstata y cérvix.
-La vitamina B17.
Tras muchos años de estudios, el químico estadounidense Ernest
Krebs, Jr. descubrió en 1950 una nueva vitamina que categorizó
como B17 y que también es llamada laetril y amigdalina.
Ya en varios documentos de civilizaciones antiguas -como los egipcios
en la época de los faraones y en China más de 2.500 años antes de
Cristo- se menciona el uso terapéutico de los derivados de las
almendras amargas. Papiros egipcios de 5.000 años de antigüedad
mencionan el uso de Aquí Amygdalorum, para el tratamiento de
tumores dermatológicos. Sin embargo, el estudio sistematizado de la
amigdalina no comenzó hasta la primera mitad del siglo pasado
cuando el famoso químico Dr. Bohn descubrió en 1802 que durante el
proceso de destilación del agua proveniente de almendras amargas se
obtenía ácido hidrociánico.
La vitamina B17 es un agente quimioterapéutico completamente
natural que se encuentra en más de 1.200 plantas, particularmente en
las semillas de frutas comunes como el albaricoque, el durazno, las
manzanas y las cerezas. Se trata de un diglucósido con una molécula
de cianuro que es extremadamente bioaccesible. Esto significa que
penetra en la membrana celular alcanzando fácilmente un alto nivel de
concentración dentro de la célula. Esta molécula de cianuro causó
cierta controversia aunque, atendiendo a las afirmaciones de quienes


                                  107
la utilizan, es inofensiva porque "las células normales del organismo
contienen un enzima llamada glucosidasa que la neutraliza impidiendo
la liberación del cianuro. De esta forma, la vitamina B17 sólo actúa
como glucosa en las células saludables produciendo energía. Las
células malignas no contienen esta enzima pero tienen otra llamada
rodanasa; al estar ausente la glucosidasa y presente la rodanasa, la
vitamina B17 se activa liberando la molécula de cianuro dentro de la
célula maligna causando su destrucción".
El uso del laetril es legal en 24 estados americanos y en otros 17
países como México, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Bélgica y
Filipinas.
-La vitamina C. Existen numerosas evidencias de que la vitamina C
es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. En
los mecanismos de éste intervienen ciertas moléculas -principalmente
moléculas de proteínas- que se encuentran en solución en los fluidos
del cuerpo así como en determinadas células y la vitamina C actúa
tanto en la síntesis de muchas de ellas como en la producción y en el
adecuado funcionamiento. Pues bien, se sabe desde hace tiempo que
la vitamina C inhibe la formación de nitrosaminas carcinogénicas
formadas por la reacción entre los nitritos existentes en las carnes
conservadas y las aminas dietéticas.
También la vitamina C, unida a la quercetina y otros polifenoles,
pueden combatir el cáncer.
La aparición del cáncer de esófago, páncreas, colon, recto, cuello de
útero, vejiga, piel, mama y laringe aparece mucho más raramente en
quienes siguen una dieta rica en frutas y vegetales con alto contenido
en vitamina C.
Estudios en animales de experimentación realizados por el Premio
Nobel Linus Pauling y sus colaboradores muestran que una ingesta
elevada de vitamina C atrasó el comienzo de tumores mamarios
espontáneos en ratones; y evidencian también una pronunciada
disminución o retraso en la aparición de tumores malignos en ratones
que habían sido expuestos a la luz ultravioleta.
Otros investigadores también han demostrado la efectividad de esta
vitamina y sus derivados en la prevención del cáncer de piel. Y en
ratones expuestos a fibra de vidrio en polvo se comprobó una
inhibición significativa del cáncer de pulmón. Científicos japoneses
demostraron además recientemente el efecto anticancerígeno en
tumores humanos de ovario, estómago, páncreas, útero y pulmón.
Tras lo dicho, es insólito comprobar que el Instituto Nacional de Salud
Americano, tras el estudio que realizó sobre esta vitamina, concluyera
diciendo que la cantidad recomendable de vitamina C es de 60 mg, al
día. Cientos de investigadores afirman que esa cifra debería ser
aumentada a 200 mg diarios como mínimo. Exactamente la misma


                                  108
recomendación que hizo Linus Pauling hace casi veinte años y pocos
científicos aceptaron.
-La vitamina E.
Esta vitamina es un poderoso antioxidante pero posiblemente necesite
de la sinergia de otros nutrientes para poder ser además protectora
contra el cáncer. Es el caso del estudio de Knekt (1991) publicado en
Annals of Medicine que confirma el papel protector de la vitamina E
-en combinación con otros nutrientes- en la profilaxis del cáncer.
Es importante tener en cuenta la sinergia entre esta vitamina y el
selenio, conocida desde 1983. Según el Dr. Horvart, "la vitamina E
facilita la acción anticarcinogénica del selenio sólo cuando se
encuentra presente durante las fases de promoción o proliferación".
En 1984 un equipo de investigadores dirigidos por el Dr. Wald estudió
la vitamina E y el betacaroteno en la prevención del cáncer mamario.
Se extrajo sangre de 5.000 mujeres en Guernsey entre 1968 y 1975
que se almacenó congelada. A finales de 1982, 39 de las mujeres
habían desarrollado cáncer. Comparándolas con el grupo de control de
mujeres de edad, en estado menopáusico, antecedentes familiares y
antecedentes de enfermedad mamaria benigna similares, las víctimas
de cáncer mostraron niveles sanguíneos más bajos de vitamina E.
Cabe señalar que la vitamina E tiene una acción directa sobre algunas
sustancias químicas cancerígenas inactivándolas (nitritos y nitratos).
Por otra parte, la vitamina E también desempeña un papel importante
como terapia adjunta a la quimioterapia. Así, prácticamente todos los
pacientes que reciben adriamicina pierden el cabello mientras que el
70% de los que reciben 1.600 UI de vitamina E desde varios días
antes de la quimioterapia no sufrieron una pérdida de cabello digna de
mención. (Wood, 1985).
-La coenzima Q10.
Además de su papel en la producción de energía, la coenzima Q10 es
un elemento muy a tener en cuenta en los pacientes con cáncer pues
ayuda a reducir los radicales libres; se trata, pues, de una sustancia
antioxidante.
-El calcio.
Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine
-enero de 1999- el papel del calcio en la prevención de pólipos en el
colon es evidente. Los autores del trabajo son tajantes en sus
conclusiones: los suplementos de calcio se asocian con una reducción
significativa del riesgo de padecer adenoma colorrectal recurrente. El
trabajo fue dirigido por el doctor J. A. Baron -del Darthmouth-
Hitchcock Medical Center (New Hampshire, EE.UU)- a lo largo de
cuatro años.
-El germanio.
En 1967 el Dr. Kazuhiko Asai consiguió sintetizar el germanio 132,


                                 109
una forma de germanio ligado orgánicamente y no tóxico. En su forma
orgánica cada átomo de germanio está ligado a tres átomos de
oxígeno convirtiéndose en un excelente transportador de oxígeno.
El Dr. Otto Warburg -investigador del cáncer y premio Nobel-
descubrió que las células cancerosas no pueden metabolizar
adecuadamente el oxígeno. Y el germanio 132 actúa como
transportador facilitando el movimiento del oxígeno a través de las
membranas celulares para introducirlo en la célula. Refuerza además
muchas funciones del sistema inmunitario. Varios estudios han
informado de la capacidad del germanio 132 administrado por vía oral
de aumentar la actividad de las células asesinas naturales.
En un estudio publicado en el Journal of Interferon Research se
concluía que "el germanio orgánico restaura el funcionamiento normal
de células-T y linfocitos-B. El germanio orgánico tiene actividades
fisiológicas excepcionales, es capaz de estimular la producción de
gamma-interferón, tanto en animales como en seres humanos, sin
efectos colaterales ni toxicidad".
-El selenio. Un trabajo realizado por Margaret Rayman -del Centro
de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Surrey
(Reino Unido)- y publicado en The Lancet ha repasado los problemas
que acarrea la deficiencia de selenio y ha dado la voz de alarma ya
que en muchos países no se consume en cantidad suficiente.
El déficit de selenio disminuye la eficacia del sistema inmune. Varios
trabajos han comprobado que un aporte adicional de este antioxidante
estimula la producción de linfocitos T y mejora la respuesta de las
células asesinas.
Desde hace tres décadas se conoce el papel preventivo del selenio
frente a ciertos tumores. De hecho, en los países en los que la dieta es
rica en este mineral las cifras de mortandad por cáncer son inferiores a
las de otros lugares donde no se consume tanto. En la mayoría del
continente europeo se consumen cantidades insuficientes de selenio.
-El NADH.
El NADH es una sustancia natural presente en todos los organismos
vivos que se conoce también como coenzima I. Se le han atribuido
más de un millar de funciones bioquímicas y está considerado el
antioxidante más eficaz conocido. Una de las acciones principales es su
actividad en la producción de energía en la célula. Cuanto más NADH
libre hay en la célula mayor energía puede producir ésta. Aunque
existe NADH en todos los alimentos ésta es destruida por el proceso de
cocción; incluso cuando ingerimos alimentos crudos la absorción de
NADH no mejora debido a que los ácidos gástricos lo degradan.
De ahí la importancia de la suplementación oral de NADH siempre que
esté estabilizado y su forma galénica de administración sea
gastrorresistente para asegurar su absorción y biodisponibilidad.


                                  110
Sus acciones principales son:
-Aumenta la producción de energía celular (cada molécula de NADH
produce 3 moléculas de ATP).
-Interviene en la regulación celular y reparación del ADN.
-Potencia el sistema inmune (sobre todo, aumenta notablemente la
Interleukina-6 o IL-6).
-Es un potentísimo antioxidante. Actúa regenerando los antioxidantes
naturales de nuestro organismo.
-La chlorella pyrenoidosa.
La chlorella es un alga unicelular cultivada originalmente para países
del Tercer Mundo como sustituto barato de las carnes de animales
pero acabó ofreciéndonos mucho más que proteínas. De hecho, podría
ser el antídoto perfecto para algunos de los problemas de salud
causados por los alimentos refinados, las dietas deficientes en
nutrientes y nuestro ambiente tóxico.
La chlorella está cargada de nutrientes y otros compuestos únicos
incluyendo las vitaminas del grupo B (contiene más ácido pantoténico
que cualquier otra fuente natural), magnesio y otros minerales
menores. Su alta concentración de clorofila -un pigmento verde con
cualidades limpiadoras notables- es necesaria en cualquier programa
de desintoxicación del cuerpo y como fuente de hierro orgánica.
También ayuda al cuerpo a eliminar cadmio y uranio, dos metales
tóxicos. El amplio espectro de carotenoides del alga es superior al
betacaroteno para defender las células contra la oxidación. Otro de sus
constituyentes químicos, el clorelano, fortalece nuestro sistema
inmune al contribuir a la producción de interferón.
-El extracto de arabinogalactano.
El extracto de arabinogalactano es una sustancia extraída del salvado
de arroz que ha sido modificado enzimáticamente para aumentar su
función inmunomoduladora.
Se ha demostrado en pruebas in vivo que esta sustancia es capaz de
modificar la respuesta biológica con posibles efectos anticancerígenos.
Así, fue capaz -en pruebas de laboratorio- de aumentar la actividad de
las células asesinas naturales, primera línea de defensa contra el
desarrollo de tumores.
-La Uncaria Tomentosa o uña de gato.
La Uncaria Tomentosa o Uña de Gato es una planta que crece de
forma salvaje en las zonas altas del amazonas peruano. Está
compuesta fundamentalmente por alcaloides indólicos y pentacíclicos
además de por flavonoides, taninos catéquicos, triterpenos y
esteroides.
El estudio de esta planta se ha centrado en su composición alcaloídica.
Tiene acción inmunoestimulante, antivírica, antiinflamatoria,
antimutagénica, antioxidante, citostática, antileucémica, antiagregante


                                  111
plaquetaria, hipotensora y diurética.
En suma, hay muchos agentes anticancerígenos que, combinados
adecuadamente, permiten tratar cualquier patología cancerosa.
Obviamente, el tratamiento -qué productos, en qué dosis, durante
cuánto tiempo...- debe ser individualizado y ser el especialista quien lo
determine. Téngalo en cuenta.

(XIV) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON EL BIRM




Diez años después de que el médico Edwin Cevallos ofreciera
sin éxito a las autoridades sanitarias españolas el BIRM -un
producto natural extraído de una planta amazónica- la revista
Cancer Chemotherapy and Pharmacology publicó en junio
pasado los excelentes resultados obtenidos en su utilización
contra el cáncer de próstata. La investigación -impulsada por la
Escuela de Medicina de la Universidad de Miami- ha confirmado
que impide la multiplicación de las células cancerosas e,
incluso, la metástasis. Esos resultados se han observado
también en cultivos de células cancerosas de colon y recto así
como en la leucemia.

Las plantas son la "farmacia de Dios", el remedio para la mayor parte
de las dolencias y padecimientos humanos. Lo saben hasta quienes
intentan impedir su comercialización. Lamentablemente, décadas de
ceguera -primero- y corrupción sanitaria -después- propiciaron que
muchos de los antiguos conocimientos sobre ellas se hayan ido
perdiendo y, con ello, posibles soluciones a muchas patologías.
Afortunadamente, sin embargo, empieza a recuperarse de forma
paulatina el respeto por sus posibilidades terapéuticas. Eso sí, en unos
lugares más rápidamente que en otros porque en España seguimos a
la espera de la anunciada legislación sobre plantas medicinales.
Además, los administradores sanitarios de nuestro país anuncian ya
que nuestra normativa legal será más restrictiva que la europea... sin
saber siquiera cómo será ésta. La excusa de la "precaución", una vez
más, se utilizará para tratar de llevar al redil de las grandes
corporaciones industriales todo producto con posibilidades


                                   112
terapéuticas. Es el caso de muchos productos naturales que se sabe
que funcionan y a los que por eso se les quiere dar la calificación
oficial de "fármacos". Para poder controlar su uso desde el poder y
para que el negocio quede en las mismas manos de siempre ahora que
la gente está dejando de fiarse los medicamentos y busca remedios
naturales.

UN POTENTE ANTICANCERÍGENO: EL "BIRM"
Pues bien, uno de esos productos lleva más de un cuarto de siglo
esperando el reconocimiento oficial de su eficacia y parece que,
finalmente, el tesón de su valedor va a tener premio. Hablamos del
BIRM, un producto obtenido de una planta amazónica que acaba de
recibir el primer respaldo oficial para que un día le sean reconocidas
sus posibilidades terapéuticas, más allá de la semiclandestinidad en la
que ha estado sobreviviendo.
En su número del pasado mes de junio la revista Cancer
Chemotherapy and Pharmacology publicaba un artículo titulado Un
extracto oral de planta amazónica (BIRM) inhibe el crecimiento del
cáncer de próstata y la metástasis, un riguroso estudio llevado a cabo
por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Miami en colaboración con el creador del producto, el doctor Edwin
Cevallos, del Instituto de Tumores de Quito (Ecuador). El equipo, tras
investigar el BIRM, constató que el producto tiene actividad citotóxica
"in vitro" en grupos de células de cáncer de próstata, reduce la
incidencia del tumor, retarda su crecimiento y logra una reducción
significativa de la metástasis. Y todo ello sin toxicidad alguna aun si es
administrado de forma continuada.
Diez años después de que se consiguiera su actual configuración (en
1993) y 26 transcurridos ya desde que se iniciaran las primeras
investigaciones, la Ciencia Oficial -enorme paquidermo de lentas y
condicionadas reacciones- ha confirmado su eficacia dando así el
primer paso legal para su aprobación como medicamento.
Hay que añadir que más allá de semejante confirmación -que no
descubrimiento porque el producto se ha estado consumiendo durante
años como suplemento dietético- este trabajo resulta también
especialmente significativo por una razón importante: los
investigadores reconocen abiertamente en su introducción una realidad
que venimos sosteniendo en esta revista desde que vio la luz: la
limitada -cuando no inútil y engañosa- respuesta de la medicina
convencional al problema del cáncer. Los autores del estudio dicen
textualmente lo siguiente: "El cáncer de próstata es el cáncer maligno
más frecuentemente diagnosticado a los varones norteamericanos,
con una estimación de 189.000 nuevos casos en el año 2002. Y la
mayoría de las muertes por cáncer de próstata, estimadas en 30.200


                                   113
en el 2002, son probablemente el resultado del fracaso de todos los
tratamientos convencionales actualmente disponibles" (el subrayado
es nuestro).
Los investigadores explican luego que por eso muchos pacientes de
cáncer de próstata experimentan con terapias complementarias a las
oficiales y cada vez más "se mueven hacia la medicina
complementaria y alternativa consumiendo extractos de plantas de
culturas tradicionales". Y añaden: "Nosotros nos hemos encontrado
con una de esas medicinas herbarias naturales, el BIRM (modulador
biológico de la respuesta inmune), una sencilla solución oral
ecuatoriana procedente de un extracto de planta amazónica que,
formulada por el médico Edwin Cevallos Arellano, ha sido
promovida en América del Sur y está basada en el conocimiento local
de la población nativa ecuatoriana. Hoy se distribuye como remedio
natural para diversas enfermedades, incluidas la infección por VIH y el
cáncer (...) Por eso decidimos evaluar la eficacia y sus efectos
antitumorales en un modelo de cáncer de próstata".
El doctor Balakrishna L Lokeshwar, uno de los firmantes del estudio
y miembro del Departamento de Urología de la Escuela de Medicina de
la Universidad de Miami, contaría a Discovery DSALUD la historia que
dio lugar a las investigaciones: "Un día, un paciente del doctor
Soloway (otro de los firmantes del estudio) llamado Christian de
DeGatau von Frockenbeck, nos habló del BIRM y nos dijo que un
médico ecuatoriano lo estaba recomendando para un gran número de
dolencias, incluyendo casos de personas con leucemia. Añadió que él
había estado tomándolo durante un año y se sentía estupendamente.
Y agregó que si se lograra establecer la base médica y científica del
producto se podrían beneficiar muchas otras personas de fuera de
Ecuador. Hasta comentaría que el anterior presidente de Ecuador era
paciente del Dr. Cevallos y que éste llegó a afirmar en televisión que
seguía vivo gracias al BIRM. Así que decidimos investigarlo
científicamente. Desafortunadamente, el señor DeGatau falleció en
abril de este año a causa de su cáncer de próstata; de ahí que, como
homenaje, le hayamos dedicado este artículo". Cabe añadir que
Christian DeGatau se había sometido previamente a los tratamientos
oncológicos tradicionales y tenía el organismo muy deteriorado y el
sistema inmune deprimido.
Desgraciadamente, en España los enfermos de cáncer no suelen
informar a sus médicos cuando siguen paralelamente tratamientos
alternativos a los oficiales porque la mayor parte de los oncólogos
regañan a quienes tal confiesan por "sucumbir a semejantes engaños".
Y, desde luego, no suelen interesarse por la veracidad de los
comentarios de sus pacientes cuando estos se atreven a hacerlos. En
el caso que nos ocupa, sin embargo, pudo más el rigor científico -y la


                                  114
desesperación ante el fracaso de los remedios convencionales- de los
interlocutores de Christian DeGatau, su necesidad de saber cómo
había sido posible tal mejoría en alguien con cáncer de próstata tras
tomar el BIRM. Esa es también la razón de que se investigara el
producto en el tratamiento del cáncer de próstata y no, por ejemplo,
en el de colon, en casos de leucemia o en enfermos de Sida.

RESULTADOS DEL ESTUDIO
Los datos del estudio efectuado en Miami son excesivamente técnicos
por lo que ofrecemos al lector sólo los elementos más significativos en
un recuadro. En todo caso, de él se deduce la convicción de los
investigadores de que el valor medicinal del BIRM se debe a una
variedad amazónica concreta de la planta Dulcámara cuyas
características las definen los micronutrientes presentes en la tierra del
Alto Amazonas donde crece. En cuanto a las pruebas "in vitro"
efectuadas, demuestran que el BIRM no sólo "inhibe la proliferación de
las células cancerosas" sino que "provoca su muerte por apóptosis"
(desintegración). Los estudios en ratas, por su parte, demostraron que
"reduce el crecimiento del tumor y la metástasis espontánea a los
pulmones."
La caracterización bioquímica preliminar y un estudio cromatográfico
sugieren que hay al menos cuatro sustancias activas presentes en el
BIRM: tres con actividad citotóxica y una con actividad inhibitoria (el
mecanismo se desconoce pero los resultados sugieren que el BIRM es
un potente inhibidor de una clase de enzimas cuyos niveles están
relacionados con la progresión del cáncer de próstata). Parece claro
también que los ingredientes activos del BIRM son absorbidos en el
tracto gastrointestinal.
En resumen, el estudio constata que el BIRM tiene actividad citotóxica
'in vitro' -tanto en el caso de grupos de células de cáncer de próstata
andrógeno-dependientes como andrógeno-independientes-, reduce la
incidencia del tumor, retarda su crecimiento y causa una reducción
significativa en la metástasis (demostrado en un modelo experimental
de fase tardía de cáncer de próstata). Sin toxicidad alguna además.
Obviamente, los autores de la investigación tienen pocas dudas de las
enormes expectativas que este estudio le ha abierto al BIRM en el
tratamiento del cáncer. El ya mencionado doctor Balakrishna L.
Lokeshwar nos manifestó durante la elaboración de este reportaje:
"Se trata de un medicamento con un gran potencial para tratar
algunas formas de cáncer, sólo o combinado con otras medicinas. Creo
que tiene especialmente grandes posibilidades como tratamiento para
el cáncer de vejiga y de próstata. Sin embargo, habrá que hacer una
larga evaluación clínica antes de que pueda prescribirse."
Y ese es precisamente el próximo objetivo de los investigadores:


                                   115
recaudar los fondos suficientes para llevar a cabo ensayos clínicos más
ambiciosos. "Estamos intentando empezar con la experimentación
clínica, primero como coadyuvante en pacientes con cáncer de
próstata y vejiga. Planeamos conseguir algunos fondos antes de poder
empezar los experimentos clínicos. También estamos procediendo a
hacer más estudios preclínicos sobre la naturaleza molecular de las
sustancias del BIRM que muestran actividad anticancerígena. Pero
hasta ahora se ha convertido en una cuestión difícil de resolver, una
nuez dura de abrir".

UN HOMBRE FELIZ
El doctor Edwin Cevallos es en estos momentos -como el lector
podrá suponer- un hombre feliz, un médico esperanzado y un científico
satisfecho: "En octubre del 2001 -nos diría- recibí un e-mail de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Miami escrito por un
investigador de dicha institución que se dedicaba exclusivamente al
cáncer de próstata. No sabía quién era el inventor del BIRM pero sí
que pacientes con ese padecimiento obtenían el producto desde
Ecuador y mejoraban de su cáncer de próstata. Así que le envié algo
de producto, lo puso en un cultivo de células de cáncer de próstata
refractario a todo tipo de tratamiento y pudo ver, con sorpresa, cómo
impedía la multiplicación de las células cancerosas y, además, impedía
que se formara una enzima que favorece las metástasis. Lo mismo
que ya habíamos observado nosotros en anteriores investigaciones en
cultivos de células de cáncer de colon, recto y leucemia. Me pidió
entonces información sobre el BIRM y entre octubre del 2001 y marzo
del 2002 efectuaron un completo estudio tanto' in-vitro' como en
animales. Fue entonces cuando me invitaron a tener una reunión con
los miembros del Departamento de Urología de la Escuela de cara a
iniciar las pruebas en seres humanos, pruebas que finalizaron en
octubre del pasado año. Recuerdo aún las palabras que al terminar
aquella reunión me dijo el Jefe del Servicio de Urología: 'En el país
donde vives esta maravilla ha permanecido en silencio durante 26
años; Edwin, esto saldrá a la luz en todo el mundo en 6 meses'".
No mintió. Pocos meses después la comunidad internacional está ya al
tanto de las posibilidades del BIRM. Puede que sea el principio del fin
de la larga batalla personal emprendida por el doctor Cevallos hace ya
26 años, teniendo siempre muy claro que el hecho de ser ecuatoriano
iba a jugar en su contra para tratar de reclamar la atención que el
producto merecía: "En nuestro continente -nos confesaría- existe un
sentimiento peyorativo que nos lleva a creer que somos incapaces de
descubrir algo porque nuestros países carecen de la capacidad
económica y de los equipos adecuados para hacer investigación. Sin
embargo, el BIRM ha sido ahora investigado en Estados Unidos


                                  116
mereciendo un estudio exhaustivo de dos años. Incluso se ha hecho la
comparación de esta sustancia con las tradicionales y el BIRM sale
claramente favorecido. Debo añadir que, por el contrario, es bien
evidente que en este proceso no nos ha favorecido ser ecuatorianos. Y
tampoco lo ha hecho el nombre: BIRM. Quizás un nombre que hubiera
sido mucho más difícil de pronunciar nos hubiera ayudado más a la
hora de ser escuchados".
Seguro que el doctor Cevallos ha recordado más de una vez las
palabras del doctor e investigador colombiano Manuel Patarroyo
-Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica en 1994 por su
descubrimiento de la vacuna contra la malaria- quién se llegó a
mostrar públicamente decepcionado por el trato recibido por la
Organización Mundial de la Salud con él y con su país. Patarroyo
-pionero en los enfrentamientos con las multinacionales farmacéuticas-
llegó a afirmar que había tenido que afrontar muchos problemas pese
a demostrar que su vacuna funciona"por ser un investigador
hispanoparlante". Para los gurús de la ciencia oficial -normalmente
radicados en los países del Norte-, ser ecuatoriano o colombiano no
parece compatible con ser investigador. Y mucho menos con conseguir
importantes logros científicos. Aparentemente, para algunos, si se es
pobre no se puede ser inteligente.

LA HOSTIL ESTRUCTURA SANITARIA ACTUAL
En definitiva, la batalla para lograr el reconocimiento científico de la
eficacia del BIRM ha sido dura ya que se ha visto frenada en muchas
ocasiones por los grandes intereses comerciales. Nos lo reconocía el
propio doctor Cevallos: "Esperábamos la resistencia. A fin de cuentas,
el mundo actual posee hoy una estructura social, sanitaria y
farmacéutica que ha maniatado hasta la libertad que tenía antes el
médico para proceder según sus conocimientos y su conciencia, y que
es a lo que está además obligado según su declaratoria hipocrática. Y,
sin embargo, ¡pobre de aquel médico que se salga hoy de lo
oficialmente establecido y aprobado u ose pensar, por ejemplo, en
utilizar otra cosa que los cócteles autorizados para combatir el Sida!
¡Pobre también de aquél que estando dentro de una institución
hospitalaria estudie otras alternativas! ¡Y pobre de aquel paciente que,
en uso de su libertad, pretenda probar una medicina que no haya sido
catalogada como válida por las instituciones! Tras ingresar en
cualquier centro hospitalario -por lo que de por sí será ya tratado
como un paria si padece el Sida-, si reconoce el uso de cualquier otra
medicina o sustancia que a él le ha parecido satisfactoria puede ser
abandonado, cuando no vejado. También está la propia discriminación
económica. La situación en todo tipo de enfermedad tiene un interés
básico, que es el asunto económico; y ese interés económico hace que


                                  117
se retarde todo lo que se pueda el dar una oportunidad a nuevos
productos. En ese contexto puede entenderse el que no se quiera
reconocer este tipo de tratamientos, seguramente porque no está
hecho por los grandes laboratorios, las grandes empresas, los grandes
trusts. Las peregrinaciones que hemos hecho han tenido la finalidad
de que alguien diga: 'Eso no sirve. Es mentira. Es una falacia. No tiene
los estudios preceptivos. A ese estudio le falta ese dato o ese otro..."
En fin, cualquier cosa que nos obligara a volver a demostrar todo.
Hoy, tras 26 años de recorrer centros científicos internacionales, ya no
tienen nada que objetar. Sólo se enfrentan al escepticismo de que un
investigador sudamericano haya logrado un medicamento que
estimula el sistema inmune. Pues bien, yo les digo a los médicos que
el sueño de los alquimistas de este siglo ya está aquí porque el BIRM
ha demostrado ser capaz incluso de convertirse en el principal
enemigo del cáncer y el Sida".
Tras 26 años de investigación, las propiedades del BIRM -tal y como
son presentadas por el doctor Edwin Cevallos- pueden resumirse de la
siguiente manera:
a) Muestra efectividad y eficacia en la lucha contra el cáncer. y en el
control del Sida.
b) Es inmunomodulador (por eso ayuda al sistema defensivo del
enfermo de Sida) y inmunoestimulador clásico.
c) Carece de efectos colaterales, no es tóxico y reúne los requisitos de
la medicina ideal según la OMS. Y es que se trata de un producto de
sabor agradable que carece de efectos indeseables, se tolera bien
incluso en tratamientos de larga duración, no interactúa con otros
medicamentos, puede ser utilizado por personas de cualquier edad y
mantiene el efecto estimulante e inmunomodulador en el organismo
del paciente de forma sostenida.
"Lo que el BIRM hace -nos diría el doctor Cevallos- es elevar las
defensas del organismo por lo que, consecuentemente, es útil en
numerosas enfermedades, incluidas las consideradas incurables hasta
hoy como el cáncer o el Sida. Y sus resultados demuestran lo
inteligente que resulta la decisión de volver los ojos hacia la
Naturaleza, que es el medio natural y lógico en el que buscar las
sustancias ideales para tratar todas las enfermedades. Estoy seguro
de que después de la publicación de este artículo científico se va a
producir un gran impulso para entrar en esa atmósfera tan especial de
tipo científico y universal que al final es la que da el aval para que un
producto pueda estar al alcance del mundo entero".
Y añade: "Este producto, a diferencia de los productos tradicionales,
inició sus pruebas de eficacia en pacientes desahuciados, aquellos que
tenían menos de 100 linfocitos CD-4, muchos de ellos con 50 e,
incluso, alguno casi con cero. En esta fase nadie se atreve a dar


                                   118
ningún tratamiento y ningún laboratorio se atrevería a probar ningún
producto. Todos sabemos que los laboratorios prueban sus productos
en gente seleccionada en la que, de antemano, sabe que la respuesta
va a ser positiva. Pues bien, en ese grupo de pacientes moribundos,
terminales, pudimos obtener una respuesta, en un tiempo controlado
de 28 meses, de aumento de los CD-4; y conforme a ese aumento,
unas mejores condiciones generales y de calidad de vida. Ahora ya
tenemos experiencia con pacientes seropositivos y con pacientes
portadores del VIH que todavía no han desarrollado patología alguna.
Y debo decir que esta sustancia permite que estos pacientes se
mantengan en condiciones de normalidad de forma indefinida. Y no se
trata de un milagro, es que la sustancia es un hidrato de carbono, un
azúcar, una sustancia que necesita tanto del virus como de la célula
para vivir; por eso el virus no muta. Esa es la razón de que pueda
mantenerse indefinidamente esa situación. Los pacientes con
patologías relacionadas con el Sida no sólo se han mantenido sino que
han subido sus linfocitos a límites de 700 y 800 y los ha vuelto
seropositivos. Esta es la mejor demostración de la bondad de este
producto y de la permanencia beneficiosa que tiene en el organismo
de los pacientes. Tenemos resultados en los que hemos podido llegar
a negativizar la presencia del virus en el torrente sanguíneo igual que
se está haciendo con los nuevos cócteles. Todos estos resultados han
sido conseguidos obviamente fuera de Ecuador porque aquí no
contamos con la tecnología necesaria para este tipo de exámenes."
Puede parecer una exageración pero son los mismos argumentos que
el doctor Cevallos ha mantenido durante los últimos años referidos al
cáncer y que ahora, por fin, parecen encontrar el respaldo, no ya de
sus pacientes sino de los científicos. Habrá que darle pues al menos,
después de 26 años, el beneficio de la duda. ¿Quién querrá poner los
medios necesarios para una investigación seria, sin dilaciones y con la
garantía de que la patente no acabe en un cajón?.


Antonio Muro


QUIÉN ES EDWIN CEVALLOS
Nacido en Quito y licenciado en Medicina por la Universidad Central de
Quito (Ecuador), el doctor Edwin Cevallos se especializó en Oncología
Médica y Radioterapia en el Instituto Mexicano de la Seguridad Social.
Actualmente es Jefe del Servicio de Oncología Médica y Radioterapia
del Hospital Metropolitano de Quito y director del Instituto de
Tumores.
En 1976, mientras se formaba en México, Cevallos observaría que el


                                  119
30% de los fármacos que se utilizaban como quimioterapéuticos en la
lucha contra el cáncer eran productos de origen vegetal que
posteriormente se sintetizaban. Es decir, que las plantas constituían el
pilar de buena parte de la Quimioterapia que se utiliza en el mundo. Y
cayó en la cuenta de que su país, por su ubicación geográfica, poseía
una enorme variedad de plantas, muchas ya estudiadas y listas para
ser analizadas, aislar sus principios activos y aprovechar las
propiedades que tradicionalmente se les adjudicaban. Así que se
embarcó en el ímprobo trabajo de investigar en solitario.
Ese mismo año comenzaría a estudiar las propiedades terapéuticas de
la Dulcamara -una planta amazónica tradicionalmente utilizada por los
indígenas de la que se conocen al menos dieciséis variedades- en
enfermos de cáncer tratados con quimioterapia y radioterapia. Con
sorprendentes buenos resultados. Cuál de las variedades fue
exactamente el origen del BIRM es el secreto mejor guardado del
doctor Cevallos; su "gran secreto".
Luego, con el tiempo, constató que la administración de una mezcla de
plantas conseguía que las cifras de leucocitos en los pacientes tratados
con Quimioterapia no sufrieran disminuciones severas al tiempo que
los mantenía en un buen estado general, algo que pudo verificar
clínicamente de forma analítica.
Los resultados obtenidos le llevarían doce años después -en 1988- a
comenzar los ensayos clínicos del producto en enfermos de Sida
logrando verificar las propiedades inmunomoduladoras e
inmunoestimulantes que le presuponía. En 1990 incluiría en el
preparado la savia de una variedad silvestre de la Palma africana y, de
forma simultánea, comienza a realizar ensayos en Estados Unidos que
confirmarían todas sus hipótesis.
El Colegio Médico de Ecuador, tras estudiar el protocolo científico
preceptivo y después de diversas investigaciones de expertos locales y
norteamericanos, otorgaría plena validez en septiembre de 1993 a sus
estudios sobre el BIRM. Gracias a ello sus conclusiones llegarían a los
congresos sobre Sida celebrados en Japón y Vancouver donde fueron
admitidos... pero también ignorados.
Hay que decir que su trabajo en este ámbito supone una vía
intermedia en el actual debate. Hoy Cevallos trabaja con la hipótesis
viral del origen del Sida pero, sin embargo, es implacable a la hora de
analizar los tratamientos convencionales: "El error de los actuales
tratamientos está, para empezar, en el hecho de que un sujeto con el
virus de la inmunodeficiencia tiene totalmente caotizado su sistema
inmunitario. ¿Cómo puede concebirse, pues, que a alguien que está
agotado encima le den sustancias tóxicas? Los resultados están a la
vista. Nunca la humanidad ha presenciado como ahora el emerger de
las enfermedades infecciosas oportunistas a niveles tan catastróficos".


                                  120
Edwin Cevallos, en suma, apuesta en el caso del Sida por lo contrario
de lo que hoy se está haciendo: defender la célula, protegerla,
blindarla ante cualquier ataque. Con productos naturales que no
ataquen los ya maltrechos organismos de esos enfermos.


ESPAÑA PIERDE SU OPORTUNIDAD
En abril de 1995 el doctor Edwin Cevallos se entrevistó en Madrid
con el doctor Arce, asesor del entonces Subsecretario de Sanidad,
entregándole un dossier completo con los resultados de sus
investigaciones en un intento de que fuera nuestro país el que, tras
realizar los correspondientes seguimientos en los grandes centros
hospitalarios, apadrinara el producto. Nunca más volvió a saber de
nuestras autoridades sanitarias. No mucho más caso le hicieron en
esos momentos las principales asociaciones de enfermos del Sida de
nuestro país a quienes trató de presentar el producto buscando apoyos
ante la Administración. A pesar de ese desinterés, Cevallos volvería a
nuestro país.
Un año después -en noviembre de 1996- tendría lugar en Quito el I
Congreso sobre el BIRM, en el que el Gobierno ecuatoriano dio su
respaldo oficial al producto. A él acudieron distintos especialistas
iberoamericanos que habían trabajado con el producto obteniendo
buenos resultados. Las conclusiones del congreso fueron sólo
publicadas entonces en España por la revista Mas allá de la Ciencia
que dirigía el hoy director de esta revista, José Antonio Campoy,
comprometido ayer como hoy en la búsqueda de tratamientos menos
agresivos que ayuden a los pacientes de cáncer o Sida. Finalmente, la
inestabilidad política que ha acompañado a Ecuador en los últimos
años y sus escasos recursos económicos impedirían que ese apoyo se
transformara en estudios científicos rigurosos. Sin embargo, aquel
reportaje tuvo sus efectos en el campo de nuestra investigación: un
bioquímico español interesado en los efectos del BIRM y en los
antígenos urinarios del doctor mexicano Salvador Capistrán comenzó
meses después una serie de contactos personales que le acabaron
llevando a convencer a su universidad -un centro público madrileño- a
realizar los estudios preceptivos necesarios para que, llegado el caso,
se pudiera obtener su patente como medicamento. Lamentablemente
para nuestro investigador, para la universidad que había ofrecido un
acuerdo de colaboración único y para nuestro país, la investigación se
interrumpió de forma inexplicable. El respaldo oficial de la universidad
no sirvió para vencer las excesivas precauciones del doctor Cevallos,
siempre sometido a un doble impulso: por un lado, obtener el
reconocimiento internacional y oficial del BIRM como medicamento
natural de múltiples posibilidades; por otro, ser precavido ante todo


                                  121
aquel que se acerca al producto -a veces hasta el exceso- por miedo a
que, en alguna de sus muchas maniobras, la industria farmacéutica se
lo arrebate. La relación sufrió un distanciamiento que se convirtió en
insalvable a pesar de la seriedad de quien llevaba a cabo la
investigación en nuestro país. Nos consta que en todo momento
pretendió proteger al producto y al investigador, y si no se publicaron
algunos resultados muy esperanzadores fue precisamente con la
intención de evitar maniobras indeseables sobre el producto hasta que
no estuviera completamente definida su estructura. El caso es que el
proceso entró en vía muerta y, finalmente, el doctor Cevallos decidió
dejar la vía española. En cualquier caso, la experiencia abrió un campo
de investigación en esa universidad sobre el mundo de las plantas que,
a no pasar muchos meses, podría dar buenos resultados con otros
productos y mezclas naturales y propios de culturas indígenas.
Proteger en exceso el gran secreto, quizás una mala percepción, una
expresión incorrecta, un malentendido enquistado en la distancia entre
dos continentes, una falta de comprensión de los pasos necesarios a
dar cuando se está bajo la tutela del dinero público -cualquiera de
estas razones- se cruzó en el camino del doctor Cevallos. Y quizás
pensando en que el proceso sería mucho más rápido o más seguro en
una universidad norteamericana, ante la frustración de muchos se
abandonó la "vía española". Sin embargo, con suponer esta decisión
una decepción para el equipo de investigadores que apostó por
impulsar el desarrollo del BIRM desde España, lo importante es que el
primer paso hacia su validación científica como arma terapéutica
contra el cáncer se ha dado por fin. El análisis que los investigadores
madrileños nos hicieron del estudio norteamericano fue, a pesar de lo
sucedido anteriormente, desapasionado: "El trabajo está muy bien -se
nos diría- . Hecho como debe ser; con rigor y criterio para que no
haya dudas. Los planteamientos y discusión de resultados son
coherentes. Se observa claramente que puede haber actividad contra
el cáncer de próstata" .
Queda abierta pues la posibilidad de que algún día una nueva fuente
de salud llegue a enfermos de todo el mundo además de ser
generadora de riqueza para un país muy necesitado de ella. Los dos
problemas básicos que presenta esta planta son incluso ventajosos
para el gobierno ecuatoriano: por un lado -según su creador-, la planta
origen del producto no puede sintetizarse porque el resultado es
tóxico; y, por otro, sólo crece bajo ciertas condiciones ambientales, a
cierta temperatura, con un cierto grado de humedad y en un
determinado suelo. Ambos factores benefician el desarrollo natural del
producto. Según las cifras que el propio gobierno ecuatoriano barajó
en el Congreso de Quito, las proyecciones realizadas por economistas



                                  122
indican que la exportación del BIRM podría generarle al Ecuador unos
ingresos de 14.000 millones de dólares al año en divisas.


Conclusiones del estudio sobre la eficacia del BIRM en cáncer
de próstata
La eficacia del BIRM en el cáncer de próstata -se ha mostrado también
eficaz en otros cánceres pero falta que nuevos estudios científicos lo
avalen- es evidente. Los datos que lo certifican son excesivamente
técnicos como para resumir toda la investigación pero ofrecemos los
elementos más significativos:
En cuanto al producto: el informe parte de la convicción de que el
valor medicinal del BIRM se debe a una variedad amazónica concreta
de la planta Dulcámara cuyas características las definen los
micronutrientes presentes en la tierra del Alto Amazonas donde crece.
En cuanto a los resultados: las pruebas "in vitro" demuestran que el
BIRM no solo "inhibe la proliferación de las células cancerosas" sino
que "provoca su muerte por apóptosis" (desintegración). Los estudios
en ratas, por su parte, demostraron que "reduce el crecimiento del
tumor y la metástasis espontánea a los pulmones."
Lo que todavía se ignora: el informe dice textualmente que"una
caracterización bioquímica preliminar y un estudio cromatográfico
sugirieron que habría al menos cuatro sustancias activas presentes en
el BIRM, tres con actividad citotóxica y una con actividad inhibitoria.
Aunque el mecanismo por el que puede inhibir la metástasis es en la
actualidad desconocido nuestros resultados sugieren que el BIRM es
un inhibidor potente de una clase de enzimas cuyos niveles han sido
puestos en correlación con la progresión del cáncer de próstata. No
hemos determinado todavía si las tres especies citotóxicas presentes
en el BIRM tienen la misma composición química pero diferentes
longitud de polímeros. No obstante, los cuatro ingredientes activos
eran estables al calor y es improbable que fueran proteínas o
compuestos lípido-solubles. La inhibición de crecimiento del tumor en
el modelo de cáncer de próstata en rata siguiendo la administración
oral de BIRM sugiere claramente que los ingredientes activos del BIRM
son absorbidos en el tracto gastrointestinal."
Las certezas. Los resultados obtenidos se definen así en el informe:
"La reducción en la incidencia del tumor (33%) y del número de focos
del tumor en los pulmones (>80%) en los animales tratados con BIRM
sugiere que el BIRM puede ejercer como antiproliferativo y anti-
metastásico. Se estima que el 20-40% de pacientes inicialmente
diagnosticado con cáncer de próstata tienen localmente la enfermedad
avanzada ( fase C) o metástasis (fase D), y la cura de la metástasis
todavía sigue siendo un desafío. Nuestra observación de que los


                                  123
cultivos celulares de cáncer de próstata tratados con BIRM mostraron
una reducción significativa en la proliferación celular y sufrieron
apóptosis indica que los ingredientes activos presentes en el BIRM
tienen potencial para ser usados en el control avanzado del cáncer de
próstata hormono-refractario. La muerte celular por apóptosis quizás
sea uno de los mecanismos involucrados en la citotoxicidad inducida
por el BIRM. El BIRM aumentó la apóptosis en tres líneas celulares de
cáncer de próstata. Además de sus efectos citotóxicos, el BIRM se
mostró como un inhibidor potente de metástasis. La dosis mínima
recomendada de BIRM para el consumo humano es 4 ml/día (como se
indica en la etiqueta de la botella ), una dosis significativamente más
baja de la que se usó en el estudio actual. Nosotros basamos la
dosificación a las ratas en nuestras observaciones sobre su eficacia 'in
vitro'. No encontramos ninguna toxicidad notable en las ratas a una
dosis de 4 ml/kg. Dado su efecto en el crecimiento del tumor y la
metástasis así como su nula toxicidad la inclusión del BIRM como
complemento al tratamiento standard tiene el potencial de reducir la
progresión de la enfermedad."
Conclusión: "En resumen -dice el informe-, nuestro estudio constata
que el BIRM muestra actividad citotóxica 'in vitro' contra ambos
grupos de células de cáncer de próstata andrógeno-dependientes y
andrógeno-independientes. Y más importante aún, reduce la
incidencia del tumor, retarda su crecimiento y causa una reducción
significativa en la metástasis en un modelo experimental de fase
tardía de cáncer de próstata. Además, ninguna toxicidad se apreció en
la administración continua de BIRM en un modelo con ratas vivas.
Éstas útiles propiedades del BIRM indican que está garantizada una
investigación más extensa de su mecanismo de acción y ensayos
clínicos sobre su resultado en cánceres de próstata avanzados.".

(XV) LA CURACIÓN DEL CANCER CÁNCER SEGÚN EL Dr. MATÍAS
RATH

Los trabajos del doctor Matías Rath sobre la influencia positiva
de las vitaminas, aminoácidos y diversos oligoelementos -en
especial la lisina, la prolina y la vitamina C- como alternativa al
tratamiento farmacológico de muchas de las enfermedades que
hoy se consideran incurables -incluido el cáncer- le han llevado
a enfrentarse abiertamente con la Medicina ortodoxa y la
industria farmacéutica. Al punto de que ha terminado
denunciando ante el Tribunal Internacional de La Haya al
presidente George Bush y a las grandes corporaciones
farmacéuticas por "crímenes contra la Humanidad". Sus
investigaciones, basadas en la estructura y función de las


                                  124
proteínas, le llevaron a desarrollar lo que denomina Medicina
Celular. Rath afirma que prácticamente todas las enfermedades
conocidas pueden controlarse o curarse.

La lucha contra el cáncer se caracteriza más por las derrotas sufridas
que por las grandes victorias. Espectaculares anuncios con promesas
curativas en los medios de comunicación ha habido muchos,
resultados reales a la hora de curar la enfermedad pocos. A pesar de
lo cual la actual estrategia oncológica -que consiste en luchar de forma
directa y agresiva contra los tumores- sigue sin modificarse. Y no
importa que haya sido denunciada muchas veces como inútil por
médicos e investigadores criados y educados en el propio sistema.
Tal es el caso del doctor Matías Rath, mundialmente conocido por
denunciar de forma constante lo que ya hace años denominó "el
negocio de la enfermedad". Para Rath es un sinsentido el abordaje
actual de numerosas enfermedades al entender que hay soluciones
naturales mucho menos traumáticas, menos yatrogénicas y más
eficaces que las quirúrgicas o las farmacológicas. Y, en ese sentido,
afirma sin tapujos: "El sector farmacéutico trata de retardar con su
brutal poder algo que ya nadie va a poder detener: la evidencia de
que la utilización de vitaminas y otras terapias naturales permite
tratar de forma efectiva y sin efectos secundarios las enfermedades
cardiovasculares, el cáncer y otras muchas enfermedades".
Pero, ¿de quién hablamos? ¿Quién es Matías Rath? Pues alguien que
nació en Stuttgart (Alemania) en 1955 y que, tras hacer la carrera de
Medicina, empezó trabajando como médico e investigador en la
Universidad Clínica de Hamburgo y, posteriormente, en el Centro
Alemán de Cardiología de Berlín. Allí centraría sus investigaciones en
encontrar las causas que provocan la arteriosclerosis -y, por ende, las
enfermedades cardiovasculares- siendo así como se enteró -en 1987-
de la conexión que hay entre la arterioesclerosis y la carencia de
vitamina C. Es decir, Rath supo que la lipoproteína-a (molécula
presente en el colesterol "malo" o LDL) sólo se deposita en las paredes
de las arterias provocando la arteriosclerosis -con el consiguiente
estrechamiento de las arterias- cuando en el organismo hay deficiencia
de vitamina C. Y que, consecuentemente, basta tomar suficiente
vitamina C -sustancia abundante en las frutas y verduras frescas- para
prevenir y tratar prácticamente todas las enfermedades
cardiovasculares. Una afirmación que provocó la particular batalla que
el Dr. Rath mantiene hoy con la industria farmacéutica. No es de
extrañar ya que si se le diera oficialmente la razón las decenas de
fármacos que actualmente se usan en los problemas cardiovasculares
y proporcionan tan pingües beneficios a las multinacionales se
convertirían en inútiles por innecesarios.


                                  125
"Que la vitamina C estabiliza las paredes de las arterias se sabe desde
hace 200 años cuando James Lind descubrió también que su déficit
causa pérdida de sangre y el escorbuto. Ningún dirigente de compañía
farmacéutica y ningún médico puede negar conocer este hecho.
Luego, ¿por qué no se ha utilizado médicamente esa información para
combatir las enfermedades cardiovasculares? Es más, ¿se marcó como
dosis mínima diaria de vitamina C la cantidad de 60 mg. porque se
sabía que era una cantidad suficiente para prevenir el escorbuto...
pero lo suficientemente baja como para asegurarse de que las
enfermedades cardiovasculares se convertirían en una epidemia?"
Después de plantear tan insolente -y brutal- interrogante, Rath fue
más allá aún en sus acusaciones: "Estoy convencido de que las
compañías farmacéuticas saben desde hace décadas que un
suplemento vitamínico óptimo llevaría al derrumbe del
multimilmillonario mercado de fármacos de prescripción. A fin de
cuentas, las vitaminas no son patentables y sus márgenes de ganancia
son bajos". Y añade: "No debe extrañar que la supervivencia de la
industria farmacéutica pasara por ello a depender de una doble
estrategia: obstruir la investigación, información y uso de vitaminas y
otras terapias naturales por todos los medios disponibles, y promover
el engaño de que los fármacos sintéticos patentables son la respuesta
a las enfermedades humanas."
Es evidente que Rath apoyaba con sus palabras las investigaciones de
Linus Pauling, galardonado dos veces con el Premio Nobel -el
primero de Química, otorgado en 1954 por sus investigaciones sobre la
estructura de las moléculas de las proteínas, y el segundo de la Paz
(1962) por su acción a favor del desarme y su oposición a los
experimentos nucleares- quien atribuía a la vitamina C un poder
regenerativo y protector capaz de retardar los procesos de
envejecimiento merced a su capacidad para combatir los efectos
negativos de los radicales libres, moléculas inestables con carga
eléctrica que afectan negativamente a las funciones celulares. No es
de extrañar, pues, que en 1990 accediera trasladarse a Estados Unidos
aceptando el ofrecimiento que se le hizo para hacerse cargo del
Instituto Linus Pauling de Investigación Cardiovascular. Sólo dos años
más tarde -en 1992- el Dr. Rath desarrollaba lo que hoy se conoce
como Medicina Celular, fruto de sus investigaciones sobre el
apasionante mundo de la célula.

TRATANDO EL CÁNCER
Interesado en saber cómo combatir la enfermedad, Rath elegiría -de
entre todas las posibles formas de abordar el problema- estudiar los
mecanismos celulares que utiliza el cáncer para extenderse por el
organismo afectando a distintos órganos. A fin de cuentas, un tumor


                                  126
situado en una zona concreta y limitada del cuerpo no suele constituir
un peligro vital. Por el contrario, cuando el cáncer se extiende
(metástasis) sí existe una clara amenaza para la vida. De hecho, de
los procesos cancerosos con resultado mortal alrededor del 90% tienen
su origen en la metástasis, en la irrupción de células cancerosas en
otros órganos y tejidos. Pues bien, Rath afirma que para poder
extenderse las células cancerosas segregan unas enzimas que
descomponen el tejido conjuntivo circundante facilitando así el camino
hacia otros órganos del cuerpo.
Entender ese proceso fue la primera fase de su investigación. La
siguiente fue buscar cómo evitarlo. Y Rath asegura que las
investigaciones desarrolladas por él y su equipo de colaboradores les
han permitido finalmente identificar varias sustancias biológicas
naturales que impiden la propagación de las células cancerosas. Los
resultados -afirman- muestran no sólo una ralentización del
crecimiento de las células cancerosas sino una interrupción completa
en muchos tipos de cáncer.
Esas sustancias son todas, sin excepción, de origen natural: vitaminas,
aminoácidos, extractos de plantas o nutrientes fundamentales para la
célula. En resumen, sustancias naturales que mantienen las células
sanas. Y que, a diferencia de las terapias convencionales contra el
cáncer -la Quimioterapia y la Radioterapia-, no producen efectos
secundarios yatrogénicos. Una terapia contra el cáncer que se
fundamenta en la ya mencionada Medicina Celular. Veamos en qué
consiste.

ENTENDER LA CÉLULA
Matías Rath asevera que las enfermedades tienen su origen
básicamente en dos factores detectables a nivel celular: la falta de
combustible biológico en la central de energía de la célula -la
mitocondria- y el funcionamiento defectuoso del núcleo, centro de
control metabólico de la misma. Veámoslo más detenidamente.
1) La falta de combustible biológico en la central de energía de
la célula (mitocondria). Según Rath, una de las principales causas
de las enfermedades -especialmente las coronarias- se debe a un
insuficiente suministro de combustible biológico, de los nutrientes que
son imprescindibles para la transformación de los alimentos en la
energía que se precisa para efectuar las numerosas reacciones
metabólicas del cuerpo. Y de ahí que, por regla general, baste un
correcto suministro de vitaminas y otras sustancias bioenergéticas
para prevenir las enfermedades e, incluso, revertir la situación en
muchos casos de patologías ya manifestadas.
2) Enfermedades debidas a un defecto en el programa
metabólico de las células (núcleo). Del mismo modo que los virus


                                  127
informáticos trastornan las funciones normales de los ordenadores, las
células -por diversas razones- pueden llegar a estar bajo el control de
un "programa" enfermo. Los principales daños causados por esas
órdenes erróneas son una multiplicación incontrolada de las células y,
al mismo tiempo, el descontrol en la organización del tejido conjuntivo
circundante que permite que las células enfermas se extiendan. Este
proceso es el que termina llevando a la aparición de las enfermedades
infecciosas y el cáncer.
Y es que, según Rath, tanto las enfermedades infecciosas como el
cáncer se expanden por el organismo disolviendo el colágeno
del tejido conjuntivo adyacente. Es decir, para que una infección
-esté producida por un virus o una bacteria- o un grupo de células
cancerígenas puedan diseminarse por el organismo deben ser capaces
de disolver temporalmente el colágeno -la principal molécula
estructural de los huesos, la piel, las paredes de los vasos sanguíneos
y demás órganos- del tejido circundante que les rodea. Deben "abrirse
camino". Y para ello utilizan unas enzimas -proteínas- susceptibles de
disolver y debilitar provisionalmente el colágeno y que por eso se
conocen como "enzimas disolventes de colágeno".

DISOLUCIÓN Y REPARACIÓN DEL COLÁGENO
Hay que decir en ese sentido que una de las más fascinantes funciones
para las que nuestro organismo utiliza precisamente este mecanismo
de disolución de colágeno es el proceso de ovulación de la mujer. Los
cambios hormonales que se producen cada mes durante la primera
mitad del ciclo femenino estimulan determinados tipos de células que
construyen una pared alrededor del óvulo en vías de maduración
(folículo). Esa células producen grandes cantidades de enzimas
susceptibles de disolver colágeno hasta que a mitad del ciclo el óvulo
maduro acumula tantas que son ya capaces de romper temporalmente
el tejido colágeno de la pared ovárica. Se trata de un mecanismo que
se repite todos los meses permitiendo que el óvulo se mueva del
ovario a la matriz (útero) pasando por la trompa de Falopio. Es obvio
que este mecanismo ha de producirse en un momento preciso y un
lugar muy específico. Asimismo, debe garantizar que solamente
madure y se mueva un óvulo por ciclo. Por eso es absolutamente
necesario que exista un perfecto equilibrio temporal y fisiológico entre
las enzimas disolventes de colágeno y el mecanismo que las bloquea y
activa la autorregeneración del tejido. Para lograrlo, en cuanto el óvulo
abandona el ovario la actividad de las enzimas disolventes de colágeno
queda bloqueada por la acción de una serie de inhibidores enzimáticos
que produce el propio organismo. Así la balanza se inclina a favor de
los mecanismos productores de colágeno que acaban prevaleciendo
sobre el proceso destructor del mismo. Gracias a tal mecanismo el


                                   128
tejido de la pared ovárica se cura y se cierra rápidamente. Cuatro
semanas más tarde, durante el próximo ciclo, todo el proceso se
repite. Y en las mujeres sanas seguirá repitiéndose hasta la
menopausia.
Pues bien, Rath afirma que las células cancerígenas -de todos los
tipos- forman tumores que se extienden con la ayuda del mismo
mecanismo: la disolución de los tejidos adyacentes.
Un cáncer no es sino la multiplicación incontrolada de una célula -por
razones aún sin determinar- que terminan formando un tumor. Y
según Rath, esas células, con el fin de poder seguir expandiéndose,
producen una gran cantidad de enzimas destinadas a destruir el
colágeno del tejido conjuntivo adyacente que se lo impide. Una vez lo
logran las células cancerosas llegan hasta los vasos capilares y desde
ellos pasan a la sangre, lo que las permite diseminarse por el cuerpo e
invadir otras zonas u órganos. También pueden expandirse a través
del plasma. Llegadas a una nueva zona del cuerpo, las células
cancerosas se agrupan y comienzan a multiplicarse hasta desarrollar
un segundo tumor: la metástasis se ha completado.
La rapidez con que el cáncer se extiende a través del cuerpo depende
del número de enzimas producidas por la célula cancerosa.
Obviamente, cuanto más rápida sea la extensión de la enfermedad
más se reduce la expectativa de vida del paciente.

LA NATURALEZA NOS ENSEÑA EL CAMINO
¿Y qué se puede hacer? Como hemos visto en el proceso de ovulación,
la propia naturaleza tiene mecanismos de control de la actividad
enzimática. Y lo hace merced a dos grandes grupos de moléculas que
pueden bloquear el mecanismo de asimilación y disolución de
colágeno. Al primer grupo pertenecen los inhibidores propios de
nuestro organismo que son capaces de poner fin a la acción de las
enzimas disolventes de colágeno en muy poco tiempo. Y así ocurre
normalmente. Sin embargo, en el caso de enfermedades infecciosas
graves o de cáncer es evidente que a veces no es suficiente. El
segundo incluye las sustancias inhibidoras de enzimas que provienen
de nuestra dieta -o de suplementos dietéticos- y que nos permiten
levantar una segunda línea de defensa en la protección del colágeno.
Bueno, pues según Rath el elemento más importante de este segundo
grupo es un aminoácido natural: la lisina. Y afirma que si se toma una
cantidad suficiente de lisina a través de algún suplemento dietético
pueden bloquearse las enzimas disolventes de colágeno y prevenir así
la degradación del tejido conjuntivo. Es decir, se trataría sobre todo de
un eficaz agente preventivo. Pero también combate el cáncer en
sinergia con otras sustancias: "Cuanto más agresivo es el tipo de
cáncer -afirma Rath- más enzimas colágeno-digestivas de este tipo


                                   129
produce. Y se puede disminuir o detener completamente esa
producción desmesurada de enzimas capaces de destruir el tejido
usando los aminoácidos lisina y prolina combinados con vitamina C y
algunos otros micronutrientes. Recientemente, nuestra investigación
ha establecido que todos los tipos de células cancerosas estudiadas se
pueden bloquear aprovechando esta sinergia de nutrientes al bloquear
la acción de esas enzimas".
Se trata, en suma, de un tratamiento que pretende corregir el
equilibrio perdido proporcionando al organismo una concentración
elevada y prolongada de lisina a fin de poner fin al proceso de
desintegración. Hay que añadir que el bloqueo que se consigue con la
lisina no puede fallar por exceso según el equipo de Rath ni siquiera
cuando se ingieren cantidades elevadas del orden de 10 o más gramos
diarios. Por eso la ingesta de grandes dosis de este aminoácido
esencial da tan buenos resultados en el tratamiento de todos los tipos
de cáncer.
Ya en 1977 un grupo de investigación sueco dirigido por el Dr. Astedt
-de la Universidad de Lund- informó de la eficacia de los inhibidores
enzimáticos en el tratamiento del cáncer de mama: "Se estaban ya
desarrollando tumores secundarios en el cerebro de la paciente que
sufría cáncer de mama -explica en su informe el médico sueco-. Y
mientras la radioterapia y la quimioterapia no surtieron efecto alguno,
el tratamiento a base de inhibidores enzimáticos produjo una
reducción de las metástasis cerebrales y de los demás síntomas de la
enfermedad. Un año después del tratamiento el paciente había
superado la enfermedad."

ALGO MÁS SOBRE LA LISINA
Decíamos antes que la lisina es un aminoácido -uno de los más
importantes ya que interviene en funciones como el crecimiento y la
reparación de tejidos además de colaborar en la síntesis de
anticuerpos y hormonas- que debe de ser suministrado a través de un
suplemento dietético. Y eso es así porque el organismo no lo sintetiza,
es decir, no puede fabricarlo por sí mismo. Pero, ¿qué es un
aminoácido? Para entenderlo conviene que hagamos un mínimo
acercamiento a la biología de la célula. Y lo vamos a hacer de forma
sencilla.
Todas las funciones metabólicas del organismo humano se rigen por
un lenguaje biológico. Un lenguaje en el que las letras serían los
aminoácidos (actualmente se conocen 25 básicos). Y esos
aminoácidos pueden combinarse entre sí de muy diferentes formas
dando lugar a palabras -los péptidos- y éstas a frases -las
proteínas-. Sólo que en este "lenguaje" cada letra por separado -cada
aminoácido- desempeña importantes funciones metabólicas


                                  130
"individuales".
Cabe añadir que cuando el propio organismo puede sintetizar los
aminoácidos -es decir, producirlos a partir de otros elementos- se les
llama aminoácidos no esenciales. Y si, por el contrario, no puede
producirlos y debe obtenerlos de fuentes externas se les denomina
aminoácidos esenciales. En suma, han de obtenerse a través de la
dieta porque son imprescindibles para la vida.
Pues bien, hay que decir que en el grupo de los aminoácidos
esenciales la lisina ocupa un lugar primordial, similar al que ocupa la
vitamina C en el grupo de las vitaminas. Y como en el caso de ésta, la
cantidad diaria requerida de lisina es superior a la de los demás
aminoácidos. Piénsese que aproximadamente un 25% del colágeno -la
base estructural de los huesos, la piel, las paredes de los vasos
sanguíneos y los demás órganos- está básicamente formado por dos
aminoácidos: la lisina y la prolina. Por eso además de ser importante
en el tratamiento del cáncer juega un destacado papel en el desarrollo
del sistema locomotor.
Además participa en la síntesis del aminoácido carnitina, muy
importante en la generación de energía de la célula a través del
metabolismo de las grasas; por consiguiente, es igualmente vital para
un óptimo funcionamiento del músculo cardíaco.
Asimismo, la lisina colabora en la síntesis de la hormona del
crecimiento en la hipófisis. De ahí que su carencia -junto a la de otros
aminoácidos esenciales- se haya relacionado con cuadros de retrasos y
disfunciones cerebrales. De hecho, la OMS considera la lisina uno de
los aminoácidos "críticos" para una adecuada nutrición y un desarrollo
infantil idóneo.
Dicho lo cual, suponemos que el lector se estará preguntando si con la
alimentación obtenemos suficiente lisina. Y la respuesta es que en
muchos casos no porque se trata de un aminoácido que se destruye en
gran parte al cocer o freír los alimentos. Y otro tanto ocurre cuando se
congelan. Por eso es recomendable ingerirlo como suplemento,
preferiblemente combinado con alguna de estas sustancias: vitamina
B2, B6, C, niacina, ácido glutámico y hierro. En cuanto a las fuentes
alimenticias ricas en lisina destacan el pescado, el pollo, los huevos, la
leche y, ya en mucho menor medida, los cereales, frutos secos y
legumbres. Los mejores resultados se observan cuando se combina
con una dieta rica en vitamina C y baja en arginina ya que se trata de
aminoácidos antagónicos o competitivos para algunas funciones.
Cabe añadir que el hecho de que el organismo pueda almacenar una
elevada cantidad de este aminoácido demuestra hasta qué punto es
importante para nuestra salud. El cuerpo de una persona que pese 70
kg. alberga en todo momento alrededor de 500 gramos de lisina. Por
eso sufrir una sobredosis de lisina, según el Dr. Rath, es tan imposible


                                   131
como sufrir una sobredosis de vitamina C. Nuestro metabolismo está
acostumbrado a manejar grandes cantidades de ambas sustancias y
puede deshacerse de su sobrante cuando quiera y sin problemas. En
realidad es más frecuente lo contrario: está constatado que hoy día
casi todo el mundo padece deficiencia crónica de lisina.

OTRAS ENFERMEDADES GRAVES
Por otra parte, según recoge el Dr. Rath en su libro Avance de la
Medicina Celular", las aplicaciones terapéuticas de la lisina en la lucha
contra las enfermedades no están limitadas al cáncer: "En los
pacientes con arteriosclerosis -afirma- la lisina puede poner fin a la
expansión y al crecimiento de las placas depositadas en las arterias
del corazón y del cerebro. Al mismo tiempo, se puede iniciar un
proceso terapéutico natural de las paredes arteriales a base de
vitaminas y otros suplementos dietéticos. Con respecto a las
enfermedades que tienen su origen en un virus, como es el caso de la
gripe, los herpes y el sida, o que son causadas por bacterias, como
las infecciones pulmonares, del oído interno o de la vejiga, la
lisina puede detener o frenar la expansión agresiva de las mismas. La
ingesta de una combinación de altas dosis de vitamina C y otros
suplementos dietéticos puede aportar beneficios adicionales. Incluso
en pacientes que sufren una inflamación crónica del estómago,
intestino, articulaciones o huesos el uso de lisina puede ayudar a
controlarla. Eso sí, para que el tratamiento de las inflamaciones
crónicas resulte eficaz debe incluir necesariamente elevadas dosis de
lisina en combinación con otros nutrientes dietéticos importantes.
También los problemas alérgicos más comunes, como la fiebre del
heno, la neurodermatitis o la urticaria pueden beneficiarse de una
terapia a base de lisina puesto que puede aliviar y prevenir la
enfermedad. En estos casos también es recomendable combinar la
lisina con vitamina C y otros suplementos dietéticos."

SUSTANCIAS ANTICANCERÍGENAS
Las investigaciones del Dr. Rath le han llevado a formular en estos
años una lista de sustancias que, además de la vitamina C y los
aminoácidos lisina y prolina, son a su juicio fundamentales para
impedir eficazmente la propagación de las diferentes formas de cáncer
atendiendo al hecho de que, en su opinión, la expansión del cáncer
-como la de las enfermedades infecciosas- se produce por destrucción
del colágeno del tejido conjuntivo. De ahí que se haya centrado
especialmente en las sustancia que lo impiden. Hablemos brevemente
de todas ellas.

La vitamina C.


                                   132
No sólo protege las células sanas ayudando tanto a impedir la
arterioesclerosis como la propagación del cáncer sino que promueve el
suicidio -apóptosis- de las células cancerosas. Además, combate los
radicales libres. Ahora bien, la vitamina C es más eficaz -a juicio de
Rath- cuando se ingiere en la forma liposoluble del palmitato de
ascorbilo.
La lisina y la prolina.
Se trata de dos aminoácidos naturales -el primero de ellos es uno de
los diez esenciales- que cumplen la función de "ladrillos" de las fibras
del colágeno y la elastina. El primero de ellos, la lisina, evita la
descomposición del colágeno al inhibir los efectos de las colagenazas
por lo que desempeña un papel fundamental en la protección del tejido
conjuntivo y, por tanto, en la expansión del cáncer y las infecciones,
como ya se ha explicado. Ahora bien, al igual que ocurre con la
vitamina C la lisina no la produce el cuerpo y, sin embargo, nuestra
salud depende de que la tengamos en cantidad suficiente. Debemos
pues procurar conseguirla con la dieta o con suplementos dietéticos.
La epigalocatequina galato (EGCG).
Se trata de una catequina presente en los polinefoles -especialmente
del té verde- que previene la aparición del cáncer y frena su
propagación al inhibir la uroquinasa, enzima fundamental para el
crecimiento de un tumor. Tiene pues propiedades antimutágenas y
antiproliferativas. Además, los polifenoles son potentes antioxidantes
que neutralizan los radicales libres y protegen a las células.
El selenio.
Componente fundamental del sistema de defensa antioxidante del
cuerpo protege además a las células frente a las toxinas. Frena el
crecimiento tumoral en los primeros estadios de propagación del
cáncer.
La N-acetilcisteína (NAC).
Se trata de un potente antioxidante, fundamental para la producción
de glutation, otro eficaz antioxidante. Contribuye también a proteger el
tejido conjuntivo evitando su destrucción.
La arginina.
Hablamos de otro aminoácido, imprescindible en elevadas cantidades
en casos de estrés, lesión o enfermedad. La arginina no sólo mejora el
rendimiento del sistema inmunitario sino que evita la multiplicación de
las células tumorales. Las mayores concentraciones de arginina se
hallan en el tejido conjuntivo.
El cobre.
Indispensable para numerosas funciones corporales, sobre todo para
garantizar una adecuada estructura y estabilidad del tejido conjuntivo
y protegerlo frente a los radicales libres.



                                  133
LA LUCHA CONTRA EL SISTEMA FARMACEÚTICO
Cabe añadir que para Rath no sólo el cáncer sino la práctica totalidad
de las enfermedades constituyen sólo un negocio para los grupos de
poder que manejan el mundo. Y de ahí que promoviera la creación de
una fundación que lleva su nombre desde donde ha efectuado diversas
iniciativas para dar a conocer los métodos naturales de prevención y
tratamiento de las enfermedades en contraposición a los métodos de
la medicina farmacológica.
Es el caso del programa de 10 puntos que con el nombre de Salud
para todos en el año 2020 se presentó en Johannesburgo en agosto
del pasado año durante la reunión anual de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) o la presentación en La Haya de The People's Agenda,
toda una Constitución para un Nuevo mundo de paz, salud y justicia
social para todos. Constitución en la que puede leerse, dentro del
apartado referido al Derecho a la salud, lo siguiente: "Nosotros, las
personas del mundo, estamos determinadas a defender nuestro
derecho a la salud con todos los medios pacíficos disponibles. Y nos
aseguraremos de que el negocio farmacéutico con la enfermedad y la
promoción deliberada de enfermedades para lucro de las
corporaciones sea proscrita a nivel mundial. Llevaremos ante la
Justicia a aquellos que deliberadamente promueven las enfermedades
y a quienes impiden la libre información sobre terapias naturales no
patentables que permitan salvar vidas. Proporcionando salud a
nuestras comunidades y llevando a cabo los programas nacionales de
cuidado de la salud, nos centraremos en aproximaciones naturales a la
salud, eficaces y seguras. La primera meta de cualquier estrategia de
cuidado de la salud es la prevención y desarraigo de las
enfermedades."
Pues bien, cumpliendo con esa declaración de intenciones, el pasado
14 de junio el Dr. Rath presentó personalmente "en nombre de todos
los pueblos del mundo" ante el Fiscal de la Corte Penal Internacional
de La Haya una denuncia por "genocidio y otros crímenes contra la
humanidad perpetrados en relación con el 'negocio con las
enfermedades' de la industria farmacéutica y la reciente guerra de
Irak". Entre los acusados se encuentran varios altos cargos de la
Administración norteamericana -con George Bush a la cabeza, el
Primer Ministro británico Tony Blair y los directivos de las grandes
multinacionales farmacéuticas. Las acusaciones recogidas en la
denuncia en lo que se refiere a los cargos presentados por los delitos
relacionados con la industria farmacéutica son los siguientes:
"-Los acusados mantienen, intencionada y sistemáticamente,
enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la
insuficiencia cardiaca, las complicaciones diabéticas y otras patologías
además del cáncer, las enfermedades infecciosas -como el SIDA-, la


                                  134
osteoporosis y muchas de las afecciones más comunes hoy en día,
cuando todas ellas son evitables en buena medida por medios
naturales. Los acusados han provocado deliberadamente sufrimiento
innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.

-Los acusados evitan, intencionada y sistemáticamente, la erradicación
de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras patologías
mediante la obstrucción y el bloqueo de la difusión de información
sobre los beneficios de las terapias naturales no patentables, una
información que podría salvar muchas vidas. Por consiguiente, los
acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y
la muerte prematura de cientos de millones de personas.
-Los acusados extienden, intencionada y sistemáticamente, las
enfermedades existentes y crean nuevas enfermedades mediante la
fabricación y comercialización de productos farmacéuticos que alivian
los síntomas a corto plazo pero tienen efectos secundarios conocidos y
perjudiciales a largo plazo. Por consiguiente, los acusados han causado
deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura
de cientos de millones de personas."
Suponemos que el lector, tras leer estas palabras, entiende por que
Matías Rath es una persona muy "incómoda" para la industria
farmacéutica. Y probablemente se pregunte por qué no han ido a por
él. El mismo Rath contesta a ese interrogante: "La única razón por la
que la industria farmacéutica no ha tomado represalias contra mí es
porque vinculé ese 'negocio de la enfermedad' sin escrúpulos con los
mayores crímenes cometidos contra la humanidad en el siglo XX: el
asesinato masivo durante la Segunda Guerra Mundial. Es un hecho
histórico que el mayor cártel europeo petroquímico y farmacéutico
financió la toma del poder de Hitler hace 70 años. La Segunda Guerra
Mundial fue primordialmente una guerra por la conquista de los
recursos naturales de la Europa del este y de Asia. El Tribunal de
Guerra de Nüremberg de 1946/47 declaró que la Segunda Guerra
Mundial no hubiera sido posible sin ese cártel petroquímico, llamado I.
G. Farben. Por eso el tribunal decidió dividir I. G. Farben en Bayer,
BASF y Hoechst. Y algunos de sus directivos fueron sentenciados por
comenzar una guerra en contra del Derecho Internacional, por
asesinato masivo y por la explotación y saqueo de la propiedad pública
y privada en países extranjeros además de por otros crímenes contra
la humanidad. La historia de lo que había a nivel empresarial tras la
Segunda Guerra Mundial está documentada en el libro de Josef
Borkin, "El crimen y el castigo de I. G. Farben". Puede encontrarse la
documentación en la página web de nuestra fundación. Por eso desde
el comienzo mismo de mi estrategia de desenmascaramiento la
industria farmacéutica ha estado a la defensiva. Por eso no es ninguna


                                  135
sorpresa que no se hayan atrevido a tomar represalias o a iniciar un
pleito contra mí por injurias y calumnias".
Como nuestros lectores pueden comprobar, Matías Rath no se anda
por las ramas. Y se expresa y actúa sin miedo. A pesar de que sus
denuncias son demoledoras. Por eso, una vez contados sus
descubrimientos y explicada cuál es su propuesta para combatir el
cáncer y las enfermedades infecciosas, quisimos hablar a fondo con él.
Accedió. Daremos a conocer nuestra conversación el próximo número.
Hasta entonces.
SE CURA DE UN CÁNCER DE GRADO III EN SÓLO UN MES... CON
¡HIPNOSIS!

Ángel Mateo Blanco -62 años- se dio cuenta un día de que
orinaba sangre. Comenzaba así un ir y venir que terminaría con
un preocupante diagnóstico: cáncer. Técnicamente, un
"carcinoma de células transicionales grado III que infiltra la
capa muscular". Y tras extraerle el tumor los especialistas sólo
le dejaron una salida: extirparle por completo la vejiga y la
próstata haciendo una desviación urinaria a la piel o al recto y
seguir luego un tratamiento con quimioterapia. Angel Mateo se
negó a tanto destrozo físico y psicológico optando por tratarse
el cáncer con ¡hipnosis clínica! generando mentalmente
hipertermia. Un mes después el Instituto Valenciano de
Oncología confirmaría que el cáncer había desaparecido.
Hemos hablado con él.

Ángel Mateo ha sufrido en su vida experiencias emocionales muy
intensas y traumáticas... pero hasta finales de febrero de este año
nunca había sentido que el mundo se abría a sus pies. ¿La causa?: los
resultados del estudio anatomopatológico de su tumor eran
concluyentes: "Descripción macroscópica: Múltiples fragmentos
papilares que en conjunto miden 3'5 cm. Diagnóstico: biopsia
vesical; carcinoma de células transicionales grado III de Mostofi que
infiltra la capa muscular (grado B de Jewet)". En otras palabras,
cáncer de vejiga.

UN PROCESO HABITUAL
Las cosas habían empezado a ir mal casi un año antes -en mayo del
2002- cuando aparecieron unas gotas de sangre en su orina. Ángel
visitó entonces al médico de cabecera y éste pidió unos análisis en
busca de una posible infección. Pero los antibióticos que le
recomendaron ayudaron poco y la hemorragia terminó por obligarle a
ingresar de urgencia algún tiempo después. Las primeras pruebas
radiológicas tampoco aclararon las cosas. Las molestias continuaron y,


                                 136
coincidiendo con un cambio de domicilio, su médico también cambió.
Comenzarían entonces las prisas y una ecografía terminaría
descubriendo la existencia de un tumor de algo más de tres
centímetros.
Los recuerdos de aquello siguen muy vivos en Ángel Mateo: "Los
médicos me dijeron que no había otro remedio que intervenir
quirúrgicamente por lo que prepararon rápidamente la operación, una
resección trans-uretral. Y el 6 de febrero de ese año el equipo de
Urología me extirpaba el tumor en el Hospital General de Valencia
enviándolo luego a Anatomía Patológica para su análisis". ¿Sería
benigno o maligno? El resultado no se haría esperar demasiado y
situaría a Ángel ante la misma tragedia que miles de españoles viven
cada año: tenía cáncer. Las siguientes horas estarían marcadas por la
angustia y el miedo.
"Me entregaron el informe el 11 de Marzo -nos contaría- y en él se
decía que se trataba de un tumor papilar de células transicionales
infiltrante de grado III de Mostofi que ya había pasado fuera de la
vejiga si bien estaba, de momento, infiltrando la capa muscular (grado
B de Jewett) y al parecer no se había extendido. Así que me hicieron
un TAC para comprobar hasta dónde había traspasado exactamente y
en qué condiciones. Los resultados de las pruebas me los darían el 16
de Abril con la conclusión de que era necesario extirpar tanto la vejiga
como la próstata. El equipo de Urología me entregó, para que lo
firmara, un consentimiento informado a fin de hacerme una
cistectomía total y efectuar la operación de inmediato".
Cis-tec-to-mía. Extraña palabra, difícil de pronunciar, que esconde un
terrible drama. El documento que entregaron a Ángel para que diera
su conformidad, con todos los riesgos que la operación comporta,
contenía la explicación del proceso en sólo 8 líneas: "Cistectomía
radical: es una intervención que consiste en la extirpación de la vejiga.
En el hombre, habitualmente, se extrae la próstata y, en el caso de la
mujer, la matriz. Una vez extraída la vejiga el cirujano tiene que optar
entre: 1) Derivar la orina a la piel, en cuyo caso llevará un colector
para recoger la orina o se tendrá que sondar. 2) Derivar la orina al
recto, orinando por éste. Y, 3) Reconstruir una vejiga con intestino
pudiendo realizar entonces la micción de forma natural a través de la
uretra."
Seguía una línea de texto para describir los posibles beneficios: "A)
Eliminación de la vejiga enferma y B) Desaparición de los síntomas
derivados de la vejiga enferma". Tales eran los "beneficios". En
cambio, se dedicaban 24 líneas a describir los posibles efectos
secundarios o complicaciones. Eso sí, tan sólo una vez aparecía la
palabra muerte en el documento. Cuando se explica que puede
producirse una"hemorragia incoercible, tanto durante el acto


                                   137
quirúrgico como en el postoperatorio. Las consecuencias de dicha
hemorragia son muy diversas dependiendo del tipo de tratamiento que
haya de necesitarse, oscilando desde la gravedad mínima hasta la
posibilidad cierta de muerte como consecuencia directa del sangrado,
o por efectos secundarios de los tratamientos empleados."
Luego, al describir los posibles efectos secundarios, el documento
"tranquiliza" al lector diciendo que son "posibles pero no frecuentes"
para, a continuación, reconocer tácitamente que podría producirse
parálisis intestinal, obstrucción intestinal, peritonitis, infecciones
diversas, eventración intestinal, defectos estéticos, neuralgias,
impotencia... Y todo ese destrozo sin garantizar la curación. Es más, le
dijeron que al final, cuando el proceso quirúrgico hubiera terminado,
debería enfrentarse a la Quimioterapia.
Tras analizar el panorama, Ángel se negó. Y decidió buscar nuevas
esperanzas en el Instituto Valenciano de Oncología. "Conseguí ser
atendido en él -nos diría- el 13 de Mayo y me citaron para hacer
nuevas pruebas el 20".
Hay que decir que hasta ese momento el proceso sufrido por Ángel
Mateo fue similar al de otros miles de enfermos diagnosticados de
cáncer. Sin embargo, había algo que hacía este caso diferente: Ángel
practicaba la hipnosis clínica tras formarse en la Academia Valenciana
de Parapsicología. Y merced a su propia experiencia como
hipnoterapeuta conocía de primera mano sus beneficios en la solución
de problemas emocionales: fobias sociales, depresiones, patologías
relacionadas con la ansiedad, neurosis, bulimia, anorexia, y
drogodependencias. Incluso había conseguido mejorar problemas
musculares a través de la hipnosis. Sin embargo, nunca había tratado
un problema como el suyo así que decidió acudir a su profesor y
director de la Academia Valenciana de Parapsicología, Jesús Genaro,
poniéndose en sus manos para iniciar de inmediato un tratamiento y
tratar el cáncer con hipnosis. Eligiendo como terapia un tratamiento de
hipertermia... ¡inducido hipnóticamente!
Es decir, Jesús Genaro dedicó 5 sesiones a provocar en el organismo
de Ángel mediante inducción hipnótica una situación de hipertermia -o
aumento de temperatura- en la zona del tumor. La idea era
"quemarlo" mentalmente... "Es muy útil acudir a metáforas para
proceder a la "limpieza" mediante calor de la zona tratada, empleando
supuestos útiles como una barra de hierro candente, alambres mas
fino igualmente candentes, ejércitos de hombrecitos blancos que
limpian todo (glóbulos blancos), etc, etc". Cinco sesiones en las que el
cáncer fue incendiando mentalmente hasta conseguir así su
desaparición física. Las dos primeras sesiones de terapia hipnótica se
efectuarían en abril -los días 25 y 30- y las tres siguientes en mayo:
los días 3, 10 y 17.


                                  138
-El 20 de Mayo, tres días después de la quinta sesión con hipnosis -nos
contaría Ángel-, acudí al Instituto Valenciano de Oncología a la cita
programada. Allí me hicieron una urografía, una radiografía y una
analítica completa. Los resultados se me entregarían el 5 de Junio. Y el
médico que me atendía, sorprendido, tuvo que confesar que todo
parecía correcto, que no encontraba nada de lo que se esperaba. En
otras palabras, que el cáncer había desaparecido. Ni siquiera había
marcadores. Es más, no encontró nada que indicara que allí hubiera
habido tumor alguno salvo una cicatriz que se apreció en la
endoscopia.
-¿Y cómo reaccionó su médico?
-Encargando un nuevo TAC, algo que me hicieron el 26 de Junio. Los
resultados me los darían el día 10 de Julio y confirmaron la situación:
no aparecía nada de nada. A pesar de lo cual, y para mayor seguridad
-aunque yo creo que con afán de investigación también-, me hicieron
una nueva endoscopia el 14 de Julio durante la cual tomaron una
muestra de la zona de la cicatriz para analizarla. El resultado lo
tendríamos el día 29 de Julio: todo aparecía limpio, incluso la capa
muscular. Los médicos dieron por concluida la investigación
confirmando que el cáncer había desaparecido y recomendando sólo
hacer el seguimiento clásico en el tiempo por elemental prevención.
-Desde que se negó usted a ser quirúrgicamente intervenido
hasta que confirmaron la desaparición del cáncer, ¿tomó algún
medicamento? ¿Le dieron quimioterapia o radioterapia?
-No, no recibí ningún tipo de tratamiento puesto que los médicos
pensaban que se me iba a extirpar toda la zona.
El Instituto Valenciano de Oncología, tras realizar la endoscopia en
julio, confirmaría que el cáncer había efectivamente desaparecido:
"Diagnóstico: CA VESICAL. Tratamiento efectuado: Con fecha 14-
07-03 se realizó citoscopia, donde se objetiva de buena capacidad y
área cicatricial en hemitrígono izquierdo, tomándose muestra de la
cicatriz, base y citología....Motivo de alta: Curación o mejoría.
-Bueno, ¿y cómo reaccionaron sus médicos?
-Yo diría que su reacción fue una mezcla de estupefacción y sorpresa.
Les expliqué que había hecho un tratamiento terapéutico con hipnosis
pero yo creo que cuando se les habla a muchos médicos de ello
piensan en la tradicional hipnosis de exhibición, no alcanzan a
comprender la magnitud de la hipnosis fisiológica. En el Hospital
General, el médico que me atendió - de gran prestigio, por cierto- se
limito a darme la enhorabuena dándose a continuación media vuelta.
En el Instituto Valenciano de Oncología parece que tienen más interés.
Uno de los médicos mostró su interés por conocer mas de cerca esta
técnica. Quien sí ha mostrado un gran interés es el doctor Pablo
Enríquez, presidente de la Asociación contra el Cáncer de Alicante.


                                  139
Pero, en general, la respuesta de los médicos es parecida a la de la
gente de la calle: incredulidad y desconfianza. Sencillamente, piensan
que no es posible y lo rechazan.

LA HIPNOSIS COMO SOLUCIÓN MÉDICA
No deja de ser curioso que a los médicos les cueste tanto aceptar que
la hipnosis puede ser efectiva en patologías graves cuando no tienen
en cambio inconveniente en creer en las llamadas "remisiones
espontáneas", concepto con el que se califican las curaciones
milagrosas e inexplicables. ¡Como si tal cosa fuera posible! A fin de
cuentas, todo proceso orgánico tiene un porqué. De ahí que no
investigar la causa de que un cáncer pueda desaparecer mediante una
técnica terapéutica como la hipnosis -de la que la mayoría desconoce
casi todo- esconde sólo miedo, soberbia o ambas cosas. Pero, sobre
todo, denota una actitud acientífica. Especialmente cuando está
sobradamente constatado que la hipnosis puede ser una herramienta
terapéutica de primer orden (ahí está la excelente obra de Joaquín
Grau, Tratado teórico-práctico de Anatheóresis, para corroborarlo). O,
como en este caso, el testimonio de Jesús Genaro, el hipnoterapeuta
que trató a Ángel Mateo y que lleva dedicándose a la hipnosis clínica
desde hace 20 años.
-Parece mentira que a estas alturas siga poniéndose en duda
en España -en otros países no ocurre- la eficacia terapéutica de
la hipnosis...
-Sí -nos respondería Jesús Genaro-, porque los resultados de la terapia
hipnoidea son sobradamente conocidos. Y no sólo en el área
oncológica, que reconozco espectacular, sino en otras muchas,
especialmente en la psicológica donde los trastornos emocionales y de
conducta son tratados muy a menudo con excelentes resultados.
Casos en los que la vida de la persona no está normalmente en
peligro, es verdad, pero sí su calidad de vida. Porque con la hipnosis
es habitual solucionar traumas que han tardado años en generarse en
sólo uno o dos meses. Y ya sé que esto no resulta tan llamativo como
curar un cáncer pero si pusiésemos sobre la mesa los expedientes de
casos tratados y resueltos en el transcurso de un año enrojeceríamos a
los responsables de más de una consulta convencional.
-Y en casos de cáncer, ¿qué resultados se obtienen?
-El resultado estadístico que nosotros barajamos oscila en torno a un
75% de remisión total en los casos de melanoma localizado, incluso en
aquellos en los que pudiera estar infiltrado en glándula o tejido
muscular, como era el caso de Ángel. Debo reconocer, en cambio, que
no obtenemos muy buenos resultados cuando se produce metástasis
aunque algunos de mis alumnos han logrado remisiones parciales.
-En tal caso la curación de Ángel Mateo también le habrá


                                  140
sorprendido.
-Sí. Y pienso que quizás el éxito en este caso tenga que ver con la
empatía. A veces una terapia no funciona con un terapeuta y basta
traspasar el caso a otro profesional para que éste, aplicando
exactamente la misma técnica, logre la empatía adecuada con ese
paciente y se consiga el resultado buscado.
-No está muy difundido aún que la hipertemia, especialmente la
producida por los aparatos Indiba, es eficaz en casos de
cáncer... ¿Podemos saber cómo se le ocurrió utilizar la
estrategia de inducirle hipnóticamente un tratamiento de
hipertermia?
-Porque sé que funciona. Nosotros hablamos de ella como "técnica de
cauterización localizada". Y procuramos inducir mentalmente en el
paciente una hipertermia de unos 15 grados en el área afectada. Algo
que se obtiene mediante un proceso que precisa de varios pasos:
El primer paso es provocar un estado de relajación que permita inducir
el trance hipnótico. Para ello enseño a mis alumnos el sistema de
relajación de Shultz por paquetes musculares y pasadas de intensidad
creciente con sentido cruzado. Aunque la experiencia me ha hecho
introducir algunas variaciones sobre el sistema original de relajación.
El segundo paso es el encadenado de bajada y también es común en
todas las terapias. Enseño a mis alumnos un combinado de técnicas
para este proceso a efectos de lograr el resultado más rápido. El
encadenado tiene como objeto activar una "falsa" actividad REM -ya
que no es real- mediante ejercicios de visualización. Este proceso
"engaña" al cerebro, por decirlo de forma coloquial, quien ante el inicio
de una supuesta actividad REM envía señales al organismo al entender
que ha entrado en una fase convencional de sueño. Esto genera un
estado de profundidad en la relajación suficiente como para introducir
las primeras sugestiones prehipnóticas.
A partir de ese punto la terapia ya se especializa. Se genera lo que
técnicamente se denomina "aislamiento de zona". Este paso es
utilizado comúnmente en otras áreas ajenas a la hipnosis como, por
ejemplo, el deporte de competición donde la hiperutilización de algún
grupo muscular es imprescindible (léase el ciclismo) a efectos de
generar una hipertrofia. En nuestro caso, el aislamiento se utiliza para
no dañar órganos cercanos a las zonas tratadas con hipertermia. Esto
se logra mediante ejercicios de visualización.
El cuarto paso es ya la hipertermia en sí misma. Se induce mediante
bucles reiterativos durante el tiempo necesario hasta lograr que el
proceso de hipertermia alcance su punto más elevado. Luego se
sostiene durante algunos minutos y después se invierte el proceso
hasta normalizar la temperatura corporal. Desafortunadamente, este
paso tiene a veces algunos efectos secundarios (no en todos los casos)


                                  141
de quemaduras subcutáneas que producen molestias durante los días
siguientes a la sesión hipnótica.
Este proceso se repite tantas veces como sea preciso en función de la
localización y extensión del cáncer aunque, por poner un ejemplo
gráfico, para un melanoma de 2 cms. bastan unas 6 sesiones.
Normalmente, el punto final a la última cauterización (de seguridad) se
genera cuando las analíticas, las endoscopias y los TAC dan ya
negativo.
-Y teniendo en cuenta los resultados que obtienen, ¿qué
reacción hay entre los oncólogos de la medicina convencional?
¿Les han propuesto al menos colaborar?
-La colaboración en España entre los terapeutas de las terapias
alternativas y la medicina alopática o convencional es prácticamente
inexistente. No hay ni intención de que se produzca algún día. La
reacción habitual de los médicos cuando conocen algunos de los
irrebatibles resultados obtenidos con un tratamiento de hipnosis clínica
es siempre el mismo, algo así como "¿Qué curioso! No sabía que se
pudiera lograr esto con hipnosis. No, no puede ser. Sigo sin
creérmelo".
-Es decir, que ni siquiera las evidencias son capaces de
remover sus creencias...
-En efecto, hay en ellos un rechazo inconsciente. Y eso que nosotros
jamás inducimos al paciente a abandonar una terapia hospitalaria o
dejar el control ambulatorio...
Finalizamos. Es evidente que los límites de lo que puede conseguirse
terapéuticamente con la hipnosis están aún por definir como lo están
los límites de nuestra mente, sobre todo si admitimos que nuestro
organismo funciona como un todo indivisible. Sin embargo, más allá
de las grandes preguntas -casi metafísicas- sobre la mente y el
cuerpo, lo que muchos lectores se estarán preguntando es cuánto
cuesta un tratamiento hipnótico. Y la respuesta es que si bien eso
depende de la experiencia y prestigio del terapeuta, el coste por sesión
-que suele durar entre una y dos horas- oscila entre 30 y 70 euros.
Una cifra que suele considerarse cara o no en función de los
resultados. Por eso no hay que olvidar que, como ocurre con cualquier
otra terapia, tampoco con ésta se logran siempre los éxitos deseados.


Antonio Muro


VISUALIZACIÓN, AUTOHIPNOSIS E HIPNOSIS
La visualización mental es una técnica que cualquiera puede practicar
para buscar soluciones a problemas tanto emocionales como físicos.


                                  142
Se trata de visualizar mentalmente imágenes a voluntad del estilo de
las que "vemos" durante el sueño. Porque esas visualizaciones,
mediante el acompañamiento terapéutico adecuado, pueden por sí
solas producir efectos físicos verificables. Algo que no sería tan difícil
de admitir por muchos si no fuera porque durante los últimos
trescientos años la medicina imperante hoy en Occidente separó la
mente del cuerpo a la hora de tratar a los enfermos. Una absurda
separación que no se ha producido en ningún otro sistema de sanación
del mundo.
No es de extrañar, por tanto, que el uso médico de la visualización se
haya dado en muchas culturas del mundo: en el Tibet, la India, África,
entre los indios esquimales, los indios americanos... En Occidente,
como siempre suele ocurrir, sólo un puñado de hombres "rebeldes"
mantuvo la visualización como técnica terapéutica en los momentos de
mayor crítica. El más célebre de ellos, Carl Jung. Las técnicas que
desarrollaron recibieron nombres diversos como imaginación activa (el
mencionado Jung), sueño despierto dirigido (Robert Desoille),
visualización afectiva guiada (Hanscarl Leuner) o Psicosíntesis
(Roberto Assagioli). Fueron ellos quienes sentaron en Occidente las
bases para la aplicación de la visualización en el tratamiento de
dolencias físicas. Incluso el padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud,
el hombre que cimentó sus teorías en la terapia oral, utilizó también
en cierta ocasión la terapia con imágenes mentales para tratar a un
niño de 14 años que padecía un tic físico acompañado de vómitos
histéricos, jaquecas, etc., consiguiendo su curación en una única
sesión.
Gerald Epstein, doctor en Medicina y profesor adjunto de Psiquiatría
Clínica en el Monte Sinaí Medical Center de Nueva York, que ha
consagrado 25 años de su vida al tratamiento de las enfermedades
mediante las imágenes mentales, el psicoanálisis y otras disciplinas
como la hipnosis, el estudio de los sueños y la meditación, cuenta en
su libro Visualización curativa, lo siguiente: "Las afecciones que he
ayudado a mis pacientes a tratar mediante el uso de la visualización
mental incluyen la artritis reumática, la inflamación de próstata, el
quiste ovárico, el carcinoma inflamatorio de pecho, erupciones
cutáneas, hemorroides y conjuntivitis. Un amigo mío utilizó la
visualización mental para curarse un carcinoma hepático. Los doctores
que le trataban le dijeron en 1982 que no había demasiadas
esperanzas de recuperación, ni siquiera con los tratamientos de
quimioterapia que empezaron a aplicarle. Decidió entonces emplear
técnicas de visualización en combinación con el tratamiento con
quimioterapia durante dos años y a partir de 1984 recurrió a la
quimioterapia de forma discontinua pero siguiendo su trabajo con los
ejercicios de visualización. Hoy sigue siendo el único superviviente que


                                   143
se conoce de esta dolencia según fuentes del Memorial Cancer Sloan-
Kettering Center de Nueva York."
Afortunadamente, son cada vez más los profesionales que se acercan
a una de las más antiguas técnicas terapéuticas de la historia.
Un mayor trabajo de relajación y concentración así como unos
procesos algo más complejos nos permitirían acceder a la
autohipnosis, una técnica que comparte con la hipnosis procedimientos
y finalidad al igual que la creación de un estado particular entre la
vigilia y el sueño. Una vez conseguido el estado de relajación la técnica
nos ayudará a utilizar nuestra energía psíquica para enfocarla en el
reestablecimiento de ciertos problemas sencillos de salud.
Sin embargo si las dolencias que se quieren afrontar revisten especial
gravedad es mejor recurrir a la hipnosis. Muy lejos de los espectáculos
de la televisión o las salas de fiestas cada vez son más los
profesionales que se acercan a una de las más antiguas técnicas
terapéuticas de la historia humana. En Gran Bretaña se convierte en
materia de enseñanza en las Facultades de Medicina desde el año
1955. En Estados Unidos la hipnosis está reconocida oficialmente
desde 1958. En la antigua Unión Soviética la hipnosis recibió el apoyo
oficial desde los años 20 utilizándose en dolencias como el asma, la
hipertensión, úlceras e incluso en las técnicas del parto sin dolor, sin
contar el uso menos ortodoxo de la hipnosis en ambas superpotencias,
como elemento de combate en la guerra fría.

(XVI) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER SEGÚN LA Dra. HULDA R.
CLARK

Entre las terapias naturales para el tratamiento del cáncer la
propuesta por la doctora australiana Hulda R. Clark constituye
quizás la que más compromiso personal le exige a un enfermo
para lograr su recuperación. Un método que parte de la
eliminación de toda clase de parásitos del interior del cuerpo
humano al entender que algunos son los responsables de
muchas enfermedades. Y uno en particular -el Fasciolopsis
Buskii- el principal responsable del cáncer. Además aboga por
la necesidad de eliminar todo tipo de contaminantes químicos,
tanto del entorno como de los alimentos y de los productos de
uso corporal. En todo caso, la base de la mejoría que afirma
lograr con sus pacientes está en un tratamiento con plantas y
en un cambio radical en los hábitos de vida. Se lo explicamos.

Cuando los tratamientos convencionales fallan nadie debería discutir el
derecho de los enfermos a buscar soluciones a su enfermedad. Es
más, cuando los tratamientos convencionales no pueden asegurar la


                                  144
curación (¿es posible en algún caso?) tampoco se debería negar al
enfermo de cáncer -ni al de cualquier otra patología- la posibilidad de
acceder a tratamientos alternativos o complementarios que puedan al
menos mejorar su calidad de vida. Máxime cuando son hoy muchos los
tratamientos naturales a los que se puede acceder en el mundo y
elegir cuál seguir es un acto de responsabilidad individual que nadie
puede asumir salvo el enfermo porque a fin de cuentas es su vida la
que está en juego. Y éste no puede planteárselo sin la adecuada
información. Por eso en esta revista hemos asumido la responsabilidad
de acercar a nuestros lectores tanto puntos de vista nuevos sobre el
origen o causa del cáncer como algunos de los numerosos
tratamientos propuestos para superarlo.
En esta ocasión hablamos de Hulda Regehr Clark, una conocida
doctora cuya principal afirmación es que algunos de los parásitos que
entran en nuestro organismo -de las más variadas formas- son los
responsables de buena parte de las enfermedades crónicas y
degenerativas que padece el ser humano, incluido el cáncer. Según
afirma, el ser humano sano alberga normalmente en su cuerpo muy
diversos tipos de bacterias -virus, hongos y otros parásitos- pero los
mantiene bajo control en el intestino de donde normalmente son
expulsados con las heces. Sin embargo, las cosas cambian cuando
éstos logran atravesar las paredes del intestino, penetrar en otros
tejidos y, simultáneamente, el cuerpo se contamina con productos
químicos o metales pesados ya que entonces la presencia de los
parásitos -sobre todo, de sus larvas- provoca cambios celulares que
dan lugar a muy diversas patologías, cáncer incluido.
Pues bien, partiendo de tal premisa Hulda Clark ha desarrollado un
método terapéutico que se caracteriza primordialmente porque exige
la máxima colaboración de sus pacientes. Claro que nos han
acostumbrado erróneamente a traspasar la responsabilidad de nuestra
curación a los médicos y a confiar sin más en su arsenal terapéutico
cuando esa responsabilidad es nuestra, no suya.
¿Cómo puede extrañarnos pues que la mayoría de las personas ignore
cómo alimentarse correctamente, rechace los consejos sanitarios más
elementales sobre prevención de la salud y adopte,
incomprensiblemente, comportamientos que conducen directamente a
la enfermedad (exceso de alcohol, tabaco, grasas...)? La verdad es
que actuamos de espaldas al sentido común a la hora de mantener el
bienestar físico y psicológico, y cuando enfermamos de gravedad
acudimos asustados en busca de alguien que nos cure. Y eso no es tan
fácil.

HÁBITOS ERRÓNEOS
Ni siquiera la medicina convencional niega hoy la absoluta necesidad


                                  145
de modificar los hábitos erróneos cuando se intenta recuperar la salud
perdida. De hecho, forman ya parte de la lista oficial de cambios
necesarios para prevenir el cáncer. Ahora bien, no es menos cierto que
las terapias naturales son mucho más firmes en esa exigencia.
Cualquiera de ellas hace especial hincapié en la nutrición, en la
necesidad de adoptar hábitos más saludables de vida, en optar por
alimentos naturales... Aunque quizás ninguna apele tanto a la
responsabilidad individual, al compromiso personal con su
restablecimiento, como las técnicas para el tratamiento del cáncer de
la doctora Clark. Pero, ¿de quién hablamos?
De origen australiano, Hulda Clark se licenciaría en Fisiología y Biología
-con mención honorífica- en la Universidad de Saskatchewan (Cánada)
así como en Biofísica y Fisiología Celular en la Universidad de
Minnessota (EEUU) donde obtendría también su doctorado en
Fisiología. Actualmente dirige el Century Nutrition Clinic en Tijuana
(México) a donde se trasladó a trabajar para eludir problemas con las
autoridades sanitarias de Estados Unidos.
Esta doctora ha dedicado gran parte de su vida a la investigación del
cáncer y defiende con determinación que para vencerlo es necesario
-entre otras cosas- un compromiso personal que va más allá de un
ligero cambio de costumbres alimenticias e higiénicas. A su juicio,
cualquier proceso de mejoría de una enfermedad grave exige
normalmente introducir modificaciones drásticas en los hábitos de vida
del enfermo, hábitos que muchas veces éste no cree que tengan
relación con la salud. Así, Hulda Clark recomienda a todo enfermo con
alguna patología grave -no a las personas sanas aunque también sean
recomendables algunas de sus sugerencias- que:
-Se extraiga las amalgamas dentales y cualquier otro metal
contaminante de la dentadura -a fin de que el organismo no se
envenene- así como los dientes muertos.
-Cambie las tuberías de su casa si son de cobre para que su cuerpo
deje de envenenarse con las partículas que desprende ese metal en el
agua.
-Deje de tomar alimentos envasados, enlatados y precocinados y se
alimente sólo con alimentos frescos y naturales para evitar los
contaminantes químicos que utiliza la industria alimentaria
(conservantes, colorantes, aromatizantes, espesantes, acidulantes,
edulcorantes, potenciadores del sabor...).
-Abandone la costumbre de aplicarse productos de higiene personal
(lacas, fijadores, colorantes, tintes, desodorantes, etc.) porque la
inmensa mayoría contienen químicos tóxicos.
-Se vaya a vivir a otro lugar si su casa o entorno son contaminantes
(problemas telúricos, cercanía de torres de alta tensión o antenas de
telefonía, etc.).


                                   146
-Trabaje en un entorno laboral sano. Cambiando de trabajo si es
necesario.
-Limpie a fondo la casa y se desprenda de todo producto químico de
limpieza.
-Prescinda de la nevera o la sustituya por una que no use gas freón.
-Mande a sus mascotas de "vacaciones". En suma, parece obvio que la
parte más difícil de la propuesta de la Dra. Clark para afrontar una
enfermedad grave está en la asunción de un compromiso personal
para lograr una completa modificación de la forma de vivir.

¿ES EL PARÁSITO FASCIOLOPSIS BUSKII DETERMINANTE EN
LA APARICIÓN DE UN CÁNCER?
Para la doctora Clark -como adelantamos- el cáncer lo provoca la
presencia de un parásito cuando se combina con contaminantes
químicos y el sistema inmune está débil. Nos referimos al Fasciolopsis
Buskii, un parásito de la especie Trematodo que suele llegar al
intestino humano a través de la comida, las relaciones sexuales, la
saliva, el contacto físico con animales, etc. Se trata de un parásito que
al llegar a su fase adulta puede originar, cuando no ha sido expulsado
del intestino, una colitis, un colón irritable u otra enfermedad... pero
no un cáncer o una enfermedad degenerativa. Incluso puede no llegar
a manifestarse. Su presencia, según la doctora Clark, sólo se convierte
en grave cuando el parásito -por diversas razones- se instala en un
órgano. Y eso sólo es posible si en el hígado existe un contaminante:
el alcohol isopropílico. Cuando eso ocurre, el hígado, imposibilitado de
metabolizar el alcohol propílico si hay presentes hongos y otros
elementos contaminantes, trata de librarse de él descargándolo en el
intestino a través de los conductos de la bilis. Entonces, si en el
intestino el alcohol se encuentra con los huevos del parásito -millones,
normalmente-, disuelve las cáscaras de los mismos, las diminutas
larvas se liberan, entran en la sangre y se expanden por todas partes
instalándose en distintos órganos donde crecen convirtiéndose en
adultos. Cabe añadir que los parásitos se mueven atraídos por los
contaminantes.
El problema es que el desarrollo de las larvas lleva aparejado un
proceso de activación celular destinado a su supervivencia. Y es ese
hecho el que provoca la proliferación incontrolada de las células
cercanas provocando un tumor cancerígeno. Clark se apoya en el
hecho -constatado mediante biopsias- de que en el 100% de los casos
de cáncer de hígado, por ejemplo, se encuentra presente la
combinación Fasciolopsis Buskii + alcohol isopropílico. Un sorprendente
dato que los oncólogos no deberían ignorar. Obviamente, si el parásito
se aloja en el interior de un tumor benigno también lo maligniza o
canceriza.


                                   147
¿Y qué es alcohol isopropílico? Pues se trata de un disolvente derivado
del petróleo que actualmente se usa como antiséptico en algunas
marcas de cosméticos, perfumes, jabones, productos para afeitarse,
desodorantes, champús, geles de baño, lacas del pelo y colutorios
bucales. Lo malo es que se usa también para esterilizar las tuberías de
las máquinas de envasar productos alimenticios por lo que casi todos
los alimentos envasados contienen trazas. Lo mismo que los
colorantes, aromatizantes y otros aditivos artificiales.
Asimismo, debe saberse que existe una familia de bacterias llamada
Clostridium que se establece entre los empastes dentales, coronas,
etc. y llegan a colonizar el intestino -a veces también el esófago y el
estómago-, algunas de cuyas especies producen alcohol propílico.
Obviamente, cuántas más áreas del intestino invaden más alcohol
propílico producen.
En definitiva -y con carácter general-, Clark considera que para que se
desarrolle un proceso canceroso es preciso que se de una triple
coincidencia: la presencia del parásito Fasciolopsis Buskii, la existencia
de un metal o contaminante químico tóxico... y un organismo con el
sistema inmune debilitado.
Hulda Clark especifica aún más la cuestión ya que afirma que será el
tipo de contaminante presente en el organismo el que determinará que
se desarrolle una u otra patología. Así, en su libro The Cure for all
cancers (Ed. New Century Press) asegura por ejemplo que:
-Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el hígado en combinación
con alcohol isopropílico causan cáncer.
-Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el páncreas, en
combinación con alcohol de madera, provocan diabetes.
-Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el timo, en combinación
con benceno, propician la aparición del SIDA.
-Los Fasciolopsis Buskii adultos en el cerebro, en combinación con
tolueno o xileno, causan la enfermedad de Alzheimer
-Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en los riñones causan la
enfermedad de Hodgkin, la endometriosis si están el útero y una
prostatitis crónica si se instalan en la próstata y existen otros
disolventes allí. Y, finalmente,
-Los Fasciolopsis Buskii adultos en la piel causan el sarcoma de Kaposi.


EL TRATAMIENTO DE HULDA CLARK
En suma, Hulda R. Clark parte de la base de que son algunos
parásitos, en conjunción con los numerosos agentes químicos tóxicos
que se introducen en nuestro organismo, los que provocan la mayoría
de las enfermedades graves. De ahí que insista tanto en que lo
primero que debe hacer un enfermo grave es desintoxicarse por


                                   148
completo... y evitar seguir intoxicándose. Para lo cual, además de lo
ya dicho, debe hacer cuatro cosas fundamentales:
-Eliminar del interior del cuerpo los parásitos en todas sus fases.
-Evitar la contaminación con alcohol isopropílico, contaminantes
químicos y metales pesados.
-Eliminar del entorno los metales pesados y tóxicos comunes.
-Adoptar una forma de vida sana incluyendo hábitos dietéticos
correctos.
Analicemos más detalladamente esos consejos:

1) Eliminar los parásitos.
Conviene recordar que hace no más de 50 años la gente acostumbraba
a realizar purgas periódicas -incluidos los niños- con aceite de ricino,
sales de magnesio u otros medios. Se trataba de un buen método para
eliminar los parásitos más comunes y limpiar el organismo de los
tóxicos que se iban acumulando en él. Sin embargo, en pleno siglo XXI
hemos perdido esa en apariencia "bárbara" costumbre y como
consecuencia nuestros organismos están invadidos de todo tipo de
parásitos y productos químicos indeseables que limitan nuestra
respuesta inmune.
¿Y qué puede hacerse? La doctora Clark propone un método natural
para eliminar los parásitos que consiste en tomar una mezcla de tres
productos antiparasitarios de amplio espectro: el nogal negro, la
artemisa y el clavo. Estos tres productos, combinados, permiten
eliminar rápidamente más de 100 parásitos diferentes sin efectos
secundarios. El tratamiento se completará con la toma de una
cucharada de aceite de oliva ozonizado (vea el recuadro adjunto) y
unas cápsulas de un aminoácido, la L-cisteína o hidrocloruro de
cisteína. Ello permitirá eliminar los huevos más escondidos de Ascaris
o Echinococcus (otras especies de parásitos).
Se trata también de un método preventivo porque, según la doctora
Clark, eliminando los parásitos no puede producirse cáncer en un
tumor benigno ni, en el caso de haber ya un tumor canceroso,
producirse metástasis. En este segundo caso el tumor permanecería
controlado y sin posibilidad de expandirse. Es muy útil además ingerir
suficiente vitamina C ya que se trata de un complemento
imprescindible que además de prevenir y ayudar en numerosas
enfermedades -incluido el cáncer- sirve para desintoxicar el cuerpo de
muchos hongos que se introducen en nosotros con la alimentación:
pan, frutos secos, cerveza, vinagre de manzana, siropes, frutas,
verduras...

2) Alimentarse sólo con productos naturales.
Una dieta limpia y sana es una dieta libre de químicos tóxicos. Y hoy


                                  149
es difícil encontrar alimentos no contaminados, tanto los procesados
industrialmente como los de campo (a causa de los fertilizantes,
pesticidas, conservantes, colorantes...) Afortunadamente podemos
optar por productos ecológicos que, en buena medida, están libres de
contaminantes.
El problema es que la carne y el pescado no están en una situación
mejor. Ambos alimentos deben cocerse a fondo para eliminar los
parásitos que pudiera haber en ellos. En todo caso, la Dra. Clark
insiste en la importancia de una alimentación natural tomando siempre
productos frescos comprados en el mercado. Nunca comida preparada,
envasada o enlatada. Sin colorantes, conservantes, espesantes,
edulcorantes, saborizantes u otros aditivos. Y, por supuesto, hay que
desechar también la comida frita.
En cuanto a la leche, recomienda que se esterilice siempre hirviéndola
con un pellizco de sal -a su juicio la pasteurización no es suficiente-
para asegurarse de la completa eliminación de la Salmonella, la
Shigella, el Clostridium y el Rhizobium.
En cuanto a la bebida sólo considera aceptables el agua, la leche, las
tisanas y los zumos de verduras y frutas frescas no golpeadas. En este
aspecto, la Dra. Clark advierte que es muy frecuente encontrar
contaminantes en las bebidas comerciales. Como benceno en el agua y
los zumos de frutas embotellados, tolueno y xileno en las bebidas con
gas, cloruro de metileno en los zumos envasados... y muchos otros
tóxicos.
En lo que se refiere a los útiles para cocinar pueden usarse los de
vidrio, cerámica, metal esmaltado y los específicos para microondas.
Asimismo, recomienda no usar nunca papel de aluminio para envolver
los alimentos. Tampoco debe calentarse el agua en cafeteras o teteras
metálicas. Ni cocinar con agua caliente de grifo. En cuanto a los
termos, siempre con el interior de vidrio. Finalmente, no debe
consumirse el agua fría que proporcionan los frigoríficos modernos.

3) Evitar el alcohol isopropílico, los contaminantes químicos y
los metales pesados.
Como casi todo lo que nos rodea está hoy contaminado, la Dra. Clark
aconseja rechazar o tirar a la basura cualquier producto que contenga
alcohol isopropílico. Según asevera, el 100% de los enfermos de
cáncer tienen ese disolvente en el cuerpo y en los órganos afectados.
Las personas sanas, no. ¿Conclusión? Cualquier producto que
contenga el término "...pro..." en su composición debiera ser arrojado
a las tinieblas.
Por otra parte, muchos cosméticos y productos corporales incorporan
además titanio, circonio, benzalconio, bismuto, antimonio, bario,
estroncio, aluminio, estaño, cromo, benceno, PCB y colorantes. Y


                                  150
todos son tóxicos. De hecho, piense que todos los metales introducidos
en el organismo refuerzan las bacterias y los hongos además de
romper las cadenas de ARN y ADN. Hasta el agua que bebemos está
contaminada. En unos casos se trata de aguas fluoradas. Y el flúor no
es que produzca efectos dañinos en el cuerpo -debilita los huesos y
produce fluorosis debilitando y manchando los dientes- sino que es
incluso algunos especialistas lo consideran cancerígeno. Y otro tanto
cabe decir del peligro del cloro que se utiliza para desinfectar las aguas
que bebemos en las grandes poblaciones.

4) Retirar de la boca las amalgamas y cualquier otro elemento
metálico.
Como ya hemos dicho, la Dra. Clark se opone también al uso de
amalgamas de mercurio en la dentadura (vea el artículo al respecto en
el nº 54 de Discovery DSALUD) así como al de cualquier otro
material contaminante en coronas, puentes, ganchos, refuerzos, etc. Y
ello porque -afirma- puede ser causa de depresión, asma, aumento de
tensión arterial, insuficiencia renal, abortos espontáneos, problemas
coronarios y cerebrales, depresión del sistema inmune, etc. A su juicio,
en la boca sólo una sustancia es admisible: el metacrilato de color
claro.
Tampoco olvida advertir del peligro de contaminación por bacterias,
algo demasiado habitual en las consultas de los dentistas.

5) Eliminar del entorno los metales pesados y los tóxicos más
comunes.
Como también hemos dicho ya, en el entorno del enfermo no debe
haber nada que contenga sustancias contaminantes. Así que tendrá
que cambiar la nevera si utiliza el gas freón como refrigerante (todo
tumor tiene altas concentraciones de freón) y eliminar también en lo
posible la fibra de vidrio de su entorno, presente como aislante en los
conductos de aire acondicionado, paredes de calentadores de agua,
estufas, hornos y algunos otros aparatos. Lógicamente, el proceso
preventivo pasará también por limpiar los sótanos o lugares donde se
almacenen productos químicos que pueden tener pérdidas,
disolventes, pesticidas, ceras... Y lo mismo cabe decir del garaje que
debe ser completamente aislado de la casa en caso de que existan
puntos de comunicación como puertas o ventanas.
El proceso se debe completar eliminando de las habitaciones
-especialmente en las que se duerme- todo producto no natural.
Empezando por el dormitorio, habría que retirar todo lo que no es
natural: jabones, velas, ambientadores, esmaltes de uñas perfumes,
sprays, etc.
Y en la cocina lo mismo. Use vinagre blanco para la limpieza, bórax (el


                                   151
borato de sodio utilizado para la fabricación de jabones y detergentes
así como disolvente y preservativo en medicina) y jabón hecho en
casa. Los insecticidas, venenos para cucarachas y similares sobran;
deberán ser sustituidos por medios naturales.
La casa no debe tener paneles ni papel pintado y las tuberías no deben
ser de cobre. Y si puede, caliente la casa con leña en lugar de usar gas
o petróleo.
En el baño se prescindirá igualmente de todo producto que tenga olor.
En cuanto al papel higiénico debe de ser blanco y no perfumado.

6) Alejar del entorno laboral todo producto no natural.
Las recomendaciones de la Dra. Clark respecto al lugar de trabajo
parecen obvias: si trabaja en un lugar donde se manejen productos
químicos o tóxicos (pinturas, disolventes, tintas, imprentas, fibra de
vidrio, amianto, hidrocarburos, alimentos empaquetados, productos
farmacéuticos, etc.) pida una excedencia o deje ese trabajo. Debe
alejarse de todo lo que contenga productos químicos o sintéticos
tóxicos.

USAMOS 30.000 PRODUCTOS QUÍMICOS QUE PODRÍAN SER
TÓXICOS
Quizás, amigo lector, piense que la doctora Clark exagera con sus
recomendaciones a los enfermos graves (es a ellos a quienes van
dirigidos básicamente estos consejos). Sin embargo, lo único que
podría reprochársele es tratar de adelantarse a los acontecimientos.
Respecto a los contaminantes que nos rodean y que forman parte de
muchos de los productos que usamos o consumimos diariamente cabe
señalar que la Real Comisión sobre Contaminación Ambiental del Reino
Unido concluyó recientemente que en la actualidad se están utilizando
en la Unión Europea ¡más de 30.000 productos químicos con riesgo
potencial! ya que sus posibles efectos adversos en la salud no están
debidamente estudiados. Y el estudio hace referencia a los productos
utilizados en agricultura, droguería, perfumería, cosmética, pintura,
veterinaria, electrónica y automoción. De ahí que el informe afirme
que en el Viejo Continente la protección de las personas, los animales
y el medio ambiente no están debidamente garantizados. El presidente
de esa comisión, el bioquímico Sir Tom Blundell, se mostraba
rotundo en sus conclusiones: "Dado el estado de nuestro conocimiento
sobre cómo los productos químicos interactúan en el medio ambiente
podría decirse que estamos llevando a cabo un gigantesco
experimento en el que los sujetos de investigación son los seres
humanos y todos los demás seres vivos. Es algo sencillamente
inaceptable". Y añadía: "Decepciona profundamente que después de
un siglo de producción química y décadas de legislación para conseguir


                                   152
la seguridad ambiental no tengamos aún una comprensión adecuada
del destino final y los efectos de los productos químicos en el medio
ambiente".
Debemos añadir que una vez seguidas las recomendaciones de la
doctora Clark, cuando el paciente se encuentre en fase de
mantenimiento deberá afrontar de forma más pausada una limpieza
más a fondo del hígado, los riñones, la vesícula biliar y los intestinos.

EL ZAPPER Y EL SINCRÓMETRO
Finalizamos explicando que la Dra. Clark utiliza dos instrumentos de
apoyo importantes en el tratamiento: el Zapper y el Sincrómetro (se
venden en tiendas especializadas de Estados Unidos). El Zapper es un
pequeño aparato que transforma la corriente continua de una pila de 9
voltios en corrientes pulsadas de menos voltios pero de muy alta
frecuencia que -afirma- lleva a la muerte a los parásitos (en su libro se
aportan indicaciones para construirlo).
En cuanto al Sincrómetro se trata de un aparato diseñado por el hijo
de la Dra. Clark que mediante resonancia electromagnética entre dos
productos -un "testigo" del elemento contaminante y el objeto a
analizar- se puede conocer si un producto está contaminado o no
(aunque no en qué medida).
En lo que a los tratamientos convencionales para el cáncer se refiere,
la Dra. Clark acepta la cirugía -siempre que no deje daños
permanentes en el organismo del paciente- pero no es partidaria de la
quimioterapia por considerarla excesivamente tóxica aunque en casos
extremos, para ganar tiempo, podría contemplarla excepcionalmente.
Terminamos diciendo que como ocurre con todos los acercamientos
naturales al curso de una enfermedad las teorías de la Dra. Clark
tienen seguidores que afirman ser testigos vivos de las curaciones
conseguidas y detractores que sostienen la falsedad de sus teorías y la
inutilidad de su tratamiento. ¿A alguien le extraña?



Antonio Muro
Más información en: www.drclark.net
Pueden enviar sus e-mail a info@drclark.net


Principales contaminantes químicos
La doctora Hulda Clark afirma que en los tumores se encuentran
presentes -en mayor o menor cantidad- los siguientes organismos y
contaminantes que es preciso erradicar del organismo para que éste
sane. Son éstos:


                                    153
-Ascaris.
Se trata de parásitos que en los organismos enfermos destruyen la
vitamina C. Según Hulda Clark pueden provocar enfermedades tan
diversas como eccemas, ataques epilépticos, esquizofrenia, depresión,
asma y alteraciones en el VCM (volumen corpuscular medio)
dependiendo del cuerpo que lo hospeda y del órgano dónde esté
implantado.
-Hongos.
Cuando se analiza un tumor se encuentran sistemáticamente
Aflatoxina B y Patulina. La Aflatoxina B es altamente cancerígena y
llega al hígado mediante la ingesta de alimentos que contienen mohos
no visibles a simple vista o no detectables. Es el caso de la cerveza, el
pan de más de dos o tres días, la fruta muy madura, los cereales y los
frutos secos. La Aflaxotina B es producida por un hongo del género
Aspergillus e inhibe la replicación y trascripción del ADN.
En cuanto a la Patulina es una micotoxina cancerígena que está
siempre presente en los tumores pero, sobre todo, en las glándulas
paratiroides lo que inhibe la capacidad de éstas de producir el llamado
Factor de Necrosis Tumoral (FNT), herramienta natural que el
organismo utiliza -se produce en las glándulas paratiroides desde
donde se envía al órgano afectado- para tratar de impedir el
crecimiento de un tumor. Por eso todo enfermo de cáncer tiene FNT y
carecen de él las personas sanas. La Patulina es producida por el
hongo Penicillium y la podemos encontrar en las magulladuras de la
fruta maltratada. Se sabe que es carcinogénica. Pues bien, cuando la
Patulina está presente en el organismo deja de producirse el FNT. En
suma, si se elimina la Patulina el organismo vuelve a poder producir
FNT y reducir los tumores
-Bacterias.
De todas las bacterias que pueden detectarse la especie Clostridium es
de las más difíciles de eliminar y de las más perjudiciales. Además de
modificar el ADN producen alcohol isopropílico, como ya hemos
explicado anteriormente. Se esconden sobre todo entre los empastes
dentales, coronas, cápsulas, etc. Coloniza el intestino y a veces
también el estómago y el esófago.
-Cobre.
El cobre metálico reduce fuertemente el nivel de hierro lo que conduce
a la destrucción del sistema inmunitario. Entra en el organismo
procedente del agua que atraviesa tuberías de cobre y de algunos
empastes metálicos o plásticos.
-Cobalto.
El cobalto inorgánico -o sea, en estado metálico- también es tóxico.
Inhibe la utilización del oxígeno y propicia el crecimiento tumoral. Sus


                                   154
efectos se extienden también al corazón. Este metal ha reaparecido
gradualmente y ahora lo podemos encontrar en los detergentes para
lavadoras (granitos azules), para platos, en los empastes dentales, en
el plástico de las dentaduras, en los enjuagues bucales y en otros
productos.
-Vanadio.
Este metal inorgánico conduce en el hígado a la formación de edema
generalizado. La contaminación por vanadio puede provenir de los
gases de escape del coche o del calentador de gas del agua, de una
fuga de gas, de una fuga del refrigerante de la nevera, etc.
-El ácido malónico.
Inhibe la utilización del oxígeno propiciando el crecimiento tumoral y
disminuye la inmunidad de la persona. Sólo se halla en productos
vegetales y nunca se encuentra en estado libre en animales o
humanos sanos.
-El ácido maleico.
De la misma familia que el ácido malónico se halla especialmente en
los productos que usa el dentista: material para empastes, adhesivos,
aglutinantes, imprimadores, polimerizantes, etc.
En resumen, los parásitos producen Factores de Crecimiento Tumoral y
convierten en malignos tumores que en un principio no lo son. La
contaminación con metales presentes en las comidas o el ambiente
inhibe la función del sistema inmunitario permitiendo que las células
tumorales crezcan sin control.


Cómo preparar la mezcla antiparasitaria
Los tres productos de la mezcla antiparasitaria propuesta por la Dra.
Hulda Clark se comercializan en Estados Unidos con los siguientes
nombres comerciales: el nogal negro como Black walnut tinture extra
strengt, la artemisa como Wormwood (se trata de Artemisa asinthium
molida y encapsulada por ser muy amarga) y el clavo como Clove
(también molido y encapsulado por el fuerte sabor que tiene).
El nogal negro y la artemisa se utilizan para eliminar los parásitos en
su fase adulta. El clavo, por su parte, elimina casi todos los huevos de
los parásitos menos los de los Ascaris y los del Echinococcus.
Según la doctora Clark, para un tratamiento completo de
desparasitización se necesitarían:
-30 ml de Black walnut.
-100 cápsulas de Wormwood de 300 mg.
-100 cápsulas de Clove de 500 mg.
-50 cápsulas de L-ornitina.
Las cápsulas de L-ornitina sirven para eliminar el amoníaco producido
por los parásitos como desecho. Se toma por la noche porque es


                                   155
relajante. Por el día podría cambiarse por L-arginina. Con unas
cucharadas de aceite de oliva ozonizado y cápsulas de L-cisteína se
eliminan los huevos más escondidos.

(Las dosis vienen recogidas en el libro de la doctora Clark pero su
tratamiento es un proceso complejo en el que además hay que tomar
otros productos (suplementos, vitaminas, aminoácidos, aparatos…)
que contribuyen a limpiar y reestablecer funciones por lo que no nos
parece conveniente plantear aquí una terapia con sus dosis. Lo
adecuado es que el lector interesado profundice en sus libros).


Aceite ozonizado
El aceite se puede ozonizar con un pequeño compresor que hace pasar
una corriente de aire alrededor de una lámpara de rayos UVA o bien
en una cámara donde se producen chispas eléctricas. Esto hace que el
oxígeno del aire se transforme en ozono (O3). A la salida del aparato
el aire ozonizado pasa por una manguera y un difusor de cerámica o
madera que, introducido en el agua o aceite contenidos en un vaso, lo
ozoniza. Bastan 20 minutos para ozonizar el agua o el aceite que
puede usarse para aliñar ensaladas y que es imprescindible para
terminar con los huevos de Ascaris y Echinococcus ya que están
protegidos por varias membranas de los efectos de la fitoterapia y el
Zapper. El ozonizador es un aparato que se vende en tiendas
especializadas.

(XVII) LA ALCALINIDAD CELULAR EN EL ORIGEN Y
PROGRESIÓN DEL CÁNCER




Un equipo de investigadores españoles en colaboración con el
Dr. Salvador Harguindey, especialista en Oncología Médica, ha
elaborado un modelo diferente para entender el cáncer que
abre paso a tratamientos terapéuticos menos tóxicos y más
selectivos. La investigación, basada en los procesos


                                 156
bioquímicos y moleculares específicos que tienen lugar en las
células cancerosas, integra factores hasta ahora ignorados y
sirve para relacionar entre sí diferentes campos de
investigación como el origen de las enfermedades cancerosas y
su diseminación, la muerte de las células malignas (apóptosis
selectiva), la resistencia múltiple a los fármacos o la actividad
de ciertos oncogenes, entre otros. La clave de la enfermedad
estaría en el pH celular.

Como ha quedado fehacientemente constatado en los últimos años
-aunque desde instancias oficiales se pretenda hacer creer lo
contrario- son numerosos los profesionales de la salud y del mundo
científico que no comparten ni el actual modelo sobre el origen y
naturaleza íntima del cáncer ni cómo se está afrontando la lucha
contra la enfermedad. Así ocurre tanto en Estados Unidos -diversos
centros de investigación oncológica como el South Carolina Cancer
Center o el 21th Century Oncology de Fort Myers (Florida)- como en el
resto de Europa -la Universidad de Bari (talia) o el Laxdale Institute de
Stirling (Escocia), por ejemplo-, incluida España. De hecho, a los
muchos médicos convencionales y profesionales de las medicinas
alternativas que rechazan hoy abiertamente los cerrados
planteamientos de la "plana mayor" oncológica se unen cada vez más
investigadores integrados en el propio sistema que exigen un
replanteamiento urgente de las premisas convencionalmente
aceptadas dada la actual falta global de resultados en el tratamiento
de un considerable porcentaje de tumores malignos a pesar de la
ingente cantidad de sufrimiento, tiempo y dinero invertidos en las
últimas décadas.
Pues bien, el doctor Salvador Harguindey, en asociación con otros
científicos de la Universidad del País Vasco, han dado ya a conocer a
través de distintas publicaciones de prestigio internacional un nuevo
modelo para tratar de entender la enfermedad que permite superar lo
que consideran una visión agotada del cáncer: "Los hallazgos más
sobresalientes prueban que la visión reduccionista actual de las
enfermedades neoplásicas -afirma sin rodeos Salvador Harguindey- es
un error básico y conceptual, para empezar. De esa limitación de
enfoque y paradigma deriva gran parte de los fracasos terapéuticos".
Conscientes de ello, el equipo del Dr. Harguindey decidió hace algún
tiempo buscar nuevas respuestas hasta encontrar un punto común en
los diversos enfoques de la enfermedad realizados hasta el momento.
Porque, a juicio de estos investigadores españoles, el problema de las
tendencias actuales de la investigación científica es que se dirigen
principalmente a recopilar más y más datos analíticos y tecnológicos y
ello conduce inevitablemente a "un excesivo grado de reduccionismo y


                                   157
a una creciente fragmentación del conocimiento". Es decir, entienden
que la continua acumulación de cifras (análisis), lejos de servir para
mejorar los resultados en el control y tratamiento de la enfermedad
podría estar actuando como elemento de distracción y confusión.
"Llegó un momento -nos explicaría- en el que entendimos que había
que superar esa espada de doble filo y abrir nuestra mente a
perspectivas científicas más integrales buscando una gran teoría de
cohesión integrada (síntesis) en medio de tanta confusión
fragmentadora y reduccionista".
Fruto de esas reflexiones y apoyándose en más de 140 publicaciones
teóricas y experimentales dadas a conocer en los últimos 25 años, este
grupo de investigación español, junto al norteamericano Stephan
Reshkin, ha llegado a la conclusión básica que hoy sustenta su
modelo para entender y tratar esta enfermedad. Y esa conclusión es
que el desarrollo del cáncer se debe básicamente a la pérdida del
equilibrio natural ácido-base de la célula. Aunque ello no excluya otros
factores determinantes que además de éste puedan jugar un rol
importante en el proceso de malignización. Una tesis que implica todo
un nuevo modelo de tratamiento de la enfermedad. Es más, en ciertas
ocasiones estos esfuerzos, principalmente dirigidos a prevenir y
controlar el proceso de metástasis y a su vez superar la resistencia a
fármacos antineoplásicos, ha permitido detener el crecimiento de
tumores cancerosos y, al parecer, también su diseminación tanto en
animales como, ocasionalmente, en seres humanos... con medios
menos agresivos y tóxicos que los actualmente utilizados en
Oncología. "Los resultados obtenidos en prevenir la aparición de
metástasis en algunos tumores y en ciertas situaciones -afirma el
doctor Harguindey- son verdaderamente esperanzadores".



LA IMPORTANCIA DEL PH CELULAR
Para tratar de entender mínimamente el nuevo modelo propuesto el
lector va a tener que familiarizarse con dos conceptos: el pH celular y
los antiportadores, ambos relacionados con el funcionamiento -normal
o anormal- de toda la célula. Evidentemente es imposible tratar de
explicar en unas pocas líneas los procesos bioquímicos, moleculares y
biofísicos relacionados con el funcionamiento celular o los intercambios
dinámicos de iones de hidrógeno que se producen en su interior... así
que conformémonos con entender lo básico.
Todos sabemos que en un mecanismo tan perfecto como el de la célula
-o el mismo organismo humano como un todo- cualquier pequeña
alteración inicial puede provocar una serie creciente de disfunciones
que se manifiestan en lo que llamamos enfermedades. Pues bien, uno


                                  158
de los métodos que nos permiten detectar si hay algún tipo de
desequilibrio en el balance de la fisiología celular es el grado de acidez
o alcalinidad, lo que resume todo el equilibrio homeostático de la
célula que se ve afectada tanto por el líquido interior como por el
exterior en el que ésta "flota" (medio interno). Es decir, la medición
del grado de acidez es lo que da el pH celular. Por ejemplo, el pH
normal de la sangre de una persona sana oscila normalmente entre
7,35 y 7,45. Cuanto más se supere pues la cifra de 7,4 más alcalino es
el pH. Por el contrario, cuando más baja sea la cifra, cuanto más baje
de 7,4 más ácido es el pH.
¿Y de qué depende que una célula tenga un pH más o menos alcalino o
ácido? Pues básicamente, según explica Harguindey, del intercambio
de iones de hidrógeno entre el exterior y el interior (citoplasma) de la
célula a través de la membrana que recubre a ésta.
Ahora bien, esa "circulación" no es libre. Porque si bien la membrana
que rodea a la célula es permeable también es selectiva; es decir,
permite el paso de unas sustancias pero no de otras. Moléculas como
los ácidos orgánicos, los aminoácidos y las sales inorgánicas no
pueden atravesar por sí solas la membrana. Para lograrlo deben ser
transportadas a su interior o expulsadas al exterior. Es más, ni
siquiera un elemento tan pequeño como un ión de hidrógeno puede
atravesarla libremente; también necesita un transporte activo. Y para
cumplir ese papel existen determinados mecanismos específicos,
generalmente en forma de proteínas localizadas en la membrana
celular: los llamados unitransportadores, cotransportadores y
-principalmente- el antitransportador o intercambiador de Na+
(sodio) por H+ (hidrogeniones). Cuando estos factores transportan
simultáneamente una de las sustancias hacia el interior y otra hacia el
exterior se denominan antiportadores.
Pues bien, llegados a este punto hay que decir que es el antiportador
del sodio y el hidrógeno el que cumple el papel más relevante en este
esquema así como en la causa y tratamiento de muchos cánceres. Y es
que según el modelo elaborado por diversos investigadores
interesados en estas líneas de trabajo en todo el mundo cuanto menos
iones de hidrógeno hay en el interior de la célula debido a un
funcionamiento excesivo de estas proteínas antiportadoras más alto
es el pH de esa célula -más alcalino- y más posibilidades existen de
que se convierta una célula normal en cancerosa (transformación
maligna). Ese desequilibrio puede, asimismo, ser producto de
circunstancias medioambientales que afecten al organismo a nivel
celular (factores de crecimiento celular) o inducido genéticamente.
Es decir, a lo largo de una multiplicidad de investigaciones se ha
podido confirmar que las células cancerosas de diferentes orígenes
-desde leucemias a tumores sólidos, sean animales o humanas-


                                   159
presentan sistemática y continuamente un pH intracelular
anormalmente elevado o, cuando menos, "casi" imposible de ser
disminuido como ocurre en las células normales. Se ha constatado
también que las células leucémicas de los tipos más variados -de
forma similar a las de los tumores malignos- viven en un estado de
alcalinización intracelular permanente. Así, existen y se multiplican a
unos niveles de pH intracelular que está en el límite de la
compatibilidad con la vida celular y, por extensión, con la vida humana
en general (llegan a tener hasta un pH de 7,6 e, incluso, superior).
En suma, todas las personas con cáncer sufren una "alcalosis celular
maligna" en las células tumorales específicamente causada por una
continua e incontrolada extracción de iones de hidrógeno del interior
de la célula. Además esta anormalidad celular, que se podría
interpretar como muy general o inespecífica, es totalmente específica
para las enfermedades cancerosas ya que no se ha descrito en ningún
otro proceso o enfermedad. Y aún hay más: tanto estos investigadores
españoles como otros han constatado que existe una relación directa
entre un progresivo aumento del pH intracelular tumoral y el grado de
resistencia a algunos de los actuales medicamentos antitumorales más
utilizados.
Por otra parte, es conocido que los tumores sólidos crecen y
metastatizan mediante la formación de nuevos vasos sanguíneos
(angiogénesis tumoral) y se ha podido comprobar cómo un
considerable número de moléculas estimuladoras de los mismos llevan
el equilibrio ácido-base en dirección alcalinizante. Estos resultados han
sido recientemente publicados por el Dr. Gorka Orive y el profesor
José Luis Pedraz -del Departamento de Farmacia y Tecnología
Farmacéutica de la Universidad del País Vasco- en asociación con el
Dr. Harguindey además del investigador norteamericano ya
mencionado Stephan Reshkin desde la Universidad de Bari (Italia).
También en la activación de algunos de los oncogenes más
frecuentemente responsables del desarrollo cancerígeno se percibe
para su activación una "necesaria" elevación del pH intracelular
causada por una hiperactividad del antiportador N+/H+ estimulándose
la entrada de sodio a la célula y la extrusión de H+ (hidrogeniones),
alcalinizándose así la célula; siendo este un paso previo y necesario
para su malignización y posterior crecimiento incontrolado.
"Este conjunto de observaciones y evidencias -nos diría- sugieren que
esta anomalía crucial y clave (un elevado pH celular) en la
homeostasis celular (conjunto de mecanismos por los que los seres
vivos tienden a mantener constantes las propiedades de su medio
interno) es la principal razón por la cual muchos genes -tanto
oncogenes como genes supresores desestabilizados, como el gen 53,
desempeñan funciones patológicas tanto en el origen como en el


                                   160
crecimiento y la progresión tumoral incontrolada".
En suma, estos y otros estudios indican que el desequilibrio ácido-base
es la causa inicial, específica y probablemente única de la
transformación de una célula sana en una célula cancerosa y además
constatan que, una vez puesto en marcha el proceso canceroso, para
que se produzca la replicación celular debe mantenerse un cierto pH
intracelular elevado inhibiéndose así todo intento de inducir la
apóptosis selectiva ("suicidio" de las células malignas). Para lo cual las
células malignas ponen en marcha toda una serie de mecanismos
antiacidificantes destinados a mantener el pH lo más alcalino posible.
Toda una estrategia de las células cancerosas cuyo objetivo es aislarse
biológicamente del resto del organismo mediante un complejo sistema
de autoprotección -incluidos los ataques quimioterapéuticos externos-
basado en la manipulación del intercambio de los iones de hidrógeno:
"El propósito de las células cancerosas -nos dice Salvador Harguindey-
es tener los diferentes mecanismos de la membrana trabajando para
mantener un permanente desequilibrio homeostático ácido-
base, consolidando un elevado pH intracelular para protegerse así de
un medio interno tumoral extracelular, intersticial y microambiental
mucho más ácido y potencialmente tóxico".
La respuesta a esta "malévola pero muy inteligente" estrategia de las
células cancerosas de acuerdo con el nuevo modelo pasa por provocar
la acidificación intracelular selectiva de las células enfermas. Sólo la de
estas. De poco o nada serviría elevar la acidificación general de todo
nuestro organismo ya que nuestro cuerpo sólo es capaz de soportarla
durante unas pocas horas y sólo se da en determinadas enfermedades
(cetoacidosis diabética, fallos renales, intoxicaciones por cloruro
amónico…). Es cierto que incluso ha podido comprobarse cómo se han
dado ocasionalmente regresiones espontáneas de cáncer diseminado
en el caso de intoxicaciones generales por acetoaldehido pero es raro
que el organismo sobreviva a dichas acidificaciones de todo el sistema
orgánico. Si, como decimos, el pH normal de la sangre está entre 7,35
y 7,45, un aumento de la acidificación que a nivel global lo situara en
7,1 no sería soportado por nuestro organismo más allá de 48 horas. La
lucha se establece, por tanto, a nivel celular: "A nivel de las células
enfermas, teóricamente al menos, se puede inducir un pH por debajo
de 6,8 e, incluso, hasta de 5 sin afectar al resto del sistema orgánico.
Lo podemos conseguir con medicamentos que acidifiquen la célula
pero no el organismo"

VIEJOS MEDICAMENTOS CON NUEVOS USOS
Es evidente que el modelo propuesto por Salvador Harguindey y sus
colaboradores cuestiona seriamente los tratamientos actuales al
considerar que en su aplicación no se está teniendo en cuenta la


                                    161
necesidad previa de aumentar el grado de acidificación de las células
cancerosas, lo que está obligando -entre otras cosas- a la aplicación de
los quimioterápicos en dosis muy superiores a lo que sería necesario si
se comenzará por tratar de disminuir el pH celular por todos los
medios posibles: "La cantidad de adriamicina (fármaco quimioterápico)
que hay que administrar para devolver las células cancerosas a su pH
habitual alcalino es casi 2.000 veces superior a la que sería necesaria
en pH ácidos. Mientras mantengamos esta actitud de ignorancia
autoimpuesta es evidente que la quimioterapia no funcionará en los
tumores quimioresistentes. Persistir en el actual camino trillado es,
sencillamente, inútil".
¿Y puede hacerse? ¿Puede rebajarse el pH celular? Sí, es posible
-aunque aún difícil- lograr una acidificación "intracelular" específica de
las células cancerosas. Hay medicamentos que lo consiguen aunque
actualmente se estén usando más en otro tipo de patologías que en el
tratamiento del cáncer. Con la ventaja de que -al menos en estudios
básicos- algunos de esos fármacos pueden provocar hiperacidificación
sólo en las células cancerosas y no en el resto. Algo que los convierte
en instrumentos de primer orden en la lucha contra el cáncer. Así
opinan también conocidos investigadores en este área como el
oncólogo Ian Tannock o el director de investigación celular francés
Jacques Pouysségur.
"La evidencia básica, preclínica y clínica existente hoy -agrega en este
sentido Salvador Harguindey- es más que suficiente para aconsejar la
programación de estudios clínicos prospectivos en el tratamiento
adyuvante y neoadyudante de diversos tumores en seres humanos
con la idea de prevenir el proceso metastático utilizando fármacos
-solos o en combinación- como, por ejemplo, amiloride (fármaco
bloqueador de la permeabilidad del sodio y acidificante celular, aparte
de inhibidor específico del proceso metastático) y sus derivados, así
como la edelfosina (molécula que induce muerte selectiva de células
cancerosas), el captopril (medicamento habitualmente usado en
hipertensión arterial con el que se han obtenido remisiones completas
en sarcoma de Kaposi en seres humanos), la squalamina (copia
sintética de una sustancia encontrada en el hígado del tiburón que
inhibe la bomba de intercambio sodio-hidrógeno), etc. Su uso cubriría
un amplio abanico de objetivos ya que pueden ser potencialmente
utilizados como antimetastáticos, como citotóxicos, en la apóptosis
tumoral selectiva, como reguladores negativos de la expresión de
ciertos oncogenes, inhibiendo la neovascularización neoplásica, en la
resistencia múltiple a drogas, como adyuvantes en otras formas de
quimioterapia e, incluso, como medida preventiva. También contribuye
a la acidificación celular la quercitina, un producto natural (flavonoide)
que además presenta acción antioxidante y eliminadora de radicales


                                   162
libres".
Existe ya, de hecho, un caso clínico registrado -y publicado- que
muestra un descenso drástico de los marcadores tumorales y curación
aparente de un cáncer con metástasis que no puede ser asociado a
ninguna medicación que no sea el amiloride. Además, el cariporide -un
medicamento similar al amiloride- se utiliza para evitar ciertas
complicaciones del infarto de miocardio al funcionar como estabilizador
eléctrico de la membrana celular despolarizada en las células
cancerosas. Y medicamentos de la misma familia se utilizan ya en la
retinopatía diabética o para reducir el edema cerebral, etc. Otros
fármacos, como la suramina y la squalamina, ya tienen demostrada su
actividad antitumoral en pacientes con sarcoma de Kaposi, linfoma no-
Hogdkin, carcinoma renal, carcinoma suprarrenal y carcinoma de
próstata refractario a la hormonoterapia. En suma, el potencial
conjunto de estos productos y su mejor tolerancia hace que
Harguindey y sus colaboradores propongan su estudio clínico
inmediato y exhaustivo en la prevención de las metástasis ya que
"aparte de que la acidificación selectiva mate a las células cancerosas
específicamente, retrasa el crecimiento y la replicación tumorales y
puede contribuir a prevenir el proceso metastático". Además su uso
combinado permitiría interferir en otros procesos como la angiogénesis
tumoral (creación de nuevos vasos sanguíneos) y otros mecanismos
de progresión tumoral pero, sobre todo, serviría casi con toda
seguridad para reducir notablemente las dosis de quimioterápicos que
hoy se aplican con lo que su toxicidad, sus efectos indeseables, serán
mucho menores. Todo ello sin necesidad de esperar largos períodos de
experimentación porque ya han sido superados.
Estos investigadores recuerdan además que ya a lo largo del pasado
siglo XX se constató en un gran número de casos la relación entre una
sostenida acidificación microambiental y el fenómeno de la regresión
espontánea de diferentes tipos de cáncer, tanto en animales como en
seres humanos, existiendo innumerables publicaciones científicas
sobre este tema.

"HAGAMOS UN GRAN ESTUDIO"
La vía, en suma, esta abierta. El modelo, propuesto. De hecho, parte
del mismo ha sido recientemente publicado en conocidas revistas
como Critical Reviews in Oncogenesis, The FASEB Journal, Medical
Hypotheses, Oncología y el British Journal of Cancer. Y Harguindey
tiene claro cuál debería ser el próximo paso: "Hacer un estudio con un
gran número de pacientes para acabar de demostrar que con esta
estrategia se puede inhibir el proceso metastático, al menos en cierto
número de casos, tanto en melanomas como en otros tumores tales
como cáncer de mama, colon, etc. Al fin y al cabo es el proceso


                                  163
metastático el que mata, no el tumor primario. Por eso los enfermos
deben ser tratados inmediatamente después del tratamiento
quirúrgico y no en estadios avanzados".
Salvador Harguindey y sus colaboradores, en suma, han elaborado a lo
largo de las dos últimas décadas, primero como médico oncólogo e
investigador durante diez años en Estados Unidos y posteriormente en
nuestro país, un modelo que se abre a un nuevo paradigma de
interpretación de raíz (etiológico o radical) al integrar diferentes
subespecialidades y niveles -desde la clínica al metabolismo
intermediario a la bioquímica y a la biología molecular del cáncer. A
esta perspectiva, que trata de ser asimismo holística y unitaria, se ha
llegado tras integrar los conocimientos de vanguardia de otras
especialidades. Algo que empieza a ser común. Este año, por ejemplo,
el premio Nobel de Química ha sido otorgado a dos médicos mientras
el de Medicina ha recaído en un químico y un físico. A ese respecto,
Javier de Mendoza -catedrático de Química Orgánica de la
Universidad Autónoma de Madrid- escribía hace poco: "Este cruce
profesional por el que deberían congratularse tanto médicos como
químicos o físicos ilustra el carácter interdisciplinario de la ciencia
moderna. Las barreras entre campos científicos, en un mundo cada
vez más técnico y especializado son a menudo, como las de las
membranas, difíciles de cruzar pero todos los grandes descubrimientos
recientes se han basado en selectivos canales de ideas que han
traspasado las barreras del corporativismo, el aislamiento y la
comunicación entre disciplinas dispares. Los académicos suecos, tal
vez de forma inconsciente, así lo han reconocido con los premios
Nobel del 2003". Ya lo dijeron el descubridor de la vitamina C y premio
Nobel Albert Szent-Györgyi así como el físico relativista Werner
Heisenberg: "Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto y
pensar lo que nadie más ha pensado".
Claro que para la industria este nuevo modelo presenta un
inconveniente: si los fármacos que pueden ser eficaces ya están en el
mercado sus ganancias en nuevas patentes y nuevos medicamentos
serán prácticamente nulas. Pero esa es ya una vieja historia. A ella se
refirió precisamente el mundialmente conocido profesor David
Horrobin -creador de la revista Medical Hypotheses y fundador de dos
compañías farmacéuticas- en un brillante y esclarecedor artículo
publicado de manera póstuma en la prestigiosa revista The Lancet tras
su reciente fallecimiento por cáncer linfático: "Una de las cosas más
sorprendentes que he aprendido es que para la mayoría de los
cánceres hay muchos tratamientos potenciales, muchos de los cuales
no son tóxicos. Y contrariamente a la opinión médica ortodoxa, la
mayoría de esos tratamientos no son marginales ni irracionales. Están
basados en sólidos trabajos bioquímicos 'in vitro', en experiencia fiable


                                   164
en animales y, en ocasiones, en unas pocas historias clínicas bien
documentadas. Eso sí, no han sido adecuadamente probados en
ensayos bien planificados y la mayoría nunca lo serán. Sólo que la
causa no tiene nada que ver con su racionalidad científica o la fuerza
de la evidencia: los ensayos no se harán, sencillamente, porque no
son patentables... o son difíciles de patentar. Y sin la protección de
una patente, en el clima actual, esos remedios potencialmente
efectivos nunca serán probados ni utilizados."
Tal es el lamentable y éticamente malignizado lex artis de la
investigación oncológica occidental actual; lo que también podríamos
llamar el "american way of death".


Antonio Muro
Nota: las personas interesadas en contactar con Salvador Harguindey
pueden dirigirse a sharguindey@jet.es


Quién es el Dr. Salvador Harguindey
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y
Doctor en Medicina por la Universidad del País Vasco, Salvador
Harguindey es especialista en Oncología Médica por el Instituto
Roswell Park de Búfalo (Nueva York) habiendo hecho también la
especialidad de Endocrinología en Edinburgo (Escocia) y
posteriormente en el Medical College de Georgia EEUU). Autor de más
de 140 publicaciones científicas en las que ha desarrollado
progresivamente una línea propia de investigación sobre el cáncer es
miembro de la Sociedad Europea de Oncología Médica y ex miembro
de la American Society of Clinical Oncology y de la New York Academy
of Sciences. Pertenece también tanto a la Asociación Americana de
Psicología Transpersonal (ATP) como a las dos entidades españolas
que agrupan a los especialistas de esta disciplina: SEPT y ATRE.
Intelectual polifacético, ha publicado un ensayo sobre política integral
y transpersonal -"Una nueva visión de la vida y de la política:
caminado hacia Edén"- además de varias novelas: "Un niño sin
recomendaciones o la cuna de Don Quijote", "Las vidas de Daniel y
George" y "El día en que Dios fue al cine" aparte de numerosos
artículos en periódicos, historias cortas y colaboraciones en diversos
libros, tanto de temática científica como literaria.
Entre sus principales intereses se incluyen el estudio de la
conformación de los aspectos intuitivos y numinosos de la creatividad
científica, la investigación de las vías finales comunes en el desarrollo
y tratamiento de las enfermedades malignas y el papel de los saltos
evolutivos de conciencia en la resolución de conflictos interétnicos y


                                   165
otros métodos de intercomunicación no-violenta.
"Lo que necesitamos todos -afirma Sánchez Harguindey- no es un
arreglo con más y más parches de la sociedad sino algo más radical:
la materialización de una nueva civilización, una cultura
desmonetizada, no a modo de sueño utópico sino como un colocar la
mayor parte de los valores humanos fuera del alcance directo del
poder del dinero (...). La verdadera alternativa consiste también en
reconocer al otro el derecho a existir, ese otro que el sistema tiende a
ignorar. Necesitamos de una gran interfecundacíón cultural, aprender
a escuchar empáticamente a las demás culturas no dominantes
invitándolas a que se expresen estimulando el nacimiento de un nuevo
Ser que haya superado el orgullo, el miedo, el desconocimiento
mutuo, los privilegios y los desprecios. Desde esta reciprocidad se ha
de desenmascarar sin miedo el neototalitarismo latente en el sistema
político actual de las todas sociedades democráticas occidentales.
Necesitamos, unos y otros, un 'proceso de emancipación espiritual del
sistema'. Pero hemos de aceptar que 'sin una nueva toma de
conciencia no se produce ningún cambio' ya que 'el cambio de las
estructuras es superficial y no alcanza al corazón del problema'"

(XVIII) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER MEDIANTE VACUNAS
ELABORADAS CON ANTÍGENOS DE LA ORINA




Nuestro organismo expulsa a través de la orina la clave para la
curación de un gran número de enfermedades, entre ellas el
cáncer. Así lo afirma al menos un grupo de investigadores
mexicanos dirigido por el Dr. Salvador Capistrán que desde
hace años trata con buen resultado tumores cancerígenos
mediante vacunas personalizadas que se elaboran a partir de
los antígenos específicos que existen en la propia orina de los
enfermos. Una terapia que se debe al descubrimiento que en
ese sentido hizo algún tiempo el también investigador
mexicano Maximiliano Ruiz Castañeda, fallecido en 1990 a los
92 años de edad.




                                  166
México, al igual que España y la mayor parte de los países del mundo,
es una nación colonizada en el ámbito científico por lo que las terapias
oficiales en el tratamiento del cáncer son las mismas que en nuestro
país. Sin embargo, los mexicanos tienen una envidiable puerta abierta
para quienes piensan que es posible recuperar la salud de otra
manera. Y es que el artículo 103 de su Ley General de Salud dice
textualmente: "En el tratamiento de una persona enferma el médico
podrá utilizar nuevos recursos terapéuticos o de diagnóstico cuando
existe posibilidad fundada de salvar la vida, restablecer la salud o
disminuir el sufrimiento del paciente siempre que cuente con el
consentimiento por escrito de éste, de su representante legal, en su
caso, o del familiar más cercano o con vínculo, sin perjuicio de cumplir
con los demás requisitos que determine esta ley y otras disposiciones
aplicables".
Pues bien, gracias a esta norma legal -que interpreta perfectamente
en el proceso de la curación el papel del médico (intermediario) y el
del paciente (responsable último)- un grupo de investigadores y
médicos mexicanos lleva largo tiempo trabajando en la aplicación de
vacunas contra el cáncer. Médicos que no recomiendan abandonar los
tratamientos habituales a fin de no generar inseguridad en los
pacientes y evitar enfrentamientos con el establishment oncológico y
se conforman con compatibilizar sus tratamientos con los
convencionales centrándose en cuatro objetivos básicos: controlar el
dolor del enfermo, mejorar su calidad de vida, ayudarle a superar su
padecimiento y posibilitar la prevención. Nos consta, sin embargo, que
tienen la esperanza de que en el futuro las vacunas que aplican
lleguen a ser la parte principal del tratamiento de los enfermos de
cáncer.

¿VACUNAS PARA COMBATIR EL CÁNCER?
El principio de actuación de cualquier vacuna es siempre el mismo: se
basa en la activación del sistema de defensas de nuestro cuerpo -el
sistema inmune- para combatir cualquier microorganismo que
considera potencialmente dañino mediante la rápida fabricación de
anticuerpos. Y eso ocurre cada vez que nuestro organismo detecta un
antígeno, nombre que se da a toda sustancia extraña a él,
generalmente procedente del exterior si bien a veces se forma en
nuestro interior (toxinas virales o bacterianas).
Pues bien, cuando un antígeno se manifiesta por primera vez el
organismo forma gran cantidad de anticuerpos, algunos de los cuales
mueren al neutralizar el antígeno y el resto permanecen latentes en él.
De esa forma, cuando el antígeno aparece por segunda vez la reacción
de inactivación es muchísimo más rápida ya que se encuentra con
parte de los anticuerpos formados que, además, "reconocen" al


                                  167
antígeno de inmediato.
En ello se basa pues el mecanismo de las vacunas. Es decir, se trata
de introducir voluntariamente en el cuerpo de una persona el antígeno
-sea un virus, una bacteria, una toxina...- que provoca una
determinada enfermedad, en dosis muy pequeñas, para que el
organismo reaccione fabricando los anticuerpos específicos contra ella.
De esa manera no sólo destruirá la escasa cantidad de antígeno
introducido con la vacuna sino que dejará el organismo preparado para
combatirla de inmediato si en el futuro apareciera de nuevo. Es lo que
se llama inmunizarse contra ese antígeno.
Obviamente, el planteamiento de que es posible vacunarse contra el
cáncer parte de la base de que éste puede originarlo un antígeno, es
decir, una sustancia extraña. Y cuando hace varios años el
investigador mexicano Maximiliano Ruiz Castañeda propuso tal
tesis... fue ignorado. De hecho, salvo el microbiólogo español
Fernando Chacón -descubridor del Bio-Bac y de una vacuna universal
contra el cáncer (patentada)- y algunos otros investigadores aislados,
la plana mayor de la Oncología rechazaba tal posibilidad. Pero como el
tiempo siempre termina poniendo a la gente en su sitio actualmente
son numerosos los trabajos científicos que avalan de forma irrebatible
que el cáncer tiene en muchos casos origen vírico.
De ahí que sólo la soberbia de los prebostes que dicen hablar en
nombre de la Ciencia -algo habitual en todas las épocas-, sin olvidar
las presiones de algunas multinacionales para salvaguardar sus
intereses económicos, pueda explicar el silencio que hasta el momento
ha rodeado tanto el trabajo realizado en España por Fernando Chacón
como por Ruiz Castañeda y sus discípulos en México.
Claro que también hay otras razones de carácter económico en el
hecho de que estén siendo ignoradas. Y es que las vacunas creadas
por los médicos mexicanos no se pueden fabricar de forma masiva ni
convertirse en un gran negocio al uso.... porque no son patentables y
son personales. Es decir, cada vacuna se fabrica utilizando como
antígeno una sustancia obtenida de la orina del propio paciente. Esa
sustancia y no otra. Por eso la vacuna preparada con la orina de una
persona probablemente no funcione en otra. En suma, la vacuna se
elabora específicamente para él y su padecimiento.
Además el proceso de obtención no es caro por lo que resulta un
método económico, eficaz y sencillo de seguir. No sólo en el cáncer
sino en numerosas enfermedades autoinmunes. Y para completar el
panorama, es inocuo; es decir, carece de efectos tóxicos.
Es obvio que el secreto de su eficacia y falta de toxicidad está en su
propia naturaleza ya que se trata de una sustancia del propio
organismo expulsada por la orina.
En otras palabras, como un náufrago que arroja un mensaje al mar en


                                  168
una botella a la espera de que alguien la encuentre, así nuestro cuerpo
enfermo, una vez identificado a su enemigo, envía la información a
través del riñón a la orina... a la espera de que alguien se decida a
utilizarla.

¿EN LA ORINA? ¡SÍ, EN LA ORINA!
Lo curioso es que la orina es considerada fuente de salud desde
tiempos ancestrales. Los hindúes practicaban la Urinoterapia hace ya
miles de años y son cientos de millones los orientales que la siguen
practicando hoy. La ventaja del método mexicano es que sólo se
reintroduce en nuestro cuerpo la sustancia que precisamos y no es
menester beberse vasos enteros de orina como en el caso de la
Urinoterapia. Lo que además de ahorrarnos el asco que puede producir
tal práctica evita que junto a las sustancias que nos ayudan a
recuperar la salud introduzcamos las toxinas de desecho que también
hay en la orina.
¿Y cuál es el mecanismo de acción de esta terapia?, supongo que se
preguntará el lector. Pues resulta que es justo ahora, en los últimos
años, cuando se ha empezado a investigar en profundidad. Algunos
científicos norteamericanos sospechan que algunas de las proteínas
que depuramos en nuestro riñón y eliminamos al exterior son algo más
que desecho. Ya han identificado, por ejemplo, una proteína presente
en la orina de las mujeres embarazadas que parece bloquear hasta la
progresión del virus del Sida. Así se apunta en un estudio realizado por
un equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York
y de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) que se publicó en la
revista Proceedings of the National Academy of Science. "Esas
proteínas -llegó a afirmar la principal autora del estudio, la doctora
Sylvia Lee-Huang- son agentes antisida muy prometedores que
deberían ser bien tolerados por el organismo y causar pocos efectos
segundarios en la medida en que son producidas naturalmente''. En
cuanto a cómo bloquea la proteína la progresión del VIH sigue siendo
un misterio para los investigadores.
Bueno, pues lo más singular es que se trata de una proteína muy
común, la lisozima, descrita ya en 1922 por Alexander Fleming -el
descubridor de la penicilina-, conocida por proteger de las infecciones
y que además de en la orina está presente en las lágrimas y en la
saliva. De hecho, puede pedirse hoy en cualquier farmacia.

ROBERT GALLO INVESTIGA TAMBIÉN EN LA ORINA
Cabe agregar que hoy también intenta encontrar en la orina soluciones
terapéuticas al Sida nada menos que el famoso doctor Robert Gallo
quien ascendió al estrellato de la ciencia el 23 de abril de 1984 cuando
se presentó ante el mundo junto a la entonces Ministra de Sanidad de


                                  169
Estados Unidos como descubridor del virus del Sida, algo que de
inmediato le discutiría el también investigador Luc Montagnier.
Pues bien, también Gallo publicó -esta vez en la prestigiosa revista
Nature Medicine- que una proteína presente en la orina de las mujeres
embarazadas parece ayudar a frenar el virus del Sida. "Descubrimos
en la orina de las hembras de los roedores y en la de las mujeres que
se encuentran en las primeras etapas de embarazo -contaría- un
factor que destruye las células del Sarcoma de Kaposi (una extraña
forma de cáncer vinculada con el Sida). La aislamos y la llamamos
'maternina'. Luego pudimos comprobar -in vitro y en vivo- que no sólo
es anticancerosa sino que también reprime el VIH, posee efectos
radioprotectores y parece ser un poderoso promotor de la formación
de células sanguíneas".
El equipo de Gallo lleva desde entonces -hace ya cinco años-
trabajando en sus posibilidades terapéuticas en la institución de la que
es director, el Instituto de Virología Humana de la Universidad de
Maryland (Baltimore, EEUU).
El doctor Anthony Fauci, del Instituto Nacional de Salud de Estados
Unidos, afirmaría por su parte que el hallazgo de esta proteína "es
importante porque su acción contra varios aspectos del VIH es amplia.
Bloquea directamente el virus, suprime el sarcoma de Kaposi y mejora
la capacidad de los glóbulos para reproducirse".
Los científicos norteamericanos entienden además que al ser la
proteína hallada un producto del propio organismo los tratamientos
tendrían muy pocos efectos secundarios, algo que ya han constatado
hace tiempo los médicos mexicanos que llevan trabajando con la
vacuna desde hace más de una década.
Este descubrimiento fue casual, según Gallo, ya que su equipo estaba
estudiando el sarcoma de Kaposi en ratones. Resulta que habían
puesto juntos a un grupo de ratones de ambos sexos en una jaula y
los investigadores se dieron cuenta de que sólo algunos de ellos
desarrollaban el tipo de cáncer que les habían inducido. Y al
comprobar lo que había de común entre ellos constataron,
sencillamente, que todas eran hembras preñadas.
En un principio los científicos pensaron que podría deberse a la acción
de una hormona del embarazo denominada hCG (hormona criónica
gonadotrofina) pero tras diversos experimentos con ratones
descubrieron que el elemento resistente al virus o "factor asociado
hCG" (HAF en inglés) también es producido por las mujeres
embarazadas.
Bien es verdad que el propio Gallo no ha querido lanzar todavía las
campanas al vuelo: "Les pido que no publiquen nada exageradamente
optimista porque la verdad es ésta: la sustancia existe y la hemos
purificado pero no podemos estabilizar su producción y aún no


                                  170
sabemos cómo actúa. Por ahora no es útil ni para los enfermos ni para
la ciencia".
Claro que quizás en la palabra producción esté la causa de su petición
de discreción. Porque no está claro si cuando habla de producción se
refiere al desarrollo del medicamento o a la posibilidad de fabricar el
producto de forma masiva para que sea un buen negocio. Algo que no
preocupa a los médicos mexicanos.

MAXIMILIANO RUIZ CASTAÑEDA
En todo caso, seguro que al lector ya no le parece tan absurdo
relacionar la búsqueda de soluciones no tóxicas contra el cáncer en
distintas proteínas obtenidas de la orina humana. Ni le extrañe tanto
que otro investigador, solo que esta vez mexicano y llamado
Maximiliano Ruiz Castañeda, descubriera hace ya más de 20 años una
vacuna contra el cáncer (como hiciera igualmente Fernando Chacón).
"De la orina de los pacientes -escribió en su día Ruiz Castañeda- se
aíslan sustancias con propiedades específicas para tratar sus
padecimientos; siendo de particular interés que en la orina de los
cancerosos se obtuvieron antígenos específicos para cada tipo de
cáncer". Y añadiría: "No puedo afirmar que estoy curando el cáncer
pero si aplicamos el antígeno que se elimina por la vía natural del
paciente, que es el riñón, en el sedimento obtenemos una fracción
peptídica que al aplicarla como si fuera una vacuna nos permite
reducir la actividad tumoral al mínimo en beneficio del paciente;
permitiendo un mayor éxito en el tratamiento del cáncer" (1) El doctor
Ruiz Castañeda -al que cariñosamente llamaban sus colaboradores
"maestro" o, simplemente, "don Max"- era un hombre delgado, de
mirada adusta, poco sonriente y de mucho rigor en sus investigaciones
al que nunca le gustó la publicidad. Se preocupaba sólo de encontrar
soluciones rápidas a problemas prácticos.
Con motivo del homenaje que se le rindió en diciembre de 1982, el
doctor Gustavo Gordillo Paniagua, editor del Boletín Médico del
Hospital Infantil de México, escribió de él: "El maestro Ruiz Castañeda
ha dedicado gran parte de su vida al desarrollo de tecnología,
económica, simple y precisa, dirigida a cubrir necesidades básicas de
atención médica (...) Así surge su técnica de fijación de superficie para
el diagnóstico de tifoidea, paratifoidea, tifo y brucelosis adoptada por
la OMS como prueba de referencia (...) Sus resultados a menudo
fascinantes constituyen un reto para que investigadores quizás menos
creativos pero más rigurosos, armados de la metodología científica
adecuada, demuestren sus hipótesis".
Pero claro, una cosa es la discreción y otra que no se sepa que él, ya
en 1980, tenía publicados escritos sobre los antígenos urinarios
cancerígenos. Lo que va a evitar que algún listo intente quedarse con


                                   171
la gloria... y el dinero. Que ejemplos ya hay algunos muy
significativos. Robert Gallo, como antes decíamos, fue en su día
acusado por Montagnier de apropiarse del descubrimiento del virus del
Sida. A pesar de lo cual hoy maneja presupuestos de miles de millones
en investigación privada y sigue siendo considerado un guru a la hora
de hablar del Sida. ¿Podría repetirse, ahora que investiga sobre la
orina, una situación similar? No sería difícil. Si Gallo ha comenzado
afirmando que ha hallado una proteína en la orina de forma casual a
pesar de que Ruiz Castañeda llevaba 20 años trabajando en ese
terreno no es descabellado pensar que pudiera acabar
autoproclamándose en una rueda de prensa mundial descubridor de
una vacuna contra el cáncer.
Y por si siente la tentación, que antes lea a Ruiz Castañeda: "Cuando
la prueba de fijación en superficie fue aplicada a investigaciones
inmunológicas en el cáncer pudo reconocerse en el suero sanguíneo la
presencia de anticuerpos para sustancias de naturaleza retrogénica
liberadas de los tumores. Además fue posible aislar en la orina de los
pacientes sustancias de acción específica para cada tipo de
neoplastia". Escrito quedó en México en 1980.
Bien, sentada la base de que es posible encontrar salud en la orina
dejemos también claro que el impulsor de las vacunas con antígenos
urinarios no fue desde luego un investigador cualquiera. Ruiz
Castañeda desarrolló la vacuna contra el tifo cuando éste era un azote
mundial (mató más gente en las trincheras que las armas durante la I
Guerra Mundial). Su capacidad como inmunólogo fue indiscutida a
nivel internacional -lo que no quiere decir que sus teorías
convenciesen siempre a todos- y sus investigaciones están recogidas
en publicaciones de prestigio.
Es más, fue Senador de la República de México y su busto preside hoy
la entrada de la Secretaría de Salud como reconocimiento a su trabajo.
Y recibió, entre otros galardones internacionales, el Premio Nacional de
Ciencias, la Medalla Luis Pasteur y el Premio del Consejo para la
Investigación Médica. Actualmente la Academia Nacional de México
otorga cada año el Premio Maximiliano Ruiz Castañeda y varios centros
hospitalarios de México llevan su nombre.
Hombre volcado en la búsqueda de soluciones terapéuticas baratas no
supo entender -o no quiso- el papel de la popularidad y nunca le
interesó enriquecerse con sus descubrimientos ya que decía que los
trabajos de investigación no debían beneficiar a "médicos
mercenarios" sólo preocupados por sus ganancias.
Y hay que decir que con el mismo planteamiento han seguido
trabajando sus discípulos en el campo de la inmunoterapia, el nuevo El
Dorado de la investigación donde cada vez más médicos esperan
encontrar soluciones para el tratamiento del cáncer. No hace mucho,


                                  172
el doctor Melchor Alvárez de Mon, jefe del Servicio de Enfermedades
del Sistema Inmunitario y Oncología del Hospital Universitario Príncipe
de Asturias de Alcalá de Henares, hablaba precisamente de la
necesidad de ahondar en la línea de la inmunoterapia: "Es necesario
dar a cada paciente aquello en lo que es deficiente o las citocinas
(proteínas del sistema inmune) que le permitan recuperar la
normalidad de su sistema inmunitario, lo que exige adaptarse al
estado de cada individuo y controlar su respuesta". Y apostaba para
ello por "un esfuerzo multidisciplinar en el que se conecte la
investigación básica con la clínica". Pues bien, las evidencias clínicas
conseguidas hasta hoy por el doctor Ruiz Castañeda y sus discípulos
son lo suficientemente prometedoras como para seguir siendo
ignoradas.

LOS ANTÍGENOS
Debo decir, llegados a este punto, que junto a Maximiliano Ruiz
Castañeda trabajó largo tiempo el doctor Salvador Capistrán, médico
que a su muerte encabezaría un grupo de investigadores mexicanos
que ha continuado hasta hoy su trabajo diseñando un tratamiento
alternativo con las autovacunas como elemento principal. Un hombre
que hoy apoya sin reservas las aportaciones de Ruiz Castañeda
después de trabajar con él y tras haber sufrido una gastrectomía total
por neoplasia maligna gástrica, lo que le permite entender
perfectamente a los pacientes de cáncer. Hoy, a los 67 años, se
encuentra "como un chaval" y tiene claro que es gracias a los
antígenos con los que se ha estado tratando: "En la confrontación
antígeno-anticuerpo que se realiza en el organismo por la vía natural,
que es el riñón, se elimina una fracción peptídica (los péptidos son un
tipo de moléculas con bajo número de aminoácidos bastante más
pequeños que las proteínas) que se halla en el sedimento urinario.
Pues bien, su aplicación como si fuera vacuna va a cambiar la historia
natural de la enfermedad en beneficio del paciente. Ruiz Castañeda
actuó con una lógica increíble logrando el factor antigénico en la orina
del paciente".
Capistrán nos contaría luego que el origen de la terapia de Ruiz
Castañeda tuvo lugar cuando constató que las madres embarazadas
eliminan a través de la orina una fracción peptídica concreta que se
origina cuando el sistema inmune reacciona ante la presencia del feto
(recordemos que cada ser humano es producto de la fusión de dos
ADN distintos, el de la madre y el del padre, y que el de éste es
extraño para el sistema inmune de la mujer), sustancia que el
investigador mexicano denominó Fetoproteína. Afortunadamente, los
inmunomoduladores de la especie evitan que el organismo de la madre
rechace al feto.


                                  173
Pues bien, esa misma reacción se produce en cada uno de los
pacientes que padece cáncer. Es decir, el enfermo de cáncer también
elimina por la orina una sustancia semejante a la Fetoproteína que
varía en función del tipo de cáncer que se padezca. "El riñón -nos
aseguraría Capistrán- no se equivoca y proporciona siempre el
antígeno específico del tipo de cáncer que tiene el paciente". Y al
inyectar subcutáneamente ese factor -debidamente preparado-
comienza la inmunoterapia contra el cáncer. Estamos pues, nada
menos, que ante un antígeno específico o personal.

CÓMO SE FABRICA LA VACUNA
El proceso de obtención del antígeno específico comienza con la
recogida de la propia orina. En un recipiente de plástico de cinco litros
en el que deben depositarse dos litros de alcohol de caña el paciente
deposita la primera orina de la mañana durante cinco días (la primera
que expulse después de haberse acostado). Al cabo de cinco días la
acumulación de un sedimento en el fondo del recipiente es evidente.
Pues bien, ese sedimento se centrífuga, se evapora, se suspende en
solución salina, se filtra y luego se diluye; por último, se hacen
pruebas de esterilidad y de cultivo para verificar que el material se
encuentra libre de contaminantes y se puede usar para el tratamiento.
Finalmente se envasa bajo las más estrictas medidas de asepsia. Y
después se entregan al paciente cinco frascos que dan una cobertura
de seis meses al paciente y que se aplican como autovacuna dos días a
la semana inyectándose alternamente en los brazos. Se comienza con
la aplicación de 10 unidades aumentándose de diez en diez hasta
llegar a 80 unidades, momento en el que la aplicación cambia a una
vez por semana hasta el final del tratamiento.

VACUNAS CONTRA DIVERSAS ENFERMEDADES
Como el lector habrá ya inferido por su cuenta este sistema permite
tratar prácticamente todas las enfermedades autoinmunes. Y, de
hecho, el doctor Ruiz Castañeda encontró inicialmente en la orina
antígenos de enfermedades bacterianas, de padecimientos resultantes
de anomalías genéticas como el síndrome de Down e, incluso, de
dolencias como la esquizofrenia o la epilepsia.
Más tarde, según se nos ha explicado, las investigaciones y
aplicaciones posteriores de vacunas dieron resultados positivos en
pacientes afectados de alergias de las vías respiratorias o de la piel,
enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, lupus eritematoso,
esclerosis múltiple, espondilitis anquilosante y esclerosis lateral
amiotrófica.
Incluso la andropausia y la menopausia pueden ser tratadas con
antígenos obtenidos de la orina de un niño o una niña en los que


                                  174
empezaran a aparecer los caracteres sexuales secundarios.
El doctor Capistrán nos reconocería que las posibilidades de las
autovacunas son múltiples. Y nos contó algunos casos significativos:
"Una vez necesitábamos encontrar un paciente de esclerosis múltiple
en el primer estadio de la enfermedad, en los primeros treinta días,
para poder comprobar mi hipótesis, cuando nos llegó el caso clínico de
un muchacho del Tecnológico de Monterrey de 24 años de edad.
Empezaba a tener problemas de visión y el oftalmólogo le había dicho
que no encontraba la causa así que le mandó al neurólogo. Y éste le
diagnosticó esclerosis múltiple. Bueno, pues ese joven era el hijo de
nuestro jefe del servicio de Anastesiología así que le propuse que,
dado que era el caso clínico que estábamos esperando, en lugar de
seguir el tratamiento convencional se sometiera al antígeno de Ruiz
Castañeda. Nos pidió 48 horas para decidirlo y pasado el plazo nos
dijo: 'No hay opción, así que nos someteremos al tratamiento del
doctor Ruiz Castañeda'. Obviamente él sabía cuál es el desarrollo
natural de esa enfermedad. Pues bien, le dimos la vacuna con su
antígeno y afortunadamente Luis Felipe Quevedo está hoy
totalmente sano. Al comparar las resonancias se puede constatar
incluso la desaparición de las lesiones que ya tenía en el lóbulo
occipital".

NUEVOS ANTÍGENOS URINARIOS
Ruiz Castañeda constataría, sin embargo, que el deterioro físico que
presentaban algunos de los pacientes que acudían a él, muchos
desahuciados o muy dañados ya por los tratamientos convencionales a
causa de una medicación prolongada con inmunosupresores o
quimioterapia, anulaba o disminuía el efecto del antígeno específico
que, al final, lo único que conseguía dar era un débil aumento de las
defensas.
Cualquier otro médico, como aquello era normal, se hubiera limitado a
aceptarlo con resignación. Pero no fue el caso de Ruiz Castañeda
quien, volviendo sobre los pasos ya dados pero ampliando la
perspectiva, acabó encontrando en la orina de pacientes que habían
superado la enfermedad -y cuyos resultados de laboratorio
(marcadores tumorales, biopsias, estudios de imagen…) así lo
confirmaban- un antígeno al que denominó Antígeno
Inmunocompetente o de Refuerzo.
"Leticia Ramírez -nos contaría el doctor Capistrán- se curó de lupus
y durante cinco años fue nuestra donante. Su especificidad para
pacientes de lupus es extraordinaria, sobre todo para aquellos en los
que la calidad de su propio antígeno no es buena según la fase de su
enfermedad. Otra paciente, Lupita, donó su antígeno específico que
es ya competente para nuevos pacientes y para aquellos que ya hayan


                                 175
sufrido mayor daño a causa de la artritis reumatoide. Lupita ya no
tiene recaídas y no sigue ninguna medicación".

LAS APORTACIONES DE SALVADOR CAPISTRÁN
El último paso dado hasta ahora en la búsqueda de soluciones
terapéuticas en la orina es ya producto de la investigación personal del
doctor Capistrán al considerar que la orina de la mujer embarazada
podría ser una caja de sorpresas llena de recursos terapéuticos. Y
entendiendo que la mujer embarazada encierra entre sus misterios el
lenguaje de la vida, la configuración de los sistemas orgánicos de un
nuevo ser vivo y la posibilidad de modificar la reacción del sistema
inmunitaria ante la presencia de cuerpos extraños decidió buscar...
hasta encontrar e incorporar a su modelo de tratamiento lo que
denomina antígeno de mujer embarazada. Un antígeno que aplican en
todos los casos de cáncer como refuerzo pero que se recoge de forma
selectiva en el caso de cánceres hormonodependientes, el antígeno
masculino XY en el cáncer cervicouterino y el cáncer de mama, y el
femenino XX en el cáncer de próstata. Y al parecer las expectativas no
se han visto defraudadas según el investigador mexicano: "Los
resultados clínicos, tanto en tumores primarios como en las
metástasis, son extraordinarios. Así lo evidencian la evolución clínica,
los marcadores tumorales y los estudios de gabinete en nuestros
pacientes". En el resto de cánceres también se usa como refuerzo.
El tratamiento con antígenos urinarios entronca, en suma, con las más
modernas líneas de investigación: la inmunoterapia contra el cáncer y
la búsqueda de soluciones terapéuticas en las proteínas procedentes
de la orina de la mujer embarazada. Y quizás por el lado de la
evidencia clínica ha superado a la investigación de base.
Cabe agregar que con el tiempo, al tratamiento con los 3 antígenos el
doctor Capistrán ha ido añadiendo como coadyuvantes otros recursos
terapéuticos procedentes de la Medicina Complementaria para acelerar
y mejorar el tratamiento. Estas son las terapias de apoyo que utiliza:
-Aplicación de inyecciones de Gerovital en los puntos de acupuntura
que comunican los tres grandes sistemas del ser humano -nervioso,
endocrino e inmunitario- a fin de estimular la renovación celular y
corregir el daño causado por tratamientos más agresivos.
-Terapia de Acupuntura para paliar el dolor y proporcionar estabilidad
emocional al paciente.
-Utilización del BIRM, el fármaco basado en una planta medicinal que
desarrolló el doctor ecuatoriano Edwin Cevallos, por considerarlo de
gran valor para la destrucción de células tumorales (vea el reportaje
en nuestra web: www.dsalud.com).
-La Dieta Polarizante del doctor Demetrio Sodi Pallarés (vea
también el reportaje en nuestra web).


                                  176
-Ejercicios de Qui Gong.
Según Capistrán, la combinación de estas terapias ha permitido, en
coordinación con los oncólogos, reducir las dosis de quimioterapia o
radioterapia y mejorar enormemente la calidad de vida de los
pacientes. "Nuestra sorpresa -afirma- es que quienes sufren leucemia,
linfomas y mielomas, que son enfermedades de la sangre, cáncer de la
sangre, son los que más rápido responden. Los tumores embrionarios
de testículo en los jóvenes, los cerebrales y los de próstata también
responden bien. Y los mismos resultados tenemos en cáncer mamario
y cervicouterino, incluso cuando los pacientes están en etapas
avanzadas. Todos se benefician de una mejor calidad de vida y es
frecuente tener casos clínicos que se acercan a lo milagroso".

LOS ANTICUERPOS MONOCLONALES
Termino este artículo con la opinión del doctor Francisco Vara,
miembro del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina
de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los escasos médicos
que en España ha estudiado el trabajo del doctor Ruiz Castañeda: "Las
ideas del Dr. Ruiz Castañeda puede tener una base científica que es
preciso explorar y que podría depararnos enormes sorpresas.
Supongamos que hay un tumor cuya presencia se escapa al sistema
inmune porque presenta en su membrana celular antígenos o señales
tan débiles o enmascaradas que el sistema inmunitario no es capaz de
detectarla en un principio. Como toda célula viva en nuestro
organismo sufrirá una degradación de la cual pueden aparecer
pequeños fragmentos, los cuales podrían ser eliminados por la orina
ya que por su pequeño tamaño podrían atravesar el riñón. Circulando
por la sangre estarían a tan baja concentración que no serian
suficientes para generar una respuesta inmune. Si recogemos esas
cadenas peptídicas de la orina, las concentramos y las volvemos a
poner en la sangre nuestro organismo reaccionaría automáticamente
generando anticuerpos que ya sí podrían reconocer las células
antitumorales.".
"Lo asombroso -agrega el profesor Vara- es que de alguna manera
estamos hablando de lo que la Ciencia Moderna conoce hoy como
anticuerpos monoclonales en los que se trabaja como recurso
terapéutico de última generación. Estos pequeños péptidos recogidos
en la orina es lo que hoy conocemos como 'determinantes
antigénicos', que son la parte mínima de una proteína capaz de
originar un solo tipo de anticuerpo o anticuerpo monoclonal. Los
cuales tienen una altísima especificidad de reconocimiento. Los
anticuerpos monoclonales son la respuesta inmunológica a una cadena
péptica de cuatro o cinco aminoácidos, característica de una
determinada proteína, de un determinado virus, de un tumor, o de


                                 177
cualquier agente que el organismo reconoce como extraño. Lo que
Maximiliano Ruiz Castañeda definía como una sustancia propia de una
determinada patología es lo que la bioquímica moderna define como
determinante antigénico y supondría que Ruiz Castañeda se habría
adelantado más de cincuenta años a los conocimientos de su tiempo".
Es decir, lo que Maximiliano Ruiz Castañeda definía como una
sustancia propia de una determinada patología y de bajo peso
molecular que es expulsada por la orina inicia básicamente el mismo
proceso que hoy se busca con un proceso tecnológicamente
costosísimo. "El no podía tener ni idea de este concepto de vanguardia
-afirma el profesor Vara-. A este hombre hay que darle al menos
credibilidad porque fue un gran inmunólogo en su época y sus logros
extrapolados a día de hoy bien podrían hacerle acreedor a un premio
Nóbel. Y cuando un premio Nóbel de hoy en día dice algo así por lo
menos se le escucha. Si además hay quienes afirman que por
evidencia clínica el proceso es terapéuticamente válido se hace
necesario iniciar una investigación seria con técnicas modernas porque
el resultado final podría llevarnos a un mundo casi de ciencia ficción
sobre las posibilidades de los productos recogidos en nuestra orina."
Increíble sobre todo si se comparan los medios actuales con los
empleados por Ruiz Castañeda para la obtención del antígeno: una
centrifugadora, algunos reactivos, unas pipetas, el chorro del agua, un
refrigerador y una incubadora para comprobar que el material que
salía del laboratorio no estaba contaminado por bacterias o virus.
Claro que el problema para profundizar en sus investigaciones
probablemente no esté en los medios sino en los médicos que, como
Ruiz Castañeda dijo, "han sido programados por una cultura médica
adquirida con base en la propaganda comercial. La mayoría no se
atreve a utilizar otros productos o métodos que no sean
recomendados por las casas transnacionales y muchos de ellos no
tienen plena conciencia de su labor y, menos aún, estudian por interés
científico. Algunos vienen a veces a este laboratorio, aprenden el
método y comercian con él explotando a los enfermos... El
investigador debe de estar económicamente preparado para no tener
que convertirse en 'chambista'. Debe atreverse a buscar cosas nuevas
que no sean repetición de lo que hacen los americanos."
La vía, en suma, esta abierta. Ahora sólo queda recorrerla.


Antonio Muro

Nota a pie de página:
(1) "Método rápido para la investigación de reacciones específicas y
no específicas en el cáncer". Archivos de Investigación Médica (Mex)


                                  178
11:83, 1980 Instituto Mexicano del Seguro Social.

Más información:
Dr. Salvador Capistrán
Av. Cuauhtémoc N° 1187 Col. Letrán Valle C.P. 03650 México, D.F.
Tel.: 56 88 89 46 Fax: 56 88 95 37
e-mail: capistra@prodigy.net.mx; drcapistran@hotmail.com;
drcapistran@yahoo.com.mx


LA EXPERIENCIA CUBANA
Hay que decir que los investigadores mexicanos están dispuestos a
colaborar con quien lo solicite y sólo condicionan su participación en el
desarrollo de la terapia en otros lugares del mundo al hecho de que
sea adoptado por un sistema público de salud capaz de extender lo
que consideran una revolución terapéutica al mayor número posible de
enfermos. Es el caso de la colaboración recientemente iniciada con el
Hospital Oncológico de Camagüey en Cuba.
En uno de los muchos congresos realizados en México sobre Medicina
Tradicional el doctor Capistrán consiguió atraer la atención de la
doctora Arely Díaz Cifuentes, directora del Departamento de
Medicina Tradicional de ese hospital oncológico. Y ésta, interesada por
la terapia con antígenos de la orina, se trasladó a México a visitar las
instalaciones del doctor Capistrán. Allí estudiaría, verificaría los
resultados clínicos y en laboratorio, aprendería las técnicas y,
finalmente, decidió que la terapia era efectiva y merecía la pena
incorporarla en Camagüey. Se iniciaría así -en noviembre del 2002- un
convenio de colaboración conjunta. A día de hoy la Doctora Arely Díaz
se muestra muy esperanzada en las posibilidades de la terapia: "La
terapia del antígeno es muy buena; combinada con la de puntos da
maravillosos resultados a los pacientes. Nosotros estamos
comenzando a andar por un largo camino y nos falta mucho por
recorrer pero lo que hemos visto hasta ahora son resultados
alentadores"


RELATO EN PRIMERA PERSONA
La primera vez que escribí un artículo sobre la vacuna con antígenos
de la orina fue en 1998 y también en una revista que dirigía el actual
director de Discovery DSALUD. Entonces no conocía la historia de
Pedro, a quien no conozco personalmente pero cuyo singular proceso
conocí casualmente mientras elaboraba este artículo. Al explicármela
en detalle le pregunté si querría escribir unas líneas sobre lo que había
vivido para acompañar este trabajo y accedió. Este es su testimonio


                                   179
que transcribo sin comentarios. No son necesarios.
"Todo empezó el año 1993 con unas molestias en la parte baja de la
columna. Pero esas molestias, que al principio eran insignificantes, se
convirtieron en un dolor que progresivamente pasó a piernas, espalda
y cuello. Después de varias visitas a los especialistas y distintos
análisis el diagnóstico fue espondilitis anquilosante, una enfermedad
reumática autoinmune de la que nunca había oído hablar.
El traumatólogo me explicó que esa enfermedad podía ser hereditaria
y que era crónica pero que con medicamentos, el ejercicio adecuado
en fases de baja actividad inflamatoria y mucha paciencia se podría
conseguir que no fuera a más. Tuve que dejar el trabajo porque la
espondilitis sí evolucionó y los antiinflamatorios y el ejercicio no fueron
suficientes. Cada vez me encontraba peor. En pocos años me vi con
muletas para poder caminar, fuertes dolores y pocas esperanzas de
recuperarme. La degeneración era física y psicológica.
Una tarde, en abril del 98, leyendo una revista que solía comprar para
distraerme encontré un artículo cuyo e(XIX) LAS PROPIEDADES
ANTICANCERÍGENAS DEL "CHAMPIÑÓN DEL SOL"nunciado decía:
"Diseñan una vacuna con orina contra múltiples enfermedades" (...)
"Demostrada su efectivida




d                                                   en dolencias
presuntamente

Un champiñón de origen brasileño, el Agaricus Blazei Murill
-también conocido como "El champiñón del sol"- ha
demostrado tener un potente efecto anticancerígeno. Sus
propiedades antitumorales y antimutagénicas además de su
actividad inmunomoduladora permiten acelerar los procesos de
mejoría y en no pocos casos conseguir recuperaciones
sorprendentes. Además, el champiñón posee en sí mismo un
alto valor gastronómico. Japón y otros países están invirtiendo
miles de millones de dólares en su desarrollo y
comercialización.

Estamos en pleno siglo XXI y seguimos sin conocer las inmensas


                                    180
posibilidades de la "farmacia de Dios". Y es tanto lo que aún ignoramos
de la naturaleza que no es extraño encontrarnos de vez en cuando con
productos de enormes capacidades terapéuticas en el tratamiento de
numerosas enfermedades, incluidas algunas tan graves como el
cáncer.
En nuestro país, por ejemplo, son muy pocas las personas que han
oído hablar del Champiñón del Sol -cuyo nombre científico es Agaricus
Blazei Murill- a pesar de que en muy pocos años ha centrado la
atención de decenas de estudios científicos que avalan sus
capacidades antitumorales y antimutagénicas así como su actividad
inmunomoduladora. Y no hablamos de un medicamento sino de un
hongo, de un champiñón procedente de Brasil cuyo estudio científico,
paradójicamente, se ha efectuado sobre todo en Japón.

LA IMPORTANCIA DE LOS HONGOS
Los hongos están presentes en nuestra vida desde hace miles de años.
Tanto en el Antiguo Egipto como en las culturas precolombinas y en la
medicina tradicional oriental han jugado un importante papel nutritivo,
simbólico y medicinal. Y es que está demostrado que todo hongo
comestible es beneficioso para el organismo humano al aportar
proteínas, minerales, aminoácidos, carbohidratos, tiamina y una gran
variedad de enzimas. En todo caso, son los polisacáridos presentes -en
mayor o menor cantidad- en prácticamente todos los hongos
comestibles los que por su capacidad de combatir una gran gama de
afecciones les convierten en un gran remedio terapéutico. No es pues
de extrañar que la búsqueda de nuevos productos antitumorales y
otras sustancias medicinales basados en ellos se haya vuelto una
cuestión de gran interés a la que se dedican cada vez más recursos
dada la gran dificultad que supone definir y tratar de reproducir la
mayoría de las sustancias activas presentes en el hongo.
En todo caso, los hongos mundialmente más conocidos hoy son el
Shiitake, el Reishi y el Kombucha (a éste se le denomina "el hongo de
la longevidad"); y, sin embargo, es el Agaricus Blazei Murill el que
lleva camino de convertirse en el rey de los champiñones. Y no por sus
cualidades gastronómicas -que son muy apreciadas- sino por sus
posibilidades curativas.

UN CHAMPIÑÓN SORPRENDENTE
La primera referencia que se conoce del Agaricus Blazei Murill es del
profesor Joaquim Monteiro quien ya en 1877 describió sus
posibilidades curativas refiriéndose a él como se le conocía siglos
atrás: Cogumelo del Sol (Hongo del Sol), Cogumelo Dorado y
Cogumelo de Dios por sus bondades terapéuticas. Original de una
pequeña comarca montañosa del estado de Sao Paulo llamada Piedade


                                  181
fue rescatado para el mundo por los japoneses cuando estaba a punto
de extinguirse, tanto para su consumo gastronómico como para la
investigación científica. Y es que la colonia japonesa en Brasil es
históricamente numerosa, especialmente en el Estado de Sao Paulo
donde viven alrededor de 1.400.000 nipones primordialmente
dedicados a la agricultura.
Al parecer un japonés descubrió el hongo cuando crecía salvaje cerca
de la casa de un granjero de su misma nacionalidad y lo envió para su
estudio terminando en diversas instituciones académicas del mundo.
Siendo entonces cuando mereció el interés del Dr. Inosuke Iwade,
profesor de Bioquímica Forestal y Ciencia de los Hongos Aplicada de la
Facultad de Agricultura de la Universidad de Mie en Japón, quien lo
"presentaría" oficialmente a la comunidad científica en 1965.
Posteriormente, en 1980, el Dr. Shoji Shibata -profesor de
Farmacología de la Universidad de Tokio- y el Dr. Tetsuro Ikegawa
-miembro del Instituto Nacional de Investigación contra el Cáncer de
Japón- realizarían un primer estudio científico para constatar si los
polisacáridos del hongo fortalecían el sistema inmune. Y el resultado
fue sorprendente: el Agaricus Blazei Murill obtenía unos resultados
mucho mejores que los hongos Reishi, Shiitaké y Maitaké tanto en
cantidad de polisacáridos betaglucanos -tiene más que ningún hongo
conocido- como en los resultados de distintas pruebas. Por ejemplo,
más del 90% de los animales a los que se había inducido un sarcoma
en el fémur remitieron por completo. Es más, al 99'8% de esos
mismos ratones no se les pudo volver a provocar un tumor maligno a
pesar de los 6 intentos sucesivos que se realizaron. En un posterior
estudio dirigido por el Dr. Hitoshi Ito en el Departamento de
Farmacología de la ya mencionada Escuela Universitaria de Medicina
de Mie se constatarían sus notables efectos antitumorales lo que se
comunicó a los médicos asistentes a la 39ª reunión anual de la
Asociación Japonesa contra el Cáncer.
Desde entonces se han sucedido los reconocimientos científicos sobre
las cualidades del hongo. Como ejemplo se puede citar el del Dr. I. P.
Lee, que siendo Investigador Jefe de Tumores Malignos de la FDA
(Food and Drug Administration) de Estados Unidos, miembro del
Instituto Nacional Contra el Cáncer de Japón y miembro del Consejo
Asesor del Ministerio de Ciencia de Corea del Sur -entre otros cargos-
recomendó en un libro sobre el Agaricus su consumo a todos los
enfermos de cáncer.
También el Dr. Takashi Mizuno, ex Jefe del Departamento de
Farmacología de la Universidad de Shizuoka, manifestó en una
entrevista concedida a The Study of Inmunocompetence su convicción
sobre la efectividad terapéutica de este hongo en casos de cáncer.
Y ya en 1995, durante el 9º Congreso Internacional de Inmunología


                                 182
que se celebró en San Francisco, el Dr. Ghoenum -profesor en la
Universidad Drew de Medicina y Jefe de Servicio en el Hospital King
Charles- presentó el caso de una paciente que tuvo una remisión
completa de cáncer de ovarios sin otro tratamiento terapéutico que
una sustancia aislada del Agaricus Blazei Murill.
Y se trata sólo de algunos testimonios ya que existe una amplísima
literatura científica de reconocimiento de sus propiedades (vea el
recuadro adjunto). Es más, se asevera que la remisión total del
melanoma que padecía el ex presidente norteamericano Ronald
Reagan tuvo lugar tras haberse sometido a un tratamiento
coadyuvante con este hongo. Así lo recogió el prestigioso rotativo
japonés Asahi -diario con una tirada de 8 millones de ejemplares-,
noticia que confirmaría el ya citado Dr. Mizuno.
Claro que tales testimonios también pueden encontrarse en España
porque el boca a boca sigue funcionado como medio de difusión. Es el
caso de David. "En diciembre de 1998 -nos diría- a mi padre le fue
diagnosticado un tumor infiltrante en la vejiga, en transición
metastática y con alto grado de malignidad. La opinión facultativa fue
desfavorable y la única solución propuesta una operación quirúrgica de
urgencia. En mi lógica preocupación llamé por teléfono en busca de
consejo a mi mejor amigo, un caballero japonés de Yokohama que
inmediatamente me forzó a hacerme con el 'Agaricus Blazei Murill'
pues, aunque no me lo había comentado, el año anterior a su madre le
remitió por completo un tumor de unos 3 cm. en la base del cuello sin
tratamiento terapéutico alguno. Sucedió sólo una semana antes de la
operación quirúrgica que estaba programada y que, de hecho, ya
había sido retrasada en tanto ella, tras casi un mes de ingesta, había
tenido una primera remisión de aproximadamente un 25 % del tumor;
al mes y medio la remisión era casi de un 50 % y a los dos meses,
cuando la intervención programada ya se había retrasado una semana
más por estas afortunadas causas sobrevenidas se certificó la remisión
total".
"Así que mi amigo -continuaría diciéndonos- me ayudó de modo
extraordinario a conseguir el 'Agaricus Blazei Murill' para mi padre. Y
no un Blazei cualquiera sino el mismo que había tomado su madre,
criado a campo abierto en su solar ancestral, en las proximidades de
la región montañosa de Piedade, en Sao Paulo (Brasil). Cuando
conseguí mi primera partida de Blazei puro, en las pruebas
preoperatorias a mi padre se le detectaron nódulos en el pulmón
izquierdo, lo que conllevó la lógica opinión clínica merecida de
metástasis y fue descartada la solución quirúrgica prevista con su
obvio significado implícito. A los 18 días de ingesta masiva del hongo
rogué que le hicieran nuevas pruebas de diagnóstico por imagen que
mostraron la desaparición de una mancha y el hecho de que otra se


                                  183
describiera como un granuloma calcificado. Y entonces se llevó a cabo
la operación quirúrgica anteriormente programada. La recuperación
fue sorprendente,la tolerancia a los agentes quimioterápicos de
protocolo inédita y el mantenimiento de su sistema inmunitario, en
medio de los ciclos de quimioterapia y radioterapia, impresionante".
Tras aquella experiencia el boca a boca comenzó a funcionar y David
puso en marcha una "cadena de favores" que perdura hoy día y de la
que ya se han beneficiado otros compatriotas. Es el caso de Stephan,
a quien tanto deberán quienes a partir de hoy entren en contacto con
el hongo ya que fue la persona que nos puso tras su pista tras
comprobar cómo contribuía a la mejoría de su padre cuando la muerte
parecía inevitable. Su calidad de vida mejoró hasta un final que todos
anticiparon para mucho antes por su condición de metastático y
trasplantado. Final que además quizás hubiera sido otro si no hubiera
habido una contradicción evidente entre reforzar el sistema
inmunitario para combatir el cáncer y evitar el rechazo del nuevo
órgano.
Afortunadamente, muchos otros casos han tenido un final más feliz:
"A finales de noviembre o principios de diciembre del 2001 -nos
contaría David- recibí una llamada telefónica de una dama que se
identificó como profesional sanitaria y que se hallaba muy angustiada
por la situación clínica de su hermano, un enfermo de cáncer
microcítico cuya situación era ésta: cáncer primario en mediastino,
inoperable; 8 nódulos en el cerebro; nódulos craneanos; múltiples
nódulos pulmonares, suprarrenales y en el hígado; paciente diabético
con alta dependencia de insulina; antecedentes de problemas
cardiacos serios y un triple by-pass implantado. La situación,
evidentemente, no podía ser más desfavorable y los médicos dudaban
de que llegara a enero del 2002. El caso es que mostró tanto afán y
desesperación por el caso de su hermano que era imposible negarla
nada así que la envié parte de lo que estaba tomando mi padre.
Luego, una vez tuvo el hongo, viviría un enfrentamiento bastante
agrio con algunos de los médicos ya que éstos consideraban el
esfuerzo inútil dando por sentado que el hermano moriría. Bien, pues
el 11 de enero del 2002, mientras iba por la calle, recibí una llamada
suya diciéndome que se encontraba en un centro sanitario de
diagnóstico por imagen observando directamente los resultados de
una resonancia magnética que se le acababa de practicar a su
hermano y en la que se apreciaba un auténtico 'milagro' clínico: los 8
nódulos cerebrales habían desaparecido... tras ingerir el Blazei algo
menos de dos meses. Y ya había roto las expectativas clínicas previas
de esperanza de vida".Y la cadena continuó.
Cabe añadir que la información sobre este hongo ha pasado de
manera extraoficial por muchos despachos oficiales -sobre todo de la


                                 184
Sanidad andaluza- sin que hasta hoy se hayan hecho intentos serios
-al menos conocidos- de investigar en España sus propiedades o de
buscar algún tipo de aplicación terapéutica de lo que ya se sabe.
Los médicos más abiertos se han limitado a consentir su consumo a
sus pacientes dado que se trata de un mero alimento carente de
toxicidad pero los demás no quieren ni oír hablar del champiñón como
posible terapia para tratar el cáncer. Ni siquiera como coadyuvante. Y
mucho menos como sustitutivo de los fármacos convencionales. Tan
sólo en una ocasión se estuvo muy cerca de poderse hacer un estudio
riguroso pero una vez más los argumentos del poderoso caballero Don
Dinero primaron y la investigación fue aparcada sine die.

LOS INGREDIENTES ACTIVOS DEL AGARICUS BLAZEI MURILL
Las investigaciones realizadas durante los últimos 25 años indican que
el gran secreto del Agaricus Blazei Murill parece estar en los
polisacáridos que contiene, en cantidad y calidad no conocida en otros
hongos. Concretamente en los betaglucanos Beta (1-3) glucan y Beta
(1-6) glucan, sustancias que potencian los mecanismos naturales del
sistema inmune en su lucha contra todo tipo de enfermedades
infecciosas... y en el cáncer.
Los betaglucanos activan los macrófagos siendo así posible su
utilización como coadyuvante de la quimioterapia. En uno de los
estudios realizados se probaron los efectos al inyectarlos en ratones
infectados con células tumorales agresivas que se extendieron a sus
hígados. Mientras, a otro grupo se le inyectó sólo las células
tumorales. Pues bien, los investigadores encontraron que los animales
tratados con betaglucanos habían disminuido la metástasis de hígado.
Además, todos los animales del grupo de control murieron antes de los
42 días siguientes mientras un 28% de los ratones tratados con
betaglucanos sobrevivieron Este resultado -como los de muchos otros
estudios- indican que activan el sistema inmune y reducen la
capacidad metastásica de las células cancerosas.

PROPIEDADES DEL CAMPIÑÓN DEL SOL
Resumiendo, los distintos estudios efectuados indican que el
Champiñón del sol tiene las siguientes propiedades:
-Efecto preventivo. El hongo contiene grandes cantidades de fibra
dietética no digerible que absorbe los materiales cancerosos presentes
en nuestro cuerpo y los expulsa con las heces.
-Reduce la glucosa en sangre. Las proteínas ácidas presentes en el
hongo tienen efectos positivos a la hora de disminuir la glucosa en
sangre. Son abundantes las referencias a sorprendentes mejorías de
casos de diabetes en Japón.
-Reduce la tensión arterial, el colesterol y la arteriosclerosis. La


                                 185
ya mencionada fibra dietética y los ácidos grasos insaturados -como el
linolin- contenidos en el hongo permiten reducir la tensión arterial, el
colesterol y prevenir la arteriosclerosis.
-Efecto compensatorio de otros tratamientos. Al reforzar la
respuesta inmune, restaura valores suprimidos por la quimioterapia y
la radioterapia.
-Efecto anticancerígeno. El hongo contiene esteroides naturales
conocidos por sus efectos anticancerígenos (diferentes de los
esteroides producidos químicamente que a menudo son señalados
como causa de enfermedades).
-Efecto antitumoral. Los betaglucanos del hongo refuerzan la
actividad de los macrófagos, anticuerpos que destruyen e impiden la
proliferación de células cancerígenas. El Agaricus Blazei Murill
estimula, entre otros, los linfocitos T y B, la producción de interferón y
las interleuquinas. Se ha constatado que cuando alguien ingiere el
hongo aumenta en sangre un 3.000% la producción de células NK -las
llamadas células asesinas del sistema inmune- a los 2-4 días.
En resumen, y en palabras del doctor Takashi Mizuno, "el Agaricus
Blazei Murill ha demostrado poseer actividades antimutagénicas,
bactericidas y antoangiogénicas, y ser un poderoso estimulante
sistémico del sistema inmunitario promoviendo los mecanismos de
defensa natural para combatir una variedad de agentes infecciosos
además del cáncer".
Cabe agregar que otro de los efectos beneficiosos de los betaglucanos
es la reducción de las infecciones postoperatorias.

LA PREPARACIÓN DEL PRODUCTO
No debemos dejar de señalar que, como en el caso de otros productos
naturales, cuando se extractan los principios activos del hongo para
sintetizarlos de forma aislada y así fabricar fármacos
comercialmente... pueden modificarse las propiedades terapéuticas del
hongo en su forma natural. Y es posible que entonces no funcione o lo
haga peor. Entre otras cosas porque puede haber otras sustancias
activas aún no identificadas en él. La investigación, pues, está lejos de
haber terminado. Por eso la FDA tiene la intención de financiar un
estudio sobre las propiedades antitumorales del Agaricus Blazei Murill
dentro del llamado Programa RAPID (Rapid Access to Preventive
Intervention Development) este mismo año. Un estudio que bajo el
título "Producción a escala de un potente agente quimiopreventivo,
1SY16, para estudios clínicos y preclínicos" será desarrollado por el
doctor Insu P. Lee en la Kanazawa University de Japón. Algo a lo que
se ha hecho acreedor porque "los estudios preliminares han
demostrado que extractos micoquímicos extraídos de champiñones
parecen poseer propiedades antiproliferativas e inmunomoduladoras


                                   186
así como una potente actividad quimioterápica en modelos animales".
El 1SY16, que lleva extracto de Agaricus Blazei Murill, es una mezcla
de componentes con prometedoras actividades quimiopreventivas.
Hay que decir que con estudios de este tipo quizás se resuelvan
algunas de las dudas que hay sobre el hongo. Por ejemplo, el hecho de
que la respuesta no sea idéntica en todos los casos, algo que parece
natural sobre todo si tenemos en cuenta que su función está
directamente relacionada con el estado previo de nuestro sistema
inmunitario.
Lo que sí parece claro es que no existe relación entre la cantidad
tomada y el resultado obtenido. Es decir, el hecho de ponerse a comer
champiñones como un loco no garantiza mejores efectos que en caso
de una ingesta moderada. El profesor Mizuno, como referencia, habla
de 15 gramos diarios. La experiencia indica que con esa dosis se
obtienen magníficos resultados. En el caso citado anteriormente de
cáncer microcítico, por ejemplo, el paciente tomó 12'5 gramos diarios.

LA BÚSQUEDA EN EL LABERINTO
El Agaricus Blazei Murill parece constituir, en suma, una gran
contribución terapéutica al tratamiento del cáncer. Y, sin embargo, su
consumo supone una aventura que uno tiene que estar dispuesto a
afrontar al no estar debidamente apoyado por las autoridades
administrativas. De ahí que para saber cuál comprar y cómo
consumirlo se deba estar dispuesto a buscar apoyo en las personas
que ya lo han tomado y seguir unas pautas aún no completamente
definidas porque no todo lo que se vende bajo el nombre de Agaricus
Blazei Murill es igual de valioso. La cantidad de principios activos
depende de dónde, con qué y cómo se cultive.
En Piedade (Sao Paulo), su lugar de origen, las temperaturas oscilan
entre 35 y 38º C durante el día disminuyendo hasta 20-25º C por la
noche con una humedad que promedia el 80%. Asimismo, las
características de su suelo constituyen un aspecto decisivo para que el
hongo alcance su máxima eficacia. Una realidad de la que son
conscientes las propias multinacionales farmacéuticas e instituciones
que han apostado fuerte para tratar de producir fuera de Brasil el
hongo.
El Iwade Institute of Micology de Japón tardó 14 años en lograr la
adaptación del hongo en Japón. Quizás por eso otra gran empresa, la
Kyowa Hakko -la farmacéutica más antigua de Japón-, acapara hoy el
60% de todo el Agaricus Blazei Murill natural brasileño que se vende
en Japón y espera poder contar en el futuro con un macrocomplejo de
estudio y producción en el estado brasileño de Matto Grosso.
Es más, a pesar de la dificultad de conseguir que crezca fuera de su
entorno natural el descubrimiento de las propiedades terapéuticas del


                                  187
Agaricus Blazei Murill ha provocado la proliferación de sus cultivos en
Estados Unidos, China, Japón, Corea, Hawai… dando como resultado la
presencia en el mercado de distintas variedades comerciales que no
llegan al nivel "excelso" de calidad del brasileño.
Además, en un mercado de miles de millones de personas no podían
faltar tampoco los especuladores. Por eso el mercado japonés acapara
ya cerca del 80% de la producción del Agaricus Blazei Murill natural.
China se lleva alrededor de un 10%, Corea del Sur alrededor del 7 % y
al resto del mundo le queda del hongo brasileño tan sólo un 3%. Como
puede el lector imaginar, esta escasez es aprovechada por los
intermediarios que acaparan por adelantado las cosechas en un
movimiento puramente especulativo. El resultado es que su precio se
ha disparado. Y que hongos producidos de forma masiva fuera de
Brasil en grandes instalaciones y que no alcanzan por tanto todas las
virtudes del original brasileño son cobrados al mismo precio. Incluso
hay quién ha decidido hacer pasar por "natural" hongo producido
"industrialmente" en el propio Brasil.
Como referencia, sepa que el precio del hongo originario de la región
de Piedade puede costar entre 750 y 1.400 dólares el kilo
deshidratado. El genéricamente brasileño de cierta calidad puede
llegar a 900 dólares por kilo. El japonés cultivado en Okinawa por el
Iwade Mushroom Institute -con plantaciones en todo el sudeste
asiático- de 600 a 1.000 dólares el kilo. Y el de origen chino en torno a
los 250 dólares/kilo.
Claro que sigue siendo mucho más barato que cualquier tratamiento
quimioterápico. Por otra parte, además de por kilos en Internet puede
encontrarse un amplio número de extractos, pastillas, suplementos,
etc. Son, en definitiva, los vericuetos de un laberinto comercial similar
al de muchos otros productos -naturales o no- que los interesados
deben estar dispuestos a recorrer. Quienes lo han consumido afirman
que merece la pena.

COMER PARA SANAR
Evidentemente, en España lo ideal sería facilitar el acceso al producto
autorizando la importación del hongo como alimento porque además
de sus propiedades terapéuticas resulta ser "un manjar de dioses". De
hecho, cuando fue "redescubierto" en 1965 se consideró ya una de las
mejores setas del mundo por su calidad gastronómica y se la
denominó con el nombre japonés oficial de Himematsutake (Hime-
matsutaké significa literalmente Princesa Matsutaké, nombre que
habla bien a las claras de su consideración por los especialistas). Por
eso aunque es una de las setas más caras del mundo su consumo es
tradicional en Japón si bien sólo se tome en ocasiones significativas en
razón de su alto precio.


                                   188
Terminamos explicando que todos los hongos o setas basidiomiceto
que se consumen habitualmente en España, aunque sea en
proporciones mucho menores, son también antitumorales una vez
extractadas. Incluido el champiñón común.
Comer hongos es pues, además de nutritivo, muy saludable.



Antonio Muro

Nota: Internet está lleno de referencias al hongo y a diversas marcas
que lo comercializan. En todo casi, indicamos al lector que una de las
personas entrevistadas para este reportaje cuyo padre se benefició de
sus cualidades ha tenido la amabilidad de compartir con nuestros
lectores la dirección de correo electrónico de su suministrador, Sidney
Rizzo Junior: sidney_rizzo_jr@yahoo.com.br. También puede
consultar, por su calidad, la página www.agaricusfarm.com.


Reconocimiento de la efectividad del Agaricus Blazei Murill
Entre la amplia literatura científica de reconocimiento de las
propiedades Agaricus Blazei Murill aparecen citas como las siguientes:
-"Los extractos de Agaricus Blazei Murill han mostrado inicialmente
tener actividades anticarcinogénicas y antimutagénicas. Estos
resultados sugieren que la actividad antimutagénica, más allá de la
modulación del sistema inmunitario, podría estar involucrada en la
acción anticarcinogénica del Agaricus Blazei Murill". (Del Manto RD y
otros; 2001 Sep. "Efecto antimutagénico del Agaricus Blazei
Murill en la genotoxicidad inducida por ciclofosfamida")
-"A causa de la influencia del Agaricus Blazei Murill en el cuadro
sanguíneo, la hemoglobina de la sangre periférica, las plaquetas y los
leucocitos se incrementaron remarcadamente. Entre los pacientes del
grupo experimental, 8 alcanzaron una remisión completa (CR) y 2
continuaron sin remisión....". (Tian Xiaohui y otros. Journal of
Lanzhou Medical College. Observación Clínica sobre
tratamiento de leucemia no linfocítica con Agaricus Blazer).
-"El Agaricus Blazei Murill es efectivo a la hora de promocionar la
recuperación de hepatocitos de pacientes de hepatitis crónica así como
en su incremento inmunológico y actividad antitumoral" (Wang
Lirong. Journal of Lanzhou Medical Collage. Observación sobre
el tratamiento de Agaricus Blazer en Hepatitis B Crónica).




                                  189
Cómo prepararse una infusión de Agaricus Blazei Murill
La forma de preparación y administración de la infusión de Agaricus
Blazei Murill que recomienda el Dr. Takashi Mizuno, profesor de
Farmacología de la Universidad de Shizuoca, es la siguiente:
-Caliente dos litros de agua en un recipiente, preferiblemente no
metálico (y jamás en uno de aluminio).
-Retírelo del fuego cuando hierva y eche en él 30 gramos de
champiñón deshidratado. Tape bien el recipiente y deje que se hidrate
el producto durante 20 minutos.
-Destápelo de nuevo y póngalo otra vez al fuego -destapado- hasta
que hierva. Manténgalo hirviendo entre 30 y 40 minutos (perderá por
evaporación entre una cuarta y una tercera parte de su contenido
original de agua).
-Apague el fuego, déjelo enfriar y guarde la infusión líquida en el
frigorífico para conservarla adecuadamente (eso sí, nunca durante más
de 3 días ya que a partir de entonces se apreciará claramente el
proceso de oxidación normal que hará ineficaz la infusión). Tampoco
debe estar a temperatura ambiente mucho tiempo.
-En cuanto a su ingesta, beba unos 100 mI. (un vasito) de la infusión
3 o 4 veces al día, con preferencia antes de las comidas y antes de
dormir. Si le resulta amarga puede endulzarla. -Cabe añadir que los
champiñones que quedan flotando al hacer la infusión se pueden
aprovechar como acompañamiento de otras comidas.

      ersonas que viajaron a México y vieron en directo curaciones
  espectaculares decidí que había llegado el momento de probarlo yo
también. Hice saber a mi médico de cabecera mi decisión. Me dijo que
  él veía una base científica y coherente en esa terapia y me animó a
 intentarlo, que él en mi lugar también lo haría dadas las carencias en
  la medicina oficial hasta ahora en estas enfermedades traumáticas.
     Empecé con las vacunas. Después de un año de inyectarme mi
     antígeno empecé a notar pequeños indicios de mejoría que me
  animaron definitivamente a continuar. Sin embargo, mi antígeno no
    era suficiente por lo que pedí otro más de refuerzo. Y la mejoría
   empezó (XX) AFRONTANDO EL CÁNCER CON UREA a ser más
  palpable. Han pasado cinco años, los dolores de la enfermedad han
                    remitido casi por completo y mi m




                                  190
ov                                                 ilid



 El Dr. Joaquín Amat espera en la cárcel a que el Tribunal
Constitucional revise su apelación. El Tribunal Supremo ratificó
hace unos meses la sentencia de la Audiencia de Castellón que
le condenaba por estafa y delito contra la salud pública. La
realidad, sin embargo, es que durante años desarrolló una
teoría bioquímica sobre el origen del cáncer y creó un sencillo
producto que ha contribuido a mejorar -cuando no a curar- a
muchos enfermos. Nuestro más alto tribunal revisará su caso
pero, sea cual sea su decisión, ello no impide que su propuesta
esté científicamente fundamentada -aunque el Supremo lo
dude- y que muchos pacientes afirmen que deben su mejoría a
él después de que la oncología oficial les desahuciara. Sólo que
nadie ha querido escuchar.

No es una cuestión de ideologías. Es una cuestión de poder que
sobrepasa a los partidos políticos y a los gobiernos. En el nuestro y en
otros muchos países. Lo que hay realmente detrás son billones de
euros en juego.
2003. La Administración del Partido Popular pone en marcha una
campaña de persecución contra el Bio-Bac, contra los médicos que lo
recomiendan -a los que se amenaza con la cárcel- y contra los mismos
pacientes que, en una acción sin precedentes, se han personado como
parte afectada en el proceso judicial. Pero afectados... no por los
médicos sino por la Administración que les está impidiendo el acceso a
un producto -reconocidamente inocuo- que reclaman como opción
personal para tratar distintos tipos de cáncer. Claro que esta maniobra
no es nueva...
1984. La Administración del Partido Socialista, después de invitar al
médico español Joaquín Amat a iniciar los ensayos preceptivos para
obtener el reconocimiento de un producto de su creación para tratar el
cáncer -el Amatrisán- aduce luego deficiencias administrativas e
invalida cualquier posibilidad de seguir adelante en su desarrollo.


                                  191
Comienza entonces un calvario personal y profesional para el doctor
Amat que, a pesar de todo, convencido de las posibilidades
terapéuticas del mismo en el tratamiento de diversos tipos de cáncer,
decide aplicarlo a pacientes generalmente desahuciados por los
oncólogos. Hasta que acaba siendo llevado ante la Audiencia Provincial
de Castellón acusado de estafa, intrusismo y delito contra la salud
pública y es condenado por los tres delitos. Recurrida ante el Tribunal
Supremo la sentencia sería rectificada en lo que se refiere al delito de
intrusismo -el auto deja claro que todo médico puede legalmente
tratar a cualquier enfermo sin necesidad de poseer especialidad
médica alguna- pero ratifica los otros dos delitos. Y antes de conocer
siquiera oficialmente la resolución Amat es inmediatamente detenido y
conducido a prisión. La sentencia -emitida en abril del 2003- le
condena a ¡once años de cárcel! y al pago de decenas de millones de
pesetas de indemnización a quienes se presentaron ante los tribunales
asegurando haber sido engañados por el doctor. Y, sin embargo, ni
siquiera en este caso las cosas son lo que parecen a primera vista...
Con el máximo respeto para quienes desde la frustración por el fracaso
terapéutico en el caso de seres queridos solicitaron indemnización o
por la sensación de engaño que por ello pudieron sentir debemos decir
que resulta especialmente significativo que muchos otros pacientes
renunciaran explícitamente en el juicio a recibir cualquier tipo de
indemnización, convencidos de la utilidad del tratamiento. Es más, aun
hoy se siguen preguntando por qué las sentencias no recogieron sus
testimonios validando el tratamiento y el comportamiento de Amat a
quien, en cambio, la sentencia retrata como un estafador sin
escrúpulos. Ambas sentencias -tanto la de la Audiencia de Castellón
como la del Tribunal Supremo-, repletas de argumentos jurídicos pero,
sobre todo, de juicios de valor sobre el presunto comportamiento del
doctor Amat, no dedican en cambio ni una sola línea a quienes
afirman haberse curado de procesos cancerígenos con el tratamiento
de Amat, a quienes la mayoría llegó tras haber sido desahuciados
por la Oncología oficial a pesar de haberse sometido, sin ningún
resultado, a los tratamientos convencionales: cirugía, quimioterapia y
radioterapia. Tratamientos que tienen, según reconoce la propia
sentencia del Supremo resumiendo el sentir de los enfermos, "efectos
espantosos".
En suma, ¿estafó el doctor Amat a unos y curó a otros? ¿Cómo es eso
posible? ¿Fue Amat un estafador, un loco... o simplemente alguien
acosado por ir contra la corriente oficial del pensamiento oncológico?

DOS DELITOS Y UNA SOLA RAZÓN
Más allá de toda la argumentación jurídica parece razonable pensar
que no hubiera existido ni "estafa" ni "delito contra la salud pública" si


                                   192
al producto se le hubiera reconocido su base científica y sus posibles
beneficios. En el caso de la estafa la acusación no se mantendría ni un
solo minuto porque si el producto es útil los honorarios del médico o
los costes del tratamiento no pueden ni deben cuestionarse. Sin ir más
lejos, hay clínicas privadas en nuestro país que por un tratamiento
oncológico similar al que el mismo paciente puede recibir en la
Sanidad pública -si bien mucho más "personalizado"- se le llegan a
cobrar en algunos casos más de 180.000 euros (30 millones de
pesetas). A pesar de lo cual los pacientes suelen también terminar
muriendo. Y, sin embargo, nadie habla de estafa en tales casos ni se
persigue a esos médicos. Claro que son tratamientos "oficialmente"
aceptados...
Llegados a este punto sorprende profundamente que el Tribunal
Supremo, para justificar la estafa, afirme en la propia sentencia que
"él mismo (Amat) era plenamente consciente de la ineficacia del
tratamiento". Una mentira evidente porque Amat jamás ha admitido
tal cosa. Es más, la sentencia ignora deliberadamente los amplios y
extensos trabajos científicos que sobre su producto y tratamiento
realizó, publicó y envió a los principales centros de investigación,
hospitales, clínicas y asociaciones profesionales médicas de medio
mundo para darlos a conocer. ¿Es ese el comportamiento de un
"estafador"? De hecho, el mismo psiquiatra que examinó a Amat para
evaluar su estado mental -¿se le pretendía hacer pasar por loco?-
escribió que el acusado estaba "autoconvencido" de los beneficios de
su producto.
En cuanto al "delito contra la salud pública" es obvio que tampoco se
hubiera planteado si se hubiera comprobado o admitido su eficacia. Ni
siquiera se hubiera ido a juicio si el producto hubiera sido admitido
como útil. Pero es que ese delito no se argumentó ante la posible
toxicidad del producto porque la misma es nula sino "por el hecho de
su absoluta inoperancia y porque, como reconoce el acusado, su
administración sustituía al tratamiento médico convencional con lo
cual en una enfermedad de tan acusada gravedad como el cáncer la
confianza de los pacientes en esa sustancia inocua (no tóxica) impedía
que acudiesen o conservasen otros tratamientos más efectivos
poniendo con ello en grave peligro su salud y su vida".¿Tratamientos
efectivos? ¿Dónde? ¿Cuáles? Sin ir más lejos, en el diario "El País" del
pasado 5 de febrero podía leerse: "Pese a los esfuerzos científicos por
mejorar los tratamientos el cáncer continúa siendo una de las
enfermedades mortíferas más graves, tanto en España como en el
resto del mundo. Sólo en nuestro país cada año se detectan 135.000
nuevos casos y 92.000 personas pierden la vida (...) A nivel mundial,
según datos de la OMS, hay anualmente seis millones de
fallecimientos. Y si ahora se diagnostican 10 millones de casos en el


                                  193
2020 serán 15 millones dado que la incidencia no deja de aumentar".
En definitiva, los tratamientos denominados "eficaces" por el Tribunal
Supremo y los oncólogos no resultan ni eficaces para evitar que sigan
aumentando los casos de cáncer, ni eficaces para evitar las muertes.
Por no hablar del lamentable estado físico en el que malviven la
mayoría de quienes ven su vida "alargada" más allá de cinco años con
los tratamientos oficiales. ¿Será esto lo que la Sala y sus peritos
entienden por efectividad? Quizás se refirieran a algo menos teórico y
más práctico: Miguel Martín, jefe de la Unidad de Cáncer de Mama
en el Hospital Universitario San Carlos de Madrid y director del Grupo
español de investigaciones del cáncer de mama, afirmaba
recientemente al diario "El Mundo": "Los tumores mamarios han
aumentado aunque no sabemos a qué es debido (...) El 70% de los
tumores son pequeños y deben manejarse de otra manera. Sin
embargo, entre un 60 y un 70% de los casos los cirujanos extirpan la
mama completa porque comparten la vieja creencia de que a mayor
cirugía más curación. En los últimos 10 años una decena de estudios
ha demostrado que la cirugía conservadora de la mama, junto con la
radioterapia, obtiene la misma supervivencia a largo plazo". Y en el
mismo reportaje Ricardo Cubedo, médico adjunto del Servicio de
Oncología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, apostilla sobre
las amputaciones radicales de mama: "Creo que ciertas organizaciones
deberían tomarse el asunto muy en serio y presionar fuertemente para
que esta tendencia se invierta". ¿Será esta la eficacia a la que se
referían los peritos que declararon contra Amat y cuyos argumentos
fundamentaron en gran parte la sentencia contra él? ¿A quién
reclaman ahora las mujeres que han sufrido una amputación radical
innecesaria porque su cirujano se dejó llevar por "viejas creencias"
cuando su cáncer "debía de manejarse de otra manera". Y puesto que
lo afirman reconocidos investigadores, ¿no están resultando estafadas
un 60 o 70 % de las mujeres con cáncer de mama?
En el juicio contra Joaquín Amat todo giró, en definitiva, sobre las
"bases científicas" del Amatrisán ya que ni siquiera las curaciones
que los propios pacientes le atribuyeron al producto fueron
tenidas en cuenta. El razonamiento que subyace en el proceso
podría formularse de la siguiente manera: si el producto no tiene base
científica reconocida no puede curar y los que dicen que están curados
no saben lo que dicen. Se explica así que se lleguen a considerar las
mejorías como producto únicamente de elementos accesorios, tal y
como la sentencia asevera gratuitamente: "La mejoría experimentada
en principio por los pacientes derivaba de la masiva administración de
corticoides y anabolizantes siendo igualmente de constatar el
denominado 'efecto placebo' indudablemente promovido por factores
psicológicos como frecuentar el centro médico, a modo de clínica


                                 194
residencial, la misma ubicación de dicho centro en el entorno de un
paraje tranquilo, limpio, junto al mar..." La sentencia sigue luego
relatando cómo era el decorado de las consultas, la ascendencia
psicológica del médico y el subjetivismo del paciente. En suma, según
los jueces la muerte de algunos de los pacientes del doctor Amat
demuestra la ineficacia de su producto -que la inmensa mayoría le
llegaran en fase terminal y desahuciados no les importa- y, por
extensión, la estafa. Y los que a pesar de estar desahuciados habían
salido adelante era gracias al precioso paisaje marino de la clínica de
Amat, del apoyo psicológico, del efecto placebo o de cualquier cosa...
menos del Amatrisán. Si eso bastara para curar de cáncer a personas
desahuciadas por los oncólogos no se entiende por qué se permiten los
inútiles tratamientos actuales de "efectos espantosos" y no se
recomienda a los enfermos que se vayan simplemente a hoteles de
cinco estrellas para curarse...

BASES CIENTÍFICAS
¿Un estafador sin escrúpulos? Para aclarar las dudas científicas sobre
el producto y la teoría que sustentaría la doble acusación el Tribunal
utilizó la opinión de la ciencia oficial y de la Oncología convencional,
esa que desde la década de los 80 llevaba reclamando el asilamiento
de Amat. Ya el viernes 13 de abril de 1984, cuando el Amatrisán
luchaba por conseguir los preceptivos permisos oficiales, el diario
"Pueblo" informaba: "El Ministro de Sanidad Ernest Lluch se reunió
ayer con representantes de los Colegios Oficiales de Médicos y
Farmacéuticos de Alicante y Valencia para recabar toda la información
existente en torno al Amatrisán, el fármaco que según el doctor
Joaquín Amat es capaz de curar el cáncer; previamente el Ministerio
de Sanidad recabó también la opinión de un grupo destacado de
oncólogos y el miércoles un representante de dicho Ministerio mantuvo
una prolongada reunión con el doctor Amat". El domingo 15 el
"Castellón Diario" desvelaba: "El Ministerio de Sanidad y Consumo ha
desautorizado el medicamento tras los informes recabados de varios
estamentos profesionales relacionados con el mundo sanitario
español". Los mismos informes que se repitieron posteriormente ante
el Tribunal.
La sentencia, apoyándose en las opiniones de sus "peritos" -figuras del
máximo "respeto humano y científico"- niega las dos cosas que
sustentan la teoría de Amat: que la urea pueda servir en el
tratamiento del cáncer y que un desequilibrio en el pH pueda tener
algo que ver con la aparición del cáncer.
De la urea dijeron los peritos que "carece de indicación aprobada como
antitumoral y no forma parte de ningún protocolo activo en ese
sentido ya que no se le ha encontrado actividad neoplásica alguna" por


                                  195
lo que "el tratamiento del doctor Amat a base de urea carece de toda
base científica. Sería, en definitiva, como un cubo de agua arrojado al
mar".
No mucha mejor opinión mereció la teoría bioquímica de Amat: "Es
una mezcla de datos bioquímicos extraídos probablemente en gran
parte de libros de texto sobre la materia, efectuando digresiones
muchas veces innecesarias, seguidas de especulaciones
desafortunadas y obteniendo conclusiones a menudo erróneas". Y en
cuanto a la hipótesis de Amat sobre la alteración del pH como inicio de
la actividad tumoral dijeron: "Es falso que la alteración del pH del
organismo sea la enfermedad cancerosa y que esa alteración
-variando el equilibrio orgánico ideal entre acidosis y alcalosis-
proceda de dicha variación o pérdida de equilibrio, y que si se controla
el pH se regulan y neutralizan los valores ideales y se detenga el
avance de la enfermedad". En resumen, dice la sentencia: "Todos los
peritos han manifestado no estar de acuerdo con la exposición de la
teoría del acusado". Todos -añadiremos nosotros- los que declararon.
Porque los tres peritos propuestos por la defensa no fueron
escuchados: dos procedentes de Panamá que no se presentaron en el
juicio porque desde España no se cumplimentaron determinados
requisitos formales, algo que el actual equipo defensor de Amat
considera en su recurso ante el Constitucional como "una clara
vulneración de las garantías del proceso" y un tercero, el bioquímico
español Antonio Paneque, propuesto y admitido previamente por la
Sala, al que estando presente en la sala se le negó la posibilidad
de declarar sin que ello tuviera consecuencias posteriores en el
proceso. Con tales mimbres confeccionó la Sala el cesto definitivo.
Según los jueces, si lo de la urea y lo del pH era mentira... la teoría y
el producto también; y, por tanto, hubo estafa y delito contra la salud
pública. Y con tal argumento condenaron a once años de cárcel a
Amat.
Si en el caso de la ley se dice que su ignorancia no exime de su
cumplimiento, en este caso podría decirse que la ignorancia de los
jueces y sus expertos peritos no puede ocultar la realidad ya que las
evidencias están ahí.

LA ALCALOSIS Y EL CÁNCER
Y es que puede compartirse o no la teoría de la relación del pH, de la
alcalosis orgánica, con el cáncer; pero está ahí. Y es una línea de
investigación tan válida al menos como muchas otras que están siendo
desarrolladas actualmente sobre el origen del cáncer, como refleja
entre otros el artículo del British Journal of Cancer de septiembre del
2003 titulado La dinámica del ión de hidrógeno y el intercambio sodio-
hidrogeniones en la angiogénesis y antiangiogénesis del cáncer". Un


                                   196
artículo que comienza diciendo: "En los últimos años se viene
prestando una creciente atención a la dinámica del ion de hidrógeno
en diferentes áreas del cáncer, tanto a nivel de la investigación básica
como clínica. Estos esfuerzos están principalmente basados en el
crucial papel que tanto el transporte iónico a través de la membrana
celular y/o el pH intracelular juegan en una multiplicidad de aspectos
de la biología de las células tumorales de diversos orígenes. Es
ampliamente reconocido que una elevación del pH intracelular está
directamente relacionada tanto con la actividad de una gran variedad
de factores de crecimiento como con la función de algunos de los
oncogenes más generalizados, con la síntesis de DNA, la
transformación y proliferación celular, el proceso metastático y la
resistencia múltiple a fármacos antineoplásicos".
En suma, dicho artículo recoge los trabajos de un grupo de
investigadores de diversos países -entre ellos de España- de los que
nos hacíamos eco hace unos meses en Discovery DSALUD que ponen
en relación directa el cáncer y el aumento del pH intracelular. Un
desequilibrio que puede ser causado por circunstancias
medioambientales que afecten al organismo a nivel celular (factores de
crecimiento celular) o inducido genéticamente.
Es decir, a lo largo de múltiples trabajos efectuados durante los
últimos años se ha podido confirmar que las células cancerosas de
diferentes orígenes -desde leucemias a tumores sólidos, animales y
humanos por igual- presentan sistemática y continuamente un pH
intracelular anormalmente elevado (alcalino). Y que todas las personas
con cáncer sufren -siempre según indican esos estudios- una "alcalosis
celular maligna" en las células tumorales, específicamente causada por
una continua e incontrolada extracción de iones de hidrógeno del
interior de la célula. Por tanto, y de acuerdo con estos estudios, el
desequilibrio ácido-base podría ser la causa inicial, específica y
probablemente única de la transformación de una célula sana en una
célula cancerosa. Además se ha constatado que, una vez puesto en
marcha el proceso canceroso, para que se produzca la replicación
celular debe mantenerse un cierto pH intracelular elevado que inhiba
todo intento de inducir la apóptosis selectiva -muerte- de las células
malignas.
Sirvan como referencia adicional algunos párrafos extraídos de
diversos artículos científicos que profundizan en la misma línea:
-"Este conjunto de observaciones y evidencias sugieren que la
anomalía homeostática representada por un elevado pH celular
(alcalosis) es la principal razón por la cual muchos genes -tanto
oncogenes como genes supresores anormales- desempeñan funciones
patológicas tanto en el origen como en el crecimiento y la progresión
tumoral incontrolada".


                                  197
-"Es altamente significativo que la misma anormalidad homeostática
que juega un papel en la transformación y desarrollo tumoral a nivel
celular sea la misma que sistemáticamente precede e incide en la
carcinogénesis de las diversas mucosas y áreas del organismo; es
decir, un pH epitelial (las células epiteliales ayudan a proteger o
circundar los órganos) localmente elevado en los lugares de posterior
aparición de diversos procesos neoplásicos y tumores malignos."
En suma, se puede estar científicamente de acuerdo o no con lo
anteriormente expuesto pero desde luego no puede negarse su
evidencia por el tribunal. Hay abundante información científica al
alcance de quien quiera buscarla que relaciona el pH y el cáncer, la
alcalosis y los tumores. Aunque los "peritos" que declararon ante el
Supremo lo ignoren o lo oculten.

LA UREA
Cabe añadir también que la urea -por mucho que algunos oncólogos
españoles quieran ignorarlo- ha sido utilizada en el tratamiento del
cáncer. Ya en 1954 el médico griego Evangelos Danopoulos informó
de que la orina tenía propiedades anticancerígenas. Y años después
identificó la urea -producto final del metabolismo de la proteína y
sustancia principal excretada en la orina- como agente anticancerígeno
activo, un producto muy barato que puede comprarse al peso. En
1977, por su parte, investigadores del Centro Médico de la Universidad
de Illinois (EEUU), tras investigar sobre la actividad de la urea,
indicaron que cuando se administra en las condiciones adecuadas y en
concentraciones apropiadas trastoca la barrera celular e interfiere con
los procesos necesarios para el crecimiento descontrolado de las
células tumorales: "Nuestros resultados -publicaron- son consecuentes
con las publicaciones de Danopoulos (1974) considerando muy
efectivos los efectos de la urea en el tratamiento de cáncer de hígado
y piel".
Con el paso de los años Danopoulos demostró la eficacia del
tratamiento con urea en centenares de casos de cáncer de piel,
párpado, labios y ojos inyectando una solución de urea alrededor de
los tumores y aplicando polvo de urea en los tumores superficiales
ulcerados. Sus resultados llegaron a acreditar un 99% de éxito.
Oralmente la urea también ayuda en el cáncer de hígado siempre y
cuando éste ocupe menos de un tercio del tamaño del hígado. Y ayuda
en los tumores pulmonares pequeños así como tras la cirugía en casos
de cáncer de intestino (sólo en un 25% se desarrollaron metástasis en
los dos años siguientes a la intervención). Es más, existen
investigaciones que demuestran que una solución de urea inyectada en
las muestras de los tumores provoca una reducción inmediata de
tamaño del tumor.


                                  198
Debemos agregar que existen muchas más referencias científicas que
recogen las implicaciones de la urea en distintos procesos bioquímicos
relacionados con el cáncer que también fueron ignoradas durante el
juicio a Amat. Estudios del Departamento de Bioquímica de la
Universidad de Durhan (Carolina del Norte, EEUU) publicados ya en
1961 ponían de manifiesto la capacidad de la urea para inhibir la
actividad enzimática: "El análisis de inhibición de urea en una serie de
diversas enzimas indica que la urea es, en general, un competitivo
inhibidor de enzimas, las cuáles actúan sobre los sustratos orgánicos
(...) Se han estudiado en este trabajo 21 enzimas diferentes entre las
cuales se encuentra la láctico-deshidrogenasa, enzima fundamental de
la glicosis anaerobia en los tumores".
También el Departamento de Fisiología Celular del Instituto Anticáncer
Helénico de Atenas publicó en 1983 una investigación sobre los efectos
citoquinéticos y citotóxicos de la urea en cultivos de células Hela en
suspensión: "Los cultivos constantemente expuestos a urea muestran
un descenso del índice mitótico indicando que la entrada de estas
células en mitosis es más baja".
Y el Servicio de Nefrología y laboratorio de investigación clínica del
Hospital Universitario Hadassah de Jeusalén tiene publicado un estudio
con ratones en los que "se sugiere que la urea puede ser un factor
responsable de la inhibición del crecimiento tumoral".
Mayor discrepancia existe en cambio sobre la forma de aplicación de la
urea en el tratamiento de los distintos cánceres habiéndose realizado
con tratamientos tópicos, de carácter oral y a través de inyecciones
locales sobre el tumor o zonas adyacentes. Amat, en su teoría, va un
paso más lejos sosteniendo que pueden producirse efectos
beneficiosos y multiorgánicos a través de inyecciones en el deltoides o
glúteos. Pero controversias aparte -que son lógicas en el mundo de la
ciencia y la investigación- lo que indudablemente demuestran todos los
estudios citados y muchos otros que no lo han sido por falta de
espacio es que sí ha existido y existe una línea de trabajo de
investigación clínica con enfermos y básica en laboratorios que
relacionan directa o indirectamente la urea, los procesos bioquímicos y
las masas tumorales.

TEORÍA...
Amat, pues, no mentía ni fabulaba cuando vinculaba su teoría a la
urea y a la evolución del pH. Y aunque es difícil resumir en pocas
líneas un pensamiento que ocupa un tratado de más 1.200 páginas y
años de investigación trataré de explicar brevemente lo que entiende
Amat que ocurre en nuestro organismo con la alcalosis, la urea y los
tumores.
En un planteamiento que le acerca mucho a la Medicina Tradicional


                                  199
China o Medicina Energética en cuanto que ésta contempla un
desarrollo orgánico dinámico en continua compensación entre el yin
(alcalino) y el yan (ácido) para conseguir un equilibrio que es igual a
salud Amat entiende que a lo largo de las 24 horas del día el pH del
organismo pasa de una situación de alcalosis a una de acidosis
poniéndose en marcha a cada momentos respuestas bioquímicas que
van provocando la inversión del proceso. Para Amat el auténtico
mecanismo regulador de todo el proceso es el mecanismo renal de la
glutamina (aminoácido). Cuando en el ciclo continuo el organismo
llega a un estado de acidosis, la glutamina en el riñón -por acción de la
enzima glutaminasa- se escinde en glutamato y amoníaco (eliminado
por la orina) iniciando un proceso en el que tras capturar
hidrogeniones (iones de hidrógeno) y regenerar el ion bicarbonato
desciende la acidosis y se conduce todo el medio progresivamente a la
alcalosis aumentando la producción de urea en uno de los muchos
procesos bioquímicos implicados.
Cuando el ciclo se invierte cesa la hidrólisis (ruptura de enlaces
químicos) de la glutamina ya que la alcalosis es un inhibidor de la
acción de la enzima glutaminasa y, en consecuencia, cesa el aporte de
otra sustancia: el alfacetoglutarato del ciclo de Krebs (mecanismo que
en el interior de la célula transforma los alimentos en energía
utilizable). Cuando desciende el nivel de funcionamiento de este ciclo
de Krebs uno de los resultados es que comienza a producirse ácido
que ayuda a corregir la situación de alcalosis para que ésta no alcance
niveles peligrosos para la supervivencia orgánica, sobre todo para la
célula mas sensible a la misma que es, según Amat, la neurona
cerebral. Como la neurona, por naturaleza, no está capacitada para
producir ácido láctico capaz de neutralizar el alcalí, las células
llamadas facultativas -sobre todo las musculares estriadas- que
pueden hacer el ciclo de Krebs y la glicolisis (primera etapa del
metabolismo de la glucosa) son las encargadas de regular la situación
adversa y sacar del apuro metabólico a las neuronas. Ahora bien, este
ciclo natural puede verse alterado por razones genéticas o
medioambientales que causan alteraciones en los mecanismos
celulares encargados de regular la alcalosis y conducirla hacia la
acidosis. El organismo, ante esta alcalosis no crónica pero sí
persistente, no fallece, se adapta. Y precisamente en ese intento de
adaptarse provoca lo que conocemos como cáncer. Amat considera
que primero son las células musculares estriadas las que intentan
controlar la situación pero cuando su capacidad de neutralizar el álcali
produciendo ácido láctico queda sobrepasada nuevas células
facultativas comienzan a trabajar a nivel genético con el fin de crear
más células y más ácido con lo que se inicia la formación de un tumor
maligno. El tumor no sería, en tal caso, más que una reacción de


                                   200
defensa ante una situación de emergencia que podría conducir a la
muerte.
El tumor, a través de la producción de ácido láctico de las nuevas
células, trata de conducir de nuevo el medio interno a la acidosis. En
ese proceso se pone en marcha de nuevo la hidrólisis de la glutamina
y comienza la formación de glucosa almacenándose en forma de
glucógeno. Pero como las necesidades de glucosa del tumor son
enormes comienza a devorar el glucógeno para lo cual estimula su
escisión produciendo ácido láctico que termina transformándose en
lactato sódico y regenerando el bicarbonato reiniciándose así el camino
a la formación de alcalosis y contribuyendo también a la formación de
glucosa. Ahora bien, como las células encargadas de invertir el proceso
de alcalosis tienen un funcionamiento metabólico erróneo, un circuito
infernal comienza a funcionar: más tumor produciendo cada vez mayor
acidosis, la cual conducirá a una mayor alcalosis y a mayor formación
de glucosa para alimento del tumor que crecerá indefinidamente. Si el
problema que produce la desestabilización metabólica continúa, tal
como normalmente ocurre, el tumor se verá obligado a crecer, se hará
más grande, ocupará más espacio y entrará en metástasis
continuando su proceso hasta que el sujeto fallece.
El excesivo gasto de la glutamina hace que la misma descienda y, al
gastarse en exceso, se forme mucho glutamato el cual se escinde en
alfacetoglutarato y amoniaco, yendo éste último al ciclo de la urea,
aumentando su producción y, por tanto, la cantidad de la misma en
sangre. Existen diversos estudios metabólicos que, de forma paralela a
los realizados por Amat, han asociado la combinación de niveles
anormalmente bajos de glutamina y de cisteina en el plasma, una baja
actividad de la célula asesina natural (nk), la consumición del músculo
esquelético o fatiga muscular y los altos niveles de producción de urea.
Pues bien, la conclusión de Amat es que se puede interrumpir ese
círculo vicioso que conduce inexorablemente al crecimiento
tumoral aportando urea concentrada ya que el organismo
iniciaría un mecanismo de respuesta inversa. Se frenaría así la
formación de urea en el hígado a partir del amoníaco por lo que no
sería necesario que el glutamato se hidrolizase para formar amoníaco,
ni que se hidrolizase la glutamina para formar glutamato. De esta
manera, según el doctor Amat, en un sistema en el que todo influye en
todo ciertas rutas bioquímicas se verían afectadas hasta conseguir que
no se formasen excesivas cantidades de glucosa y que no se
hidrolizase glutamina en el riñón, con lo que se regularía la alcalosis
subclínica que estimula el crecimiento tumoral. Se recuperaría así el
nivel de glutamina en sangre descendiendo el nivel de urea en la
misma y el nivel de glutamato con lo que la inmunidad comenzaría a
funcionar de manera normal. Al regularse el metabolismo ascendiendo


                                  201
los depósitos de glutamina, descendiendo la urea y el glutamato, el
tumor ya no cumple ninguna función y es eliminado tras ser
reconocido por el sistema inmune que lo destruye fagocitándolo.
Es más, la propia naturaleza de este proceso hace que la urea sea
válida -en opinión de Amat- para el tratamiento de otras
enfermedades ya que muchas participan de la excesiva producción de
ácido láctico: las cancerosas, las inflamatorias, las infecciosas e,
incluso, el excesivo trabajo del atleta porque todas conducen a una
caída más o menos grande de la capacidad del sistema inmunológico.
Es decir, parte de la base de que cualquiera que sea el origen de la
enfermedad el organismo necesita grandes cantidades de glucosa para
realizar su trabajo, paradójicamente defensivo. Y normalmente esos
mecanismos producen un exceso de ácido láctico, el cual fuerza la ruta
bioquímica necesaria para producir glucosa lo que hace descender las
reservas de glutamina y aumentar el glutamato y la urea en sangre.
Por eso, según Amat, múltiples enfermedades son aliviadas o curadas
con solo regular la producción de urea ya que ello provoca la
regulación de todo el cuadro metabólico además de conseguir
normalizar el funcionamiento del sistema inmunitario.
Esta es, trabajosamente resumida, la teoría de Amat que algunos
bioquímicos tachan de absurda y producto de "elucubraciones sin
sentido". Y lo más grave de todo esto es que Amat no puede tratar de
defender sus ideas... porque lo han metido en la cárcel.

...Y PRÁCTICA
Nosotros entendemos en la revista que, más allá de la exactitud de la
teoría y puesto que existen argumentos científicos -como hemos visto-
que relacionan el pH y la urea, parece lógico pensar que el Tribunal
Supremo hubiera debido examinar el desarrollo clínico de los casos
presentados como curaciones por Amat. Porque hubiera podido ocurrir
-no sería la primera vez en la historia de la Ciencia- que incluso no
siendo exacta la formulación teórica sobre cómo la urea cambia lo que
cambia en cada uno de los muchos eslabones bioquímicos de una larga
cadena de ciclos interactivos el resultado final fuese que realmente
funcionase -aunque fuera por otras vías- y detuviera el crecimiento
tumoral. De hecho, los casos están ahí y los testimonios de sus
protagonistas también. Muchas personas que fueron desahuciadas por
los oncólogos son "la prueba viva" -como afirman ellos mismos- de la
validez del Amatrisán.
Fue, por ejemplo, el caso de Celsa Vázquez. El 15 de mayo de 1985
esta mujer fue intervenida quirúrgicamente extirpándosele un bulto de
su pecho y los ganglios de la axila afectados. La anatomía patológica
reveló que se trataba de un carcinoma ductal infiltrante. Como
tratamiento complementario se la sometió a seis ciclos de


                                 202
quimioterapia y, seguidamente, a veintisiete sesiones de radioterapia,
una experiencia que Celsa recordaba para Discovery DSALUD: "Pasé
todo un año de durísimo sufrimiento, por la agresividad de los
tratamientos, con la esperanza de que todo quedara ahí pues mis
médicos me dijeron que todo iba bien. Además creía en Dios y en la
Medicina. Hacia finales de octubre de 1986, en un control radiográfico
y analítico, me detectaron recidiva de la enfermedad y fui sometida en
noviembre a una mastectomía radical de la mama derecha cuya
biopsia reveló la falta de eficacia del tratamiento a que había sido
sometida ya que nuevas tumoraciones invasivas estaban en marcha.
Mi moral y la confianza en la medicina se caería por los suelos. A mi
esposo, en privado, los médicos le informaron de que la situación se
había agravado debido al grado de malignidad de la enfermedad y la
falta de respuesta al tratamiento. Recuperada de mi postoperatorio y
mediante cita previa volví a consulta médica. Mis médicos volvieron a
proponerme repetir el tratamiento de quimio y radioterapia. Asustada
y sin moral para continuar me negué a someterme a dicho
tratamiento. Y le pregunté a una de mis doctoras para qué iba a
servirme la quimioterapia si antes no me había servido. Su
contestación me abrió los ojos en cuanto a las sombras, dudas y
verdades que se dicen sobre la quimioterapia y el cáncer. Me dijo:
'Mire, es como matar pulgas a cañonazos pero es lo único que
tenemos'".
Pues bien, como en tantos otros casos, con la esperanza tocando
fondo y la cuenta atrás en marcha al marido de Celsa le hablaron de
Joaquín Amat y de un tratamiento de su creación contra el cáncer. El
relato de Celsa en este punto se llena de agradecimiento: "Mi esposo y
yo no dudamos en acudir a su consulta. lo que hicimos el 18 de marzo
de 1987. Mi primera consulta clínica con él recuerdo que fue en
Benicarló. Su enfoque me inspiró confianza y serenidad. Acepté y mes
a mes fui mejorando con su tratamiento a base de urea conocido por
Amatrisán. Para mi felicidad y la de mi familia volvió de nuevo a
encenderse la luz de la esperanza. Hoy, casi 17 años después de mi
primera consulta con el Dr. Amat, disfruto cuando menos de buena
calidad de vida. Mis análisis clínicos y de más pruebas radiológicas
realizados en centros médicos dependientes del Sergas en Galicia dan
resultados negativos, lo cual me confirma con certeza que el Dr. Amat
ha sabido ayudarme en el plano integral de mi enfermedad. Doy
gracias a Dios por haberle conocido y confiar en él".
Añadiremos que Celsa quiso aprovechar la ocasión de nuestra
comunicación para tratar de hacer llegar un mensaje "a quien
corresponda": "Soy consciente de que el Dr. Amat no está en posesión
de la verdad absoluta. Pero tampoco existe la verdad absoluta
respecto a los tratamientos convencionales para el cáncer. Prueba de


                                 203
ello es la elevada tasa de mortalidad. Y no hablemos ya de los efectos
secundarios".
También María Aranzazu Uriarte quiso mostrar a través de estas
páginas "su adhesión, agradecimiento y reconocimiento profesional al
Dr. Joaquín Amat por su lucha para combatir el cáncer y su dedicación
plena a los enfermos. Me planteó claramente la gravedad de mi
enfermedad y siempre ha supuesto para mí, como paciente, ese pilar
donde apoyarme para superar mi enfermedad". En 1984, con 30 años
de edad, a María le fue diagnosticado un "adenocarcinoma de
estómago en estadio C de Duke y adenocarcinoma metastásico de
ganglios linfáticos". El 8 de mayo de ese mismo año fue intervenida
quirúrgicamente para su extracción con resultado de una gastroctomía
total. En el mismo hospital se le recomendó tratamiento oncológico
con quimioterapia. "Tras informarme de los resultados, como ninguno
me daba garantías de curación la prioridad para la elección era 'mi
calidad de vida' así que decidí comenzar el tratamiento con el
medicamento del doctor Amat el día 18 de junio. A partir de ese
momento fui mejorando paulatinamente consiguiendo unos resultados
tan positivos que me dieron el alta en octubre del mismo año, fecha
en la que reanudé mi actividad laboral. En la actualidad mi vida y mis
funciones fisiológicas son normales, con los cuidados expresos de
haber sufrido una gastroctomía total. Y los controles rutinarios de cada
año, hechos por el cirujano que realizó la intervención quirúrgica,
están dentro de la normalidad.". María Aranzazu tiene muy claro quién
la curó y la dura experiencia por la que atravesó le ha servido a para
llegar a sus propias conclusiones: "Dado que la posición oficial es
contraria a este tratamiento -nos diría- quiero también que se conozca
la opinión de los que llevamos viviendo unos cuantos años de regalo
gracias a su medicamento. Cuando una persona se encuentra frente a
la muerte y sin remedio aparente tiene el derecho de buscar una
solución. Y muchos tuvimos la suerte de encontrarla. Las personas que
no creen en el tratamiento del doctor D. Joaquín Amat son libres para
no recibirlo pero quienes crean que pueden tener la más mínima
posibilidad de vencer a la enfermedad, y más cuando la medicina
convencional no da ninguna seguridad de curación, deben ser libres
también para recibir el tratamiento que deseen".
Una reclamación tan sencilla.... como imposible actualmente. Porque
hoy no se respeta el derecho que cualquier enfermo tiene a ser tratado
como un adulto responsable capaz de elegir el tratamiento que desee.
En el caso que nos ocupa, por ejemplo, podríamos llenar varias
revistas sólo con los testimonios de quienes no se sintieron estafados y
sí aliviados o curados por Amat. Pero no haríamos sino reiterar con
distintos nombres y padecimientos historias similares a las de Celsa y
María. De hecho, si tales testimonios se hubieran tenido en cuenta por


                                  204
los jueces que han dictaminado sobre este caso y además hubieran
tenido conocimiento de las argumentaciones científicas aquí expuestas
el veredicto final habría sido otro y probablemente Amat no estaría en
la cárcel porque sólo habría cometido, en el peor de los casos, un
simple delito administrativo al no tener registrado el producto (y
encima no por falta de voluntad suya) .
Los jueces han perdido la oportunidad de aprovechar el caso de Amat
para abrir un debate científico sobre el Amatrisán... y sobre los
tratamientos oncológicos oficiales. Porque la experiencia demuestra
que todo descubrimiento novedoso que rompe los esquemas
establecidos provoca siempre una reacción virulenta en contra. Le ha
ocurrido a Amat. Y a Fernando Chacón con el Bio-Bac. Y al doctor
Ryke Geerd Hamer. Ya muchos otros. Le ocurrió incluso a
Alexander Fleming cuando en febrero de 1929 comunicó por primera
vez sus resultados sobre los efectos y posibilidades de la penicilina en
el Medical Research Club de Londres ante un nutrido auditorio de
colegas que acogieron su descubrimiento con absoluta frialdad e
indiferencia. En 1945 -dieciséis años más tarde y después de millones
de muertos que pudieron haber salvado sus vidas si se le hubiese
escuchado- Fleming sería recompensado con el Premio Nobel.
El doctor Joaquín Amat espera ahora en la cárcel a que decida sobre
su caso el Tribunal Constitucional. Pero nosotros tenemos claro que,
independientemente de si su teoría sobre el origen del cáncer se
revela en el futuro más o menos exacta y su tratamiento con urea
demuestra una mayor o menor eficacia, mientras haya enfermos que
se declaren curados por él, intentar hacerle pasar por un charlatán y
estafador en lugar de un investigador, científico y médico preocupado
por hallar una solución a la enfermedad del cáncer sí que es una
auténtica estafa a la sociedad y un delito contra la salud pública de
todos los enfermos de cáncer actuales y futuros. aunque con cierta
rigidez en algunas articulaciones, es muchísimo mayor que la de unos
años atrás. Tengo que decir también que la acupuntura ha sido
fundamental en mi progresiva mejoría.
Deseo que llegue el momento en que estas terapias sean más
conocidas en España y que se lleguen a normalizar p(XXI) GREEN
SAP: GOTAS HOMEOPÁTICAS CONTRA EL CÁNCERy m




                                  205
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¿Es realmente posible tratar el cáncer con Homeopatía?
¿Permite de verdad recuperar la salud incluso en una
enfermedad tan grave? Desde Uruguay nos llega información
sobre los excelentes resultados obtenidos con un producto
homeopático denominado Green Sap (GS) que ha sido
desarrollado por un equipo multidisciplinar encabezado por el
oncólogo Bernardo Udaquiola, miembro del Instituto Nacional
de Oncología del Uruguay.

La base de Green Sap, un producto homeopático desarrollado en
Uruguay que está demostrando grandes posibilidades en el
tratamiento del cáncer y, sobre todo, en la mejora de la calidad de
vida de aquellos enfermos que deciden compatibilizar el tratamiento
convencional con el homeopático, está en la mezcla de tres plantas:
plántago, carqueja y romero. Y a su eficacia se suma el hecho de que
no provoca efectos colaterales y es inocuo incluso a grandes dosis.
El equipo que se encuentra tras su elaboración está coordinado por un
oncólogo, Bernardo Udaquiola -Jefe de Sala en el Instituto Nacional
de Oncología del Uruguay y probablemente el médico con mayor
casuística en los últimos 5 años del Programa Nacional contra el
Cáncer de Mama- y cuenta con otros importantes nombres de la
medicina uruguaya e iberoamericana.
Hay que resaltar que, a pesar de su condición de oncólogo
convencional, cuando Udaquiola estudió y constató las posibilidades
del producto homeopático que hoy nos ocupa no dudó en incorporarlo
a su arsenal terapéutico: "Sin duda, las gotas son una alternativa a los
tratamientos convencionales puesto que complementan la terapia
convencional disminuyendo todos los efectos adversos ocasionados
por ella, sea quimioterapia o radioterapia, además de poseer una
comprobada propiedad antitumoral. Creemos que es un excelente
tratamiento complementario. Tengo la convicción profesional de que
no hay que descartar ninguna posibilidad terapéutica, en concordancia
con mi filosofía de trabajo según la cual el bienestar del paciente está



                                  206
por encima de las escuelas terapéuticas. Mi idea es adherirme a
resultados concretos y no aferrarme a escuelas de tratamiento
descuidando el objetivo último que es el paciente".
Cabe recordar que la Homeopatía está reconocida y regulada
oficialmente por el Ministerio de Salud Pública de Uruguay donde goza
de amplia tradición y aunque no está considerada una especialidad
médica existen comisiones que estudian su aplicación en el Sindicato
Médico del Uruguay y en el Ministerio de Salud. En todo caso, aún se
desarrolla fundamentalmente en el ámbito de la medicina privada y no
en las sociedades médicas privadas de asistencia ni en los centros
hospitalarios dependientes del Ministerio de Salud. "No me está
permitida su aplicación en el Instituto por las normas del Ministerio de
Salud Pública -nos reconocería Udaquiola- pero no soy cuestionado en
cuanto al uso del mismo como recurso terapéutico a nivel privado".
El producto -que cuenta con todos los registros necesarios y puede ser
libremente recetado y adquirido en las farmacias uruguayas- se
elabora bajo la dirección técnica de la química farmacéutica Serrana
Pieri en la farmacia homeopática Farmeco, situada en las
inmediaciones del Ministerio de Salud Pública de Montevideo.
"Green Sap -nos explicaría el doctor Udaquiola- es un producto natural
extraído de hierbas Por un lado, actúa provocando la muerte de
células neoplásicas y, por otro, refuerza la respuesta inmunitaria del
paciente. Y entendemos que si no ha sido aún más notorio el apoyo
institucional se debe al escepticismo médico que todavía existe
respecto a las terapias alternativas en nuestro país a diferencia de lo
que ocurre en otros países desarrollados, principalmente en Francia y
Alemania".

HOMEOPATÍA Y CÁNCER
La verdad es que cada vez es mayor el número de enfermos que
recurre en los países desarrollados a las terapias alternativas y muy
especialmente a la Homeopatía a la que la Organización Mundial de la
Salud (OMS) considera una forma de medicina complementaria. Sin
embargo, la Homeopatía -palabra grecolatina que procede de homio
(semejante) y pathus (sufrimiento)- es en realidad una manera de
tratar la enfermedad completamente distinta a la convencional o
alopática que cuenta ya con más de 200 años de experiencia y cuyos
medicamentos son preparados a partir de productos de los 3 reinos
clásicos de la naturaleza:
-El mineral. Como ejemplo podemos citar el arsénico, el mercurio, la
plata, el oro, etc.
-El vegetal. Gran parte de los medicamentos homeopáticos se
preparan a partir de plantas.
-El animal. Sirva como ejemplo que Apis se elabora a partir de la


                                  207
abeja y Lachesis con veneno de cobra.
Hay que añadir que la Homeopatía tiene su propio cuerpo doctrinal en
el que destacan dos pilares básicos: el principio de la similitud y el uso
de diluciones. El primero indica que los pacientes con determinados
síntomas pueden ser curados tomando las dosis adecuadas de aquellos
productos capaces de provocar esos mismos síntomas. El segundo
principio sostiene que el remedio homeopático conserva la actividad
biológica de un producto incluso cuando éste es repetidamente diluido
hasta la práctica desaparición física de cualquier rastro de molécula
cuantificable del mismo. Una cualidad que es precisamente la que se
utiliza como argumento para atacar los tratamientos homeopáticos al
considerar algunos imposible que cantidades de ingredientes tan
pequeñas -incluso insignificantes- puedan inducir cambios
significativos en el organismo. Sencillamente, choca con los modelos
farmacológicos clásicos.
Sin embargo, una investigación realizada en la Escuela de Medicina de
la Universidad de Harvard -la Harvard Medical School- sobre el
funcionamiento de las células T ponía de manifiesto la existencia de
una regulación inducida por muy pequeñas concentraciones de la
sustancia antígeno lo que puede servir como modelo para explicar por
qué los productos homeopáticos tienen efectos terapéuticos.
Como consecuencia de estos principios la Homeopatía cuenta hoy con
una farmacopea completamente distinta a la farmacopea alopática. A
fin de cuentas sus principios son diferentes pues el medicamento
homeopático no obra mediante las leyes de la química o la bioquímica
sino mediante la física de la energía vital.
Cabe añadir -por su importancia- que el Centro de Investigación y
Desarrollo de Medicamentos (CIDEM) de Cuba realizó un amplio
análisis de la información existente en torno al tratamiento del cáncer
con Homeopatía para lo cual utilizaron principalmente tres bases de
datos -Medline, Cancerlit e IPA- en el período 1960-2000. Y en la
investigación realizada a través de esas bases de datos bibliográficas
que recopilan la información publicada en el ámbito internacional
detectaron que la Homeopatía es utilizada con eficacia como terapia
alternativa en los siguientes casos relacionados con el cáncer:
-Refuerzo de células inmunocompetentes.
-Tumores.
-Fatiga y ansiedad producidas durante las diferentes fases de la
enfermedad.
-Ataques de pánico durante la quimioterapia del cáncer de mama.
-Reacciones de la piel durante la radioterapia del cáncer de mama.
-Espasmo muscular doloroso. Neoplasma de médula espinal.
-Condrosarcoma de los dedos.
-Toxicidad dermatológica y ulceraciones así como dermatitis provocada


                                   208
como efecto adverso en la quimioterapia con Paclitaxel.
-Condiciones precancerosas, prevención de tumores postoperatorios,
tumores operables e inoperables.
-Carcinoma pulmonar.
-Calidad de vida.
-Tumores de la piel.
-Leucemia linfática.

PROPIEDADES
Serían las inquietudes del doctor Udaquiola -Jefe de Sala de
Autoválidos del Instituto Nacional de Oncología del Uruguay (INDO)-
ante la necesidad de buscar nuevas vías de tratamiento que aliviaran y
mejoraran la salud de sus pacientes -nos diría- las que le llevaría a
investigar las propiedades terapéuticas de algunas de las hierbas de
uso tradicional frecuentemente utilizadas en Uruguay. "Los médicos
debemos tratar siempre de mejorar la calidad de vida del paciente
porque no todo consiste en tratar el tumor, también que hay que
contemplar al 'huésped'". El caso es que con el tiempo Udaquiola
terminaría centrando su interés en tres plantas -el plántago, la
carqueja y el romero- tras realizar numerosos preparados que fue
probando en animales en la ciudad de Rocha con la colaboración del
veterinario Carlos Julio Rodríguez, especializado en clínica médica y
cirugía en animales. Hasta que finalmente se constató que la tintura
madre elaborada a partir de las tres plantas mencionadas presentaba
enormes propiedades antitumorales. "Hoy puedo afirmar -nos diría C.
J. Rodríguez- que estamos frente a un poderoso ayudante en la
eliminación de tumores. En muchos casos se ha logrado hasta la
remisión total y en otros se ha logrado reducirlos para luego extraerlos
mediante una simple operación quirúrgica. También hemos notado que
en esos casos los animales no presentan recidivas posteriores".
A la vista de los buenos resultados obtenidos Udaquiola decidiría
configurar un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de
diferentes áreas entre los que incluyó veterinarios, químicos,
farmacéuticos, ingenieros agrónomos, biólogos y bioquímicos así como
investigadores de diversos países que aunaron esfuerzos en busca de
un mismo objetivo: el desarrollo terapéutico y comercial del Green
Sap.
Las primeras pruebas confirmarían lo que la práctica ya había
constatado en animales: el producto tiene propiedades antioxidantes y
actividad inmunoestimulante, antitumoral, colagoga -estimulante para
la evacuación de la vesícula biliar- y hepatoprotectora además de
provocar una sensible mejoría del estado general. Todo ello como
resultado del efecto sinérgico entre los tres componentes del producto.
Posteriores estudios de laboratorio realizados en el Centro de Estudios


                                  209
Farmacológicos y Botánicos" (CEFYBO) -entidad dependiente del
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Republica
Argentina- confirmaron la existencia de ese efecto sinérgico entre las
hierbas. Para ello se determinó el porcentaje de inhibición de la
proliferación celular de la tintura madre (mezcla de las tres hierbas) y
de cada tintura de extracto de hierba por separado, en distintas
diluciones (operaciones sucesivas de reparto de la tintura en un
vehículo inerte, generalmente el alcohol) En una primera fase de las
pruebas pudo comprobarse un notable porcentaje de inhibición de
proliferación celular en cada hierba por separado siendo el romero la
que más destacó en este aspecto según los datos del equipo del doctor
Udaquiola.
En la segunda fase pudo comprobarse que, a iguales diluciones, eran
mayores -en todos los casos- los efectos inhobitorios de la mezcla de
las tres hierbas que el de las hierbas por separado. Comparando los
efectos inhibitorios, la prevalencia de la sinergia de las tres plantas
quedó especialmente de manifiesto en la dilución 1/500 (1cc de
tintura, 499 cc de solvente, soporte para la dilución), proporción en la
que los extractos de las hierbas por separado no provocan inhibición
alguna mientras que la mezcla de las tres -a esa misma dilución-
presenta un porcentaje de inhibición de la proliferación celular en la
línea de células cancerosas del 51,7 %.
Una vez comprobada la efectividad de la formulación de la tintura
madre mediante experimentación con animales se trabajó en la
búsqueda de los porcentajes adecuados de la mezcla con diferentes
diluciones y solventes. La mezcla con mayor efecto terapéutico y nulos
efectos secundarios resultó ser la realizada a 1/400 con un porcentaje
de inhibición del 13'8%. La citada dilución equivale a una posología de
240 gotas por día o 12 ml.
Otra de las grandes conclusiones obtenidas es que a las 48 horas el
efecto de inhibición conseguido por la dosis terapéutica fue mayor que
a las 24 horas lo que demuestra un efecto de acumulación -cinética de
acumulación- que demuestra la capacidad antiproliferativa del
producto impidiéndose el crecimiento tumoral. Eran datos que venían a
completar los estudios que señalaban la capacidad de inducir la muerte
celular a través de la interacción de los componentes del Green Sap
con el ADN de las células tumorales. (Arizona, M. et al., 1985; Jorbis
B. et al., 1988, Mangelli E. et al., 1996). También se pudo constatar
la acción antitumoral de la hispidulina -principio activo presente en
Green Sap- en ensayos realizados con roedores a los que se indujo
tumores cancerígenos (Soickee H. y Leng Peschlow E., en 1987).
Hay que agregar que los efectos biológicos de los componentes de
Green Sap producen otros beneficios terapéuticos importantes. A nivel
digestivo destaca la aportación de la carqueja, caracterizada por su


                                  210
actividad antiulcerosa en modelos ulcerosos inducidos por
Indometacina cuyo mecanismo de acción se centraría en una menor
movilización del calcio a nivel intracelular (Gamberini y Lapa A.,
1992). También presenta una acción hepatoprotectora y colagoga
demostrada gracias a sus flavonoides. El conjunto de los mismos
demostró incrementar entre un 25% y un 100% el porcentaje de
supervivencia de ratas intoxicadas con phalloidina en una dosis de 20
mg/kg vía intravenosa.

EXPERIENCIA ACUMULADA
Todo parece indicar que la acción contra el cáncer de este
medicamento homeopático se centra -como en el caso de otros
productos naturales- en su capacidad para provocar la apóptosis
(muerte por suicidio de las células cancerígenas) y de refuerzo del
sistema inmunitario del enfermo lo que se traduce rápidamente en una
mejora de la calidad de vida del paciente. La casuística recogida ya en
catorce países por el oncólogo Bernardo Udaquiola y distintos colegas
homeópatas o practicantes de la medicina natural señala como
principales indicadores de la mejoría de calidad de vida la estabilidad y
mejora de los valores hematimétricos (parámetros que relacionan el
índice hematocrito, la hemoglobina y el número de hematíes o
glóbulos rojos), el incremento del apetito, el aumento del peso
corporal, la disminución del tamaño de los tumores, una reducción de
los efectos indeseables de la quimioterapia y la radioterapia, y el alivio
del dolor.
Como ocurre con todos los medicamentos homeopáticos -que no
atacan enfermedades concretas sino que ayudan a cada individuo a
alcanzar un equilibrio energético en su organismo que le permite
recuperar la salud- Green Sap puede utilizarse en el tratamiento de
diversas tipologías de cáncer. Según la doctora Araceli Tashjian, "las
mejores respuestas de actividad antitumoral las hemos tenido con
tumores de próstata, del sistema nervioso central y de mama". En
cuanto al cáncer de mama, "el producto -nos diría- desvía el
metabolismo de las células cancerosas provocando un suicidio celular
o apóptosis que disminuye de forma notoria el tamaño del tumor y
además la cantidad de células activas, algo que permite realizar
tratamientos convencionales sobre un substrato menor por lo que la
eficacia se multiplica".
En lo que se refiere al cáncer de próstata el mecanismo de acción se
concretaría a través de una triple vía:
-Normalizando o disminuyendo el PSA, proteína (antígeno específico
de la próstata) que aumenta su salida hacia el torrente sanguíneo a
través de los vasos y tejidos linfáticos que pasan por la próstata en
caso de presencia tumoral.


                                   211
-Logrando una disminución del tamaño de los tumores (lo que se
constata tanto por tacto rectal como por exploraciones con ecografías).
-Provocando cambios sobre la consistencia del tumor mediante una
reversión en la estructura de la próstata.
Además, la doctora Tashjian señala otro factor muy importante en
estos casos: "Green Sap impide la formación de nuevas clonas
tumorales que escapen al control del organismo y provoquen
metastatización precoz, especialmente sobre la sustancia ósea ya que
las metástasis prostáticas tienen avidez por el hueso. Por tanto, Green
Sap ejerce una acción protectora a nivel óseo impidiendo la
colonización de este sector. La exploración con centellograma óseo
permite apreciar las diferencias entre tratamientos antes y después de
tomar Green Sap. Además, mientras que la terapéutica tradicional
hormonal tiene el riesgo de provocar patología trombótica ese es un
efecto que con Green Sap no ocurre lo que redunda en beneficio del
paciente al librarlo de posibles trombosis en los miembros inferiores".
No son, en cualquier caso, los únicos tipos de cáncer sobre los que
actúan las gotas. "Cincuenta pacientes con cáncer colorectal
inoperable -nos contaría la doctora Tashijian- recibieron tratamiento
con Green Sap en el curso de su padecimiento. Los resultados
mostraron incremento en la cantidad de anticuerpos granulositos y
linfocitos con mejoramiento de la inmunidad celular a corto plazo, el
mejoramiento clínico y el incremento del tiempo de supervivencia. Los
resultados en algunos casos mostraron que la terapia produjo
reacciones granulomatosas, fibroblásticas e inflamación con
calcificación global y necrosis del tumor. Estos cambios son
comparables a los vistos en la regresión espontánea del tumor y se
considera como la expresión de una respuesta huésped natural a la
invasión del tejido neoplásico. En este caso, como en el de otros
cánceres operables, Green Sap se mostró beneficioso para disminuir el
estrés en aquellos pacientes que sufrieron cirugía."
También existen experiencias a tener en cuenta con casos de linfoma
de Hodgkins: "En un intento de fortificar el rechazo de defectos
inmunológicos -nos resumía Tashjian- Green Sap fue empleado en un
programa en el que participaron 36 pacientes afectados por la
linfogranulomatosis (enfermedad de Hodgkin) que también mostraron
otros desórdenes inmunológicos. Pues bien, se obtuvo un incremento
en los parámetros de inmunidad y un índice de 2 años de
supervivencia en el 93.8% de los casos comparado con entre el 70-
80% de los casos tratados con radiación y quimioterapia".

EL TRATAMIENTO
Debemos agregar que los pacientes comienzan a experimentar mejoría
tras tomar Green Sap rápidamente, según nos aseguró Bernardo


                                  212
Udaquiola. "Depende de cada caso -nos diría- pero ya en los primeros
días la persona se siente más aliviada y a los pocos días nota que está
mejorando puesto que las células cancerosas comienzan a morir y a
ser eliminadas del organismo. En cuanto a la enfermedad de fondo se
han logrado muy buenos resultados hasta en un 80% de los casos
lográndose la desaparición o reducción casi total de tumores. Hay que
destacar también la mejoría en la calidad de vida. La mayoría vuelve a
trabajar y a hacer una vida normal. Eso sí, hay que tener cuidado
porque se recomienda mantener un tratamiento de mantenimiento
para evitar futuras recaídas".
Finalizamos explicando que el tratamiento se aplica en tres grandes
etapas:
-Una primera, que constaría de dos fases: la de Asimilación -en la que
se confirma la buena aceptación del medicamento por el organismo y
cuya duración esta fijada en un mes- y la de Contención -con una
duración de aproximadamente tres meses de tratamiento intensivo al
final del cual se realiza un estudio minucioso del paciente y su
evolución hasta ese momento.
-Una segunda etapa en la que suelen llegar los resultados más
significativos con:
a) La posible desaparición parcial de los tumores. En estos casos el
paciente toma una dosis de mantenimiento de 30 gotas dos veces al
día media hora antes de las comidas.
b) La posible reducción parcial del tumor o, en caso de metástasis, la
desaparición de algunos tumores y la reducción de otros. En estos
casos se mantiene la dosificación y tras otros cuatro meses de
tratamiento se vuelven a realizar nuevos estudios.
c) La desaparición total de la sintomatología y la remisión clínica
completa, sin rastros de células malignas. Empero, ni siquiera en tal
caso se suspende el tratamiento. Se mantiene una dosis de precaución
y prevención para posibles recidivas de treinta gotas por la mañana en
ayunas, una vez al día.
-Finalmente, la tercera etapa -denominada de Mantenimiento- es la
que alcanza el paciente cuando se siente curado. Deberá tomar una
única dosis diaria durante al menos 6 meses.
El desarrollo del producto sigue adelante. Precisamente en abril se
presentarán los resultados obtenidos hasta el momento ante un
nutrido grupo de oncólogos convencionales. Mientras, los ensayos de
investigación -tanto in vitro como en vivo- continúan.".



(XXII) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON ANTIVÍRICOS Y
ANTIOXIDANTES


                                  213
La combinación de un potente antivírico (Viusid) y un complejo
antioxidante con efectos antitumorales (Ocoxin), -ambos de
enorme eficacia al haber sido sometidos sus componentes a un
singular proceso de activación molecular con campos eléctricos
potenciando con ello miles de veces sus cualidades
terapéuticas- está permitiendo obtener grandes resultados en
el tratamiento de numerosos procesos oncológicos. Algo que es
posible merced al descubrimiento de que los virus son la causa
de determinados tipos de cáncer.

Según la Organización Mundial de la Salud casi el 20% de los cánceres
son producidos por virus. Y esa cifra recoge sólo aquellos casos cuya
relación está completamente comprobada. Porque hoy son cada vez
más los equipos científicos que empiezan a plantear que la relación
entre virus y cáncer podría darse en realidad entre el 50 y 80% de los
casos. Los datos van llegando a cuentagotas a la comunidad científica
y aún con más lentitud al resto de los interesados... pero no cesan.
No hace muchos meses el Journal of Clinical Cancer Research recogía
los resultados de una investigación realizada en la University of New
South Wales de Sydney (Australia) según la cual una variante de un
virus mamario presente en los ratones (MMTV) fue hallado en los
tejidos enfermos de cerca de la mitad de las mujeres con cáncer de
pecho que participaron en el estudio. La variante humana del virus
(HHMMTV), en cambio, apenas se encontró en los tejidos sanos y es
similar en un 90% al virus causante del 95% de los virus mamarios en
ratones. Confirmaba así la relación entre el HHMMTV y el cáncer de
mama que fue establecida por primera vez en la Mount Sinai School of
Medicine de Nueva York en 1995. Se trata tan sólo de un ejemplo de la
continua investigación en el campo de la relación virus-cáncer pero
además explica por qué se avanza tan despacio en este ámbito. Y es
que los dos centros citados son los únicos a nivel mundial que están
hoy trabajando en esta línea de investigación... a pesar de que el
microbiólogo, farmacéutico y veterinario español Fernando Chacón,
creador del Bio-Bac, se adelantó a ellos en varias décadas. ¡Y lo tiene


                                  214
publicado hace tiempo aunque es evidente que nadie parece haber
leído sus trabajos.
En general todos asociamos la palabra virus con enfermedad... y no es
para menos. La pandemia de gripe de 1918 (30 millones de muertos),
la viruela, la tuberculosis, el SIDA, las fiebres hemorrágicas, el
síndrome respiratorio agudo severo… Pero es ahora cuando la relación
de los virus con el cáncer comienza a ser cada vez más evidente
aunque todavía se esté al inicio de explicar las posibles formas de
interacción (salvo en el caso del mencionado investigador español).
Los nuevos investigadores en este campo creen que pueden ser causa
directa -como parece ocurrir en el caso del VIH- pero también aceptan
que en otros casos no sean más que cofactores. De esta manera,
incluso virus comunes que habitualmente no causan tumores -según
informó ya la revista Science en 1961- podrían actuar como
catalizadores en la aparición de determinados cánceres. Al combinarse
con determinadas sustancias cancerígenas presentes en cantidades
muy pequeñas como para iniciar un proceso cancerígeno convertirían a
éstas en activas provocando la aparición de tumores cancerígenos.
Pero los virus también pueden ser de naturaleza exógena y llegar a
nosotros por contagio o formar parte de nuestro propio organismo. De
hecho, un experto virólogo como Luc Montagnier, codescubridor del
virus del SIDA, ha señalado el peligro subyacente en ese despertar de
virus presentes en nuestro organismo desde la noche de los tiempos:
"Hoy día solamente conocemos una mínima parte de los virus que hay
en nuestro planeta. En mi opinión, los virus más peligrosos se
encuentran en nuestro organismo: son los retrovirus y están
agazapados en nuestras células y en nuestros cromosomas. Invisibles,
esos retrovirus acompañan a nuestra especie desde hace miles de
años y si se activaran podrían provocar todo tipo de infecciones,
tumores y enfermedades".

VIRUS Y CÁNCER
Cabe añadir que resulta una enorme paradoja que los virus no estén
considerados seres vivos a pesar de su enorme influencia en nuestra
salud. Y no se consideran seres vivos porque según una de las
definiciones más aceptadas se trata de genes empaquetados en
complejos proteicos capaces de infectar células y sólo dentro de ellas
pueden reproducirse. Es decir, un virus no constituye una célula y por
sí misma una partícula viral (virión) no puede reproducirse; necesitan
forzosamente de una célula. Los virus están compuestos únicamente
por una cápsula proteínica que contiene su ADN o ARN (moléculas de
ácido nucleico que determinan las características de cada ser vivo).
Cuando el virus entra en contacto con una célula puede insertar su
material genético en dicha célula huésped y una vez que la invade


                                  215
entra en una de dos fases: permanece inactivo en la célula huésped y
no la afecta o se apropia de la célula huésped y la utiliza para
reproducir más virus. El material genético del virus se apropia de las
funciones celulares y controla el proceso reproductivo, ordena a la
célula huésped que elabore proteínas y copias de DNA o RNA virales
produciéndose muchos más virus en el interior de la célula huésped. Al
concluir ese proceso reproductivo la célula huésped muere y los virus
recién producidos salen a infectar otras células. Por tanto, desde la
sombra pueden estar contribuyendo decisivamente a la aparición
constante de nuevos tumores.
El doctor Bruce Johnson -del Dana Faber Cancer Institute de
Boston-, durante la jornada inaugural de un congreso dedicado a las
relaciones entre el cáncer y los virus -The Virus-Cancer Link:
Examining the Role of Viruses in the Development of Cancer- señaló
dos razones fundamentales para asociar ambos términos: "La primera
es que el número de virus y agentes infecciosos que tienen
directamente relación con el cáncer está aumentando. La segunda es
que el número de tejidos y el número de lugares donde surgen los
cánceres también está en aumento. Probablemente, y más
importante, hay distintos tipos de cáncer que son causados en parte
por una etiología infecciosa que juega un papel fundamental en la
patogénesis. Esto supone plantear contra el cáncer intervenciones
diferentes a la de nuestros habituales medicamentos quimioterápicos".
No es fácil -ni mucho menos- concluir que un cáncer es causado por
un virus o está directamente relacionado con éste. Pero, a pesar de
todas las dificultades, sí están ya establecidas un número de relaciones
exactas entre virus y cáncer. Y un número creciente están bajo
investigación. Los continuos avances en la genética y el desarrollo de
la tecnología conducirán inevitablemente a un mayor número de
cánceres relacionados con virus. Las relaciones virus-cáncer
establecidas hasta hoy incluyen:
   - Los virus de la hepatitis B (HBV) y C (HCV) en el cáncer de
hígado. Cerca del 82% de los mismos tienen al parecer origen vírico.
    - El virus HTLV-1 en leucemia/linfoma de células T en adultos
    - El virus del herpes 8 (HHV-8) en el Sarcoma de Kaposi
    - El virus Epstein-Barr (EBV) en el cáncer nasofaríngeo, linfoma de
Hodgkin's y algunos que no son del tipo Hodgkin.
    - Los virus VPH-16, VPH-18, VPH-31 y VPH-45 del papiloma
humano puesto que originan hasta el 95% de los cánceres
cervicouterinos. Otros estudios recientes indican también que estos
virus podrían estar relacionados con el cáncer oral.
Algunos otros virus se encuentran actualmente bajo investigación por
su posible relación con la aparición de un determinado cáncer: Son
estos:


                                  216
- El virus HCV en algunos linfomas no Hodgkin
    - El virus implicado en la leucemia linfoplástica aguda en niños
    - Polyomavirus y múltiples cánceres:
            - El virus JC en cáncer de cerebro y colon.
            - El virus BK en cáncer de cerebro.
            - El virus SV 40 en cáncer de cerebro, pituitaria, hueso y
tiroides, linfoma no-Hodgkin y mesotelioma (una forma de cáncer de
pulmón).
    - El virus MMTV en el cáncer de pecho Lo que a todos los
investigadores les parece indiscutible es que la posible presencia de
algunos tipos de virus y la aparición de un cáncer se incrementa en
individuos con el sistema inmune deprimido, incluyendo individuos con
el virus del SIDA, destinatarios de órganos trasplantados que toman
immunosupresores para prevenir el rechazo del trasplante e individuos
con distintos trastornos del sistema inmune heredados o producidos
por circunstancias físicas (mala alimentación, conductas de riesgo,
presencia de contaminantes en el entorno..) o psicológicas
(depresiones, trastornos emocionales, traumas psicológicos…)

ACTIVACIÓN MOLECULAR
Los grandes laboratorios trabajan simplemente con las expectativas de
desarrollar vacunas que permitan proteger o retardar la progresión del
cáncer y que, de paso, generen miles de millones con el desarrollo de
las patentes. Sin embargo, hay otro tipo de soluciones más
inmediatas, naturales, científicamente contrastadas y mucho más
asequibles al bolsillo que están ofreciendo significativos resultados en
el tratamiento del cáncer de origen viral. Por ejemplo, muchos años de
investigación y ensayos científicos en distintas partes del mundo han
permitido a Laboratorios Catalysis la elaboración de dos suplementos
nutricionales, complementarios del tratamiento para el cáncer: el
Viusid y el Ocoxin. Cada uno de los cuales cumple con dos funciones
diferentes: el Viusid posee una poderosa acción antiviral e
inmunoestimulante, imprescindible para actuar como complemento de
los tratamientos convencionales -quimioterapia, radioterapia y cirugía-
que por naturaleza son inmunodepresores; y el Ocoxin aporta el
restablecimiento de la función de apóptosis celular -muerte celular
programada que las células cancerígenas desconocen- y la
obstaculización del proceso angiogénico o de creación de nuevos vasos
sanguíneos para la alimentación del tumor. Ambos productos, a su
vez, aportan aminoácidos que permiten reforzar el colágeno
intercelular para tratar de evitar la invasión de las células vecinas y
completan su acción con aminoácidos encargados de la producción de
antioxidantes que bloqueen los radicales libres, tan perjudiciales para
nuestro organismo.


                                  217
Claro que tantas posibilidades en unos productos naturales que se
venden como suplementos nutricionales sólo son posibles gracias a la
utilización en su elaboración de un proceso científico especial de
"activación molecular" que permite multiplicar hasta diez mil veces en
algunos casos el potencial eléctrico de una molécula y su capacidad
antioxidante. El proceso es creación de un investigador español, el
doctor Antonio Martín González, vinculado durante más de 40 años
al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que en cualquier
país hubiera supuesto una auténtica revolución científica.
Curiosamente la idea nace de la observación de la propia Naturaleza.
En ella la clorofila funciona como un panel eléctrico que recibe fotones
y los transforma en electrones que acumula en una batería eléctrica
para poner en marcha la formación de glúcidos. Y a partir de ahí nació
el planteamiento inicial: aumentar la energía natural con electrones.
La activación molecular consiste, explicado de manera muy simple, en
pasar una corriente eléctrica en un reactor donde está la formulación
previamente estudiada para la aplicación que se va a llevar a efecto. A
través de esa corriente se dota a las moléculas que ya tienen una
carga eléctrica -es decir, poder antioxidante- de mayor número de
protones -es decir, de electrones de carga positiva (antioxidantes)- y,
por tanto, más capacidad mayor para bloquear a los radicales libres
(de carga negativa) capaces de dañar primero a las células, después a
los órganos y finalmente a nuestra salud provocando todo tipo de
enfermedades y contribuyendo de forma definitiva a nuestro
envejecimiento.
Pues bien, esta capacidad de ofrecer efectos muy superiores a lo
esperado en dosis bajas es la que ha permitido a estos productos
seguir manteniendo su condición de suplementos nutricionales.
Fuentes del propio laboratorio han reconocido a esta revista que a
pesar de haber tenido alguna propuesta oficial para tratar de conseguir
el reconocimiento de los productos como medicamentos hasta el
momento se ha desechado tal posibilidad. "Es un proceso largo,
incierto y muy costoso. A pesar de no ser obligatorio nosotros
realizamos ensayos científicos con todos nuestros productos pero
probablemente nos exigirían muchos más y nadie garantiza nada,
máxime teniendo en cuenta que nos metemos en el terreno de las
grandes farmacéuticas al abordar enfermedades como el sida, el
cáncer o la hepatitis. Tenemos además el factor multicomponente, la
mayoría de los cuales no se pueden patentar. Son tratamientos al
alcance de los pobres porque son tratamientos relativamente
económicos. Así que tampoco le interesa a la industria farmacéutica
grande que se desarrolle este tipo de productos y mucho menos como
medicamentos. Por tanto, tendríamos mil incertidumbres marcadas. Lo
peor del caso es que si siguen dando los resultados que hasta el


                                  218
momento están dando atentarán seriamente contra los intereses del
statu quo. Desde ese punto de vista, hemos decidido que sean
suplementos nutricionales y ser cabeza de ratón".
Una condición, cabe decir, que no ha impedido que sean los propios
médicos los que vayan divulgando las posibilidades de estos
productos. Así, médicos cubanos presentaron el pasado mes de marzo
los resultados de un estudio realizado por el equipo del doctor
Raimundo Llanio -uno de los más prestigiosos especialistas de la
Gastroenterología a nivel mundial- sobre hepatitis y los resultados de
la terapia combinada con Viusid han sido tan prometedores que fueron
poco después presentados en un congreso mundial sobre hepatología
en Brasil y se van a presentar el próximo 24 de mayo en el congreso
que se va a celebrar en la Academia de Hepatología Norteamericana,
con mención de honor.
Y lo mejor es que Ocoxin y Viusid son dos productos naturales que no
tienen contraindicaciones y cuyos componentes tienen tras de sí una
amplia bibliografía científica

EL VIUSID
Del Viusid hablamos ya extensamente en el número 57
correspondiente a Enero (léalo si no lo hizo en www.dsalud.com)
explicando que uno de sus principales componentes es el ácido
glicirrínico -que se extrae de la raíz del regaliz- siendo el que lo dota
sobre todo de su gran capacidad antiviral, especialmente frente a los
virus hepatotropos, a la familia de los herpes que -son ocho-, a los
virus de la influenza A o B (la gripe) e, incluso, frente al VIH. Además
el ácido ascórbico, el ácido málico y el sulfato de zinc y los
aminoácidos presentes en el producto aportan capacidad antioxidante
frente a los radicales libres, directamente asociados en la literatura
científica con el cáncer. Está constatado que los antioxidantes pueden
disminuir la mutagénesis y, por tanto, la carcinogénesis mediante la
disminución del ADN dañado por la oxidación.
El Viusid aumenta además el número de CD-4 y CD-8 -éstas, últimas
llamadas "células asesinas"- lo que supone una potenciación
considerable de nuestras defensas y de control de las enfermedades
oportunistas, algo que le convierte en un elemento esencial para ser
coadyuvante de los agresivos tratamientos utilizados en la actualidad
contra el cáncer.
En el Centro Oncológico del Ministerio de Salud de la República de
Uzbekistán, por ejemplo, el Viusid fue utilizado en 69 pacientes con
distintos tumores malignos (cabeza y cuello de útero, linfoma maligno
del sistema locomotor, carcinoma colorrectal, carcinoma de estómago,
de esófago, de pulmón, de hígado, de tiroides, de glándulas mamarias
y del sistema urinario). Los pacientes estaban incluidos entre los 6 y


                                   219
78 años. El Viusid fue aplicado sólo y combinado con quimio y
radioterapia después de la cirugía. Las conclusiones del estudio fueron
que el Viusid, combinado con la aplicación de las terapias
convencionales, reducía los síntomas de debilidad, las náuseas y el
dolor de cabeza así como la total desaparición de vómitos. En suma,
demostró ser un potente inmunoestimulador capaz de proteger de los
efectos adversos de la quimio y la radioterapia posibilitando así una
mejor rehabilitación y recuperación del paciente en el período pos-
operatorio.

EL OCOXIN
La primera contribución del Ocoxin en el tratamiento del cáncer es
restablecer el mecanismo de suicidio propio de la célula, la llamada
apóptosis celular. Cuando ese mecanismo queda anulado la célula se
multiplica indefinidamente, se convierte en invasiva y tras atravesar el
tejido interconectivo se propaga alterando el mecanismo celular y
creando lo que conocemos como tumor. ¿Y cómo actúa? Pues
preferentemente gracias una sustancia natural: el té verde. Tanto en
la bibliografía de Oriente como en la de Occidente son numerosos los
estudios sobre la acción antitumoral del té verde debido a los
polifenoles que contiene. Propiedades anticancerígenas, antioxidantes
y antimutagénicas que son atribuidas concretamente al
Epigalocatequin-Gallate (EGCG), el mayor polifenol presente en el té
verde.
Un reciente estudio desarrollado por investigadores de la Universidad
de Kyushu -en Fukuoka (Japón)- y publicado en la revista Nature
Structural & Molecular Biology' muestra que ese polifenol se une a una
proteína en la superficie de las células cancerígenas y frena su
crecimiento. En una publicación de la revista Nature en 1997 el
investigador J. Jankun -de la Facultad de Medicina de Ohio (EEUU)-
verificó que ese mismo polifenol puede inhibir la actividad de la
uroquinasa, una enzima fundamental para que el tumor se extienda y
provoque metástasis. Además se comprobó que no provoca efectos
secundarios dañinos lo que permite administrarla en grandes dosis sin
perjudicar al enfermo. También el investigador japonés Sadzuka, en
su publicación Modulación de quimioterapia del cáncer con té verde,
menciona las propiedades de la infusión para aumentar la eficacia del
tratamiento.
En resumen, diversas investigaciones han demostrado las propiedades
del té verde en la prevención del cáncer de pulmón, esófago,
páncreas, hígado, mama, próstata, piel, boca y colon. Sin olvidar que
las catequinas de ese polifenol son más potentes para bloquear los
radicales libres que incluso las vitaminas C y E.
Hay que agregar que junto a los extractos del té verde destacan en la


                                  220
composición del Ocoxin el ácido cinámico -que además de tener una
acción antimicrobiana y antifúngica comprobada juega un importante
papel en la inhibición del crecimiento tumoral.
La actividad antitumoral del Ocoxin como producto fue estudiada en el
Departamento de Inmunología Patológica del Hospital Universitario
San Carlos de Madrid tras ser inyectadas en ratones 700.000 células
de carcinoma ascítico de Ehrlich. Los resultados demostraron cómo los
tumores de los ratones del grupo de control crecían más que los de los
ratones tratados con Ocoxin.

POR ESTUDIOS QUE NO QUEDE
Debemos explicar que la actual situación de la investigación
internacional apenas permite experimentar con productos naturales en
pacientes con cáncer en fase no terminal con la excusa de que no sería
ético privarles de los tratamientos convencionales. De ahí que los
estudios realizados hasta el momento con la toma conjunta de Ocoxin
y Viusid -lo mismo que pasa con otros productos- se tenga hoy que
hacer siempre como tratamiento complementario de los
convencionales. Y aún así se podido constatar -una y otra vez- que la
combinación Quimioterapia-Ocoxin-Viusid es mucho más efectiva que
la simple administración de la quimioterapia.
Un estudio realizado el año 2001 en la Universidad de Medicina de
Tomsk, en Siberia, con pacientes de carcinoma de estómago e
intestino grueso recoge en sus conclusiones lo siguiente: "En este
estudio clínico, con 20 pacientes con cáncer de estómago y 20 con
cáncer de intestino grueso, se demuestra la gran eficacia del Viusid y
Ocoxin en contraste con los resultados conseguidos con la
quimioterapia sola… Los antioxidantes activados contenidos en el
Viusid y el Ocoxin anulan los desastrosos efectos de los compuestos
oxidantes merced a su alto contenido de electrones capaces de
recuperar todos los órganos vitales del ser humano, recuperando el
glutation celular perdido por los tumores, infecciones virales, diabetes
e, incluso, compuestos altamente peligrosos como el CIS-Pt
(cisplatino)"
También ese mismo año, en el Instituto de Immunopatología de la
Russian Academy of Natural Sciences Research de Moscú se realizaron
investigaciones con animales sobre la toma conjunta de Viusid y
Ocoxin en distintas enfermedades oncológicas. Y ambos productos
mostraron buenos resultados sobre el melanoma B16, el modelo de
carcinoma de pulmón de Lewis y el modelo de leucemia P-388. En el
capítulo de resultados, el apartado 8 revela: "Los tests clínicos
demuestran el efecto inmunomodulador y hemo-hepatoprotector del
Viusid + Ocoxin en pacientes con tumores gastrointestinales que
reciben terapia citostática (Ciclofosfano + 5-Fluorouracil) en período


                                  221
postoperacional que, indudablemente, se refleja en un incremento de
la calidad de vida de los pacientes". El apartado 9 asume también
claramente la presencia de efectos antitumorales en la combinación de
ambos productos y el 10 se refiere ya a la aplicación de los productos
como monoterapia en pacientes con la enfermedad en un estado IV:
"La aplicación de la combinación Ocoxin + Viusid -se dice- muestra
una mejora de los parámetros hematológicos e inmunológicos a corto
plazo". El estudio realizado en Moscú recomienda al final profundizar
en la investigación combinada con citostáticos con estudios más
amplios a la vista de que "debido a sus efectos inmunomoduladores y
antioxidantes los productos fortalecen los efectos antitumorales de la
terapia básica e incrementan la calidad de vida de los pacientes".
Las mismas constantes pueden apreciarse en estudios posteriores. El
capítulo del informe dedicado a las conclusiones de los estudios
realizados en el Instituto Oncológico de Bucarest y en el Hospital
Clínico de la Policía sobre la eficacia terapéutica del combinado de
ambos preparados en el tratamiento de enfermedades neoplásicas
sirve como resumen general del resto de estudios sobre lo que cabe
esperar de estos productos:
"El tratamiento de Ocoxin + Viusid prueba su eficacia como una
modalidad de tratamiento asociada al tratamiento oncológico complejo
a corto y medio plazo con las ventajas siguientes:
-Fácil administració y buena aceptación por los pacientes.
-Mejoría significativa del tono pisco-emocional de los pacientes.
-Mejoría significativa del estado general con un aumento del índice de
Karnfsky.
-Mejoría del gráfico de evolución del peso, especialmente en los
grupos tratados con Ocoxin + Viusid.
-Disminución de la incidencia de leucopenia durante la irradiación; el
aumento evidente de la resistencia del paciente sometido a un
tratamiento oncológico agresivo, con mejor tolerancia.
-Disminución en el tamaño del tumor en un porcentaje netamente
superior en los grupos bajo tratamiento con Ocoxin + Viusid.
-Evolución favorable de la enfermedad a corto plazo en un porcentaje
más significativo en los grupos bajo tratamiento Ocoxin + Viusid.
El índice de supervivencia a 6 meses de los pacientes tratados
conjuntamente con Viusid y Ocoxin fue del 100% mientras en el grupo
que sólo recibió quimioterapia ese porcentaje fue del 80% al final del
estudio.
Los resultados a corto plazo justifican nuestras esperanzas en el
tratamiento con Ocoxin + Viusid pero teniendo en cuenta la evolución
y el seguimiento del paciente oncológico consideramos que el análisis
de los efectos del tratamiento durante un período más largo (1-2
años) permitiría una evaluación más correcta de sus beneficios"


                                 222
Terminamos diciendo que hay más estudios con resultados similares a
disposición de los escépticos. Fuentes del laboratorio nos confirmarían
además que con el apoyo necesario de las autoridades sanitarias
estarían dispuestos a realizar ensayos de largo alcance pero hasta el
momento la Administración se ha mostrado ciega y sorda. Mientras,
los oncólogos pasan de recomendar estos productos, ni tan siquiera
como parte complementaria de la terapia tradicional. Y, sin embargo,
el tiempo corre en contra de los enfermos. Para nosotros está claro:
los productos están ahí, son naturales, no tienen contraindicaciones y
cuentan con avales científicos suficientes. El resto lo hará el boca a
boca.




(XXIII) ELECTROTERAPIA CONTRA EL CÁNCER




Un innovador sistema de electroterapia permite destruir
tumores mediante la exposición a una corriente eléctrica capaz
de poner en marcha en el interior de las células tumorales
mecanismos biológicos y electroquímicos destinados a destruir
la masa tumoral. Los tejidos cancerígenos presentan
propiedades bioeléctricas diferentes a los sanos como son una
mayor conductividad, una inversión del potencial eléctrico a
través de la membrana celular, un elevado pH intracelular y
una disminución del pH extracelular. Pues bien, teniendo ello
en cuenta la aplicación de corrientes eléctricas sobre el tumor
permite obtener magníficos resultados en la recuperación y
destrucción selectiva de tejidos cancerígenos.

Muchos enfermos de cáncer han superado su enfermedad sin recurrir a
los tres tratamientos oficialmente "aceptados" por la mayoría de los
oncólogos -cirugía, quimioterapia y radioterapia- gracias a que no se
dejaron llevar por el pánico tras el diagnóstico y se negaron sin


                                  223
reflexionarlo antes a someterse a tratamientos tan agresivos y de
escasa efectividad en la mayoría de los casos. Personas que decidieron
primero informarse adecuadamente antes de dar un solo paso y buscar
nuevos diagnósticos y vías de solución. Y no se trata -como algunos
pretenden hacer creer- de "personas desesperadas que se dejan
engañar por embaucadores que se aprovechan de su angustia". Por el
contrario, quienes hoy recurren a las medicinas complementarias y se
informan de los tratamientos alternativos a los que ofrece la medicina
alopática, farmacológica o convencional -tanto en casos de cáncer
como en cualquier otra patología- son mayoritariamente personas de
nivel económico y cultural alto o medio-alto. Es decir, personas con
preparación que han desmitificado a la Medicina y a los médicos, han
reflexionado sobre los paupérrimos resultados de los tratamientos
oficiales en cáncer y son capaces de entender que donde no hay
certeza absoluta ni garantías de nada... se debe estar abierto a nuevas
explicaciones y soluciones a la enfermedad y, por tanto, a la
esperanza. Y es que en estos tiempos de monopolio farmacológico en
la literatura médica cada vez se impide la publicación de más
investigaciones mientras otras que consiguen salir a la luz se someten
al imperio del silencio cuando no al del descrédito organizado.
Afortunadamente esa operación cada vez les resulta más difícil a sus
instigadores. Hoy, quien busca encuentra.
Es más, nuestro Ministerio de Sanidad y Consumo -que dicen es un
servicio público de interés general aunque en realidad ha estado
siempre al servicio de la gran industria farmacéutica- debería
encabezar de una vez por todas la puesta en marcha de mecanismos
que permitan acceder a nuestros enfermos a las terapias alternativas,
muchas de las cuales se sufragan ya por la Seguridad Social en otros
países de la Unión Europea. Es el caso de la Electroterapia, de la que
nos ocupamos en esta ocasión y cuya eficacia fue ya contrastada en
Alemania, Austria, Suecia, China y Suiza hace años. Y no estamos
hablando de un tratamiento para cualquier dolencia sino de un método
de tratamiento para el cáncer. ¿Por qué en España, pues, no se aplica?


LA EXPERIENCIA DE LAURENT SCHIDLER
A Simone, esposa de Laurent Schidler -un ciudadano francés que
vive en España desde hace 15 años- se le descubriría en la primavera
de 1996 un cáncer en la mama derecha. Más concretamente un
carcinoma ductal in situ (DCLIS), un tumor maligno encapsulado que
no invade los tejidos adyacentes. Tras extirparlo quirúrgicamente la
zona sería sometida a continuación a diversas sesiones de radioterapia
y meses después las pruebas analíticas parecieron indicar que el
problema había desaparecido. Sin embargo, no era así. A pesar de un


                                  224
seguimiento exhaustivo cada semestre mediante mamografías y
ecografías en el 2002 se detectó en el pecho izquierdo una mancha
sospechosa. La biopsia sería concluyente: carcinoma infiltrante. Y el
consejo médico, apremiante: había que operar de inmediato.
Sin embargo, algo había cambiado. Los años transcurridos habían
servido a Laurent para estudiar mucho de lo que se había publicado
sobre cáncer llegando al convencimiento de que los protocolos de la
oncología convencional no son a menudo la mejor respuesta al cáncer
así como para saber que existen numerosas alternativas de
tratamiento. Y él y su mujer optaron por rechazar la combinación
cirugía-quimio-radio y buscar nuevas vías.
Lo primero que hicieron fue buscar un nuevo diagnóstico con una
tecnología más segura y avanzada: la Tomografía por Emisión de
Positrones (PET). Una tecnología de la que sólo disponen 23 centros en
España, más de 100 en Alemania -y no todos públicos- por lo que
decidieron no aguardar su turno en la larga lista de espera existente y
viajaron a Alemania. Allí la PET permitiría descubrir que el diagnóstico
era aún peor: no había uno sino tres tumores y, además, los ganglios
estaban afectados. Se trataba de un carcinoma lobular infilitrante,
multifocal y muilticéntrico. Conocedores ya de la existencia de la
Electroterapia, decidieron probar con ella y la mujer se sometería en
Colonia a cuatro sesiones entre febrero y marzo. Si bien este
tratamiento se reembolsa por algunas cajas de la Seguridad Social en
Alemania, ni la Seguridad Social española ni el seguro privado de los
Schidler quisieron hacerse cargo del mismo. En mayo, de regreso en
España, una nueva PET dejaría boquiabiertos a los médicos.
"No existen -decía el informe de la prueba- lesiones hipermetabólicas
focales que sugieran la existencia de enfermedad tumoral. En relación
con el estudio PET previo de Enero de 2003 (el de Alemania) se
observa la desaparición de las lesiones hipermetabólicas descritas en
el tejido mamario izquierdo. No se observa tampoco actividad
patológica en área axilar así como en ambos pulmones. (El resto del
cuerpo, igualmente negativo)."
Es evidente que el contacto de Laurent y su esposa Simone con la
Electroterapia no podía haber sido mejor.

LA ELECTROTERAPIA
¿Y qué es la Electroterapia? Pues se trata de un método que intenta
mediante la aplicación de pequeñas corrientes eléctricas acabar con el
tumor y devolver a la normalidad el campo energético del órgano
afectado. Pero hagamos un rápido descenso a nuestro interior para
entenderlo mejor...
Nuestro organismo es un complejo universo de billones de células
agrupadas en órganos y sistemas que funcionan de acuerdo a patrones


                                  225
de comportamiento previamente establecidos, probablemente desde la
noche de los tiempos. Nuestras células están compuestas de billones
de moléculas y átomos siendo éstos -dicho de forma simplificada-
enormes "espacios vacíos" donde un núcleo formado por protones y
neutrones se encuentra rodeado de electrones que giran a su
alrededor con cierta velocidad y vibración como si de un sistema solar
en miniatura se tratara. Tan "vacío" es el universo de un átomo que si
su núcleo tuviese el tamaño de una pelota de tenis el electrón más
cercano se hallaría ¡a un kilómetro de distancia! Siendo el número de
protones (carga positiva) y de neutrones (partículas sin carga) lo que
singulariza cada átomo frente a los demás. A su alrededor, producto
de la interacción eléctrica causada por la atracción, giran los electrones
(cargas negativas) en órbitas específicas características de cada
átomo. En suma, un átomo es un sistema eléctrico que genera un
campo electromagnético. Lo que implica que todo átomo se
relaciona con los demás y con el entorno mediante impulsos eléctricos.
Y otro tanto ocurre con los conjuntos de átomos que dan lugar a las
moléculas, células, tejidos y órganos. Todo ser vivo, en definitiva,
posee un campo electromagnético propio. Campo que cuando se
desequilibra -lo que puede deberse a muy diversas causas- genera las
disfunciones que llamamos enfermedades.
Dicho esto debo agregar que ya en 1941 -en plena Segunda Guerra
Mundial- el científico Albert Szent Gyorgyi -Premio Nobel de
Fisiología y Medicina en 1937 por sus descubrimientos sobre el ácido
ascórbico (vitamina C) y sus investigaciones sobre la actina, una
proteína muscular- descubriría la relación entre las enfermedades
degenerativas y el potencial eléctrico de la membrana celular.
Encargada de separar el interior de la célula del exterior, la membrana
posee un determinado voltaje conocido como "potencial de membrana"
que viene determinado por la concentración de iones (átomos con
carga eléctrica) situados a ambos lados de la misma. La membrana
presenta una polaridad positiva en su cara extracelular y negativa en
su cara intracelular con un potencial de membrana del entorno de los
-90 miliV en situación de reposo y estado saludable. Estos datos de
Gyorgyi serían confirmados en 1986 por R. Bingelli y C. Weinstein
quienes establecieron la siguiente clasificación:
   " Potencial de la membrana de la célula: desde -100 miliV hasta 0
mV.
   " Células sanas no proliferantes: entre -100 y -75 miliV.
   " Células alteradas pero benignas: entre -75 y -35 miliV.
   " Células tumorales cancerosas: entre -35 miliV y -5 miliV.
Estos resultados han sido recientemente confirmados por el grupo de
Paul Roepe en Estados Unidos que además ha demostrado que la
despolarización de la membrana celular en las células cancerosas es la


                                   226
causa principal de la resistencia de las células cancerosas a los agentes
quimioterapéuticos.

EL PÁNICO CELULAR
A esto hay que añadir que entre las últimas aportaciones a este campo
de investigación destaca la del físico e investigador griego en el campo
de la respuesta biológica a los campos electromagnéticos Panos T.
Pappas quien tras diez años de estudios sobre el comportamiento
bioeléctrico celular concluiría que "el cáncer se produce en un estado
extremamente bajo de energía celular manifestada por un potencial de
membrana de -15 milV que provoca una cadena de funcionamientos
defectuosos específicos de la célula y un estado general de isquemia
(falta de oxígeno) en el organismo". Pappas sostiene que cuando una
célula está en ese estado de bajo potencial -por debajo de -15 milV-
comienza su división como respuesta natural para intentar sobrevivir.
"Luego, la crisis de energía de un área pequeña de células -sostiene
Pappas- se difunde o extiende a un área más amplia debido al
principio más básico y fundamental de la física: el principio de la
conservación de energía y el principio de conservación de la materia".
Crisis de energía que, según el investigador griego, es lo que da lugar
a una serie de reacciones que dan lugar al desarrollo del cáncer. En
suma, para llegar al cáncer se da el siguiente proceso:
   " Un potencial de membrana bajo.
   " La acumulación de iones de sodio dentro de la célula
(hypernatremia).
   " El aumento de la unión de moléculas de agua con moléculas de
sodio en el interior de la célula.
    " La inflamación celular.
    " El aumento de la presión osmótica en el interior de la célula, lo
que daña la membrana.
    " El crecimiento celular.
    " El adelgazamiento de la membrana celular.
    " La división celular.
En otras palabras, cuando el potencial de membrana desciende por
debajo de los -15 miliV el sistema entra en "estado de pánico" y
comienza una multiplicación febril destinada a la supervivencia de la
especie ante esas condiciones límite. El problema es que las nuevas
células reproducen la cadena defectuosa al crecer en un ambiente de
bajo potencial. El organismo reacciona entonces teniendo que
consumir más energía y alimento para tratar de mantener vivas a las
células tumorales y, de forma natural, se produce la difusión o
metástasis del cáncer.
Como ejemplo de lo afirmado Pappas menciona la moderna técnica de
la clonación de células vivientes a través de la ingeniería genética. La


                                  227
técnica de clonar células vivas consiste básicamente en forzar a una
nueva célula fertilizada a reproducirse en nuevas copias para que se
desarrolle un embrión idéntico. La técnica consiste en aislar un óvulo
recientemente fertilizado y ponerlo en un ambiente de nutrición muy
bajo para que ese estado de inanición y baja energía obligue a la
célula a multiplicarse buscando sobrevivir. Posteriormente, tras varias
divisiones celulares, los biólogos colocan las nuevas copias celulares en
un ambiente de nutrición adecuada y energía normalizada donde el
embrión se desarrolla ya normalmente a partir de ese momento.
En suma, aunque las causas de ese estado de "pánico celular" pueden
ser muchas y complejas para muchos investigadores está fuera de
toda duda -desde hace décadas- que todos los tejidos cancerígenos
presentan un debilitamiento energético. Pues bien, a pesar de ser
sobradamente conocida la naturaleza eléctrica de nuestras células,
tejidos y órganos la medicina convencional ha venido ignorando los
descubrimientos que en el campo de la Física y la Biología han ido
apuntando a un método de tratamiento barato para tratar el cáncer
basado en pequeñas corrientes eléctricas aplicadas en el interior de los
tejidos tumorales.

RESPUESTA ELÉCTRICA AL TUMOR
Basándose en el déficit eléctrico que caracteriza a la célula
cancerígena, el Dr. Rudolf Peckar -médico alemán fallecido-
comenzaría a estudiar hace ya varias décadas la utilización de la
electricidad para tratar el cáncer. Nacía así la actual Electroterapia
(ECT), conocida a lo largo del tiempo como Galvanoterapia,
Electrocancerterapia, Electroquimioterapia, (por desarrollar procesos
químicos a nivel celular, no por usar quimiterápicos) y
Bioelectroterapia. Y es que Pekar llegaría a la conclusión de que "la
salud y la enfermedad están relacionadas con las corrientes
bioeléctricas de nuestro cuerpo" por lo que decidió buscar cómo
restaurar la salud de la célula enferma... devolviéndola la energía
perdida mediante el uso de la electricidad.
En suma, la Electroterapia consiste en hacer pasar una corriente
eléctrica galvánica de entre 4 y 14 voltios mediante unos electrodos
externos o electrodos subcutáneos de platino que se aplican en el
tumor y/o en el área adyacente. Y hay que decir que con notable éxito.
En cuanto al fundamento teórico que explica los resultados clínicos
obtenidos hasta el momento se piensa que la electricidad, al circular a
través de los dos electrodos -ánodo y cátodo- implantados
directamente en el tumor o área tumoral, da lugar a un proceso
electrolítico en el que los iones cargados positivamente (N+, Na+ y
K+) migran al cátodo y los negativamente cargados (Cl-) al ánodo. El
área alrededor del cátodo se vuelve alcalina y la superficie alrededor


                                   228
del ánodo se hiperacidifica. Y son esas acidificación y alcalinización que
tienen lugar en el tejido, combinadas, las que llevan a la destrucción
de las células malignas necrosando los tumores. Unas semanas
después estos han desaparecido dejando simplemente una cicatriz lisa
e indolora.
El segundo efecto directo de la corriente directa es que altera la
concentración de iones -especialmente en el entorno extracelular del
tejido- lo que induce de manera automática un cambio de potencial de
la membrana celular. De forma simultánea -y dentro de la misma serie
de reacciones puestas en marcha- se produce una reacción del sistema
inmune que parece reconocer por fin como "enemigas" a las células
tumorales que antes parecían no existir.
Cabe agregar que en todo este proceso las células sanas no se ven
afectadas ya que la electricidad se abre paso entre el ánodo y el
cátodo por el camino de menor resistencia... y ese es el de las células
cancerígenas ya que tienen -30miliV o incluso menos. Las células
sanas, sin embargo, al tener un alto grado de resistencia (-70miliV) no
se ven afectadas.
La Electroterapia, pues, no sólo tiene carácter terapéutico sino
también preventivo ya que además de las células tumorales se
eliminan todas las células de baja resistencia que, con bastante
probabilidad, habrían acabado convirtiéndose en cancerosas.
Es además interesante resaltar que la observación de las fotografías
efectuadas en tumores externos antes y después del tratamiento con
electroterapia ha permitido constatar que la necrosis posterior ocupa
un espacio irregular y de tamaño mucho mayor que el del tumor antes
de ser tratado, lo que apunta a que la corriente eléctrica cumple esa
labor de eliminación de células precancerosas.
Y lo mejor es que la Electroterapia es una técnica no agresiva, no
requiere la hospitalización del paciente -por lo que puede aplicarse de
forma ambulatoria- y resulta muy barata comparada con el coste de
los tratamientos convencionales (cirugía, radioterapia y
quimioterapia). Es más, aunque puede usarse en muchos casos como
monoterapia muchos oncólogos aún escépticos recurren a ella sólo
como complemento de sus tratamientos convencionales.

EXPERIENCIAS CLÍNICAS EXITOSAS
El país donde el uso de la Electroterapia está más extendido es China.
No obstante, centros de investigación de todo el mundo han efectuado
numerosos estudios en animales -desde hamsters a cerdos- para
conocer mejor sus efectos en los distintos tipos de tumores
cancerígenos. Con excelentes resultados. Así lo refleja, por ejemplo,
una investigación australiana titulada A new treatment for
unrespectable liver tumours: long-term studies of electrolytic lesions


                                   229
in the pig liver y desarrollada por Simon A. Wemyss Holden y otros
investigadores en la Universidad de Adelaida y en el Hospital Queen
Elizabeth. En el apartado de conclusiones puede leerse: "La mayoría
de los tumores de hígado son inoperables por lo que se necesita
urgentemente un tratamiento alternativo a la resección quirúrgica. La
electrólisis se ha investigado en estudios con ratas y el procedimiento
es seguro, con efectos exactos y predecibles. La necrosis producida ha
mostrado ser causa de la destrucción de depósitos de tumor en el
hígado de la rata. Era necesaria pues una evaluación similar en un
modelo con un animal grande antes de que pudieran comenzar los
ensayos clínicos. Usando electrodos de platino conectados a un
generador de corriente se crearon áreas de necrosis hepática en el
hígado del cerdo. Ningún animal murió a consecuencia del tratamiento
o tuvo que ser sacrificado prematuramente. Después de 2 días de
tratamiento la mejora era mínima pero posteriormente empezaron a
apreciarse evidencias de una mejoría progresiva, de tal manera que
después de 4 meses el tamaño de la lesión electrolítica original se
había reducido mucho y el área de necrosis había sido reemplazada
por una cicatriz fibrosa con sólo pequeñas islas de tejido necrótico. En
un modelo de animal grande la electrólisis es un método seguro para
crear áreas de necrosis hepática. Las lesiones sanan con el tiempo y
están asociadas a una morbosidad mínima. Los resultados apoyan un
ensayo de electrólisis en los pacientes con tumores de hígado en la
actualidad incurables". Cabe añadir que este estudio resulta
especialmente significativo no sólo por confirmar en cerdos el éxito
obtenido en las ratas sino por la similitud existente entre el hígado
humano y el del cerdo. Una similitud tal que ya ha comenzado a
experimentarse con el trasplante de hígados de cerdo a seres
humanos en situaciones irreversibles.
Pues bien, a pesar de tales éxitos las autoridades públicas sanitarias y
la mayoría de los oncólogos siguen mostrado hasta el momento una
evidente falta de interés por conocer a fondo el potencial de la terapia.
Quizás porque resulta imposible a estas alturas patentar la electricidad
como solución y a lo más que puede aspirarse es a construir cada vez
mejores aparatos para su aplicación.
En suma, esa es probablemente la causa de que la Electroterapia siga
sin ser aún un tratamiento popular en Occidente a pesar de tener tras
de sí importantes trabajos clínicos realizados por investigadores cuya
capacidad profesional está avalada por su trayectoria científica. A fin
de cuentas, a los trabajos del doctor Peckar -pionero en esta técnica
que desarrolló en su Onckologische Schwerpunktpraxis de Bad Ischl
(Austria)- se añaden otros muchos trabajos. Es el caso de los
realizados por Swen Alfas -presidente de la Academy for Applied
Knowledge International con sede en Frederiksberg (Dinamarca)-,


                                   230
Friedrich Douwes -director médico de la Klinik St. Georg en Bad
Abling (Alemania)-, Xin Yu-Ling -director de la Clínica del Cáncer en
el China-Japan Friendship Hospital de Beijing (China) y uno de los
investigadores que más casos tiene registrados con el tratamiento-,
Helmut Séller -ex director médico de la Klinik Winnerhof de Baviera
(Alemania)-, Hiroshi Kikuchi -investigador de la Nihon University de
Japón-, H. P. Weber .investigador del Institut Fur Organo-Bio-
Therapie de Colonia y discípulo de Peckar- y Bjorn E. W.
Nordenstrom -profesor emérito de Radiología en el Radiology at
Karolinska Institute de Estocolmo (Suecia) y presidente en 1985 de la
asamblea encargada de conceder el Nobel de Medicina-. Todos ellos
personalidades científicas de renombre cuya mera referencia debería
ser suficiente para terminar con el escepticismo de los más incrédulos
en lo que a las posibilidades de la Electroterapia se refiere. Por otra
parte, si los nombres no bastan... ahí están sus resultados. Y es que a
medida que han avanzado las investigaciones de todos ellos los
resultados no han dejado de sorprender.
Como antes adelanté, China es uno de los países en donde,
probablemente por razones culturales, la aplicación de la
Electroterapia más ha arraigado y en donde se han realizado los
estudios más amplios. Un comité de expertos creado por el Ministerio
Público de Salud de ese país decidió, tras comprobar los buenos
resultados que se venían dando desde la visita en 1987 del profesor
Nordenstrom, diseñar toda una estructura para su aprendizaje y
práctica. Siendo el China-Japan Friendship Hospital el designado para
organizar los cursos. Y hay que decir que en los últimos años ha
impartido más de 120 a los que asistieron para formarse cerca de
2.200 médicos. La consecuencia es que hoy existen ya 1.260
hospitales en China que utilizan la Electroterapia y se han tratado más
de diez mil casos. Según los datos, hasta 1997 se trató con
Electroterapia a 8.240 enfermos de los que 7.642 padecían tumores
malignos. Pues bien, hubo remisión -completa o parcial- en el 76,1%
de los casos. Y de las 598 personas que padecían tumores benignos se
obtuvo remisiones completas o parciales en el 94,1% de los casos.
Estos datos confirmarían los presentados en la I Conferencia
Internacional de Tratamiento del Cáncer con Bioelectroterapia
realizada en Beijing (China) en 1992 sobre 2.516 casos según los
cuales el 78,1% había experimentado claras mejorías (remisiones
parciales o completas). Seis años después -en 1988-, los oncólogos
chinos informaban en la II Conferencia Internacional de Tratamiento
del Cáncer con Bioelectroterapia -celebrada también en Beijing- que el
tratamiento en 4.000 enfermos de cáncer había permitido obtener
remisiones parciales o completas en más del 80% de los casos.
Por su parte, los resultados del antes mencionado doctor H. P. Weber


                                  231
-realizados entre 1997 y 2003 en Colonia (Alemania) con personas en
su mayoría desahuciadas por la medicina convencional- son aún
mejores pues la suma de remisiones parciales y completas alcanzaba
el 91% de los casos en 18 patologías cancerígenas. Obteniéndose un
extraordinario 100% de remisión completa en el tratamiento del
melanoma maligno de piel en los 39 casos tratados, un 92% de
remisión completa en los 78 casos de cáncer de piel, un 79% de
remisión completa en los 47 casos de cáncer de hígado y un 89% de
remisión completa en los 276 casos de cáncer de próstata. Esta
proporción de remisiones es, por supuesto, mucho mejor de la que
puede presentar cualquier terapia convencional para tratar tumores
malignos.
En suma, la experiencia acumulada permite concluir que la
Electroterapia logra en un alto porcentaje de casos la remisión total o
parcial de todo tipo de tumores malignos y ello...
  -Sin perjudicar el sistema inmune.
  -Sin efectos colaterales negativos.
  -Sin dañar los tejidos sanos.
  -Sin los potenciales problemas de la anestesia general ya que sólo se
usa localmente; y,
  -Sin dejar cicatrices problemáticas.

EFICAZ EN NUMEROSOS TIPOS DE CÁNCER
Debemos agregar que la Electroterapia ha demostrado ya su
efectividad en el tratamiento de cánceres viscerales como los de
pulmón, esófago, hígado, glándulas suprarrenales, garganta, recto,
útero, y próstata. Siendo los buenos resultados en los cánceres de
pulmón los más conocidos desde hace tiempo. El mencionado profesor
Björn Nordenström -autor de Biologically Closed Electric Circuits
(BCEC), obra fundamental para entender los circuitos eléctricos
biológicos- comenzó ya en la década de los 70 a tratar cánceres de
pulmón con electroterapia informando de lo logrado en un ensayo
preliminar sobre cinco pacientes que publicó en 1978. Posteriormente
-en 1983- publicaría un libro en el que dio a conocer los resultados del
tratamiento con electricidad en 26 tumores pulmonares presentes en
20 pacientes, muchos de ellos desahuciados y apartados de los
protocolos habituales (cirugía-quimio-radioterapia). En él cuenta que
obtuvo regresiones en 12 de los 26 tumores sin que después de 5 años
reaparecieran. Nordenström obtuvo también magníficos resultados en
14 pacientes con tumores incurables por métodos convencionales
tratándolos con terapia combinada: electroterapia y quimioterápicos.
Obviamente, el investigador sueco no ha sido el único en obtener tan
buenos resultados. Su estela, como ya hemos contado, fue seguida
sobre todo en China en donde se han realizado muchos más estudios


                                  232
de los ya narrados. El investigador chino Xin Yu Ling, por ejemplo,
afirma que el uso de la Electroterapia en 386 enfermos de cáncer de
pulmón -287 hombres y 99 mujeres de distintas edades entre los 25 y
los 78 años con estados medio y avanzado de la enfermedad- permitió
lograr resultados excelentes. De esos 386 casos, en 99 (25.6%) se
consiguió una remisión completa y en 179 (46.4 %) una remisión
parcial. La mejoría alcanzó, pues, al 72% de los casos. La conclusión
del estudio fue clara: "La Electroterapia es fácil de usar, efectiva,
segura, menos traumática y permite a los pacientes recuperarse
rápidamente. Se trata de un nuevo y efectivo método para tratar
pacientes con cáncer de pulmón que no pueden ser operados y no
pueden recibir quimioterapia o radioterapia".
Y en la misma línea apuntan las investigaciones sobre otros cánceres
viscerales. Por ejemplo, en los cánceres avanzados de esófago y
esófago-cardiales. Xin Yu Ling y sus colaboradores han podido
comprobarlo. "No hay -explican en su informe- ningún método eficaz
para tratar a quienes tienen síntomas de obstrucción, no han podido
tomar comida durante mucho tiempo y están muy débiles. Sin
embargo, en 1992 nosotros empezamos a tratar a esos pacientes con
Electroterapia y obtuvimos éxito. Tras el tratamiento los síntomas de
obstrucción desaparecieron, pudieron tomar comida y cuidar de si
mismos. Así que es obvio que se trata de un método eficaz para tratar
cánceres de esófago de fase tardía y cáncer esófago-cardial". Cabe
añadir que las experiencias en otros tipos de cánceres de vísceras han
sido igualmente esperanzadoras.
Finalizamos explicando que si en los casos mencionados los resultados
han sido satisfactorios... aún lo han sido más en los cánceres
superficiales como los de pecho, tiroides, glándula parótida, cavidad
oral (incluso cánceres de lengua y encía), vagina y piel. El antes citado
doctor Weber ha obtenido en Colonia (Alemania), por ejemplo, el
100% de remisión completa en los casos de melanoma maligno de
piel. Además, en los últimos años la Electroterapia se ha aplicado
también con éxito en el tratamiento de tumores benignos como el
hemangioma, el adenoma tiroideo, el fibroma de pecho y otros.
El doctor Xin Yu Ling y otros investigadores explican en su trabajo
Treatment of cavernous hemangioma with electrochimical therapy que
"la terapia electroquímica (denominada así por provocar reacciones
químicas en los tejidos y no por compatibilizarse con quimioterapia)
fue usada para tratar hemangiomas cavernosos en 48 pacientes. Los
tumores se encontraban localizados en la mejilla (14), cuello (13), la
cavidad oral (8), la pared del pecho (6), los miembros (2) y el hígado
(5). El tumor más grande era de 18 x 13 centímetros de diámetro y el
más pequeño de 3,5 x 4 cm. Después de la anestesia local insertamos
electrodos de platino en el tumor. La efectividad clínica fue de 34


                                   233
pacientes con remisión completa (CR) en los que los hemangiomas
desaparecieron y la apariencia de los pacientes volvió a la normalidad;
11 pacientes con remisión parcial (PR) en los que el tumor se minimizó
a la mitad y su apariencia mejoró; otros 3 pacientes no mejoraron y
su tumor sólo se redujo una cuarta parte. La proporción eficaz total de
CR más PR era 93.7%".

¿QUÉ PASA EN ESPAÑA?
Todo lo hasta aquí contado se encuentra publicado en trabajos
científicos de prestigio. ¿Por qué los oncólogos españoles los ignoran?
¿Por qué no se plantean el uso de la Electroterapia, si no como
monoterapia al menos como terapia complementaria? A fin de cuentas,
está demostrado también que el efecto de aplicar la corriente
directamente en el tumor permite una mayor absorción y más
específica de los productos quimioterápicos. Y que permite evitar gran
parte del sufrimiento al paciente y mejorar su calidad de vida. Y si no
lo hacen los oncólogos debido a los enormes condicionamientos y
presiones a las que están sometidos, ¿qué esperan nuestras
autoridades sanitarias para incorporar al Sistema Público de Salud ésta
y otras muchas de las terapias alternativas existentes sobre cuya
indudable efectividad venimos hablando en estar revista desde hace
meses? ¿Cuándo se va a dejar decidir a los españoles gravemente
enfermos sobre su vida?
Evidentemente, queda mucho camino por investigar en el ámbito de la
Electroterapia. Y es que aunque las máquinas de Electroterapia han ido
evolucionando desde los años 70 con la fibra óptica y el control digital
de la corriente galvánica produciendo mejores resultados hay que
seguir profundizando en los procesos bioquímicos que desembocan en
la necrosis tumoral, profundizar sobre la intensidad más adecuada de
los campos eléctricos para ajustarla a los distintos tipos de tumor y
tamaños, mejorar el método para descubrir las células tumorales
residuales y delimitar las áreas en que cada electrodo causa la muerte
de las células cancerosas, mejorar los efectos en cada sesión...
Sí, sigue habiendo preguntas por contestar. Pero los pacientes curados
hasta hoy en distintas partes del mundo obligan a nuestra Sanidad
Pública y a nuestras universidades a abrir sus puertas a la
Electroterapia -como a otros muchas opciones terapéuticas- aunque
solo sea porque se trata de un sistema mucho más barato y en
muchos casos mucho más eficaz que los tratamientos convencionales.
Es una esperanza que no se puede hurtar a los enfermos de cáncer.
Laurent Schidler buscó la solución fuera de España y como la encontró
en la Electroterapia es un firme convencido de su pronto
reconocimiento público. "El que cura tiene razón -escribe Schidler-. Así
era la medicina en algún día muy lejano y apelo a todos los


                                  234
especialistas, generalistas y prescriptores para que volvamos a la
esencia de la investigación; es decir, al margen de cualquier interés
económico o prejuicios acerca de lo que es alternativo o no lo es. La
curación es lo que importa, no la denominación. Apelo igualmente a
todos los pacientes para que sean los propios gestores de su
enfermedad y consideren alternativas válidas. Y apelo a los médicos
para que no descarten de antemano y sin fundamento las soluciones
alternativas serias porque ello significa dar la espalada al progreso en
temas de cáncer".


Antonio F. Muro


La corriente eléctrica del Indiba también frena el crecimiento
tumoral
Como nuestros lectores recordarán, Discovery DSALUD publicó ya en
julio del 2002 que la electricidad que transmiten los equipos de
hipertemia de Indiba ralentiza la proliferación de células tumorales e
induce su muerte. Así lo comprobaría en experimentos "in vitro" el
grupo que dirige Alejandro Ubeda, subdirector del Departamento de
Investigación del Servicio de Bioelectromagnetismo del Hospital
Ramón y Cajal de Madrid en un estudio encargado en su día por el
Ministerio de Sanidad y Consumo.
En el experimento se emplearon dos tipos celulares de líneas humanas
de origen canceroso y altamente sensibles a agentes químicos y
físicos. La primera, de tejido nervioso: un neuroblastoma; la segunda,
de tejidos periféricos: un hepatocarcinoma. Las células fueron
expuestas -en condiciones ciegas para tratamiento- a corrientes del
tipo empleado por el equipo de Indiba. Las densidades de las
corrientes empleadas cubrían un amplio rango desde niveles atérmicos
a térmicos (hipertermia 0,2 - 1,0 oC). Y los resultados se compararon
con grupos de células de control, exactamente iguales a las otras...
sólo que no fueron expuestas a las corrientes. Por último, se
analizaron diversos parámetros implicados en el proceso canceroso: la
viabilidad celular, el crecimiento celular y la diferenciación celular.
Pues bien, los dos tipos de células cancerosas respondieron a las
corrientes atérmicas y el efecto observado fue tanto de tipo citostático
(reducción del crecimiento celular) como citotóxico (incremento de la
muerte celular), dependiendo de la línea empleada. En otras palabras,
se demostró que el Recuperador Electrónico de Indiba detiene la
proliferación de las células cancerosas y a veces, incluso, provoca su
destrucción. Y ello sin afectar negativamente a las células sanas.



                                   235
(XXIV) LA CURACIÓN DEL CÁNCER MEDIANTE LA
ALIMENTACIÓN




Todos sabemos que lo que comemos influye poderosamente en
nuestro organismo. Hasta el punto de que hacerlo
incorrectamente puede llevarnos al padecimiento de
numerosas patologías, cáncer incluido. Lo que no es tan
conocido es que hasta el cáncer puede no ya prevenirse sino
combatirse con la alimentación adecuada. Así lo asevera por
ejemplo Francisco Martín Acris quien ha desarrollado una dieta
que potencia el sistema inmune mediante la ingesta de
productos naturales y cuyo seguimiento llega a lograr parar el
crecimiento de los tumores malignos e, incluso, lograr su
necrosis y desaparición. La idea es restablecer la armonía
biológica del organismo de forma natural. Y funciona.

"Que tu alimento sea tu medicina". Con esta conocida frase de
Hipócrates comienza Francisco Martín Acrís -diplomado en
Crecimiento Celular y Cáncer así como en Nutrición y Dietética y
presidente de la sección de la Asociación Española contra el Cáncer de
la Línea de la Concepción- su obra Cómo prevenir los tumores
malignos mediante dieta.
La pérdida irreparable de su madre a consecuencia del cáncer haría
que esa enfermedad marcara su vida, su trabajo y su dedicación
intelectual y hoy, tras muchos años de investigación y experiencias, ha
decidido compartir el fruto de ese trabajo no sólo con quienes se
acercan por la sede de la asociación que preside sino con nuestros
lectores. Y su conclusión, como la de Hipócrates y muchos otros
investigadores de vanguardia, es que en la alimentación se encierra
una de las claves más importantes para prevenir e, incluso, superar el
cáncer.
¿Significa eso que en nuestro refrigerador puede encontrarse entonces
la solución a tan temible enfermedad? Pues puede que en buena
medida sí, que usted tenga en su frigorífico algunos de los recursos


                                  236
más eficaces para prevenir o curar el cáncer... y muchas de las
llamadas "enfermedades crónicas". Y si no lo están será simplemente
porque usted ha decidido ignorar contra toda lógica los consejos que
sobre la importancia de una nutrición adecuada y equilibrada venimos
recibiendo desde hace años.
Cada vez son más los estudios que vinculan el cáncer con la dieta. Se
calcula que entre el 30 y el 40% de los cánceres se deben a graves
trastornos en nuestra alimentación. Sin embargo, teniendo en cuenta
que la nutrición es la base de nuestro sistema de defensa biológica y,
por tanto, que cualquiera que sea el origen que se le atribuya al
cáncer éste debe desarrollarse en nuestro organismo venciendo la
resistencia del sistema inmune puede concluirse que la alimentación
tiene mucho que ver no sólo con la prevención sino también con la
cura de todo tipo de cánceres.
El último informe realizado de forma conjunta entre la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el fin de tratar de
limitar el continuo aumento del número de fallecimientos anuales a
consecuencia de enfermedades crónicas -entre las que se encuentra el
cáncer junto a otras como la diabetes, la obesidad, la osteoporosis y
las enfermedades cardiovasculares- concluye que una dieta con poco
consumo de grasas saturadas, azúcar y sal, y mayor consumo de
verduras, hortalizas y frutas además de la práctica regular de alguna
actividad física contribuiría a reducir las altas tasas de muerte y
enfermedad mencionadas.
El informe, basado en el análisis de las mejores pruebas científicas
actualmente disponibles y en el dictamen colectivo de un grupo de 30
expertos, marca las pautas de una dieta no sólo equilibrada sino
también preventiva y curativa. Veamos al respecto tres opiniones muy
autorizadas:
-Jacques Diouf, Director General de la FAO, afirma: "Hoy en día sólo
una minoría en el mundo consume las cantidades de frutas y
hortalizas recomendadas en el documento. Para nuestras
organizaciones representa un gran desafío encontrar soluciones para
incrementar el suministro de fruta y hortalizas y permitir que se
generalice su consumo".
-Gro Harlem Brundtland, Directora General de la OMS hasta julio del
año pasado, asevera por su parte: "Desde hace mucho tiempo se sabe
que los alimentos con abundantes grasas saturadas, azúcar y sal
hacen daño y que en todo el mundo está aumentando el consumo de
alimentos con gran densidad de energía y poco nutritivos a la vez que
la vida se hace más sedentaria. Y esos factores, aunados al consumo
de tabaco, son las principales causas del gran aumento de las
enfermedades crónicas".


                                 237
-Finalmente, el doctor Ricardo Uauy, Director del Instituto de
Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile y
profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres
además de presidente del Grupo de Expertos afirma: "La gente
debería comer menos alimentos hipercalóricos -especialmente
alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar-, realizar alguna
actividad física, consumir preferentemente grasa no saturada en vez
de saturada e ingerir menos sal y más frutas, hortalizas y legumbres
dando además preferencia a los alimentos de origen vegetal y
marino".
Nada nuevo bajo el sol, cierto, pero lo realmente significativo es que
las claves no por ser conocidas son respetadas.

MIRANDO HACIA ATRÁS
A medida que aumenta el número de estudios realizados sobre la
nutrición y su incidencia en la salud parece cada vez más evidente que
es necesario volver a recuperar en buena parte la dieta que ha
permitido llegar a la humanidad hasta el siglo XXI con un sistema
inmune que justo ahora comienza a ser desbordado por múltiples
enfermedades. Martín Acris insiste en ello como punto de partida: "En
mi opinión, la alimentación aconsejada hoy por los expertos no guarda
relación alguna con la que consumía el ser humano de manera
instintiva con arreglo a lo que el medio natural le ofrecía y que
permitió su largo viaje a través de los tiempos sin apoyo sanitario. La
moderna sociedad industrial ha creado una forma de vida y un entorno
artificial cuya oferta alimenticia está constituida por productos
manipulados -también genéticamente-, transformados,
desnaturalizados, etc., que está privando a nuestro sistema inmune de
los elementos o sustancias necesarias para el mantenimiento de su
actividad. Por eso hoy nuestro sistema inmune es incapaz de
enfrentarse a los terribles desafíos a que está sometido. Su actividad
frente al cáncer es claramente deficitaria, una situación que se ve
incrementada por la intervención -en muchos casos desesperada- de
las 'armas químicas' utilizadas en la quimioterapia farmacológica,
intervención agresiva que suele provocar además inmunodificiencia
yatrogénica".
Después de muchos años de estudio y experiencia personal con
enfermos de cáncer, Martín Acris cree que ha llegado el momento de
centrar el debate sobre el cáncer en torno a la nutrición y terminar con
algunos mitos de la sociedad moderna sobre esta enfermedad: "En
cuanto a los factores de riesgo frecuentemente señalados y conocidos
-tabaco, alcohol, grasas, lácteos, carnes rojas, problemas ambientales,
alergias, virus, gérmenes, parásitos etc.- repito lo que he manifestado
en numerosas ocasiones: parece que no son decisivos ni


                                  238
determinantes. Millones de personas están habitualmente en contacto
con ellos y no resultan afectadas. Consecuentemente, ninguno de esos
factores puede ser la 'causa directa' del cáncer. Salvo que uno esté
sometido a sus efectos nocivos de forma persistente y ello, junto a la
acumulación de toxinas en el organismo y un sistema inmune poco
activo por carencia crónica de las sustancias naturales necesarias para
un correcto funcionamiento metabólico favorezca el perfil bioquímico
que pone en marcha el mecanismo que desencadena la división celular
caótica, constante y acelerada a la que llamamos cáncer".
Es decir, la aparición y desarrollo de un cáncer depende de la suma de
distintos factores -entre los que los traumas emocionales ocupan
probablemente el primer lugar- y ello está en función de las
circunstancias de cada enfermo. Sin olvidar que a los factores externos
cabe añadir los debidos a la herencia genética y a las disfunciones
metabólicas. Ahora bien, no es menos cierto que existe en todos ellos
un común denominador: el mal funcionamiento del sistema
inmunitario. De ahí que la brutal agresión que éste sufre con los
tratamientos convencionales oncológicos -quimioterapia y
radioterapia- debiera poner simplemente por ello su utilización en
entredicho.
En suma, siendo la nutrición la base principal de nuestras defensas
orgánicas es preciso que se entienda de una vez por todas que llevar
una alimentación adecuada no es sólo una cuestión que incida en
nuestro peso sino que puede tratarse de un asunto de vida o muerte a
la hora de prevenir -entre otras muchas patologías- el cáncer,
enfrentarse a él y superarlo. Es más, sólo un sistema inmune fuerte
permite resistir cierto tiempo los agresivos tratamientos
farmacológicos actuales.
Cabe agregar que las modernas técnicas de laboratorio han puesto hoy
a nuestro alcance numerosos componentes alimentarios que ayudan
en esta silenciosa batalla para prevenir el cáncer y, a veces, incluso
combatirlo si ya se padece la enfermedad. Siendo los principales
elementos bioquímicos de esta batalla interna contra el cáncer lo que
los investigadores llaman quimioprotectores. "La gente debería saber
que las investigaciones más interesantes y prometedoras realizadas en
las dos últimas décadas del siglo XX -afirma Francisco Martín- han
estado centradas en las sustancias químicas que contienen los
alimentos crudos, en especial frutas y verduras. Y son ya muchos los
expertos que estiman que una dieta rica en frutas y verduras reduce la
incidencia de cáncer en un elevado porcentaje. De ahí que mi dieta
contra el cáncer esté pensada para proporcionar una nutrición óptima
potenciando la actividad del sistema inmune. Y no sólo eso: tiene
además efecto selectivo anticancerígeno".
Pues bien, llegados a este punto hay que decir que las claves de la


                                  239
dieta alimentaria anticancerígena se centra en la actividad de los
denominados antioxidantes, de las enzimas y de algunos fitoquímicos.
Hablemos de ello.

SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES
La American Cancer Society admite que toda dieta con alto nivel de
frutas y vegetales es de por sí rica en antioxidantes y éstos poseen
una clara actividad anticancerígena que viene dada por su capacidad
de contrarrestar el efecto de los radicales libres, moléculas inestables
capaces de alterar la vida celular "robando" electrones de los átomos
vecinos. Y según se cree, cuando éstos se encuentran en exceso en el
organismo a consecuencia de una mala dieta o de elementos
contaminantes -como la polución química de nuestro entorno, la
radiación, el tabaco, los pesticidas presentes en la comida o los rayos
ultravioletas, entre otros- alteran el ADN celular o su membrana
iniciándose con ello la replicación posterior en cadena que da lugar a
los tumores malignos. De hecho, muchos han llegado a aseverar
incluso que cuando una sustancia es señalada como "cancerígena" lo
que se está diciendo es que es "productora de radicales libres".
Radicales a los que se ha vinculado también, por cierto, con la
arteriosclerosis, la artritis y la artrosis, el envejecimiento, las
cataratas, el deterioro del sistema inmune, el Alzheimer y el
Parkinson, entre otras dolencias. Pues bien, los científicos sostienen
mayoritariamente que los antioxidantes pueden neutralizar el efecto
de los radicales libres donándoles uno de sus propios electrones y
estabilizándolos. Siendo los más potentes los betacarotenos
(precursores de la vitamina A), las vitaminas C y E, la glutation
peroxidasa, los flavonoides, las antocianinas, los picnogenoles y la
enzima superóxido dismutasas así como otros de menor potencia pero
igualmente útiles como las vitaminas B3, B6, B8 y B12, el gingko
biloba, la co-enzima Q-10, el cromo, el zinc, el selenio, el calcio y el
magnesio.
Ahora bien, esta explicación quizás deba replantearse porque un
equipo de investigadores del University College de Londres acaba de
asegurar en la revista Nature que la teoría de que el exceso de
radicales libres puede dar lugar a las enfermedades mencionadas no
se sostiene. Y que, por tanto, la utilización de antioxidantes para
combatirlos -es decir, sustancias capaces de absorber oxígeno y evitar
así la oxidación de las moléculas orgánicas- carece de sentido (vea el
texto de esta sorprendente información en la sección "Noticias" de
este mismo número).
En todo caso, sea por la presencia de elementos antioxidantes -como
hasta ahora se ha planteado-, por la de determinadas enzimas
naturales o por ambas razones u otras -habrá que delimitarlas en el


                                  240
futuro- lo cierto es que la mayor parte de ambos elementos
-antioxidantes y enzimas- se encuentran en las frutas y verduras.
Aunque no sólo en ellas.
En cuanto a los alimentos que mayor número de antioxidantes
contienen están el té, el aceite de oliva, el vino tinto y el pescado
-especialmente el azul- además de verduras como el ajo, el boniato, el
berro, el brécol, la berenjena, la calabaza, el calabacín, la cebolla, la
col, la col lombarda, la col rizada, el colinabo, el colirrábano, el repollo,
las coles de Bruselas, la coliflor, la espinaca, el guisante, el pimiento,
la remolacha, la soja, el tomate y la zanahoria. En cuanto a las frutas
destacan los albaricoques, los arándanos, los cítricos, las ciruelas, las
frambuesas, las fresas, las grosellas, los kiwis, los limones, las
manzanas, los mangos, los melones, las moras, las naranjas, las
papayas, las pasas, las piñas y las uvas.

LOS FITOQUÍMICOS
También se sabe que los fitoquímicos -sustancias naturales activas
contenidas en las plantas- refuerzan el sistema inmune, regulan el
sistema endocrino y pueden incluso conducir en algunos casos a las
células cancerosas al "suicidio" (apóptosis) así como reparar el daño
causado en el ADN -por ejemplo, a consecuencia del tabaco y otras
exposiciones tóxicas- además de ayudar a la desintoxicación de ciertos
elementos cancerígenos en sinergia con enzimas naturales. De hecho,
cada año los investigadores descubren más beneficios terapéuticos en
los fitoquímicos. Probablemente por eso la gran industria farmacéutica
intenta hoy restringir como sea su utilización.
Hoy se conocen ya más de cien fitoquímicos pero la mayor parte de
ellos están poco estudiados. Así pues, no se sabe en general cuáles
son sus dosis idóneas y qué problemas puede ocasionar su deficiencia
en el organismo. Sí se sabe, en cambio, que poseen diversas
propiedades terapéuticas contrastadas. Y como nuestro organismo no
los almacena para asegurarse de su presencia conviene tomar frutas y
verduras a diario.
Los fitoquímicos más conocidos -como bien se recoge en el libro La
Dieta Definitiva del que precisamente extraemos el siguiente texto-
son:
-Los bioflavonoides También conocidos genéricamente como
vitamina C2, rutino o citrina hay más de 4.000 tipos en la naturaleza.
Está demostrado que ayudan a combatir el exceso de radicales libres
potenciando el efecto de los antioxidantes y que actúan como
eliminadores de los metales pesados. Mejoran notablemente la
circulación sanguínea y tienen propiedades antiinfecciosas y
anticancerígenas. Los alimentos más ricos en bioflavonoides -y cuyas
propiedades terapéuticas están más estudiadas- son el alforfón, las


                                     241
bayas, el brécol, el cacao, el escaramujo, las cebollas, las cerezas, la
lima, el limón, el melón, las naranjas, la papaya, el pepino, el pomelo,
el té, el tomate y las uvas.
-Los fitoestrógenos. Nivelan el exceso de estrógeno producido por el
cuerpo protegiendo de diversas enfermedades -especialmente las
relacionadas con las hormonas- y previniendo el cáncer. Son alimentos
ricos en ellos la soja -sobre todo en forma de tofu y miso-, la alfalfa, el
apio, las legumbres, los cítricos y el trigo, entre otros.
-Los compuestos de la familia allium -ajo, cebolla y cebollino-
cuyos principios activos -la alicina, la alixina, el disulfato dialilo y el
trisulfato dialilo- potencian el sistema inmunitario y protegen del
cáncer.
-La clorofila. La sustancia que da color a los vegetales estimula la
formación de glóbulos rojos en la médula ósea, ayuda a cicatrizar las
heridas y protege también del cáncer. Se encuentra en todos los
vegetales verdes así como en las algas marinas.
-El licopeno. Conocido antioxidante que se halla sobre todo en los
tomates.
-El ácido elágico. Neutraliza algunas sustancia cancerígenas. Se
encuentra en las frambuesas, fresas, fresones y uvas.
-Las capsaicinas. Ayudan al sistema inmune y se encuentran en los
pimientos picantes.
-Las cumarinas y el ácido clorogénico. Previenen la formación de
nitrosaminas en el organismo, sustancias causantes de cáncer. Son
ricas en estos principios buena parte de las frutas y verduras, en
especial los pimientos, los tomates y las zanahorias.
-La curcumina. Principio activo con demostradas propiedades
antioxidantes. Se encuentra en la mostaza, los pimientos amarillos y el
maíz.
-Los isotiocianatos. Protegen del cáncer, especialmente de colon. Se
encuentran sobre todo en el brécol, la col, la col de Bruselas, la col
rizada, la coliflor, el colinabo, el nabo y el rábano.
Otros fitoquímicos de interés son los fenoles, las antocianidinas, los
ditioltiones, la genisteína, el lignano, las saponinas, el
sulforafano y los carotenoides. Estos últimos no son sino los
pigmentos rojos, naranjas y amarillos encontrados en buena parte de
las frutas y verduras y que constituyen una subclase de los terpenos,
fitoquímicos presentes en casi todas las plantas vivas. Todo indica que
son terapéuticamente útiles en muchos casos de cáncer así como en
las enfermedades del corazón.
Hay que agregar que si bien nuestra comprensión de los fitoquímicos
todavía está en sus comienzos la investigación en este ámbito se está
extendiendo rápidamente porque parece que ofrecen una enorme
posibilidad de protección contra el cáncer y otras enfermedades. Y


                                    242
sean o no en el futuro la opción preferente para su tratamiento lo
cierto es que, de momento, además de sus posibilidades terapéuticas
nos están ayudando a aprender cada vez más sobre las defensas
naturales contra diversas enfermedades.

LAS ENZIMAS
Las enzimas son sustancias de naturaleza proteica que multiplican de
forma notable con su simple presencia muchas de las reacciones
químicas que se producen en nuestro interior sin sufrir ellas
transformación alguna, permaneciendo inalteradas. Y hay identificadas
actualmente más de 3.000. También sabemos que hay al menos 22
tipos de enzimas digestivas, es decir, responsables de la
transformación de los alimentos que ingerimos en sustancias más
simples capaces de pasar al torrente sanguíneo a fin de ser utilizadas.
Y hay tres categorías básicas:
-Las proteasas (se las conoce también como enzimas proteolíticas
y se encargan de ayudar a degradar las proteínas).
-Las amilasas (encargadas de ayudar a degradar los carbohidratos y
almidones). Y,
-Las lipasas encargadas de ayudar a degradar los lípidos o grasas.
Conviene saber, en todo caso, que existen diferentes tipos de enzimas
digestivas específicas localizadas en diferentes lugares: el páncreas,
las glándulas salivares, el estómago, el intestino delgado, etc.
Pues bien, la principal fuente de enzimas son los alimentos crudos ya
que la mayoría de ellas se destruyen con el calor y, por tanto, al
calentar, cocer, asar o freír los alimentos. De ahí la importancia de una
dieta rica en ensaladas y frutas crudas.
En definitiva, son imprescindibles en la digestión y aprovechamiento
de los alimentos pero es que además hay enzimas que controlan
multitud de actividades. Y, sobre todo, participan de forma muy activa
en el equilibrio del sistema inmunitario tanto a nivel humoral como
celular. En lo que al ámbito de la oncología se refiere, se sabe por
ejemplo que ayudan a estimular el factor de necrosis tumoral, son
capaces de detectar antígenos en la superficie de la célula cancerosa
permitiendo su identificación y destrucción, contribuyen a deshacerse
de los inmunocomplejos producidos cuando las células cancerosas
liberan sus propios anfígenos, alivian los efectos de la quimioterapia e
inhiben la capacidad de las células cancerosas de unirse a otras lo que
previene su diseminación.
Las enzimas, en suma, son vitales para un organismo sano. Y como
decimos, básicamente se encuentran en las frutas y vegetales crudos,
razón por la que deben consumirse todos los días. Es la única forma de
garantizar los niveles enzimáticos adecuados.



                                   243
UNA DIETA EQUILIBRADA CONTRA EL CÁNCER
Pues bien, el conocimiento de todas estas investigaciones sobre la
aportación de las alimentos y algunas plantas a la salud es parte
fundamental de la dieta anticancerígena propuesta por Martín Acris
que, como no podía ser de otra manera, recordaría la necesidad de
consultar con el médico cuando ya se está bajo tratamiento.
"Básicamente, mi dieta contra el cáncer -nos explicaría- tiene la
finalidad de restablecer la conducta biológica 'normal' del organismo
aportando suficientes vitaminas, minerales, proteínas, aminoácidos,
enzimas y diversos oligoelementos. Buscando además racionalizar la
ingesta de proteínas para reducir la concentración de elementos
nitrogenados ya que ello evita posibles mutaciones y disfunciones
orgánicas además de las agresiones, agotamiento y deterioro de los
órganos excretores. Hay que evitar, asimismo, que la alimentación sea
hipercalórica. En suma, se trata de una dieta que permite crear un
entorno hostil al tumor y además favorece el restablecimiento del
mecanismo natural de la apóptosis -suicidio celular- en las células
cancerosas al tiempo que facilita a los anticuerpos y linfocitos T el
acceso a las células cancerosas. Finalmente, se trata de una dieta rica
en nutrientes no alterados que potencia el sistema inmune a fin de
que éste, por sí mismo y de forma natural, neutralice el cáncer".
"Es asimismo necesario -agregaría- favorecer la eliminación activa de
microorganismos patógenos y parásitos al tiempo que se aumenta el
consumo de proteínas no desnaturalizadas. Y es que está constado
que diversos agentes químicos, las situaciones de estrés o las
mutaciones genéticas -entre otras causas- pueden dañar las proteínas
en un proceso que se llama 'desnaturalización' y cuya consecuencia
más inmediata es la pérdida de actividad biológica. Es más, la
desnaturalización provoca una clara inmunodepresión que se ve
incrementada por la que causan los fármacos anticancerosos y la
radioterapia".

FASE DE PREPARACIÓN
Martín Acris propone antes de iniciar su dieta una fase de preparación
de 72 horas durante las cuales sólo puede ingerirse:
-Dos cucharadas diarias de aceite de lino (una por la mañana y otra
por la tarde).
-Dos limones diluidos en agua para beber a lo largo del día.
-Fruta fresca de temporada. La que se quiera pero con moderación.
Lo adecuado son entre 4 y 6 piezas al día. Las más indicadas son las
de colores anaranjado, rojo o verde intenso.
-Yogur natural. (uno al día).
-Un zumo de zanahoria a media mañana (en vaso grande de agua).
-Un zumo de uva a media tarde.


                                  244
-Zumo de manzana cada vez que se sienta hambre.
La comida de mediodía se hará a base de ensalada (al gusto y aliñada
con aceite de oliva virgen extra), pescado -preferiblemente azul- y
manzana (cruda, hervida o al horno).
En cuanto a la cena debe hacerse antes de las 20.00 h. y tomar lo
mismo que a mediodía pero sustituyendo la ensalada por una sopa de
verdura.
(Martin Acris propone repetir esta fase de 3 días cada mes).

Complementos durante la fase de preparación:
Durante la fase de preparación conviene tomar los siguientes
complementos:
-Un suplemento de vitamina C (los expertos en Medicina
Ortomolecular aseguran que no hay riesgo alguno ni siquiera tomando
diez gramos diarios. En todo caso, es preferible en su forma de
ascorbato cálcico en lugar de como ácido ascórbico; puede pedirse en
farmacias). -Un diente de ajo crudo dejado macerar toda la noche en
una cucharada sopera de aceite de lino que se ingerirá por la mañana.
-Tres comprimidos de spirulina al día durante un año.
-Una cucharada al día de levadura de cerveza (salvo en caso de
embarazo).
-20 gotas de cloruro de magnesio diluidas en agua al acostarse.

LA DIETA CONTRA EL CÁNCER
Al seguir la dieta, tenga en cuenta estos consejos:
-Debe beber abundante agua. Cuanta más mejor. Restrinja en cambio
el consumo de cítricos para evitar una posible desmineralización ósea.
-Mastique bien los alimentos.
-Asegúrese de ingerir suficiente fibra con la comida cada día.
-Prefiera siempre los alimentos crudos (verduras y frutas) a los
cocinados. Preferiblemente ecológicos o, en su defecto, lavados a
fondo y desparasitados.
-Consuma al menos 5 piezas de frutas cada día.
-Compruebe si es alérgico o intolerante a algún alimento y en tal caso
elimínelos.
-Si padece estreñimiento póngase simplemente un enema de agua
templada-caliente y, si es persistente, añada al agua media taza de
café.
-Use las especias con moderación. Las más adecuadas son el tomillo,
el clavo, el perejil, el comino, el hinojo y la salvia. La sal con mucha
moderación y mejor si es sal marina.
-Abandone el tabaco de inmediato si fuma y evite estar en ambiente
contaminados por él.
-Haga algún ejercicio físico moderado todos los días (por ejemplo,


                                  245
pasear una hora por ambientes naturales como la orilla del mar o
paisajes arbolados).
-Elimine por completo el alcohol, el café, el té negro y las bebidas
industriales (sodas, colas, gaseosas, refrescos, etc.).
-Suprima por completo la ingesta de grasas saturadas (especialmente
los embutidos), el azúcar y todos los alimentos refinados,
precocinados, envasados o enlatados.
-Excepción hecha del yogur natural, no tome leche ni productos
derivados.
-No utilice calzado con suela aislante. Sería conveniente que caminara
descalzo por hierba, arena o baldosa unos minutos antes de acostarse
para descargarse de la energía estática acumulada.
-Antes de ir a dormir lávese bien los dientes y luego enjuáguese la
boca con agua y sal yodada.

LA DIETA
Desayuno:
Tome para desayunar la fruta cruda y fresca de temporada que más
le apetezca. Si lo desea, ingiera también un yogur natural. Y si
también le apetece, cualquiera de las infusiones recomendadas
(manzanilla -con o sin anís-, poleo-menta, tila, sen, malca, ajenjo o
clavo), tanto solas como mezclando algunas (las mujeres embarazadas
deben consultar a su médico).

A media mañana:
-Un vaso de zumo de uva, zanahoria o manzana.
-Algunos frutos secos (siempre que no tengan sal ni estén fritos)

A mediodía:
a) De primer plato tome verdura -cruda, asada o a la plancha- o bien
una ensalada variada abundante aderezada con aceite de oliva virgen
extra (sin vinagre). Podrá incluir en ella yema de huevo tres veces por
semana. Y procure poner siempre en ella ajo, cebolla y perejil. Entre
las verduras más aconsejables están las crucíferas (toda la familia de
las coles). También puede ingerir legumbres siempre que las prepare
sin grasa saturada.
b) De segundo plato puede tomar pescado (sobre todo el azul),
marisco o carne magra (sin grasa) -especialmente de ave- con
acompañamiento de verduras.
c) De postre tome manzana (cruda, hervida o al horno) o un yogur
natural (si no tomó ya uno por la mañana).

Merienda:
-Fruta -o zumo casero- así como algún fruto seco (sin sal ni frito).


                                   246
Cena: (hágala siempre antes de las 20 h):
Sopa de verduras y pescado o carne magra. De postre, de nuevo
manzana o yogur natural.
(Después de cenar sólo podrá tomar agua y zumos de fruta fresca si
tuviera hambre).

Complementos durante la dieta:
Los mismos que durante la fase preparación a los que conviene añadir
ocasionalmente:
-Una cucharada de aceite de hígado de bacalao.
-Germen de trigo en copos.
-Semillas de sésamo.
-Carbonato de magnesio (tres veces por semana en días alternos).
-Batidos de soja.

CONCLUSIÓN
Tales son los principios básicos de la dieta propuesta por Francisco
Martín Acris. En todo caso, recuerde que la salud es una cuestión de
armonía. Y que nuestras emociones y pensamientos influyen siempre
-positiva o negativamente- en nuestro organismo. Hay que cuidar pues
esos aspectos tanto como el físico. Lo que no obsta para que
entendamos que la alimentación es absolutamente fundamental. Una
dieta como la propuesta tiene la virtud de desintoxicar nuestro
organismo, mejorar su metabolismo, incrementar las defensas del
sistema inmune y, consecuentemente, permitir que nuestro propio
cuerpo encuentre la solución al cáncer... y a cualquier otra patología
que podamos padecer. Basta facilitarle los nutrientes que precisa con
la alimentación y, si fuera necesario, complementarlo con suplementos
fitoterapéuticos y ortomoleculares.
Le aseguramos que, por mucho que le sorprenda, es un método
seguro, eficaz e inocuo tanto para protegerse del cáncer como para
afrontarlo. Por eso, incluso si ha decidido someterse a quimioterapia o
radioterapia le sugerimos que tenga en cuenta lo aquí dicho porque
una adecuada nutrición le servirá para soportar mejor tan agresivos
tratamientos. Y si decide confiar sólo en la alimentación hágalo
después de informarse exhaustivamente sobre todas las posibilidades
que las distintas dietas le ofrecen. Lo que es evidente es que los
millones invertidos en marketing por las multinacionales farmacéuticas
hacen que aún esté lejos el día en que la alimentación sea la primera
herramienta terapéutica contra el cáncer. Lástima




                                  247
(XXV) SORPRENDENTE TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON
VITAMINA B17 Y UN COMPUESTO DE PLANTAS




Han Dong Kyu, naturópata coreano residente en España,
padeció hace ya más de 10 años un tremendo cáncer que le
afectaba al estómago, al intestino grueso y al pulmón.
Desahuciado por sus colegas decidiría buscar por su cuenta
cómo vencer la enfermedad. Y tras visitar Houston y Alemania
y bucear en muchos estudios desarrolló una singular terapia
basada en la aplicación de un compuesto de semillas ricas en
vitamina B17 y otro de plantas coreanas que le permitió
sobrevivir al cáncer. Desde entonces, mientras trata de ayudar
a quienes hasta él se dirigen para superar la enfermedad,
busca apoyo institucional para validar sus productos.

Han Dong Kyu tiene cerca de 70 años y ha tenido que convivir más
de quince con los distintos tumores cancerígenos que invadieron todo
su cuerpo -desde la oreja al intestino- y a los que venció buscando en
la naturaleza soluciones que luego experimentó en sí mismo.
Agradecido con la vida, hoy trata de ayudar a superarlo a quienes,
merced al boca a boca, tuvieron conocimiento de los resultados que
obtiene en el tratamiento de muchos cánceres. Sus pacientes son su
"evidencia clínica", las "pruebas vivientes" de los logros que obtiene.
Claro que esos testimonios no tendrán "validez científica" mientras
quienes pueden efectuar las pruebas, ensayos y protocolos necesarios
no se animen a constatarlo "oficialmente".
Es más, son esas "pruebas vivientes" las que llevaron a Han Dong a
ponerse en contacto con nosotros lo mismo que anteriormente intentó
que le escucharan las más altas instituciones del estado sin
conseguirlo. Y eso que hay una larga lista de personas dispuestas a
acudir a donde haga falta para testimoniar que el tratamiento aplicado
por este esforzado naturópata coreano les ayudó a superar el cáncer.
Personas cuyos testimonios son similares.
"En septiembre de 1993 me diagnosticaron un cáncer epidermoide (en


                                  248
la lengua) bien diferenciado y avanzado -cuenta Lourdes Sánchez-.
Tenía la lengua destruida y se me había pegado a la base de la boca.
Los doctores del Servicio Maxilofacial no pudieron operarme y me
enviaron al Servicio de Oncología. Allí me dijeron que el tiempo
máximo de vida que me quedaba era de aproximadamente un año...
pero aquí me tienen. Me pusieron tratamiento con quimioterapia y
radioterapia pero en lugar de mejorar iba empeorando. Al margen de
los efectos secundarios, que eran horribles, me iba encontrando cada
vez peor tanto física como psicológicamente. Y empecé a hundirme.
Sería entonces cuando conocí a Han, hablé con él, lo medité mucho y
decidí ponerme en sus manos. El 30 de octubre de 1995, cuando ya
tenía que haber muerto según los oncólogos, fui a verles a la consulta,
les expliqué por qué en su momento había dejado el tratamiento
convencional y por qué había aceptado el que me propuso el doctor
Han. No aceptaron muy bien mi decisión pero ante las evidencias me
mandaron un escáner y me remitieron al departamento de Maxilofacial
para una revisión. Y allí me dirían que en el escáner no aparecía nada,
ningún tumor, si bien agregaron que, a fin de asegurarse, me harían
una biopsia. Pues bien, recogí el resultado el 5 de diciembre de ese
año y se confirmó lo que Han y yo sabíamos: ya no tenía cáncer.
Habíamos vencido al cáncer, a ese maldito cáncer que acaba con la
vida de tantas personas..."
A María Esperanza Martín, periodista, cuyo marido murió de cáncer,
la detectaron un tumor en el pecho izquierdo en 1993 siendo sometida
a una primera intervención en la que le dijeron que, al menos de
momento, no era necesario extirpar la mama. Sin embargo, en
diciembre del 96, tras los resultados de las pruebas, la recomendaron
una operación inmediata advirtiéndola ya de que, una vez dentro del
quirófano, quizás tuvieran que extirparle los dos pechos. Se negó. Un
mes después, en enero, decidía seguir el tratamiento del Dr. Han. Hoy,
los resultados de las pruebas indican que está curada como puede
apreciarse en las fotos que acompañan este texto. "Aunque la terapia
parece agresiva -recuerda Esperanza- el estado de ánimo en todo
momento es bueno. De hecho, yo continué presentando un programa
de televisión local en el que trabajaba. No son dolores inaguantables,
ni tienes mal aspecto, ni mal olor. La herida de la operación del
hospital fue más agresiva. Además se me infectó y las curas eran muy
desagradables. Y a eso se añadía el malestar general debido a los
antibióticos y medicamentos que tomaba. Porque todos los fármacos
tenían efectos secundarios y acabaron dañándome el estómago. Con lo
que me dieron más medicinas, ahora para proteger el estómago. Es
decir, el cuento de nunca acabar. Sin embargo, con la medicina
natural de Han esto no ocurrió. No tiene contraindicaciones, ni efectos
secundarios. Al parecer su medicina cura y reacciona dependiendo de


                                  249
cómo esté el cuerpo de la persona. Los resultados son muy buenos. En
dos meses, gracias a mi fe y a Han, estuve curada". Esperanza
recuerda, dolida, que cuando volvió al hospital público para explicar a
los médicos el tratamiento que había seguido, lo conocieran y además
confirmaran los resultados... éstos se negaron a hacerle las pruebas
diagnósticas. Esperanza hoy imparte cursos de relajación y terapias de
autoayuda porque está convencida de que la curación es más rápida
después de prepararse mentalmente para el abordaje de la
enfermedad.

EL MÉTODO HAN
"No es magia -nos diría sonriente Han Dong cuando nos entrevistamos
en él-. La medicina natural tiene 5.000 años de historia y todas las
sustancias que yo utilizo están en la tierra, en los árboles, en los
minerales, en los animales e, incluso, en los insectos. Es una lástima
pues que no exista una colaboración más estrecha, a todos los niveles,
entre la medicina convencional y la natural para cercar al cáncer. No
entiendo por qué los oncólogos no quieren escuchar".
Han Dong nos explicaría entonces que la base de su tratamiento se
encuentra en el calor y en dos complementos elaborados con
sustancias naturales. El primero de ellos consiste en una sencilla
mezcla de semillas de algunas frutas comunes en Occidente y ciertos
frutos del Amazonas, todas ellas ricas en vitamina B17, un producto
alabado en el ámbito de la medicina alternativa que sin embargo
provoca una dura controversia entre los miembros de la ortodoxia
científica.
En cualquier caso, Dong mejora la acción de la vitamina B17
administrando un segundo producto que "acelera el proceso de
recuperación" -afirma- y es el resultado de la licuación de diversas
plantas coreanas, algunas de la cuales ni siquiera tienen nombre
español y de las que el naturópata destaca por su eficacia el Tomok y
el Yon Za. Un complejo herbal al que llama familiarmente "vitamina
B18" aun sabiendo que no es tal. En cualquier caso, nos explicó que se
trata de un complejo rico en gluconato de benzaldehido, sustancia
también presente en la vitamina B17.
El proceso de ayuda a los enfermos de Han Dong está basado en su
experiencia personal porque, tal y como entendían sus ancestros en
Oriente, "nada que no haya sido probado previamente en uno mismo
debe ser aplicado en otros". Y Han Dong probó en sí mismo una y otra
vez diversas sustancias naturales hasta elaborar un tratamiento que
luego iría mejorando. De tal guisa obtendría la experiencia clínica
actual que posee -y que sólo un necio despreciaría- y ya comparte con
colegas de Estados Unidos, Alemania, Austria y, por supuesto, Corea.



                                  250
EL CALOR
Aunque parezca increíble, Han Dong comienza localizando las células
tumorales mediante un singular método que consiste en aplicar calor
en la zona afectada usando un aparato patentado por él que permite la
cocción de distintas plantas medicinales y hace que el vapor pase a
través de un tubo de plástico que aplica directamente sobre la piel.
Ello permite no sólo conseguir determinados efectos terapéuticos con
el vapor medicinal -como el aumento de leucocitos o el tratamiento del
dolor- sino hallar la localización exacta de las células tumorales. Y es
que como la resistencia de las células cancerígenas al calor es menor
que en las células sanas... se va dibujando sobre la piel un "mapa"
más o menos extenso de manchas rojas que se corresponde con la
zona donde hay células tumorales. El tamaño y la extensión de las
manchas delimita pues la extensión de las células malignas. Este
tratamiento debe seguirse durante varios días -depende de la
resistencia progresiva del paciente al mismo- hasta que físicamente se
revele, por su distinta coloración, el núcleo principal del tumor. Y así,
de manera tan sencilla, Han Dong no sólo localiza dónde hay células
cancerígenas sino que comienza de forma paralela el tratamiento ya
que como las células cancerígenas son más sensibles al calor que las
células sanas difícilmente sobreviven a una temperatura superior a los
42º.
La propia American Cancer Society reconoce las posibilidades del calor
como terapia en la lucha contra el cáncer.
"Hay evidencias -puede leerse en uno de sus documentos- de que la
terapia de calor local y general puede detener el crecimiento de los
cánceres y aumentar la efectividad de radiación y quimioterapia en
algunos casos. Parece trabajar aumentando el flujo de sangre y
volviendo más sensibles al tratamiento convencional a las células
cancerígenas".
Los defensores del uso del calor proclaman que actúa como una
"fiebre" que ayuda al cuerpo a luchar contra la enfermedad, algo de lo
que reniegan los médicos ortodoxos. Y eso que Dong los deja en
evidencia cada vez que utiliza los rastros dejados por la especial
sensibilidad de las células cancerígenas y su cambio de color para
dibujar el mapa de situación de las mismas sobre el cuerpo humano.
Por lo que en la revista sabemos el primer caso documentado de
curación debido al "calor" en un caso de cáncer se dio en 1866. Según
el médico alemán M. Busch a un paciente suyo le desapareció un
sarcoma en el cuello después de experimentar fiebres altas. Más tarde,
ya en 1893, el ginecólogo sueco F. Westermark administró a una
enferma con un tumor intrauterino bacterias tóxicas extraídas del
Estreptococo y del Serratia marcescens a fin de provocarla fiebre al
mismo tiempo que la aplicaba calor mediante un recipiente


                                   251
conteniendo agua caliente.
Como en tantas otras ocasiones las "evidencias científicas" de estos
casos se consideraron "débiles" y fueron rechazadas. Lo que no
impediría que siguieran utilizándose distintos métodos para elevar la
temperatura de las células cancerosas, desde electrodos de
radiofrecuencia a la perfusión o transfusiones de sangre previamente
calentada a un determinado órgano afectado por el cáncer. De hecho,
el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos está patrocinando
actualmente tres ensayos en fase II que usan terapia de calor en todo
el cuerpo en combinación con quimioterapia para tratar a los pacientes
de melanoma avanzado. Y un estudio publicado en Proceedings of the
National Academy of Sciences en noviembre del pasado año informaba
de la investigación sobre un nuevo método para combatir el cáncer
basado en nanopartículas calentadas e insertadas en el tumor. Según
se explicaba, con la ayuda de un escáner se insertan en el tumor
nanopartículas de un tamaño aproximado de 110 nanómetros
(110.000 millonésimas de metro) fabricadas de sílice y recubiertas de
oro. A continuación se irradia luz sobre la piel que recubre la zona
afectada, las ondas infrarrojas atraviesan la dermis y calientan las
partículas generando -en unos cuatro a seis minutos- la temperatura
suficiente como para dañar las células cancerígenas y lograr que el
tumor no siga creciendo.
Otro ejemplo de tratamiento eficaz contra el cáncer es la utilización de
la Hipertermia que producen los aparatos de la empresa Indiba,
completamente distinta de la obtenida por otros métodos y aparatos
ya que logran aumentar la temperatura de la zona sin que haya
aumento de calor. Se trata de sofisticados aparatos que transforman
una energía fría de alta frecuencia relativa (0,5 Mgh) en un aumento
de temperatura interna que no quema. (vea lo publicado sobre ello
nuestra web: www.dsalud.com).
Obviamente lo que hace Dong está lejos de tan alta tecnología.
Representa la manera ancestral de contemplar la salud y el uso del
calor contra el cáncer. Y, sin embargo, aporta un novedoso punto de
vista: "Todos los cánceres -afirma- se originan en la zona exterior del
organismo para evitar el calor interior. Las células cancerígenas
tienden a migrar hacia las zonas más frías del organismo. Por eso el
corazón y el intestino delgado, órganos calientes, nunca presentan
cáncer. Añadiré además que la mayoría de los enfermos de cáncer son
frioleros y que el estado de los mismos empeora durante las
estaciones frías. Ello se debe a que el frío propicia un crecimiento
rápido del cáncer. Las células tumorales buscan siempre estar lo más
cerca posible del exterior por lo que la aplicación externa de calor
delata su presencia al enrojecerse más que las células sanas, algo que
nos permite obtener una visión certera de la extensión del mal".


                                  252
LAS SEMILLAS DE ALBARICOQUE
Cuando en el propio cuerpo del paciente se ha dibujado el mapa de su
mal con la localización del núcleo central del tumor comienza la
siguiente fase del tratamiento. A partir de ese momento se comienzan
a aplicar diariamente las dos sustancias señaladas anteriormente en la
zona del núcleo. La primera de ellas elaborada a partir de semillas
ricas en vitamina B17 como las de los albaricoques, melocotones,
manzanas y uvas así como en las almendras amargas y ciertos frutos
del Amazonas. Y la segunda, a partir de plantas coreanas. "Ambas
producen la muerte de las raíces del tejido canceroso -afirma Han-
que poco a poco es expulsado del organismo en forma de pus. Luego,
una vez expulsadas las células cancerosas destruidas, las heridas se
cierran solas al igual que ocurre con cualquier absceso. Debo agregar
que ambas sustancias destruyen exclusivamente las células
cancerosas sin dañar en ningún caso las sanas. Y además se trata de
un tratamiento que carece de efectos secundarios".
Llegados a este punto es importante recordar que los abscesos se
forman generalmente en nuestro organismo por la acción de los
neutrófilos (un determinado tipo de glóbulo blanco) estando
delimitados por unas cápsulas que los aíslan formadas por tejidos,
colágeno, vasos sanguíneos... y neutrófilos. Abceso que desaparece
cuando el pus es expulsado al exterior, momento en el cual evoluciona
hacia la cicatrización, tal y como sostiene Han y puede verse en las
fotos.
Y, por cierto, esto nos recuerda que según un estudio dirigido por el
investigador español Antonio Bru del que informamos en Discovery
DSALUD en el número anterior los neutrófilos pueden ser clave en la
lucha contra el cáncer al ser capaces -según afirma el investigador
español- de impedir el crecimiento tumoral al aumentar
significativamente su número mediante el adecuado estímulo del
sistema inmune. Así se constató al menos en ratones en un trabajo
realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
de España en colaboración con el Hospital Clínico San Carlos de
Madrid. Hablaremos de ello en profundidad el próximo mes.
La verdad es que resulta impresionante contemplar cómo el tejido
canceroso tratado con el método de Han Dong presenta toda la
apariencia de una gran infección -eso sí, sin que se produzcan los
síntomas físicos limitativos de la misma- hasta que de repente, a
través de un poro o de un absceso -de tamaño variable- comienza a
expulsarse pus y, a veces, hasta los restos sólidos del propio tumor.
Nadie mejor que quienes han vivido la experiencia del tratamiento
para recordarlo. "Comenzaron a aplicarme el producto en el tumor
-afirma Lourdes-, es decir, en la lengua, y además tomaba unas


                                 253
pastillas. A la semana noté ya una mejoría notable y comencé a comer
y a hablar mucho mejor. El tratamiento era diario. Luego, al mes y
medio más o menos, se empezaron a poner negros algunos trozos de
lengua que luego se caían. Eso, para Han, quería decir que el tumor se
estaba muriendo. Y así fue, como se puede comprobar. Empecé el
tratamiento en noviembre de 1993 y en febrero de 1994 me hicieron
un escáner cuyo resultado dice: 'Exploración que no muestra en el
momento actual restos tumorales y/o adenopatías metastásicas'".
Puede parecer mentira, a la vista de las fotos, que el proceso no vaya
acompañado de altas fiebres pero así es. "Por supuesto, era incómodo
y un poco doloroso -recuerda Esperanza-. Dong provocó una úlcera
artificial por donde empezó a salir toda la materia mala y pus.
Transcurridos dos meses justos desde el inicio del tratamiento salió
todo el núcleo del tumor dejando un gran agujero. Y ese agujero, lo
mismo que se abrió solo, se cerró solo".
Después sólo queda seguir tratando los efectos secundarios producidos
por el cáncer -o por los tratamientos convencionales- con las técnicas
milenarias de la tradición oriental, desde la Acupuntura a la
Fitoterapia. "Son numerosos los pacientes sometidos a tratamientos
de quimio o radioterapia -nos diría Han- que han acudido a mi para
que les evitara los conocidos efectos secundarios. Y he aceptado
siempre esas peticiones por lo que he podido constatar muchas veces
el éxito de mi tratamiento. De hecho, prácticamente ninguno de los
pacientes tratados presentaron los temibles efectos secundarios de los
tratamientos convencionales".
Las evidencias clínicas son incontestables. Por eso Han Dong escribió
comunicando el éxito de su terapia en casos de cáncer a la Casa Real,
al Presidente del Gobierno, al Ministerio de Sanidad y al director del
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Mariano Barbacid,
tratando de buscar las ayudas necesarias para conseguir la validación
científica de su tratamiento. Como respuesta tuvo sólo un encuentro
con un responsable del Ministerio de Sanidad al que los testimonios de
los pacientes no debieron impresionarle lo suficiente como para hacer
algo. Eso y una carta de Barbacid en la que éste le dice que será
posible la colaboración con el Programa de Terapias Experimentales
"siempre que ustedes nos proporcionen una documentación basada en
publicaciones científicas de relevancia internacional". Una forma
"elegante" de decir NO o de no enterarse que precisamente eso es lo
que pedía Han: la posibilidad de, a la vista de los resultados
conseguidos con pacientes desesperados, avanzar en la investigación
científica. En suma, Han tiene la evidencia clínica pero no la
"documentación científica" que avale lo que hace. En cambio, nuestro
"ultramoderno" centro de investigación tiene una abundantísima
documentación científica... que no ha servido para curar un solo caso


                                 254
de cáncer.
La experiencia esta ahí. Los pacientes también. Por tanto, argüir que el
tratamiento carece de "base científica" porque no hay ensayos
protocolizados es una falacia: no los hay porque quienes los pueden
realizar no quieren afrontarlos. Esa es la dura verdad.

LA POLÉMICA VITAMINA B17
Pero continuemos... Una vez localizado el núcleo del tumor mediante
calor, Han Dong aplica la sustancia elaborada con semillas ricas en
vitamina B17 -también se la conoce como amigdalina y como laetril-,
sustancia químicamente compuesta por dos moléculas de azúcar, una
de benzaldehido y otra de cianuro que, de forma natural, se encuentra
en las semillas de los albaricoques, los melocotones, las uvas, las
cerezas y las manzanas así como en las almendras amargas, en las
hojas del laurel cerezo y en las pepitas de otros frutos tropicales (se
encuentra asimismo, en mayor o menor proporción, en más de 1.200
plantas).
Ya en la década de los 20 del pasado siglo XX los investigadores
Robert McCarrison y John Dark comprobaron que había una
población donde el cáncer era desconocido, los hunza, que vivían en la
falda de una colina de la localidad paquistaní de Kashmir cercana al
Himalaya. Su población contaba además con un alto promedio de
personas mayores de 100 años. Así que decidieron examinar sus
costumbres y descubrieron que la ingesta de semillas de albaricoque
era algo común entre ellos y que además cocinaban con el aceite de
esas semillas. Luego constatarían que muchas otras frutas de las que
consumían eran ricas en lo que hoy conocemos como vitamina B17.
Estudios posteriores publicados por el especialista británico Richard
MacKarness reforzaron la importancia de la vitamina B17.
MacKarness había decidido investigar si, como algunos científicos
mantenían, la ingesta de carne era realmente tan poco saludable en
todos los casos. Y para ello estudió las costumbres alimenticias
tradicionales de los esquimales y de los indios de Norteamérica ya que
en sus ambientes naturales ambos grupos son principalmente
carnívoros alimentándose de animales salvajes -como el alce y el
caribú- si bien complementan su alimentación con bayas salvajes o
pescado cuando están disponibles. Pues bien, la conclusión principal
expuesta por MacKarness en su libro "Comen grasa y crecen delgados"
es que en esos pueblos no existe la obesidad. Y lo más importante: ni
los esquimales ni los indios que viven en sus ambientes naturales y
comen sus comidas tradicionales han tenido nunca cáncer o padecido
enfermedades del corazón. Exactamente igual que los hunza del
Himalaya. A pesar de que los esquimales y los indios norteamericanos
son carnívoros en lugar de vegetarianos. ¿Y cuál era el factor común


                                  255
más probable? Pues precisamente la vitamina B17. Resulta que el
caribú, por ejemplo, contiene 15.000 mg. por kilo de nitriloside, fuente
primaria de B17. Y otras comidas comunes a todos esos pueblos
contienen también grandes cantidades de la misma vitamina.
Esa es la razón de que comenzara a utilizarse como anticancerígeno en
la década de los 50. De hecho, más de 70.000 personas fueron
tratadas con esa vitamina en Estados Unidos en la década de los 70
tanto en monoterapia como en combinación con un programa de la
llamada Terapia Metabólica que no es sino una dieta especial que se
complementa con altas dosis de vitaminas y enzimas pancreáticas. Su
fama aumentaría luego notablemente al ser respaldada su eficacia por
numerosos estudios científicos. Hasta que, de improviso, comenzaron
a aparecer otros estudios -duramente criticados por su falta de rigor-
que desvirtuaron todas sus posibilidades terapéuticas y,
paralelamente, empezaron a circular historias sobre "muertes por
envenenamiento". Algo que llevaría a intervenir a la FDA
argumentando que como "no había pruebas concluyentes" sobre sus
tratamiento médico. ¿La excusa? Que el contenido de cianuro de las
semillas podía ser la que confiriera a la sustancia su presunto carácter
tóxico.
Obviamente, fueron muchos los investigadores que denunciaron
inmediatamente que detrás de esa prohibición sólo se ocultaba -una
vez más- la defensa de los intereses de las multinacionales ya que se
trata de un producto anticancerígeno no patentable al proceder de
semillas naturales. Y apareció también la intimidación. Uno de los
casos más conocidos fue la persecución llevada a cabo en California
contra el doctor John A. Richardson, que él mismo recogería en su
libro "Laetrile Case Histories: The Richardson Cancer Clinic
Experience" (Bantam Books 1977).
Resulta que Richardson había usado por primera vez la vitamina B17
con la hermana de una de sus enfermeras que padecía un melanoma
maligno avanzado en el brazo y a la que habían dado 6 semanas de
vida (algo más si se decidía por la amputación). "Le administramos
amigdalina (vitamina B17) casi inmediatamente -escribe Richardson- y
las lesiones empezaron a sanar. Al punto de que a los 2 meses el
brazo había vuelto a la normalidad". Como era de esperar, su pequeña
clínica se convirtió en el lugar más concurrido del barrio... hasta el 2
de junio de 1972. Porque ese día, según puede leerse en el libro,
"¡Diez agentes uniformados con armas irrumpieron en la clínica,
empujaron al doctor contra la pared y comenzaron a registrar todo!
Después, las 'cámaras de televisión invitadas' pasaron y 2 enfermeras
fueron detenidas. La niña pequeña que estaba tratándose en aquel
momento tuvo que ser enviada a casa y murió 3 días después. Queda
la duda en mi mente de si esa muerte podría haberse pospuesto o


                                  256
incluso haberse evitado si no hubiera sido por el registro."
¿Le suena este tipo de actuación, amigo lector?
También usaron la mentira. Según escribió en Acres Magazine (1978)
el doctor Harold Manner, tras una conferencia suya en el estado de
Nueva York sobre la eficacia del Laetrile -nombre de un fármaco
registrado que contenía laetril- un hombre se puso de pie y le dijo:
"Dr. Manner, ¿cómo puede usted hacer afirmaciones como esas
cuando la FDA está diciendo lo contrario?". Manner recuerda en el
artículo que le contestó que las afirmaciones de la FDA eran mentira a
lo que su interlocutor replicó haciendo referencia a la foto de una
pequeña: "Mire a esta muchacha -dijo-. Tomó las pastillas de Laetrile
de su padre y murió envenenada por el cianuro". Cuenta Manner que
entonces una señora se puso de pie y le pidió permiso para contestar a
la pregunta. "Dr. Manner, ¿me permite responder a mi a la pregunta?
Creo que estoy capacitada para ello porque soy la madre de esa niña.
Ella nunca tocó las pastillas de Laetrile de su padre. Lo que ocurrió fue
que el doctor que la atendió, al saber que su padre tomaba Laetrile,
escribió: 'Posible envenenamiento por cianuro'. Así que en el hospital
usaron un antídoto contra el cianuro... y eso fue lo que la mató". Sin
embargo, aquella falsa atribución de la muerte de la niña al uso del
Laetrile siguió apareciendo y se convirtió en una más de las leyendas
negras que condujeron a su enterramiento... que no ilegalización
porque el hecho de que la FDA la haya prohibido como fármaco no la
convierte en ilegal en Estados Unidos. Y es que afortunadamente el
apoyo a la vitamina B17 no desaparecería porque no toda la
comunidad científica se calló ante tamaño atropello. Dean Buró -cuya
lista de menciones, honores y premios por sus trabajos bioquímicos y
de investigación contra el cáncer debería hacer palidecer a quienes se
limitan a leer la literatura oficial-, jefe del Departamento de
Hidroquímica del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos
durante más de 17 años, tras analizar detenidamente el acta sobre la
vitamina B17 de la FDA, declararía que, atendiendo al conocimiento
científico acumulado sobre ella, "debía ser científicamente considerada
un nutriente, una vitamina" y no un fármaco. Añadiendo incluso que
era "mejor que cualquier otra solución utilizada para el cáncer" hasta
el punto de que sería lo único que él utilizaría si algún día tuviera que
afrontar esa enfermedad. También denunciaría lo ocurrido Ralph
Moss, actualmente uno de los mayores defensores de las terapias
alternativas contra el cáncer. Moss fue despedido en 1977 de su cargo
de Jefe de Relaciones Públicas del Sloan Memorial Kettering Institute
-considerado uno de los centros de referencia en la investigación
contra el cáncer y cuyos estudios sirvieron para intentar enterrar el
Laetrile- "por no cumplir -afirma él mismo- con la más básica
responsabilidad en el trabajo: mentir cuando tu jefe te lo dice". Moss


                                   257
declaró sobre las investigaciones realizadas con el Laetrile:
"Básicamente los resultados estaban siendo positivos pero nosotros,
en público, estuvimos diciendo que eran negativos. Y así durante 3
años."
Otro de los científicos que decidió no guardar silencio fue Kanematsu
Sugiura, uno de los investigadores más respetados en su época a
nivel mundial hasta el punto de que el Dr. Chester Stock, director del
Departamento de Investigación del Sloan Memorial Kettering Institute,
llegó a escribir de él: "Posiblemente la alta consideración que su
trabajo merece como mejor se resume es con un comentario que me
hizo un investigador ruso sobre el cáncer. Me dijo: 'Cuando Sugiura
publica, nosotros sabemos que no tenemos que repetir el estudio
porque obtendríamos los mismos resultados que él'". Pues bien, el
doctor Sugiura supo estar a la altura de su prestigio. El 15 de junio de
1977 el Sloan Memorial Kettering Institute convocó una rueda de
prensa -a la que acudieron más de 150 periodistas y una docena de
cadenas de televisión- para dar a conocer el veredicto del centro sobre
el Laetrile. Iniciado el acto, tomaría la palabra el doctor Robert Good
quien, después de realizar unos comentarios generales de
descalificación del Laetrile, pasaría el micrófono al doctor Chester
Stock. Éste lo tomó y, sin dar la oportunidad de hablar a Sugiera,
presente en la mesa, dijo ante la prensa: "No se ha encontrado en el
Laetrile ningún efecto preventivo, ni capaz de retrasar el crecimiento
tumoral, ni antimetastático, ni ninguna actividad curativa
anticancerígena. No nos queda nada más que cerrar el libro del
Laetrile". Entonces, inesperadamente, un periodista gritó: "Doctor
Kenamatsu, ¿sigue usted sosteniendo su creencia de que el Laetrile
detiene el crecimiento del cáncer?". Y tras un silencio que les debió
resultar eterno tanto a los periodistas como a los médicos parapetados
tras la mesa que presidía el acto, el doctor Sugiera, con calma y
mirando a los ojos del periodista, contestó: "Lo sigo sosteniendo". Lo
afirmaba el investigador sobre cáncer más preeminente de Estados
Unidos y probablemente del mundo en ese momento. A partir de aquel
día muchos trataron de encerrarle en el anonimato pero sus
conclusiones perduran. Y éstas son que la vitamina B17 :

1)   Inhibe el crecimiento de tumores.
2)   Ha demostrado en ratones evitar las metástasis.
3)   Disminuye el dolor.
4)   Previene el cáncer; y,
5)   Mejora la salud general.

Las mismas propiedades de las que se vienen beneficiando las
personas que siguen el tratamiento de Han Dong desde hace años.


                                  258
ACCIÓN ANTICANCERÍGENA
Cabe agregar que, según sus defensores, el efecto positivo de la
vitamina B17 sobre las células tumorales puede deberse a distintas
causas. En todo caso, su efectividad se achaca fundamentalmente a la
acción del cianuro en la célula maligna. Y es que la vitamina B17
elimina las células cancerosas sin afectar a las sanas debido a la acción
de dos enzimas: la beta-glucosidasa y la rodanasa. Según los
científicos -algo que los detractores de esta vitamina niegan- la
primera se encarga de liberar la molécula natural del cianuro de la
vitamina en las células mientras la segunda se encarga de neutralizar
su efecto tóxico convirtiéndola en thiocianato. Y así sucede en las
células sanas. Sin embargo, en las células cancerosas no existe la
enzima rodanasa y, en consecuencia, el cianuro la destruye al eliminar
el oxígeno de su interior. Tal es la razón de que sea inocua para las
células sanas y mortal para las cancerosas.
Existe en cualquier caso una segunda explicación sobre la actividad
anticancerígena de esa vitamina que va más allá de su interferencia en
la utilización de oxígeno por las células. Según esta teoría el cianuro
aumenta el volumen ácido de los tumores lo que provoca la
destrucción de las membranas de los lisosomas (compartimentos del
interior de las células que contienen enzimas capaces de digerir otras
moléculas y que si son liberadas son capaces de destruir la propia
célula). Destrucción de las membranas que lleva a los lisosomas
afectados a liberar las enzimas que contienen y, como consecuencia,
las células cancerígenas mueren. Otra forma de provocar la ruptura del
lisosoma es estimular el sistema inmune.
Cabe añadir que al parecer también el benzaldehido presente en la
amigdalina o vitamina B17 tiene propiedades anticancerígenas. Tanto
en 1985 el doctor M. Kochi como en 1990 el doctor Tatsumura
presentaron ya significativos resultados sobre las posibilidades de esta
sustancia en el tratamiento antitumoral.

UNOS TANTO Y OTROS TAN POCO
Claro que mientras la B17/laetril/agmidalina es vilipendiada y los
terapeutas que la utilizan son ignorados -cuando no perseguidos- las
grandes multinacionales investigan sobre ella. Hace ahora algo más de
dos años el editor científico del diario británico Independent se hacía
eco en estos términos de una investigación hoy todavía abierta y en
desarrollo: "Balas mágicas de cianuro matarán las células
cancerígenas". La información comenzaba así: "Los pacientes del
cáncer del futuro serán tratados con una poderosa 'bala mágica' que
atacará los tumores con un cóctel de cianuro derivado de la yuca". La
investigación, llevada a cabo en el Imperial College de Londres y


                                  259
dirigida por el doctor Mahendra Deonarain en fase II, pretende -se
explicaba- desarrollar un medicamento a partir de la técnica usada por
algunas plantas que liberan cianuro para defenderse del ataque de
algunos insectos. La planta de la yuca -también conocida como
mandioca-, el almendro y la hortensia poseen una enzima que produce
cianuro cuando entra en contacto con una determinada molécula de
azúcar. Normalmente las plantas almacenan separadas la enzima y el
azúcar, y sólo las juntan cuando una plaga les ataca. Pues bien, los
científicos del Imperial College han aislado la enzima y lo que tratan
ahora es de unirla a un anticuerpo que permita, inyectándola en el
organismo, hacerla llegar hasta el tumor. Entonces se introduciría un
segundo medicamento conteniendo el azúcar a fin de que reaccione
con la enzima para liberar el cianuro cerca del tumor y eliminar así las
células cancerígenas. El doctor Mahendra Deonarain afirmaría que el
sistema sería tan específico que sólo los tumores designados se
expondrían al cianuro. Cabe añadir que en las pruebas realizadas en
laboratorio con células procedentes de cáncer de vejiga se constató
que mientras se destruyen las cancerígenas... las sanas no resultan
afectadas.
Es decir, el punto de partida de esta investigación es hacer llegar a la
zona del tumor el cianuro natural de algunos frutos porque no resulta
tóxico para las células sanas pero es mortal para las células
cancerígenas. Lo que nos deja perplejos. Pero, ¿no decía la FDA que
todo eso carece de sentido? Claro que todo se explica cuando se
averigua que quien está desarrollando este proyecto es la compañía
biotecnológica británica Antisoma, aliada al grupo farmacéutico Roche.
Y que en el momento del acuerdo entre ambas compañías -suscrito en
noviembre del 2002- se calculara ya en 500 millones de dólares los
ingresos que podrían producir los nuevos medicamentos oncológicos
en estudio... entre ellos el mencionado.
Lo de siempre: cuando no se puede patentar el producto se retira
alegando peligrosidad y se patenta el "procedimiento". Y si mientras
mueren millones de personas, qué le vamos a hacer...

NO SIEMPRE EL VENENO MATA
Debemos agregar que el uso de sustancias tóxicas -como los venenos
de serpientes y arácnidos- en el tratamiento de enfermedades es
consustancial a la medicina tradicional y ocupaba un lugar
preeminente en muchos lugares y civilizaciones... hasta la imposición
de la cultura del medicamento. Hace décadas, por ejemplo, que la
Homeopatía los tiene incluidos en su arsenal terapéutico. Y son
muchos los laboratorios y centros que actualmente investigan todas
sus posibilidades.
En abril del 2002 la revista Clinical Cancer Research -órgano oficial del


                                   260
American College of Clinical Cancer Research de Estados Unidos-
publicó por ejemplo los resultados de una investigación realizada a
finales de los años 90 en Paraná (Argentina) sobre los efectos de la
crotoxina -veneno extraído del crótalo- en la cura del cáncer. Y en sus
conclusiones se especifica que la droga demostró estadísticamente en
casi el 80% de los pacientes oncológicos tratados experimentalmente
una disminución o desaparición de los dolores así como un mayor
bienestar general de los pacientes. La revista norteamericana sometió
el trabajo de los científicos argentinos a una evaluación en la que,
debido a la especificidad del tema, participaron también como
consultores investigadores del Laboratorio de Investigaciones del
Massachussets General Hospital de Boston (perteneciente a la
Universidad de Harvard). Pues bien, tras un detallado análisis la
revista decidió publicar el trabajo con el título "Fase I. Estudio
farmacocinético de la crotoxina en pacientes con cáncer avanzado".
Curiosamente, la investigación fue suspendida por "falta de fondos". Y
una vez más, en un paralelismo que ya no debería pasarnos por alto
porque ¿cuántas veces faltan fondos públicos para una determinada
investigación... precisamente cuando grandes laboratorios
farmacéuticos se afanan en investigaciones similares en otras partes
del mundo?
A ningún investigador mínimamente preparado se le escapa que el
veneno de las serpientes es una enorme fuente de enzimas y proteínas
cuyo análisis aun no está completo; y claro está, a ningún laboratorio.
De hecho, algunos -como la empresa farmacéutica suiza Pentapharm-
están volcados en la obtención de esas proteínas y enzimas. Así, desde
1975 trabaja en Brasil donde en 1981 instaló en Uberlandia (Minas
Gerais) el mayor serpentario del mundo con unas 10.000 víboras
(Bothrops moojeni). Reptiles de los que los expertos de la empresa
extraen una albúmina que hoy se emplea para tratar las trombosis y
como calmante en casos de hemorragias. Bueno, pues según sus
propios técnicos el veneno de esas serpientes contiene otras 200
sustancias terapéuticamente interesantes.
Es más, según una información publicada por la agencia suiza
Swissinfo el pasado 27 de febrero, uno de sus investigadores -Michael
Janssen- ha informado que la firma está preparando un medicamento
que podría eliminar las metástasis cancerígenas ya que ciertos
componentes del veneno evitan la formación de nuevas vías
sanguíneas necesarias para la proliferación de las células cancerosas.
No parece que la aparente toxicidad sea en esta ocasión una barrera
insalvable.

LA SOLITARIA LUCHA DE HAN DONG
Obviamente, Han Dong permanece al margen de todo esto. De las


                                  261
batallas legales, de los movimientos de los grandes laboratorios por
crear artificialmente lo que otros obtienen directamente de la
naturaleza... Sólo le interesa el bienestar de sus pacientes y para ello
viaja por todo el mundo a fin de buscar las semillas con las que se
elaboran los productos que usa y poder seguir atendiendo las
peticiones de ayuda que recibe. Esperando obtener algún día
-ingenuamente, a nuestro juicio- respuesta a su petición de apoyo
institucional. Y eso que su propuesta a las autoridades es sencilla:
buscar en los hospitales públicos enfermos de cáncer que deseen
someterse voluntariamente a su tratamiento tras explicarles
previamente todo el proceso. Demostrar, antes de iniciarlo, que no hay
peligro alguno para lo que Han Dong se ofrece a tomar cada día el
triple de la cantidad del producto que tomen los pacientes. Luego
basta que la Administración designe a los profesionales que sigan el
ensayo y certifiquen los resultados.
El Gobierno del Partido Popular no le hizo ningún caso. En sus manos
tiene pues la Administración socialista, si busca de verdad el beneficio
social y la reducción de los gastos farmacéuticos, abrir nuevas vías que
se apoyen también en la evidencia clínica y no sólo en "trabajos
científicos" sin resultado real práctico alguno. Pero si -como
pensamos- existe un poder que claramente trasciende las ideologías
políticas y condiciona en todo el mundo cualquier decisión en el ámbito
de la salud... ni Han Dong ni otros como él verán cumplir su sueño.
Aunque millones de personas sigan muriendo por esa causa cada año.

(XXVI) ANTONIO BRÚ: "BASTARÍA POTENCIAR EL SISTEMA
INMUNE PARA SUPERAR EL CÁNCER"




Un equipo de científicos coordinado por el investigador español
Antonio Brú, miembro del Centro de Ciencias Medioambientales
-perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC)- acaba de demostrar en un experimento
hecho en colaboración con investigadores del Hospital Clínico
San Carlos de Madrid que basta administrar durante unos
meses un potenciador del sistema inmune que induzca en el


                                  262
cuerpo la generación de neutrófilos para impedir el crecimiento
de tumores cancerígenos. Se trata del mismo equipo que ahora
hace un año aseguró haber descubierto que el mecanismo
responsable del crecimiento tumoral es idéntico en todos los
tipos de cáncer lo que contradice la actual creencia de que cada
tumor exige una terapia específica.

Pensábamos que a estas alturas del año en la puerta del pequeño
despacho de Antonio Brú en el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) estarían guardando respetuoso turno para hablar
con él las grandes luminarias de la oncología nacional con Mariano
Barbacid a la cabeza, numerosos investigadores y médicos, las
autoridades académicas que en las universidades difunden las teorías
ortodoxas sobre el cáncer, los responsables del Ministerio de Sanidad y
Consumo, los nuevos dirigentes del CSIC, los representantes de las
asociaciones de lucha contra el cáncer y los periodistas sanitarios de
los principales medios de comunicación. Unos para informarse más
ampliamente de su descubrimiento y alguno incluso para aportar
financiación con la que apoyar lo que se vislumbra como uno de los
descubrimientos científicos más importantes realizados sobre el cáncer
a nivel mundial en las últimas décadas. Descubrimiento que en
realidad es doble. Porque lo que el equipo de Antonio Brú afirma haber
descubierto es que todos los tumores cancerígenos crecen siempre de
la misma manera -con independencia del órgano en el que lo hagan-
siguiendo un mecanismo común previsible y que todos los cánceres se
vencen "simplemente" potenciando el sistema inmune del paciente.
Algo que obliga a replantearse urgentemente -una vez más- los
actuales tratamientos con quimioterapia y radioterapia. Y hablamos de
una investigación bien documentada y publicada ya en algunas de las
revistas científicas más prestigiosas del mundo.
Claro que si viviéramos en un país en el que nuestros representantes
políticos y la jerarquía sanitaria dominante tuvieran realmente luces
para comprender lo que ocurre en el ámbito de la salud y no
estuvieran tan condicionados por los intereses económicos y
determinadas creencias religiosas Bernat Soria, impulsor en España
de la investigación sobre células madre, no hubiera tenido que afirmar
con tristeza en un aeropuerto camino de Singapur "¡Es curiosa la
capacidad que tiene España para decapitar sus propios proyectos!"

ASÍ NOS VA
Eso explica también que Antonio Brú siga esperando a que alguien se
interese de verdad en su propio país por lo descubierto. Porque en el
extranjero lo tienen bastante más claro y ya han entrado en contacto
con él numerosos investigadores a título personal, miembros del


                                  263
instituto Max Planck de Leipzig, de la Academia de Ciencias de Moscú,
de la Facultad de Medicina de Houston y de varias universidades e
instituciones científicas europeas, norteamericanas, israelíes y
sudamericanas.
Claro que el trabajo desarrollado por Brú y su equipo es un buen
ejemplo del funcionamiento de la investigación en nuestro país donde
los fondos los suelen tener unos y los resultados otros. Además
Antonio Brú, de 42 años, es físico, no médico, farmacéutico, biólogo u
oncólogo. Y eso en un país donde la mayoría de los oncólogos se
caracteriza por su ignorancia en el ámbito del cáncer -en la mayoría de
los casos no tienen éxito con sus terapias, algo que ocultan con
prepotencia y soberbia- no se perdona y muchos, en lugar de valorar
sus descubrimientos en el ámbito científico se limitan a observarle con
desdén con la simple alegación de que es un "intruso" en su terreno.
Obviamente también a nosotros nos sorprendió que un físico se
hubiera dedicado a estudiar el problema del cáncer y se lo hicimos
saber. Fue así como nos enteraríamos de que la razón de su interés se
inició con la muerte de su abuela por un tumor hace ahora once años,
cuando al informarse de la enfermedad se sorprendió de lo poco que
se había avanzado en este campo. Y fue así como supimos también
que su decisión de impulsar la investigación desde una óptica
multidisciplinar incorporando los conocimientos de la Física y la
Biología a los de la Medicina tuvo que costearla ¡de su propio bolsillo!
Es decir, los descubrimientos de Antonio Brú y de su equipo de
colaboradores son personales y no sólo son ajenos al trabajo que
desarrolla en el CSIC sino que este organismo no ha aportado jamás
un euro ni ayuda de ningún tipo.
De hecho, para salir adelante y costear el proyecto Brú se dedicó
-desde 1993- a trabajar dieciséis horas al día -sus investigaciones
sobre cáncer las desarrollaba cuando salía del instituto-, sin poder
descansar siquiera los fines de semana y sin tomarse apenas
vacaciones. Y encima esquivando las zancadillas que le pusieron
quienes pretendieron apartarle de su objetivo cuando se enteraron de
lo que estaba haciendo y sobreviviendo a las traiciones propias que
suelen sufrir quienes navegan en solitario.
Para la historia queda la nota de respuesta que le remitió el anterior
director del CSIC cuando Brú le informó de sus descubrimientos y pidió
ayuda económica para publicar los pormenores de su descubrimiento
en una de las revistas más importantes del mundo. Y es que, como ya
hemos explicado a nuestros lectores en su momento, algunas de esas
revistas científicas cobran a los autores por publicar sus trabajos. ¡Por
página publicada! Obviamente Brú no quería publicar un extracto de su
trabajo sino las conclusiones del estudio completas a fin de que el
mismo pudiera valorarse en su justa medida. Pues bien, ¿sabe el lector


                                  264
qué se le respondió? ¡Que aprendiera a escribir en menos páginas!
"Los millones que ha costado este proyecto -nos diría- los he pagado
de mi bolsillo. Y no es que tenga un gran sueldo. No he recibido un
solo euro oficial. Añadiré que si hemos tardado cuatro años en publicar
nuestra tesis es porque hubo mucha resistencia ya que lo que
afirmamos es en cierto modo difícil de aceptar para muchos pues
partimos de conocimientos propios de la Física y, claro, cuesta creer
que desde el conocimiento de ecuaciones que explican el
comportamiento de sólidos haya podido llegar a explicarse el
crecimiento tumoral y se haya llegado a consecuencias clínicas y
biológicas tan claras".
En suma, fue volviendo a endeudarse como Brú pudo publicar su
investigación. Afortunadamente, su esfuerzo y el de su equipo tienen
hoy el reconocimiento internacional.
Cabe añadir que Brú intentó en varias ocasiones que el CSIC amparara
su investigación sin conseguirlo. A pesar de lo cual el centro difundió
un comunicado arrogándose un mérito que no le corresponde. "Un
estudio del CSIC -decía la nota de prensa- logra frenar el crecimiento
tumoral en ratones mediante el estímulo de la respuesta
inmunológica". Y añadía: "El hallazgo demuestra que la respuesta
inmunológica del propio organismo podría lograr detener el
crecimiento tumoral". A pesar de lo cual, a día de hoy tales resultados
no han despertado ningún interés en las autoridades del CSIC.
Veremos pues si los largos y costosos estudios que se precisan ahora
para completar la investigación serán o no sufragados por el Estado.
Por supuesto, nos gustaría equivocarnos pero dudamos mucho que Brú
encuentre apoyo a nivel oficial. El poder de las farmacéuticas en la
Administración sanitaria es enorme. Y la incomprensión por los
oncólogos de lo que afirma, constatable.

LAS MATEMÁTICAS DEL CÁNCER
Y es que a los especialistas en cáncer lo que probablemente más les
ha sorprendido de la investigación de Brú -porque choca con lo que les
han enseñado- es saber que el crecimiento tumoral no es aleatorio ni
caprichoso sino que está sometido a un proceso que puede formularse
matemáticamente ya que los tumores pueden considerarse fractales
(estructuras geométricas que permiten describir procesos que
aparentemente son impredecibles pero que tienen un orden oculto). Y
eso que desde la formulación de la Geometría Fractal -en la década de
los ochenta del pasado siglo- los científicos han desarrollado un gran
número de modelos fractales para tratar de entender los fenómenos
naturales, desde dendritas de neuronas hasta capilares pulmonares
pasando por conchas marinas, copos de nieve, árboles, tormentas
eléctricas... y, ahora, los tumores cancerígenos. Porque fue esta


                                  265
sorprendente relación entre la geometría fractal -con sus fórmulas
matemáticas- y el cáncer el inicio del descubrimiento de Brú y de lo
que puede anticiparse como una nueva etapa en el tratamiento del
cáncer.
-¿Cómo se le ocurrió abordar el estudio del cáncer desde la
perspectiva de la Física?
-En 1993 yo me dedicaba a estudiar los frentes de hidratación en
formaciones arcillosas. Trabajaba en el proyecto español de
almacenamiento de residuos radiactivos de alta actividad cuya idea era
rodear los contenedores con una capa de arcilla a fin de evitar que el
agua del macizo geológico donde fueran a ser enterrados pudiera
llegar hasta el interior a través de alguna fisura, contaminarla y, por
ende, se contaminara el entorno. Yo estudiaba el comportamiento de
las arcillas desde la geometría fractal y el análisis de escalas que es
uno de los campos de la Física Estadística que ha experimentado
mayor desarrollo en los últimos 15 años. Bueno, pues resulta que en
aquellos procesos en los que el contorno de crecimiento es rugoso
pueden aplicarse una serie de fórmulas para conocer la dinámica y los
mecanismos fundamentales de su avance o crecimiento. Y yo estaba
aplicando esos conocimientos a las arcillas cuando en 1993 mi abuela
falleció a consecuencia de un cáncer. Fue entonces cuando me planteé
conocer cómo tenía lugar el crecimiento de un tumor y me encontré
con que no se sabía prácticamente nada. Y sería esa falta de
conocimientos lo que me decidió a iniciar de manera privada, junto a
mi hermana Isabel -en aquel entonces médico del Hospital Nuestra
Señora del Prado de Talavera y actualmente del Centro de Salud de la
Seguridad Social La Estación de Talavera de la Reina- y la doctora
Isabel Fernaud -del Instituto Ramón y Cajal, dependiente del CSIC-
la investigación del mecanismo de crecimiento tumoral. A finales de
1998 publicamos ya los primeros resultados obtenidos sobre una línea
celular de tumor cerebral en ratas -concretamente de la línea celular
tumoral C6 de astrocitoma de rata- en una de las revistas
internacionales más importantes de Física: Physical Review Letters.
Con posterioridad, en enero de l999, The Lancet publicó nuestro
trabajo. Y me enorgullece decir que fue la primera vez que apareció en
esa revista un artículo sobre cáncer elaborado desde la óptica de la
Física porque implicaba el reconocimiento de que habíamos abierto
una nueva línea de trabajo a nivel mundial en el estudio del
crecimiento de tumores. Bueno, pues lo que nosotros planteamos
entonces y hemos confirmado posteriormente es que la naturaleza
fractal de los contornos de los tumores permite usar el análisis
matemático para determinar la dinámica de crecimiento de un tumor;
permitiendo, a su vez, la caracterización de los principales mecanismos
físicos responsables de su crecimiento.


                                  266
Luego, tras los primeros resultados, decidimos intentar hacer una
clasificación dinámica de los distintos tipos de cáncer pensando que
cada uno tenía su particular forma de crecimiento. Y empezamos a
probar con distintas líneas de células tumorales. Probamos hasta en
quince líneas... y descubrimos que siempre existía el mismo tipo de
crecimiento, un mecanismo único que realmente gobernaba todo el
proceso desde el punto de vista dinámico con unas características
morfológicas que se verificaban en todos los casos: un mecanismo de
estructura de bordes por el que las células nuevas que nacían en el
borde del tumor, que era donde se concentraba la mayor parte de la
actividad del mismo, iban a ocupar las concavidades del borde del
tumor. En otras palabras, comprobamos que las células tumorales
buscaban siempre estar lo más rodeadas posibles de otras células
tumorales. Y ese mecanismo -que la ecuación matemática decía que
era el más importante- lo comprobamos "in vitro" en todas las líneas.
-¿Puede explicárnoslo mejor?
-Verán, lo que descubrimos "in vitro" es que la dinámica de
crecimiento en todos los tumores es igual, es decir, que existe un
mecanismo dominante que es el mismo para todos los tipos de líneas
celulares. Dicha dinámica posee tres características que desde el punto
de vista matemático son en cierto modo equivalentes:

1) Que la mayoría de la actividad celular de los tumores se
   concentra en la banda externa de los mismos.
2) Que se produce lo que denominamos difusión superficial en
   el borde del tumor, es decir, que las nuevas células
   provenientes de la división de una de las células del borde
   del tumor se mueven por él hasta que encuentran una
   posición cóncava en la que están rodeadas por un número
   mayor de células que en la posición en que se generaron. Y,
3) Que el crecimiento de la colonia cancerosa es constante en el
   tiempo, excepto en una primera fase (cuando hay pocas
   células) en que el crecimiento, lógicamente, es exponencial.

Que la proliferación estuviera restringida al borde de la colonia de
células tumorales significaba además que las células del interior de la
colonia no proliferan al mismo ritmo que las de fuera, es decir, que
existe un mecanismo de inhibición celular de las células cancerígenas;
algo parecido (y posteriormente vimos que prácticamente puede ser el
mismo mecanismo) a lo que se conoce para células normales (no
tumorales) como inhibición por contacto. El siguiente paso fue
confirmar que este tipo de mecanismos también gobierna el
crecimiento del tumor "in vivo". E hicimos muchas investigaciones



                                  267
sobre quince tipos distintos de tumores de los cuales obtuvimos
distintas secciones histológicas constatando que la mayor parte de la
proliferación estaba siempre restringida al borde del tumor. También
"in vivo" se verificarían las características fundamentales de la
dinámica de crecimiento "in vitro", es decir, que el mecanismo era el
mismo que el que habíamos observado "in vitro". Además los
parámetros morfológicos que medimos en las colonias se reproducían
también en el crecimiento "in vivo". De alguna manera habíamos
descubierto, pues, que hay una universalidad dinámica en todo tipo de
proliferación celular... y también en la proliferación tumoral.
-En tal caso, la teoría del crecimiento exponencial de las células
tumorales, base de los actuales tratamientos contra el cáncer,
queda en entredicho...
-Uno de los conceptos que desde el punto de vista matemático y físico
no conseguía entender era por qué si se reconocía que dentro de un
tumor cualquier célula es capaz de proliferar, los tiempos de
duplicación celular eran tan diferentes de los de duplicación tumoral.
Los tiempos de duplicación celular son de 48, 72 horas... mientras los
de duplicación tumoral superan en algunos casos los cien días. Eso no
tenía lógica. Y lo que en realidad ocurre, simplemente, es que no es
verdad que crezca todo el tumor sino que fundamentalmente lo hace
sólo su borde. Dicho de otra manera: el crecimiento de un tumor de 2
centímetros cúbicos -que se compone del orden de unas 109 células-
no responde a lo que se espera de los cálculos convencionalmente
aceptados por la cinética celular. ¡Hemos demostrado que son muy
diferentes! Según la cinética celular para alcanzar ese volumen
tumoral a partir de una célula inicial son necesarias sólo 32
duplicaciones pero la cinética real tumoral, la demostrada en nuestros
experimentos a partir de una célula inicial, indica que las células del
borde acumulan ¡más de 800 duplicaciones! Esto explica, por ejemplo,
que tumores de dos centímetros cúbicos sean tan malignos. Porque
tras 32 duplicaciones no es lógico que las células acumulen tantas
aberraciones cromosómicas pero en cambio, tras ochocientas
duplicaciones sí es posible. Esto explica además otra infinidad de
hechos. Por ejemplo, que una metástasis sea mucho más maligna que
el tumor original. Y es que las metástasis siempre vienen generadas
por células del borde que migran a otro punto y la célula del borde
siempre es mucho más maligna y está mucho más degenerada que la
célula del tumor primario.
-Resulta paradójico que las nuevas células tumorales busquen
refugio en las concavidades del borde del tumor donde la
competencia por los nutrientes es mucho mayor que en
cualquier saliente del mismo.
-Algo fundamental de nuestra teoría es que demuestra que la


                                  268
auténtica competencia celular no se debe a los nutrientes (como se
suponía hasta ahora y en lo que se basan las terapias
antiangiogénicas) sino al espacio. La universalidad de la dinámica del
crecimiento tumoral se caracteriza porque la proliferación celular tiene
lugar casi exclusivamente en la frontera del tumor y las células recién
nacidas se difunden a lo largo de la interfase del tumor con el tejido
del órgano que lo aloja antes de que se establezcan en una posición
fija. Esta difusión busca situar las nuevas células en las concavidades.
Es cierto que está bien establecido que sería en las convexidades de la
interfase del tumor donde las células podrían lograr un mejor
suministro de nutrientes y de oxígeno. Además allí el pH es menos
ácido ya que una de las consecuencias de un número alto de células
tumorales en las concavidades es la alta concentración de ácido láctico
que produce su metabolismo. Esta sería una situación típica si lo que
buscasen las celulas tumorales fundamentalmente fueran los
nutrientes. Sin embargo, nuestros experimentos indican que las
células se mueven hacia las "menos favorables" concavidades. Explicar
esta "ilógica" conducta requiere que allí haya alguna compensación
para la pérdida de suministros de nutrientes y la supervivencia en un
ambiente más hostil. La razón final es que las nuevas células
tumorales encuentran allí más espacio para su duplicación y están más
"protegidas" de la presión provocada por el tejido huésped y por la
respuesta inmune que trata de oponerse al crecimiento tumoral. Esto
es consistente con la observación de que las interfases tumorales
siempre son super-rugosas, un modelo muy favorable para resistir la
presión.
De acuerdo con esta forma de proliferar y crecer, los tumores deben
destruir primero el tejido huésped para ser capaces de invadirlo y
ocupar el nuevo espacio libre. La matriz extracelular es degradada por
el entorno ácido corrosivo creado por el metabolismo de las células y
por otras sustancias liberadas por el propio tumor -entre ellas las
metaloproteinasas- porque el tumor necesita ir degradando el tejido
huésped para seguir creciendo. A ningún físico le va a sorprender que
se le diga que una masa que crece en el universo lo que necesita
fundamentalmente, por encima de todo, es espacio. Esto contrasta con
la creencia común de que los tumores invaden primero el tejido
huésped y después lo destruyen. Nosotros hemos demostrado que es
justo al revés.
Por tanto, viendo que el mecanismo fundamental en el desarrollo del
tumor lo constituye la difusión en el borde del tumor de las células
tumorales entendimos que si lográbamos anular ese mecanismo
podríamos detener el crecimiento tumoral. Y descubrimos que los
encargados de esa anulación ¡son los neutrófilos! y que el organismo
los envía allí donde se necesitan sin necesidad de "dirigirlos" nosotros.


                                   269
Es decir, el propio sistema inmune envía los neutrófilos allí donde se
necesitan. Así que lo que hicimos fue inocular tumores en ratones y
producirles una gran neutrofilia para que el organismo pudiera
producir una gran afluencia de neutrófilos alrededor del tumor. Y se
comprobó, como se puede apreciar en nuestro artículo aparecido en
junio pasado, que haciendo esto se logran grandes resultados. El
sistema inmune está en condiciones de combatir un proceso tumoral,
obviamente siempre y cuando su estado sea suficientemente bueno.
Como nuestros lectores saben son cada vez más los científicos y
médicos que desde hace tiempo defienden -en contra de la ortodoxia
oficial- que la respuesta al cáncer está en el propio organismo, que
basta potenciar el sistema inmune del enfermo para superar la
enfermedad y, por consiguiente, carece de sentido recurrir a
tratamientos agresivos cuyo efecto secundario es precisamente una
disminución de esas defensas. Pues bien, esa convicción cuenta ahora
con el sólido respaldo científico que le otorgan los estudios de Antonio
Brú y su equipo. Pero veamos el asunto con mayor profundidad...

EL SISTEMA INMUNE, LA RESPUESTA
Como acabamos de decir, teniendo en cuenta los mecanismos de
crecimiento tumoral descritos antes por Brú los grandes protagonistas
de la defensa contra el cáncer pasan a ser los neutrófilos, uno de los
cinco tipos de glóbulos blancos o leucocitos presentes en la sangre de
cuya producción se encarga la médula ósea y que son considerados
fundamentales para la destrucción de bacterias y otros agentes
infecciosos por fagocitosis. Y es que los neutrófilos, que actuando
conjuntamente con los otros cuatro tipos de glóbulos blancos
-linfocitos, monocitos, basófilos y eosinófilos- son llevados
rápidamente por el organismo hasta los puntos de infección por
determinadas sustancias químicas que liberan los tejidos inflamados e
infectados, ¡son capaces de anular el mecanismo de desarrollo del
cáncer! Así ocurrió al menos en el 80-90% de las células tumorales de
los ratones investigados... llegándose en algún caso hasta el 100%, es
decir, hasta su desaparición completa.
-¿Cómo se les ocurrió que los neutrófilos podían tener un papel
tan primordial en la lucha contra el cáncer?
-Supimos que eran los neutrófilos tras estudiar todo tipo de terapias y
porque conocíamos las propiedades que debían tener las células
candidatas -indudablemente tenían que ser algún tipo de células, eso
sí lo teníamos muy claro- ya que conocíamos el mecanismo que tenían
que anular. Observamos que cuando intervenían los neutrófilos,
aunque fuera de manera involuntaria, se producían buenos resultados.
Y cuando no los había es porque los neutrófilos no estaban apenas
presentes. Los neutrófilos son de por sí elementos fundamentales de


                                   270
nuestro sistema inmune y hoy sabemos que poseen determinadas
características que les convierten en fundamentales para enfrentarse
al crecimiento tumoral. Para empezar, pueden aguantar el entorno
ácido del tumor y por tanto pueden estar en contacto íntimo con las
células tumorales. Además tienen bastante masa y, como hemos
podido comprobar, aparecen siempre en todos los procesos tumorales,
tanto si existe terapia como si no. Así que tratamos de ver si
provocando una neutrofilia alrededor del tumor, es decir, una
presencia masiva de neutrófilos, éstos eran capaces de "luchar" en
esas concavidades con las células tumorales y detener su replicación.
Inferimos luego que la fórmula más sencilla para lograr la neutrofilia
era que la generara el propio organismo estimulando la médula ósea.
Lo probamos en experimentos con ratones y vimos que,
efectivamente, se generaba una neutrofilia y el propio organismo, al
igual que cuando nos hacemos una herida, se encargaba de llevar los
neutrófilos allí donde más se necesitaban: a la zona del tumor. Bueno,
pues también constatamos que en el momento en que llegaban al
tumor se posicionaban en torno a él recubriéndolo y ello lograba dos
objetivos importantes: el primero, disminuir el mecanismo de
desplazamiento en el borde de las células tumorales impidiéndolas así
llegar a "posiciones cómodas" para su duplicación; y segundo,
aumentar la presión en el interior del tumor. En suma, los neutrófilos
encapsulan al tumor y le impiden crecer. Con lo que, con el tiempo, se
necrosa.
-¿Y resisten los neutrófilos la acidez que suele haber en la zona
tumoral?
-Sí, hemos comprobado que resisten bien la degradación provocada
por los mecanismos tumorales. De ahí su eficacia.
-Todo esto parece indicar que el cáncer sólo se desarrolla
cuando tenemos las defensas naturales bajas... y que basta con
aumentar la capacidad del sistema inmune para superarlo
cuando se manifiesta.
-Alguien escribió que "Dios ha enseñado al hombre a ser dios antes
que a ser hombre". Los seres humanos, sin embargo, nos creemos
obligados a inventar aparatos o moléculas para enmendar lo que
consideramos "fallos de la naturaleza". Cuando no es así: la naturaleza
tiene sus propios mecanismos de reparación y son efectivos y más que
suficientes.
El organismo tiene capacidad de sobra para acabar con las células
cancerígenas, es decir, con aquellas células cuyo mecanismo de
duplicación se encuentra dañado -debido a numerosas causas-. Y de
hecho lo hace miles de veces a lo largo de nuestras vidas. Teniendo en
cuenta que el número normal de duplicaciones de nuestras células a lo
largo de la vida se calcula en una cifra en torno a 1062 puede


                                  271
afirmarse que el hecho de que a veces haya fallos y se produzcan
algunas células cancerosas es absolutamente normal. Y sólo cuando el
organismo tiene las defensas bajas, cuando el sistema está
inmunodeprimido, las células cancerosas son capaces de llegar a
formar un tumor que se desarrolle. En suma, por pura lógica, era
previsible pensar que si el cáncer es algo natural la solución también
debe ser natural. Basta elevar las defensas del sistema inmune para
que el organismo se encargue del resto. Eso es lo único que se
precisa.
Lo que ocurre es que hay mucha gente que se niega a aceptar que la
lucha contra el tumor pueda deberse a un efecto mecánico y no a que
los neutrófilos liberen alguna citoquina u otra proteína. Es decir,
alegan que no puede tratarse de un efecto mecánico. Sin embargo, lo
que se ve en un tumor es un centro necrótico -en algunas ocasiones
(no siempre)-, una gran banda de células en estado quiescente -que
no proliferan, que no se duplican-, una banda proliferativa y una
banda de neutrófilos. Y si los neutrófilos liberasen sustancias que
directamente acabasen con las células tumorales entonces la imagen
sería un núcleo proliferativo a resguardo de la sustancia liberada por
los neutrófilos, los linfocitos -o lo que se quiera-, una banda de
necrosis y luego una banda de neutrófilos. El que sea justo al contrario
demuestra que no es un efecto directo de una célula sobre otra, no es
una sustancia que llegue desde fuera: se trata de un fenómeno
mecánico en superficie.
-¿Y cómo inducir la neutrofilia?
-Hay diversas maneras de potenciar el sistema inmune. Por ejemplo,
inoculando factores estimulantes de colonia (G-CSF y GM-CSF). Se
trata de unas sustancias que actúan sobre la médula ósea provocando
una mayor producción de toda la línea "blanca" de la sangre. Es decir,
generan muchos más linfocitos, monolitos o macrófagos, basófilos,
eosinófilos y, sobre todo, neutrófilos. Hoy se utilizan para intentar
recuperar el sistema inmune de los pacientes que son sometidos
previamente a Quimioterapia. Obviamente, conocemos otros tipos de
estímulos para lograr ese efecto y no negamos que pueda haber otros
que desconozcamos pero nosotros hemos comprobado que los factores
estimulantes de colonia tienen un efecto intenso, directo y potente
para estimular la médula ósea.
-Pues su descubrimiento podría explicar la eficacia de algunas
de las terapias alternativas que se usan para tratar el cáncer y
se basan en aumentar las defensas... Nos consta, por ejemplo,
que el conocido Bio-Bac provoca neutrofilia.
-Es cierto que la médula ósea se puede estimular de diferentes
maneras. Por ejemplo, cuando uno examina la composición del
maitake (grifota frondosa), conocido hongo japonés del que se alaban


                                  272
sus propiedades antitumorales, constata que hay sustancias en él que
provocan un proceso inflamatorio que estimula la reacción del sistema
inmune y la producción masiva de granulocitos. De hecho, todas las
terapias que lleven a desencadenar un proceso inflamatorio
prolongado -por ejemplo, algunos venenos como los de las arañas
-que fue, por cierto, una de las primeras alternativas que se nos
ocurrieron- provocan esa respuesta inmunitaria. Nosotros, a lo largo
de la investigación, nos planteamos en algún momento estudiar cuál
podría ser la mejor manera de conseguir una inflamación alrededor del
tumor que produjera una neutrofilia mínima en intensidad pero
durante suficiente tiempo -ambos son los factores básicos para el
éxito- como para combatir el tumor... pero se trata de investigaciones
que precisan de muchos fondos. De momento hemos podido
comprobar sólo la eficacia de los factores estimulantes de colonia que
existen en el mercado.
-Sus experimentos, en todo caso, se han efectuado
exclusivamente en ratones. ¿Se plantean ampliar la
investigación en humanos próximamente?
-Hasta ahora no hemos contado con muchos medios porque, como ya
dije, toda la investigación la he sufragado de mi bolsillo. Pero si
creemos en nuestra propia teoría el mecanismo fundamental es
independiente de la línea tumoral y de si es en humanos o en
animales. Así que ya no se puede decir lo que se decía antes: "Si es
usted ratón le podemos salvar pero si es humano, no." Nuestros
estudios demuestran que esos mecanismos son los mismos en
animales y en humanos y la parte de la respuesta inmunológica que se
precisa también con lo que los resultados deben ser los mismos que
los obtenidos en animales. Actualmente estamos ya trabajando con
personas y me atrevo a predecir que en un periodo muy corto de
tiempo tendremos los resultados que avalen nuestra teoría y los
experimentos iniciales.

QUIMIOTERAPIA Y RADIOTERAPIA
Ya en mayo del 2001 en The Lancet Oncology se llegó a decir, con
motivo de la publicación de los trabajos de Antonio Brú, algo tan
importante como esto: "Podemos necesitar revisar las actuales
estrategias sobre radioterapia y quimioterapia". Debemos decir, sin
embargo, que consciente de los recelos que genera su revolucionario
planteamiento entre los oncólogos, Antonio Brú se mostró muy
prudente sobre las implicaciones de su trabajo al abordar este tema. A
pesar de lo cual sus afirmaciones invitan a una profunda reflexión
sobre el futuro de esas terapias ya que es indudable que reforzar el
sistema inmune como solución al cáncer no parece compatible con
utilizar como primer recurso terapias que destruyen precisamente


                                 273
nuestras defensas orgánicas. En todo caso, lo que es evidente es que
el reciente estudio multidisciplinar aparecido este año en Physical
Review Letters con las firmas de Antonio e Isabel Brú, Sonia Albertos
y José Antonio López García-Asenjo ha abierto definitivamente el
camino a nuevas vías en el tratamiento del cáncer que ya difícilmente
podrá alguien cerrar.
-Permítanos una última cuestión: si tal y como afirman ustedes
el cáncer se produce en presencia de un estado
inmunodepresivo no parece que las terapias que pasan por
agudizar este estado puedan ser eficaces. Es más, explicaría su
fracaso.
-Bueno, las terapias que se están aplicando actualmente son las
mejores posibles a día de hoy lo que no está en contra de que nuevos
resultados permitan hacerlas mas eficaces o sustituirlas en el futuro
por otras mejores. Una vez dicho esto, yo tengo la esperanza de que
nuestra teoría permita establecer muy pronto una nueva línea
terapéutica mucho mas eficaz que las que hay ahora. Y para explicar
esto volvemos a la importancia de que sea el borde el que crece o no.
¿Por qué la Quimioterapia no obtiene prácticamente resultado con los
tumores muy grandes? Porque los productos quimioterápicos matan
las células que proliferan en el borde, sí, pero cuando el tumor es ya
grande la banda proliferativa constituye un número porcentual de
células tan pequeño respecto al tumor que es prácticamente como si le
quitaras la "cáscara". Y en el momento en que le quitas esa capa lo
que estás haciendo es volver activa la siguiente capa que se
encontraba en estado quiescente y semiinactiva. En suma, se eliminan
sólo unas pocas células de la capa externa y el tumor sigue activo y
creciendo.
Es decir, sólo acaba con los tumores muy pequeñitos en los que
prácticamente todas sus células se hallan en proliferación, cuando no
existe la banda proliferativa que surge cuando ya hay un determinado
número de células. Como es efectiva en algunos tipos de tumores
líquidos, en algunos tipos de leucemias donde todas las células están
siempre activas porque no existe esa competencia por el espacio que
tiene lugar en tumores sólidos. El problema es que la quimioterapia
ataca también la médula ósea y debilita la respuesta del sistema
inmune. Por eso lo que nosotros entendemos que hay que hacer es
simplemente dotar al organismo de la capacidad de responder
correctamente de nuevo a la presencia de un tumor. Se trata de
reactivar el sistema inmune y dejarle actuar. En otras palabras,
bastaría potenciar el sistema inmune para superar el cáncer.


(XXVII) EL MÉTODO KELLEY-GONZÁLEZ


                                 274
La alimentación es importante para combatir el cáncer. De ahí
que Nicholas González ponga énfasis en el consumo de frutas,
verduras, cereales, nueces, semillas y granos además de
permitir uno o dos huevos diariamente y rechace las comidas
procesadas, la leche, los cacahuetes, el azúcar blanco y el arroz
blanco.

Las enzimas pancreáticas son la principal defensa del organismo
humano contra el cáncer. Así lo sostiene al menos el doctor
norteamericano Nicholas González quien ha desarrollado un
tratamiento natural a base a enzimas pancreáticas porcinas, dieta y
suplementos nutritivos que, junto a la aplicación de enemas de café
para desintoxicar el organismo, permiten potenciar el sistema inmune.
De hecho, como sus resultados en el tratamiento de enfermos de
cáncer de páncreas han sido tan esperanzadores el Instituto Nacional
del Cáncer de Estados Unidos no ha podido seguir ignorándolos y ha
puesto en marcha un amplio estudio que en la actualidad se halla ya
en fase III para confirmar lo que muchos investigadores vienen
sosteniendo desde principios del siglo pasado sin encontrar eco en la
oncología oficial: la efectividad de las enzimas pancreáticas para tratar
el cáncer.
Hay que decir no obstante que mucho antes que él William Donald
Kelley -en la década de los 60 del siglo pasado- obtuvo ya resultados
terapéuticos con las enzimas pancreáticas desarrollando lo que se
conocería como Método Kelley y que precisamente es la base de los
trabajos de González y de su colaboradora Lissa Isaacs. Aunque la
verdad es que tampoco fue Kelley quien descubrió las posibilidades de
las enzimas pancreáticas. Porque tanto él como Ernst Krebs Jr.,
impulsor del Laetrile -fármaco basado en la vitamina B17 (lea el lector
en nuestra web www.dsalud.com lo publicado al respecto en el artículo
aparecido en el nº 64 con el título Sorprendente tratamiento del
cáncer con vitamina B17 y un compuesto de plantas)-, no son
sino parte del hilo conductor de una teoría enunciada por primera vez
¡en 1902! por el embriólogo escocés John Beard quien en un artículo



                                   275
publicado ese año ya afirmaba que "las enzimas proteolíticas
pancreáticas representan la defensa principal del cuerpo contra el
cáncer". Y es que según la teoría sobre el cáncer propuesta por Beard
-e ignorada durante un siglo- el proceso del cáncer es idéntico al del
trofoblasto, la masa celular que da lugar a la placenta y cuyo
crecimiento sólo es detenido por las enzimas pancreáticas del bebé y
su madre.

ENZIMAS PANCREÁTICAS FRENTE A QUIMIOTERAPIA
En todo caso ha sido Nicholas González quien hoy, ateniéndose a las
reglas de la ortodoxia científica, ha conseguido centrar el foco del
interés de la oncología oficial sobre esta teoría casi centenaria
ignorada por la industria oncológica del medicamento, sobre todo en
Estados Unidos. El propósito del estudio que está en marcha es
confirmar si en los casos de cáncer de páncreas es más efectiva la
quimioterapia convencional con gemcitabina o la propuesta por el
doctor González.
Según puede leerse en la propia documentación oficial del Instituto
Nacional del Cáncer de Estados Unidos "Gonzalez, un médico de Nueva
York, presentó los resultados de su tratamiento con terapia nutritiva al
Instituto de Cáncer Nacional en 1993. Había tratado a 11 pacientes
con cánceres diversos pero los beneficios de su terapia no estaban
bien definidos. El Instituto Nacional del Cáncer concluyó que para
determinar si el tratamiento era beneficioso o no debería realizar un
estudio en mayor profundidad. El Dr. González escogió entonces
estudiar a los pacientes de cáncer de páncreas dado que tenía la
impresión de que los pacientes con ese tipo de cáncer mejoraban con
ella. Pues bien, cinco de los once pacientes de la serie inicial
-esponsorizada por Nestlé Corporation- sobrevivieron dos años o más
y los resultados se publicaron en el diario médico 'Nutrición y Cáncer'.
Los pacientes sometidos al tratamiento de González vivieron un
promedio de 17 meses y medio, casi tres veces más que el periodo de
supervivencia usual para los pacientes con cáncer pancreático
avanzado. La supervivencia observada en esta serie fue suficiente
para que un grupo del Hospital Presbiteriano de Columbia, junto con
los Institutos Nacionales de Salud (NIH), emprendieran un ensayo en
fase III aleatorio".
Evidentemente, siendo el cáncer de páncreas uno de los más rápidos
en progresar los resultados publicados en Nutrición y Cáncer no podían
dejar indiferente a la comunidad oncológica oficial. Y después de un
año de tratamiento con grandes dosis de enzimas pancreáticas
porcinas, oralmente ingeridas, suplementos nutritivos, procedimientos
de desintoxicación y una dieta orgánica... el 81% de los pacientes que
sufrían la fase inoperable II-IV de adenocarcinoma pancreático


                                  276
sobrevivieron un año, el 45% sobrevivió dos y el 36% tres. Estos
resultados mejoraban espectacularmente las cifras de supervivencia
oficiales: el 25% de supervivencia a un año y el 10% supervivencia a
dos años para todas las fases de adenocarcinoma pancreático.
La confianza de González y Lissa Isaacs de que antes o después se
tendrán que reconocer los beneficios de esta terapia centenaria se
basa además en los magníficos resultados que se siguen obteniendo
en la investigación de base destinada a probar el tratamiento de
enzimas en modelos animales con cáncer pancreático. Hace sólo unos
meses -en mayo de este año- se publicaron en la revista Páncreas
-que como Nutrición y Cáncer acostumbra a revisar los trabajos antes
de publicarlos- los resultados de la última investigación realizada. En
ella se indujo a un grupo de ratones una forma muy agresiva de
cáncer pancreático humano y luego se proporcionó a una mitad
enzimas pancreáticas mientras a la otra mitad no se le dio ningún
tratamiento. Pues bien, los ratones que fueron tratados con enzimas
mostraron un menor crecimiento del tumor y una mejora significativa
en su supervivencia y conducta en comparación con los animales que
no recibieron las enzimas. El investigador principal del estudio, Murat
Saruc -del Eppley Institute for Research in Cancer and Allied Diseases
de Omaha- escribió en la conclusión del artículo: "En resumen, PPE
(pancreatic enzyme extracts) es, experimental y clínicamente, el
primer agente probado para el tratamiento eficaz de cáncer
pancreático. Las ventajas significativas de PPE sobre cualquier otra
modalidad terapéutica actualmente disponible incluyen sus efectos en
la condición física, nutrición y falta de toxicidad".
Obviamente no se puede extrapolar directamente la investigación en
animales a los seres humanos pero es igualmente evidente que los
resultados no dejan de ser significativos y prometedores. Sobre todo
porque con este nuevo estudio sigue lloviendo sobre mojado

VEINTE AÑOS ANTES...
Hay que decir que el interés de González por las enzimas comenzó en
1981 cuando siendo estudiante en el Cornell Medical College y durante
un estudio de postgrado dirigido por Robert A. Good -director del
Instituto de Investigación Sloan-Kettering, uno de los centros de
referencia de la oncología oficial- se interesó por los trabajos del antes
mencionado William Donald Kelley y su método para tratar el cáncer.
Kelley, ortodoncista en el estado de Washington, había desarrollado su
Programa nutritivo-metabólico contra el cáncer en los años sesenta.
Resulta que en 1960 le diagnosticaron cáncer pancreático, decidió no
conformarse con su suerte y ante la falta de respuestas de la medicina
oficial sus investigaciones le llevaron hasta la terapia nutricional de
Gerson y las teorías de Beard sobre el cáncer como masa trofoblástica


                                   277
con las enzimas pancreáticas como solución para detener su
crecimiento. A partir de ahí desarrollaría su propio método que no es
sino la fusión de varios tratamientos naturales para tratar el cáncer
que incluye la ingesta de enzimas pancreáticas, una terapia nutritiva,
la desintoxicación del organismo, la estimulación neurológica
-mediante Osteopatía, Quiropráctica, etc.- y una necesaria
espiritualidad que después no sería tenida en cuenta por González al
redefinir el método. Kelley sobrevivió al cáncer de páncreas, al acoso
de la medicina oficial y cruzó con salud la frontera del nuevo siglo
orientando desde entonces a los enfermos de cáncer sobre lo que
debían hacer para sobrevivir a la enfermedad.
González, por su parte, decidió hacer una revisión en profundidad de
más de 1.036 pacientes de cáncer tratados por Kelley hasta mediados
de los 80. Y de ellos escogió a 50 que habían experimentado grandes
beneficios con el tratamiento en distintos tipos de cáncer. "Un estudio
como el mío -concluyó Gonzalez entonces- no puede, claro, demostrar
concluyentemente que el tratamiento de Kelley cura el cáncer dado
que los pacientes que fueron evaluados no fueron tratados bajo
condiciones controladas. No obstante, un número significativo de
pacientes con cáncer terminal diagnosticado disfrutó de regresiones
impresionantes de la enfermedad mientras estaba bajo el tratamiento
de Kelley".
En 1987 el propio González empezaría a tratar a enfermos de cáncer
desahuciados con el método de Kelley -incluyendo algunas
modificaciones en las terapias secundarias- aunque manteniendo como
núcleo del mismo las enzimas pancreáticas porcinas. Iniciaría así un
esfuerzo por convencer a la oncología oficial que culminó con la
publicación de sus espectaculares resultados en la revista Nutrición y
Cáncer, la lucha política por conseguir la atención del Instituto
Nacional del Cáncer y la puesta en marcha de un estudio centrado en
el cáncer de páncreas que debió haberse realizado hace ya décadas.
González, por supuesto, está convencido de que su método funciona
igual de bien con otro tipo de cánceres. "Aunque nuestra investigación
publicada trata sobre el cáncer pancreático -nos comentó- nosotros
tratamos a pacientes con todo tipo de cánceres e, incluso, a pacientes
con una amplia variedad de otros problemas desde el síndrome de
fatiga crónica a esclerosis múltiple. Obviamente, cada protocolo de
tratamiento se individualiza".

LA TEORÍA TROFOBLÁSTICA DEL CÁNCER
Los resultados obtenidos por las enzimas pancreáticas como defensa
anticancerígena del organismo nos invitan a recordar la teoría
centenaria que los sustentan. En junio del 2002 se cumplió el
centenario de la publicación en The Lancet de Embryological Aspects


                                  278
and Etiology of Carcinoma, un artículo del antes mencionado
embriólogo escocés John Beard (1858-1924) que recoge una nueva
teoría sobre la naturaleza del cáncer y su tratamiento -la Teoría
Trofoblástica- que llegaría a ser citada en la prestigiosa Enciclopedia
Británica. En 1911 Beard, como resultado de sus estudios, publicó The
Enzyme Treatment of Cancer and Its Scientific Basis, obra en la que
refuerza su teoría y explica el uso de las enzimas digestivas como
agente anticancerígeno. Su trabajo sería ignorado por la oncología
oficial durante un siglo aunque consiguió sobrevivir entre los
defensores de los métodos naturales de tratamiento del cáncer, sobre
todo en Europa.
¿Y qué plantea la Teoría Trofoblástica de Beard? Pues se basa en la
afirmación de que las células cancerígenas son de la misma naturaleza
que las células trofoblásticas encargadas de elaborar la placenta para
la instalación del embrión: invasivas, corrosivas y metastásicas.
Afirmación que nos lleva al momento de la concepción humana. Lo
explicamos...
En los primeros 5 días después de la fertilización y durante la
formación de un embrión humano la masa creciente de células se
divide en dos tipos: una masa celular interna (embrioblasto) que se
convierte en el embrión y una capa exterior de células llamada
trofoblasto. Y para evitar que el nuevo ser sea expulsado del útero las
células del trofoblasto se multiplican (como en una metástasis) sobre
el muro del útero. Es decir, los trofoblastos invaden la superficie del
útero creciendo rápida e invasivamente, digieren parte del mismo para
formar un agujero en su pared y van formando múltiples
ramificaciones o arborescencias llamadas vellosidades coriales que se
infiltran en el endometrio. A alrededor de cada una de esas
vellosidades llegan las arterias maternas y forman lagos sanguíneos
que regresan, por las venas, a la circulación materna. Esto implica que
la membrana que rodea las vellosidades coriales (membrana
placentaria) se constituye en la frontera entre la madre y el bebé. A
partir de la formación de la placenta, con un buen suministro de
comida y ningún peligro de ser expulsado de la madre el embrión
puede continuar creciendo seguro hasta el nacimiento. Ahora bien, si
la placenta no deja de crecer puede entonces desarrollarse un tipo de
cáncer llamado cariocarcinoma.
Bueno, pues Beard pensó que si encontraba la razón por la que la
placenta dejaba de crecer... encontraría también la manera de evitar
el crecimiento de un tumor cancerígeno. Aquella idea le llevó 10 años
de investigación durante los cuales estudió el crecimiento de cada
órgano, de cada tejido... y la única conexión que finalmente encontró
fue que en todos los mamíferos la placenta deja de crecer el día en
que el páncreas del embrión empieza a trabajar. De lo que dedujo que


                                  279
el embrión utilizaba las enzimas digestivas para detener el crecimiento
de la placenta y que, por tanto, quizás pudiera utilizarse el mismo
sistema para detener el crecimiento del cáncer.
Pero, ¿cómo se inicia el crecimiento de un trofoblasto fuera del útero?
Sigamos con la teoría del embriólogo escocés. Durante el desarrollo
del feto llega un momento en el que las células germinales
embrionarias (troncales) que darán a las células germinales
(espermatozoides y óvulos) dejan de multiplicarse y comienzan a
migrar hacia las gónadas (ovarios o testículos). Solo que miles de esas
células germinales embrionarias no acaban de completar la migración
y permanecen depositadas en distintas áreas del cuerpo en estado
inactivo. Pues bien, según Beard todo lo que se necesita para que
aparezca un cáncer es "el cambio de una célula germinal ectópica
(fuera de lugar) en una célula germinal trofoblástica. Y ese cambio lo
provoca ¡un exceso de hormonas femeninas!"
Como se sabe, en realidad tanto hombres como mujeres tienen
hormonas "masculinas" y "femeninas". Y cuando por factores
genéticos, medioambientales o nutritivos se produce un desequilibrio,
una masa tumoral similar al trofoblasto invasor empieza a formarse a
partir de las células germinales que, según Beard, son pluripotenciales,
es decir, células capaces de dar lugar a todos los tipos de células
diferenciadas del organismo.
En suma, las células trofoblásticas -ahora células cancerígenas- crecen
rápidamente intentando formar una "placenta" (el tumor) ya que
poseen la habilidad natural de invadir el órgano afectado. Por
consiguiente, la malignidad según Beard no deriva de una célula
normal que en un momento determinado entra en un estado de
proliferación salvaje sino ¡de una célula germinal primitiva que
empieza a crecer normalmente en un lugar equivocado! Y, por tanto, si
el desequilibrio que desencadena la activación de la célula germinal
como célula trofoblástica se produce en ausencia de la adecuada
cantidad de enzimas pancreáticas -encargadas de digerir los tejidos
trofoblásticos- el desarrollo tumoral es inevitable.
Beard agrega que las principales razones para que en el cuerpo no se
halle una cantidad suficiente de enzimas pancreáticas activas en un
momento tan delicado pueden ser varias. Entre ellas, un sobreesfuerzo
del páncreas debido a la ingesta de demasiadas proteínas (83% de los
casos), una lesión neurológica que impide la producción de las enzimas
pancreáticas (10%) o un desequilibrio químico del cuerpo que vuelve
inactivas a las enzimas (7%).
La publicación de la teoría de Beard se vería sin embargo
ensombrecida por la de otro libro: el de Marie Curie (1867-1934)
anunciando que la radiación era segura, no tóxica y curaba todos los
cánceres. La prensa y los científicos, como sabemos, optaron por creer


                                  280
a "madame Curie" y lo planteado por Beard no se tuvo en cuenta.
Años después se sabría la verdad tras la muerte por leucemia de un
buen número de radiólogos, constatándose los enormes peligros de la
radioterapia y comprobándose que la inmensa mayoría de los
enfermos sufre secuelas que pueden incluso ser mortales tras recibir el
tratamiento radiactivo. Beard quedó así en la sombra... pero no en el
olvido. Porque su teoría, elaborada a partir de la observación y desde
luego sin los medios actuales, lejos de ir perdiendo vigencia ha ido
encontrando, con el paso de los años, nuevas pruebas que parecen
avalarla.

LA GONADOTROPINA CORIÓNICA (HCG)
Para los defensores de la Teoría Trofoblástica sobre la naturaleza del
cáncer el primer factor común entre trofoblasto y cáncer es la
gonadotropina coriónica humana (hCG por sus siglas en inglés), una
hormona producida únicamente por la placenta-trofoblasto durante el
embarazo y que precisamente se utiliza como prueba para saber si una
mujer está encinta. Investigaciones desarrolladas durante las últimas
décadas han llevado a utilizar la gonadotropina coriónica humana
además para detectar el coriocarcinoma (un cáncer poco común del
útero) y la enfermedad trofoblástica (un cáncer poco común que se
desarrolla a partir de un huevo fertilizado anormalmente) así como la
presencia de cánceres de testículo, ovario, hígado, estómago,
páncreas y pulmón, entre otros.
En 1994 Alexander Krichevsky y sus colegas de la Columbia
University comprobarían que las células cancerígenas muestran
gonadotropina coriónica humana en todas sus formas y Hernán
Acevedo publicaría un año después en la revista Cáncer que "la
gonadotropina coriónica humana es un denominador bioquímico
común en el cáncer" tras encontrar gonadotropina coriónica humana,
subunidades suyas y/o fragmentos ¡en 85 líneas celulares diferentes
de cáncer! Acevedo encontró además la gonadotropina coriónica
humana en tejidos tumorales malignos humanos. Concluiría así que "la
gonadotropina coriónica humana es una característica fenotípica
común del cáncer" con lo que "después de un siglo se había
demostrado que la teoría de Beard es conceptualmente correcta".
Para completar la investigación el profesor William Regelson escribió
en un editorial en la misma revista afirmando que "la gonadotropina
coriónica humana define la agresividad metastásica de los tumores en
los cuales se encuentra". Ni las células no embrionarias ni las células
de tumores benignos expresan gonadotropina coriónica humana
mientras que "la subunidad beta de la gonadotropina coriónica
humana -añadiría Regelson- es fenotipo definitorio de la
transformación maligna".


                                  281
También un oncólogo como Rigdon Lentz, siendo jefe de Hematología
y Oncología en el Comprenhensive Cancer Center de Valdosta,
apuntaría en un artículo titulado The Phylogeny of Oncology que "el
embarazo y el cáncer son las dos únicas condiciones biológicas en los
cuales el tejido antigénico es tolerado por un sistema inmunitario
aparentemente intacto". Lentz concluía su ensayo con estas
significativas palabras: "El tejido trofoblástico tiene todas las
características de un verdadero cáncer, es profundamente invasivo, es
altamente anaplástico en su morfología, tiene alto índice mitótico y
produce antígenos oncofetales. En todos sus aspectos se comporta
como un verdadero cáncer".
Finalmente, ya en octubre del 2003, investigadores del Instituto
Paterson de Investigación del Cáncer de Manchester publicaron un
trabajo en Journal of Cell Science que vinculaba definitivamente
trofoblasto y cáncer. Descubrieron que una molécula llamada 5T4
presente en muchos tipos de tumores cancerígenos y no en células
adultas sanas se encuentra también en el trofoblasto embrionario que
aísla la placenta del feto. "Pensamos -declaró Peter Stern, director de
la investigación- que habíamos encontrado un factor común entre las
células embrionarias en su desarrollo y las células del cáncer en el
comienzo de la enfermedad. La molécula 5T4 es la responsable de que
el embrión se convierta en feto y también es la culpable de que el
cáncer tome movilidad, cree metástasis, crezca fuera de control y no
le tenga miedo a nuestros anticuerpos burlándoles completamente".
El siguiente paso del equipo de investigación fue comenzar -de la
mano de los laboratorios- a trabajar en el desarrollo de una vacuna
que incite a nuestros anticuerpos a atacar directamente la molécula
culpable. Los ensayos clínicos con humanos ya han comenzado y la
vacuna ha mostrado inicialmente ser "inmunogénica y segura". El
objetivo final es lograr una "bala mágica" basada en la molécula.
"Estamos trabajando con 'Biotech Active' -dijo Stern a la revista New
Scientist- para que el anticuerpo se agarre a la molécula, la siga y
lleve hasta los tumores cancerígenos la medicina para matarlos".

LAS ENZIMAS PANCREÁTICAS
En definitiva, cien años después hay evidencias científicas más que
suficientes que respaldan la relación entre trofoblasto y cáncer. ¿Por
qué pues los oncólogos no reparan en el papel que Beard dio a las
enzimas pancreáticas para luchar contra el cáncer? Empecemos por
recordar que las enzimas son proteínas que estimulan y aceleran las
numerosas reacciones biológicas que se dan en nuestro organismo y
que el páncreas es un órgano complejo con muchas funciones y
propósitos. Los más conocidos son el metabolismo de los carbohidratos
-cuyo mal funcionamiento tiene que ver con la aparición de la


                                  282
diabetes-, la producción de enzimas digestivas para digerir grasas,
proteínas y almidones y su intervención en la digestión de sustancias
de desecho metabólico. A todos ellos Beard añadió la de destrucción
de las células precancerosas.
Basándose en sus estudios de Embriología Beard había llegado a la
conclusión de que las enzimas pancreáticas no sólo degradan las
células cancerígenas sino que generan un entorno de pH
absolutamente hostil para las mismas. En sus experimentos Beard
extraía enzimas de embriones animales y las inyectaba en el
organismo enfermo. Creía que las enzimas tenían que ser inyectadas
para prevenir su destrucción en el estómago por el ácido clorhídrico.
Sin embargo, evidencias científicas posteriores demostrarían que,
ingeridas oralmente, las enzimas proteolíticas pancreáticas son
estables, el ácido no les afecta y pasan intactas al intestino delgado
donde son absorbidas a través de la mucosa intestinal llegando al
torrente sanguíneo como parte del proceso enteropancreático.
Es más, las enzimas pancreáticas viajan hasta el tumor y lo digieren
sin dañar al resto del cuerpo. Beard explicó que el secreto por el que
las enzimas pueden diferenciar entre las células saludables y las
tumorales (trofoblásticas) radica en la configuración molecular, en la
diferencia entre moléculas levógiras y dextrógiras. Cuando un haz de
luz polarizada en un plano atraviesa ciertas sustancias el plano de
polarización de la luz rota un ángulo hacia la derecha con las
sustancias que se denominan dextrógiras o hacia la izquierda en las
sustancias que se comportan como levógiras. Pues bien, Beard
sostenía que la tripsina -una de las enzimas pancreáticas- no actúa
contra los órganos del cuerpo humano porque están constituidos de
proteínas levógiras. Sin embargo, la tripsina sí sería muy eficaz para
atacar a las proteínas dextrógiras de las que están constituidos los
tumores.
Cabe agregar que al igual que la teoría de Beard va siendo
científicamente respaldada también su aplicación práctica está
encontrando apoyo con el paso del tiempo. Desde que en 1906 Beard
inyectara tripsina en ratones a los que les había inoculado células de
cáncer hepático constatando días después que el tumor estaba
necrosado han sido muchos los pasos dados. Pongamos sólo algunos
ejemplos. Una investigación realizada en 1997 por Tibor Harrach y
Frank Gebauer sobre la capacidad de varias enzimas proteolíticas
para modular la molécula de adhesión CD44 -fundamental en el
proceso de progresión del tumor y posterior metástasis- reveló que
"enzimas proteolíticas como la bromelina, la papaína y la
quimotripsina pudieron modular la molécula CD44 en las células de
origen de la leucemia así como en las líneas celulares de melanoma y
carcinoma mamario. El efecto más pronunciado se consiguió utilizando


                                 283
la proteasa bromelina. El tratamiento de proteasas (se llama así a las
enzimas que catalizan la digestión otras proteínas) no sólo redujo la
concentración de epítopes (lugares de anclaje) de CD44 en la
superficie de células del tumor sino que sus resultados implican que el
tratamiento con enzimas proteolíticas puede ser útil para reducir la
conducta metastásica de las células malignas".
En un estudio hecho con animales en el 2001 M. Wald confirmó esta
disminución de CD44 y CD54 demostrando además que una mezcla de
enzimas podía reducir la formación de metástasis de melanoma B16 a
la vez que el tiempo de supervivencia se alargaba significativamente.
Concluyendo que la serina y la cisteína son capaces de inhibir las
metástasis. En otro estudio con ratones efectuado por Leighton King
-investigador del St'Josephs Hospital en Arizona- se constató cómo
basta agregar pancreatina a la dieta para que aumente el nivel de
anticuerpos en un 260%. Y una tercera investigación, esta vez de P.
D. J. Holland en humanos, demostró que las enzimas proteolíticas
refuerzan el inmune aumentando significativamente el número de
linfocitos T, sobre todo en los grupos de mayor edad y en los pacientes
con enfermedades malignas.
Y son sólo algunos ejemplos de investigación base porque existen
otros estudios realizados con seres humanos que van en la misma
dirección. En uno de ellos recientemente publicado en la revista
Cáncer, Chemotherapeutics and Pharmacology los pacientes tratados
de cáncer de colon con enzimas orales experimentaron una
significativa reducción de los síntomas asociados a la enfermedad,
según el director de la investigación Tadeuz Popuela, del
Department of General Gastroenterological Surgical Clinica de Cracovia
(Polonia). Es más, se constató que reducía las reacciones adversas de
los tratamientos de radioterapia y quimioterapia.
Obviamente podríamos seguir citando estudios e investigaciones pero
no es el motivo de este reportaje seguir profundizando en las
posibilidades de las enzimas en la lucha contra el cáncer -cosa que
haremos próximamente- sino dejar claro que las enzimas pancreáticas
-núcleo de la terapia Kelley-González- forman parte por derecho
propio del arsenal natural contra el cáncer. Y de ellas, los pacientes de
González reciben 45 gramos diarios por vía oral distribuidas a lo largo
del día.
En todo caso, si decide seguir informándose sobre esta línea
terapéutica tenga muy en cuenta las palabras del propio doctor
González: "Nuestra experiencia indica que la calidad, métodos
industriales y composición varían ampliamente entre las preparaciones
disponibles comercialmente de enzimas pancreáticas. Por tanto, no
pueden usarse los resultados de nuestros estudios como aprobación
para cualquier otro producto obtenido en una tienda de suplementos,


                                   284
una farmacia o a través de Internet". Es decir, en la cantidad, calidad
y combinación de las enzimas está la cuestión.

LA TERAPIA NUTRITIVA
La dieta alimenticia es otro de los soportes fundamentales tanto del
método de Kelley como del de González. Cuando Donald Kelley se
enteró de que moriría de cáncer de páncreas se lo comunicó a su
madre y lo primero que ésta hizo al llegar a su lado fue ¡cambiarle por
completo la dieta! Kelley había vivido principalmente a base de
hamburguesas, fritos y chocolate... y a partir de entonces empezó a
comer fruta, verduras, legumbres, semillas y nueces. Pasaron las
semanas y lejos de empeorar comenzó a sentirse mejor así que
buscando información sobre nutrición y cáncer acabó encontrando la
dieta Gerson, elaborada por un importante médico alemán que ya en
la década de los 30 del siglo XX había desarrollado su propia terapia
para enfrentarse a las enfermedades degenerativas a base de frutas y
verduras frescas, nueces, semillas y, sobre todo, muchos zumos
frescos (de 8 a diez vasos al día). Kelley siguió a rajatabla la dieta
sintiendo cómo mejoraba día a día pero también percibió que si se
apartaba de la dieta el tumor y los síntomas volvían a manifestarse.
Así que buscando alivio para algunas de las molestias provocadas por
el tumor Kelley se confió a su farmacéutico y recibió de éste un
recipiente grande de enzimas pancreáticas. A los 3 días estaba
tomando ya 50 cápsulas de enzimas con cada comida. Según contaría
luego, primero empezó a sentir que los dolores por los tumores eran
mucho más suaves y finalmente "cómo encogían y se disolvían". Pero
necesitaba seguir con el mismo régimen nutricional. El programa de
Kelley, hoy, prescribe una dieta que se ajusta a cada individuo y que
ha ido evolucionando a lo largo de los años. Podría llegar a hablarse
incluso de tres dietas: una vegetariana, una algo carnívora -ya que
encontró a lo largo de los años personas que no pueden prescindir de
la carne- y una tercera categoría que necesita de las dos anteriores.
En general la dieta pone mucho énfasis en las frutas frescas, las
verduras crudas y el consumo de zumos frescos de frutas y verduras
recién hechos a diario. También priman las fuentes de proteína
basadas en plantas como cereales, nueces, semillas y granos. Y
permite uno o dos huevos diariamente. En cambio, rechaza las
comidas procesadas, la leche, los cacahuetes, el azúcar blanco y el
arroz blanco. Las proteínas animales -sobre todo las carnes rojas-
quedan reservadas para los casos concretos en que sean
absolutamente necesarias.
En su estudio de la nutrición Kelley llegó a evaluar los resultados de
las dietas en función del funcionamiento del sistema nervioso
simpático y parasimpático de sus pacientes ya que dependiendo de


                                  285
cuál de ellos sea el dominante sería necesaria una dieta u otra. Pues
bien, el programa nutritivo de González sigue esta línea y a través del
análisis del cabello diseña una dieta individual que puede ir desde la
dieta vegetariana pura a una dieta que requiera carne roja. Dieta que
se complementa con suplementos que también se indican de forma
individualizada. Con González cada paciente de cáncer consume
diariamente entre 130 y 175 cápsulas que incluyen vitaminas,
minerales, elementos micronutrientes, antioxidantes y productos
glandulares animales, prescritos según las necesidades del paciente y
el tipo de cáncer.
Igual que había hecho anteriormente Kelley. trató de relacionar la
dieta natural a base de alimentos crudos con el beneficio de las
enzimas pancreáticas y la teoría de Beard. De esta manera averiguó
que cuando se cocinan los alimentos, aunque las vitaminas y minerales
no queden completamente destruidos la eficacia de las enzimas se
pierde. La comida fresca y cruda, por el contrario, permite al
organismo adquirir las enzimas necesarias para su adecuado
funcionamiento.

LOS ENEMAS DE CAFÉ
Pero volvamos a la experiencia de Kelley... Porque hay que decir que
si bien la nueva dieta había estabilizado su estado físico y las enzimas
se encargaban del tumor notó que cada cierto tiempo empeoraba.
Decidió entonces dejar de tomar momentáneamente las enzimas
cuando eso sucedía... y comprobó que los síntomas disminuían. Sin
embargo, también notó que al poco tiempo el tumor volvía a
recuperarse. Hasta que concluyó que los períodos en los que se sentía
mal eran causados por los restos metabólicos del tumor atacado por
las enzimas... que resultaban tóxicos para su organismo. Y encontró la
solución en los enemas de café, sin duda la parte de su método que
más controversia ha suscitado. Claro que Kelley no se informó de los
enemas de café a través de manuales de medicinas alternativas sino
en el internacionalmente reconocido Manual Merck que los había
incluido como instrumento terapéutico ¡en 1889! Y comprobó que
daban resultado.
Por eso en su programa Kelley recomienda que los pacientes realicen
al menos una vez al día una desintoxicación interna con enemas de
café. Como decimos, la razón de someterse periódicamente a una
técnica de desintoxicación como esa es que las enzimas, en cantidades
suficientes, al descomponer el tumor canceroso generan restos
metabólicos que resultan bastante tóxicos para el cuerpo humano.
Algo que ya había anunciado Beard en 1911. Y esas sustancias tóxicas
deben, por tanto, ser eliminadas cuanto antes. Algo que logra con
efectividad un enema de café. Resulta que al incluirlo en el agua que


                                  286
entra por el colon el café termina siendo absorbido por el hígado a
través de la vena porta que recoge del intestino la sangre cargada con
sustancias alimenticias digeridas para que el hígado las procese. La
cafeína del café relaja entonces los músculos lisos de los conductos
biliares provocando una mayor amplitud de los mismos y facilitando la
excreción de los tóxicos. Los enemas servirían además para lavar y
limpiar completamente las paredes del intestino, quitar la mucosidad
anormal y vaciarlo. La limpieza del colon facilita la eliminación de
residuos.
"De los centenares de pacientes de Kelley que entrevisté durante mi
estudio -afirma González- todos ellos me informaron del alivio
sintomático significativo que experimentaban con los enemas. En mi
propia práctica mis pacientes me informan de ese mismo bienestar y
del alivio de los síntomas después de un enema de café. Y los enemas,
por nuestra experiencia, parecen ser seguros. No tengo documentado
ningún efecto colateral serio en los miles de pacientes de Kelley que
evalué ni en mi propia experiencia. Sin embargo, no animo a nadie a
intentar aplicarse los enemas de café salvo si lo hace bajo la
supervisión de un profesional". En cualquier caso -añadiremos
nosotros-, ni los enemas de café, ni ningún otro de los elementos
citados a nivel informativo en este artículo deben utilizarse sin la
supervisión de profesionales debidamente preparados.
Para terminar diremos que aunque González no lo ha asumido como
parte de su método terapéutico, el programa de Kelley buscaba influir
sobre el sistema nervioso autónomo del paciente y aconsejaba trabajar
también sobre el lado "espiritual" del enfermo. Cada vez está más
constatado que muchas técnicas -incluyendo el Zen, el yoga, la
meditación y algunas formas de oración- ofrecen a menudo como
repuesta fisiológica una relajación que se caracteriza por una
disminución del metabolismo, de la frecuencia cardíaca y respiratoria,
de la tensión sistólica y diastólica, y de las ondas cerebrales alfa, theta
y delta. Todo ello contribuye a un mayor bienestar. Así pues, formen
parte o no de un tratamiento está claro que cualquiera de estas
técnicas es recomendable para el bienestar físico y mental de una
persona.
El método Kelley-Gonzalez supone, en definitiva, un cambio total en la
vida de cada enfermo que se ve obligado a romper con sus hábitos y
costumbres para buscar una solución a la enfermedad y asumir de
forma activa su mejoría.

ENTREVISTA CON NICHOLAS GONZALEZ
Antes de dar por concluido este texto quisimos saber cómo se hallaba,
en el momento de cerrar esta edición, el estudio que el Instituto
Nacional del Cáncer de Estados Unidos tiene en marcha sobre el


                                   287
método de Nicholas González, según explicamos al empezar este
artículo. Tales fueron sus respuestas:
-El estudio -nos diría- continúa desarrollándose en la Universidad de
Columbia (Nueva York) bajo la dirección del Dr. Chabot. Esperamos
que esté terminado para dentro de dos años. Tenga en cuenta que los
ensayos clínicos siempre avanzan despacio y a veces puede llevar
hasta cinco años conseguir un estudio clínico terminado. En nuestro
caso el estudio comenzó lentamente por distintas razones. Y es que ha
sido la primera vez que el Instituto Nacional del Cáncer se ha
involucrado realmente con un tratamiento de tipo alternativo por lo
que hubo mucho trabajo que hacer hasta que el estudio quedó
preparado a plena satisfacción de todos. En suma, sigue adelante.
-¿Cuál es actualmente la situación legal de su tratamiento?
-En Estados Unidos no hay ningún problema legal con su práctica. Sé
que en Europa, debido al Codex Alimentarius, el suministro de
suplementos es cada vez más difícil pero aquí, por el momento, no
hemos tenido ningún problema. La terapia se lleva a cabo a diario sin
dificultad. Y debo decirle que las enzimas siguen funcionando tan bien
como lo han hecho desde el principio. Los resultados en nuestra
práctica global son realmente buenos desde hace cinco años.
-La decisión del Instituto Nacional del Cáncer de llevar a acabo
un estudio sobre su método de tratamiento y las enzimas
pancreáticas, ¿ha modificado la opinión de la oncología oficial
sobre el mismo?
-Creo que la involucración del Instituto Nacional del Cáncer en el
ensayo clínico ha tenido efectos sobre las convicciones de algunos
oncólogos pero no ciertamente sobre la mayoría. En cambio, estamos
empezando a ver cambios en su actitud hacia nuestro trabajo.
También es verdad que como cada vez es mayor el número de
pacientes nuestros que experimentan mejoría es normal que los
oncólogos se muestren cada vez más interesados en lo que estamos
haciendo.
-¿Están disponibles en el mercado las enzimas que usted
utiliza?
-Las enzimas que utilizamos sólo están disponibles para nuestros
pacientes puesto que nosotros no queremos que los pacientes se
traten a sí mismos con ellas. El tratamiento enzimático debe involucrar
a doctores experimentados en su uso. El nombre de la compañía que
elabora el producto es Pancreas Glandular Tissue y las elabora bajo
nuestras especificaciones. Dicho lo cual debo añadir que hoy por hoy
no pueden adquirirse ya que nos las comercializamos.
-¿Por qué enzimas pancreáticas de cerdo?
-Simplemente porque parecen funcionar muy bien. Recuerde que
durante décadas los médicos usaron con gran éxito la insulina del


                                  288
cerdo para tratar diabetes. Además se puede disponer de ellas
fácilmente en grandes cantidades y, desde luego, son bastante baratas
comparadas con la quimioterapia. No obstante, a todos nuestros
pacientes les damos ciertos nutrientes para ayudar a su páncreas a
mejorar su rendimiento y aumentar su propia producción de enzimas.
-Una última pregunta: ¿el tratamiento que usted utiliza es
válido para todos los enfermos de cáncer o sólo para los de
páncreas?
-Nosotros tratamos todos los tipos de cáncer. Desde un cáncer de
cerebro a leucemia. Las enzimas parecen trabajar igualmente contra
todos ellos y sus metástasis. Son muchos los pacientes que vinieron
hasta nosotros con cánceres muy extendidos y que tras seguir el
tratamiento pudieron constatar cómo sus tumores disminuyeron de
tamaño.


Antonio F. Muro


Fernando Chacón y las enzimas del Bio-Bac
Es realmente interesante comprobar cómo la base científica del ensayo
clínico que tiene en marcha el Instituto Nacional del Cáncer de Estados
Unidos -del que hablamos en el reportaje- parte de los
descubrimientos de John Beard en 1911 sobre el carácter dextrógiro
de las proteínas tumorales. Particularidad ésta que sólo tienen las
células cancerígenas y no las células sanas como luego demostraran
también Kogl y, en España, Obdulio Fernández. Descubrimiento
que, junto a otros trabajos, abrió la puerta del estudio de las enzimas
proteolíticas como herramientas terapéuticas para destruir esas
proteínas. Pues bien, lo que nadie se preguntó desde entonces es de
dónde proceden esas proteínas dextrógiras de las células cancerígenas
si el cuerpo humano no tiene capacidad de sintetizarlas. Nadie...
excepto el farmacéutico, microbiólogo e investigador español
Fernando Chacón ya que fue precisamente el descubrimiento de
Beard lo que le hizo plantearse esta pregunta -como él mismo
reconoce en la página 129 de su libro Pribios o enzimas vivientes- y
dedicar toda su vida a encontrar la respuesta. Averiguando, tras
muchos años de estudios, que esas proteínas de las células
cancerígenas proceden de los bacilos aerobios esporulados y que su
destrucción conlleva la destrucción de la célula tumoral. ¡Ese es el
gran descubrimiento de Fernando Chacón y tal la base científica,
demostrada y demostrable, del Bio-Bac!
Y entienda el lector que no se trata de una mera "coincidencia
anecdótica". En los últimos años se han desarrollado numerosos


                                  289
trabajos que avalan la veracidad y trascendencia del descubrimiento
de Fernando Chacón efectuado ¡hace más de cuarenta años! En un
próximo número comentaremos los más recientes descubrimientos en
el campo de la Proteómica, recibidos con alborozo por una comunidad
científica que ve en ellos la posible solución al cáncer, y
comprobaremos cómo no hacen más que confirmar -unos tras otros- lo
ya escrito y demostrado por Fernando Chacón. Y como anticipo, una
muestra: el premio Nobel de Química acaba de ser concedido hace
sólo unos días a dos científicos israelíes y otro norteamericano "por
haber iniciado una vía que podrá conducir en el futuro a lograr una
vacuna contra el cáncer gracias a su estudio sobre las proteínas de las
células tumorales". ¡Cuando ese estudio ya está realizado, la vía
explorada y la vacuna conseguida!
¡Lástima que el recientemente fallecido D. Fernando Chacón fuera
español! Es obvio que si no hubiera nacido aquí hace ya mucho que le
habrían dado el Nobel .
Dr. Fermín Moriano




Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXVIII)
EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON ENZIMAS
Las enzimas son un tipo de proteínas que tienen la facultad de,
permaneciendo inalterables, aumentar notablemente la
velocidad de las reacciones químicas de las sustancias de su
entorno. Es decir, son biocatalizadores específicos que se
caracterizan porque son eficaces en cantidades pequeñas. Pues
bien, son numerosos los estudios que demuestran su eficacia
en la mayor parte de las llamadas enfermedades pero, sobre
todo, en casos de cáncer. Se lo explicamos en detalle.

Las enormes posibilidades terapéuticas de las enzimas apenas son
conocidas por la mayoría de los médicos. Sin embargo, quienes se han
dedicado a su investigación las consideran "la fuente de la vida". Y es
que hablamos de las unidades bioquímicas esenciales que regulan todo
lo que pasa en nuestro organismo, cada una de sus operaciones


                                  290
metabólicas, coordinando la actividad física, mental y emocional. De
hecho, cuando en nuestro cuerpo disminuye la actividad enzimática lo
hace también la eficacia de todos los sistemas. Las enzimas
intervienen en todos los procesos y, por tanto, cuando su actividad se
detiene también nosotros nos detenemos y morimos.
En su libro Alternativa a la aspirina los doctores Michael Loes y
David Steinman llegan por ello a afirmar: "Las enzimas son
sustancias completamente naturales a las que muchos expertos en
salud consideran la medicina del futuro. Si usted sufre dolor crónico
por artritis o cáncer, tiene lesiones o padece enfermedades vasculares,
sufre problemas circulatorios, prostatitis, sinusitis, herpes, colitis
ulcerosas, la enfermedad de Crohn u otras condiciones inflamatorias...
las enzimas orales sistémicas demostrarán ser el elixir que su cuerpo
está pidiendo". Una aseveración especialmente sorprendente porque
rara vez -por no decir nunca- los médicos recomiendan el consumo de
complejos enzimáticos.

FUENTES DE VIDA
Las enzimas son moléculas proteicas -es decir, proteínas- formadas
por largas cadenas de aminoácidos. Y todos los procesos metabólicos y
reacciones químicas del organismo dependen de ellas porque son las
encargadas de su activación o desactivación. Así, cuando se requiere la
producción de una determinada sustancia la célula activa la enzima
correspondiente y ésta se encarga de producir la sustancia. Luego, una
vez se posee la cantidad suficiente de la misma su producción vuelve a
bloquearse. Pues bien, en la activación o desactivación de una enzima
pueden llegar a intervenir auténticas cascadas de enzimas conectadas
sucesivamente. En la coagulación sanguínea, por ejemplo, se requiere
la activación de al menos cuatro enzimas para que la trombina llegue
finalmente a formar el coágulo destinado a detener la hemorragia. A
su vez, la desintegración del coágulo por la acción de la plasmita
precisa la activación de otras cinco enzimas. Sirva esto sólo como
sencillo ejemplo de la importancia que tienen estas moléculas para el
correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Actualmente se conoce la función de cerca de 3.000 de las enzimas
existentes en nuestro organismo. Y como quiera que según los
expertos tenemos más de 50.000 es obvio que aún estamos en este
ámbito bastante desinformados. Lo que no obsta para que, tras
décadas de investigación, se sepa que muchas patologías aparecen
cuando el delicado equilibrio del que las enzimas son consecuencia y a
la vez causa se rompe, y el organismo deja de producir una
determinada enzima o lo hace en cantidades insuficientes.
Las enzimas, obviamente, se clasifican en función de las reacciones
que catalizan. Y según la Enzyme Comission de la Unión Internacional


                                  291
de Bioquímica pueden dividirse en seis tipos:
   1) Las oxidorreductasas. Posibilitan la oxidación y reducción
biológicas.
   2) Las transferasas. Transfieren grupos químicos de una molécula a
otra.
   3) Las hidrolasas. Pueden ser de tres clases: esterasas,
glucosidasas y proteasas. Las primeras se encargan de desmenuzar los
lípidos o grasas, las segundas los glúcidos o hidratos de carbono y las
terceras los alimentos proteicos.
   4) Las liasas. Establecen dobles enlaces entre átomos.
   5) Las isomerasas. Trasladan grupos químicos dentro de la misma
molécula. Y,
   6) Las ligasas. Sintetizan compuestos químicos consumiendo
energía. Ahora bien, las enzimas que primordialmente se utilizan hoy
con fines terapéuticos son las hidrolasas proteolíticas o proteasas que
se encuentran tanto en el mundo vegetal como en el animal. Y se
diferencian por la temperatura y el grado de acidez (PH) a las que
desarrollan su actividad óptima.
Desde hace aproximadamente cuarenta años se estudian
especialmente las extraídas de algunos vegetales -la bromelina, la
papaína, la amilasa y la lipasa- y algunos mamíferos -la tripsina, la
quimotripsina y la pancreatina-. Pronto se comprobó "in vitro" que
algunas podían destruir las células cancerosas. Luego, con el tiempo,
se constató que sus aplicaciones eran en realidad extraordinariamente
variadas, sobre todo por su condición de inmunomoduladores
(modificadores de la respuesta biológica-MRB), sustancias activas que
se interrelacionan de varias maneras con el sistema inmunitario. De
hecho, hoy sabemos que pueden actuar aumentando las defensas del
organismo -efecto inmunoestimulante-, reparándolas -efecto
inmunorreparador- o inhibiéndolas -efecto inmunosupresor-. Por eso
se utilizan con frecuencia para amortiguar componentes hiperactivados
del sistema inmunitario o para estimular otras zonas.
Recordemos que nuestro sistema inmunitario reacciona
constantemente a las más diversas influencias del entorno y que en
cada ocasión la reacción inmunitaria está acompañada de una
alteración en el equilibrio del sistema que, por lo general, el organismo
es capaz de reestablecer a través de una serie de mecanismos
controlados por enzimas.
Las enzimas son, pues, la condición previa para el mantenimiento del
equilibrio de todos los sistemas que intervienen en defensa del
organismo. Por esa razón la ingesta de enzimas proteolíticas o
proteasas es uno de los métodos terapéuticos más importantes de la
Enzimoterapia Sistémica -es decir, de su aplicación global en el
organismo- siendo su actividad positiva fácilmente constatable cuando


                                   292
las defensas están bajas debido a situaciones de estrés, inflamaciones
agudas o crónicas, vasculopatías, enfermedades malignas como el
cáncer o infecciones víricas. De hecho, los complementos elaborados
con mezclas enzimáticas figuran hoy en todo el mundo entre los
productos más innovadores y de mayor éxito en el tratamiento de muy
diversas patologías, entre ellas el cáncer.

CONSUMO Y EFECTOS GENERALES
Las enzimas se pueden consumir oralmente o introducirlas a través del
recto. Al principio se pensó que los jugos gástricos las destruían o que
no se absorbían bien en el intestino pero actualmente se sabe que no
es así. Y su principal ventaja es que carecen de efectos secundarios
negativos. Su único inconveniente es que deben ingerirse en grandes
cantidades porque es difícil introducir el número suficiente de las
enzimas que se precisan para un tratamiento en una sola gragea. La
enzima tripsina, por ejemplo, tiene un peso molecular de 24.000
mientras el del ácido acetilsalicílico es de 200. De ahí que un
comprimido pequeño pueda contener el número suficiente de
moléculas de ácido acetilsalicílico para aliviar una cefalea. En cambio,
si la molécula de aspirina fuera del tamaño de la tripsina sería
necesario ingerir aproximadamente 200 comprimidos para conseguir el
efecto buscado.
Es su único "inconveniente" pero fácilmente asumible ya que la ingesta
masiva de enzimas carece de efectos negativos.
En cuanto a los principales efectos terapéuticos de las enzimas
proteolíticas son -según uno de los principales investigadores de las
mismas, el doctor Heinrich Wrba, del Austrian Cancer Research
Institute, centro perteneciente a la Universidad de Viena- las
siguientes:

   1) Inhiben la inflamación y reducen la tumefacción. Para lo cual:
- degradan fragmentos celulares y mediadores de la inflamación.
- degradan las moléculas proteicas que se desplazan desde el torrente
sanguíneo hasta los tejidos causando edemas.
   2) Mejoran la fluidez de la sangre. Lo que consiguen porque:
- aumentan la elasticidad de los eritrocitos.
- inhiben la agregación plaquetaria.
- incrementan la actividad fibrinolítica en la sangre.
- aceleran la degradación de los inmunocomplejos.
- inhiben la acción destructora celular de la cascada del complemento.
- estimulan la fagocitosis.
   3) Actúan regulando el sistema inmunitario. Y es que:
- inhiben la formación de moléculas de adhesión.
- condicionan de forma positiva las células inmunitarias del sistema


                                  293
fagocítico mononuclear.
- regulan el equilibrio de sustancias que actúan como mensajeros
celulares, tales como el Factor de Necrosis Tumoral y la interleuquina.
- activan los macrófagos y las células asesinas naturales.

LAS ENZIMAS Y EL CÁNCER
La verdad es que los hombres se han servido de las enzimas desde
tiempos remotos. Hace mucho tiempo ya que se descubrió que un
simple zumo de uva o de cereales podía transformarse, a través de la
fermentación, en un líquido de degustación placentera... y curativa. En
Centroamérica y América del Sur, por ejemplo, se usan desde hace
mucho tiempo las hojas y el fruto de plantas como el melón o la piña
como medicinas. Es más, todas las culturas tradicionales han usado
emplastos vegetales en sus artes curativas aprovechando así las
posibilidades de las enzimas vegetales y provocar reacciones del
sistema inmunitario. Aunque no sería hasta comienzos del siglo XX
cuando el estudio científico de las enzimas en el tratamiento del cáncer
recibió el impulso que necesitaba... a pesar de las constantes trabas
del oficialismo médico que continúa incluso hoy. Porque fue entonces
cuando el embriólogo John Beard publicó The Enzyme Treatment of
Cancer and Its Scientific Basis, obra en la que explicaba el uso de las
enzimas digestivas como agentes anticancerígenos. En él sostenía que
las enzimas producidas por el páncreas constituían la primera línea de
defensa del cuerpo humano frente al cáncer en base a lo que
denominó Teoría Trofoblástica según la cual las células cancerígenas
son de la misma naturaleza que las células trofoblásticas encargadas
de elaborar la placenta para la instalación del embrión: invasivas,
corrosivas y metastásicas (vea el lector de forma más extensa en
nuestra web lo publicado al respecto en nuestro número anterior).
El caso es que Beard suministró a sus enfermos de cáncer jugo
depurado extraído del páncreas de animales, bien aplicándolo
directamente en la zona donde se localizaban los tumores malignos,
bien inyectándolo en vena. Sólo que, como ya explicamos el mes
pasado, su teoría fue rechazada porque los médicos que pretendieron
imitarle no consiguieron los mismos resultados. Claro que, a la luz de
lo que un siglo después sabemos, resulta que estaban cometiendo un
grave error. Beard elaboraba siempre su extracto con páncreas fresco
de corderos y terneros recién sacrificados asegurándose así de que el
jugo obtenido poseyera una elevada actividad enzimática. Quienes
trataron de imitarle, por el contrario, utilizaron extractos de páncreas
elaborados horas o días antes ignorando que las enzimas pierden su
actividad en poco tiempo. Por eso sus colegas, ignorantes de ese
hecho, se limitaron a rechazar sus teorías y resultados.
Afortunadamente a mediados del pasado siglo XX el uso de enzimas


                                  294
para tratar el cáncer volvió a coger impulso gracias a los trabajos de
Max Wolf -catedrático de Medicina en la Fordham University de Nueva
York- quien descubrió que la adición de enzimas en la sangre de
personas enfermas de cáncer restablecía su función destructora de las
células cancerosas. Comprobando además que la combinación de
distintas enzimas proteolíticas -de procedencia tanto vegetal como
animal- permitía aumentar considerablemente ese efecto. Aquellas
combinaciones enzimáticas, optimizadas después de múltiples y
elaborados ensayos, se denominarían más tarde WoBe (las dos
primeras letras de los apellidos de Wolf y Hellen Benítez, su principal
colaboradora). Wolf observó además efectos positivos de su
tratamiento enzimático en otros procesos patológicos como
enfermedades vasculares, linfedema, herpes zoster, cicatrización de
heridas e inflamaciones. Y dio a conocer los resultados obtenidos en
muchas publicaciones así como en su libro Enzimoterapia (Viena
1970). Está de más decir que sus investigaciones abrieron un
amplísimo campo de investigación, sobre todo en Europa donde quizás
la figura más representativa sea el doctor Karl Ransberger, director
del Instituto Médico de Investigación Enzimática de Munich y cabeza
de uno de los principales laboratorios mundiales dedicados a las
combinaciones enzimáticas.

MECANISMOS DE ACTUACIÓN
Aunque la Enzimoterapia es especialmente útil en la prevención
primaria (aparición del tumor) y secundaria (recidivas) los efectos
activadores y reguladores de las enzimas sobre el sistema inmunitario
son útiles en todas las fases de la enfermedad cancerosa. "Hay -afirma
ya mencionado doctor Heinrich Wrba- dos tipos de terapia para el
tratamiento inmunológico del cáncer: incrementar el reconocimiento
de las células tumorales por el sistema inmunitario -es decir, su
immunogenicidad- y fortalecer y estimular las diversas partes del
sistema inmune. Pues bien, las enzimas proteolíticas pueden jugar ese
papel en ambos aspectos ya que aumentan la immunogenicidad de las
células tumorales y, al mismo tiempo, apoyan el sistema inmune a
distintos niveles". En suma, según sus explicaciones las enzimas
actúan, por un lado, frente a la célula tumoral:
  a) Alterando las moléculas de superficie de la membrana celular.
  b) Liberando los antígenos de la célula tumoral.
  c) Disminuyendo la capacidad de adhesión de las células tumorales.
Y por otro, consiguiendo una mayor eficacia del sistema inmunitario
mediante:
  a) La degradación de los inmunocomplejos circulantes (eliminación
de los "factores bloqueantes" de la actuación del sistema inmune).
  b) El aumento de la fagocitosis (eliminación de los "factores


                                  295
bloqueantes").
   c) La activación de los macrófagos y células asesinas naturales
(ataque directo contra las células tumorales).
   d) La secreción de sustancias mensajeras celulares (FNT,
interleuquina). e) La inhibición de las moléculas de adhesión
responsables de las metástasis y el aumento de la fibrinolisis.
Conviene explicar que uno de los planteamientos propuestos por la
Oncología es que las células tumorales se vuelven invisibles al sistema
inmune mediante modificaciones en la membrana celular y la
segregación de factores bloqueantes. Y en esa línea de camuflaje hay
que señalar que una de las características de las células cancerosas es
su viscosidad. Por eso las personas enfermas de cáncer son más
propensas a las trombosis, embolias y flebitis. Cuanto mayor es la
tendencia del tumor a formar metástasis mayor es la capacidad de
adherencia de las células y la razón podría ser que las células
cancerosas utilicen "fibrina" para camuflarse enmascarando así su
condición de células malignas. Ello significaría que la degradación de la
fibrina no sólo impide la formación de metástasis sino que, al mismo
tiempo, expone a las células cancerosas a los sistemas de defensa del
organismo. Es decir, las enzimas proteolíticas disminuyen la capacidad
adhesiva de las células cancerosas e inhiben de esa manera el
crecimiento invasivo y la formación de metástasis en distintas
patologías cancerosas.

INCIDENCIA EN EL FACTOR DE NECROSIS TUMORAL
El otro sistema de ocultamiento utilizado por las células cancerosas es
el desprendimiento de señuelos, moléculas superficiales que se unen
con anticuerpos específicos formando inmunocomplejos que confunden
y paralizan a las células inmunitarias. Han sido denominados por los
investigadores factores bloqueantes porque bloquean el sistema de
depuración, no se eliminan por medio de la fagocitosis y permanecen
en el tejido o circulando en la sangre o en la linfa. Estos
inmunocomplejos presentes en la sangre, la linfa y el tejido tumoral
desempeñan un papel determinante en múltiples cánceres. Este
aspecto ha sido investigado particularmente en los linfomas,
reticulosis, hemoblastosis y carcinomas de mama, pulmonar y gástrico
así como en toda una serie de carcinomas de colon, páncreas, ovarios
y en los melanomas. Pues bien, está demostrado que la Enzimoterapia
Sistémica desdobla los inmunocomplejos y activa su degradación
intensificando la fagocitosis.
La célula tumoral también utiliza señuelos para evitar otra de las
armas de nuestro sistema inmune: el Factor de Necrosis Tumoral
(FNT), una molécula relativamente pequeña segregada por los
macrófagos capaz de destruir las células cancerosas. Sin embargo,


                                   296
resulta que el FNT pierde su eficacia cuando estas moléculas se
agrupan formando estructuras mayores (polímeros) o cuando se fijan
a receptores que, como señuelos, se han desprendido ya de las células
tumorales. Como las enzimas se fijan en la sangre a proteínas de
transporte -la más importante de las cuales es al mismo tiempo
responsable del control y regulación de la acción del FNT- a través de
la acción conjunta las enzimas proteolíticas son capaces de regular el
metabolismo alterado de estas sustancias mensajeras celulares.
Además rompen la unión bloqueante de las moléculas de FNT o
polímeros de FNT recuperando así sus funciones citotóxicas.
También actúan las enzimas sobre los factores de crecimiento tumoral.
El doctor Lauer demostró en Cancer Chemother Pharmacol (2001) que
la ingesta oral de proteasas -tripsina, quimotripsina, papaína o
bromelina- es beneficiosa en pacientes con cáncer, cuando se
encuentran presentes en cantidades elevadas, al reducir el nivel de
factores de crecimiento tumoral. Estudios complementarios efectuados
por la doctora Lucía Desser -de la Universidad de Viena- demostraron
que las enzimas proteolíticas reducen además el TGF-beta, factor de
crecimiento tumoral presente en muchos procesos cancerígenos.

MOLÉCULAS DE ADHESIÓN
Otro factor que puede combatirse con las enzimas es la capacidad de
adhesión a las paredes vasculares de las células cancerosas para
iniciar una metástasis para lo cual se sirven de unas sustancias
adhesivas llamadas moléculas de adhesión. Sólo cuando la célula
cancerosa ha establecido contacto con el endotelio a través de esta
molécula está en situación de infiltrarse y desarrollar una metástasis.
Respecto al melanoma maligno, la molécula de adhesión es la
vitronectina. Bueno, pues la doctora Desser logró demostrar que las
enzimas bloquean la adhesión por medio de la suspensión de la
formación de vitronectina en la superficie celular impidiendo así la
metastatización. Igualmente en el carcinoma de mama y colon tiene
importancia la molécula de adhesión CD44. Pues bien, el doctor
berlinés Rudolf Kunze demostró que las enzimas proteolíticas
modifican esta molécula de adhesión hasta el punto de inhibir la
metástasis.
Otra investigación realizada en 1997 por Tibor Harrach y Frank
Gebauer sobre la capacidad de varias enzimas proteolíticas para
modular la molécula de adhesión CD44 -fundamental también en el
proceso de progresión del tumor y posterior metástasis- reveló que
"las enzimas proteolíticas -como la bromelina, la papaína y la
quimotripsina- pudieron modular la molécula CD44 en las células de
origen de la leucemia así como en las líneas celulares de melanoma y
carcinoma mamario. El efecto más pronunciado se consiguió utilizando


                                  297
la bromelina. Pero el tratamiento de proteasas no sólo redujo la
concentración de epítopes (lugares de anclaje) de CD44 en la
superficie de células del tumor: los resultados implican que el
tratamiento con las enzimas proteolíticas podría ser útil para reducir la
conducta metastásica de las células malignas". En un estudio del año
2001 M. Wald confirmó esta disminución de CD44 y CD54
demostrando además que una mezcla de enzimas podía reducir la
formación de metástasis de melanoma B16 al tiempo que el tiempo de
supervivencia se alargaba significativamente. Concluyendo que la
serina y la cisteína son capaces de inhibir la metastatogénesis.

MÁS ALLÁ DE LA INVESTIGACIÓN
Las enzimas proteolíticas, además de bloquear los mecanismos de
escape, aumentan la capacidad de las principales células de defensa
del sistema inmune -macrófagos, células asesinas naturales y linfocitos
T- encargadas de reconocer las células cancerosas a través de las
moléculas de superficie y destruirlas.
A nadie puede extrañar, en suma, que hoy las enzimas se usen
ampliamente como terapia complementaria en el tratamiento del
cáncer. Datos clínicos objetivos apoyan su eficacia en tumores de
cerebro, tumores epiteliales en la región de la cabeza y el cuello,
cáncer de pulmón, melanoma maligno, mieloma múltiple, leucemia,
linfoma de células T, cáncer de estómago y colon, enfermedades
cancerosas del abdomen, cáncer pancreático y tumores en la cerviz,
pecho y útero. Los beneficios se extienden a la prolongación de la vida,
la mejora de su calidad y una clara mejoría en los marcadores
tumorales.
"Yo he visto un tercio de casos de cáncer pancreático -ha llegado a
asegurar Wrba- completamente curado frente a aproximadamente dos
tercios que no han respondido bien lo que para este tipo de cáncer es
un resultado excelente. Basado en la experiencia, el resultado para la
mayoría de los pacientes es una mejoría con la terapia sistémica de
enzimas orales. Las enzimas son mi medicina adyuvante favorita para
cualquier tipo de cáncer. Eso sí, es esencial tomarlas en dosis muy
altas. Nosotros logramos el efecto beneficioso con 30 píldoras tres
veces al día".
Hay que agregar que en esta misma línea están los trabajos ya citados
en esta revista del doctor Nicholas González que tiene publicados en
Nutrición y cáncer (lea el artículo aparecido en el nº 66) y que han
dado lugar a la puesta en marcha de un estudio del Instituto Nacional
del Cáncer de Estados Unidos sobre la eficacia de las enzimas
digestivas. González explicó que después de un año de tratamiento
con grandes dosis de enzimas pancreáticas porcinas -ingeridas
oralmente-, suplementos nutritivos, procedimientos de desintoxicación


                                   298
y una dieta orgánica el 81% de los pacientes que sufrían en fase
inoperable adenocarcinomas pancreáticos -en grados III y IV- habían
sobrevivido un año, el 45% sobrevivió 2 y el 36% lo hizo 3 años. Estos
resultados mejoran espectacularmente las cifras de supervivencia
oficiales: un 25% de supervivencia durante un año y un 10% de
supervivencia a dos años para todas las fases de adenocarcinoma
pancreático.
Pero no sólo hay registrados buenos resultados en los casos de
páncreas. Sobre los efectos de las enzimas en el caso de cáncer de
colon un trabajo publicado en Cáncer, Chemotherapeutics and
Pharmacology informa que los pacientes tratados de cáncer de colon
con enzimas orales experimentaron una significativa reducción de los
síntomas asociados a la enfermedad. Así lo afirma el director de la
investigación Tadeuz Popuela, del Department of General
Gastroenterological Surgical Clinica de Cracovia (Polonia). Al mismo
tiempo se redujeron las reacciones adversas a los tratamientos
convencionales: radioterapia y quimioterapia.
También existen estudios sobre la eficacia en el tratamiento de la
hepatitis C, en muchos casos causa de cáncer hepático. En un estudio
comparativo de posibles tratamientos del Departamento de
Hepatología, Gastroenterología y Enfermedades Infecciosas del
Hospital Universitario Benha de El Cairo la conclusión fue que los
mejores resultados se dieron en el grupo tratado con una combinación
de enzimas hidrolíticas más el flavonoide rutosid por delante del grupo
tratado con interferón-a o con ribavirin.
Y aún podríamos mencionar más estudios que apuntan en la misma
dirección de eficacia de las enzimas como los de S. Batkin en el
Journal Cancer Research Clinical Oncology (1998) -en el que se
demuestran los efectos antimetastásicos de la bromelina y otras
enzimas proteolíticas en pacientes de cáncer- o los de E. Grabowska
en el Internacional Journal of Clinical Oncology informando de la
eficacia de la bromelina para suprimir el crecimiento, invasión y
metástasis pulmonar de melanoma B16F10 en células de ratón.
Algunos investigadores han utilizado las enzimas en combinación con
otras sustancias naturales. El doctor Wolfgang Scheef y el doctor
Hans Hoefer-Janker, responsables del desarrollo de tres agentes
anticancerígenos -la ciclofosfamida (o Cytoxan), la isofosfamida y la A-
Mulsin -una emulsión concentrada de vitamina A que se administra en
enormes cantidades-, desarrollaron un complejo de enzimas
cuidadosamente equilibrado que utilizan de forma coadyuvante en
ciertos tipos de cáncer conscientes de que las enzimas proteolíticas y
la vitamina E pueden conducir a la involución de los tumores benignos
del tejido conectivo (fibromas) e, incluso, del carcinoma de mama. En
esta misma línea decidieron ensayar también con enzimas y vitamina


                                  299
E en casos de mastopatías (nódulos no cancerígenos de mama). El
éxito fue sorprendente y después de sólo seis semanas el 85% de las
pacientes estaban asintomáticas. En muchas de ellas se confirmó la
involución completa de las alteraciones nodulares.
En un caso extremo, Scheff llegó a inyectar varias ampollas de
enzimas líquidas en el adenocarcinoma de una mujer de cincuenta y
cinco años y el tumor, del tamaño de un melón, se redujo rápidamente
rezumando un líquido purulento compuesto de células de cáncer
muertas. Dos años después la mujer estaba totalmente libre de
cáncer. Una experiencia muy similar a la que tuvo el doctor Harold
Manner quien llegó a ser responsable de la sección de Biología de la
Universidad de Loyola (Chicago), puesto que tuvo que abandonar al
defender sus teorías sobre el uso de la vitamina B17 y las enzimas en
la lucha contra el cáncer. Manner usó una combinación de vitamina A,
un complejo de enzimas y vitamina B17. Sus resultados fueron
publicados en su libro La muerte del cáncer. Después de seis u ocho
días apareció una ulceración en el tumor de la que salió un líquido
parecido a pus (lea el lector lo publicado en el número 64 de la revista
respecto del tratamiento del cáncer con vitamina B17). Un
examen de este fluido también reveló en este caso la presencia de
células cancerosas muertas. Los tumores sufrieron una regresión
completa de forma gradual en el 75% de los animales. Esto representó
el 89% del grupo total. Los otros 9 animales mostraron sólo una
regresión parcial. Cuando Manner repitió su experimento probó
combinaciones diferentes de vitaminas, enzimas y B17. Y según sus
resultados la vitamina B17 tomada sola apenas tenía efectos
apreciables pero su ingesta junto con las de enzimas multiplicaba
enormemente la eficacia. Era mucho mayor que la de ambos productos
tomados separadamente

QUIMIO-RADIO Y ENZIMAS
Absurdamente ignorada por los médicos, la administración de enzimas
tiene también gran importancia como coadyuvante en los tratamientos
de quimioterapia y radioterapia. No sólo porque su ingesta disminuye
los efectos secundarios sino también por el aumento que se consigue
en las expectativas de vida. En una importante investigación, el
profesor Beaufort -de la Universidad de Graz- demostró que la
administración simultánea de preparados enzimáticos de combinación
reducía de forma muy significativa los efectos secundarios de la
radioterapia. Los pacientes toleraban el tratamiento mucho mejor.
Este efecto protector de las enzimas proteolíticas se extiende también
a las inflamaciones de las mucosas como consecuencia de la
administración de radioterapia en la cavidad oral. M. Gujral, en un
trabajo titulado Eficacia de las enzimas hidrolíticas en la prevención de


                                   300
efectos colaterales inducidos por la radioterapia en pacientes con
cáncer de cabeza y cuello y P. Dale en otro titulado Comedicación con
enzimas hidrolíticas en la radioterapia de cáncer de cerviz y uterino:
evidencia de la reducción de efectos colaterales agudos demostraron
igualmente que las enzimas representan un gran alivio para los
pacientes sometidos a los habituales tratamientos de radioterapia,
como mucositis o irritación y ulceración de las células mucosas que
revisten el tracto digestivo, reacciones superficiales y disfagia,
dificultad para tragar en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, y
cáncer de cerviz uterino.
Y hay muchos otros trabajos que certifican las posibilidades de las
enzimas. En la conclusión de un estudio multicéntrico epidemiológico
del Institute for Scientific Evaluation of Naturopathy de la Universidad
de Colonia sobre tratamiento postoperatorio con enzimas orales puede
leerse: "El tratamiento complementario de pacientes de cáncer de
pecho con enzimas orales mejora la calidad de vida reduciendo las
señales y síntomas de la enfermedad y los efectos colaterales de las
terapias antineoplásicas adyuvantes. Este análisis proporciona también
evidencias de que los pacientes pueden beneficiarse de una
prolongación de tiempo antes de una recidiva o una metástasis pero
también de una mayor expectativa de supervivencia".
En resumen, los sorprendentes efectos de la ingesta de enzimas en
pacientes con cáncer, sobre todo como terapia complementaria, han
sido documentados además de por los organismos e instituciones ya
citados en este artículo por la American Medical Association, la
American Heart Association, la Zoological Society of Philadelphia, la
Tokyo Imperial University, la Cornell University, la John Hopkins
University, la UCLA's School of Medicine, la Canadian Medical
Association y el Russian Institute of Biochemistry, por nombrar
algunos más. Estas instituciones, colectivamente, ofrecen evidencias
de que las enzimas son la principal causa y, al mismo tiempo, de
curación de buena parte de las enfermedades. En otras palabras, la
salud depende de la producción correcta y equilibrada de enzimas y la
enfermedad de su destrucción. Y sólo estamos al principio de conocer
las auténticas posibilidades de esta "fuente de vida".


Antonio F. Muro



Las enzimas digestivas
Recuadro Las enzimas digestivas Para los expertos en Enzimoterapia
no hay duda de que las enzimas pancreáticas forman la primera línea


                                  301
de defensa del cuerpo contra el cáncer. Siendo dos enzimas en
particular -la tripsina y la quimotripsina- especialmente importantes. El
problema es que hay muy diversas causas para una deficiente
producción enzimática. Por ejemplo,
-La excesiva ingesta de comida. Todo exceso alimentario requiere una
gran cantidad de enzimas pancreáticas para hacer la digestión lo que
disminuye la producción de enzimas para luchar contra el cáncer.
-Una dieta incorrecta que requiera excesivo tiempo para su
aprovechamiento nutricional.
-La falta de determinados elementos nutritivos -vitaminas, minerales,
aminoácidos, etc.- absolutamente necesarios para el metabolismo
normal del páncreas.
-La escasez de minerales en nuestra dieta ya que son esenciales para
iniciar la actividad de las enzimas.
-El fracaso del intestino delgado a la hora de generar los activadores
pancreáticos adecuados.
-La obstrucción del flujo de secreción pancreático.
-El deficiente o nulo suministro de sangre a determinadas áreas lo que
impide la afluencia de enzimas a la zona.
-Un equilibrio inadecuado del pH (balance ácido/alcalino)) dentro del
tracto intestinal y/o dentro de la masa tumoral.
-Infecciones bacterianas o virales.
-Los numerosos productos tóxicos presentes en la cadena alimenticia,
los medicamentos, etc.
-La inestabilidad emocional y los fuertes traumas psicoemocionales.
-Los daños en el intestino delgado por diversas enfermedades que
impiden la absorción de las enzimas.
-La inestabilidad y debilidad del sistema nervioso autónomo.
-La herencia genética.
Añadamos que la mejor manera de proteger nuestras enzimas
digestivas es moderar al máximo el consumo de proteínas cárnicas,
consumir productos vegetales ricos en enzimas y complementar
nuestra dieta con suplementos vitamínicos, ortomoleculares y
enzimáticos.




Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXIX)
CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON LA MEDICINA SISTÉMICA



                                   302
Decenas de miles de personas han sido tratadas ya en 30
unidades médicas de Venezuela y Puerto Rico con la llamada
Medicina Sistémica mediante adaptógenos -plantas de
constatadas propiedades terapéuticas que se caracterizan por
potenciar notablemente el sistema inmunitario sin efectos
secundarios- con la colaboración de otros procedimientos
naturales (productos homeopáticos, bioelectricidad…). Se trata
de médicos que actúan sobre el denominado "triángulo de la
salud" de la Teoría Sistémica -Inteligencia Biológica, Energía y
Organización del organismo- según el estado de cada paciente.
Los resultados obtenidos en numerosas enfermedades -incluido
el cáncer- serán presentados en Caracas este mes de enero
durante el I Congreso Internacional de Medicina Sistémica,
G.D.V. y Electroterapia Oncológica.

A lo largo de los últimos meses hemos compartido con nuestros
lectores distintos puntos de vista sobre el origen y tratamiento del
cáncer, normalmente ignorados -cuando no abiertamente rechazados-
por una clase médica -la oncológica- que cree tener la verdad absoluta
sobre una enfermedad tan escurridiza como poliédrica. En algunos
casos incluso han conseguido contagiar de su intransigencia a las
instancias judiciales. Así las cosas los tratamientos alternativos siguen
siendo perseguidos en nuestro país y en muchas ocasiones la principal
razón esgrimida para ello es que los que se autoproclaman
"verdaderos médicos" -aquellos que se educan en las universidades y
obtienen allí sus títulos guiados por la "verdadera ciencia"- ni pueden
ni deben separarse de los "protocolos debidamente establecidos". Sin
embargo, llegará el día en que hasta dentro del club de los
autodenominados verdaderos médicos surjan quienes se aparten de la
"línea oficial" y apuesten por otro tipo de tratamientos. De hecho cada
vez hay más casos pero suelen viven su contradicción en silencio, bajo
amenaza de rechazo o aislamiento profesional y sin unir sus esfuerzos
frente al sistema sanitario. Afortunadamente no ha sido así en
Venezuela donde ha surgido un movimiento respaldado por médicos
colegiados -y educados por tanto en la ortodoxia médica- que han
decidido escoger un nuevo camino para afrontar las llamadas
enfermedades, entre ellas el cáncer. Se conoce como Medicina
Sistémica, se basa en métodos naturales -básicamente plantas-
aplicados bajo nuevos criterios, se aplica ya en más de 130 centros
autorizados de Venezuela y Puerto Rico, y utiliza productos
debidamente registrados.

SON MÉDICOS, NO CHARLATANES
La simple propuesta de tratamientos nuevos en enfermedades como el


                                   303
cáncer, la diabetes, las enfermedades renales y otras mucho menos
graves suscita siempre la protesta de quienes no entienden ni aceptan
otra medicina que la farmacológica. Afortunadamente, junto a aquellos
que rechazaron la posibilidad que hoy comentamos, en esta ocasión el
Colegio de Médicos del distrito metropolitano de Caracas emitió una
nota que supuso el apoyo indirecto a la práctica de la Medicina
Sistémica por médicos colegiados reconociendo así el derecho de los
pacientes a optar, tras informarse, por tratamientos alternativos. El
Colegio de Médicos de Caracas basaría su postura en el derecho a la
salud como un derecho social fundamental (art. 83) y en el artículo
que reconoce a los pueblos indígenas el derecho a una salud integral
que considere sus prácticas y culturas. "El Estado -dice la ley-
reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias,
con sujeción a principios bioéticos" (art 122). Por otra parte, el artículo
58 de la Carta Magna venezolana establece -entre otras cosas- que
toda persona tiene "derecho a la información oportuna, veraz e
imparcial" (y, por cierto, también nuestra constitución ampara en su
artículo 20 el derecho de los ciudadanos a estar informados). Pero aún
hay algo más fundamental: el Colegio de Médicos de Caracas recuerda
que el artículo 107 de la Ley del Ejercicio de la Medicina establece que:
"En el tratamiento del paciente el médico puede emplear nuevos
procedimientos terapéuticos si después de un juicio cuidadoso
considera probable el reestablecimiento de la salud o el alivio del
sufrimiento".
Sentada su argumentación jurídica, la nota -en un lenguaje
calculadamente ambiguo tras el que trata de explicar aquello que
considera inevitable sin violentar la opinión de aquellos que muestran
reticencias- dice: "Estamos frente a un hecho cierto: un grupo de
médicos graduados en universidades venezolanas, inscritos en los
colegios de médicos que les corresponde y, por ende, miembros de la
Federación Médica Venezolana han decidido reunirse y constituir la
Sociedad Venezolana de Medicina Sistémica. Los colegas afirman que
la Medicina Sistémica posee como marco teórico metodológico
considerar al ser humano como un sistema viviente que cuenta con
energía, inteligencia reguladora y organización, y utilizan fármacos
sintéticos (debidamente registrados en el MSDS) y plantas superiores
con efectos medicinales denominados adaptógenos, los cuales están
igualmente permitidos por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social".
La nota continúa afirmando que la Junta Directiva del Colegio analizó
la situación existente a partir de los casos presentados, la lectura de
los comunicados emitidos por distintas instituciones, la revisión de la
bibliografía existente y el testimonio de distintos médicos. "Es
oportuno señalar -añade la nota- que los miembros de la Sociedad
Venezolana de Medicina Sistémica que han asistido a la convocatoria


                                   304
del Colegio siempre han expresado su deseo de generar el debate
científico e inclusive lo han solicitado públicamente en prensa nacional.
En opinión de la Junta Directiva del Colegio lo conducente es realizar
el análisis científico dentro de un ambiente de búsqueda de la verdad.
Ello obliga a las facultades de las Ciencias de la Salud, a la Academia
Nacional de la Medicina, a las sociedades científicas, a la Federación
Médica Venezolana y a los colegios de médicos a organizar y participar
en los foros que se convoquen para analizar la Medicina Sistémica y
los posibles efectos terapéuticos de los adaptógenos. Paralelo a ello, la
Sociedad Venezolana de Medicina Sistémica debe iniciar el proceso de
reconocimiento de la Medicina Sistémica como Especialidad Médica. No
se debe ni se puede seguir negándole a los colegas involucrados en el
campo de la Medicina Sistémica el debido proceso y, por tanto, su
derecho a la defensa".
En definitiva, la puerta está abierta. Y habida cuenta de las tensiones
internas que una situación como ésta provoca, la ambigüedad
calculada, la invitación a buscar el reconocimiento como especialidad y
la llamada al debate científico suponen de hecho un reconocimiento
tanto del derecho a ejercer como del derecho a ser tratado con la
Medicina Sistémica. "Si usted me pregunta -nos contestaba José
Olalde, creador de la Medicina Sistémica- si las autoridades sanitarias
comulgan al 100% con lo que hacemos le diré que la verdad es que
todo avance tiene opositores. Algunos nos apoyan, otros se oponen.
Pero los que se oponen no pueden hacer pues operamos dentro del
marco legal". La argumentación marca un rumbo a seguir tanto allí
como -¡ojalá!- a este lado del océano.
El doctor Alex Márquez -uno de los cincuenta y cuatro médicos que
avalan con su nombre la práctica de la Medicina Sistémica y prestan su
testimonio en el libro "Medicina Sistémica. El cáncer sí se cura" escrito
por José Olalde- afirma en él: "La Medicina Sistémica deberá ser
incluida en un futuro en los planes de estudio de la carrera. Mi rango
de acción hospitalaria se limitaba única y exclusivamente al uso de
fármacos sintéticos con los cuales no siempre lograba resolver los
problemas que aquejaban a mis pacientes. La Teoría Sistémica viene a
ser el complemento de la medicina convencional al considerar no
solamente la morfología sino también el estado energético (punto vital
del tratamiento de cualquier enfermedad) y la Inteligencia Biológica
que regula todas las funciones corporales. La conjunción y
comprensión de estos tres elementos -energía, organización e
inteligencia- me ha permitido abordar con éxito enfermedades que
anteriormente consideraba incurables".
El doctor Meyer Magarici, pediatra y oncólogo, llega aún mucho más
lejos: "Hemos obtenido con la Medicina Sistémica extraordinarios
éxitos terapéuticos en cáncer y condiciones crónicas tales como


                                   305
artritis, diabetes, hiperplasia prostática, degeneración de mácula
retiniana, sinusitis crónica, enfermedades tiroideas, hipertensión
arterial, enfermedades autoinmunes (lupus, esclerodermia, esclerosis
múltiple y artritis reumatoide), menopausia, disfunción sexual,
infertilidad y psoriasis".
Cabe añadir que a finales de este mes de enero los resultados
obtenidos hasta el momento serán presentados en el I Congreso
Internacional de Medicina Sistémica, G.D.V. y Electroterapia
Oncológica. Será pues una puesta de largo a la que en Discovery
DSALUD nos adelantamos.

LA MEDICINA SISTÉMICA
Natural, aplicada por médicos titulados y en centros autorizados, la
Medicina Sistémica es una realidad a la hay que acercarse desde el
convencimiento de que los milagros no existen, que nunca dos casos
son iguales y que información no es igual a curación. Dicho lo cual, es
verdad que existen datos que invitan a la esperanza.
El último estudio independiente publicado -hace sólo unas semanas-
fue dirigido por el doctor Luis Guerrero Pulido -Jefe del Servicio de
Urología del Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo), ubicado
en el estado Bolívar- y lleva por título Ensayo clínico para evaluar la
efectividad de la Medicina Sistémica en pacientes con cáncer
prostático. En él se emplearon combinaciones herbarias superiores
(adaptógenos) mediante los principios de la Medicina Sistémica para
evaluar los efectos terapéuticos en 30 pacientes con diagnóstico de
carcinoma prostático. Pues bien, al final del período de tres meses el
estudio reflejaba los siguientes datos:
   1) El antígeno prostático disminuyó en el 100% de los pacientes.
   2) El 63 % experimentó mejoría en los dolores óseos por
metástasis.
   3) El 76,6 % experimentó mejoría en la sintomatología urinaria.
   4) El 93,3% experimentó mejoría en su calidad de vida.
El estudio concluye: "El uso de los protocolos de la Medicina Sistémica
contribuye a reducir síntomas, tumoración y metástasis. Inhibe la
invasividad y la aparición de las metástasis y potencia los efectos
benéficos de la Quimioterapia y la Radioterapia al mismo tiempo que
protege al organismo y disminuye los efectos secundarios".
Un estudio que en realidad no viene sino a confirmar los datos de otro
anterior titulado "Mejoría del cáncer de próstata avanzado con el
tratamiento basado en la Medicina Sistémica" firmado por el propio J.
Olalde -fundador de la Medicina Sistémica y presidente de los Centros
Médicos Docentes Adaptógenos- y otros colaboradores. Estudio que
terminaba diciendo: "Los efectos de una combinación herbaria
formulada bajo los principios de la Medicina Sistémica fueron


                                  306
evaluados en 30 pacientes con estadios avanzados de cáncer
prostático mediante un estudio retrospectivo, multicéntrico y
descriptivo de dos años de duración. Se observó la mejoría de los
síntomas urinarios y óseos en el 78,9% y en el 88,4% de los
pacientes, respectivamente. El Antígeno Prostático Específico (PSA)
disminuyó significativamente en el 76,6% de los pacientes y la calidad
de vida mejoró en el 86,6%. Esta fórmula terapéutica ha demostrado
ser particularmente efectiva en los estadios más avanzados de la
enfermedad. La tolerancia al tratamiento fue excelente. Nuestros
resultados sugieren que esta formula herbaria ofrece beneficios
importantes al paciente con cáncer de próstata".
Bien, llegados a este punto hay que decir que son dos las
herramientas básicas aplicadas en ambos estudios y que quedan
reflejadas en sus conclusiones: los adaptógenos (combinaciones
herbarias superiores) y los principios teóricos que condicionan su
forma de aplicación, concebidos por Jose Olalde en 1995 como base de
una teoría unificada de todos los sistemas vivos y a la que llamó
Teoría Sistémica.

LOS ADAPTÓGENOS
Lo singular es que José Olalde no es médico sino un ingeniero que
mostró siempre gran interés por la filosofía, la salud y la fitoterapia. Y
que reconoce que para el desarrollo de su formulación teórica fueron
fundamentales los trabajos de Hans Selye sobre el estrés y su
influencia en la salud. En 1936 Selye enunció el denominado Síndrome
General de Adaptación (GAS) como el conjunto de cambios que se van
produciendo en el organismo como consecuencia de la presencia, más
o menos mantenida, de un estresor (tóxicos, virus, bacterias…) o de
una situación de estrés. El nombre de Selye quedaría desde entonces
estrechamente ligado al estrés como el de Freud lo está a la
Psicología.
Según el Síndrome General de Adaptación (GAS) todos los
organismos, ante situaciones estresantes, presentan una respuesta de
activación generalizada que afecta a todo el organismo. De forma
resumida, primero se produce una reacción de alarma, después una
fase de resistencia y, por último, una fase de agotamiento o
claudicación. Ante cada una de esas etapas el organismo va
respondiendo con cambios fisiológicos pero si la agresión del estresor
se mantiene se torna vulnerable a problemas de salud hasta que
finalmente se produce la enfermedad y, en última instancia, la muerte.
Pues bien, mientras los científicos occidentales fueron reacios a
aceptar las ideas de Selye sobre el Síndrome de Adaptación General su
concepto fue rápidamente aceptado por los investigadores rusos.
Quizás porque Selye había conseguido su condición de médico en


                                   307
Checoslovaquia y después había estudiado con varios fisiólogos rusos
de renombre internacional como Pavlov, Vedenski y Orbeli.
Uno de los primeros científicos soviéticos en abrazar las ideas de Selye
fue el doctor Nicholai Lazarev, pionero en los entonces emergentes
campos de la Toxicología y la Medicina Preventiva. A poco de
graduarse en la Escuela Médica -en 1928- Lazarev empezó a trabajar
en cómo prevenir los efectos perjudiciales de los químicos industriales
en los humanos, una actividad que ejerció tal influencia sobre él que
se dedicó no sólo a buscar sustancias que pudieran mejorar la
resistencia general de los humanos a las toxinas sino también aquellas
que pudieran corregir la reacción de adaptación general a todos los
tipos de estresores. Sería así, terminada la II Guerra Mundial, cuando
convencido de que la respuesta para mejorar la resistencia general no
está en las medicinas convencionales y drogas sino en los sistemas
preventivos se decidió a investigar un grupo de hierbas que las
antiguas tradiciones médicas consideraban "superiores". En la Medicina
Tradicional China, de hecho, esas hierbas han sido siempre
consideradas "especiales" por haber constatado que aumentan la
capacidad física y mental, reducen la fatiga, mejoran la resistencia
para no enfermar y ayudan a conseguir una vida más larga. Por eso en
China esas hierbas eran utilizadas directamente por los soldados antes
de la batalla. Y en Siberia eran usadas por los cazadores antes de las
jornadas largas y peligrosas. Sin embargo, a pesar de las
innumerables leyendas y de los miles de años de uso en China, Rusia,
Japón, Corea e, incluso, Europa nunca antes se habían estudiado
científicamente los beneficios que se las atribuía. Así que en 1948
Lazarev y un discípulo suyo, el doctor Israel Brekhman -considerado
el padre de la "medicina con hierbas" en la Unión Soviética-,
emprendieron el desafío de investigar la utilidad y efectividad de este
grupo de plantas a las que Lazarev denominó "adaptógenos". Y, por
cierto, una de sus primeras investigaciones tuvo lugar con el hoy
popular ginseng. El caso es que tras numerosos estudios y clasificación
de otras plantas tres adaptógenos serían incluidos en 1962 en la
Farmacopea de la Unión Soviética: el Eleutherococcus senticosus, el
Rhaponticum carthamoides y el Rhodiola rosea. Poco después -en los
años setenta del pasado siglo XX- la información sobre las notables
propiedades de estas hierbas traspasaría la frontera soviética y
científicos de Alemania, Suecia, Japón y EEUU confirmarían su
efectividad demostrando que:
-Los adaptógenos consiguen que la contestación al estrés o los
estresores sea menos perjudicial para el organismo.
-Los adaptógenos ayudan a mantener la homeostasis ante el estrés
regulando las reacciones de adaptación del organismo
-Los adaptógenos reducen la mayoría de las señales de la fase de


                                  308
alarma en el período de contestación al estrés y retrasan o promueven
la anulación de la fase de agotamiento. Cabe añadir que Lazarev
trabajó con diez adaptógenos pero desde entonces se han descubierto
y clasificado otras ochenta plantas excepcionales.

LA TEORÍA SISTÉMICA
Los adaptógenos encajaron como llave en cerradura en los
planteamientos filosóficos de Olalde aplicados a la Medicina. Olalde
reconoció en la Energía (E), la Inteligencia Biológica (I) y la
Organización (O) el "triángulo de la vida", el mínimo común
denominador de todos los sistemas vivos. Estableciendo que un
sistema biológico sólo puede existir si -y sólo si- esos tres elementos
están presentes. Con lo que concluyó que Vida = E+I+O. Y viceversa,
que E+I+O = Vida.
    Siendo la Inteligencia Biológica la entidad reguladora que controla e
integra las piezas de un sistema viviente en una unidad funcional
alineada hacia la supervivencia. Es decir, la encargada de regular las
funciones corporales.
    Siendo la Energía cualquier "combustible" que produce acción o
movimiento. Y,
    Siendo la Organización cualquier conjunto de elementos ordenados
como una unidad funcional encaminada hacia las metas que establece
la inteligencia que lo rige.
Obviamente, en un sistema vivo la Inteligencia Biológica se configura
como el elemento básico porque crea y utiliza la Energía con el
propósito de lograr la Organización. Y al mismo tiempo crea la
Organización con el propósito de producir Energía. Sin embargo, a
pesar de su importancia es dependiente de los otros dos lados del
"triángulo" porque si cualquiera de los elementos desaparece los otros
dos también lo hacen y llega la muerte. Es el Triángulo de la Vida que
definió Olalde y dentro del cual es posible incrementar la salud
actuando sobre cada uno de los lados porque cuando cualquiera de
ellos aumenta o decrece los otros lo hacen en la misma proporción.
En este simple esquema la mayoría de las enfermedades crónicas
aparecen debido a impactos emocionales, físicos, químicos o biológicos
negativos de distinta naturaleza sobre la Inteligencia Biológica hasta el
punto de desactivar alguno de sus componentes: el sistema inmune
encargado de la defensa, el sistema celular o genético y el sistema
bioquímico, un nuevo triángulo en el que nuevamente cada lado
depende de los otros dos.
Pues bien, Olalde puso en relación su teoría con la de los adaptógenos
y decidió sistematizar el estudio de esas plantas clasificándolas -para
aplicarlas- según su capacidad de estimular en el organismo la
Energía, la Inteligencia Biológica o la Organización (estructura y


                                   309
función). Misión del médico es ya analizar al paciente y decidir cuál es
el lado que presenta mayores problemas para su salud. La solución a
cualquier enfermedad pasaría pues, a partir de ese momento, por
tratar primero ese lado -origen de la patología- pero al mismo tiempo
fortalecer siempre a lo largo del tratamiento la Inteligencia Biológica
ya que es ahí donde se originan la mayor parte de las enfermedades.
En suma, si bien en la Medicina Sistémica se utilizan las "plantas
superiores" o adaptógenos como núcleo del tratamiento también se
aplican otros dirigidos a estimular la denominada Inteligencia
Biológica, la Energía y la Organización con procedimientos ortodoxos,
homeopáticos, bioenergéticos, bioelectrónicos, vitamínicos,
nutricionales e, incluso, la terapia espiritual en ciertas dolencias de
origen emocional.
"La Medicina Sistémica -afirma Olalde- se puede validar a partir de la
Termodinámica. El sistema biológico humano, en términos de la Física
Energética, se considera un sistema termodinámico abierto que realiza
constantes intercambios de entropía positiva y negativa con el medio
ambiente. La entropía equivale a desorden. También se define como la
energía que no está disponible en el sistema. A mayor enfermedad,
mayor entropía; es decir, menor energía disponible. En consecuencia,
mientras más energía disponible tiene un sistema biológico menor es
su entropía. Por ende, si incrementamos la energía disponible del
sistema orgánico mediante la utilización de plantas medicinales (que le
aportan entropía negativa al sistema a partir de la fotosíntesis)
lograremos disminuir su entropía y, por ende, se generará una
tendencia endógena en el sistema a sanar su enfermedad. Este es un
concepto fundamental de la Medicina Sistémica y una de las razones
fundamentales de su éxito clínico. Se trata de practicar la Medicina
utilizando las leyes de la Naturaleza sin violarlas como muchas veces
ocurre con la práctica médica convencional, no por mala fe sino por
ignorancia. Es lamentable que la mayoría de los médicos no conozcan
las leyes de la Termodinámica y mucho menos sus aplicaciones al
campo de la Medicina. Por eso existen terapias como, por ejemplo, la
quimio y la radioterapia en cáncer que, de forma cotidiana, infringen
las restricciones termodinámicas necesarias para la realización de una
terapéutica eficaz. El resultado es una mayor entropía (mayor caos)
en el sistema viviente".

EL CÁNCER EN LA TEORÍA SISTÉMICA
Según la Teoría Sistémica para que se desarrolle un cáncer deben
estar presentes los siguientes factores de manera simultánea: un
agresor crónico, el colapso sostenido de la Inteligencia Biológica y la
rebelión celular.
"La clave para descifrar el cáncer -afirma Olalde- radica en ver la


                                   310
célula como una entidad inteligente que se organiza, sabe utilizar y
crear energía, tiene vida propia y que al sentirse amenazada se rebela
-en reacción a los agentes agresores- como intento último de
supervivencia. Es una respuesta defensiva una vez que siente que la
Inteligencia Biológica ha colapsado y fracasado en su función
protectora del sistema celular".
La solución del cáncer pues, desde este punto de vista, es sencillo de
plantear: hay que incrementar la Inteligencia Biológica, la Energía y la
Organización y, al mismo tiempo, disminuir la Inteligencia Biológica, la
Energía y la Organización del agente agresor. ¿Cómo? Pues según los
principios de la Medicina Sistémica...
...la Inteligencia Biológica se incrementa estimulando la inteligencia
inmune, bioquímica y celular con plantas superiores.
...la Organización se mejora aportando plantas superiores y nutrientes
que permitan recuperar la estructura orgánica y mejorar los
mecanismos de desintoxicación del cuerpo.
...la Energía se aumenta estimulando la producción de energía celular
-es decir, haciendo que el organismo produzca más moléculas ATP
(Adenosin Trifosfato)- y potenciando los circuitos eléctricos del cuerpo
con plantas energizantes superiores así como mediante el uso de
ciertas técnicas de Bioenergética o Bioelectrónica ya que parece
comprobado que en un enfermo de cáncer los niveles de energía
química y de conductancia (conductividad) eléctrica están disminuidos.
Es decir, el Sistema Tumoral se combate atacando la Energía, la
Inteligencia y la Organización de las células tumorales (rebeldes) de
manera selectiva con plantas superiores que no afectan a las células
sanas al contrario de lo que ocurre con la quimio y la radioterapia.
Y la causa se elimina buscando, descubriendo y destruyendo los
agentes agresores -biológicos, físicos, químicos o emocionales- que
agotan la Inteligencia Biológica. La idea es, en suma, eliminar al
agente agresor que causó el colapso de la Inteligencia Biológica en
primer lugar.
En el apartado Análisis del estudio citado anteriormente efectuado en
el Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo) que dirigió el Dr.
Luis Guerrero Pulido sobre la efectividad de la Medicina Sistémica en
pacientes con cáncer prostático puede leerse: "Los perfiles, riesgo-
beneficio y costo-beneficio de los adaptógenos son superiores a los
fármacos antineoplásicos y antiretrovirales. Su administración durante
un período prolongado es segura, mejora los niveles de energía del
paciente, aceleran la recuperación de la médula ósea afectada,
protegen y recuperan las funciones hepáticas, disminuyen los efectos
secundarios de las terapias anticancerosas y, al mismo tiempo,
incrementan la sensación de bienestar (…) Una de las causas
frecuentes de muerte en el paciente con cáncer son las metástasis.


                                  311
Pues bien, las combinaciones de adaptógenos ofrecen esperanza a
estos pacientes. Sus principios activos contribuyen a mantener la
homeostasis, y son potentes inmunoestimulantes que no producen
fenómenos autoinmunes. Son seguros, clínicamente comprobados. Por
ello resultan imprescindibles para cualquier paciente con cáncer o
enfermedades caracterizadas por la depresión inmune".
El también citado ya doctor Meyer Magarici afirma por su parte que las
experiencias llevadas a cabo han conseguido en muchos casos:
    Mejoría significativa en los síntomas generales que acompañan al
cáncer: astenia, fatiga, pérdida de peso, depresión…
    Mejoría significativa de los síntomas causados por el tumor:
hemorragias, dolor, alteraciones funcionales…
    Reducción de la masa tumoral en un alto porcentaje de casos y
desaparición del tumor en algunos.
    Superior tolerancia a la quimioterapia con reducción o desaparición
de los síntomas ocasionados así como de las complicaciones orgánicas
inherentes.
Por todo ello Magarici concluye que es indudable que "el uso de
adaptógenos más terapias convencionales es beneficioso".
Lógicamente el tratamiento se realiza principalmente a través de la
ingesta de numerosos extractos de plantas cuyos principios
bioquímicos -según la Medicina Sistémica- son utilizados por la
Inteligencia Biológica de nuestro organismo en función del estado de
cada uno de los lados del "Triángulo de la salud".
"A primera vista, y bajo los conceptos de la farmacoterapia tradicional
-escribe el doctor Guerrero- el uso de tantos productos para el
tratamiento de una sola enfermedad parece exagerado; sin embargo,
cuando se toma en cuenta la resistencia a los tratamientos
convencionales que exhiben enfermedades severas como el cáncer de
próstata el tratamiento herbario luce como una alternativa razonable y
con alta probabilidad de éxito".

NUEVOS ESTUDIOS
Hay que añadir que en el momento de redactar estas líneas estaban a
punto de finalizar 14 nuevos estudios clínicos cuyos resultados se
quieren dar a conocer durante el I Congreso Internacional de Medicina
Sistémica que, como ya adelantamos, se celebrará los próximos días
21 y 22 de Enero en Caracas. "Se trata de estudios independientes en
hospitales -nos diría José Olalde- con casos de cáncer de mama,
próstata y vejiga así como en cáncer terminal genérico en pacientes
desahuciados. Y en todos ellos los resultados preliminares validan los
resultados de la experiencia en nuestros centros médicos ya que, de
promedio, la remisión aparece en más del 75% de los pacientes".
Terminamos como comenzamos: remarcando el hecho de que son


                                  312
médicos convencionales quienes han decidido apostar por una nueva
vía terapéutica que en su día a día les está funcionando y que han
querido dejar constancia de sus experiencias. "Me gustaría dar fe -nos
diría la doctora Soraya Garabán, internista y colegiada en Zulia- del
caso de un paciente de 39 años con carcinoma embrionario de
hipófisis que presentaba metástasis de huesos, dificultades para el
habla, debilidad extrema y pérdida de memoria que recibió
tratamiento de radioterapia sin que mejorara. Bueno, pues llama la
atención que el paciente, con el uso de adaptógenos, recuperó
totalmente la memoria, la fuerza muscular, sus habilidades mentales y
su capacidad para el habla. Es extraordinario que consiguiera tal
mejoría. Actualmente incluso practica artes marciales sin dificultad
alguna, física o mental. No podemos afirmar que el paciente esté
curado pero lo cierto es que le dieron de alta en el Hospital Oncológico
con criterio de curación. También he visto a pacientes con
esclerodermia, psoriasis y artritis reumatoide con notables mejorías o
completamente curados".
Experiencias, en definitiva, que van más allá de una patología en
concreto. "Yo soy cardióloga -nos contaría por ejemplo la doctora
Myriam Turmero- y después de haber tratado a muchos pacientes
con adaptógenos puedo dar fe de un porcentaje de éxito por encima
del 80% en cardiopatías diversas, asma bronquial, alergias y diabetes.
Y destacaría que también en los problemas de tipo vascular periférico
el éxito ha sido impresionante ya que hemos podido salvar de
amputaciones a muchos pacientes. Tampoco puedo dejar de
mencionar las mejorías espectaculares en estrés, agotamiento físico-
mental y depresión emocional sin necesidad de utilizar drogas
psiquiátricas. Y me gustaría destacar que no he visto nunca efectos
secundarios con el uso de adaptógenos".
Bien, ya conoce el lector qué es la Medicina Sistémica y cómo
funcionan los adaptógenos. El problema para los españoles -como para
las personas de otras muchas nacionalidades -es que en nuestro país
aún no se practica. Aunque quizás en el 2005 haya médicos que se
animen a ello ya que algunos de los especialistas venezolanos en este
método terapéutico probablemente vengan a darlo a conocer a Madrid
a mediados de año. Les tendremos informados.


Antonio F. Muro


Resultados en el tratamiento del cáncer con Medicina Sistémica
En el libro "Medicina Sistémica. El Cáncer sí se cura" de José Olalde,
el doctor Alex Márquez hace un repaso a los resultados obtenidos en


                                  313
cáncer con la Medicina Sistémica y afirma que son "contundentes"
aunque a continuación aclara que deben ser considerados
"preliminares" por cuanto la muestra estadística no es lo
suficientemente amplia. Lo que no le impide expresar su convicción de
que se corroborarán estos primeros resultados. Estas son las
afirmaciones que hace en el libro:

   Cáncer de próstata. "La terapia con adaptógenos logró la
resolución de la enfermedad en el 100% de los pacientes con cáncer
de próstata (sin tratamiento previo) que cumplieron el esquema a
cabalidad y tuvieron buena tolerancia al tratamiento. Quedan
pendientes biopsias de próstata para confirmar ausencia de la
enfermedad de forma definitiva".

   Cáncer de recto. "El tratamiento con adaptógenos logró la
resolución en el 100% de los casos de pacientes que presentaban
rectorragia, pérdida del apetito y dolor".

   Cáncer ganglionar. "La terapia sistémica logra la resolución de la
astenia, pérdida del apetito y peso en 100% de los pacientes tratados
así como reducción de plastrón adenomegálico en un caso. Combinado
con quimioterapia logró la resolución total de un caso".

    Cáncer de mama. "La terapia con adaptógenos mejoró el curso
clínico de la enfermedad en el 89,28% de los casos estudiados
evidenciándose en más de la mitad de ellos recuperación de peso,
desaparición de fatiga y regularización del apetito. Con relación a la
presencia de tumor se logró la reducción de la misma en un 36,36%
de los casos junto con quimioterapia o radioterapia y la desaparición
total de la lesión en un caso que no había recibido terapia alguna.
Queda pendiente nuevo control de la paciente para solicitar nueva
biopsia. No se reportaron efectos secundarios".

   Cáncer de pulmón. "El uso de adaptógenos en combinación con
quimioterapia y/o radioterapia logró la desaparición total de la astenia
y lesiones pulmonares en el 100% de los casos mejorando la disnea
en un 75% de los pacientes con una tolerancia excelente al
tratamiento de los pacientes".

   Cáncer de colon. "El uso de adaptógenos logró la reducción de la
masa tumoral en el 50% de los casos en combinación con
quimioterapia y en el 50% restante posterior a la cirugía. Asimismo se
logró la disminución del sangrado en el 66,66% de los pacientes con
rectorragia y la desaparición en el 33,33% en combinación con


                                   314
quimioterapia y/o radioterapia".

   Cáncer de páncreas. "El uso de adaptógenos en pacientes con
cáncer logró la disminución del dolor y la fatiga así como mejorar el
apetito en un paciente que no había sido sometido a terapia médica
alguna".


Clases de adaptógenos
Las características que permiten clasificar a los adaptógenos primarios
y secundarios según los lados del "Triángulo de la salud" en donde
actúen son las siguientes:

Adaptógenos energizantes. Son plantas que estimulan el ciclo
energético celular -o ciclo de Krebs- promoviendo la síntesis de
moléculas ATP a diferencia de otros principios activos
simpatomiméticos como la cafeína, las xantinas, etc.

Adaptógenos organizacionales. -Plantas que aportan principios
endógenos: vitaminas, minerales, hormonas vegetales, enzimas u
otras sustancias utilizadas directamente por el cuerpo o por el órgano
específico.
-Plantas que aportan sustratos para la fabricación de otras sustancias
esenciales al metabolismo bioquímico como por ejemplo el Tríbulus
con la protodioscina -precursora de la DHEA-, el Ñame salvaje con la
diosgenina -precursora de la progesterona- o el Dong quai con los
fitoesteroles -precursores de la androstenediona.
-Plantas que aportan sustancias que optimizan directamente la función
de un órgano que, aunque obviamente lo tienen que hacer por la vía
bioquímica, no significa que estén incidiendo sobre la Inteligencia
neuroendocrina. Por ejemplo, el jengibre en casos de acidez, el espino
en problemas del corazón o el cardo en dolencias hepáticas.
-Plantas que cambian directamente la bioquímica general del
organismo para luego incidir sobre el órgano como por ejemplo el
Harpagofito, el Saw palmetto y pygeum o el Chitomax que cambia el
Ph del jugo gástrico.
-Plantas que actúan directamente sobre un órgano modificando su
comportamiento por vía celular o bioquímica. Por ejemplo, la silimarina
del Cardo Lechoso -que aumenta la proliferación de los hepatocitos- o
el Dong quai -que inhibe las secreciones gástricas por vía de las
células de la mucosa gástrica.

Adaptógenos específicos de la inteligencia bioquímica. -Plantas
que estimulan el sistema hormonal como, por ejemplo, las que


                                   315
estimulan, inhiben o modulan secreciones glandulares.
-Plantas que modulan el colesterol, el azúcar en la sangre, el equilibrio
de fluidos, el Ph sanguíneo y los electrolitos como son los casos del
Reishi, el Astrágalus y el Maitake.

Adaptógenos específicos de la inteligenica inmune. -Plantas que
modulan la inmunidad celular y humoral como el Anamú.

Adaptógenos específicos de la inteligencia celular. -Plantas que
modulan la actividad celular del organismo, es decir, la síntesis de
proteínas, RNA, DNA o la apóptosis (suicidio celular) como por ejemplo
el Eleutherococcus, la Leuzea carthamoides, el Panax ginseng, etc.

Fuente: "Medicina Sistémica. El Cáncer sí se cura" de José Olalde




Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXX)
CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON LA MEDICINA SISTÉMICA (II)

La Medicina Sistémica ha elaborado un protocolo propio para el
tratamiento del cáncer cuya eficacia está avalada por
numerosos estudios científicos y cuya base principal es la
acción terapéutica de distintas combinaciones de adaptógenos
siendo los principales plantas que ya eran consideradas
"superiores" por las culturas milenarias orientales y que a lo
largo de los milenios han demostrado un valor terapéutico
incontestable. De ahí que ofrezcamos a nuestros lectores en
esta ocasión, dentro de la saga que sobre esta enfermedad
venimos desarrollando, las fórmulas utilizadas en concreto
para el tratamiento del cáncer.

La Medicina Sistémica -de la que ya hablamos en el pasado número
68- es una nueva manera de afrontar la salud y la enfermedad que se
caracteriza básicamente por:
     Una visión integral del ser humano formulada a través de una
filosofía superadora de la visión mecanicista de órganos y funciones,
base de la medicina convencional.
     El uso de adaptógenos. Entre los que destacan casi un centenar de


                                   316
plantas "superiores" conocidas desde la antigüedad por sus
posibilidades terapéuticas.
     Una práctica clínica realizada por médicos convencionales que han
decidido apostar por nuevas formas de tratamiento en la práctica
totalidad de patologías conocidas, cáncer incluido.
Y hay que decir que los resultados obtenidos con este nuevo enfoque
-en centros oficialmente reconocidos- son realmente esperanzadores.
"Hemos obtenido con la Medicina Sistémica -afirma el doctor Meyer
Magarici, pediatra, oncólogo y director médico de los Centros de
Medicina Sistémica- extraordinarios éxitos terapéuticos en cáncer y
condiciones crónicas tan diversas como artritis, diabetes, hiperplasia
prostática, degeneración de mácula retiniana, sinusitis crónica,
enfermedades tiroideas, hipertensión arterial, enfermedades
autoinmunes (lupus, esclerodermia, esclerosis múltiple y artritis
reumatoide), menopausia, disfunción sexual, infertilidad y psoriasis".
Curiosamente el "padre" de la Medicina Sistémica, el venezolano José
Olalde, no es médico sino alguien que ha tenido la suficiente inquietud
intelectual como para aunar su interés por la filosofía, la salud y la
fitoterapia a sus conocimientos de las leyes de la Física -en su calidad
de ingeniero- postulando una nueva concepción de la salud y la
enfermedad que hunde sus raíces en los trabajos de Hans Selye
sobre el "estrés" así como en los trabajos de los doctores Nicholai
Lazarev e Israel Brekhman sobre el uso de plantas tradicionales de
contrastada eficacia.
Selye había llegado a la conclusión de que todo organismo, ante una
situación estresante, da primero la señal de alarma, después elabora
una estrategia de resistencia y cuando la misma falla y el organismo
agota sus defensas iniciales aparece lo que conocemos como
enfermedad o patología. Es decir, según Seyle lo que el organismo
hace es afrontar la causa del estrés -a la que denominó "estresor-" y
que puede ser un virus, una bacteria, una sustancia tóxica, una
radiación negativa y, en suma, cualquier otro factor que afecta
negativamente al organismo y obliga a éste a reaccionar para
defenderse con los mecanismos a su alcance y que cada caso requiere.
Conjunto de cambios que obliga al cuerpo a adaptarse a la nueva
situación y al que Selye llamaría en 1936 "Síndrome General de
Adaptación (GAS)". Pues bien, mientras los científicos occidentales
fueron reacios a aceptar la formulación de Selye el concepto fue
rápidamente aceptado por los científicos rusos.. probablemente porque
éste había estudiado con fisiólogos de esa nacionalidad de la talla de
Pavlov, Vedenski y Orbeli. Siendo uno de los primeros científicos en
abrazar sus ideas -como hemos adelantado- Nicholai Lazarev, pionero
en los entonces emergentes campos de la Toxicología y la Medicina
Preventiva y que, al centrar sus esfuerzos en buscar sustancias que


                                  317
pudieran mejorar la resistencia general de los humanos a las toxinas
decidió averiguar hasta qué punto las hierbas que las antiguas
tradiciones consideraban "superiores" eran útiles. Así que junto un
discípulo suyo, Israel Brekhman -considerado hoy el "padre de la
medicina con hierbas" en la Unión Soviética-, emprendió en 1948 el
desafío de investigar la utilidad y efectividad de ese grupo de plantas a
las que Lazarev denominaría "adaptógenos". Unos años después -en
1962- las tres primeras plantas que recibieron la consideración de
adaptógenos -Eleutherococcus senticosus maxim, Rhaponticum
carthamoides y Rhodiola rosea- pasarían a formar parte como tales de
la Farmacopea de la Unión Soviética. Una década después la
información sobre sus notables propiedades traspasaría la frontera y
científicos de Alemania, Suecia, Japón y Estados Unidos confirmarían
su eficacia. Desde entonces las plantas consideradas como
adaptógenos han aumentado y hoy alcanzan casi el centenar.
Faltaba sin embargo un último elemento para completar lo que hoy se
conoce como Medicina Sistémica: la aplicación de las leyes de la
termodinámica a la salud. Es decir, la consideración de que el
organismo humano es un sistema termodinámico abierto en el que
existen constantes intercambios con el medio ambiente y donde la
entropía equivale a desorden y enfermedad. En otras palabras, a la
constatación de que cuanto más grave es una enfermedad mayor
entropía existe y, por tanto, menor es la energía disponible por el
sistema biológico. De lo que se deduce que cuanto más energía se
pueda aportar al mismo menor será su entropía y, consecuentemente,
mejor será su salud.
Hay que explicar que Olalde basa su formulación en el concepto
denominado Systemics que se define como "el potencial de
supervivencia de todo sistema viviente desde el punto de vista de su
Energía, Inteligencia y Organización". O dicho de otra forma: el común
denominador de todo sistema viviente es la cantidad de Energía (E),
Inteligencia (I) y Organización (O) de que dispone. Obviamente, tal
formulación se puede aplicar a muchos campos del conocimiento
humano al igual que a todos los sistemas vivientes del universo...
siendo la Medicina pues sólo uno de ellos. Lo que implica que un
sistema biológico sólo puede existir si -y sólo si- esos tres elementos
están presentes. Con lo que puede concluirse que Vida = E + I+ O.
    Siendo la Energía todo "combustible" capaz de producir acción o
movimiento.
    Siendo la Organización cualquier conjunto de elementos
ordenados como una unidad funcional encaminada hacia las metas que
establece la inteligencia que lo rige. Y,
    Siendo la Inteligencia Biológica- la entidad reguladora que
controla e integra las piezas de un sistema viviente en una unidad


                                   318
funcional siendo su principal objetivo la supervivencia. Está pues
directamente vinculada a los aspectos mentales y emocionales del ser
humano además de ser la encargada de regular las funciones
corporales. Cabe añadir que desde el punto de vista estructural la
Inteligencia Biológica está distribuida por todo el organismo siendo su
base el sistema nervioso central ubicado en el cerebro y la médula
espinal. Ahora bien desde un punto de vista funcional puede decirse
que el común denominador de la Inteligencia Biológica lo constituyen:
   a) La Inteligencia Inmune (que regula el sistema de defensas).
   b) La Inteligencia Bioquímica (que regula el equilibrio químico, es
decir, hormonal, vitamínico, electrolítico, enzimático, neurotransmisor
y afines). Y,
   c) La Inteligencia Genética o Celular (que coordina y regula la
actividad de cada célula).
Puede decirse que estos aspectos constituyen los tres lados del
triángulo de la Inteligencia Biológica y que, por tanto, al aumentar o
disminuir cualquiera de ellos los demás crecen o disminuyen en la
misma proporción. Y esto es importante porque cuando se fortalece o
debilita cualquiera de los lados se fortalecen o debilitan los demás. Lo
que no obsta para constatar que el efecto terapéutico es mayor
cuando se actúa reforzando los tres lados simultáneamente.
Obviamente en un sistema vivo la Inteligencia Biológica se configura
como el elemento básico porque crea y utiliza la Energía con el
propósito de lograr la Organización. Y al mismo tiempo crea la
Organización con el propósito de producir Energía. Sin embargo, a
pesar de su importancia es dependiente de los otros dos aspectos
porque si cualquiera de los elementos desaparece los otros dos
también lo hacen y llega la muerte. Dicho lo cual hay que agregar que
no es menos cierto que es siempre primordial actuar sobre la
Inteligencia Biológica y que los mejores resultados se obtienen cuando
se actúan sobre los tres "lados" del triángulo simultáneamente.

LA APARICIÓN DE LAS "ENFERMEDADES"
¿Y cómo aparece lo que llamamos enfermedad? Pues para la Medicina
Sistémica surge cuando resulta notablemente afectado cualquiera de
los tres aspectos que conforman el llamado Triángulo de la Vida que
hace posible la existencia de todo sistema vivo: la Inteligencia
Biológica, la Energía o la Organización. Algo que sólo acaece cuando el
ser humano es sometido a una agresión continuada por algún "agente
agresor"... entendiendo por tal "toda causa física, química, biológica o
emocional que atente contra la supervivencia óptima". Es decir, desde
el punto de vista físico hablamos de radiaciones, campos
electromagnéticos, electroshocks (los utilizados en Psiquiatría), etc.
Desde el punto de vista químico de sustancias tóxicas, hormonas


                                  319
sintéticas, colorantes, bencenos, fármacos de síntesis (especialmente
los esteroides y los antidepresivos), etc. Desde el punto de vista
biológico de virus, bacterias, hongos, parásitos o protozoos. Y desde el
punto de vista emocional de todo shock traumático que afecta
profundamente al espíritu (la muerte inesperada de un ser querido, la
pérdida total del patrimonio, la entrada en la cárcel...).
Todos esos "agentes agresores" pueden terminar afectando a la
Inteligencia Biólogica, a la Energía o a la Organización del sistema y
generar un fallo del sistema inmune, del sistema celular o del sistema
bioquímico provocando la enfermedad y, en casos graves, la muerte.
Hay que decir también que los adaptógenos utilizados por la Medicina
Sistémica son de dos tipos: primarios y secundarios. Los primarios son
los que incrementan la energía del organismo al aumentar la síntesis
de la molécula ATP o Adenosina Trifosfato -se trata del "transportador"
universal de energía de nuestro cuerpo-, equilibran sus funciones
metabólicas, incrementan la resistencia inespecífica del organismo,
optimizan el sistema neuroendocrino y fortalecen el eje pituitario-
suprarrenal. Los secundarios, por su parte, ayudan a la homeostasis
sin incidir en la energía y actúan sobre órganos específicos. LAS

LAS ENFERMEDADES "INCURABLES"
En suma, para la Medicina Sistémica cuando el potencial de uno de los
lados del Triángulo de la Vida mengua termina incidiendo en los otros
dos y ello origina inevitablemente caos en el sistema orgánico
provocando lo que se conoce como estado patológico o enfermedad.
Sólo que basta actuar sobre cualquiera de los lados para recuperar la
salud. Ahora bien, hay ocasiones en que ese caos que da lugar a
"enfermedades comunes" puede degenerar en una enfermedad
"incurable". Es el caso de los tumores benignos, la gastritis crónica, la
infección por VIH, la colitis ulcerosa, los pólipos rectales, la hepatitis B,
los tumores de hipófisis, la pancreatitis crónica, el agrandamiento de la
próstata, la mononucleosis, los citomegalovirus, los fallos endocrinos
(feocromocitoma), la hiperplasia endometrial, el gastrinoma, la
enfermedad de Crohn, los tumores musculares, los tumores malignos
(premetastásicos) y el virus del papiloma humano. Enfermedades que
además degeneran en cáncer cuando se ven agravadas. Algo que
ocurre sobre todo cuanto mayor es la caída de la Inteligencia
Biológica.
De hecho, podría decirse que si la Inteligencia Biológica se debilita sin
llegar a colapsar se manifiesta la enfermedad "incurable" sin que se
presente el cáncer. Pero si ésta colapsa hasta el punto de que el
desorden del sistema se hace crítico entonces la enfermedad
"incurable" sí desemboca en cáncer. Ello depende de la intensidad y
cronicidad de los impactos agresores. Luego lo veremos con más


                                    320
detalle.

¿Y QUÉ ES EL CÁNCER?
El cáncer, para la Medicina Sistémica, es un estado de independencia
celular que surge por colapso de la Inteligencia Biológica. La clave
para entenderlo, como José Olalde explica en sus libros, radica "en ver
a la célula como una entidad inteligente, que se organiza, que sabe
utilizar y crear energía, que tiene vida propia y que al sentirse
amenazada se rebela en reacción a los agentes agresores como
intento último de supervivencia". En otras palabras, la célula tiene una
"inteligencia" propia que sigue los alineamientos de la inteligencia
general del sistema orgánico cuando existe equilibrio pero que sin
embargo, como entidad viviente, en cuanto ve peligrar su existencia
utiliza esa inteligencia invirtiendo su energía y organizándose para
afrontar lo que amenaza su supervivencia. Es decir, la rebelión es la
respuesta defensiva de la célula en reacción al caos que tiene lugar
cuando la Inteligencia Biológica se colapsa y, por ende, fracasa en su
misión protectora del sistema celular. Por eso algunas células se
vuelven rebeldes, reaccionan contra ella e, incluso, se disfrazan para
no ser reconocidas como células rebeldes por el sistema inmune del
cuerpo.
Resumiendo, las células cancerosas aparecen:
     Cuando el sistema inmune deja de proteger al sistema celular.
     Cuando el sistema bioquímico falla (no se olvide que su misión es
aportar las vías de comunicación y los suministros indispensables para
la supervivencia de las células).
     Cuando el sistema celular es agredido (es el estado de indefensión
de la célula lo que precipita su reacción de rebeldía o cáncer).
"Es importante entender -explica Olalde- que cuando un cuerpo está
sano las células se reproducen en la cantidad necesaria para
reemplazar a las células dañadas o muertas. Incluso cuando un
organismo está herido las células que circundan la lesión se
reproducen inteligentemente para reemplazar a las dañadas. Sólo que
esas células 'saben' que deben dejar de multiplicarse una vez la zona
afectada ha sido reparada. Es decir, en un cuerpo sano las células se
reproducen siguiendo el patrón establecido por la Inteligencia Biológica
del cuerpo. Pero, ¿qué ocurre cuando ésta no está en condiciones de
controlar el organismo? Pues que algunas células se anarquizan,
comienzan a multiplicarse descontroladamente y terminan formando lo
que denominamos tumor. Células que a menudo se diseminan por
otras zonas del cuerpo, se multiplican y dan lugar a lo que conocemos
como metástasis. El resultado son tumores esparcidos por todo el
organismo que al ir creciendo presionan las estructuras del cuerpo
provocando dolor y disfunción sistémica con la 'inevitable' muerte".


                                  321
CÓMO AFRONTAR EL CÁNCER
La propuesta de la Medicina Sistémica ante el cáncer consiste pues en
potenciar la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización. Y para
ello utiliza diversos métodos si bien el principal es la ingesta de una
combinación de varias plantas adaptogénicas en función del lado del
triángulo de la salud que se deba reforzar pero partiendo de la base de
que es prioritario restablecer la Inteligencia Biológica. Es decir, se usan
los adaptógenos más adecuados... pero no sólo éstos. "La inducción,
reprogramación u optimización de la Inteligencia Biológica (celular)
reguladora -nos diría Olalde- es esencial en el tratamiento de cualquier
enfermedad. Unas veces se puede realizar con plantas pero otras
puede efectuarse directamente mediante señales electrónicas
estimuladoras. En este punto es importante clarificar que el universo
biológico es dual, es decir, es biofísico pero también bioquímico. Y, por
tanto, es un gran error intentar utilizar sólo estímulos
electromagnéticos si el sustrato patológico es más bioquímico
(organizacional) como por ejemplo es el caso de una mujer
menopáusica. Ésta requiere del sustrato hormonal (bioquímico) con el
objeto de equilibrarse. En estos casos los impulsos electromagnéticos
de forma aislada no son efectivos. Es decir, no podemos sustituir
hormonas endógenas por frecuencias electromagnéticas. Pero
igualmente equivocado es no aportar componentes electromagnéticos
reguladores de la Inteligencia Biológica cuando es el eje fundamental
que falla como ocurre con los problemas autoinmunes, las alergias, el
asma, etc., en los que la modulación de la respuesta de la Inteligencia
Celular es vital. En tales casos funciona muy bien la Moraterapia, por
ejemplo, junto a ciertas plantas superiores adaptogénicas como la
Ganoderma Lucidum, con propiedades electromagnéticas que poseen
la capacidad de atenuar el sistema inmune"

CUÁNDO ES POSIBLE CURAR EL CÁNCER
Para la Medicina Sistémica el cáncer sólo es posible superarlo cuando
el daño orgánico es reparable y el organismo no ha pasado el umbral
de no retorno. Y éste se caracteriza por una metástasis generalizada.
En suma, es imposible superar un cáncer:
    Cuando el daño orgánico es irreparable.
    Cuando el colapso energético es inmanejable.
    Cuando la Inteligencia Biológica no se logra reactivar.
    Cuando no se consigue neutralizar o eliminar al agente agresor.
    Cuando no se consigue aplacar o erradicar la rebelión celular.

TIPOS DE ADAPTÓGENOS
Como en su momento explicamos, "un adaptógeno -según la Medicina


                                   322
Sistémica- es toda sustancia externa a un organismo -generalmente
plantas pero no sólo ellas- que incrementa, paralelamente o por
separado, la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización de un
sistema viviente aumentando así su potencial de supervivencia sin
causar efectos secundarios".
En ese sentido puede hablarse pues de:
  A) Adaptógenos energizantes. Se trata de plantas que estimulan
el ciclo energético celular -conocido como Ciclo de Krebs- promoviendo
la síntesis de moléculas (ATP), a diferencia de otros principios activos
simpatomiméticos como la cafeína, las xantinas, etc.

  B) Adaptógenos organizacionales. Es decir,
    Plantas que aportan principios endógenos: vitaminas, minerales,
hormonas vegetales, enzimas y otras sustancias utilizadas
directamente por el cuerpo o por el órgano específico.
    Plantas que aportan sustratos para la fabricación de otras
sustancias esenciales para el metabolismo bioquímico como el Tríbulus
(contiene protodioscina precursora de la DHEA), el Ñame salvaje
(contiene diosgenina, precursora de la progesterona) o el Dong Quai
(contiene fitoesteroles, precursores de la androstenediona).
    Plantas que aportan sustancias que optimizan directamente la
función de un órgano, Aunque obviamente lo tienen que hacer por vía
bioquímica ello no significa que no incidan además sobre la
Inteligencia Neuroendocrina. Sirvan como ejemplos el jengibre (para la
acidez), el espino (para el corazón) o el cardo mariano o lechoso (para
el hígado).
    Plantas que cambian directamente la bioquímica general del
organismo para luego incidir sobre el órgano como son los casos del
Harpagofito, el Saw palmetto, el Pygeum y el Chitomax.
    Plantas que actúan directamente sobre un órgano modificando su
comportamiento, bien por vía celular, bien por vía bioquímica. Es el
caso de la silimarina del cardo mariano o lechoso (que aumenta la
proliferación de hepatocitos) o del Dong Quai (que inhibe las
secreciones gástricas por vía de las células de la mucosa gástrica).

   C) Adaptógenos que actúan sobre la Inteligencia Biológica. De
forma más específica, unas...
...actúan sobre la Inteligencia Bioquímica. Son las plantas que
estimulan el sistema hormonal -por ejemplo las que estimulan, inhiben
o modulan secreciones glandulares- y las que modulan el colesterol, el
azúcar en la sangre, el equilibrio de fluidos, el Ph sanguíneo y los
electrolitos -como el Reishi, el Astrágalus membranaceus o el Maitake.
... actúan sobre la Inteligencia Inmune. Hablamos de las plantas que
modulan la inmunidad celular y humoral; por ejemplo, el Anamú.


                                  323
...actúan sobre la Inteligencia Celular. Es el caso de las plantas que
modulan la actividad celular del organismo, es decir, la síntesis de
proteínas, RNA, DNA o incluso la apóptosis como por ejemplo el
Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim), la Leuzea
carthamoides o el Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco).

EFICACIA DEMOSTRADA
Hay que decir también que la eficacia en cáncer de los adaptógenos
procedentes de plantas ha sido demostrada en numerosos estudios. En
pacientes con carcinoma prostático, por ejemplo, lo puso ya de
manifiesto el doctor Luis Guerrero Pulido -Jefe del Servicio de
Urología del Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo)- tras
emplearlos con 30 pacientes. En su opinión el resultado no deja lugar
a dudas: "Los perfiles, riesgo-beneficio y costo-beneficio de los
adaptógenos -se asevera en el estudio que dirigió- son superiores a
los fármacos antineoplásicos y antiretrovirales. Su administración
durante un período prolongado es segura, mejora los niveles de
energía del paciente, aceleran la recuperación de la médula ósea
afectada, protegen y recuperan las funciones hepáticas, disminuyen
los efectos secundarios de las terapias anticancerosas y, al mismo
tiempo, incrementan la sensación de bienestar (…) Una de las causas
frecuentes de muerte en el paciente con cáncer son las metástasis.
Pues bien, las combinaciones de adaptógenos ofrecen esperanza a
estos pacientes. Sus principios activos contribuyen a mantener la
homeostasis y son potentes inmunoestimulantes que no producen
fenómenos autoinmunes. Son seguros, clínicamente comprobados. Por
ello resultan imprescindibles para cualquier paciente con cáncer o
enfermedades caracterizadas por la depresión inmune". Rotundas
aseveraciones que avalan los resultados obtenidos en sólo tres meses
de tratamiento y según los cuales:
   1) El antígeno prostático disminuyó en el 100% de los pacientes.
   2) El 63 % experimentó mejoría en los dolores óseos por
metástasis.
   3) El 76,6 % experimentó mejoría en la sintomatología urinaria.
   4) El 93,3% experimentó mejoría en su calidad de vida.
Y todo ello sin efectos secundarios. El caso es que la experiencia
acumulada en el tratamiento de numerosas enfermedades llevaría a
José Olalde a escribir un nuevo libro de evidente utilidad práctica cuyo
título lo dice todo: "Teoría Unificada de Systemics y más de 500
Fórmulas Terapéuticas". Fórmulas entre las que se hallan las referidas
al tratamiento del cáncer y que queremos recoger en este texto si bien
a título puramente informativo haciéndonos eco de la advertencia que
realiza el mismo en su obra "El objetivo e intención del autor no es la
de diagnosticar y mucho menos prescribir sino más bien ofrecer


                                   324
información al lector acerca de la salud que le permita colaborar y
comprender mejor a su médico en su mutua cooperación en pos de la
salud. Si alguien decide utilizar esta información sin la aprobación de
su médico estará auto-prescribiéndose; por el ejercicio de ese derecho
ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna".
Dicho lo cual centrémonos en los tratamientos concretos con "plantas
superiores" o adaptógenos que la Medicina Sistémica utiliza
básicamente en casos de cáncer.

EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER EN LA MEDICINA SISTÉMICA
Como ya hemos explicado para la Medicina Sistémica la principal causa
del cáncer es el colapso de la Inteligencia Biológica lo que conlleva la
consiguiente bajada del nivel de energía y la desorganización del
sistema biológico. Lo que no impide que aconseje actuar
simultáneamente sobre los tres lados del Triángulo de la Vida. Esta es
su propuesta para cualquier tipo de cáncer:

A) La ingesta combinada de los siguientes plantas:
    Para recuperar la Inteligencia Biológica: Reishi, Maitake,
Rhodiola rosea, Equinácea, Vitex agnus castus, Astrágalus
membranaceus y Uña de gato (Uncaria tormentosa).
    Para recuperar la Energía: Ginseng siberiano (Eleutherococcus
senticosis maxim), Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng. Blanco),
Schizandra chinensis y Shilajit. Y,
    Para recuperar la Organización: Sutherlandia frutensces,
Cartílago de tiburón, Suma, Maitake, Tabebuia avellanedae -planta con
elevado contenido de lapachol, sustancia de potentes propiedades
anticancerígenas-, Andrographis paniculata -cuyos andrografólidos son
potentes inmunomoduladores, antialérgicos y antiasmáticos-, Noni
(Morinda citrifolia), Ginseng americano (Panax quinquefolius) -planta
adaptogénica moduladora con fuertes propiedades para reducir el
cáncer de mama y estimular la inteligencia neuroendocrina-, Centella
asiática, Anamú, Opuntia Ficus Indica y Adaptobiotic (Hydrastis
canadensis).

B) La estimulación electromagnética (Adaptopatix). Se trata de
irradiar el organismo con frecuencias electromagnéticas que, en
función de las necesidades del paciente, pueden tener distintas
características. Irradiaciones que...
...pueden reproducir la frecuencia electrónica de la enfermedad la cual
es medida e invertida 180 grados y luego retroalimentada al
organismo con el objeto de neutralizar la anomalía. ...pueden
reproducir la frecuencia electrónica de un medicamento natural,
sintético u homeopático que equilibra al organismo al inducir


                                  325
resonancia celular.
...pueden reproducir las frecuencias de colores, olores y hasta incluso
condiciones emocionales medidas e irradiadas al organismo con el
objeto de estimular las células por resonancia.
...pueden reproducir las frecuencias invertidas y retroalimentadas de
condiciones emocionales negativas características de la depresión o
pesar las cuales también se pueden anular.
...pueden ser frecuencias electrónicas capaces de provocar la
estimulación de emociones positivas.

C) La ingesta de NHD. Se trata de una combinación muy potente de
vitaminas, minerales, aminoácidos y trazas minerales que conforman
el sustrato bioquímico fundamental, es decir, los 100 elementos
indispensables que sirven de materia prima celular para hacer posible
la cascada de reacciones fisiológicas indispensables para la vida. Es
muy importante para fortalecer los mecanismos de defensas del
cuerpo.

D) La ingesta diaria de calcio. Está constatado que la Inteligencia
Celular se puede rehabilitar en muchos casos con calcio. De ahí que se
trate de un mineral fundamental en el tratamiento de toda enfermedad
degenerativa.

Cabe agregar dos cosas:
1) Cuando hay metástasis con dolor es conveniente consumir Artritina.

2) El cartílago de tiburón se debe utilizar en dosis no inferiores a 15
gramos diarios si se desea inducir un efecto antiangiogénesico y 2
gramos diarios si se toma sólo como inmunoestimulante.

CÓMO REDUCIR LOS EFECTOS YATROGÉNICOS DE LA QUIMIOTERAPIA
Y LA RADIOTERAPIA
En esta revista somos contrarios al uso de la Quimioterapia y la
Radioterapia en el tratamiento del cáncer. Lo que no obsta para que
recojamos las propuestas que hace la Medicina Sistémica para paliar
los brutales efectos que provocan ambos métodos en quienes deciden
someterse a ella.

Fórmula para reducir los efectos de la Radioterapia:
    Para recuperar la Inteligencia Biológica: Ginseng Coreano
Blanco (Panax Ginseng Blanco).
    Para recuperar la Organización: Ginseng siberiano
(Eleutherococcus senticosis maxim) y Uña de gato (Uncaria
tormentosa).


                                   326
Fórmula para reducir los efectos de la Quimioterapia
Según los profesionales de la Medicina Sistémica algunas plantas
superiores o adaptógenos contrarrestan en un 95% los efectos
secundarios de la Quimioterapia si se toman a la vez que ésta se
aplica: alopecia, náusea, leucopenia, depresión, hepatopatías, etc. De
ahí que si uno se somete a ella debería reforzar su organismo con los
siguientes adaptógenos:
    Plantas neuroprotectoras: Rhodiola Rosea y Ginseng siberiano
(Eleutherococcus senticosis maxim).
    Plantas protectoras del hígado y el riñón: Schisandra chinensis,
Cardo Mariano (Cardo Lechoso), Astrágalus, Andrographis paniculada
y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco).
    Plantas inmunoestimulantes: Astrágalus, Andrographis paniculata,
Maitake, Equinácea y Reishi.
    Plantas cardioprotectoras: Espino, Rhodiola Rosea y Leuzea
carthamoides.
    Un complejo de vitaminas, minerales y oligoelementos.
    Resta añadir que en caso de insuficiencia renal se debe ingerir
también Chitomax.

Cómo desintoxicar el organismo tras someterse a
Quimioterapia
También cuando uno se ha sometido ya a tratamiento de
Quimioterapia la Medicina Sistémica ofrece soluciones. Sólo que en
estos casos lo que hay que hacer es desintoxicar de inmediato el
organismo. Y para lograrlo sugiere el siguiente protocolo:
    Siga una dieta muy elevada en frutas y vegetales verdes.
    Consuma cada día ajo y cebolla.
    Consuma ácidos grasos insaturados de forma abundante.
    Tome 1 o 2 horas de sauna diariamente.
    Asegúrese de tomar suficiente sal, potasio y minerales cada día.
    Ingiera cápsulas de Zarzaparrilla y Equisetum.
    Consuma a diario vitaminas antioxidantes (especialmente A, C y
E).
    Tome una cápsula diaria del complejo de vitaminas B.
    Ingiera suficiente calcio y magnesio.

QUÉ HACER EN DETERMINADOS TIPOS DE CÁNCER
A la fórmula genérica propuesta para el tratamiento de todo tipo de
cáncer -ya comentada- la Medicina Sistémica añade otras posibilidades
cuando éste afecta a algún órgano concreto. Son éstas:
    En caso de cáncer de colon: tome una penca de gel de Sábila
diariamente sin el componente aloínico.


                                  327
En caso de cáncer de próstata: Tomar S. Palmetto, Pygeum y
Cardo mariano haciendo hincapié sobre todo en la ingesta de Maitake,
Reishi, Rhodiola y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco).
    En caso de cáncer de útero: haga hincapié en el consumo de
Vitex.
    En caso de cáncer de piel (melanoma): haga hincapié en
Suma, Maitake y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). Y
dése tópicamente gel de Sábila sin aloína.
    En caso de cáncer de hígado: haga hincapié en Maitake, Resihi,
Schizandra, Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim),
Astrágalus membranaceus y Kang Jang.
    En caso de cáncer de mama y endometrio:
  a) Hacer énfasis en Reishi, Maítake, Vitex, Suma,Ginseg americano
     (Panax quinquefolius), Ñame y Anamú.
  b) Agregar Opuntia indica
  c) Disminuir el consumo de carnes y lácteos que puedan estar
     impregnados con hormonas sintéticas.
  d) Consumir muchos vegetales, frutas, fibras, ajo y cebolla pero
     asegurándose que estén libres de pesticidas pues éstos son
     absorbidos por los receptores celulares estrogénicos.
  e) Consumir elevadas cantidades de calcio y magnesio.

    En caso de leucemia: hacer énfasis en la Uña de Gato (Uncaria
tormentosa), Schuterlandia, Suma, Ginseng siberiano
(Eleutherococcus senticosis maxim) y Astrágalus membranaceus.

Terminamos señalando que cuando se trata de un adenoma
hipofisiario la propuesta es ésta:
    Para recuperar la Inteligencia Biológica: Vitex, Rhodiola,
Maitake y Centella Asiática.
    Para recuperar la Energía: Ginseg americano (Panax
quinquefolius) y Suma.
    Para recuperar la Organización: Harpagofito y Cartílago de
tiburón.

EFICACIA CONSTATADA
Sólo queda añadir que la razón de que en la Medicina Sistémica se
utilicen fórmulas compuestas por diversas plantas se debe a que el
efecto terapéutico positivo que provoca esa sinergia es muy superior al
que se consigue tomando cada una de ellas por separado. Así lo
demuestra la experiencia de culturas como la china o la hindú en las
que -desde hace más de cinco mil años- se proponen combinaciones
de hasta 50 plantas diferentes para diversas patologías.



                                  328
Es importante saber también que los pacientes deberían ingerir las
plantas en ayunas a fin de amplificar su impacto terapéutico... salvo si
se tiene el estómago débil como consecuencia de la enfermedad. En
cuanto a la dosificación que recomiendan los médicos a sus pacientes
José Olalde nos manifestó: "Cuando se utilizan fórmulas de plantas
pulverizadas (no extractos) en cáncer, por su gravedad y por la alta
entropía (caos) que ésta le comunica al organismo, la regla es de un
promedio diario de 3 gramos de cada planta. Por ejemplo, si se trata
de 26 plantas -como es el caso nuestra actual formulación contra el
cáncer- la persona debe realizar una ingesta total de 3 gramos de
cada planta diariamente para un total de 78 gramos al día".
Conviene por otra parte aclarar que hay adaptógenos que pueden
actuar sobre cualquiera de los 3 lados del triángulo. El
Eleutherococcus, por ejemplo, puede actuar como hormonal e inmuno-
estimulante -es decir, actuando sobre la Inteligencia Biológica-, como
energético -y, por tanto, actuando sobre la Energía- y como precursor
hormonal -es decir, actuando sobre la Organización.
El uso de plantas precisa pues, como puede apreciarse, conocimientos
precisos que no están al alcance de todo el mundo. No es lo mismo,
por ejemplo, consumir plantas inocuas pulverizadas que extractos de
las mismas en agua o en alcohol ya que éstas normalmente sólo
transmiten una parte de los principios activos lo que disminuye o
altera su potencial terapéutico. Ejemplo de esto son los distintos
extractos de Ginseng, la mayoría de los cuales pierden en el proceso
de extracción algunos de los principios activos. Según nos explicaría
José Olalde, en términos farmacológicos el Ginseng posee
principalmente dos familias de principios activos: los ginsenósidos Rb y
los Rg. Los primeros poseen propiedades sedantes en tanto que los
segundos tienen cualidades estimulantes. Pues bien, el organismo
utiliza ambas familias de principios activos para lograr el efecto
adaptogénico de equilibrio o balance pero cuando se le suministra un
extracto parcial de ginseng únicamente a base de ginsenósidos Rg éste
actúa como un estimulante -similar a la cafeína- y deja de ser
adaptógeno; es decir, pierde parcialmente las propiedades que posee
de equilibrar el organismo en la dirección deseada actuando sobre
cualquiera de los lados del triángulo de la salud. Además es posible
que en el proceso haya adquirido los efectos secundarios de un
medicamento. Por esa razón la Medicina Sistémica prefiere trabajar
con plantas pulverizadas que no hayan sufrido proceso de extracción...
salvo que se garantice que se trata de extractos totales.
Cabe agregar que las plantas, al igual que otros productos capaces de
afectar nuestra salud, deben utilizarse con prudencia. Por eso todo lo
recogido en este artículo debe ser analizado por el lector como simple
material informativo que compartir con profesionales de la salud


                                  329
conocedores de la sinergia de las plantas.
En cuanto a la eficacia de los adaptógenos en cáncer los estudios
clínicos se van acumulando. De hecho, en el I Congreso
Internacional sobre Tratamientos Complementarios y
Alternativos en Cáncer que tendrá lugar en Madrid los días 14 y 15
de mayo del presente año los asistentes podrán conocer los resultados
de nuevos estudios sobre su eficacia en cáncer en general, cáncer de
mama y cáncer de próstata -incluidos enfermos en fase terminal- así
como su eficacia a la hora de disminuir los efectos negativos de la
Quimioterapia y la Radioterapia. Conclusiones que hasta el momento
coinciden en líneas generales con lo ya que afirmara en la revista hace
dos números el doctor Luis Guerrero Pulido: "El uso de los protocolos
de la Medicina Sistémica contribuye a reducir síntomas, tumoración y
metástasis, inhibe la invasividad y la aparición de las metástasis y
potencia los efectos benéficos de la Quimioterapia y la Radioterapia al
mismo tiempo que protege al organismo y disminuye los efectos
secundarios".


Antonio F. Muro


Cómo actúan los adaptógenos en el tratamiento del cánce
    Combaten los agentes agresores "invisibles". Es decir, palian los
efectos de las radiaciones patógenas y poseen acción antiviral,
antibacteriana, fungicida, antiparasitaria, desintoxicante y
antipatogénica.
    Fortalecen la Inteligencia Inmune.
     a) Incrementando la inmunidad humoral (es decir, aumentando
los niveles de interferón, interleukina, inmunoglobulinas, properdinas,
etc).
     b) Incrementando la inmunidad celular (es decir, el número de
linfocitos, monolitos, neutrófilos y granulocitos).
    Fortalecen la Inteligencia Celular. Lo hacen incrementando la
síntesis de proteínas selectivamente en las células sanas.
    Debilitan la Inteligencia Celular de las células cancerosas. Lo que
hacen reprogramando a las células malignas para que se
autodestruyan (apóptosis),
    Fortalecen la Inteligencia Bioquímica de las células sanas. Dando
soporte al eje hipotalámico-hipofisiario-suprarrenal (es decir,
proporcionando soporte al eje neuroendocrino).
    Debilitan la Inteligencia Bioquímica del tumor. Lo que se consigue
gracias a la acción citotóxica de algunos adaptógenos que provocan el
envenenamiento de las células cancerosas.


                                  330
Fortalecen los órganos afectados por los tumores. Mediante
adaptógenos órgano-específicos que inhiben selectivamente el cáncer
en los órganos afectados al tiempo que los fortalecen.
    Debilitan la Organización tumoral. Lo que se consigue porque la
combinación de adaptógenos:
   -Es antimutagénica.
   -Rompe la transcripción del RNA de la célula tumoral.
   -Inhibe la mitosis (replicación) por supresión de la síntesis de
pirimidinas y ADN.
   -Es antioxidante.
   -Es antiangiogenésica.
   -Provocan la apóptosis de las células cancerosas.
    Fortalecen el eje energético de las células buenas. Al aumentar la
síntesis y resíntesis de la moléculas de Energía (ATP) de las células
sanas.
    Debilitan energéticamente las células tumorales. Al romper el ciclo
energético de la célula tumoral.




Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXI)
UKRAIN, UN POTENTE ANTICANCERÍGENO BASADO EN DOS
PLANTAS

Ukrain es un producto elaborado a partir de los alcaloides de
una planta -la Celidonia Mayor (Chelidonium Majus L.)- y de un
producto sintético -Tiothepa- que inyectado en vena en dosis
terapéuticas destruye las células cancerosas al provocar su
"suicidio" o apóptosis sin afectar a las sanas como demuestran
numerosos ensayos clínicos. El producto, tras ser inyectado, se
acumula rápidamente en la zona del tumor dando incluso lugar
al encapsulamiento de los más grandes gracias a su efecto
antiangiogénico (impide la formación de vasos tumorales) lo
que facilita su extracción sin peligro de metástasis. Además
regenera el sistema inmunitario. Ukrain ha sido testado en más
de 100 líneas de células cancerosas habiéndose demostrado su
eficacia en todos los casos.

A lo largo de estos últimos tres años hemos ido ofreciendo en la
revista nuevas opciones terapéuticas en el tratamiento del cáncer que,


                                  331
a diferencia de las convencionalmente utilizadas, permiten abordar la
enfermedad de manera eficaz y de forma mucho menos tóxica y
agresiva. Y gracias al acceso de los pacientes a estas nuevas
informaciones algunos mitos han empezado a derrumbarse. A quienes
sufren en sus propias carnes o en la de sus seres queridos el cáncer se
les dice desde hace años que los nuevos tratamientos o soluciones
terapéuticas de los que han oído hablar -muchos de los cuales los
hemos dado a conocer en la revista- los promocionan en realidad
"charlatanes" y "vividores" que se "aprovechan" de la situación
dramática de enfermos y familiares para vender cualquier cosa.
Afortunadamente son cada vez más las personas que ya no se creen
tan falaz argumento. Es más, esa particular versión del "hombre del
saco" que utilizan habitualmente muchos oncólogos ante quienes se
permiten sugerir o preguntar sobre propuestas diferentes a las que
ellos aplican no es sino producto del miedo o de la falta de información
sobre nuevos desarrollos terapéuticos. Porque lo cierto es que hay
bastante más alternativas -científicamente fundamentadas- de las que
ellos manejan. Así lo venimos demostrando en esta revista, se
comprobará en el I Congreso Internacional sobre Tratamientos
Complementarios y Alternativos en Cáncer que se celebrará en Madrid
los días 14 y 15 de Mayo y queda una vez más de manifiesto en este
artículo en el que abordamos la existencia de otro producto
anticancerígeno -desconocido por la mayoría los oncólogos-
denominado Ukrain.
Y no crea el lector que se trata de algo reciente. Hablamos de un
producto investigado ya por ciento 159 de 21 países pertenecientes a
56 universidades e institutos de investigación. cuyos resultados han
sido presentados en 220 congresos y simposios científicos
internacionales. De hecho, sus efectos han sido descritos en 192
publicaciones científicas de las que más de un centenar están
accesibles en Internet a través de Medline.
En el apartado de Conclusiones de algunos de esos trabajos publicados
en revistas científicas y desarrollados en instituciones científicas
pueden leerse afirmaciones como las siguientes:
    Respecto al cáncer de próstata: "De acuerdo a los resultados del
tratamiento (con Ukrain) 54 pacientes (73%) quedaron
completamente libres de cáncer. Teniendo en cuenta la presencia de
pacientes con altos marcadores Gleason y el fracaso de los
tratamientos normales este resultado excede la proporción de
respuesta de todos los métodos existentes para el tratamiento de
cáncer de próstata" ("Ukrain in the treatment of Prostate Cancer
Patients").
    Respecto al cáncer de páncreas: "Nuestros datos demuestran
que Ukrain mejora la calidad de vida en los pacientes que sufren


                                  332
cáncer pancreático avanzado y prolonga significativamente su tiempo
de vida" ("Efficacy of Ukrain in the treatment of pancreatic
cancer").
     Respecto a la hepatitis C: "La terapia individual con Ukrain e
Interferon-alfa 2b aumentó la eficacia dos veces y media comparada
con la monoterapia normal con las mismas preparaciones, y
significativamente disminuyó el número de efectos colaterales,
mejorando sustancialmente la proporción coste-efectividad"
("Preliminary results of individual therapy of chronic hepatitis C
by Ukrain and interferon-alpha").
     Con carácter general: "Los resultados de la terapia con Ukrain son
excelentes sobre todo teniendo en cuenta que los pacientes habían
agotado todas las formas convencionales de terapia contra el cáncer.
Además el producto aporta beneficios terapéuticos claros para
diversos tipos de tumor como el cáncer de la próstata, el cáncer del
páncreas y el cáncer colorectal para los que no hay ningún tratamiento
satisfactorio actualmente. Los resultados de este estudio indican que
la investigación sobre Ukrain debe enfocarse sobre el seminoma, el
cáncer de próstata, el neuroblastoma, el sarcoma de Ewing, el
astrocitoma, el cáncer de pecho, el cáncer ovárico, el cáncer del
estómago, el cáncer colorectal y el carcinoma pulmonar de célula
pequeña". ("Retrospective study of Ukrain Treatment in 203
patients with advanced-stage tumors").
Y es sólo una muestra. Son muchos los estudios que hablan de las
posibilidades anticancerígenas de este producto.

UKRAIN: UN COMPUESTO SEMISINTÉTICO
¿Y qué es el Ukrain? Pues se trata de un producto elaborado a partir
de diversos alcaloides extraídos de la Celidonia Mayor (Chelidonium
Majus) -planta perenne de la familia de las Papaveraceae- y de una
droga sintética -la Tiothepa- que fue desarrollado por el investigador
ucraniano Jaroslav W. Nowicky (de ahí el nombre del producto).
La Celidonia Mayor (Chelidonium Majus L.) es una planta de un metro
de alto que se encuentra en Europa, Asia y América del Norte cuyos
elementos contienen una gran cantidad de látex que al entrar en
contacto con el aire aparece primero como anaranjado y después como
rojo. Su olor es repelente y su sabor muy amargo y fuerte. En cuanto
a sus propiedades terapéuticas hay que decir que son conocidas desde
hace milenios. Los antiguos griegos, por ejemplo, notaron que la
planta surgía cuando las golondrinas llegaban y se marchitaba cuando
éstas se marchaban; por eso la llamaron Chelidonium o "planta de la
golondrina" (Chelidon quiere decir golondrina). Sus propiedades
terapéuticas se deben a los alcaloides -unos compuestos de profundo
impacto biológico en dosis muy pequeñas presentes en sus hojas


                                  333
(alrededor de 0.25-0.4%) y en sus raíces (0.5-0.8%)- siendo los más
importantes la quelidonina (39-58%), la protopina (18-22%) y la
estilopina (12-18%). Hay que agregar que además de los alcaloides la
planta contiene flavonoides, vitamina C, proteasas y otros muchos
elementos.
La primera mención sobre las aplicaciones curativas de la Celidonia
Mayor se encuentran en el denominado Papiro de Ebers -datado en el
1550 a.C.- aunque la sugerencia de que podía ser eficaz como remedio
para los tumores malignos aparece por primera vez en el primer libro
impreso sobre tratamientos herbarios que se publicó en 1536.
En la medicina popular la hierba, raíces y savia fresca de Celidonia
Mayor han venido siendo aplicadas para problemas hepáticos y de
vesícula, en la curación de heridas y úlceras, en el tratamiento de
callosidades, verrugas, eccemas y sarna así como en las formas
iniciales de lupus eritematoso, estomatitis y neoplasma.
Sería en todo caso a comienzos de los años 70 del pasado siglo XX
cuando Nowicky -que no era médico sino ingeniero- comenzó a
trabajar junto a un grupo de científicos de la Facultad de Medicina de
Lvov (Ucrania) en el desarrollo de un tratamiento para el cáncer. Su
hermano había sido diagnosticado de cáncer testicular y Nowicky
recordó que en su país las curanderas siempre habían usado Celidonia
Mayor contra el cáncer conociéndose casos de cánceres superficiales
que se habían curado a través de la aplicación repetida de la leche de
la Celidonia Mayor cuyo nombre popular en ucraniano, por cierto, es
"planta de la verruga". El caso es que Nowicky se enteró de que con
una solución inyectable de Celidonia Mayor y Tiothepa se habían
logrado algunos resultados positivos en enfermos y animales por lo
que aprendió a poner inyecciones practicando en manzanas y luego,
con la ayuda de un amigo que permaneció vigilando, inyectó la
solución a su hermano en el baño del hospital en el que estaba
ingresado.
La primera reacción fue un aumento de la temperatura pero poco a
poco su condición mejoró así que Nowicky se llevó a su hermano a
casa y allí continuó con las inyecciones durante dos meses hasta que
los tumores desaparecieron. Sería a partir de ese momento cuando
comenzaría a investigar la leche de la Celidonia mayor. Obviamente no
fue la primera persona en hacerlo pues para entonces ya se habían
investigado distintos tipos de alcaloides al saberse que algunos
resultaban tóxicos para las células despertando el interés de los
investigadores del cáncer... sólo que sin lograr resultados especiales.
Nowicky se dedicó pues a estudiar a fondo y en detalle todo lo que la
medicina natural había dejado registrado sobre el uso de la planta
dándose cuenta de que cuando se producía una curación... la leche de
la planta se había recogido en invierno. A partir de esa constatación


                                  334
concluiría que la proporción de alcaloides así como su cantidad y
calidad dependen de las estaciones. Al parecer en invierno la planta
contiene algunos alcaloides que casi desaparecen en verano. Nowicky
concentró entonces su investigación en un grupo de ocho de esos
"alcaloides invernales" si bien en 1974 decidió continuar las
investigaciones fuera de la Ucrania soviética donde las condiciones no
eran las mejores y trasladarse a Austria. Poco sospechaba que aquella
decisión le llevaría a un largo calvario burocrático que aún perdura.
Una vez en Austria se dedicaría a buscar la combinación de alcaloides
idónea a fin de lograr la más notable actividad citotóxica posible pero
procurando, a la vez, minimizar o anular los efectos secundarios en las
células sanas. Y terminaría lográndolo. El producto final sería un
extracto de alcaloides en forma de polvo cristalino amarillo-rojo que
contiene principalmente quelidonina (49%), protopina (13%) y
estilopina (12%)... pero al que se añadiría Ácido Thiophosphoric
Triaziridide o Tiothepa. Una mezcla que se caracteriza porque anula la
toxicidad de los alcaloides en las células sanas. Al producto lo
denominaría Ukrain en honor a su patria.

PROPIEDADES DEL UKRAIN
Los estudios sobre el Ukrain, a pesar de todas las trabas que
encontraría Nowicky, son hoy numerosos. Y casi todos los
investigadores coinciden en señalar que sus efectos biológicos sólo
pueden ser explicados en función de la interacción con la Tiothepa y no
sólo por las propiedades aisladas de los alcaloides de la Celidonia
Mayor. En cualquier caso las investigaciones realizadas hasta el
momento muestran las siguientes propiedades:

EFECTOS CITOSTÁTICOS Y CITOTÓXICOS
Ukrain tiene efectos citostáticos -inhibe el crecimiento desordenado de
las células- y citotóxicos -destruye las células cancerosas- pero lo
singular es que lo hace sin afectar negativamente a las células sanas.
En uno de los estudios se llego a administrar dosis de entre 5 y 50 mg
de Ukrain por vía intramuscular o intravenosa a 19 personas sanas
cada dos o tres días durante un periodo de durante 40 días... y en
todos los casos las personas se encontraron perfectamente.
El efecto citostático de los agentes antitumorales se relaciona con el
concepto de apóptosis o muerte celular programada selectiva, un
proceso controlado por los mecanismos genéticos y basado en la
permeabilidad cambiante y destrucción de las membranas celulares así
como en la división del ADN. Pues bien, en las investigaciones "in
vitro" de cultivos celulares de leucemia humana K-52 l, por ejemplo,
dosis bajas de Ukrain indujeron primero la apóptosis clásica basada en
la destrucción de la membrana celular mientras que con dosis altas se


                                  335
pudo apreciar una segunda forma de apóptosis inducida al actuar
sobre el ADN de la célula maligna.
Cabe añadir que Ukrain fue evaluado en el Nacional Cancer Institute
(NCI) de Estados Unidos como parte de su programa de valoración de
medicamentos. Este programa utiliza 60 líneas de células humanas
cancerígenas que representan los tumores más habituales. Pues bien,
todas las líneas sufrieron una inhibición del crecimiento tumoral entre
el 50% y el 100% llegando a reducirse la masa celular en altas
concentraciones. Y destaca que la concentración más alta de Ukrain
inhibió sólo ligeramente la proliferación de células sanas (células
endoteliales, fibrobalstos, keratinocitos, células epiletiales prostáticas)
sin efecto tóxico alguno. Sirva como ejemplo comparativo que la
conocida sustancia 5-Fluorouracil, investigada bajo las mismas
condiciones, sólo consiguió inhibir el crecimiento en unas cuantas
líneas celulares y eso en altas concentraciones -10 veces superiores al
Ukrain- a pesar de lo cual no se constató reducción de la masa celular.
También la verificación efectuada en el Laboratory for Biological
Research de Japón demuestra los efectos citotóxicos del Ukrain. Y lo
mismo cabe decir de una investigación llevada a cabo en la Clínica
Mayo de Estados Unidos en distintas líneas de células cancerígenas.

Capacidad selectiva.
La toxicidad selectiva -es decir, la constatación de que Ukrain ataca las
células malignas y no las sanas- está probado en numerosos estudios
tanto "in vitro" como "in vivo". Así se puso ya de manifiesto ante la
comunidad científica en el XIII Congreso Internacional de
Quimioterapia celebrado en Viena en 1983 y en el XI Congreso
Internacional sobre Tendencias Futuras en Quimioterapia celebrado en
Ginebra. Es más, no produce efectos tóxicos en las células sanas ni
siquiera en concentraciones 100 veces superiores a las que resultan
letales para todas las líneas de células de cáncer probadas lo qué
puede relacionarse con las diferentes proporciones de captación de la
droga por las células tumorales y las sanas.

Fluorescencia.
La captación selectiva de la droga ha sido posible estudiarla gracias a
que bajo luz ultravioleta Ukrain muestra fluorescencia amarillo-
verdosa. Su frecuencia queda dentro del rango de 220-490 nm. Este
rango espectral tan ancho es debido a la presencia de un variado
grupo de alcaloides en el producto. Su sensibilidad es sumamente alta:
ha podido constatarse fluorescencia incluso a una concentración del
producto de 0.000007 mg/ml. Esta propiedad es también constatable
en los organismos vivos.
Después de las inyecciones locales o intravenosas su acumulación se


                                    336
constata por el efecto fluorescente manifestado en el propio tumor y
en la frontera entre el tumor y el tejido saludable. En la mayoría de los
casos se produce varios minutos después de la inyección y puede ser
observado dentro de un rango de tiempo que oscila de varios minutos
a 19 días. También ha quedado constatado que la respuesta positiva al
tratamiento de Ukrain coincide con el fenómeno de la fluorescencia. De
hecho, se ha comprobado en tumores en animales experimentales que
el tratamiento infructuoso siempre se acompaña por la ausencia de
fluorescencia. Después de la administración parenteral la presencia de
Ukrain aumenta rápidamente en el tumor y sus metástasis lo que se
puede apreciar fácilmente con los rayos ultravioletas aumentando de
esta manera la posibilidad de diagnóstico de las metástasis y
facilitando la intervención quirúrgica de las mismas.

Restricción del consumo de oxígeno.
Se ha comprobado que las altas concentraciones de Ukrain en las
células cancerosas se acompaña por una alteración del consumo de
oxígeno. "In vitro" Ukrain aumenta inicialmente el consumo de oxígeno
tanto en las células sanas como en las malignas pero mientras a los 15
minutos el consumo vuelve a ser normal en las células sanas el
oxígeno deja de llegar a las células malignas y éstas mueren.

Efecto antiangiogénico.
Ukrain inhibe también la formación de nuevos vasos sanguíneos a
través de los cuales el tumor se alimenta y las células cancerígenas
pueden extenderse a otros lugares dando lugar a la metástasis. De ahí
que su aplicación antes de una intervención quirúrgica sirva para
encapsular el tumor y mejorar las posibilidades de la operación. Basta
un mes de terapia con Ukrain para que el tumor comience a
encapsularse. Por otra parte, administrado en el postoperatorio evita
-siempre según los estudios realizados- la formación de metástasis.

Modulador inmunológico.
Numerosos trabajos demuestran que Ukrain es además un eficaz
modificador de la respuesta inmune estimulando el sistema
inmunitario de forma selectiva. La recuperación de los parámetros
inmunes se relaciona estrechamente con la mejoría en el curso clínico
de la enfermedad. El doctor Andrejs Liepins -de la University of
Newfoundland (Cánada)- ha demostrado que después del tratamiento
con Ukrain los linfocitos aumentan su capacidad para terminar con las
células cancerígenas. Estas propiedades han sido probadas "in vitro",
"in vivo" y en estudios clínicos.

Modo de aplicación y dosis.


                                   337
Falta decir que las inyecciones intravenosas han demostrado ser la
mejor forma de aplicación. En cuanto a la dosis óptima -con la que se
consiguieron la mayoría de las remisiones tumorales- la idónea es
entre 7 y 10 mg por inyección para una persona de 70 kilos de peso.

ESTUDIOS CLÍNICOS
Como ya adelantamos son numerosos los estudios que recogen las
enormes posibilidades del Ukrain. Citaremos pues sólo algunos
ejemplos significativos. Es el caso de un grupo de 203 pacientes con
distintos tipos de cáncer en estado avanzado que habían agotado ya
todas las formas convencionales de terapia y fueron tratados con
Ukrain durante dos años y medio en la Villa Medica Clinic de
Endekoben (Alemania). Los resultados fueron resumidos por el doctor
B. Aschhoff en el estudio "Retrospective study of Ukrain Treatment in
203 patients with advanced-stage tumors". Según se explica en él 77
pacientes -el 37'4%- fueron tratados simultáneamente con Ukrain e
hipertermia profunda pero además recibieron un tratamiento
complementario con selenio, cimetidina, extracto de timo y vitamina A.
Pues bien, el estudio indica lo siguiente: "En vista del avanzado estado
de la enfermedad los resultados de la terapia fueron sorprendentes.
41 pacientes -el 20,2%- experimentaron una remisión completa, 122
-el 60'1%- una remisión parcial y sólo 40 -el 19'7%- no respondieron
al tratamiento. La mejor respuesta fue en pacientes con seminoma
-tres de cuatro pacientes tuvieron una remisión completa y el restante
una remisión parcial- y en cáncer de próstata: 14 de 20 - el 70%-
experimentaron remisiones completas y 5 parciales". El estudio sirvió
para constatar también las posibilidades inmunomodularoras del
Ukrain. "A la vista de tan sorprendentes resultados -finaliza diciendo el
estudio- la cuestión a plantearse es cuál habría sido el efecto del
Ukrain si hubiera sido administrado en las etapas iniciales de la
enfermedad".
En el estudio "Efficacy of Ukrain in the treatment of pancreatic cancer"
de V. Zemskov y otros -del Department of General Surgery de la
National Medical University de Kiev (Ucrania) publicado en el año 2000
se evaluó el efecto del Ukrain en el tratamiento del cáncer de
páncreas. Entre enero de 1996 y diciembre de 1999 fueron tratados 21
pacientes. Pues bien, el 76% de los enfermos tratados con Ukrain vivía
un año después frente al 9'5% del grupo de control. Es más, la media
de supervivencia con Ukrain fue de 574 días y la del grupo de control.
19'7 días. "Nuestros datos -concluye el estudio- demuestran que
Ukrain mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer
pancreático avanzado y prolonga significativamente su tiempo de
vida".
El Ukrain puede utilizarse como monoterapia o combinado con otros


                                  338
productos. El doctor F. Gansuage -del Departament of General
Surgery de la University of Ull (Alemania), después de realizar un
primer estudio con Ukrain en pacientes de cáncer de páncreas ("en
nuestro estudio previo definimos al Ukrain como un potente agente en
la terapia de cáncer de páncreas avanzado") decidió completarlo con el
seguimiento de otros cuatro pacientes con cáncer pancreático
avanzado que habían agotado los métodos convencionales de terapia a
los que decidió tratar con Ukrain y Gemcitabine. "Nuestra experiencia
en estos cuatro casos usando Ukrain como terapia paliativa -escribe en
sus conclusiones- permite una supervivencia de 12 meses sin ningún
tipo de efectos colaterales serios. Aún más, el tratamiento se realiza
de forma ambulatoria permitiendo a los pacientes trabajar y tener una
buena calidad de vida, algo que no es normal en esta categoría de
pacientes de cáncer. En base a estos resultados recomendamos el uso
de Ukrain tanto en monoterapia como en combinación con
Gemcitabine para la terapia en cánceres pancreáticos avanzados."
En otro trabajo titulado "Ukrain, an alkaloid thiophosphoric acid
derivative of Chelidonium majus L. protects human fibroblasts but not
human tumour cells in vitro against ionizing radiation" dirigido por N.
Cordes los investigadores establecieron que el producto tiene
propiedades potenciales para complementar los tratamientos radio-
quimioterápicos dadas sus propiedades para modular la radiación
tóxica en líneas de células cancerosas humanas.
En otro estudio realizado con 42 pacientes con cáncer de páncreas
patológicamente verificado el profesor Zemskov -de la National
Medical University de Kiev (Ucrania)- dispuso dos grupos. Uno fue
tratado con vitamina C más Ukrain y el otro con vitamina C más una
solución normal de cloruro sódico. La dosificación de la terapia con
Ukrain fue de 10 mg por vía intravenosa cada dos días hasta llegar a
los 100 mg. Bueno, pues la tasa de supervivencia tras 1 año de
tratamiento alcanzó el 76% en el grupo tratado con Ukrain frente al
9'5% del grupo de control.
Y la tasa de supervivencia al cabo de 2 años fue de un 48% en los
pacientes tratados con Ukrain frente al 5% del grupo de control. En el
caso del carcinoma colorectal el doctor Susak realizó -junto a otros
investigadores- un estudio con 96 pacientes: "Comparison of
Chemotherapy and X-ray Therapy with Ukrain Monotherapy for
Colorectal Cancer". La mitad -15 con metástasis y 33 con carcinoma
colorectal sin metástasis- fue tratado sólo con Ukrain y la otra mitad
con 5-Fluorouracil y radioterapia. Pues bien, mientras la proporción de
supervivencia (a 21 meses) entre los pacientes tratados sólo con
Ukrain fue del 78'6% en el grupo de control sólo llegó al 33'3%.
"Ukrain - concluye el estudio- es una nueva droga eficaz en la terapia
contra el cáncer colorectal. Puede ser útil tanto para la terapia de


                                  339
cáncer colorectal con metástasis como para la terapia contra el cáncer
colorectal que no presente metástasis".
Y podríamos citar muchas otras investigaciones sobre efectos similares
en otros tipos de cáncer. Es más, no faltan tampoco casos individuales
sorprendentes publicados. El doctor Zemskov, por ejemplo, publicó en
"Ukrain treatment in a patient with breast carcinoma. Case report"
cómo una mujer de 50 años con cáncer de pecho en fase IV fue
tratada con Ukrain porque se consideró inútil hacerlo ya con
quimioterapia y radioterapia observándose pronto la mejoría de su
condición general así como cambios objetivos tales como la aparición
de un borde bien definido entre el tumor y los tejidos sanos y una
reducción en el tamaño del tumor. "Ukrain -concluiría Zemskov-
facilitó que se retirara el tumor primario así como la metástasis en los
nódulos linfáticos. Después de un segundo y un tercer tratamiento con
Ukrain la paciente demostró remisión clínica".
El doctor O. L. Prokopchuk -del Kiev Centre of Hepato-Pancreato-
Biliary Surgery- tiene también otro caso singular publicado: "Ukrain
treatment in a patient with metastatic renal cell carcinoma extending
to the vena cava inferior. Case report." Es el de un hombre de 52 años
con carcinoma celular renal que fue tratado con cirugía y quimioterapia
con nulos resultados y cuyo tumor se extendió a la cava inferior y al
hígado momento en el que se inició el tratamiento con Ukrain. "La
droga -refleja el informe- indujo una remisión completa que ha durado
32 meses desde el inicio de la terapia".
Terminamos diciendo que los estudios están a disposición de todo
aquel -oncólogo o no- que quiera profundizar en el producto. Nosotros
sólo podemos añadir que resulta inexplicable que aún no sea un
tratamiento de referencia. Claro que del Ukrain se ha llegado a decir
que podría sustituir a la mayoría de los productos quimioterápicos y...
¿alguien cree que ante esa posibilidad la industria del cáncer iba a
permanecer impasible? Evidentemente, no. Antes bien, ha hecho lo
imposible para evitar que su eficacia sea conocida y reconocida.

UNA HISTORIA "CRIMINAL"
Elen Thun-Hohenstein recoge precisamente en una obra titulada
Anticancer Pharmaceutical Ukrain-Criminal Story of a Prevention las
dificultades que Nowicky ha tenido que afrontar para tratar de sacar al
mercado el Ukrain. "Mi investigación sobre el Ukrain -explica la autora
en el libro- se ha terminado convirtiendo en el relato de una historia
criminal". Y es que, efectivamente, la autora relata en su obra de
forma pormenorizada las innumerables trabas burocráticas, los
silencios culpables, los despidos injustificados, los robos, los teléfonos
pinchados y las amenazas directas sufridas por Nowicky. Incluso
denuncia la intervención de los servicios secretos en lo que ha definido


                                   340
como "una interminable carrera de obstáculos".
"De forma incansable -escribe Elen Thun-Hohenstein- Nowicky aportó
la documentación que las autoridades repetidamente le exigieron sólo
para que le fuera manifestado entonces que los documentos pedidos y
entregados seguían sin ser suficientes. Como Don Quijote, se ha
esforzado contra una burocracia que, como veremos, no quiere
registrar su medicamento". La introducción del libro recuerda
inevitablemente lo ocurrido con el Bio-Bac.
"El mismo ministerio y sus funcionarios que certificaron una proporción
positiva riesgo-beneficio para sustancias muy tóxicas como el Taxol y
la Cisplatina para el tratamiento del cáncer -denuncia Elen Thun-
lucharon contra Ukrain con celo casi religioso. Y eso que las exigencias
para su registro debieran ser sumamente simples ya que la
preparación no es tóxica y, por consiguiente, no es peligrosa. El
Ministerio de Salud tiene las pruebas pertinentes de ello desde hace
mucho tiempo". Y añade: "En cuanto a su eficacia terapéutica se ha
demostrado claramente en cultivos celulares (in vitro), en
experimentos animales (in vivo) y en estudios clínicos (…) Es por tanto
totalmente incomprensible que durante veinte años su inventor no
haya sido capaz de registrar su producto anticancerígeno máxime
cuando inicialmente contó con el apoyo del Ministerio de Ciencia
austriaco".
La autora recuerda a lo largo del libro diversos episodios significativos.
Como el momento en el que Nowicky rechazó la oferta de una
importante multinacional farmacéutica porque se negaba a aceptar
que su descubrimiento pasara a ser controlado por ella perdiendo
cualquier poder de decisión sobre el producto.
"A Nowicky -agrega en su libro Elen Thun-Hohenstein- le obsesiona
aún el momento en el que comenzaron sus dificultades. Fue muy poco
después de su llegada a Viena. El Canciller austriaco no sólo le había
puesto en contacto con el doctor Heinrich Wrba -director del
Boltzmann Cancer Research Institute (responsable por cierto de la
expulsión de Nowicky del mismo)- sino también con la Ministra de
Salud Ingrid Leodolter. En 1976 acudió a una reunión en el
ministerio en la que además de Nowicky y la ministra estaban
presentes un funcionario de la sección de Registros y el doctor Karer
que había llevado a cabo estudios clínicos para la industria
farmacéutica. El centro de la discusión fue el descubrimiento de
Nowicky. Karer afirmó en la reunión que la patente de Nowicky no era
'nada especial' y no merecía la pena la cantidad de trabajo invertida en
el producto. '¿Que no es de ningún interés?' replicó furioso Nowicky
quien aún hoy recuerda aquello enojado. Y estalló: 'Cómo puede usted
decir eso cuando mi sustancia es trescientas veces menos tóxica que
los citostáticos normales?' En ese momento Walter Hiesmayr, con


                                   341
quien Nowicky había trabajado en sus primeros tiempos en Austria en
el Boltzmann Cancer Research Institute, había probado ya 'in vitro' la
sustancia que Nowicky había bautizado como 'Ukrain' así como en
ratas y ratones. Lo mismo que había constatado su propiedad
fluorescente. Sin embargo, a la Ministra de Salud no parecía
impresionarle nada de eso y se limitó a poner calma. 'Señores, por
favor, dejen de discutir'. Eso fue lo más lejos que llegó.
Inmediatamente después Nowicky fue obligado a dejar su primer
laboratorio. La reflexión le llevaría a concluir con el tiempo que fue
precisamente en el Ministerio de Salud donde se empezó a poner
obstáculos a su trabajo".
Hoy, su lucha por tratar de situar el Ukrain en el lugar que le
corresponde continúa. Actualmente sólo está autorizado en Estados
Unidos y Australia -con el status de "Medicamento Huérfano" para el
cáncer pancreático- así como en México.


Antonio F. Muro
Más información en: www.ukrin.com y www.ukrain-drug.net




Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXII)
PULSOS ELECTROMAGNÉTICOS CONTRA EL CÁNCER: EL PAPIMI

¿Tiene el cáncer su origen en un nivel extremamente bajo de
energía en el interior de la célula siendo ello lo que provoca un
funcionamiento metabólico erróneo, la posibilidad de muerte
celular y, como respuesta, la multiplicación desenfrenada para
sobrevivir? Tal es al menos lo que sostiene el investigador
Panos T. Pappas .miembro del Consejo Asesor de nuestra
revista- y los casos tratados con el Papimi -un aparato capaz de
producir pulsos magnéticos iónicos del que ya hemos hablado-
parecen darle la razón. El Papimi aumenta la potencia
transmembrana de las células hacia un estado saludable de -70
milivoltios en el que las células cancerígenas consideran
"innecesario" dividirse para sobrevivir al tiempo que mejoran
el funcionamiento del sistema inmune.

Casi todos nosotros hemos sido sometidos alguna vez a campos


                                  342
electromagnéticos, ya sea como elemento de diagnóstico o como
factor de recuperación de una lesión, normalmente ósea o muscular.
De hecho, durante las últimas décadas ha sido cada vez más usual la
utilización de dispositivos electromagnéticos en la recuperación de este
tipo de lesiones obteniéndose notables mejorías que han evitado
intervenciones quirúrgicas, invasivas y mucho más caras. Sin
embargo, la investigación no se ha detenido en los buenos resultados
obtenidos en tendinitis, artrosis, periartritis o reuma. Más tarde se
demostrarían sus beneficios contra el dolor. En un artículo de marzo
del 2003 titulado "Pain management with pulsed electromagnetic field
(PEMF) treatment" William Pawluk -médico y profesor asistente en la
Escuela de Medicina de la Johns Hopkins University- resume las
posibilidades de los campos electromagnéticos pulsantes. "Se ha
demostrado que con los campos electromagnéticos pulsantes de
diversa potencia y frecuencia -escribe Pawluk- se obtienen buenos
resultados en una amplia serie de situaciones dolorosas con un riesgo
mínimo comparados con el potencial invasivo de otras terapias y el
riesgo de toxicidad, adicción y complicaciones de los medicamentos.
Los profesionales se están dando cuenta gradualmente de su potencial
para tratar con éxito o mejorar una miríada de problemas (...)" Y
añade: "Los campos electromagnéticos afectan a la percepción de
dolor de muchas maneras diferentes. Lo alivian de manera directa al
influir sobre las neuronas afectadas, los movimientos del ion de calcio,
los potenciales de la membrana, los niveles de endorfinas, el óxido
nítrico, los niveles de dopamina y la regeneración de los nervios. En
cuanto a los beneficios indirectos de los campos magnéticos en las
distintas funciones fisiológicas pueden apreciarse en la circulación, el
aparato músculo-esquelético, los edemas, el nivel de oxígeno en los
tejidos, las inflamaciones, el metabolismo celular y los niveles de
energía de las células".
Pues bien, precisamente es esa capacidad para intervenir en los
procesos metabólicos a nivel celular lo que ha llevado a distintos
médicos e investigadores a utilizarlos contra enfermedades más graves
como el cáncer o el sida. Al punto de que podemos estar a las puertas
de una revolución similar a la que supuso la incorporación de la
imagen electrónica al diagnóstico.
Norman Harden, editor de los boletines de la American Pain Society,
(Sociedad Americana del Dolor), ha escrito al respecto: "En la década
de los 50 y los 60 del pasado siglo XX la comunidad científica predijo
que los campos magnéticos nunca podrían ser usados para ofrecer
imágenes del interior de nuestro cuerpo ridiculizando los esfuerzos de
quienes estaban inmersos en la investigación. Ahora contamos con
imágenes precisas de nuestro organismo gracias a la resonancia
magnética. El cuerpo humano es bioeléctrico y biomagnético. Es lógico


                                  343
pues asumir que la energía electromagnética impacta en las funciones
de los organismos, quizás terapéuticamente. Hay ya estudios
randomizados, controlados y en progreso que están poniendo de
manifiesto el verdadero valor de la terapia magnética en la
enfermedad humana y el dolor".
Panos T. Pappas, prestigioso investigador griego, profesor
permanente de Física y Matemáticas en el Instituto Tecnológico del
Pireo y especialista internacional en Electromagnetismo y
Electrodinámica durante los últimos 7 años ha concentrado sus
esfuerzos en los efectos químicos y biológicos producidos por los
pulsos iónicos inducidos. Fruto de cuya experiencia es el Papimi (PAP
por Pappas e IMI por Ion Magnetic Induction), un aparato aprobado
por autoridades médicas e industriales como dispositivo médico de
clase II, y que está siendo ya utilizado como recurso terapéutico en
muchos hospitales y centros privados de Estados Unidos y Europa. "El
Papimi -confirma su creador- está diseñado para inducir y así
restaurar la carga iónica pérdida para que la célula supere sus
problemas. Con abundancia de energía interior -o bioenergía- la célula
supera la dificultad eléctrica y ello le permite mantener el equilibrio de
la concentración iónica, el equilibrio de potencial de transmembrana y
el funcionamiento eficaz de la bomba sodio-potasio".
El Papimi utiliza micro-pulsaciones -con una frecuencia de 2-3 por
segundo en lapsos de un nanosegundo (menos de 1 millonésima de
segundo)- produciendo una "onda" electromagnética que penetra
hasta 15 cms. de profundidad en la zona afectada. Usa un
transformador de diseño especial que le permite aplicar un voltaje de
hasta 50.000 voltios capaz de generar un pulso iónico que es el que
actúa sobre las células. El Papimi no aplica ningún tipo de corriente
eléctrica sobre el cuerpo; la energía es "inducida" por un operador que
maneja la sonda del dispositivo sobre la zona afectada sin que exista
contacto físico. Y cuenta además con un doble sistema de seguridad
con alarma interior capaz de detectar cualquier fuga de electricidad y
detener inmediatamente la máquina. En todo caso, de las distintas
aplicaciones del Papimi ya informamos ampliamente en el número 70
de nuestra revista. Hoy queremos referirnos a su utilidad en el
tratamiento del cáncer.

TEORÍA DEL CÁNCER DE PANOS T. PAPPAS
Para poder entender la teoría de Panos T. Pappas -que sostiene que la
aparición del cáncer se debe a un problema de déficit energético de la
célula- es preciso comprender previamente el concepto de potencial de
membrana. Y éste no es sino es el voltaje que dan a la membrana
celular las concentraciones de los iones de sodio (Na) y potasio (K)
situados a ambos lados de la misma. Y es que de su cantidad depende


                                   344
la polaridad de la membrana cuyo potencial se cifra en torno a los -90
milivoltios en estado de reposo saludable.
Cabe agregar que los datos sobre la importancia del potencial de
membrana y su relación con la enfermedad fueron confirmados en
1986 por R. Bingelli y C. Weinstein que establecieron la siguiente
clasificación:
    Potencial de membrana de la célula: desde -100 miliV hasta 0 miliV.
    Células sanas no proliferantes: entre -100 y -75 miliV.
    Células alteradas pero benignas: entre -75 y -35 miliV.
    Células tumorales cancerosas: entre -35 miliV y -5 miliV.
Bueno, pues tras diez años de estudios sobre el comportamiento
bioeléctrico celular Pappas ha concluido que el "cáncer se debe a un
estado extremamente bajo de energía celular manifestada por un
potencial de membrana de -15 miliV que provoca una cadena de
funcionamientos defectuosos específicos de la célula y un estado
general de isquemia en el organismo". Este proceso sería común a
todas las formas de vida tanto a nivel individual (humanos, animales,
plantas, y diversos micro-organismos) como a nivel grupal. A nivel
biológico la respuesta a la crisis es la reproducción celular. "La crisis
de energía de un área más pequeña de células -sostiene Pappas- se
difunde o se extiende a un área más amplia debido al principio más
básico y fundamental de la Física: el principio de la conservación de
energía y el principio de conservación de la materia". A nivel de
organismos la situación es similar. Las especies que sufren de estrés
en su batalla diaria por la supervivencia y la comida tienden a
multiplicarse más rápido y en grandes cantidades. Al contrario, los
organismos, animales o sociedades avanzadas se multiplican
relativamente muy despacio y en menor número. Los animales más
grandes -tanto los elefantes como los humanos- se multiplican muy
despacio comparados con los animales pequeños -como los conejos u
otros organismos primitivos-. Es sabido que las sociedades
desarrolladas tienen índices de natalidad muy inferiores a los de las
sociedades subdesarrolladas.
El caso es que -siempre según Pappas- cuando en un punto del
organismo, fruto de distintas situaciones biológicas, se produce una
crisis de energía sostenida el resultado se traslada a las células
cercanas. Es decir, cuando un tumor reclama energía y nutrientes esa
inanición se transmite a las células adyacentes que sufren para
conseguir oxigenarse y nutrirse de forma adecuada con lo que su
metabolismo comienza a resentirse. Y eso puede causar una pérdida
en cascada de energía y nutrición. Así es cómo se produciría la difusión
del cáncer y las metástasis. La crisis de baja energía celular es pues, a
juicio de Pappas, la que inicia la cadena de reacciones que acaban
provocando la situación patológica que conocemos como cáncer y que


                                   345
se caracteriza por:
    Un potencial de membrana bajo.
    Un aumento de la acumulación de iones de sodio dentro de la
célula: hipernatremia.
    Un aumento de las moléculas de agua unidas a las moléculas de
sodio dentro de la célula.     Inflamación.
    Aumento del volumen de la presión celular y osmótica dentro de la
célula lo que daña la      membrana celular.
    El crecimiento celular.
    El adelgazamiento de la membrana celular.
    La división celular.
Llegando a una carga eléctrica cero la célula muere. El mecanismo de
defensa que utiliza la célula para cumplir con su "instinto básico", la
supervivencia de la especie, es inducir la mitosis (división o
multiplicación celular) y el momento de iniciar el proceso, cuando llega
a -12mV, es decir cuando la célula sabe que se encuentra en peligro
de muerte celular. El "punto de pánico celular" tendría lugar cuando el
potencial de membrana cae por debajo de -15 miliV. "Podemos decir
-afirma Pappas- que las células con baja energía entran en un estado
de 'pánico', de multiplicación febril, para conservar su especie
siguiendo un programa inherente codificado en la parte más
fundamental -su ADN- para la supervivencia ante una situación de
emergencia en condiciones severas. Más células proliferan dentro del
tumor o más células se difunden desde la primera crisis de energía -el
primer cáncer- a zonas adyacentes al tumor las cuales se encuentran,
naturalmente, en ambientes de baja energía. A las nuevas células de
cáncer les faltará energía por las mismas razones. Es pues natural que
el tumor crezca o se difunda a las áreas adyacentes y tejidos.
Obviamente la mayoría de esas células con baja energía se multiplican
y cuánto más lo hace más energía se necesita en conjunto en el
organismo para alimentar a las células recién nacidas. Por
consiguiente, la crisis de energía y la inanición celular se extienden
continuamente, como lo hace el cáncer. El organismo se vuelve pronto
'una sociedad pobre en una situación de crisis de pánico' en conjunto
en la que cada vez falta más energía y por eso el cáncer se generaliza
formando metástasis. El organismo adelgaza, se vuelve débil, con la
característica común de pérdida de peso, baja energía y pobre
nutrición. El cáncer entonces se generaliza sin que haya manera para
el organismo o persona de superar esa necesidad creciente de energía
y nutrición". Tal sería, a grandes rasgos, el guión macroscópico del
fenómeno conocido como cáncer según Pappas.
A la hora de analizar los métodos convencionalmente utilizados para
combatir el cáncer desde este planteamiento Pappas observa que
tanto la radioterapia como la quimioterapia coinciden en que la célula


                                  346
cancerígena es más débil que la célula sana. Pero aquí se acaban los
puntos de vista comunes. "En la práctica, por ejemplo -señala
Pappas-, la quimioterapia reduce la población de cáncer. Sin embargo,
la misma acción de la quimioterapia es una razón característica del
desarrollo de cáncer en el mismo sentido que explicamos antes al
provocar que las células que sobreviven entren en un estado más
adverso de 'pánico' y, por tanto, de división para sobrevivir. Además la
acción tóxica de la quimioterapia no ayuda en absoluto a la
restauración de los recursos energéticos perdidos por el organismo al
destruir otras funciones vitales y, particularmente, al dañar el sistema
inmune. Los mismos argumentos son válidos para los tratamientos
con radioterapia".
Pappas asegura que los pacientes de cáncer que no han recibido
quimioterapia se recuperan por eso más rápidamente siendo los
resultados con el Papimi especialmente significativos tras la cirugía.
"La estabilización es espectacular después de la cirugía -afirma
Pappas-. Los pacientes no desarrollan ninguna metástasis si reciben el
tratamiento adecuado con Papimi . En todos los casos sus marcadores
son normales. Nosotros no hemos visto ninguna actividad cancerígena,
ni hemos tenido un solo caso en el que el cáncer reapareciera aunque
a veces hemos tenido que luchar contra las sugerencias de aplicar
quimioterapia después de la cirugía. La quimioterapia no permite que
los tratamientos sean eficaces. Probablemente el efecto del Papimi sea
terminar mejorando el sistema inmune. Solo que si el sistema inmune
ha sido casi destruido por la quimioterapia, el Sida o cualquier otra
condición y realmente es bajo no hay ya ayuda posible". Por el
contrario, sí parece que la combinación del Papimi y la Electroterapia
(vea en nuestra web el artículo publicado al respecto en el número
62) permite avanzar en el tratamiento del cáncer incluso cuando el
sistema inmune está en una fase en la que no puede recuperarse
exclusivamente con el Papimi.

LAS APORTACIONES DEL PAPIMI
Partiendo de los planteamientos anteriores -según los cuales el cáncer
es un estado de pánico celular de bajo metabolismo que conduce a la
inanición, a la amenaza de muerte y a la multiplicación para la
supervivencia- Pappas señala las siguientes como las principales
cualidades del Papimi en el tratamiento del cáncer:
  1) Las exposiciones al Papimi detienen la proliferación celular al
proporcionar energía eléctrica y magnética al organismo. La energía se
dirige a todas las células y particularmente a las células cancerígenas
sedientas de energía. El Papimi aumenta el potencial de
transmembrana de las células hacia un estado "saludable" de -70
milivoltios.


                                  347
2) Las exposiciones al Papimi refuerzan el sistema inmune lo que
permite la extinción de las células cancerosas. También refuerza otras
funciones vitales del cuerpo como la del hígado, la pulmonar, la del
riñón, la circulación sanguínea y linfática, y otras que pueden sostener
o reforzar el metabolismo en general.
El Papimi ejerce además una fuerte acción antiinflamatoria, mejora la
nutrición sanguínea y aumenta la oxigenación de los tejidos siendo
evidente que ello contribuye a la recuperación del peso perdido, señal
inequívoca de recuperación de la salud.
Y si bien es verdad que faltan estudios a gran escala no es menos
cierto que en los últimos años son numerosos los pacientes a los que
la oncología oficial había desahuciado que tras haber sido sometidos a
los pulsos iónicos del Papimi, bien como monoterapia, bien en
combinación con otras terapias -convencionales y no convencionales-,
han mejorado notablemente e, incluso, se han curado. Y quizás sean
considerados casos "anecdóticos" por los oncólogos pero no es así para
quienes han visto mejorar su calidad de vida de manera notable... o
incluso definitiva. La actual casuística abarca casos de cáncer de
pecho, pulmón, huesos, hígado, etc., que merece la pena tener muy
en cuenta.
La propia mujer de Pappas se recuperó de un tumor fibroide. "Mi
esposa fue diagnosticada de tres grandes tumores fibroides -recuerda
Pappas- y quisieron operarla así que volé urgentemente hasta Atenas
desde Los Ángeles, donde me encontraba, y le pedí a su médico
posponer la cirugía para poder tratarla. Lo hicimos y al cabo de tres
meses los tumores se habían reducido significativamente. Un año
después no había rastro de ellos".
El doctor Nick Tsilimigakis ha tratado también con el Papimi
numerosos casos durante los últimos años en el Scientific Institute for
Bioenergy de Atenas en combinación con electroterapia. La inmensa
mayoría tras ser diagnosticados como incurables, entre ellos un
paciente que había sido operado tres veces de un pseudomixoma
peritoneal como consecuencia de un adenocarcinoma de hígado. Pues
bien, tras 6 meses de tratamiento con el Papimi su condición física
había mejorado extraordinariamente. "Los tratamientos con el Papimi
-señala Tsilimigakis- tienen una influencia notable en el sistema
inmune y, por ende, en los procesos curativos. Nosotros hemos
constatado cómo numerosos tipos de heridas que no sanaban lo
hacían en sólo dos o tres semanas con el Papimi. Ahora comprobamos
que, bajo ciertas condiciones, el Papimi también puede iniciar el
proceso de curación de un cáncer. Hemos visto que tras cierto número
de tratamientos el cuerpo empieza a crear nuevos tejidos empujando
el tumor fuera. Es fantástico". Entre esos casos destaca el de una
mujer a la que se le descubrió cáncer de intestino grueso. En una


                                  348
primera operación se la extirpó parte del intestino siendo sometida
luego a quimio y radioterapia. Dos años después apareció metástasis
en los huesos y la pelvis. Tres años después la situación se había
vuelto crítica y su vida transcurría postrada en cama con continua
fiebre alta, extrema debilidad y dolores insufribles. Fue entonces
cuando decidió visitar el centro médico del doctor Nick Tsilimigakis.
"Para entonces ya me habían desahuciada -ha escrito para dejar
constancia de su testimonio- y me habían hecho saber que mi muerte
estaba cercana. La única razón por la que acepté recibir los
tratamientos con Papimi fue mi familia. No quería que se sintieran
culpables, que pensaran que no habían tratado de hacer todo lo
posible por mí. El primer día de mi terapia mi condición severa no me
permitió levantarme y caminar por lo que tuvieron que llevarme
prácticamente en volandas al centro médico. Tras la quinta sesión, en
cambio, subía las escaleras sin ayuda. Y después de la décima sesión
caminaba hasta el centro sola, acompañada de mi hermano. A los tres
meses caminaba normalmente, como antes de mi enfermedad y la
hinchazón, la fiebre y los dolores desaparecieron. Sólo un año después
de empezar el tratamiento estaba completamente curada".
Evidentemente se trata de casos aislados... pero muy significativos. Es
más, la investigación básica apunta en la misma dirección. La eficacia
terapéutica del electromagnetismo para tratar el cáncer y otras
enfermedades fue demostrada por una investigación realizada en la
University of Southern California y publicada en la prestigiosa revista
científica New Scientist Magazine. El trabajo confirma que paquetes de
pulsos electromagnéticos de nanosegundos (millonésimas de segundo)
pueden pasar a través de la membrana exterior de las células sin
dañarlas y modificar su interior lo que, según los investigadores,
permite tratar de forma efectiva enfermedades como el cáncer o la
leucemia. Es más, estos paquetes de pulsos rápidos actúan mediante
un poderoso impacto en la estructura intracelular permitiendo cambiar
su equilibrio bioquímico y provocar así -entre otros efectos- la
apóptosis o suicidio de las células cancerosas. "En esencia -afirma
Thomas Vernier, experto en semiconductores y gerente de ingeniería
en el USC Viterbi School's Information Sciences Institute-, nosotros
enviamos miles de voltios a la célula en intervalos de nanosegundos.
Los pulsos de alta frecuencia son tan cortos que pasan a través de la
membrana del citoplasma sin alterar su estructura pero sí alterando su
interior. Y cuando son aplicados en fuertes dosis llevan a la célula a la
autodestrucción." La técnica presenta como principales ventajas sobre
los tratamientos convencionales que no es invasiva -puede aplicarse
sin contacto directo- y es mucho más económica. "Nuestra esperanza -
afirma Thomas Vernier, experto en semiconductores y gerente de
ingeniería en el USC Viterbi School's Information Sciences Institute--


                                   349
es que un día los pulsos nanoeléctricos puedan reemplazar
procedimientos como la extirpación quirúrgica de tumores o
tratamientos tóxicos como la quimioterapia".
En la misma dirección apuntan algunos de los últimos trabajos de Karl
Schoenbach y Stephen Beebe -del Centre for Bioelectrics en Norfolk
(Virginia, EEUU)- que han mostrado cómo los pulsos agrupan las
plaquetas de la sangre para acelerar la reparación de las heridas
mucho más rápidamente. Estos investigadores piensan también que
los nanopulsos pueden ser utilizados para matar las células cancerosas
dejando el tejido sano intacto. De hecho, el equipo de Schoenbach ya
ha demostrado que los pulsos pueden reducir tumores en ratones en
más de un 50%.
Una vez más la investigación básica avanza de forma inconexa, aislada
y con paso lento mientras que las urgencias de quienes no tienen
tiempo que perder van arrojando resultados sorprendentes. Hasta el
punto de que alguno de ellos acaba saltando a la prensa. En el
periódico The Health Keepers Journal de Febrero de 1995 se narraba el
caso de una paciente ingresada en el Hospital de Santa Mónica
diagnosticada con tumor carcinoide de la válvula ileocecal, con
metástasis en el hígado y los nódulos linfáticos. Se la practicó una
intervención quirúrgica para extirpar el tumor de la válvula pero la
metástasis en el hígado se consideró intratable. Pues bien, decidió
tratarse con los pulsos electromagnéticos del Papimi combinándolos
con terapia de oxígeno y ozono a la vez que se aplicaba hipertermia en
el hígado. Catorce meses después la paciente presentaba índices
normales de enzimas hepáticas y ninguna evidencia de enfermedad
intraabdominal.

UN MODELO DE FUSIÓN FRÍA
Efectivamente, los efectos de los pulsos electromagnéticos parecen
reforzarse si la terapia del Papimi se completa con Oxigenoterapia. Ello
sirve apoyar el nuevo enfoque que Pappas ha realizado sobre el
potencial de membrana. Porque según su punto de vista el proceso
denominado convencionalmente bomba sodio-potasio -y, por tanto, el
intercambio de iones- no es realmente sino una transmutación del Na
(sodio) del interior de la célula en K (potasio) en presencia del oxígeno
y el ATP que exige para formarse glucosa e insulina. "No es un
supuesto intercambio molecular -afirma Pappas- sino realmente un
proceso nuclear de fusión fría bajo la excitación eléctrica del núcleo del
Na, en primer lugar por la carga celular de la membrana y, después,
vía una acción catalizadora endotérmica de la ATP. La excitación
eléctrica del núcleo de Na puede reforzarse externamente por pulsos
eléctricos apropiados. La ATP parece controlar esta reacción de fusión
que, por otra parte, podría aumentar exponencialmente bajo la misma


                                   350
excitación catalizadora del potencial de transmembrana. El papel de la
ATP, las mitocondrias, el ciclo de Krebbs, la insulina, la glucosa, la
adrenalina y la glándula suprarrenal se entienden mejor como
mecanismos para controlar esta fusión nuclear que, por otra parte,
puede aumentar exponencialmente o detenerse". El sodio transmutado
es expulsado fuera de la célula como potasio para ser eliminado por
los riñones. Cuando esta transmutación se retarda la concentración de
sodio aumenta dentro de la célula y el potencial de transmembrana
disminuye lo que es característico de las células cancerígenas. Algunos
factores, como el oxígeno, la energía, la glucosa, la insulina e incluso
el potasio incluido en la dieta del doctor Sodi Pallarés pueden
acelerar la transmutación y, por consiguiente, detener la proliferación
celular. El potasio, al principio de la terapia, puede ayudar a reducir la
concentración de sodio pero una vez termina el estado inflamatorio
severo el potasio, según Pappas, debe dejar de administrarse y
volverse a una dieta normal de sodio.
Cabe añadir que el modelo de Pappas está libre de las paradojas que,
a su juicio, presenta la teoría de la bomba sodio-potasio y sirve para
explicar hechos hasta ahora aparentemente inconexos. "Por ejemplo
-escribe Pappas-, por qué la hiperkalemia (exceso de potasio) causa la
parada del corazón y la muerte, por qué la hipernatremia (sodio
demasiado alto) aumenta la energía y la tensión arterial, por qué el
cáncer se relaciona con la hipernatria y los radicales libres, por qué
consumimos tan poco oxígeno y no contaminamos con nuestra
respiración, por qué gastamos mucha más energía de la que ingerimos
(químicamente) a través de la comida, por qué los peces no liberan
burbujas de CO2, por qué liberamos potasio mientras tomamos sólo
agua salina, oxígeno y glucosa (una persona en coma), por qué el
exceso de potasio mata y el sodio da energía, por qué el oxígeno es
antiséptico y mata microrganismos y por qué debemos tomar
relativamente pocas cantidades (mgrs por día) de antioxidantes contra
la oxidación masiva (Kgrs por día) de nuestro organismo".
En suma, una nueva visión de los mecanismos biológicos del cáncer y
de las posibilidades del Papimi a la hora de tratarlo que serán
expuestas más detenidamente por el propio Panos T. Pappas durante I
Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y
Alternativos en Cáncer que tendrá lugar en el Palacio de Congresos y
Exposiciones de Madrid los próximos días 14 y 15 de mayo.


Antonio Muro




                                   351
Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXIII)
EL FUTURO PARA LA CURA DEL CÁNCER: LA INMUNOLOGÍA

Un grupo de científicos españoles asegura que la activación de
una proteína por las células cancerosas -bautizada como IRAK-
M- es lo que permite que el cáncer se desarrolle al lograr que el
sistema inmune no las ataque. También han descubierto el
proceso de activación. La investigación que ha permitido el
descubrimiento se desarrolló en el Hospital La Paz de Madrid
bajo la dirección de Eduardo López-Collazo en colaboración con
especialistas del Centro de Investigación Cardiovascular de
Barcelona, la Universidad de Alcalá de Henares y el Instituto
Mario Negri de Milán (Italia). Este trabajo vuelve a incidir en
que la solución al cáncer pasa por reforzar el sistema inmune y
no por agredirlo con productos tóxicos.

Durante dos días el madrileño Hospital de La Paz se convirtió en centro
de actualidad y hasta las grandes cadenas de televisión se hicieron eco
de la noticia: un equipo de investigadores españoles, tras publicar las
conclusiones de su estudio en Journal of Inmunology -una de las
revistas científicas más reconocidas-, daba a conocer un
descubrimiento que podía llegar a ser básico en la lucha contra el
cáncer. Nada menos que el mecanismo por el cual el sistema
inmunitario decide rendirse ante las células tumorales permitiendo así
su expansión en nuestro organismo.
Puede que no sea el único mecanismo que inhibe el sistema
inmunitario pero la investigación de la que hablamos ha demostrado
que la activación de una proteína -bautizada con anterioridad a su
descubrimiento como IRAK-M - supone la desactivación del sistema
inmune que, de repente, pasa a mostrarse "tolerante" con la célula
tumoral a la que un instante antes estaba combatiendo. No se trata
nada más que del inicio de un largo camino en el que su investigación
básica deberá convertirse algún día en aplicación terapéutica, un
camino que no conoce plazos y que ni siquiera garantiza el éxito
-sobre todo si no se cuenta con fondos suficientes- pero que muestra
una vez más la imperiosa necesidad de abordar el cáncer desde el
fracaso del sistema inmunitario. Y la curación desde su adecuado
funcionamiento.


                                  352
No hace muchos meses otro joven investigador español -Antonio
Brú- sorprendía a la comunidad internacional con el descubrimiento de
que el mecanismo de crecimiento tumoral es idéntico en todos los
tipos de cáncer y señalando a los neutrófilos -uno de los cinco tipos de
glóbulos blancos o leucocitos encargados de la defensa de nuestro
organismo- como la respuesta biológica más adecuada al tumor (vea
el nº 65 de Discovery DSALUD). Sólo que en lugar del reconocimiento
y apoyo que merecía su trabajo lo que Bru se encontró fue con que no
le renovaron el contrato que tenía con el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, lugar donde no sólo nunca le ayudaron en
sus investigaciones sobre el cáncer sino que encima el centro intentó
rentabilizar su descubrimiento como éxito propio. Hoy el despacho que
ocupaba está vacío y se ha marchado con sus ideas a otra parte.
Pues bien, ahora otro joven investigador cubano-español (35 años),
Eduardo López-Collazo, merced a su investigación sobre la IRAK-M,
apunta de nuevo al sistema inmune como vía para buscar en el futuro
soluciones terapéuticas al cáncer. Del ruido y la repercusión mediática,
promesas del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid
incluidas, espera al menos la continuidad de una investigación que no
ha hecho sino comenzar.

UN FÍSICO ESPAÑOL NACIDO EN CUBA
Como Brú, López-Collazo no es médico y, claro está, tampoco
oncólogo. Y como él, comenzó en los terrenos de la Física; en su caso,
la Nuclear. El final de su carrera universitaria coincidiría sin embargo
con el auge mundial de la Biotecnología y con el declive del programa
nuclear cubano como consecuencia de la caída de la Unión Soviética.
Afortunadamente a este joven investigador le interesaban otras
muchas áreas del conocimiento y no dudó en indagar en ellas. "La
Biología me ha encantado desde pequeño -nos diría López-Collazo
durante nuestra entrevista-. En general me gusta la Ciencia, me gusta
resolver incógnitas, sea cual sea su origen. Ya sea una cuestión sobre
el clima o sobre un proceso tumoral. Así que me subí al carro de la
Biotecnología y empecé a estudiar Biología. Me di entonces cuenta del
hecho de que haber estudiado Física, de haber estudiado Matemáticas,
me daba un punto de vista del que carecían los médicos".
Sería esa visión global lo que le permitió entrar en un grupo científico
en Cuba apadrinado por Salvador Moncada uno de sus
investigadores con más prestigio internacional. Lo que paralelamente
le permitiría optar a una beca en España y así realizar el doctorado en
Biología Molecular en la Universidad Complutense. A partir de ese
momento su trayectoria sería similar a la de otros muchos
investigadores jóvenes. Marchó primero a Alemania y después a
Estados Unidos para desde allí regresar gracias a uno de los


                                  353
programas destinados a reinsertar a científicos españoles que estén
fuera del país. Sería en todo caso un proyecto sobre tolerancia del
sistema inmune frente a las bacterias lo que le permitió entrar en el
Hospital la Paz de Madrid donde ha desarrollado la investigación que
centró nuestra conversación.
-Curiosamente, sus resultados sobre la incidencia de la IRAK-M
en el proceso de desactivación del sistema inmune ante la
célula tumoral tiene su origen no en el cáncer sino en las
infecciones bacterianas.
-Yo no soy un estudioso del cáncer, yo procedo del campo de las
enfermedades infecciosas, de la respuesta a las bacterias y la
tolerancia del sistema inmune. Fue así como encontré un importante
trabajo publicado en la revista "Cel"l en la que se hablaba de una
proteína relativamente desconocida, la IRAK-M, y su incidencia en lo
que nosotros denominamos "tolerancia del sistema inmune innato", el
proceso por el cual el sistema inmune, después de responder al ataque
de un microorganismo, frena su actividad para no matarse a sí mismo.
Si no se activara ese mecanismo de freno se produciría un shock
séptico en el organismo que podría provocar la muerte. Bueno, pues
esa proteína, según la investigación citada, parecía estar implicada en
el mecanismo de freno del sistema inmune. Inmediatamente trasladé
la investigación a humanos y me di cuenta de que, en efecto, formaba
parte del proceso de tolerancia de nuestro sistema inmune. Con
nuestra investigación realizamos varias publicaciones en revistas
especializadas. La IRAK-M -la M procede de monocito o macrófago- es
una proteína muy específica de las células del sistema inmune
primario, el primero en responder a un invasor de nuestro organismo.
Simplemente constatamos que estaba ahí y que cuando la IRAK-M se
expresaba el sistema inmune se frenaba.
-¿Y cómo "pasó" de las bacterias a los tumores?
-Un día, en un seminario, se estaban discutiendo los resultados de un
investigador polaco cuando en un momento determinado el ponente se
refirió al extraño comportamiento de la respuesta inmune ante las
células tumorales. Por un instante desconecté de su exposición y
empecé a pensar en los datos que habíamos reunido. Habíamos visto
que la IRAK-M era un freno en el contexto de las bacterias y el
ponente estaba precisamente señalando que una de las causas por las
que el tumor progresa es que de repente el sistema inmune se
desactiva cuando entra en contacto con las células tumorales. Y de
pronto me dije. "¡Debe de ser lo mismo!".
Verá, según veamos las cosas, desde un punto de vista u otro, ciertas
enfermedades pueden ser iguales o diferentes. Las enfermedades de
origen bacteriano, vírico o tumoral son diferentes si las estudiamos
atendiendo al agente que las provoca: una bacteria, un virus o una


                                  354
célula tumoral. Sin embargo, si las estudiamos desde la óptica del
sistema inmune son parecidas porque para éste no dejan de constituir
ante todo un ataque al organismo. Y más para el sistema inmune
innato, el menos específico. Es decir, son peligros que hay que
eliminar. Pensé entonces que si el sistema inmune lo toleraba en
alguno de los casos lo más seguro sería que el mecanismo de freno
fuera parecido, si no igual, en el resto. Esa fue la chispa. Si la IRAK-M
es un freno para el sistema inmune en el contexto bacteriano, pensé,
debe serlo también en el contexto tumoral. La ciencia -sonríe- no es a
fin de cuentas sino una asociación de ideas.
Así que hicimos un primer experimento entre finales de agosto y
primeros de septiembre del 2003. Pusimos en el laboratorio células de
mi propio sistema inmune frente a células de diferentes tumores y
comprobamos que en un primer instante las primeras atacaban a las
segundas pero en el momento en que la IRAK-M se activaba dejaban
de hacerlo. Ese fue el paso inicial. Habíamos comprobado que el
mecanismo de desactivación o freno era el mismo que en el caso de
las bacterias. El siguiente paso era comprobar el mecanismo por el que
eso ocurría.
-Pero la activación de la IRAK-M, ¿es una causa o un efecto?
-Es un efecto. Una vez comprobamos que la activación de la IRAK-M
y la desactivación de las células del sistema inmune que estaban en
contacto con el tumor estaban relacionadas quisimos saber cómo el
tumor conseguía que las células del sistema inmune se desactivaran,
cómo conseguía engañarlo. Y empezamos a buscar. Iniciamos los
experimentos para ver si era algo soluble que segregaba la célula o
era algo que estaba anclado en la membrana. Y, sorprendentemente,
resultó que eran las dos cosas: estaba en la membrana y, al mismo
tiempo, era segregado por el tumor. Era el ácido hialurónico. Para ser
exactos, descubrimos que "una de las cosas" que consigue activar la
IRAK-M para desactivar el sistema inmune es el ácido hialurónico ya
que no podemos ser tajantes y afirmar que esa es la única razón del
extraño comportamiento de nuestro sistema inmune ante el tumor.
Lo curioso es que el ácido hialurónico tiene una dilatada historia en
Oncología ya que hay estudios clínicos muy serios que correlacionan la
presencia de altos niveles del mismo con una mala prognosis lo cual
parece lógico según nuestros resultados. Si hay mayor cantidad de
ácido hialurónico hay mayor cantidad de IRAK-M y, por tanto, más
posibilidades de que el sistema inmune se frene. El ácido hialurónico
no sólo se segrega sino que está también anclado en la membrana.
El siguiente paso fue buscar cómo las células del sistema inmune
innato, los macrófagos, reconocen el ácido hialurónico. A nivel
molecular el entendimiento se produce a través de receptores en las
moléculas que encajan unos en otros como llaves en cerradura. Los


                                   355
receptores del ácido hialurónico estaban ya descritos con la
denominación de CD44 y TRL4. De hecho, en un primer momento no
sabíamos que el TRL4 estaba descrito y pusimos anti-CD44 y un anti-
TRL4 como control pensando que el TRL4 no funcionaría y,
sorprendentemente, nos dio positivo por lo que tuvimos que buscar
otro negativo, el TRL2, para que nuestro experimento fuera válido. A
esas alturas todo resultó ya más fácil. Si bloqueamos esos receptores
la célula del sistema inmune es incapaz de reconocer el ácido
hialurónico y, por tanto, será incapaz de generar IRAK-M y ya no se
desactivará. Esa fue una línea de trabajo. La otra línea de
investigación fue un poco más difícil y fue silenciar el gen. Yo quería
hacerlo porque esa sería la prueba definitiva y nadie podría discutir
que era la IRAK-M la que iniciaba el proceso de desactivación.
Mediante una técnica muy cara pero muy eficaz retiramos el gen de la
IRAK-M y comprobamos que la célula del sistema inmune enfrentada
a la célula tumoral, en lugar de desactivarse se desinhibía y seguía
luchando contra el tumor. Era la demostración que iban a pedir en
cualquier revista importante. Y fue el colofón de la parte básica.
-¿En cuántas líneas celulares tumorales comprobaron el
mecanismo de la Irak-M?
-Comprobamos que la proteína IRAK-M se induce en células del
sistema inmune al entrar en contacto al menos con 7 tipos de líneas
celulares de origen tumoral: glioblastoma, mama, linfoma, colón,
epidérmico... Los monocitos con los que realizamos las pruebas en el
laboratorio fueron extraídos de la sangre periférica de donantes sanos.
En todos los casos se repitió el mecanismo de desactivación. Pero
queríamos más. Queríamos tratar de demostrar parcialmente que todo
lo que habíamos hecho con células, aunque fueran de origen humano,
se repetía también en una persona que padece un proceso
cancerígeno. Y de ahí procede la confusión creada en la prensa menos
especializada que en algunos casos pareció dar a entender que
habíamos trabajado directamente con pacientes.
No fue así y me gustaría que quedara bien claro. Al estar en un
hospital como La Paz teníamos la posibilidad de buscar células del
sistema inmune, no de donantes sanos sino procedentes de enfermos
que tuvieran tumores cuyas células tumorales pudieran ser
encontradas en el torrente sanguíneo. La leucemia es un cáncer, las
células tumorales están en el torrente sanguíneo y, por tanto, las
células del sistema inmune innato de ese torrente sanguíneo están en
contacto con los tumores. Las personas que tienen metástasis en
sangre de cualquier tipo u origen están en la misma situación.
Procedimos a pedir los permisos correspondientes del Comité Ético y
como era una simple extracción sin ningún tipo de intervención
invasiva nos los concedieron. Y ¡eureka! ¡Volvimos a demostrar que el


                                  356
proceso se repetía! Verificamos que los monocitos de pacientes con
leucemia y con metástasis expresan altos niveles de IRAK-M y, por el
contrario, dejan de expresar citoquinas como el TNF.
-¿Qué tipo de pruebas han realizado con las técnica del
silenciamiento genético y de los anticuerpos para los
receptores?
-En ambos casos desactivamos la IRAK-M en monocitos de donantes
sanos que luego enfrentamos a tumores. Comprobamos, por ambas
vías, que los monocitos seguían sin "tolerar" la presencia de las células
cancerosas y las atacaban.
-La investigación básica ha conseguido demostrar por tanto
que una vez desactivada la IRAK-M las células del sistema
inmune continúan combatiendo las células cancerosas. Además
habéis definido los mecanismos necesarios para desactivarla.
Suena desde luego muy prometedor aunque se esté lejos de
una aplicación terapéutica. A partir de aquí, ¿qué perspectivas
se abren a la investigación si se contara con fondos
suficientes?
-Primero deberíamos confirmar si existen otros mecanismos que
contribuyan a frenar el sistema inmune aunque yo creo que la vía de la
IRAK-M, si no la única sí es muy importante porque al quitarla todo
funcionó muy bien... Pero puede haber otros mecanismos que
conviene tratar de conocer.
Ahora bien, si nos referimos directamente al trabajo con la IRAK-M
tendríamos que pasar al trabajo con animales y probar lo que no
podemos en seres humanos. Induciríamos uno o dos tumores sólidos
en ratones. Luego les extraeríamos células de su sistema inmune para
silenciar en ellas el gen de la Irak-M y otros posibles que tuvieran que
ver con los mecanismos de tolerancia. A continuación se los
infiltraríamos directamente en los tumores y esperaríamos a ver qué
pasa en el tumor infiltrado y en el que no lo ha sido. Ese sería el
siguiente paso. Por ahora desconocemos cómo puede actuar un cultivo
de células silenciadas en el interior de un organismo vivo. No sabemos
cómo sería su comportamiento, las células macrófagas son células
destinadas pero antes de plantearnos cualquier actuación de este tipo
debemos primero saber si a nivel experimental, inyectándolas
directamente en el tumor sólido, éste se reduce; o si al menos la
terapia es capaz de detener su crecimiento.
Otra estrategia de futuro podría ser utilizar anticuerpos
antirreceptores. De hecho, en las pruebas realizadas hemos utilizado
anticuerpos antireceptores CD44 logrando que no se expresara la
IRAK-M. Quizás suponga menos riesgo trabajar con estos anticuerpos
porque en muchas enfermedades se utilizan ya. Es un proceso muy
establecido que incluso se puede hacer a la carta. Hay empresas


                                  357
biotecnológicas a las que ya les pides un anticuerpo y te lo dan. Es
más, los anticuerpos CD44 y TLR44 que utilizamos para nuestras
pruebas los compramos. Se producen para investigación y si fuera el
caso se podrían producir para utilización terapéutica, una vez claro
está que hayan sido testados y se hayan realizado todas las pruebas
de toxicidad encaminadas a ver si pueden ser válidos.
-¿Esos anticuerpos se aplican directamente sobre el tumor o se
introducen en el organismo como una vacuna?
-En este capítulo de teorías posibles nosotros sabemos que las células
del sistema inmune innato se infiltran dentro del tumor y están vivas.
El experimento pasaría por infiltrar en el tumor sólido los anticuerpos
aunque desde luego no sabemos si el hecho de que bloqueáramos los
receptores nos va a permitir volver a activar el sistema inmune o si
eso ocurrirá después de un tiempo muy largo. Hemos comprobado que
cuando al sistema inmune le bloqueamos desde el principio estos
receptores no se vuelve tolerable frente al cáncer pero lo que no
sabemos es si en el caso de que el tumor ya estuviera creciendo,
cuando ya nuestro sistema inmune está tolerante, bloquear los
receptores le permitiría a las células del sistema inmune volver a
recuperar la actividad. Es un mundo de incógnitas nuevas que hay que
resolver. Y hacerlo es cuestión de tiempo, apoyo y dinero.
-Estamos hablando de una desactivación puntual de la IRAK-M.
-Si, claro. Aunque se pudiera, la solución no sería nunca desactivar la
Irak-M en todos los individuos como solución preventiva contra los
tumores. Esta proteína, no lo olvidemos, tiene una función
importantísima. Si somos atacados por una bacteria u otro
microorganismo el sistema inmune empieza actuar para eliminar la
bacteria. Y una vez que la elimina el sistema inmune, si no hay nada
que lo frene, empezaría a atacar al propio organismo llegando a
provocar un shock séptico y la muerte por la cantidad de sustancias
tóxicas que utiliza en nuestra propia defensa y que quedarían
incontroladas. El sistema inmune tiene que tener controles negativos
como la IRAK-M para frenarse porque si no moriríamos en el primer
catarro.
-Su trabajo viene a confirmar la línea de pensamiento científico
que sostiene que la respuesta terapéutica contra el cáncer está
en cuidar y reforzar el sistema inmune más que en atacarlo.
-Es mi hipótesis. Me parece más interesante estudiar la respuesta
inmune basándonos en la interacción entre el sistema inmune y la
célula tumoral. Creo que es preferible saber por qué el sistema inmune
no hace lo que tiene que hacer que saber por qué una célula tumoral
se convierte en cancerígena. Por otra parte, el hecho de que el sistema
inmune pueda volver a activarse contra el tumor, de que pueda luchar
utilizando las herramientas de nuestro propio cuerpo es una solución


                                  358
mejor. No hay que olvidar que las terapias utilizadas en este momento
tienen enormes efectos secundarios.
Eduardo López-Collazo ha abierto una nueva puerta a la esperanza.
Tiempo y dinero. De momento solo tiene promesas. En los próximos
meses, una vez que se apague el eco de la polvareda mediática,
sabremos si simplemente son palabras huecas de políticos en busca de
foto o compromisos sinceros de apoyo a una nueva línea de
investigación. Lo mejor de nuestro encuentro es saber que López-
Collazo y Antonio Brú -cuya investigación conoció a través de nuestra
revista- se disponen a colaborar en un próximo futuro. Dos jóvenes
investigadores españoles buscando soluciones en el sistema inmune
para combatir el cáncer. Ellos ponen el talento ¿Quién está dispuesto a
poner el dinero?


Antonio F. Muro


Si la envidia fuera tiña…
Durante la entrevista con Eduardo López Collazo no sólo
constatamos la satisfacción por el trabajo bien hecho. También
apareció el lado más ruin de la investigación: la envidia. Ningún
nombre concreto, por supuesto; tampoco lo esperábamos. Es sólo una
sensación, difícil de definir pero fácil de percibir en este retazo de
nuestro encuentro. De hecho, la primera pregunta realizada con el
único ánimo de constatar si esperaba la expectación generada por el
hallazgo tuvo una sorprendente respuesta.
-¿Preocupado por el revuelo suscitado?
-El fin de semana anterior a la presentación en rueda de prensa de los
resultados de la investigación estaba deseando que ésta llegara para
poder volverme a concentrar en el trabajo pero ahora estoy mucho
más preocupado y mucho más agobiado. Antes nadie me conocía
-quizás alguien en el mundo científico- pero ahora me conoce
demasiada gente. Ahora hay como mucha esperanza, entre comillas,
pero al mismo tiempo parece haber un extraño conflicto de intereses
que no imaginé que podría crearse alrededor de un trabajo como éste.
Hay muchos problemas con la comunidad científica española… Bueno,
en fin, me arrepiento de que haya saltado a los medios esta
comunicación. Por una parte me siento feliz porque durante tres
telediarios, durante un tiempo, una noticia que no era una noticia rosa,
un escándalo político o una tragedia ocupó las mentes de los
españoles. Fue lo único interesante. Por lo demás ha sido terrible ya
que a pesar de que constantemente recomendé a los científicos
españoles, a los colegas, que no escucharan lo que decían los medios


                                  359
sino que leyeran lo que publiqué en Journal of Inmunology parece que
no ha sido así. Y eso ha generado un cierto conflicto en la comunidad
científica española.
-¿En qué lo siente? ¿Lo ha sentido también el equipo?
-El equipo lo siente en un cierto rechazo a que se hayan publicado los
resultados, a que haya saltado a los medios una investigación de este
estilo. Hemos percibido cierto rechazo incluso dentro la propia
comunidad científica. Creo que está dividida en dos. Unos piensan que
debemos ser como monjes, haciendo nuestro trabajo científico sin que
nadie se entere, permaneciendo al margen de los medios, fuera del
"boom" mediático que vivimos en todas las esferas. Y otros, como yo,
piensan que toda la sociedad debe conocer en qué se está invirtiendo
el dinero, cómo se hacen ciertas cosas, qué hacemos los jóvenes que
no nos drogamos. Creo que esas cosas tienen que saberse. ¿Que en
algunos medios se exageró? Ciertamente, se exageró. Pero que yo
traté de que no se exagerara, también.
Al final, los familiares de los pacientes son los que mejor han
entendido la noticia. Unos me han llamado para interesarse, otros se
me han acercado, otros me han escrito y la gran mayoría han
entendido que no es una estrategia a corto plazo, que no estamos
experimentando con personas, que no tenemos un medicamento, un
fármaco disponible. No hay nada de eso. Los que yo pensaba que iban
a entenderlo menos son los que mejor lo han entendido. Y de quienes
pensaba que iba a tener mayor aceptación o apoyo, de la comunidad
científica, justamente no ha llegado.
-La comunidad científica ¿Los oncólogos... o los investigadores
de base?
-Los científicos en general.
-Pero, ¿qué ha molestado más? ¿Que el descubrimiento haya
sido de un grupo de jóvenes, que lo hayáis dado a conocer en el
momento actual o, simplemente, que no hayáis callado
vuestros descubrimientos para someterlos a otros intereses
que suelen acudir enseguida para monopolizarlos?
-Yo creo que un poco de todo. Necesito alejarme de todo esto para
verlo desde la distancia. No sé ahora exactamente lo que ha pasado, lo
que sí sé es que siento un rechazo grandísimo por parte de mis
colegas.
-Pero, ¿de sus propios colegas de La Paz o de los colegas con
los que en general trata?
-Las personas que conocen nuestro trabajo han estado y están con
nosotros. Afortunadamente estoy contando con el apoyo de la
dirección del centro. Sin embargo, las personas que no conocen bien el
trabajo son las que han rechazado este salto al gran público.
-Es decir, que los ciudadanos que te reconocen te miran bien


                                 360
pero tus colegas te miran mal.
-Exacto. El resumen perfecto es ese. Y creo que se debe más bien al
recelo, a que hemos violado la regla de oro de no ir a los medios, de
no darles información, de no dar a conocer lo que se está haciendo.
-¿Y, por cierto, cómo se les ocurrió realizar una presentación
tan "mediática"?
-En cierta ocasión una entidad pública me rechazó un proyecto y en la
explicación del por qué, al final de la misma, que era un elogio
constante, me decían de una manera muy sincera que no me lo
aprobaban porque era muy joven y tenía que seguir demostrando mi
capacidad. Pasé entonces a buscar financiación privada. Entonces
salieron otras convocatorias y quienes ya sabían de esto me
comentaron que no había nada que hacer si un proyecto no va
"avalado" por algún nombre conocido. Así que decidí que lo que hiciera
en el futuro debía darlo a conocer. Por lo que cuando terminamos este
trabajo pasé un resumen del artículo al gabinete de comunicación de
La Paz pensando que saldría en publicaciones médicas pero al ver de
qué trataba ellos mismos me dijeron que debía buscar mayor
repercusión. Claro que tampoco ellos pensaron que la respuesta de los
medios iba a ser la que fue.
-Y ahora teme que el mal ambiente creado por ello pueda
perjudicarle en el futuro.
-Antes pensaba que ser conocido era positivo. Ahora creo que el hecho
de que mi nombre se conozca no me a va a favorecer sino todo lo
contrario. Se me va a mirar con lupa. Esa es la sensación que tengo.
Tenga en cuenta además de que hablamos de una línea de
investigación muy delicada porque en España hay grandes centros
dedicados a este campo de la investigación. Hay personas muy
importantes dedicadas a ello. Y, bueno, yo no resto importancia ni a
esos centros ni a los investigadores que en ellos trabajan pero
nosotros tenemos nuestro propio punto de vista que, por ser diferente,
no deja de ser válido.


A. M.




                                 361
DURA DENUNCIA DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES
DEL CÁNCER

Con la ovación de 1.200 personas puestas en pie para despedir
a los ponentes concluyó el pasado 15 de mayo el "I Congreso
Internacional sobre Tratamientos Complementarios y
Alternativos en Cáncer" celebrado en el Auditorio del Palacio de
Congresos y Exposiciones de Madrid. Centenares de médicos
-entre ellos más de 100 oncólogos-, biólogos, químicos, físicos,
psicólogos, ATS, terapeutas, ingenieros especializados en
electromedicina, representantes de numerosos laboratorios y
profesionales de la salud alternativos -entre otros
especialistas- abandonaron el Palacio con el convencimiento de
que este congreso -el primero de este tipo que se celebra en el
mundo- va a marcar un antes y un después en el tratamiento
del cáncer.

Un éxito completo para los algo más de 1.200 asistentes. Dos jornadas
intensas de intercambio de conocimientos para los ponentes. Días de
esperanza para los muchos pacientes que allí acudieron. Las
expectativas después de tres días intensos :uno de seminarios y dos
de ponencias- sobrepasaron lo que todos esperaban. A diferencia de
los congresos tradicionales los asistentes al mismo vaciaban los
pasillos al comienzo de cada ponencia de tal manera que el Auditorio
estuvo abarrotado durante las quince presentaciones. Médicos
acostumbrados a asistir a los congresos oficiales patrocinados por los
grandes laboratorios señalaban que el interés de un congreso se mide
por la diferencia entre el número de asistentes a la primera ponencia
de la jornada y los que aún permanecen al finalizar las de mañana o
tarde. Mientras que en los oficiales, gratuitos además, la gente va
abandonando poco a poco sus asientos los ponentes del "I Congreso
Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en
Cáncer", sin excepción, expusieron sus trabajos ante un auditorio al
completo. Y todos fueron interrumpidos varias veces con prolongados
aplausos a lo largo del fin de semana. Al final los comentarios
generales coincidían en manifestar sorpresa por la altura de las
exposiciones, el nivel médico y científico, y la calidad humana de los
ponentes.
La conclusión del congreso es rotunda: cada año muere más gente en
todo el mundo de cáncer y a pesar de las mentiras que la gran
industria farmacéutica difunde periódicamente -con la complicidad e
ignorancia de muchos medios de comunicación- es evidente que los
tratamientos ortodoxos del cáncer -Quimioterapia, Radioterapia y
Cirugía- han fracasado por completo. Todos los ponentes coincidieron


                                 362
en denunciar esta situación. Para todos ellos ha llegado por tanto el
momento de dar un giro radical en el tratamiento de la enfermedad
porque el actual sistema de ensayos, incapaz de tener en cuenta la
diversidad de circunstancias de cada paciente y en muchos casos
manipulados, no puede seguir siendo la única base para fijar los
tratamientos contra el cáncer.
El demoledor informe que abrió el congreso lo demuestra más allá de
toda duda. Los datos, contemplados en conjunto, ofrecen una imagen
muy diferente a la que se nos quiere imponer desde unos medios
domesticados para ver tan sólo una parte de la realidad, curiosamente
siempre la misma, la que favorece a los intereses comerciales de la
gran industria. Se pusieron además en entredicho las burdas mentiras
de quienes intentan ridiculizar los tratamientos alternativos que
existen en el mundo porque durante este congreso ha quedado
científicamente demostrado no sólo que en todos los casos expuestos
su eficacia es notablemente mayor que la de los obtenidos con la
Quimioterapia y Radioterapia sino que además son inocuos, es decir,
carecen de efectos secundarios. Y se ha demostrado en muchos casos
con las mismas "armas" de los oncólogos ortodoxos: mediante
ensayos clínicos protocolizados que no admiten réplica.

CUATRO MOMENTOS PARA EL RECUERDO
Hubo en cualquier caso cuatro momentos especialmente emotivos. El
primero tras la intervención del Dr. Salvador Capistrán, médico
mexicano que en una vibrante exposición cargada de humanidad no
pudo contener la emoción durante su ponencia al referirse al
sufrimiento causado por el boicot de la industria a formas menos
agresivas de tratamiento. Contagió su emoción al público haciendo
aflorar las lágrimas en los ojos de cientos de personas. Fue despedido
con una prolongadísima ovación que le obligó a saludar en varias
ocasiones antes de poder abandonar el auditorio. Hasta tal punto
impactó su ponencia que numerosas personas pidieron a la
organización que le permitieran volver a hablar "aunque fuera en un
descanso", petición que no pudo ser satisfecha dado lo apretado del
programa. El equipo médico del Dr. Capistrán trata en su país el
cáncer -con excelentes resultados- mediante vacunas elaboradas con
antígenos de la orina de los propios pacientes.
El segundo se produjo cuando la organización anunció durante la
presentación de otro de los ponentes, el Dr. Jaroslaw W. Nowicky
-director del Ukrain Anti-Cancer Institute de Viena (Austria)- que sus
colegas le habían propuesto como candidato al Premio Nobel de
Química de este año. Una prolongada ovación cerraría así su
exposición sobre el Ukrain, producto de su creación que inyectado en
dosis terapéuticas destruye las células cancerosas al provocar su


                                  363
"suicidio" o apóptosis sin afectar a las sanas.
El tercero tuvo lugar cuando se anunció que la revista Discovery
DSALUD -organizadora y patrocinadora del congreso- iba a proponer
de forma testimonial al doctor alemán Ryke Geerd Hamer para el
Premio Nobel de Medicina. "Quienes están legalmente capacitados
para proponerle no van a hacerlo -dijo José Antonio Campoy,
director de la revista Discovery DSALUD-. De hecho, las normas de los
premios restringen la posibilidad de ser nominado y es obvio que los
candidatos sólo pueden ser propuestos si uno pertenece al sistema. Lo
que Hamer propone, sin embargo, no interesa en modo alguno que se
sepa a quienes viven de hacer negocio con la enfermedad y jamás
será tenido en cuenta. Así que aunque las normas no lo permiten
vamos a intentar que su propuesta surja a nivel popular y para ello
habilitaremos un apartado en nuestra web: www.dsalud.com Y lo
comunicamos hoy aprovechando que mañana lunes es su cumpleaños"
Una prolongada ovación acogería la propuesta reconociendo así el
derecho a la libertad de pensamiento que le ha sido negado a Hamer.
El cuarto momento especialmente emotivo se produjo tras la ponencia
que cerró el congreso y en la que se habló del Bio-Bac. En una
brillante exposición el Dr. Fermín Moriano relató el ignominioso e
inaudito trato dado a este producto -¡que comenzó en 1985, hace ya
20 años! y que debería haber llevado a la cárcel a varios funcionarios-
así como un pormenorizado relato de los numerosos ensayos
preclínicos y clínicos que posee, entre ellos los realizados en centros
de primera línea de Alemania y Bélgica (incluyendo fases I, II y III en
Osteoartrosis y SIDA). El conocimiento directo de todo ello, el relato
de la injustificada actuación de la Administración con la "Operación
Brujo" hace ya dos años y medio así como la información sobre la
negativa del Ministerio de Sanidad -hasta la fecha- de atender la
petición de la jueza que lleva el caso para que se pronuncie
oficialmente sobre los ensayos clínicos que obran en su poder sobre el
Bio-Bac -esos que en su día la Agencia Española del Medicamento dijo
primero que no existían y luego que estaban falsificados- sorprendió
tanto a los asistentes que cuando Campoy pidió al dueño del producto
-Rafael Chacón- que saliera al escenario el público, puesto en pie, le
dedicó una ovación de varios minutos.

DOS DÍAS DE INTENSO INTERCAMBIO
Cabe decir que desde el inicio del congreso numerosos pacientes y
familiares se acercaron a los miembros de la organización buscando
soluciones a sus casos particulares. A todos ellos se les invitó a
esperar al final para que, una vez informados, decidieran por sí
mismos entre las distintas opciones que se ponían a su alcance.
El congreso comenzó con un durísimo análisis de la situación actual del


                                  364
cáncer realizado a partir de las cifras que marcan la evolución de la
enfermedad y el fracaso global de los tratamientos así como de la
opinión de importantes investigadores que han sido ignorados
sistemáticamente por los medios de comunicación más importantes. El
punto de partida lo proporcionó Mariano Barbacid, director del
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y,
paradójicamente, una de las voces más críticas con el actual sistema
de tratamientos en cáncer ya que durante la inauguración de la nueva
sede que dirige afirmó hace ahora año y medio: "La mitad de los
españoles padecerá cáncer en algún momento de su vida y un 50% de
ellos morirá".
De hecho en la actualidad mueren de cáncer en España casi 100.000
personas al año ¡y eso sólo en los hospitales! Sin contar a quienes se
manda a morir a casa. Claro que las frías cifras aportadas en la
ponencia de apertura no dejan lugar a dudas sobre la utilidad de los
tratamientos. En nuestro país la tasa de muerte por cada cien mil
habitantes ha aumentado un 15% en diez años. No sólo no remite sino
que aumenta aunque se pretenda ocultar el dato.
Dieter Hoelzel -del Centro Clínico de la Universidad de Munich-
concluía hace sólo unas semanas que en los últimos 25 años no ha
habido ningún progreso en la supervivencia de cáncer metástatico de
colon, pecho, pulmón y próstata, los grandes asesinos que provocan el
80% de las muertes por esta enfermedad en los países industriales
avanzados. Las proporciones de supervivencia no han mejorado
durante las últimas décadas. Los pacientes de hoy mueren tan rápido
de cáncer como lo hacían los enfermos de hace 25 años. A pesar de lo
cual los beneficios de la gran industria farmacéutica siguen
aumentando al tiempo que se colapsan los sistemas sanitarios. No es
de extrañar que haya ya a quien no le importe hablar claro. James
Watson, Premio Nobel de Medicina en 1962, codescubridor de la doble
hélice del ADN y durante dos años miembro del Comité Asesor
Nacional sobre Cáncer en Estados Unidos ha llegado a decir: "El
Programa Nacional contra el Cáncer es una mierda". El próximo
número daremos a conocer a nuestros lectores la ponencia de apertura
completa.
Y lo grave es que hay tratamientos inocuos de eficacia contrastada
científicamente que obtienen resultados mucho mejores que los que
proporcionan los productos quimioterápicos tradicionales... pero eso se
le oculta a los enfermos. Algunos de los cuales se expusieron
precisamente en este congreso. Durante la comida del domingo con
los ponentes el director de la revista, además de agradecerles su
colaboración altruista, pidió en nombre de todo el equipo que la hace
posible que colaboraran entre ellos, que valoraran la información que
cada uno aportaba y se plantearan en serio la posibilidad de colaborar


                                  365
conjuntamente para encontrar tratamientos globales los más eficaces
posible. La propuesta fue aceptada con agrado.

LAS EMOCIONES Y EL CÁNCER
La organización había previsto que la primera ponencia corriera a
cargo del doctor alemán Ryke Geerd Hamer pero finalmente no pudo
ser ya que seguía en la cárcel parisina de Chambery porque los jueces
respondieron a la petición hecha por Discovery DSALUD ante el
tribunal francés que lleva su caso de que le pusieran en libertad
durante 3 días con escolta policial... ¡fijando la vista sobre su caso el
miércoles día 18, tres días después del congreso! Se evitaban así los
jueces tener que responder o que dar explicaciones por su negativa.
Luego, con total desfachatez, terminado el congreso, aplazaron de
nuevo la vista hasta finales de mayo.
Daría por ello su ponencia el italiano Marco Pfister -a petición del
propio Hamer- quien explicó que para la Nueva Medicina Germánica
elaborada por Hamer -y validada en distintas universidades europeas,
entre ellas la de Tubingen- no existen "enfermedades" tal y como se
hoy se entienden. Para él las llamadas enfermedades no son sino
programas biológicos perfectamente definidos con un único sentido: la
supervivencia del individuo. Esa es la razón por la que, a su juicio, los
síntomas no se deben "medicar" sino dejar que se expresen y
controlar su sentido biológico. La Nueva Medicina Germánica empezó a
desarrollarse en 1981 y describe perfectamente las interdependencias
biológicas y médicas del organismo vivo como una unidad constituida
por el cerebro, el psiquismo y los órganos. En cuanto al cáncer
concretamente, Hamer afirma que comienza siempre con lo que en su
momento denominó el Síndrome Dirk Hamer (DHS) -en honor a su hijo
muerto- y que define toda experiencia conflictiva (shock)
extremadamente dramática que nos coge por sorpresa, de forma
inesperada, y se vive de modo intenso en aislamiento. Un impacto
que, dependiendo de su naturaleza biológica, afecta a una u otra zona
de nuestro cerebro -hasta el punto de que puede ser visualizado
mediante un escáner- iniciándose inmediatamente una alteración que
afecta a los órganos dependientes de esa zona cerebral. Alteración que
según Hamer es interpretada como cáncer cuando en realidad es parte
de una respuesta natural que busca la solución del conflicto. Y que
como tal debe ser abordada, desde la nueva perspectiva de entender
la enfermedad como un programa biológico que tiene una fase de
conflicto activo, una solución al mismo y una fase final de resolución
que llega acompañada de lo que él denomina crisis epileptoide y sobre
la que sí conviene actuar previamente para que no resulte más
peligrosa que la propia fase de conflicto activo.
Por eso se opone Hamer a los tratamientos de quimio y radioterapia a


                                  366
la vez que aboga por un uso prudente de la cirugía. Lo que no obsta
para que admita a veces el uso de productos para evitar o reducir
complicaciones en el proceso de la curación natural... aunque siempre
en cantidades y duración limitadas.
En esa misma línea de superar los límites físicos del cáncer y dejar
actuar a la naturaleza estuvo una de las intervenciones más
aplaudidas del congreso, la del prestigioso médico colombiano
conocido a nivel internacional Jorge Carvajal, miembro fundador de
la Asociación de Médicos e Investigadores en Bioenergética.
Carvajal aportó una visión muy novedosa, rompió con los clásicos
esquemas científicos e introdujo en el abordaje del cáncer los términos
"conciencia" y "amor". Presentó el cáncer no como una enfermedad
maldita sino como un maestro que enfrenta al individuo con el
auténtico sentido de su vida. La práctica totalidad de los presentes
compartió probablemente con él a nivel interno que el cáncer no es la
enfermedad caótica y aleatoria que nos presentan sino que tiene
mucho que ver con nuestra propia manera de afrontar la vida.
Carvajal, que aborda la curación de la persona desde una visión
holística, habló de la importancia de los grupos de sanación y señaló
como "principal medicamento" para afrontar la enfermedad el "factor
H": humanidad. Para él no tiene pues ningún sentido invertir miles de
millones en combatir la enfermedad cuando lo que hay que hacer es
fomentar la salud de manera integral y recuperar el sentido de la vida
ya que ello permitirá recuperar a su vez el equilibrio biológico y
energético. Para Carvajal toda curación comienza pues con un cambio
de actitud al que puede ayudarse desde una visión energética del ser
humano.
Jorge Carvajal fue despedido por el auditorio puesto en pie y obligado
a subir al escenario después de haberse retirado ya del mismo ante las
muestras de cariño del público.

CAUSA DEL CÁNCER Y MÉTODO DE DIAGNÓSTICO
Tras la presentación de la Nueva Medicina Germánica se daría a
conocer la tesis que sobre la causa del cáncer formulara hace ya 40
años el fallecido médico español Juan Prada Pascual. Lo haría el
depositario de ese legado, su hijo Juan Prada Bécares, director del
"Instituto Auxiliar de Orientación Diagnóstica y Terapéutica
(INSAODYT) desde hace varias décadas. Y no sólo eso: también
presentó el denominado examen biohematológico, método diagnóstico
desarrollado por su padre hace ¡cuatro décadas! como complemento
diagnóstico esencial en los tratamientos de cáncer.
El examen biohematológico es un procedimiento rápido y sencillo por
el que se consiguen sistematizar los signos provenientes de los
metabolismos celulares mediante la observación directa de muestras


                                  367
residuales de sangre y linfa lo que permite constatar las existencia -o
no- de alteraciones ambientales intraorgánicas. Para Prada Pascual el
cáncer -al menos en muchos casos- se debía a una infección crónica
causada por gérmenes patógenos del grupo de los protozoos: los
plasmodios del cáncer. Según él lo probaba el hecho de que los
encontró en la sangre, esputos y orina de todos los enfermos de
cáncer, incluidos los leucémicos. Y la razón de que eso no se
descubriera hasta tan avanzado el siglo XX se debió a que los
hematólogos no sabían diferenciarlos al microscopio con los métodos
utilizados corrientemente ya que los plasmodios del cáncer son muy
similares a los de la malaria, únicos de hecho cuya existencia se
reconoce oficialmente. El método desarrollado por el doctor Pascual,
sin embargo, permitió diferenciarlos gracias a lo cual pudo realizar
microfotografías de la sangre que la mayor parte de los hematólogos y
médicos no vieron durante décadas. Y esa posibilidad le permitió
también saber cómo combatirlos. Contaremos a nuestros lectores en
detalle este descubrimiento mantenido oculto durante tantos años el
próximo número.

EL ESCENARIO FÍSICO DEL CÁNCER
El cáncer, en su manifestación física, precisa de un terreno
debidamente "abonado" por malos hábitos nutricionales para arraigar.
Tal fue la base de la ponencia de José Ramón Llorente -presidente
de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular- quien explicó
cómo una nutrición inadecuada contribuye a facilitar la aparición del
cáncer y otras enfermedades. Empezaría su ponencia poniendo
ejemplos poco conocidos pero significativos. Así, afirmó que la mezcla
del clásico café con leche da lugar a dos productos carcinogénicos por
lo que recomendó no consumirlo. También explicó que habitualmente
se ignora que el déficit nutricional puede venir dado por situaciones de
estrés en las que el organismo consume hasta cuatro veces más
componentes esenciales. Y señaló como elemento fundamental el
control de la dieta y la necesidad de evitar -entre otras cosas- el
exceso de grasas saturadas animales, azúcares y productos refinados,
leche y derivados lácteos, alimentos fritos y ahumados, café, alcohol,
bebidas gaseosas y otras sustancias dañinas para el organismo. La
ingesta de vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos,
enzimas y otros oligoelementos se hace necesaria hoy según Llorente
a causa de los compuestos agrícolas -acaricidas, nematicidas,
fungicidas, rodenticidas y herbicidas-, la manufacturación y la
conservación de los alimentos que normalmente llegan a nuestra mesa
energéticamente muertos, sin nutrientes y a veces con químicos
tóxicos. Es a su juicio la única manera de asegurarnos hoy de que
nuestro organismo esté en condiciones de afrontar una enfermedad y


                                  368
superarla. Sus consejos para lograrlo son sencillos: dejar de fumar,
evitar el exceso de peso, consumir suficiente fibra, frutas y vegetales
frescos cada día, eliminar o reducir al mínimo la ingesta de alcohol,
evitar la exposición prolongada al sol y hacer diariamente ejercicio.
También explicó que hay alimentos y sustancias que tienen un especial
interés tanto por su acción preventiva como por su actividad
anticancerígena. Son los casos del ajo, la cebolla, el tomate, el té, la
col, el brécol, las coles de Bruselas, el cartílago de tiburón, el extracto
de aceite de hígado de tiburón.
Finalmente habló de cómo puede tratarse eficazmente el cáncer con
Medicina Ortomolecular resaltando las cualidades para ello de agentes
como el ácido alfa lipoico, las vitaminas A, B17, C y E, la coenzima
Q10, el calcio, el germanio, el selenio, el NADH, el alga chlorella
pyrenoidosa, el extracto de arabinogalactano y la uña de gato.
Hay que decir que la necesidad de reforzar nuestro organismo con
aminoácidos, vitaminas y micronutrientes fue formulada hace ya más
de cuatro décadas por Linus Pauling, dos veces galardonado con el
Premio Nobel, cuyas investigaciones fueron ampliadas por el doctor
alemán Matías Rath.
Pues bien, Aleksandra Niedzwiecki -doctora en Bioquímica,
Vicepresidenta Ejecutiva y Directora de Investigación del Matías Rath
Inc. en Estados Unidos y que fuera además Directora de Investigación
Cardiovascular del Instituto Linus Pauling de Ciencia y Medicina en
Palo Alto (California)- expuso el enfoque de la medicina celular en
relación con el cáncer. La doctora Niedzwiecki expuso los trabajos de
Matías Rath y de Linus Pauling para el control del cáncer y sus
metástasis a través de la utilización de programas especiales de
ingesta de sustancias naturales como la vitamina C, la lisina y otros
micronutrientes. Los datos obtenidos tanto "in vitro" como "in vivo"
que la doctora Niedzwiecki presentó demuestran que la sinergia de
determinados nutrientes constituye un prometedor tratamiento en la
prevención del cáncer ya que permite incidir en sus principales fases:
la metástasis, la proliferación celular, la apóptosis y la angiogénesis sin
efectos secundarios tóxicos.
En la misma línea Eduardo Sanz -biólogo graduado en Oncología
Molecular, colaborador en Estados Unidos de Alfred Gilman en la
construcción del Proteoma y actualmente asesor científico de
Laboratorios Catálysis- habló sobre la eficacia de determinados
micronutrientes para luchar contra los virus conocidos que dan lugar a
tumores cancerígenos y que contienen los productos desarrollados por
ellos cuya altísima eficacia, sin embargo, reconoció que se debían al
novedoso método de "activación molecular" desarrollado por el
investigador español Antonio Martín que permite multiplicar la
potencia de sus principios activos hasta en miles de veces. Hablamos


                                   369
de Viusid y Ocoxin, productos cada vez más utilizados en hospitales de
medio mundo como terapia complementaria por su capacidad para
mejorar la calidad de vida, atenuar los efectos secundarios de los
tratamientos convencionales y luchar contra las células cancerígenas.
La presentación estuvo acompañada de los resultados obtenidos en
distintos ensayos realizados en enfermos de cáncer en Rumania y de
Sida en Kenia que demuestran la efectividad de los productos.
Claro que muchos de los micronutrientes que nuestro organismo
necesita para recuperar la salud pueden ser obtenidos directamente de
las denominadas "plantas superiores" por la Medicina Tradicional China
como explicaron quienes ejercen la llamada Medicina Sistémica -es el
caso ya de numerosas clínicas en Venezuela y Puerto Rico-
desarrollada por el ingeniero venezolano José Olalde cuyos
fundamentos y posibilidades terapéuticas explicó junto a cuatro
médicos que vinieron con él desde Venezuela: los doctores Francisco
García, Meyer Magarici -conocido oncólogo venezolano-, José
Gregorio Guiadas y Antonio Salom. La Teoría Sistémica reconoce
en la Energía, la Inteligencia Biológica y la Organización el "triángulo
de la vida" y establece que un sistema biológico sólo puede existir si
esos tres elementos están presentes y equilibrados. Como principal
herramienta terapéutica -aunque no la única- utiliza pues
adaptógenos, plantas de contrastadas propiedades terapéuticas que se
caracterizan por potenciar notablemente el sistema inmunitario sin
efectos secundarios e incrementan de forma "inteligente" cada uno de
los lados del "triángulo de la vida" según las necesidades de cada
persona. Hay que añadir que la Medicina Sistémica ofrece una
amplísima variedad de combinaciones herbarias para un sinfín de
patologías, entre ellas el cáncer. En el congreso los médicos
venezolanos presentaron los estudios clínicos que demuestran los
grandes beneficios de la Medicina Sistémica en casos de cáncer
terminal de próstata, cáncer de próstata, cáncer de mama y cáncer de
vejiga.
También de las plantas investigadores uruguayos han obtenido gotas
homeopáticas y fitoterapéuticas que ya se utilizan como tratamiento
coadyuvante en cáncer. El médico uruguayo Bernardo Udaquiola,
oncólogo y miembro del Instituto Nacional de Oncología de su país,
aportó la experiencia del tratamiento con dos productos: Green Sap y
Onconat.
El Green Sap se elabora a partir de la mezcla de tres plantas
-plántago, carqueja y romero- y tiene actividad antioxidante con
efectos citotóxicos y citostáticos demostrados en estudios "in vitro"
realizados en el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos
dependiente del CONICET que, a su vez, depende de la presidencia de
la República Argentina. La casuística recogida ya en catorce países por


                                  370
Udaquiola y distintos colegas homeópatas o practicantes de la
medicina natural que se presentó en Madrid muestra la notable
mejoría en la calidad de vida de los enfermos de cáncer que se
consigue con una reducción de los efectos indeseables de la
quimioterapia y la radioterapia así como de alivio del dolor. También
en este caso fueron presentados estudios con excelentes resultados
que avalan las posibilidades clínicas del producto, sobre todo en cáncer
de próstata y mama.
"La Naturaleza es la farmacia de Dios". Lo afirmó, en la misma línea de
trabajo con plantas que otros ponentes, el médico ecuatoriano Edwin
Cevallos, médico especializado en Oncología y Radioterapia. Cevallos
no dudó en denunciar las actitudes de la industria farmacéutica a la
hora de silenciar -o tratar de hacerlo- la eficacia de los productos
naturales. En repetidas ocasiones su presentación fue interrumpida por
los aplausos del auditorio. Presentó el BIRM, un modulador biológico
de la respuesta inmune capaz de actuar tanto en cáncer como en sida,
obtenido de una variante ecuatoriana de la Dulcamara y que ya se
comercializa como complemento nutricional en su país. Los casos
presentados, avalados por la información gráfica de los datos de los
pacientes antes y después de la ingesta del producto, demuestran su
innegable interés terapéutico. En los estudios presentados se verificó
que altera el ciclo celular de la célula tumoral e impide las metástasis
induciendo además la apoptosis o muerte programada de las células
tumorales. Ha sido probado en pacientes terminales con buenos
resultados y puede servir además como terapia complementaria de los
tratamientos convencionales ya que contribuye a disminuir su
toxicidad.
Procedente igualmente de una planta se presentó también por primera
vez en Madrid el Ukrain, producto creado por el investigador ucraniano
W. Jaroslav Nowicky quien ha sido recientemente propuesto por sus
colegas para el Premio Nobel de Química. El Ukrain es un producto
elaborado a partir de los alcaloides de una planta -la Celidonia Mayor-
y un producto sintético -Tiotepa- cuya combinación evita todo posible
efecto secundario. El Ukrain ha sido investigado por 159 científicos de
21 países pertenecientes a 56 universidades e institutos de
investigación y sus resultados han sido presentados en 220 congresos
y simposios científicos internacionales. Es más, sus efectos aparecen
descritos en 192 publicaciones científicas. Y ha sido testado en más de
100 líneas de células cancerosas con éxito.
El Ukrain se inyecta y entre sus propiedades está la de encapsular el
tumor permitiendo su extracción más fácilmente pero también confiere
a las células cancerosas carga ultravioleta lo que las hace fácilmente
identificables. Además refuerza el sistema inmunitario. Después de
muchos años de persecución una campaña de recogida de firmas


                                  371
obligó a su aprobación por las autoridades administrativas austriacas.
Sus innegables resultados han acabado también por convencer a las
autoridades de la FDA norteamericana que, de momento, ya lo han
aprobado como terapia para el cáncer de páncreas que no responde a
ninguna terapia. Fue, sin lugar a dudas, una de las ponencias más
exhaustivas y documentadas de acuerdo a los propios criterios
exigidos por el sistema sanitario.

LA ENERGÍA DE LA CÉLULA CANCEROSA
Muchos de los procesos bioquímicos producidos por los micronutrientes
ingeridos de forma aislada o través de plantas o productos derivados
de las mismas acaban equilibrando los procesos finales de
intercambios de energía en las células mejorando así su
comportamiento metabólico. Ya se sabe que el potencial eléctrico de
las células cancerosas es diferente al de las células sanas y ello ha
permitido la formulación de tratamientos específicos contra el cáncer.
Pues bien, el Dr. Hans Peter Weber -miembro del Consejo Rector de
la Sociedad Internacional de Investigación en Terapia Celular y de la
Academia Internacional de Medicina Preventiva- expuso en Madrid la
efectividad del tratamiento de tumores con Electroterapia (ECT). La
ECT es un método terapéutico aplicado ya en Alemania, Austria,
Suecia, China y Suiza desde hace años y sobre el que existe
abundante literatura científica. Los tejidos cancerígenos presentan
propiedades bioeléctricas diferentes de los sanos, una mayor
conductividad, una inversión del potencial eléctrico a través de la
membrana celular, un elevado pH intracelular y una disminución del
pH extracelular. Pues bien, partiendo de esa realidad Weber explicó en
Madrid cómo la aplicación de corrientes eléctricas sobre el tumor pero
inocuas para el paciente pone en marcha en su interior mecanismos
biológicos y electroquímicos destinados a destruir la masa tumoral. La
corriente eléctrica se mueve en el campo eléctrico formado por los
electrodos estratégicamente situados en el paciente a través de las
células cancerígenas de menor resistencia provocando poco a poco su
destrucción. Los tumores externos son tratados sin embargo con
agujas especiales conectadas a los electrodos positivos y negativos.
Los más profundos con electrodos planos formando un campo eléctrico
en torno al tumor. Weber aportó numerosos testimonios gráficos
mostrando buenos resultados en la recuperación y destrucción
selectiva de áreas cancerosas, sobre todo en sus fases iniciales, sin
ningún tipo de efectos secundarios. Las estadísticas presentadas por
Weber muestran un tratamiento seguro y eficaz en numerosos casos.
Hay que reconocer que la demostración más espectacular fue la del
investigador griego Pannos T. Pappas, experto internacional en
Electromagnetismo y Electrodinámica además de asesor y revisor de


                                  372
las principales publicaciones científicas de la especialidad. Pappas
explicó que el cáncer es producto de un estado extremamente bajo de
energía en el interior de la célula que deriva en un comportamiento
metabólico defectuoso y en una proliferación celular de acuerdo con el
elemental principio de conservación de la especie. Pues bien, para
restablecer ese desequilibrio Pappas ha desarrollado un dispositivo -el
PAP-IMI- que subió al escenario. Un aparato del que sale una
"manguera" eléctrica por la que circulan ¡50.000 voltios! En una
demostración espectacular de la ausencia de riesgos físicos Pappas
mandó apagar las luces del auditorio, puso la máquina en marcha y se
colocó la manguera cerrada en bucle sobre su cabeza. No le pasó
nada. La máquina descargaba los pulsos iónicos sin ningún problema.
Pappas, sin mover la manguera de su cabeza, situó encima una
cadena y aquello pareció por un momento un espectáculo pirotécnico:
miles de chispas iluminaron el escenario sin que Pappas sufriera ni la
más mínima quemadura. Después se retiró la manguera de lo alto de
la cabeza y se la situó en los ojos. De nuevo la cadena volvió a
producir chispas. Al finalizar la ponencia los espectadores que lo
desearon pudieron someterse durante algunos minutos al tratamiento
con los pulsos iónicos. El PAP-IMI, con su carga electromagnética,
trata de aumentar la potencia de transmembrana de las células hasta
un estado considerado saludable en el que la célula cancerosa no
siente la necesidad de seguir dividiéndose para sobrevivir. Así de
"simple".

RESPUESTA INTERNA
Mientras la mayoría de las propuestas presentadas en el congreso
avalaban el uso de sustancias naturales externas para reforzar el
organismo contra la enfermedad o para potenciar el sistema inmune
sólo una de las terapias propuestas remitía a un tratamiento
individualizado: las vacunas con antígenos del doctor mexicano
Salvador Capistrán. Como escribimos anteriormente, la presencia en
Madrid del Dr. Capistrán fue de las más celebradas por el público
asistente. Con más de 70 años y la experiencia de haber superado un
cáncer de estómago con una autovacuna elaborada con antígenos de
la orina, su vitalidad y su discurso vibrante y emotivo le permitieron
ganarse rápidamente al auditorio. Su tratamiento fue sin duda uno de
los que más sorprendió porque después de años de escuchar hablar de
la imposibilidad de obtener una vacuna contra el cáncer y a pesar de
los millones invertidos por los laboratorios para obtenerla quienes le
escucharon no podían salir de su asombro al conocer que esa vacuna
existe y se elabora a partir de antígenos específicos para cada tumor
presente... en la orina de los pacientes. Claro que, como denunció
Capistrán, sus vacunas implican un tratamiento individualizado que no


                                  373
puede ser rentabilizado comercialmente de forma masiva. Del
sedimento urinario formado a partir de la primera orina cumulada de
varios días se obtiene una fracción peptídica que al aplicarla como si
fuera una vacuna reduce la actividad tumoral obteniendo un antígeno
específico que puede ser además reforzado con un antígeno
inmunocompetente obtenido de otro paciente que haya superado
durante muchos años el mismo tipo de cáncer a tratar. En la orina se
encuentran presentes además sustancias con propiedades específicas
para tratar las distintas enfermedades a las que un organismo está
expuesto por lo que la terapia tiene un poderoso lado preventivo.
Durante el congreso presentó numerosos testimonios en video de
recuperaciones conseguidas con los antígenos, algunas de ellas en
casos que habían sido ya desahuciados.

EL BIO BAC
Quizás sea la proteína por definir de Salvador Capistrán, base de los
antígenos urinarios, la que el microbiólogo, farmacéutico y veterinario
Fernando Chacón descubrió hace varias décadas dando origen al Bio
Bac, gran protagonista de la recta final del congreso. Como no podía
ser de otra manera, la ponencia sobre el Bio Bac fue especialmente
emotiva para todos los reunidos en el Auditorio del Palacio de
Congresos y Exposiciones. Claro que la intervención del doctor Fermín
Moriano impactó. De forma muy amena fue narrando la historia del
Bio Bac. Explicaría así que mucho antes de que le fuera concedido el
Premio Nobel al descubridor de los priones, Stanley Prusiner,
Fernando Chacón ya lo había hecho y los había definido como pribios.
Proteínas vivientes capaces de multiplicarse sin material genético,
penetrar en las células e introducirse en su núcleo forzando la
replicación y, por tanto, la aparición del cáncer, o bien permaneciendo
en la célula alterando su metabolismo y causando otras patologías.
Pues bien, el Bio-Bac consigue neutralizar ese proceso, impedir que las
proteínas atraviesen la membrana celular y evitar así el desarrollo del
cáncer y de muchas otras enfermedades, entre ellas las denominadas
autoinmunes.
El doctor Moriano denunció luego públicamente la falta de debate
científico sobre el Bio Bac y retó a la comunidad científica a examinar
las pruebas existentes recordando que lleva más de un año esperando
respuesta a su solicitud ante el Senado de que se cree una comisión
de investigación sobre la eficacia del Bio Bac. Y ante la acusación
gratuita y falsa de que no existen pruebas científicas presentó como
simples ejemplos los resultados de los estudios en fases I, II y III en
Osteoartritis y fases II y III en Sida que tiene el Ministerio en su poder
-entre otros muchos- refiriéndose luego a los excelentes resultados
que se obtienen también con los pacientes de cáncer. Tras la


                                   374
atronadora salva de aplausos con que terminó la ponencia del Dr.
Fermín Moriano, José Antonio Campoy pidió a Rafael Chacón, hijo del
descubridor del Bio-Bac y responsable hoy del producto, que saliera
para recibir la gratitud que merece alguien que lleva ¡veinte años!
luchando contra unos funcionarios corruptos que han impedido que
hoy el producto esté a la venta a pesar de haber sido durante ¡diez
años! sufragado por la Seguridad Social y haberse vendido libremente
durante ¡más de veinte! Con el público puesto en pie, sin duda
enardecido tras escuchar en detalle la historia real del producto y no
las mentiras que tantos medios de comunicación han difundido
falsamente los dos últimos años y medio, Rafael Chacón recibiría una
prologadísima ovación que agradeció con muestras de sencillez y
humor tras lo que prometió mantener su lucha para lograr la
aprobación del Bio-Bac hasta el final.

DESPEDIDA Y CIERRE
La satisfacción general entre los asistentes al congreso era claramente
manifiesta al finalizar el mismo. Incluso quienes al principio buscaban
ansiosos una respuesta para su caso particular se marcharon
esperanzados y con la decisión firme de profundizar en lo escuchado
para luego elegir entre las soluciones terapéuticas propuestas. Los
ponentes, satisfechos por el nivel que se encontraron y sorprendidos
en muchos casos por lo allí expuesto, se mostraron dispuestos a seguir
intercambiando información e, incluso, a incorporar -o ayudar a
hacerlo- las técnicas escuchadas en sus respectivos protocolos y
países. La organización anunciaría por su parte que en septiembre
próximo se publicará un libro que recogerá la información de las
distintas terapias presentadas en el congreso e incluirá también
aquellas otras sobre las que se ha venido informando en la revista
durante los últimos tres años. Como colofón, ante la incomprensible
ausencia de medios de comunicación y la necesidad de seguir
ampliando los canales de información para llegar a la gente, se
anunció la puesta en marcha de un servicio gratuito de información
sobre salud a través de Internet -Mednews- con el que está previsto
llegar inicialmente a millón y medio de personas y a través del cual se
informará de aquellos temas que, como los expuestos en este
congreso, se siguen ocultando a la mayor parte de la población. Lo
importante de este primer congreso, pues, comienza ahora. El testigo
entregado ha salido ya para todos los puntos de España y más de diez
países. Los frutos llegarán; despacio quizás, pero llegarán. De
momento podemos decir con satisfacción que en los días posteriores al
congreso varios oncólogos se suscribieron a la revista. "Dadme un
punto de apoyo y moveré el mundo", dijo Arquímedes. Ojalá este
congreso sea la palanca que mueva a los oncólogos a abandonar las


                                  375
posturas oficiales que benefician más a la industria que a sus
pacientes.


Antonio F. Muro


La actitud de los medios de comunicación
La ausencia de los medios de comunicación en el congreso y el silencio
absoluto sobre lo que en él se dijera fue predicha por el director de
nuestra revista, José Antonio Campoy, durante su discurso de
bienvenida. De los grandes medios nacionales -invitados todos a
asistir- sólo acudió la agencia EFE y se interesó básicamente por el
Bio-Bac. Es evidente que su significativa ausencia no se debió a la
casualidad. Un medio puede fallar, todos es imposible.
Y es que, como se denunció en la presentación y en la ponencia de
apertura, los grandes medios forman parte del sistema que mantiene
el negocio del cáncer. ¿Autocensura? ¿Premeditación? El resultado final
es el mismo. Sólo que hurtando la información del congreso han
hurtado a millones de españoles la posibilidad de decidir por sí mismos
qué hacer con su enfermedad. Se erigieron en "guardianes de la
verdad y la ortodoxia" -más bien de "su" verdad- en lugar de ser sólo
canales de información. En pleno centro de Madrid, con investigadores
prestigiosos de diez países a su disposición para hablarles de
tratamientos que sí curan el cáncer, optaron por el silencio cómplice. A
pesar de que en España mueren ¡100.000 personas al año!
Eso sí, "casualmente", el día después del congreso el diario "El País"
dedicó ¡dos páginas enteras! a atacar al Dr. Matías Rath por defender
la ingesta de micronutrientes como posible solución al sida en lugar de
usar retrovirales. Y el día antes en "El Mundo" se alababan las
bondades de la intervención quirúrgica en el cáncer de próstata. Y en
otros medios se ensalzaba la quimioterapia como tratamiento del
cáncer a pesar de su constatada inutilidad. O se hablaba de novedosas
y prometedoras terapias que quizás en un futuro puedan...
No, los asistentes al congreso no entendieron la ausencia de esos
medios. Ni nosotros, por supuesto.




                                  376
ANTONIO BRÚ: "HEMOS DEMOSTRADO QUE EL CÁNCER SE
PUEDE SUPERAR POTENCIANDO EL SISTEMA INMUNE"

La curación de un hepatocarcinoma terminal inyectando
simplemente G-CSF (factores de crecimiento de colonias de
granulocitos) ha situado a Antonio Brú -profesor de
Matemáticas en la Universidad Complutense y físico de carrera-
en medio de un torbellino de esperanzas y envidias que ha
sacudido a la sociedad española. Su revolucionaria teoría sobre
el crecimiento tumoral y los mecanismos para su detención
cuenta ya en su haber con dos curaciones extraordinarias.
Desde que ello se hizo público los pacientes reclaman poder
acceder al tratamiento pero Brú debe respetar los pasos
científicos protocolarios. En todo caso, afirma que en poco
tiempo podrían estar hechos los ensayos necesarios para
confirmar definitivamente la validez de su terapia. Mientras, la
Administración reacciona con cautela y los representantes de la
Oncología oficial se limitan a descalificar al investigador sin
esgrimir argumentos científicos contra su trabajo.

En enero de este año a Antonio Brú se le acabó la beca post-doctoral
que tenía en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
y tuvo que abandonar la institución. De nada le sirvió que durante ese
tiempo desarrollara en su tiempo libre una nueva y revolucionaria
teoría sobre el crecimiento tumoral y que su trabajo mereciera crédito
en publicaciones científicas internacionales como Physical Review. Así
que Brú se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid donde
encontró el respeto y el reconocimiento profesional que su trabajo
merece y que algunos han intentado negarle de nuevo... nada más
conocer el resultado clínico de su teoría. Porque Brú y su equipo
decidieron seguir adelante y demostrar clínicamente que sabían cómo
detener el crecimiento tumoral. Y así, con los necesarios permisos de
la Agencia Española del Medicamento, comenzaron a tratar a una
mujer con ¡un melanoma en fase IV! y a un varón con
¡hepatocarcinoma terminal! ¿El resultado? Absolutamente inesperado
para cualquier oncólogo: el cáncer parece haber desaparecido en
ambos casos.
El caso del hepatocarcinoma ha sido ya publicado -el pasado 30 de
mayo- en el Journal of Clinical Research. Se trata de un varón de 56
años, profesor de instituto, con un cáncer de hígado (hepatocarcinoma
celular) que fue ingresado en febrero del 2004. El paciente pertenecía
al 70% "no tratable" ya que su tumor tenía más de seis centímetros de
diámetro (9,5 centímetros exactamente) y estaba asociado a una
trombosis de la vena porta. Y para complicar más el panorama padecía


                                 377
cirrosis. Pues bien, fue sometido a un tratamiento con G-CSF (factor
de crecimiento de colonias de granulocitos) durante ocho semanas que
fue muy bien tolerado por el paciente. Y la alfa feto-proteína (AFP)
-marcador asociado al cáncer de hígado- se redujo de 453 a 4,7
nanogramos por mililitro de sangre. El examen por resonancia
magnética mostró después que la masa tumoral se había reducido. En
septiembre el enfermo recibiría un segundo ciclo de tratamiento para
mayor seguridad, dada su gran evolución, pero ya no se observó
diferencia. El pasado mes de enero seguía mostrando signos de
cirrosis pero los análisis citológicos no detectaron ya la presencia
células cancerosas malignas. De hecho, su estado de salud mejoró
hasta el punto de que volvió a su puesto de trabajo en el instituto. "El
hepatocarcinoma puede haberse curado", escribieron los
investigadores con la prudencia que es debida.
Bueno, pues la publicación de su trabajo, en lugar de recibir los elogios
esperados, le ha situado en el centro de un auténtico huracán. Para
empezar, tanto él como los miembros de su equipo -Sonia Albertos,
del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos,
Fernando García-Hoz, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital
Ramón y Cajal e Isabel Brú, del Centro de Salud La Estación de
Talavera de la Reina- se han visto desbordados por la avalancha de
peticiones de tratamiento para enfermos de cáncer, muchos de ellos
en situación desesperada. Sin embargo, a pesar de la firme convicción
tanto de Brú como de su equipo en la eficacia del tratamiento, han
tenido que recordar a esos enfermos que si bien se trata de un paso
esperanzador hay que proseguir con el proceso de comprobación y
éste durará algún tiempo por lo que hasta que no esté completado la
terapia no podrá ponerse al alcance de los enfermos.
La Administración y la Agencia Española del Medicamento han
mantenido la natural cautela en estos casos. No puede decirse lo
mismo, sin embargo, de algunos representantes de los oncólogos
cuyas declaraciones se asemejan más a una pataleta que a una
reacción mesurada. Empeñados en descalificar tanto la investigación
como a su autor han recurrido al juego fácil e indigno de levantar
sospechas sobre su capacidad intelectual para abordar el cáncer, a
poner en tela de juicio que contara con los permisos correspondientes
para llevarla a cabo, a desmerecer el prestigio de la revista donde el
trabajo ha sido publicado y, en el colmo de la sinrazón, a poner en tela
de juicio el diagnóstico del caso publicado sin darse cuente de que con
ese mismo argumento podría acabarse con toda la estadística oficial
de casos oficialmente curados.
El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM),
Antonio Antón, tratando de restar importancia a la curación, habló de
"caso anecdótico" -como siempre hace cuando un paciente se cura con


                                  378
tratamientos no oficiales- añadiendo en un claro intento de restarle
importancia: "Debemos velar por un seguimiento estricto de los
tratamientos para que no se engañe al público". Sólo que si realizar un
seguimiento estricto de los tratamientos hubiera sido el objetivo
principal de nuestros oncólogos hace tiempo que les habríamos visto
denunciar la realidad del cáncer, un negocio multimillonario que sólo
sirve para enriquecer a las farmacéuticas mientras continúa creciendo
año tras año el número de muertes por esa causa.
Lo curioso es que en este caso difícilmente puede entenderse una
reacción tan airada y que se haya llegado a hablar de "engaño".
Porque Brú y su equipo están siguiendo escrupulosamente todos los
pasos que los propios oncólogos exigen para validar un trabajo y no
han hecho una sola afirmación que no hayan probado. Con lo que,
lejos de tranquilizar a los enfermos de cáncer, tan desmedidas
reacciones lo que ha hecho es desconcertarles y preocuparles porque
no acaban de entender un ataque semejante a quienes sólo tratan de
poner a disposición de la comunidad científica una teoría y un posible
tratamiento a testar.
Claro que quizás esa reacción tan virulenta la ha provocado el hecho
de que la confirmación de la teoría de Brú y su correspondiente
aplicación terapéutica significaría el triunfo de quienes llevan décadas
sosteniendo que la respuesta al cáncer está en fortalecer el sistema
inmune y no en deprimir el organismo con tratamientos tan agresivos
como los hoy utilizados.

UN APOYO INESPERADO
Como nuestros lectores recordarán Antonio Brú habló extensamente
de su descubrimiento con nosotros (lea el lector en nuestra web la
entrevista que le hicimos en verano del pasado año y que apareció en
el nº 65). De ahí que, ante la repercusión de las curaciones logradas,
entendiéramos que era el momento de volver a charlar con él. Y
debemos decir que le vimos algo desconcertado. Porque si bien Brú
comprende la reacción de los enfermos y sus familiares no entiende en
cambio el comportamiento de personas que justifican su beligerancia
"en defensa de la Ciencia" cuando sus actitudes, sin embargo, lo que
demuestran es un comportamiento impropio de un científico.
-Me gustaría empezar diciendo que yo no he dicho que curemos el
cáncer -nos diría nada más empezar esta charla- sino que hemos
obtenido un resultado muy importante, avalado por una teoría que
creemos haber demostrado.
Antonio Brú nos recibiría en su pequeño despacho de la Facultad de
Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, lugar visitado
en los últimos días por cientos de personas que tratan de ser incluidos
-o incluir a sus familiares- en los próximos ensayos. La verdad es que


                                  379
le encontramos con un aspecto bastante más desmejorado que la
última vez que dialogamos con él. Entre satisfecho y preocupado, su
primer mensaje es tratar de hacer entender a quienes buscan "ya" una
solución a su enfermedad que sólo está al inicio del camino.
-Nuestro objetivo principal ahora mismo es explicar a las miles de
personas que se han dirigido a nosotros -o puedan hacerlo en el
futuro- que lo conseguido y publicado es sólo un paso, importante a
nuestro juicio, eso sí, para entender lo que es el crecimiento tumoral y
cómo el organismo lucha contra él. Que hemos abierto una nueva vía
terapéutica pero que necesita ser validada con muchos más casos. Y,
sobre todo, que no podemos tratar a la gente con ella hoy porque no
es legal. Hay que seguir unos procedimientos perfectamente
establecidos y los vamos a iniciar próximamente pero, de verdad, en
este momento no podemos ofrecer tratamiento a los enfermos. Les
entiendo desde el punto de vista humano pero no podemos hacer otra
cosa que avanzar y reducir al máximo los plazos a fin de que la
investigación clínica se complete cuanto antes... pero sin saltarnos ni
un solo paso del protocolo exigido.
-Cuando hace un año anunció que la estrategia para vencer al
cáncer pasaba por fortalecer el sistema inmune mucha gente
pensó que no podía ser tan simple. Sin embargo, el tiempo
parece que va a darle la razón.
-Sí, porque creo que hemos demostrado que el cáncer se puede
superar potenciando el sistema inmune, ahora tenemos que ratificarlo
estadísticamente
-Parece además estar convencido de que el proceso es ya
imparable. ¿Quizás porque ya no lucha en solitario y cuenta con
el respaldo de una institución de prestigio como la Universidad
Complutense de Madrid?
-Estoy muy orgulloso de que la Universidad Complutense haya
apoyado este trabajo, esta línea terapéutica y además apueste por
ella. A todos los niveles, desde el más alto al más bajo, ha cerrado
filas en torno nuestro lo que agradezco profundamente porque creo
que va a posibilitarnos seguir adelante con la investigación que, se lo
digo sinceramente, se merece al menos por parte de los escépticos,
desde hace mucho tiempo, el derecho a la duda. Y que ahora, tras los
resultados obtenidos en pacientes terminales, merece aún algo más
que eso. Sí, el apoyo de la Complutense es firme y definitivo. En los
últimos días hemos mantenido diversas reuniones para ver cómo
estructurar las siguientes etapas de la manera más eficaz y rápida.
Realmente se está trabajando todo lo rápido que se puede porque
normalmente estas cosas suelen ir mucho más despacio.
-Pero si usted ha utilizado fármacos ya existentes en el
mercado que han pasado los estudios pertinentes y están


                                  380
aprobados precisamente como reforzadores del sistema
inmune, ¿no habría posibilidad de atender al menos a otros
enfermos terminales de cáncer alegando el "uso compasivo"
previsto por la ley?
-Lo que hasta hoy se sabe de esos fármacos es que, en condiciones
determinadas y bajo un protocolo concreto, funcionan muy bien y
restablecen rápidamente los niveles del sistema inmune cuando existe
neutropenia a consecuencia de la aplicación de quimioterapia. Pero
estamos hablando de utilizarlos en dosis muy diferentes. Y si bien es
verdad que nosotros no hemos constatado que haya efectos
secundarios eso debe establecerse oficialmente siguiendo los
protocolos establecidos. Aunque nuestra impresión inicial sea que
usarlos a dosis mucho mayores de las habitualmente indicadas
potencia el sistema inmune de tal forma que puede acabar con los
tumores sin efectos negativos apreciables. Lo que no obsta para que
actuemos con cuidado y se compruebe. Además tenemos que ver si es
igual de eficaz en otros tipos de cáncer. Porque yo estoy convencido
de que va a ser así pero es necesario seguir el método científico.
Luego, una vez demostrado que el tratamiento funciona, habrá que
ampliar el número de casos. Afortunadamente todo ello se puede
hacer en unos pocos meses. Entiendo que a la gente que vive una
situación desesperada ese tiempo se le antoje muy largo pero para la
sociedad, teniendo en cuenta que se trata de abrir una nueva etapa,
esos meses que vamos a invertir en probar y demostrar si funciona en
todos los casos y sin efectos secundarios constituye un paso
imprescindible.
-Bueno, a nuestro juicio eso no impide que cualquier médico
pueda dirigirse al Ministerio de Sanidad y solicitar su uso para
un enfermo desahuciado o terminal. Y esperamos que suceda.
Supongamos ahora que mañana le llaman desde el Ministerio y
le dicen que están dispuestos a poner a su disposición los
departamentos de Oncología de ocho o diez hospitales públicos
para realizar ensayos multicéntricos. ¿Qué supondría eso para
la investigación?
-Hombre, me encantaría porque podríamos poner todo en marcha en
muy pocos días. A fin de cuentas como uno de los puntos más
importantes de nuestra teoría es que es válida para todo tipo de
tumores sólidos cuántos más ensayos haya más tipos concretos de
cánceres asociados a tumores sólidos podríamos tratar y el estudio
sería más amplio y fidedigno. Y, por supuesto, iríamos mucho más
rápido. El único tipo de tumor sólido que aún estamos investigando un
poco más es el de cerebro pero en el resto de tumores sólidos podrían
empezar ya a plantearse ensayos. Y cuántos más, mejor.
-Suponemos que le habrán dolido algunos de los comentarios


                                 381
vertidos estos días. Que después de doce años de investigación
y tanto dinero puesto de su propio bolsillo para llegar hasta
aquí y haya individuos que se permitan desde sus despachos
afirmar que la suya no es una investigación "seria"...
-Ni caso. La comunidad científica es una parte de la sociedad y, por
tanto, reproduce sus mismas virtudes y defectos. Por eso encontramos
sectores más conservadores y sectores más progresistas. Y se
constata que en ella también hay celos y envidias. Al igual que en la
sociedad, dentro de la comunidad científica uno sabe que cuando hace
un movimiento habrá sectores que reaccionarán en contra. En todo
caso, la reacción en mi caso no ha sido general, se ha limitado a un
grupito de personas. Y además sus "críticas" no han sido tan
importantes...
-Bueno, repasemos algunas de esas críticas. El doctor Eduardo
Díaz Rubio, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital
Clínico San Carlos de Madrid, expresó en el diario "El Mundo" la
escasa credibilidad del caso que ustedes han presentado,
llegando a plantear según el diario que habría que hacer una
auditoría "para ver si realmente se trataba de un cáncer".
Quizás las de este tipo sean las críticas peorintencionadas que
se le han hecho: insinuar que podía tratarse de un caso mal
diagnosticado.
-Evidentemente se trata de una opinión no meditada, no razonada y
sin base alguna. Tanto en los hospitales públicos como en los privados
un tumor es diagnosticado por el servicio de Anatomía Patológica, por
el servicio de Radiodiagnóstico y contando con el criterio de los
médicos. Así que cuando alguien dice que se puede tratar de un caso
mal diagnosticado lo que en realidad está haciendo es poner en duda
los informes de todos esos servicios, está poniendo en duda el criterio
de los especialistas e, incluso, está poniendo en duda a la propia
Agencia Española del Medicamento a la que considera capaz de dar luz
verde a un informe falso. Creo que ese argumento, obvio resultado del
calentón de una persona en un momento determinado, no se sostiene.

-Sobre todo teniendo en cuenta que ese mismo "argumento"
podría ser aplicado como vara de medir a las "curaciones de
cinco años" obtenidas por la Oncología oficial... En fin, otro
"argumento" con el que han pretendido desmerecer su
investigación tiene que ver con la "categoría" de la revista en
la que publicó su trabajo, que ha sido menospreciada. El doctor
Joaquín Arribas, jefe de Investigación Oncológica del Instituto
de Investigación Vall d'Hebron de Barcelona, afirmó (también
en el diario "El Mundo", conocido defensor de los tratamientos
convencionales): "Estoy muy acostumbrado a revisar artículos


                                  382
para revistas de calidad y en mi opinión ése no habría pasado
los filtros necesarios para publicarse en alguna de relevancia".
-Debo decir que, en mi campo, soy revisor de revistas científicas de
tan alto prestigio como cualquiera para las que trabaje quien ha
afirmado eso. Y sé por tanto el rigor que se precisa para que una
investigación sea publicada. Es obvio que con la alusión a la calidad de
la revista se pretende simplemente desviar la atención sobre el
continente y no tener así que centrarse en el contenido. Me hubiera
gustado que ese señor hubiera explicado las razones por las que no lo
hubiera dejado pasar y así hubiéramos oído una "crítica científica". Es
llamativo, en cualquier caso, que en vez de centrarse en rebatir la
cuestión científica nuestros detractores se dediquen a dudar de la
honestidad de todo el mundo involucrado en el asunto y de la eficacia
de los servicios de los hospitales que intervinieron en el diagnóstico del
paciente.
-También se ha esgrimido que uno de los laboratorios cuyos
productos precisamente han utilizado rechazó participar
oficialmente en los ensayos ¿Cómo lo explica?
-Pues porque no somos un grupo de relevancia social con posiciones
profesionales de prestigio y porque estamos presentando una
concepción absolutamente diferente de lo que es el crecimiento
tumoral y su relación con el sistema inmune. Creo que se ha tratado
de una cuestión de dificultad para entender los resultados pero
también puede deberse a que el tratamiento es tan simple que
desconcierta. Si hubiéramos presentado un tratamiento cuya
administración fuera muchísimo más compleja igual tendríamos mayor
credibilidad.
-Terminemos con las críticas vertidas. Se ha argumentado
también en contra de su investigación que se ha trabajado
durante mucho tiempo con factores de crecimiento de colonias
y jamás se han notado resultados tan prometedores como los
que ustedes afirman conseguir. A ese respecto, el doctor
Ricardo Cubedo, miembro del Servicio de Oncología Médica de
la Clínica Puerta de Hierro de Madrid, afirmó según cita el
diario ya citado: "Si alguien hubiese observado, ya no sólo que
los pacientes se curan sino simplemente que mejoran, habría
salido a la luz de otra manera".
-Esa crítica es totalmente acientífica y anticientífica. Es muy fácil
hablar sin aportar evidencias. En primer lugar, se podría decir que
aunque todo el mundo mire no todos ven lo mismo. En segundo lugar,
ellos no han estado mirando eso porque han estado buscando otras
cosas y no el mecanismo que nosotros hemos definido con lo que el
árbol les ha impedido ver el bosque. Desde luego, en la dosis,
intensidad y duración con la que nosotros hemos trabajado nunca


                                   383
antes se había probado.
También quiero responder a quienes han afirmado que el tratamiento
puede acabar con la médula ósea. Veremos qué pasa después de un
tiempo largo pero lo que sí podemos afirmar hoy con seguridad,
porque lo hemos verificado, es que un año después del tratamiento
sigue sin haber ningún efecto nocivo en la médula ósea. Y teniendo en
cuenta además que estamos hablando de pacientes a los que se les
dice que les quedan dos meses con mala calidad de vida habría que
saber qué opinan ellos de que se les ofreciera un año, cinco o diez con
muy buena calidad de vida... aunque existiera la posibilidad de que
aparecieran esos posibles efectos. Que, insisto, nadie puede afirmar
que vayan a producirse; antes bien, lo que sabemos hoy indica justo lo
contrario. No existe en la bibliografía científica referencia alguna que
apoye esa afirmación, absolutamente gratuita y sin fundamento.
-En cualquier caso parece evidente que si hasta ahora esos
fármacos se han utilizado en dosis inferiores y como
recuperador del sistema inmune tras los ciclos de
quimioterapia es obvio deducir, siendo inocuos, que a mayor
cantidad mayor será la eficacia...
-Se han estado utilizando a dosis inferiores y en duraciones inferiores.
Además, cuando se han utilizado postquimioterápicamente se ha
hecho para recuperar los valores normales y combatir la neutropenia
pero ¡nunca para producir una cantidad de neutrófilos suficiente como
para combatir un tumor! Y para eso hace falta un factor 10. Aunque
debemos continuar los estudios para ver si vale con una cantidad
menor.
-Volvamos a los resultados porque son realmente llamativos.
Porque hablamos de ¡un melanoma en fase IV y un
hepatocarcinoma terminal! Dos enfermos pues que, según toda
la bibliografía existente, tenían una expectativa de vida muy
corta. ¿Cuándo se dieron cuenta de que el tratamiento
funcionaba?
-En el caso del melanoma, al no contar con marcadores tumorales, al
ver que la calidad de vida era muy buena y las lesiones no sólo no
progresaban sino que al pasar el tiempo desaparecían. En el caso del
hepatocarcinoma todo resultó mucho más excitante porque la calidad
de vida mejoró inmediatamente y los marcadores tumorales
comenzaron a bajar también rápidamente. Para apreciar una clara
mejora de la calidad de vida estamos hablando de un mes.
El melanoma lo tenía una joven de 34 años que, a pesar del mal
pronóstico, no tenía mala calidad de vida pero no era así en el del
hepatocarcinoma cuya calidad de vida sí era mala. Permanecía en
cama, padecía insuficiencia renal y sufría fuertes dolores. Ahí si
comprobamos una mejoría tremenda en su calidad de vida.


                                  384
-¿Cuánto tiempo duró el tratamiento hasta que desaparecieron
los signos de presencia cancerígena?
-El tratamiento se realizó por medio de inyección subcutánea. En
ambas ocasiones durante 8 semanas. En el caso del hepatocarcinoma
al ver que los resultados eran tan buenos uno de nuestros clínicos
sugirió repetir a las pocas semanas un segundo ciclo pero no se
consiguió mejorar lo obtenido con el primero. Es decir, que como ve
los ciclos de tratamiento son muy cortos.
-Y una vez alcanzados los resultados ¿hace falta volver a
inyectar a los pacientes más adelante?
-No, en principio no. Nosotros, antes de publicar los resultados
conseguidos en el tratamiento del hepatocarcinoma, esperamos seis
meses desde que se le administró al enfermo la última inyección para
ver la evolución. Conviene esperar algún tiempo porque hemos
constatado que mediante las técnicas de imagen... ¡aunque no haya
tumor se sigue apreciando la misma imagen, como si el tumor
continuase allí! Probablemente los granulocitos se marcan con el
gadolinio de la misma manera que las células tumorales así que
aunque no haya tumor parece como si lo hubiera durante un tiempo
hasta que el organismo empieza a "eliminar" esa masa pero, en
cualquier caso, es un fenómeno que tenemos que seguir estudiando.
Por eso conviene esperar a que el organismo vaya eliminado esa masa
que, como hemos comprobado, se va convirtiendo en algo displásico,
desde luego no tumoral.
-Díganos, ¿se arrepiente de que se hayan hecho públicos los
resultados sobre su experiencia con el hepatocarcinoma en los
medios de comunicación, más allá de la mera difusión en una
publicación científica?
-No, en absoluto. Dimos el paso que todo equipo científico debe dar:
difundir los resultados a medida que se obtienen. Tal es -o debería
ser- a nuestro juicio el "modus operandi" de un científico. Porque era
importante que, no ya nosotros sino cualquier otro grupo en el mundo,
supiera que nuestra teoría derivaba en esos resultados. De esa forma
nos asegurábamos además de que partir de ese momento se podrían
dar los siguientes pasos, si no en España, en cualquier otro lugar del
mundo.
-¿Los siguientes ensayos seguirán en la misma línea de casos
que los dos anteriores?
-Aunque se está hablando y trabajando con rapidez eso no está aún
decidido pero, viendo la reacción tan desesperada de la gente, todas
las instituciones parecen haber entendido la necesidad de dar una
respuesta rápida dentro de la línea científica.
-Suponemos que empezarán al menos en fase II...
-En principio sí porque los efectos del medicamento no tenemos ya


                                 385
que probarlos. Se conocen, por eso están aprobados. Aunque es algo
que hay que plantearse todavía.
-¿Pediría algo a la Administración para que se pudiera acelerar
el proceso?
-Bueno, en ese sentido hemos tenido suerte porque a las pocas horas
de la publicación mi propia universidad me preguntó qué necesitaba.
Cuento pues con la financiación de la Universidad y ahora estamos
establecien
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  • 1. CÁNCER: ¿QUÉ ES Y QUÉ LO CAUSA? Causas exógenas I Causas exógenas del Cancer El cáncer sigue siendo para la comunidad científica una de las más importantes asignaturas pendientes. Especialmente porque se han dedicado a su estudio ingentes cantidades de recursos sin apenas resultados terapéuticos. Pero, ¿qué es el cáncer? ¿Qué lo provoca? ¿Cómo se diagnostica? ¿Tiene cura efectiva? ¿En qué casos? Demasiadas preguntas para responder en unas breves líneas. Hemos decidido acercar al lector a esta grave dolencia y explicarle en varios artículos lo que de verdad es y causa el cáncer. Y, por supuesto, cómo tratarlo. Cáncer es el nombre que se da a la multiplicación descontrolada de una célula cuando pierde sus mecanismos normales de control en virtud de lo cual termina formando una masa celular más o menos compacta que invade los tejidos adyacentes y puede propagarse por el cuerpo, hecho éste al que se llama metástasis. Algo que puede suceder en cualquier tejido de cualquier órgano del cuerpo. Es decir, las células cancerosas son células normales que en un momento determinado cambian genéticamente -se modifica su ADN- a causa de algún "agente carcinógeno" siempre que sean "susceptibles" (o sea, que se trate de células propensas a contraer el cáncer). ¿Y cuáles son esos "agentes" que provocan el cambio de ADN en la célula genéticamente propensa y la llevan a ser cancerígena, es decir, a crecer de forma descontrolada y expandirse por el cuerpo? Pues son numerosos y luego los veremos pero pueden serlo tanto un producto químico como un virus, la radiación o, incluso, el exceso de luz solar. Aunque también una "irritación física crónica" aumenta el riesgo de que las células se conviertan en cancerosas. Igualmente se sabe que el nivel de defensas del cuerpo es importante ya que el sistema inmunitario está capacitado para destruir cualquier célula cancerígena antes de que se reproduzca. Y, de hecho, lo hace a menudo. En cuanto a por qué a veces no lo logra se sigue estudiando y hay ya diversas propuestas para explicarlo, entre ellas que si una persona enferma es porque carece de determinados genes concretos. Ello explicaría que el cáncer sea más propenso a desarrollarse cuando el sistema inmunitario no funciona correctamente, como es el caso de las personas que tienen alguna de las llamadas "enfermedades autoinmunes", las infectadas por el virus del SIDA -enfermedad que precisamente deja sin defensas al enfermo- o el de quienes toman fármacos que frenan la respuesta inmunológica. Ahora bien, ¿qué mecanismo lleva a la célula a sufrir esa 1
  • 2. transformación en su interior y convertirse en cancerosa? Pues hay que decir que oficialmente se ignora aunque se han propuesto diversas teorías. Sólo se tiene la certeza de que tienen lugar determinados cambios cromosómicos, de que la célula pierde varios genes por alguna razón y de que eso es lo que la lleva al cambio del ADN y a crecer desmesuradamente. A lo que hay que añadir la existencia de los llamados oncogenes, es decir, genes que provocan el cáncer. Se cree que a veces se trata de versiones anormales de los genes responsables del crecimiento y del desarrollo que están presentes sólo en el feto y que, por lo general, se desactivan de forma permanente tras el nacimiento. El problema es que en ocasiones esos genes se reactivan -no se sabe cómo ni por qué- y pueden provocar cáncer. Hasta aquí, pues, la "explicación" oficial de por qué se produce el cáncer. Que, como puede verse, se limita a describir lo que sucede sin explicar qué lo provoca realmente. FACTORES DE RIESGO En cuanto a los factores de riesgo, sí se sabe que hay varios que pueden influir, coadyuvar o provocar el cáncer, como ya adelantamos antes. Uno de ellos es la herencia genética. Al menos, se ha constatado que hay familias con mayor riesgo que otras a desarrollar determinados tipos de cáncer. Así, el riesgo de desarrollar cáncer de mama en la mujer es hasta 3 veces mayor si la madre o la hermana lo padecieron antes. Algunos cánceres de mama están ligados a una mutación genética específica que, por cierto, es más frecuente en ciertos grupos étnicos y en algunas familias. Según las estadísticas, la probabilidad de desarrollar un cáncer de mama entre las mujeres que tienen esa mutación está entre el 80% y el 90%, probabilidad que oscila entre el 40% y el 50% en los casos de cáncer de ovario. Otro ejemplo es el de quienes tienen el llamado Síndrome de Down; se trata de enfermos que tienen tres cromosomas en lugar de los dos habituales en el par 21 y el riesgo de que desarrollen una leucemia aguda es entre 12 y 20 veces mayor que en otras personas. Pero la genética no es el único factor de riesgo. Existen más factores, otros potenciales agentes cancerígenos. Es el caso del tabaco. Hoy se sabe -aunque se oculta- que son muchos los ingredientes cancerígenos que contiene, especialmente los cigarrillos. Muchos más de los que se reconocen. Y que fumar causa buena parte de los cánceres de pulmón, boca, laringe y vejiga. Otro factor de riesgo -bien conocido- es la exposición prolongada a la radiación ultravioleta, sobre todo la que proviene del sol. La mayor parte de los melanomas -cáncer de piel- se deben a ello. Y otro, las 2
  • 3. radiaciones ionizantes. Son las que producen, por ejemplo, las explosiones atómicas y los reactores de las centrales nucleares. Pero no son las únicas. A fin de cuentas, esas mismas radiaciones se reciben desde el espacio exterior y pueden provocar cáncer directamente. Por eso es mayor el riesgo entre quienes viven en montañas altas, quienes se encuentran en zonas donde la capa de ozono ha desaparecido o disminuido en las últimas décadas y quienes pasan mucho tiempo volando, especialmente pilotos, mecánicos y auxiliares de vuelo de las compañías comerciales. Como radiaciones potencialmente cancerígenas son las utilizadas para hacer radiografías. Los rayos X pueden provocar cáncer y, por tanto, toda persona debe ser consciente de ello y negarse a dejarse radiar sin auténtica necesidad. Especialmente porque buena parte de las radiografías que hoy encargan los médicos son innecesarias. También hay numerosos productos químicos cancerígenos. Se sabe con certeza. Muchos de ellos utilizados en la construcción. Es el caso del asbesto, del amianto y de otros. La alimentación es, asimismo, un importante factor de riesgo, particularmente del que afecta al sistema gastrointestinal. Y lo mismo que hoy se sabe que una dieta con alto contenido en fibra reduce la posibilidad de desarrollar cáncer de colon se sabe que una con alto contenido en productos ahumados y picantes incrementa la probabilidad de desarrollar cáncer de estómago. Las evidencias actuales sugieren además que consumir más de un 30% de grasas saturadas en la alimentación diaria (carne, embutidos, quesos, etc.) es un claro factor de riesgo. Y otro tanto puede decirse de quienes abusan del alcohol. LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO El riesgo de cáncer también varía según el lugar en el que se viva. Durante mucho tiempo se pensó que determinados tipos de cáncer tenían mayor incidencia en unas razas que en otras pero resultó ser falso. El riesgo de cáncer de colon y mama, por ejemplo, es muy bajo entre los japoneses que viven en su país natal por lo que se pensó que se debía a alguna característica genética propia pero luego se comprobaría que esa incidencia era bastante mayor en los japoneses que emigraron a Estados Unidos llegando a igualar al resto de la población americana. Paralelamente, los japoneses tienen en su país porcentajes muy elevados de cáncer de estómago y, sin embargo, esa incidencia es más baja en los japoneses nacidos en Estados Unidos. Todo lo cual parece demostrar que aunque el papel de la genética es obvio en determinados casos no es, como algunos creen, un factor tan crucial en muchos otros. Influye de forma mucho más significativa el entorno en el que se vive, especialmente en lo que se refiere a las 3
  • 4. costumbres alimenticias y al medio ambiente. También se sabe que varios virus pueden provocar cáncer y se sospecha de varios otros. El papilomavirus -causante de verrugas genitales- está considerado el responsable del cáncer cervical en las mujeres, el citomegalovirus del sarcoma de Kaposi y el virus de la hepatitis B de cáncer de hígado (la verdad es que en este caso al menos no está claro si se trata de un agente cancerígeno o de un elemento coadyuvante). Incluso se afirma que algunos retrovirus humanos -como el VIH, responsable del Sida- causan linfomas y otros cánceres de la sangre. Añadiremos, por último, que también algunos parásitos pueden causar cáncer. La literatura médica detalla varios casos. Un punto importante que conviene en todo caso destacar, llegados a este punto, es que la incidencia del cáncer ha cambiado notablemente en las últimas décadas. Por ejemplo, algunos cánceres que antes eran corrientes hoy son raros. En algunos países el cáncer de estómago era hace sólo 60 años cuatro veces más frecuente que hoy, algo que se achaca al hecho de que hoy se consumen muchos menos alimentos ahumados. Por el contrario, el de pulmón ha aumentado muchísimo (hasta 20 veces) así como el de boca. Y se sabe que ello se debe al mayor consumo de cigarrillos. AQUI ¿TIENE ALGO QUE VER EL CÁNCER CON LA EDAD? Oficialmente la edad es también un "factor de riesgo" importante en el desarrollo del cáncer. Así se concluyó al constatarse que algunos tipos de cáncer afectan casi exclusivamente a personas jóvenes. Sólo que ese hecho no demuestra nada por sí mismo. También se asegura que cuanto mayores somos, mayor es el riesgo de padecerlo. Hasta el punto de que los expertos aseguran que, a partir de cumplir los 25, el riesgo se duplica cada 5 años. Y todo porque la mayoría de los cánceres los padecen las personas de mayor edad y algunos, como los de próstata, estómago y colon, tienen más probabilidad de aparecer después de los 60 años. La verdad, sin embargo, es que a medida que envejecemos la mayoría de las personas cuentan con un sistema inmunitario más debilitado y por eso es más fácil que padezcan cáncer... y cualquier otra enfermedad. No porque el cáncer tenga algo que ver con la edad salvo que aceptemos que todas las enfermedades tienen algo que ver con la edad y, por ende, con el estado del sistema inmunitario. De hecho, la importancia del sistema inmune es tal que está demostrado que el cáncer tiene 100 veces más posibilidades de aparecer en quienes toman fármacos que inhiben el sistema inmunitario (por ejemplo, los que se utilizan para evitar los rechazos 4
  • 5. en los trasplantes o en algunas enfermedades reumáticas). OTRAS CAUSAS DE CÁNCER Imagino que muchos lectores estarán perplejos a estas alturas pensando en la cantidad de factores que pueden llegar a provocar la cancerización de una célula. Resumámoslos antes de seguir: 1) La herencia genética. 2) Determinados virus. 3) Algunos parásitos. 4) Una "irritación física crónica". 5) La exposición prolongada a la radiación ultravioleta. 6) Las radiaciones naturales del espacio. 7) Los rayos X de las radiografías. 8) Productos químicos radiactivos como el uranio y otros. 9) Productos químicos utilizados en la industria como el arsénico, el asbesto, el alquitrán, el amianto, las aminas aromáticas, el benceno, los cromatos, el níquel, el cloruro de vinilo y otros. 10) Productos utilizados en Medicina (los agentes alquilantes, el dietilestilbestrol, la oximetolona y el thorotrat, entre otros), 11) Una inadecuada alimentación (por ejemplo, la ingesta excesiva de grasas saturadas, alimentos ahumados y picantes, nueces de betel y alcohol) 12) El tabaco (en realidad, algunos de los cientos de productos que llevan los cigarrillos). Factores de riesgo todos que inciden, en mayor o menor medida, a la hora de contraer o no cáncer según se encuentre nuestro sistema inmunitario, nuestro nivel de defensas. Y hasta aquí la lista de los principales agentes carcinógenos reconocidos por los expertos. Todos ellos constatados. Sólo que no son los únicos: hay más y no menores en orden de importancia. En cuanto a las razones de que no estén aún reconocidos como tales son muy variadas pero la mayor parte se debe a los gigantescos intereses económicos que hay detrás de su posible reconocimiento. Es el caso de los campos magnéticos y, sobre todo, de los campos electromagnéticos. Que una exposición prolongada a los campos generados por las torres de alta tensión produce cáncer está demostrado por mucho que estudios pagados por las propias compañías eléctricas pretendan demostrar que no es así. Y que muchos gobiernos abunden en esa idea para no tener que afrontar posibles indemnizaciones millonarias, también. Claro que no son sólo las torres de alta tensión: un simple radiodespertador encendido toda la noche y colocado en la mesilla de noche puede ser cancerígeno. De 5
  • 6. hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de pasar los campos magnéticos de la categoría de inocuos a la de potencialmente cancerígenos. Otro tanto hay que decir de la exposición prolongada a las microondas. Las antenas y repetidoras de telefonía móvil son potencialmente cancerígenas. Es más, lo son incluso los actuales teléfonos móviles. Y muchos otros pequeños aparatos generadores de campos electromagnéticos. Basta con que el tiempo de exposición a ellos, a distancias cortas, sea muy alto. Aunque los miles de millones gastados en publicidad en los medios de comunicación social hagan silenciar a la mayor parte de estos esa verdad. Porque todos ellos emiten radiaciones que, si son muy prolongadas en el tiempo, pueden dañar las células. Lo mismo que son potencialmente cancerígenas algunas radiaciones telúricas naturales. Los expertos en Geobiología vienen advirtiendo de ello hace años sin que se les escuche. Lo que explicaría el hecho constatado -y no sólo en razón de la alimentación o de la forma de preparar los alimentos- de que hay cánceres relacionados con el lugar en el que se vive. Añadiré que son numerosos los expertos que se han pronunciado ante esta revista para denunciar un hecho poco conocido: que los propios equipos de radioterapia que se utilizan para combatir el cáncer pueden ser -¡curiosa paradoja!- provocadores de cáncer. Y es que para alcanzar el órgano afectado y combatirlo con radiaciones se necesita radiar todos los tejidos intermedios, los que se hallan entre el aparato y el órgano canceroso. Y esa misma radiación puede cancerizar todos esos tejidos sanos. Los factores de riesgo son pues, como vemos, más amplios de los que se nos dice. EN DEFINITIVA, ¿QUÉ CAUSA EL CÁNCER? En suma, una célula puede cancerizarse por todos los motivos expuestos siempre que además exista en ella una predisposición genética y el sistema inmune esté bajo de defensas y no actúe de manera inmediata para resolver por sí mismo el problema. Eso es lo que, al menos, afirma la Oncología oficial. ¿Y es eso correcto? Pues hay que decir que básicamente sí... pero sólo a medias. Porque aún admitiendo que todo lo dicho sea verdad sería sólo una parte de la verdad. La auténtica verdad es que los factores de riesgo mencionados son los responsables de sólo una quinta o sexta parte de los cánceres. El 80 u 85% de los cánceres se deben en realidad a fuertes traumas emocionales, a shocks traumáticos inesperados vividos en soledad. Algo que la inmensa mayoría de los oncólogos ignora. Quizás porque 6
  • 7. los problemas psíquicos y emocionales y las posibles consecuencias psicosomáticas de los mismos escapan a sus parcelados conocimientos. Es el clásico problema de la especialización en la Medicina. Algo que ya comentara en estas mismas páginas el Dr. José Pérez Fernández, director médico de la Clínica Rochester de Madrid, para quien no cabe duda alguna de que "en la mayor parte de los casos la causa del cáncer no debe buscarse sólo en el ámbito físico sino también en el espiritual. Ciertamente, hay una somatización de todo problema psíquico y emocional en el plano físico pero centrar el tratamiento terapéutico exclusivamente en este último ámbito es un error. La Biología es importante pero no lo es menos la medicina del alma. Sobre todo cuando buena parte de lo que se cree saber hoy sobre Biología a nivel molecular está ahora mismo en entredicho". "En todo caso -añadiría-, cuando hablamos de cáncer hablamos de cambios que se producen no sólo a nivel microscópico sino energético. Cambios en el ADN celular que puede provocarlos tanto una radiación como un campo electromagnético, un producto químico como una enfermedad crónica, un virus como un parásito. Luego, ¿por qué no la bioquímica consecuencia de una emoción fuerte? No veo la diferencia?" El próximo mes nos centraremos pues, amigo lector, en las verdaderas razones que dan lugar al cáncer. Algo de lo que en muy buena medida depende la efectividad o inutilidad de los tratamientos oncológicos. (II) Causas endógenas del Cancer El pasado mes explicamos a los lectores en qué consiste el cáncer y cuáles son las causas exógenas -es decir, externas- que pueden llevar a padecer la enfermedad. Y también adelantamos que, sin embargo, la gran mayoría de los cánceres se deben a conflictos psicoemocionales inesperados e intensos vividos en soledad, es decir, a traumas psíquicos y emocionales que se somatizan. Algo que buena parte de los oncólogos no entiende ni asimila probablemente porque escapa a los conocimientos que han recibido. El cáncer -es decir, la multiplicación descontrolada de una célula cuando pierde sus mecanismos normales de control a causa de lo cual termina formando una masa celular más o menos compacta que invade los tejidos adyacentes y puede propagarse por cualquier parte del cuerpo afectándole- se debe a la alteración genética que se produce en el ADN de una célula como consecuencia de su desarmonización o desequilibrio energético o de una decodificación errónea de la información recibida. Un cambio genético que, como contamos el mes pasado, puede deberse a múltiples causas externas 7
  • 8. -o exógenas- que no está de más recordar antes de continuar y que son las siguientes: 1) La herencia genética (por activación de protooncogenes y oncogenes, algo que sin embargo predispone pero no determina). 2) Determinados virus (como el papilomavirus, el citomegalovirus del sarcoma de Kaposi o el virus de la hepatitis B), entre otros. 3) Algunos parásitos. 4) La irritación física crónica del organismo a causa de alguna patología. 5) Algunos productos químicos utilizados en la industria (son los casos del arsénico, el asbesto, el alquitrán, el amianto, las aminas aromáticas, el benceno, los cromatos, el níquel, el cadmio, el cromo, la bencidina, el cloruro de vinilo y otros) y de la agricultura (pesticidas y fertilizantes, especialmente los derivados del petróleo). 6) Determinados productos utilizados en Medicina (como los agentes alquilantes, el dietilestilbestrol, la oximetolona y el thorotrat, entre otros) 7) Una inadecuada alimentación (por ejemplo, la ingesta excesiva de alimentos tóxicos, grasas saturadas, alcohol, nueces de betel y alimentos ahumados y picantes). 8) El tabaco y algunos de los productos presentes en los cigarrillos. Y, 9) Las radiaciones ionizantes. Hay que aclarar que se denomina radiación a toda energía que se propaga a través del espacio en forma de ondas. Sólo que unas son ionizantes y otras no. Las que no lo son -como la luz visible o las ondas de radio y televisión- no son peligrosas. Pero las ionizantes sí. Y éstas son de dos tipos: las electromagnéticas -constituidas por rayos gamma, rayos X y rayos ultravioleta- y las constituidas por partículas subatómicas. Por tanto, puede también provocar cáncer: a) La radiactividad natural. Es el caso de los rayos cósmicos procedentes del espacio y de la propia de algunos minerales como el uranio o el torio. Sin olvidar al gas radón -procedente del uranio- que se encuentra de forma natural en la tierra así como el que procede de materiales de construcción, abonos fosfatados, componentes de radioemisores, etc. b) Los campos magnéticos y, sobre todo, los electromagnéticos (en especial los generados por las torres de alta tensión). c) Las microondas (antenas y repetidoras de telefonía móvil, especialmente). d) Los materiales de desecho radiactivos de la industria nuclear, los hospitales y los centros de investigación. e) La radiactividad que se incorpora artificialmente en muchos alimentos y bebidas durante su elaboración antes de ser 8
  • 9. comercializados (los crustáceos, mejillones, chirlas y almejas la concentran especialmente). f) Los rayos X de los aparatos médicos. g) Las explosiones nucleares. Que las radiaciones ionizantes son potencialmente cancerígenas no es discutible. Y que terminen o no provocando cáncer sólo depende ya de la distancia a la que se esté de ellas así como del tiempo e intensidad de la exposición y de la fortaleza del sistema inmunitario. Y es que el nivel de defensas del cuerpo es importante ya que el sistema inmune está capacitado para destruir cualquier célula cancerígena antes de que se reproduzca, lo que de hecho hace a menudo. Sin embargo, cuando alguien está bajo de defensas es más fácil que el cáncer aparezca o se desarrolle. Tal es la razón de que sean propensos a padecerlo quienes tienen alguna de las llamadas "enfermedades autoinmunes", las infectadas por el virus del SIDA y quienes toman fármacos que frenan la respuesta inmunológica. Como igualmente explica el hecho de que dos o más personas estén sometidas a un mismo factor de riesgo cancerígeno y unas enfermen y otras no. Ya hemos explicado antes que el sistema inmunitario está facultado para combatir y erradicar las células que se cancerizan y que si no lo logra es porque se encuentra bajo de defensas. FACTORES ENDÓGENOS Resumidas las posibles causas externas del cáncer hay que agregar que las mismas, pese a todo, no son sino la causa de la quinta o sexta parte de los cánceres. No menos del 80% de ellos se deben en realidad al desequilibrio energético, a la desarmonización integral del ser humano en un momento determinado por mor de disfunciones emocionales, algo que puede producirse de una manera lenta en el tiempo o de forma casi fulminante. Lo que la gran mayoría de los oncólogos ignora porque no se les ha enseñado. Para ellos, la posibilidad de que el cáncer sea una enfermedad psicosomática -es decir, provocada por un conflicto emocional o psíquico- es absurda. Así lo piensa, por ejemplo, Mariano Barbacid, biólogo español considerado una de las mayores autoridades sobre cáncer quien me negaría en persona esa posibilidad durante el acto de celebración de la constitución del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid. Para él, como para la mayoría de los oncólogos, la causa del cáncer -y, por ende, su curación- debe buscarse en el mundo microscópico, en el mundo celular y genético. Quizás porque no recuerde o rechace inconscientemente que está científicamente demostrado que hay múltiples vías de comunicación 9
  • 10. entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico, miles de conexiones que mantienen estrechamente relacionadas la mente, las emociones y el cuerpo. Los biólogos, los fisiólogos y los médicos creyeron hasta hace sólo unos años que el cerebro (con sus diferentes ramificaciones a través del cuerpo vía sistema nervioso central) y el sistema inmunitario eran entidades independientes y, por tanto, no podían influirse mutuamente. Que no existía ningún tipo de comunicación entre los centros cerebrales y las regiones de la médula ósea encargadas de la fabricación de los linfocitos T. Hoy se sabe que estaban equivocados. Y, de hecho, ese descubrimiento daría lugar a una nueva ciencia, la Psiconeuroinmunología, actualmente a la vanguardia de la Medicina y de la que es destacado exponente Francisco Varela, neurocientífico de la Escuela Politécnica de París durante muchos años y con quien tuve oportunidad de conversar hace ya tiempo con motivo de la invitación que en su momento le cursé para asistir a un congreso que organicé en Madrid hace pocos años y al que, entre otros ponentes de talla internacional, vino un personaje entrañable con quien terminaría haciendo muy buenas migas: Karl Pribram, neurofisiólogo de la Universidad de Stanford y "padre" del modelo holográfico del cerebro. En definitiva, actualmente se sabe que los mensajeros químicos más activos, tanto en el cerebro como en el sistema inmunitario, se concentran en las regiones nerviosas encargadas del control de las emociones. Para corroborarlo basta leer el trabajo de David Felten, "La relación existente entre el sistema nervioso central y las células inmunitarias" que publicara en Journal of Immunology. Felten, que empezó su trabajo de investigación observando que las emociones tienen un efecto muy poderoso sobre el sistema autónomo -encargado, entre otras cosas, de regular la cantidad de insulina liberada en la sangre y la tensión arterial-, terminaría logrando determinar el lugar en el que el sistema nervioso se comunica directamente con los linfocitos y las células macrógafas del sistema inmunitario. Y descubrió también la existencia de conexiones nerviosas directas entre el sistema nervioso autónomo y las células del sistema inmune. Punto físico de contacto que permite a las células nerviosas liberar los neurotransmisores que regulan la actividad de las células inmunitarias. Bueno, en realidad la comunicación se establece en los dos sentidos. A continuación Felten efectuó un experimento con animales a los que extrajo algunos de los nervios de los nódulos linfáticos y del bazo -donde se elaboran y almacenan las células del sistema inmunitario- inoculándoles a continuación varios virus para ver cómo reaccionaba el sistema inmune. El resultado fue que el nivel de defensas del mismo fue muchísimo menor. Lo que vino a demostrar que si faltan esas 10
  • 11. terminaciones nerviosas el sistema inmunitario no es capaz de responder adecuadamente a una invasión vírica o bacteriana. Algo que, en suma, vino a demostrar que el sistema nervioso no sólo está relacionado con el sistema inmunitario sino que es esencial para que éste funcione bien. Otro de los elementos que demuestran la relación entre los sistemas nervioso e inmune lo indican las hormonas liberadas en situaciones de estrés. Las catecolaminas (la adrenalina y la noradrenalina), el cortisol, la prolactina y los opiáceos naturales (como la beta-endorfina y la encefalina), todas ellas hormonas liberadas en situaciones de tensión, tienen una clara influencia sobre el sistema inmune. De hecho, es lo que explica que el estrés disminuya puntualmente el nivel de respuesta de las defensas del organismo. Sólo que cuando el estrés es intenso y prolongado la inhibición puede llegar a ser permanente. A partir de entonces se han realizado numerosas investigaciones cuya descripción excede de las posibilidades de un mero artículo divulgativo como éste pero que demuestran las conexiones entre el cerebro, el sistema cardiovascular y el sistema inmunitario. Sepa el lector, en todo caso, que American Psychologist publicó ya en 1987 un metaanálisis que revisó los resultados de 101 trabajos de investigación llevados a cabo con miles de personas y que demostraba hasta qué punto son dañinas para la salud las emociones negativas, los shocks traumáticos, la ansiedad crónica, la angustia, el miedo irracional, el estado de irritabilidad constante, la ira, el odio, el rencor, el pesimismo, la melancolía exagerada, la desconfianza extrema y la depresión. No se quiere decir con esto que tales actitudes y emociones lleven sin más a enfermar pero sí que pueden llevar a sufrir cualquier enfermedad -incluido el cáncer- si se mantienen en el tiempo o son muy intensas e inesperadas; especialmente si se viven en soledad porque no tener la oportunidad de compartir una vivencia traumática con alguien hace que esa energía se acumule y bloquee pudiendo provocar desequilibrios energéticos importantes. Desde ataques de asma pasando por jaquecas, úlceras o artritis hasta problemas cardiovasculares y cáncer. Bruce McEwen, psicólogo de Yale, demostró por su parte ya en 1993 (Archives of Internal Medicine) que el estrés compromete la función inmunitaria hasta tal extremo que, entre otras cosas, acelera notablemente los procesos de metástasis. Es más, el estrés sostenido puede afectar incluso al cerebro, especialmente al hipocampo, lo que puede llevar a la pérdida de memoria. En suma, hay suficientes evidencias de que las emociones negativas y el estrés afectan directamente al sistema nervioso y, por ende, al sistema inmune. 11
  • 12. A pesar de lo cual, la mayoría de los oncólogos -y muchos otros médicos- son aún reacios a aceptar la relevancia de las emociones en la somatización de las enfermedades. De muchas de ellas, no de unas pocas. LA NUEVA MEDICINA Llegados a este punto, es decir, una vez ha quedado claro que las emociones afectan al sistema nervioso y que éste está íntimamente relacionado con el sistema inmunitario, encargado de las defensas del organismo y cuyas células están capacitadas para resolver cualquier proceso canceroso, cabe preguntarse cuándo, en qué condiciones y de qué manera han de desarrollarse esos traumas emocionales para que den un lugar a un cáncer. Pues bien, en ese sentido hay que mencionar los trabajos del mundialmente conocido médico alemán Ryke Geerd Hamer, de quien tanto Mariano Barbacid como los expertos que congregó durante la presentación oficial del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) pretendieron hacerme creer no haber oído hablar nunca. Doctor en Física y en Medicina -con varias especialidades-, Hamer fue jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Oncológico de Munich y hasta el momento en que propugnó sus teorías estaba considerado en su país una eminencia científica. Entonces Hamer no se diferenciaba en su concepción de la salud y la enfermedad de sus colegas. Sin embargo, todo cambiaría un día en que, encontrándose en Córcega junto a su mujer y su hijo Dirk, una bala perdida disparada por el Duque de Saboya -pretendiente al trono de Italia- alcanzaría a éste en el cuello mientras dormía en la cubierta de un barco. Dirk estaría entre la vida y la muerte seis meses y terminó muriendo. Dos meses después tanto Hamer como su esposa, también médico, enfermaron de cáncer. Él en un testículo y ella en una mama. Aquello les sorprendió. Ambos eran aún jóvenes y jamás habían sufrido enfermedades de importancia. Luego, ¿por qué se les había manifestado simultáneamente un cáncer a cada uno? Lo único distinto que había sucedido en sus vidas era la inesperada muerte del hijo... Así que ambos se preguntaron si la aparición de sus cánceres no tendría que ver con ello, si habría relación entre las enfermedades, las emociones y la psique; es decir, si las enfermedades o muchas de ellas -y, en especial, el cáncer- no serían, ante todo, psicosomáticas. Decidieron averiguarlo. A fin de cuentas Hamer trabajaba entonces como jefe del servicio de Medicina Interna del hospital y podía desarrollar una investigación profunda adecuadamente. Por tanto, desarrolló un amplio protocolo científico. ¿El resultado? Pues, sencillamente, descubrió cuestiones tan importantes que han 12
  • 13. revolucionado la concepción tradicional de la Medicina, de las causas de las enfermedades, de su desarrollo y de su curación. Porque, en efecto, él y su mujer descubrieron -entre otras muchas otras cosas verdaderamente importantes- que la mayoría de los cánceres son psicosomáticos, es decir, producidos por shocks traumáticos emocionales. Y que todo conflicto biológico de este tipo, antes de manifestarse en el cuerpo, produce una disfunción en el cerebro que puede detectarse mediante una Tomografía Axial Computerizada (TAC) ya que provoca una ruptura del campo electrofisiológico o electromagnético como consecuencia de lo cual se altera el órgano que esa parte del cerebro está regulando. Desde entonces se habla en muchos ámbitos de una nueva medicina: la Nueva Medicina de Hamer. Pero como quiera que el asunto es importante -y extenso- nos ocuparemos de ello el próximo mes. Hasta entonces. (III) El origen emocional del cáncer y la "Nueva Medicina" de Ryke Geerd Hamer En los dos artículos precedentes hemos explicado brevemente que el cáncer puede aparecer y desarrollarse en el organismo por causas externas a la persona -algo que sucede en aproximadamente una quinta parte de los casos- o por causas endógenas -motivo de al menos el 80% de los cánceres-. Entre las causas externas se habló tanto de la posible predisposición genética como de los agentes potencialmente cancerígenos admitidos por los oncólogos, lista a la que se añadieron otros cuyo reconocimiento no se hace por las implicaciones económicas y políticas que ello tendría para distintas multinacionales y gobiernos. En cuanto a las causas endógenas, nos limitamos a explicar que la mayoría de los cánceres se deben en realidad a conflictos biológicos originados por shocks emocionales traumáticos inesperados que se viven en soledad. Y adelantamos que así lo había demostrado Ryke Geerd Hamer. Pero, ¿de quién estamos hablando? Como ya adelantamos el mes pasado, la gran mayoría de los casos de cáncer se deben a shocks traumáticos inesperados que se viven en soledad y aislamiento. Shocks que mientras en unos casos provocan la desarmonización energética del organismo de forma casi fulminante, en otros lo hace de forma más lenta y paulatina. Añadiré que el hecho de que el cáncer -como otras muchas dolencias- pueda tener su origen en un fuerte shock psíquico y emocional es algo que vienen afirmando investigadores, médicos y terapeutas desde 13
  • 14. hace mucho tiempo pero no es menos cierto que quien lo demostró -más allá de toda duda razonable- tras sistematizar científicamente sus investigaciones fue el médico alemán Ryke Geerd Hamer, uno de los hombres más injustamente perseguidos y vilipendiados de nuestra historia reciente. De hecho, me parece vital explicar quién es este médico alemán del que estamos hablando antes de entrar en lo que asevera porque quienes afirman que sus postulados no tienen fundamento científico alguno no utilizan precisamente argumentos científicos para desacreditarle sino exabruptos y descalificaciones. Es más, han intentado hacerle pasar por un desequilibrado peligroso cuyas facultades mentales están perturbadas para que se le encerrara en un psiquiátrico. Y han logrado incluso que, siendo médico, se le metiera durante un año en la cárcel por "intrusismo profesional" ya que -dicen- ejerció como tal estando inhabilitado para ello. Lo que no se dice es que todo parece indicar que esos "pacientes" -tres- fueron mandados a hacer ese "papel". Ni que Hamer se limitó a darles una serie de explicaciones sobre lo que postula en "La Nueva Medicina" sin tratarlos como médico y, por tanto, cobrar por sus servicios. Una conspiración, en suma, orquestada por gente sin escrúpulos que, carentes de ética, de vergüenza y de argumentos científicos que oponer a los de Hamer, utilizaron argucias legales para quitarlo de la circulación. No en vano el negocio del cáncer mueve billones de pesetas. Que haya pues medios de comunicación importantes dispuestos a hacer ese juego no debe tampoco extrañar a nadie. Aunque la mayoría lo hagan por pura ignorancia. QUIÉN ES RYKE GEERD HAMER Nacido en la localidad alemana de Frisia en 1935, Hamer se casaría teniendo sólo 21 años con otra aspirante a médico, Sigrid Oldenburg, sólo un año después de superar el examen de acceso para estudiar Medicina. Sin embargo, influido sin duda por sus padres -pastores protestantes- se licenciaría primero en Teología en Erlangen. Luego, en 1959 -con 24 años- Hamer aprobaría el examen estatal de Medicina de Marbourg y terminaría licenciándose en Ciencias Médicas con las especialidades de Psiquiatría y Pediatría. Formación que, por cierto, complementaría con los estudios de Física donde llegó a completar doce semestres aunque no llegó a efectuar el examen. En 1961 obtendría el grado de Doctor en Medicina trabajando durante varios años en clínicas universitarias de Tübingen y de Heidelberg, lugar donde también ejercería la docencia. En 1972 se especializaría en Medicina Interna y efectuó investigaciones sobre "la angiometría de los tumores cerebrales". Asimismo, obtendría diploma de radiólogo. Hamer es además inventor. Así, inventó el escalpelo eléctrico que lleva su nombre y que permite operar de forma no traumática -corta casi 20 14
  • 15. veces más finamente que un bisturí normal- y de una sierra especial para las intervenciones óseas. También tiene patentada una couchette para masaje que se adapta automáticamente al contorno del cuerpo y un aparato que permite el diagnóstico serológico transcutáneo. Se trataba, en suma, de un médico de sólida reputación y un prestigio innegable. Sin embargo, todo cambiaría en 1978 cuando -como contamos el pasado mes- la muerte de su hijo por un disparo le llevaría tanto a él como a su mujer a desarrollar sendos cánceres -él en un testículo, ella en una mama- no tardando mucho en relacionar ambos hechos. A partir de ese instante iniciaría una investigación que le llevaría a determinar lo que denominó "Ley de Hierro del Cáncer", piedra angular alrededor de la cual se articularía lo que hoy se conoce como "La Nueva Medicina". En octubre de 1981, convencido de que su descubrimiento podía ayudar a mucha gente, decide presentarlo para su validación en la Universidad de Tübingen. ¿Y por qué en ella? Pues porque la ley alemana obliga a las universidades a pronunciarse respecto de los trabajos de los médicos doctorados en ellas y Hamer se doctoró en Tübingen. Sin embargo, y para su sorpresa, el tribunal médico designado al efecto, en una decisión insólita, le coloca ante la alternativa de abjurar de su tesis o abandonar de inmediato su trabajo clínico en la institución. Hamer insiste en que se compruebe lo que afirma y espera. Y en mayo del año siguiente la Universidad de Tübingen le devuelve sus documentos de trabajo sobre la relación entre psiquismo y cáncer... pero sin haber efectuado verificación alguna. Posteriormente, en 1986, viendo que sigue manteniendo sus ideas, la Universidad de Tübingen le abre un proceso para prohibirle el ejercicio de la medicina "por no querer abjurar de la Ley de Hierro del Cáncer y no asumir las tesis convencionales sobre el cáncer". El acto se celebra en una sesión única en 1990 y en el mismo se le declara como una persona incapaz de controlarse y, por tanto, incompetente para juzgar las necesidades de tratamientos contra el cáncer. Se le inhabilita como médico. Y encima, el tribunal decreta que no existe posibilidad alguna de que se vuelva a revisar su caso. Hamer, sin embargo, acude a los tribunales y exige que la Universidad de Tübingen se pronuncie sobre los descubrimientos que presentó en lugar de limitarse a descalificarle. Y gana: en 1986 el tribunal condena a la Universidad de Tübingen a reabrir el proceso de inhabilitación de Hamer y a pronunciarse sobre lo que éste plantea. Pero la universidad guardaría silencio ¡durante 8 años!: hasta 1994. Y sólo para volver a declarar -el 22 de abril- que "en el marco del proceso de habilitación del Dr. Hamer no está prevista la verificación" de sus asertos. 15
  • 16. Y no crea el lector que durante todo ese tiempo Hamer dejó de ser perseguido. El 21 de julio de 1988, a instancias de quienes habían decidido retirarlo de la circulación, el tribunal de primera instancia de Coblence le citó para que compareciera y decidir si estaba en su sano juicio sometiéndole a un examen psiquiátrico, algo de lo que se encargaría el profesor Horn, director del hospital psiquiátrico regional. Sin embargo, el intento de internarlo a la fuerza en una institución psiquiátrica con el fin de callarle -o, al menos, desprestigiarle- fracasa. Sólo unos meses después, el 9 de diciembre de 1988, el profesor titular de la cátedra de cancerología de la Universidad de Viena, Dr. Jórg Birkmayer, declararía -para sorpresa general- que había verificado la veracidad de la llamada Ley de Hierro de Hamer. Verificación a la que seguirían otras posteriores realizadas por equipos médicos de Munich y Chambéry. Otros colegas médicos, obviamente, se interesarían de inmediato en ello. Y el 24 de junio de 1992 se anuncia que de nuevo ha vuelto a verificarse. Así se recoge en un comunicado oficial de la Facultad de Medicina de Dusseldorf firmada por el profesor E. A. Stemmann. Todo esto, sin embargo, no paralizaría los ataques. Es más, desde entonces los intentos de desprestigio y desacreditación del Dr. Hamer y de sus descubrimientos han sido constantes. Y así, el 21 de mayo de 1997 fue de nuevo arrestado. Resulta que, como oficialmente seguía inhabilitado para ejercer por no abjurar de sus afirmaciones, fue acusado de practicar la Medicina por asesorar a unas personas que le habían consultado sobres sus problemas cancerígenos. Por lo que la juez, en Colonia (Alemania), decidió encarcelarle basándose en tres razones. La primera, que había infringido la ley de práctica médica. Es decir, como estaba inhabilitado para ejercer como médico es obvio que sus consejos los había hecho como vulgar curandero y eso lo castiga la ley. Así que se aplicó la norma al respecto, aprobada en la época de Hitler. Muy apropiada al caso. Especialmente porque, para mayor sarcasmo, Hamer se limitó a dar unos consejos y ni siquiera cobró por ello. La segunda razón fue "no atenerse a razones". Es decir, negarse a abjurar de sus convicciones. Una exigencia más propia de la época de la Inquisición que del siglo XXI. Y tercero, que existía el "temor fundado" de que se fugase a España. Para mayor escarnio, la resolución judicial indicaba que el doctor Hamer sólo podría ser visitado en prisión media hora dos veces al mes, previa solicitud y, a ser posible, en grupo. Medidas propias de un peligroso criminal. He de decir que seguí aquel vergonzoso proceso muy de cerca y publiqué ampliamente en su momento todo este sinsentido sufragando los gastos para que Itziar Orube, colaboradora de la revista que entonces dirigía, pudiese asistir en directo en Alemania al juicio. Han pasado varios años pero la sensación de asco ante determinados actos 16
  • 17. de ¿justicia? como éste aún me revuelven el estómago. Cabe añadir que son muchos los médicos que verificado las afirmaciones y postulados de Hamer. Hay casi una treintena de estudios al respecto, algunos oficializados notarialmente. Sin embargo, no se les ha dado credibilidad alguna. Siempre con el argumento de que el reconocimiento oficial de algo así sólo podía hacerlo una universidad oficial. Entonces sí sería reconocida... Pero quienes se excusaban con tal argumento mentían. Porque el 8 y 9 de Septiembre de 1998 los postulados de la Nueva Medicina fueron también verificados y confirmados oficialmente por la Universidad de Trnava, en Eslovaquia, como certificaron con sus firmas los doctores J. Miklosko -Vicerrector de la Universidad-, V. Krcmery -Decano de la Facultad- y J. Pogády -Catedrático de Psiquiatría y Presidente de la Comisión-. Una certificación que, textualmente dice: "Durante los días 8 y 9 de Septiembre de 1998, en el Servicio de Oncología del Instituto Oncológico Santa Isabel de Bratislava, y ante la presencia del Vicerrector de la Universidad de Trnava, del Decano de la Facultad de Enfermería y Naturaleza Social de la Universidad y de diez personas más, entre docentes y catedráticos, han sido examinados siete casos de pacientes con más de veinte enfermedades. Los protocolos médicos de dichos casos, establecidos por el Dr. Hamer, se adjuntan a la presente. Se trataba de constatar la comprobación de su sistema en base a reglas científicas de reproductibilidad. Los hechos ocurrieron de la siguiente manera: de las cerca de cien pruebas que se pueden examinar en cada enfermedad según las reglas de la Nueva Medicina (no pudieron ser examinadas todas por falta de datos), en todas las que se pudo comprobar se constató que se cumplían con exactitud las leyes naturales de esta Nueva Medicina. Los abajo firmantes aseguramos que, en su presentación, realizada en dos ejercicios de verificación, se confirma su sistema con mucha probabilidad. Valoramos en gran estima el compromiso ético, humano y paciente del Dr. Hamer así como su nueva aproximación integral al paciente. Considerando todos estos factores estamos convencidos de que la cuestión de la pronta aplicación de la Nueva Medicina debe ser efectuada con urgencia." Cabe añadir que hoy son miles los médicos convencidos en todo el mundo de que Hamer tiene razón y siguen sus enseñanzas, recogidas en lo que vino a denominar "La Nueva Medicina". A pesar de que algunos colegios médicos españoles abrieron también expedientes a algunos afiliados que decidieron seguirla. Porque también en España hay médicos que han sufrido persecución por compartir los planteamientos de Hamer. Aquellos que se atrevieron a decir que tenía 17
  • 18. razón o, simplemente, que lo que planteaba tenía sentido y había que investigarlo. Hoy, conscientes de que el sistema los aplastaría si insisten en decir lo que piensan en público, trabajan en silencio. Discretamente. Conozco a médicos de toda España en esa situación. Es más, la estrategia adoptada por los prebostes de la Oncología es hacerse los tontos cuando se les pregunta por Hamer, mirarse los unos a los otros con cara de fingida sorpresa y decir que no saben quién ese señor por el que se les pregunta. Lo he vivido varias veces, la primera de ellas durante el acto de presentación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que dirige Mariano Barbacid. Por supuesto, todos lo conocen. Sin excepción. EL PLANTEAMIENTO DE HAMER Llegados a este punto, el lector que no ha oído hablar de Hamer ni de lo que postula se estará preguntando qué afirma ese médico alemán para que haya sufrido tamaña persecución. Y es sencillo: Hamer afirma que el cáncer es un proceso biológico natural que el cuerpo pone en marcha cuando alguien sufre un shock traumático inesperado. Lo que él llama un choque conflictivo biológico. Y que mientras dura el conflicto, el cáncer se extiende. Sin embargo, si el conflicto se resuelve el cáncer se detiene y el propio organismo lo hace desaparecer. Por lo que en muchos casos la mejor manera de curar un cáncer es actuar sobre el problema psíquico y emocional dejando a continuación, resuelto a ese nivel el conflicto, que actúe la naturaleza. Sin interferencia alguna. Y, por tanto, evitando radiarle, darle quimioterapia o envenenarle con otros tóxicos. Porque eso sólo agrava el problema e impide la recuperación. Es más, para Hamer la mayor parte de las muertes en los casos de cáncer no se deben a éste sino a los tratamientos que los médicos aplican intentando "curarlo". "En las estadísticas oficiales facilitadas por el Centro Alemán de Investigación del Cáncer de Heidelberg -cuenta Hamer- se puede leer que son pocos los pacientes que después de cinco años sobreviven al tratamiento con quimioterapia. La Fiscalía de Wiener Neustadt tuvo que admitir, por el contrario, que de los 6.500 pacientes -la mayoría con cáncer avanzado- cuyas direcciones incautaron en el registro que efectuaron en el Centro para la Nueva Medicina de Burgau sobreviven todavía 6.000 después de 4 a 5 años; es decir, más de un 90%". Y añadiría, atónito y dolido: "En los últimos años he sufrido amenazas de muerte, caza de brujas, persecución por los medios de comunicación y prohibición de ejercer la medicina así como diversos intentos de atentado y amenazas de psiquiatrización forzada -por distorsión de la realidad- hasta llegar a ser encarcelado todo un año simplemente por informar gratuitamente a tres personas sobre la Nueva Medicina. ¿Le parece a alguien normal?" 18
  • 19. LA NUEVA MEDICINA Imagino que tanto las peripecias como las afirmaciones de Hamer habrán dejado perplejos a la mayor parte de los lectores, especialmente a los médicos. Y, sin embargo, no son aseveraciones gratuitas o infundadas. Es más, la Nueva Medicina de Hamer da respuesta a la causa de la mayor parte de las enfermedades así como pautas sobre su curación. Una Nueva Medicina que se fundamenta en cinco Leyes Biológicas que explican no sólo qué es el cáncer sino cómo se cura: dejando simplemente actuar al organismo. Pero como quiera que su explicación requiere cierto espacio para que el lector lo comprenda bien le invito a leerlo el próximo mes en detalle. En todo caso, debo adelantar ya desde este instante que si bien la mayor parte de las afirmaciones de Hamer son correctas y las ha demostrado fehacientemente discrepamos con él en una cuestión importante: en su afirmación de que todo cáncer tiene un origen traumático. Esa afirmación cabe matizarla porque, a juicio de otros muchos expertos, sólo es cierta en el 80 u 85% de los casos. En la mayoría, pues, pero no en todos. Y es que existen causas externas no psíquicas ni emocionales que pueden provocar un error de decodificación en las células que las lleven a cancerizarse como ya explicamos en los dos primeros artículos de esta serie. Ello no obsta, empero, para que las aportaciones de Hamer nos hayan permitido entender a todos mucho mejor qué es en realidad el cáncer y cómo se cura y, por tanto, merezcan nuestro más sincero reconocimiento. Hablaremos de todo ello en el próximo número. (IV) El origen psicosomático. ¿SE CURA SOLO EL CÁNCER? Lo que genéricamente se denomina cáncer -y que puede manifestarse en un tumor sólido, una proliferación celular como la leucemia, una úlcera carcinomatosa o una necrosis tumoral- no es en realidad una "enfermedad" sino un proceso biológico natural que el cuerpo pone en marcha cuando se sufre un shock traumático inesperado generador de un "conflicto biológico". Conflicto que, mientras no se resuelve, lleva al organismo a responder con toda una serie de cambios en sus células que pueden provocar diversas patologías, cáncer incluido. Sin embargo, cuando se soluciona ese conflicto -o conflictos- de forma definitiva -y no sobrevienen recaídas -recidivas- se entra en un proceso de curación en el que al enfermo, una vez ha conocido y comprendido el cómo y el para qué de su enfermedad, le basta seguir una sencillas medidas terapéuticas no agresivas para sanar, entre las que no se 19
  • 20. descarta la cirugía). Quien asegura todo lo que se explica en la entradilla de este reportaje es el doctor Ryke Geerd Hamer, probablemente el médico más vilipendiado, atacado e injustamente perseguido de las últimas décadas en Europa como ya explicamos en el número anterior de la revista. Unas aseveraciones que, sin embargo, están ampliadamente fundamentadas y corroboradas por otros médicos e, incluso, por instituciones universitarias. Porque, afortunadamente, Hamer empieza a no estar solo en su lucha por explicar qué es el cáncer y cómo afrontarlo. Aunque nosotros tengamos que manifestar que su afirmación de que "todos" los cánceres tienen un origen traumático debiera ser matizada y decir la "mayoría". Pero vayamos, tal como prometimos el mes pasado, a explicar los descubrimientos y conclusiones de Hamer. Descubrimientos que tendrían lugar a raíz de un hecho dramático acaecido en su vida: la muerte accidental de su hijo Dirk de un disparo fortuito. Porque aquel inesperado fallecimiento marcó tan profundamente a Hamer y a su mujer Sigrid -también médico- que al poco tiempo se manifestó en él un cáncer de testículo y en su mujer un cáncer de mama. Un nuevo drama que llevaría a reflexionar al matrimonio Hamer y le haría preguntarse si la muerte de su hijo no tendría relación con la aparición de sus cánceres, si no habrían somatizado su conflicto psíquico y emocional. Aquello -como ya conocen los lectores que nos vienen siguiendo- llevaría a Hamer, al estudiar a fondo la génesis del cáncer, a toda una serie de importantes descubrimientos. Hoy su trabajo está plasmado en lo que ha dado en llamarse la Nueva Medicina, corpus doctrinal que permite entender no sólo el origen y desarrollo del cáncer sino de la mayor parte de las enfermedades. Y que está resumida en lo que Hamer denomina las Cinco Leyes Biológicas. Veámoslas brevemente aunque, para comprenderlas en plenitud, habría que comentarlas de forma más extensa. 1ª LEY BIOLÓGICA La primera conclusión o descubrimiento al que Hamer llegaría sería que "el cáncer tiene su origen en un shock traumático inesperado que se sufre en soledad", un impacto conflictivo de contenido dramático en el ámbito psíquico que le pilla a uno a contrapié. Algo que, como decimos, a nuestro entender es así en la mayor parte de los casos pero no en todos. Los casos de niños en los que se ha manifestado un cáncer por el simple hecho de vivir al lado de torres de alta tensión o antenas de telefonía móvil son un ejemplo. Sin embargo, para entender en su justo término lo que quiere decir Hamer, hay que aclarar que también puede haber conflictos biológicos tanto durante el 20
  • 21. desarrollo del embrión y del feto como en el momento del nacimiento (por ejemplo, por un parto traumático) y durante la etapa inicial de la vida. Obviamente, Hamer empezaría a sospechar la relación shock traumático-cáncer al reflexionar sobre su caso y el de su esposa. Así que, aprovechando que trabajaba como jefe de servicio en un hospital se dedicó a indagar si entre los enfermos de cáncer que ingresaban en él había habido shocks fuertemente traumáticos poco antes de que la enfermedad apareciera. Y constató que así era. Posteriormente se daría cuenta además de que el tipo de problema y, sobre todo, la forma en que se vive el conflicto, también está relacionado con el órgano que resulta afectado. Una relación a la que decidió denominar "colorido" del conflicto. Animado, decidió ampliar su investigación y averiguar si esa relación no se produciría también en pacientes con otro tipo de patologías distintas al cáncer descubriendo que, en efecto, muchos de los enfermos reconocían haber sufrido determinados problemas antes de enfermar. Y que, además, los habían somatizado de similar manera, es decir, con las mismas patologías o enfermedades en función del "colorido" del conflicto. Resumiendo, Hamer comprobó que en la práctica totalidad de los casos de cáncer estudiados las personas habían sufrido previamente un fuerte conflicto. Y que, en función del tipo de conflicto y de cómo vivieron el mismo -una ruptura de pareja, la muerte de un ser querido, el despido del trabajo, etc.- se veían afectados unos órganos u otros. Circunstancia a la que, insistimos, llamó "colorido" del conflicto. Hamer, en cualquier caso, remarca la diferencia que existe entre conflicto psíquico o emocional y conflicto biológico. Para lo cual propone 5 criterios definitorios y, sobre todo, llama la atención en que el contenido del conflicto -pérdidas, separaciones, amenazas...- sean conflictivas, dramáticas, vividas en soledad y que nos cogen a contrapié. EL CONFLICTO SE PLASMA EN EL CEREBRO Demostrada la relación mente-enfermedad, Hamer se preguntaría si en el cerebro, órgano regulador de la mente, ese conflicto no se plasmaría también de alguna manera. Es decir, si en los casos de enfermedad -y especialmente de cáncer- no se vería en él algo anormal si se hiciera un escáner cerebral con un moderno TAC (Tomógrafo Axial Computerizado). Así que, con el fin de constatarlo, se dedicaría a partir de ese momento a hacer escáneres cerebrales a todos sus enfermos comprobando que aparecían en todos ellos una serie de marcas en forma de diana (círculos con un punto central). Sin embargo, sus compañeros le "aclararían" que en realidad aquellas marcas circulares eran fallos del sistema que se habían bautizado 21
  • 22. como "artefactos" y que no se correspondían con nada real. Es decir, que se trataba de fallos corrientes en el funcionamiento de la máquina porque ésta, al emitir su radiación, lo hace en forma de círculos. Y que, en consecuencia, no debían tenerse en cuenta porque no reflejaban nada real. Solo que a Hamer aquella explicación no le convenció y se preguntó si esas "dianas" no podrían deberse a alteraciones del campo electromagnético del cerebro ocasionadas por el conflicto. Y como se trata de un científico, en lugar de especular decidió averiguar la verdad. Para lo cual entró en contacto con la empresa alemana Siemens, fabricante de los aparatos, a fin de determinar con sus técnicos si esas dianas eran realmente debidas o no a fallos técnicos. La empresa, desde el principio, negó que fuera así y accedió a realizar conjuntamente con Hamer un protocolo de investigación durante seis meses para demostrarlo. Sólo que el estudio se interrumpió a los dos ante la evidencia de los resultados: los llamados "artefactos" no eran fallos del aparato. Luego la causa tenía que ser otra. Y la demostración de que tenía razón fue sencilla: colocar a un paciente en cuyo escáner apareciese uno de esos artefactos boca arriba y con la cabeza apoyada sobre la nuca y, posteriormente, con la cabeza de lado. Era obvio que si la diana se debía a un fallo del aparato aparecería en ambas placas en el mismo lugar. Pero si reflejaba algo del interior del cerebro la diana se desplazaría en la misma proporción que se desplazaba la cabeza. El resultado fue claro: la diana se desplazaba demostrando que el aparato reflejaba algo del interior del cerebro. Pues bien, a esas "marcas" que reflejan el conflicto en el cerebro las bautizaría como "focos de Hamer". Algunos de sus detractores argumentarían que si lo que plantea Hamer fuera cierto esas "dianas" aparecerían también al realizar una resonancia magnética nuclear (RMN), cosa que no ocurre. Sin embargo, olvidan -o ignoran- que la razón de que ello sólo suceda al efectuar un TAC es que en la alteración de campo electromagnético no hay "momento magnético del núcleo" y, por tanto, al no haber vector de campo magnético éste no puede ser captado por la resonancia magnética nuclear. Y la razón para que no haya "momento magnético" es que éste sólo se produciría si el número de protones y neutrones producidos en los núcleos atómicos situados en el área enmarcada por la diana fuera impar pero cuando se produce un conflicto emocional la diana cerebral contiene un número par de protones y electrones, razón por la que no emite vector de campo magnético que pueda ser captado por la RMN. Precisamente en esa circunstancia se basa la RMN, en la captación de esos momentos magnéticos. Siguiendo el curso de sus investigaciones, Hamer descubriría que los escáneres cerebrales no sólo muestran a veces señales en diana sino que también aparecen otro tipo de marcas, redondas pero oscuras, 22
  • 23. que son identificadas como edemas y que pueden verse en los focos donde antes estaban las dianas. Pues bien, según Hamer eso indica que el conflicto está en vías de solución. Es decir, que si donde antes había una diana aparece luego una mancha oscura es señal de que el conflicto se está resolviendo ¡y el órgano afectado en vías de regeneración! Hamer terminaría comprendiendo pues, al analizar tantos casos, que un impacto psicoemocional de las características definidas anteriormente se plasma de inmediato en el cerebro y, prácticamente de forma instantánea, en un órgano. Y que el hecho de que el conflicto se manifieste como un cáncer o como otra "enfermedad" depende sólo del grado del mismo, de su intensidad. Es decir, que el cáncer se desarrolla fundamentalmente cuando se trata de un shock traumático de alta intensidad que le pilla a uno completamente desprevenido y que, además, se vive en soledad, en aislamiento, sin compartir los sentimientos y pensamientos con las personas de alrededor. Al impacto inicial que pone en marcha el conflicto biológico Hamer lo bautizaría -en recuerdo de su hijo- como Síndrome Dirk Hamer (DSH). Asimismo, constataría que la misma situación puede desencadenar distintos tipos de cánceres en unas personas y otras. Algo que, según Hamer, depende del "colorido", es decir, de la manera en que se vive y se siente esa experiencia traumática (algunos investigadores comentan, en este punto concreto, que quizás el hecho de que el órgano afectado sea uno u otro no dependa de lo que postula Hamer sino de que el cáncer, simplemente, se manifiesta en el órgano que se encuentra más debilitado). LA DESAPARICIÓN DEL CÁNCER En suma, el cáncer -y cualquier otra enfermedad equivalente- no sería sino la respuesta con la que reacciona el cuerpo ante un conflicto importante. Conflictos conocidos y que, de forma general, la Psicología del Comportamiento cataloga hoy dividiéndolos en arcaicos, modernos e intermedios, según el curso del proceso evolutivo de las especies. Los conflictos arcaicos son los relacionados con la nutrición y la protección -necesidad de supervivencia y de protección de la integridad del cuerpo y las vísceras vitales para la vida- por lo que están regulados por el cerebro reptiliano o cerebro antiguo. Los conflictos más modernos corresponderían a los de desvalorización y, sobre todo, los de territorio. Y los intermedios a los de separación y de nido, aunque esta división es relativa ya que los de "nido" corresponden al periodo anterior. ¿Y por qué hago mención de esto?, se preguntará el lector. Pues, sencillamente, porque sabiendo mediante un TAC qué zonas cerebrales han sido afectadas por el conflicto podemos prever qué órgano u 23
  • 24. órganos probablemente se vean, a su vez, afectados. Y no nos extenderemos en este punto para no ser prolijos en aspectos demasiado técnicos que no están al alcance todos los lectores pero, con el fin de que se entienda mejor, recogeré un caso planteado por el propio Dr. Hamer. "Si una mujer diestra de 40 años sorprende a su marido "in fraganti" con una bella muchacha de 18 años en el lecho conyugal lo más probable, si quiere a su marido, es que tenga un conflicto de tipo sexual. Pero también uno de desvalorización en relación con su pareja por lo que seguramente sufrirá descalcificación del hombro derecho. Si la muchacha, sin embargo, no es una joven bonita sino una prostituta el conflicto sexual seguirá presente pero a él se añadirá un conflicto de pareja -lo que puede ocasionarle un cáncer en el seno derecho-, un conflicto de territorio, uno de asco (de pensar que la prostituta estaba en la cama del matrimonio), lo que le puede llevar a una hipoglicemia." Cabe añadir que algunos conflictos se "graban a fuego" en nosotros. Y que a veces basta sentir uno de los elementos del conflicto para revivirlo por completo con la misma intensidad. Por ejemplo, porque a nivel inconsciente nos recuerda el hecho traumático el color parecido del pelo en otra joven, la forma de la cara, la figura, el olor corporal, el perfume... De ahí la importancia que Hamer da a indagar todos los elementos que originaron el conflicto a fin de evitar que algún elemento suelto pueda volverlo a activar. Una tesis que, por cierto, comparten otros muchos expertos y a la que dan una importancia trascendental. Es el caso de Joaquín Grau, que tan bien plasma en su excelente Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis, obra que a mi juicio debería ser de obligada lectura en todas las universidades y que recomiendo a todo médico que esté leyendo estas líneas. En definitiva, ese hecho explica que un cáncer aparentemente curado pueda volver a manifestarse en el mismo órgano al cabo de un tiempo. Por eso es muy importante diagnosticar el DHS y los "raíles" o circunstancias acompañantes que pone en marcha. A fin de cuentas, el cáncer sólo desaparece cuando el conflicto queda definitivamente resuelto. Ahora bien, Hamer se encontraría con algo que parecía echar por tierra su tesis: casos en los que las personas aseguraban haber vivido un conflicto -e, incluso, estar viviéndolo en ese momento-, comprobar que el escáner mostraba la señal correspondiente y, sin embargo, constatar también que la persona, orgánicamente, no tenía síntoma alguno. Y al revés, es decir, personas que relataban haber vivido hacía tiempo un conflicto, haberlo resuelto, no haber tenido problema alguno durante esa fase y que, justo tras resolverlo, les sobrevino la enfermedad. Un aparente contrasentido que conciliaría su segunda ley o Ley del 24
  • 25. carácter bifásico de las enfermedades que dice así: "Toda enfermedad sigue una evolución bifásica cuando el conflicto biológico que la dio origen ha sido resuelto". Expliquémoslo. 2ª LEY BIOLÓGICA En realidad, a la "segunda ley de la Nueva Medicina" se la conoce más como Ley de la Simpacotonía y Vagotonía. Y viene a indicar que a todo Síndrome Dirk Hamer (DHS) -es decir, a todo shock traumático inesperado que te pilla de improviso y se vive en soledad- sigue siempre una etapa de simpacotonía o fase activa del conflicto y otra de vagotonía o fase resolutiva o curativa del mismo. Dicho de otro modo: tras la vivencia de todo suceso que ocasiona un conflicto biológico el cuerpo pone en marcha un sistema para procesar y resolver ese conflicto. A fin de cuentas, tenemos un sistema biológico extraordinariamente bien concebido para proteger la vida. En la primera etapa, también llamada fase fría, el organismo se prepara para enfrentar el conflicto. Es el llamado periodo de simpacotonía y es muy importante ya que permite a la persona sobrevivir a pesar del gran impacto que acaba de sufrir y movilizar sus energías para la solución de su problema. Normalmente cambia el carácter de la persona y suele estar irritable, nerviosa y malhumorada. Come menos, duerme poco -o no duerme-, adelgaza y las palmas de las manos están muy frías. A esa fase la sigue la de vagotonía o fase caliente, terapia natural que ofrece la naturaleza y que responde a la necesidad de descanso absoluto a fin de permitir al organismo la recuperación, tras la resolución del conflicto. Y aunque en ella es donde empieza en realidad la curación es la fase que, paradójicamente, los médicos convencionales suelen identificar con la enfermedad propiamente dicha puesto que es cuando aparecen los primeros síntomas físicos evidentes de la enfermedad. Síntomas que pueden ir desde inflamaciones hasta, incluso, tumoraciones cancerígenas, lo que depende de la zona cerebral que se haya visto afectada durante el shock traumático (luego veremos esto). En esta fase se edematiza -es decir, se hincha de líquido y se inflama- tanto el Foco de Hamer -en el cerebro- como el órgano afectado; algo que puede comprobarse con un simple TAC. Es un periodo en el que la persona siente una gran fatiga y suele padecer sudoración, fiebre, pérdidas de sangre y fuertes dolores. Lo que tiene lugar hasta el día en que aparece la crisis epileptoide -o crisis de curación- que, dependiendo de la enfermedad, puede presentarse como un punto de máximo agotamiento y/o de fiebre muy intensa y que es el "momento de la verdad" en caso de las enfermedades graves. Hamer también descubrió que cada tipo de conflicto desencadena una 25
  • 26. manifestación diferente. Así, cuando hay conflictos que afectan a la motricidad la crisis no es epileptoide sino epiléptica, con las convulsiones conocidas. Asimismo, constató que en la primera parte de la vagotonía los síntomas son tolerables, en la segunda se incrementan y en la tercera parecen alarmantes. Es cuando se suele recurrir al médico, cuando se hacen análisis y los valores sanguíneos aparecen alterados. Los marcadores tumorales (las pruebas que se hacen ahora para el cáncer) pueden estar igualmente disparados si, en este caso, el crecimiento celular se da en los cánceres que proceden de la capa embrionaria mesodérmica moderna y ectodérmica. Y claro, los médicos se alarman. Sobre todo porque no entienden que esos síntomas concretos son los indicadores que el problema está resolviéndose, no agravándose. El mensaje de ese proceso biológico es "descansa, reposa, permanece quieto". En suma, esa fase de crisis -epiléptica o epileptoide- no es sino el sistema que utiliza la naturaleza para evacuar los edemas a nivel cerebral y orgánico, que es la situación más peligrosa (caso de la neumonía, infarto de miocardio, embolia pulmonar, estatus asmático...) En esa etapa de vagotonía hay, pues, un breve periodo en el que se vuelve al estado de simpacotonía y tiene lugar una vasoconstricción -que aprieta y ayuda a evacuar el edema-, especialmente a nivel cerebral. Tras las crisis epileptoides, dependiendo de la magnitud, la persona entra en una fase de poliuria (emisión de gran cantidad de orina durante un periodo de tiempo) y puede también aparecer fiebre y sudoración, medios naturales que el cuerpo tiene para enfriarse (modular su temperatura). Se puede entonces ayudar al organismo aplicando compresas frías a nivel local y cerebral. 3ª LEY BIOLÓGICA Conocida como Ley del sistema ontogénico de los tumores y enfermedades afines viene a decir que cuando el DHS -o shock traumático inesperado que se vive en soledad- "impacta" durante la fase activa del conflicto en una zona perteneciente al cerebro antiguo aparecen tumores en los órganos que proceden tanto del endodermo como del mesodermo antiguo (glándulas y capas protectoras como la pleura, el peritoneo, la dermis...) mientras que si impacta en una zona del cerebro moderno lo que se producen son necrosis o ulceraciones en los órganos relacionados con el mesodermo moderno y ectodermo (huesos, ganglios, piel, tubos excretores de las diversas glándulas -bronquios, conductos biliares, pancreáticos, píloro, curvatura menor del estómago...). Hay que aclarar a las personas poco duchas en fisiología que cada órgano del cuerpo tiene su -para entendernos- "relé cerebral", es decir, su correspondencia con cierta zona específica del cerebro 26
  • 27. humano. Y que éste regula (ver dibujo) las tres capas u hojas embrionarias: el endodermo, el mesodermo (antiguo y moderno) y el ectodermo (el endodermo y el mesodermo antiguo por el tronco cerebral y el cerebelo, el mesodermo moderno por el mesencéfalo y el ectodermo por la corteza cerebral). Como hay que saber también que cada una de esas tres hojas embrionarias se relaciona con sus correspondientes órganos. Esa es la razón por la cual de que el shock se manifieste -o impacte- en una u otra área cerebral dependa que el órgano dañado sea uno u otro (y ello está en función, como ya adelantamos, del "colorido" del conflicto, es decir, de cómo se vive y afronta el problema). Por lo que ese "daño" se "traducirá" durante la fase activa -o de simpatoconía- en una multiplicación celular o tumor si el conflicto impacta en el endodermo o en el mesodermo antiguo o bien en una necrosis o una úlcera si impacta en el mesodermo moderno y ectodermo. Y esto implica algo muy importante: es imposible que un cáncer se propague entre órganos pertenecientes a distintas hojas embrionarias por lo que algunas de las metástasis diagnosticadas por los oncólogos convencionales son absurdas. En la Nueva Medicina el fenómeno de las metástasis se explica de otra manera: corresponde a otros conflictos que pueden aparecer antes, durante y después del diagnóstico de la enfermedad principal. Hamer descubriría también que durante la fase de curación -o de vagotonía- los tumores, producto de la proliferación celular en la primera fase, son eliminados por las micobacterias (tuberculosis) mientras que otras bacterias y virus producen todo lo contrario -o sea, proliferación y "relleno celular"- cuando existen necrosis o ulceraciones, producidas en la primera fase de la enfermedad. Es decir, que los llamados carcinomas y sarcomas serían en realidad fases del proceso curativo del organismo. Siendo esa acción positiva, ese programa biológico natural de sanación, paradójicamente, lo que los oncólogos, en su ignorancia, combaten. 4ª LEY BIOLÓGICA Formulada como Ley del sistema ontogénico de los microbios explica que tanto éstos como los virus son indispensables en la fase de curación. Más claramente: según Hamer, los hongos, ciertas bacterias y micobacterias tienen como función principal eliminar los tumores producidos durante la fase activa mientras otros microorganismos (bacterias) y algunos virus ayudan a restaurar las necrosis o ulceraciones. Y, por tanto, es una barbaridad combatirlos. Los virus, por ejemplo, transportan las proteínas y sustancias nutritivas que el organismo utiliza para rellenar las úlceras. Esto explica, por ejemplo, que sólo contraigan una "enfermedad viral" las personas que llegan a 27
  • 28. una fase de resolución, a una etapa de vagotonía. Y que nunca haya infección por virus o microorganismo alguno en la fase de simpacotonía. En suma, los microbios ayudan tanto en la desaparición de los tumores como en la reconstrucción de tejidos en las úlceras y necrosis. Hay que añadir que tras las crisis epileptoides o de curación el cerebro conserva aún algo de edema. Edema residual con un sentido biológico muy profundo -especialmente en los casos donde aparecen tumores- porque va a permitir que se evacue o se enquiste la tumoración. Es decir, dependiendo de la hoja embrionaria donde esté asentado el tumor éste puede desprenderse y ser evacuado o enquistarse quedando bien delimitado. Ahora bien, hay personas que pueden morir en esta fase. Eso depende de la gravedad y del órgano lesionado. Por ese motivo es muy importante conocer el momento del DHS y cuándo acaeció la solución del conflicto porque nos orientará en relación a la gravedad de la sintomatología. En el caso, por ejemplo, del infarto de miocardio -que corresponde a una enfermedad no estrictamente cancerosa tal como la entendemos convencionalmente- porque si el "conflicto de territorio" ha durado más de nueve meses puede ser mortal. Por ese motivo es tan importante prevenir, o bien actuar con cautela ante estas situaciones. Cabe añadir que en las crisis de curación el enfermo se encuentra muy fatigado. Es una fase exudativa en la que el cuerpo limpia o expulsa lo que no necesita. Y como requiere mucha energía para terminar de reparar y limpiar la zona dañada se impone un descanso -fase de vagotonía- imprescindible. Una fase en la que el paciente debe estar muy bien cuidado porque se halla muy sensible y receptivo siendo por ello muy vulnerable a caer en otro conflicto biológico. Evidentemente, en esta fase puede haber mucho dolor, como ocurre en el cáncer de huesos porque el periosteo -la capa que recubre el hueso-, que es la única que está enervada, se comprime debido al edema y eso es extremadamente doloroso. Es una fase, pues, en la que paciente debe entender bien que lo que le está pasando es natural y tener paciencia. Suele durar entre mes y mes y medio. Una punción, golpe o fractura en ese momento puede romper el periosteo y extender el callo óseo por los alrededores de la zona, situación que será diagnosticada de osteosarcoma. 5ª LEY BIOLÓGICA Denominada Ley de la quintaesencia o de comprensión del sentido de la enfermedad viene a resumir que ésta no es sino un programa especial que pone en marcha la naturaleza y tiene un profundo sentido biológico. Y es el de que detrás de los malestares, dolores y demás trastornos existe un mecanismo de la naturaleza que nos brinda la 28
  • 29. oportunidad de recuperarnos y revalidar esos programas especiales. Que basta comprender la situación y comprendernos para iniciar y trabajar en nuestra curación. Y ello es así porque se parte de la base de que la psique integra todas las funciones que alcanzan al comportamiento y sus conflictos, se concibe al cerebro como un "ordenador" que controla esas funciones y se comprende que los órganos expresan los resultados de la integración de estos sucesos. El cerebro, además, programa la psique y, en una relación dinámica, se programa a sí mismo. Y viene también a decir que en las enfermedades no hay nada "benigno" o "maligno" sino sólo un profundo sentido de la naturaleza que se refleja en los ritmos de normatonía, simpacotonía y vagotonía. Que la enfermedad tiene siempre un sentido profundo. Es más, desde el punto de vista científico-nosológico se trata de un suceso teleológico (con una finalidad) que se cumple con un sentido completo. Por eso cuando una persona logra solucionar plenamente el conflicto que le ha provocado su mal-estar el problema de salud que tiene termina resolviéndose. En caso contrario, en cambio, el organismo no podrá completar su trabajo de autosanación. En suma, y como tantas veces hemos dicho en esta revista, Hamer ha constatado nuevamente que tanto la enfermedad como la curación dependen de nosotros mismos. Aunque no lo queramos asumir. (V) La ineficacia de los tratamientos convencionales EFICACIA REAL DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES DEL CÁNCER Si uno creyera lo que afirman las autoridades sanitarias y los oncólogos más "prestigiosos" de España y del mundo en los últimos años se ha avanzado muchísimo en lo que a la curación del cáncer se refiere. De hecho, no hay semana -desde hace al menos dos décadas- que los principales medios de comunicación de cualquier país no recojan una buena noticia al respecto. Por eso existe la convicción entre la ciudadanía de que el cáncer ha dejado de ser tan mortal como antes, de que la Quimioterapia, la Radioterapia y los nuevos antitumorales han conseguido poner al cáncer "entre las cuerdas". Bueno, pues no es verdad. Salvo excepciones muy concretas, la única terapia convencional efectiva contra el cáncer sigue siendo la cirugía y eso en los casos en que el tumor está aislado. Ya está bien de mentiras interesadas. ¿Cuántas personas enferman en España de cáncer cada año? No se sabe. ¿Cuántas mueren por esa causa? No se sabe. ¿Cuántas fallecen antes de haber transcurrido un año de habérselas descubierto el 29
  • 30. cáncer? No se sabe. ¿Cuántas sobreviven dos, tres, cuatro, cinco años o más a los tratamientos? No se sabe. ¿Cuál es la eficacia real de los tratamientos, especialmente de los nuevos antitumorales? No se sabe. Pero, bueno, -imagino que se preguntará el lector-, ¿es que no hay estadísticas nacionales sobre el cáncer? Y la respuesta es NO. ¿Y por qué? Pues porque no interesa. Porque contra las frías cifras no se puede hacer nada, no se pueden difundir mentiras interesadas una y otra vez. El Ministerio de Sanidad y Consumo no tiene datos. La Asociación Española contra el Cáncer y la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer tampoco. Los grandes laboratorios de investigación de fármacos para combatir la "enfermedad", mucho menos. No hay datos fiables de nada. El único organismo que tiene datos concretos en España es el Instituto Nacional de Estadística y se refieren sólo a la morbilidad hospitalaria. Es decir, lo único que de verdad se sabe es cuántas personas mueren en los hospitales a causa del cáncer. Los últimos datos hechos públicos son del año 1999. Puede usted acceder a ellos a través de Internet y consultarlos (www.ine.es). Y esos datos indican que ese año murieron en los hospitales 371.102 personas. De ellas, 94.566 (el 25,48%) a causa de tumores; es decir, de cáncer. Luego una de cada cuatro personas que muere en un hospital español lo hace de cáncer. Una cifra mareante que, encima, no refleja la realidad porque buena parte de los enfermos terminales de cáncer son enviados a morir a sus casas por los oncólogos "cuando ya no pueden hacer nada por ellos". En suma, ¿cuántas personas mueren de verdad de cáncer en España si sólo en hospitales fallecen casi cien mil al año? ¿Un 50% más? ¿El doble? No se sabe. Pero eso sí, se ha avanzado muchísimo en la investigación y tratamiento del cáncer.... JUGANDO CON LAS CIFRAS Hace algo más de un año asistí a la presentación oficial del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que actualmente dirige Mariano Barbacid y que se efectuó en un conocido hotel madrileño durante una cena a la que asistieron los principales responsables del mismo, los representantes de las entidades sociales y financieras que con su contribución económica lo hicieron posible, un seleccionado grupo de cualificados expertos en cáncer traídos de medio mundo y ocho o nueve periodistas. Ya conté entonces en la revista lo que sucedió durante ella, cómo planteé ante los presentes que a mi juicio aquel centro nacía mal porque desde el principio dejaban fuera del terreno de la investigación los aspectos psicoemocionales y les pregunté por qué no se tenían en cuenta -entre otros- los descubrimientos del Dr. Ryke Geerd Hamer y cómo 30
  • 31. aquellos expertos mostraron una -para mí- fingida sorpresa alegando, con miradas gesticulantes que se notaban forzadas, que no sabían de quién les hablaba. Pero cuando más nerviosos se pusieron fue cuando les pregunté si los resultados a la hora de tratar el cáncer eran mejores en Estados Unidos que en España y cuáles eran esos. Porque se enzarzaron en una discusión acalorada y muy aleccionadora para quien esto escribe al punto de que Mariano Barbacid tuvo que recordarles que estaban delante de periodistas y pidió públicamente disculpas. Debo añadir que son muchos los expertos que no esperan nada del CNIO. Pretender seguir las mismas líneas de investigación que ya llevan otros con muchísimos más medios de todo tipo y creer que van a conseguir más o mejores resultados es de una ingenuidad manifiesta aunque no sea absolutamente descartable. Y quien esto escribe lo duda, sobre todo, porque han centrado todos sus esfuerzos -como los laboratorios- en buscar elementos químicos para violentar de manera no natural la presunta respuesta anormal del organismo y dudo que eso vaya a solucionar nada. De hecho, me gustaría saber qué ha hecho el CNIO en el tiempo que lleva funcionando. Aunque la respuesta oficial ya la conozco: hace falta mucho tiempo para obtener resultados. Lo que es verdad sólo que eso también permite vivir hasta la jubilación de investigar, investigar e investigar... y cobrar un sueldo seguro hasta jubilarse sin tener que ofrecer resultado alguno. UN CURSO MUY INSTRUCTIVO El pasado día 11 de Abril tuve oportunidad de asistir en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Madrid -perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas- a un breve cursillo de formación sobre cáncer organizado por la multinacional Bristol-Myers Squibb, entidad que en la nota que entregan a la prensa se presenta como "una compañía líder mundial en la mejora de la calidad de vida y el descubrimiento de terapias que aumenten la supervivencia en pacientes con cáncer". El curso corrió a cargo de Juan Carlos Lacal, biólogo e investigador del CSIC especializado en Bioquímica y Biología Molecular y presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA) de 1995 a 1998 -de la que fue también Secretario General los cuatro años anteriores (Ene 1991 a Dic 1994)- y de otros diversos organismos oncológicos, además de editor ejecutivo de la Revista de Oncología, órgano oficial de la Federación de Sociedades Españolas de Oncología (FESEO); María del Rosario Perona, doctora en Farmacia y jefa del Departamento de Biología Celular y Molecular del ya mencionado Instituto de Investigaciones Biomédicas y actual Secretaria General de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA); y Carlos Chaib, médico y oncólogo de la Bristol-Myers Squibb cuyo curriculum no nos fue 31
  • 32. facilitado pero de quien me llamó mucho la atención su sinceridad y honestidad cuando conversé con él. Y perdóneme el lector si he hecho unas referencias demasiado extensas de los ponentes del cursillo pero me parece importante que comprenda que quienes lo impartieron no era un mero grupo de oncólogos con más o menos conocimiento sino expertos de reconocido prestigio en su campo. Pues bien, en el cursillo se nos dejaría bien claro a los presentes nada más empezar que "el cáncer no es una enfermedad sino un conjunto de más de 100 enfermedades" (en la Asociación Española contra el Cáncer hablan de más de 200). Y que las causas de todas esas enfermedades son exógenas y se deben a la acción de: -Las radiaciones ionizantes -rayos cósmicos, radiactividad y gas radón-, causantes según ellos de la mayor parte de los cánceres de tiroides, pulmón y linfomas. Y, -Algunos productos químicos favorecedores de la acumulación de lesiones en el ADN que da lugar a las mutaciones celulares que provocan su proliferación incontrolada (el lector ya conoce los principales productos químicos porque los publicamos en el número de enero aunque debo decir que en el cursillo el número de factores de riesgo totales reconocidos era mucho menor ). Y punto. Según los expertos mencionados esos factores son los que causan el cáncer. Ni que decir que tiene que mostré de inmediato en público mi sorpresa por el hecho de que no tuvieran en cuenta los factores psicoemocionales, los traumas, como otros expertos en diversas áreas de la salud no sólo han apuntado sino demostrado. Me dejaron claro que no estaban de acuerdo con esa posibilidad aunque les recordé que ellos, mejor que nadie, saben que las emociones y pensamientos provocan procesos bioquímicos y que, en consecuencia, pueden también alterar las células. Es obvio que ese asunto no lo querían tener en cuenta. Lo mismo que Mariano Barbacid. No insistí. No me pareció correcto hacerlo durante la celebración del curso. Me sorprendió también que Juan Carlos Lacal, al ofrecer los datos que obraban en su poder sobre cáncer, reconociera que sólo tenía cifras correspondientes a ¡1991! Y que, según las mismas, ese año habían muerto de cáncer en España 81.298 personas, 49.798 hombres y 31.500 mujeres (debo decir que en realidad esa cifra corresponde sólo a los muertos en hospitales). Añadiendo que cada año se producían en nuestro país alrededor de 120.000 casos nuevos. Cuando mostré de nuevo mi sorpresa por el hecho de que alguien con su representatividad y cargos no pudiera darnos más recientes y más completos se limitó a decirme que no existían o, cuando menos, él no los conocía. Y, por supuesto, que tampoco tenía datos sobre la supervivencia de los pacientes de cáncer a los dos o más años de 32
  • 33. recibir tratamiento. Mi pregunta de "¿Y entonces cómo saber si los tratamientos convencionales que se están aplicando contra el cáncer son efectivos,?" recibió como respuesta un significativo silencio. Es obvio que no me podía dar datos que no tenía. UN CURSILLO CLARIFICADOR El curso continuaría. Pero en él se limitaron a explicarnos a los presentes los procesos relacionados con la cancerización de una célula, cómo se producía y cómo los investigadores entendían que podría interrumpirse el proceso para evitarlo. Es decir, se nos dejó claro que -a su juicio- el cáncer aparece como consecuencia de la acumulación de varias alteraciones genéticas a lo largo de los años. Algo, añadiré por mi parte, que es verdad en algunos casos pero no en todos como ha demostrado Ryke Geerd Hamer. La explicación de qué son los oncogenes, los genes supresores y los genes reparadores llevaría posteriormente a la conclusión de que la alteración de los genes en el organismo es algo normal, hasta el punto de que a lo largo de la vida una persona puede llegar a sufrir hasta unas 10.000 mutaciones por gen que son reparadas satisfactoriamente. Y que el problema empieza cuando el organismo no puede efectuar en un momento dado esa reparación. En suma, se nos estaba dando a entender que había que buscar la solución al cáncer en el terreno de la genética. Me pareció complejo e innecesario. Si el organismo, a lo largo de la vida, está suficientemente capacitado para destruir las células cancerosas.... hasta que un día falla, da la impresión de que lo inteligente sería averiguar por qué, potenciar el sistema inmune y dejar actuar al organismo en lugar de seguir caminos no naturales. Así que intervine de nuevo preguntando por qué no se hacía así. Y se me respondió que esa vía "también" se estaba investigando con lo que se denomina Inmunoterapia. Y el curso siguió. Tras unos comentarios irónicos sobre la batalla acaecida para descifrar el Genoma Humano y la poca diferencia que genéticamente tenemos con una mosca se explicaría a los presentes que tenemos entre 30 y 35.000 genes. Está aún por determinar la cifra exacta a pesar de todo lo que se ha publicado. Tras recordar que cada célula tiene 23 cromosomas y que todas las células de un organismo tienen el mismo ADN se aclararía luego que el conjunto de genes de cada tejido es distinto porque en cada órgano se manifiestan unos genes y otros no. Algo que las futuras terapias antitumorales deben tener en cuenta. TRATAMIENTOS DEL CÁNCER EN EL FUTURO Entraría el ponente entonces a plantear que las actuales investigaciones sobre el cáncer se centran en el estudio de tres 33
  • 34. ámbitos: la Genómica, la Oncofarmacogenómica y la Proteómica. Mediante la Genómica se pretende conocer mejor el funcionamiento de los oncogenes y los genes supresores, descubrir nuevas dianas para diseñar antitumorales y saber qué genes han mutado en un tumor. La idea es crear así bases de datos. Con la Oncofarmacogenómica se pretende descubrir cómo va a responder un tumor a un tratamiento específico de quimioterapia. Algo que ya se efectúa mediante microchips de ADN. Se trata también de un proyecto a largo plazo para obtener resultados. Y con la Proteómica se quiere conocer mejor el mundo de las proteínas. En este ámbito, algunos laboratorios estudian el desarrollo de nuevos fármacos antitumorales. Así, la Bristol Myers Squibb trabaja sobre algunos taxanos presuntamente más potentes que su conocido paclitaxel (Taxol) y sobre otros agentes no taxanos como la epotilona, presunto estabilizador de la tubulina. Asimismo, intentan bloquear la transmisión de mensajes de crecimiento y supervivencia de la célula cancerígena inhibiendo la farnesiltransferasa y cortocircuitar así la información celular desde el conocido oncogen ras. Es más, creen que puede provocar con ello la apóptosis (autodestrucción o suicidio) de la célula. Otra de las vías que se están investigando es cómo frenar la Angiogénesis, el proceso de formación de vasos sanguíneos que alimentan los tumores. En suma, tales son los ámbitos por donde pretende avanzarse para comprender y combatir el cáncer... en el futuro. Pero, ¿y ahora? ¿Qué se hace en el presente? EFECTIVIDAD DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES Actualmente hay tres vías con las que la Medicina convencional afronta el problema del cáncer: la Cirugía, la Quimioterapia y la Radioterapia. En lo que se refiere a la Cirugía, se explicó la importancia de detectar a tiempo un tumor antes de que se extienda porque si el mismo se extirpa cuando aún está aislado el problema puede atajarse antes de que sea irremediable. Cuando así se hace, cuando se actúa en la fase inicial, el porcentaje de casos en que el tumor desaparece y no vuelve a aparecer es notable. Agregaré que, según el conocido Manual Merck de Medicina, la cirugía es suficiente en un alto porcentaje de cánceres (en el de pulmón el porcentaje de éxito es muy bajo). Obviamente, no hay manera de contrastar sus datos. Pero en él se afirma que incluso en casos incipientes, sin metástasis, la cirugía sola no es suficiente entre un 30 y un 63% de los casos de cáncer de pulmón, del 18 al 35% en los cánceres de boca, testículo, riñón, vejiga, colon, mama, útero, próstata, ovarios y laringe, y en el 6% de los casos de cuello uterino. 34
  • 35. En lo que se refiere a la Radioterapia, se reconocería durante el cursillo que a pesar de que mueve miles de millones de dólares al año los resultados son más bien escasos. Una información que no me sorprendió en absoluto ya que, según los expertos que previamente había consultado, la Radioterapia es ineficaz en un alto porcentaje de cánceres. Según el propio Manual Merck, la eficacia de esta terapia sola nada más es aceptable en casos de cáncer iniciales de testículos, en la llamada Enfermedad de Hodgkin, en los linfomas no hodgkinianos y en los cánceres de próstata (entre el 67 y el 90% de los mismos). En cuanto a la Quimioterapia no se dieron datos de su eficacia pero el Manual Merck indica que, por sí sola, tiene un porcentaje de éxito en los casos iniciales de coriocarcinomas (98%), cáncer de testículos -excepto seminomas- (88%), la Enfermedad de Hodking (74%), el Linfoma de Burkitt (44-74%) y el Linfoma linfoblástico (50%). ¿Y el resultado de combinar las tres terapias, es decir, cirugía- radioterapia, cirugía-quimioterapia, radioterapia-quimioterapia y cirugía-radioterapia-quimioterapia? Pues hay que decir que no se logran resultados mucho mejores en la mayor parte de los casos comentados aunque sí ayuda en otros cánceres no mencionados como los de endometrio (62%), estómago (54%), riñón -tumor de Wilms- (80), sarcoma de Ewing (70%) y sistema nervioso central -meduloblastoma- (71-80%). Ahora bien, estamos hablando de los resultados que se obtienen en las fases iniciales de desarrollo del cáncer. Porque cuando el cáncer se ha desarrollado y extendido la cuestión es muy otra. En tales casos los porcentajes de "curación" (supervivencia de 5 años sin que se manifieste de nuevo el cáncer) son muy bajos. Pero de eso nadie quiere hablar. Pobres resultados que ha obligado a todas las compañías -así se nos anunció también que lo ha hecho la Bristyol-Myers Squibb- a realizar un cambio fundamental de estrategia y que los esfuerzos se encaminen ahora en buscar moléculas que inhiban la proliferación celular. Es decir, a encontrar inhibidores específicos de los factores de crecimiento, receptores y GTP de la célula. Y crear tantos inhibidores distintos como tumores hay. Una labor, pues, de muchos años aunque en estos momentos se está investigando ya con 400 moléculas concretas. La nueva "Quimioterapia dirigida" pretende crear cuerpos monoclonales para cortocircuitar la transmisión de la información en la célula cancerosa, moléculas inhibidoras que impidan su replicación logrando que entre en apóptosis, es decir, lograr que la célula se autodestruya -se "suicide"- o sea destruida por las células de defensa del organismo. Existen, en todo caso, otras vías de investigación. Es el caso de la 35
  • 36. terapia génica cuya idea básica es introducir material genético en las células -se piensa en retrovirus- para modificar sus funciones. También se pretende desarrollar la Inmunoterapia con la idea de introducir genes para potenciar la respuesta del sistema inmune. Lo único que hoy está en fase III -probándose ya en humanos- son algunos antitumorales siendo uno de los más conocidos el Taxol fabricado por el laboratorio organizador de este cursillo. Los citotóxicos y los citostáticos se prueban hoy en miles de pacientes aunque no son tan específicos como los nuevos fármacos que se pretenden crear, inhibidores de la señal para interrumpir el ciclo celular e impedir la proliferación cancerosa. Por supuesto, si toda esta investigación dará o no fruto alguno es una incógnita como los propios ponentes del curso reconocieron. Porque muchas veces las sustancias que dan resultado en animales fracasan posteriormente en humanos. Y, en el mejor de los casos, los fármacos que pudieran salir de estas investigaciones no estarían al alcance de los enfermos antes de varios años. Por consiguiente, no son una esperanza siquiera para los enfermos de hoy, sólo para los de mañana. De hecho, varias compañías como Dendreon, Inspire Pharmaceuticals o Cubist Pharmaceuticals han informado hace poco de fallos o retrasos en los ensayos clínicos de sus medicamentos. Aunque los dos fracasos recientes más notables es precisamente el de dos anticancerosos, uno de ellos relacionado con la Bristol Myers Squibb, algo que los ponentes del cursillo se abstuvieron de mencionar. Hablamos del Erbitux. Fabricado por ImClone, la Bristol Myers Squibb llegó en septiembre pasado a un acuerdo por el que se comprometió a pagar 2.000 millones de dólares a cambio del 20% de la empresa y de parte de los derechos del fármaco. Sólo que la FDA, tras ser probado en pacientes que sufrían cáncer colorrectal y que no habían respondido a la terapia habitual, lo rechazó a finales de diciembre pasado porque en los ensayos clínicos no pudo determinarse si la respuesta de los participantes se debía al nuevo medicamento o a los tratamientos habituales. Con lo que la Bristol Myers Squibb ha amenazado con romper el pacto firmado con ImClone si no se le permite controlar los próximos ensayos clínicos. El otro es el SU5416, un medicamento diseñado para frenar la angiogénesis desarrollado por Sugen Inc., empresa comprada en 1999 por 650 millones de dólares por Pharmacia. Pues bien, los ensayos clínicos tuvieron que detenerse en la última fase tras constatarse que no prolongaba la vida de los pacientes más que la quimioterapia habitual. De los 355 participantes evaluados (con cáncer colorrectal en estadios avanzados) se comprobó que el grupo que recibía el SU5416 combinado con quimioterapia respondía exactamente igual que el que recibía el tratamiento normal sin combinar con el nuevo fármaco. El 36
  • 37. tiempo de supervivencia, como se esperaba, no aumentó hasta un 33%. En suma, está por ver a dónde nos llevan esas investigaciones. EFECTOS SECUNDARIOS DE LA RADIOTERAPIA Y LA QUIMIOTERAPIA No quiero dejar de hablar, en cualquier caso, de los efectos secundarios de la Radioterapia y la Quimioterapia. Estos varían mucho de un paciente a otro pero las náuseas, los vómitos, la fatiga intensa, la caída del cabello y la pérdida de glóbulos en sangre son los más frecuentes. Al menos tres de cada cuatro pacientes padecerá como consecuencia una anemia severa -disminución de los glóbulos rojos- con la consecuente debilidad, somnolencia, dolor de cabeza, fatiga constante, falta de aire y palpitaciones aunque no necesariamente se presentan a la vez todos los síntomas descritos. Hay quien afirma, por cierto, que en estos casos ayuda la eritropoyetina pero una buena parte de los expertos lo duda. También bajan los glóbulos blancos ya que resulta afectada la médula ósea y disminuyen las plaquetas -trombocitopenia- impidiendo el control por el cuerpo de una posible hemorragia. Es igualmente corriente observar petequias, hemorragias muy pequeñitas (se ven como puntitos rojos), principalmente en el interior de la boca y en las piernas. También es más fácil hacerse moretones. Ambas terapias provocan además inflamación e, incluso, úlceras en las membranas mucosas así como en la boca y la garganta. Asimismo, pueden irritar y dañar las venas inutilizándolas temporal o permanentemente. Y provocar una flebitis. Otras veces las venas se vuelven muy frágiles y se rompen fácilmente con lo que el medicamento administrado puede causar, al salirse, quemaduras en los tejidos vecinos. Cabe añadir que cuando se trata a una embarazada el riesgo de provocar serias malformaciones en el feto -especialmente en el caso de la Quimioterapia- es altísimo; de hecho, lo normal es que nazca muerto. Y lo más importante: el organismo se intoxica. Muchas veces irremediablemente. Con lo que se da la paradoja de que al enfermo le desaparece su tumor... pero se muere algún tiempo después porque el organismo le falla al estar envenenado. Y, claro está, esa persona no se habrá muerto de cáncer sino de otra cosa. Y si el fallecimiento se produce con suerte cinco años después, ¡se habrán salvado incluso las estadísticas y esa persona podrá hasta figurar entre los enfermos "libres de cáncer" y engordar los porcentajes de buenos resultados! Aunque lo más sangrante es que tanto la Radioterapia como la Quimioterapia, que se utilizan para combatir el cáncer, pueden a su vez provocar cáncer. Un sarcasmo. 37
  • 38. CONCLUSIÓN Llegados a este punto no puedo dejar de denunciar que el problema del cáncer está siendo manipulado vergonzosamente. Porque en ningún lugar de Occidente se está atendiendo a consideraciones sanitarias sino políticas. Hay una orden no escrita que hace que las autoridades de todo el mundo intenten minimizar el problema ocultando la verdad. Por eso no se hacen estadísticas oficiales y constatables de los índices de supervivencia en los tratamientos convencionales. Los "éxitos" que con la Cirugía, la Quimioterapia y la Radioterapia se supone que se obtienen se reflejan en datos que aportan quienes fabrican los aparatos de radioterapia, los laboratorios que desarrollan los fármacos y, en el mejor de los casos, los oncólogos que practican ambas técnicas terapéuticas. De la credibilidad los fabricantes y laboratorios no hay mucho que explicar porque de vez en cuando la propia FDA norteamericana, harta probablemente de tanta mentira, les tiene que reconvenir a menudo. Los ensayos clínicos no se efectúan en buena parte de los casos a doble ciego y no los controlan equipos independientes. Y los oncólogos no tienen acceso a otros datos para corroborar la eficacia de lo que hacen por lo que, cuando su fracaso es alto, terminan pensando que han tenido la mala suerte de que a ellos les lleguen casos muy difíciles pero como a otros compañeros les va mejor -eso dicen las estadísticas- lo que tienen que hacer es no desesperar. Sin embargo, los escasísimos datos fiables que existen son tozudos. Según el Instituto Nacional de Estadística muere hoy casi en España el doble de personas por tumores que hace dos décadas. En 1980 fallecieron de cáncer en hospitales (además de los muertos en casa) 58.431 personas, en l985 -cinco años después- 68.779, en 1990 fueron 79.609, en 1995 se llegó a 89.493 y en 1999 a 94.566. Eso supone el 25,48% de todas las muertes habidas en hospitales. Una de cada cuatro personas. Siendo los índices de mortandad más altos en los casos de cánceres de tráquea, bronquios y pulmón -en primer lugar- y los de colon (la mitad de casos que los anteriores). Les siguen a poca distancia los cánceres "mal definidos, secundarios y no especificados" y los de estómago, mama, próstata, hígado, tejido linfático, vejiga y páncreas. Es decir, que el número más alto de fallecimientos se da entre buena parte de quienes padecen los tipos de cáncer que se supone mejor resultado tienen con Quimioterapia y Radioterapia. ¿Alguien lo entiende? Las autoridades políticas y sanitarias deberían dar una explicación de todo lo aquí expuesto. Pero no lo harán. No tienen más argumentos que la retórica y echar balones fuera alegando que en otros países se hace lo mismo. Como si ello fuese una razón y no una excusa. 38
  • 39. No, la verdad es que aquí hay muchísimo dinero en juego. Cientos de miles de millones de euros. Y el control sobre el negocio, férreo. Ello explica que con tan paupérrimos resultados la Radioterapia y la Quimioterapia sean hoy los tratamientos "oficiales" cuando la cirugía no es viable. Y sólo eso explica también que desde las asociaciones de oncólogos y desde el poder se persiga encima como charlatanes y estafadores a quienes pretenden tratar a los enfermos de cáncer de otra manera. "Si nosotros, que somos los que más sabemos en este ámbito, no conseguimos gran cosa, ¿qué van a poder hacer otros?". Y con tal pensamiento exigen que a quienes tratan a los pacientes de otra manera -médicos incluidos- se les persiga legalmente y se les impida ejercer. Conozco varios casos sangrantes en España. Médicos a los que sus colegios, en nombre de la verdad que detentan, los han inhabilitado profesionalmente o los han llevado a los tribunales para que lo haga el juez. Hace ahora un año, un conocido oncólogo, harto de que se le murieran los pacientes, decidió abandonar el ejercicio de la Oncología en el hospital de su comunidad autónoma para el que trabajaba a fin de poder aplicar otras terapias que consideraba más eficaces. Y así lo está haciendo hoy en su consulta privada. Porque en los hospitales públicos un oncólogo sólo puede hacer lo que le indican, no puede ejercer su libre albedrío. Y lo más singular es que hablamos de alguien que hace ya más de 25 años introdujo en su comunidad la Medicina Nuclear. Con alta experiencia, pues, en los tratamientos convencionales. Excuso decir que ya entonces le invité a expresar abiertamente en la revista sus impresiones. Su respuesta fue clara: "Mire usted, me encantaría pero tengo tres hijos aún en casa y debo trabajar para vivir. Y sé que si abro la boca me quitan la licencia como médico. A pesar de haber renunciado a mi cargo de responsable de Oncología en el hospital. Lo siento." No insistí. Hace sólo unos días entré de nuevo en contacto con él y me aseguró que sus resultados, hoy, son mucho mejores que antes. Como los de otros médicos que conozco y que trabajan discretamente para no ser perseguidos y denunciados, al igual que Hamer. Termino. Sé que quienes padecen cáncer o tienen familiares o amigos que lo sufren estarán angustiados. Y sé que muchas personas dirán que no tiene sentido decirle la verdad a la gente cuando ésta es tan dura. Pero me niego a aceptar esa falacia. La gente tiene derecho a saber la verdad, a estar informada y, sobre todo, a poder elegir tratamientos alternativos a los de la Quimioterapia y Radioterapia si lo desea. Porque los hay aunque las autoridades lo nieguen y persigan a quienes los practican. Seguiré hablando de ello en los próximos números. 39
  • 40. (VI) TRATAMIENTOS ALTERNATIVOS PARA TRATAR EL CÁNCER En España fallecen al año de cáncer casi 100.000 personas.... sólo en hospitales. Cifra a la que habría que añadir las que han sido enviados a morir a casa y no se contabilizan en las estadísticas. Una cifra escalofriante que demuestra, sin paliativos, el fracaso de la Oncología cuando la cirugía no resuelve el problema aunque esa verdad se oculte o disfrace. Y, sin embargo, existen alternativas eficaces para combatir el cáncer. Sin yatrogenia ni efectos secundarios. José Manuel López y Pérez-Cabada, colaborador y asesor de la revista desde hace un año, se encarga en esta ocasión del presente artículo. Con el fin de que el lector pueda saber de quién se trata presentamos un breve currículum suyo al final del texto. Encontrar alternativas al tratamiento oficial del cáncer es para un número cada día mayor de enfermos una posibilidad no tenida en cuenta -por desconocimiento- cuando no una búsqueda infructuosa. Algo que ocurre, en parte, por la campaña de desinformación y propaganda eficazmente llevada a cabo por las industrias y los grupos de acción política y profesional cuyos intereses son contrarios a esas terapias y su aplicación, y, en parte, por la falta de formación de los profesionales alternativos que, teniendo muy limitado legalmente su campo profesional de actuación, no han podido profundizar en el estudio e investigación de las terapias más eficaces en este tipo de enfermedades. La suma de estos y otros muchos factores es la razón de que vivamos una situación que he dado en bautizar como "el síndrome de invisibilidad de las medicinas alternativas". Porque es evidente que en la actualidad hay mayor demanda social de información, aumentan las consultas a los profesionales alternativos y los medios de comunicación están inundados de espacios, artículos y mensajes de salud y bienestar etiquetados de naturales y/o biológicos. Pero es igual de evidente que se ha mantenido a los enfermos de cáncer, a sus familiares y a los propios profesionales en la más absoluta ignorancia sobre cómo evolucionaban en el mundo los estudios con terapias alternativas hasta el punto de limitar el acceso a tales soluciones por todas las vías posibles, secuestrando cualquier información o descubrimiento relevante. Por eso en Discovery DSALUD nos hemos propuesto desmitificar 40
  • 41. todo lo relacionado con el cáncer, su prevención y su diagnóstico ofreciendo información sobre los tratamientos alternativos a los de una medicina convencional que ha demostrado ser incapaz de controlar la imparable estadística de muertes que se cierne sobre la población, confirmando -una vez más- cuáles son los peligros que entraña conducir a la sociedad a un tipo de salud medicalizada. Y es que las llamadas medicinas alternativas poseen hoy un amplio conocimiento sobre el cáncer y cómo tratarlo, contrariamente a lo que piensan sus detractores. Además, lo verdaderamente interesante de su enfoque es que no permanecen cerradas frente a ningún elemento, teoría o argumento que pueda ser útil o, al menos, no lo descartan a priori sin haberlo pasado por los diferentes filtros que existen para la comprobación de su eficacia. En suma, confiamos en cambiar la visión de la enfermedad de muchos lectores, ayudarles a encontrar el eslabón que les ayude a encontrarse a sí mismos e invitarles a escalar juntos la montaña del conocimiento de una de las mayores incógnitas que vive el hombre contemporáneo. Porque el empeño de muchas personas anónimas que dedicaron su vida a la investigación paciente sin dejar de ir siempre un poco mas allá, rebelándose contra los cánones impuestos desde grupos autoerigidos en líderes de conocimiento, nos ha permitido entender hoy que debemos dejar que sea nuestra propia naturaleza humana -que no es sino parte de la naturaleza de todas las cosas- la que hable y se exprese en toda su amplitud desvelándonos los misterios hasta ese momento incomprensibles para nosotros y ofreciéndonos soluciones nuevas. LO QUE NO SE CUENTA En este artículo vamos a mencionar pues las terapias más innovadoras en el tratamiento del cáncer así como su clasificación en función de los grupos a los que pertenecen como avance para desarrollarlas en posteriores entregas. Y es un buen momento para hacerlo porque precisamente ahora la American Cancer Society, el sancta sanctórum de la lucha contra el cáncer de la primera potencia mundial -Estados Unidos- está promocionando a los cuatro vientos su primer texto sobre terapias alternativas en la lucha contra el cáncer. Eso sí, más por dar satisfacción a una parte de sus miembros -cada vez más inquisitivo y crítico- que por convicción, más por no perder esa parte del "negocio" que puede llegar a ser la medicina alternativa que por convencimiento real. De hecho, no deja de ser un intento de sumarse a lo que ya es una realidad imparable: el auge de los tratamientos alternativos al cáncer en ese país y en el mundo. Eso explica también que los institutos nacionales de la salud de Bethesda (Maryland) -el brazo ejecutor del Gobierno norteamericano 41
  • 42. en lo que a medicina, salud y sanidad se refiere- hayan instado a todos y cada uno de los centros y universidades relevantes del país a que inicien investigaciones y protocolos terapéuticos, ensayos clínicos y publicación de resultados llevados a cabo con medicina alternativa. Con lo que no podemos dejar de preguntarnos por qué en Europa -y, en particular, en España, donde las estadísticas sobre cáncer son cada vez más alarmantes- no se reconoce sin más demora que la lucha contra esa enfermedad está siendo un absoluto fracaso y, de una vez por todas, se aúnen esfuerzos para luchar empujando todos en la misma dirección y sentido, abandonando las posturas prepotentes y los enfrentamientos absurdos que transforman en estériles los esfuerzos de muchos de los que se involucran en ellos y que, sobre todo, dejan en la más completa perplejidad y desamparo a los enfermos, a sus familiares y a sus seres queridos. Las medicinas alternativas ofrecen además una dimensión totalmente nueva para el enfermo de cáncer al que las puertas se le van cerrando y cuya visión de túnel en el discurrir de la enfermedad se va estrechando en lugar de ensancharse, especialmente porque los medios que la ciencia convencional pone a su alcance -y de los que le hace poco o nada partícipe- se agotan. Además, sólo el actual fracaso de la medicina alopática -en el cáncer y en otras muchas enfermedades- explica que acabe de nacer una rama tan inusual como la de "Medicina de cuidados paliativos" o "Medicina paliativa" cuya pretensión es llegar a ser una amalgama de conocimientos extrapolados de diferentes áreas de las ciencias sanitarias que van desde el tratamiento del dolor o la cirugía hasta la higiene, la terapia ocupacional, los cuidados espirituales, la medicina folclórica, las creencias, la positividad o la Geopatología. Más bien un totum revolutum que, eso sí, por primera vez mira hacia diferentes formas de entender la aproximación al paciente pero que, lamentablemente, sería más útil al principio y no cuando ya no hay otra posibilidad que ofrecerle al enfermo de cáncer que un "tránsito" más agradable o menos doloroso. Llegados a este punto es necesario plantear el siguiente interrogante: si la medicina convencional reconoce como pilar fundamental de la promoción de la salud y prevención de la enfermedad un diagnóstico precoz de las enfermedades, ¿por qué los sistemas sanitarios de todo el mundo civilizado están planteados para hacer casi imposible detectar precozmente la enfermedad cancerosa? Si somos verdaderamente conscientes de cuál es la historia natural de la enfermedad desde sus estadios iniciales, incluso desde sus fases previas -y, aún me atrevería a decir, desde que se presenta en su más primitiva forma de signo externo, lo cual constituye una verdad biológica irrefutable así descrita y entendida por la mayoría de los 42
  • 43. expertos y estudiosos, de los autores que inundan las publicaciones científicas sobre la materia cualesquiera que sean los campos de investigación de los que procedan y sus escuelas de formación, desde la Biología, la Patología, la Fisiología o la Bioquímica hasta campos aparentemente tan alejados del cáncer como la Toxicología o la Medicina Hiperbárica-, ¿por qué no se ponen en marcha los mecanismos necesarios para dar a cada paciente, a cada ser humano en particular, la combinación adecuada de prevención y terapia que le permita alcanzar ese objetivo sagrado de hacer que el cáncer pueda ser superado, algo que la medicina alternativa ha logrado mas allá de lo que cualquier experto médico y muchos oncólogos podrían siquiera imaginar como posible? En los últimos meses -y, en particular, en las ultimas semanas- tanto a la redacción de la revista como a mi propio despacho han llamado muchas personas para contar sus experiencias sobre el cáncer y cómo lo afrontaron, cómo unos lo superaron y cómo otros vieron a sus seres queridos vencidos por la enfermedad sin saber siquiera que existían alternativas a los tratamientos que habían recibido. En cualquier caso, lo más esclarecedor ha sido ver que la mayoría de nuestros interlocutores -sobre todo la mayoría de los que han ganado la batalla, no sabemos si temporal o totalmente pues documentar todos los casos o dar por ciertos todos los relatos sería demasiado simplista, ingenuo o simplemente imposible- lo lograron no conformándose y encontrando un nuevo enfoque y una nueva terapéutica. Aunque quizás lo más aleccionador haya sido observar cómo médicos alópatas, tras sufrir en su propia carne lo desgarrador de un diagnóstico de cáncer, reaccionan con una auténtica crisis de fe en la propia disciplina que practican y acuden a buscar soluciones de otro tipo allí donde se encuentren. En suma, amigo lector, le invitamos a adentrarnos juntos en el vasto campo de las medicinas alternativas en lo que al tratamiento del cáncer se refiere. Sirva la relación que aparece en el recuadro como plano general y guía para un posterior desarrollo en profundidad que alcance, al menos, a esclarecer e informar debidamente a todos dejando así en manos de los enfermos la elección de las terapias y profesionales más adecuados. José Manuel López Quién es José Manuel López y Pérez-Cabada Doctor en Osteopatía formado en Estados Unidos, José Manuel López y Pérez-Cabada haría el postgrado entre Estados Unidos e Inglaterra. 43
  • 44. Ex Jefe de Clínica de la Oxford School of Osteophaty en la Oxford Brookes University y Decano de Clínicas de la Pacific Basin University- School of Medicine (universidad con campus en EEUU, México, los Estados federados de Micronesia y Yugoslavia aprobada por la FMG norteamericana y que figura en el directorio mundial de Escuelas de Medicina de la OMS) es profesor titular y catedrático (chair) de PDU (programa de formación en Medicina, Especialidades y Doctorado para extranjeros en idioma inglés) de la NIS Medical School (600 profesores y 6.000 alumnos de Medicina) en la Universidad de NIS (Yugoslavia). Diplomado y Fellow del Instituto Británico de Homeopatía y Fellow de la Royal Society of Medicine es el primer miembro español del General Osteopathic Council (consejo general de osteópatas del Reino Unido). Es miembro asimismo de la Academia Americana de Osteopatía, de la Academia y de la Asociación Americana de Cirujanos Ortopédicos, de la Academia Osteopática Americana de Medicina Deportiva y de la Academia Americana de Acupuntura Médica. Miembro y cofundador además de la Asociación Española de Doctores y Licenciados en Medicina Osteopática, imparte cursos y conferencias por todo el mundo. NUTRICIÓN Hoy se habla mucho de nutrición pero muy poco de las carencias y déficits nutricionales y de cómo eso favorece el desarrollo de la enfermedad cancerosa. Y, sin embargo, el modo en el que las deficiencias de ciertas sustancias contribuye al debilitamiento de nuestro sistema inmunológico y de cómo ese hecho lo daña permitiendo que el cáncer se desarrolle o encuentre terrenos abonados para su crecimiento en el organismo humano sería un buen punto de partida para analizar cuál es la frontera en la que la suplementación de nutrientes deja de ser parte de las ciencias alimentarias para transformarse en una verdadera medicina anticancerígena. Dentro de este apartado hablaremos, pues, de los nutrientes, elementos y compuestos encontrados en los mismos que se han revelado útiles en la regresión del cáncer en los últimos años y que, básicamente, son estos: * Medicina Ortomolecular. * Lactobacilus acidophilus (y toda la familia de los lactobacilii). * Aminoácidos. * Betacaroteno. * Calcio. * Cromo. * Coenzima Q10. 44
  • 45. * Cobre. * Ácido Eicosapentenoico (EPA en los aceites de pescado). * ÁcidosgGrasos esenciales (Gamma-linoleico, Cis-linoleico y Araquidónico). * Germanio. * Dieta terapéutica Gerson. * Zinc. * Agua. * Vitaminas (A, E, C, D, B3, B6, complejo B y K). * Selenio. * Potasio. * Molibdeno. * Manganeso y el eje Manganeso-Cobre. * Terapia Metabolica de Kelley. * Inositol. * Iodine. BIOBOTÁNICA El uso de elementos botánicosno tóxicos, baratos y efectivos se ha revelado como una de las aproximaciones terapéuticas más novedosas dentro del amplio abanico de las medicinas alternativas. Retomadas de las ancestrales costumbres y tradiciones curativas de las distintas corrientes de la sanación y el pensamiento médico de todas las culturas del planeta prestan un apoyo extremadamente valioso a la terapéutica, a la vez que nos ayudan a rescatar el viejo precepto de que los más poderosos fármacos han estado durante siglos delante de nosotros, en la naturaleza, sin que nos acercáramos a descubrirlos. La Bioquímica se ha revelado como una ciencia útil que nos ayuda a la comprensión de qué son y cómo actúan estos componentes terapéuticos, de su actividad biológica, su seguridad y elaboración, algo que desde tiempo inmemorial el ser humano ha buscado, unas veces en forma de ciencia ortodoxa, otras rodeándolo de un pretendido misticismo quimérico. Lo cierto es que de las más de 350.000 especies catalogadas por los diferentes expertos dedicados a su estudio menos de 5.000 han sido investigadas en el ámbito de sus aplicaciones terapéuticas por lo que se hace necesario un replanteamiento de dónde y qué buscar desde la moderna ciencia puesto que podríamos estar ignorando que en este conjunto de elementos naturales podrían estar no solamente muchos de los remedios para el cáncer y otras enfermedades sino parte de los secretos íntimos de la vida, la salud y la enfermedad. Veremos por ello, entre otras, las siguientes sustancias: * Derivados de algas. 45
  • 46. * Aloe vera. * Amygdalin/laetril. * Astragallus. * Uncaria tomentosa (Uña de gato). * Echinacea. * Essiac. * Flavonoides. * Ajo. * Gingko Biloba. * Ginseng. * Picnogenoles. * Té verde. * Haelan 851. * HANSI. * Hierbas de Hoxsey. * Iscador. * Larch arabinogalactano. * Maitake-Shiitake. * Pau d´arco brasileño. * Pectin, modificado. * Silymarin. * Turmerico. NUEVA FARMACOLOGÍA ANTICANCERÍGENA De todos es conocido el hecho de que durante décadas se ha presentado y potenciado la Quimioterapia, la Radioterapia y la Cirugía como la tríada única para el tratamiento de la enfermedad cancerosa a pesar de que la investigación y los estudios estadísticos llevados a cabo para apoyar el uso de estas armas terapéuticas ha fallado estrepitosamente a la hora de hacer de soporte a las falsas proclamas de los oncólogos. Entre otras averiguaciones se ha llegado a la conclusión de que técnicas como la Quimioterapia a dosis máximas (completas) es extremadamente tóxica y pone en grave peligro el sistema inmunológico mientras que su eficacia terapéutica no excede el 0,8% de casos de cáncer en los que se ha operado una regresión de la enfermedad. Médicos, científicos y enfermos con una visión avanzada de la terapéutica prefieren apoyarse en sustancias como 714X, Carnívora, Ukraína o el Sulfato de Hidracina. E, incluso, en un despliegue de imaginación aplicada a la solución de problemas, intentar un nuevo enfoque conocido como quimioterapia de baja dosis e intensidad que ya ha producido resultados superiores a las dosis extremas o completas, lo que asemeja a esos oncólogos con sus colegas homeópatas, tantas veces denostados por los primeros. Casualidades del destino. Hablaremos de: 46
  • 47. * Antigliceroles. * Antineoplastones. * Carnívora. * Cartílago de tiburón. * Cartílago de bovino. * Celsio. * DMSO. * Glutation y N acetil-cisteína. * Sulfato de Hidracina. * Indocina e Indometacina. * 714X. * Butirato de sodio. * Lisato staphagico. * Tagamet. * Ukraína. * Urea. ESTIMULACIÓN DEL SISTEMA INMUNITARIO El sistema inmune -que de modo natural se encarga de ser parte activa de la lucha contra el cáncer desde el interior del organismo- debe ser considerado y manejado como un agente terapéutico de apoyo. Es el caso de las técnicas de Inmunorregulación, Inmunoestimulación e Inmunomodulación basadas en los principios de acción de las vacunas pero que, contrariamente a éstas, utilizan elementos no tóxicos y sustancias de baja síntesis que actúan celularmente provocando en el sistema defensivo las reacciones necesarias y suficientes para que de ellas se desprenda un fenómeno de respuesta que actúe como eficaz antitumoral. Es el caso de: * Inmunoterapia esencial. * Toxinas de Coley. * Terapia inmunoaumentativa. * Vacuna auotinmune. * Tratamiento linfocitario con TZ-7 y TVZ-7. * T/Tn Vacuna Antigénica Cáncer de Mama. * BCG Vacun (Bacillus Clmette-Guerin). * Vacuna bacteriana autogénica. * Autovacuna antimicoplasma. * Terapia inmunoplacentaria. * Autoinmunoterapia (Auto Sanguis) * Terapia Pleomórfica y remedios S.A.N.U.M. TRATAMIENTO DE SOPORTE METABÓLICO 47
  • 48. Aceptado el hecho de que las células cancerosas y la enfermedad en sí misma precisan para su desarrollo de la presencia de un medio interno alterado, tóxico o en franco desequilibrio no sería algo alejado de esta teoría el formular la hipótesis de que dentro de un sistema metabólico normofuncionante las posibilidades de encontrar un espacio para el desarrollo de la enfermedad son menores que en el caso de que exista un desorden metabólico en la creación y funcionamiento de la gran fábrica energética que es el organismo humano y cada célula que lo compone individualmente. Es por eso que nuestro metabolismo (la vida intrínseca e íntima de cada uno de los componentes individuales de nuestro organismo) deberá encontrarse lo más conservado posible, intacto si cabe, para no permitir desplazamientos aberrantes en el comportamiento celular y, por tanto, que esas mismas células se transformen para adaptarse a los déficits impuestos por mor de un ciclo respiratorio o nutricio anormal. * Terapia de oxigenación (hidrógeno, peróxido y ozono) * Terapia con glioxilida y glioxidina * Terapia enzimática y de reemplazo. * Terapia de extractos glandulares y orgánicos: -DHEA (Dehidroepiandrosterona). -Melatonina. -Timosina. -T3 extracto tiroideo. -Terapia metabólica cáncer-específica. TERAPIAS FÍSICAS Las terapias físicas juegan un importante papel en la prevención de la recurrencia de la enfermedad cancerosa durante los tratamientos y en los elementos incidentes en los cambios de estilo de vida de los enfermos que sobreviven a la enfermedad y de aquellos que desean tomar parte activa en su prevención. Aunque la elección de terapias y terapéuticas dependen por entero de la individualizada de cada uno de los pacientes existen modelos recomendados que, por su alto valor terapéutico y demostrada capacidad de ayuda, son dignos de mención y posterior estudio como preventivos y agentes de apoyo del organismo en la lucha contra la enfermedad. * Detoxificación. * Hidroterapia del colon. * Detoxificación celular específica (intestinal, circulatoria, linfática). * Terapia linfática. * Terapia antitóxica. 48
  • 49. * Terapia por quelación. * Detoxificación psicoemocional. * Odontología biológica. * Terapia por agua (Hidroterapia y Termalismo). * Aromaterapia. * Hipertermia. * Trabajo corporal/Masaje terapéutico/Ejercicio * Quigong TERAPIAS ENERGÉTICAS DE APOYO Mientras que el papel de las energías interactuantes en el ser humano está contemplado desde la formulación de la doctrina de las medicinas alternativas, la capacidad de apoyarse en el diagnóstico a través de los diferentes estados energéticos y sus alteraciones del comportamiento es algo novedoso que pertenece al campo de los últimos avances en el ámbito del diagnóstico, prevención y tratamiento del cáncer. Entendiendo por energía el conjunto de fuerzas sutiles que marcan los niveles de función orgánica y corporal tal y como se contemplan en el estudio de la función orgánica y bioquímica así como su repercusión inmunológica. En esencia, el dinamismo potencial del que todo ser vivo está cargado y que ha demostrado ser un elemento importante de conducción de nuestro organismo a esa tendencia primitiva y sostenida hacia la autosanación que está impresa en nuestro ADN. El aprendizaje del manejo de estas energías sigue siendo un gran misterio para las ciencias de la salud pero hemos aprendido a medirlas y tratar de comprender el significado de sus movimientos y estructuras en el contexto de la salud y la enfermedad, de lo anormal y lo patológico. * Exploración electrodérmica. * Electroacupuntura de Voll. * Galvanometría transdérmica epitelial. * Estudio de los campos magnéticos. * Terapia por luz. * Fototerapia de inducción por campo. * Fototerapia de espectro amplio. * Terapia con luz ultravioleta. * Terapia fotodinámica del cáncer. (VII) EL EQUIPO DE HIPERTERMIA DE INDIBA DETIENE EL CÁNCER Utilización de la hipertermia y la electricidad 49
  • 50. Ya explicamos el mes pasado que existen numerosas y eficaces alternativas a las convencionales -de las que iremos hablando- para tratar el cáncer. En esta ocasión nos ocupamos de un aparato del que ya hemos informado y que ha demostrado que puede paralizar el cáncer y, en algunos casos (especialmente en melanomas), eliminarlo: el Equipo de Hipertermia de Indiba. Un aparato sobre el que el Departamento de Investigación del Servicio de Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid acaba de terminar un nuevo e importantísimo trabajo que ofrecemos en primicia. Discovery DSALUD dio a conocer ya en septiembre de 1999 las impresionantes propiedades terapéuticas del Equipo de Hipertermia de Indiba pero poca gente -especialmente entre la clase médica- dio crédito a nuestras aseveraciones. Un año después, en noviembre del 2000, publicamos un extenso artículo explicando que tanto clínicamente como en laboratorio se había demostrado que el aparato detiene la proliferación de las células cancerígenas y hace desaparecer tumores y melanomas (cánceres de piel). De los casos clínicos, es decir, de pacientes tratados con él y sus resultados ya hemos hablado. Pero por si a alguien le queda alguna duda, publicamos de nuevo algunos testimonios e incorporamos otros sólo a modo de muestra (véalos en el recuadro). Y de la experimentación en laboratorio hemos contado ya también cómo en el Departamento de Investigación del Servicio de Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid se demostró "in vitro" que la corriente eléctrica del aparato -independientemente de su efecto térmico (aumento de temperatura)- tiene un claro efecto citostático (el cáncer deja de crecer) y/o citotóxico (destruye las células cancerosas), según los casos. Estudios inmunohistoquímicos adicionales indicarían que esos efectos se deben a alteraciones en determinadas fases de la mitosis que evolucionan hacia un bloqueo de la misma y, posteriormente, hacia la muerte celular. Todo esto nos lo confirmaría en persona Alejandro Úbeda, subdirector del servicio, cuando le entrevistamos extensamente el 4 de Octubre del 2000 (véase el número 22 de la revista). Y piénsese que hablamos del centro de referencia a nivel nacional utilizado a menudo por la Dirección General de Productos Sanitarios -dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo- para evaluar y garantizar la ausencia de efectos secundarios nocivos antes de que se autorice la aplicación de terapias basadas en nuevas tecnologías. Añadiré que en el experimento se emplearon dos tipos de líneas celulares humanas de origen canceroso altamente sensibles a agentes 50
  • 51. químicos y físicos. La primera, de tejido nervioso: un neuroblastoma; la segunda, de tejidos periféricos: un hepatocarcinoma. Las células fueron expuestas -en condiciones ciegas para tratamiento- a corrientes del tipo empleado por el Equipo de Hipertermia. Las densidades de las corrientes empleadas cubrían un amplio rango: desde niveles atérmicos a térmicos (hipertermia 0,2 - 1,0 oC). Y los resultados se compararon con grupos de células de control exactamente iguales a las otras, sólo que no fueron expuestas a las corrientes. Por último, se analizaron diversos parámetros implicados en el proceso canceroso: la viabilidad celular, el crecimiento celular y la diferenciación celular. Bueno, pues los dos tipos de células cancerosas -como ya he dicho- respondieron a las corrientes eléctricas. En unos casos, el efecto observado fue de tipo citostático (reducción del crecimiento celular) y en otras de tipo citotóxico (incremento de la muerte celular), dependiendo de la línea empleada. Y ello tras descartarse la posibilidad de que los efectos obtenidos se debieran a efectos térmicos focalizados, electrolíticos, alteraciones en el pH del medio o toxicidad de iones metálicos que pudieran liberarse al medio. Debo agregar que si no se ha constatado la eficacia de la aplicación de hipertermia "in vitro" es por una razón muy simple: no se puede aplicar a grupos de células ya que se "freirían". No es lo mismo aplicar electricidad a un trozo de tejido que a un organismo completo. De ahí que la corroboración de los efectos térmicos del aparato corresponda a otros ámbitos. LA INOCUIDAD DEL APARATO Constatada la eficacia del aparato en lo que a la aplicación de la corriente eléctrica se refiere faltaba por demostrar que ésta no tiene efectos negativos en las células sanas, que no produce efectos yatrogénicos indeseables. Especialmente porque existe evidencia -experimental y epidemiológica- de que la exposición a campos eléctricos y magnéticos de frecuencias relativamente bajas (ELF-RF) puede afectar a los procesos de progresión tumoral. Pues bien, ese estudio acaba de finalizar, lo damos a conocer en primicia y su resultado es muy importante: se confirma la inocuidad del Equipo de Hipertermia en las células sanas. El informe que ese departamento nos ha remitido -como en su día prometieron hacer, cumpliendo así su palabra- es claro. Se trata de un resumen de la investigación efectuada (el lector puede leer íntegro el informe en el recuadro adjunto) donde se explica claramente que los efectos citotóxicos que "in vitro" provoca el aparato en células cancerígenas no se dan en las células humanas normales. Y añade textualmente: "Estos datos proporcionan cierto respaldo a la idea de que algunos efectos clínicos de los tratamientos TECR podrían 51
  • 52. estar relacionados con una posible capacidad de los estímulos de provocar efectos citotóxicos selectivos afectando a células con alta tasa de división (como las cancerosas) sin alterar la viabilidad de células normales". En otras palabras, todo indica que el Equipo de Hipertermia de Indiba impide la proliferación de las células cancerígenas y puede incluso destruirlas... sin afectar negativamente a las células sanas. El informe termina diciendo que ahora corresponde constatar la efectividad del aparato siguiendo la evolución de los pacientes que se sometan a tratamiento con él. Sólo que son ya muchas las evidencias que existen en ese sentido aunque no estén todas protocolizadas. En suma, nos hallamos ante una noticia de trascendental importancia en el ámbito de la curación del cáncer. Que los intereses económicos que hay detrás de este tinglado impida luego que los pacientes se beneficien de él y se les siga sometiendo principalmente a Radioterapia y Quimioterapia, procedimientos con los que se obtienen resultados (si es que los hay) mucho peores y agresivos, es otra cosa. Al menos, nuestros lectores están informados. Y avisados. José Antonio Campoy Cómo actúa el Equipo de Hipertermia El Equipo de Hipertermia de Indiba -más conocido como Recuperador Electrónico- es un aparato que transforma una energía fría de alta frecuencia relativa (0,5 Mhz.) en temperatura interna de forma que cada célula de tejido capta parte de esa energía y la transforma en temperatura que va del interior al exterior; es decir, no es el electrodo el que calienta la piel sino la piel la que calienta el electrodo. Dotado de dos métodos de aplicación hipertérmicos -el capacitivo y el resistivo- se trata de un equipo que funciona -en el primer caso- de manera similar a un condensador eléctrico y que está constituido por un electrodo metálico recubierto por una capa aislante de poliamida de forma que en contacto con la piel almacena las cargas eléctricas en profundidad en el cuerpo cambiando la polaridad quinientas mil veces por segundo. El otro electrodo metálico actúa más profundamente y su forma de actuación es resistivo. Ahora bien, no confundamos calor con temperatura. El cerebro humano, por ejemplo, se lesiona de gravedad si llega a más de 42 grados por lo que aplicar fuentes de calor externas es muy arriesgado. Sin embargo, la temperatura es una medición de los grados de calor y la ventaja del sistema del que hablamos es que, al aplicarse el tipo de corriente que usa y al ser el tejido del cuerpo semiconductor, se 52
  • 53. establece una resistencia que provoca una caída de voltaje y su posterior disipación; es decir, transforma esa energía fría de alta frecuencia relativa en un aumento de temperatura que no quema y va del interior del cuerpo hacia el exterior. ¿Qué sucede en cambio con otros aparatos cuando las frecuencias son muy elevadas? Pues que en lugar de una caída de voltaje se produce un movimiento molecular que puede ser contraproducente. ¿Y cómo actúa el aparato? El propio José Calbet lo explica: "Hoy se acepta que las causas por las que se desencadena una enfermedad son variadas pero lo cierto es que cuando algo no anda bien el cuerpo emite señales de alarma. Bien, pues el organismo tiene un campo de actuación determinado y cuando se desajusta o le falta estimulación y no es capaz de repolarizarse por sí mismo empieza a fallar o lesionarse. Es entonces cuando aparece la enfermedad y el "chivato" -en forma de dolor- se "enciende. Pongamos como ejemplo el caso de los catabolitos tóxicos y, en particular, de los radicales libres, considerados responsables del envejecimiento y debilitamiento de las defensas naturales al desequilibrar progresivamente todo el conjunto molecular del tejido lo que perjudica el metabolismo y el sistema nutricional linfático. Al tratarse de una alteración celular que afecta a todo el sistema interno es necesario activar la vitalidad tisular del tejido para asegurar la presencia de una población celular joven que intervenga en el proceso de proliferación mitótico y pueda detener esa desordenada replicación. Pues bien, el aparato, al intensificar esa actividad celular, actúa a modo de vasodilatador y al incrementar la circulación sanguínea y linfática estimula y oxigena la respiración endocelular, lo que contribuye a la expulsión de los radicales libres. Lo que hace, en suma, es actuar desde dentro potenciando el sistema eléctrico interno y activar las células oxigenándolas para darlas así más fuerza al luchar contra la agresión. De esa forma no sólo disminuye el dolor causado por la dolencia sino la propia enfermedad. No podemos combatir la disfunción desde fuera sino que tenemos que hacerlo también desde dentro; y eso es lo que hace de este aparato un instrumento valiosísimo ya que se trata de un sistema bien tolerado y no agresivo para el organismo." Explicación del experimento efectuado en el Hospital Ramón y Cajal En todos los experimentos se aplicó un protocolo "ciego" para exposición. Las células eran sembradas en placas con electrodos y mantenidas en incubadores idénticos. Antes de cada experimento el "interruptor" era programado con una secuencia arbitraria y codificada de forma que sólo permitía el paso de la corriente hacia las muestras 53
  • 54. localizadas en uno de los dos incubadores. Los cultivos mantenidos en el otro incubador no eran estimulados y se utilizaban como controles del tratamiento. Sólo después de terminado el experimento y estudiadas las células se rompía el sello del código y los investigadores podían acceder a la información sobre cuál de los dos grupos de muestras había sido expuesto a las corrientes. Este procedimiento clásico asegura la imparcialidad del investigador en la obtención e interpretación de los resultados. Respuesta de células humanas normales a la exposición in vitro a señales TECR en condiciones atérmicas Alejandro Úbeda, María Luisa Hernández-Bule, María Ángeles Trillo, María Antonia Martínez, Joaquín Matilla, Teresa Montero y Jocelyne Leal. Servicios de Bioelectromagnética y de Bioquímica, Departamento de Investigación, Hospital Ramón y Cajal, 28034 Madrid Nuestros estudios previos de determinación y valoración de respuesta in vitro a la exposición a corrientes eléctricas TECR, de 0,575 MHz y señal sinusoidal han permitido definir los efectos de ese tratamiento sobre células de líneas diferentes de cánceres humanos. En esos estudios se investigó la respuesta celular ante niveles de exposición en los rangos atérmico y térmico. Los efectos observados consistieron, según, la línea celular ensayada, en un descenso en la viabilidad celular (inducción de muerte celular) o en un decremento de la proliferación celular (reducción del número de células). Resultados de estudios de la dinámica celular indicaron que las citadas respuestas venían mediadas por alteraciones en el ciclo celular que conducían a una detención de la división y, eventualmente, a la muerte de las células afectadas. La relación dosis-respuesta no seguía una función lineal lo que demostró que las respuestas descritas no son achacables, en general, a un efecto térmico. A partir de este bloque de evidencia se ha concluido que la exposición a niveles subtérmicos de corrientes de tipo TECR, aplicadas con éxito en diversos tipos de terapia, provocan efectos citotóxicos en cultivos de líneas de cánceres humanos. Las implicaciones de estos resultados sobre posibles aplicaciones del sistema TECR como coadyuvante en tratamientos oncostáticos no pueden ser valoradas sobre la base de nuestros presentes conocimientos pero merecen ser estudiadas. La cuestión obvia, a partir de los datos descritos arriba, se plantea en términos de la posible especificidad de la respuesta en líneas cancerosas. Es decir, ¿el tratamiento con corrientes TECR induce respuestas citotóxicas solamente en células de cánceres o, por el 54
  • 55. contrario, también células humanas normales ven comprometida su viabilidad en respuesta al tratamiento? La contestación a este interrogante es crucial para la comprensión de los principios de respuesta celular a las corrientes de señal TECR y para la valoración del potencial terapéutico del tratamiento basado en ellas. Con el fin de responder a esa pregunta se obtuvieron células sanguíneas de voluntarios sanos seleccionando especies celulares de interés en el estudio de posibles efectos del tratamiento TECR sobre la respuesta funcional de células del sistema inmune. Estas células normales fueron cultivadas y sometidas a condiciones de tratamiento atérmico idénticas a aquellas que indujeron las referidas respuestas citotóxicas en las células de cánceres humanos. Después del tratamiento las células normales fueron estudiadas siguiendo también los mismos procedimientos aplicados para las células de cánceres. Los resultados de los análisis no revelaron indicios de efectos citotóxicos en los cultivos de las células sanguíneas normales de donantes sanos expuestas durante periodos de 24 h, a la acción in vitro de corrientes eléctricas de señales empleadas en terapias TECR. En síntesis, los resultados de los presentes estudios muestran que los efectos citotóxicos provocados por el tratamiento in vitro con señales TECR en células de cánceres humanos no se dan en cultivos de células humanas normales obtenidas de donantes voluntarios. Estos datos proporcionan cierto respaldo a la idea de que algunos efectos clínicos de los tratamientos TECR podrían estar relacionados con una posible capacidad de los estímulos de provocar efectos citotóxicos selectivos afectando a células con alta tasa de división (como las cancerosas) sin alterar la viabilidad de células normales. En todo caso, las potenciales implicaciones de la respuesta celular descrita en la explicación de la acción terapéutica de los tratamientos TECR en traumatología u otras áreas no pueden ser determinadas sobre la base exclusiva de estos datos experimentales y deben ser exploradas mediante la obtención de una evidencia experimental y clínica más extensa. CURACIÓN DEL CÁNCER: CASOS CLÍNICOS El informe que publicamos del Departamento de Investigación del Servicio de Bioelectromagnética y Bioquímica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid es muy importante porque, tras constatar la efectividad del Equipo de Hipertermia de Indiba en células cancerosas, demuestra su inocuidad en pacientes sanos. Sólo que esa inocuidad ya se conocía por la vía clínica pues son muchos los enfermos de cáncer tratados a día de hoy -por varias decenas de médicos de toda España- con buenos resultados. 55
  • 56. APLICACIÓN EN TUMORES INTRACRANEALES Es el caso del doctor Adolfo Ley Valle, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), quien fue además el primero en aplicar el Equipo de Hipertermia en ¡tumores intracraneales! Y ya en el año 1988. En su día publicamos con él una entrevista que hoy procede reproducir: -¿Cómo se animó a utilizar un aparato de hipertermia en el cerebro? ¿No le asustaba, al menos en aquellos momentos, la posibilidad de que el aumento de temperatura afectara negativamente al cerebro de sus pacientes? -No, porque primero realizamos un estudio de termometría preoperatoria a nivel cerebral y tumoral durante la aplicación del aparato. Y en él se demostró la inocuidad total sobre el tejido cerebral sano por su capacidad de disipación térmica debida a la vasodilatación producida. Eso sí, a nivel tumoral el incremento térmico es algo mayor y se mantiene más tiempo por falta de autorregulación de los vasos neoformados. -Y una vez constatado ese hecho, ¿comprobaron los efectos del aparato sobre los tumores intracraneales? -Obviamente. Y he de decir que, aparte de los efectos beneficiosos de la hipertermia en el tratamiento del dolor y otros procesos inflamatorios, nuestras conclusiones más importantes hasta el momento son que frena temporalmente -e, incluso, reduce parcialmente- el crecimiento tumoral y se controla mejor la hipertensión intracraneal al disminuir el edema (inflamación) cerebral perilesional. Este efecto antiedematoso y el de la vasodilatación a nivel cerebral ha llevado a terminar un protocolo para estudiar el efecto del Recuperador Electrónico en los procesos isquémicos cerebrales (falta de sangre) y en algunos casos de traumatismo craneocerebral grave. Hasta aquí un breve resumen de las declaraciones que nos hiciera entonces y cuyo máximo valor estriba en el hecho de que su trabajo fue pionero en este ámbito. El tiempo ha dado aún mayor relevancia a su trabajo. CURACIÓN DEL CÁNCER DE PIEL El recientemente fallecido Dr. José Ramón Guix Melcior, miembro de la Real Academia de Medicina y director del departamento de Radioterapia y Medicina Nuclear de la Clínica Delfos de Barcelona, quien también trabajó durante tiempo con el Equipo de Hipertermia de Indiba, manifestaba hace sólo unos meses a la revista su opinión: "Realmente se trata de una técnica que puede ofrecer una oportunidad única para la destrucción selectiva de las células radiorresistentes en 56
  • 57. los tumores sólidos". Una afirmación a la que llegaría mediante la constatación clínica. Basta observar las imágenes de los melanomas que acompañan este texto y que trató él. En ellas se puede apreciar su aspecto tras ser tratado solo con radioterapia (izquierda) y tras aplicar además el Equipo de Hipertermia (derecha). Como es fácil observar, en el primer caso lo único que pudo conseguirse es quemar la parte periférica de los melanomas; sin embargo, con la radioterapia más la aplicación del aparato se consiguieron resultados óptimos, como reflejan las imágenes. NUEVOS CASOS El médico alemán Wolfgang Krüger, que trata también en la ciudad de Oberhausen desde hace unos años a sus pacientes con el Equipo de Hipertermia de Indiba, nos haría llegar por su parte dos casos que ofrecemos porque son testimonios significativos. El primero es el de un varón de 73 años con un carcinoma bronquioalveolar, resección del lóbulo central derecho y metástasis intrapulmonar bilateral. Cuando llegó se le había dado una sesión de quimioterapia con Carboplatino y Etopósido sin lograr cambio positivo alguno y una segunda con Gemcitabin que tampoco produjo efecto por lo que se decidió no seguir con ella. El tratamiento de inmunomodulación tampoco logró ninguna mejoría. Tal era la situación del paciente cuando se presentó por primera vez en la consulta de Krüger el 14 de agosto del 2000. Consultado el médico que hasta entonces había tratado al enfermo éste le diría a Krüger que no tenía sentido darle ningún otro tratamiento porque al paciente le quedaban sólo unos pocos días de vida. Pues bien, se realizó una subpoblación de linfocitos. La saturación de O2 estaba al 83%. Se le administró inmediatamente Wobe-Mugos (3 veces, 5 comprimidos al día) e Iscado-Qu. Y se le comenzó a dar 3 sesiones a la semana de hipertermia con el Recuperador Electrónico de Indiba. Se le daría asimismo una dosis adicional de oxígeno. Pues bien, en la primera visita el paciente llegó a la consulta en ambulancia. Sólo seis sesiones después se sentía tan bien que caminó kilómetro y medio seguido y le desaparecieron los dolores. El último control del tejido tumoral llevado a cabo por un especialista pulmonar demostró que el tejido había dejado de desarrollarse . La saturación de O2 estaba al 94%. El tratamiento prosigue. El segundo caso es el de un varón de 68 años con carcinoma bronquial microcelular del lóbulo superior del pulmón derecho que recibió 7 sesiones de quimioterapia con Taxol y Carboplatino sin que se lograra regresión tumoral. Se le desarrolló luego un carcinoma del epitelio 57
  • 58. escamoso de la epiglotis laringea. Se reseccionaría con cirugía láser la epiglotis extirpándosele los ganglios linfáticos. En diciembre de 1998 se le daría radioterapia en el tórax con 50 Gy. En Junio de 1999 sufriría una recaída en el lóbulo superior derecho. Se le dieron 4 sesiones de quimioterapia con Topotecan. En noviembre de ese mismo año se entiende que no hay nada que hacer y se suspenden los tratamientos. En febrero del 2000 acude a la consulta del Dr. Krüger donde se le realiza un análisis de células NK así como de deposiciones. Fue sometido a un completo tratamiento biológico que, entre otras cosas, incluyó lavativas, la toma 3 veces por semana de 50 gramos de vitamina C, la toma de muérdago con helixor A y comprimidos de enzimas además del tratamiento con el Equipo de Hipertermia en el tronco y en la zona hepática 3 veces por semana, tanto por delante como por detrás. Sólo un mes después -en marzo del 2000-, tras 8 sesiones con el aparato de hipertermia de Indiba, el médico de cabecera efectuaba un chequeo en el que se reflejaba un drástico retroceso del tejido tumoral. Las sesiones continuarían hasta Junio cuando un nuevo chequeo mostró que no había ya anomalía alguna en el tejido pulmonar. El paciente está hoy bien. El cuadro sanguíneo y el marcador tumoral están dentro de la normalidad. El paciente vuelve a tener resistencia y acude cada 3 meses a hacerse un chequeo de control. En total se realizaron 24 sesiones con el Indiba. TAMBIÉN EN ESPAÑA Obviamente, también otros muchos médicos de nuestro país tratan el cáncer con el Equipo de Hipertermia de Indiba. Es el caso, por ejemplo, del doctor Fernando Castelló de Mora, médico y cirujano que ha trabajado casi 20 años como especialista en Radiodiagnóstico en el Hospital Universitario Virgen de Valme de Sevilla y que precisamente cuenta en este mismo número de la revista la sorprendente curación que ha logrado con este mismo aparato en un paciente con espondilitis anquilosante. O el del doctor Juan Pedro Ramírez, responsable en Madrid de la Clínica CLIAM. Y muchos más que están dispuestos a contar sus experiencias. Hablaremos de ellas más adelante. Es un tema demasiado importante para no volver nuevamente sobre él. (VIII) CÁNCER: LOS PROBLEMAS DEL DIAGNÓSTICO Debido a los actuales métodos y protocolos de diagnóstico muchos pacientes que no tienen cáncer son tratados con terapias agresivas bajo la sospecha de que lo padecen. Y, sin 58
  • 59. embargo, detectar el cáncer en sus estadios primitivos, antes incluso de que la patología esté instalada, es hoy posible. Y ello es clave ya que el tiempo ganado a la fase de destrucción celular posibilita hasta revertir el curso de la enfermedad. El lector debe tener en cuenta que también en el caso del cáncer prevenir es importante. Y que para ello basta seguir unas mínimas normas de higiene vital y alimentaria eliminando los alimentos y sustancias que actúan como inmunosupresores o destructores del sistema inmunitario así como complementar la alimentación cotidiana con preparados (vitaminas, minerales, antioxidantes, etc.) que lo potencien, procurar vivir sin estrés y no consumir agentes carcinógenos ni toxinas así como evitar la acción de campos electromagnéticos y radiaciones tanto en el trabajo como en el hogar. En cuanto al diagnóstico del cáncer se refiere hay que decir que hasta hace relativamente poco no se disponía de métodos precisos para su detección precoz -ni en sus estadios previos, ni en sus fases iniciales- ni podía hacerse un seguimiento adecuado de los casos por lo que tanto médicos como pacientes se encontraban en una auténtica lucha a ciegas al no tener la posibilidad de controlar la evolución de la enfermedad. Es más, las pruebas efectuadas daban a veces "positivo" a pesar de que los pacientes no sufrían ningún tipo de cáncer -lo que se denomina un "falso positivo"- al tiempo que en otros casos los resultados aparentemente eran negativos cuando era obvio que el paciente sufría cáncer -un "falso negativo"-. Este hecho, asumido como "normal", llevó a los científicos a formular teoremas de cálculo sobre la precisión de los resultados de las pruebas basados en las "similitudes estadísticas" encontradas entre los falsos positivos y negativos, sumadas y divididas a y entre los verdaderos positivos y negativos confirmados con posterioridad, lo que dio sorprendentemente origen a un sistema de cálculo de probabilidades más empírico que matemático pero que fue aceptado comúnmente por la comunidad médica (incluso hoy día). Incomprensible. En suma, la mayoría de los expertos en cáncer utilizan métodos analíticos basados en la detección de datos "anormales" en la sangre y orina de los pacientes mediante pruebas específicas denominadas marcadores tumorales... sólo que tales métodos diagnósticos son sólo fiables hasta cierto punto ya que algunos son incapaces de detectar la presencia del cáncer salvo que éste esté desarrollándose o diseminándose (extendiéndose por los tejidos). Y, por otro lado, tumores previamente no detectados pueden pasar desapercibidos para los reactivos existentes ya que al no haberse clasificado anteriormente no se dispone de un método de identificación de la patología. Es más, en ocasiones estos "tests" detectan sustancias producidas por 59
  • 60. enfermedades diferentes al cáncer que elevan los resultados provocando el error y dando un falso positivo al tiempo que otros no son lo suficientemente sensibles como para identificar la presencia de cáncer en un amplio porcentaje de pacientes. Obviamente, cuando éstos presentan ya un gran deterioro se pueden utilizar otros métodos de diagnóstico y seguimiento como las biopsias del tejido, la Tomografía Axial Computarizada (TAC), la Resonancia Nuclear Magnética (RNM), la Tomografía por emisión de positrones (PET Scan), las gammagrafías, los ultrasonidos y demás arsenal tecnológico disponible en la actualidad. Pero, ¿y en las fases iniciales? Porque cuando antes se detecta su aparición, más fácil es lograr revertir el cáncer. Bueno, pues existe un método económico y bastante más preciso que fue desarrollado por Sam Bogoch, médico y bioquímico formado en Harvard que en 1991 dio a conocer los resultados de sus más de 20 años de investigación destinados a reconocer en sus estadios primitivos prácticamente todas las formas de cáncer. El método, conocido como AMAS y que no se utiliza en España -que sepamos-, detecta con una precisión inusual en otros métodos los anticuerpos presentes en una muestra de sangre del paciente. Aprobado por la FDA norteamericana en 1994, el AMAS mide la cantidad en sangre de un anticuerpo específico denominado anti- malignina que actúa contra la íntima capa proteica de la célula cancerosa y que, según el Dr. Bogoch, se encuentra en todos los tipos de cáncer (no se conoce ningún tipo de cáncer que no reaccione a esta prueba). Un método que no sólo permite efectuar la detección precoz sino, además, seguir la evolución de la enfermedad midiendo la efectividad del tratamiento, percibida en términos de reacción de anticuerpos. Conviene explicar al lector no versado que un anticuerpo es básicamente una molécula proteínica compuesta por linfocitos tipo B a partir de aminoácidos del tejido linfático que pone en acción el sistema inmune para atacar todo elemento extraño al organismo. Es decir, a cualquier toxina, hongo, virus, bacteria o cuerpo proteico ajeno al organismo que éste identifica como extraño y peligroso. A tales elementos se les llama en general antígenos y a todos ellos, como digo, el organismo los combate con los anticuerpos. Para lo cual realiza un marcaje estricto de cada antígeno a fin de eliminarlo o destruirlo luego. Y a las 72 horas del primer contacto con un antígeno ya es posible detectar los anticuerpos en la sangre, la saliva, la linfa y el tracto gastrointestinal o urinario. Pues bien, en estudios realizados sobre 4.278 pacientes el AMAS demostró una precisión del 95% en la primera prueba y del 99% en la segunda. Aún más, se asegura que tiene capacidad para detectar el 60
  • 61. cáncer ¡hasta 19 meses antes que los métodos convencionales! Y si eso es así nos hallamos frente a un método que permite monitorizar los grados de avance o remisión del cáncer de un modo fiable y prácticamente definitivo, lo cual ha de redundar en un mayor número de pacientes diagnosticados precozmente, tratados antes de que se extienda el problema y, por tanto, con mucha mayor probabilidad de remisión. Tal es el caso -entre muchos otros- de un cáncer de pulmón muy extendido, el carcinoma bronquial, que suele ser diagnosticado mediante el análisis del esputo y una radiografía de tórax. Y mientras esas dos pruebas no sean positivas no se hace por el paciente nada -o muy poco- salvo medidas paliativas de la sintomatología y darle medicación supresora. Sólo que cuando el carcinoma es ya detectable de esa manera se halla en un estadio generalmente imposible de curar. Tal es la importancia de detectar el problema con tiempo. Ahora bien, es importante añadir que el AMAS funciona con menor nivel de precisión cuando los pacientes han realizado tratamientos de inmunosupresión y que, incluso, falla en aquellos cuyo sistema inmune se ha destruido por la acción de la quimioterapia debido, como es fácil comprender, a su incapacidad para producir anticuerpos. Con la ventaja de que es un método sencillo y su coste es sensiblemente inferior al de los otros métodos disponibles. DETECCIÓN A TIEMPO Debo agregar que el AMAS permite detectar los tumores de próstata y mama -cánceres muchas veces complejos de diagnosticar- en fases precoces. Sabemos que cuando alguien padece cáncer de próstata su nivel de PSA -el antígeno específico- es anormalmente elevado pero lo cierto es que con los métodos que se usan actualmente se produce un alto porcentaje de falsos positivos: casi el 75%. Con el AMAS ese porcentaje es inferior al 5%. El Dr. Bogoch acaba de realizar precisamente un amplio estudio de patología mamaria con 1.175 pacientes que lograron una remisión de sus tumores y que se efectuó tras comprobarse el exagerado aumento de la patología mamaria en los últimos años. Y es que cuando aparecen carcinomas ductales (del ducto lácteo) de la mama, ante la dificultad de un diagnóstico preciso muchas mujeres deciden precipitadamente -en estado de clara angustia- eliminar quirúrgicamente el tumor sin pararse a valorar otras posibilidades. De hecho, un gran número se decide por la mastectomía radical (excisión de la mama) o por la lumpectomía (extirpación del tumor). Hablamos de un tipo de tumor demasiado pequeño para detectarse palpando el seno aunque una mamografía sí pueda ponerlo de manifiesto si bien ésta no permite saber si es o no maligno. De ahí que 61
  • 62. recientemente se haya denunciado el uso abusivo de las mismas. Como se ha denunciado, tras revisarse las estadísticas existentes, que se están efectuando demasiadas intervenciones innecesarias sobre las mamas, con el trauma que esto comporta y sus consecuencias. Bueno, pues el AMAS puede resolver esta encrucijada evitando tratamientos innecesariamente agresivos al tiempo que reduce la ansiedad y angustia que acompañan a todo proceso presuntamente tumoral o canceroso. EL CÁNCER DE MAMA Los casos de cáncer de mama casi se han duplicado en nuestro país en los últimos dos años. Es ya la segunda causa de muerte secundaria de cáncer en el mundo y la primera cuando se diagnostica entre los 15 y 54 años. En 1996 se dieron 190.000 nuevos casos en Estados Unidos y hubo 42.068 muertes por esa causa. Sin embargo, utilizando racionalmente los recursos existentes hoy para la detección precoz y llevando la correspondiente y correcta combinación de terapia y tratamientos de apoyo el cáncer mamario puede ser superado. En todo caso, la mujer debe saber que la gran mayoría de los tumores hallados en la mama son benignos y podrían evitarse en buena medida restringiendo el consumo de bebidas y agentes que contengan cafeína, chocolate y xantinas (un producto encontrado en casi todos los cafeínicos) porque aumentan el riesgo de tumores benignos de la mama y, por tanto, dificultan el examen preciso de las mismas por lo que patologías serias y letales pueden quedar enmascaradas. En cuanto a la mamografía hay que decir que se trata de una técnica con serias limitaciones. Teóricamente puede detectar tumores entre 6 y 17 meses antes de que éste sea palpable pero lo cierto es que en estudios rigurosos jamás se ha conseguido superar la barrera del 52% de precisión diagnóstica. No se entiende pues que sea considerando aún como el método de primera elección a la hora de establecer programas de detección precoz. Especialmente porque no es inocuo. La exposición a rayos X comporta riesgos evidentes a largo plazo, especialmente en mujeres con historial familiar de cáncer de mama. Por eso -entre otras razones- debería hacerse un uso prudente y racional de toda prueba que comporte exposición a radiaciones y de aquellas cuya realización implique -en mayor o menor grado- invasión y agresividad. Tampoco debe olvidarse que cuando una mujer recibe la noticia de que la mamografía ha dado positivo se suele desencadenar todo un proceso de angustia-ansiedad que, invariablemente, provoca cambios drásticos en la vida de la persona afectada y su entorno. Cambios tan radicales en ocasiones que rara vez la vida de esa persona vuelve a ser la misma. Por otro lado, el miedo a padecer una enfermedad letal 62
  • 63. tiene una repercusión sobre el sistema inmunitario y nervioso de la paciente tan intenso que sería difícil pronosticar qué cambios ha provocado. Y eso acaece a pesar de que el 70% de los "positivos" en mamografías se relevan luego "negativos" con la biopsia. Es más, cuando el informe de anatomía patológica revela presunta "positividad" la mayoría de las pacientes llegan a la falsa conclusión de que padecen cáncer aunque posteriormente se constate que el tumor es benigno. Y esas reacciones exageradas así como la presión ejercida sobre médicos y pacientes por el sistema oncológico tiende a producir un aumento injustificado de los tratamientos (cirugía seguida de radiación y quimioterapia) con la consiguiente e innecesaria desfiguración física. Sin olvidar los efectos yatrogénicos de los tratamientos quimioterápicos. LA MORTALIDAD NO AUMENTA Hay que decir que la mortalidad asociada al cáncer de mama no ha aumentado mucho desde los años 50 a pesar de que sí ha aumentado la incidencia del padecimiento sobre la población. Es decir, la cantidad de diagnósticos sobre el porcentaje de población es mucho mayor pero no lo es la posibilidad de morir debido al cáncer mamario. Ahora bien, este hecho -muy manipulado por el establishment del cáncer mamario- no quiere decir que los procedimientos actuales para combatirlo sean efectivos. Ni mucho menos. El significado de que esas cifras hayan permanecido relativamente idénticas en cuanto a mortalidad pero con una multiplicación por 10 del número de casos diagnosticados y otro tanto del número de ellos tratados es que los actuales métodos de tratamiento producen el mismo resultado que cuando no se hacía absolutamente nada por los pacientes. Algo que debería hacer reflexionar a los oncólogos. Lo que sí ha cambiado de un modo llamativo en los últimos 35 años, en cambio, es el tipo de tumor así como su clasificación, diferenciación y evolución. Después de un estudio exhaustivo llevado a cabo por el equipo del Dr. David Plotki - más de 29 años dedicado al cáncer de mama- se ha concluido que los tumores mamarios demuestran una clara tendencia a ser bien diferenciados, son de crecimiento lento y, por tanto, son menos letales para la vida humana. Cabe añadir que la utilidad de la mamografía en franjas de edad inferiores a los 50 años así como su dudoso equilibrio riesgo-beneficio ha sido largamente puesto en duda por estudios aparecidos en publicaciones especializadas, algunas tan prestigiosas como The Lancet. Pues bien, uno bien reciente indica que cuando las pruebas mamográficas apuntaban la necesidad de nuevas técnicas para "confirmar" el diagnóstico resultó que en el 93% de los casos se trataba de "falsos positivos". Ello llevó a los autores del estudio a 63
  • 64. concluir que "el daño de una mamografía es sustancial mientras que su beneficio es marginal por lo que los costes en los que se incurre son tan elevados que no se justifica la financiación pública de campañas de detección precoz del cáncer de mama mediante mamografías". A pesar de lo cual, las sociedades oncológicas clínicas así como la mayoría de los médicos del mundo desarrollado recomiendan a mujeres por encima de los 38 años la realización periódica de estas pruebas. ¿Por qué? Otros expertos van más allá y aseguran que las mamografías pueden incluso provocar la diseminación de células cancerosas procedentes de las masas tumorales existentes ya que para su realización es necesario someter a la mama a un importante grado de presión axial contra 2 superficies planas de plástico. Es decir, que esa compresión puede por sí misma hacer que varias células cancerosas se muevan libremente por el tejido extendiéndose por otras áreas del organismo y llegar al torrente sanguíneo. Así lo puso de manifiesto J. P. Van Netten -del Royal Jubilee Hospital de Londres- en The Lancet (Abril, 1994) tras un estudio sobre 110 mujeres con un promedio de edad de 39 años. Hay que añadir que desde la introducción de la mamografía a principios de los 80, el Carcinoma ductal infiltrativo in-situ -que representa el 16% del total de cánceres mamarios detectados- ha aumentado su incidencia un 328%. Y aproximadamente el 200% del incremento de esa incidencia se debió al uso de la mamografía (The Lancet, Julio de 1995). Ciertamente, existen múltiples factores que pueden influir en los falsos positivos de la técnica mamográfica. Uno de ellos es la terapia hormonal sustitutoria -tan extendida durante los últimos años entre las mujeres premenopáusicas y menopáusicas- así como la hormonoterapia. Un estudio realizado en 1996 en la Universidad de Washington y publicado por el Journal of The National Cáncer Institute sobre cerca de 9.000 mujeres en edad menopáusica que estaban siguiendo -o habían seguido- tratamiento hormonal sustitutorio encontró que se había incrementado en un 71% la posibilidad de dar un falso positivo en el examen mamario rutinario mediante mamografía. No es difícil imaginar el enorme costo económico, médico y emocional que causa en estas mujeres un error de tamaña consideración cuando les es comunicado su diagnóstico sin haber considerado siquiera la posibilidad de que se esté frente a un error inadmisible dentro de un sistema sanitario que carece de procedimientos de autoevaluación, autocrítica y autorrevisión. Frente a métodos de detección precoz como el test AMAS está claro que la mamografía se encuentra en notable desventaja. De hecho, ésta estaría indicada sólo en caso de una positividad del AMAS a fin de 64
  • 65. localizar la posición exacta del tumor. UNA VISIÓN ALTERNATIVA Podemos afirmar, por tanto, que un amplio porcentaje de mujeres en edad de riesgo podrían verse beneficiadas si dentro de la educación sanitaria que se les proporciona se contemplasen medidas de eliminación de riesgos potenciales y exponenciales de desarrollar tumores mamarios en lugar de relajarse descansando la toma de decisiones en la positividad o negatividad de las mamografías. Y cuando hablamos de tomar medidas nos referimos a la adopción de hábitos y actitudes de marcados resultados reales, no de maniobras de distracción o de empirismo literario-sanitario. Hablamos de ser partícipes desde el primer momento de la lucha contra la enfermedad y la recuperación de la salud en un terreno donde lo usual hasta ahora es empezar a tomar parte sólo cuando el miedo obliga a actuar y cuando, lamentablemente, es demasiado tarde para el enfermo. Recuerde, en todo caso, que son también factores de riesgo las dietas hipercalóricas (ricas en grasas), la terapia hormonal sustitutoria, las sustancias acidificantes y oxidativas presentes en la cadena alimentaria (xantinas, metil-xantinas, esteroides...), la exposición vitalicia a estrógenos presentes en el ciclo vital de la mujer, la reducción brusca o eliminación de la lactancia materna y la interrupción del embarazo (especialmente en fases tardías). Evitar estos elementos así como potenciar un estilo de vida sano siguiendo una dieta correcta y equilibrada, la toma de suplementos dietéticos esenciales, el ejercicio regular, el respeto de las horas de descanso y sueño, y la vigilancia activa de nuestros cambios fisiológicos son, sin lugar a dudas, la mejor estrategia para el correcto funcionamiento y conservación de un sistema inmunitario que mantenga intacta su capacidad de vigilancia sobre nuestras células, tejidos, órganos y sistemas disminuyendo así el riesgo de contraer cualquier enfermedad, incluido el cáncer. (IX) CÁNCER: LOS PROBLEMAS DEL DIAGNÓSTICO (II) Actualmente existen métodos de diagnóstico para detectar el cáncer más precisos, específicos y baratos que los comúnmente utilizados por buena parte de los expertos. Y ese simple hecho podría salvar muchas vidas ya que la precocidad de un diagnóstico es en la mayor parte de las ocasiones fundamental para la salvación del enfermo. ¿Por qué no se utilizan? Este mes continuamos el análisis de la situación, iniciado en el número pasado hablando del test de detección AMAS y centrando nuestra atención en el cáncer de mama. Esta vez lo hacemos en el cáncer colorrectal. 65
  • 66. En el caso del cáncer colorrectal -al igual que ocurre en el cáncer de mama, como vimos el mes pasado- tanto la prevención como la detección precoz juegan un papel mucho más importante, si cabe, que en otros tipos de tumores malignos. Porque cuando es detectado con la antelación suficiente su tratamiento y erradicación es infinitamente menos complejo que cuando el diagnóstico se realiza en una fase tardía y, en particular, porque según las estadísticas existentes en los países industrializados es el segundo tipo de cáncer más frecuente y uno de los más agresivos y letales cuando no se trata de modo adecuado. Aproximadamente un 23% de los fallecimientos por cáncer acaecidos en Estados Unidos, Canadá y México son atribuidos al cáncer colorrectal, a alguna de sus variantes o a las metástasis distales del mismo de los que la mitad muere antes del año y medio de su detección y un 42% entre ese año y medio y los cinco siguientes siendo un escaso 8% los que superan ese plazo. Dramático cuadro que se debe en buena medida a un diagnóstico tardío. Por el contrario, una detección precoz permite resultados mucho mejores. Una de las pruebas más comunes e importantes para la detección del cáncer colorrectal es la búsqueda de sangre oculta en las heces. Invisible al ojo, en el sangrado colorrectal la sangre se encuentra mezclada o en la superficie de la masa de desechos. Y sólo es detectable mediante un proceso químico denominado Hemo-Occult (Sangre oculta). Hablamos, por tanto, de la identificación de pequeñas cantidades de sangre y no de hemorragias identificables visualmente. Otra cosa es cuando síntomas como el dolor, la distensión abdominal o la inflamación del bajo vientre acompañan a la aparición de sangrados pero desgraciadamente esa sintomatología no suele aparecer hasta que el tumor ha crecido y su tratamiento es ya prácticamente imposible. En tales casos lo único que se puede hacer es intentar una agresiva intervención quirúrgica o dar quimioterapia, algo esto último que comporta efectos muy tóxicos. En suma, por eso se realiza habitualmente el test de Hemo-Occult (sangre oculta) por el llamado "método del guayaco" (porque una muestra fecal simple se coloca sobre un soporte impregnado en solución de guayaco, una especie vegetal). En presencia de la hemoglobina y tras aplicar un líquido revelador sobre las heces, al contacto con la impresión se produce un cambio de color -generalmente pardo azulado, como tinta de bolígrafo- que indica la presencia de sangre y, por tanto, determina la positividad del test. Ahora bien, si el "positivo" se produce es necesario reconfirmarlo porque se han dado casos de positividad falsa en pacientes que habían consumido recientemente algunos vegetales frescos, carnes rojas, suplementos vitamínicos, hierro, vitamina C o antiinflamatorios 66
  • 67. químicos del grupo de los llamados no esteroideos. Por tanto, estos alimentos y productos deberían evitarse en las 24 horas anteriores al test al menos. Si el positivo se confirmase lo prudente sería realizar una exploración asistida por procedimientos fiberópticos, es decir, la introducción por vía rectal de un tubo flexible que contiene una pequeña cámara y un iluminador de campo a través del cual se visualiza el interior de la cavidad colorrectal y se alcanza la posición inferior interna del colon conocida como colon signoideo o sigma en busca de elementos tumorales macroscópicos o proliferativos que de otro modo serían difícilmente visibles o localizables, por no decir imposible. En algunos casos, y en presencia de ciertos elementos proliferativos (poliposis), la introducción del fibroscopio -al que se asocia una cabeza instrumental- puede utilizarse para la extirpación directa. No obstante, y entendiendo el hecho de que 2 de cada 3 cánceres colorrectales son determinados con cierta precisión mediante la combinación de estos métodos, existen limitaciones a su uso tales como procesos microscópicos o microcelulares que no han proliferado, cambios ocultos en la región externa (extramural) de la cavidad colónica o procesos que, por su naturaleza, presentan mínimos cambios a nivel de la mucosa anorrectal y sus tejidos adyacentes paro se están comportando de un modo terriblemente agresivo en órganos o tejidos que se encuentran a distancia (distales) del original y primario sitio de aparición del tumor. En suma, hay que analizar las circunstancias o elementos de nuestro comportamiento habitual que pueden ayudar a la prevención. Este tipo de cáncer, por ejemplo, es bastante común en varones por encima de los 50 años cuya dieta ha sido pobre en general, con predominio de carnes y grasas. De ahí que las personas que siguen hoy una alimentación de ese tipo debieran plantearse reducir factores de riesgo volviendo a una alimentación más vegetariana. La observancia de hábitos intestinales regulares así como la higiene colónica frecuente, una dieta rica en fibras y baja en grasas y proteínas, el ejercicio regular y el alejamiento de hábitos tóxicos suelen ser elementos suficientes (descartando factores genéticos) para ejercer una prevención activa. Y a pesar de que se recomienda realizar una sigmoidoscopia cada 3 o 4 años desde la cincuentena, si no se ha tenido síntoma alguno eso no suele ser necesario. QUÉ HACER SI SE DETECTA EL CÁNCER Si a pesar de las medidas preventivas el cáncer colorrectal aparece, la primera opción debería ser acudir a algún experto en Medicina Biológica y/o Alternativa. Claro que contactar con médicos alternativos serios, formados y con experiencia puede ser una labor ardua en un 67
  • 68. país como el nuestro donde la Medicina Alternativa ha estado durante años en manos de personal sin formación académica alguna, autodidactas o aficionados con más buena intención y voluntad que conocimientos. Es más, las medicinas no alopáticas han sido ignoradas por los médicos ortodoxos y proscritas por las organizaciones de presión y acción política así como por los gobiernos dificultando el acceso a información veraz y seria, restringiendo la posible formación y capacitación profesional, y forzando a los médicos interesados en ellas a estudiar en el extranjero. Debo añadir en todo caso que, como norma general e independientemente del programa específico diseñado por el profesional para cada caso particular, se debe empezar erradicando el consumo de tóxicos (alcohol, tabaco, café), adoptar una alimentación que minimice los factores de riesgo e ingerir los suplementos nutricionales adecuados. Porque si bien estas medidas son más útiles para prevenir el cáncer que para tratarlo una vez manifestado éste, sí son muy útiles a la hora de prevenir su recurrencia. LA DIFICULTAD DEL DIAGNÓSTICO Cuando se habla de "diagnóstico", la gente en general asume que se trata de algo sencillo y casi automático al que todo médico o científico llega por un procedimiento u otro en mayor o menor espacio de tiempo. Y nada más alejado de la realidad. Ese reduccionismo simplista que consiste en confundir hallazgos tantas veces normales con presuntas anormalidades y lo anormal con lo anormalmente patológico en una enseñanza y una lección difícil para todo profesional de la salud. Especialmente porque si un diagnóstico correcto supone un elevado porcentaje de esperanza en el camino hacia la curación de un enfermo no es menos cierto que la tarea diagnóstica posee un elevadísimo porcentaje de fracaso implícito en el propio hecho investigativo teniendo en cuenta que conocimientos actuales y medios son elementos limitados y de complejo manejo y decisión. Es decir, que los científicos y los médicos -al igual que el público- se equivocan muchas veces. Y en demasiadas ocasiones porque tienen asumidas como verdaderas muchas cosas que no lo son o deberían ponerse en entredicho. Tal es el caso, por ejemplo, de la arraigada creencia de que los microbios -bacterias y virus- sólo generan enfermedades infecciosas (como el SIDA, la gripe o la tuberculosis, la neumonía o el sarampión). En su día se dio por hecho que la sangre no contenía organismos vivos que pudieran contribuir a la aparición de cáncer... porque los microscopios convencionales no los podían detectar. La aparición del microscopio electrónico -un alarde de potencia que amplió el alcance y uso de la técnica de exploración mediante microscopía aplicada a las ciencias en general y a la 68
  • 69. medicina en particular- demostró que sí existían en la sangre microorganismos y agentes microbianos... pero muertos. Una conclusión a la que llegaron los científicos debido a que ya sí podían observar esos especímenes pero "comprobaron" que no estaban "vivos". Más tarde se sabría que esos microbios sí estaban vivos en el momento de preparar la solución y que era el vacío creado por la lluvia de electrones del mecanismo intrínseco del microscopio lo que los mataba. Así se entendería con el desarrollo de microscopios más sofisticados que emplean la luz como base y con los que se logró saber además que muchos microbios desempeñan un papel importante ya que pueden inducir cambios degenerativos celulares, precursores de cáncer. Es más, no sólo se pueden hoy detectar estos microorganismos vivos en la sangre sino que se pueden hallar evidencias de su actividad en signos de naturaleza energética y metamórfica aun cuando no se halla producido tumoración evidente alguna . CUANDO LA TECNOLOGÍA CAMBIA LAS CONVICCIONES Naessens, biólogo canadiense de origen francés, desarrollaría luego un microscopio óptico llamado Somatoscopio que le permitió ver partículas delgadísimas de color blanquecino a las que bautizó como somatides y que jamás habían sido investigadas, vistas o clasificadas. Llegando a la conclusión de que se trataba de las partículas más pequeñas jamás vistas y existentes en la sangre por lo que intuyó que era la más pequeña unidad vital, un precursor del ADN capaz de transformar la energía en materia. Al tiempo que este revolucionario hallazgo tenía lugar, en otro lugar del planeta el bacteriólogo alemán Gunther Enderlein los denominó protitos y la Dra. Virginia Wheeler criptocitos progenitores (Progenitor Cryptocides). Diferentes investigadores en diferentes lugares creyeron que tan sólo se trataba de variaciones del mismo microbio. Independientemente de ello, todos llegaron a la conclusión de que podía confirmarse la existencia de microorganismos de naturaleza pleomórfica o cambiante que se hallan tras el proceso canceroso de un modo u otro. Más adelante, la introducción del uso del microscopio de campo oscuro produjo un cambio de pensamiento en las rutinas de investigación. Uno de los impulsores de este revolucionario cambio de mentalidad frente a la investigación en cancerología y su génesis fue el Dr. Marteen Klatte, patólogo clínico y homeópata sueco. Al igual que muchos de sus colegas, él había asumido el precepto de que los organismos vivos existían en la sangre y de que sus componentes esenciales podían ser detectados a través del microscopio electrónico. Sólo que hasta entonces en lugar de mirar los componentes sólo se 69
  • 70. tenía en cuenta la cantidad; es decir, se realizaban recuentos. El cambio se produjo cuando el doctor. Klatte cayó en la cuenta de que los análisis de sangre tradicionales -en los que se observaba la sangre y sus elementos componentes en formula cuantitativa, (recuentos)- decían muy poco sobre la condición y las funciones desempeñadas por estos. Por lo que comenzó a mirar su movimiento y comportamiento intrínseco estableciendo una variable en el tipo de análisis sanguíneo realizado que distinguía entre el análisis convencional y el microscópico de campo oscuro dándose cuenta de la brutal diferencia que suponía establecer criterios de competitividad y competencia -cualitativos- de la sangre frente a los tradicionales criterios de número o cuantitativos. A modo ilustrativo, imaginemos que un individuo acude por primera vez a que se le realice este tipo de prueba. El sujeto padece cáncer y se le practica un recuento de célula blanca, lo cual significa que se practica un recuento de neutrófilos (un tipo de célula de la sangre). El procedimiento estándar es contrastar el recuento del sujeto frente a los rangos de normalidad comúnmente aceptados y compararlos. Si el recuento se halla dentro de lo considerado rango de "normalidad" se le clasifica como "normal". Sin embargo, usando un microscopio de campo oscuro aquello normal cuantitativamente puede ser anormal siguiendo un criterio de funcionalidad por lo que aún siendo normal en número su actividad celular respecto de la normal o deseable se halla bastante alejada. El microscopio de campo oscuro permitió observar cómo la pared celular de estos neutrófilos se rasgaba y permitía al citoplasma salir desde el interior de la célula y observar cómo éstas se desnaturalizaban y morían lentamente. La mayoría sufrían un proceso de paralización o rotura y disgregación con lo cual el recuento celular carecía de valor alguno aun estando dentro de los rangos de normalidad ya que se trataba de células de nula actividad y, por tanto, incompetentes. El movimiento proporcionó información valiosa sobre las células: su forma proporcionaba información valiosa sobre el modo en que resultaban dañadas por la presencia de radicales libres o cómo defectos de pared celular podían ser corregidos en base a aspectos nutritivos de las mismas. Un defecto de pared significa que la membrana celular no es estanca sino que se transforma en permeable y porosa, hallándose fragmentada y permitiendo a sustancias y elementos indeseados la penetración por invasión. Es decir, que aumenta la falta de respuesta frente a microorganismos extraños. En aquella época muchos científicos tendían a creer que la sangre y la orina eran, en esencia, fluidos estériles. Pero a través del microscopio 70
  • 71. de campo oscuro se constató que ambos fluidos están repletos de elementos vivos cuyos componentes se hallan en constante cambio debido al efecto y comportamiento de las somatides. Mas allá de esta teoría, el Dr. Klatte se atrevió a afirmar que los cambios en estos ciclos celulares se correspondían con los ciclos de salud y enfermedad en el sujeto. Así, el ciclo de las somatides indicaría la presencia de cáncer en una variabilidad de tiempo intermedia entre los 8 y los 18 meses antes de que existieran cambios clínicos -como un ganglio linfático anormalmente abultado o un nódulo mamario- de tal modo que cuando el ciclo pleomórfico de las somatides aparece podríamos revertirlo mediante terapia específica. Y si no se produce una regresión en ese ciclo sabremos que la terapia empleada no está funcionando. EXCELENTE MÉTODO PREVENTIVO Podemos deducir, por tanto, que en su aplicación clínica el microscopio de campo oscuro es un elemento diagnóstico que permite a la vez no sólo conocer antes de que aparezca la tendencia al cáncer de un paciente sino que, además, compone una monitorización muy fiable para la evaluación del impacto de las terapias empleadas. Al mismo tiempo, observando cómo la sangre de los pacientes mejora a lo largo del tiempo, las imágenes de campo oscuro sirven como una retroalimentación psicobiológica haciendo al paciente proclive a un refuerzo en su actitud hacia los cambios positivos. Actualmente en Estados Unidos se realiza un tipo de análisis microscópico por un procedimiento simple llamado LBA (Live Blood Analysis), una forma rápida y precisa de evaluación de la sangre del paciente pues permite conocer y observar deficiencias vitamínicas y minerales, grados de toxicidad y oxigenación de la sangre así como posible insuficiencia hepática, grasa excesiva, agregación plaquetaria y arterioesclerosis. Es decir, tendencias hacia reacciones alérgicas, incluyendo algunas de difícil diagnóstico o imposibles de determinar basándose en síntomas externos. En nuestro creciente interés por la conservación y la importancia de un sistema defensivo, sano y activo el LBA constituye pues un medio insuperable que nos ayuda a la evaluación dinámica de los grados de resistencia que una persona posee frente al cáncer. Este análisis permite que los problemas sean detectados y tratados antes de complicarse. No hay que olvidar que en el uso clínico el hecho de poder observar los cambios experimentados con un procedimiento que implique una base para la comparación y confirmación de resultados supondrá un mayor entendimiento y claridad para el paciente y, de algún modo, reforzará su propia adhesión al estricto y disciplinado programa de tratamiento 71
  • 72. elegido. Es evidente que el LDA, combinado con otros métodos diagnósticos, permitirá en el futuro una mejor comprensión del cuadro clínico y de la condición específica del individuo. (X) LOS SUPUESTOS AVANCES EN LA CURACIÓN DEL CÁNCER SON MANIPULACIONES ESTADÍSTICAS La maquinaria del "establishment" sanitario viene ocupándose desde hace años en hacer creer a la sociedad que se ha avanzado mucho en la curación del cáncer pero no es verdad en absoluto. Es puro marketing. En lo que quizás se ha avanzado es en el "diagnóstico" y "tratamiento" convencional del cáncer pero en su "curación" prácticamente nada. Todo eso se ha hecho creer mediante manipulación de las estadísticas. Se lo contamos en detalle. En un extenso artículo titulado La eficacia real de los tratamientos convencionales del cáncer que publicamos en el nº 39 de la revista explicábamos ya: "Si uno creyera lo que afirman las autoridades sanitarias y los oncólogos más 'prestigiosos' de España y del mundo, en los últimos años se ha avanzado muchísimo en lo que a la curación del cáncer se refiere. De hecho, no hay semana -desde hace al menos dos décadas- que los principales medios de comunicación de cualquier país no recojan una buena noticia al respecto. Por eso existe la convicción entre la ciudadanía de que el cáncer ha dejado de ser tan mortal como antes, de que la Quimioterapia, la Radioterapia y los nuevos antitumorales han conseguido poner al cáncer 'entre las cuerdas'. Bueno, pues no es verdad. Salvo excepciones muy concretas, la única terapia convencional efectiva contra el cáncer sigue siendo la cirugía y eso en los casos en que el tumor está aislado. Ya está bien de mentiras interesadas". En aquel artículo plasmamos también una serie de interrogantes y respuestas que conviene recordar de nuevo por su importancia: "¿Cuántas personas enferman en España de cáncer cada año? No se sabe. ¿Cuántas mueren por esa causa? No se sabe. ¿Cuántas fallecen antes de haber transcurrido un año de habérselas descubierto el cáncer? No se sabe. ¿Cuántas sobreviven dos, tres, cuatro, cinco años o más a los tratamientos? No se sabe. ¿Cuál es la eficacia real de los tratamientos, especialmente de los nuevos antitumorales? No se sabe. 72
  • 73. Pero, bueno, -imagino que se preguntará el lector-, ¿es que no hay estadísticas nacionales sobre el cáncer? Y la respuesta es NO. ¿Y por qué? Pues porque no interesa. Porque contra las frías cifras no se puede hacer nada, no se pueden difundir mentiras interesadas una y otra vez." Y añadíamos: "El Ministerio de Sanidad y Consumo no tiene datos. La Asociación Española contra el Cáncer y la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer tampoco. Los grandes laboratorios de investigación de fármacos para combatir la 'enfermedad', mucho menos. No hay datos fiables de nada. El único organismo que tiene datos concretos en España es el Instituto Nacional de Estadística y se refieren sólo a la morbilidad hospitalaria. Es decir, lo único que de verdad se sabe es cuántas personas mueren en los hospitales a causa del cáncer. Los últimos datos hechos públicos son del año 1999. Puede usted acceder a ellos a través de Internet y consultarlos (www.ine.es). Y esos datos indican que ese año murieron en los hospitales 371.102 personas. De ellas, 94.566 (el 25,48%) a causa de tumores; es decir, de cáncer. Luego una de cada cuatro personas que muere en un hospital español lo hace de cáncer. Una cifra mareante que, encima, no refleja la realidad porque buena parte de los enfermos terminales de cáncer son enviados a morir a sus casas por los oncólogos 'cuando ya no pueden hacer nada por ellos'. En suma, ¿cuántas personas mueren de verdad de cáncer en España si sólo en hospitales fallecen casi cien mil al año? ¿Un 50% más? ¿El doble? No se sabe. Pero eso sí, se ha avanzado muchísimo en la investigación y tratamiento del cáncer..." Algunos lectores, tras la lectura de aquel artículo, se resistieron a creer lo que contábamos. Y nos lo dijeron. Pero, ¿cómo -nos decían- van a engañar las multinacionales a tanta gente? ¿Cómo va a ser posible que la quimioterapia y la radioterapia no sirvan para nada en la mayor parte de los casos y las autoridades del Estado y los médicos vayan a consentirlo? Tienen ustedes que estar mal informados... ¿Mal informados? El pasado 4 de febrero, Mariano Barbacid, director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), afirmaba ante el presidente del Gobierno, José María Aznar, durante la inauguración oficial de la nueva sede de ese organismo, que "la mitad de los españoles padecerá un cáncer en algún momento de su vida, de los que la mitad fallecerá debido a esa enfermedad". Es decir, el propio Barbacid, una de las "personalidades internacionales de más prestigio en esta enfermedad" asegura que la cuarta parte de los españoles morirá de cáncer. ¿Empieza a entender el lector la gigantesca importancia de este tema y por qué nos reiteramos en él? ¿Empieza a entender por qué el silencio de muchos medios de comunicación y, sobre todo, su aquiescencia a dar acríticamente las informaciones falsas y manipuladas que cada cierto tiempo filtran algunas 73
  • 74. multinacionales constituyen ya una cuestión de complicidad criminal? Pero, entonces -insisten mis interlocutores-, ¿de dónde salen las cifras tan esperanzadoras de "curaciones" que ofrecen los oncólogos? Pues -evidentemente- de la propia industria fabricante de quimioterápicos y de aparatos de radioterapia a los que no controla, con rigor, nadie. Hace sólo dos meses publicamos en Discovery DSALUD una entrevista con la doctora Ghislaine Lanctôt, autora del best seller mundial La mafia médica, en la que ésta denunciaba abierta y valientemente la corrupción del actual sistema sanitario, "permitida y amparada por médicos y gobiernos en beneficio de las grandes empresas farmacéuticas". Pues bien, hace ya muchos años se publicó otra obra esclarecedora que tenía un título similar: La mafia del cáncer. Escrito por Christian Bachmann, un periodista alemán de investigación, el libro -no editado en español que sepamos-, riguroso y perfectamente documentado, constituye una denuncia brutal -e inatacable- de la práctica oncológica vigente. Un documento cuyo contenido, a pesar de haber transcurrido varios años, sigue estando de plena actualidad. "Un informe del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos elaborado en 1979 -puede leerse en el libro- reconoce que en el lapso de los últimos 23 años la barrera de los 5 años de sobrevivencia para todos los tipos de cáncer sólo ha mejorado en un 2%. Y precisamente en los tipos más comunes y frecuentes de cáncer las gráficas que indican la sobrevivencia están totalmente inmóviles desde hace decenios. El 'New England Journal.of Medicine' reconoce que desde 1955 la cifra de curación en pacientes con 'cáncer de mama' ha permanecido prácticamente constante. Y en el cáncer de estómago y de intestino grueso hay una ausencia total de éxito desde hace 40 años. Un reconocimiento público -añade- que fue mal muy recibido por el alto mundo especializado." Bachmann explica luego que la práctica totalidad de los medios de comunicación suelen participar "con celo y esmero" en las "campañas de encubrimiento" de la verdad. Y agrega que por eso, por ejemplo, "las grandes y calificadas revistas norteamericanas lograron acallar durante años las palabras del investigador Hardin B. Jones, cuyos trabajos mostraban al desnudo las escandalosas irregularidades que se cometían en las estadísticas del cáncer a fin de maquilllar los resultados de los ineficaces tratamientos" de hoy. Jones -entonces profesor de la Universidad de California en Berkeley y conocido en todo el mundo por unas investigaciones en las que demostró la relación existente entre fumar y el cáncer de pulmón- denunció en un seminario celebrado en 1975 ante numerosos periodistas especializados de todo el mundo lo que había descubierto. Según explicó, en las investigaciones para comprobar la eficacia de los 74
  • 75. fármacos muchos pacientes desahuciados eran colocados en el grupo "testigo" -es decir, en el de aquellos pacientes a los que sólo se les da un placebo y no el tratamiento que se va a probar- con lo que el índice de supervivencia de ese "grupo de control" resultó ser muy bajo. En cambio, en el grupo de personas a las que se iba a administrar el tratamiento no sólo no había nadie desahuciado sino que se incluía en él a quienes tenían ya de por sí mayores posibilidades de sobrevivir. Y, encima, a los enfermos de este segundo grupo que fallecían tempranamente se les excluía del estudio -una vez empezado- para que no se contabilizaran sus muertes con la excusa de que no habían sido tratados "durante el tiempo suficiente" con el tratamiento para ser tenidos en cuenta. En suma, se favorecía desde el principio "de forma engañosa e indecente" al grupo de pacientes asistidos con el producto o tratamiento que se estaba estudiando. Jones denunció además que desde 1940, debido a la nueva "definición científica" de lo que se consideraba "cáncer", se estaban clasificando como tales tumores de dudosa malignidad. Y aseguró que fue a partir de ese momento cuando creció rápida y espectacularmente la cifra de "curaciones de cáncer". Explicó luego que había comprobado cómo la cifra de "curaciones" conseguida se correspondía precisamente, en todos los estudios revisados, con el porcentaje de "diagnósticos dudosos". En otras palabras: muchos de los que presuntamente se curaban de cáncer... no habían tenido probablemente jamás esa enfermedad. Pero Jones fue aún mucho más allá. Porque resulta que, una vez corregidas esas "irregularidades" en las estadísticas estudiadas, llegó a la conclusión de que "la verdadera expectativa de vida de los pacientes con cáncer que no fueron tratados parece ser mayor y mejor que la de los que se someten a tratamiento". En suma, los tratamientos oficiales para el cáncer no sólo no ayudan sino que son peligrosos. O, dicho de otra manera: los enfermos de cáncer que no se someten a ningún tratamiento convencional viven más tiempo y con más calidad de vida que quienes se someten a ellos. ¿Y que pasó con tan increíble revelación? El periodista científico Gary Nuil lo resumió en su momento: "Sólo dos de los centenares de periodistas que asistieron al simposio lograron que tan asombrosa información fuese publicada". Un silencio que se mantuvo en los años siguientes a pesar de que Jones demostró entre 1975 y 1978 -con mayor lujo aún de detalles- que se había utilizado esa misma argucia en otros trabajos. Todos sus hallazgos fueron silenciados sistemáticamente por los medios de comunicación. Hardin B. Jones murió en 1978... Sin comentarios. POR QUÉ LOS ONCÓLOGOS INSISTEN TANTO EN LA 75
  • 76. IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTCO PRECOZ El autor de La mafia del cáncer comenta sobre lo anteriormente dicho: " Hoy se sabe a ciencia cierta que Jones no era el único que había descubierto que las probabilidades de éxito de un tratamiento para el cáncer no dependen del tratamiento en sí sino de cómo es escogido el grupo que va a ser utilizado para la estadística. Es más, Benninghoff y Tsirn habían llegado ya en 1959 a esa misma conclusión tras analizar con lupa las historias clínicas de 26.000 mujeres con cáncer de mama". Benninghoff y Tsirn descubrieron además la importancia del "diagnóstico precoz"... a la hora de maquillar resultados. Y lo hicieron al intentar comprender por qué en la clínica gineco-obstétrica de la ciudad de Munich se "curaba" en 1933 el 38% de los casos, a comienzos de los años cincuenta un 54% y en los sesenta el 61%. Y es que ambos constataron que en realidad esas mejoras se correspondían con "el perfeccionamiento en el diagnóstico precoz". Es decir, se dieron cuenta de que el número de "curaciones" aumentaba porque el tumor presuntamente cancerígeno se encontraba mucho antes que años atrás. Y, consecuentemente, el número de casos de "sobrevivencia" era mayor. Hasta el punto de que en el llamado "estadio I" de la enfermedad las "curaciones" habían subido desde el 71% al 90%. ¿Significaba eso, pues, que se "curaban" más enfermos gracias a la mejora y perfeccionamiento de los tratamientos? ¿Era eso lo que indicaban las frías cifras? En absoluto. Lo que sucedía, por una parte, es que se diagnosticaban como "enfermos de cáncer" muchos casos que no lo eran (entrando en las estadísticas de enfermos de cáncer todos los casos dudosos). Y, por otra, como el diagnóstico era más precoz, como el tumor se encontraba antes, el tiempo de desarrollo o crecimiento del mismo era también mayor. Se conseguía así un porcentaje de sobrevivencia igualmente mayor. Porque como ya hemos explicado en ocasiones anteriores, en Oncología la palabra "curación" no significa -como en otras enfermedades- que el paciente ha dejado de tener cáncer, que queda libre de la enfermedad. En modo alguno. Los oncólogos hablan de "curación clínica", no de curación a secas. Y dicen que un paciente está "clínicamente curado" cuando sigue vivo cinco años después de serle diagnosticado un cáncer. Aunque siga teniendo cáncer. Aunque se muera un día después. Si uno sobrevive cinco años -y no importa nada si uno está vivo pero hecho un guiñapo a causa del tratamiento- la persona pasa a formar parte del batallón de "enfermos clínicamente curados". Evidentemente, a muchos oncólogos les da hoy ya tanta vergüenza esa manipulación tan descarada de la realidad que empiezan a negarse a hablar de "curación" y utilizan ya sólo el término "sobrevivencia". Pero siguen encantados cuando alguien les dice que un fármaco logra 76
  • 77. tamaña "hazaña". A fin de cuentas, la mayoría de los enfermos de cáncer se les muere mucho antes cuando aplican sus protocolos oficiales. Lo que esos oncólogos ignoran es que, encima, en la mayor parte de las ocasiones eso tampoco es verdad. El cirujano alemán Werner E. Loecke destapó esa realidad hace ya algunos años en su libro Krebs-Alarm. La explicación a los aparentes éxitos de algunos fármacos era, según él, mucho más sencilla: lo que los manipuladores de las estadísticas habían hecho era "correr hacia adelante los límites de los estadios clásicos del cáncer" Dicho de otra forma, lo que hoy día se diagnostica como "estadio I" de la enfermedad -un cáncer en su fase inicial- no se podía siquiera descubrir años antes. En esa época todas las personas enfermas con "tumores malignos" pero indetectables se consideraban sanas. Y, obviamente, si a uno se le detecta el cáncer mucho antes, cuando el tumor es aún diminuto, las posibilidades de superar los cinco años de sobrevivencia -la barrera mágica de los oncólogos que les permite alardear de que sus tratamientos sirven para algo- son mucho mayores. Es evidente que no es lo mismo superar ese lustro cuando se detecta el tumor teniendo ya dos o centímetros que cuando se detecta cuando sólo tiene dos o tres milímetros. Se gana un tiempo precioso... para que el enfermo engorde la estadística de pacientes de cáncer tratados y "curados clínicamente" (es decir, que no se mueren antes de transcurrir cinco años desde que se le diagnostica). ¿Entiende ahora el lector por qué es tan "importante" un diagnóstico precoz? Pues es simple: no lo es porque eso implique que el paciente tanga más probabilidades de curarse. Cuando no se sabe cómo curar un cáncer el hecho de que se empiece a tratar al enfermo cuando el tumor tiene tres milímetros o tres centímetros es indiferente. El enfermo se morirá de todas formas. Pero para los manipuladores de estadísticas no es lo mismo presumir de que la persona ha vivido más de cinco años que reconocer que se les muere a los dos. Así que es importante concienciar a la gente de la importancia del diagnóstico precoz. Eso les permite a las empresas "mejorar" o "maquillar" los presuntos resultados obtenidos. Especialmente porque se puede incluir a todos los casos dudosos en el porcentaje de cánceres "estadio I" y cuando se comprueba que el cáncer no se desarrolla... incluirlos entre los casos de cáncer curados. Aunque en realidad nunca hubieran tenido cáncer. El diagnóstico precoz sólo es útil cuando se trata de un tumor aislado que se puede extirpar sin que se haya extendido por la zona adyacente. En definitiva, ¿cree alguien que existe algún fármaco que con tales argucias puede dejar de obtener buenos resultados estadísticos? Vamos, ya le puede usted dar a los enfermos agüita del grifo que si puede controlar los parámetros de la investigación y "manejar" a su 77
  • 78. presunto "controlador" va a obtener unos resultados buenísimos. Si cree que esos parámetros se han controlado históricamente de forma eficaz es usted bastante ingenuo. Desde luego, hasta hace muy pocos años no ha sido así. Ni en los productos para combatir el cáncer ni en los demás. Quizás porque nadie -salvo quienes conocían a fondo la trastienda de las multinacionales farmacéuticas- dudaba de la buena de fe los laboratorios. Y, sobre todo, nadie pensaba que un investigador de fuste se fuera a jugar su prestigio con un fraude así. Hoy se sabe a ciencia cierta que los laboratorios mienten y que tanto los investigadores como los médicos y muchos medios de comunicación se corrompen fácilmente. ¿ES CÁNCER... O NO? Estoy seguro de que a muchos de los lectores lo que les cuento les parecerá imposible. A pesar de que les bastaría documentarse mínimamente para cotejar mis afirmaciones. Es más, estoy persuadido de que buena parte piensa que un cáncer debe ser algo fácilmente reconocible, especialmente a simple vista. Si no cuando un tumor es pequeño, sí al menos cuando ya está extendido; cuando, por ejemplo, hay metástasis generalizada. Bueno, pues no es verdad. Basta para demostrarlo llevar una misma muestra a varios patólogos para que la examinen y hagan una biopsia. Se comprobará que, con mucha frecuencia, se dan diagnósticos diferentes, que en unos casos se diagnosticará el tejido como canceroso y en otras el resultado será negativo. Y es que la creencia de que se puede saber si una célula es cancerosa o no viendo simplemente su comportamiento bajo el microscopio es falsa. El método del extendido celular de Papanicoalu, por ejemplo, tan practicado durante años (con un porta-algodón se toman células superficiales del cuello de la matriz y se mandan al laboratorio para su examen) tiene un porcentaje de error bastante alto. Y como los patólogos, en sus diagnósticos, van "sobre seguro", el número de pacientes que entran a formar parte de la estadística con el diagnóstico de vegetaciones malignas cuando en realidad son benignas es igualmente alto. Además, luego pasan a engrosar la lista de "pacientes curados". Y total, sólo hay que hacerle a la mujer una histerectomía y quitarle el útero. A fin de cuentas -argumentan muchos médicos-, a ciertas edades, ¿para qué lo quiere una mujer si ya no va a tener hijos? Y es mejor prevenir... Bachmann, muy crítico con lo que sucede, comenta a este respecto en su libro: "(...) Es evidente que cada día se hacen más histerectomías innecesarias. La mayoría se hacen para mantener ocupados a los cirujanos y formar nuevos. Como la frecuencia del cáncer de matriz está disminuyendo, las grandes clínicas se quedan sin trabajo y como 78
  • 79. 'eso no puede ser', los hallazgos ginecológicos insignificantes se elevan a la categoría de casos quirúrgicos. Según una investigación norteamericana, la extirpación de la matriz se hace 3 veces más cuando los cirujanos cobran por cada operación que hacen. El salario fijo los vuelve reposados y conservadores." Bachmann añade más adelante: "Puede que el lego se deje impresionar por las grandes diferencias en los años de sobrevivencia de cánceres descubiertos tempranamente y de los diagnosticados tardíamente. El pobre no se da cuenta de que lo tienen sometido a un trío de barata prestidigitación pues le están comparando partidas que no pueden compararse. Junto a Loeckle cayeron, además, en la cuenta de este error fundamental Kothari y Wetha, especialistas del cáncer del Medical College de Bombay. "Comparables" son los años de sobrevivencia de pacientes con los mismos estadios de cáncer pero con diferente tratamiento. La "tasa de curaciones" real sería, exactamente definido, el número de pacientes tratados que aún esté vivo después de 5 años menos el número de pacientes que aún está con vida sin haber recibido tratamiento alguno para su cáncer." Y todo esto en el caso de que realmente pudieran compararse los casos elegidos entre los dos grupos, algo harto difícil de conseguir por no decir imposible, por lo que en la práctica hay que darse por satisfecho con la comparación de pacientes que en edad, sexo y estadio del tumor se asemejen lo más posible. CONCLUSIÓN Los oncólogos con los que he hablado -la mayor parte de los cuales dejaron por ética de trabajar como tales en el sistema sanitario público ya que en él los médicos no pueden decidir libremente el tratamiento que proponer al paciente y tienen que someterse al protocolo oficial establecido (es más fácil corromper o sobornar a unos cuantos médicos, funcionarios y/o políticos que a varios miles) no tienen duda de la "eficacia" real de los tratamientos oncológicos actuales. Por eso los han dejado. Y eso que los datos que nos daban, siendo pesimistas, no llegaban a la altura de los aportados hace algo más de un año por el ya mencionado Mariano Barbacid. Para éste, la cirugía sólo tiene éxito en el 40% de los casos. Y la Quimioterapia en un 10%. De la Radioterapia ni habla. ¿Para qué? Y eso lo dice alguien que está considerado uno de los mayores expertos en cáncer del mundo. ¿Hace falta que nosotros digamos que tiene razón? ¿O más bien que se queda corto porque él admite como buenos los casos de cáncer curados... de personas que en realidad no tenían cáncer? Lo hemos dicho y nos reiteramos: o la Oncología actual se replantea por completo lo que cree saber sobre el cáncer o seguirá yendo de fracaso en fracaso a la hora de tratarlo. Aunque sigan engañando y 79
  • 80. utilizado a tantos periodistas, médicos y políticos desinformados. Un empecinamiento que está costándole la vida a 100.000 personas al año sólo en España. Seguiremos profundizando en este asunto. (XI) ¿SIRVE PARA ALGO LA RADIOTERAPIA? La inmensa mayoría de los enfermos de cáncer a los que se irradia con los sofisticadísimos aparatos de la "moderna" medicina nuclear no dudan de que algo tan complejo y carísimo tiene que ser eficaz. En muchos casos incluso se sienten seres privilegiados por poder acceder a ellos. Sin embargo, la verdad es diferente: su eficacia curativa es más que discutible. De hecho, someterse a Radioterapia es peligroso porque incluso puede generar cáncer, acelerar el desarrollo del que se padece o provocar metástasis. Tener cáncer es vivir colgado del miedo, asomado a un oscuro vacío donde la razón ha huido ante la falta de respuestas. Tener cáncer es estar dispuesto a aferrarse a cualquier cosa para salvar la vida y, en primer lugar, a las verdades oficiales que día tras día nos asaltan con sus presuntos avances científicos intentando hacernos creer que sólo en sus manos está la palabra "cura" y, por tanto, nuestra salvación. Cuanto más miedo tenemos, más queremos creer que la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia son parte de la solución del problema. Pero no suele ser así. Escribir de salud no es fácil. Y mucho menos hacerlo de cáncer, sobre todo a contracorriente. Aunque se haga desde el rigor intelectual con el que se aborda el tema desde esta revista. Pero aún es más difícil escribir de los tratamientos utilizados a los que miles de personas se aferran por voluntad propia o presión familiar. Así pues, si usted padece cáncer y ha puesto toda su fe en la radioterapia quizás sea mejor que prosiga con la lectura de la revista y se salte este reportaje. Si no lo padece o en medio de la angustia por su enfermedad quiere conocer el aspecto más desconocido, algunos datos y testimonios que no le han contado nunca, siga leyendo. Para entender el papel de la radioterapia como parte de los tratamientos utilizados en la lucha contra el cáncer será bueno que juntemos cinco realidades aparentemente dispersas pero que nos ayudarán a tener una mejor perspectiva del problema. La primera es que resulta paradójico que en un país donde suele haber posturas encontradas en cualquier ámbito -los toros, el fútbol, la política o hasta la guerra de Irak-, algo que se acepta como normal, la Medicina se caracterice por el pensamiento prácticamente único. La ortodoxia médica -léase Medicina convencional o alopática- ha 80
  • 81. impuesto su criterio de tal forma que quienes ponen en entredicho sus afirmaciones -los heterodoxos- difícilmente consiguen hacerse oír. Y eso, en el ámbito del cáncer, es más patente que en ninguna otra enfermedad. A pesar de que la experiencia indica que todo problema tiene diversas maneras de afrontarse. ¿Por qué no va a poder ser así con el cáncer? ¿Acaso los resultados de las terapias actuales son tan buenos como para convertir el dogma imperante sobre su etiología y tratamiento en algo indiscutible? En absoluto. De hecho, la segunda realidad es que a pesar de los "grandes avances" en el tratamiento del cáncer con que cada cierto tiempo nos "animan" desde los medios de comunicación, la inmensa mayoría de quienes sufren esa enfermedad se mueren siguiendo los tratamientos convencionales. Ahí están las frías estadísticas. Es más, se espera que los casos de cáncer aumenten un 50% y pasen de los 10 millones de casos registrados en todo el mundo en el 2000 a 15 millones en el 2020 según el reciente Informe Mundial del Cáncer realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y eso que durante los últimos 20 años se ha gastado en investigación del cáncer cerca de 15.000 millones de euros (¡dos billones y medio de las antiguas pesetas!) ¿No va siendo hora de que los oncólogos empiecen a replantearse si lo que creen saber del cáncer tiene fundamento, si no se habrán equivocado? Porque la tercera realidad es que desde hace más de 50 años la "batalla mundial contra el cáncer" se ha centrado en una "guerra contra los tumores". Y se ha perdido. Puede afirmarse sin paliativos. La revista New England Journal of Medicine publicó un estudio especial sobre "los logros y fracasos de la Medicina en la lucha contra un enemigo de más de 100 rostros" (uno por cada tipo de cáncer) y las conclusiones -fruto del análisis de la mortalidad en la población estadounidense entre 1970 y 1994- no hablan precisamente del éxito de los tratamientos convencionales: "Los efectos de los nuevos tratamientos a la hora de reducir el número total de víctimas es un tema muy polémico. La mayor promesa para controlar el cáncer sigue siendo la prevención", concluyen los autores del trabajo, John C. Bailar y Heather L. Gornik, del departamento de Estudios de la Salud de la Universidad de Chicago. ¡La prevención! No la radioterapia, ni la quimioterapia. Es decir, lo más eficaz es el cambio de hábitos, una adecuada legislación para prohibir las sustancias potencialmente cancerígenas -todas las que contaminan el organismo- y un diagnóstico precoz. De la cuarta realidad ya hemos hablado en anteriores números. Como son incapaces de curar el cáncer, los oncólogos han tenido que inventarse el concepto de "curación clínica" para intentar convencer a la gente de que lo que hacen sirve para algo. Es decir, como admiten que no saben curar el cáncer consideran un éxito que el enfermo 81
  • 82. sobreviva cinco años al diagnóstico. Y así, si sobrevive esos cinco años lo clasifican entre los enfermos "clínicamente curados". Aunque esa persona se muera un año después o al día siguiente. Y todo esto sin olvidar un aspecto del que no se habla: los tremendos efectos secundarios de los tratamientos. Porque buena parte de los pacientes que sobreviven esos cinco años lo hacen además en condiciones lastimosas. Claro que eso no importa. ¡Lo que importan son las estadísticas porque son las que permiten mantener el actual sistema! Y por eso es tan importante el diagnóstico precoz: cuanto antes se detecte el cáncer más posibilidades hay de que el paciente sobreviva cinco años y engorde las estadísticas. Dicho todo lo cual, la quinta realidad es que el apoyo a los tratamientos convencionales no es ya total entre los médicos ortodoxos. Cada vez se levantan más voces autorizadas para discrepar de la línea de tratamientos seguidos en la actualidad. Es el caso de Linus Pauling, médico y ganador en dos ocasiones del Premio Nobel, quien llegó a afirmar: "Todo el mundo debería saber que la mayoría de las investigaciones sobre el cáncer son en gran parte un fraude y que la mayoría de las organizaciones que investigan la enfermedad están en manos de las mismas personas que las apoyan". John Bailer, vinculado durante 20 años al Instituto Estadounidense Nacional del Cáncer, asevera por su parte: "Mi evaluación final es que el Programa Nacional de Cáncer debe juzgarse como un error". Otro ganador del premio Nobel, el doctor James Watson -codescubridor de la doble hélice del ADN y que perteneció durante dos años al Comité Asesor Nacional sobre Cáncer- fue aún más rotundo. Cuando en 1975 se le consultó cuál era su opinión sobre el Programa Nacional contra el Cáncer, contestó rápidamente: "Es una mierda". (Peter Barry Chowka, The National Cancer Institute and the Fifty Year Cover Up,. East West Journal, January 1978) NO HAY DOSIS BUENA Con la perspectiva que nos ofrece la unión de estas cinco realidades acerquémonos ahora a la radioterapia como tratamiento. Sólo que para entender su alcance hay que conocer dos verdades que, a la luz de los actuales conocimientos, son irrefutables: 1) El cáncer sigue siendo un enigma biológico. No existe acuerdo unánime sobre qué hace que las células crezcan anormalmente, que se multipliquen de manera ininterrumpida. Como tampoco hay explicación sobre el proceso que conocemos como metástasis. 2) La radiación produce siempre -¡siempre!- efectos negativos secundarios indeseables. Porque además de destruir las células y tejidos cancerosos puede cancerizar las células y tejidos sanos adyacentes. Con su aplicación no se obtienen además efectos 82
  • 83. curativos evidentes. Lo que se logra a veces es destruir el tumor, pero, ¿a costa de qué? ¿De provocar su expansión por el cuerpo generando una rápida metástasis? Los radiólogos parecen olvidarse de la compleja vida celular, del desconocimiento que existe aún sobre el lenguaje bioquímico e integral del organismo y del ámbito bioenergético. Algunos piensan aún que sólo es cuestión ajustar la "dosis", de la cantidad de radiación recibida, pero la verdad es que irradiar un órgano implica siempre comprometer la totalidad del organismo en el que está integrado. ¿UNA ENFERMEDAD "LOCALIZADA"? Para los médicos alópatas el cáncer es una "enfermedad localizada" que debe ser tratada, pues, de manera también localizada. Por ejemplo, extirpando el tumor, irradiándolo, intentando acabar con él mediante drogas tóxicas (en eso se basa la quimioterapia) o inhibiendo su crecimiento mediante sustancias químicas. En suma, el médico ortodoxo intenta destruir el tumor en el convencimiento de que así curará al paciente. Sin embargo, la mayoría de las veces el tumor no sólo no desaparece sino que se desarrolla y se extiende por otras partes del cuerpo (a eso se llama metástasis). O sí desaparece o disminuye el tumor pero aparecen otros al poco tiempo en otras partes del cuerpo porque las células malignas, libres de la envoltura natural que las rodea, migran y se instalan en otros órganos. Y es que los métodos convencionales -de los que forma parte la radioterapia- se basan en una filosofía médica primitiva: atacar a la enfermedad agresivamente. Con lo que a menudo el organismo del paciente resulta devastado durante ese proceso aunque puedan producirse períodos de cierta aparente recuperación. Y decimos aparente porque el cáncer y sus causas subyacentes permanecen. Es más, en muchos casos las terapias convencionales lo que hacen es acortar el tiempo de vida, no alargarlo. La literatura médica está llena de ejemplos. El mes pasado ya comentamos que hay varios estudios que demuestran una mayor supervivencia en el grupo de control -que no recibió tratamiento radiológico o quimioterápico alguno contra el cáncer- que entre quienes sí fueron radiados o recibieron quimioterapia. Y partimos de la base de que es difícil hacer comparaciones, especialmente en el caso del cáncer, porque cada paciente es un mundo y no hay dos casos iguales. En suma, ¿tiene sentido seguir tratando el cáncer como una enfermedad localizada? Todo apunta que no. Más lógico parece buscar tratamientos que refuercen la salud global del paciente y no la de un órgano específico. QUÉ ES LA RADIOTERAPIA 83
  • 84. La terapia con radiación -o radioterapia- consiste en aplicar rayos X de alta intensidad para debilitar la capacidad reproductiva de las células del cáncer. También se utiliza radioactividad emanada de implantes artificiales, como las "semillas" de cobalto-60 o radio, que se insertan directamente en el tumor. El problema es que -como en el caso de la quimioterapia- esa radiación daña las células sanas al tiempo que destruye las cancerígenas. Y además deprime severamente el sistema inmune y puede causar daños graves en los cromosomas. Eso puede ocurrir hasta cuando nos hacemos una simple radiografía así que imagine el lector el posible efecto a "dosis terapéuticas". Especialmente ahora que está constatado que no existe un "umbral" para los efectos genéticos de la radiación. Es decir, que cualquier dosis de radiación provoca mutaciones y que la cantidad de las mismas suele ser proporcional a la dosis. Dicho de otra forma: no hay ninguna "dosis segura" de radiación. La radioterapia es pues, ante todo, un demostrado método cancerígeno. Por eso los últimos "avances" radioterápicos consisten en minimizar el área que se irradia y el tiempo de aplicación. Una vez aplicada la radiación, los efectos aparecen tras un "tiempo de incubación". Se dice que son agudos cuando se manifiestan en cuestión de minutos, días o semanas. Pero pueden aparecer también después de muchos años. Hay que agregar que no todas las células y tejidos son igualmente sensibles o vulnerables a las radiaciones. Además, en términos generales, cuanto mayor es la dosis más rápida es la aparición de efectos indeseables; por eso en la práctica -exceptuando los accidentes o actos negligentes de importancia- se aplican hoy dosis muy pequeñas a fin de que el "tiempo de latencia o incubación" sea largo (hasta de más de 25 años). Pero lo cierto es que ni siquiera esa prudencia impide que aparezcan muchas veces metástasis, se reproduzca el cáncer o se generen nuevas enfermedades como consecuencia del daño general causado al organismo. Los defensores del tratamiento con radiación intentan minimizar los efectos secundarios potenciando los "beneficios" que a corto plazo se obtienen. Por ejemplo, la remisión durante 5 años (es decir, no hablan de que el paciente se cure sino de que sobrevive cinco años al tratamiento) en el 80% de los casos con enfermedad de Hodgkin... siempre que se detecte precozmente (ya hemos comentado este punto). Y aseguran que resulta asimismo "efectivo" en el tratamiento de los linfosarcomas, en el cáncer de próstata localizado no operable y en los tumores localizados de cabeza, cuello y cérvix. También aseguran que es preferible la radioterapia a la cirugía en cánceres como el de laringe o próstata. En el caso del tratamiento de cáncer de mama dicen que la lumpectomía combinada con radioterapia parece 84
  • 85. disminuir las posibilidades de recidiva (reaparición del tumor) en la mama afectada aunque eso -incluso entre quienes apuestan por esta fórmula de tratamiento- está en discusión porque pueden aparecer cánceres posteriores diez años después de la exposición. Eso sí, en ningún momento aseguran los oncólogos la curación.... por lo que a nadie engañan ni mienten. Su única meta es lograr que los pacientes irradiados sobrevivan cinco años para poder engordar las estadísticas de "curaciones clínicas" (sobrevivencia de 5 años). Sin tener además en cuenta si con el tratamiento han provocado otras enfermedades ya que, en el marco organicista de la medicina alopática, esas no cuentan como parte del cáncer tratado. GOFMAN PONE NERVIOSOS A LOS RADIÓLOGOS Debo decir que quienes cuestionan la aplicación de la radiación lo hacen incluso utilizando como base los "aparentemente" inocuos rayos X. Hablemos por ejemplo de John Gofman, médico, profesor emérito de Biología Celular y Molecular en la Universidad de Berkeley y miembro de la Medical School de San Francisco, experto en enfermedades del corazón y en los efectos que las radiaciones de baja intensidad tienen en la salud, y que fue seleccionado en 1974 por el American College of Cardiology como uno de los 25 principales investigadores del último cuarto de siglo pasado. Pues bien, este ilustre hombre de ciencia presentó en su último libro -publicado en 1999- serias evidencias de que las radiaciones médicas (rayos X, incluyendo fluoroscopia y escáneres) son "una de las principales causas de cáncer y arterioesclerosis". Y ello por una simple razón: la radiación causa mutaciones genéticas. Gofman concluye su libro asegurando que los rayos X son responsables de un gran porcentaje de todos los cánceres producidos en Estados Unidos (y, por ende, en el mundo, cabría añadir). No afirma que sean la única causa pues piensa que un cáncer se produce por un conjunto de factores que se manifiestan simultáneamente en un momento determinado pero sí que la mayoría de los cánceres no se producirían si no hubiera habido previamente alguna exposición a los rayos X. Según él, si de cuatro elementos combinables, por ejemplo radiación, dieta pobre, tabaco y factores genéticos, falta uno... el cáncer no aparece. Y que nadie se alarme. Gofman no es contrario a los rayos X como método de diagnóstico, sólo se opone al uso innecesario de los mismos. Seguramente porque ha demostrado que el uso de los rayos X pueden reducirse en al menos un 50 %. Ahora bien, ¿de cuántos cánceres innecesarios habla Gofman? Pues según sus cálculos, sólo en 1993 el 50% de los cánceres femeninos y el 74 % de los masculinos son atribuibles a los rayos X. En otras palabras, el 60% de todos los cánceres de Estados Unidos. 85
  • 86. Aproximadamente se produjeron 150.000 muertes que se podrían haber evitado. Teniendo en cuenta que los ataques cardíacos son otra de las principales causas de mortalidad, la otra vertiente de sus estudios resulta aún más sorprendente. Gofman calcula que la proporción de enfermedades coronarias atribuibles a los rayos x es ligeramente más alta que en el caso del cáncer. En 1993, el 63% de esas muertes son -según él- atribuibles a los rayos X entre los hombres y el 78 % entre las mujeres. Otras 161.000 muertes que hubieran sido evitables con un mayor control. Hay que añadir que ya con anterioridad -en 1971- un equipo de investigación de la Universidad de Búfalo, bajo la dirección del doctor Robert W. Gibson, informaba de que una docena de dosis rutinarias de rayos X en la misma parte del cuerpo contribuía a aumentar el riesgo de leucemia en los varones en, al menos, un 60%. No es extraño pues que algunos científicos traten de parar la locura del uso indiscriminado de los rayos X, incluso llamando a terminar con las unidades móviles de radiografía de mama para el descubrimiento de tumores. Aunque lo realmente dramático e importante de todo esto es que esos rayos X de las radiografías son casi inofensivos comparados con las intensas radiaciones emitidas por los actuales aparatos de radioterapia. EL LADO OSCURO DE LA RADIACIÓN En suma, el tratamiento del cáncer con radioterapia no sólo tiene un valor limitado y discutible sino que con frecuencia resulta mucho más nocivo que beneficioso. Como ya adelanté, los efectos colaterales conocidos de la terapia con radiación incluyen la inmunodeficiencia severa y prolongada además de daños cromosómicos que podrían producir cáncer más tarde. "Incluso la aplicación de dosis muy moderadas de radiación en los testículos y ovarios pueden causar la esterilización o inducir a mutaciones genéticas", reconoce el oncólogo Lucien Israel -consultor del Instituto Nacional contra el Cáncer- en su libro Conquering Cancer. La radioterapia puede también impedir de manera permanente el crecimiento de los niños. Pero hay muchos más "efectos colaterales". La radioterapia puede provocar náuseas, vómitos, pérdida de pelo -temporal o permanente-, ronchas y quemaduras de la piel y las membranas mucosas, debilidad y fatiga, lesiones o úlceras en boca, garganta, intestinos, áreas genitales y otras partes del cuerpo, necrosis de los huesos, dilatación permanente de pequeños capilares y arterias debajo de la piel, amenorrea, úlceras en el recto, fístulas, ampollas ulceradas, diarrea, colitis, hinchazón... Como puede verse, un cuadro alentador en una terapia que se supone curativa. Y los mencionados son sólo los efectos 86
  • 87. a corto plazo. A largo plazo, la radioterapia causa daños y trastornos en los órganos y tejidos del cuerpo. Todo ello sin que el oncólogo se comprometa absolutamente a nada. "La mayoría de los cánceres -escribía John Cairns, profesor en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en el número de noviembre de 1985 de Scientific America- no se puede curar mediante la radiación porque la dosis de rayos X necesaria para matar a todas las células cancerígenas podría también matar al paciente". Hay estudios que demuestran que las personas que se han sometido a radioterapia son más propensas a desarrollar metástasis en otros lugares del cuerpo. Así lo asevera el ya mencionado doctor Lucien Israel, para quien "la radioactividad usada para matar las células del cáncer también puede activar el proceso de mutación que crea nuevas células de cáncer de otros tipos". Pero hay más. El National Surgical Adjuvant Breast Project, a la hora de analizar los efectos de la radioterapia en el cáncer de mama, concluye: "De los datos disponibles parece deducirse que el uso de irradiación en el post-operatorio no ha proporcionado ventajas discernibles a los pacientes tratados en términos de aumento de la proporción de quienes quedaron libres de la enfermedad durante cinco años". De hecho, según varios ensayos clínicos y un estudio publicado en 1974 por Jan Stjernsward -Decreased Survival Related to Irradiation Postoperatively in Early Operable Breast Cancer en "The Lancet"- en algunos casos concretos la radioterapia aplicada después de una operación de cáncer de mama incrementa incluso el índice de mortandad. Y según otro estudio realizado por epidemiólogos del Centro Médico Presbiteriano de Columbia publicado en 1998, el tratamiento con radiación del cáncer de mama aumenta ligeramente el riesgo a largo plazo en la mujer de padecer cáncer de esófago. El estudio se dirigió a examinar los archivos de más de 220.000 pacientes de cáncer de mama diagnosticadas entre 1973 y 1993. El grupo incluyó a pacientes que recibieron radioterapia y a aquellos que no. Diez o más años después del diagnóstico, los pacientes irradiados presentaban aproximadamente cuatro o cinco veces más probabilidades de desarrollar cáncer de esófago que los pacientes no irradiados o que las mujeres de la población general según Ahsan y Alfred Neugut, autores de la investigación. Este fue el primer estudio que relacionó el uso de la radioterapia en el cáncer de mama con un aumentó del riesgo de sufrir cáncer de esófago. "Muchas de las complicaciones ocasionadas por la radiación no se hacen evidentes hasta varios años después del tratamiento dando al terapeuta y al paciente un falso sentido de seguridad durante uno o dos años (...) La médula ósea, donde se generan las células de la sangre, resulta considerablemente obliterada en el campo de 87
  • 88. irradiación (...) Y se trata de un efecto irreversible", afirmaba por su parte ya en 1980 en el Seattle Times el doctor Robert F. Jones Algunos otros efectos están más enmascarados. En un estudio realizado en 1995 en Oxford por Ridgely Ochs sobre el cáncer de mama -y que parece confirmar las tesis de Gofman citadas anteriormente- se encontró que muchas mujeres que fueron irradiadas murieron de ataques cardíacos porque sus corazones se habían debilitado por el tratamiento. La radiación también debilita el sistema inmune, lo que puede llevar a la muerte por causas secundarias como neumonía u otras infecciones interiores. Muchos pacientes cuya muerte realmente se certifica por deficiencia cardiaca, pulmonía o fracaso respiratorio mueren de cáncer o, para ser más exactos, a consecuencia de su tratamiento para el cáncer. Que es, por cierto, otra de las razones por las que las estadísticas del cáncer -basada en los datos de las "causas de muerte" recogidas en los certificados oficiales- no reflejan la verdad de los auténticos resultados de las terapias ortodoxas. Hay tres radiólogos bien conocidos, William Powers -director de la División de Radioterapia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington-, Phillip Rubin -jefe de la División de Radioterapia de la Escuela de Medicina de la Universidad de Rochester- y Vera Peters médico del Princesa Margaret Hospital en Toronto (Canadá)- que no mostraron reparos a la hora de criticar las bondades de la Radioterapia. "Aunque la radioterapia preoperatoria y postoperatoria ha sido utilizada extensamente y durante décadas no es todavía posible demostrar el beneficio clínico inequívoco de este tratamiento combinado (...) Aun cuando la proporción de cura mejora con una combinación de radiación y terapia es necesario establecer el costo en incremento de mortalidad que puede tener lugar en los pacientes sin respuesta favorable a la terapia adicional", afirman en la ponencia titulada Preoperative and Postoperative Radiation Therapy for Cancer que presentaron en la Sexta Conferencia Nacional contra el Cáncer de Estados Unidos. LA DESINFORMACIÒN DE MUCHOS MÉDICOS Bueno, pues a pesar de todo lo dicho -y es una ínfima muestra de lo que podríamos reseñar- muchos médicos creen que la radioterapia es relativamente inofensiva. Eso explica que el 60 % de los tumores reciba radioterapia en algún momento de su evolución. En la mayoría de los casos se emplea en las primeras fases del proceso mientras que en un 10% se utiliza cuando el paciente sufre alguna recaída. Se sigue pues recomendando a los enfermos como un tratamiento "paliativo" escudándose en la "mejora tecnológica" de los aparatos porque con ellos se supone que son más "seguras" las dosis de radiación recibidas. 88
  • 89. Sin embargo, no hay niveles "seguros" de radiación. Y esto no es algo sobre lo que se pueda alegar ignorancia porque se lleva proclamando desde la década de los cincuenta. Los primeros estudios realizados en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York ya demostraron que la radioterapia podía llegar a ser mortal y que los pacientes que no recibieron radiación vivieron mucho más tiempo que aquellos que fueron irradiados. Este y otros hallazgos similares fueron ya denunciados por Ben Fitzgerald en un congreso en 1953. En aquella comunicación -el desde entonces famoso Informe Fitzgerald- acusaba al establishment médico de conspirar activamente para eliminar terapias alternativas prometedoras contra el cáncer. Sin embargo, sus estudios fueron ignorados y la industria de la radioterapia siguió su camino. También el doctor Irwin Bross -ex director de Bioestadística del Roswell Park Memorial Institute- denunciaría en 1979 que "durante 30 años los radiólogos han estado involucrados en una mala praxis masiva". Sin embargo, su intento de conseguir fondos para investigar el encubrimiento de lo que denominaría "cáncer médico provocado por la radioterapia" no fructificó. Y es que con la nueva Iglesia de nuestro tiempo -la sacrosanta Industria Farmacéutica- había topado. Demasiados intereses en juego, como comentamos en otro artículo en esta misma revista. LAS COSAS CAMBIARÁN INEVITABLEMENTE Debo finalizar diciendo que, sin embargo, está aumentando de forma lenta, paulatina y en silencio el número de "desertores" del bando oficial del cáncer. Quizás acaben pensando como Ernst Krokowsky, radiólogo de renombre internacional por sus investigaciones en el ámbito de la formación de metástasis: "Es muy probable que a la medicina de Facultad le haya llegado la hora de darse cuenta de que con su enfoque local y su correspondiente afán por eliminar tumores pasó de largo ante la verdadera realidad pues el cáncer es un enfermedad de todo el organismo". Y añade: "¿Es que no se atreve nadie a decir que con nuestros actuales concepciones, teorías y métodos de tratamiento hemos llegado a un límite que, por pura decencia, nos obliga a examinar otras ideas, pensamientos y resultados en vez de condenarlos a vivir siempre fuera de la cátedra". Algo similar piensa en España el doctor Fernando Castelló de Mora, quien tras dedicarse durante muchos años a la práctica de la radioterapia decidió dejarla en 1985 "en búsqueda de tratamientos más eficaces y menos dañinos". Y los encontró, como suele ocurrirles a aquellas mentes inquietas que no se conforman con lo "evidente". En la actualidad trata el cáncer con la hipertermia producida por los aparatos de Indiba lo que le permite obtener -asegura- mejores 89
  • 90. resultados en el tratamiento de sus pacientes. Combinando el tratamiento con una buena alimentación y, en ocasiones, con homeopatía. "La radioterapia es un tratamiento a superar", nos reconocería. Muchos otros oncólogos piensan lo mismo. Nos consta. Pero no se atreven a manifestarlo públicamente. "Fui una vez -dijo en una ocasión Mahatma Gandhi- gran amante de la profesión médica. Ya no sostengo esa opinión. Los médicos nos han desquiciado. Considero el actual sistema como magia negra- Los hombres cuidan menos sus cuerpos y ha aumentado la inmoralidad, ignorando el alma. La profesión médica pone a los hombres a su merced y contribuye a disminuir la dignidad humana y el control de sí mismos. Yo me he esforzado por demostrar que no hay en la Medicina servicio real alguno para la humanidad y que es una injuria para la misma. Y creo (XII) CÁNCER: EL ROTUNDO FRACASO DE LA QUIMIOTERAPIAa rLa Quimioterapia consiste básicamente en el tratamiento del cáncer mediante sustancias químicas. Y éstas son, básicamente, de dos tipos: citostáticas -intentan impedir que las células cancerosas se multipliquen- y citotóxicas -destruyen las células cancerígenas-. El problema es que, al margen de su grado de efectividad, no son "selectivas" y, por tanto, también afectan a las células sanas. De ahí sus brutales efectos secundarios. Aunque lo más grave es que a pesar de tales efectos yatrogénicos y sus prácticamente nulos resultados se trata a la inmensa mayoría de los pacientes con ellas. La Quimioterapia es uno de los tratamientos más indefendibles de la medicina moderna. Y sólo el hecho de que se presente por los médicos como la única alternativa a una muerte segura permite entender que los pacientes acepten someterse al deterioro físico y psíquico que provoca, más cercano casi a la tortura que a la medicina. Hablamos de un método que nació en 1942 cuando Alfred Gilman y Fred Phillips, investigadores de la conocida Universidad de Yale, decidieron estudiar las posibilidades terapéuticas del tristemente célebre gas mostaza o Iperita, un producto venenoso que se utilizó como arma química por primera vez durante la I Guerra Mundial. Estos investigadores sabían que tras un ataque efectuado en 1917 con el gas mostaza por las tropas alemanas un médico aliado había comprobado que muchos soldados que resultaron afectados aun estando lejos del lugar donde había caído la bomba de gas morían varios días después con cuadros infecciosos o debido a hemorragias internas, constatándose que padecían una marcada disminución de sus glóbulos blancos y plaquetas así como hipoplasia (reducción del volumen de un 90
  • 91. órgano por disminución de su número de células) medular y linfática. Resultado todo ello de su condición de agente alquilante, es decir, capaz de alterar la estructura y función de las moléculas de ADN de una célula de tal manera que impide que ésta pueda multiplicarse. ¿Por qué no usar pues -se preguntaron- esa propiedad para intentar impedir la multiplicación descontrolada de las células cancerosas? Dicho y hecho; poco después comenzarían los ensayos con roedores. Y a continuación, tras los aparentes éxitos iniciales, en humanos. En 1946 se anunciaría que se había logrado reducir de tamaño los tumores de dos pacientes, uno con un linfosarcoma y otro con un Linfoma de Hodgkin. Otros investigadores -Alper, Dameshek y Peterson- obtenían poco después resultados similares. Sin embargo, en los años 50 las investigaciones realizadas por el National Cancer Institut de Estados Unidos mostraban que los agentes alquilantes, asociados ya con esteroides y otros fármacos, no servían para lograr una mayor supervivencia de los enfermos. Una esperanza nunca lograda que desde entonces se sigue intentando. A día de hoy, sin éxito. La Quimioterapia nació pues como un método que consiste básicamente en dar un veneno con el que destruir las células cancerosas o intentar impedir su multiplicación. Sólo que el veneno actúa igualmente sobre las células sanas. Basta leer los efectos secundarios reconocidos en los prospectos de cualquiera de los productos anticancerígenos que actualmente se comercializan para constatar que si se utilizaran en un persona sana -para qué hablar de una enferma- lo más probable es que ésta acabara muriendo. No existe lógica alguna por tanto para la práctica de la Quimioterapia. No hay en ello sentido común. Y sólo el miedo a la presunta falta de alternativas explica que se haya impuesto como terapia en el mundo. A pesar de lo cual el principal argumento utilizado por quienes dicen hablar "desde la ciencia" y se niegan a aceptar tanto otras formas de entender qué es el cáncer como la eficacia de tratamientos alternativos a los habituales es siempre el mismo: "La Quimioterapia -afirman sin fundamento alguno- es, del mal, el menor". Kevin Murphy, un oncólogo que trabaja en Vancouver, resume muy bien la postura convencional en Adjuvant Chemotherap, un manual concebido para que sus pacientes entiendan en qué consiste el tratamiento: "La Quimioterapia es un tratamiento difícil de entender. Tal y como un paciente me dijo: '¿Me está usted sugiriendo que me someta a un tratamiento que me va a enfermar temporalmente para tratar un cáncer que no puede usted encontrar y encima ni siquiera sabe si hacerlo me servirá de algo?". Es similar a un seguro de vida. Cuando usted paga sus primas a la 91
  • 92. compañía de seguros está reconociendo un riesgo potencial para su vida que puede o no puede acaecer (un accidente, una enfermedad, un terremoto, un robo...). Bueno, pues el tratamiento con quimioterapia se basa en la presunción de que su aplicación puede hacer disminuir el tamaño de los tumores y "reducir" el riesgo de que vuelvan a aparecer después. Las estadísticas -controladas generalmente por quienes tienen interés en demostrar que los fármacos que prueban funcionan- indican que así sucede en un porcentaje significativo cuando se trata de cánceres de mama, colon, testículos, leucemias, linfomas y la llamada enfermedad de Hodgkin... pero las mismas son sólo una de las maneras posibles de presentar las cifras. Eso sí, sirven para que la mayoría de los enfermos crean que los posibles beneficios compensan los riesgos y acepten ser sometidos a Quimioterapia. LA MODA DE LOS CÓCTELES Ante la evidencia de que los fármacos anticancerígenos utilizados en Quimioterapia no sólo no curan el cáncer sino que ni siquiera prolongan la vida de los enfermos se ha instaurado la moda de aplicar "un protocolo de quimioterapia combinada". Es decir, la utilización de "cócteles" -como en el caso de los enfermos de SIDA- con varios productos que se toman al mismo tiempo. Según la versión oficial, cuando esos cócteles se toman tras una intervención quirúrgica para extirpar el tumor y además se ha sometido al paciente a Radioterapia se logran "índices de curación significativos". Claro que lo que eso significa realmente es que la "supervivencia" en los cinco años siguientes es algo mayor estadísticamente, no que el cáncer se cure porque el paciente desgraciadamente termina muriendo en la mayor parte de los casos. Y es que ya hemos explicado en artículos anteriores que cuando los oncólogos hablan de "curación" no se refieren a que uno queda libre del cáncer sino que hablan de "curación clínica", término que se aplica a todo enfermo que sigue vivo cinco años después de serle diagnosticado un cáncer. Aunque al día siguiente se muera. Un sarcasmo. Es también evidente que aun cuando cada persona es un mundo, la respuesta a la Quimioterapia varía en función de las dosis, el tipo de fármaco que se da, la duración del tratamiento y el grado de evolución en que está la enfermedad. En realidad sólo existe una certeza sobre el asunto: todos los fármacos químicos que se utilizan para tratar el cáncer son tóxicos y, además, claramente immunodepresores, es decir, bajan las defensas naturales del enfermo. Y -por si fuera poco- la mayoría son también cancerígenos. Y no ya como efecto colateral sino como efecto primario puesto que no distinguen entre las células cancerosas y las células sanas. Destruyen ambas. Es más, la mayoría 92
  • 93. atacan la médula ósea destruyendo a la vez los glóbulos blancos cuya función es combatir las infecciones, los glóbulos rojos que llevan el vital oxígeno a los órganos del cuerpo y las plaquetas que permiten la coagulación de la sangre. Consecuentemente, todo enfermo sometido a Quimioterapia termina con su sistema inmunitario destruido o comprometido quedando expuesto a otras enfermedades por lo que no es extraño que puedan fallecer de una simple pulmonía o de una infección común. En resumen, la Quimioterapia es uno de los tratamientos más devastadores -física, psíquica y emocionalmente- a los que puede someterse una persona enferma. Y el daño interno producido se comprueba rápidamente. La mayoría de los fármacos oncológicos provocan, entre otros efectos indeseables, calvicie (el cabello puede tardar años en regresar a la normalidad), náuseas extremas, vómitos, encías sangrantes, debilidad extrema, llagas alrededor de la boca, aftas y sangrado y ulceración del tracto gastrointestinal. Muchos pacientes aseguran que los "efectos colaterales" -entre ellos, la fatiga- son incluso peores que la propia enfermedad. Una dramática realidad que no es negada por la medicina convencional. ¿Cómo iban a negar las evidencias? "Es inevitable -argumentan sus defensores-, el precio a pagar, el riesgo a correr para tratar de vencer al cáncer". Y, sin embargo, si se sabe que los productos que se usan son tóxicos, auténticos venenos para el organismo, ¿cómo se sustenta la idea de que la quimioterapia es beneficiosa en el tratamiento del cáncer? Pues se sustenta en la creencia de los oncólogos -no demasiado avalada por los resultados finales- de que el cáncer es un mal localizado -por eso hablan de muchos tipos de cáncer distintos- que se combate de forma específica y localizada. Con lo que en la práctica han reducido en general la lucha contra el cáncer a la lucha contra los tumores. Es decir, como confunden el tumor con el cáncer utilizan medicamentos tóxicos para intentar reducir su tamaño creyendo que eso implica vencer al cáncer. Según la teoría oficial, reducir el tamaño de un tumor proporciona al paciente una mayor expectativa de vida. Una teoría, cabe añadir, que la experiencia ha demostrado falsa hasta la saciedad. Porque es verdad que en algunos casos tal cosa puede suceder pero lo cierto es que en el caso de cánceres avanzados, al final casi todos mueren. Antes de los cinco años en la mayoría de las ocasiones. Con una calidad de vida, además, mucho peor. Bueno, pues con esa simple expectativa de aumento de vida durante unos meses o unos pocos años... justifican la Quimioterapia y el auténtico drama por el que se hace pasar al enfermo. Una extraña pirueta dialéctica que adornan con lenguaje "científico" y con la que intentan convencernos -y autoconvencerse- dando por válida una secuencia causa-efecto absolutamente cuestionable. Porque, 93
  • 94. -ES CIERTO que hay fármacos que reducen cierto tipo de tumores. Pero conviene saber que para pasar el test de "efectividad" la FDA norteamericana no exige evidencia de que los remedios salven vidas o curen algo sino sólo de que son "efectivos para el uso para el cual están pensados". "El fármaco -se dice- tendrá el efecto que se supone que tiene bajo las condiciones de uso prescriptas, recomendadas y sugeridas en la etiqueta" . Es decir, para que un producto contra el cáncer se considere "efectivo" basta que reduzca el tamaño del tumor si para ello se prescribe. Aunque no sirva para curar al enfermo, como ocurre en la mayoría de los casos. -Por tanto, NO ES CIERTO que la reducción de un tumor implique la curación, la recuperación de la salud. Alan C. Nixon, ex presidente de la American Chemical Society, escribió al respecto: "Como químico entrenado para interpretar datos me parece incomprensible que los médicos ignoren la clara evidencia de que la Quimioterapia hace mucho, pero mucho más daño que bien". LA QUIMIOTERAPIA, CURAR NO CURA NADA El Dr. Ulrich Abel, experto en Bioestadística Oncológica en Heidelberg, publicó en 1990 una de las obras más críticas con la teoría oficial: Quimioterapia para cánceres epiteliales avanzados. Al decir "epitelial", el doctor Abel se refiere en su obra a las formas más frecuentes de adenocarcinoma -pulmón, mama, próstata, colon, etc-, "tipos" de cáncer que provocan el 80% de las muertes por esta enfermedad en los países industriales avanzados. Pues bien, al hacer una revisión de su obra cinco años después -que, curiosamente, nunca fue traducida al inglés- pudo constatar que las conclusiones seguían siendo válidas. Es más, todavía hoy, consultado por esta revista, considera sus resultados vigentes aun cuando reconoce no haber continuado con sus seguimientos estadísticos en este campo. Bueno, pues la obra del Dr. Abel, sin que afirme la falta de eficacia de la Quimioterapia en todos los casos, avala con sus estudios estadísticos las dudas de muchos médicos sobre la eficacia de la Quimioterapia, especialmente en las fases avanzadas. Porque, en sus propias palabras, "un análisis sobrio y sin prejuicios de la literatura (científica) raramente ha revelado que los regímenes (de medicamentos) en cuestión tengan algún beneficio terapéutico en el tratamiento de cánceres epiteliales avanzados". Después de diez años trabajando en el área de Estadística en Oncología Clínica, la inquietud del Dr. Abel acabó transformándose en certeza: "No hay evidencia, para la gran mayoría de los casos de cáncer, de que el tratamiento con estos fármacos produzca resultados positivos en los pacientes con enfermedad avanzada, ya sea en expectativas de vida o en calidad de vida". Y agrega: "La casi dogmática creencia en la eficacia de la 94
  • 95. Quimioterapia se basa con frecuencia en conclusiones falsas extraídas de datos inapropiados". En resumen, el minucioso trabajo del Dr. Abel hasta 1995 -como quién dice, anteayer- pone en evidencia que la Oncología ha sido incapaz de proporcionar bases científicas sólidas para justificar el uso de la terapia citotóxica tal como se ha venido haciendo. A pesar de lo cual la tesis de que la Quimioterapia es eficaz está considerado un dogma de la medicina moderna desde hace décadas. Los resultados, empero, no justifican esa apuesta unilateral mientras otras líneas de investigación han sido abandonadas, descartadas o relegadas al esfuerzo individual. La realidad es que la tasa de mortalidad en los cánceres más comunes -cáncer de colon, mama, próstata, páncreas, y ovarios- ha evolucionado muy poco en los últimos cincuenta años. Contra los tumores malignos de pulmón tampoco se ha avanzado mucho. En algunos casos, la diferencia entre aplicar Quimioterapia y no hacerlo apenas es significativa. Un estudio inglés efectuado en 1992 concluyó que en el caso del cáncer de mama de diagnóstico temprano se había hallado una modesta ventaja en cuanto a extensión de vida. Se evaluaron 31 estudios en los que participaron 11.000 mujeres y se encontró una leve ventaja de extensión de vida después de diez años en pacientes que habían recibido "poliquimioterapia" (más de un fármaco oncológico durante más de un mes). La probabilidad de que las mujeres estuvieran vivas diez años después, sin embargo, eran tan sólo del 51,3% con los medicamentos frente a un 45% sin los medicamentos. Es decir, sólo un 6,3% de diferencia en la esperanza de vida. Bueno, pues a pesar de tan escasa -y discutible- diferencia las autoridades médicas recomiendan quimioterapia a todas las pacientes con cáncer de mama, tengan o no signos visibles de cáncer después de la cirugía. La teoría oficial mantiene que, haciendo una proyección estadística con miles de mujeres, se deduce que muchas se pueden salvar. La verdad, sin embargo, es que las estadísticas lo que demuestran es que el 93,7% no sólo no se beneficiará de la Quimioterapia sino que sus organismos serán devastados por los efectos secundarios de los fármacos oncológicos. ¿Y mejorará con ello al menos su calidad de vida? Indudablemente, no: empeorará. Porque ya hemos dicho que prácticamente todos los agentes quimioterapéuticos son tóxicos e inmunosupresores. EL DRAMA HUMANO DE LA QUIMIOTERAPIA En suma, la Quimioterapia no sólo no garantiza en la mayor parte de los casos una mayor supervivencia sino que encima provoca una calidad de vida mucho peor. Uno de los principales efectos que modifican determinantemente la vida de los pacientes es la anemia, 95
  • 96. asociada a fatiga y cansancio. Y es que entre las células sanas que destruye la Quimioterapia se encuentran los glóbulos rojos, encargados de transportar el oxígeno a través de todo el cuerpo para mantener la energía. Su pérdida puede además sobrecargar el corazón haciendo que se esfuerce por aportar oxígeno donde se necesita, impedir pensar con claridad, convertir la lectura y la escritura en una tarea hercúlea, suprimir el estímulo sexual y convertir cualquier actividad cotidiana en un esfuerzo agotador. Después están las infecciones. El paciente tendrá que luchar contra todo tipo de infecciones oportunistas porque los fármacos destruyen los leucocitos preparados para la defensa del organismo. De hecho, si se contrae cualquier infección durante el tratamiento con Quimioterapia lo normal es que el enfermo sea hospitalizado, algo que indudablemente lo debilita aún más psicológicamente porque tiene que alterar su vida y dejar sus actividades cotidianas -incluido el trabajo-, le impide cuidar de los hijos, debe permanecer alejado de la familia y los amigos.... Sin olvidar que por estar hospitalizado estará más expuesto a contraer otras infecciones. A fin de cuentas, hoy día los hospitales son auténticos focos de infección. Además de los citados efectos a corto plazo -entre otros- la Quimioterapia puede provocar a largo plazo algunos más graves. Por ejemplo, lesiones de corazón que pueden manifestarse semanas, meses o años después del tratamiento. Un trabajo publicado el año pasado apuntalaba esta hipótesis, mantenida desde hace tiempo por algunos investigadores. Nature Medicine descubría que el mismo mecanismo que sirve para luchar contra los tumores en una de las sustancias (Herceptin) utilizadas en el cáncer de mama es responsable a su vez de causar daños en el corazón al hacer más vulnerables las células cardíacas a la toxicidad de los quimioterapéuticos que se administran a continuación. La Quimioterapia puede también provocar pérdida de la fertilidad y, sobre todo, un mayor riesgo de reaparición del cáncer. Está demostrado que la mayoría de las productos quimoterapéuticos pueden llegar a producir cánceres secundarios, especialmente en el tracto gastrointestinal, los ovarios y los pulmones. Éstos se encuentran entre los cánceres más difíciles de tratar y pueden aparecer cinco, diez o quince años después de un primer tratamiento "exitoso" con Quimioterapia. El New England Journal of Medicine publicaba el 21 de septiembre de 1989 lo siguiente: "Se sabe que los cánceres secundarios son complicaciones causadas por la quimioterapia y la irradiación empleada para tratar linfomas y linfomas de Hodgkin además de otros cánceres primarios". Y un año después -el 5 de enero de 1990- Associated Press difundía la siguiente noticia: "Las fármacos que se usaban hace tiempo para tratar el cáncer ovárico pueden haber 96
  • 97. resultado tan nocivas como beneficiosas al incrementar enormemente el riesgo de padecer leucemia... Entre las mujeres tratadas desde 1960 hasta 1985 el riesgo de leucemia era 12 veces superior en aquellas pacientes que recibieron Quimioterapia que en aquéllas que sólo fueron sometidas a cirugía". Cabe añadir que según el Dr. John Cairns, microbiólogo de Harvard, "entre el 5 y el 10% de los pacientes que sobreviven a la Quimioterapia mueren luego de leucemia en los diez años posteriores al tratamiento". Y que cuando -como muchos oncólogos proponen- "la Quimioterapia y la radiación se aplican conjuntamente los tumores secundarios se dan en una proporción aproximadamente 25 veces mayor de lo esperable". Esta determinación tan contundente fue realizada por el Dr. John Laszlo siendo vicepresidente superior de investigación de la Sociedad Americana contra el Cáncer. "Las nuevas combinaciones quimioterapéuticas no están aportando ni más supervivencia ni más calidad de vida que otros protocolos más antiguos en los cánceres más significativos pero están elevando la factura de forma considerable", denunciaba hace poco. el Journal of National Cancer en un trabajo en el que se comparaba la eficacia y el coste de la combinación cisplatino-vinorelbina con la de paclitaxel -el conocido Taxol- y carboplatino. Este último protocolo, comparado con el primero, eleva el gasto total del tratamiento en 9.000 euros, una diferencia sustancial sin que por ello mejoren los resultados finales. Lo de siempre: no hay mejores resultados pero sí más gastos en medicamentos y más ingresos para la industria. Con la complicidad de los ministerios de Sanidad. LA MEDICINA, COMO LA JUSTICIA: CIEGA Como oficialmente se ha decidido no trabajar en nuevas líneas de investigación los médicos siguen basando en la Quimioterapia buena parte de los tratamientos contra el cáncer. Para algunos es lo "lógico" a la vista de que sus conocimientos sólo apuntan en la dirección de los fármacos agresivos; para otros es un callejón sin salida. El ya citado Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de oncólogos y su conclusión fue ésta: "Las opiniones personales de muchos oncólogos parecen contrastar de manera llamativa con lo que se comunica al público". Ya en un artículo titulado Chemotherapy: Snake-Oil Remedy? aparecido en Los Angeles Times el 1 de septiembre de 1987, el Dr. Martin F. Shapiro denunciaba públicamente que "mientras algunos oncólogos informan a sus pacientes de la falta de evidencias reales de los tratamientos... otros se dejan llevar por los estudios científicos que manifiestan un optimismo injustificado sobre la Quimioterapia. Y algunos más responden sencillamente a los incentivos económicos; los médicos pueden ganar mucho más dinero practicando la Quimioterapia 97
  • 98. de lo que pueden ganar proporcionando solaz y alivio a los pacientes agonizantes y sus familias ". El Dr. Shapiro no es, en todo caso, el primero -ni el único- en hacer esta denuncia. El doctor Alan Levin, profesor de Inmunología en la Facultad de Medicina de San Francisco, afirmó ya en 1985 durante una conferencia sobre los abusos en la medicina lo siguiente: "Los médicos generalistas son intimidados para seguir protocolos que se sabe que no funcionan. Uno de los ejemplos más evidentes es la Quimioterapia, que no funciona en la mayoría de cánceres".Y agregó: "A pesar de que la mayoría de los médicos está de acuerdo con que la Quimioterapia resulta en gran medida ineficaz se ven coaccionados a usarla por grupos de interés especiales que tienen intereses creados en las ganancias que produce la industria". En 1986 un grupo de investigadores del McGill Cancer Center hizo una encuesta entre 118 médicos que trataban el cáncer de pulmón con quimioterapia pidiéndoles que imaginaran que enfermaban de cáncer y comunicaran con qué tratamientos habituales de Quimioterapia aceptarían ser tratados. Pues bien, 64 de 79 aseguraron que no consentirían en modo alguno estar en ningún tratamiento que incluyera cistaplino, un producto común en Quimioterapia. Es más, ¡cincuenta y ocho! dijeron que los ensayos sobre esos fármacos no eran asumibles porque no demostraban su eficacia y en cambio su toxicidad era inaceptable. ¿Le cabe alguna duda aún, amigo lector, de que médicos y medicina permanecen ciegos ante la realidad? Ahora bien, ¿significa esto que las personas relacionadas con las investigaciones sobre cáncer y la industria farmacéutica forman parte de algún tipo de conspiración para detener la cura del cáncer? Edward Griffin, en su obra The Politics of Cancer, no lo cree: "(...) Afrontémoslo: esas personas mueren de cáncer como todo el mundo (...) Es obvio pues que no ocultan conscientemente un posible control de la enfermedad. Lo que significa es que el monopolio médico del cartel (farmacéutico-químico) ha creado tal clima de influencias en nuestro sistema educativo que la verdad científica se sacrifica a menudo a los intereses creados". En esta misma línea parece apuntar la información publicada el 26 de enero de este año en The New York Times titulada Las ventas de medicamentos (utilizados en quimioterapia) producen altas ganancias a los oncólogos". Según el diario, "en un momento en el que el conjunto del gasto en medicamentos de prescripción está por las nubes, los especialistas en cáncer (en los EEUU) se están embolsando centenares de millones de dólares cada año vendiendo fármacos a los enfermos, una práctica que casi ningún médico sigue". Se trata, ante todo, de un negocio. Para la industria... y para los oncólogos. Según datos del Medical Group Management Association, entre 1997 y 2001 la venta de fármacos llevó a los oncólogos a aumentar sus 98
  • 99. ingresos en un 40% (ganan de media casi 300.000 dólares al año, incluidas las ganancias extras por venta de medicamentos antitumorales), lo que les ha puesto al frente de la lista de quienes más ganan entre los especialistas médicos. Un grave conflicto de intereses que fue denunciado hace ya un año por el doctor Nicholas González, director en Estados Unidos de un programa federal de tratamiento del cáncer de páncreas con terapia nutricional. González denunció públicamente que los oncólogos muy raramente recomendaban a sus pacientes que se trataran con esta terapia y afirmó que, a su juicio, buena parte del problema era "financiero": "Los oncólogos pueden ingresar hasta 20.000 dólares con un tratamiento de Quimioterapia para el cáncer pancreático... aunque no funciona. Pero es el tratamiento normal y está cubierto por el seguro. Además, si recomendaran a un paciente entrar a formar parte de nuestro estudio de tratamiento del cáncer con Nutrición el enfermo dejaría de ser tratado con fármacos y ellos perderían esos ingresos. Ese es el problema. Algunos llevan además sus propios estudios con Quimioterapia y no están dispuestos a dejarnos los pacientes a nosotros". Hay que añadir que esta denuncia tiene su fundamento no sólo en el hecho de que los propios médicos venden los medicamentos -lo que de por sí propicia la sospecha- sino en algunos datos publicados con anterioridad. La alarma sobre ese posible conflicto de intereses la hizo sonar el 12 de mayo del 2001 un estudio del Dr. Ezekiel J. Emanuel, bioético y oncólogo que trabaja en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, quien levantó una considerable polémica durante una reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en San Francisco. Resulta que tras estudiar los casos de casi 8.000 pacientes de Massachussets había constatado que en sus últimos meses de vida a todos los enfermos de cáncer se les daba Quimioterapia aunque se supiera que no respondían ya al tratamiento. "Podría entenderse -denunció- que se de Quimioterapia para reducir el tumor y aliviar los dolores a los pacientes que responden al tratamiento pero hacerlo con quienes no responden es duro de justificar". Los oncólogos se defenderían afirmando que en muchas ocasiones son los propios pacientes o sus familiares los que lo piden aferrándose al tratamiento como última esperanza. Afortunadamente, en España los médicos no venden directamente los medicamentos. Desafortunadamente, las terapias complementarias siguen dejándose oficialmente de lado. CUESTIÓN DE OBJETIVOS Terminamos diciendo que los enfermos de cáncer deberían entender que cada caso es individual y que son muchos los factores que 99
  • 100. intervienen en una posible remisión, comenzando probablemente por la fe del paciente en el propio tratamiento. Y no es nuestra intención arrebatar la esperanza a nadie pero el propio Mariano Barbacid ha reconocido públicamente que el éxito de la Quimioterapia se cifra sólo en el 10% de los casos. Y está por demostrar si esa cifra no está engordada con falsos positivos -personas tratada de cáncer sin tenerlo, algo más habitual de lo que pudiera parecer- y si se ha descontado el 5% de error estadístico que se considera "normal". Ciertamente, hay casos en los que los tumores han remitido con un tratamiento quimioterapéutico. Están constatados. Que fueran o no realmente malignos es otro cantar. Y que esa remisión supusiera su curación, es decir, que el cáncer desapareciera, está también por demostrar. A los enfermos de cáncer no se les sigue habitualmente la pista cinco o diez años después de finalizar el tratamiento. Se ignora, por tanto, cuántos casos de cáncer reales tratados con Quimioterapia se han "curado" o han sobrevivido más de 10 años. Esas estadísticas prácticamente no existen. No interesan. Como no interesa dar a conocer que existen otras formas de entender qué es el cáncer y cómo afrontarlo. De ello les hablaremos en próximos números. ueba de civilización sino más bien un síntoma de decadencia". (XIII) CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON MEDICINA ORTOMOLECULAR Hace ya medio siglo que el cáncer se trata con éxito por numerosos médicos y otros terapeutas -especialmente en Estados Unidos- con Medicina Ortomolecular. La base de este tratamiento está en desintoxicar el organismo, seguir una alimentación adecuada y complementar la dieta con nutrientes ortomoleculares específicos a fin de crear la condiciones óptimas favorables que permitan un correcto funcionamiento celular elevando simultáneamente el sistema inmune del enfermo. Un método natural no agresivo, eficaz y poco conocido. Está constatado que gran parte de los casos de cáncer son consecuencia de un incorrecto comportamiento vital o de las características del ambiente en el que se vive. Y, por tanto, que es posible prevenirlos. La evidencia de que es así es amplia pero lo corroboran sobre todo cuatro hechos estadísticos: las diferencias en la incidencia de determinados tipos de cáncer entre personas de una misma comunidad radicadas en distintos lugares, las diferencias entre los que emigraron de una comunidad y los que no emigraron, la variación en el tiempo dentro de una comunidad dada y la 100
  • 101. identificación real de gran número de causas específicas y controlables (de las que vamos a hablar a continuación). Como ya se ha explicado en artículos anteriores de la revista, un cáncer se caracteriza por la proliferación descontrolada de una célula o grupo de células -parece que a causa de una mutación genética por causas que pueden ser variadas- y la adquisición por éstas de "capacidad invasiva" lo que permite su diseminación -metástasis- por todo el organismo. De ahí que el equilibrio entre la división y la muerte celular sea indispensable para que no aparezca el cáncer, algo de lo que al parecer se encargan los denominados "genes supresores de tumor" codificando unas proteínas que impiden la proliferación descontrolada. Una de ellas es la conocida proteína "P53" que cuando no logra frenar el crecimiento anormal provoca además la apóptosis o "suicidio" de la célula. Y existen también otros genes llamados "reparadores de ADN" que codifican otras proteínas cuya función es corregir los errores que surgen cuando las células duplican su ADN antes de la división. Ya en el número 35 de la revista se mencionaron todas las causas que pueden dar lugar a un cáncer e invitamos al lector a repasarlas (www.dsalud.com). En todo caso, es oportuno recordar algunas de ellas para entender por qué la Medicina Ortomolecular es útil en el tratamiento del cáncer. Especialmente porque para prevenirlo es preciso conocer las sustancias y/o los hábitos relacionados con su aparición. Obviamente, no mencionamos todos. Piense el lector que la décima edición de la lista oficial de carcinógenos humanos conocidos se ha hecho pública recientemente y en el nuevo listado aparecen ya 228 sustancias. Veamos sólo, pues, los principales agentes carcinógenos. -Las radiaciones ionizantes. Penetran en los tejidos y pueden dañar el ADN. Todas ellas (se explicó en el artículo sobre los peligros de la telefonía móvil en el nº 38 de la revista). -Los medicamentos. Algunas de las medicinas que se han estado comercializando durante años provocaban cáncer ya que -hoy lo sabemos- interferían en el ADN. La mayor parte fueron retiradas por ello del mercado pero otras se siguen utilizando como es el caso de los estrógenos y los anticonceptivos esteroideos. Los primeros han sido recetados en muchos países de forma sistemática para tratar los síntomas posmenopáusicos y prevenir la osteoporosis provocando un notable aumento de cánceres endometriales. En algún momento, llegándose a duplicar la incidencia normal. -Los rayos del sol. El cáncer de piel causado por la exposición a los rayos del sol es el 101
  • 102. más frecuente. Los melanomas son los cánceres potencialmente más letales. -El tabaco. El hábito de fumar mata a más de 1.000.000 de personas cada año por cáncer de pulmón y otras neoplasias. Las mutaciones del gen P53 son frecuentes en los cánceres relacionados con el tabaco. Está probado que determinadas sustancias presentes en los cigarrillos están directamente relacionadas con el cáncer como son los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y las nitrosaminas derivadas de la nicotina. Piénsese que sólo en el humo del tabaco se encuentran más de 4.000 agentes químicos, muchos de los cuales son carcinogénicos. -Algunos virus. El VPH o virus humano del papiloma es uno de ellos y está íntimamente relacionado con el cáncer de cuello de útero. Se transmite por contacto sexual. -Las nitrosaminas. Esta sustancia la podemos encontrar en el tocino frito, las carnes curadas, algunas hortalizas frescas, la cerveza, la leche seca sin materia grasa, los productos del tabaco, algunos productos de goma, los pesticidas, ciertos cosméticos y productos de la industria del metal. Las nitrosaminas se forman a partir de los nitratos añadidos a algunos alimentos que, bien por las bacterias que hay en las carnes que los contienen o por las propias de nuestro organismo, se oxidan convirtiéndose en nitritos así como de las aminas biógenas generadas a partir de la degradación de las proteínas. Además, hay determinados alimentos a los que se les añaden nitratos como el beicon, el jamón cocido, el salami, el salchichón, el chorizo, etc., con el fin de inhibir el crecimiento de la bacteria Clostridium botullinum, causante del botulismo. También hay nitratos en los conservantes E249, E250, E251 y E252. -El amoniaco. Los productos nitrogenados generan NH3 por acción de las bacterias lo que aumenta la proliferación celular y altera la síntesis de ADN. -Los fenoles. Producidos por el metabolismo de la fenilalanina y la tirosina se relacionan con el cáncer de piel y colon. -Las aflotoxinas. El más tóxico de esta familia es la aflotoxina B1, sustancia tóxica (hongo), mutagénica e intensamente cancerígena. Está presente en algunas semillas. -Los compuestos químicos agrícolas. Nos referimos a aquellos encaminados tanto a incrementar la productividad de las cosechas como a favorecer su conservación. 102
  • 103. Muchos son potencialmente cancerígenos. Hablamos de los acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas (compuestos químicos como DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.). -Las grasas saturadas. Una alimentación rica en grasas saturadas favorece el desarrollo del cáncer. Está especialmente demostrado en el caso del cáncer de mama. Al parecer, podría deberse a que su consumo eleva las cifras de estrógenos en sangre según las investigaciones desarrolladas en las universidades de Harvard y Minnesota. Por otra parte, un estudio llevado a cabo por la Fundación Estadounidense para la Salud y el Centro Hospitalario St.Luke's-Roossevelt de Nueva York apunta que una ingesta excesiva de grasas -tanto de origen animal como los aceites vegetales omega 6- adormece el mecanismo de vigilancia tumoral del sistema inmunitario. -La leche de vaca. Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Bergen (Noruega) con leche de vaca fresca constató que el consumo de 2 vasos diarios implica un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que quienes beben menos de esa cantidad. Y un grupo de investigadores holandeses demostró en 1989 que las personas que toman tres o más vasos de leche de vaca diaria tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que los que no beben leche. Cabe añadir que también investigadores de la Universidad de Harvard encontraron una relación positiva y fuerte entre el cáncer del páncreas y el consumo de leche, huevos y carne. Entiéndase, en todo caso, que hablamos de la leche de vaca entera, sin tratar industrialmente. Porque tanto lo que hoy se comercializa como leche de vaca así como sus derivados lácteos tienen más bien poco que ver con la leche de vaca natural. Hablaremos de ello extensamente en un próximo artículo. -El café torrefacto. El café torrefacto contiene hidrocarburos tostados liberadores de benzopirenos, productos altamente cancerígenos. Además contiene metil glioxal, un poderoso mutágeno en las bacterias. Una simple taza de café recién hecho contiene 0.5 mg de ese compuesto que ha demostrado ser cancerígeno en ratas. De hecho, la Unión Europea intentó hace año y medio regular esta situación sin conseguirlo debido a las presiones ejercidas. Sépalo. -El alcohol. El alcohol también podría actuar como un carcinógeno, no de forma directa sino a través de su metabolito, el acetildehído. Además tiene una reconocida acción inmunodepresora. Por otra parte, un estudio presentado por la Agencia Internacional 103
  • 104. para la Investigación sobre el Cáncer en Lyon indica que la mezcla de alcohol y tabaco aumenta 43 veces la probabilidad de contraer cáncer de garganta. -Mecanismos indirectos. La ingesta exagerada de alimentos también puede influir en la aparición del cáncer. Así lo demostró ya Tannenbaum en ratones durante la II Guerra Mundial constatando que la aparición de tumores espontáneos de pulmón y mama así como los de una variedad de tumores producidos experimentalmente con cancerígenos conocidos podía reducirse a la mitad restringiendo la ingesta de alimentos sin modificar las proporciones de los constituyentes individuales. Esto último sería luego contrastado en reiteradas ocasiones. En el caso de la fibra y su influencia sobre el cáncer -y otras enfermedades degenerativas del intestino- Burkitt ya lo sugirió en sus observaciones: el cáncer era más común en los países donde se procesaban los cereales para eliminar la fibra que en aquellos en donde eso no se hacía. Hay que recordar, finalmente, que los métodos utilizados para la preparación industrial de alimentos pueden ser potencialmente peligrosos debido a la intervención de carcinógenos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas aromáticas heterocíclicas. Y ambas se forman durante la combustión del carbón y la lisis de proteínas durante el asado de la carne con carbón vegetal, en la fritura y en el ahumado. LA NECESARIA PRUDENCIA Lo expuesto nos insta pues a ser muy prudentes y a seguir unas reglas mínimas si queremos disminuir los factores de riesgo del cáncer: Nuestros consejos para lograrlo son sencillos: -Deje de fumar. -Evite el exceso de peso. -Tome entre 20 y 35 gramos de fibra al día. -Consuma diariamente frutas y vegetales frescos. -Elimine o reduzca al mínimo la ingesta de alcohol. -Evite la exposición prolongada al sol. -Reduzca la ingesta de proteínas animales. -No consuma alimentos fritos ni ahumados. -No consuma más de un 10% de grasas saturadas en su comida diaria. -Reduzca el consumo total de grasas a menos del 30% del aporte calórico total. -Realice diariamente ejercicio físico según sus características y posibilidades. -Respete las instrucciones de seguridad en los lugares de 104
  • 105. trabajo, sobre todo si en él se manipulan sustancias cancerígenas. PRODUCTOS CON ACTIVIDAD ANTICANCERÍGENA Además de seguir las recomendaciones anteriores conviene que sepa que hay determinados alimentos y sustancias que tienen un especial interés tanto por su acción preventiva como por su actividad anticancerígena. Hablemos de ellos. -El ajo y la cebolla. En ambos alimentos se han encontrado multitud de sustancias con reconocida acción anticancerígena, entre ellas el sulfuro de dialilo o la alinasa, con capacidad para bloquear -por ejemplo- sustancias tan agresivas como las nitrosaminas y la aflotoxina, ambas relacionadas con los cánceres de estómago, pulmón e hígado. Uno de los principales investigadores de la acción del ajo es el doctor Michael Wargovich, experto del Centro del Cáncer M.D. Anderson de Houston. En un experimento administró a un grupo de ratones el principio activo del ajo mientras a otros sólo les dio comida. A continuación aplicó a los ratones de ambos grupos potentes carcinógenos. Pues bien, los ratones que habían ingerido ajo presentaron un 75% menos de incidencia de cáncer, tanto de colon como de otros tipos. -El tomate. El mismo pigmento que proporciona al tomate su color rojo, el licopeno, es la sustancia responsable de su poder anticancerígeno. El licopeno es hasta dos veces más potente que el betacaroteno y actúa como destructor del oxígeno libre. Además, está demostrado que esta misma sustancia reduce el daño causado en el ADN y ayuda a prevenir el cáncer de próstata. (Journal of the Nacional Cancer Institute, 19/12/2001). -El té. Estudios realizados en China, Japón y EEUU confirman que el té bloquea en gran medida el desarrollo de diversos tipos de cáncer en los animales, lo que se debe principalmente a su concentración en catequinas, de las que una de ellas es especialmente potente: la epigalocatequina (EGCG). -La col, el brécol y las coles de Bruselas. Estas hortalizas contienen una sustancia -el indol-3-carbinol- que tiene la propiedad de acelerar el metabolismo de los estrógenos impidiendo así que pueda ser utilizado por las células cancerígenas. Así lo han demostrado los estudios del Instituto de Investigación Hormonal de Nueva York. -El cartílago de tiburón. El cartílago de tiburón posee un compuesto que -al menos, en 105
  • 106. laboratorio- tiene efectos anticancerígenos. Exactamente son sus compuestos de glucoproteínas las que tienen un efecto sobre la angiogénesis. El crecimiento de un tumor requiere su vascularización. Sin la cercanía de vasos sanguíneos las células tumorales no sólo no pueden diseminarse sino que mueren por deficiencia de nutrientes y oxígeno así como por falta de eliminación de anhídrido carbónico, ácido láctico y otras sustancias de desecho. La angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de otros preexistentes es fundamental en el proceso de carcinogénesis. -El extracto de aceite de hígado de tiburón. Esta sustancia contiene ácidos grasos poliinsaturados así como vitaminas A, D y E además de escualeno y alcoxigliceroles. La vitamina A tiene un destacado papel preventivo en el cáncer y, en particular, frente al cáncer bronquial y el de vejiga, además de tener una acción antioxidante global como las vitaminas D y la E. La vitamina D2 por su parte, es precursora de la tumosterona, sustancia utilizada por las células asesinas para destruir las células cancerosas. En cuanto al escualeno que contiene es un triterpenoide precursor de la DHEA (deshidroxiepiandrosterona), una sustancia que tiene el poder de ralentizar el envejecimiento celular y cuya presencia es indispensable en los glóbulos rojos para combatir las células cancerosas. Por último -como ya hemos señalado-, contiene alcoxigliceroles, que son derivados lipídicos presentes sobre todo en los tejidos portadores de células inmunitarias. Los alcoxigliceroles han demostrado en ratas un claro efecto inhibidor del crecimiento tumoral bloqueando en ratas diversos tumores experimentales: linfoma LAA, carcinoma mamario C3H, melanoma B12, etc. -El ácido alfa lipoico. Se trata de un compuesto antioxidante que en su forma libre tiene la capacidad de proteger el material genético del ADN. Además impide la liberación excesiva de FN-kappa-B, una sustancia con capacidad para fijarse al ADN en los genes y causar cambios en la información génica. -La vitamina A. Dado que la vitamina A puede resultar tóxica si se toma en cantidades altas es importante comprender la diferencia entre ella y los carotenoides. El betacaroteno -y los demás carotenoides- son atóxicos. Y en el interior del cuerpo humano son transformados enzimáticamente de tal manera que de una molécula de betacaroteno surgen dos moléculas de vitamina A. Otra diferencia importante es que la carotinoidemia depende proporcionalmente de la ingesta mientras que la vitamina A mantiene 106
  • 107. niveles sanguíneos bastante constantes dado que toda cantidad "extra" es eliminada de la sangre y almacenada en el hígado. De los 20 carotenoides que se encuentran en la alimentación humana, el betacaroteno es el mejor protector contra el cáncer. La primera demostración de que la vitamina A tenía propiedades protectoras contra el cáncer se obtuvo poco después de su descubrimiento en 1913 por Mc Collum y Davis. A principios de los años 20 los trabajos de Mori (1922) y Wolbach (1925) asociaron el déficit de vitamina A con alteraciones cancerígenas en células de la tráquea, laringe y bronquios. Varios estudios realizados entre los años 30 y 50 confirmaron que la vitamina A mantiene el funcionamiento normal de los tejidos además de controlar el crecimiento celular y que las deficiencias de dicha vitamina producen cambios metaplásicos. Así pues, la vitamina A regula de una manera casi hormonal el crecimiento y el desarrollo celular, da protección antioxidante contra los radicales libres y aumenta la comunicación intercelular de tal forma que las células mutantes no pueden provocar que otras células, también mutantes, crezcan (influye en la síntesis de la proteína conocida como conexina). En 1929 Hirayama publicó un estudio realizado en 25.000 japoneses demostrando que el betacaroteno protege contra los cánceres de pulmón, estómago, colon, próstata y cérvix. -La vitamina B17. Tras muchos años de estudios, el químico estadounidense Ernest Krebs, Jr. descubrió en 1950 una nueva vitamina que categorizó como B17 y que también es llamada laetril y amigdalina. Ya en varios documentos de civilizaciones antiguas -como los egipcios en la época de los faraones y en China más de 2.500 años antes de Cristo- se menciona el uso terapéutico de los derivados de las almendras amargas. Papiros egipcios de 5.000 años de antigüedad mencionan el uso de Aquí Amygdalorum, para el tratamiento de tumores dermatológicos. Sin embargo, el estudio sistematizado de la amigdalina no comenzó hasta la primera mitad del siglo pasado cuando el famoso químico Dr. Bohn descubrió en 1802 que durante el proceso de destilación del agua proveniente de almendras amargas se obtenía ácido hidrociánico. La vitamina B17 es un agente quimioterapéutico completamente natural que se encuentra en más de 1.200 plantas, particularmente en las semillas de frutas comunes como el albaricoque, el durazno, las manzanas y las cerezas. Se trata de un diglucósido con una molécula de cianuro que es extremadamente bioaccesible. Esto significa que penetra en la membrana celular alcanzando fácilmente un alto nivel de concentración dentro de la célula. Esta molécula de cianuro causó cierta controversia aunque, atendiendo a las afirmaciones de quienes 107
  • 108. la utilizan, es inofensiva porque "las células normales del organismo contienen un enzima llamada glucosidasa que la neutraliza impidiendo la liberación del cianuro. De esta forma, la vitamina B17 sólo actúa como glucosa en las células saludables produciendo energía. Las células malignas no contienen esta enzima pero tienen otra llamada rodanasa; al estar ausente la glucosidasa y presente la rodanasa, la vitamina B17 se activa liberando la molécula de cianuro dentro de la célula maligna causando su destrucción". El uso del laetril es legal en 24 estados americanos y en otros 17 países como México, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Bélgica y Filipinas. -La vitamina C. Existen numerosas evidencias de que la vitamina C es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. En los mecanismos de éste intervienen ciertas moléculas -principalmente moléculas de proteínas- que se encuentran en solución en los fluidos del cuerpo así como en determinadas células y la vitamina C actúa tanto en la síntesis de muchas de ellas como en la producción y en el adecuado funcionamiento. Pues bien, se sabe desde hace tiempo que la vitamina C inhibe la formación de nitrosaminas carcinogénicas formadas por la reacción entre los nitritos existentes en las carnes conservadas y las aminas dietéticas. También la vitamina C, unida a la quercetina y otros polifenoles, pueden combatir el cáncer. La aparición del cáncer de esófago, páncreas, colon, recto, cuello de útero, vejiga, piel, mama y laringe aparece mucho más raramente en quienes siguen una dieta rica en frutas y vegetales con alto contenido en vitamina C. Estudios en animales de experimentación realizados por el Premio Nobel Linus Pauling y sus colaboradores muestran que una ingesta elevada de vitamina C atrasó el comienzo de tumores mamarios espontáneos en ratones; y evidencian también una pronunciada disminución o retraso en la aparición de tumores malignos en ratones que habían sido expuestos a la luz ultravioleta. Otros investigadores también han demostrado la efectividad de esta vitamina y sus derivados en la prevención del cáncer de piel. Y en ratones expuestos a fibra de vidrio en polvo se comprobó una inhibición significativa del cáncer de pulmón. Científicos japoneses demostraron además recientemente el efecto anticancerígeno en tumores humanos de ovario, estómago, páncreas, útero y pulmón. Tras lo dicho, es insólito comprobar que el Instituto Nacional de Salud Americano, tras el estudio que realizó sobre esta vitamina, concluyera diciendo que la cantidad recomendable de vitamina C es de 60 mg, al día. Cientos de investigadores afirman que esa cifra debería ser aumentada a 200 mg diarios como mínimo. Exactamente la misma 108
  • 109. recomendación que hizo Linus Pauling hace casi veinte años y pocos científicos aceptaron. -La vitamina E. Esta vitamina es un poderoso antioxidante pero posiblemente necesite de la sinergia de otros nutrientes para poder ser además protectora contra el cáncer. Es el caso del estudio de Knekt (1991) publicado en Annals of Medicine que confirma el papel protector de la vitamina E -en combinación con otros nutrientes- en la profilaxis del cáncer. Es importante tener en cuenta la sinergia entre esta vitamina y el selenio, conocida desde 1983. Según el Dr. Horvart, "la vitamina E facilita la acción anticarcinogénica del selenio sólo cuando se encuentra presente durante las fases de promoción o proliferación". En 1984 un equipo de investigadores dirigidos por el Dr. Wald estudió la vitamina E y el betacaroteno en la prevención del cáncer mamario. Se extrajo sangre de 5.000 mujeres en Guernsey entre 1968 y 1975 que se almacenó congelada. A finales de 1982, 39 de las mujeres habían desarrollado cáncer. Comparándolas con el grupo de control de mujeres de edad, en estado menopáusico, antecedentes familiares y antecedentes de enfermedad mamaria benigna similares, las víctimas de cáncer mostraron niveles sanguíneos más bajos de vitamina E. Cabe señalar que la vitamina E tiene una acción directa sobre algunas sustancias químicas cancerígenas inactivándolas (nitritos y nitratos). Por otra parte, la vitamina E también desempeña un papel importante como terapia adjunta a la quimioterapia. Así, prácticamente todos los pacientes que reciben adriamicina pierden el cabello mientras que el 70% de los que reciben 1.600 UI de vitamina E desde varios días antes de la quimioterapia no sufrieron una pérdida de cabello digna de mención. (Wood, 1985). -La coenzima Q10. Además de su papel en la producción de energía, la coenzima Q10 es un elemento muy a tener en cuenta en los pacientes con cáncer pues ayuda a reducir los radicales libres; se trata, pues, de una sustancia antioxidante. -El calcio. Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine -enero de 1999- el papel del calcio en la prevención de pólipos en el colon es evidente. Los autores del trabajo son tajantes en sus conclusiones: los suplementos de calcio se asocian con una reducción significativa del riesgo de padecer adenoma colorrectal recurrente. El trabajo fue dirigido por el doctor J. A. Baron -del Darthmouth- Hitchcock Medical Center (New Hampshire, EE.UU)- a lo largo de cuatro años. -El germanio. En 1967 el Dr. Kazuhiko Asai consiguió sintetizar el germanio 132, 109
  • 110. una forma de germanio ligado orgánicamente y no tóxico. En su forma orgánica cada átomo de germanio está ligado a tres átomos de oxígeno convirtiéndose en un excelente transportador de oxígeno. El Dr. Otto Warburg -investigador del cáncer y premio Nobel- descubrió que las células cancerosas no pueden metabolizar adecuadamente el oxígeno. Y el germanio 132 actúa como transportador facilitando el movimiento del oxígeno a través de las membranas celulares para introducirlo en la célula. Refuerza además muchas funciones del sistema inmunitario. Varios estudios han informado de la capacidad del germanio 132 administrado por vía oral de aumentar la actividad de las células asesinas naturales. En un estudio publicado en el Journal of Interferon Research se concluía que "el germanio orgánico restaura el funcionamiento normal de células-T y linfocitos-B. El germanio orgánico tiene actividades fisiológicas excepcionales, es capaz de estimular la producción de gamma-interferón, tanto en animales como en seres humanos, sin efectos colaterales ni toxicidad". -El selenio. Un trabajo realizado por Margaret Rayman -del Centro de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Surrey (Reino Unido)- y publicado en The Lancet ha repasado los problemas que acarrea la deficiencia de selenio y ha dado la voz de alarma ya que en muchos países no se consume en cantidad suficiente. El déficit de selenio disminuye la eficacia del sistema inmune. Varios trabajos han comprobado que un aporte adicional de este antioxidante estimula la producción de linfocitos T y mejora la respuesta de las células asesinas. Desde hace tres décadas se conoce el papel preventivo del selenio frente a ciertos tumores. De hecho, en los países en los que la dieta es rica en este mineral las cifras de mortandad por cáncer son inferiores a las de otros lugares donde no se consume tanto. En la mayoría del continente europeo se consumen cantidades insuficientes de selenio. -El NADH. El NADH es una sustancia natural presente en todos los organismos vivos que se conoce también como coenzima I. Se le han atribuido más de un millar de funciones bioquímicas y está considerado el antioxidante más eficaz conocido. Una de las acciones principales es su actividad en la producción de energía en la célula. Cuanto más NADH libre hay en la célula mayor energía puede producir ésta. Aunque existe NADH en todos los alimentos ésta es destruida por el proceso de cocción; incluso cuando ingerimos alimentos crudos la absorción de NADH no mejora debido a que los ácidos gástricos lo degradan. De ahí la importancia de la suplementación oral de NADH siempre que esté estabilizado y su forma galénica de administración sea gastrorresistente para asegurar su absorción y biodisponibilidad. 110
  • 111. Sus acciones principales son: -Aumenta la producción de energía celular (cada molécula de NADH produce 3 moléculas de ATP). -Interviene en la regulación celular y reparación del ADN. -Potencia el sistema inmune (sobre todo, aumenta notablemente la Interleukina-6 o IL-6). -Es un potentísimo antioxidante. Actúa regenerando los antioxidantes naturales de nuestro organismo. -La chlorella pyrenoidosa. La chlorella es un alga unicelular cultivada originalmente para países del Tercer Mundo como sustituto barato de las carnes de animales pero acabó ofreciéndonos mucho más que proteínas. De hecho, podría ser el antídoto perfecto para algunos de los problemas de salud causados por los alimentos refinados, las dietas deficientes en nutrientes y nuestro ambiente tóxico. La chlorella está cargada de nutrientes y otros compuestos únicos incluyendo las vitaminas del grupo B (contiene más ácido pantoténico que cualquier otra fuente natural), magnesio y otros minerales menores. Su alta concentración de clorofila -un pigmento verde con cualidades limpiadoras notables- es necesaria en cualquier programa de desintoxicación del cuerpo y como fuente de hierro orgánica. También ayuda al cuerpo a eliminar cadmio y uranio, dos metales tóxicos. El amplio espectro de carotenoides del alga es superior al betacaroteno para defender las células contra la oxidación. Otro de sus constituyentes químicos, el clorelano, fortalece nuestro sistema inmune al contribuir a la producción de interferón. -El extracto de arabinogalactano. El extracto de arabinogalactano es una sustancia extraída del salvado de arroz que ha sido modificado enzimáticamente para aumentar su función inmunomoduladora. Se ha demostrado en pruebas in vivo que esta sustancia es capaz de modificar la respuesta biológica con posibles efectos anticancerígenos. Así, fue capaz -en pruebas de laboratorio- de aumentar la actividad de las células asesinas naturales, primera línea de defensa contra el desarrollo de tumores. -La Uncaria Tomentosa o uña de gato. La Uncaria Tomentosa o Uña de Gato es una planta que crece de forma salvaje en las zonas altas del amazonas peruano. Está compuesta fundamentalmente por alcaloides indólicos y pentacíclicos además de por flavonoides, taninos catéquicos, triterpenos y esteroides. El estudio de esta planta se ha centrado en su composición alcaloídica. Tiene acción inmunoestimulante, antivírica, antiinflamatoria, antimutagénica, antioxidante, citostática, antileucémica, antiagregante 111
  • 112. plaquetaria, hipotensora y diurética. En suma, hay muchos agentes anticancerígenos que, combinados adecuadamente, permiten tratar cualquier patología cancerosa. Obviamente, el tratamiento -qué productos, en qué dosis, durante cuánto tiempo...- debe ser individualizado y ser el especialista quien lo determine. Téngalo en cuenta. (XIV) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON EL BIRM Diez años después de que el médico Edwin Cevallos ofreciera sin éxito a las autoridades sanitarias españolas el BIRM -un producto natural extraído de una planta amazónica- la revista Cancer Chemotherapy and Pharmacology publicó en junio pasado los excelentes resultados obtenidos en su utilización contra el cáncer de próstata. La investigación -impulsada por la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami- ha confirmado que impide la multiplicación de las células cancerosas e, incluso, la metástasis. Esos resultados se han observado también en cultivos de células cancerosas de colon y recto así como en la leucemia. Las plantas son la "farmacia de Dios", el remedio para la mayor parte de las dolencias y padecimientos humanos. Lo saben hasta quienes intentan impedir su comercialización. Lamentablemente, décadas de ceguera -primero- y corrupción sanitaria -después- propiciaron que muchos de los antiguos conocimientos sobre ellas se hayan ido perdiendo y, con ello, posibles soluciones a muchas patologías. Afortunadamente, sin embargo, empieza a recuperarse de forma paulatina el respeto por sus posibilidades terapéuticas. Eso sí, en unos lugares más rápidamente que en otros porque en España seguimos a la espera de la anunciada legislación sobre plantas medicinales. Además, los administradores sanitarios de nuestro país anuncian ya que nuestra normativa legal será más restrictiva que la europea... sin saber siquiera cómo será ésta. La excusa de la "precaución", una vez más, se utilizará para tratar de llevar al redil de las grandes corporaciones industriales todo producto con posibilidades 112
  • 113. terapéuticas. Es el caso de muchos productos naturales que se sabe que funcionan y a los que por eso se les quiere dar la calificación oficial de "fármacos". Para poder controlar su uso desde el poder y para que el negocio quede en las mismas manos de siempre ahora que la gente está dejando de fiarse los medicamentos y busca remedios naturales. UN POTENTE ANTICANCERÍGENO: EL "BIRM" Pues bien, uno de esos productos lleva más de un cuarto de siglo esperando el reconocimiento oficial de su eficacia y parece que, finalmente, el tesón de su valedor va a tener premio. Hablamos del BIRM, un producto obtenido de una planta amazónica que acaba de recibir el primer respaldo oficial para que un día le sean reconocidas sus posibilidades terapéuticas, más allá de la semiclandestinidad en la que ha estado sobreviviendo. En su número del pasado mes de junio la revista Cancer Chemotherapy and Pharmacology publicaba un artículo titulado Un extracto oral de planta amazónica (BIRM) inhibe el crecimiento del cáncer de próstata y la metástasis, un riguroso estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami en colaboración con el creador del producto, el doctor Edwin Cevallos, del Instituto de Tumores de Quito (Ecuador). El equipo, tras investigar el BIRM, constató que el producto tiene actividad citotóxica "in vitro" en grupos de células de cáncer de próstata, reduce la incidencia del tumor, retarda su crecimiento y logra una reducción significativa de la metástasis. Y todo ello sin toxicidad alguna aun si es administrado de forma continuada. Diez años después de que se consiguiera su actual configuración (en 1993) y 26 transcurridos ya desde que se iniciaran las primeras investigaciones, la Ciencia Oficial -enorme paquidermo de lentas y condicionadas reacciones- ha confirmado su eficacia dando así el primer paso legal para su aprobación como medicamento. Hay que añadir que más allá de semejante confirmación -que no descubrimiento porque el producto se ha estado consumiendo durante años como suplemento dietético- este trabajo resulta también especialmente significativo por una razón importante: los investigadores reconocen abiertamente en su introducción una realidad que venimos sosteniendo en esta revista desde que vio la luz: la limitada -cuando no inútil y engañosa- respuesta de la medicina convencional al problema del cáncer. Los autores del estudio dicen textualmente lo siguiente: "El cáncer de próstata es el cáncer maligno más frecuentemente diagnosticado a los varones norteamericanos, con una estimación de 189.000 nuevos casos en el año 2002. Y la mayoría de las muertes por cáncer de próstata, estimadas en 30.200 113
  • 114. en el 2002, son probablemente el resultado del fracaso de todos los tratamientos convencionales actualmente disponibles" (el subrayado es nuestro). Los investigadores explican luego que por eso muchos pacientes de cáncer de próstata experimentan con terapias complementarias a las oficiales y cada vez más "se mueven hacia la medicina complementaria y alternativa consumiendo extractos de plantas de culturas tradicionales". Y añaden: "Nosotros nos hemos encontrado con una de esas medicinas herbarias naturales, el BIRM (modulador biológico de la respuesta inmune), una sencilla solución oral ecuatoriana procedente de un extracto de planta amazónica que, formulada por el médico Edwin Cevallos Arellano, ha sido promovida en América del Sur y está basada en el conocimiento local de la población nativa ecuatoriana. Hoy se distribuye como remedio natural para diversas enfermedades, incluidas la infección por VIH y el cáncer (...) Por eso decidimos evaluar la eficacia y sus efectos antitumorales en un modelo de cáncer de próstata". El doctor Balakrishna L Lokeshwar, uno de los firmantes del estudio y miembro del Departamento de Urología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, contaría a Discovery DSALUD la historia que dio lugar a las investigaciones: "Un día, un paciente del doctor Soloway (otro de los firmantes del estudio) llamado Christian de DeGatau von Frockenbeck, nos habló del BIRM y nos dijo que un médico ecuatoriano lo estaba recomendando para un gran número de dolencias, incluyendo casos de personas con leucemia. Añadió que él había estado tomándolo durante un año y se sentía estupendamente. Y agregó que si se lograra establecer la base médica y científica del producto se podrían beneficiar muchas otras personas de fuera de Ecuador. Hasta comentaría que el anterior presidente de Ecuador era paciente del Dr. Cevallos y que éste llegó a afirmar en televisión que seguía vivo gracias al BIRM. Así que decidimos investigarlo científicamente. Desafortunadamente, el señor DeGatau falleció en abril de este año a causa de su cáncer de próstata; de ahí que, como homenaje, le hayamos dedicado este artículo". Cabe añadir que Christian DeGatau se había sometido previamente a los tratamientos oncológicos tradicionales y tenía el organismo muy deteriorado y el sistema inmune deprimido. Desgraciadamente, en España los enfermos de cáncer no suelen informar a sus médicos cuando siguen paralelamente tratamientos alternativos a los oficiales porque la mayor parte de los oncólogos regañan a quienes tal confiesan por "sucumbir a semejantes engaños". Y, desde luego, no suelen interesarse por la veracidad de los comentarios de sus pacientes cuando estos se atreven a hacerlos. En el caso que nos ocupa, sin embargo, pudo más el rigor científico -y la 114
  • 115. desesperación ante el fracaso de los remedios convencionales- de los interlocutores de Christian DeGatau, su necesidad de saber cómo había sido posible tal mejoría en alguien con cáncer de próstata tras tomar el BIRM. Esa es también la razón de que se investigara el producto en el tratamiento del cáncer de próstata y no, por ejemplo, en el de colon, en casos de leucemia o en enfermos de Sida. RESULTADOS DEL ESTUDIO Los datos del estudio efectuado en Miami son excesivamente técnicos por lo que ofrecemos al lector sólo los elementos más significativos en un recuadro. En todo caso, de él se deduce la convicción de los investigadores de que el valor medicinal del BIRM se debe a una variedad amazónica concreta de la planta Dulcámara cuyas características las definen los micronutrientes presentes en la tierra del Alto Amazonas donde crece. En cuanto a las pruebas "in vitro" efectuadas, demuestran que el BIRM no sólo "inhibe la proliferación de las células cancerosas" sino que "provoca su muerte por apóptosis" (desintegración). Los estudios en ratas, por su parte, demostraron que "reduce el crecimiento del tumor y la metástasis espontánea a los pulmones." La caracterización bioquímica preliminar y un estudio cromatográfico sugieren que hay al menos cuatro sustancias activas presentes en el BIRM: tres con actividad citotóxica y una con actividad inhibitoria (el mecanismo se desconoce pero los resultados sugieren que el BIRM es un potente inhibidor de una clase de enzimas cuyos niveles están relacionados con la progresión del cáncer de próstata). Parece claro también que los ingredientes activos del BIRM son absorbidos en el tracto gastrointestinal. En resumen, el estudio constata que el BIRM tiene actividad citotóxica 'in vitro' -tanto en el caso de grupos de células de cáncer de próstata andrógeno-dependientes como andrógeno-independientes-, reduce la incidencia del tumor, retarda su crecimiento y causa una reducción significativa en la metástasis (demostrado en un modelo experimental de fase tardía de cáncer de próstata). Sin toxicidad alguna además. Obviamente, los autores de la investigación tienen pocas dudas de las enormes expectativas que este estudio le ha abierto al BIRM en el tratamiento del cáncer. El ya mencionado doctor Balakrishna L. Lokeshwar nos manifestó durante la elaboración de este reportaje: "Se trata de un medicamento con un gran potencial para tratar algunas formas de cáncer, sólo o combinado con otras medicinas. Creo que tiene especialmente grandes posibilidades como tratamiento para el cáncer de vejiga y de próstata. Sin embargo, habrá que hacer una larga evaluación clínica antes de que pueda prescribirse." Y ese es precisamente el próximo objetivo de los investigadores: 115
  • 116. recaudar los fondos suficientes para llevar a cabo ensayos clínicos más ambiciosos. "Estamos intentando empezar con la experimentación clínica, primero como coadyuvante en pacientes con cáncer de próstata y vejiga. Planeamos conseguir algunos fondos antes de poder empezar los experimentos clínicos. También estamos procediendo a hacer más estudios preclínicos sobre la naturaleza molecular de las sustancias del BIRM que muestran actividad anticancerígena. Pero hasta ahora se ha convertido en una cuestión difícil de resolver, una nuez dura de abrir". UN HOMBRE FELIZ El doctor Edwin Cevallos es en estos momentos -como el lector podrá suponer- un hombre feliz, un médico esperanzado y un científico satisfecho: "En octubre del 2001 -nos diría- recibí un e-mail de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami escrito por un investigador de dicha institución que se dedicaba exclusivamente al cáncer de próstata. No sabía quién era el inventor del BIRM pero sí que pacientes con ese padecimiento obtenían el producto desde Ecuador y mejoraban de su cáncer de próstata. Así que le envié algo de producto, lo puso en un cultivo de células de cáncer de próstata refractario a todo tipo de tratamiento y pudo ver, con sorpresa, cómo impedía la multiplicación de las células cancerosas y, además, impedía que se formara una enzima que favorece las metástasis. Lo mismo que ya habíamos observado nosotros en anteriores investigaciones en cultivos de células de cáncer de colon, recto y leucemia. Me pidió entonces información sobre el BIRM y entre octubre del 2001 y marzo del 2002 efectuaron un completo estudio tanto' in-vitro' como en animales. Fue entonces cuando me invitaron a tener una reunión con los miembros del Departamento de Urología de la Escuela de cara a iniciar las pruebas en seres humanos, pruebas que finalizaron en octubre del pasado año. Recuerdo aún las palabras que al terminar aquella reunión me dijo el Jefe del Servicio de Urología: 'En el país donde vives esta maravilla ha permanecido en silencio durante 26 años; Edwin, esto saldrá a la luz en todo el mundo en 6 meses'". No mintió. Pocos meses después la comunidad internacional está ya al tanto de las posibilidades del BIRM. Puede que sea el principio del fin de la larga batalla personal emprendida por el doctor Cevallos hace ya 26 años, teniendo siempre muy claro que el hecho de ser ecuatoriano iba a jugar en su contra para tratar de reclamar la atención que el producto merecía: "En nuestro continente -nos confesaría- existe un sentimiento peyorativo que nos lleva a creer que somos incapaces de descubrir algo porque nuestros países carecen de la capacidad económica y de los equipos adecuados para hacer investigación. Sin embargo, el BIRM ha sido ahora investigado en Estados Unidos 116
  • 117. mereciendo un estudio exhaustivo de dos años. Incluso se ha hecho la comparación de esta sustancia con las tradicionales y el BIRM sale claramente favorecido. Debo añadir que, por el contrario, es bien evidente que en este proceso no nos ha favorecido ser ecuatorianos. Y tampoco lo ha hecho el nombre: BIRM. Quizás un nombre que hubiera sido mucho más difícil de pronunciar nos hubiera ayudado más a la hora de ser escuchados". Seguro que el doctor Cevallos ha recordado más de una vez las palabras del doctor e investigador colombiano Manuel Patarroyo -Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica en 1994 por su descubrimiento de la vacuna contra la malaria- quién se llegó a mostrar públicamente decepcionado por el trato recibido por la Organización Mundial de la Salud con él y con su país. Patarroyo -pionero en los enfrentamientos con las multinacionales farmacéuticas- llegó a afirmar que había tenido que afrontar muchos problemas pese a demostrar que su vacuna funciona"por ser un investigador hispanoparlante". Para los gurús de la ciencia oficial -normalmente radicados en los países del Norte-, ser ecuatoriano o colombiano no parece compatible con ser investigador. Y mucho menos con conseguir importantes logros científicos. Aparentemente, para algunos, si se es pobre no se puede ser inteligente. LA HOSTIL ESTRUCTURA SANITARIA ACTUAL En definitiva, la batalla para lograr el reconocimiento científico de la eficacia del BIRM ha sido dura ya que se ha visto frenada en muchas ocasiones por los grandes intereses comerciales. Nos lo reconocía el propio doctor Cevallos: "Esperábamos la resistencia. A fin de cuentas, el mundo actual posee hoy una estructura social, sanitaria y farmacéutica que ha maniatado hasta la libertad que tenía antes el médico para proceder según sus conocimientos y su conciencia, y que es a lo que está además obligado según su declaratoria hipocrática. Y, sin embargo, ¡pobre de aquel médico que se salga hoy de lo oficialmente establecido y aprobado u ose pensar, por ejemplo, en utilizar otra cosa que los cócteles autorizados para combatir el Sida! ¡Pobre también de aquél que estando dentro de una institución hospitalaria estudie otras alternativas! ¡Y pobre de aquel paciente que, en uso de su libertad, pretenda probar una medicina que no haya sido catalogada como válida por las instituciones! Tras ingresar en cualquier centro hospitalario -por lo que de por sí será ya tratado como un paria si padece el Sida-, si reconoce el uso de cualquier otra medicina o sustancia que a él le ha parecido satisfactoria puede ser abandonado, cuando no vejado. También está la propia discriminación económica. La situación en todo tipo de enfermedad tiene un interés básico, que es el asunto económico; y ese interés económico hace que 117
  • 118. se retarde todo lo que se pueda el dar una oportunidad a nuevos productos. En ese contexto puede entenderse el que no se quiera reconocer este tipo de tratamientos, seguramente porque no está hecho por los grandes laboratorios, las grandes empresas, los grandes trusts. Las peregrinaciones que hemos hecho han tenido la finalidad de que alguien diga: 'Eso no sirve. Es mentira. Es una falacia. No tiene los estudios preceptivos. A ese estudio le falta ese dato o ese otro..." En fin, cualquier cosa que nos obligara a volver a demostrar todo. Hoy, tras 26 años de recorrer centros científicos internacionales, ya no tienen nada que objetar. Sólo se enfrentan al escepticismo de que un investigador sudamericano haya logrado un medicamento que estimula el sistema inmune. Pues bien, yo les digo a los médicos que el sueño de los alquimistas de este siglo ya está aquí porque el BIRM ha demostrado ser capaz incluso de convertirse en el principal enemigo del cáncer y el Sida". Tras 26 años de investigación, las propiedades del BIRM -tal y como son presentadas por el doctor Edwin Cevallos- pueden resumirse de la siguiente manera: a) Muestra efectividad y eficacia en la lucha contra el cáncer. y en el control del Sida. b) Es inmunomodulador (por eso ayuda al sistema defensivo del enfermo de Sida) y inmunoestimulador clásico. c) Carece de efectos colaterales, no es tóxico y reúne los requisitos de la medicina ideal según la OMS. Y es que se trata de un producto de sabor agradable que carece de efectos indeseables, se tolera bien incluso en tratamientos de larga duración, no interactúa con otros medicamentos, puede ser utilizado por personas de cualquier edad y mantiene el efecto estimulante e inmunomodulador en el organismo del paciente de forma sostenida. "Lo que el BIRM hace -nos diría el doctor Cevallos- es elevar las defensas del organismo por lo que, consecuentemente, es útil en numerosas enfermedades, incluidas las consideradas incurables hasta hoy como el cáncer o el Sida. Y sus resultados demuestran lo inteligente que resulta la decisión de volver los ojos hacia la Naturaleza, que es el medio natural y lógico en el que buscar las sustancias ideales para tratar todas las enfermedades. Estoy seguro de que después de la publicación de este artículo científico se va a producir un gran impulso para entrar en esa atmósfera tan especial de tipo científico y universal que al final es la que da el aval para que un producto pueda estar al alcance del mundo entero". Y añade: "Este producto, a diferencia de los productos tradicionales, inició sus pruebas de eficacia en pacientes desahuciados, aquellos que tenían menos de 100 linfocitos CD-4, muchos de ellos con 50 e, incluso, alguno casi con cero. En esta fase nadie se atreve a dar 118
  • 119. ningún tratamiento y ningún laboratorio se atrevería a probar ningún producto. Todos sabemos que los laboratorios prueban sus productos en gente seleccionada en la que, de antemano, sabe que la respuesta va a ser positiva. Pues bien, en ese grupo de pacientes moribundos, terminales, pudimos obtener una respuesta, en un tiempo controlado de 28 meses, de aumento de los CD-4; y conforme a ese aumento, unas mejores condiciones generales y de calidad de vida. Ahora ya tenemos experiencia con pacientes seropositivos y con pacientes portadores del VIH que todavía no han desarrollado patología alguna. Y debo decir que esta sustancia permite que estos pacientes se mantengan en condiciones de normalidad de forma indefinida. Y no se trata de un milagro, es que la sustancia es un hidrato de carbono, un azúcar, una sustancia que necesita tanto del virus como de la célula para vivir; por eso el virus no muta. Esa es la razón de que pueda mantenerse indefinidamente esa situación. Los pacientes con patologías relacionadas con el Sida no sólo se han mantenido sino que han subido sus linfocitos a límites de 700 y 800 y los ha vuelto seropositivos. Esta es la mejor demostración de la bondad de este producto y de la permanencia beneficiosa que tiene en el organismo de los pacientes. Tenemos resultados en los que hemos podido llegar a negativizar la presencia del virus en el torrente sanguíneo igual que se está haciendo con los nuevos cócteles. Todos estos resultados han sido conseguidos obviamente fuera de Ecuador porque aquí no contamos con la tecnología necesaria para este tipo de exámenes." Puede parecer una exageración pero son los mismos argumentos que el doctor Cevallos ha mantenido durante los últimos años referidos al cáncer y que ahora, por fin, parecen encontrar el respaldo, no ya de sus pacientes sino de los científicos. Habrá que darle pues al menos, después de 26 años, el beneficio de la duda. ¿Quién querrá poner los medios necesarios para una investigación seria, sin dilaciones y con la garantía de que la patente no acabe en un cajón?. Antonio Muro QUIÉN ES EDWIN CEVALLOS Nacido en Quito y licenciado en Medicina por la Universidad Central de Quito (Ecuador), el doctor Edwin Cevallos se especializó en Oncología Médica y Radioterapia en el Instituto Mexicano de la Seguridad Social. Actualmente es Jefe del Servicio de Oncología Médica y Radioterapia del Hospital Metropolitano de Quito y director del Instituto de Tumores. En 1976, mientras se formaba en México, Cevallos observaría que el 119
  • 120. 30% de los fármacos que se utilizaban como quimioterapéuticos en la lucha contra el cáncer eran productos de origen vegetal que posteriormente se sintetizaban. Es decir, que las plantas constituían el pilar de buena parte de la Quimioterapia que se utiliza en el mundo. Y cayó en la cuenta de que su país, por su ubicación geográfica, poseía una enorme variedad de plantas, muchas ya estudiadas y listas para ser analizadas, aislar sus principios activos y aprovechar las propiedades que tradicionalmente se les adjudicaban. Así que se embarcó en el ímprobo trabajo de investigar en solitario. Ese mismo año comenzaría a estudiar las propiedades terapéuticas de la Dulcamara -una planta amazónica tradicionalmente utilizada por los indígenas de la que se conocen al menos dieciséis variedades- en enfermos de cáncer tratados con quimioterapia y radioterapia. Con sorprendentes buenos resultados. Cuál de las variedades fue exactamente el origen del BIRM es el secreto mejor guardado del doctor Cevallos; su "gran secreto". Luego, con el tiempo, constató que la administración de una mezcla de plantas conseguía que las cifras de leucocitos en los pacientes tratados con Quimioterapia no sufrieran disminuciones severas al tiempo que los mantenía en un buen estado general, algo que pudo verificar clínicamente de forma analítica. Los resultados obtenidos le llevarían doce años después -en 1988- a comenzar los ensayos clínicos del producto en enfermos de Sida logrando verificar las propiedades inmunomoduladoras e inmunoestimulantes que le presuponía. En 1990 incluiría en el preparado la savia de una variedad silvestre de la Palma africana y, de forma simultánea, comienza a realizar ensayos en Estados Unidos que confirmarían todas sus hipótesis. El Colegio Médico de Ecuador, tras estudiar el protocolo científico preceptivo y después de diversas investigaciones de expertos locales y norteamericanos, otorgaría plena validez en septiembre de 1993 a sus estudios sobre el BIRM. Gracias a ello sus conclusiones llegarían a los congresos sobre Sida celebrados en Japón y Vancouver donde fueron admitidos... pero también ignorados. Hay que decir que su trabajo en este ámbito supone una vía intermedia en el actual debate. Hoy Cevallos trabaja con la hipótesis viral del origen del Sida pero, sin embargo, es implacable a la hora de analizar los tratamientos convencionales: "El error de los actuales tratamientos está, para empezar, en el hecho de que un sujeto con el virus de la inmunodeficiencia tiene totalmente caotizado su sistema inmunitario. ¿Cómo puede concebirse, pues, que a alguien que está agotado encima le den sustancias tóxicas? Los resultados están a la vista. Nunca la humanidad ha presenciado como ahora el emerger de las enfermedades infecciosas oportunistas a niveles tan catastróficos". 120
  • 121. Edwin Cevallos, en suma, apuesta en el caso del Sida por lo contrario de lo que hoy se está haciendo: defender la célula, protegerla, blindarla ante cualquier ataque. Con productos naturales que no ataquen los ya maltrechos organismos de esos enfermos. ESPAÑA PIERDE SU OPORTUNIDAD En abril de 1995 el doctor Edwin Cevallos se entrevistó en Madrid con el doctor Arce, asesor del entonces Subsecretario de Sanidad, entregándole un dossier completo con los resultados de sus investigaciones en un intento de que fuera nuestro país el que, tras realizar los correspondientes seguimientos en los grandes centros hospitalarios, apadrinara el producto. Nunca más volvió a saber de nuestras autoridades sanitarias. No mucho más caso le hicieron en esos momentos las principales asociaciones de enfermos del Sida de nuestro país a quienes trató de presentar el producto buscando apoyos ante la Administración. A pesar de ese desinterés, Cevallos volvería a nuestro país. Un año después -en noviembre de 1996- tendría lugar en Quito el I Congreso sobre el BIRM, en el que el Gobierno ecuatoriano dio su respaldo oficial al producto. A él acudieron distintos especialistas iberoamericanos que habían trabajado con el producto obteniendo buenos resultados. Las conclusiones del congreso fueron sólo publicadas entonces en España por la revista Mas allá de la Ciencia que dirigía el hoy director de esta revista, José Antonio Campoy, comprometido ayer como hoy en la búsqueda de tratamientos menos agresivos que ayuden a los pacientes de cáncer o Sida. Finalmente, la inestabilidad política que ha acompañado a Ecuador en los últimos años y sus escasos recursos económicos impedirían que ese apoyo se transformara en estudios científicos rigurosos. Sin embargo, aquel reportaje tuvo sus efectos en el campo de nuestra investigación: un bioquímico español interesado en los efectos del BIRM y en los antígenos urinarios del doctor mexicano Salvador Capistrán comenzó meses después una serie de contactos personales que le acabaron llevando a convencer a su universidad -un centro público madrileño- a realizar los estudios preceptivos necesarios para que, llegado el caso, se pudiera obtener su patente como medicamento. Lamentablemente para nuestro investigador, para la universidad que había ofrecido un acuerdo de colaboración único y para nuestro país, la investigación se interrumpió de forma inexplicable. El respaldo oficial de la universidad no sirvió para vencer las excesivas precauciones del doctor Cevallos, siempre sometido a un doble impulso: por un lado, obtener el reconocimiento internacional y oficial del BIRM como medicamento natural de múltiples posibilidades; por otro, ser precavido ante todo 121
  • 122. aquel que se acerca al producto -a veces hasta el exceso- por miedo a que, en alguna de sus muchas maniobras, la industria farmacéutica se lo arrebate. La relación sufrió un distanciamiento que se convirtió en insalvable a pesar de la seriedad de quien llevaba a cabo la investigación en nuestro país. Nos consta que en todo momento pretendió proteger al producto y al investigador, y si no se publicaron algunos resultados muy esperanzadores fue precisamente con la intención de evitar maniobras indeseables sobre el producto hasta que no estuviera completamente definida su estructura. El caso es que el proceso entró en vía muerta y, finalmente, el doctor Cevallos decidió dejar la vía española. En cualquier caso, la experiencia abrió un campo de investigación en esa universidad sobre el mundo de las plantas que, a no pasar muchos meses, podría dar buenos resultados con otros productos y mezclas naturales y propios de culturas indígenas. Proteger en exceso el gran secreto, quizás una mala percepción, una expresión incorrecta, un malentendido enquistado en la distancia entre dos continentes, una falta de comprensión de los pasos necesarios a dar cuando se está bajo la tutela del dinero público -cualquiera de estas razones- se cruzó en el camino del doctor Cevallos. Y quizás pensando en que el proceso sería mucho más rápido o más seguro en una universidad norteamericana, ante la frustración de muchos se abandonó la "vía española". Sin embargo, con suponer esta decisión una decepción para el equipo de investigadores que apostó por impulsar el desarrollo del BIRM desde España, lo importante es que el primer paso hacia su validación científica como arma terapéutica contra el cáncer se ha dado por fin. El análisis que los investigadores madrileños nos hicieron del estudio norteamericano fue, a pesar de lo sucedido anteriormente, desapasionado: "El trabajo está muy bien -se nos diría- . Hecho como debe ser; con rigor y criterio para que no haya dudas. Los planteamientos y discusión de resultados son coherentes. Se observa claramente que puede haber actividad contra el cáncer de próstata" . Queda abierta pues la posibilidad de que algún día una nueva fuente de salud llegue a enfermos de todo el mundo además de ser generadora de riqueza para un país muy necesitado de ella. Los dos problemas básicos que presenta esta planta son incluso ventajosos para el gobierno ecuatoriano: por un lado -según su creador-, la planta origen del producto no puede sintetizarse porque el resultado es tóxico; y, por otro, sólo crece bajo ciertas condiciones ambientales, a cierta temperatura, con un cierto grado de humedad y en un determinado suelo. Ambos factores benefician el desarrollo natural del producto. Según las cifras que el propio gobierno ecuatoriano barajó en el Congreso de Quito, las proyecciones realizadas por economistas 122
  • 123. indican que la exportación del BIRM podría generarle al Ecuador unos ingresos de 14.000 millones de dólares al año en divisas. Conclusiones del estudio sobre la eficacia del BIRM en cáncer de próstata La eficacia del BIRM en el cáncer de próstata -se ha mostrado también eficaz en otros cánceres pero falta que nuevos estudios científicos lo avalen- es evidente. Los datos que lo certifican son excesivamente técnicos como para resumir toda la investigación pero ofrecemos los elementos más significativos: En cuanto al producto: el informe parte de la convicción de que el valor medicinal del BIRM se debe a una variedad amazónica concreta de la planta Dulcámara cuyas características las definen los micronutrientes presentes en la tierra del Alto Amazonas donde crece. En cuanto a los resultados: las pruebas "in vitro" demuestran que el BIRM no solo "inhibe la proliferación de las células cancerosas" sino que "provoca su muerte por apóptosis" (desintegración). Los estudios en ratas, por su parte, demostraron que "reduce el crecimiento del tumor y la metástasis espontánea a los pulmones." Lo que todavía se ignora: el informe dice textualmente que"una caracterización bioquímica preliminar y un estudio cromatográfico sugirieron que habría al menos cuatro sustancias activas presentes en el BIRM, tres con actividad citotóxica y una con actividad inhibitoria. Aunque el mecanismo por el que puede inhibir la metástasis es en la actualidad desconocido nuestros resultados sugieren que el BIRM es un inhibidor potente de una clase de enzimas cuyos niveles han sido puestos en correlación con la progresión del cáncer de próstata. No hemos determinado todavía si las tres especies citotóxicas presentes en el BIRM tienen la misma composición química pero diferentes longitud de polímeros. No obstante, los cuatro ingredientes activos eran estables al calor y es improbable que fueran proteínas o compuestos lípido-solubles. La inhibición de crecimiento del tumor en el modelo de cáncer de próstata en rata siguiendo la administración oral de BIRM sugiere claramente que los ingredientes activos del BIRM son absorbidos en el tracto gastrointestinal." Las certezas. Los resultados obtenidos se definen así en el informe: "La reducción en la incidencia del tumor (33%) y del número de focos del tumor en los pulmones (>80%) en los animales tratados con BIRM sugiere que el BIRM puede ejercer como antiproliferativo y anti- metastásico. Se estima que el 20-40% de pacientes inicialmente diagnosticado con cáncer de próstata tienen localmente la enfermedad avanzada ( fase C) o metástasis (fase D), y la cura de la metástasis todavía sigue siendo un desafío. Nuestra observación de que los 123
  • 124. cultivos celulares de cáncer de próstata tratados con BIRM mostraron una reducción significativa en la proliferación celular y sufrieron apóptosis indica que los ingredientes activos presentes en el BIRM tienen potencial para ser usados en el control avanzado del cáncer de próstata hormono-refractario. La muerte celular por apóptosis quizás sea uno de los mecanismos involucrados en la citotoxicidad inducida por el BIRM. El BIRM aumentó la apóptosis en tres líneas celulares de cáncer de próstata. Además de sus efectos citotóxicos, el BIRM se mostró como un inhibidor potente de metástasis. La dosis mínima recomendada de BIRM para el consumo humano es 4 ml/día (como se indica en la etiqueta de la botella ), una dosis significativamente más baja de la que se usó en el estudio actual. Nosotros basamos la dosificación a las ratas en nuestras observaciones sobre su eficacia 'in vitro'. No encontramos ninguna toxicidad notable en las ratas a una dosis de 4 ml/kg. Dado su efecto en el crecimiento del tumor y la metástasis así como su nula toxicidad la inclusión del BIRM como complemento al tratamiento standard tiene el potencial de reducir la progresión de la enfermedad." Conclusión: "En resumen -dice el informe-, nuestro estudio constata que el BIRM muestra actividad citotóxica 'in vitro' contra ambos grupos de células de cáncer de próstata andrógeno-dependientes y andrógeno-independientes. Y más importante aún, reduce la incidencia del tumor, retarda su crecimiento y causa una reducción significativa en la metástasis en un modelo experimental de fase tardía de cáncer de próstata. Además, ninguna toxicidad se apreció en la administración continua de BIRM en un modelo con ratas vivas. Éstas útiles propiedades del BIRM indican que está garantizada una investigación más extensa de su mecanismo de acción y ensayos clínicos sobre su resultado en cánceres de próstata avanzados.". (XV) LA CURACIÓN DEL CANCER CÁNCER SEGÚN EL Dr. MATÍAS RATH Los trabajos del doctor Matías Rath sobre la influencia positiva de las vitaminas, aminoácidos y diversos oligoelementos -en especial la lisina, la prolina y la vitamina C- como alternativa al tratamiento farmacológico de muchas de las enfermedades que hoy se consideran incurables -incluido el cáncer- le han llevado a enfrentarse abiertamente con la Medicina ortodoxa y la industria farmacéutica. Al punto de que ha terminado denunciando ante el Tribunal Internacional de La Haya al presidente George Bush y a las grandes corporaciones farmacéuticas por "crímenes contra la Humanidad". Sus investigaciones, basadas en la estructura y función de las 124
  • 125. proteínas, le llevaron a desarrollar lo que denomina Medicina Celular. Rath afirma que prácticamente todas las enfermedades conocidas pueden controlarse o curarse. La lucha contra el cáncer se caracteriza más por las derrotas sufridas que por las grandes victorias. Espectaculares anuncios con promesas curativas en los medios de comunicación ha habido muchos, resultados reales a la hora de curar la enfermedad pocos. A pesar de lo cual la actual estrategia oncológica -que consiste en luchar de forma directa y agresiva contra los tumores- sigue sin modificarse. Y no importa que haya sido denunciada muchas veces como inútil por médicos e investigadores criados y educados en el propio sistema. Tal es el caso del doctor Matías Rath, mundialmente conocido por denunciar de forma constante lo que ya hace años denominó "el negocio de la enfermedad". Para Rath es un sinsentido el abordaje actual de numerosas enfermedades al entender que hay soluciones naturales mucho menos traumáticas, menos yatrogénicas y más eficaces que las quirúrgicas o las farmacológicas. Y, en ese sentido, afirma sin tapujos: "El sector farmacéutico trata de retardar con su brutal poder algo que ya nadie va a poder detener: la evidencia de que la utilización de vitaminas y otras terapias naturales permite tratar de forma efectiva y sin efectos secundarios las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras muchas enfermedades". Pero, ¿de quién hablamos? ¿Quién es Matías Rath? Pues alguien que nació en Stuttgart (Alemania) en 1955 y que, tras hacer la carrera de Medicina, empezó trabajando como médico e investigador en la Universidad Clínica de Hamburgo y, posteriormente, en el Centro Alemán de Cardiología de Berlín. Allí centraría sus investigaciones en encontrar las causas que provocan la arteriosclerosis -y, por ende, las enfermedades cardiovasculares- siendo así como se enteró -en 1987- de la conexión que hay entre la arterioesclerosis y la carencia de vitamina C. Es decir, Rath supo que la lipoproteína-a (molécula presente en el colesterol "malo" o LDL) sólo se deposita en las paredes de las arterias provocando la arteriosclerosis -con el consiguiente estrechamiento de las arterias- cuando en el organismo hay deficiencia de vitamina C. Y que, consecuentemente, basta tomar suficiente vitamina C -sustancia abundante en las frutas y verduras frescas- para prevenir y tratar prácticamente todas las enfermedades cardiovasculares. Una afirmación que provocó la particular batalla que el Dr. Rath mantiene hoy con la industria farmacéutica. No es de extrañar ya que si se le diera oficialmente la razón las decenas de fármacos que actualmente se usan en los problemas cardiovasculares y proporcionan tan pingües beneficios a las multinacionales se convertirían en inútiles por innecesarios. 125
  • 126. "Que la vitamina C estabiliza las paredes de las arterias se sabe desde hace 200 años cuando James Lind descubrió también que su déficit causa pérdida de sangre y el escorbuto. Ningún dirigente de compañía farmacéutica y ningún médico puede negar conocer este hecho. Luego, ¿por qué no se ha utilizado médicamente esa información para combatir las enfermedades cardiovasculares? Es más, ¿se marcó como dosis mínima diaria de vitamina C la cantidad de 60 mg. porque se sabía que era una cantidad suficiente para prevenir el escorbuto... pero lo suficientemente baja como para asegurarse de que las enfermedades cardiovasculares se convertirían en una epidemia?" Después de plantear tan insolente -y brutal- interrogante, Rath fue más allá aún en sus acusaciones: "Estoy convencido de que las compañías farmacéuticas saben desde hace décadas que un suplemento vitamínico óptimo llevaría al derrumbe del multimilmillonario mercado de fármacos de prescripción. A fin de cuentas, las vitaminas no son patentables y sus márgenes de ganancia son bajos". Y añade: "No debe extrañar que la supervivencia de la industria farmacéutica pasara por ello a depender de una doble estrategia: obstruir la investigación, información y uso de vitaminas y otras terapias naturales por todos los medios disponibles, y promover el engaño de que los fármacos sintéticos patentables son la respuesta a las enfermedades humanas." Es evidente que Rath apoyaba con sus palabras las investigaciones de Linus Pauling, galardonado dos veces con el Premio Nobel -el primero de Química, otorgado en 1954 por sus investigaciones sobre la estructura de las moléculas de las proteínas, y el segundo de la Paz (1962) por su acción a favor del desarme y su oposición a los experimentos nucleares- quien atribuía a la vitamina C un poder regenerativo y protector capaz de retardar los procesos de envejecimiento merced a su capacidad para combatir los efectos negativos de los radicales libres, moléculas inestables con carga eléctrica que afectan negativamente a las funciones celulares. No es de extrañar, pues, que en 1990 accediera trasladarse a Estados Unidos aceptando el ofrecimiento que se le hizo para hacerse cargo del Instituto Linus Pauling de Investigación Cardiovascular. Sólo dos años más tarde -en 1992- el Dr. Rath desarrollaba lo que hoy se conoce como Medicina Celular, fruto de sus investigaciones sobre el apasionante mundo de la célula. TRATANDO EL CÁNCER Interesado en saber cómo combatir la enfermedad, Rath elegiría -de entre todas las posibles formas de abordar el problema- estudiar los mecanismos celulares que utiliza el cáncer para extenderse por el organismo afectando a distintos órganos. A fin de cuentas, un tumor 126
  • 127. situado en una zona concreta y limitada del cuerpo no suele constituir un peligro vital. Por el contrario, cuando el cáncer se extiende (metástasis) sí existe una clara amenaza para la vida. De hecho, de los procesos cancerosos con resultado mortal alrededor del 90% tienen su origen en la metástasis, en la irrupción de células cancerosas en otros órganos y tejidos. Pues bien, Rath afirma que para poder extenderse las células cancerosas segregan unas enzimas que descomponen el tejido conjuntivo circundante facilitando así el camino hacia otros órganos del cuerpo. Entender ese proceso fue la primera fase de su investigación. La siguiente fue buscar cómo evitarlo. Y Rath asegura que las investigaciones desarrolladas por él y su equipo de colaboradores les han permitido finalmente identificar varias sustancias biológicas naturales que impiden la propagación de las células cancerosas. Los resultados -afirman- muestran no sólo una ralentización del crecimiento de las células cancerosas sino una interrupción completa en muchos tipos de cáncer. Esas sustancias son todas, sin excepción, de origen natural: vitaminas, aminoácidos, extractos de plantas o nutrientes fundamentales para la célula. En resumen, sustancias naturales que mantienen las células sanas. Y que, a diferencia de las terapias convencionales contra el cáncer -la Quimioterapia y la Radioterapia-, no producen efectos secundarios yatrogénicos. Una terapia contra el cáncer que se fundamenta en la ya mencionada Medicina Celular. Veamos en qué consiste. ENTENDER LA CÉLULA Matías Rath asevera que las enfermedades tienen su origen básicamente en dos factores detectables a nivel celular: la falta de combustible biológico en la central de energía de la célula -la mitocondria- y el funcionamiento defectuoso del núcleo, centro de control metabólico de la misma. Veámoslo más detenidamente. 1) La falta de combustible biológico en la central de energía de la célula (mitocondria). Según Rath, una de las principales causas de las enfermedades -especialmente las coronarias- se debe a un insuficiente suministro de combustible biológico, de los nutrientes que son imprescindibles para la transformación de los alimentos en la energía que se precisa para efectuar las numerosas reacciones metabólicas del cuerpo. Y de ahí que, por regla general, baste un correcto suministro de vitaminas y otras sustancias bioenergéticas para prevenir las enfermedades e, incluso, revertir la situación en muchos casos de patologías ya manifestadas. 2) Enfermedades debidas a un defecto en el programa metabólico de las células (núcleo). Del mismo modo que los virus 127
  • 128. informáticos trastornan las funciones normales de los ordenadores, las células -por diversas razones- pueden llegar a estar bajo el control de un "programa" enfermo. Los principales daños causados por esas órdenes erróneas son una multiplicación incontrolada de las células y, al mismo tiempo, el descontrol en la organización del tejido conjuntivo circundante que permite que las células enfermas se extiendan. Este proceso es el que termina llevando a la aparición de las enfermedades infecciosas y el cáncer. Y es que, según Rath, tanto las enfermedades infecciosas como el cáncer se expanden por el organismo disolviendo el colágeno del tejido conjuntivo adyacente. Es decir, para que una infección -esté producida por un virus o una bacteria- o un grupo de células cancerígenas puedan diseminarse por el organismo deben ser capaces de disolver temporalmente el colágeno -la principal molécula estructural de los huesos, la piel, las paredes de los vasos sanguíneos y demás órganos- del tejido circundante que les rodea. Deben "abrirse camino". Y para ello utilizan unas enzimas -proteínas- susceptibles de disolver y debilitar provisionalmente el colágeno y que por eso se conocen como "enzimas disolventes de colágeno". DISOLUCIÓN Y REPARACIÓN DEL COLÁGENO Hay que decir en ese sentido que una de las más fascinantes funciones para las que nuestro organismo utiliza precisamente este mecanismo de disolución de colágeno es el proceso de ovulación de la mujer. Los cambios hormonales que se producen cada mes durante la primera mitad del ciclo femenino estimulan determinados tipos de células que construyen una pared alrededor del óvulo en vías de maduración (folículo). Esa células producen grandes cantidades de enzimas susceptibles de disolver colágeno hasta que a mitad del ciclo el óvulo maduro acumula tantas que son ya capaces de romper temporalmente el tejido colágeno de la pared ovárica. Se trata de un mecanismo que se repite todos los meses permitiendo que el óvulo se mueva del ovario a la matriz (útero) pasando por la trompa de Falopio. Es obvio que este mecanismo ha de producirse en un momento preciso y un lugar muy específico. Asimismo, debe garantizar que solamente madure y se mueva un óvulo por ciclo. Por eso es absolutamente necesario que exista un perfecto equilibrio temporal y fisiológico entre las enzimas disolventes de colágeno y el mecanismo que las bloquea y activa la autorregeneración del tejido. Para lograrlo, en cuanto el óvulo abandona el ovario la actividad de las enzimas disolventes de colágeno queda bloqueada por la acción de una serie de inhibidores enzimáticos que produce el propio organismo. Así la balanza se inclina a favor de los mecanismos productores de colágeno que acaban prevaleciendo sobre el proceso destructor del mismo. Gracias a tal mecanismo el 128
  • 129. tejido de la pared ovárica se cura y se cierra rápidamente. Cuatro semanas más tarde, durante el próximo ciclo, todo el proceso se repite. Y en las mujeres sanas seguirá repitiéndose hasta la menopausia. Pues bien, Rath afirma que las células cancerígenas -de todos los tipos- forman tumores que se extienden con la ayuda del mismo mecanismo: la disolución de los tejidos adyacentes. Un cáncer no es sino la multiplicación incontrolada de una célula -por razones aún sin determinar- que terminan formando un tumor. Y según Rath, esas células, con el fin de poder seguir expandiéndose, producen una gran cantidad de enzimas destinadas a destruir el colágeno del tejido conjuntivo adyacente que se lo impide. Una vez lo logran las células cancerosas llegan hasta los vasos capilares y desde ellos pasan a la sangre, lo que las permite diseminarse por el cuerpo e invadir otras zonas u órganos. También pueden expandirse a través del plasma. Llegadas a una nueva zona del cuerpo, las células cancerosas se agrupan y comienzan a multiplicarse hasta desarrollar un segundo tumor: la metástasis se ha completado. La rapidez con que el cáncer se extiende a través del cuerpo depende del número de enzimas producidas por la célula cancerosa. Obviamente, cuanto más rápida sea la extensión de la enfermedad más se reduce la expectativa de vida del paciente. LA NATURALEZA NOS ENSEÑA EL CAMINO ¿Y qué se puede hacer? Como hemos visto en el proceso de ovulación, la propia naturaleza tiene mecanismos de control de la actividad enzimática. Y lo hace merced a dos grandes grupos de moléculas que pueden bloquear el mecanismo de asimilación y disolución de colágeno. Al primer grupo pertenecen los inhibidores propios de nuestro organismo que son capaces de poner fin a la acción de las enzimas disolventes de colágeno en muy poco tiempo. Y así ocurre normalmente. Sin embargo, en el caso de enfermedades infecciosas graves o de cáncer es evidente que a veces no es suficiente. El segundo incluye las sustancias inhibidoras de enzimas que provienen de nuestra dieta -o de suplementos dietéticos- y que nos permiten levantar una segunda línea de defensa en la protección del colágeno. Bueno, pues según Rath el elemento más importante de este segundo grupo es un aminoácido natural: la lisina. Y afirma que si se toma una cantidad suficiente de lisina a través de algún suplemento dietético pueden bloquearse las enzimas disolventes de colágeno y prevenir así la degradación del tejido conjuntivo. Es decir, se trataría sobre todo de un eficaz agente preventivo. Pero también combate el cáncer en sinergia con otras sustancias: "Cuanto más agresivo es el tipo de cáncer -afirma Rath- más enzimas colágeno-digestivas de este tipo 129
  • 130. produce. Y se puede disminuir o detener completamente esa producción desmesurada de enzimas capaces de destruir el tejido usando los aminoácidos lisina y prolina combinados con vitamina C y algunos otros micronutrientes. Recientemente, nuestra investigación ha establecido que todos los tipos de células cancerosas estudiadas se pueden bloquear aprovechando esta sinergia de nutrientes al bloquear la acción de esas enzimas". Se trata, en suma, de un tratamiento que pretende corregir el equilibrio perdido proporcionando al organismo una concentración elevada y prolongada de lisina a fin de poner fin al proceso de desintegración. Hay que añadir que el bloqueo que se consigue con la lisina no puede fallar por exceso según el equipo de Rath ni siquiera cuando se ingieren cantidades elevadas del orden de 10 o más gramos diarios. Por eso la ingesta de grandes dosis de este aminoácido esencial da tan buenos resultados en el tratamiento de todos los tipos de cáncer. Ya en 1977 un grupo de investigación sueco dirigido por el Dr. Astedt -de la Universidad de Lund- informó de la eficacia de los inhibidores enzimáticos en el tratamiento del cáncer de mama: "Se estaban ya desarrollando tumores secundarios en el cerebro de la paciente que sufría cáncer de mama -explica en su informe el médico sueco-. Y mientras la radioterapia y la quimioterapia no surtieron efecto alguno, el tratamiento a base de inhibidores enzimáticos produjo una reducción de las metástasis cerebrales y de los demás síntomas de la enfermedad. Un año después del tratamiento el paciente había superado la enfermedad." ALGO MÁS SOBRE LA LISINA Decíamos antes que la lisina es un aminoácido -uno de los más importantes ya que interviene en funciones como el crecimiento y la reparación de tejidos además de colaborar en la síntesis de anticuerpos y hormonas- que debe de ser suministrado a través de un suplemento dietético. Y eso es así porque el organismo no lo sintetiza, es decir, no puede fabricarlo por sí mismo. Pero, ¿qué es un aminoácido? Para entenderlo conviene que hagamos un mínimo acercamiento a la biología de la célula. Y lo vamos a hacer de forma sencilla. Todas las funciones metabólicas del organismo humano se rigen por un lenguaje biológico. Un lenguaje en el que las letras serían los aminoácidos (actualmente se conocen 25 básicos). Y esos aminoácidos pueden combinarse entre sí de muy diferentes formas dando lugar a palabras -los péptidos- y éstas a frases -las proteínas-. Sólo que en este "lenguaje" cada letra por separado -cada aminoácido- desempeña importantes funciones metabólicas 130
  • 131. "individuales". Cabe añadir que cuando el propio organismo puede sintetizar los aminoácidos -es decir, producirlos a partir de otros elementos- se les llama aminoácidos no esenciales. Y si, por el contrario, no puede producirlos y debe obtenerlos de fuentes externas se les denomina aminoácidos esenciales. En suma, han de obtenerse a través de la dieta porque son imprescindibles para la vida. Pues bien, hay que decir que en el grupo de los aminoácidos esenciales la lisina ocupa un lugar primordial, similar al que ocupa la vitamina C en el grupo de las vitaminas. Y como en el caso de ésta, la cantidad diaria requerida de lisina es superior a la de los demás aminoácidos. Piénsese que aproximadamente un 25% del colágeno -la base estructural de los huesos, la piel, las paredes de los vasos sanguíneos y los demás órganos- está básicamente formado por dos aminoácidos: la lisina y la prolina. Por eso además de ser importante en el tratamiento del cáncer juega un destacado papel en el desarrollo del sistema locomotor. Además participa en la síntesis del aminoácido carnitina, muy importante en la generación de energía de la célula a través del metabolismo de las grasas; por consiguiente, es igualmente vital para un óptimo funcionamiento del músculo cardíaco. Asimismo, la lisina colabora en la síntesis de la hormona del crecimiento en la hipófisis. De ahí que su carencia -junto a la de otros aminoácidos esenciales- se haya relacionado con cuadros de retrasos y disfunciones cerebrales. De hecho, la OMS considera la lisina uno de los aminoácidos "críticos" para una adecuada nutrición y un desarrollo infantil idóneo. Dicho lo cual, suponemos que el lector se estará preguntando si con la alimentación obtenemos suficiente lisina. Y la respuesta es que en muchos casos no porque se trata de un aminoácido que se destruye en gran parte al cocer o freír los alimentos. Y otro tanto ocurre cuando se congelan. Por eso es recomendable ingerirlo como suplemento, preferiblemente combinado con alguna de estas sustancias: vitamina B2, B6, C, niacina, ácido glutámico y hierro. En cuanto a las fuentes alimenticias ricas en lisina destacan el pescado, el pollo, los huevos, la leche y, ya en mucho menor medida, los cereales, frutos secos y legumbres. Los mejores resultados se observan cuando se combina con una dieta rica en vitamina C y baja en arginina ya que se trata de aminoácidos antagónicos o competitivos para algunas funciones. Cabe añadir que el hecho de que el organismo pueda almacenar una elevada cantidad de este aminoácido demuestra hasta qué punto es importante para nuestra salud. El cuerpo de una persona que pese 70 kg. alberga en todo momento alrededor de 500 gramos de lisina. Por eso sufrir una sobredosis de lisina, según el Dr. Rath, es tan imposible 131
  • 132. como sufrir una sobredosis de vitamina C. Nuestro metabolismo está acostumbrado a manejar grandes cantidades de ambas sustancias y puede deshacerse de su sobrante cuando quiera y sin problemas. En realidad es más frecuente lo contrario: está constatado que hoy día casi todo el mundo padece deficiencia crónica de lisina. OTRAS ENFERMEDADES GRAVES Por otra parte, según recoge el Dr. Rath en su libro Avance de la Medicina Celular", las aplicaciones terapéuticas de la lisina en la lucha contra las enfermedades no están limitadas al cáncer: "En los pacientes con arteriosclerosis -afirma- la lisina puede poner fin a la expansión y al crecimiento de las placas depositadas en las arterias del corazón y del cerebro. Al mismo tiempo, se puede iniciar un proceso terapéutico natural de las paredes arteriales a base de vitaminas y otros suplementos dietéticos. Con respecto a las enfermedades que tienen su origen en un virus, como es el caso de la gripe, los herpes y el sida, o que son causadas por bacterias, como las infecciones pulmonares, del oído interno o de la vejiga, la lisina puede detener o frenar la expansión agresiva de las mismas. La ingesta de una combinación de altas dosis de vitamina C y otros suplementos dietéticos puede aportar beneficios adicionales. Incluso en pacientes que sufren una inflamación crónica del estómago, intestino, articulaciones o huesos el uso de lisina puede ayudar a controlarla. Eso sí, para que el tratamiento de las inflamaciones crónicas resulte eficaz debe incluir necesariamente elevadas dosis de lisina en combinación con otros nutrientes dietéticos importantes. También los problemas alérgicos más comunes, como la fiebre del heno, la neurodermatitis o la urticaria pueden beneficiarse de una terapia a base de lisina puesto que puede aliviar y prevenir la enfermedad. En estos casos también es recomendable combinar la lisina con vitamina C y otros suplementos dietéticos." SUSTANCIAS ANTICANCERÍGENAS Las investigaciones del Dr. Rath le han llevado a formular en estos años una lista de sustancias que, además de la vitamina C y los aminoácidos lisina y prolina, son a su juicio fundamentales para impedir eficazmente la propagación de las diferentes formas de cáncer atendiendo al hecho de que, en su opinión, la expansión del cáncer -como la de las enfermedades infecciosas- se produce por destrucción del colágeno del tejido conjuntivo. De ahí que se haya centrado especialmente en las sustancia que lo impiden. Hablemos brevemente de todas ellas. La vitamina C. 132
  • 133. No sólo protege las células sanas ayudando tanto a impedir la arterioesclerosis como la propagación del cáncer sino que promueve el suicidio -apóptosis- de las células cancerosas. Además, combate los radicales libres. Ahora bien, la vitamina C es más eficaz -a juicio de Rath- cuando se ingiere en la forma liposoluble del palmitato de ascorbilo. La lisina y la prolina. Se trata de dos aminoácidos naturales -el primero de ellos es uno de los diez esenciales- que cumplen la función de "ladrillos" de las fibras del colágeno y la elastina. El primero de ellos, la lisina, evita la descomposición del colágeno al inhibir los efectos de las colagenazas por lo que desempeña un papel fundamental en la protección del tejido conjuntivo y, por tanto, en la expansión del cáncer y las infecciones, como ya se ha explicado. Ahora bien, al igual que ocurre con la vitamina C la lisina no la produce el cuerpo y, sin embargo, nuestra salud depende de que la tengamos en cantidad suficiente. Debemos pues procurar conseguirla con la dieta o con suplementos dietéticos. La epigalocatequina galato (EGCG). Se trata de una catequina presente en los polinefoles -especialmente del té verde- que previene la aparición del cáncer y frena su propagación al inhibir la uroquinasa, enzima fundamental para el crecimiento de un tumor. Tiene pues propiedades antimutágenas y antiproliferativas. Además, los polifenoles son potentes antioxidantes que neutralizan los radicales libres y protegen a las células. El selenio. Componente fundamental del sistema de defensa antioxidante del cuerpo protege además a las células frente a las toxinas. Frena el crecimiento tumoral en los primeros estadios de propagación del cáncer. La N-acetilcisteína (NAC). Se trata de un potente antioxidante, fundamental para la producción de glutation, otro eficaz antioxidante. Contribuye también a proteger el tejido conjuntivo evitando su destrucción. La arginina. Hablamos de otro aminoácido, imprescindible en elevadas cantidades en casos de estrés, lesión o enfermedad. La arginina no sólo mejora el rendimiento del sistema inmunitario sino que evita la multiplicación de las células tumorales. Las mayores concentraciones de arginina se hallan en el tejido conjuntivo. El cobre. Indispensable para numerosas funciones corporales, sobre todo para garantizar una adecuada estructura y estabilidad del tejido conjuntivo y protegerlo frente a los radicales libres. 133
  • 134. LA LUCHA CONTRA EL SISTEMA FARMACEÚTICO Cabe añadir que para Rath no sólo el cáncer sino la práctica totalidad de las enfermedades constituyen sólo un negocio para los grupos de poder que manejan el mundo. Y de ahí que promoviera la creación de una fundación que lleva su nombre desde donde ha efectuado diversas iniciativas para dar a conocer los métodos naturales de prevención y tratamiento de las enfermedades en contraposición a los métodos de la medicina farmacológica. Es el caso del programa de 10 puntos que con el nombre de Salud para todos en el año 2020 se presentó en Johannesburgo en agosto del pasado año durante la reunión anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la presentación en La Haya de The People's Agenda, toda una Constitución para un Nuevo mundo de paz, salud y justicia social para todos. Constitución en la que puede leerse, dentro del apartado referido al Derecho a la salud, lo siguiente: "Nosotros, las personas del mundo, estamos determinadas a defender nuestro derecho a la salud con todos los medios pacíficos disponibles. Y nos aseguraremos de que el negocio farmacéutico con la enfermedad y la promoción deliberada de enfermedades para lucro de las corporaciones sea proscrita a nivel mundial. Llevaremos ante la Justicia a aquellos que deliberadamente promueven las enfermedades y a quienes impiden la libre información sobre terapias naturales no patentables que permitan salvar vidas. Proporcionando salud a nuestras comunidades y llevando a cabo los programas nacionales de cuidado de la salud, nos centraremos en aproximaciones naturales a la salud, eficaces y seguras. La primera meta de cualquier estrategia de cuidado de la salud es la prevención y desarraigo de las enfermedades." Pues bien, cumpliendo con esa declaración de intenciones, el pasado 14 de junio el Dr. Rath presentó personalmente "en nombre de todos los pueblos del mundo" ante el Fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya una denuncia por "genocidio y otros crímenes contra la humanidad perpetrados en relación con el 'negocio con las enfermedades' de la industria farmacéutica y la reciente guerra de Irak". Entre los acusados se encuentran varios altos cargos de la Administración norteamericana -con George Bush a la cabeza, el Primer Ministro británico Tony Blair y los directivos de las grandes multinacionales farmacéuticas. Las acusaciones recogidas en la denuncia en lo que se refiere a los cargos presentados por los delitos relacionados con la industria farmacéutica son los siguientes: "-Los acusados mantienen, intencionada y sistemáticamente, enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las complicaciones diabéticas y otras patologías además del cáncer, las enfermedades infecciosas -como el SIDA-, la 134
  • 135. osteoporosis y muchas de las afecciones más comunes hoy en día, cuando todas ellas son evitables en buena medida por medios naturales. Los acusados han provocado deliberadamente sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas. -Los acusados evitan, intencionada y sistemáticamente, la erradicación de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras patologías mediante la obstrucción y el bloqueo de la difusión de información sobre los beneficios de las terapias naturales no patentables, una información que podría salvar muchas vidas. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas. -Los acusados extienden, intencionada y sistemáticamente, las enfermedades existentes y crean nuevas enfermedades mediante la fabricación y comercialización de productos farmacéuticos que alivian los síntomas a corto plazo pero tienen efectos secundarios conocidos y perjudiciales a largo plazo. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas." Suponemos que el lector, tras leer estas palabras, entiende por que Matías Rath es una persona muy "incómoda" para la industria farmacéutica. Y probablemente se pregunte por qué no han ido a por él. El mismo Rath contesta a ese interrogante: "La única razón por la que la industria farmacéutica no ha tomado represalias contra mí es porque vinculé ese 'negocio de la enfermedad' sin escrúpulos con los mayores crímenes cometidos contra la humanidad en el siglo XX: el asesinato masivo durante la Segunda Guerra Mundial. Es un hecho histórico que el mayor cártel europeo petroquímico y farmacéutico financió la toma del poder de Hitler hace 70 años. La Segunda Guerra Mundial fue primordialmente una guerra por la conquista de los recursos naturales de la Europa del este y de Asia. El Tribunal de Guerra de Nüremberg de 1946/47 declaró que la Segunda Guerra Mundial no hubiera sido posible sin ese cártel petroquímico, llamado I. G. Farben. Por eso el tribunal decidió dividir I. G. Farben en Bayer, BASF y Hoechst. Y algunos de sus directivos fueron sentenciados por comenzar una guerra en contra del Derecho Internacional, por asesinato masivo y por la explotación y saqueo de la propiedad pública y privada en países extranjeros además de por otros crímenes contra la humanidad. La historia de lo que había a nivel empresarial tras la Segunda Guerra Mundial está documentada en el libro de Josef Borkin, "El crimen y el castigo de I. G. Farben". Puede encontrarse la documentación en la página web de nuestra fundación. Por eso desde el comienzo mismo de mi estrategia de desenmascaramiento la industria farmacéutica ha estado a la defensiva. Por eso no es ninguna 135
  • 136. sorpresa que no se hayan atrevido a tomar represalias o a iniciar un pleito contra mí por injurias y calumnias". Como nuestros lectores pueden comprobar, Matías Rath no se anda por las ramas. Y se expresa y actúa sin miedo. A pesar de que sus denuncias son demoledoras. Por eso, una vez contados sus descubrimientos y explicada cuál es su propuesta para combatir el cáncer y las enfermedades infecciosas, quisimos hablar a fondo con él. Accedió. Daremos a conocer nuestra conversación el próximo número. Hasta entonces. SE CURA DE UN CÁNCER DE GRADO III EN SÓLO UN MES... CON ¡HIPNOSIS! Ángel Mateo Blanco -62 años- se dio cuenta un día de que orinaba sangre. Comenzaba así un ir y venir que terminaría con un preocupante diagnóstico: cáncer. Técnicamente, un "carcinoma de células transicionales grado III que infiltra la capa muscular". Y tras extraerle el tumor los especialistas sólo le dejaron una salida: extirparle por completo la vejiga y la próstata haciendo una desviación urinaria a la piel o al recto y seguir luego un tratamiento con quimioterapia. Angel Mateo se negó a tanto destrozo físico y psicológico optando por tratarse el cáncer con ¡hipnosis clínica! generando mentalmente hipertermia. Un mes después el Instituto Valenciano de Oncología confirmaría que el cáncer había desaparecido. Hemos hablado con él. Ángel Mateo ha sufrido en su vida experiencias emocionales muy intensas y traumáticas... pero hasta finales de febrero de este año nunca había sentido que el mundo se abría a sus pies. ¿La causa?: los resultados del estudio anatomopatológico de su tumor eran concluyentes: "Descripción macroscópica: Múltiples fragmentos papilares que en conjunto miden 3'5 cm. Diagnóstico: biopsia vesical; carcinoma de células transicionales grado III de Mostofi que infiltra la capa muscular (grado B de Jewet)". En otras palabras, cáncer de vejiga. UN PROCESO HABITUAL Las cosas habían empezado a ir mal casi un año antes -en mayo del 2002- cuando aparecieron unas gotas de sangre en su orina. Ángel visitó entonces al médico de cabecera y éste pidió unos análisis en busca de una posible infección. Pero los antibióticos que le recomendaron ayudaron poco y la hemorragia terminó por obligarle a ingresar de urgencia algún tiempo después. Las primeras pruebas radiológicas tampoco aclararon las cosas. Las molestias continuaron y, 136
  • 137. coincidiendo con un cambio de domicilio, su médico también cambió. Comenzarían entonces las prisas y una ecografía terminaría descubriendo la existencia de un tumor de algo más de tres centímetros. Los recuerdos de aquello siguen muy vivos en Ángel Mateo: "Los médicos me dijeron que no había otro remedio que intervenir quirúrgicamente por lo que prepararon rápidamente la operación, una resección trans-uretral. Y el 6 de febrero de ese año el equipo de Urología me extirpaba el tumor en el Hospital General de Valencia enviándolo luego a Anatomía Patológica para su análisis". ¿Sería benigno o maligno? El resultado no se haría esperar demasiado y situaría a Ángel ante la misma tragedia que miles de españoles viven cada año: tenía cáncer. Las siguientes horas estarían marcadas por la angustia y el miedo. "Me entregaron el informe el 11 de Marzo -nos contaría- y en él se decía que se trataba de un tumor papilar de células transicionales infiltrante de grado III de Mostofi que ya había pasado fuera de la vejiga si bien estaba, de momento, infiltrando la capa muscular (grado B de Jewett) y al parecer no se había extendido. Así que me hicieron un TAC para comprobar hasta dónde había traspasado exactamente y en qué condiciones. Los resultados de las pruebas me los darían el 16 de Abril con la conclusión de que era necesario extirpar tanto la vejiga como la próstata. El equipo de Urología me entregó, para que lo firmara, un consentimiento informado a fin de hacerme una cistectomía total y efectuar la operación de inmediato". Cis-tec-to-mía. Extraña palabra, difícil de pronunciar, que esconde un terrible drama. El documento que entregaron a Ángel para que diera su conformidad, con todos los riesgos que la operación comporta, contenía la explicación del proceso en sólo 8 líneas: "Cistectomía radical: es una intervención que consiste en la extirpación de la vejiga. En el hombre, habitualmente, se extrae la próstata y, en el caso de la mujer, la matriz. Una vez extraída la vejiga el cirujano tiene que optar entre: 1) Derivar la orina a la piel, en cuyo caso llevará un colector para recoger la orina o se tendrá que sondar. 2) Derivar la orina al recto, orinando por éste. Y, 3) Reconstruir una vejiga con intestino pudiendo realizar entonces la micción de forma natural a través de la uretra." Seguía una línea de texto para describir los posibles beneficios: "A) Eliminación de la vejiga enferma y B) Desaparición de los síntomas derivados de la vejiga enferma". Tales eran los "beneficios". En cambio, se dedicaban 24 líneas a describir los posibles efectos secundarios o complicaciones. Eso sí, tan sólo una vez aparecía la palabra muerte en el documento. Cuando se explica que puede producirse una"hemorragia incoercible, tanto durante el acto 137
  • 138. quirúrgico como en el postoperatorio. Las consecuencias de dicha hemorragia son muy diversas dependiendo del tipo de tratamiento que haya de necesitarse, oscilando desde la gravedad mínima hasta la posibilidad cierta de muerte como consecuencia directa del sangrado, o por efectos secundarios de los tratamientos empleados." Luego, al describir los posibles efectos secundarios, el documento "tranquiliza" al lector diciendo que son "posibles pero no frecuentes" para, a continuación, reconocer tácitamente que podría producirse parálisis intestinal, obstrucción intestinal, peritonitis, infecciones diversas, eventración intestinal, defectos estéticos, neuralgias, impotencia... Y todo ese destrozo sin garantizar la curación. Es más, le dijeron que al final, cuando el proceso quirúrgico hubiera terminado, debería enfrentarse a la Quimioterapia. Tras analizar el panorama, Ángel se negó. Y decidió buscar nuevas esperanzas en el Instituto Valenciano de Oncología. "Conseguí ser atendido en él -nos diría- el 13 de Mayo y me citaron para hacer nuevas pruebas el 20". Hay que decir que hasta ese momento el proceso sufrido por Ángel Mateo fue similar al de otros miles de enfermos diagnosticados de cáncer. Sin embargo, había algo que hacía este caso diferente: Ángel practicaba la hipnosis clínica tras formarse en la Academia Valenciana de Parapsicología. Y merced a su propia experiencia como hipnoterapeuta conocía de primera mano sus beneficios en la solución de problemas emocionales: fobias sociales, depresiones, patologías relacionadas con la ansiedad, neurosis, bulimia, anorexia, y drogodependencias. Incluso había conseguido mejorar problemas musculares a través de la hipnosis. Sin embargo, nunca había tratado un problema como el suyo así que decidió acudir a su profesor y director de la Academia Valenciana de Parapsicología, Jesús Genaro, poniéndose en sus manos para iniciar de inmediato un tratamiento y tratar el cáncer con hipnosis. Eligiendo como terapia un tratamiento de hipertermia... ¡inducido hipnóticamente! Es decir, Jesús Genaro dedicó 5 sesiones a provocar en el organismo de Ángel mediante inducción hipnótica una situación de hipertermia -o aumento de temperatura- en la zona del tumor. La idea era "quemarlo" mentalmente... "Es muy útil acudir a metáforas para proceder a la "limpieza" mediante calor de la zona tratada, empleando supuestos útiles como una barra de hierro candente, alambres mas fino igualmente candentes, ejércitos de hombrecitos blancos que limpian todo (glóbulos blancos), etc, etc". Cinco sesiones en las que el cáncer fue incendiando mentalmente hasta conseguir así su desaparición física. Las dos primeras sesiones de terapia hipnótica se efectuarían en abril -los días 25 y 30- y las tres siguientes en mayo: los días 3, 10 y 17. 138
  • 139. -El 20 de Mayo, tres días después de la quinta sesión con hipnosis -nos contaría Ángel-, acudí al Instituto Valenciano de Oncología a la cita programada. Allí me hicieron una urografía, una radiografía y una analítica completa. Los resultados se me entregarían el 5 de Junio. Y el médico que me atendía, sorprendido, tuvo que confesar que todo parecía correcto, que no encontraba nada de lo que se esperaba. En otras palabras, que el cáncer había desaparecido. Ni siquiera había marcadores. Es más, no encontró nada que indicara que allí hubiera habido tumor alguno salvo una cicatriz que se apreció en la endoscopia. -¿Y cómo reaccionó su médico? -Encargando un nuevo TAC, algo que me hicieron el 26 de Junio. Los resultados me los darían el día 10 de Julio y confirmaron la situación: no aparecía nada de nada. A pesar de lo cual, y para mayor seguridad -aunque yo creo que con afán de investigación también-, me hicieron una nueva endoscopia el 14 de Julio durante la cual tomaron una muestra de la zona de la cicatriz para analizarla. El resultado lo tendríamos el día 29 de Julio: todo aparecía limpio, incluso la capa muscular. Los médicos dieron por concluida la investigación confirmando que el cáncer había desaparecido y recomendando sólo hacer el seguimiento clásico en el tiempo por elemental prevención. -Desde que se negó usted a ser quirúrgicamente intervenido hasta que confirmaron la desaparición del cáncer, ¿tomó algún medicamento? ¿Le dieron quimioterapia o radioterapia? -No, no recibí ningún tipo de tratamiento puesto que los médicos pensaban que se me iba a extirpar toda la zona. El Instituto Valenciano de Oncología, tras realizar la endoscopia en julio, confirmaría que el cáncer había efectivamente desaparecido: "Diagnóstico: CA VESICAL. Tratamiento efectuado: Con fecha 14- 07-03 se realizó citoscopia, donde se objetiva de buena capacidad y área cicatricial en hemitrígono izquierdo, tomándose muestra de la cicatriz, base y citología....Motivo de alta: Curación o mejoría. -Bueno, ¿y cómo reaccionaron sus médicos? -Yo diría que su reacción fue una mezcla de estupefacción y sorpresa. Les expliqué que había hecho un tratamiento terapéutico con hipnosis pero yo creo que cuando se les habla a muchos médicos de ello piensan en la tradicional hipnosis de exhibición, no alcanzan a comprender la magnitud de la hipnosis fisiológica. En el Hospital General, el médico que me atendió - de gran prestigio, por cierto- se limito a darme la enhorabuena dándose a continuación media vuelta. En el Instituto Valenciano de Oncología parece que tienen más interés. Uno de los médicos mostró su interés por conocer mas de cerca esta técnica. Quien sí ha mostrado un gran interés es el doctor Pablo Enríquez, presidente de la Asociación contra el Cáncer de Alicante. 139
  • 140. Pero, en general, la respuesta de los médicos es parecida a la de la gente de la calle: incredulidad y desconfianza. Sencillamente, piensan que no es posible y lo rechazan. LA HIPNOSIS COMO SOLUCIÓN MÉDICA No deja de ser curioso que a los médicos les cueste tanto aceptar que la hipnosis puede ser efectiva en patologías graves cuando no tienen en cambio inconveniente en creer en las llamadas "remisiones espontáneas", concepto con el que se califican las curaciones milagrosas e inexplicables. ¡Como si tal cosa fuera posible! A fin de cuentas, todo proceso orgánico tiene un porqué. De ahí que no investigar la causa de que un cáncer pueda desaparecer mediante una técnica terapéutica como la hipnosis -de la que la mayoría desconoce casi todo- esconde sólo miedo, soberbia o ambas cosas. Pero, sobre todo, denota una actitud acientífica. Especialmente cuando está sobradamente constatado que la hipnosis puede ser una herramienta terapéutica de primer orden (ahí está la excelente obra de Joaquín Grau, Tratado teórico-práctico de Anatheóresis, para corroborarlo). O, como en este caso, el testimonio de Jesús Genaro, el hipnoterapeuta que trató a Ángel Mateo y que lleva dedicándose a la hipnosis clínica desde hace 20 años. -Parece mentira que a estas alturas siga poniéndose en duda en España -en otros países no ocurre- la eficacia terapéutica de la hipnosis... -Sí -nos respondería Jesús Genaro-, porque los resultados de la terapia hipnoidea son sobradamente conocidos. Y no sólo en el área oncológica, que reconozco espectacular, sino en otras muchas, especialmente en la psicológica donde los trastornos emocionales y de conducta son tratados muy a menudo con excelentes resultados. Casos en los que la vida de la persona no está normalmente en peligro, es verdad, pero sí su calidad de vida. Porque con la hipnosis es habitual solucionar traumas que han tardado años en generarse en sólo uno o dos meses. Y ya sé que esto no resulta tan llamativo como curar un cáncer pero si pusiésemos sobre la mesa los expedientes de casos tratados y resueltos en el transcurso de un año enrojeceríamos a los responsables de más de una consulta convencional. -Y en casos de cáncer, ¿qué resultados se obtienen? -El resultado estadístico que nosotros barajamos oscila en torno a un 75% de remisión total en los casos de melanoma localizado, incluso en aquellos en los que pudiera estar infiltrado en glándula o tejido muscular, como era el caso de Ángel. Debo reconocer, en cambio, que no obtenemos muy buenos resultados cuando se produce metástasis aunque algunos de mis alumnos han logrado remisiones parciales. -En tal caso la curación de Ángel Mateo también le habrá 140
  • 141. sorprendido. -Sí. Y pienso que quizás el éxito en este caso tenga que ver con la empatía. A veces una terapia no funciona con un terapeuta y basta traspasar el caso a otro profesional para que éste, aplicando exactamente la misma técnica, logre la empatía adecuada con ese paciente y se consiga el resultado buscado. -No está muy difundido aún que la hipertemia, especialmente la producida por los aparatos Indiba, es eficaz en casos de cáncer... ¿Podemos saber cómo se le ocurrió utilizar la estrategia de inducirle hipnóticamente un tratamiento de hipertermia? -Porque sé que funciona. Nosotros hablamos de ella como "técnica de cauterización localizada". Y procuramos inducir mentalmente en el paciente una hipertermia de unos 15 grados en el área afectada. Algo que se obtiene mediante un proceso que precisa de varios pasos: El primer paso es provocar un estado de relajación que permita inducir el trance hipnótico. Para ello enseño a mis alumnos el sistema de relajación de Shultz por paquetes musculares y pasadas de intensidad creciente con sentido cruzado. Aunque la experiencia me ha hecho introducir algunas variaciones sobre el sistema original de relajación. El segundo paso es el encadenado de bajada y también es común en todas las terapias. Enseño a mis alumnos un combinado de técnicas para este proceso a efectos de lograr el resultado más rápido. El encadenado tiene como objeto activar una "falsa" actividad REM -ya que no es real- mediante ejercicios de visualización. Este proceso "engaña" al cerebro, por decirlo de forma coloquial, quien ante el inicio de una supuesta actividad REM envía señales al organismo al entender que ha entrado en una fase convencional de sueño. Esto genera un estado de profundidad en la relajación suficiente como para introducir las primeras sugestiones prehipnóticas. A partir de ese punto la terapia ya se especializa. Se genera lo que técnicamente se denomina "aislamiento de zona". Este paso es utilizado comúnmente en otras áreas ajenas a la hipnosis como, por ejemplo, el deporte de competición donde la hiperutilización de algún grupo muscular es imprescindible (léase el ciclismo) a efectos de generar una hipertrofia. En nuestro caso, el aislamiento se utiliza para no dañar órganos cercanos a las zonas tratadas con hipertermia. Esto se logra mediante ejercicios de visualización. El cuarto paso es ya la hipertermia en sí misma. Se induce mediante bucles reiterativos durante el tiempo necesario hasta lograr que el proceso de hipertermia alcance su punto más elevado. Luego se sostiene durante algunos minutos y después se invierte el proceso hasta normalizar la temperatura corporal. Desafortunadamente, este paso tiene a veces algunos efectos secundarios (no en todos los casos) 141
  • 142. de quemaduras subcutáneas que producen molestias durante los días siguientes a la sesión hipnótica. Este proceso se repite tantas veces como sea preciso en función de la localización y extensión del cáncer aunque, por poner un ejemplo gráfico, para un melanoma de 2 cms. bastan unas 6 sesiones. Normalmente, el punto final a la última cauterización (de seguridad) se genera cuando las analíticas, las endoscopias y los TAC dan ya negativo. -Y teniendo en cuenta los resultados que obtienen, ¿qué reacción hay entre los oncólogos de la medicina convencional? ¿Les han propuesto al menos colaborar? -La colaboración en España entre los terapeutas de las terapias alternativas y la medicina alopática o convencional es prácticamente inexistente. No hay ni intención de que se produzca algún día. La reacción habitual de los médicos cuando conocen algunos de los irrebatibles resultados obtenidos con un tratamiento de hipnosis clínica es siempre el mismo, algo así como "¿Qué curioso! No sabía que se pudiera lograr esto con hipnosis. No, no puede ser. Sigo sin creérmelo". -Es decir, que ni siquiera las evidencias son capaces de remover sus creencias... -En efecto, hay en ellos un rechazo inconsciente. Y eso que nosotros jamás inducimos al paciente a abandonar una terapia hospitalaria o dejar el control ambulatorio... Finalizamos. Es evidente que los límites de lo que puede conseguirse terapéuticamente con la hipnosis están aún por definir como lo están los límites de nuestra mente, sobre todo si admitimos que nuestro organismo funciona como un todo indivisible. Sin embargo, más allá de las grandes preguntas -casi metafísicas- sobre la mente y el cuerpo, lo que muchos lectores se estarán preguntando es cuánto cuesta un tratamiento hipnótico. Y la respuesta es que si bien eso depende de la experiencia y prestigio del terapeuta, el coste por sesión -que suele durar entre una y dos horas- oscila entre 30 y 70 euros. Una cifra que suele considerarse cara o no en función de los resultados. Por eso no hay que olvidar que, como ocurre con cualquier otra terapia, tampoco con ésta se logran siempre los éxitos deseados. Antonio Muro VISUALIZACIÓN, AUTOHIPNOSIS E HIPNOSIS La visualización mental es una técnica que cualquiera puede practicar para buscar soluciones a problemas tanto emocionales como físicos. 142
  • 143. Se trata de visualizar mentalmente imágenes a voluntad del estilo de las que "vemos" durante el sueño. Porque esas visualizaciones, mediante el acompañamiento terapéutico adecuado, pueden por sí solas producir efectos físicos verificables. Algo que no sería tan difícil de admitir por muchos si no fuera porque durante los últimos trescientos años la medicina imperante hoy en Occidente separó la mente del cuerpo a la hora de tratar a los enfermos. Una absurda separación que no se ha producido en ningún otro sistema de sanación del mundo. No es de extrañar, por tanto, que el uso médico de la visualización se haya dado en muchas culturas del mundo: en el Tibet, la India, África, entre los indios esquimales, los indios americanos... En Occidente, como siempre suele ocurrir, sólo un puñado de hombres "rebeldes" mantuvo la visualización como técnica terapéutica en los momentos de mayor crítica. El más célebre de ellos, Carl Jung. Las técnicas que desarrollaron recibieron nombres diversos como imaginación activa (el mencionado Jung), sueño despierto dirigido (Robert Desoille), visualización afectiva guiada (Hanscarl Leuner) o Psicosíntesis (Roberto Assagioli). Fueron ellos quienes sentaron en Occidente las bases para la aplicación de la visualización en el tratamiento de dolencias físicas. Incluso el padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, el hombre que cimentó sus teorías en la terapia oral, utilizó también en cierta ocasión la terapia con imágenes mentales para tratar a un niño de 14 años que padecía un tic físico acompañado de vómitos histéricos, jaquecas, etc., consiguiendo su curación en una única sesión. Gerald Epstein, doctor en Medicina y profesor adjunto de Psiquiatría Clínica en el Monte Sinaí Medical Center de Nueva York, que ha consagrado 25 años de su vida al tratamiento de las enfermedades mediante las imágenes mentales, el psicoanálisis y otras disciplinas como la hipnosis, el estudio de los sueños y la meditación, cuenta en su libro Visualización curativa, lo siguiente: "Las afecciones que he ayudado a mis pacientes a tratar mediante el uso de la visualización mental incluyen la artritis reumática, la inflamación de próstata, el quiste ovárico, el carcinoma inflamatorio de pecho, erupciones cutáneas, hemorroides y conjuntivitis. Un amigo mío utilizó la visualización mental para curarse un carcinoma hepático. Los doctores que le trataban le dijeron en 1982 que no había demasiadas esperanzas de recuperación, ni siquiera con los tratamientos de quimioterapia que empezaron a aplicarle. Decidió entonces emplear técnicas de visualización en combinación con el tratamiento con quimioterapia durante dos años y a partir de 1984 recurrió a la quimioterapia de forma discontinua pero siguiendo su trabajo con los ejercicios de visualización. Hoy sigue siendo el único superviviente que 143
  • 144. se conoce de esta dolencia según fuentes del Memorial Cancer Sloan- Kettering Center de Nueva York." Afortunadamente, son cada vez más los profesionales que se acercan a una de las más antiguas técnicas terapéuticas de la historia. Un mayor trabajo de relajación y concentración así como unos procesos algo más complejos nos permitirían acceder a la autohipnosis, una técnica que comparte con la hipnosis procedimientos y finalidad al igual que la creación de un estado particular entre la vigilia y el sueño. Una vez conseguido el estado de relajación la técnica nos ayudará a utilizar nuestra energía psíquica para enfocarla en el reestablecimiento de ciertos problemas sencillos de salud. Sin embargo si las dolencias que se quieren afrontar revisten especial gravedad es mejor recurrir a la hipnosis. Muy lejos de los espectáculos de la televisión o las salas de fiestas cada vez son más los profesionales que se acercan a una de las más antiguas técnicas terapéuticas de la historia humana. En Gran Bretaña se convierte en materia de enseñanza en las Facultades de Medicina desde el año 1955. En Estados Unidos la hipnosis está reconocida oficialmente desde 1958. En la antigua Unión Soviética la hipnosis recibió el apoyo oficial desde los años 20 utilizándose en dolencias como el asma, la hipertensión, úlceras e incluso en las técnicas del parto sin dolor, sin contar el uso menos ortodoxo de la hipnosis en ambas superpotencias, como elemento de combate en la guerra fría. (XVI) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER SEGÚN LA Dra. HULDA R. CLARK Entre las terapias naturales para el tratamiento del cáncer la propuesta por la doctora australiana Hulda R. Clark constituye quizás la que más compromiso personal le exige a un enfermo para lograr su recuperación. Un método que parte de la eliminación de toda clase de parásitos del interior del cuerpo humano al entender que algunos son los responsables de muchas enfermedades. Y uno en particular -el Fasciolopsis Buskii- el principal responsable del cáncer. Además aboga por la necesidad de eliminar todo tipo de contaminantes químicos, tanto del entorno como de los alimentos y de los productos de uso corporal. En todo caso, la base de la mejoría que afirma lograr con sus pacientes está en un tratamiento con plantas y en un cambio radical en los hábitos de vida. Se lo explicamos. Cuando los tratamientos convencionales fallan nadie debería discutir el derecho de los enfermos a buscar soluciones a su enfermedad. Es más, cuando los tratamientos convencionales no pueden asegurar la 144
  • 145. curación (¿es posible en algún caso?) tampoco se debería negar al enfermo de cáncer -ni al de cualquier otra patología- la posibilidad de acceder a tratamientos alternativos o complementarios que puedan al menos mejorar su calidad de vida. Máxime cuando son hoy muchos los tratamientos naturales a los que se puede acceder en el mundo y elegir cuál seguir es un acto de responsabilidad individual que nadie puede asumir salvo el enfermo porque a fin de cuentas es su vida la que está en juego. Y éste no puede planteárselo sin la adecuada información. Por eso en esta revista hemos asumido la responsabilidad de acercar a nuestros lectores tanto puntos de vista nuevos sobre el origen o causa del cáncer como algunos de los numerosos tratamientos propuestos para superarlo. En esta ocasión hablamos de Hulda Regehr Clark, una conocida doctora cuya principal afirmación es que algunos de los parásitos que entran en nuestro organismo -de las más variadas formas- son los responsables de buena parte de las enfermedades crónicas y degenerativas que padece el ser humano, incluido el cáncer. Según afirma, el ser humano sano alberga normalmente en su cuerpo muy diversos tipos de bacterias -virus, hongos y otros parásitos- pero los mantiene bajo control en el intestino de donde normalmente son expulsados con las heces. Sin embargo, las cosas cambian cuando éstos logran atravesar las paredes del intestino, penetrar en otros tejidos y, simultáneamente, el cuerpo se contamina con productos químicos o metales pesados ya que entonces la presencia de los parásitos -sobre todo, de sus larvas- provoca cambios celulares que dan lugar a muy diversas patologías, cáncer incluido. Pues bien, partiendo de tal premisa Hulda Clark ha desarrollado un método terapéutico que se caracteriza primordialmente porque exige la máxima colaboración de sus pacientes. Claro que nos han acostumbrado erróneamente a traspasar la responsabilidad de nuestra curación a los médicos y a confiar sin más en su arsenal terapéutico cuando esa responsabilidad es nuestra, no suya. ¿Cómo puede extrañarnos pues que la mayoría de las personas ignore cómo alimentarse correctamente, rechace los consejos sanitarios más elementales sobre prevención de la salud y adopte, incomprensiblemente, comportamientos que conducen directamente a la enfermedad (exceso de alcohol, tabaco, grasas...)? La verdad es que actuamos de espaldas al sentido común a la hora de mantener el bienestar físico y psicológico, y cuando enfermamos de gravedad acudimos asustados en busca de alguien que nos cure. Y eso no es tan fácil. HÁBITOS ERRÓNEOS Ni siquiera la medicina convencional niega hoy la absoluta necesidad 145
  • 146. de modificar los hábitos erróneos cuando se intenta recuperar la salud perdida. De hecho, forman ya parte de la lista oficial de cambios necesarios para prevenir el cáncer. Ahora bien, no es menos cierto que las terapias naturales son mucho más firmes en esa exigencia. Cualquiera de ellas hace especial hincapié en la nutrición, en la necesidad de adoptar hábitos más saludables de vida, en optar por alimentos naturales... Aunque quizás ninguna apele tanto a la responsabilidad individual, al compromiso personal con su restablecimiento, como las técnicas para el tratamiento del cáncer de la doctora Clark. Pero, ¿de quién hablamos? De origen australiano, Hulda Clark se licenciaría en Fisiología y Biología -con mención honorífica- en la Universidad de Saskatchewan (Cánada) así como en Biofísica y Fisiología Celular en la Universidad de Minnessota (EEUU) donde obtendría también su doctorado en Fisiología. Actualmente dirige el Century Nutrition Clinic en Tijuana (México) a donde se trasladó a trabajar para eludir problemas con las autoridades sanitarias de Estados Unidos. Esta doctora ha dedicado gran parte de su vida a la investigación del cáncer y defiende con determinación que para vencerlo es necesario -entre otras cosas- un compromiso personal que va más allá de un ligero cambio de costumbres alimenticias e higiénicas. A su juicio, cualquier proceso de mejoría de una enfermedad grave exige normalmente introducir modificaciones drásticas en los hábitos de vida del enfermo, hábitos que muchas veces éste no cree que tengan relación con la salud. Así, Hulda Clark recomienda a todo enfermo con alguna patología grave -no a las personas sanas aunque también sean recomendables algunas de sus sugerencias- que: -Se extraiga las amalgamas dentales y cualquier otro metal contaminante de la dentadura -a fin de que el organismo no se envenene- así como los dientes muertos. -Cambie las tuberías de su casa si son de cobre para que su cuerpo deje de envenenarse con las partículas que desprende ese metal en el agua. -Deje de tomar alimentos envasados, enlatados y precocinados y se alimente sólo con alimentos frescos y naturales para evitar los contaminantes químicos que utiliza la industria alimentaria (conservantes, colorantes, aromatizantes, espesantes, acidulantes, edulcorantes, potenciadores del sabor...). -Abandone la costumbre de aplicarse productos de higiene personal (lacas, fijadores, colorantes, tintes, desodorantes, etc.) porque la inmensa mayoría contienen químicos tóxicos. -Se vaya a vivir a otro lugar si su casa o entorno son contaminantes (problemas telúricos, cercanía de torres de alta tensión o antenas de telefonía, etc.). 146
  • 147. -Trabaje en un entorno laboral sano. Cambiando de trabajo si es necesario. -Limpie a fondo la casa y se desprenda de todo producto químico de limpieza. -Prescinda de la nevera o la sustituya por una que no use gas freón. -Mande a sus mascotas de "vacaciones". En suma, parece obvio que la parte más difícil de la propuesta de la Dra. Clark para afrontar una enfermedad grave está en la asunción de un compromiso personal para lograr una completa modificación de la forma de vivir. ¿ES EL PARÁSITO FASCIOLOPSIS BUSKII DETERMINANTE EN LA APARICIÓN DE UN CÁNCER? Para la doctora Clark -como adelantamos- el cáncer lo provoca la presencia de un parásito cuando se combina con contaminantes químicos y el sistema inmune está débil. Nos referimos al Fasciolopsis Buskii, un parásito de la especie Trematodo que suele llegar al intestino humano a través de la comida, las relaciones sexuales, la saliva, el contacto físico con animales, etc. Se trata de un parásito que al llegar a su fase adulta puede originar, cuando no ha sido expulsado del intestino, una colitis, un colón irritable u otra enfermedad... pero no un cáncer o una enfermedad degenerativa. Incluso puede no llegar a manifestarse. Su presencia, según la doctora Clark, sólo se convierte en grave cuando el parásito -por diversas razones- se instala en un órgano. Y eso sólo es posible si en el hígado existe un contaminante: el alcohol isopropílico. Cuando eso ocurre, el hígado, imposibilitado de metabolizar el alcohol propílico si hay presentes hongos y otros elementos contaminantes, trata de librarse de él descargándolo en el intestino a través de los conductos de la bilis. Entonces, si en el intestino el alcohol se encuentra con los huevos del parásito -millones, normalmente-, disuelve las cáscaras de los mismos, las diminutas larvas se liberan, entran en la sangre y se expanden por todas partes instalándose en distintos órganos donde crecen convirtiéndose en adultos. Cabe añadir que los parásitos se mueven atraídos por los contaminantes. El problema es que el desarrollo de las larvas lleva aparejado un proceso de activación celular destinado a su supervivencia. Y es ese hecho el que provoca la proliferación incontrolada de las células cercanas provocando un tumor cancerígeno. Clark se apoya en el hecho -constatado mediante biopsias- de que en el 100% de los casos de cáncer de hígado, por ejemplo, se encuentra presente la combinación Fasciolopsis Buskii + alcohol isopropílico. Un sorprendente dato que los oncólogos no deberían ignorar. Obviamente, si el parásito se aloja en el interior de un tumor benigno también lo maligniza o canceriza. 147
  • 148. ¿Y qué es alcohol isopropílico? Pues se trata de un disolvente derivado del petróleo que actualmente se usa como antiséptico en algunas marcas de cosméticos, perfumes, jabones, productos para afeitarse, desodorantes, champús, geles de baño, lacas del pelo y colutorios bucales. Lo malo es que se usa también para esterilizar las tuberías de las máquinas de envasar productos alimenticios por lo que casi todos los alimentos envasados contienen trazas. Lo mismo que los colorantes, aromatizantes y otros aditivos artificiales. Asimismo, debe saberse que existe una familia de bacterias llamada Clostridium que se establece entre los empastes dentales, coronas, etc. y llegan a colonizar el intestino -a veces también el esófago y el estómago-, algunas de cuyas especies producen alcohol propílico. Obviamente, cuántas más áreas del intestino invaden más alcohol propílico producen. En definitiva -y con carácter general-, Clark considera que para que se desarrolle un proceso canceroso es preciso que se de una triple coincidencia: la presencia del parásito Fasciolopsis Buskii, la existencia de un metal o contaminante químico tóxico... y un organismo con el sistema inmune debilitado. Hulda Clark especifica aún más la cuestión ya que afirma que será el tipo de contaminante presente en el organismo el que determinará que se desarrolle una u otra patología. Así, en su libro The Cure for all cancers (Ed. New Century Press) asegura por ejemplo que: -Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el hígado en combinación con alcohol isopropílico causan cáncer. -Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el páncreas, en combinación con alcohol de madera, provocan diabetes. -Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en el timo, en combinación con benceno, propician la aparición del SIDA. -Los Fasciolopsis Buskii adultos en el cerebro, en combinación con tolueno o xileno, causan la enfermedad de Alzheimer -Los Fasciolopsis Buskii adultos presentes en los riñones causan la enfermedad de Hodgkin, la endometriosis si están el útero y una prostatitis crónica si se instalan en la próstata y existen otros disolventes allí. Y, finalmente, -Los Fasciolopsis Buskii adultos en la piel causan el sarcoma de Kaposi. EL TRATAMIENTO DE HULDA CLARK En suma, Hulda R. Clark parte de la base de que son algunos parásitos, en conjunción con los numerosos agentes químicos tóxicos que se introducen en nuestro organismo, los que provocan la mayoría de las enfermedades graves. De ahí que insista tanto en que lo primero que debe hacer un enfermo grave es desintoxicarse por 148
  • 149. completo... y evitar seguir intoxicándose. Para lo cual, además de lo ya dicho, debe hacer cuatro cosas fundamentales: -Eliminar del interior del cuerpo los parásitos en todas sus fases. -Evitar la contaminación con alcohol isopropílico, contaminantes químicos y metales pesados. -Eliminar del entorno los metales pesados y tóxicos comunes. -Adoptar una forma de vida sana incluyendo hábitos dietéticos correctos. Analicemos más detalladamente esos consejos: 1) Eliminar los parásitos. Conviene recordar que hace no más de 50 años la gente acostumbraba a realizar purgas periódicas -incluidos los niños- con aceite de ricino, sales de magnesio u otros medios. Se trataba de un buen método para eliminar los parásitos más comunes y limpiar el organismo de los tóxicos que se iban acumulando en él. Sin embargo, en pleno siglo XXI hemos perdido esa en apariencia "bárbara" costumbre y como consecuencia nuestros organismos están invadidos de todo tipo de parásitos y productos químicos indeseables que limitan nuestra respuesta inmune. ¿Y qué puede hacerse? La doctora Clark propone un método natural para eliminar los parásitos que consiste en tomar una mezcla de tres productos antiparasitarios de amplio espectro: el nogal negro, la artemisa y el clavo. Estos tres productos, combinados, permiten eliminar rápidamente más de 100 parásitos diferentes sin efectos secundarios. El tratamiento se completará con la toma de una cucharada de aceite de oliva ozonizado (vea el recuadro adjunto) y unas cápsulas de un aminoácido, la L-cisteína o hidrocloruro de cisteína. Ello permitirá eliminar los huevos más escondidos de Ascaris o Echinococcus (otras especies de parásitos). Se trata también de un método preventivo porque, según la doctora Clark, eliminando los parásitos no puede producirse cáncer en un tumor benigno ni, en el caso de haber ya un tumor canceroso, producirse metástasis. En este segundo caso el tumor permanecería controlado y sin posibilidad de expandirse. Es muy útil además ingerir suficiente vitamina C ya que se trata de un complemento imprescindible que además de prevenir y ayudar en numerosas enfermedades -incluido el cáncer- sirve para desintoxicar el cuerpo de muchos hongos que se introducen en nosotros con la alimentación: pan, frutos secos, cerveza, vinagre de manzana, siropes, frutas, verduras... 2) Alimentarse sólo con productos naturales. Una dieta limpia y sana es una dieta libre de químicos tóxicos. Y hoy 149
  • 150. es difícil encontrar alimentos no contaminados, tanto los procesados industrialmente como los de campo (a causa de los fertilizantes, pesticidas, conservantes, colorantes...) Afortunadamente podemos optar por productos ecológicos que, en buena medida, están libres de contaminantes. El problema es que la carne y el pescado no están en una situación mejor. Ambos alimentos deben cocerse a fondo para eliminar los parásitos que pudiera haber en ellos. En todo caso, la Dra. Clark insiste en la importancia de una alimentación natural tomando siempre productos frescos comprados en el mercado. Nunca comida preparada, envasada o enlatada. Sin colorantes, conservantes, espesantes, edulcorantes, saborizantes u otros aditivos. Y, por supuesto, hay que desechar también la comida frita. En cuanto a la leche, recomienda que se esterilice siempre hirviéndola con un pellizco de sal -a su juicio la pasteurización no es suficiente- para asegurarse de la completa eliminación de la Salmonella, la Shigella, el Clostridium y el Rhizobium. En cuanto a la bebida sólo considera aceptables el agua, la leche, las tisanas y los zumos de verduras y frutas frescas no golpeadas. En este aspecto, la Dra. Clark advierte que es muy frecuente encontrar contaminantes en las bebidas comerciales. Como benceno en el agua y los zumos de frutas embotellados, tolueno y xileno en las bebidas con gas, cloruro de metileno en los zumos envasados... y muchos otros tóxicos. En lo que se refiere a los útiles para cocinar pueden usarse los de vidrio, cerámica, metal esmaltado y los específicos para microondas. Asimismo, recomienda no usar nunca papel de aluminio para envolver los alimentos. Tampoco debe calentarse el agua en cafeteras o teteras metálicas. Ni cocinar con agua caliente de grifo. En cuanto a los termos, siempre con el interior de vidrio. Finalmente, no debe consumirse el agua fría que proporcionan los frigoríficos modernos. 3) Evitar el alcohol isopropílico, los contaminantes químicos y los metales pesados. Como casi todo lo que nos rodea está hoy contaminado, la Dra. Clark aconseja rechazar o tirar a la basura cualquier producto que contenga alcohol isopropílico. Según asevera, el 100% de los enfermos de cáncer tienen ese disolvente en el cuerpo y en los órganos afectados. Las personas sanas, no. ¿Conclusión? Cualquier producto que contenga el término "...pro..." en su composición debiera ser arrojado a las tinieblas. Por otra parte, muchos cosméticos y productos corporales incorporan además titanio, circonio, benzalconio, bismuto, antimonio, bario, estroncio, aluminio, estaño, cromo, benceno, PCB y colorantes. Y 150
  • 151. todos son tóxicos. De hecho, piense que todos los metales introducidos en el organismo refuerzan las bacterias y los hongos además de romper las cadenas de ARN y ADN. Hasta el agua que bebemos está contaminada. En unos casos se trata de aguas fluoradas. Y el flúor no es que produzca efectos dañinos en el cuerpo -debilita los huesos y produce fluorosis debilitando y manchando los dientes- sino que es incluso algunos especialistas lo consideran cancerígeno. Y otro tanto cabe decir del peligro del cloro que se utiliza para desinfectar las aguas que bebemos en las grandes poblaciones. 4) Retirar de la boca las amalgamas y cualquier otro elemento metálico. Como ya hemos dicho, la Dra. Clark se opone también al uso de amalgamas de mercurio en la dentadura (vea el artículo al respecto en el nº 54 de Discovery DSALUD) así como al de cualquier otro material contaminante en coronas, puentes, ganchos, refuerzos, etc. Y ello porque -afirma- puede ser causa de depresión, asma, aumento de tensión arterial, insuficiencia renal, abortos espontáneos, problemas coronarios y cerebrales, depresión del sistema inmune, etc. A su juicio, en la boca sólo una sustancia es admisible: el metacrilato de color claro. Tampoco olvida advertir del peligro de contaminación por bacterias, algo demasiado habitual en las consultas de los dentistas. 5) Eliminar del entorno los metales pesados y los tóxicos más comunes. Como también hemos dicho ya, en el entorno del enfermo no debe haber nada que contenga sustancias contaminantes. Así que tendrá que cambiar la nevera si utiliza el gas freón como refrigerante (todo tumor tiene altas concentraciones de freón) y eliminar también en lo posible la fibra de vidrio de su entorno, presente como aislante en los conductos de aire acondicionado, paredes de calentadores de agua, estufas, hornos y algunos otros aparatos. Lógicamente, el proceso preventivo pasará también por limpiar los sótanos o lugares donde se almacenen productos químicos que pueden tener pérdidas, disolventes, pesticidas, ceras... Y lo mismo cabe decir del garaje que debe ser completamente aislado de la casa en caso de que existan puntos de comunicación como puertas o ventanas. El proceso se debe completar eliminando de las habitaciones -especialmente en las que se duerme- todo producto no natural. Empezando por el dormitorio, habría que retirar todo lo que no es natural: jabones, velas, ambientadores, esmaltes de uñas perfumes, sprays, etc. Y en la cocina lo mismo. Use vinagre blanco para la limpieza, bórax (el 151
  • 152. borato de sodio utilizado para la fabricación de jabones y detergentes así como disolvente y preservativo en medicina) y jabón hecho en casa. Los insecticidas, venenos para cucarachas y similares sobran; deberán ser sustituidos por medios naturales. La casa no debe tener paneles ni papel pintado y las tuberías no deben ser de cobre. Y si puede, caliente la casa con leña en lugar de usar gas o petróleo. En el baño se prescindirá igualmente de todo producto que tenga olor. En cuanto al papel higiénico debe de ser blanco y no perfumado. 6) Alejar del entorno laboral todo producto no natural. Las recomendaciones de la Dra. Clark respecto al lugar de trabajo parecen obvias: si trabaja en un lugar donde se manejen productos químicos o tóxicos (pinturas, disolventes, tintas, imprentas, fibra de vidrio, amianto, hidrocarburos, alimentos empaquetados, productos farmacéuticos, etc.) pida una excedencia o deje ese trabajo. Debe alejarse de todo lo que contenga productos químicos o sintéticos tóxicos. USAMOS 30.000 PRODUCTOS QUÍMICOS QUE PODRÍAN SER TÓXICOS Quizás, amigo lector, piense que la doctora Clark exagera con sus recomendaciones a los enfermos graves (es a ellos a quienes van dirigidos básicamente estos consejos). Sin embargo, lo único que podría reprochársele es tratar de adelantarse a los acontecimientos. Respecto a los contaminantes que nos rodean y que forman parte de muchos de los productos que usamos o consumimos diariamente cabe señalar que la Real Comisión sobre Contaminación Ambiental del Reino Unido concluyó recientemente que en la actualidad se están utilizando en la Unión Europea ¡más de 30.000 productos químicos con riesgo potencial! ya que sus posibles efectos adversos en la salud no están debidamente estudiados. Y el estudio hace referencia a los productos utilizados en agricultura, droguería, perfumería, cosmética, pintura, veterinaria, electrónica y automoción. De ahí que el informe afirme que en el Viejo Continente la protección de las personas, los animales y el medio ambiente no están debidamente garantizados. El presidente de esa comisión, el bioquímico Sir Tom Blundell, se mostraba rotundo en sus conclusiones: "Dado el estado de nuestro conocimiento sobre cómo los productos químicos interactúan en el medio ambiente podría decirse que estamos llevando a cabo un gigantesco experimento en el que los sujetos de investigación son los seres humanos y todos los demás seres vivos. Es algo sencillamente inaceptable". Y añadía: "Decepciona profundamente que después de un siglo de producción química y décadas de legislación para conseguir 152
  • 153. la seguridad ambiental no tengamos aún una comprensión adecuada del destino final y los efectos de los productos químicos en el medio ambiente". Debemos añadir que una vez seguidas las recomendaciones de la doctora Clark, cuando el paciente se encuentre en fase de mantenimiento deberá afrontar de forma más pausada una limpieza más a fondo del hígado, los riñones, la vesícula biliar y los intestinos. EL ZAPPER Y EL SINCRÓMETRO Finalizamos explicando que la Dra. Clark utiliza dos instrumentos de apoyo importantes en el tratamiento: el Zapper y el Sincrómetro (se venden en tiendas especializadas de Estados Unidos). El Zapper es un pequeño aparato que transforma la corriente continua de una pila de 9 voltios en corrientes pulsadas de menos voltios pero de muy alta frecuencia que -afirma- lleva a la muerte a los parásitos (en su libro se aportan indicaciones para construirlo). En cuanto al Sincrómetro se trata de un aparato diseñado por el hijo de la Dra. Clark que mediante resonancia electromagnética entre dos productos -un "testigo" del elemento contaminante y el objeto a analizar- se puede conocer si un producto está contaminado o no (aunque no en qué medida). En lo que a los tratamientos convencionales para el cáncer se refiere, la Dra. Clark acepta la cirugía -siempre que no deje daños permanentes en el organismo del paciente- pero no es partidaria de la quimioterapia por considerarla excesivamente tóxica aunque en casos extremos, para ganar tiempo, podría contemplarla excepcionalmente. Terminamos diciendo que como ocurre con todos los acercamientos naturales al curso de una enfermedad las teorías de la Dra. Clark tienen seguidores que afirman ser testigos vivos de las curaciones conseguidas y detractores que sostienen la falsedad de sus teorías y la inutilidad de su tratamiento. ¿A alguien le extraña? Antonio Muro Más información en: www.drclark.net Pueden enviar sus e-mail a [email protected] Principales contaminantes químicos La doctora Hulda Clark afirma que en los tumores se encuentran presentes -en mayor o menor cantidad- los siguientes organismos y contaminantes que es preciso erradicar del organismo para que éste sane. Son éstos: 153
  • 154. -Ascaris. Se trata de parásitos que en los organismos enfermos destruyen la vitamina C. Según Hulda Clark pueden provocar enfermedades tan diversas como eccemas, ataques epilépticos, esquizofrenia, depresión, asma y alteraciones en el VCM (volumen corpuscular medio) dependiendo del cuerpo que lo hospeda y del órgano dónde esté implantado. -Hongos. Cuando se analiza un tumor se encuentran sistemáticamente Aflatoxina B y Patulina. La Aflatoxina B es altamente cancerígena y llega al hígado mediante la ingesta de alimentos que contienen mohos no visibles a simple vista o no detectables. Es el caso de la cerveza, el pan de más de dos o tres días, la fruta muy madura, los cereales y los frutos secos. La Aflaxotina B es producida por un hongo del género Aspergillus e inhibe la replicación y trascripción del ADN. En cuanto a la Patulina es una micotoxina cancerígena que está siempre presente en los tumores pero, sobre todo, en las glándulas paratiroides lo que inhibe la capacidad de éstas de producir el llamado Factor de Necrosis Tumoral (FNT), herramienta natural que el organismo utiliza -se produce en las glándulas paratiroides desde donde se envía al órgano afectado- para tratar de impedir el crecimiento de un tumor. Por eso todo enfermo de cáncer tiene FNT y carecen de él las personas sanas. La Patulina es producida por el hongo Penicillium y la podemos encontrar en las magulladuras de la fruta maltratada. Se sabe que es carcinogénica. Pues bien, cuando la Patulina está presente en el organismo deja de producirse el FNT. En suma, si se elimina la Patulina el organismo vuelve a poder producir FNT y reducir los tumores -Bacterias. De todas las bacterias que pueden detectarse la especie Clostridium es de las más difíciles de eliminar y de las más perjudiciales. Además de modificar el ADN producen alcohol isopropílico, como ya hemos explicado anteriormente. Se esconden sobre todo entre los empastes dentales, coronas, cápsulas, etc. Coloniza el intestino y a veces también el estómago y el esófago. -Cobre. El cobre metálico reduce fuertemente el nivel de hierro lo que conduce a la destrucción del sistema inmunitario. Entra en el organismo procedente del agua que atraviesa tuberías de cobre y de algunos empastes metálicos o plásticos. -Cobalto. El cobalto inorgánico -o sea, en estado metálico- también es tóxico. Inhibe la utilización del oxígeno y propicia el crecimiento tumoral. Sus 154
  • 155. efectos se extienden también al corazón. Este metal ha reaparecido gradualmente y ahora lo podemos encontrar en los detergentes para lavadoras (granitos azules), para platos, en los empastes dentales, en el plástico de las dentaduras, en los enjuagues bucales y en otros productos. -Vanadio. Este metal inorgánico conduce en el hígado a la formación de edema generalizado. La contaminación por vanadio puede provenir de los gases de escape del coche o del calentador de gas del agua, de una fuga de gas, de una fuga del refrigerante de la nevera, etc. -El ácido malónico. Inhibe la utilización del oxígeno propiciando el crecimiento tumoral y disminuye la inmunidad de la persona. Sólo se halla en productos vegetales y nunca se encuentra en estado libre en animales o humanos sanos. -El ácido maleico. De la misma familia que el ácido malónico se halla especialmente en los productos que usa el dentista: material para empastes, adhesivos, aglutinantes, imprimadores, polimerizantes, etc. En resumen, los parásitos producen Factores de Crecimiento Tumoral y convierten en malignos tumores que en un principio no lo son. La contaminación con metales presentes en las comidas o el ambiente inhibe la función del sistema inmunitario permitiendo que las células tumorales crezcan sin control. Cómo preparar la mezcla antiparasitaria Los tres productos de la mezcla antiparasitaria propuesta por la Dra. Hulda Clark se comercializan en Estados Unidos con los siguientes nombres comerciales: el nogal negro como Black walnut tinture extra strengt, la artemisa como Wormwood (se trata de Artemisa asinthium molida y encapsulada por ser muy amarga) y el clavo como Clove (también molido y encapsulado por el fuerte sabor que tiene). El nogal negro y la artemisa se utilizan para eliminar los parásitos en su fase adulta. El clavo, por su parte, elimina casi todos los huevos de los parásitos menos los de los Ascaris y los del Echinococcus. Según la doctora Clark, para un tratamiento completo de desparasitización se necesitarían: -30 ml de Black walnut. -100 cápsulas de Wormwood de 300 mg. -100 cápsulas de Clove de 500 mg. -50 cápsulas de L-ornitina. Las cápsulas de L-ornitina sirven para eliminar el amoníaco producido por los parásitos como desecho. Se toma por la noche porque es 155
  • 156. relajante. Por el día podría cambiarse por L-arginina. Con unas cucharadas de aceite de oliva ozonizado y cápsulas de L-cisteína se eliminan los huevos más escondidos. (Las dosis vienen recogidas en el libro de la doctora Clark pero su tratamiento es un proceso complejo en el que además hay que tomar otros productos (suplementos, vitaminas, aminoácidos, aparatos…) que contribuyen a limpiar y reestablecer funciones por lo que no nos parece conveniente plantear aquí una terapia con sus dosis. Lo adecuado es que el lector interesado profundice en sus libros). Aceite ozonizado El aceite se puede ozonizar con un pequeño compresor que hace pasar una corriente de aire alrededor de una lámpara de rayos UVA o bien en una cámara donde se producen chispas eléctricas. Esto hace que el oxígeno del aire se transforme en ozono (O3). A la salida del aparato el aire ozonizado pasa por una manguera y un difusor de cerámica o madera que, introducido en el agua o aceite contenidos en un vaso, lo ozoniza. Bastan 20 minutos para ozonizar el agua o el aceite que puede usarse para aliñar ensaladas y que es imprescindible para terminar con los huevos de Ascaris y Echinococcus ya que están protegidos por varias membranas de los efectos de la fitoterapia y el Zapper. El ozonizador es un aparato que se vende en tiendas especializadas. (XVII) LA ALCALINIDAD CELULAR EN EL ORIGEN Y PROGRESIÓN DEL CÁNCER Un equipo de investigadores españoles en colaboración con el Dr. Salvador Harguindey, especialista en Oncología Médica, ha elaborado un modelo diferente para entender el cáncer que abre paso a tratamientos terapéuticos menos tóxicos y más selectivos. La investigación, basada en los procesos 156
  • 157. bioquímicos y moleculares específicos que tienen lugar en las células cancerosas, integra factores hasta ahora ignorados y sirve para relacionar entre sí diferentes campos de investigación como el origen de las enfermedades cancerosas y su diseminación, la muerte de las células malignas (apóptosis selectiva), la resistencia múltiple a los fármacos o la actividad de ciertos oncogenes, entre otros. La clave de la enfermedad estaría en el pH celular. Como ha quedado fehacientemente constatado en los últimos años -aunque desde instancias oficiales se pretenda hacer creer lo contrario- son numerosos los profesionales de la salud y del mundo científico que no comparten ni el actual modelo sobre el origen y naturaleza íntima del cáncer ni cómo se está afrontando la lucha contra la enfermedad. Así ocurre tanto en Estados Unidos -diversos centros de investigación oncológica como el South Carolina Cancer Center o el 21th Century Oncology de Fort Myers (Florida)- como en el resto de Europa -la Universidad de Bari (talia) o el Laxdale Institute de Stirling (Escocia), por ejemplo-, incluida España. De hecho, a los muchos médicos convencionales y profesionales de las medicinas alternativas que rechazan hoy abiertamente los cerrados planteamientos de la "plana mayor" oncológica se unen cada vez más investigadores integrados en el propio sistema que exigen un replanteamiento urgente de las premisas convencionalmente aceptadas dada la actual falta global de resultados en el tratamiento de un considerable porcentaje de tumores malignos a pesar de la ingente cantidad de sufrimiento, tiempo y dinero invertidos en las últimas décadas. Pues bien, el doctor Salvador Harguindey, en asociación con otros científicos de la Universidad del País Vasco, han dado ya a conocer a través de distintas publicaciones de prestigio internacional un nuevo modelo para tratar de entender la enfermedad que permite superar lo que consideran una visión agotada del cáncer: "Los hallazgos más sobresalientes prueban que la visión reduccionista actual de las enfermedades neoplásicas -afirma sin rodeos Salvador Harguindey- es un error básico y conceptual, para empezar. De esa limitación de enfoque y paradigma deriva gran parte de los fracasos terapéuticos". Conscientes de ello, el equipo del Dr. Harguindey decidió hace algún tiempo buscar nuevas respuestas hasta encontrar un punto común en los diversos enfoques de la enfermedad realizados hasta el momento. Porque, a juicio de estos investigadores españoles, el problema de las tendencias actuales de la investigación científica es que se dirigen principalmente a recopilar más y más datos analíticos y tecnológicos y ello conduce inevitablemente a "un excesivo grado de reduccionismo y 157
  • 158. a una creciente fragmentación del conocimiento". Es decir, entienden que la continua acumulación de cifras (análisis), lejos de servir para mejorar los resultados en el control y tratamiento de la enfermedad podría estar actuando como elemento de distracción y confusión. "Llegó un momento -nos explicaría- en el que entendimos que había que superar esa espada de doble filo y abrir nuestra mente a perspectivas científicas más integrales buscando una gran teoría de cohesión integrada (síntesis) en medio de tanta confusión fragmentadora y reduccionista". Fruto de esas reflexiones y apoyándose en más de 140 publicaciones teóricas y experimentales dadas a conocer en los últimos 25 años, este grupo de investigación español, junto al norteamericano Stephan Reshkin, ha llegado a la conclusión básica que hoy sustenta su modelo para entender y tratar esta enfermedad. Y esa conclusión es que el desarrollo del cáncer se debe básicamente a la pérdida del equilibrio natural ácido-base de la célula. Aunque ello no excluya otros factores determinantes que además de éste puedan jugar un rol importante en el proceso de malignización. Una tesis que implica todo un nuevo modelo de tratamiento de la enfermedad. Es más, en ciertas ocasiones estos esfuerzos, principalmente dirigidos a prevenir y controlar el proceso de metástasis y a su vez superar la resistencia a fármacos antineoplásicos, ha permitido detener el crecimiento de tumores cancerosos y, al parecer, también su diseminación tanto en animales como, ocasionalmente, en seres humanos... con medios menos agresivos y tóxicos que los actualmente utilizados en Oncología. "Los resultados obtenidos en prevenir la aparición de metástasis en algunos tumores y en ciertas situaciones -afirma el doctor Harguindey- son verdaderamente esperanzadores". LA IMPORTANCIA DEL PH CELULAR Para tratar de entender mínimamente el nuevo modelo propuesto el lector va a tener que familiarizarse con dos conceptos: el pH celular y los antiportadores, ambos relacionados con el funcionamiento -normal o anormal- de toda la célula. Evidentemente es imposible tratar de explicar en unas pocas líneas los procesos bioquímicos, moleculares y biofísicos relacionados con el funcionamiento celular o los intercambios dinámicos de iones de hidrógeno que se producen en su interior... así que conformémonos con entender lo básico. Todos sabemos que en un mecanismo tan perfecto como el de la célula -o el mismo organismo humano como un todo- cualquier pequeña alteración inicial puede provocar una serie creciente de disfunciones que se manifiestan en lo que llamamos enfermedades. Pues bien, uno 158
  • 159. de los métodos que nos permiten detectar si hay algún tipo de desequilibrio en el balance de la fisiología celular es el grado de acidez o alcalinidad, lo que resume todo el equilibrio homeostático de la célula que se ve afectada tanto por el líquido interior como por el exterior en el que ésta "flota" (medio interno). Es decir, la medición del grado de acidez es lo que da el pH celular. Por ejemplo, el pH normal de la sangre de una persona sana oscila normalmente entre 7,35 y 7,45. Cuanto más se supere pues la cifra de 7,4 más alcalino es el pH. Por el contrario, cuando más baja sea la cifra, cuanto más baje de 7,4 más ácido es el pH. ¿Y de qué depende que una célula tenga un pH más o menos alcalino o ácido? Pues básicamente, según explica Harguindey, del intercambio de iones de hidrógeno entre el exterior y el interior (citoplasma) de la célula a través de la membrana que recubre a ésta. Ahora bien, esa "circulación" no es libre. Porque si bien la membrana que rodea a la célula es permeable también es selectiva; es decir, permite el paso de unas sustancias pero no de otras. Moléculas como los ácidos orgánicos, los aminoácidos y las sales inorgánicas no pueden atravesar por sí solas la membrana. Para lograrlo deben ser transportadas a su interior o expulsadas al exterior. Es más, ni siquiera un elemento tan pequeño como un ión de hidrógeno puede atravesarla libremente; también necesita un transporte activo. Y para cumplir ese papel existen determinados mecanismos específicos, generalmente en forma de proteínas localizadas en la membrana celular: los llamados unitransportadores, cotransportadores y -principalmente- el antitransportador o intercambiador de Na+ (sodio) por H+ (hidrogeniones). Cuando estos factores transportan simultáneamente una de las sustancias hacia el interior y otra hacia el exterior se denominan antiportadores. Pues bien, llegados a este punto hay que decir que es el antiportador del sodio y el hidrógeno el que cumple el papel más relevante en este esquema así como en la causa y tratamiento de muchos cánceres. Y es que según el modelo elaborado por diversos investigadores interesados en estas líneas de trabajo en todo el mundo cuanto menos iones de hidrógeno hay en el interior de la célula debido a un funcionamiento excesivo de estas proteínas antiportadoras más alto es el pH de esa célula -más alcalino- y más posibilidades existen de que se convierta una célula normal en cancerosa (transformación maligna). Ese desequilibrio puede, asimismo, ser producto de circunstancias medioambientales que afecten al organismo a nivel celular (factores de crecimiento celular) o inducido genéticamente. Es decir, a lo largo de una multiplicidad de investigaciones se ha podido confirmar que las células cancerosas de diferentes orígenes -desde leucemias a tumores sólidos, sean animales o humanas- 159
  • 160. presentan sistemática y continuamente un pH intracelular anormalmente elevado o, cuando menos, "casi" imposible de ser disminuido como ocurre en las células normales. Se ha constatado también que las células leucémicas de los tipos más variados -de forma similar a las de los tumores malignos- viven en un estado de alcalinización intracelular permanente. Así, existen y se multiplican a unos niveles de pH intracelular que está en el límite de la compatibilidad con la vida celular y, por extensión, con la vida humana en general (llegan a tener hasta un pH de 7,6 e, incluso, superior). En suma, todas las personas con cáncer sufren una "alcalosis celular maligna" en las células tumorales específicamente causada por una continua e incontrolada extracción de iones de hidrógeno del interior de la célula. Además esta anormalidad celular, que se podría interpretar como muy general o inespecífica, es totalmente específica para las enfermedades cancerosas ya que no se ha descrito en ningún otro proceso o enfermedad. Y aún hay más: tanto estos investigadores españoles como otros han constatado que existe una relación directa entre un progresivo aumento del pH intracelular tumoral y el grado de resistencia a algunos de los actuales medicamentos antitumorales más utilizados. Por otra parte, es conocido que los tumores sólidos crecen y metastatizan mediante la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis tumoral) y se ha podido comprobar cómo un considerable número de moléculas estimuladoras de los mismos llevan el equilibrio ácido-base en dirección alcalinizante. Estos resultados han sido recientemente publicados por el Dr. Gorka Orive y el profesor José Luis Pedraz -del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad del País Vasco- en asociación con el Dr. Harguindey además del investigador norteamericano ya mencionado Stephan Reshkin desde la Universidad de Bari (Italia). También en la activación de algunos de los oncogenes más frecuentemente responsables del desarrollo cancerígeno se percibe para su activación una "necesaria" elevación del pH intracelular causada por una hiperactividad del antiportador N+/H+ estimulándose la entrada de sodio a la célula y la extrusión de H+ (hidrogeniones), alcalinizándose así la célula; siendo este un paso previo y necesario para su malignización y posterior crecimiento incontrolado. "Este conjunto de observaciones y evidencias -nos diría- sugieren que esta anomalía crucial y clave (un elevado pH celular) en la homeostasis celular (conjunto de mecanismos por los que los seres vivos tienden a mantener constantes las propiedades de su medio interno) es la principal razón por la cual muchos genes -tanto oncogenes como genes supresores desestabilizados, como el gen 53, desempeñan funciones patológicas tanto en el origen como en el 160
  • 161. crecimiento y la progresión tumoral incontrolada". En suma, estos y otros estudios indican que el desequilibrio ácido-base es la causa inicial, específica y probablemente única de la transformación de una célula sana en una célula cancerosa y además constatan que, una vez puesto en marcha el proceso canceroso, para que se produzca la replicación celular debe mantenerse un cierto pH intracelular elevado inhibiéndose así todo intento de inducir la apóptosis selectiva ("suicidio" de las células malignas). Para lo cual las células malignas ponen en marcha toda una serie de mecanismos antiacidificantes destinados a mantener el pH lo más alcalino posible. Toda una estrategia de las células cancerosas cuyo objetivo es aislarse biológicamente del resto del organismo mediante un complejo sistema de autoprotección -incluidos los ataques quimioterapéuticos externos- basado en la manipulación del intercambio de los iones de hidrógeno: "El propósito de las células cancerosas -nos dice Salvador Harguindey- es tener los diferentes mecanismos de la membrana trabajando para mantener un permanente desequilibrio homeostático ácido- base, consolidando un elevado pH intracelular para protegerse así de un medio interno tumoral extracelular, intersticial y microambiental mucho más ácido y potencialmente tóxico". La respuesta a esta "malévola pero muy inteligente" estrategia de las células cancerosas de acuerdo con el nuevo modelo pasa por provocar la acidificación intracelular selectiva de las células enfermas. Sólo la de estas. De poco o nada serviría elevar la acidificación general de todo nuestro organismo ya que nuestro cuerpo sólo es capaz de soportarla durante unas pocas horas y sólo se da en determinadas enfermedades (cetoacidosis diabética, fallos renales, intoxicaciones por cloruro amónico…). Es cierto que incluso ha podido comprobarse cómo se han dado ocasionalmente regresiones espontáneas de cáncer diseminado en el caso de intoxicaciones generales por acetoaldehido pero es raro que el organismo sobreviva a dichas acidificaciones de todo el sistema orgánico. Si, como decimos, el pH normal de la sangre está entre 7,35 y 7,45, un aumento de la acidificación que a nivel global lo situara en 7,1 no sería soportado por nuestro organismo más allá de 48 horas. La lucha se establece, por tanto, a nivel celular: "A nivel de las células enfermas, teóricamente al menos, se puede inducir un pH por debajo de 6,8 e, incluso, hasta de 5 sin afectar al resto del sistema orgánico. Lo podemos conseguir con medicamentos que acidifiquen la célula pero no el organismo" VIEJOS MEDICAMENTOS CON NUEVOS USOS Es evidente que el modelo propuesto por Salvador Harguindey y sus colaboradores cuestiona seriamente los tratamientos actuales al considerar que en su aplicación no se está teniendo en cuenta la 161
  • 162. necesidad previa de aumentar el grado de acidificación de las células cancerosas, lo que está obligando -entre otras cosas- a la aplicación de los quimioterápicos en dosis muy superiores a lo que sería necesario si se comenzará por tratar de disminuir el pH celular por todos los medios posibles: "La cantidad de adriamicina (fármaco quimioterápico) que hay que administrar para devolver las células cancerosas a su pH habitual alcalino es casi 2.000 veces superior a la que sería necesaria en pH ácidos. Mientras mantengamos esta actitud de ignorancia autoimpuesta es evidente que la quimioterapia no funcionará en los tumores quimioresistentes. Persistir en el actual camino trillado es, sencillamente, inútil". ¿Y puede hacerse? ¿Puede rebajarse el pH celular? Sí, es posible -aunque aún difícil- lograr una acidificación "intracelular" específica de las células cancerosas. Hay medicamentos que lo consiguen aunque actualmente se estén usando más en otro tipo de patologías que en el tratamiento del cáncer. Con la ventaja de que -al menos en estudios básicos- algunos de esos fármacos pueden provocar hiperacidificación sólo en las células cancerosas y no en el resto. Algo que los convierte en instrumentos de primer orden en la lucha contra el cáncer. Así opinan también conocidos investigadores en este área como el oncólogo Ian Tannock o el director de investigación celular francés Jacques Pouysségur. "La evidencia básica, preclínica y clínica existente hoy -agrega en este sentido Salvador Harguindey- es más que suficiente para aconsejar la programación de estudios clínicos prospectivos en el tratamiento adyuvante y neoadyudante de diversos tumores en seres humanos con la idea de prevenir el proceso metastático utilizando fármacos -solos o en combinación- como, por ejemplo, amiloride (fármaco bloqueador de la permeabilidad del sodio y acidificante celular, aparte de inhibidor específico del proceso metastático) y sus derivados, así como la edelfosina (molécula que induce muerte selectiva de células cancerosas), el captopril (medicamento habitualmente usado en hipertensión arterial con el que se han obtenido remisiones completas en sarcoma de Kaposi en seres humanos), la squalamina (copia sintética de una sustancia encontrada en el hígado del tiburón que inhibe la bomba de intercambio sodio-hidrógeno), etc. Su uso cubriría un amplio abanico de objetivos ya que pueden ser potencialmente utilizados como antimetastáticos, como citotóxicos, en la apóptosis tumoral selectiva, como reguladores negativos de la expresión de ciertos oncogenes, inhibiendo la neovascularización neoplásica, en la resistencia múltiple a drogas, como adyuvantes en otras formas de quimioterapia e, incluso, como medida preventiva. También contribuye a la acidificación celular la quercitina, un producto natural (flavonoide) que además presenta acción antioxidante y eliminadora de radicales 162
  • 163. libres". Existe ya, de hecho, un caso clínico registrado -y publicado- que muestra un descenso drástico de los marcadores tumorales y curación aparente de un cáncer con metástasis que no puede ser asociado a ninguna medicación que no sea el amiloride. Además, el cariporide -un medicamento similar al amiloride- se utiliza para evitar ciertas complicaciones del infarto de miocardio al funcionar como estabilizador eléctrico de la membrana celular despolarizada en las células cancerosas. Y medicamentos de la misma familia se utilizan ya en la retinopatía diabética o para reducir el edema cerebral, etc. Otros fármacos, como la suramina y la squalamina, ya tienen demostrada su actividad antitumoral en pacientes con sarcoma de Kaposi, linfoma no- Hogdkin, carcinoma renal, carcinoma suprarrenal y carcinoma de próstata refractario a la hormonoterapia. En suma, el potencial conjunto de estos productos y su mejor tolerancia hace que Harguindey y sus colaboradores propongan su estudio clínico inmediato y exhaustivo en la prevención de las metástasis ya que "aparte de que la acidificación selectiva mate a las células cancerosas específicamente, retrasa el crecimiento y la replicación tumorales y puede contribuir a prevenir el proceso metastático". Además su uso combinado permitiría interferir en otros procesos como la angiogénesis tumoral (creación de nuevos vasos sanguíneos) y otros mecanismos de progresión tumoral pero, sobre todo, serviría casi con toda seguridad para reducir notablemente las dosis de quimioterápicos que hoy se aplican con lo que su toxicidad, sus efectos indeseables, serán mucho menores. Todo ello sin necesidad de esperar largos períodos de experimentación porque ya han sido superados. Estos investigadores recuerdan además que ya a lo largo del pasado siglo XX se constató en un gran número de casos la relación entre una sostenida acidificación microambiental y el fenómeno de la regresión espontánea de diferentes tipos de cáncer, tanto en animales como en seres humanos, existiendo innumerables publicaciones científicas sobre este tema. "HAGAMOS UN GRAN ESTUDIO" La vía, en suma, esta abierta. El modelo, propuesto. De hecho, parte del mismo ha sido recientemente publicado en conocidas revistas como Critical Reviews in Oncogenesis, The FASEB Journal, Medical Hypotheses, Oncología y el British Journal of Cancer. Y Harguindey tiene claro cuál debería ser el próximo paso: "Hacer un estudio con un gran número de pacientes para acabar de demostrar que con esta estrategia se puede inhibir el proceso metastático, al menos en cierto número de casos, tanto en melanomas como en otros tumores tales como cáncer de mama, colon, etc. Al fin y al cabo es el proceso 163
  • 164. metastático el que mata, no el tumor primario. Por eso los enfermos deben ser tratados inmediatamente después del tratamiento quirúrgico y no en estadios avanzados". Salvador Harguindey y sus colaboradores, en suma, han elaborado a lo largo de las dos últimas décadas, primero como médico oncólogo e investigador durante diez años en Estados Unidos y posteriormente en nuestro país, un modelo que se abre a un nuevo paradigma de interpretación de raíz (etiológico o radical) al integrar diferentes subespecialidades y niveles -desde la clínica al metabolismo intermediario a la bioquímica y a la biología molecular del cáncer. A esta perspectiva, que trata de ser asimismo holística y unitaria, se ha llegado tras integrar los conocimientos de vanguardia de otras especialidades. Algo que empieza a ser común. Este año, por ejemplo, el premio Nobel de Química ha sido otorgado a dos médicos mientras el de Medicina ha recaído en un químico y un físico. A ese respecto, Javier de Mendoza -catedrático de Química Orgánica de la Universidad Autónoma de Madrid- escribía hace poco: "Este cruce profesional por el que deberían congratularse tanto médicos como químicos o físicos ilustra el carácter interdisciplinario de la ciencia moderna. Las barreras entre campos científicos, en un mundo cada vez más técnico y especializado son a menudo, como las de las membranas, difíciles de cruzar pero todos los grandes descubrimientos recientes se han basado en selectivos canales de ideas que han traspasado las barreras del corporativismo, el aislamiento y la comunicación entre disciplinas dispares. Los académicos suecos, tal vez de forma inconsciente, así lo han reconocido con los premios Nobel del 2003". Ya lo dijeron el descubridor de la vitamina C y premio Nobel Albert Szent-Györgyi así como el físico relativista Werner Heisenberg: "Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto y pensar lo que nadie más ha pensado". Claro que para la industria este nuevo modelo presenta un inconveniente: si los fármacos que pueden ser eficaces ya están en el mercado sus ganancias en nuevas patentes y nuevos medicamentos serán prácticamente nulas. Pero esa es ya una vieja historia. A ella se refirió precisamente el mundialmente conocido profesor David Horrobin -creador de la revista Medical Hypotheses y fundador de dos compañías farmacéuticas- en un brillante y esclarecedor artículo publicado de manera póstuma en la prestigiosa revista The Lancet tras su reciente fallecimiento por cáncer linfático: "Una de las cosas más sorprendentes que he aprendido es que para la mayoría de los cánceres hay muchos tratamientos potenciales, muchos de los cuales no son tóxicos. Y contrariamente a la opinión médica ortodoxa, la mayoría de esos tratamientos no son marginales ni irracionales. Están basados en sólidos trabajos bioquímicos 'in vitro', en experiencia fiable 164
  • 165. en animales y, en ocasiones, en unas pocas historias clínicas bien documentadas. Eso sí, no han sido adecuadamente probados en ensayos bien planificados y la mayoría nunca lo serán. Sólo que la causa no tiene nada que ver con su racionalidad científica o la fuerza de la evidencia: los ensayos no se harán, sencillamente, porque no son patentables... o son difíciles de patentar. Y sin la protección de una patente, en el clima actual, esos remedios potencialmente efectivos nunca serán probados ni utilizados." Tal es el lamentable y éticamente malignizado lex artis de la investigación oncológica occidental actual; lo que también podríamos llamar el "american way of death". Antonio Muro Nota: las personas interesadas en contactar con Salvador Harguindey pueden dirigirse a [email protected] Quién es el Dr. Salvador Harguindey Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y Doctor en Medicina por la Universidad del País Vasco, Salvador Harguindey es especialista en Oncología Médica por el Instituto Roswell Park de Búfalo (Nueva York) habiendo hecho también la especialidad de Endocrinología en Edinburgo (Escocia) y posteriormente en el Medical College de Georgia EEUU). Autor de más de 140 publicaciones científicas en las que ha desarrollado progresivamente una línea propia de investigación sobre el cáncer es miembro de la Sociedad Europea de Oncología Médica y ex miembro de la American Society of Clinical Oncology y de la New York Academy of Sciences. Pertenece también tanto a la Asociación Americana de Psicología Transpersonal (ATP) como a las dos entidades españolas que agrupan a los especialistas de esta disciplina: SEPT y ATRE. Intelectual polifacético, ha publicado un ensayo sobre política integral y transpersonal -"Una nueva visión de la vida y de la política: caminado hacia Edén"- además de varias novelas: "Un niño sin recomendaciones o la cuna de Don Quijote", "Las vidas de Daniel y George" y "El día en que Dios fue al cine" aparte de numerosos artículos en periódicos, historias cortas y colaboraciones en diversos libros, tanto de temática científica como literaria. Entre sus principales intereses se incluyen el estudio de la conformación de los aspectos intuitivos y numinosos de la creatividad científica, la investigación de las vías finales comunes en el desarrollo y tratamiento de las enfermedades malignas y el papel de los saltos evolutivos de conciencia en la resolución de conflictos interétnicos y 165
  • 166. otros métodos de intercomunicación no-violenta. "Lo que necesitamos todos -afirma Sánchez Harguindey- no es un arreglo con más y más parches de la sociedad sino algo más radical: la materialización de una nueva civilización, una cultura desmonetizada, no a modo de sueño utópico sino como un colocar la mayor parte de los valores humanos fuera del alcance directo del poder del dinero (...). La verdadera alternativa consiste también en reconocer al otro el derecho a existir, ese otro que el sistema tiende a ignorar. Necesitamos de una gran interfecundacíón cultural, aprender a escuchar empáticamente a las demás culturas no dominantes invitándolas a que se expresen estimulando el nacimiento de un nuevo Ser que haya superado el orgullo, el miedo, el desconocimiento mutuo, los privilegios y los desprecios. Desde esta reciprocidad se ha de desenmascarar sin miedo el neototalitarismo latente en el sistema político actual de las todas sociedades democráticas occidentales. Necesitamos, unos y otros, un 'proceso de emancipación espiritual del sistema'. Pero hemos de aceptar que 'sin una nueva toma de conciencia no se produce ningún cambio' ya que 'el cambio de las estructuras es superficial y no alcanza al corazón del problema'" (XVIII) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER MEDIANTE VACUNAS ELABORADAS CON ANTÍGENOS DE LA ORINA Nuestro organismo expulsa a través de la orina la clave para la curación de un gran número de enfermedades, entre ellas el cáncer. Así lo afirma al menos un grupo de investigadores mexicanos dirigido por el Dr. Salvador Capistrán que desde hace años trata con buen resultado tumores cancerígenos mediante vacunas personalizadas que se elaboran a partir de los antígenos específicos que existen en la propia orina de los enfermos. Una terapia que se debe al descubrimiento que en ese sentido hizo algún tiempo el también investigador mexicano Maximiliano Ruiz Castañeda, fallecido en 1990 a los 92 años de edad. 166
  • 167. México, al igual que España y la mayor parte de los países del mundo, es una nación colonizada en el ámbito científico por lo que las terapias oficiales en el tratamiento del cáncer son las mismas que en nuestro país. Sin embargo, los mexicanos tienen una envidiable puerta abierta para quienes piensan que es posible recuperar la salud de otra manera. Y es que el artículo 103 de su Ley General de Salud dice textualmente: "En el tratamiento de una persona enferma el médico podrá utilizar nuevos recursos terapéuticos o de diagnóstico cuando existe posibilidad fundada de salvar la vida, restablecer la salud o disminuir el sufrimiento del paciente siempre que cuente con el consentimiento por escrito de éste, de su representante legal, en su caso, o del familiar más cercano o con vínculo, sin perjuicio de cumplir con los demás requisitos que determine esta ley y otras disposiciones aplicables". Pues bien, gracias a esta norma legal -que interpreta perfectamente en el proceso de la curación el papel del médico (intermediario) y el del paciente (responsable último)- un grupo de investigadores y médicos mexicanos lleva largo tiempo trabajando en la aplicación de vacunas contra el cáncer. Médicos que no recomiendan abandonar los tratamientos habituales a fin de no generar inseguridad en los pacientes y evitar enfrentamientos con el establishment oncológico y se conforman con compatibilizar sus tratamientos con los convencionales centrándose en cuatro objetivos básicos: controlar el dolor del enfermo, mejorar su calidad de vida, ayudarle a superar su padecimiento y posibilitar la prevención. Nos consta, sin embargo, que tienen la esperanza de que en el futuro las vacunas que aplican lleguen a ser la parte principal del tratamiento de los enfermos de cáncer. ¿VACUNAS PARA COMBATIR EL CÁNCER? El principio de actuación de cualquier vacuna es siempre el mismo: se basa en la activación del sistema de defensas de nuestro cuerpo -el sistema inmune- para combatir cualquier microorganismo que considera potencialmente dañino mediante la rápida fabricación de anticuerpos. Y eso ocurre cada vez que nuestro organismo detecta un antígeno, nombre que se da a toda sustancia extraña a él, generalmente procedente del exterior si bien a veces se forma en nuestro interior (toxinas virales o bacterianas). Pues bien, cuando un antígeno se manifiesta por primera vez el organismo forma gran cantidad de anticuerpos, algunos de los cuales mueren al neutralizar el antígeno y el resto permanecen latentes en él. De esa forma, cuando el antígeno aparece por segunda vez la reacción de inactivación es muchísimo más rápida ya que se encuentra con parte de los anticuerpos formados que, además, "reconocen" al 167
  • 168. antígeno de inmediato. En ello se basa pues el mecanismo de las vacunas. Es decir, se trata de introducir voluntariamente en el cuerpo de una persona el antígeno -sea un virus, una bacteria, una toxina...- que provoca una determinada enfermedad, en dosis muy pequeñas, para que el organismo reaccione fabricando los anticuerpos específicos contra ella. De esa manera no sólo destruirá la escasa cantidad de antígeno introducido con la vacuna sino que dejará el organismo preparado para combatirla de inmediato si en el futuro apareciera de nuevo. Es lo que se llama inmunizarse contra ese antígeno. Obviamente, el planteamiento de que es posible vacunarse contra el cáncer parte de la base de que éste puede originarlo un antígeno, es decir, una sustancia extraña. Y cuando hace varios años el investigador mexicano Maximiliano Ruiz Castañeda propuso tal tesis... fue ignorado. De hecho, salvo el microbiólogo español Fernando Chacón -descubridor del Bio-Bac y de una vacuna universal contra el cáncer (patentada)- y algunos otros investigadores aislados, la plana mayor de la Oncología rechazaba tal posibilidad. Pero como el tiempo siempre termina poniendo a la gente en su sitio actualmente son numerosos los trabajos científicos que avalan de forma irrebatible que el cáncer tiene en muchos casos origen vírico. De ahí que sólo la soberbia de los prebostes que dicen hablar en nombre de la Ciencia -algo habitual en todas las épocas-, sin olvidar las presiones de algunas multinacionales para salvaguardar sus intereses económicos, pueda explicar el silencio que hasta el momento ha rodeado tanto el trabajo realizado en España por Fernando Chacón como por Ruiz Castañeda y sus discípulos en México. Claro que también hay otras razones de carácter económico en el hecho de que estén siendo ignoradas. Y es que las vacunas creadas por los médicos mexicanos no se pueden fabricar de forma masiva ni convertirse en un gran negocio al uso.... porque no son patentables y son personales. Es decir, cada vacuna se fabrica utilizando como antígeno una sustancia obtenida de la orina del propio paciente. Esa sustancia y no otra. Por eso la vacuna preparada con la orina de una persona probablemente no funcione en otra. En suma, la vacuna se elabora específicamente para él y su padecimiento. Además el proceso de obtención no es caro por lo que resulta un método económico, eficaz y sencillo de seguir. No sólo en el cáncer sino en numerosas enfermedades autoinmunes. Y para completar el panorama, es inocuo; es decir, carece de efectos tóxicos. Es obvio que el secreto de su eficacia y falta de toxicidad está en su propia naturaleza ya que se trata de una sustancia del propio organismo expulsada por la orina. En otras palabras, como un náufrago que arroja un mensaje al mar en 168
  • 169. una botella a la espera de que alguien la encuentre, así nuestro cuerpo enfermo, una vez identificado a su enemigo, envía la información a través del riñón a la orina... a la espera de que alguien se decida a utilizarla. ¿EN LA ORINA? ¡SÍ, EN LA ORINA! Lo curioso es que la orina es considerada fuente de salud desde tiempos ancestrales. Los hindúes practicaban la Urinoterapia hace ya miles de años y son cientos de millones los orientales que la siguen practicando hoy. La ventaja del método mexicano es que sólo se reintroduce en nuestro cuerpo la sustancia que precisamos y no es menester beberse vasos enteros de orina como en el caso de la Urinoterapia. Lo que además de ahorrarnos el asco que puede producir tal práctica evita que junto a las sustancias que nos ayudan a recuperar la salud introduzcamos las toxinas de desecho que también hay en la orina. ¿Y cuál es el mecanismo de acción de esta terapia?, supongo que se preguntará el lector. Pues resulta que es justo ahora, en los últimos años, cuando se ha empezado a investigar en profundidad. Algunos científicos norteamericanos sospechan que algunas de las proteínas que depuramos en nuestro riñón y eliminamos al exterior son algo más que desecho. Ya han identificado, por ejemplo, una proteína presente en la orina de las mujeres embarazadas que parece bloquear hasta la progresión del virus del Sida. Así se apunta en un estudio realizado por un equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) que se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Science. "Esas proteínas -llegó a afirmar la principal autora del estudio, la doctora Sylvia Lee-Huang- son agentes antisida muy prometedores que deberían ser bien tolerados por el organismo y causar pocos efectos segundarios en la medida en que son producidas naturalmente''. En cuanto a cómo bloquea la proteína la progresión del VIH sigue siendo un misterio para los investigadores. Bueno, pues lo más singular es que se trata de una proteína muy común, la lisozima, descrita ya en 1922 por Alexander Fleming -el descubridor de la penicilina-, conocida por proteger de las infecciones y que además de en la orina está presente en las lágrimas y en la saliva. De hecho, puede pedirse hoy en cualquier farmacia. ROBERT GALLO INVESTIGA TAMBIÉN EN LA ORINA Cabe agregar que hoy también intenta encontrar en la orina soluciones terapéuticas al Sida nada menos que el famoso doctor Robert Gallo quien ascendió al estrellato de la ciencia el 23 de abril de 1984 cuando se presentó ante el mundo junto a la entonces Ministra de Sanidad de 169
  • 170. Estados Unidos como descubridor del virus del Sida, algo que de inmediato le discutiría el también investigador Luc Montagnier. Pues bien, también Gallo publicó -esta vez en la prestigiosa revista Nature Medicine- que una proteína presente en la orina de las mujeres embarazadas parece ayudar a frenar el virus del Sida. "Descubrimos en la orina de las hembras de los roedores y en la de las mujeres que se encuentran en las primeras etapas de embarazo -contaría- un factor que destruye las células del Sarcoma de Kaposi (una extraña forma de cáncer vinculada con el Sida). La aislamos y la llamamos 'maternina'. Luego pudimos comprobar -in vitro y en vivo- que no sólo es anticancerosa sino que también reprime el VIH, posee efectos radioprotectores y parece ser un poderoso promotor de la formación de células sanguíneas". El equipo de Gallo lleva desde entonces -hace ya cinco años- trabajando en sus posibilidades terapéuticas en la institución de la que es director, el Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland (Baltimore, EEUU). El doctor Anthony Fauci, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, afirmaría por su parte que el hallazgo de esta proteína "es importante porque su acción contra varios aspectos del VIH es amplia. Bloquea directamente el virus, suprime el sarcoma de Kaposi y mejora la capacidad de los glóbulos para reproducirse". Los científicos norteamericanos entienden además que al ser la proteína hallada un producto del propio organismo los tratamientos tendrían muy pocos efectos secundarios, algo que ya han constatado hace tiempo los médicos mexicanos que llevan trabajando con la vacuna desde hace más de una década. Este descubrimiento fue casual, según Gallo, ya que su equipo estaba estudiando el sarcoma de Kaposi en ratones. Resulta que habían puesto juntos a un grupo de ratones de ambos sexos en una jaula y los investigadores se dieron cuenta de que sólo algunos de ellos desarrollaban el tipo de cáncer que les habían inducido. Y al comprobar lo que había de común entre ellos constataron, sencillamente, que todas eran hembras preñadas. En un principio los científicos pensaron que podría deberse a la acción de una hormona del embarazo denominada hCG (hormona criónica gonadotrofina) pero tras diversos experimentos con ratones descubrieron que el elemento resistente al virus o "factor asociado hCG" (HAF en inglés) también es producido por las mujeres embarazadas. Bien es verdad que el propio Gallo no ha querido lanzar todavía las campanas al vuelo: "Les pido que no publiquen nada exageradamente optimista porque la verdad es ésta: la sustancia existe y la hemos purificado pero no podemos estabilizar su producción y aún no 170
  • 171. sabemos cómo actúa. Por ahora no es útil ni para los enfermos ni para la ciencia". Claro que quizás en la palabra producción esté la causa de su petición de discreción. Porque no está claro si cuando habla de producción se refiere al desarrollo del medicamento o a la posibilidad de fabricar el producto de forma masiva para que sea un buen negocio. Algo que no preocupa a los médicos mexicanos. MAXIMILIANO RUIZ CASTAÑEDA En todo caso, seguro que al lector ya no le parece tan absurdo relacionar la búsqueda de soluciones no tóxicas contra el cáncer en distintas proteínas obtenidas de la orina humana. Ni le extrañe tanto que otro investigador, solo que esta vez mexicano y llamado Maximiliano Ruiz Castañeda, descubriera hace ya más de 20 años una vacuna contra el cáncer (como hiciera igualmente Fernando Chacón). "De la orina de los pacientes -escribió en su día Ruiz Castañeda- se aíslan sustancias con propiedades específicas para tratar sus padecimientos; siendo de particular interés que en la orina de los cancerosos se obtuvieron antígenos específicos para cada tipo de cáncer". Y añadiría: "No puedo afirmar que estoy curando el cáncer pero si aplicamos el antígeno que se elimina por la vía natural del paciente, que es el riñón, en el sedimento obtenemos una fracción peptídica que al aplicarla como si fuera una vacuna nos permite reducir la actividad tumoral al mínimo en beneficio del paciente; permitiendo un mayor éxito en el tratamiento del cáncer" (1) El doctor Ruiz Castañeda -al que cariñosamente llamaban sus colaboradores "maestro" o, simplemente, "don Max"- era un hombre delgado, de mirada adusta, poco sonriente y de mucho rigor en sus investigaciones al que nunca le gustó la publicidad. Se preocupaba sólo de encontrar soluciones rápidas a problemas prácticos. Con motivo del homenaje que se le rindió en diciembre de 1982, el doctor Gustavo Gordillo Paniagua, editor del Boletín Médico del Hospital Infantil de México, escribió de él: "El maestro Ruiz Castañeda ha dedicado gran parte de su vida al desarrollo de tecnología, económica, simple y precisa, dirigida a cubrir necesidades básicas de atención médica (...) Así surge su técnica de fijación de superficie para el diagnóstico de tifoidea, paratifoidea, tifo y brucelosis adoptada por la OMS como prueba de referencia (...) Sus resultados a menudo fascinantes constituyen un reto para que investigadores quizás menos creativos pero más rigurosos, armados de la metodología científica adecuada, demuestren sus hipótesis". Pero claro, una cosa es la discreción y otra que no se sepa que él, ya en 1980, tenía publicados escritos sobre los antígenos urinarios cancerígenos. Lo que va a evitar que algún listo intente quedarse con 171
  • 172. la gloria... y el dinero. Que ejemplos ya hay algunos muy significativos. Robert Gallo, como antes decíamos, fue en su día acusado por Montagnier de apropiarse del descubrimiento del virus del Sida. A pesar de lo cual hoy maneja presupuestos de miles de millones en investigación privada y sigue siendo considerado un guru a la hora de hablar del Sida. ¿Podría repetirse, ahora que investiga sobre la orina, una situación similar? No sería difícil. Si Gallo ha comenzado afirmando que ha hallado una proteína en la orina de forma casual a pesar de que Ruiz Castañeda llevaba 20 años trabajando en ese terreno no es descabellado pensar que pudiera acabar autoproclamándose en una rueda de prensa mundial descubridor de una vacuna contra el cáncer. Y por si siente la tentación, que antes lea a Ruiz Castañeda: "Cuando la prueba de fijación en superficie fue aplicada a investigaciones inmunológicas en el cáncer pudo reconocerse en el suero sanguíneo la presencia de anticuerpos para sustancias de naturaleza retrogénica liberadas de los tumores. Además fue posible aislar en la orina de los pacientes sustancias de acción específica para cada tipo de neoplastia". Escrito quedó en México en 1980. Bien, sentada la base de que es posible encontrar salud en la orina dejemos también claro que el impulsor de las vacunas con antígenos urinarios no fue desde luego un investigador cualquiera. Ruiz Castañeda desarrolló la vacuna contra el tifo cuando éste era un azote mundial (mató más gente en las trincheras que las armas durante la I Guerra Mundial). Su capacidad como inmunólogo fue indiscutida a nivel internacional -lo que no quiere decir que sus teorías convenciesen siempre a todos- y sus investigaciones están recogidas en publicaciones de prestigio. Es más, fue Senador de la República de México y su busto preside hoy la entrada de la Secretaría de Salud como reconocimiento a su trabajo. Y recibió, entre otros galardones internacionales, el Premio Nacional de Ciencias, la Medalla Luis Pasteur y el Premio del Consejo para la Investigación Médica. Actualmente la Academia Nacional de México otorga cada año el Premio Maximiliano Ruiz Castañeda y varios centros hospitalarios de México llevan su nombre. Hombre volcado en la búsqueda de soluciones terapéuticas baratas no supo entender -o no quiso- el papel de la popularidad y nunca le interesó enriquecerse con sus descubrimientos ya que decía que los trabajos de investigación no debían beneficiar a "médicos mercenarios" sólo preocupados por sus ganancias. Y hay que decir que con el mismo planteamiento han seguido trabajando sus discípulos en el campo de la inmunoterapia, el nuevo El Dorado de la investigación donde cada vez más médicos esperan encontrar soluciones para el tratamiento del cáncer. No hace mucho, 172
  • 173. el doctor Melchor Alvárez de Mon, jefe del Servicio de Enfermedades del Sistema Inmunitario y Oncología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, hablaba precisamente de la necesidad de ahondar en la línea de la inmunoterapia: "Es necesario dar a cada paciente aquello en lo que es deficiente o las citocinas (proteínas del sistema inmune) que le permitan recuperar la normalidad de su sistema inmunitario, lo que exige adaptarse al estado de cada individuo y controlar su respuesta". Y apostaba para ello por "un esfuerzo multidisciplinar en el que se conecte la investigación básica con la clínica". Pues bien, las evidencias clínicas conseguidas hasta hoy por el doctor Ruiz Castañeda y sus discípulos son lo suficientemente prometedoras como para seguir siendo ignoradas. LOS ANTÍGENOS Debo decir, llegados a este punto, que junto a Maximiliano Ruiz Castañeda trabajó largo tiempo el doctor Salvador Capistrán, médico que a su muerte encabezaría un grupo de investigadores mexicanos que ha continuado hasta hoy su trabajo diseñando un tratamiento alternativo con las autovacunas como elemento principal. Un hombre que hoy apoya sin reservas las aportaciones de Ruiz Castañeda después de trabajar con él y tras haber sufrido una gastrectomía total por neoplasia maligna gástrica, lo que le permite entender perfectamente a los pacientes de cáncer. Hoy, a los 67 años, se encuentra "como un chaval" y tiene claro que es gracias a los antígenos con los que se ha estado tratando: "En la confrontación antígeno-anticuerpo que se realiza en el organismo por la vía natural, que es el riñón, se elimina una fracción peptídica (los péptidos son un tipo de moléculas con bajo número de aminoácidos bastante más pequeños que las proteínas) que se halla en el sedimento urinario. Pues bien, su aplicación como si fuera vacuna va a cambiar la historia natural de la enfermedad en beneficio del paciente. Ruiz Castañeda actuó con una lógica increíble logrando el factor antigénico en la orina del paciente". Capistrán nos contaría luego que el origen de la terapia de Ruiz Castañeda tuvo lugar cuando constató que las madres embarazadas eliminan a través de la orina una fracción peptídica concreta que se origina cuando el sistema inmune reacciona ante la presencia del feto (recordemos que cada ser humano es producto de la fusión de dos ADN distintos, el de la madre y el del padre, y que el de éste es extraño para el sistema inmune de la mujer), sustancia que el investigador mexicano denominó Fetoproteína. Afortunadamente, los inmunomoduladores de la especie evitan que el organismo de la madre rechace al feto. 173
  • 174. Pues bien, esa misma reacción se produce en cada uno de los pacientes que padece cáncer. Es decir, el enfermo de cáncer también elimina por la orina una sustancia semejante a la Fetoproteína que varía en función del tipo de cáncer que se padezca. "El riñón -nos aseguraría Capistrán- no se equivoca y proporciona siempre el antígeno específico del tipo de cáncer que tiene el paciente". Y al inyectar subcutáneamente ese factor -debidamente preparado- comienza la inmunoterapia contra el cáncer. Estamos pues, nada menos, que ante un antígeno específico o personal. CÓMO SE FABRICA LA VACUNA El proceso de obtención del antígeno específico comienza con la recogida de la propia orina. En un recipiente de plástico de cinco litros en el que deben depositarse dos litros de alcohol de caña el paciente deposita la primera orina de la mañana durante cinco días (la primera que expulse después de haberse acostado). Al cabo de cinco días la acumulación de un sedimento en el fondo del recipiente es evidente. Pues bien, ese sedimento se centrífuga, se evapora, se suspende en solución salina, se filtra y luego se diluye; por último, se hacen pruebas de esterilidad y de cultivo para verificar que el material se encuentra libre de contaminantes y se puede usar para el tratamiento. Finalmente se envasa bajo las más estrictas medidas de asepsia. Y después se entregan al paciente cinco frascos que dan una cobertura de seis meses al paciente y que se aplican como autovacuna dos días a la semana inyectándose alternamente en los brazos. Se comienza con la aplicación de 10 unidades aumentándose de diez en diez hasta llegar a 80 unidades, momento en el que la aplicación cambia a una vez por semana hasta el final del tratamiento. VACUNAS CONTRA DIVERSAS ENFERMEDADES Como el lector habrá ya inferido por su cuenta este sistema permite tratar prácticamente todas las enfermedades autoinmunes. Y, de hecho, el doctor Ruiz Castañeda encontró inicialmente en la orina antígenos de enfermedades bacterianas, de padecimientos resultantes de anomalías genéticas como el síndrome de Down e, incluso, de dolencias como la esquizofrenia o la epilepsia. Más tarde, según se nos ha explicado, las investigaciones y aplicaciones posteriores de vacunas dieron resultados positivos en pacientes afectados de alergias de las vías respiratorias o de la piel, enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, lupus eritematoso, esclerosis múltiple, espondilitis anquilosante y esclerosis lateral amiotrófica. Incluso la andropausia y la menopausia pueden ser tratadas con antígenos obtenidos de la orina de un niño o una niña en los que 174
  • 175. empezaran a aparecer los caracteres sexuales secundarios. El doctor Capistrán nos reconocería que las posibilidades de las autovacunas son múltiples. Y nos contó algunos casos significativos: "Una vez necesitábamos encontrar un paciente de esclerosis múltiple en el primer estadio de la enfermedad, en los primeros treinta días, para poder comprobar mi hipótesis, cuando nos llegó el caso clínico de un muchacho del Tecnológico de Monterrey de 24 años de edad. Empezaba a tener problemas de visión y el oftalmólogo le había dicho que no encontraba la causa así que le mandó al neurólogo. Y éste le diagnosticó esclerosis múltiple. Bueno, pues ese joven era el hijo de nuestro jefe del servicio de Anastesiología así que le propuse que, dado que era el caso clínico que estábamos esperando, en lugar de seguir el tratamiento convencional se sometiera al antígeno de Ruiz Castañeda. Nos pidió 48 horas para decidirlo y pasado el plazo nos dijo: 'No hay opción, así que nos someteremos al tratamiento del doctor Ruiz Castañeda'. Obviamente él sabía cuál es el desarrollo natural de esa enfermedad. Pues bien, le dimos la vacuna con su antígeno y afortunadamente Luis Felipe Quevedo está hoy totalmente sano. Al comparar las resonancias se puede constatar incluso la desaparición de las lesiones que ya tenía en el lóbulo occipital". NUEVOS ANTÍGENOS URINARIOS Ruiz Castañeda constataría, sin embargo, que el deterioro físico que presentaban algunos de los pacientes que acudían a él, muchos desahuciados o muy dañados ya por los tratamientos convencionales a causa de una medicación prolongada con inmunosupresores o quimioterapia, anulaba o disminuía el efecto del antígeno específico que, al final, lo único que conseguía dar era un débil aumento de las defensas. Cualquier otro médico, como aquello era normal, se hubiera limitado a aceptarlo con resignación. Pero no fue el caso de Ruiz Castañeda quien, volviendo sobre los pasos ya dados pero ampliando la perspectiva, acabó encontrando en la orina de pacientes que habían superado la enfermedad -y cuyos resultados de laboratorio (marcadores tumorales, biopsias, estudios de imagen…) así lo confirmaban- un antígeno al que denominó Antígeno Inmunocompetente o de Refuerzo. "Leticia Ramírez -nos contaría el doctor Capistrán- se curó de lupus y durante cinco años fue nuestra donante. Su especificidad para pacientes de lupus es extraordinaria, sobre todo para aquellos en los que la calidad de su propio antígeno no es buena según la fase de su enfermedad. Otra paciente, Lupita, donó su antígeno específico que es ya competente para nuevos pacientes y para aquellos que ya hayan 175
  • 176. sufrido mayor daño a causa de la artritis reumatoide. Lupita ya no tiene recaídas y no sigue ninguna medicación". LAS APORTACIONES DE SALVADOR CAPISTRÁN El último paso dado hasta ahora en la búsqueda de soluciones terapéuticas en la orina es ya producto de la investigación personal del doctor Capistrán al considerar que la orina de la mujer embarazada podría ser una caja de sorpresas llena de recursos terapéuticos. Y entendiendo que la mujer embarazada encierra entre sus misterios el lenguaje de la vida, la configuración de los sistemas orgánicos de un nuevo ser vivo y la posibilidad de modificar la reacción del sistema inmunitaria ante la presencia de cuerpos extraños decidió buscar... hasta encontrar e incorporar a su modelo de tratamiento lo que denomina antígeno de mujer embarazada. Un antígeno que aplican en todos los casos de cáncer como refuerzo pero que se recoge de forma selectiva en el caso de cánceres hormonodependientes, el antígeno masculino XY en el cáncer cervicouterino y el cáncer de mama, y el femenino XX en el cáncer de próstata. Y al parecer las expectativas no se han visto defraudadas según el investigador mexicano: "Los resultados clínicos, tanto en tumores primarios como en las metástasis, son extraordinarios. Así lo evidencian la evolución clínica, los marcadores tumorales y los estudios de gabinete en nuestros pacientes". En el resto de cánceres también se usa como refuerzo. El tratamiento con antígenos urinarios entronca, en suma, con las más modernas líneas de investigación: la inmunoterapia contra el cáncer y la búsqueda de soluciones terapéuticas en las proteínas procedentes de la orina de la mujer embarazada. Y quizás por el lado de la evidencia clínica ha superado a la investigación de base. Cabe agregar que con el tiempo, al tratamiento con los 3 antígenos el doctor Capistrán ha ido añadiendo como coadyuvantes otros recursos terapéuticos procedentes de la Medicina Complementaria para acelerar y mejorar el tratamiento. Estas son las terapias de apoyo que utiliza: -Aplicación de inyecciones de Gerovital en los puntos de acupuntura que comunican los tres grandes sistemas del ser humano -nervioso, endocrino e inmunitario- a fin de estimular la renovación celular y corregir el daño causado por tratamientos más agresivos. -Terapia de Acupuntura para paliar el dolor y proporcionar estabilidad emocional al paciente. -Utilización del BIRM, el fármaco basado en una planta medicinal que desarrolló el doctor ecuatoriano Edwin Cevallos, por considerarlo de gran valor para la destrucción de células tumorales (vea el reportaje en nuestra web: www.dsalud.com). -La Dieta Polarizante del doctor Demetrio Sodi Pallarés (vea también el reportaje en nuestra web). 176
  • 177. -Ejercicios de Qui Gong. Según Capistrán, la combinación de estas terapias ha permitido, en coordinación con los oncólogos, reducir las dosis de quimioterapia o radioterapia y mejorar enormemente la calidad de vida de los pacientes. "Nuestra sorpresa -afirma- es que quienes sufren leucemia, linfomas y mielomas, que son enfermedades de la sangre, cáncer de la sangre, son los que más rápido responden. Los tumores embrionarios de testículo en los jóvenes, los cerebrales y los de próstata también responden bien. Y los mismos resultados tenemos en cáncer mamario y cervicouterino, incluso cuando los pacientes están en etapas avanzadas. Todos se benefician de una mejor calidad de vida y es frecuente tener casos clínicos que se acercan a lo milagroso". LOS ANTICUERPOS MONOCLONALES Termino este artículo con la opinión del doctor Francisco Vara, miembro del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los escasos médicos que en España ha estudiado el trabajo del doctor Ruiz Castañeda: "Las ideas del Dr. Ruiz Castañeda puede tener una base científica que es preciso explorar y que podría depararnos enormes sorpresas. Supongamos que hay un tumor cuya presencia se escapa al sistema inmune porque presenta en su membrana celular antígenos o señales tan débiles o enmascaradas que el sistema inmunitario no es capaz de detectarla en un principio. Como toda célula viva en nuestro organismo sufrirá una degradación de la cual pueden aparecer pequeños fragmentos, los cuales podrían ser eliminados por la orina ya que por su pequeño tamaño podrían atravesar el riñón. Circulando por la sangre estarían a tan baja concentración que no serian suficientes para generar una respuesta inmune. Si recogemos esas cadenas peptídicas de la orina, las concentramos y las volvemos a poner en la sangre nuestro organismo reaccionaría automáticamente generando anticuerpos que ya sí podrían reconocer las células antitumorales.". "Lo asombroso -agrega el profesor Vara- es que de alguna manera estamos hablando de lo que la Ciencia Moderna conoce hoy como anticuerpos monoclonales en los que se trabaja como recurso terapéutico de última generación. Estos pequeños péptidos recogidos en la orina es lo que hoy conocemos como 'determinantes antigénicos', que son la parte mínima de una proteína capaz de originar un solo tipo de anticuerpo o anticuerpo monoclonal. Los cuales tienen una altísima especificidad de reconocimiento. Los anticuerpos monoclonales son la respuesta inmunológica a una cadena péptica de cuatro o cinco aminoácidos, característica de una determinada proteína, de un determinado virus, de un tumor, o de 177
  • 178. cualquier agente que el organismo reconoce como extraño. Lo que Maximiliano Ruiz Castañeda definía como una sustancia propia de una determinada patología es lo que la bioquímica moderna define como determinante antigénico y supondría que Ruiz Castañeda se habría adelantado más de cincuenta años a los conocimientos de su tiempo". Es decir, lo que Maximiliano Ruiz Castañeda definía como una sustancia propia de una determinada patología y de bajo peso molecular que es expulsada por la orina inicia básicamente el mismo proceso que hoy se busca con un proceso tecnológicamente costosísimo. "El no podía tener ni idea de este concepto de vanguardia -afirma el profesor Vara-. A este hombre hay que darle al menos credibilidad porque fue un gran inmunólogo en su época y sus logros extrapolados a día de hoy bien podrían hacerle acreedor a un premio Nóbel. Y cuando un premio Nóbel de hoy en día dice algo así por lo menos se le escucha. Si además hay quienes afirman que por evidencia clínica el proceso es terapéuticamente válido se hace necesario iniciar una investigación seria con técnicas modernas porque el resultado final podría llevarnos a un mundo casi de ciencia ficción sobre las posibilidades de los productos recogidos en nuestra orina." Increíble sobre todo si se comparan los medios actuales con los empleados por Ruiz Castañeda para la obtención del antígeno: una centrifugadora, algunos reactivos, unas pipetas, el chorro del agua, un refrigerador y una incubadora para comprobar que el material que salía del laboratorio no estaba contaminado por bacterias o virus. Claro que el problema para profundizar en sus investigaciones probablemente no esté en los medios sino en los médicos que, como Ruiz Castañeda dijo, "han sido programados por una cultura médica adquirida con base en la propaganda comercial. La mayoría no se atreve a utilizar otros productos o métodos que no sean recomendados por las casas transnacionales y muchos de ellos no tienen plena conciencia de su labor y, menos aún, estudian por interés científico. Algunos vienen a veces a este laboratorio, aprenden el método y comercian con él explotando a los enfermos... El investigador debe de estar económicamente preparado para no tener que convertirse en 'chambista'. Debe atreverse a buscar cosas nuevas que no sean repetición de lo que hacen los americanos." La vía, en suma, esta abierta. Ahora sólo queda recorrerla. Antonio Muro Nota a pie de página: (1) "Método rápido para la investigación de reacciones específicas y no específicas en el cáncer". Archivos de Investigación Médica (Mex) 178
  • 179. 11:83, 1980 Instituto Mexicano del Seguro Social. Más información: Dr. Salvador Capistrán Av. Cuauhtémoc N° 1187 Col. Letrán Valle C.P. 03650 México, D.F. Tel.: 56 88 89 46 Fax: 56 88 95 37 e-mail: [email protected]; [email protected]; [email protected] LA EXPERIENCIA CUBANA Hay que decir que los investigadores mexicanos están dispuestos a colaborar con quien lo solicite y sólo condicionan su participación en el desarrollo de la terapia en otros lugares del mundo al hecho de que sea adoptado por un sistema público de salud capaz de extender lo que consideran una revolución terapéutica al mayor número posible de enfermos. Es el caso de la colaboración recientemente iniciada con el Hospital Oncológico de Camagüey en Cuba. En uno de los muchos congresos realizados en México sobre Medicina Tradicional el doctor Capistrán consiguió atraer la atención de la doctora Arely Díaz Cifuentes, directora del Departamento de Medicina Tradicional de ese hospital oncológico. Y ésta, interesada por la terapia con antígenos de la orina, se trasladó a México a visitar las instalaciones del doctor Capistrán. Allí estudiaría, verificaría los resultados clínicos y en laboratorio, aprendería las técnicas y, finalmente, decidió que la terapia era efectiva y merecía la pena incorporarla en Camagüey. Se iniciaría así -en noviembre del 2002- un convenio de colaboración conjunta. A día de hoy la Doctora Arely Díaz se muestra muy esperanzada en las posibilidades de la terapia: "La terapia del antígeno es muy buena; combinada con la de puntos da maravillosos resultados a los pacientes. Nosotros estamos comenzando a andar por un largo camino y nos falta mucho por recorrer pero lo que hemos visto hasta ahora son resultados alentadores" RELATO EN PRIMERA PERSONA La primera vez que escribí un artículo sobre la vacuna con antígenos de la orina fue en 1998 y también en una revista que dirigía el actual director de Discovery DSALUD. Entonces no conocía la historia de Pedro, a quien no conozco personalmente pero cuyo singular proceso conocí casualmente mientras elaboraba este artículo. Al explicármela en detalle le pregunté si querría escribir unas líneas sobre lo que había vivido para acompañar este trabajo y accedió. Este es su testimonio 179
  • 180. que transcribo sin comentarios. No son necesarios. "Todo empezó el año 1993 con unas molestias en la parte baja de la columna. Pero esas molestias, que al principio eran insignificantes, se convirtieron en un dolor que progresivamente pasó a piernas, espalda y cuello. Después de varias visitas a los especialistas y distintos análisis el diagnóstico fue espondilitis anquilosante, una enfermedad reumática autoinmune de la que nunca había oído hablar. El traumatólogo me explicó que esa enfermedad podía ser hereditaria y que era crónica pero que con medicamentos, el ejercicio adecuado en fases de baja actividad inflamatoria y mucha paciencia se podría conseguir que no fuera a más. Tuve que dejar el trabajo porque la espondilitis sí evolucionó y los antiinflamatorios y el ejercicio no fueron suficientes. Cada vez me encontraba peor. En pocos años me vi con muletas para poder caminar, fuertes dolores y pocas esperanzas de recuperarme. La degeneración era física y psicológica. Una tarde, en abril del 98, leyendo una revista que solía comprar para distraerme encontré un artículo cuyo e(XIX) LAS PROPIEDADES ANTICANCERÍGENAS DEL "CHAMPIÑÓN DEL SOL"nunciado decía: "Diseñan una vacuna con orina contra múltiples enfermedades" (...) "Demostrada su efectivida d en dolencias presuntamente Un champiñón de origen brasileño, el Agaricus Blazei Murill -también conocido como "El champiñón del sol"- ha demostrado tener un potente efecto anticancerígeno. Sus propiedades antitumorales y antimutagénicas además de su actividad inmunomoduladora permiten acelerar los procesos de mejoría y en no pocos casos conseguir recuperaciones sorprendentes. Además, el champiñón posee en sí mismo un alto valor gastronómico. Japón y otros países están invirtiendo miles de millones de dólares en su desarrollo y comercialización. Estamos en pleno siglo XXI y seguimos sin conocer las inmensas 180
  • 181. posibilidades de la "farmacia de Dios". Y es tanto lo que aún ignoramos de la naturaleza que no es extraño encontrarnos de vez en cuando con productos de enormes capacidades terapéuticas en el tratamiento de numerosas enfermedades, incluidas algunas tan graves como el cáncer. En nuestro país, por ejemplo, son muy pocas las personas que han oído hablar del Champiñón del Sol -cuyo nombre científico es Agaricus Blazei Murill- a pesar de que en muy pocos años ha centrado la atención de decenas de estudios científicos que avalan sus capacidades antitumorales y antimutagénicas así como su actividad inmunomoduladora. Y no hablamos de un medicamento sino de un hongo, de un champiñón procedente de Brasil cuyo estudio científico, paradójicamente, se ha efectuado sobre todo en Japón. LA IMPORTANCIA DE LOS HONGOS Los hongos están presentes en nuestra vida desde hace miles de años. Tanto en el Antiguo Egipto como en las culturas precolombinas y en la medicina tradicional oriental han jugado un importante papel nutritivo, simbólico y medicinal. Y es que está demostrado que todo hongo comestible es beneficioso para el organismo humano al aportar proteínas, minerales, aminoácidos, carbohidratos, tiamina y una gran variedad de enzimas. En todo caso, son los polisacáridos presentes -en mayor o menor cantidad- en prácticamente todos los hongos comestibles los que por su capacidad de combatir una gran gama de afecciones les convierten en un gran remedio terapéutico. No es pues de extrañar que la búsqueda de nuevos productos antitumorales y otras sustancias medicinales basados en ellos se haya vuelto una cuestión de gran interés a la que se dedican cada vez más recursos dada la gran dificultad que supone definir y tratar de reproducir la mayoría de las sustancias activas presentes en el hongo. En todo caso, los hongos mundialmente más conocidos hoy son el Shiitake, el Reishi y el Kombucha (a éste se le denomina "el hongo de la longevidad"); y, sin embargo, es el Agaricus Blazei Murill el que lleva camino de convertirse en el rey de los champiñones. Y no por sus cualidades gastronómicas -que son muy apreciadas- sino por sus posibilidades curativas. UN CHAMPIÑÓN SORPRENDENTE La primera referencia que se conoce del Agaricus Blazei Murill es del profesor Joaquim Monteiro quien ya en 1877 describió sus posibilidades curativas refiriéndose a él como se le conocía siglos atrás: Cogumelo del Sol (Hongo del Sol), Cogumelo Dorado y Cogumelo de Dios por sus bondades terapéuticas. Original de una pequeña comarca montañosa del estado de Sao Paulo llamada Piedade 181
  • 182. fue rescatado para el mundo por los japoneses cuando estaba a punto de extinguirse, tanto para su consumo gastronómico como para la investigación científica. Y es que la colonia japonesa en Brasil es históricamente numerosa, especialmente en el Estado de Sao Paulo donde viven alrededor de 1.400.000 nipones primordialmente dedicados a la agricultura. Al parecer un japonés descubrió el hongo cuando crecía salvaje cerca de la casa de un granjero de su misma nacionalidad y lo envió para su estudio terminando en diversas instituciones académicas del mundo. Siendo entonces cuando mereció el interés del Dr. Inosuke Iwade, profesor de Bioquímica Forestal y Ciencia de los Hongos Aplicada de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Mie en Japón, quien lo "presentaría" oficialmente a la comunidad científica en 1965. Posteriormente, en 1980, el Dr. Shoji Shibata -profesor de Farmacología de la Universidad de Tokio- y el Dr. Tetsuro Ikegawa -miembro del Instituto Nacional de Investigación contra el Cáncer de Japón- realizarían un primer estudio científico para constatar si los polisacáridos del hongo fortalecían el sistema inmune. Y el resultado fue sorprendente: el Agaricus Blazei Murill obtenía unos resultados mucho mejores que los hongos Reishi, Shiitaké y Maitaké tanto en cantidad de polisacáridos betaglucanos -tiene más que ningún hongo conocido- como en los resultados de distintas pruebas. Por ejemplo, más del 90% de los animales a los que se había inducido un sarcoma en el fémur remitieron por completo. Es más, al 99'8% de esos mismos ratones no se les pudo volver a provocar un tumor maligno a pesar de los 6 intentos sucesivos que se realizaron. En un posterior estudio dirigido por el Dr. Hitoshi Ito en el Departamento de Farmacología de la ya mencionada Escuela Universitaria de Medicina de Mie se constatarían sus notables efectos antitumorales lo que se comunicó a los médicos asistentes a la 39ª reunión anual de la Asociación Japonesa contra el Cáncer. Desde entonces se han sucedido los reconocimientos científicos sobre las cualidades del hongo. Como ejemplo se puede citar el del Dr. I. P. Lee, que siendo Investigador Jefe de Tumores Malignos de la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, miembro del Instituto Nacional Contra el Cáncer de Japón y miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Ciencia de Corea del Sur -entre otros cargos- recomendó en un libro sobre el Agaricus su consumo a todos los enfermos de cáncer. También el Dr. Takashi Mizuno, ex Jefe del Departamento de Farmacología de la Universidad de Shizuoka, manifestó en una entrevista concedida a The Study of Inmunocompetence su convicción sobre la efectividad terapéutica de este hongo en casos de cáncer. Y ya en 1995, durante el 9º Congreso Internacional de Inmunología 182
  • 183. que se celebró en San Francisco, el Dr. Ghoenum -profesor en la Universidad Drew de Medicina y Jefe de Servicio en el Hospital King Charles- presentó el caso de una paciente que tuvo una remisión completa de cáncer de ovarios sin otro tratamiento terapéutico que una sustancia aislada del Agaricus Blazei Murill. Y se trata sólo de algunos testimonios ya que existe una amplísima literatura científica de reconocimiento de sus propiedades (vea el recuadro adjunto). Es más, se asevera que la remisión total del melanoma que padecía el ex presidente norteamericano Ronald Reagan tuvo lugar tras haberse sometido a un tratamiento coadyuvante con este hongo. Así lo recogió el prestigioso rotativo japonés Asahi -diario con una tirada de 8 millones de ejemplares-, noticia que confirmaría el ya citado Dr. Mizuno. Claro que tales testimonios también pueden encontrarse en España porque el boca a boca sigue funcionado como medio de difusión. Es el caso de David. "En diciembre de 1998 -nos diría- a mi padre le fue diagnosticado un tumor infiltrante en la vejiga, en transición metastática y con alto grado de malignidad. La opinión facultativa fue desfavorable y la única solución propuesta una operación quirúrgica de urgencia. En mi lógica preocupación llamé por teléfono en busca de consejo a mi mejor amigo, un caballero japonés de Yokohama que inmediatamente me forzó a hacerme con el 'Agaricus Blazei Murill' pues, aunque no me lo había comentado, el año anterior a su madre le remitió por completo un tumor de unos 3 cm. en la base del cuello sin tratamiento terapéutico alguno. Sucedió sólo una semana antes de la operación quirúrgica que estaba programada y que, de hecho, ya había sido retrasada en tanto ella, tras casi un mes de ingesta, había tenido una primera remisión de aproximadamente un 25 % del tumor; al mes y medio la remisión era casi de un 50 % y a los dos meses, cuando la intervención programada ya se había retrasado una semana más por estas afortunadas causas sobrevenidas se certificó la remisión total". "Así que mi amigo -continuaría diciéndonos- me ayudó de modo extraordinario a conseguir el 'Agaricus Blazei Murill' para mi padre. Y no un Blazei cualquiera sino el mismo que había tomado su madre, criado a campo abierto en su solar ancestral, en las proximidades de la región montañosa de Piedade, en Sao Paulo (Brasil). Cuando conseguí mi primera partida de Blazei puro, en las pruebas preoperatorias a mi padre se le detectaron nódulos en el pulmón izquierdo, lo que conllevó la lógica opinión clínica merecida de metástasis y fue descartada la solución quirúrgica prevista con su obvio significado implícito. A los 18 días de ingesta masiva del hongo rogué que le hicieran nuevas pruebas de diagnóstico por imagen que mostraron la desaparición de una mancha y el hecho de que otra se 183
  • 184. describiera como un granuloma calcificado. Y entonces se llevó a cabo la operación quirúrgica anteriormente programada. La recuperación fue sorprendente,la tolerancia a los agentes quimioterápicos de protocolo inédita y el mantenimiento de su sistema inmunitario, en medio de los ciclos de quimioterapia y radioterapia, impresionante". Tras aquella experiencia el boca a boca comenzó a funcionar y David puso en marcha una "cadena de favores" que perdura hoy día y de la que ya se han beneficiado otros compatriotas. Es el caso de Stephan, a quien tanto deberán quienes a partir de hoy entren en contacto con el hongo ya que fue la persona que nos puso tras su pista tras comprobar cómo contribuía a la mejoría de su padre cuando la muerte parecía inevitable. Su calidad de vida mejoró hasta un final que todos anticiparon para mucho antes por su condición de metastático y trasplantado. Final que además quizás hubiera sido otro si no hubiera habido una contradicción evidente entre reforzar el sistema inmunitario para combatir el cáncer y evitar el rechazo del nuevo órgano. Afortunadamente, muchos otros casos han tenido un final más feliz: "A finales de noviembre o principios de diciembre del 2001 -nos contaría David- recibí una llamada telefónica de una dama que se identificó como profesional sanitaria y que se hallaba muy angustiada por la situación clínica de su hermano, un enfermo de cáncer microcítico cuya situación era ésta: cáncer primario en mediastino, inoperable; 8 nódulos en el cerebro; nódulos craneanos; múltiples nódulos pulmonares, suprarrenales y en el hígado; paciente diabético con alta dependencia de insulina; antecedentes de problemas cardiacos serios y un triple by-pass implantado. La situación, evidentemente, no podía ser más desfavorable y los médicos dudaban de que llegara a enero del 2002. El caso es que mostró tanto afán y desesperación por el caso de su hermano que era imposible negarla nada así que la envié parte de lo que estaba tomando mi padre. Luego, una vez tuvo el hongo, viviría un enfrentamiento bastante agrio con algunos de los médicos ya que éstos consideraban el esfuerzo inútil dando por sentado que el hermano moriría. Bien, pues el 11 de enero del 2002, mientras iba por la calle, recibí una llamada suya diciéndome que se encontraba en un centro sanitario de diagnóstico por imagen observando directamente los resultados de una resonancia magnética que se le acababa de practicar a su hermano y en la que se apreciaba un auténtico 'milagro' clínico: los 8 nódulos cerebrales habían desaparecido... tras ingerir el Blazei algo menos de dos meses. Y ya había roto las expectativas clínicas previas de esperanza de vida".Y la cadena continuó. Cabe añadir que la información sobre este hongo ha pasado de manera extraoficial por muchos despachos oficiales -sobre todo de la 184
  • 185. Sanidad andaluza- sin que hasta hoy se hayan hecho intentos serios -al menos conocidos- de investigar en España sus propiedades o de buscar algún tipo de aplicación terapéutica de lo que ya se sabe. Los médicos más abiertos se han limitado a consentir su consumo a sus pacientes dado que se trata de un mero alimento carente de toxicidad pero los demás no quieren ni oír hablar del champiñón como posible terapia para tratar el cáncer. Ni siquiera como coadyuvante. Y mucho menos como sustitutivo de los fármacos convencionales. Tan sólo en una ocasión se estuvo muy cerca de poderse hacer un estudio riguroso pero una vez más los argumentos del poderoso caballero Don Dinero primaron y la investigación fue aparcada sine die. LOS INGREDIENTES ACTIVOS DEL AGARICUS BLAZEI MURILL Las investigaciones realizadas durante los últimos 25 años indican que el gran secreto del Agaricus Blazei Murill parece estar en los polisacáridos que contiene, en cantidad y calidad no conocida en otros hongos. Concretamente en los betaglucanos Beta (1-3) glucan y Beta (1-6) glucan, sustancias que potencian los mecanismos naturales del sistema inmune en su lucha contra todo tipo de enfermedades infecciosas... y en el cáncer. Los betaglucanos activan los macrófagos siendo así posible su utilización como coadyuvante de la quimioterapia. En uno de los estudios realizados se probaron los efectos al inyectarlos en ratones infectados con células tumorales agresivas que se extendieron a sus hígados. Mientras, a otro grupo se le inyectó sólo las células tumorales. Pues bien, los investigadores encontraron que los animales tratados con betaglucanos habían disminuido la metástasis de hígado. Además, todos los animales del grupo de control murieron antes de los 42 días siguientes mientras un 28% de los ratones tratados con betaglucanos sobrevivieron Este resultado -como los de muchos otros estudios- indican que activan el sistema inmune y reducen la capacidad metastásica de las células cancerosas. PROPIEDADES DEL CAMPIÑÓN DEL SOL Resumiendo, los distintos estudios efectuados indican que el Champiñón del sol tiene las siguientes propiedades: -Efecto preventivo. El hongo contiene grandes cantidades de fibra dietética no digerible que absorbe los materiales cancerosos presentes en nuestro cuerpo y los expulsa con las heces. -Reduce la glucosa en sangre. Las proteínas ácidas presentes en el hongo tienen efectos positivos a la hora de disminuir la glucosa en sangre. Son abundantes las referencias a sorprendentes mejorías de casos de diabetes en Japón. -Reduce la tensión arterial, el colesterol y la arteriosclerosis. La 185
  • 186. ya mencionada fibra dietética y los ácidos grasos insaturados -como el linolin- contenidos en el hongo permiten reducir la tensión arterial, el colesterol y prevenir la arteriosclerosis. -Efecto compensatorio de otros tratamientos. Al reforzar la respuesta inmune, restaura valores suprimidos por la quimioterapia y la radioterapia. -Efecto anticancerígeno. El hongo contiene esteroides naturales conocidos por sus efectos anticancerígenos (diferentes de los esteroides producidos químicamente que a menudo son señalados como causa de enfermedades). -Efecto antitumoral. Los betaglucanos del hongo refuerzan la actividad de los macrófagos, anticuerpos que destruyen e impiden la proliferación de células cancerígenas. El Agaricus Blazei Murill estimula, entre otros, los linfocitos T y B, la producción de interferón y las interleuquinas. Se ha constatado que cuando alguien ingiere el hongo aumenta en sangre un 3.000% la producción de células NK -las llamadas células asesinas del sistema inmune- a los 2-4 días. En resumen, y en palabras del doctor Takashi Mizuno, "el Agaricus Blazei Murill ha demostrado poseer actividades antimutagénicas, bactericidas y antoangiogénicas, y ser un poderoso estimulante sistémico del sistema inmunitario promoviendo los mecanismos de defensa natural para combatir una variedad de agentes infecciosos además del cáncer". Cabe agregar que otro de los efectos beneficiosos de los betaglucanos es la reducción de las infecciones postoperatorias. LA PREPARACIÓN DEL PRODUCTO No debemos dejar de señalar que, como en el caso de otros productos naturales, cuando se extractan los principios activos del hongo para sintetizarlos de forma aislada y así fabricar fármacos comercialmente... pueden modificarse las propiedades terapéuticas del hongo en su forma natural. Y es posible que entonces no funcione o lo haga peor. Entre otras cosas porque puede haber otras sustancias activas aún no identificadas en él. La investigación, pues, está lejos de haber terminado. Por eso la FDA tiene la intención de financiar un estudio sobre las propiedades antitumorales del Agaricus Blazei Murill dentro del llamado Programa RAPID (Rapid Access to Preventive Intervention Development) este mismo año. Un estudio que bajo el título "Producción a escala de un potente agente quimiopreventivo, 1SY16, para estudios clínicos y preclínicos" será desarrollado por el doctor Insu P. Lee en la Kanazawa University de Japón. Algo a lo que se ha hecho acreedor porque "los estudios preliminares han demostrado que extractos micoquímicos extraídos de champiñones parecen poseer propiedades antiproliferativas e inmunomoduladoras 186
  • 187. así como una potente actividad quimioterápica en modelos animales". El 1SY16, que lleva extracto de Agaricus Blazei Murill, es una mezcla de componentes con prometedoras actividades quimiopreventivas. Hay que decir que con estudios de este tipo quizás se resuelvan algunas de las dudas que hay sobre el hongo. Por ejemplo, el hecho de que la respuesta no sea idéntica en todos los casos, algo que parece natural sobre todo si tenemos en cuenta que su función está directamente relacionada con el estado previo de nuestro sistema inmunitario. Lo que sí parece claro es que no existe relación entre la cantidad tomada y el resultado obtenido. Es decir, el hecho de ponerse a comer champiñones como un loco no garantiza mejores efectos que en caso de una ingesta moderada. El profesor Mizuno, como referencia, habla de 15 gramos diarios. La experiencia indica que con esa dosis se obtienen magníficos resultados. En el caso citado anteriormente de cáncer microcítico, por ejemplo, el paciente tomó 12'5 gramos diarios. LA BÚSQUEDA EN EL LABERINTO El Agaricus Blazei Murill parece constituir, en suma, una gran contribución terapéutica al tratamiento del cáncer. Y, sin embargo, su consumo supone una aventura que uno tiene que estar dispuesto a afrontar al no estar debidamente apoyado por las autoridades administrativas. De ahí que para saber cuál comprar y cómo consumirlo se deba estar dispuesto a buscar apoyo en las personas que ya lo han tomado y seguir unas pautas aún no completamente definidas porque no todo lo que se vende bajo el nombre de Agaricus Blazei Murill es igual de valioso. La cantidad de principios activos depende de dónde, con qué y cómo se cultive. En Piedade (Sao Paulo), su lugar de origen, las temperaturas oscilan entre 35 y 38º C durante el día disminuyendo hasta 20-25º C por la noche con una humedad que promedia el 80%. Asimismo, las características de su suelo constituyen un aspecto decisivo para que el hongo alcance su máxima eficacia. Una realidad de la que son conscientes las propias multinacionales farmacéuticas e instituciones que han apostado fuerte para tratar de producir fuera de Brasil el hongo. El Iwade Institute of Micology de Japón tardó 14 años en lograr la adaptación del hongo en Japón. Quizás por eso otra gran empresa, la Kyowa Hakko -la farmacéutica más antigua de Japón-, acapara hoy el 60% de todo el Agaricus Blazei Murill natural brasileño que se vende en Japón y espera poder contar en el futuro con un macrocomplejo de estudio y producción en el estado brasileño de Matto Grosso. Es más, a pesar de la dificultad de conseguir que crezca fuera de su entorno natural el descubrimiento de las propiedades terapéuticas del 187
  • 188. Agaricus Blazei Murill ha provocado la proliferación de sus cultivos en Estados Unidos, China, Japón, Corea, Hawai… dando como resultado la presencia en el mercado de distintas variedades comerciales que no llegan al nivel "excelso" de calidad del brasileño. Además, en un mercado de miles de millones de personas no podían faltar tampoco los especuladores. Por eso el mercado japonés acapara ya cerca del 80% de la producción del Agaricus Blazei Murill natural. China se lleva alrededor de un 10%, Corea del Sur alrededor del 7 % y al resto del mundo le queda del hongo brasileño tan sólo un 3%. Como puede el lector imaginar, esta escasez es aprovechada por los intermediarios que acaparan por adelantado las cosechas en un movimiento puramente especulativo. El resultado es que su precio se ha disparado. Y que hongos producidos de forma masiva fuera de Brasil en grandes instalaciones y que no alcanzan por tanto todas las virtudes del original brasileño son cobrados al mismo precio. Incluso hay quién ha decidido hacer pasar por "natural" hongo producido "industrialmente" en el propio Brasil. Como referencia, sepa que el precio del hongo originario de la región de Piedade puede costar entre 750 y 1.400 dólares el kilo deshidratado. El genéricamente brasileño de cierta calidad puede llegar a 900 dólares por kilo. El japonés cultivado en Okinawa por el Iwade Mushroom Institute -con plantaciones en todo el sudeste asiático- de 600 a 1.000 dólares el kilo. Y el de origen chino en torno a los 250 dólares/kilo. Claro que sigue siendo mucho más barato que cualquier tratamiento quimioterápico. Por otra parte, además de por kilos en Internet puede encontrarse un amplio número de extractos, pastillas, suplementos, etc. Son, en definitiva, los vericuetos de un laberinto comercial similar al de muchos otros productos -naturales o no- que los interesados deben estar dispuestos a recorrer. Quienes lo han consumido afirman que merece la pena. COMER PARA SANAR Evidentemente, en España lo ideal sería facilitar el acceso al producto autorizando la importación del hongo como alimento porque además de sus propiedades terapéuticas resulta ser "un manjar de dioses". De hecho, cuando fue "redescubierto" en 1965 se consideró ya una de las mejores setas del mundo por su calidad gastronómica y se la denominó con el nombre japonés oficial de Himematsutake (Hime- matsutaké significa literalmente Princesa Matsutaké, nombre que habla bien a las claras de su consideración por los especialistas). Por eso aunque es una de las setas más caras del mundo su consumo es tradicional en Japón si bien sólo se tome en ocasiones significativas en razón de su alto precio. 188
  • 189. Terminamos explicando que todos los hongos o setas basidiomiceto que se consumen habitualmente en España, aunque sea en proporciones mucho menores, son también antitumorales una vez extractadas. Incluido el champiñón común. Comer hongos es pues, además de nutritivo, muy saludable. Antonio Muro Nota: Internet está lleno de referencias al hongo y a diversas marcas que lo comercializan. En todo casi, indicamos al lector que una de las personas entrevistadas para este reportaje cuyo padre se benefició de sus cualidades ha tenido la amabilidad de compartir con nuestros lectores la dirección de correo electrónico de su suministrador, Sidney Rizzo Junior: [email protected]. También puede consultar, por su calidad, la página www.agaricusfarm.com. Reconocimiento de la efectividad del Agaricus Blazei Murill Entre la amplia literatura científica de reconocimiento de las propiedades Agaricus Blazei Murill aparecen citas como las siguientes: -"Los extractos de Agaricus Blazei Murill han mostrado inicialmente tener actividades anticarcinogénicas y antimutagénicas. Estos resultados sugieren que la actividad antimutagénica, más allá de la modulación del sistema inmunitario, podría estar involucrada en la acción anticarcinogénica del Agaricus Blazei Murill". (Del Manto RD y otros; 2001 Sep. "Efecto antimutagénico del Agaricus Blazei Murill en la genotoxicidad inducida por ciclofosfamida") -"A causa de la influencia del Agaricus Blazei Murill en el cuadro sanguíneo, la hemoglobina de la sangre periférica, las plaquetas y los leucocitos se incrementaron remarcadamente. Entre los pacientes del grupo experimental, 8 alcanzaron una remisión completa (CR) y 2 continuaron sin remisión....". (Tian Xiaohui y otros. Journal of Lanzhou Medical College. Observación Clínica sobre tratamiento de leucemia no linfocítica con Agaricus Blazer). -"El Agaricus Blazei Murill es efectivo a la hora de promocionar la recuperación de hepatocitos de pacientes de hepatitis crónica así como en su incremento inmunológico y actividad antitumoral" (Wang Lirong. Journal of Lanzhou Medical Collage. Observación sobre el tratamiento de Agaricus Blazer en Hepatitis B Crónica). 189
  • 190. Cómo prepararse una infusión de Agaricus Blazei Murill La forma de preparación y administración de la infusión de Agaricus Blazei Murill que recomienda el Dr. Takashi Mizuno, profesor de Farmacología de la Universidad de Shizuoca, es la siguiente: -Caliente dos litros de agua en un recipiente, preferiblemente no metálico (y jamás en uno de aluminio). -Retírelo del fuego cuando hierva y eche en él 30 gramos de champiñón deshidratado. Tape bien el recipiente y deje que se hidrate el producto durante 20 minutos. -Destápelo de nuevo y póngalo otra vez al fuego -destapado- hasta que hierva. Manténgalo hirviendo entre 30 y 40 minutos (perderá por evaporación entre una cuarta y una tercera parte de su contenido original de agua). -Apague el fuego, déjelo enfriar y guarde la infusión líquida en el frigorífico para conservarla adecuadamente (eso sí, nunca durante más de 3 días ya que a partir de entonces se apreciará claramente el proceso de oxidación normal que hará ineficaz la infusión). Tampoco debe estar a temperatura ambiente mucho tiempo. -En cuanto a su ingesta, beba unos 100 mI. (un vasito) de la infusión 3 o 4 veces al día, con preferencia antes de las comidas y antes de dormir. Si le resulta amarga puede endulzarla. -Cabe añadir que los champiñones que quedan flotando al hacer la infusión se pueden aprovechar como acompañamiento de otras comidas. ersonas que viajaron a México y vieron en directo curaciones espectaculares decidí que había llegado el momento de probarlo yo también. Hice saber a mi médico de cabecera mi decisión. Me dijo que él veía una base científica y coherente en esa terapia y me animó a intentarlo, que él en mi lugar también lo haría dadas las carencias en la medicina oficial hasta ahora en estas enfermedades traumáticas. Empecé con las vacunas. Después de un año de inyectarme mi antígeno empecé a notar pequeños indicios de mejoría que me animaron definitivamente a continuar. Sin embargo, mi antígeno no era suficiente por lo que pedí otro más de refuerzo. Y la mejoría empezó (XX) AFRONTANDO EL CÁNCER CON UREA a ser más palpable. Han pasado cinco años, los dolores de la enfermedad han remitido casi por completo y mi m 190
  • 191. ov ilid El Dr. Joaquín Amat espera en la cárcel a que el Tribunal Constitucional revise su apelación. El Tribunal Supremo ratificó hace unos meses la sentencia de la Audiencia de Castellón que le condenaba por estafa y delito contra la salud pública. La realidad, sin embargo, es que durante años desarrolló una teoría bioquímica sobre el origen del cáncer y creó un sencillo producto que ha contribuido a mejorar -cuando no a curar- a muchos enfermos. Nuestro más alto tribunal revisará su caso pero, sea cual sea su decisión, ello no impide que su propuesta esté científicamente fundamentada -aunque el Supremo lo dude- y que muchos pacientes afirmen que deben su mejoría a él después de que la oncología oficial les desahuciara. Sólo que nadie ha querido escuchar. No es una cuestión de ideologías. Es una cuestión de poder que sobrepasa a los partidos políticos y a los gobiernos. En el nuestro y en otros muchos países. Lo que hay realmente detrás son billones de euros en juego. 2003. La Administración del Partido Popular pone en marcha una campaña de persecución contra el Bio-Bac, contra los médicos que lo recomiendan -a los que se amenaza con la cárcel- y contra los mismos pacientes que, en una acción sin precedentes, se han personado como parte afectada en el proceso judicial. Pero afectados... no por los médicos sino por la Administración que les está impidiendo el acceso a un producto -reconocidamente inocuo- que reclaman como opción personal para tratar distintos tipos de cáncer. Claro que esta maniobra no es nueva... 1984. La Administración del Partido Socialista, después de invitar al médico español Joaquín Amat a iniciar los ensayos preceptivos para obtener el reconocimiento de un producto de su creación para tratar el cáncer -el Amatrisán- aduce luego deficiencias administrativas e invalida cualquier posibilidad de seguir adelante en su desarrollo. 191
  • 192. Comienza entonces un calvario personal y profesional para el doctor Amat que, a pesar de todo, convencido de las posibilidades terapéuticas del mismo en el tratamiento de diversos tipos de cáncer, decide aplicarlo a pacientes generalmente desahuciados por los oncólogos. Hasta que acaba siendo llevado ante la Audiencia Provincial de Castellón acusado de estafa, intrusismo y delito contra la salud pública y es condenado por los tres delitos. Recurrida ante el Tribunal Supremo la sentencia sería rectificada en lo que se refiere al delito de intrusismo -el auto deja claro que todo médico puede legalmente tratar a cualquier enfermo sin necesidad de poseer especialidad médica alguna- pero ratifica los otros dos delitos. Y antes de conocer siquiera oficialmente la resolución Amat es inmediatamente detenido y conducido a prisión. La sentencia -emitida en abril del 2003- le condena a ¡once años de cárcel! y al pago de decenas de millones de pesetas de indemnización a quienes se presentaron ante los tribunales asegurando haber sido engañados por el doctor. Y, sin embargo, ni siquiera en este caso las cosas son lo que parecen a primera vista... Con el máximo respeto para quienes desde la frustración por el fracaso terapéutico en el caso de seres queridos solicitaron indemnización o por la sensación de engaño que por ello pudieron sentir debemos decir que resulta especialmente significativo que muchos otros pacientes renunciaran explícitamente en el juicio a recibir cualquier tipo de indemnización, convencidos de la utilidad del tratamiento. Es más, aun hoy se siguen preguntando por qué las sentencias no recogieron sus testimonios validando el tratamiento y el comportamiento de Amat a quien, en cambio, la sentencia retrata como un estafador sin escrúpulos. Ambas sentencias -tanto la de la Audiencia de Castellón como la del Tribunal Supremo-, repletas de argumentos jurídicos pero, sobre todo, de juicios de valor sobre el presunto comportamiento del doctor Amat, no dedican en cambio ni una sola línea a quienes afirman haberse curado de procesos cancerígenos con el tratamiento de Amat, a quienes la mayoría llegó tras haber sido desahuciados por la Oncología oficial a pesar de haberse sometido, sin ningún resultado, a los tratamientos convencionales: cirugía, quimioterapia y radioterapia. Tratamientos que tienen, según reconoce la propia sentencia del Supremo resumiendo el sentir de los enfermos, "efectos espantosos". En suma, ¿estafó el doctor Amat a unos y curó a otros? ¿Cómo es eso posible? ¿Fue Amat un estafador, un loco... o simplemente alguien acosado por ir contra la corriente oficial del pensamiento oncológico? DOS DELITOS Y UNA SOLA RAZÓN Más allá de toda la argumentación jurídica parece razonable pensar que no hubiera existido ni "estafa" ni "delito contra la salud pública" si 192
  • 193. al producto se le hubiera reconocido su base científica y sus posibles beneficios. En el caso de la estafa la acusación no se mantendría ni un solo minuto porque si el producto es útil los honorarios del médico o los costes del tratamiento no pueden ni deben cuestionarse. Sin ir más lejos, hay clínicas privadas en nuestro país que por un tratamiento oncológico similar al que el mismo paciente puede recibir en la Sanidad pública -si bien mucho más "personalizado"- se le llegan a cobrar en algunos casos más de 180.000 euros (30 millones de pesetas). A pesar de lo cual los pacientes suelen también terminar muriendo. Y, sin embargo, nadie habla de estafa en tales casos ni se persigue a esos médicos. Claro que son tratamientos "oficialmente" aceptados... Llegados a este punto sorprende profundamente que el Tribunal Supremo, para justificar la estafa, afirme en la propia sentencia que "él mismo (Amat) era plenamente consciente de la ineficacia del tratamiento". Una mentira evidente porque Amat jamás ha admitido tal cosa. Es más, la sentencia ignora deliberadamente los amplios y extensos trabajos científicos que sobre su producto y tratamiento realizó, publicó y envió a los principales centros de investigación, hospitales, clínicas y asociaciones profesionales médicas de medio mundo para darlos a conocer. ¿Es ese el comportamiento de un "estafador"? De hecho, el mismo psiquiatra que examinó a Amat para evaluar su estado mental -¿se le pretendía hacer pasar por loco?- escribió que el acusado estaba "autoconvencido" de los beneficios de su producto. En cuanto al "delito contra la salud pública" es obvio que tampoco se hubiera planteado si se hubiera comprobado o admitido su eficacia. Ni siquiera se hubiera ido a juicio si el producto hubiera sido admitido como útil. Pero es que ese delito no se argumentó ante la posible toxicidad del producto porque la misma es nula sino "por el hecho de su absoluta inoperancia y porque, como reconoce el acusado, su administración sustituía al tratamiento médico convencional con lo cual en una enfermedad de tan acusada gravedad como el cáncer la confianza de los pacientes en esa sustancia inocua (no tóxica) impedía que acudiesen o conservasen otros tratamientos más efectivos poniendo con ello en grave peligro su salud y su vida".¿Tratamientos efectivos? ¿Dónde? ¿Cuáles? Sin ir más lejos, en el diario "El País" del pasado 5 de febrero podía leerse: "Pese a los esfuerzos científicos por mejorar los tratamientos el cáncer continúa siendo una de las enfermedades mortíferas más graves, tanto en España como en el resto del mundo. Sólo en nuestro país cada año se detectan 135.000 nuevos casos y 92.000 personas pierden la vida (...) A nivel mundial, según datos de la OMS, hay anualmente seis millones de fallecimientos. Y si ahora se diagnostican 10 millones de casos en el 193
  • 194. 2020 serán 15 millones dado que la incidencia no deja de aumentar". En definitiva, los tratamientos denominados "eficaces" por el Tribunal Supremo y los oncólogos no resultan ni eficaces para evitar que sigan aumentando los casos de cáncer, ni eficaces para evitar las muertes. Por no hablar del lamentable estado físico en el que malviven la mayoría de quienes ven su vida "alargada" más allá de cinco años con los tratamientos oficiales. ¿Será esto lo que la Sala y sus peritos entienden por efectividad? Quizás se refirieran a algo menos teórico y más práctico: Miguel Martín, jefe de la Unidad de Cáncer de Mama en el Hospital Universitario San Carlos de Madrid y director del Grupo español de investigaciones del cáncer de mama, afirmaba recientemente al diario "El Mundo": "Los tumores mamarios han aumentado aunque no sabemos a qué es debido (...) El 70% de los tumores son pequeños y deben manejarse de otra manera. Sin embargo, entre un 60 y un 70% de los casos los cirujanos extirpan la mama completa porque comparten la vieja creencia de que a mayor cirugía más curación. En los últimos 10 años una decena de estudios ha demostrado que la cirugía conservadora de la mama, junto con la radioterapia, obtiene la misma supervivencia a largo plazo". Y en el mismo reportaje Ricardo Cubedo, médico adjunto del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, apostilla sobre las amputaciones radicales de mama: "Creo que ciertas organizaciones deberían tomarse el asunto muy en serio y presionar fuertemente para que esta tendencia se invierta". ¿Será esta la eficacia a la que se referían los peritos que declararon contra Amat y cuyos argumentos fundamentaron en gran parte la sentencia contra él? ¿A quién reclaman ahora las mujeres que han sufrido una amputación radical innecesaria porque su cirujano se dejó llevar por "viejas creencias" cuando su cáncer "debía de manejarse de otra manera". Y puesto que lo afirman reconocidos investigadores, ¿no están resultando estafadas un 60 o 70 % de las mujeres con cáncer de mama? En el juicio contra Joaquín Amat todo giró, en definitiva, sobre las "bases científicas" del Amatrisán ya que ni siquiera las curaciones que los propios pacientes le atribuyeron al producto fueron tenidas en cuenta. El razonamiento que subyace en el proceso podría formularse de la siguiente manera: si el producto no tiene base científica reconocida no puede curar y los que dicen que están curados no saben lo que dicen. Se explica así que se lleguen a considerar las mejorías como producto únicamente de elementos accesorios, tal y como la sentencia asevera gratuitamente: "La mejoría experimentada en principio por los pacientes derivaba de la masiva administración de corticoides y anabolizantes siendo igualmente de constatar el denominado 'efecto placebo' indudablemente promovido por factores psicológicos como frecuentar el centro médico, a modo de clínica 194
  • 195. residencial, la misma ubicación de dicho centro en el entorno de un paraje tranquilo, limpio, junto al mar..." La sentencia sigue luego relatando cómo era el decorado de las consultas, la ascendencia psicológica del médico y el subjetivismo del paciente. En suma, según los jueces la muerte de algunos de los pacientes del doctor Amat demuestra la ineficacia de su producto -que la inmensa mayoría le llegaran en fase terminal y desahuciados no les importa- y, por extensión, la estafa. Y los que a pesar de estar desahuciados habían salido adelante era gracias al precioso paisaje marino de la clínica de Amat, del apoyo psicológico, del efecto placebo o de cualquier cosa... menos del Amatrisán. Si eso bastara para curar de cáncer a personas desahuciadas por los oncólogos no se entiende por qué se permiten los inútiles tratamientos actuales de "efectos espantosos" y no se recomienda a los enfermos que se vayan simplemente a hoteles de cinco estrellas para curarse... BASES CIENTÍFICAS ¿Un estafador sin escrúpulos? Para aclarar las dudas científicas sobre el producto y la teoría que sustentaría la doble acusación el Tribunal utilizó la opinión de la ciencia oficial y de la Oncología convencional, esa que desde la década de los 80 llevaba reclamando el asilamiento de Amat. Ya el viernes 13 de abril de 1984, cuando el Amatrisán luchaba por conseguir los preceptivos permisos oficiales, el diario "Pueblo" informaba: "El Ministro de Sanidad Ernest Lluch se reunió ayer con representantes de los Colegios Oficiales de Médicos y Farmacéuticos de Alicante y Valencia para recabar toda la información existente en torno al Amatrisán, el fármaco que según el doctor Joaquín Amat es capaz de curar el cáncer; previamente el Ministerio de Sanidad recabó también la opinión de un grupo destacado de oncólogos y el miércoles un representante de dicho Ministerio mantuvo una prolongada reunión con el doctor Amat". El domingo 15 el "Castellón Diario" desvelaba: "El Ministerio de Sanidad y Consumo ha desautorizado el medicamento tras los informes recabados de varios estamentos profesionales relacionados con el mundo sanitario español". Los mismos informes que se repitieron posteriormente ante el Tribunal. La sentencia, apoyándose en las opiniones de sus "peritos" -figuras del máximo "respeto humano y científico"- niega las dos cosas que sustentan la teoría de Amat: que la urea pueda servir en el tratamiento del cáncer y que un desequilibrio en el pH pueda tener algo que ver con la aparición del cáncer. De la urea dijeron los peritos que "carece de indicación aprobada como antitumoral y no forma parte de ningún protocolo activo en ese sentido ya que no se le ha encontrado actividad neoplásica alguna" por 195
  • 196. lo que "el tratamiento del doctor Amat a base de urea carece de toda base científica. Sería, en definitiva, como un cubo de agua arrojado al mar". No mucha mejor opinión mereció la teoría bioquímica de Amat: "Es una mezcla de datos bioquímicos extraídos probablemente en gran parte de libros de texto sobre la materia, efectuando digresiones muchas veces innecesarias, seguidas de especulaciones desafortunadas y obteniendo conclusiones a menudo erróneas". Y en cuanto a la hipótesis de Amat sobre la alteración del pH como inicio de la actividad tumoral dijeron: "Es falso que la alteración del pH del organismo sea la enfermedad cancerosa y que esa alteración -variando el equilibrio orgánico ideal entre acidosis y alcalosis- proceda de dicha variación o pérdida de equilibrio, y que si se controla el pH se regulan y neutralizan los valores ideales y se detenga el avance de la enfermedad". En resumen, dice la sentencia: "Todos los peritos han manifestado no estar de acuerdo con la exposición de la teoría del acusado". Todos -añadiremos nosotros- los que declararon. Porque los tres peritos propuestos por la defensa no fueron escuchados: dos procedentes de Panamá que no se presentaron en el juicio porque desde España no se cumplimentaron determinados requisitos formales, algo que el actual equipo defensor de Amat considera en su recurso ante el Constitucional como "una clara vulneración de las garantías del proceso" y un tercero, el bioquímico español Antonio Paneque, propuesto y admitido previamente por la Sala, al que estando presente en la sala se le negó la posibilidad de declarar sin que ello tuviera consecuencias posteriores en el proceso. Con tales mimbres confeccionó la Sala el cesto definitivo. Según los jueces, si lo de la urea y lo del pH era mentira... la teoría y el producto también; y, por tanto, hubo estafa y delito contra la salud pública. Y con tal argumento condenaron a once años de cárcel a Amat. Si en el caso de la ley se dice que su ignorancia no exime de su cumplimiento, en este caso podría decirse que la ignorancia de los jueces y sus expertos peritos no puede ocultar la realidad ya que las evidencias están ahí. LA ALCALOSIS Y EL CÁNCER Y es que puede compartirse o no la teoría de la relación del pH, de la alcalosis orgánica, con el cáncer; pero está ahí. Y es una línea de investigación tan válida al menos como muchas otras que están siendo desarrolladas actualmente sobre el origen del cáncer, como refleja entre otros el artículo del British Journal of Cancer de septiembre del 2003 titulado La dinámica del ión de hidrógeno y el intercambio sodio- hidrogeniones en la angiogénesis y antiangiogénesis del cáncer". Un 196
  • 197. artículo que comienza diciendo: "En los últimos años se viene prestando una creciente atención a la dinámica del ion de hidrógeno en diferentes áreas del cáncer, tanto a nivel de la investigación básica como clínica. Estos esfuerzos están principalmente basados en el crucial papel que tanto el transporte iónico a través de la membrana celular y/o el pH intracelular juegan en una multiplicidad de aspectos de la biología de las células tumorales de diversos orígenes. Es ampliamente reconocido que una elevación del pH intracelular está directamente relacionada tanto con la actividad de una gran variedad de factores de crecimiento como con la función de algunos de los oncogenes más generalizados, con la síntesis de DNA, la transformación y proliferación celular, el proceso metastático y la resistencia múltiple a fármacos antineoplásicos". En suma, dicho artículo recoge los trabajos de un grupo de investigadores de diversos países -entre ellos de España- de los que nos hacíamos eco hace unos meses en Discovery DSALUD que ponen en relación directa el cáncer y el aumento del pH intracelular. Un desequilibrio que puede ser causado por circunstancias medioambientales que afecten al organismo a nivel celular (factores de crecimiento celular) o inducido genéticamente. Es decir, a lo largo de múltiples trabajos efectuados durante los últimos años se ha podido confirmar que las células cancerosas de diferentes orígenes -desde leucemias a tumores sólidos, animales y humanos por igual- presentan sistemática y continuamente un pH intracelular anormalmente elevado (alcalino). Y que todas las personas con cáncer sufren -siempre según indican esos estudios- una "alcalosis celular maligna" en las células tumorales, específicamente causada por una continua e incontrolada extracción de iones de hidrógeno del interior de la célula. Por tanto, y de acuerdo con estos estudios, el desequilibrio ácido-base podría ser la causa inicial, específica y probablemente única de la transformación de una célula sana en una célula cancerosa. Además se ha constatado que, una vez puesto en marcha el proceso canceroso, para que se produzca la replicación celular debe mantenerse un cierto pH intracelular elevado que inhiba todo intento de inducir la apóptosis selectiva -muerte- de las células malignas. Sirvan como referencia adicional algunos párrafos extraídos de diversos artículos científicos que profundizan en la misma línea: -"Este conjunto de observaciones y evidencias sugieren que la anomalía homeostática representada por un elevado pH celular (alcalosis) es la principal razón por la cual muchos genes -tanto oncogenes como genes supresores anormales- desempeñan funciones patológicas tanto en el origen como en el crecimiento y la progresión tumoral incontrolada". 197
  • 198. -"Es altamente significativo que la misma anormalidad homeostática que juega un papel en la transformación y desarrollo tumoral a nivel celular sea la misma que sistemáticamente precede e incide en la carcinogénesis de las diversas mucosas y áreas del organismo; es decir, un pH epitelial (las células epiteliales ayudan a proteger o circundar los órganos) localmente elevado en los lugares de posterior aparición de diversos procesos neoplásicos y tumores malignos." En suma, se puede estar científicamente de acuerdo o no con lo anteriormente expuesto pero desde luego no puede negarse su evidencia por el tribunal. Hay abundante información científica al alcance de quien quiera buscarla que relaciona el pH y el cáncer, la alcalosis y los tumores. Aunque los "peritos" que declararon ante el Supremo lo ignoren o lo oculten. LA UREA Cabe añadir también que la urea -por mucho que algunos oncólogos españoles quieran ignorarlo- ha sido utilizada en el tratamiento del cáncer. Ya en 1954 el médico griego Evangelos Danopoulos informó de que la orina tenía propiedades anticancerígenas. Y años después identificó la urea -producto final del metabolismo de la proteína y sustancia principal excretada en la orina- como agente anticancerígeno activo, un producto muy barato que puede comprarse al peso. En 1977, por su parte, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Illinois (EEUU), tras investigar sobre la actividad de la urea, indicaron que cuando se administra en las condiciones adecuadas y en concentraciones apropiadas trastoca la barrera celular e interfiere con los procesos necesarios para el crecimiento descontrolado de las células tumorales: "Nuestros resultados -publicaron- son consecuentes con las publicaciones de Danopoulos (1974) considerando muy efectivos los efectos de la urea en el tratamiento de cáncer de hígado y piel". Con el paso de los años Danopoulos demostró la eficacia del tratamiento con urea en centenares de casos de cáncer de piel, párpado, labios y ojos inyectando una solución de urea alrededor de los tumores y aplicando polvo de urea en los tumores superficiales ulcerados. Sus resultados llegaron a acreditar un 99% de éxito. Oralmente la urea también ayuda en el cáncer de hígado siempre y cuando éste ocupe menos de un tercio del tamaño del hígado. Y ayuda en los tumores pulmonares pequeños así como tras la cirugía en casos de cáncer de intestino (sólo en un 25% se desarrollaron metástasis en los dos años siguientes a la intervención). Es más, existen investigaciones que demuestran que una solución de urea inyectada en las muestras de los tumores provoca una reducción inmediata de tamaño del tumor. 198
  • 199. Debemos agregar que existen muchas más referencias científicas que recogen las implicaciones de la urea en distintos procesos bioquímicos relacionados con el cáncer que también fueron ignoradas durante el juicio a Amat. Estudios del Departamento de Bioquímica de la Universidad de Durhan (Carolina del Norte, EEUU) publicados ya en 1961 ponían de manifiesto la capacidad de la urea para inhibir la actividad enzimática: "El análisis de inhibición de urea en una serie de diversas enzimas indica que la urea es, en general, un competitivo inhibidor de enzimas, las cuáles actúan sobre los sustratos orgánicos (...) Se han estudiado en este trabajo 21 enzimas diferentes entre las cuales se encuentra la láctico-deshidrogenasa, enzima fundamental de la glicosis anaerobia en los tumores". También el Departamento de Fisiología Celular del Instituto Anticáncer Helénico de Atenas publicó en 1983 una investigación sobre los efectos citoquinéticos y citotóxicos de la urea en cultivos de células Hela en suspensión: "Los cultivos constantemente expuestos a urea muestran un descenso del índice mitótico indicando que la entrada de estas células en mitosis es más baja". Y el Servicio de Nefrología y laboratorio de investigación clínica del Hospital Universitario Hadassah de Jeusalén tiene publicado un estudio con ratones en los que "se sugiere que la urea puede ser un factor responsable de la inhibición del crecimiento tumoral". Mayor discrepancia existe en cambio sobre la forma de aplicación de la urea en el tratamiento de los distintos cánceres habiéndose realizado con tratamientos tópicos, de carácter oral y a través de inyecciones locales sobre el tumor o zonas adyacentes. Amat, en su teoría, va un paso más lejos sosteniendo que pueden producirse efectos beneficiosos y multiorgánicos a través de inyecciones en el deltoides o glúteos. Pero controversias aparte -que son lógicas en el mundo de la ciencia y la investigación- lo que indudablemente demuestran todos los estudios citados y muchos otros que no lo han sido por falta de espacio es que sí ha existido y existe una línea de trabajo de investigación clínica con enfermos y básica en laboratorios que relacionan directa o indirectamente la urea, los procesos bioquímicos y las masas tumorales. TEORÍA... Amat, pues, no mentía ni fabulaba cuando vinculaba su teoría a la urea y a la evolución del pH. Y aunque es difícil resumir en pocas líneas un pensamiento que ocupa un tratado de más 1.200 páginas y años de investigación trataré de explicar brevemente lo que entiende Amat que ocurre en nuestro organismo con la alcalosis, la urea y los tumores. En un planteamiento que le acerca mucho a la Medicina Tradicional 199
  • 200. China o Medicina Energética en cuanto que ésta contempla un desarrollo orgánico dinámico en continua compensación entre el yin (alcalino) y el yan (ácido) para conseguir un equilibrio que es igual a salud Amat entiende que a lo largo de las 24 horas del día el pH del organismo pasa de una situación de alcalosis a una de acidosis poniéndose en marcha a cada momentos respuestas bioquímicas que van provocando la inversión del proceso. Para Amat el auténtico mecanismo regulador de todo el proceso es el mecanismo renal de la glutamina (aminoácido). Cuando en el ciclo continuo el organismo llega a un estado de acidosis, la glutamina en el riñón -por acción de la enzima glutaminasa- se escinde en glutamato y amoníaco (eliminado por la orina) iniciando un proceso en el que tras capturar hidrogeniones (iones de hidrógeno) y regenerar el ion bicarbonato desciende la acidosis y se conduce todo el medio progresivamente a la alcalosis aumentando la producción de urea en uno de los muchos procesos bioquímicos implicados. Cuando el ciclo se invierte cesa la hidrólisis (ruptura de enlaces químicos) de la glutamina ya que la alcalosis es un inhibidor de la acción de la enzima glutaminasa y, en consecuencia, cesa el aporte de otra sustancia: el alfacetoglutarato del ciclo de Krebs (mecanismo que en el interior de la célula transforma los alimentos en energía utilizable). Cuando desciende el nivel de funcionamiento de este ciclo de Krebs uno de los resultados es que comienza a producirse ácido que ayuda a corregir la situación de alcalosis para que ésta no alcance niveles peligrosos para la supervivencia orgánica, sobre todo para la célula mas sensible a la misma que es, según Amat, la neurona cerebral. Como la neurona, por naturaleza, no está capacitada para producir ácido láctico capaz de neutralizar el alcalí, las células llamadas facultativas -sobre todo las musculares estriadas- que pueden hacer el ciclo de Krebs y la glicolisis (primera etapa del metabolismo de la glucosa) son las encargadas de regular la situación adversa y sacar del apuro metabólico a las neuronas. Ahora bien, este ciclo natural puede verse alterado por razones genéticas o medioambientales que causan alteraciones en los mecanismos celulares encargados de regular la alcalosis y conducirla hacia la acidosis. El organismo, ante esta alcalosis no crónica pero sí persistente, no fallece, se adapta. Y precisamente en ese intento de adaptarse provoca lo que conocemos como cáncer. Amat considera que primero son las células musculares estriadas las que intentan controlar la situación pero cuando su capacidad de neutralizar el álcali produciendo ácido láctico queda sobrepasada nuevas células facultativas comienzan a trabajar a nivel genético con el fin de crear más células y más ácido con lo que se inicia la formación de un tumor maligno. El tumor no sería, en tal caso, más que una reacción de 200
  • 201. defensa ante una situación de emergencia que podría conducir a la muerte. El tumor, a través de la producción de ácido láctico de las nuevas células, trata de conducir de nuevo el medio interno a la acidosis. En ese proceso se pone en marcha de nuevo la hidrólisis de la glutamina y comienza la formación de glucosa almacenándose en forma de glucógeno. Pero como las necesidades de glucosa del tumor son enormes comienza a devorar el glucógeno para lo cual estimula su escisión produciendo ácido láctico que termina transformándose en lactato sódico y regenerando el bicarbonato reiniciándose así el camino a la formación de alcalosis y contribuyendo también a la formación de glucosa. Ahora bien, como las células encargadas de invertir el proceso de alcalosis tienen un funcionamiento metabólico erróneo, un circuito infernal comienza a funcionar: más tumor produciendo cada vez mayor acidosis, la cual conducirá a una mayor alcalosis y a mayor formación de glucosa para alimento del tumor que crecerá indefinidamente. Si el problema que produce la desestabilización metabólica continúa, tal como normalmente ocurre, el tumor se verá obligado a crecer, se hará más grande, ocupará más espacio y entrará en metástasis continuando su proceso hasta que el sujeto fallece. El excesivo gasto de la glutamina hace que la misma descienda y, al gastarse en exceso, se forme mucho glutamato el cual se escinde en alfacetoglutarato y amoniaco, yendo éste último al ciclo de la urea, aumentando su producción y, por tanto, la cantidad de la misma en sangre. Existen diversos estudios metabólicos que, de forma paralela a los realizados por Amat, han asociado la combinación de niveles anormalmente bajos de glutamina y de cisteina en el plasma, una baja actividad de la célula asesina natural (nk), la consumición del músculo esquelético o fatiga muscular y los altos niveles de producción de urea. Pues bien, la conclusión de Amat es que se puede interrumpir ese círculo vicioso que conduce inexorablemente al crecimiento tumoral aportando urea concentrada ya que el organismo iniciaría un mecanismo de respuesta inversa. Se frenaría así la formación de urea en el hígado a partir del amoníaco por lo que no sería necesario que el glutamato se hidrolizase para formar amoníaco, ni que se hidrolizase la glutamina para formar glutamato. De esta manera, según el doctor Amat, en un sistema en el que todo influye en todo ciertas rutas bioquímicas se verían afectadas hasta conseguir que no se formasen excesivas cantidades de glucosa y que no se hidrolizase glutamina en el riñón, con lo que se regularía la alcalosis subclínica que estimula el crecimiento tumoral. Se recuperaría así el nivel de glutamina en sangre descendiendo el nivel de urea en la misma y el nivel de glutamato con lo que la inmunidad comenzaría a funcionar de manera normal. Al regularse el metabolismo ascendiendo 201
  • 202. los depósitos de glutamina, descendiendo la urea y el glutamato, el tumor ya no cumple ninguna función y es eliminado tras ser reconocido por el sistema inmune que lo destruye fagocitándolo. Es más, la propia naturaleza de este proceso hace que la urea sea válida -en opinión de Amat- para el tratamiento de otras enfermedades ya que muchas participan de la excesiva producción de ácido láctico: las cancerosas, las inflamatorias, las infecciosas e, incluso, el excesivo trabajo del atleta porque todas conducen a una caída más o menos grande de la capacidad del sistema inmunológico. Es decir, parte de la base de que cualquiera que sea el origen de la enfermedad el organismo necesita grandes cantidades de glucosa para realizar su trabajo, paradójicamente defensivo. Y normalmente esos mecanismos producen un exceso de ácido láctico, el cual fuerza la ruta bioquímica necesaria para producir glucosa lo que hace descender las reservas de glutamina y aumentar el glutamato y la urea en sangre. Por eso, según Amat, múltiples enfermedades son aliviadas o curadas con solo regular la producción de urea ya que ello provoca la regulación de todo el cuadro metabólico además de conseguir normalizar el funcionamiento del sistema inmunitario. Esta es, trabajosamente resumida, la teoría de Amat que algunos bioquímicos tachan de absurda y producto de "elucubraciones sin sentido". Y lo más grave de todo esto es que Amat no puede tratar de defender sus ideas... porque lo han metido en la cárcel. ...Y PRÁCTICA Nosotros entendemos en la revista que, más allá de la exactitud de la teoría y puesto que existen argumentos científicos -como hemos visto- que relacionan el pH y la urea, parece lógico pensar que el Tribunal Supremo hubiera debido examinar el desarrollo clínico de los casos presentados como curaciones por Amat. Porque hubiera podido ocurrir -no sería la primera vez en la historia de la Ciencia- que incluso no siendo exacta la formulación teórica sobre cómo la urea cambia lo que cambia en cada uno de los muchos eslabones bioquímicos de una larga cadena de ciclos interactivos el resultado final fuese que realmente funcionase -aunque fuera por otras vías- y detuviera el crecimiento tumoral. De hecho, los casos están ahí y los testimonios de sus protagonistas también. Muchas personas que fueron desahuciadas por los oncólogos son "la prueba viva" -como afirman ellos mismos- de la validez del Amatrisán. Fue, por ejemplo, el caso de Celsa Vázquez. El 15 de mayo de 1985 esta mujer fue intervenida quirúrgicamente extirpándosele un bulto de su pecho y los ganglios de la axila afectados. La anatomía patológica reveló que se trataba de un carcinoma ductal infiltrante. Como tratamiento complementario se la sometió a seis ciclos de 202
  • 203. quimioterapia y, seguidamente, a veintisiete sesiones de radioterapia, una experiencia que Celsa recordaba para Discovery DSALUD: "Pasé todo un año de durísimo sufrimiento, por la agresividad de los tratamientos, con la esperanza de que todo quedara ahí pues mis médicos me dijeron que todo iba bien. Además creía en Dios y en la Medicina. Hacia finales de octubre de 1986, en un control radiográfico y analítico, me detectaron recidiva de la enfermedad y fui sometida en noviembre a una mastectomía radical de la mama derecha cuya biopsia reveló la falta de eficacia del tratamiento a que había sido sometida ya que nuevas tumoraciones invasivas estaban en marcha. Mi moral y la confianza en la medicina se caería por los suelos. A mi esposo, en privado, los médicos le informaron de que la situación se había agravado debido al grado de malignidad de la enfermedad y la falta de respuesta al tratamiento. Recuperada de mi postoperatorio y mediante cita previa volví a consulta médica. Mis médicos volvieron a proponerme repetir el tratamiento de quimio y radioterapia. Asustada y sin moral para continuar me negué a someterme a dicho tratamiento. Y le pregunté a una de mis doctoras para qué iba a servirme la quimioterapia si antes no me había servido. Su contestación me abrió los ojos en cuanto a las sombras, dudas y verdades que se dicen sobre la quimioterapia y el cáncer. Me dijo: 'Mire, es como matar pulgas a cañonazos pero es lo único que tenemos'". Pues bien, como en tantos otros casos, con la esperanza tocando fondo y la cuenta atrás en marcha al marido de Celsa le hablaron de Joaquín Amat y de un tratamiento de su creación contra el cáncer. El relato de Celsa en este punto se llena de agradecimiento: "Mi esposo y yo no dudamos en acudir a su consulta. lo que hicimos el 18 de marzo de 1987. Mi primera consulta clínica con él recuerdo que fue en Benicarló. Su enfoque me inspiró confianza y serenidad. Acepté y mes a mes fui mejorando con su tratamiento a base de urea conocido por Amatrisán. Para mi felicidad y la de mi familia volvió de nuevo a encenderse la luz de la esperanza. Hoy, casi 17 años después de mi primera consulta con el Dr. Amat, disfruto cuando menos de buena calidad de vida. Mis análisis clínicos y de más pruebas radiológicas realizados en centros médicos dependientes del Sergas en Galicia dan resultados negativos, lo cual me confirma con certeza que el Dr. Amat ha sabido ayudarme en el plano integral de mi enfermedad. Doy gracias a Dios por haberle conocido y confiar en él". Añadiremos que Celsa quiso aprovechar la ocasión de nuestra comunicación para tratar de hacer llegar un mensaje "a quien corresponda": "Soy consciente de que el Dr. Amat no está en posesión de la verdad absoluta. Pero tampoco existe la verdad absoluta respecto a los tratamientos convencionales para el cáncer. Prueba de 203
  • 204. ello es la elevada tasa de mortalidad. Y no hablemos ya de los efectos secundarios". También María Aranzazu Uriarte quiso mostrar a través de estas páginas "su adhesión, agradecimiento y reconocimiento profesional al Dr. Joaquín Amat por su lucha para combatir el cáncer y su dedicación plena a los enfermos. Me planteó claramente la gravedad de mi enfermedad y siempre ha supuesto para mí, como paciente, ese pilar donde apoyarme para superar mi enfermedad". En 1984, con 30 años de edad, a María le fue diagnosticado un "adenocarcinoma de estómago en estadio C de Duke y adenocarcinoma metastásico de ganglios linfáticos". El 8 de mayo de ese mismo año fue intervenida quirúrgicamente para su extracción con resultado de una gastroctomía total. En el mismo hospital se le recomendó tratamiento oncológico con quimioterapia. "Tras informarme de los resultados, como ninguno me daba garantías de curación la prioridad para la elección era 'mi calidad de vida' así que decidí comenzar el tratamiento con el medicamento del doctor Amat el día 18 de junio. A partir de ese momento fui mejorando paulatinamente consiguiendo unos resultados tan positivos que me dieron el alta en octubre del mismo año, fecha en la que reanudé mi actividad laboral. En la actualidad mi vida y mis funciones fisiológicas son normales, con los cuidados expresos de haber sufrido una gastroctomía total. Y los controles rutinarios de cada año, hechos por el cirujano que realizó la intervención quirúrgica, están dentro de la normalidad.". María Aranzazu tiene muy claro quién la curó y la dura experiencia por la que atravesó le ha servido a para llegar a sus propias conclusiones: "Dado que la posición oficial es contraria a este tratamiento -nos diría- quiero también que se conozca la opinión de los que llevamos viviendo unos cuantos años de regalo gracias a su medicamento. Cuando una persona se encuentra frente a la muerte y sin remedio aparente tiene el derecho de buscar una solución. Y muchos tuvimos la suerte de encontrarla. Las personas que no creen en el tratamiento del doctor D. Joaquín Amat son libres para no recibirlo pero quienes crean que pueden tener la más mínima posibilidad de vencer a la enfermedad, y más cuando la medicina convencional no da ninguna seguridad de curación, deben ser libres también para recibir el tratamiento que deseen". Una reclamación tan sencilla.... como imposible actualmente. Porque hoy no se respeta el derecho que cualquier enfermo tiene a ser tratado como un adulto responsable capaz de elegir el tratamiento que desee. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, podríamos llenar varias revistas sólo con los testimonios de quienes no se sintieron estafados y sí aliviados o curados por Amat. Pero no haríamos sino reiterar con distintos nombres y padecimientos historias similares a las de Celsa y María. De hecho, si tales testimonios se hubieran tenido en cuenta por 204
  • 205. los jueces que han dictaminado sobre este caso y además hubieran tenido conocimiento de las argumentaciones científicas aquí expuestas el veredicto final habría sido otro y probablemente Amat no estaría en la cárcel porque sólo habría cometido, en el peor de los casos, un simple delito administrativo al no tener registrado el producto (y encima no por falta de voluntad suya) . Los jueces han perdido la oportunidad de aprovechar el caso de Amat para abrir un debate científico sobre el Amatrisán... y sobre los tratamientos oncológicos oficiales. Porque la experiencia demuestra que todo descubrimiento novedoso que rompe los esquemas establecidos provoca siempre una reacción virulenta en contra. Le ha ocurrido a Amat. Y a Fernando Chacón con el Bio-Bac. Y al doctor Ryke Geerd Hamer. Ya muchos otros. Le ocurrió incluso a Alexander Fleming cuando en febrero de 1929 comunicó por primera vez sus resultados sobre los efectos y posibilidades de la penicilina en el Medical Research Club de Londres ante un nutrido auditorio de colegas que acogieron su descubrimiento con absoluta frialdad e indiferencia. En 1945 -dieciséis años más tarde y después de millones de muertos que pudieron haber salvado sus vidas si se le hubiese escuchado- Fleming sería recompensado con el Premio Nobel. El doctor Joaquín Amat espera ahora en la cárcel a que decida sobre su caso el Tribunal Constitucional. Pero nosotros tenemos claro que, independientemente de si su teoría sobre el origen del cáncer se revela en el futuro más o menos exacta y su tratamiento con urea demuestra una mayor o menor eficacia, mientras haya enfermos que se declaren curados por él, intentar hacerle pasar por un charlatán y estafador en lugar de un investigador, científico y médico preocupado por hallar una solución a la enfermedad del cáncer sí que es una auténtica estafa a la sociedad y un delito contra la salud pública de todos los enfermos de cáncer actuales y futuros. aunque con cierta rigidez en algunas articulaciones, es muchísimo mayor que la de unos años atrás. Tengo que decir también que la acupuntura ha sido fundamental en mi progresiva mejoría. Deseo que llegue el momento en que estas terapias sean más conocidas en España y que se lleguen a normalizar p(XXI) GREEN SAP: GOTAS HOMEOPÁTICAS CONTRA EL CÁNCERy m 205
  • 206. uch as grac ¿Es realmente posible tratar el cáncer con Homeopatía? ¿Permite de verdad recuperar la salud incluso en una enfermedad tan grave? Desde Uruguay nos llega información sobre los excelentes resultados obtenidos con un producto homeopático denominado Green Sap (GS) que ha sido desarrollado por un equipo multidisciplinar encabezado por el oncólogo Bernardo Udaquiola, miembro del Instituto Nacional de Oncología del Uruguay. La base de Green Sap, un producto homeopático desarrollado en Uruguay que está demostrando grandes posibilidades en el tratamiento del cáncer y, sobre todo, en la mejora de la calidad de vida de aquellos enfermos que deciden compatibilizar el tratamiento convencional con el homeopático, está en la mezcla de tres plantas: plántago, carqueja y romero. Y a su eficacia se suma el hecho de que no provoca efectos colaterales y es inocuo incluso a grandes dosis. El equipo que se encuentra tras su elaboración está coordinado por un oncólogo, Bernardo Udaquiola -Jefe de Sala en el Instituto Nacional de Oncología del Uruguay y probablemente el médico con mayor casuística en los últimos 5 años del Programa Nacional contra el Cáncer de Mama- y cuenta con otros importantes nombres de la medicina uruguaya e iberoamericana. Hay que resaltar que, a pesar de su condición de oncólogo convencional, cuando Udaquiola estudió y constató las posibilidades del producto homeopático que hoy nos ocupa no dudó en incorporarlo a su arsenal terapéutico: "Sin duda, las gotas son una alternativa a los tratamientos convencionales puesto que complementan la terapia convencional disminuyendo todos los efectos adversos ocasionados por ella, sea quimioterapia o radioterapia, además de poseer una comprobada propiedad antitumoral. Creemos que es un excelente tratamiento complementario. Tengo la convicción profesional de que no hay que descartar ninguna posibilidad terapéutica, en concordancia con mi filosofía de trabajo según la cual el bienestar del paciente está 206
  • 207. por encima de las escuelas terapéuticas. Mi idea es adherirme a resultados concretos y no aferrarme a escuelas de tratamiento descuidando el objetivo último que es el paciente". Cabe recordar que la Homeopatía está reconocida y regulada oficialmente por el Ministerio de Salud Pública de Uruguay donde goza de amplia tradición y aunque no está considerada una especialidad médica existen comisiones que estudian su aplicación en el Sindicato Médico del Uruguay y en el Ministerio de Salud. En todo caso, aún se desarrolla fundamentalmente en el ámbito de la medicina privada y no en las sociedades médicas privadas de asistencia ni en los centros hospitalarios dependientes del Ministerio de Salud. "No me está permitida su aplicación en el Instituto por las normas del Ministerio de Salud Pública -nos reconocería Udaquiola- pero no soy cuestionado en cuanto al uso del mismo como recurso terapéutico a nivel privado". El producto -que cuenta con todos los registros necesarios y puede ser libremente recetado y adquirido en las farmacias uruguayas- se elabora bajo la dirección técnica de la química farmacéutica Serrana Pieri en la farmacia homeopática Farmeco, situada en las inmediaciones del Ministerio de Salud Pública de Montevideo. "Green Sap -nos explicaría el doctor Udaquiola- es un producto natural extraído de hierbas Por un lado, actúa provocando la muerte de células neoplásicas y, por otro, refuerza la respuesta inmunitaria del paciente. Y entendemos que si no ha sido aún más notorio el apoyo institucional se debe al escepticismo médico que todavía existe respecto a las terapias alternativas en nuestro país a diferencia de lo que ocurre en otros países desarrollados, principalmente en Francia y Alemania". HOMEOPATÍA Y CÁNCER La verdad es que cada vez es mayor el número de enfermos que recurre en los países desarrollados a las terapias alternativas y muy especialmente a la Homeopatía a la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una forma de medicina complementaria. Sin embargo, la Homeopatía -palabra grecolatina que procede de homio (semejante) y pathus (sufrimiento)- es en realidad una manera de tratar la enfermedad completamente distinta a la convencional o alopática que cuenta ya con más de 200 años de experiencia y cuyos medicamentos son preparados a partir de productos de los 3 reinos clásicos de la naturaleza: -El mineral. Como ejemplo podemos citar el arsénico, el mercurio, la plata, el oro, etc. -El vegetal. Gran parte de los medicamentos homeopáticos se preparan a partir de plantas. -El animal. Sirva como ejemplo que Apis se elabora a partir de la 207
  • 208. abeja y Lachesis con veneno de cobra. Hay que añadir que la Homeopatía tiene su propio cuerpo doctrinal en el que destacan dos pilares básicos: el principio de la similitud y el uso de diluciones. El primero indica que los pacientes con determinados síntomas pueden ser curados tomando las dosis adecuadas de aquellos productos capaces de provocar esos mismos síntomas. El segundo principio sostiene que el remedio homeopático conserva la actividad biológica de un producto incluso cuando éste es repetidamente diluido hasta la práctica desaparición física de cualquier rastro de molécula cuantificable del mismo. Una cualidad que es precisamente la que se utiliza como argumento para atacar los tratamientos homeopáticos al considerar algunos imposible que cantidades de ingredientes tan pequeñas -incluso insignificantes- puedan inducir cambios significativos en el organismo. Sencillamente, choca con los modelos farmacológicos clásicos. Sin embargo, una investigación realizada en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard -la Harvard Medical School- sobre el funcionamiento de las células T ponía de manifiesto la existencia de una regulación inducida por muy pequeñas concentraciones de la sustancia antígeno lo que puede servir como modelo para explicar por qué los productos homeopáticos tienen efectos terapéuticos. Como consecuencia de estos principios la Homeopatía cuenta hoy con una farmacopea completamente distinta a la farmacopea alopática. A fin de cuentas sus principios son diferentes pues el medicamento homeopático no obra mediante las leyes de la química o la bioquímica sino mediante la física de la energía vital. Cabe añadir -por su importancia- que el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM) de Cuba realizó un amplio análisis de la información existente en torno al tratamiento del cáncer con Homeopatía para lo cual utilizaron principalmente tres bases de datos -Medline, Cancerlit e IPA- en el período 1960-2000. Y en la investigación realizada a través de esas bases de datos bibliográficas que recopilan la información publicada en el ámbito internacional detectaron que la Homeopatía es utilizada con eficacia como terapia alternativa en los siguientes casos relacionados con el cáncer: -Refuerzo de células inmunocompetentes. -Tumores. -Fatiga y ansiedad producidas durante las diferentes fases de la enfermedad. -Ataques de pánico durante la quimioterapia del cáncer de mama. -Reacciones de la piel durante la radioterapia del cáncer de mama. -Espasmo muscular doloroso. Neoplasma de médula espinal. -Condrosarcoma de los dedos. -Toxicidad dermatológica y ulceraciones así como dermatitis provocada 208
  • 209. como efecto adverso en la quimioterapia con Paclitaxel. -Condiciones precancerosas, prevención de tumores postoperatorios, tumores operables e inoperables. -Carcinoma pulmonar. -Calidad de vida. -Tumores de la piel. -Leucemia linfática. PROPIEDADES Serían las inquietudes del doctor Udaquiola -Jefe de Sala de Autoválidos del Instituto Nacional de Oncología del Uruguay (INDO)- ante la necesidad de buscar nuevas vías de tratamiento que aliviaran y mejoraran la salud de sus pacientes -nos diría- las que le llevaría a investigar las propiedades terapéuticas de algunas de las hierbas de uso tradicional frecuentemente utilizadas en Uruguay. "Los médicos debemos tratar siempre de mejorar la calidad de vida del paciente porque no todo consiste en tratar el tumor, también que hay que contemplar al 'huésped'". El caso es que con el tiempo Udaquiola terminaría centrando su interés en tres plantas -el plántago, la carqueja y el romero- tras realizar numerosos preparados que fue probando en animales en la ciudad de Rocha con la colaboración del veterinario Carlos Julio Rodríguez, especializado en clínica médica y cirugía en animales. Hasta que finalmente se constató que la tintura madre elaborada a partir de las tres plantas mencionadas presentaba enormes propiedades antitumorales. "Hoy puedo afirmar -nos diría C. J. Rodríguez- que estamos frente a un poderoso ayudante en la eliminación de tumores. En muchos casos se ha logrado hasta la remisión total y en otros se ha logrado reducirlos para luego extraerlos mediante una simple operación quirúrgica. También hemos notado que en esos casos los animales no presentan recidivas posteriores". A la vista de los buenos resultados obtenidos Udaquiola decidiría configurar un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de diferentes áreas entre los que incluyó veterinarios, químicos, farmacéuticos, ingenieros agrónomos, biólogos y bioquímicos así como investigadores de diversos países que aunaron esfuerzos en busca de un mismo objetivo: el desarrollo terapéutico y comercial del Green Sap. Las primeras pruebas confirmarían lo que la práctica ya había constatado en animales: el producto tiene propiedades antioxidantes y actividad inmunoestimulante, antitumoral, colagoga -estimulante para la evacuación de la vesícula biliar- y hepatoprotectora además de provocar una sensible mejoría del estado general. Todo ello como resultado del efecto sinérgico entre los tres componentes del producto. Posteriores estudios de laboratorio realizados en el Centro de Estudios 209
  • 210. Farmacológicos y Botánicos" (CEFYBO) -entidad dependiente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Republica Argentina- confirmaron la existencia de ese efecto sinérgico entre las hierbas. Para ello se determinó el porcentaje de inhibición de la proliferación celular de la tintura madre (mezcla de las tres hierbas) y de cada tintura de extracto de hierba por separado, en distintas diluciones (operaciones sucesivas de reparto de la tintura en un vehículo inerte, generalmente el alcohol) En una primera fase de las pruebas pudo comprobarse un notable porcentaje de inhibición de proliferación celular en cada hierba por separado siendo el romero la que más destacó en este aspecto según los datos del equipo del doctor Udaquiola. En la segunda fase pudo comprobarse que, a iguales diluciones, eran mayores -en todos los casos- los efectos inhobitorios de la mezcla de las tres hierbas que el de las hierbas por separado. Comparando los efectos inhibitorios, la prevalencia de la sinergia de las tres plantas quedó especialmente de manifiesto en la dilución 1/500 (1cc de tintura, 499 cc de solvente, soporte para la dilución), proporción en la que los extractos de las hierbas por separado no provocan inhibición alguna mientras que la mezcla de las tres -a esa misma dilución- presenta un porcentaje de inhibición de la proliferación celular en la línea de células cancerosas del 51,7 %. Una vez comprobada la efectividad de la formulación de la tintura madre mediante experimentación con animales se trabajó en la búsqueda de los porcentajes adecuados de la mezcla con diferentes diluciones y solventes. La mezcla con mayor efecto terapéutico y nulos efectos secundarios resultó ser la realizada a 1/400 con un porcentaje de inhibición del 13'8%. La citada dilución equivale a una posología de 240 gotas por día o 12 ml. Otra de las grandes conclusiones obtenidas es que a las 48 horas el efecto de inhibición conseguido por la dosis terapéutica fue mayor que a las 24 horas lo que demuestra un efecto de acumulación -cinética de acumulación- que demuestra la capacidad antiproliferativa del producto impidiéndose el crecimiento tumoral. Eran datos que venían a completar los estudios que señalaban la capacidad de inducir la muerte celular a través de la interacción de los componentes del Green Sap con el ADN de las células tumorales. (Arizona, M. et al., 1985; Jorbis B. et al., 1988, Mangelli E. et al., 1996). También se pudo constatar la acción antitumoral de la hispidulina -principio activo presente en Green Sap- en ensayos realizados con roedores a los que se indujo tumores cancerígenos (Soickee H. y Leng Peschlow E., en 1987). Hay que agregar que los efectos biológicos de los componentes de Green Sap producen otros beneficios terapéuticos importantes. A nivel digestivo destaca la aportación de la carqueja, caracterizada por su 210
  • 211. actividad antiulcerosa en modelos ulcerosos inducidos por Indometacina cuyo mecanismo de acción se centraría en una menor movilización del calcio a nivel intracelular (Gamberini y Lapa A., 1992). También presenta una acción hepatoprotectora y colagoga demostrada gracias a sus flavonoides. El conjunto de los mismos demostró incrementar entre un 25% y un 100% el porcentaje de supervivencia de ratas intoxicadas con phalloidina en una dosis de 20 mg/kg vía intravenosa. EXPERIENCIA ACUMULADA Todo parece indicar que la acción contra el cáncer de este medicamento homeopático se centra -como en el caso de otros productos naturales- en su capacidad para provocar la apóptosis (muerte por suicidio de las células cancerígenas) y de refuerzo del sistema inmunitario del enfermo lo que se traduce rápidamente en una mejora de la calidad de vida del paciente. La casuística recogida ya en catorce países por el oncólogo Bernardo Udaquiola y distintos colegas homeópatas o practicantes de la medicina natural señala como principales indicadores de la mejoría de calidad de vida la estabilidad y mejora de los valores hematimétricos (parámetros que relacionan el índice hematocrito, la hemoglobina y el número de hematíes o glóbulos rojos), el incremento del apetito, el aumento del peso corporal, la disminución del tamaño de los tumores, una reducción de los efectos indeseables de la quimioterapia y la radioterapia, y el alivio del dolor. Como ocurre con todos los medicamentos homeopáticos -que no atacan enfermedades concretas sino que ayudan a cada individuo a alcanzar un equilibrio energético en su organismo que le permite recuperar la salud- Green Sap puede utilizarse en el tratamiento de diversas tipologías de cáncer. Según la doctora Araceli Tashjian, "las mejores respuestas de actividad antitumoral las hemos tenido con tumores de próstata, del sistema nervioso central y de mama". En cuanto al cáncer de mama, "el producto -nos diría- desvía el metabolismo de las células cancerosas provocando un suicidio celular o apóptosis que disminuye de forma notoria el tamaño del tumor y además la cantidad de células activas, algo que permite realizar tratamientos convencionales sobre un substrato menor por lo que la eficacia se multiplica". En lo que se refiere al cáncer de próstata el mecanismo de acción se concretaría a través de una triple vía: -Normalizando o disminuyendo el PSA, proteína (antígeno específico de la próstata) que aumenta su salida hacia el torrente sanguíneo a través de los vasos y tejidos linfáticos que pasan por la próstata en caso de presencia tumoral. 211
  • 212. -Logrando una disminución del tamaño de los tumores (lo que se constata tanto por tacto rectal como por exploraciones con ecografías). -Provocando cambios sobre la consistencia del tumor mediante una reversión en la estructura de la próstata. Además, la doctora Tashjian señala otro factor muy importante en estos casos: "Green Sap impide la formación de nuevas clonas tumorales que escapen al control del organismo y provoquen metastatización precoz, especialmente sobre la sustancia ósea ya que las metástasis prostáticas tienen avidez por el hueso. Por tanto, Green Sap ejerce una acción protectora a nivel óseo impidiendo la colonización de este sector. La exploración con centellograma óseo permite apreciar las diferencias entre tratamientos antes y después de tomar Green Sap. Además, mientras que la terapéutica tradicional hormonal tiene el riesgo de provocar patología trombótica ese es un efecto que con Green Sap no ocurre lo que redunda en beneficio del paciente al librarlo de posibles trombosis en los miembros inferiores". No son, en cualquier caso, los únicos tipos de cáncer sobre los que actúan las gotas. "Cincuenta pacientes con cáncer colorectal inoperable -nos contaría la doctora Tashijian- recibieron tratamiento con Green Sap en el curso de su padecimiento. Los resultados mostraron incremento en la cantidad de anticuerpos granulositos y linfocitos con mejoramiento de la inmunidad celular a corto plazo, el mejoramiento clínico y el incremento del tiempo de supervivencia. Los resultados en algunos casos mostraron que la terapia produjo reacciones granulomatosas, fibroblásticas e inflamación con calcificación global y necrosis del tumor. Estos cambios son comparables a los vistos en la regresión espontánea del tumor y se considera como la expresión de una respuesta huésped natural a la invasión del tejido neoplásico. En este caso, como en el de otros cánceres operables, Green Sap se mostró beneficioso para disminuir el estrés en aquellos pacientes que sufrieron cirugía." También existen experiencias a tener en cuenta con casos de linfoma de Hodgkins: "En un intento de fortificar el rechazo de defectos inmunológicos -nos resumía Tashjian- Green Sap fue empleado en un programa en el que participaron 36 pacientes afectados por la linfogranulomatosis (enfermedad de Hodgkin) que también mostraron otros desórdenes inmunológicos. Pues bien, se obtuvo un incremento en los parámetros de inmunidad y un índice de 2 años de supervivencia en el 93.8% de los casos comparado con entre el 70- 80% de los casos tratados con radiación y quimioterapia". EL TRATAMIENTO Debemos agregar que los pacientes comienzan a experimentar mejoría tras tomar Green Sap rápidamente, según nos aseguró Bernardo 212
  • 213. Udaquiola. "Depende de cada caso -nos diría- pero ya en los primeros días la persona se siente más aliviada y a los pocos días nota que está mejorando puesto que las células cancerosas comienzan a morir y a ser eliminadas del organismo. En cuanto a la enfermedad de fondo se han logrado muy buenos resultados hasta en un 80% de los casos lográndose la desaparición o reducción casi total de tumores. Hay que destacar también la mejoría en la calidad de vida. La mayoría vuelve a trabajar y a hacer una vida normal. Eso sí, hay que tener cuidado porque se recomienda mantener un tratamiento de mantenimiento para evitar futuras recaídas". Finalizamos explicando que el tratamiento se aplica en tres grandes etapas: -Una primera, que constaría de dos fases: la de Asimilación -en la que se confirma la buena aceptación del medicamento por el organismo y cuya duración esta fijada en un mes- y la de Contención -con una duración de aproximadamente tres meses de tratamiento intensivo al final del cual se realiza un estudio minucioso del paciente y su evolución hasta ese momento. -Una segunda etapa en la que suelen llegar los resultados más significativos con: a) La posible desaparición parcial de los tumores. En estos casos el paciente toma una dosis de mantenimiento de 30 gotas dos veces al día media hora antes de las comidas. b) La posible reducción parcial del tumor o, en caso de metástasis, la desaparición de algunos tumores y la reducción de otros. En estos casos se mantiene la dosificación y tras otros cuatro meses de tratamiento se vuelven a realizar nuevos estudios. c) La desaparición total de la sintomatología y la remisión clínica completa, sin rastros de células malignas. Empero, ni siquiera en tal caso se suspende el tratamiento. Se mantiene una dosis de precaución y prevención para posibles recidivas de treinta gotas por la mañana en ayunas, una vez al día. -Finalmente, la tercera etapa -denominada de Mantenimiento- es la que alcanza el paciente cuando se siente curado. Deberá tomar una única dosis diaria durante al menos 6 meses. El desarrollo del producto sigue adelante. Precisamente en abril se presentarán los resultados obtenidos hasta el momento ante un nutrido grupo de oncólogos convencionales. Mientras, los ensayos de investigación -tanto in vitro como en vivo- continúan.". (XXII) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON ANTIVÍRICOS Y ANTIOXIDANTES 213
  • 214. La combinación de un potente antivírico (Viusid) y un complejo antioxidante con efectos antitumorales (Ocoxin), -ambos de enorme eficacia al haber sido sometidos sus componentes a un singular proceso de activación molecular con campos eléctricos potenciando con ello miles de veces sus cualidades terapéuticas- está permitiendo obtener grandes resultados en el tratamiento de numerosos procesos oncológicos. Algo que es posible merced al descubrimiento de que los virus son la causa de determinados tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud casi el 20% de los cánceres son producidos por virus. Y esa cifra recoge sólo aquellos casos cuya relación está completamente comprobada. Porque hoy son cada vez más los equipos científicos que empiezan a plantear que la relación entre virus y cáncer podría darse en realidad entre el 50 y 80% de los casos. Los datos van llegando a cuentagotas a la comunidad científica y aún con más lentitud al resto de los interesados... pero no cesan. No hace muchos meses el Journal of Clinical Cancer Research recogía los resultados de una investigación realizada en la University of New South Wales de Sydney (Australia) según la cual una variante de un virus mamario presente en los ratones (MMTV) fue hallado en los tejidos enfermos de cerca de la mitad de las mujeres con cáncer de pecho que participaron en el estudio. La variante humana del virus (HHMMTV), en cambio, apenas se encontró en los tejidos sanos y es similar en un 90% al virus causante del 95% de los virus mamarios en ratones. Confirmaba así la relación entre el HHMMTV y el cáncer de mama que fue establecida por primera vez en la Mount Sinai School of Medicine de Nueva York en 1995. Se trata tan sólo de un ejemplo de la continua investigación en el campo de la relación virus-cáncer pero además explica por qué se avanza tan despacio en este ámbito. Y es que los dos centros citados son los únicos a nivel mundial que están hoy trabajando en esta línea de investigación... a pesar de que el microbiólogo, farmacéutico y veterinario español Fernando Chacón, creador del Bio-Bac, se adelantó a ellos en varias décadas. ¡Y lo tiene 214
  • 215. publicado hace tiempo aunque es evidente que nadie parece haber leído sus trabajos. En general todos asociamos la palabra virus con enfermedad... y no es para menos. La pandemia de gripe de 1918 (30 millones de muertos), la viruela, la tuberculosis, el SIDA, las fiebres hemorrágicas, el síndrome respiratorio agudo severo… Pero es ahora cuando la relación de los virus con el cáncer comienza a ser cada vez más evidente aunque todavía se esté al inicio de explicar las posibles formas de interacción (salvo en el caso del mencionado investigador español). Los nuevos investigadores en este campo creen que pueden ser causa directa -como parece ocurrir en el caso del VIH- pero también aceptan que en otros casos no sean más que cofactores. De esta manera, incluso virus comunes que habitualmente no causan tumores -según informó ya la revista Science en 1961- podrían actuar como catalizadores en la aparición de determinados cánceres. Al combinarse con determinadas sustancias cancerígenas presentes en cantidades muy pequeñas como para iniciar un proceso cancerígeno convertirían a éstas en activas provocando la aparición de tumores cancerígenos. Pero los virus también pueden ser de naturaleza exógena y llegar a nosotros por contagio o formar parte de nuestro propio organismo. De hecho, un experto virólogo como Luc Montagnier, codescubridor del virus del SIDA, ha señalado el peligro subyacente en ese despertar de virus presentes en nuestro organismo desde la noche de los tiempos: "Hoy día solamente conocemos una mínima parte de los virus que hay en nuestro planeta. En mi opinión, los virus más peligrosos se encuentran en nuestro organismo: son los retrovirus y están agazapados en nuestras células y en nuestros cromosomas. Invisibles, esos retrovirus acompañan a nuestra especie desde hace miles de años y si se activaran podrían provocar todo tipo de infecciones, tumores y enfermedades". VIRUS Y CÁNCER Cabe añadir que resulta una enorme paradoja que los virus no estén considerados seres vivos a pesar de su enorme influencia en nuestra salud. Y no se consideran seres vivos porque según una de las definiciones más aceptadas se trata de genes empaquetados en complejos proteicos capaces de infectar células y sólo dentro de ellas pueden reproducirse. Es decir, un virus no constituye una célula y por sí misma una partícula viral (virión) no puede reproducirse; necesitan forzosamente de una célula. Los virus están compuestos únicamente por una cápsula proteínica que contiene su ADN o ARN (moléculas de ácido nucleico que determinan las características de cada ser vivo). Cuando el virus entra en contacto con una célula puede insertar su material genético en dicha célula huésped y una vez que la invade 215
  • 216. entra en una de dos fases: permanece inactivo en la célula huésped y no la afecta o se apropia de la célula huésped y la utiliza para reproducir más virus. El material genético del virus se apropia de las funciones celulares y controla el proceso reproductivo, ordena a la célula huésped que elabore proteínas y copias de DNA o RNA virales produciéndose muchos más virus en el interior de la célula huésped. Al concluir ese proceso reproductivo la célula huésped muere y los virus recién producidos salen a infectar otras células. Por tanto, desde la sombra pueden estar contribuyendo decisivamente a la aparición constante de nuevos tumores. El doctor Bruce Johnson -del Dana Faber Cancer Institute de Boston-, durante la jornada inaugural de un congreso dedicado a las relaciones entre el cáncer y los virus -The Virus-Cancer Link: Examining the Role of Viruses in the Development of Cancer- señaló dos razones fundamentales para asociar ambos términos: "La primera es que el número de virus y agentes infecciosos que tienen directamente relación con el cáncer está aumentando. La segunda es que el número de tejidos y el número de lugares donde surgen los cánceres también está en aumento. Probablemente, y más importante, hay distintos tipos de cáncer que son causados en parte por una etiología infecciosa que juega un papel fundamental en la patogénesis. Esto supone plantear contra el cáncer intervenciones diferentes a la de nuestros habituales medicamentos quimioterápicos". No es fácil -ni mucho menos- concluir que un cáncer es causado por un virus o está directamente relacionado con éste. Pero, a pesar de todas las dificultades, sí están ya establecidas un número de relaciones exactas entre virus y cáncer. Y un número creciente están bajo investigación. Los continuos avances en la genética y el desarrollo de la tecnología conducirán inevitablemente a un mayor número de cánceres relacionados con virus. Las relaciones virus-cáncer establecidas hasta hoy incluyen: - Los virus de la hepatitis B (HBV) y C (HCV) en el cáncer de hígado. Cerca del 82% de los mismos tienen al parecer origen vírico. - El virus HTLV-1 en leucemia/linfoma de células T en adultos - El virus del herpes 8 (HHV-8) en el Sarcoma de Kaposi - El virus Epstein-Barr (EBV) en el cáncer nasofaríngeo, linfoma de Hodgkin's y algunos que no son del tipo Hodgkin. - Los virus VPH-16, VPH-18, VPH-31 y VPH-45 del papiloma humano puesto que originan hasta el 95% de los cánceres cervicouterinos. Otros estudios recientes indican también que estos virus podrían estar relacionados con el cáncer oral. Algunos otros virus se encuentran actualmente bajo investigación por su posible relación con la aparición de un determinado cáncer: Son estos: 216
  • 217. - El virus HCV en algunos linfomas no Hodgkin - El virus implicado en la leucemia linfoplástica aguda en niños - Polyomavirus y múltiples cánceres: - El virus JC en cáncer de cerebro y colon. - El virus BK en cáncer de cerebro. - El virus SV 40 en cáncer de cerebro, pituitaria, hueso y tiroides, linfoma no-Hodgkin y mesotelioma (una forma de cáncer de pulmón). - El virus MMTV en el cáncer de pecho Lo que a todos los investigadores les parece indiscutible es que la posible presencia de algunos tipos de virus y la aparición de un cáncer se incrementa en individuos con el sistema inmune deprimido, incluyendo individuos con el virus del SIDA, destinatarios de órganos trasplantados que toman immunosupresores para prevenir el rechazo del trasplante e individuos con distintos trastornos del sistema inmune heredados o producidos por circunstancias físicas (mala alimentación, conductas de riesgo, presencia de contaminantes en el entorno..) o psicológicas (depresiones, trastornos emocionales, traumas psicológicos…) ACTIVACIÓN MOLECULAR Los grandes laboratorios trabajan simplemente con las expectativas de desarrollar vacunas que permitan proteger o retardar la progresión del cáncer y que, de paso, generen miles de millones con el desarrollo de las patentes. Sin embargo, hay otro tipo de soluciones más inmediatas, naturales, científicamente contrastadas y mucho más asequibles al bolsillo que están ofreciendo significativos resultados en el tratamiento del cáncer de origen viral. Por ejemplo, muchos años de investigación y ensayos científicos en distintas partes del mundo han permitido a Laboratorios Catalysis la elaboración de dos suplementos nutricionales, complementarios del tratamiento para el cáncer: el Viusid y el Ocoxin. Cada uno de los cuales cumple con dos funciones diferentes: el Viusid posee una poderosa acción antiviral e inmunoestimulante, imprescindible para actuar como complemento de los tratamientos convencionales -quimioterapia, radioterapia y cirugía- que por naturaleza son inmunodepresores; y el Ocoxin aporta el restablecimiento de la función de apóptosis celular -muerte celular programada que las células cancerígenas desconocen- y la obstaculización del proceso angiogénico o de creación de nuevos vasos sanguíneos para la alimentación del tumor. Ambos productos, a su vez, aportan aminoácidos que permiten reforzar el colágeno intercelular para tratar de evitar la invasión de las células vecinas y completan su acción con aminoácidos encargados de la producción de antioxidantes que bloqueen los radicales libres, tan perjudiciales para nuestro organismo. 217
  • 218. Claro que tantas posibilidades en unos productos naturales que se venden como suplementos nutricionales sólo son posibles gracias a la utilización en su elaboración de un proceso científico especial de "activación molecular" que permite multiplicar hasta diez mil veces en algunos casos el potencial eléctrico de una molécula y su capacidad antioxidante. El proceso es creación de un investigador español, el doctor Antonio Martín González, vinculado durante más de 40 años al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que en cualquier país hubiera supuesto una auténtica revolución científica. Curiosamente la idea nace de la observación de la propia Naturaleza. En ella la clorofila funciona como un panel eléctrico que recibe fotones y los transforma en electrones que acumula en una batería eléctrica para poner en marcha la formación de glúcidos. Y a partir de ahí nació el planteamiento inicial: aumentar la energía natural con electrones. La activación molecular consiste, explicado de manera muy simple, en pasar una corriente eléctrica en un reactor donde está la formulación previamente estudiada para la aplicación que se va a llevar a efecto. A través de esa corriente se dota a las moléculas que ya tienen una carga eléctrica -es decir, poder antioxidante- de mayor número de protones -es decir, de electrones de carga positiva (antioxidantes)- y, por tanto, más capacidad mayor para bloquear a los radicales libres (de carga negativa) capaces de dañar primero a las células, después a los órganos y finalmente a nuestra salud provocando todo tipo de enfermedades y contribuyendo de forma definitiva a nuestro envejecimiento. Pues bien, esta capacidad de ofrecer efectos muy superiores a lo esperado en dosis bajas es la que ha permitido a estos productos seguir manteniendo su condición de suplementos nutricionales. Fuentes del propio laboratorio han reconocido a esta revista que a pesar de haber tenido alguna propuesta oficial para tratar de conseguir el reconocimiento de los productos como medicamentos hasta el momento se ha desechado tal posibilidad. "Es un proceso largo, incierto y muy costoso. A pesar de no ser obligatorio nosotros realizamos ensayos científicos con todos nuestros productos pero probablemente nos exigirían muchos más y nadie garantiza nada, máxime teniendo en cuenta que nos metemos en el terreno de las grandes farmacéuticas al abordar enfermedades como el sida, el cáncer o la hepatitis. Tenemos además el factor multicomponente, la mayoría de los cuales no se pueden patentar. Son tratamientos al alcance de los pobres porque son tratamientos relativamente económicos. Así que tampoco le interesa a la industria farmacéutica grande que se desarrolle este tipo de productos y mucho menos como medicamentos. Por tanto, tendríamos mil incertidumbres marcadas. Lo peor del caso es que si siguen dando los resultados que hasta el 218
  • 219. momento están dando atentarán seriamente contra los intereses del statu quo. Desde ese punto de vista, hemos decidido que sean suplementos nutricionales y ser cabeza de ratón". Una condición, cabe decir, que no ha impedido que sean los propios médicos los que vayan divulgando las posibilidades de estos productos. Así, médicos cubanos presentaron el pasado mes de marzo los resultados de un estudio realizado por el equipo del doctor Raimundo Llanio -uno de los más prestigiosos especialistas de la Gastroenterología a nivel mundial- sobre hepatitis y los resultados de la terapia combinada con Viusid han sido tan prometedores que fueron poco después presentados en un congreso mundial sobre hepatología en Brasil y se van a presentar el próximo 24 de mayo en el congreso que se va a celebrar en la Academia de Hepatología Norteamericana, con mención de honor. Y lo mejor es que Ocoxin y Viusid son dos productos naturales que no tienen contraindicaciones y cuyos componentes tienen tras de sí una amplia bibliografía científica EL VIUSID Del Viusid hablamos ya extensamente en el número 57 correspondiente a Enero (léalo si no lo hizo en www.dsalud.com) explicando que uno de sus principales componentes es el ácido glicirrínico -que se extrae de la raíz del regaliz- siendo el que lo dota sobre todo de su gran capacidad antiviral, especialmente frente a los virus hepatotropos, a la familia de los herpes que -son ocho-, a los virus de la influenza A o B (la gripe) e, incluso, frente al VIH. Además el ácido ascórbico, el ácido málico y el sulfato de zinc y los aminoácidos presentes en el producto aportan capacidad antioxidante frente a los radicales libres, directamente asociados en la literatura científica con el cáncer. Está constatado que los antioxidantes pueden disminuir la mutagénesis y, por tanto, la carcinogénesis mediante la disminución del ADN dañado por la oxidación. El Viusid aumenta además el número de CD-4 y CD-8 -éstas, últimas llamadas "células asesinas"- lo que supone una potenciación considerable de nuestras defensas y de control de las enfermedades oportunistas, algo que le convierte en un elemento esencial para ser coadyuvante de los agresivos tratamientos utilizados en la actualidad contra el cáncer. En el Centro Oncológico del Ministerio de Salud de la República de Uzbekistán, por ejemplo, el Viusid fue utilizado en 69 pacientes con distintos tumores malignos (cabeza y cuello de útero, linfoma maligno del sistema locomotor, carcinoma colorrectal, carcinoma de estómago, de esófago, de pulmón, de hígado, de tiroides, de glándulas mamarias y del sistema urinario). Los pacientes estaban incluidos entre los 6 y 219
  • 220. 78 años. El Viusid fue aplicado sólo y combinado con quimio y radioterapia después de la cirugía. Las conclusiones del estudio fueron que el Viusid, combinado con la aplicación de las terapias convencionales, reducía los síntomas de debilidad, las náuseas y el dolor de cabeza así como la total desaparición de vómitos. En suma, demostró ser un potente inmunoestimulador capaz de proteger de los efectos adversos de la quimio y la radioterapia posibilitando así una mejor rehabilitación y recuperación del paciente en el período pos- operatorio. EL OCOXIN La primera contribución del Ocoxin en el tratamiento del cáncer es restablecer el mecanismo de suicidio propio de la célula, la llamada apóptosis celular. Cuando ese mecanismo queda anulado la célula se multiplica indefinidamente, se convierte en invasiva y tras atravesar el tejido interconectivo se propaga alterando el mecanismo celular y creando lo que conocemos como tumor. ¿Y cómo actúa? Pues preferentemente gracias una sustancia natural: el té verde. Tanto en la bibliografía de Oriente como en la de Occidente son numerosos los estudios sobre la acción antitumoral del té verde debido a los polifenoles que contiene. Propiedades anticancerígenas, antioxidantes y antimutagénicas que son atribuidas concretamente al Epigalocatequin-Gallate (EGCG), el mayor polifenol presente en el té verde. Un reciente estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Kyushu -en Fukuoka (Japón)- y publicado en la revista Nature Structural & Molecular Biology' muestra que ese polifenol se une a una proteína en la superficie de las células cancerígenas y frena su crecimiento. En una publicación de la revista Nature en 1997 el investigador J. Jankun -de la Facultad de Medicina de Ohio (EEUU)- verificó que ese mismo polifenol puede inhibir la actividad de la uroquinasa, una enzima fundamental para que el tumor se extienda y provoque metástasis. Además se comprobó que no provoca efectos secundarios dañinos lo que permite administrarla en grandes dosis sin perjudicar al enfermo. También el investigador japonés Sadzuka, en su publicación Modulación de quimioterapia del cáncer con té verde, menciona las propiedades de la infusión para aumentar la eficacia del tratamiento. En resumen, diversas investigaciones han demostrado las propiedades del té verde en la prevención del cáncer de pulmón, esófago, páncreas, hígado, mama, próstata, piel, boca y colon. Sin olvidar que las catequinas de ese polifenol son más potentes para bloquear los radicales libres que incluso las vitaminas C y E. Hay que agregar que junto a los extractos del té verde destacan en la 220
  • 221. composición del Ocoxin el ácido cinámico -que además de tener una acción antimicrobiana y antifúngica comprobada juega un importante papel en la inhibición del crecimiento tumoral. La actividad antitumoral del Ocoxin como producto fue estudiada en el Departamento de Inmunología Patológica del Hospital Universitario San Carlos de Madrid tras ser inyectadas en ratones 700.000 células de carcinoma ascítico de Ehrlich. Los resultados demostraron cómo los tumores de los ratones del grupo de control crecían más que los de los ratones tratados con Ocoxin. POR ESTUDIOS QUE NO QUEDE Debemos explicar que la actual situación de la investigación internacional apenas permite experimentar con productos naturales en pacientes con cáncer en fase no terminal con la excusa de que no sería ético privarles de los tratamientos convencionales. De ahí que los estudios realizados hasta el momento con la toma conjunta de Ocoxin y Viusid -lo mismo que pasa con otros productos- se tenga hoy que hacer siempre como tratamiento complementario de los convencionales. Y aún así se podido constatar -una y otra vez- que la combinación Quimioterapia-Ocoxin-Viusid es mucho más efectiva que la simple administración de la quimioterapia. Un estudio realizado el año 2001 en la Universidad de Medicina de Tomsk, en Siberia, con pacientes de carcinoma de estómago e intestino grueso recoge en sus conclusiones lo siguiente: "En este estudio clínico, con 20 pacientes con cáncer de estómago y 20 con cáncer de intestino grueso, se demuestra la gran eficacia del Viusid y Ocoxin en contraste con los resultados conseguidos con la quimioterapia sola… Los antioxidantes activados contenidos en el Viusid y el Ocoxin anulan los desastrosos efectos de los compuestos oxidantes merced a su alto contenido de electrones capaces de recuperar todos los órganos vitales del ser humano, recuperando el glutation celular perdido por los tumores, infecciones virales, diabetes e, incluso, compuestos altamente peligrosos como el CIS-Pt (cisplatino)" También ese mismo año, en el Instituto de Immunopatología de la Russian Academy of Natural Sciences Research de Moscú se realizaron investigaciones con animales sobre la toma conjunta de Viusid y Ocoxin en distintas enfermedades oncológicas. Y ambos productos mostraron buenos resultados sobre el melanoma B16, el modelo de carcinoma de pulmón de Lewis y el modelo de leucemia P-388. En el capítulo de resultados, el apartado 8 revela: "Los tests clínicos demuestran el efecto inmunomodulador y hemo-hepatoprotector del Viusid + Ocoxin en pacientes con tumores gastrointestinales que reciben terapia citostática (Ciclofosfano + 5-Fluorouracil) en período 221
  • 222. postoperacional que, indudablemente, se refleja en un incremento de la calidad de vida de los pacientes". El apartado 9 asume también claramente la presencia de efectos antitumorales en la combinación de ambos productos y el 10 se refiere ya a la aplicación de los productos como monoterapia en pacientes con la enfermedad en un estado IV: "La aplicación de la combinación Ocoxin + Viusid -se dice- muestra una mejora de los parámetros hematológicos e inmunológicos a corto plazo". El estudio realizado en Moscú recomienda al final profundizar en la investigación combinada con citostáticos con estudios más amplios a la vista de que "debido a sus efectos inmunomoduladores y antioxidantes los productos fortalecen los efectos antitumorales de la terapia básica e incrementan la calidad de vida de los pacientes". Las mismas constantes pueden apreciarse en estudios posteriores. El capítulo del informe dedicado a las conclusiones de los estudios realizados en el Instituto Oncológico de Bucarest y en el Hospital Clínico de la Policía sobre la eficacia terapéutica del combinado de ambos preparados en el tratamiento de enfermedades neoplásicas sirve como resumen general del resto de estudios sobre lo que cabe esperar de estos productos: "El tratamiento de Ocoxin + Viusid prueba su eficacia como una modalidad de tratamiento asociada al tratamiento oncológico complejo a corto y medio plazo con las ventajas siguientes: -Fácil administració y buena aceptación por los pacientes. -Mejoría significativa del tono pisco-emocional de los pacientes. -Mejoría significativa del estado general con un aumento del índice de Karnfsky. -Mejoría del gráfico de evolución del peso, especialmente en los grupos tratados con Ocoxin + Viusid. -Disminución de la incidencia de leucopenia durante la irradiación; el aumento evidente de la resistencia del paciente sometido a un tratamiento oncológico agresivo, con mejor tolerancia. -Disminución en el tamaño del tumor en un porcentaje netamente superior en los grupos bajo tratamiento con Ocoxin + Viusid. -Evolución favorable de la enfermedad a corto plazo en un porcentaje más significativo en los grupos bajo tratamiento Ocoxin + Viusid. El índice de supervivencia a 6 meses de los pacientes tratados conjuntamente con Viusid y Ocoxin fue del 100% mientras en el grupo que sólo recibió quimioterapia ese porcentaje fue del 80% al final del estudio. Los resultados a corto plazo justifican nuestras esperanzas en el tratamiento con Ocoxin + Viusid pero teniendo en cuenta la evolución y el seguimiento del paciente oncológico consideramos que el análisis de los efectos del tratamiento durante un período más largo (1-2 años) permitiría una evaluación más correcta de sus beneficios" 222
  • 223. Terminamos diciendo que hay más estudios con resultados similares a disposición de los escépticos. Fuentes del laboratorio nos confirmarían además que con el apoyo necesario de las autoridades sanitarias estarían dispuestos a realizar ensayos de largo alcance pero hasta el momento la Administración se ha mostrado ciega y sorda. Mientras, los oncólogos pasan de recomendar estos productos, ni tan siquiera como parte complementaria de la terapia tradicional. Y, sin embargo, el tiempo corre en contra de los enfermos. Para nosotros está claro: los productos están ahí, son naturales, no tienen contraindicaciones y cuentan con avales científicos suficientes. El resto lo hará el boca a boca. (XXIII) ELECTROTERAPIA CONTRA EL CÁNCER Un innovador sistema de electroterapia permite destruir tumores mediante la exposición a una corriente eléctrica capaz de poner en marcha en el interior de las células tumorales mecanismos biológicos y electroquímicos destinados a destruir la masa tumoral. Los tejidos cancerígenos presentan propiedades bioeléctricas diferentes a los sanos como son una mayor conductividad, una inversión del potencial eléctrico a través de la membrana celular, un elevado pH intracelular y una disminución del pH extracelular. Pues bien, teniendo ello en cuenta la aplicación de corrientes eléctricas sobre el tumor permite obtener magníficos resultados en la recuperación y destrucción selectiva de tejidos cancerígenos. Muchos enfermos de cáncer han superado su enfermedad sin recurrir a los tres tratamientos oficialmente "aceptados" por la mayoría de los oncólogos -cirugía, quimioterapia y radioterapia- gracias a que no se dejaron llevar por el pánico tras el diagnóstico y se negaron sin 223
  • 224. reflexionarlo antes a someterse a tratamientos tan agresivos y de escasa efectividad en la mayoría de los casos. Personas que decidieron primero informarse adecuadamente antes de dar un solo paso y buscar nuevos diagnósticos y vías de solución. Y no se trata -como algunos pretenden hacer creer- de "personas desesperadas que se dejan engañar por embaucadores que se aprovechan de su angustia". Por el contrario, quienes hoy recurren a las medicinas complementarias y se informan de los tratamientos alternativos a los que ofrece la medicina alopática, farmacológica o convencional -tanto en casos de cáncer como en cualquier otra patología- son mayoritariamente personas de nivel económico y cultural alto o medio-alto. Es decir, personas con preparación que han desmitificado a la Medicina y a los médicos, han reflexionado sobre los paupérrimos resultados de los tratamientos oficiales en cáncer y son capaces de entender que donde no hay certeza absoluta ni garantías de nada... se debe estar abierto a nuevas explicaciones y soluciones a la enfermedad y, por tanto, a la esperanza. Y es que en estos tiempos de monopolio farmacológico en la literatura médica cada vez se impide la publicación de más investigaciones mientras otras que consiguen salir a la luz se someten al imperio del silencio cuando no al del descrédito organizado. Afortunadamente esa operación cada vez les resulta más difícil a sus instigadores. Hoy, quien busca encuentra. Es más, nuestro Ministerio de Sanidad y Consumo -que dicen es un servicio público de interés general aunque en realidad ha estado siempre al servicio de la gran industria farmacéutica- debería encabezar de una vez por todas la puesta en marcha de mecanismos que permitan acceder a nuestros enfermos a las terapias alternativas, muchas de las cuales se sufragan ya por la Seguridad Social en otros países de la Unión Europea. Es el caso de la Electroterapia, de la que nos ocupamos en esta ocasión y cuya eficacia fue ya contrastada en Alemania, Austria, Suecia, China y Suiza hace años. Y no estamos hablando de un tratamiento para cualquier dolencia sino de un método de tratamiento para el cáncer. ¿Por qué en España, pues, no se aplica? LA EXPERIENCIA DE LAURENT SCHIDLER A Simone, esposa de Laurent Schidler -un ciudadano francés que vive en España desde hace 15 años- se le descubriría en la primavera de 1996 un cáncer en la mama derecha. Más concretamente un carcinoma ductal in situ (DCLIS), un tumor maligno encapsulado que no invade los tejidos adyacentes. Tras extirparlo quirúrgicamente la zona sería sometida a continuación a diversas sesiones de radioterapia y meses después las pruebas analíticas parecieron indicar que el problema había desaparecido. Sin embargo, no era así. A pesar de un 224
  • 225. seguimiento exhaustivo cada semestre mediante mamografías y ecografías en el 2002 se detectó en el pecho izquierdo una mancha sospechosa. La biopsia sería concluyente: carcinoma infiltrante. Y el consejo médico, apremiante: había que operar de inmediato. Sin embargo, algo había cambiado. Los años transcurridos habían servido a Laurent para estudiar mucho de lo que se había publicado sobre cáncer llegando al convencimiento de que los protocolos de la oncología convencional no son a menudo la mejor respuesta al cáncer así como para saber que existen numerosas alternativas de tratamiento. Y él y su mujer optaron por rechazar la combinación cirugía-quimio-radio y buscar nuevas vías. Lo primero que hicieron fue buscar un nuevo diagnóstico con una tecnología más segura y avanzada: la Tomografía por Emisión de Positrones (PET). Una tecnología de la que sólo disponen 23 centros en España, más de 100 en Alemania -y no todos públicos- por lo que decidieron no aguardar su turno en la larga lista de espera existente y viajaron a Alemania. Allí la PET permitiría descubrir que el diagnóstico era aún peor: no había uno sino tres tumores y, además, los ganglios estaban afectados. Se trataba de un carcinoma lobular infilitrante, multifocal y muilticéntrico. Conocedores ya de la existencia de la Electroterapia, decidieron probar con ella y la mujer se sometería en Colonia a cuatro sesiones entre febrero y marzo. Si bien este tratamiento se reembolsa por algunas cajas de la Seguridad Social en Alemania, ni la Seguridad Social española ni el seguro privado de los Schidler quisieron hacerse cargo del mismo. En mayo, de regreso en España, una nueva PET dejaría boquiabiertos a los médicos. "No existen -decía el informe de la prueba- lesiones hipermetabólicas focales que sugieran la existencia de enfermedad tumoral. En relación con el estudio PET previo de Enero de 2003 (el de Alemania) se observa la desaparición de las lesiones hipermetabólicas descritas en el tejido mamario izquierdo. No se observa tampoco actividad patológica en área axilar así como en ambos pulmones. (El resto del cuerpo, igualmente negativo)." Es evidente que el contacto de Laurent y su esposa Simone con la Electroterapia no podía haber sido mejor. LA ELECTROTERAPIA ¿Y qué es la Electroterapia? Pues se trata de un método que intenta mediante la aplicación de pequeñas corrientes eléctricas acabar con el tumor y devolver a la normalidad el campo energético del órgano afectado. Pero hagamos un rápido descenso a nuestro interior para entenderlo mejor... Nuestro organismo es un complejo universo de billones de células agrupadas en órganos y sistemas que funcionan de acuerdo a patrones 225
  • 226. de comportamiento previamente establecidos, probablemente desde la noche de los tiempos. Nuestras células están compuestas de billones de moléculas y átomos siendo éstos -dicho de forma simplificada- enormes "espacios vacíos" donde un núcleo formado por protones y neutrones se encuentra rodeado de electrones que giran a su alrededor con cierta velocidad y vibración como si de un sistema solar en miniatura se tratara. Tan "vacío" es el universo de un átomo que si su núcleo tuviese el tamaño de una pelota de tenis el electrón más cercano se hallaría ¡a un kilómetro de distancia! Siendo el número de protones (carga positiva) y de neutrones (partículas sin carga) lo que singulariza cada átomo frente a los demás. A su alrededor, producto de la interacción eléctrica causada por la atracción, giran los electrones (cargas negativas) en órbitas específicas características de cada átomo. En suma, un átomo es un sistema eléctrico que genera un campo electromagnético. Lo que implica que todo átomo se relaciona con los demás y con el entorno mediante impulsos eléctricos. Y otro tanto ocurre con los conjuntos de átomos que dan lugar a las moléculas, células, tejidos y órganos. Todo ser vivo, en definitiva, posee un campo electromagnético propio. Campo que cuando se desequilibra -lo que puede deberse a muy diversas causas- genera las disfunciones que llamamos enfermedades. Dicho esto debo agregar que ya en 1941 -en plena Segunda Guerra Mundial- el científico Albert Szent Gyorgyi -Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1937 por sus descubrimientos sobre el ácido ascórbico (vitamina C) y sus investigaciones sobre la actina, una proteína muscular- descubriría la relación entre las enfermedades degenerativas y el potencial eléctrico de la membrana celular. Encargada de separar el interior de la célula del exterior, la membrana posee un determinado voltaje conocido como "potencial de membrana" que viene determinado por la concentración de iones (átomos con carga eléctrica) situados a ambos lados de la misma. La membrana presenta una polaridad positiva en su cara extracelular y negativa en su cara intracelular con un potencial de membrana del entorno de los -90 miliV en situación de reposo y estado saludable. Estos datos de Gyorgyi serían confirmados en 1986 por R. Bingelli y C. Weinstein quienes establecieron la siguiente clasificación: " Potencial de la membrana de la célula: desde -100 miliV hasta 0 mV. " Células sanas no proliferantes: entre -100 y -75 miliV. " Células alteradas pero benignas: entre -75 y -35 miliV. " Células tumorales cancerosas: entre -35 miliV y -5 miliV. Estos resultados han sido recientemente confirmados por el grupo de Paul Roepe en Estados Unidos que además ha demostrado que la despolarización de la membrana celular en las células cancerosas es la 226
  • 227. causa principal de la resistencia de las células cancerosas a los agentes quimioterapéuticos. EL PÁNICO CELULAR A esto hay que añadir que entre las últimas aportaciones a este campo de investigación destaca la del físico e investigador griego en el campo de la respuesta biológica a los campos electromagnéticos Panos T. Pappas quien tras diez años de estudios sobre el comportamiento bioeléctrico celular concluiría que "el cáncer se produce en un estado extremamente bajo de energía celular manifestada por un potencial de membrana de -15 milV que provoca una cadena de funcionamientos defectuosos específicos de la célula y un estado general de isquemia (falta de oxígeno) en el organismo". Pappas sostiene que cuando una célula está en ese estado de bajo potencial -por debajo de -15 milV- comienza su división como respuesta natural para intentar sobrevivir. "Luego, la crisis de energía de un área pequeña de células -sostiene Pappas- se difunde o extiende a un área más amplia debido al principio más básico y fundamental de la física: el principio de la conservación de energía y el principio de conservación de la materia". Crisis de energía que, según el investigador griego, es lo que da lugar a una serie de reacciones que dan lugar al desarrollo del cáncer. En suma, para llegar al cáncer se da el siguiente proceso: " Un potencial de membrana bajo. " La acumulación de iones de sodio dentro de la célula (hypernatremia). " El aumento de la unión de moléculas de agua con moléculas de sodio en el interior de la célula. " La inflamación celular. " El aumento de la presión osmótica en el interior de la célula, lo que daña la membrana. " El crecimiento celular. " El adelgazamiento de la membrana celular. " La división celular. En otras palabras, cuando el potencial de membrana desciende por debajo de los -15 miliV el sistema entra en "estado de pánico" y comienza una multiplicación febril destinada a la supervivencia de la especie ante esas condiciones límite. El problema es que las nuevas células reproducen la cadena defectuosa al crecer en un ambiente de bajo potencial. El organismo reacciona entonces teniendo que consumir más energía y alimento para tratar de mantener vivas a las células tumorales y, de forma natural, se produce la difusión o metástasis del cáncer. Como ejemplo de lo afirmado Pappas menciona la moderna técnica de la clonación de células vivientes a través de la ingeniería genética. La 227
  • 228. técnica de clonar células vivas consiste básicamente en forzar a una nueva célula fertilizada a reproducirse en nuevas copias para que se desarrolle un embrión idéntico. La técnica consiste en aislar un óvulo recientemente fertilizado y ponerlo en un ambiente de nutrición muy bajo para que ese estado de inanición y baja energía obligue a la célula a multiplicarse buscando sobrevivir. Posteriormente, tras varias divisiones celulares, los biólogos colocan las nuevas copias celulares en un ambiente de nutrición adecuada y energía normalizada donde el embrión se desarrolla ya normalmente a partir de ese momento. En suma, aunque las causas de ese estado de "pánico celular" pueden ser muchas y complejas para muchos investigadores está fuera de toda duda -desde hace décadas- que todos los tejidos cancerígenos presentan un debilitamiento energético. Pues bien, a pesar de ser sobradamente conocida la naturaleza eléctrica de nuestras células, tejidos y órganos la medicina convencional ha venido ignorando los descubrimientos que en el campo de la Física y la Biología han ido apuntando a un método de tratamiento barato para tratar el cáncer basado en pequeñas corrientes eléctricas aplicadas en el interior de los tejidos tumorales. RESPUESTA ELÉCTRICA AL TUMOR Basándose en el déficit eléctrico que caracteriza a la célula cancerígena, el Dr. Rudolf Peckar -médico alemán fallecido- comenzaría a estudiar hace ya varias décadas la utilización de la electricidad para tratar el cáncer. Nacía así la actual Electroterapia (ECT), conocida a lo largo del tiempo como Galvanoterapia, Electrocancerterapia, Electroquimioterapia, (por desarrollar procesos químicos a nivel celular, no por usar quimiterápicos) y Bioelectroterapia. Y es que Pekar llegaría a la conclusión de que "la salud y la enfermedad están relacionadas con las corrientes bioeléctricas de nuestro cuerpo" por lo que decidió buscar cómo restaurar la salud de la célula enferma... devolviéndola la energía perdida mediante el uso de la electricidad. En suma, la Electroterapia consiste en hacer pasar una corriente eléctrica galvánica de entre 4 y 14 voltios mediante unos electrodos externos o electrodos subcutáneos de platino que se aplican en el tumor y/o en el área adyacente. Y hay que decir que con notable éxito. En cuanto al fundamento teórico que explica los resultados clínicos obtenidos hasta el momento se piensa que la electricidad, al circular a través de los dos electrodos -ánodo y cátodo- implantados directamente en el tumor o área tumoral, da lugar a un proceso electrolítico en el que los iones cargados positivamente (N+, Na+ y K+) migran al cátodo y los negativamente cargados (Cl-) al ánodo. El área alrededor del cátodo se vuelve alcalina y la superficie alrededor 228
  • 229. del ánodo se hiperacidifica. Y son esas acidificación y alcalinización que tienen lugar en el tejido, combinadas, las que llevan a la destrucción de las células malignas necrosando los tumores. Unas semanas después estos han desaparecido dejando simplemente una cicatriz lisa e indolora. El segundo efecto directo de la corriente directa es que altera la concentración de iones -especialmente en el entorno extracelular del tejido- lo que induce de manera automática un cambio de potencial de la membrana celular. De forma simultánea -y dentro de la misma serie de reacciones puestas en marcha- se produce una reacción del sistema inmune que parece reconocer por fin como "enemigas" a las células tumorales que antes parecían no existir. Cabe agregar que en todo este proceso las células sanas no se ven afectadas ya que la electricidad se abre paso entre el ánodo y el cátodo por el camino de menor resistencia... y ese es el de las células cancerígenas ya que tienen -30miliV o incluso menos. Las células sanas, sin embargo, al tener un alto grado de resistencia (-70miliV) no se ven afectadas. La Electroterapia, pues, no sólo tiene carácter terapéutico sino también preventivo ya que además de las células tumorales se eliminan todas las células de baja resistencia que, con bastante probabilidad, habrían acabado convirtiéndose en cancerosas. Es además interesante resaltar que la observación de las fotografías efectuadas en tumores externos antes y después del tratamiento con electroterapia ha permitido constatar que la necrosis posterior ocupa un espacio irregular y de tamaño mucho mayor que el del tumor antes de ser tratado, lo que apunta a que la corriente eléctrica cumple esa labor de eliminación de células precancerosas. Y lo mejor es que la Electroterapia es una técnica no agresiva, no requiere la hospitalización del paciente -por lo que puede aplicarse de forma ambulatoria- y resulta muy barata comparada con el coste de los tratamientos convencionales (cirugía, radioterapia y quimioterapia). Es más, aunque puede usarse en muchos casos como monoterapia muchos oncólogos aún escépticos recurren a ella sólo como complemento de sus tratamientos convencionales. EXPERIENCIAS CLÍNICAS EXITOSAS El país donde el uso de la Electroterapia está más extendido es China. No obstante, centros de investigación de todo el mundo han efectuado numerosos estudios en animales -desde hamsters a cerdos- para conocer mejor sus efectos en los distintos tipos de tumores cancerígenos. Con excelentes resultados. Así lo refleja, por ejemplo, una investigación australiana titulada A new treatment for unrespectable liver tumours: long-term studies of electrolytic lesions 229
  • 230. in the pig liver y desarrollada por Simon A. Wemyss Holden y otros investigadores en la Universidad de Adelaida y en el Hospital Queen Elizabeth. En el apartado de conclusiones puede leerse: "La mayoría de los tumores de hígado son inoperables por lo que se necesita urgentemente un tratamiento alternativo a la resección quirúrgica. La electrólisis se ha investigado en estudios con ratas y el procedimiento es seguro, con efectos exactos y predecibles. La necrosis producida ha mostrado ser causa de la destrucción de depósitos de tumor en el hígado de la rata. Era necesaria pues una evaluación similar en un modelo con un animal grande antes de que pudieran comenzar los ensayos clínicos. Usando electrodos de platino conectados a un generador de corriente se crearon áreas de necrosis hepática en el hígado del cerdo. Ningún animal murió a consecuencia del tratamiento o tuvo que ser sacrificado prematuramente. Después de 2 días de tratamiento la mejora era mínima pero posteriormente empezaron a apreciarse evidencias de una mejoría progresiva, de tal manera que después de 4 meses el tamaño de la lesión electrolítica original se había reducido mucho y el área de necrosis había sido reemplazada por una cicatriz fibrosa con sólo pequeñas islas de tejido necrótico. En un modelo de animal grande la electrólisis es un método seguro para crear áreas de necrosis hepática. Las lesiones sanan con el tiempo y están asociadas a una morbosidad mínima. Los resultados apoyan un ensayo de electrólisis en los pacientes con tumores de hígado en la actualidad incurables". Cabe añadir que este estudio resulta especialmente significativo no sólo por confirmar en cerdos el éxito obtenido en las ratas sino por la similitud existente entre el hígado humano y el del cerdo. Una similitud tal que ya ha comenzado a experimentarse con el trasplante de hígados de cerdo a seres humanos en situaciones irreversibles. Pues bien, a pesar de tales éxitos las autoridades públicas sanitarias y la mayoría de los oncólogos siguen mostrado hasta el momento una evidente falta de interés por conocer a fondo el potencial de la terapia. Quizás porque resulta imposible a estas alturas patentar la electricidad como solución y a lo más que puede aspirarse es a construir cada vez mejores aparatos para su aplicación. En suma, esa es probablemente la causa de que la Electroterapia siga sin ser aún un tratamiento popular en Occidente a pesar de tener tras de sí importantes trabajos clínicos realizados por investigadores cuya capacidad profesional está avalada por su trayectoria científica. A fin de cuentas, a los trabajos del doctor Peckar -pionero en esta técnica que desarrolló en su Onckologische Schwerpunktpraxis de Bad Ischl (Austria)- se añaden otros muchos trabajos. Es el caso de los realizados por Swen Alfas -presidente de la Academy for Applied Knowledge International con sede en Frederiksberg (Dinamarca)-, 230
  • 231. Friedrich Douwes -director médico de la Klinik St. Georg en Bad Abling (Alemania)-, Xin Yu-Ling -director de la Clínica del Cáncer en el China-Japan Friendship Hospital de Beijing (China) y uno de los investigadores que más casos tiene registrados con el tratamiento-, Helmut Séller -ex director médico de la Klinik Winnerhof de Baviera (Alemania)-, Hiroshi Kikuchi -investigador de la Nihon University de Japón-, H. P. Weber .investigador del Institut Fur Organo-Bio- Therapie de Colonia y discípulo de Peckar- y Bjorn E. W. Nordenstrom -profesor emérito de Radiología en el Radiology at Karolinska Institute de Estocolmo (Suecia) y presidente en 1985 de la asamblea encargada de conceder el Nobel de Medicina-. Todos ellos personalidades científicas de renombre cuya mera referencia debería ser suficiente para terminar con el escepticismo de los más incrédulos en lo que a las posibilidades de la Electroterapia se refiere. Por otra parte, si los nombres no bastan... ahí están sus resultados. Y es que a medida que han avanzado las investigaciones de todos ellos los resultados no han dejado de sorprender. Como antes adelanté, China es uno de los países en donde, probablemente por razones culturales, la aplicación de la Electroterapia más ha arraigado y en donde se han realizado los estudios más amplios. Un comité de expertos creado por el Ministerio Público de Salud de ese país decidió, tras comprobar los buenos resultados que se venían dando desde la visita en 1987 del profesor Nordenstrom, diseñar toda una estructura para su aprendizaje y práctica. Siendo el China-Japan Friendship Hospital el designado para organizar los cursos. Y hay que decir que en los últimos años ha impartido más de 120 a los que asistieron para formarse cerca de 2.200 médicos. La consecuencia es que hoy existen ya 1.260 hospitales en China que utilizan la Electroterapia y se han tratado más de diez mil casos. Según los datos, hasta 1997 se trató con Electroterapia a 8.240 enfermos de los que 7.642 padecían tumores malignos. Pues bien, hubo remisión -completa o parcial- en el 76,1% de los casos. Y de las 598 personas que padecían tumores benignos se obtuvo remisiones completas o parciales en el 94,1% de los casos. Estos datos confirmarían los presentados en la I Conferencia Internacional de Tratamiento del Cáncer con Bioelectroterapia realizada en Beijing (China) en 1992 sobre 2.516 casos según los cuales el 78,1% había experimentado claras mejorías (remisiones parciales o completas). Seis años después -en 1988-, los oncólogos chinos informaban en la II Conferencia Internacional de Tratamiento del Cáncer con Bioelectroterapia -celebrada también en Beijing- que el tratamiento en 4.000 enfermos de cáncer había permitido obtener remisiones parciales o completas en más del 80% de los casos. Por su parte, los resultados del antes mencionado doctor H. P. Weber 231
  • 232. -realizados entre 1997 y 2003 en Colonia (Alemania) con personas en su mayoría desahuciadas por la medicina convencional- son aún mejores pues la suma de remisiones parciales y completas alcanzaba el 91% de los casos en 18 patologías cancerígenas. Obteniéndose un extraordinario 100% de remisión completa en el tratamiento del melanoma maligno de piel en los 39 casos tratados, un 92% de remisión completa en los 78 casos de cáncer de piel, un 79% de remisión completa en los 47 casos de cáncer de hígado y un 89% de remisión completa en los 276 casos de cáncer de próstata. Esta proporción de remisiones es, por supuesto, mucho mejor de la que puede presentar cualquier terapia convencional para tratar tumores malignos. En suma, la experiencia acumulada permite concluir que la Electroterapia logra en un alto porcentaje de casos la remisión total o parcial de todo tipo de tumores malignos y ello... -Sin perjudicar el sistema inmune. -Sin efectos colaterales negativos. -Sin dañar los tejidos sanos. -Sin los potenciales problemas de la anestesia general ya que sólo se usa localmente; y, -Sin dejar cicatrices problemáticas. EFICAZ EN NUMEROSOS TIPOS DE CÁNCER Debemos agregar que la Electroterapia ha demostrado ya su efectividad en el tratamiento de cánceres viscerales como los de pulmón, esófago, hígado, glándulas suprarrenales, garganta, recto, útero, y próstata. Siendo los buenos resultados en los cánceres de pulmón los más conocidos desde hace tiempo. El mencionado profesor Björn Nordenström -autor de Biologically Closed Electric Circuits (BCEC), obra fundamental para entender los circuitos eléctricos biológicos- comenzó ya en la década de los 70 a tratar cánceres de pulmón con electroterapia informando de lo logrado en un ensayo preliminar sobre cinco pacientes que publicó en 1978. Posteriormente -en 1983- publicaría un libro en el que dio a conocer los resultados del tratamiento con electricidad en 26 tumores pulmonares presentes en 20 pacientes, muchos de ellos desahuciados y apartados de los protocolos habituales (cirugía-quimio-radioterapia). En él cuenta que obtuvo regresiones en 12 de los 26 tumores sin que después de 5 años reaparecieran. Nordenström obtuvo también magníficos resultados en 14 pacientes con tumores incurables por métodos convencionales tratándolos con terapia combinada: electroterapia y quimioterápicos. Obviamente, el investigador sueco no ha sido el único en obtener tan buenos resultados. Su estela, como ya hemos contado, fue seguida sobre todo en China en donde se han realizado muchos más estudios 232
  • 233. de los ya narrados. El investigador chino Xin Yu Ling, por ejemplo, afirma que el uso de la Electroterapia en 386 enfermos de cáncer de pulmón -287 hombres y 99 mujeres de distintas edades entre los 25 y los 78 años con estados medio y avanzado de la enfermedad- permitió lograr resultados excelentes. De esos 386 casos, en 99 (25.6%) se consiguió una remisión completa y en 179 (46.4 %) una remisión parcial. La mejoría alcanzó, pues, al 72% de los casos. La conclusión del estudio fue clara: "La Electroterapia es fácil de usar, efectiva, segura, menos traumática y permite a los pacientes recuperarse rápidamente. Se trata de un nuevo y efectivo método para tratar pacientes con cáncer de pulmón que no pueden ser operados y no pueden recibir quimioterapia o radioterapia". Y en la misma línea apuntan las investigaciones sobre otros cánceres viscerales. Por ejemplo, en los cánceres avanzados de esófago y esófago-cardiales. Xin Yu Ling y sus colaboradores han podido comprobarlo. "No hay -explican en su informe- ningún método eficaz para tratar a quienes tienen síntomas de obstrucción, no han podido tomar comida durante mucho tiempo y están muy débiles. Sin embargo, en 1992 nosotros empezamos a tratar a esos pacientes con Electroterapia y obtuvimos éxito. Tras el tratamiento los síntomas de obstrucción desaparecieron, pudieron tomar comida y cuidar de si mismos. Así que es obvio que se trata de un método eficaz para tratar cánceres de esófago de fase tardía y cáncer esófago-cardial". Cabe añadir que las experiencias en otros tipos de cánceres de vísceras han sido igualmente esperanzadoras. Finalizamos explicando que si en los casos mencionados los resultados han sido satisfactorios... aún lo han sido más en los cánceres superficiales como los de pecho, tiroides, glándula parótida, cavidad oral (incluso cánceres de lengua y encía), vagina y piel. El antes citado doctor Weber ha obtenido en Colonia (Alemania), por ejemplo, el 100% de remisión completa en los casos de melanoma maligno de piel. Además, en los últimos años la Electroterapia se ha aplicado también con éxito en el tratamiento de tumores benignos como el hemangioma, el adenoma tiroideo, el fibroma de pecho y otros. El doctor Xin Yu Ling y otros investigadores explican en su trabajo Treatment of cavernous hemangioma with electrochimical therapy que "la terapia electroquímica (denominada así por provocar reacciones químicas en los tejidos y no por compatibilizarse con quimioterapia) fue usada para tratar hemangiomas cavernosos en 48 pacientes. Los tumores se encontraban localizados en la mejilla (14), cuello (13), la cavidad oral (8), la pared del pecho (6), los miembros (2) y el hígado (5). El tumor más grande era de 18 x 13 centímetros de diámetro y el más pequeño de 3,5 x 4 cm. Después de la anestesia local insertamos electrodos de platino en el tumor. La efectividad clínica fue de 34 233
  • 234. pacientes con remisión completa (CR) en los que los hemangiomas desaparecieron y la apariencia de los pacientes volvió a la normalidad; 11 pacientes con remisión parcial (PR) en los que el tumor se minimizó a la mitad y su apariencia mejoró; otros 3 pacientes no mejoraron y su tumor sólo se redujo una cuarta parte. La proporción eficaz total de CR más PR era 93.7%". ¿QUÉ PASA EN ESPAÑA? Todo lo hasta aquí contado se encuentra publicado en trabajos científicos de prestigio. ¿Por qué los oncólogos españoles los ignoran? ¿Por qué no se plantean el uso de la Electroterapia, si no como monoterapia al menos como terapia complementaria? A fin de cuentas, está demostrado también que el efecto de aplicar la corriente directamente en el tumor permite una mayor absorción y más específica de los productos quimioterápicos. Y que permite evitar gran parte del sufrimiento al paciente y mejorar su calidad de vida. Y si no lo hacen los oncólogos debido a los enormes condicionamientos y presiones a las que están sometidos, ¿qué esperan nuestras autoridades sanitarias para incorporar al Sistema Público de Salud ésta y otras muchas de las terapias alternativas existentes sobre cuya indudable efectividad venimos hablando en estar revista desde hace meses? ¿Cuándo se va a dejar decidir a los españoles gravemente enfermos sobre su vida? Evidentemente, queda mucho camino por investigar en el ámbito de la Electroterapia. Y es que aunque las máquinas de Electroterapia han ido evolucionando desde los años 70 con la fibra óptica y el control digital de la corriente galvánica produciendo mejores resultados hay que seguir profundizando en los procesos bioquímicos que desembocan en la necrosis tumoral, profundizar sobre la intensidad más adecuada de los campos eléctricos para ajustarla a los distintos tipos de tumor y tamaños, mejorar el método para descubrir las células tumorales residuales y delimitar las áreas en que cada electrodo causa la muerte de las células cancerosas, mejorar los efectos en cada sesión... Sí, sigue habiendo preguntas por contestar. Pero los pacientes curados hasta hoy en distintas partes del mundo obligan a nuestra Sanidad Pública y a nuestras universidades a abrir sus puertas a la Electroterapia -como a otros muchas opciones terapéuticas- aunque solo sea porque se trata de un sistema mucho más barato y en muchos casos mucho más eficaz que los tratamientos convencionales. Es una esperanza que no se puede hurtar a los enfermos de cáncer. Laurent Schidler buscó la solución fuera de España y como la encontró en la Electroterapia es un firme convencido de su pronto reconocimiento público. "El que cura tiene razón -escribe Schidler-. Así era la medicina en algún día muy lejano y apelo a todos los 234
  • 235. especialistas, generalistas y prescriptores para que volvamos a la esencia de la investigación; es decir, al margen de cualquier interés económico o prejuicios acerca de lo que es alternativo o no lo es. La curación es lo que importa, no la denominación. Apelo igualmente a todos los pacientes para que sean los propios gestores de su enfermedad y consideren alternativas válidas. Y apelo a los médicos para que no descarten de antemano y sin fundamento las soluciones alternativas serias porque ello significa dar la espalada al progreso en temas de cáncer". Antonio F. Muro La corriente eléctrica del Indiba también frena el crecimiento tumoral Como nuestros lectores recordarán, Discovery DSALUD publicó ya en julio del 2002 que la electricidad que transmiten los equipos de hipertemia de Indiba ralentiza la proliferación de células tumorales e induce su muerte. Así lo comprobaría en experimentos "in vitro" el grupo que dirige Alejandro Ubeda, subdirector del Departamento de Investigación del Servicio de Bioelectromagnetismo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid en un estudio encargado en su día por el Ministerio de Sanidad y Consumo. En el experimento se emplearon dos tipos celulares de líneas humanas de origen canceroso y altamente sensibles a agentes químicos y físicos. La primera, de tejido nervioso: un neuroblastoma; la segunda, de tejidos periféricos: un hepatocarcinoma. Las células fueron expuestas -en condiciones ciegas para tratamiento- a corrientes del tipo empleado por el equipo de Indiba. Las densidades de las corrientes empleadas cubrían un amplio rango desde niveles atérmicos a térmicos (hipertermia 0,2 - 1,0 oC). Y los resultados se compararon con grupos de células de control, exactamente iguales a las otras... sólo que no fueron expuestas a las corrientes. Por último, se analizaron diversos parámetros implicados en el proceso canceroso: la viabilidad celular, el crecimiento celular y la diferenciación celular. Pues bien, los dos tipos de células cancerosas respondieron a las corrientes atérmicas y el efecto observado fue tanto de tipo citostático (reducción del crecimiento celular) como citotóxico (incremento de la muerte celular), dependiendo de la línea empleada. En otras palabras, se demostró que el Recuperador Electrónico de Indiba detiene la proliferación de las células cancerosas y a veces, incluso, provoca su destrucción. Y ello sin afectar negativamente a las células sanas. 235
  • 236. (XXIV) LA CURACIÓN DEL CÁNCER MEDIANTE LA ALIMENTACIÓN Todos sabemos que lo que comemos influye poderosamente en nuestro organismo. Hasta el punto de que hacerlo incorrectamente puede llevarnos al padecimiento de numerosas patologías, cáncer incluido. Lo que no es tan conocido es que hasta el cáncer puede no ya prevenirse sino combatirse con la alimentación adecuada. Así lo asevera por ejemplo Francisco Martín Acris quien ha desarrollado una dieta que potencia el sistema inmune mediante la ingesta de productos naturales y cuyo seguimiento llega a lograr parar el crecimiento de los tumores malignos e, incluso, lograr su necrosis y desaparición. La idea es restablecer la armonía biológica del organismo de forma natural. Y funciona. "Que tu alimento sea tu medicina". Con esta conocida frase de Hipócrates comienza Francisco Martín Acrís -diplomado en Crecimiento Celular y Cáncer así como en Nutrición y Dietética y presidente de la sección de la Asociación Española contra el Cáncer de la Línea de la Concepción- su obra Cómo prevenir los tumores malignos mediante dieta. La pérdida irreparable de su madre a consecuencia del cáncer haría que esa enfermedad marcara su vida, su trabajo y su dedicación intelectual y hoy, tras muchos años de investigación y experiencias, ha decidido compartir el fruto de ese trabajo no sólo con quienes se acercan por la sede de la asociación que preside sino con nuestros lectores. Y su conclusión, como la de Hipócrates y muchos otros investigadores de vanguardia, es que en la alimentación se encierra una de las claves más importantes para prevenir e, incluso, superar el cáncer. ¿Significa eso que en nuestro refrigerador puede encontrarse entonces la solución a tan temible enfermedad? Pues puede que en buena medida sí, que usted tenga en su frigorífico algunos de los recursos 236
  • 237. más eficaces para prevenir o curar el cáncer... y muchas de las llamadas "enfermedades crónicas". Y si no lo están será simplemente porque usted ha decidido ignorar contra toda lógica los consejos que sobre la importancia de una nutrición adecuada y equilibrada venimos recibiendo desde hace años. Cada vez son más los estudios que vinculan el cáncer con la dieta. Se calcula que entre el 30 y el 40% de los cánceres se deben a graves trastornos en nuestra alimentación. Sin embargo, teniendo en cuenta que la nutrición es la base de nuestro sistema de defensa biológica y, por tanto, que cualquiera que sea el origen que se le atribuya al cáncer éste debe desarrollarse en nuestro organismo venciendo la resistencia del sistema inmune puede concluirse que la alimentación tiene mucho que ver no sólo con la prevención sino también con la cura de todo tipo de cánceres. El último informe realizado de forma conjunta entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el fin de tratar de limitar el continuo aumento del número de fallecimientos anuales a consecuencia de enfermedades crónicas -entre las que se encuentra el cáncer junto a otras como la diabetes, la obesidad, la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares- concluye que una dieta con poco consumo de grasas saturadas, azúcar y sal, y mayor consumo de verduras, hortalizas y frutas además de la práctica regular de alguna actividad física contribuiría a reducir las altas tasas de muerte y enfermedad mencionadas. El informe, basado en el análisis de las mejores pruebas científicas actualmente disponibles y en el dictamen colectivo de un grupo de 30 expertos, marca las pautas de una dieta no sólo equilibrada sino también preventiva y curativa. Veamos al respecto tres opiniones muy autorizadas: -Jacques Diouf, Director General de la FAO, afirma: "Hoy en día sólo una minoría en el mundo consume las cantidades de frutas y hortalizas recomendadas en el documento. Para nuestras organizaciones representa un gran desafío encontrar soluciones para incrementar el suministro de fruta y hortalizas y permitir que se generalice su consumo". -Gro Harlem Brundtland, Directora General de la OMS hasta julio del año pasado, asevera por su parte: "Desde hace mucho tiempo se sabe que los alimentos con abundantes grasas saturadas, azúcar y sal hacen daño y que en todo el mundo está aumentando el consumo de alimentos con gran densidad de energía y poco nutritivos a la vez que la vida se hace más sedentaria. Y esos factores, aunados al consumo de tabaco, son las principales causas del gran aumento de las enfermedades crónicas". 237
  • 238. -Finalmente, el doctor Ricardo Uauy, Director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile y profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres además de presidente del Grupo de Expertos afirma: "La gente debería comer menos alimentos hipercalóricos -especialmente alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar-, realizar alguna actividad física, consumir preferentemente grasa no saturada en vez de saturada e ingerir menos sal y más frutas, hortalizas y legumbres dando además preferencia a los alimentos de origen vegetal y marino". Nada nuevo bajo el sol, cierto, pero lo realmente significativo es que las claves no por ser conocidas son respetadas. MIRANDO HACIA ATRÁS A medida que aumenta el número de estudios realizados sobre la nutrición y su incidencia en la salud parece cada vez más evidente que es necesario volver a recuperar en buena parte la dieta que ha permitido llegar a la humanidad hasta el siglo XXI con un sistema inmune que justo ahora comienza a ser desbordado por múltiples enfermedades. Martín Acris insiste en ello como punto de partida: "En mi opinión, la alimentación aconsejada hoy por los expertos no guarda relación alguna con la que consumía el ser humano de manera instintiva con arreglo a lo que el medio natural le ofrecía y que permitió su largo viaje a través de los tiempos sin apoyo sanitario. La moderna sociedad industrial ha creado una forma de vida y un entorno artificial cuya oferta alimenticia está constituida por productos manipulados -también genéticamente-, transformados, desnaturalizados, etc., que está privando a nuestro sistema inmune de los elementos o sustancias necesarias para el mantenimiento de su actividad. Por eso hoy nuestro sistema inmune es incapaz de enfrentarse a los terribles desafíos a que está sometido. Su actividad frente al cáncer es claramente deficitaria, una situación que se ve incrementada por la intervención -en muchos casos desesperada- de las 'armas químicas' utilizadas en la quimioterapia farmacológica, intervención agresiva que suele provocar además inmunodificiencia yatrogénica". Después de muchos años de estudio y experiencia personal con enfermos de cáncer, Martín Acris cree que ha llegado el momento de centrar el debate sobre el cáncer en torno a la nutrición y terminar con algunos mitos de la sociedad moderna sobre esta enfermedad: "En cuanto a los factores de riesgo frecuentemente señalados y conocidos -tabaco, alcohol, grasas, lácteos, carnes rojas, problemas ambientales, alergias, virus, gérmenes, parásitos etc.- repito lo que he manifestado en numerosas ocasiones: parece que no son decisivos ni 238
  • 239. determinantes. Millones de personas están habitualmente en contacto con ellos y no resultan afectadas. Consecuentemente, ninguno de esos factores puede ser la 'causa directa' del cáncer. Salvo que uno esté sometido a sus efectos nocivos de forma persistente y ello, junto a la acumulación de toxinas en el organismo y un sistema inmune poco activo por carencia crónica de las sustancias naturales necesarias para un correcto funcionamiento metabólico favorezca el perfil bioquímico que pone en marcha el mecanismo que desencadena la división celular caótica, constante y acelerada a la que llamamos cáncer". Es decir, la aparición y desarrollo de un cáncer depende de la suma de distintos factores -entre los que los traumas emocionales ocupan probablemente el primer lugar- y ello está en función de las circunstancias de cada enfermo. Sin olvidar que a los factores externos cabe añadir los debidos a la herencia genética y a las disfunciones metabólicas. Ahora bien, no es menos cierto que existe en todos ellos un común denominador: el mal funcionamiento del sistema inmunitario. De ahí que la brutal agresión que éste sufre con los tratamientos convencionales oncológicos -quimioterapia y radioterapia- debiera poner simplemente por ello su utilización en entredicho. En suma, siendo la nutrición la base principal de nuestras defensas orgánicas es preciso que se entienda de una vez por todas que llevar una alimentación adecuada no es sólo una cuestión que incida en nuestro peso sino que puede tratarse de un asunto de vida o muerte a la hora de prevenir -entre otras muchas patologías- el cáncer, enfrentarse a él y superarlo. Es más, sólo un sistema inmune fuerte permite resistir cierto tiempo los agresivos tratamientos farmacológicos actuales. Cabe agregar que las modernas técnicas de laboratorio han puesto hoy a nuestro alcance numerosos componentes alimentarios que ayudan en esta silenciosa batalla para prevenir el cáncer y, a veces, incluso combatirlo si ya se padece la enfermedad. Siendo los principales elementos bioquímicos de esta batalla interna contra el cáncer lo que los investigadores llaman quimioprotectores. "La gente debería saber que las investigaciones más interesantes y prometedoras realizadas en las dos últimas décadas del siglo XX -afirma Francisco Martín- han estado centradas en las sustancias químicas que contienen los alimentos crudos, en especial frutas y verduras. Y son ya muchos los expertos que estiman que una dieta rica en frutas y verduras reduce la incidencia de cáncer en un elevado porcentaje. De ahí que mi dieta contra el cáncer esté pensada para proporcionar una nutrición óptima potenciando la actividad del sistema inmune. Y no sólo eso: tiene además efecto selectivo anticancerígeno". Pues bien, llegados a este punto hay que decir que las claves de la 239
  • 240. dieta alimentaria anticancerígena se centra en la actividad de los denominados antioxidantes, de las enzimas y de algunos fitoquímicos. Hablemos de ello. SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES La American Cancer Society admite que toda dieta con alto nivel de frutas y vegetales es de por sí rica en antioxidantes y éstos poseen una clara actividad anticancerígena que viene dada por su capacidad de contrarrestar el efecto de los radicales libres, moléculas inestables capaces de alterar la vida celular "robando" electrones de los átomos vecinos. Y según se cree, cuando éstos se encuentran en exceso en el organismo a consecuencia de una mala dieta o de elementos contaminantes -como la polución química de nuestro entorno, la radiación, el tabaco, los pesticidas presentes en la comida o los rayos ultravioletas, entre otros- alteran el ADN celular o su membrana iniciándose con ello la replicación posterior en cadena que da lugar a los tumores malignos. De hecho, muchos han llegado a aseverar incluso que cuando una sustancia es señalada como "cancerígena" lo que se está diciendo es que es "productora de radicales libres". Radicales a los que se ha vinculado también, por cierto, con la arteriosclerosis, la artritis y la artrosis, el envejecimiento, las cataratas, el deterioro del sistema inmune, el Alzheimer y el Parkinson, entre otras dolencias. Pues bien, los científicos sostienen mayoritariamente que los antioxidantes pueden neutralizar el efecto de los radicales libres donándoles uno de sus propios electrones y estabilizándolos. Siendo los más potentes los betacarotenos (precursores de la vitamina A), las vitaminas C y E, la glutation peroxidasa, los flavonoides, las antocianinas, los picnogenoles y la enzima superóxido dismutasas así como otros de menor potencia pero igualmente útiles como las vitaminas B3, B6, B8 y B12, el gingko biloba, la co-enzima Q-10, el cromo, el zinc, el selenio, el calcio y el magnesio. Ahora bien, esta explicación quizás deba replantearse porque un equipo de investigadores del University College de Londres acaba de asegurar en la revista Nature que la teoría de que el exceso de radicales libres puede dar lugar a las enfermedades mencionadas no se sostiene. Y que, por tanto, la utilización de antioxidantes para combatirlos -es decir, sustancias capaces de absorber oxígeno y evitar así la oxidación de las moléculas orgánicas- carece de sentido (vea el texto de esta sorprendente información en la sección "Noticias" de este mismo número). En todo caso, sea por la presencia de elementos antioxidantes -como hasta ahora se ha planteado-, por la de determinadas enzimas naturales o por ambas razones u otras -habrá que delimitarlas en el 240
  • 241. futuro- lo cierto es que la mayor parte de ambos elementos -antioxidantes y enzimas- se encuentran en las frutas y verduras. Aunque no sólo en ellas. En cuanto a los alimentos que mayor número de antioxidantes contienen están el té, el aceite de oliva, el vino tinto y el pescado -especialmente el azul- además de verduras como el ajo, el boniato, el berro, el brécol, la berenjena, la calabaza, el calabacín, la cebolla, la col, la col lombarda, la col rizada, el colinabo, el colirrábano, el repollo, las coles de Bruselas, la coliflor, la espinaca, el guisante, el pimiento, la remolacha, la soja, el tomate y la zanahoria. En cuanto a las frutas destacan los albaricoques, los arándanos, los cítricos, las ciruelas, las frambuesas, las fresas, las grosellas, los kiwis, los limones, las manzanas, los mangos, los melones, las moras, las naranjas, las papayas, las pasas, las piñas y las uvas. LOS FITOQUÍMICOS También se sabe que los fitoquímicos -sustancias naturales activas contenidas en las plantas- refuerzan el sistema inmune, regulan el sistema endocrino y pueden incluso conducir en algunos casos a las células cancerosas al "suicidio" (apóptosis) así como reparar el daño causado en el ADN -por ejemplo, a consecuencia del tabaco y otras exposiciones tóxicas- además de ayudar a la desintoxicación de ciertos elementos cancerígenos en sinergia con enzimas naturales. De hecho, cada año los investigadores descubren más beneficios terapéuticos en los fitoquímicos. Probablemente por eso la gran industria farmacéutica intenta hoy restringir como sea su utilización. Hoy se conocen ya más de cien fitoquímicos pero la mayor parte de ellos están poco estudiados. Así pues, no se sabe en general cuáles son sus dosis idóneas y qué problemas puede ocasionar su deficiencia en el organismo. Sí se sabe, en cambio, que poseen diversas propiedades terapéuticas contrastadas. Y como nuestro organismo no los almacena para asegurarse de su presencia conviene tomar frutas y verduras a diario. Los fitoquímicos más conocidos -como bien se recoge en el libro La Dieta Definitiva del que precisamente extraemos el siguiente texto- son: -Los bioflavonoides También conocidos genéricamente como vitamina C2, rutino o citrina hay más de 4.000 tipos en la naturaleza. Está demostrado que ayudan a combatir el exceso de radicales libres potenciando el efecto de los antioxidantes y que actúan como eliminadores de los metales pesados. Mejoran notablemente la circulación sanguínea y tienen propiedades antiinfecciosas y anticancerígenas. Los alimentos más ricos en bioflavonoides -y cuyas propiedades terapéuticas están más estudiadas- son el alforfón, las 241
  • 242. bayas, el brécol, el cacao, el escaramujo, las cebollas, las cerezas, la lima, el limón, el melón, las naranjas, la papaya, el pepino, el pomelo, el té, el tomate y las uvas. -Los fitoestrógenos. Nivelan el exceso de estrógeno producido por el cuerpo protegiendo de diversas enfermedades -especialmente las relacionadas con las hormonas- y previniendo el cáncer. Son alimentos ricos en ellos la soja -sobre todo en forma de tofu y miso-, la alfalfa, el apio, las legumbres, los cítricos y el trigo, entre otros. -Los compuestos de la familia allium -ajo, cebolla y cebollino- cuyos principios activos -la alicina, la alixina, el disulfato dialilo y el trisulfato dialilo- potencian el sistema inmunitario y protegen del cáncer. -La clorofila. La sustancia que da color a los vegetales estimula la formación de glóbulos rojos en la médula ósea, ayuda a cicatrizar las heridas y protege también del cáncer. Se encuentra en todos los vegetales verdes así como en las algas marinas. -El licopeno. Conocido antioxidante que se halla sobre todo en los tomates. -El ácido elágico. Neutraliza algunas sustancia cancerígenas. Se encuentra en las frambuesas, fresas, fresones y uvas. -Las capsaicinas. Ayudan al sistema inmune y se encuentran en los pimientos picantes. -Las cumarinas y el ácido clorogénico. Previenen la formación de nitrosaminas en el organismo, sustancias causantes de cáncer. Son ricas en estos principios buena parte de las frutas y verduras, en especial los pimientos, los tomates y las zanahorias. -La curcumina. Principio activo con demostradas propiedades antioxidantes. Se encuentra en la mostaza, los pimientos amarillos y el maíz. -Los isotiocianatos. Protegen del cáncer, especialmente de colon. Se encuentran sobre todo en el brécol, la col, la col de Bruselas, la col rizada, la coliflor, el colinabo, el nabo y el rábano. Otros fitoquímicos de interés son los fenoles, las antocianidinas, los ditioltiones, la genisteína, el lignano, las saponinas, el sulforafano y los carotenoides. Estos últimos no son sino los pigmentos rojos, naranjas y amarillos encontrados en buena parte de las frutas y verduras y que constituyen una subclase de los terpenos, fitoquímicos presentes en casi todas las plantas vivas. Todo indica que son terapéuticamente útiles en muchos casos de cáncer así como en las enfermedades del corazón. Hay que agregar que si bien nuestra comprensión de los fitoquímicos todavía está en sus comienzos la investigación en este ámbito se está extendiendo rápidamente porque parece que ofrecen una enorme posibilidad de protección contra el cáncer y otras enfermedades. Y 242
  • 243. sean o no en el futuro la opción preferente para su tratamiento lo cierto es que, de momento, además de sus posibilidades terapéuticas nos están ayudando a aprender cada vez más sobre las defensas naturales contra diversas enfermedades. LAS ENZIMAS Las enzimas son sustancias de naturaleza proteica que multiplican de forma notable con su simple presencia muchas de las reacciones químicas que se producen en nuestro interior sin sufrir ellas transformación alguna, permaneciendo inalteradas. Y hay identificadas actualmente más de 3.000. También sabemos que hay al menos 22 tipos de enzimas digestivas, es decir, responsables de la transformación de los alimentos que ingerimos en sustancias más simples capaces de pasar al torrente sanguíneo a fin de ser utilizadas. Y hay tres categorías básicas: -Las proteasas (se las conoce también como enzimas proteolíticas y se encargan de ayudar a degradar las proteínas). -Las amilasas (encargadas de ayudar a degradar los carbohidratos y almidones). Y, -Las lipasas encargadas de ayudar a degradar los lípidos o grasas. Conviene saber, en todo caso, que existen diferentes tipos de enzimas digestivas específicas localizadas en diferentes lugares: el páncreas, las glándulas salivares, el estómago, el intestino delgado, etc. Pues bien, la principal fuente de enzimas son los alimentos crudos ya que la mayoría de ellas se destruyen con el calor y, por tanto, al calentar, cocer, asar o freír los alimentos. De ahí la importancia de una dieta rica en ensaladas y frutas crudas. En definitiva, son imprescindibles en la digestión y aprovechamiento de los alimentos pero es que además hay enzimas que controlan multitud de actividades. Y, sobre todo, participan de forma muy activa en el equilibrio del sistema inmunitario tanto a nivel humoral como celular. En lo que al ámbito de la oncología se refiere, se sabe por ejemplo que ayudan a estimular el factor de necrosis tumoral, son capaces de detectar antígenos en la superficie de la célula cancerosa permitiendo su identificación y destrucción, contribuyen a deshacerse de los inmunocomplejos producidos cuando las células cancerosas liberan sus propios anfígenos, alivian los efectos de la quimioterapia e inhiben la capacidad de las células cancerosas de unirse a otras lo que previene su diseminación. Las enzimas, en suma, son vitales para un organismo sano. Y como decimos, básicamente se encuentran en las frutas y vegetales crudos, razón por la que deben consumirse todos los días. Es la única forma de garantizar los niveles enzimáticos adecuados. 243
  • 244. UNA DIETA EQUILIBRADA CONTRA EL CÁNCER Pues bien, el conocimiento de todas estas investigaciones sobre la aportación de las alimentos y algunas plantas a la salud es parte fundamental de la dieta anticancerígena propuesta por Martín Acris que, como no podía ser de otra manera, recordaría la necesidad de consultar con el médico cuando ya se está bajo tratamiento. "Básicamente, mi dieta contra el cáncer -nos explicaría- tiene la finalidad de restablecer la conducta biológica 'normal' del organismo aportando suficientes vitaminas, minerales, proteínas, aminoácidos, enzimas y diversos oligoelementos. Buscando además racionalizar la ingesta de proteínas para reducir la concentración de elementos nitrogenados ya que ello evita posibles mutaciones y disfunciones orgánicas además de las agresiones, agotamiento y deterioro de los órganos excretores. Hay que evitar, asimismo, que la alimentación sea hipercalórica. En suma, se trata de una dieta que permite crear un entorno hostil al tumor y además favorece el restablecimiento del mecanismo natural de la apóptosis -suicidio celular- en las células cancerosas al tiempo que facilita a los anticuerpos y linfocitos T el acceso a las células cancerosas. Finalmente, se trata de una dieta rica en nutrientes no alterados que potencia el sistema inmune a fin de que éste, por sí mismo y de forma natural, neutralice el cáncer". "Es asimismo necesario -agregaría- favorecer la eliminación activa de microorganismos patógenos y parásitos al tiempo que se aumenta el consumo de proteínas no desnaturalizadas. Y es que está constado que diversos agentes químicos, las situaciones de estrés o las mutaciones genéticas -entre otras causas- pueden dañar las proteínas en un proceso que se llama 'desnaturalización' y cuya consecuencia más inmediata es la pérdida de actividad biológica. Es más, la desnaturalización provoca una clara inmunodepresión que se ve incrementada por la que causan los fármacos anticancerosos y la radioterapia". FASE DE PREPARACIÓN Martín Acris propone antes de iniciar su dieta una fase de preparación de 72 horas durante las cuales sólo puede ingerirse: -Dos cucharadas diarias de aceite de lino (una por la mañana y otra por la tarde). -Dos limones diluidos en agua para beber a lo largo del día. -Fruta fresca de temporada. La que se quiera pero con moderación. Lo adecuado son entre 4 y 6 piezas al día. Las más indicadas son las de colores anaranjado, rojo o verde intenso. -Yogur natural. (uno al día). -Un zumo de zanahoria a media mañana (en vaso grande de agua). -Un zumo de uva a media tarde. 244
  • 245. -Zumo de manzana cada vez que se sienta hambre. La comida de mediodía se hará a base de ensalada (al gusto y aliñada con aceite de oliva virgen extra), pescado -preferiblemente azul- y manzana (cruda, hervida o al horno). En cuanto a la cena debe hacerse antes de las 20.00 h. y tomar lo mismo que a mediodía pero sustituyendo la ensalada por una sopa de verdura. (Martin Acris propone repetir esta fase de 3 días cada mes). Complementos durante la fase de preparación: Durante la fase de preparación conviene tomar los siguientes complementos: -Un suplemento de vitamina C (los expertos en Medicina Ortomolecular aseguran que no hay riesgo alguno ni siquiera tomando diez gramos diarios. En todo caso, es preferible en su forma de ascorbato cálcico en lugar de como ácido ascórbico; puede pedirse en farmacias). -Un diente de ajo crudo dejado macerar toda la noche en una cucharada sopera de aceite de lino que se ingerirá por la mañana. -Tres comprimidos de spirulina al día durante un año. -Una cucharada al día de levadura de cerveza (salvo en caso de embarazo). -20 gotas de cloruro de magnesio diluidas en agua al acostarse. LA DIETA CONTRA EL CÁNCER Al seguir la dieta, tenga en cuenta estos consejos: -Debe beber abundante agua. Cuanta más mejor. Restrinja en cambio el consumo de cítricos para evitar una posible desmineralización ósea. -Mastique bien los alimentos. -Asegúrese de ingerir suficiente fibra con la comida cada día. -Prefiera siempre los alimentos crudos (verduras y frutas) a los cocinados. Preferiblemente ecológicos o, en su defecto, lavados a fondo y desparasitados. -Consuma al menos 5 piezas de frutas cada día. -Compruebe si es alérgico o intolerante a algún alimento y en tal caso elimínelos. -Si padece estreñimiento póngase simplemente un enema de agua templada-caliente y, si es persistente, añada al agua media taza de café. -Use las especias con moderación. Las más adecuadas son el tomillo, el clavo, el perejil, el comino, el hinojo y la salvia. La sal con mucha moderación y mejor si es sal marina. -Abandone el tabaco de inmediato si fuma y evite estar en ambiente contaminados por él. -Haga algún ejercicio físico moderado todos los días (por ejemplo, 245
  • 246. pasear una hora por ambientes naturales como la orilla del mar o paisajes arbolados). -Elimine por completo el alcohol, el café, el té negro y las bebidas industriales (sodas, colas, gaseosas, refrescos, etc.). -Suprima por completo la ingesta de grasas saturadas (especialmente los embutidos), el azúcar y todos los alimentos refinados, precocinados, envasados o enlatados. -Excepción hecha del yogur natural, no tome leche ni productos derivados. -No utilice calzado con suela aislante. Sería conveniente que caminara descalzo por hierba, arena o baldosa unos minutos antes de acostarse para descargarse de la energía estática acumulada. -Antes de ir a dormir lávese bien los dientes y luego enjuáguese la boca con agua y sal yodada. LA DIETA Desayuno: Tome para desayunar la fruta cruda y fresca de temporada que más le apetezca. Si lo desea, ingiera también un yogur natural. Y si también le apetece, cualquiera de las infusiones recomendadas (manzanilla -con o sin anís-, poleo-menta, tila, sen, malca, ajenjo o clavo), tanto solas como mezclando algunas (las mujeres embarazadas deben consultar a su médico). A media mañana: -Un vaso de zumo de uva, zanahoria o manzana. -Algunos frutos secos (siempre que no tengan sal ni estén fritos) A mediodía: a) De primer plato tome verdura -cruda, asada o a la plancha- o bien una ensalada variada abundante aderezada con aceite de oliva virgen extra (sin vinagre). Podrá incluir en ella yema de huevo tres veces por semana. Y procure poner siempre en ella ajo, cebolla y perejil. Entre las verduras más aconsejables están las crucíferas (toda la familia de las coles). También puede ingerir legumbres siempre que las prepare sin grasa saturada. b) De segundo plato puede tomar pescado (sobre todo el azul), marisco o carne magra (sin grasa) -especialmente de ave- con acompañamiento de verduras. c) De postre tome manzana (cruda, hervida o al horno) o un yogur natural (si no tomó ya uno por la mañana). Merienda: -Fruta -o zumo casero- así como algún fruto seco (sin sal ni frito). 246
  • 247. Cena: (hágala siempre antes de las 20 h): Sopa de verduras y pescado o carne magra. De postre, de nuevo manzana o yogur natural. (Después de cenar sólo podrá tomar agua y zumos de fruta fresca si tuviera hambre). Complementos durante la dieta: Los mismos que durante la fase preparación a los que conviene añadir ocasionalmente: -Una cucharada de aceite de hígado de bacalao. -Germen de trigo en copos. -Semillas de sésamo. -Carbonato de magnesio (tres veces por semana en días alternos). -Batidos de soja. CONCLUSIÓN Tales son los principios básicos de la dieta propuesta por Francisco Martín Acris. En todo caso, recuerde que la salud es una cuestión de armonía. Y que nuestras emociones y pensamientos influyen siempre -positiva o negativamente- en nuestro organismo. Hay que cuidar pues esos aspectos tanto como el físico. Lo que no obsta para que entendamos que la alimentación es absolutamente fundamental. Una dieta como la propuesta tiene la virtud de desintoxicar nuestro organismo, mejorar su metabolismo, incrementar las defensas del sistema inmune y, consecuentemente, permitir que nuestro propio cuerpo encuentre la solución al cáncer... y a cualquier otra patología que podamos padecer. Basta facilitarle los nutrientes que precisa con la alimentación y, si fuera necesario, complementarlo con suplementos fitoterapéuticos y ortomoleculares. Le aseguramos que, por mucho que le sorprenda, es un método seguro, eficaz e inocuo tanto para protegerse del cáncer como para afrontarlo. Por eso, incluso si ha decidido someterse a quimioterapia o radioterapia le sugerimos que tenga en cuenta lo aquí dicho porque una adecuada nutrición le servirá para soportar mejor tan agresivos tratamientos. Y si decide confiar sólo en la alimentación hágalo después de informarse exhaustivamente sobre todas las posibilidades que las distintas dietas le ofrecen. Lo que es evidente es que los millones invertidos en marketing por las multinacionales farmacéuticas hacen que aún esté lejos el día en que la alimentación sea la primera herramienta terapéutica contra el cáncer. Lástima 247
  • 248. (XXV) SORPRENDENTE TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON VITAMINA B17 Y UN COMPUESTO DE PLANTAS Han Dong Kyu, naturópata coreano residente en España, padeció hace ya más de 10 años un tremendo cáncer que le afectaba al estómago, al intestino grueso y al pulmón. Desahuciado por sus colegas decidiría buscar por su cuenta cómo vencer la enfermedad. Y tras visitar Houston y Alemania y bucear en muchos estudios desarrolló una singular terapia basada en la aplicación de un compuesto de semillas ricas en vitamina B17 y otro de plantas coreanas que le permitió sobrevivir al cáncer. Desde entonces, mientras trata de ayudar a quienes hasta él se dirigen para superar la enfermedad, busca apoyo institucional para validar sus productos. Han Dong Kyu tiene cerca de 70 años y ha tenido que convivir más de quince con los distintos tumores cancerígenos que invadieron todo su cuerpo -desde la oreja al intestino- y a los que venció buscando en la naturaleza soluciones que luego experimentó en sí mismo. Agradecido con la vida, hoy trata de ayudar a superarlo a quienes, merced al boca a boca, tuvieron conocimiento de los resultados que obtiene en el tratamiento de muchos cánceres. Sus pacientes son su "evidencia clínica", las "pruebas vivientes" de los logros que obtiene. Claro que esos testimonios no tendrán "validez científica" mientras quienes pueden efectuar las pruebas, ensayos y protocolos necesarios no se animen a constatarlo "oficialmente". Es más, son esas "pruebas vivientes" las que llevaron a Han Dong a ponerse en contacto con nosotros lo mismo que anteriormente intentó que le escucharan las más altas instituciones del estado sin conseguirlo. Y eso que hay una larga lista de personas dispuestas a acudir a donde haga falta para testimoniar que el tratamiento aplicado por este esforzado naturópata coreano les ayudó a superar el cáncer. Personas cuyos testimonios son similares. "En septiembre de 1993 me diagnosticaron un cáncer epidermoide (en 248
  • 249. la lengua) bien diferenciado y avanzado -cuenta Lourdes Sánchez-. Tenía la lengua destruida y se me había pegado a la base de la boca. Los doctores del Servicio Maxilofacial no pudieron operarme y me enviaron al Servicio de Oncología. Allí me dijeron que el tiempo máximo de vida que me quedaba era de aproximadamente un año... pero aquí me tienen. Me pusieron tratamiento con quimioterapia y radioterapia pero en lugar de mejorar iba empeorando. Al margen de los efectos secundarios, que eran horribles, me iba encontrando cada vez peor tanto física como psicológicamente. Y empecé a hundirme. Sería entonces cuando conocí a Han, hablé con él, lo medité mucho y decidí ponerme en sus manos. El 30 de octubre de 1995, cuando ya tenía que haber muerto según los oncólogos, fui a verles a la consulta, les expliqué por qué en su momento había dejado el tratamiento convencional y por qué había aceptado el que me propuso el doctor Han. No aceptaron muy bien mi decisión pero ante las evidencias me mandaron un escáner y me remitieron al departamento de Maxilofacial para una revisión. Y allí me dirían que en el escáner no aparecía nada, ningún tumor, si bien agregaron que, a fin de asegurarse, me harían una biopsia. Pues bien, recogí el resultado el 5 de diciembre de ese año y se confirmó lo que Han y yo sabíamos: ya no tenía cáncer. Habíamos vencido al cáncer, a ese maldito cáncer que acaba con la vida de tantas personas..." A María Esperanza Martín, periodista, cuyo marido murió de cáncer, la detectaron un tumor en el pecho izquierdo en 1993 siendo sometida a una primera intervención en la que le dijeron que, al menos de momento, no era necesario extirpar la mama. Sin embargo, en diciembre del 96, tras los resultados de las pruebas, la recomendaron una operación inmediata advirtiéndola ya de que, una vez dentro del quirófano, quizás tuvieran que extirparle los dos pechos. Se negó. Un mes después, en enero, decidía seguir el tratamiento del Dr. Han. Hoy, los resultados de las pruebas indican que está curada como puede apreciarse en las fotos que acompañan este texto. "Aunque la terapia parece agresiva -recuerda Esperanza- el estado de ánimo en todo momento es bueno. De hecho, yo continué presentando un programa de televisión local en el que trabajaba. No son dolores inaguantables, ni tienes mal aspecto, ni mal olor. La herida de la operación del hospital fue más agresiva. Además se me infectó y las curas eran muy desagradables. Y a eso se añadía el malestar general debido a los antibióticos y medicamentos que tomaba. Porque todos los fármacos tenían efectos secundarios y acabaron dañándome el estómago. Con lo que me dieron más medicinas, ahora para proteger el estómago. Es decir, el cuento de nunca acabar. Sin embargo, con la medicina natural de Han esto no ocurrió. No tiene contraindicaciones, ni efectos secundarios. Al parecer su medicina cura y reacciona dependiendo de 249
  • 250. cómo esté el cuerpo de la persona. Los resultados son muy buenos. En dos meses, gracias a mi fe y a Han, estuve curada". Esperanza recuerda, dolida, que cuando volvió al hospital público para explicar a los médicos el tratamiento que había seguido, lo conocieran y además confirmaran los resultados... éstos se negaron a hacerle las pruebas diagnósticas. Esperanza hoy imparte cursos de relajación y terapias de autoayuda porque está convencida de que la curación es más rápida después de prepararse mentalmente para el abordaje de la enfermedad. EL MÉTODO HAN "No es magia -nos diría sonriente Han Dong cuando nos entrevistamos en él-. La medicina natural tiene 5.000 años de historia y todas las sustancias que yo utilizo están en la tierra, en los árboles, en los minerales, en los animales e, incluso, en los insectos. Es una lástima pues que no exista una colaboración más estrecha, a todos los niveles, entre la medicina convencional y la natural para cercar al cáncer. No entiendo por qué los oncólogos no quieren escuchar". Han Dong nos explicaría entonces que la base de su tratamiento se encuentra en el calor y en dos complementos elaborados con sustancias naturales. El primero de ellos consiste en una sencilla mezcla de semillas de algunas frutas comunes en Occidente y ciertos frutos del Amazonas, todas ellas ricas en vitamina B17, un producto alabado en el ámbito de la medicina alternativa que sin embargo provoca una dura controversia entre los miembros de la ortodoxia científica. En cualquier caso, Dong mejora la acción de la vitamina B17 administrando un segundo producto que "acelera el proceso de recuperación" -afirma- y es el resultado de la licuación de diversas plantas coreanas, algunas de la cuales ni siquiera tienen nombre español y de las que el naturópata destaca por su eficacia el Tomok y el Yon Za. Un complejo herbal al que llama familiarmente "vitamina B18" aun sabiendo que no es tal. En cualquier caso, nos explicó que se trata de un complejo rico en gluconato de benzaldehido, sustancia también presente en la vitamina B17. El proceso de ayuda a los enfermos de Han Dong está basado en su experiencia personal porque, tal y como entendían sus ancestros en Oriente, "nada que no haya sido probado previamente en uno mismo debe ser aplicado en otros". Y Han Dong probó en sí mismo una y otra vez diversas sustancias naturales hasta elaborar un tratamiento que luego iría mejorando. De tal guisa obtendría la experiencia clínica actual que posee -y que sólo un necio despreciaría- y ya comparte con colegas de Estados Unidos, Alemania, Austria y, por supuesto, Corea. 250
  • 251. EL CALOR Aunque parezca increíble, Han Dong comienza localizando las células tumorales mediante un singular método que consiste en aplicar calor en la zona afectada usando un aparato patentado por él que permite la cocción de distintas plantas medicinales y hace que el vapor pase a través de un tubo de plástico que aplica directamente sobre la piel. Ello permite no sólo conseguir determinados efectos terapéuticos con el vapor medicinal -como el aumento de leucocitos o el tratamiento del dolor- sino hallar la localización exacta de las células tumorales. Y es que como la resistencia de las células cancerígenas al calor es menor que en las células sanas... se va dibujando sobre la piel un "mapa" más o menos extenso de manchas rojas que se corresponde con la zona donde hay células tumorales. El tamaño y la extensión de las manchas delimita pues la extensión de las células malignas. Este tratamiento debe seguirse durante varios días -depende de la resistencia progresiva del paciente al mismo- hasta que físicamente se revele, por su distinta coloración, el núcleo principal del tumor. Y así, de manera tan sencilla, Han Dong no sólo localiza dónde hay células cancerígenas sino que comienza de forma paralela el tratamiento ya que como las células cancerígenas son más sensibles al calor que las células sanas difícilmente sobreviven a una temperatura superior a los 42º. La propia American Cancer Society reconoce las posibilidades del calor como terapia en la lucha contra el cáncer. "Hay evidencias -puede leerse en uno de sus documentos- de que la terapia de calor local y general puede detener el crecimiento de los cánceres y aumentar la efectividad de radiación y quimioterapia en algunos casos. Parece trabajar aumentando el flujo de sangre y volviendo más sensibles al tratamiento convencional a las células cancerígenas". Los defensores del uso del calor proclaman que actúa como una "fiebre" que ayuda al cuerpo a luchar contra la enfermedad, algo de lo que reniegan los médicos ortodoxos. Y eso que Dong los deja en evidencia cada vez que utiliza los rastros dejados por la especial sensibilidad de las células cancerígenas y su cambio de color para dibujar el mapa de situación de las mismas sobre el cuerpo humano. Por lo que en la revista sabemos el primer caso documentado de curación debido al "calor" en un caso de cáncer se dio en 1866. Según el médico alemán M. Busch a un paciente suyo le desapareció un sarcoma en el cuello después de experimentar fiebres altas. Más tarde, ya en 1893, el ginecólogo sueco F. Westermark administró a una enferma con un tumor intrauterino bacterias tóxicas extraídas del Estreptococo y del Serratia marcescens a fin de provocarla fiebre al mismo tiempo que la aplicaba calor mediante un recipiente 251
  • 252. conteniendo agua caliente. Como en tantas otras ocasiones las "evidencias científicas" de estos casos se consideraron "débiles" y fueron rechazadas. Lo que no impediría que siguieran utilizándose distintos métodos para elevar la temperatura de las células cancerosas, desde electrodos de radiofrecuencia a la perfusión o transfusiones de sangre previamente calentada a un determinado órgano afectado por el cáncer. De hecho, el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos está patrocinando actualmente tres ensayos en fase II que usan terapia de calor en todo el cuerpo en combinación con quimioterapia para tratar a los pacientes de melanoma avanzado. Y un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences en noviembre del pasado año informaba de la investigación sobre un nuevo método para combatir el cáncer basado en nanopartículas calentadas e insertadas en el tumor. Según se explicaba, con la ayuda de un escáner se insertan en el tumor nanopartículas de un tamaño aproximado de 110 nanómetros (110.000 millonésimas de metro) fabricadas de sílice y recubiertas de oro. A continuación se irradia luz sobre la piel que recubre la zona afectada, las ondas infrarrojas atraviesan la dermis y calientan las partículas generando -en unos cuatro a seis minutos- la temperatura suficiente como para dañar las células cancerígenas y lograr que el tumor no siga creciendo. Otro ejemplo de tratamiento eficaz contra el cáncer es la utilización de la Hipertermia que producen los aparatos de la empresa Indiba, completamente distinta de la obtenida por otros métodos y aparatos ya que logran aumentar la temperatura de la zona sin que haya aumento de calor. Se trata de sofisticados aparatos que transforman una energía fría de alta frecuencia relativa (0,5 Mgh) en un aumento de temperatura interna que no quema. (vea lo publicado sobre ello nuestra web: www.dsalud.com). Obviamente lo que hace Dong está lejos de tan alta tecnología. Representa la manera ancestral de contemplar la salud y el uso del calor contra el cáncer. Y, sin embargo, aporta un novedoso punto de vista: "Todos los cánceres -afirma- se originan en la zona exterior del organismo para evitar el calor interior. Las células cancerígenas tienden a migrar hacia las zonas más frías del organismo. Por eso el corazón y el intestino delgado, órganos calientes, nunca presentan cáncer. Añadiré además que la mayoría de los enfermos de cáncer son frioleros y que el estado de los mismos empeora durante las estaciones frías. Ello se debe a que el frío propicia un crecimiento rápido del cáncer. Las células tumorales buscan siempre estar lo más cerca posible del exterior por lo que la aplicación externa de calor delata su presencia al enrojecerse más que las células sanas, algo que nos permite obtener una visión certera de la extensión del mal". 252
  • 253. LAS SEMILLAS DE ALBARICOQUE Cuando en el propio cuerpo del paciente se ha dibujado el mapa de su mal con la localización del núcleo central del tumor comienza la siguiente fase del tratamiento. A partir de ese momento se comienzan a aplicar diariamente las dos sustancias señaladas anteriormente en la zona del núcleo. La primera de ellas elaborada a partir de semillas ricas en vitamina B17 como las de los albaricoques, melocotones, manzanas y uvas así como en las almendras amargas y ciertos frutos del Amazonas. Y la segunda, a partir de plantas coreanas. "Ambas producen la muerte de las raíces del tejido canceroso -afirma Han- que poco a poco es expulsado del organismo en forma de pus. Luego, una vez expulsadas las células cancerosas destruidas, las heridas se cierran solas al igual que ocurre con cualquier absceso. Debo agregar que ambas sustancias destruyen exclusivamente las células cancerosas sin dañar en ningún caso las sanas. Y además se trata de un tratamiento que carece de efectos secundarios". Llegados a este punto es importante recordar que los abscesos se forman generalmente en nuestro organismo por la acción de los neutrófilos (un determinado tipo de glóbulo blanco) estando delimitados por unas cápsulas que los aíslan formadas por tejidos, colágeno, vasos sanguíneos... y neutrófilos. Abceso que desaparece cuando el pus es expulsado al exterior, momento en el cual evoluciona hacia la cicatrización, tal y como sostiene Han y puede verse en las fotos. Y, por cierto, esto nos recuerda que según un estudio dirigido por el investigador español Antonio Bru del que informamos en Discovery DSALUD en el número anterior los neutrófilos pueden ser clave en la lucha contra el cáncer al ser capaces -según afirma el investigador español- de impedir el crecimiento tumoral al aumentar significativamente su número mediante el adecuado estímulo del sistema inmune. Así se constató al menos en ratones en un trabajo realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España en colaboración con el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Hablaremos de ello en profundidad el próximo mes. La verdad es que resulta impresionante contemplar cómo el tejido canceroso tratado con el método de Han Dong presenta toda la apariencia de una gran infección -eso sí, sin que se produzcan los síntomas físicos limitativos de la misma- hasta que de repente, a través de un poro o de un absceso -de tamaño variable- comienza a expulsarse pus y, a veces, hasta los restos sólidos del propio tumor. Nadie mejor que quienes han vivido la experiencia del tratamiento para recordarlo. "Comenzaron a aplicarme el producto en el tumor -afirma Lourdes-, es decir, en la lengua, y además tomaba unas 253
  • 254. pastillas. A la semana noté ya una mejoría notable y comencé a comer y a hablar mucho mejor. El tratamiento era diario. Luego, al mes y medio más o menos, se empezaron a poner negros algunos trozos de lengua que luego se caían. Eso, para Han, quería decir que el tumor se estaba muriendo. Y así fue, como se puede comprobar. Empecé el tratamiento en noviembre de 1993 y en febrero de 1994 me hicieron un escáner cuyo resultado dice: 'Exploración que no muestra en el momento actual restos tumorales y/o adenopatías metastásicas'". Puede parecer mentira, a la vista de las fotos, que el proceso no vaya acompañado de altas fiebres pero así es. "Por supuesto, era incómodo y un poco doloroso -recuerda Esperanza-. Dong provocó una úlcera artificial por donde empezó a salir toda la materia mala y pus. Transcurridos dos meses justos desde el inicio del tratamiento salió todo el núcleo del tumor dejando un gran agujero. Y ese agujero, lo mismo que se abrió solo, se cerró solo". Después sólo queda seguir tratando los efectos secundarios producidos por el cáncer -o por los tratamientos convencionales- con las técnicas milenarias de la tradición oriental, desde la Acupuntura a la Fitoterapia. "Son numerosos los pacientes sometidos a tratamientos de quimio o radioterapia -nos diría Han- que han acudido a mi para que les evitara los conocidos efectos secundarios. Y he aceptado siempre esas peticiones por lo que he podido constatar muchas veces el éxito de mi tratamiento. De hecho, prácticamente ninguno de los pacientes tratados presentaron los temibles efectos secundarios de los tratamientos convencionales". Las evidencias clínicas son incontestables. Por eso Han Dong escribió comunicando el éxito de su terapia en casos de cáncer a la Casa Real, al Presidente del Gobierno, al Ministerio de Sanidad y al director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Mariano Barbacid, tratando de buscar las ayudas necesarias para conseguir la validación científica de su tratamiento. Como respuesta tuvo sólo un encuentro con un responsable del Ministerio de Sanidad al que los testimonios de los pacientes no debieron impresionarle lo suficiente como para hacer algo. Eso y una carta de Barbacid en la que éste le dice que será posible la colaboración con el Programa de Terapias Experimentales "siempre que ustedes nos proporcionen una documentación basada en publicaciones científicas de relevancia internacional". Una forma "elegante" de decir NO o de no enterarse que precisamente eso es lo que pedía Han: la posibilidad de, a la vista de los resultados conseguidos con pacientes desesperados, avanzar en la investigación científica. En suma, Han tiene la evidencia clínica pero no la "documentación científica" que avale lo que hace. En cambio, nuestro "ultramoderno" centro de investigación tiene una abundantísima documentación científica... que no ha servido para curar un solo caso 254
  • 255. de cáncer. La experiencia esta ahí. Los pacientes también. Por tanto, argüir que el tratamiento carece de "base científica" porque no hay ensayos protocolizados es una falacia: no los hay porque quienes los pueden realizar no quieren afrontarlos. Esa es la dura verdad. LA POLÉMICA VITAMINA B17 Pero continuemos... Una vez localizado el núcleo del tumor mediante calor, Han Dong aplica la sustancia elaborada con semillas ricas en vitamina B17 -también se la conoce como amigdalina y como laetril-, sustancia químicamente compuesta por dos moléculas de azúcar, una de benzaldehido y otra de cianuro que, de forma natural, se encuentra en las semillas de los albaricoques, los melocotones, las uvas, las cerezas y las manzanas así como en las almendras amargas, en las hojas del laurel cerezo y en las pepitas de otros frutos tropicales (se encuentra asimismo, en mayor o menor proporción, en más de 1.200 plantas). Ya en la década de los 20 del pasado siglo XX los investigadores Robert McCarrison y John Dark comprobaron que había una población donde el cáncer era desconocido, los hunza, que vivían en la falda de una colina de la localidad paquistaní de Kashmir cercana al Himalaya. Su población contaba además con un alto promedio de personas mayores de 100 años. Así que decidieron examinar sus costumbres y descubrieron que la ingesta de semillas de albaricoque era algo común entre ellos y que además cocinaban con el aceite de esas semillas. Luego constatarían que muchas otras frutas de las que consumían eran ricas en lo que hoy conocemos como vitamina B17. Estudios posteriores publicados por el especialista británico Richard MacKarness reforzaron la importancia de la vitamina B17. MacKarness había decidido investigar si, como algunos científicos mantenían, la ingesta de carne era realmente tan poco saludable en todos los casos. Y para ello estudió las costumbres alimenticias tradicionales de los esquimales y de los indios de Norteamérica ya que en sus ambientes naturales ambos grupos son principalmente carnívoros alimentándose de animales salvajes -como el alce y el caribú- si bien complementan su alimentación con bayas salvajes o pescado cuando están disponibles. Pues bien, la conclusión principal expuesta por MacKarness en su libro "Comen grasa y crecen delgados" es que en esos pueblos no existe la obesidad. Y lo más importante: ni los esquimales ni los indios que viven en sus ambientes naturales y comen sus comidas tradicionales han tenido nunca cáncer o padecido enfermedades del corazón. Exactamente igual que los hunza del Himalaya. A pesar de que los esquimales y los indios norteamericanos son carnívoros en lugar de vegetarianos. ¿Y cuál era el factor común 255
  • 256. más probable? Pues precisamente la vitamina B17. Resulta que el caribú, por ejemplo, contiene 15.000 mg. por kilo de nitriloside, fuente primaria de B17. Y otras comidas comunes a todos esos pueblos contienen también grandes cantidades de la misma vitamina. Esa es la razón de que comenzara a utilizarse como anticancerígeno en la década de los 50. De hecho, más de 70.000 personas fueron tratadas con esa vitamina en Estados Unidos en la década de los 70 tanto en monoterapia como en combinación con un programa de la llamada Terapia Metabólica que no es sino una dieta especial que se complementa con altas dosis de vitaminas y enzimas pancreáticas. Su fama aumentaría luego notablemente al ser respaldada su eficacia por numerosos estudios científicos. Hasta que, de improviso, comenzaron a aparecer otros estudios -duramente criticados por su falta de rigor- que desvirtuaron todas sus posibilidades terapéuticas y, paralelamente, empezaron a circular historias sobre "muertes por envenenamiento". Algo que llevaría a intervenir a la FDA argumentando que como "no había pruebas concluyentes" sobre sus tratamiento médico. ¿La excusa? Que el contenido de cianuro de las semillas podía ser la que confiriera a la sustancia su presunto carácter tóxico. Obviamente, fueron muchos los investigadores que denunciaron inmediatamente que detrás de esa prohibición sólo se ocultaba -una vez más- la defensa de los intereses de las multinacionales ya que se trata de un producto anticancerígeno no patentable al proceder de semillas naturales. Y apareció también la intimidación. Uno de los casos más conocidos fue la persecución llevada a cabo en California contra el doctor John A. Richardson, que él mismo recogería en su libro "Laetrile Case Histories: The Richardson Cancer Clinic Experience" (Bantam Books 1977). Resulta que Richardson había usado por primera vez la vitamina B17 con la hermana de una de sus enfermeras que padecía un melanoma maligno avanzado en el brazo y a la que habían dado 6 semanas de vida (algo más si se decidía por la amputación). "Le administramos amigdalina (vitamina B17) casi inmediatamente -escribe Richardson- y las lesiones empezaron a sanar. Al punto de que a los 2 meses el brazo había vuelto a la normalidad". Como era de esperar, su pequeña clínica se convirtió en el lugar más concurrido del barrio... hasta el 2 de junio de 1972. Porque ese día, según puede leerse en el libro, "¡Diez agentes uniformados con armas irrumpieron en la clínica, empujaron al doctor contra la pared y comenzaron a registrar todo! Después, las 'cámaras de televisión invitadas' pasaron y 2 enfermeras fueron detenidas. La niña pequeña que estaba tratándose en aquel momento tuvo que ser enviada a casa y murió 3 días después. Queda la duda en mi mente de si esa muerte podría haberse pospuesto o 256
  • 257. incluso haberse evitado si no hubiera sido por el registro." ¿Le suena este tipo de actuación, amigo lector? También usaron la mentira. Según escribió en Acres Magazine (1978) el doctor Harold Manner, tras una conferencia suya en el estado de Nueva York sobre la eficacia del Laetrile -nombre de un fármaco registrado que contenía laetril- un hombre se puso de pie y le dijo: "Dr. Manner, ¿cómo puede usted hacer afirmaciones como esas cuando la FDA está diciendo lo contrario?". Manner recuerda en el artículo que le contestó que las afirmaciones de la FDA eran mentira a lo que su interlocutor replicó haciendo referencia a la foto de una pequeña: "Mire a esta muchacha -dijo-. Tomó las pastillas de Laetrile de su padre y murió envenenada por el cianuro". Cuenta Manner que entonces una señora se puso de pie y le pidió permiso para contestar a la pregunta. "Dr. Manner, ¿me permite responder a mi a la pregunta? Creo que estoy capacitada para ello porque soy la madre de esa niña. Ella nunca tocó las pastillas de Laetrile de su padre. Lo que ocurrió fue que el doctor que la atendió, al saber que su padre tomaba Laetrile, escribió: 'Posible envenenamiento por cianuro'. Así que en el hospital usaron un antídoto contra el cianuro... y eso fue lo que la mató". Sin embargo, aquella falsa atribución de la muerte de la niña al uso del Laetrile siguió apareciendo y se convirtió en una más de las leyendas negras que condujeron a su enterramiento... que no ilegalización porque el hecho de que la FDA la haya prohibido como fármaco no la convierte en ilegal en Estados Unidos. Y es que afortunadamente el apoyo a la vitamina B17 no desaparecería porque no toda la comunidad científica se calló ante tamaño atropello. Dean Buró -cuya lista de menciones, honores y premios por sus trabajos bioquímicos y de investigación contra el cáncer debería hacer palidecer a quienes se limitan a leer la literatura oficial-, jefe del Departamento de Hidroquímica del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos durante más de 17 años, tras analizar detenidamente el acta sobre la vitamina B17 de la FDA, declararía que, atendiendo al conocimiento científico acumulado sobre ella, "debía ser científicamente considerada un nutriente, una vitamina" y no un fármaco. Añadiendo incluso que era "mejor que cualquier otra solución utilizada para el cáncer" hasta el punto de que sería lo único que él utilizaría si algún día tuviera que afrontar esa enfermedad. También denunciaría lo ocurrido Ralph Moss, actualmente uno de los mayores defensores de las terapias alternativas contra el cáncer. Moss fue despedido en 1977 de su cargo de Jefe de Relaciones Públicas del Sloan Memorial Kettering Institute -considerado uno de los centros de referencia en la investigación contra el cáncer y cuyos estudios sirvieron para intentar enterrar el Laetrile- "por no cumplir -afirma él mismo- con la más básica responsabilidad en el trabajo: mentir cuando tu jefe te lo dice". Moss 257
  • 258. declaró sobre las investigaciones realizadas con el Laetrile: "Básicamente los resultados estaban siendo positivos pero nosotros, en público, estuvimos diciendo que eran negativos. Y así durante 3 años." Otro de los científicos que decidió no guardar silencio fue Kanematsu Sugiura, uno de los investigadores más respetados en su época a nivel mundial hasta el punto de que el Dr. Chester Stock, director del Departamento de Investigación del Sloan Memorial Kettering Institute, llegó a escribir de él: "Posiblemente la alta consideración que su trabajo merece como mejor se resume es con un comentario que me hizo un investigador ruso sobre el cáncer. Me dijo: 'Cuando Sugiura publica, nosotros sabemos que no tenemos que repetir el estudio porque obtendríamos los mismos resultados que él'". Pues bien, el doctor Sugiura supo estar a la altura de su prestigio. El 15 de junio de 1977 el Sloan Memorial Kettering Institute convocó una rueda de prensa -a la que acudieron más de 150 periodistas y una docena de cadenas de televisión- para dar a conocer el veredicto del centro sobre el Laetrile. Iniciado el acto, tomaría la palabra el doctor Robert Good quien, después de realizar unos comentarios generales de descalificación del Laetrile, pasaría el micrófono al doctor Chester Stock. Éste lo tomó y, sin dar la oportunidad de hablar a Sugiera, presente en la mesa, dijo ante la prensa: "No se ha encontrado en el Laetrile ningún efecto preventivo, ni capaz de retrasar el crecimiento tumoral, ni antimetastático, ni ninguna actividad curativa anticancerígena. No nos queda nada más que cerrar el libro del Laetrile". Entonces, inesperadamente, un periodista gritó: "Doctor Kenamatsu, ¿sigue usted sosteniendo su creencia de que el Laetrile detiene el crecimiento del cáncer?". Y tras un silencio que les debió resultar eterno tanto a los periodistas como a los médicos parapetados tras la mesa que presidía el acto, el doctor Sugiera, con calma y mirando a los ojos del periodista, contestó: "Lo sigo sosteniendo". Lo afirmaba el investigador sobre cáncer más preeminente de Estados Unidos y probablemente del mundo en ese momento. A partir de aquel día muchos trataron de encerrarle en el anonimato pero sus conclusiones perduran. Y éstas son que la vitamina B17 : 1) Inhibe el crecimiento de tumores. 2) Ha demostrado en ratones evitar las metástasis. 3) Disminuye el dolor. 4) Previene el cáncer; y, 5) Mejora la salud general. Las mismas propiedades de las que se vienen beneficiando las personas que siguen el tratamiento de Han Dong desde hace años. 258
  • 259. ACCIÓN ANTICANCERÍGENA Cabe agregar que, según sus defensores, el efecto positivo de la vitamina B17 sobre las células tumorales puede deberse a distintas causas. En todo caso, su efectividad se achaca fundamentalmente a la acción del cianuro en la célula maligna. Y es que la vitamina B17 elimina las células cancerosas sin afectar a las sanas debido a la acción de dos enzimas: la beta-glucosidasa y la rodanasa. Según los científicos -algo que los detractores de esta vitamina niegan- la primera se encarga de liberar la molécula natural del cianuro de la vitamina en las células mientras la segunda se encarga de neutralizar su efecto tóxico convirtiéndola en thiocianato. Y así sucede en las células sanas. Sin embargo, en las células cancerosas no existe la enzima rodanasa y, en consecuencia, el cianuro la destruye al eliminar el oxígeno de su interior. Tal es la razón de que sea inocua para las células sanas y mortal para las cancerosas. Existe en cualquier caso una segunda explicación sobre la actividad anticancerígena de esa vitamina que va más allá de su interferencia en la utilización de oxígeno por las células. Según esta teoría el cianuro aumenta el volumen ácido de los tumores lo que provoca la destrucción de las membranas de los lisosomas (compartimentos del interior de las células que contienen enzimas capaces de digerir otras moléculas y que si son liberadas son capaces de destruir la propia célula). Destrucción de las membranas que lleva a los lisosomas afectados a liberar las enzimas que contienen y, como consecuencia, las células cancerígenas mueren. Otra forma de provocar la ruptura del lisosoma es estimular el sistema inmune. Cabe añadir que al parecer también el benzaldehido presente en la amigdalina o vitamina B17 tiene propiedades anticancerígenas. Tanto en 1985 el doctor M. Kochi como en 1990 el doctor Tatsumura presentaron ya significativos resultados sobre las posibilidades de esta sustancia en el tratamiento antitumoral. UNOS TANTO Y OTROS TAN POCO Claro que mientras la B17/laetril/agmidalina es vilipendiada y los terapeutas que la utilizan son ignorados -cuando no perseguidos- las grandes multinacionales investigan sobre ella. Hace ahora algo más de dos años el editor científico del diario británico Independent se hacía eco en estos términos de una investigación hoy todavía abierta y en desarrollo: "Balas mágicas de cianuro matarán las células cancerígenas". La información comenzaba así: "Los pacientes del cáncer del futuro serán tratados con una poderosa 'bala mágica' que atacará los tumores con un cóctel de cianuro derivado de la yuca". La investigación, llevada a cabo en el Imperial College de Londres y 259
  • 260. dirigida por el doctor Mahendra Deonarain en fase II, pretende -se explicaba- desarrollar un medicamento a partir de la técnica usada por algunas plantas que liberan cianuro para defenderse del ataque de algunos insectos. La planta de la yuca -también conocida como mandioca-, el almendro y la hortensia poseen una enzima que produce cianuro cuando entra en contacto con una determinada molécula de azúcar. Normalmente las plantas almacenan separadas la enzima y el azúcar, y sólo las juntan cuando una plaga les ataca. Pues bien, los científicos del Imperial College han aislado la enzima y lo que tratan ahora es de unirla a un anticuerpo que permita, inyectándola en el organismo, hacerla llegar hasta el tumor. Entonces se introduciría un segundo medicamento conteniendo el azúcar a fin de que reaccione con la enzima para liberar el cianuro cerca del tumor y eliminar así las células cancerígenas. El doctor Mahendra Deonarain afirmaría que el sistema sería tan específico que sólo los tumores designados se expondrían al cianuro. Cabe añadir que en las pruebas realizadas en laboratorio con células procedentes de cáncer de vejiga se constató que mientras se destruyen las cancerígenas... las sanas no resultan afectadas. Es decir, el punto de partida de esta investigación es hacer llegar a la zona del tumor el cianuro natural de algunos frutos porque no resulta tóxico para las células sanas pero es mortal para las células cancerígenas. Lo que nos deja perplejos. Pero, ¿no decía la FDA que todo eso carece de sentido? Claro que todo se explica cuando se averigua que quien está desarrollando este proyecto es la compañía biotecnológica británica Antisoma, aliada al grupo farmacéutico Roche. Y que en el momento del acuerdo entre ambas compañías -suscrito en noviembre del 2002- se calculara ya en 500 millones de dólares los ingresos que podrían producir los nuevos medicamentos oncológicos en estudio... entre ellos el mencionado. Lo de siempre: cuando no se puede patentar el producto se retira alegando peligrosidad y se patenta el "procedimiento". Y si mientras mueren millones de personas, qué le vamos a hacer... NO SIEMPRE EL VENENO MATA Debemos agregar que el uso de sustancias tóxicas -como los venenos de serpientes y arácnidos- en el tratamiento de enfermedades es consustancial a la medicina tradicional y ocupaba un lugar preeminente en muchos lugares y civilizaciones... hasta la imposición de la cultura del medicamento. Hace décadas, por ejemplo, que la Homeopatía los tiene incluidos en su arsenal terapéutico. Y son muchos los laboratorios y centros que actualmente investigan todas sus posibilidades. En abril del 2002 la revista Clinical Cancer Research -órgano oficial del 260
  • 261. American College of Clinical Cancer Research de Estados Unidos- publicó por ejemplo los resultados de una investigación realizada a finales de los años 90 en Paraná (Argentina) sobre los efectos de la crotoxina -veneno extraído del crótalo- en la cura del cáncer. Y en sus conclusiones se especifica que la droga demostró estadísticamente en casi el 80% de los pacientes oncológicos tratados experimentalmente una disminución o desaparición de los dolores así como un mayor bienestar general de los pacientes. La revista norteamericana sometió el trabajo de los científicos argentinos a una evaluación en la que, debido a la especificidad del tema, participaron también como consultores investigadores del Laboratorio de Investigaciones del Massachussets General Hospital de Boston (perteneciente a la Universidad de Harvard). Pues bien, tras un detallado análisis la revista decidió publicar el trabajo con el título "Fase I. Estudio farmacocinético de la crotoxina en pacientes con cáncer avanzado". Curiosamente, la investigación fue suspendida por "falta de fondos". Y una vez más, en un paralelismo que ya no debería pasarnos por alto porque ¿cuántas veces faltan fondos públicos para una determinada investigación... precisamente cuando grandes laboratorios farmacéuticos se afanan en investigaciones similares en otras partes del mundo? A ningún investigador mínimamente preparado se le escapa que el veneno de las serpientes es una enorme fuente de enzimas y proteínas cuyo análisis aun no está completo; y claro está, a ningún laboratorio. De hecho, algunos -como la empresa farmacéutica suiza Pentapharm- están volcados en la obtención de esas proteínas y enzimas. Así, desde 1975 trabaja en Brasil donde en 1981 instaló en Uberlandia (Minas Gerais) el mayor serpentario del mundo con unas 10.000 víboras (Bothrops moojeni). Reptiles de los que los expertos de la empresa extraen una albúmina que hoy se emplea para tratar las trombosis y como calmante en casos de hemorragias. Bueno, pues según sus propios técnicos el veneno de esas serpientes contiene otras 200 sustancias terapéuticamente interesantes. Es más, según una información publicada por la agencia suiza Swissinfo el pasado 27 de febrero, uno de sus investigadores -Michael Janssen- ha informado que la firma está preparando un medicamento que podría eliminar las metástasis cancerígenas ya que ciertos componentes del veneno evitan la formación de nuevas vías sanguíneas necesarias para la proliferación de las células cancerosas. No parece que la aparente toxicidad sea en esta ocasión una barrera insalvable. LA SOLITARIA LUCHA DE HAN DONG Obviamente, Han Dong permanece al margen de todo esto. De las 261
  • 262. batallas legales, de los movimientos de los grandes laboratorios por crear artificialmente lo que otros obtienen directamente de la naturaleza... Sólo le interesa el bienestar de sus pacientes y para ello viaja por todo el mundo a fin de buscar las semillas con las que se elaboran los productos que usa y poder seguir atendiendo las peticiones de ayuda que recibe. Esperando obtener algún día -ingenuamente, a nuestro juicio- respuesta a su petición de apoyo institucional. Y eso que su propuesta a las autoridades es sencilla: buscar en los hospitales públicos enfermos de cáncer que deseen someterse voluntariamente a su tratamiento tras explicarles previamente todo el proceso. Demostrar, antes de iniciarlo, que no hay peligro alguno para lo que Han Dong se ofrece a tomar cada día el triple de la cantidad del producto que tomen los pacientes. Luego basta que la Administración designe a los profesionales que sigan el ensayo y certifiquen los resultados. El Gobierno del Partido Popular no le hizo ningún caso. En sus manos tiene pues la Administración socialista, si busca de verdad el beneficio social y la reducción de los gastos farmacéuticos, abrir nuevas vías que se apoyen también en la evidencia clínica y no sólo en "trabajos científicos" sin resultado real práctico alguno. Pero si -como pensamos- existe un poder que claramente trasciende las ideologías políticas y condiciona en todo el mundo cualquier decisión en el ámbito de la salud... ni Han Dong ni otros como él verán cumplir su sueño. Aunque millones de personas sigan muriendo por esa causa cada año. (XXVI) ANTONIO BRÚ: "BASTARÍA POTENCIAR EL SISTEMA INMUNE PARA SUPERAR EL CÁNCER" Un equipo de científicos coordinado por el investigador español Antonio Brú, miembro del Centro de Ciencias Medioambientales -perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- acaba de demostrar en un experimento hecho en colaboración con investigadores del Hospital Clínico San Carlos de Madrid que basta administrar durante unos meses un potenciador del sistema inmune que induzca en el 262
  • 263. cuerpo la generación de neutrófilos para impedir el crecimiento de tumores cancerígenos. Se trata del mismo equipo que ahora hace un año aseguró haber descubierto que el mecanismo responsable del crecimiento tumoral es idéntico en todos los tipos de cáncer lo que contradice la actual creencia de que cada tumor exige una terapia específica. Pensábamos que a estas alturas del año en la puerta del pequeño despacho de Antonio Brú en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estarían guardando respetuoso turno para hablar con él las grandes luminarias de la oncología nacional con Mariano Barbacid a la cabeza, numerosos investigadores y médicos, las autoridades académicas que en las universidades difunden las teorías ortodoxas sobre el cáncer, los responsables del Ministerio de Sanidad y Consumo, los nuevos dirigentes del CSIC, los representantes de las asociaciones de lucha contra el cáncer y los periodistas sanitarios de los principales medios de comunicación. Unos para informarse más ampliamente de su descubrimiento y alguno incluso para aportar financiación con la que apoyar lo que se vislumbra como uno de los descubrimientos científicos más importantes realizados sobre el cáncer a nivel mundial en las últimas décadas. Descubrimiento que en realidad es doble. Porque lo que el equipo de Antonio Brú afirma haber descubierto es que todos los tumores cancerígenos crecen siempre de la misma manera -con independencia del órgano en el que lo hagan- siguiendo un mecanismo común previsible y que todos los cánceres se vencen "simplemente" potenciando el sistema inmune del paciente. Algo que obliga a replantearse urgentemente -una vez más- los actuales tratamientos con quimioterapia y radioterapia. Y hablamos de una investigación bien documentada y publicada ya en algunas de las revistas científicas más prestigiosas del mundo. Claro que si viviéramos en un país en el que nuestros representantes políticos y la jerarquía sanitaria dominante tuvieran realmente luces para comprender lo que ocurre en el ámbito de la salud y no estuvieran tan condicionados por los intereses económicos y determinadas creencias religiosas Bernat Soria, impulsor en España de la investigación sobre células madre, no hubiera tenido que afirmar con tristeza en un aeropuerto camino de Singapur "¡Es curiosa la capacidad que tiene España para decapitar sus propios proyectos!" ASÍ NOS VA Eso explica también que Antonio Brú siga esperando a que alguien se interese de verdad en su propio país por lo descubierto. Porque en el extranjero lo tienen bastante más claro y ya han entrado en contacto con él numerosos investigadores a título personal, miembros del 263
  • 264. instituto Max Planck de Leipzig, de la Academia de Ciencias de Moscú, de la Facultad de Medicina de Houston y de varias universidades e instituciones científicas europeas, norteamericanas, israelíes y sudamericanas. Claro que el trabajo desarrollado por Brú y su equipo es un buen ejemplo del funcionamiento de la investigación en nuestro país donde los fondos los suelen tener unos y los resultados otros. Además Antonio Brú, de 42 años, es físico, no médico, farmacéutico, biólogo u oncólogo. Y eso en un país donde la mayoría de los oncólogos se caracteriza por su ignorancia en el ámbito del cáncer -en la mayoría de los casos no tienen éxito con sus terapias, algo que ocultan con prepotencia y soberbia- no se perdona y muchos, en lugar de valorar sus descubrimientos en el ámbito científico se limitan a observarle con desdén con la simple alegación de que es un "intruso" en su terreno. Obviamente también a nosotros nos sorprendió que un físico se hubiera dedicado a estudiar el problema del cáncer y se lo hicimos saber. Fue así como nos enteraríamos de que la razón de su interés se inició con la muerte de su abuela por un tumor hace ahora once años, cuando al informarse de la enfermedad se sorprendió de lo poco que se había avanzado en este campo. Y fue así como supimos también que su decisión de impulsar la investigación desde una óptica multidisciplinar incorporando los conocimientos de la Física y la Biología a los de la Medicina tuvo que costearla ¡de su propio bolsillo! Es decir, los descubrimientos de Antonio Brú y de su equipo de colaboradores son personales y no sólo son ajenos al trabajo que desarrolla en el CSIC sino que este organismo no ha aportado jamás un euro ni ayuda de ningún tipo. De hecho, para salir adelante y costear el proyecto Brú se dedicó -desde 1993- a trabajar dieciséis horas al día -sus investigaciones sobre cáncer las desarrollaba cuando salía del instituto-, sin poder descansar siquiera los fines de semana y sin tomarse apenas vacaciones. Y encima esquivando las zancadillas que le pusieron quienes pretendieron apartarle de su objetivo cuando se enteraron de lo que estaba haciendo y sobreviviendo a las traiciones propias que suelen sufrir quienes navegan en solitario. Para la historia queda la nota de respuesta que le remitió el anterior director del CSIC cuando Brú le informó de sus descubrimientos y pidió ayuda económica para publicar los pormenores de su descubrimiento en una de las revistas más importantes del mundo. Y es que, como ya hemos explicado a nuestros lectores en su momento, algunas de esas revistas científicas cobran a los autores por publicar sus trabajos. ¡Por página publicada! Obviamente Brú no quería publicar un extracto de su trabajo sino las conclusiones del estudio completas a fin de que el mismo pudiera valorarse en su justa medida. Pues bien, ¿sabe el lector 264
  • 265. qué se le respondió? ¡Que aprendiera a escribir en menos páginas! "Los millones que ha costado este proyecto -nos diría- los he pagado de mi bolsillo. Y no es que tenga un gran sueldo. No he recibido un solo euro oficial. Añadiré que si hemos tardado cuatro años en publicar nuestra tesis es porque hubo mucha resistencia ya que lo que afirmamos es en cierto modo difícil de aceptar para muchos pues partimos de conocimientos propios de la Física y, claro, cuesta creer que desde el conocimiento de ecuaciones que explican el comportamiento de sólidos haya podido llegar a explicarse el crecimiento tumoral y se haya llegado a consecuencias clínicas y biológicas tan claras". En suma, fue volviendo a endeudarse como Brú pudo publicar su investigación. Afortunadamente, su esfuerzo y el de su equipo tienen hoy el reconocimiento internacional. Cabe añadir que Brú intentó en varias ocasiones que el CSIC amparara su investigación sin conseguirlo. A pesar de lo cual el centro difundió un comunicado arrogándose un mérito que no le corresponde. "Un estudio del CSIC -decía la nota de prensa- logra frenar el crecimiento tumoral en ratones mediante el estímulo de la respuesta inmunológica". Y añadía: "El hallazgo demuestra que la respuesta inmunológica del propio organismo podría lograr detener el crecimiento tumoral". A pesar de lo cual, a día de hoy tales resultados no han despertado ningún interés en las autoridades del CSIC. Veremos pues si los largos y costosos estudios que se precisan ahora para completar la investigación serán o no sufragados por el Estado. Por supuesto, nos gustaría equivocarnos pero dudamos mucho que Brú encuentre apoyo a nivel oficial. El poder de las farmacéuticas en la Administración sanitaria es enorme. Y la incomprensión por los oncólogos de lo que afirma, constatable. LAS MATEMÁTICAS DEL CÁNCER Y es que a los especialistas en cáncer lo que probablemente más les ha sorprendido de la investigación de Brú -porque choca con lo que les han enseñado- es saber que el crecimiento tumoral no es aleatorio ni caprichoso sino que está sometido a un proceso que puede formularse matemáticamente ya que los tumores pueden considerarse fractales (estructuras geométricas que permiten describir procesos que aparentemente son impredecibles pero que tienen un orden oculto). Y eso que desde la formulación de la Geometría Fractal -en la década de los ochenta del pasado siglo- los científicos han desarrollado un gran número de modelos fractales para tratar de entender los fenómenos naturales, desde dendritas de neuronas hasta capilares pulmonares pasando por conchas marinas, copos de nieve, árboles, tormentas eléctricas... y, ahora, los tumores cancerígenos. Porque fue esta 265
  • 266. sorprendente relación entre la geometría fractal -con sus fórmulas matemáticas- y el cáncer el inicio del descubrimiento de Brú y de lo que puede anticiparse como una nueva etapa en el tratamiento del cáncer. -¿Cómo se le ocurrió abordar el estudio del cáncer desde la perspectiva de la Física? -En 1993 yo me dedicaba a estudiar los frentes de hidratación en formaciones arcillosas. Trabajaba en el proyecto español de almacenamiento de residuos radiactivos de alta actividad cuya idea era rodear los contenedores con una capa de arcilla a fin de evitar que el agua del macizo geológico donde fueran a ser enterrados pudiera llegar hasta el interior a través de alguna fisura, contaminarla y, por ende, se contaminara el entorno. Yo estudiaba el comportamiento de las arcillas desde la geometría fractal y el análisis de escalas que es uno de los campos de la Física Estadística que ha experimentado mayor desarrollo en los últimos 15 años. Bueno, pues resulta que en aquellos procesos en los que el contorno de crecimiento es rugoso pueden aplicarse una serie de fórmulas para conocer la dinámica y los mecanismos fundamentales de su avance o crecimiento. Y yo estaba aplicando esos conocimientos a las arcillas cuando en 1993 mi abuela falleció a consecuencia de un cáncer. Fue entonces cuando me planteé conocer cómo tenía lugar el crecimiento de un tumor y me encontré con que no se sabía prácticamente nada. Y sería esa falta de conocimientos lo que me decidió a iniciar de manera privada, junto a mi hermana Isabel -en aquel entonces médico del Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera y actualmente del Centro de Salud de la Seguridad Social La Estación de Talavera de la Reina- y la doctora Isabel Fernaud -del Instituto Ramón y Cajal, dependiente del CSIC- la investigación del mecanismo de crecimiento tumoral. A finales de 1998 publicamos ya los primeros resultados obtenidos sobre una línea celular de tumor cerebral en ratas -concretamente de la línea celular tumoral C6 de astrocitoma de rata- en una de las revistas internacionales más importantes de Física: Physical Review Letters. Con posterioridad, en enero de l999, The Lancet publicó nuestro trabajo. Y me enorgullece decir que fue la primera vez que apareció en esa revista un artículo sobre cáncer elaborado desde la óptica de la Física porque implicaba el reconocimiento de que habíamos abierto una nueva línea de trabajo a nivel mundial en el estudio del crecimiento de tumores. Bueno, pues lo que nosotros planteamos entonces y hemos confirmado posteriormente es que la naturaleza fractal de los contornos de los tumores permite usar el análisis matemático para determinar la dinámica de crecimiento de un tumor; permitiendo, a su vez, la caracterización de los principales mecanismos físicos responsables de su crecimiento. 266
  • 267. Luego, tras los primeros resultados, decidimos intentar hacer una clasificación dinámica de los distintos tipos de cáncer pensando que cada uno tenía su particular forma de crecimiento. Y empezamos a probar con distintas líneas de células tumorales. Probamos hasta en quince líneas... y descubrimos que siempre existía el mismo tipo de crecimiento, un mecanismo único que realmente gobernaba todo el proceso desde el punto de vista dinámico con unas características morfológicas que se verificaban en todos los casos: un mecanismo de estructura de bordes por el que las células nuevas que nacían en el borde del tumor, que era donde se concentraba la mayor parte de la actividad del mismo, iban a ocupar las concavidades del borde del tumor. En otras palabras, comprobamos que las células tumorales buscaban siempre estar lo más rodeadas posibles de otras células tumorales. Y ese mecanismo -que la ecuación matemática decía que era el más importante- lo comprobamos "in vitro" en todas las líneas. -¿Puede explicárnoslo mejor? -Verán, lo que descubrimos "in vitro" es que la dinámica de crecimiento en todos los tumores es igual, es decir, que existe un mecanismo dominante que es el mismo para todos los tipos de líneas celulares. Dicha dinámica posee tres características que desde el punto de vista matemático son en cierto modo equivalentes: 1) Que la mayoría de la actividad celular de los tumores se concentra en la banda externa de los mismos. 2) Que se produce lo que denominamos difusión superficial en el borde del tumor, es decir, que las nuevas células provenientes de la división de una de las células del borde del tumor se mueven por él hasta que encuentran una posición cóncava en la que están rodeadas por un número mayor de células que en la posición en que se generaron. Y, 3) Que el crecimiento de la colonia cancerosa es constante en el tiempo, excepto en una primera fase (cuando hay pocas células) en que el crecimiento, lógicamente, es exponencial. Que la proliferación estuviera restringida al borde de la colonia de células tumorales significaba además que las células del interior de la colonia no proliferan al mismo ritmo que las de fuera, es decir, que existe un mecanismo de inhibición celular de las células cancerígenas; algo parecido (y posteriormente vimos que prácticamente puede ser el mismo mecanismo) a lo que se conoce para células normales (no tumorales) como inhibición por contacto. El siguiente paso fue confirmar que este tipo de mecanismos también gobierna el crecimiento del tumor "in vivo". E hicimos muchas investigaciones 267
  • 268. sobre quince tipos distintos de tumores de los cuales obtuvimos distintas secciones histológicas constatando que la mayor parte de la proliferación estaba siempre restringida al borde del tumor. También "in vivo" se verificarían las características fundamentales de la dinámica de crecimiento "in vitro", es decir, que el mecanismo era el mismo que el que habíamos observado "in vitro". Además los parámetros morfológicos que medimos en las colonias se reproducían también en el crecimiento "in vivo". De alguna manera habíamos descubierto, pues, que hay una universalidad dinámica en todo tipo de proliferación celular... y también en la proliferación tumoral. -En tal caso, la teoría del crecimiento exponencial de las células tumorales, base de los actuales tratamientos contra el cáncer, queda en entredicho... -Uno de los conceptos que desde el punto de vista matemático y físico no conseguía entender era por qué si se reconocía que dentro de un tumor cualquier célula es capaz de proliferar, los tiempos de duplicación celular eran tan diferentes de los de duplicación tumoral. Los tiempos de duplicación celular son de 48, 72 horas... mientras los de duplicación tumoral superan en algunos casos los cien días. Eso no tenía lógica. Y lo que en realidad ocurre, simplemente, es que no es verdad que crezca todo el tumor sino que fundamentalmente lo hace sólo su borde. Dicho de otra manera: el crecimiento de un tumor de 2 centímetros cúbicos -que se compone del orden de unas 109 células- no responde a lo que se espera de los cálculos convencionalmente aceptados por la cinética celular. ¡Hemos demostrado que son muy diferentes! Según la cinética celular para alcanzar ese volumen tumoral a partir de una célula inicial son necesarias sólo 32 duplicaciones pero la cinética real tumoral, la demostrada en nuestros experimentos a partir de una célula inicial, indica que las células del borde acumulan ¡más de 800 duplicaciones! Esto explica, por ejemplo, que tumores de dos centímetros cúbicos sean tan malignos. Porque tras 32 duplicaciones no es lógico que las células acumulen tantas aberraciones cromosómicas pero en cambio, tras ochocientas duplicaciones sí es posible. Esto explica además otra infinidad de hechos. Por ejemplo, que una metástasis sea mucho más maligna que el tumor original. Y es que las metástasis siempre vienen generadas por células del borde que migran a otro punto y la célula del borde siempre es mucho más maligna y está mucho más degenerada que la célula del tumor primario. -Resulta paradójico que las nuevas células tumorales busquen refugio en las concavidades del borde del tumor donde la competencia por los nutrientes es mucho mayor que en cualquier saliente del mismo. -Algo fundamental de nuestra teoría es que demuestra que la 268
  • 269. auténtica competencia celular no se debe a los nutrientes (como se suponía hasta ahora y en lo que se basan las terapias antiangiogénicas) sino al espacio. La universalidad de la dinámica del crecimiento tumoral se caracteriza porque la proliferación celular tiene lugar casi exclusivamente en la frontera del tumor y las células recién nacidas se difunden a lo largo de la interfase del tumor con el tejido del órgano que lo aloja antes de que se establezcan en una posición fija. Esta difusión busca situar las nuevas células en las concavidades. Es cierto que está bien establecido que sería en las convexidades de la interfase del tumor donde las células podrían lograr un mejor suministro de nutrientes y de oxígeno. Además allí el pH es menos ácido ya que una de las consecuencias de un número alto de células tumorales en las concavidades es la alta concentración de ácido láctico que produce su metabolismo. Esta sería una situación típica si lo que buscasen las celulas tumorales fundamentalmente fueran los nutrientes. Sin embargo, nuestros experimentos indican que las células se mueven hacia las "menos favorables" concavidades. Explicar esta "ilógica" conducta requiere que allí haya alguna compensación para la pérdida de suministros de nutrientes y la supervivencia en un ambiente más hostil. La razón final es que las nuevas células tumorales encuentran allí más espacio para su duplicación y están más "protegidas" de la presión provocada por el tejido huésped y por la respuesta inmune que trata de oponerse al crecimiento tumoral. Esto es consistente con la observación de que las interfases tumorales siempre son super-rugosas, un modelo muy favorable para resistir la presión. De acuerdo con esta forma de proliferar y crecer, los tumores deben destruir primero el tejido huésped para ser capaces de invadirlo y ocupar el nuevo espacio libre. La matriz extracelular es degradada por el entorno ácido corrosivo creado por el metabolismo de las células y por otras sustancias liberadas por el propio tumor -entre ellas las metaloproteinasas- porque el tumor necesita ir degradando el tejido huésped para seguir creciendo. A ningún físico le va a sorprender que se le diga que una masa que crece en el universo lo que necesita fundamentalmente, por encima de todo, es espacio. Esto contrasta con la creencia común de que los tumores invaden primero el tejido huésped y después lo destruyen. Nosotros hemos demostrado que es justo al revés. Por tanto, viendo que el mecanismo fundamental en el desarrollo del tumor lo constituye la difusión en el borde del tumor de las células tumorales entendimos que si lográbamos anular ese mecanismo podríamos detener el crecimiento tumoral. Y descubrimos que los encargados de esa anulación ¡son los neutrófilos! y que el organismo los envía allí donde se necesitan sin necesidad de "dirigirlos" nosotros. 269
  • 270. Es decir, el propio sistema inmune envía los neutrófilos allí donde se necesitan. Así que lo que hicimos fue inocular tumores en ratones y producirles una gran neutrofilia para que el organismo pudiera producir una gran afluencia de neutrófilos alrededor del tumor. Y se comprobó, como se puede apreciar en nuestro artículo aparecido en junio pasado, que haciendo esto se logran grandes resultados. El sistema inmune está en condiciones de combatir un proceso tumoral, obviamente siempre y cuando su estado sea suficientemente bueno. Como nuestros lectores saben son cada vez más los científicos y médicos que desde hace tiempo defienden -en contra de la ortodoxia oficial- que la respuesta al cáncer está en el propio organismo, que basta potenciar el sistema inmune del enfermo para superar la enfermedad y, por consiguiente, carece de sentido recurrir a tratamientos agresivos cuyo efecto secundario es precisamente una disminución de esas defensas. Pues bien, esa convicción cuenta ahora con el sólido respaldo científico que le otorgan los estudios de Antonio Brú y su equipo. Pero veamos el asunto con mayor profundidad... EL SISTEMA INMUNE, LA RESPUESTA Como acabamos de decir, teniendo en cuenta los mecanismos de crecimiento tumoral descritos antes por Brú los grandes protagonistas de la defensa contra el cáncer pasan a ser los neutrófilos, uno de los cinco tipos de glóbulos blancos o leucocitos presentes en la sangre de cuya producción se encarga la médula ósea y que son considerados fundamentales para la destrucción de bacterias y otros agentes infecciosos por fagocitosis. Y es que los neutrófilos, que actuando conjuntamente con los otros cuatro tipos de glóbulos blancos -linfocitos, monocitos, basófilos y eosinófilos- son llevados rápidamente por el organismo hasta los puntos de infección por determinadas sustancias químicas que liberan los tejidos inflamados e infectados, ¡son capaces de anular el mecanismo de desarrollo del cáncer! Así ocurrió al menos en el 80-90% de las células tumorales de los ratones investigados... llegándose en algún caso hasta el 100%, es decir, hasta su desaparición completa. -¿Cómo se les ocurrió que los neutrófilos podían tener un papel tan primordial en la lucha contra el cáncer? -Supimos que eran los neutrófilos tras estudiar todo tipo de terapias y porque conocíamos las propiedades que debían tener las células candidatas -indudablemente tenían que ser algún tipo de células, eso sí lo teníamos muy claro- ya que conocíamos el mecanismo que tenían que anular. Observamos que cuando intervenían los neutrófilos, aunque fuera de manera involuntaria, se producían buenos resultados. Y cuando no los había es porque los neutrófilos no estaban apenas presentes. Los neutrófilos son de por sí elementos fundamentales de 270
  • 271. nuestro sistema inmune y hoy sabemos que poseen determinadas características que les convierten en fundamentales para enfrentarse al crecimiento tumoral. Para empezar, pueden aguantar el entorno ácido del tumor y por tanto pueden estar en contacto íntimo con las células tumorales. Además tienen bastante masa y, como hemos podido comprobar, aparecen siempre en todos los procesos tumorales, tanto si existe terapia como si no. Así que tratamos de ver si provocando una neutrofilia alrededor del tumor, es decir, una presencia masiva de neutrófilos, éstos eran capaces de "luchar" en esas concavidades con las células tumorales y detener su replicación. Inferimos luego que la fórmula más sencilla para lograr la neutrofilia era que la generara el propio organismo estimulando la médula ósea. Lo probamos en experimentos con ratones y vimos que, efectivamente, se generaba una neutrofilia y el propio organismo, al igual que cuando nos hacemos una herida, se encargaba de llevar los neutrófilos allí donde más se necesitaban: a la zona del tumor. Bueno, pues también constatamos que en el momento en que llegaban al tumor se posicionaban en torno a él recubriéndolo y ello lograba dos objetivos importantes: el primero, disminuir el mecanismo de desplazamiento en el borde de las células tumorales impidiéndolas así llegar a "posiciones cómodas" para su duplicación; y segundo, aumentar la presión en el interior del tumor. En suma, los neutrófilos encapsulan al tumor y le impiden crecer. Con lo que, con el tiempo, se necrosa. -¿Y resisten los neutrófilos la acidez que suele haber en la zona tumoral? -Sí, hemos comprobado que resisten bien la degradación provocada por los mecanismos tumorales. De ahí su eficacia. -Todo esto parece indicar que el cáncer sólo se desarrolla cuando tenemos las defensas naturales bajas... y que basta con aumentar la capacidad del sistema inmune para superarlo cuando se manifiesta. -Alguien escribió que "Dios ha enseñado al hombre a ser dios antes que a ser hombre". Los seres humanos, sin embargo, nos creemos obligados a inventar aparatos o moléculas para enmendar lo que consideramos "fallos de la naturaleza". Cuando no es así: la naturaleza tiene sus propios mecanismos de reparación y son efectivos y más que suficientes. El organismo tiene capacidad de sobra para acabar con las células cancerígenas, es decir, con aquellas células cuyo mecanismo de duplicación se encuentra dañado -debido a numerosas causas-. Y de hecho lo hace miles de veces a lo largo de nuestras vidas. Teniendo en cuenta que el número normal de duplicaciones de nuestras células a lo largo de la vida se calcula en una cifra en torno a 1062 puede 271
  • 272. afirmarse que el hecho de que a veces haya fallos y se produzcan algunas células cancerosas es absolutamente normal. Y sólo cuando el organismo tiene las defensas bajas, cuando el sistema está inmunodeprimido, las células cancerosas son capaces de llegar a formar un tumor que se desarrolle. En suma, por pura lógica, era previsible pensar que si el cáncer es algo natural la solución también debe ser natural. Basta elevar las defensas del sistema inmune para que el organismo se encargue del resto. Eso es lo único que se precisa. Lo que ocurre es que hay mucha gente que se niega a aceptar que la lucha contra el tumor pueda deberse a un efecto mecánico y no a que los neutrófilos liberen alguna citoquina u otra proteína. Es decir, alegan que no puede tratarse de un efecto mecánico. Sin embargo, lo que se ve en un tumor es un centro necrótico -en algunas ocasiones (no siempre)-, una gran banda de células en estado quiescente -que no proliferan, que no se duplican-, una banda proliferativa y una banda de neutrófilos. Y si los neutrófilos liberasen sustancias que directamente acabasen con las células tumorales entonces la imagen sería un núcleo proliferativo a resguardo de la sustancia liberada por los neutrófilos, los linfocitos -o lo que se quiera-, una banda de necrosis y luego una banda de neutrófilos. El que sea justo al contrario demuestra que no es un efecto directo de una célula sobre otra, no es una sustancia que llegue desde fuera: se trata de un fenómeno mecánico en superficie. -¿Y cómo inducir la neutrofilia? -Hay diversas maneras de potenciar el sistema inmune. Por ejemplo, inoculando factores estimulantes de colonia (G-CSF y GM-CSF). Se trata de unas sustancias que actúan sobre la médula ósea provocando una mayor producción de toda la línea "blanca" de la sangre. Es decir, generan muchos más linfocitos, monolitos o macrófagos, basófilos, eosinófilos y, sobre todo, neutrófilos. Hoy se utilizan para intentar recuperar el sistema inmune de los pacientes que son sometidos previamente a Quimioterapia. Obviamente, conocemos otros tipos de estímulos para lograr ese efecto y no negamos que pueda haber otros que desconozcamos pero nosotros hemos comprobado que los factores estimulantes de colonia tienen un efecto intenso, directo y potente para estimular la médula ósea. -Pues su descubrimiento podría explicar la eficacia de algunas de las terapias alternativas que se usan para tratar el cáncer y se basan en aumentar las defensas... Nos consta, por ejemplo, que el conocido Bio-Bac provoca neutrofilia. -Es cierto que la médula ósea se puede estimular de diferentes maneras. Por ejemplo, cuando uno examina la composición del maitake (grifota frondosa), conocido hongo japonés del que se alaban 272
  • 273. sus propiedades antitumorales, constata que hay sustancias en él que provocan un proceso inflamatorio que estimula la reacción del sistema inmune y la producción masiva de granulocitos. De hecho, todas las terapias que lleven a desencadenar un proceso inflamatorio prolongado -por ejemplo, algunos venenos como los de las arañas -que fue, por cierto, una de las primeras alternativas que se nos ocurrieron- provocan esa respuesta inmunitaria. Nosotros, a lo largo de la investigación, nos planteamos en algún momento estudiar cuál podría ser la mejor manera de conseguir una inflamación alrededor del tumor que produjera una neutrofilia mínima en intensidad pero durante suficiente tiempo -ambos son los factores básicos para el éxito- como para combatir el tumor... pero se trata de investigaciones que precisan de muchos fondos. De momento hemos podido comprobar sólo la eficacia de los factores estimulantes de colonia que existen en el mercado. -Sus experimentos, en todo caso, se han efectuado exclusivamente en ratones. ¿Se plantean ampliar la investigación en humanos próximamente? -Hasta ahora no hemos contado con muchos medios porque, como ya dije, toda la investigación la he sufragado de mi bolsillo. Pero si creemos en nuestra propia teoría el mecanismo fundamental es independiente de la línea tumoral y de si es en humanos o en animales. Así que ya no se puede decir lo que se decía antes: "Si es usted ratón le podemos salvar pero si es humano, no." Nuestros estudios demuestran que esos mecanismos son los mismos en animales y en humanos y la parte de la respuesta inmunológica que se precisa también con lo que los resultados deben ser los mismos que los obtenidos en animales. Actualmente estamos ya trabajando con personas y me atrevo a predecir que en un periodo muy corto de tiempo tendremos los resultados que avalen nuestra teoría y los experimentos iniciales. QUIMIOTERAPIA Y RADIOTERAPIA Ya en mayo del 2001 en The Lancet Oncology se llegó a decir, con motivo de la publicación de los trabajos de Antonio Brú, algo tan importante como esto: "Podemos necesitar revisar las actuales estrategias sobre radioterapia y quimioterapia". Debemos decir, sin embargo, que consciente de los recelos que genera su revolucionario planteamiento entre los oncólogos, Antonio Brú se mostró muy prudente sobre las implicaciones de su trabajo al abordar este tema. A pesar de lo cual sus afirmaciones invitan a una profunda reflexión sobre el futuro de esas terapias ya que es indudable que reforzar el sistema inmune como solución al cáncer no parece compatible con utilizar como primer recurso terapias que destruyen precisamente 273
  • 274. nuestras defensas orgánicas. En todo caso, lo que es evidente es que el reciente estudio multidisciplinar aparecido este año en Physical Review Letters con las firmas de Antonio e Isabel Brú, Sonia Albertos y José Antonio López García-Asenjo ha abierto definitivamente el camino a nuevas vías en el tratamiento del cáncer que ya difícilmente podrá alguien cerrar. -Permítanos una última cuestión: si tal y como afirman ustedes el cáncer se produce en presencia de un estado inmunodepresivo no parece que las terapias que pasan por agudizar este estado puedan ser eficaces. Es más, explicaría su fracaso. -Bueno, las terapias que se están aplicando actualmente son las mejores posibles a día de hoy lo que no está en contra de que nuevos resultados permitan hacerlas mas eficaces o sustituirlas en el futuro por otras mejores. Una vez dicho esto, yo tengo la esperanza de que nuestra teoría permita establecer muy pronto una nueva línea terapéutica mucho mas eficaz que las que hay ahora. Y para explicar esto volvemos a la importancia de que sea el borde el que crece o no. ¿Por qué la Quimioterapia no obtiene prácticamente resultado con los tumores muy grandes? Porque los productos quimioterápicos matan las células que proliferan en el borde, sí, pero cuando el tumor es ya grande la banda proliferativa constituye un número porcentual de células tan pequeño respecto al tumor que es prácticamente como si le quitaras la "cáscara". Y en el momento en que le quitas esa capa lo que estás haciendo es volver activa la siguiente capa que se encontraba en estado quiescente y semiinactiva. En suma, se eliminan sólo unas pocas células de la capa externa y el tumor sigue activo y creciendo. Es decir, sólo acaba con los tumores muy pequeñitos en los que prácticamente todas sus células se hallan en proliferación, cuando no existe la banda proliferativa que surge cuando ya hay un determinado número de células. Como es efectiva en algunos tipos de tumores líquidos, en algunos tipos de leucemias donde todas las células están siempre activas porque no existe esa competencia por el espacio que tiene lugar en tumores sólidos. El problema es que la quimioterapia ataca también la médula ósea y debilita la respuesta del sistema inmune. Por eso lo que nosotros entendemos que hay que hacer es simplemente dotar al organismo de la capacidad de responder correctamente de nuevo a la presencia de un tumor. Se trata de reactivar el sistema inmune y dejarle actuar. En otras palabras, bastaría potenciar el sistema inmune para superar el cáncer. (XXVII) EL MÉTODO KELLEY-GONZÁLEZ 274
  • 275. La alimentación es importante para combatir el cáncer. De ahí que Nicholas González ponga énfasis en el consumo de frutas, verduras, cereales, nueces, semillas y granos además de permitir uno o dos huevos diariamente y rechace las comidas procesadas, la leche, los cacahuetes, el azúcar blanco y el arroz blanco. Las enzimas pancreáticas son la principal defensa del organismo humano contra el cáncer. Así lo sostiene al menos el doctor norteamericano Nicholas González quien ha desarrollado un tratamiento natural a base a enzimas pancreáticas porcinas, dieta y suplementos nutritivos que, junto a la aplicación de enemas de café para desintoxicar el organismo, permiten potenciar el sistema inmune. De hecho, como sus resultados en el tratamiento de enfermos de cáncer de páncreas han sido tan esperanzadores el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos no ha podido seguir ignorándolos y ha puesto en marcha un amplio estudio que en la actualidad se halla ya en fase III para confirmar lo que muchos investigadores vienen sosteniendo desde principios del siglo pasado sin encontrar eco en la oncología oficial: la efectividad de las enzimas pancreáticas para tratar el cáncer. Hay que decir no obstante que mucho antes que él William Donald Kelley -en la década de los 60 del siglo pasado- obtuvo ya resultados terapéuticos con las enzimas pancreáticas desarrollando lo que se conocería como Método Kelley y que precisamente es la base de los trabajos de González y de su colaboradora Lissa Isaacs. Aunque la verdad es que tampoco fue Kelley quien descubrió las posibilidades de las enzimas pancreáticas. Porque tanto él como Ernst Krebs Jr., impulsor del Laetrile -fármaco basado en la vitamina B17 (lea el lector en nuestra web www.dsalud.com lo publicado al respecto en el artículo aparecido en el nº 64 con el título Sorprendente tratamiento del cáncer con vitamina B17 y un compuesto de plantas)-, no son sino parte del hilo conductor de una teoría enunciada por primera vez ¡en 1902! por el embriólogo escocés John Beard quien en un artículo 275
  • 276. publicado ese año ya afirmaba que "las enzimas proteolíticas pancreáticas representan la defensa principal del cuerpo contra el cáncer". Y es que según la teoría sobre el cáncer propuesta por Beard -e ignorada durante un siglo- el proceso del cáncer es idéntico al del trofoblasto, la masa celular que da lugar a la placenta y cuyo crecimiento sólo es detenido por las enzimas pancreáticas del bebé y su madre. ENZIMAS PANCREÁTICAS FRENTE A QUIMIOTERAPIA En todo caso ha sido Nicholas González quien hoy, ateniéndose a las reglas de la ortodoxia científica, ha conseguido centrar el foco del interés de la oncología oficial sobre esta teoría casi centenaria ignorada por la industria oncológica del medicamento, sobre todo en Estados Unidos. El propósito del estudio que está en marcha es confirmar si en los casos de cáncer de páncreas es más efectiva la quimioterapia convencional con gemcitabina o la propuesta por el doctor González. Según puede leerse en la propia documentación oficial del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos "Gonzalez, un médico de Nueva York, presentó los resultados de su tratamiento con terapia nutritiva al Instituto de Cáncer Nacional en 1993. Había tratado a 11 pacientes con cánceres diversos pero los beneficios de su terapia no estaban bien definidos. El Instituto Nacional del Cáncer concluyó que para determinar si el tratamiento era beneficioso o no debería realizar un estudio en mayor profundidad. El Dr. González escogió entonces estudiar a los pacientes de cáncer de páncreas dado que tenía la impresión de que los pacientes con ese tipo de cáncer mejoraban con ella. Pues bien, cinco de los once pacientes de la serie inicial -esponsorizada por Nestlé Corporation- sobrevivieron dos años o más y los resultados se publicaron en el diario médico 'Nutrición y Cáncer'. Los pacientes sometidos al tratamiento de González vivieron un promedio de 17 meses y medio, casi tres veces más que el periodo de supervivencia usual para los pacientes con cáncer pancreático avanzado. La supervivencia observada en esta serie fue suficiente para que un grupo del Hospital Presbiteriano de Columbia, junto con los Institutos Nacionales de Salud (NIH), emprendieran un ensayo en fase III aleatorio". Evidentemente, siendo el cáncer de páncreas uno de los más rápidos en progresar los resultados publicados en Nutrición y Cáncer no podían dejar indiferente a la comunidad oncológica oficial. Y después de un año de tratamiento con grandes dosis de enzimas pancreáticas porcinas, oralmente ingeridas, suplementos nutritivos, procedimientos de desintoxicación y una dieta orgánica... el 81% de los pacientes que sufrían la fase inoperable II-IV de adenocarcinoma pancreático 276
  • 277. sobrevivieron un año, el 45% sobrevivió dos y el 36% tres. Estos resultados mejoraban espectacularmente las cifras de supervivencia oficiales: el 25% de supervivencia a un año y el 10% supervivencia a dos años para todas las fases de adenocarcinoma pancreático. La confianza de González y Lissa Isaacs de que antes o después se tendrán que reconocer los beneficios de esta terapia centenaria se basa además en los magníficos resultados que se siguen obteniendo en la investigación de base destinada a probar el tratamiento de enzimas en modelos animales con cáncer pancreático. Hace sólo unos meses -en mayo de este año- se publicaron en la revista Páncreas -que como Nutrición y Cáncer acostumbra a revisar los trabajos antes de publicarlos- los resultados de la última investigación realizada. En ella se indujo a un grupo de ratones una forma muy agresiva de cáncer pancreático humano y luego se proporcionó a una mitad enzimas pancreáticas mientras a la otra mitad no se le dio ningún tratamiento. Pues bien, los ratones que fueron tratados con enzimas mostraron un menor crecimiento del tumor y una mejora significativa en su supervivencia y conducta en comparación con los animales que no recibieron las enzimas. El investigador principal del estudio, Murat Saruc -del Eppley Institute for Research in Cancer and Allied Diseases de Omaha- escribió en la conclusión del artículo: "En resumen, PPE (pancreatic enzyme extracts) es, experimental y clínicamente, el primer agente probado para el tratamiento eficaz de cáncer pancreático. Las ventajas significativas de PPE sobre cualquier otra modalidad terapéutica actualmente disponible incluyen sus efectos en la condición física, nutrición y falta de toxicidad". Obviamente no se puede extrapolar directamente la investigación en animales a los seres humanos pero es igualmente evidente que los resultados no dejan de ser significativos y prometedores. Sobre todo porque con este nuevo estudio sigue lloviendo sobre mojado VEINTE AÑOS ANTES... Hay que decir que el interés de González por las enzimas comenzó en 1981 cuando siendo estudiante en el Cornell Medical College y durante un estudio de postgrado dirigido por Robert A. Good -director del Instituto de Investigación Sloan-Kettering, uno de los centros de referencia de la oncología oficial- se interesó por los trabajos del antes mencionado William Donald Kelley y su método para tratar el cáncer. Kelley, ortodoncista en el estado de Washington, había desarrollado su Programa nutritivo-metabólico contra el cáncer en los años sesenta. Resulta que en 1960 le diagnosticaron cáncer pancreático, decidió no conformarse con su suerte y ante la falta de respuestas de la medicina oficial sus investigaciones le llevaron hasta la terapia nutricional de Gerson y las teorías de Beard sobre el cáncer como masa trofoblástica 277
  • 278. con las enzimas pancreáticas como solución para detener su crecimiento. A partir de ahí desarrollaría su propio método que no es sino la fusión de varios tratamientos naturales para tratar el cáncer que incluye la ingesta de enzimas pancreáticas, una terapia nutritiva, la desintoxicación del organismo, la estimulación neurológica -mediante Osteopatía, Quiropráctica, etc.- y una necesaria espiritualidad que después no sería tenida en cuenta por González al redefinir el método. Kelley sobrevivió al cáncer de páncreas, al acoso de la medicina oficial y cruzó con salud la frontera del nuevo siglo orientando desde entonces a los enfermos de cáncer sobre lo que debían hacer para sobrevivir a la enfermedad. González, por su parte, decidió hacer una revisión en profundidad de más de 1.036 pacientes de cáncer tratados por Kelley hasta mediados de los 80. Y de ellos escogió a 50 que habían experimentado grandes beneficios con el tratamiento en distintos tipos de cáncer. "Un estudio como el mío -concluyó Gonzalez entonces- no puede, claro, demostrar concluyentemente que el tratamiento de Kelley cura el cáncer dado que los pacientes que fueron evaluados no fueron tratados bajo condiciones controladas. No obstante, un número significativo de pacientes con cáncer terminal diagnosticado disfrutó de regresiones impresionantes de la enfermedad mientras estaba bajo el tratamiento de Kelley". En 1987 el propio González empezaría a tratar a enfermos de cáncer desahuciados con el método de Kelley -incluyendo algunas modificaciones en las terapias secundarias- aunque manteniendo como núcleo del mismo las enzimas pancreáticas porcinas. Iniciaría así un esfuerzo por convencer a la oncología oficial que culminó con la publicación de sus espectaculares resultados en la revista Nutrición y Cáncer, la lucha política por conseguir la atención del Instituto Nacional del Cáncer y la puesta en marcha de un estudio centrado en el cáncer de páncreas que debió haberse realizado hace ya décadas. González, por supuesto, está convencido de que su método funciona igual de bien con otro tipo de cánceres. "Aunque nuestra investigación publicada trata sobre el cáncer pancreático -nos comentó- nosotros tratamos a pacientes con todo tipo de cánceres e, incluso, a pacientes con una amplia variedad de otros problemas desde el síndrome de fatiga crónica a esclerosis múltiple. Obviamente, cada protocolo de tratamiento se individualiza". LA TEORÍA TROFOBLÁSTICA DEL CÁNCER Los resultados obtenidos por las enzimas pancreáticas como defensa anticancerígena del organismo nos invitan a recordar la teoría centenaria que los sustentan. En junio del 2002 se cumplió el centenario de la publicación en The Lancet de Embryological Aspects 278
  • 279. and Etiology of Carcinoma, un artículo del antes mencionado embriólogo escocés John Beard (1858-1924) que recoge una nueva teoría sobre la naturaleza del cáncer y su tratamiento -la Teoría Trofoblástica- que llegaría a ser citada en la prestigiosa Enciclopedia Británica. En 1911 Beard, como resultado de sus estudios, publicó The Enzyme Treatment of Cancer and Its Scientific Basis, obra en la que refuerza su teoría y explica el uso de las enzimas digestivas como agente anticancerígeno. Su trabajo sería ignorado por la oncología oficial durante un siglo aunque consiguió sobrevivir entre los defensores de los métodos naturales de tratamiento del cáncer, sobre todo en Europa. ¿Y qué plantea la Teoría Trofoblástica de Beard? Pues se basa en la afirmación de que las células cancerígenas son de la misma naturaleza que las células trofoblásticas encargadas de elaborar la placenta para la instalación del embrión: invasivas, corrosivas y metastásicas. Afirmación que nos lleva al momento de la concepción humana. Lo explicamos... En los primeros 5 días después de la fertilización y durante la formación de un embrión humano la masa creciente de células se divide en dos tipos: una masa celular interna (embrioblasto) que se convierte en el embrión y una capa exterior de células llamada trofoblasto. Y para evitar que el nuevo ser sea expulsado del útero las células del trofoblasto se multiplican (como en una metástasis) sobre el muro del útero. Es decir, los trofoblastos invaden la superficie del útero creciendo rápida e invasivamente, digieren parte del mismo para formar un agujero en su pared y van formando múltiples ramificaciones o arborescencias llamadas vellosidades coriales que se infiltran en el endometrio. A alrededor de cada una de esas vellosidades llegan las arterias maternas y forman lagos sanguíneos que regresan, por las venas, a la circulación materna. Esto implica que la membrana que rodea las vellosidades coriales (membrana placentaria) se constituye en la frontera entre la madre y el bebé. A partir de la formación de la placenta, con un buen suministro de comida y ningún peligro de ser expulsado de la madre el embrión puede continuar creciendo seguro hasta el nacimiento. Ahora bien, si la placenta no deja de crecer puede entonces desarrollarse un tipo de cáncer llamado cariocarcinoma. Bueno, pues Beard pensó que si encontraba la razón por la que la placenta dejaba de crecer... encontraría también la manera de evitar el crecimiento de un tumor cancerígeno. Aquella idea le llevó 10 años de investigación durante los cuales estudió el crecimiento de cada órgano, de cada tejido... y la única conexión que finalmente encontró fue que en todos los mamíferos la placenta deja de crecer el día en que el páncreas del embrión empieza a trabajar. De lo que dedujo que 279
  • 280. el embrión utilizaba las enzimas digestivas para detener el crecimiento de la placenta y que, por tanto, quizás pudiera utilizarse el mismo sistema para detener el crecimiento del cáncer. Pero, ¿cómo se inicia el crecimiento de un trofoblasto fuera del útero? Sigamos con la teoría del embriólogo escocés. Durante el desarrollo del feto llega un momento en el que las células germinales embrionarias (troncales) que darán a las células germinales (espermatozoides y óvulos) dejan de multiplicarse y comienzan a migrar hacia las gónadas (ovarios o testículos). Solo que miles de esas células germinales embrionarias no acaban de completar la migración y permanecen depositadas en distintas áreas del cuerpo en estado inactivo. Pues bien, según Beard todo lo que se necesita para que aparezca un cáncer es "el cambio de una célula germinal ectópica (fuera de lugar) en una célula germinal trofoblástica. Y ese cambio lo provoca ¡un exceso de hormonas femeninas!" Como se sabe, en realidad tanto hombres como mujeres tienen hormonas "masculinas" y "femeninas". Y cuando por factores genéticos, medioambientales o nutritivos se produce un desequilibrio, una masa tumoral similar al trofoblasto invasor empieza a formarse a partir de las células germinales que, según Beard, son pluripotenciales, es decir, células capaces de dar lugar a todos los tipos de células diferenciadas del organismo. En suma, las células trofoblásticas -ahora células cancerígenas- crecen rápidamente intentando formar una "placenta" (el tumor) ya que poseen la habilidad natural de invadir el órgano afectado. Por consiguiente, la malignidad según Beard no deriva de una célula normal que en un momento determinado entra en un estado de proliferación salvaje sino ¡de una célula germinal primitiva que empieza a crecer normalmente en un lugar equivocado! Y, por tanto, si el desequilibrio que desencadena la activación de la célula germinal como célula trofoblástica se produce en ausencia de la adecuada cantidad de enzimas pancreáticas -encargadas de digerir los tejidos trofoblásticos- el desarrollo tumoral es inevitable. Beard agrega que las principales razones para que en el cuerpo no se halle una cantidad suficiente de enzimas pancreáticas activas en un momento tan delicado pueden ser varias. Entre ellas, un sobreesfuerzo del páncreas debido a la ingesta de demasiadas proteínas (83% de los casos), una lesión neurológica que impide la producción de las enzimas pancreáticas (10%) o un desequilibrio químico del cuerpo que vuelve inactivas a las enzimas (7%). La publicación de la teoría de Beard se vería sin embargo ensombrecida por la de otro libro: el de Marie Curie (1867-1934) anunciando que la radiación era segura, no tóxica y curaba todos los cánceres. La prensa y los científicos, como sabemos, optaron por creer 280
  • 281. a "madame Curie" y lo planteado por Beard no se tuvo en cuenta. Años después se sabría la verdad tras la muerte por leucemia de un buen número de radiólogos, constatándose los enormes peligros de la radioterapia y comprobándose que la inmensa mayoría de los enfermos sufre secuelas que pueden incluso ser mortales tras recibir el tratamiento radiactivo. Beard quedó así en la sombra... pero no en el olvido. Porque su teoría, elaborada a partir de la observación y desde luego sin los medios actuales, lejos de ir perdiendo vigencia ha ido encontrando, con el paso de los años, nuevas pruebas que parecen avalarla. LA GONADOTROPINA CORIÓNICA (HCG) Para los defensores de la Teoría Trofoblástica sobre la naturaleza del cáncer el primer factor común entre trofoblasto y cáncer es la gonadotropina coriónica humana (hCG por sus siglas en inglés), una hormona producida únicamente por la placenta-trofoblasto durante el embarazo y que precisamente se utiliza como prueba para saber si una mujer está encinta. Investigaciones desarrolladas durante las últimas décadas han llevado a utilizar la gonadotropina coriónica humana además para detectar el coriocarcinoma (un cáncer poco común del útero) y la enfermedad trofoblástica (un cáncer poco común que se desarrolla a partir de un huevo fertilizado anormalmente) así como la presencia de cánceres de testículo, ovario, hígado, estómago, páncreas y pulmón, entre otros. En 1994 Alexander Krichevsky y sus colegas de la Columbia University comprobarían que las células cancerígenas muestran gonadotropina coriónica humana en todas sus formas y Hernán Acevedo publicaría un año después en la revista Cáncer que "la gonadotropina coriónica humana es un denominador bioquímico común en el cáncer" tras encontrar gonadotropina coriónica humana, subunidades suyas y/o fragmentos ¡en 85 líneas celulares diferentes de cáncer! Acevedo encontró además la gonadotropina coriónica humana en tejidos tumorales malignos humanos. Concluiría así que "la gonadotropina coriónica humana es una característica fenotípica común del cáncer" con lo que "después de un siglo se había demostrado que la teoría de Beard es conceptualmente correcta". Para completar la investigación el profesor William Regelson escribió en un editorial en la misma revista afirmando que "la gonadotropina coriónica humana define la agresividad metastásica de los tumores en los cuales se encuentra". Ni las células no embrionarias ni las células de tumores benignos expresan gonadotropina coriónica humana mientras que "la subunidad beta de la gonadotropina coriónica humana -añadiría Regelson- es fenotipo definitorio de la transformación maligna". 281
  • 282. También un oncólogo como Rigdon Lentz, siendo jefe de Hematología y Oncología en el Comprenhensive Cancer Center de Valdosta, apuntaría en un artículo titulado The Phylogeny of Oncology que "el embarazo y el cáncer son las dos únicas condiciones biológicas en los cuales el tejido antigénico es tolerado por un sistema inmunitario aparentemente intacto". Lentz concluía su ensayo con estas significativas palabras: "El tejido trofoblástico tiene todas las características de un verdadero cáncer, es profundamente invasivo, es altamente anaplástico en su morfología, tiene alto índice mitótico y produce antígenos oncofetales. En todos sus aspectos se comporta como un verdadero cáncer". Finalmente, ya en octubre del 2003, investigadores del Instituto Paterson de Investigación del Cáncer de Manchester publicaron un trabajo en Journal of Cell Science que vinculaba definitivamente trofoblasto y cáncer. Descubrieron que una molécula llamada 5T4 presente en muchos tipos de tumores cancerígenos y no en células adultas sanas se encuentra también en el trofoblasto embrionario que aísla la placenta del feto. "Pensamos -declaró Peter Stern, director de la investigación- que habíamos encontrado un factor común entre las células embrionarias en su desarrollo y las células del cáncer en el comienzo de la enfermedad. La molécula 5T4 es la responsable de que el embrión se convierta en feto y también es la culpable de que el cáncer tome movilidad, cree metástasis, crezca fuera de control y no le tenga miedo a nuestros anticuerpos burlándoles completamente". El siguiente paso del equipo de investigación fue comenzar -de la mano de los laboratorios- a trabajar en el desarrollo de una vacuna que incite a nuestros anticuerpos a atacar directamente la molécula culpable. Los ensayos clínicos con humanos ya han comenzado y la vacuna ha mostrado inicialmente ser "inmunogénica y segura". El objetivo final es lograr una "bala mágica" basada en la molécula. "Estamos trabajando con 'Biotech Active' -dijo Stern a la revista New Scientist- para que el anticuerpo se agarre a la molécula, la siga y lleve hasta los tumores cancerígenos la medicina para matarlos". LAS ENZIMAS PANCREÁTICAS En definitiva, cien años después hay evidencias científicas más que suficientes que respaldan la relación entre trofoblasto y cáncer. ¿Por qué pues los oncólogos no reparan en el papel que Beard dio a las enzimas pancreáticas para luchar contra el cáncer? Empecemos por recordar que las enzimas son proteínas que estimulan y aceleran las numerosas reacciones biológicas que se dan en nuestro organismo y que el páncreas es un órgano complejo con muchas funciones y propósitos. Los más conocidos son el metabolismo de los carbohidratos -cuyo mal funcionamiento tiene que ver con la aparición de la 282
  • 283. diabetes-, la producción de enzimas digestivas para digerir grasas, proteínas y almidones y su intervención en la digestión de sustancias de desecho metabólico. A todos ellos Beard añadió la de destrucción de las células precancerosas. Basándose en sus estudios de Embriología Beard había llegado a la conclusión de que las enzimas pancreáticas no sólo degradan las células cancerígenas sino que generan un entorno de pH absolutamente hostil para las mismas. En sus experimentos Beard extraía enzimas de embriones animales y las inyectaba en el organismo enfermo. Creía que las enzimas tenían que ser inyectadas para prevenir su destrucción en el estómago por el ácido clorhídrico. Sin embargo, evidencias científicas posteriores demostrarían que, ingeridas oralmente, las enzimas proteolíticas pancreáticas son estables, el ácido no les afecta y pasan intactas al intestino delgado donde son absorbidas a través de la mucosa intestinal llegando al torrente sanguíneo como parte del proceso enteropancreático. Es más, las enzimas pancreáticas viajan hasta el tumor y lo digieren sin dañar al resto del cuerpo. Beard explicó que el secreto por el que las enzimas pueden diferenciar entre las células saludables y las tumorales (trofoblásticas) radica en la configuración molecular, en la diferencia entre moléculas levógiras y dextrógiras. Cuando un haz de luz polarizada en un plano atraviesa ciertas sustancias el plano de polarización de la luz rota un ángulo hacia la derecha con las sustancias que se denominan dextrógiras o hacia la izquierda en las sustancias que se comportan como levógiras. Pues bien, Beard sostenía que la tripsina -una de las enzimas pancreáticas- no actúa contra los órganos del cuerpo humano porque están constituidos de proteínas levógiras. Sin embargo, la tripsina sí sería muy eficaz para atacar a las proteínas dextrógiras de las que están constituidos los tumores. Cabe agregar que al igual que la teoría de Beard va siendo científicamente respaldada también su aplicación práctica está encontrando apoyo con el paso del tiempo. Desde que en 1906 Beard inyectara tripsina en ratones a los que les había inoculado células de cáncer hepático constatando días después que el tumor estaba necrosado han sido muchos los pasos dados. Pongamos sólo algunos ejemplos. Una investigación realizada en 1997 por Tibor Harrach y Frank Gebauer sobre la capacidad de varias enzimas proteolíticas para modular la molécula de adhesión CD44 -fundamental en el proceso de progresión del tumor y posterior metástasis- reveló que "enzimas proteolíticas como la bromelina, la papaína y la quimotripsina pudieron modular la molécula CD44 en las células de origen de la leucemia así como en las líneas celulares de melanoma y carcinoma mamario. El efecto más pronunciado se consiguió utilizando 283
  • 284. la proteasa bromelina. El tratamiento de proteasas (se llama así a las enzimas que catalizan la digestión otras proteínas) no sólo redujo la concentración de epítopes (lugares de anclaje) de CD44 en la superficie de células del tumor sino que sus resultados implican que el tratamiento con enzimas proteolíticas puede ser útil para reducir la conducta metastásica de las células malignas". En un estudio hecho con animales en el 2001 M. Wald confirmó esta disminución de CD44 y CD54 demostrando además que una mezcla de enzimas podía reducir la formación de metástasis de melanoma B16 a la vez que el tiempo de supervivencia se alargaba significativamente. Concluyendo que la serina y la cisteína son capaces de inhibir las metástasis. En otro estudio con ratones efectuado por Leighton King -investigador del St'Josephs Hospital en Arizona- se constató cómo basta agregar pancreatina a la dieta para que aumente el nivel de anticuerpos en un 260%. Y una tercera investigación, esta vez de P. D. J. Holland en humanos, demostró que las enzimas proteolíticas refuerzan el inmune aumentando significativamente el número de linfocitos T, sobre todo en los grupos de mayor edad y en los pacientes con enfermedades malignas. Y son sólo algunos ejemplos de investigación base porque existen otros estudios realizados con seres humanos que van en la misma dirección. En uno de ellos recientemente publicado en la revista Cáncer, Chemotherapeutics and Pharmacology los pacientes tratados de cáncer de colon con enzimas orales experimentaron una significativa reducción de los síntomas asociados a la enfermedad, según el director de la investigación Tadeuz Popuela, del Department of General Gastroenterological Surgical Clinica de Cracovia (Polonia). Es más, se constató que reducía las reacciones adversas de los tratamientos de radioterapia y quimioterapia. Obviamente podríamos seguir citando estudios e investigaciones pero no es el motivo de este reportaje seguir profundizando en las posibilidades de las enzimas en la lucha contra el cáncer -cosa que haremos próximamente- sino dejar claro que las enzimas pancreáticas -núcleo de la terapia Kelley-González- forman parte por derecho propio del arsenal natural contra el cáncer. Y de ellas, los pacientes de González reciben 45 gramos diarios por vía oral distribuidas a lo largo del día. En todo caso, si decide seguir informándose sobre esta línea terapéutica tenga muy en cuenta las palabras del propio doctor González: "Nuestra experiencia indica que la calidad, métodos industriales y composición varían ampliamente entre las preparaciones disponibles comercialmente de enzimas pancreáticas. Por tanto, no pueden usarse los resultados de nuestros estudios como aprobación para cualquier otro producto obtenido en una tienda de suplementos, 284
  • 285. una farmacia o a través de Internet". Es decir, en la cantidad, calidad y combinación de las enzimas está la cuestión. LA TERAPIA NUTRITIVA La dieta alimenticia es otro de los soportes fundamentales tanto del método de Kelley como del de González. Cuando Donald Kelley se enteró de que moriría de cáncer de páncreas se lo comunicó a su madre y lo primero que ésta hizo al llegar a su lado fue ¡cambiarle por completo la dieta! Kelley había vivido principalmente a base de hamburguesas, fritos y chocolate... y a partir de entonces empezó a comer fruta, verduras, legumbres, semillas y nueces. Pasaron las semanas y lejos de empeorar comenzó a sentirse mejor así que buscando información sobre nutrición y cáncer acabó encontrando la dieta Gerson, elaborada por un importante médico alemán que ya en la década de los 30 del siglo XX había desarrollado su propia terapia para enfrentarse a las enfermedades degenerativas a base de frutas y verduras frescas, nueces, semillas y, sobre todo, muchos zumos frescos (de 8 a diez vasos al día). Kelley siguió a rajatabla la dieta sintiendo cómo mejoraba día a día pero también percibió que si se apartaba de la dieta el tumor y los síntomas volvían a manifestarse. Así que buscando alivio para algunas de las molestias provocadas por el tumor Kelley se confió a su farmacéutico y recibió de éste un recipiente grande de enzimas pancreáticas. A los 3 días estaba tomando ya 50 cápsulas de enzimas con cada comida. Según contaría luego, primero empezó a sentir que los dolores por los tumores eran mucho más suaves y finalmente "cómo encogían y se disolvían". Pero necesitaba seguir con el mismo régimen nutricional. El programa de Kelley, hoy, prescribe una dieta que se ajusta a cada individuo y que ha ido evolucionando a lo largo de los años. Podría llegar a hablarse incluso de tres dietas: una vegetariana, una algo carnívora -ya que encontró a lo largo de los años personas que no pueden prescindir de la carne- y una tercera categoría que necesita de las dos anteriores. En general la dieta pone mucho énfasis en las frutas frescas, las verduras crudas y el consumo de zumos frescos de frutas y verduras recién hechos a diario. También priman las fuentes de proteína basadas en plantas como cereales, nueces, semillas y granos. Y permite uno o dos huevos diariamente. En cambio, rechaza las comidas procesadas, la leche, los cacahuetes, el azúcar blanco y el arroz blanco. Las proteínas animales -sobre todo las carnes rojas- quedan reservadas para los casos concretos en que sean absolutamente necesarias. En su estudio de la nutrición Kelley llegó a evaluar los resultados de las dietas en función del funcionamiento del sistema nervioso simpático y parasimpático de sus pacientes ya que dependiendo de 285
  • 286. cuál de ellos sea el dominante sería necesaria una dieta u otra. Pues bien, el programa nutritivo de González sigue esta línea y a través del análisis del cabello diseña una dieta individual que puede ir desde la dieta vegetariana pura a una dieta que requiera carne roja. Dieta que se complementa con suplementos que también se indican de forma individualizada. Con González cada paciente de cáncer consume diariamente entre 130 y 175 cápsulas que incluyen vitaminas, minerales, elementos micronutrientes, antioxidantes y productos glandulares animales, prescritos según las necesidades del paciente y el tipo de cáncer. Igual que había hecho anteriormente Kelley. trató de relacionar la dieta natural a base de alimentos crudos con el beneficio de las enzimas pancreáticas y la teoría de Beard. De esta manera averiguó que cuando se cocinan los alimentos, aunque las vitaminas y minerales no queden completamente destruidos la eficacia de las enzimas se pierde. La comida fresca y cruda, por el contrario, permite al organismo adquirir las enzimas necesarias para su adecuado funcionamiento. LOS ENEMAS DE CAFÉ Pero volvamos a la experiencia de Kelley... Porque hay que decir que si bien la nueva dieta había estabilizado su estado físico y las enzimas se encargaban del tumor notó que cada cierto tiempo empeoraba. Decidió entonces dejar de tomar momentáneamente las enzimas cuando eso sucedía... y comprobó que los síntomas disminuían. Sin embargo, también notó que al poco tiempo el tumor volvía a recuperarse. Hasta que concluyó que los períodos en los que se sentía mal eran causados por los restos metabólicos del tumor atacado por las enzimas... que resultaban tóxicos para su organismo. Y encontró la solución en los enemas de café, sin duda la parte de su método que más controversia ha suscitado. Claro que Kelley no se informó de los enemas de café a través de manuales de medicinas alternativas sino en el internacionalmente reconocido Manual Merck que los había incluido como instrumento terapéutico ¡en 1889! Y comprobó que daban resultado. Por eso en su programa Kelley recomienda que los pacientes realicen al menos una vez al día una desintoxicación interna con enemas de café. Como decimos, la razón de someterse periódicamente a una técnica de desintoxicación como esa es que las enzimas, en cantidades suficientes, al descomponer el tumor canceroso generan restos metabólicos que resultan bastante tóxicos para el cuerpo humano. Algo que ya había anunciado Beard en 1911. Y esas sustancias tóxicas deben, por tanto, ser eliminadas cuanto antes. Algo que logra con efectividad un enema de café. Resulta que al incluirlo en el agua que 286
  • 287. entra por el colon el café termina siendo absorbido por el hígado a través de la vena porta que recoge del intestino la sangre cargada con sustancias alimenticias digeridas para que el hígado las procese. La cafeína del café relaja entonces los músculos lisos de los conductos biliares provocando una mayor amplitud de los mismos y facilitando la excreción de los tóxicos. Los enemas servirían además para lavar y limpiar completamente las paredes del intestino, quitar la mucosidad anormal y vaciarlo. La limpieza del colon facilita la eliminación de residuos. "De los centenares de pacientes de Kelley que entrevisté durante mi estudio -afirma González- todos ellos me informaron del alivio sintomático significativo que experimentaban con los enemas. En mi propia práctica mis pacientes me informan de ese mismo bienestar y del alivio de los síntomas después de un enema de café. Y los enemas, por nuestra experiencia, parecen ser seguros. No tengo documentado ningún efecto colateral serio en los miles de pacientes de Kelley que evalué ni en mi propia experiencia. Sin embargo, no animo a nadie a intentar aplicarse los enemas de café salvo si lo hace bajo la supervisión de un profesional". En cualquier caso -añadiremos nosotros-, ni los enemas de café, ni ningún otro de los elementos citados a nivel informativo en este artículo deben utilizarse sin la supervisión de profesionales debidamente preparados. Para terminar diremos que aunque González no lo ha asumido como parte de su método terapéutico, el programa de Kelley buscaba influir sobre el sistema nervioso autónomo del paciente y aconsejaba trabajar también sobre el lado "espiritual" del enfermo. Cada vez está más constatado que muchas técnicas -incluyendo el Zen, el yoga, la meditación y algunas formas de oración- ofrecen a menudo como repuesta fisiológica una relajación que se caracteriza por una disminución del metabolismo, de la frecuencia cardíaca y respiratoria, de la tensión sistólica y diastólica, y de las ondas cerebrales alfa, theta y delta. Todo ello contribuye a un mayor bienestar. Así pues, formen parte o no de un tratamiento está claro que cualquiera de estas técnicas es recomendable para el bienestar físico y mental de una persona. El método Kelley-Gonzalez supone, en definitiva, un cambio total en la vida de cada enfermo que se ve obligado a romper con sus hábitos y costumbres para buscar una solución a la enfermedad y asumir de forma activa su mejoría. ENTREVISTA CON NICHOLAS GONZALEZ Antes de dar por concluido este texto quisimos saber cómo se hallaba, en el momento de cerrar esta edición, el estudio que el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos tiene en marcha sobre el 287
  • 288. método de Nicholas González, según explicamos al empezar este artículo. Tales fueron sus respuestas: -El estudio -nos diría- continúa desarrollándose en la Universidad de Columbia (Nueva York) bajo la dirección del Dr. Chabot. Esperamos que esté terminado para dentro de dos años. Tenga en cuenta que los ensayos clínicos siempre avanzan despacio y a veces puede llevar hasta cinco años conseguir un estudio clínico terminado. En nuestro caso el estudio comenzó lentamente por distintas razones. Y es que ha sido la primera vez que el Instituto Nacional del Cáncer se ha involucrado realmente con un tratamiento de tipo alternativo por lo que hubo mucho trabajo que hacer hasta que el estudio quedó preparado a plena satisfacción de todos. En suma, sigue adelante. -¿Cuál es actualmente la situación legal de su tratamiento? -En Estados Unidos no hay ningún problema legal con su práctica. Sé que en Europa, debido al Codex Alimentarius, el suministro de suplementos es cada vez más difícil pero aquí, por el momento, no hemos tenido ningún problema. La terapia se lleva a cabo a diario sin dificultad. Y debo decirle que las enzimas siguen funcionando tan bien como lo han hecho desde el principio. Los resultados en nuestra práctica global son realmente buenos desde hace cinco años. -La decisión del Instituto Nacional del Cáncer de llevar a acabo un estudio sobre su método de tratamiento y las enzimas pancreáticas, ¿ha modificado la opinión de la oncología oficial sobre el mismo? -Creo que la involucración del Instituto Nacional del Cáncer en el ensayo clínico ha tenido efectos sobre las convicciones de algunos oncólogos pero no ciertamente sobre la mayoría. En cambio, estamos empezando a ver cambios en su actitud hacia nuestro trabajo. También es verdad que como cada vez es mayor el número de pacientes nuestros que experimentan mejoría es normal que los oncólogos se muestren cada vez más interesados en lo que estamos haciendo. -¿Están disponibles en el mercado las enzimas que usted utiliza? -Las enzimas que utilizamos sólo están disponibles para nuestros pacientes puesto que nosotros no queremos que los pacientes se traten a sí mismos con ellas. El tratamiento enzimático debe involucrar a doctores experimentados en su uso. El nombre de la compañía que elabora el producto es Pancreas Glandular Tissue y las elabora bajo nuestras especificaciones. Dicho lo cual debo añadir que hoy por hoy no pueden adquirirse ya que nos las comercializamos. -¿Por qué enzimas pancreáticas de cerdo? -Simplemente porque parecen funcionar muy bien. Recuerde que durante décadas los médicos usaron con gran éxito la insulina del 288
  • 289. cerdo para tratar diabetes. Además se puede disponer de ellas fácilmente en grandes cantidades y, desde luego, son bastante baratas comparadas con la quimioterapia. No obstante, a todos nuestros pacientes les damos ciertos nutrientes para ayudar a su páncreas a mejorar su rendimiento y aumentar su propia producción de enzimas. -Una última pregunta: ¿el tratamiento que usted utiliza es válido para todos los enfermos de cáncer o sólo para los de páncreas? -Nosotros tratamos todos los tipos de cáncer. Desde un cáncer de cerebro a leucemia. Las enzimas parecen trabajar igualmente contra todos ellos y sus metástasis. Son muchos los pacientes que vinieron hasta nosotros con cánceres muy extendidos y que tras seguir el tratamiento pudieron constatar cómo sus tumores disminuyeron de tamaño. Antonio F. Muro Fernando Chacón y las enzimas del Bio-Bac Es realmente interesante comprobar cómo la base científica del ensayo clínico que tiene en marcha el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos -del que hablamos en el reportaje- parte de los descubrimientos de John Beard en 1911 sobre el carácter dextrógiro de las proteínas tumorales. Particularidad ésta que sólo tienen las células cancerígenas y no las células sanas como luego demostraran también Kogl y, en España, Obdulio Fernández. Descubrimiento que, junto a otros trabajos, abrió la puerta del estudio de las enzimas proteolíticas como herramientas terapéuticas para destruir esas proteínas. Pues bien, lo que nadie se preguntó desde entonces es de dónde proceden esas proteínas dextrógiras de las células cancerígenas si el cuerpo humano no tiene capacidad de sintetizarlas. Nadie... excepto el farmacéutico, microbiólogo e investigador español Fernando Chacón ya que fue precisamente el descubrimiento de Beard lo que le hizo plantearse esta pregunta -como él mismo reconoce en la página 129 de su libro Pribios o enzimas vivientes- y dedicar toda su vida a encontrar la respuesta. Averiguando, tras muchos años de estudios, que esas proteínas de las células cancerígenas proceden de los bacilos aerobios esporulados y que su destrucción conlleva la destrucción de la célula tumoral. ¡Ese es el gran descubrimiento de Fernando Chacón y tal la base científica, demostrada y demostrable, del Bio-Bac! Y entienda el lector que no se trata de una mera "coincidencia anecdótica". En los últimos años se han desarrollado numerosos 289
  • 290. trabajos que avalan la veracidad y trascendencia del descubrimiento de Fernando Chacón efectuado ¡hace más de cuarenta años! En un próximo número comentaremos los más recientes descubrimientos en el campo de la Proteómica, recibidos con alborozo por una comunidad científica que ve en ellos la posible solución al cáncer, y comprobaremos cómo no hacen más que confirmar -unos tras otros- lo ya escrito y demostrado por Fernando Chacón. Y como anticipo, una muestra: el premio Nobel de Química acaba de ser concedido hace sólo unos días a dos científicos israelíes y otro norteamericano "por haber iniciado una vía que podrá conducir en el futuro a lograr una vacuna contra el cáncer gracias a su estudio sobre las proteínas de las células tumorales". ¡Cuando ese estudio ya está realizado, la vía explorada y la vacuna conseguida! ¡Lástima que el recientemente fallecido D. Fernando Chacón fuera español! Es obvio que si no hubiera nacido aquí hace ya mucho que le habrían dado el Nobel . Dr. Fermín Moriano Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXVIII) EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON ENZIMAS Las enzimas son un tipo de proteínas que tienen la facultad de, permaneciendo inalterables, aumentar notablemente la velocidad de las reacciones químicas de las sustancias de su entorno. Es decir, son biocatalizadores específicos que se caracterizan porque son eficaces en cantidades pequeñas. Pues bien, son numerosos los estudios que demuestran su eficacia en la mayor parte de las llamadas enfermedades pero, sobre todo, en casos de cáncer. Se lo explicamos en detalle. Las enormes posibilidades terapéuticas de las enzimas apenas son conocidas por la mayoría de los médicos. Sin embargo, quienes se han dedicado a su investigación las consideran "la fuente de la vida". Y es que hablamos de las unidades bioquímicas esenciales que regulan todo lo que pasa en nuestro organismo, cada una de sus operaciones 290
  • 291. metabólicas, coordinando la actividad física, mental y emocional. De hecho, cuando en nuestro cuerpo disminuye la actividad enzimática lo hace también la eficacia de todos los sistemas. Las enzimas intervienen en todos los procesos y, por tanto, cuando su actividad se detiene también nosotros nos detenemos y morimos. En su libro Alternativa a la aspirina los doctores Michael Loes y David Steinman llegan por ello a afirmar: "Las enzimas son sustancias completamente naturales a las que muchos expertos en salud consideran la medicina del futuro. Si usted sufre dolor crónico por artritis o cáncer, tiene lesiones o padece enfermedades vasculares, sufre problemas circulatorios, prostatitis, sinusitis, herpes, colitis ulcerosas, la enfermedad de Crohn u otras condiciones inflamatorias... las enzimas orales sistémicas demostrarán ser el elixir que su cuerpo está pidiendo". Una aseveración especialmente sorprendente porque rara vez -por no decir nunca- los médicos recomiendan el consumo de complejos enzimáticos. FUENTES DE VIDA Las enzimas son moléculas proteicas -es decir, proteínas- formadas por largas cadenas de aminoácidos. Y todos los procesos metabólicos y reacciones químicas del organismo dependen de ellas porque son las encargadas de su activación o desactivación. Así, cuando se requiere la producción de una determinada sustancia la célula activa la enzima correspondiente y ésta se encarga de producir la sustancia. Luego, una vez se posee la cantidad suficiente de la misma su producción vuelve a bloquearse. Pues bien, en la activación o desactivación de una enzima pueden llegar a intervenir auténticas cascadas de enzimas conectadas sucesivamente. En la coagulación sanguínea, por ejemplo, se requiere la activación de al menos cuatro enzimas para que la trombina llegue finalmente a formar el coágulo destinado a detener la hemorragia. A su vez, la desintegración del coágulo por la acción de la plasmita precisa la activación de otras cinco enzimas. Sirva esto sólo como sencillo ejemplo de la importancia que tienen estas moléculas para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Actualmente se conoce la función de cerca de 3.000 de las enzimas existentes en nuestro organismo. Y como quiera que según los expertos tenemos más de 50.000 es obvio que aún estamos en este ámbito bastante desinformados. Lo que no obsta para que, tras décadas de investigación, se sepa que muchas patologías aparecen cuando el delicado equilibrio del que las enzimas son consecuencia y a la vez causa se rompe, y el organismo deja de producir una determinada enzima o lo hace en cantidades insuficientes. Las enzimas, obviamente, se clasifican en función de las reacciones que catalizan. Y según la Enzyme Comission de la Unión Internacional 291
  • 292. de Bioquímica pueden dividirse en seis tipos: 1) Las oxidorreductasas. Posibilitan la oxidación y reducción biológicas. 2) Las transferasas. Transfieren grupos químicos de una molécula a otra. 3) Las hidrolasas. Pueden ser de tres clases: esterasas, glucosidasas y proteasas. Las primeras se encargan de desmenuzar los lípidos o grasas, las segundas los glúcidos o hidratos de carbono y las terceras los alimentos proteicos. 4) Las liasas. Establecen dobles enlaces entre átomos. 5) Las isomerasas. Trasladan grupos químicos dentro de la misma molécula. Y, 6) Las ligasas. Sintetizan compuestos químicos consumiendo energía. Ahora bien, las enzimas que primordialmente se utilizan hoy con fines terapéuticos son las hidrolasas proteolíticas o proteasas que se encuentran tanto en el mundo vegetal como en el animal. Y se diferencian por la temperatura y el grado de acidez (PH) a las que desarrollan su actividad óptima. Desde hace aproximadamente cuarenta años se estudian especialmente las extraídas de algunos vegetales -la bromelina, la papaína, la amilasa y la lipasa- y algunos mamíferos -la tripsina, la quimotripsina y la pancreatina-. Pronto se comprobó "in vitro" que algunas podían destruir las células cancerosas. Luego, con el tiempo, se constató que sus aplicaciones eran en realidad extraordinariamente variadas, sobre todo por su condición de inmunomoduladores (modificadores de la respuesta biológica-MRB), sustancias activas que se interrelacionan de varias maneras con el sistema inmunitario. De hecho, hoy sabemos que pueden actuar aumentando las defensas del organismo -efecto inmunoestimulante-, reparándolas -efecto inmunorreparador- o inhibiéndolas -efecto inmunosupresor-. Por eso se utilizan con frecuencia para amortiguar componentes hiperactivados del sistema inmunitario o para estimular otras zonas. Recordemos que nuestro sistema inmunitario reacciona constantemente a las más diversas influencias del entorno y que en cada ocasión la reacción inmunitaria está acompañada de una alteración en el equilibrio del sistema que, por lo general, el organismo es capaz de reestablecer a través de una serie de mecanismos controlados por enzimas. Las enzimas son, pues, la condición previa para el mantenimiento del equilibrio de todos los sistemas que intervienen en defensa del organismo. Por esa razón la ingesta de enzimas proteolíticas o proteasas es uno de los métodos terapéuticos más importantes de la Enzimoterapia Sistémica -es decir, de su aplicación global en el organismo- siendo su actividad positiva fácilmente constatable cuando 292
  • 293. las defensas están bajas debido a situaciones de estrés, inflamaciones agudas o crónicas, vasculopatías, enfermedades malignas como el cáncer o infecciones víricas. De hecho, los complementos elaborados con mezclas enzimáticas figuran hoy en todo el mundo entre los productos más innovadores y de mayor éxito en el tratamiento de muy diversas patologías, entre ellas el cáncer. CONSUMO Y EFECTOS GENERALES Las enzimas se pueden consumir oralmente o introducirlas a través del recto. Al principio se pensó que los jugos gástricos las destruían o que no se absorbían bien en el intestino pero actualmente se sabe que no es así. Y su principal ventaja es que carecen de efectos secundarios negativos. Su único inconveniente es que deben ingerirse en grandes cantidades porque es difícil introducir el número suficiente de las enzimas que se precisan para un tratamiento en una sola gragea. La enzima tripsina, por ejemplo, tiene un peso molecular de 24.000 mientras el del ácido acetilsalicílico es de 200. De ahí que un comprimido pequeño pueda contener el número suficiente de moléculas de ácido acetilsalicílico para aliviar una cefalea. En cambio, si la molécula de aspirina fuera del tamaño de la tripsina sería necesario ingerir aproximadamente 200 comprimidos para conseguir el efecto buscado. Es su único "inconveniente" pero fácilmente asumible ya que la ingesta masiva de enzimas carece de efectos negativos. En cuanto a los principales efectos terapéuticos de las enzimas proteolíticas son -según uno de los principales investigadores de las mismas, el doctor Heinrich Wrba, del Austrian Cancer Research Institute, centro perteneciente a la Universidad de Viena- las siguientes: 1) Inhiben la inflamación y reducen la tumefacción. Para lo cual: - degradan fragmentos celulares y mediadores de la inflamación. - degradan las moléculas proteicas que se desplazan desde el torrente sanguíneo hasta los tejidos causando edemas. 2) Mejoran la fluidez de la sangre. Lo que consiguen porque: - aumentan la elasticidad de los eritrocitos. - inhiben la agregación plaquetaria. - incrementan la actividad fibrinolítica en la sangre. - aceleran la degradación de los inmunocomplejos. - inhiben la acción destructora celular de la cascada del complemento. - estimulan la fagocitosis. 3) Actúan regulando el sistema inmunitario. Y es que: - inhiben la formación de moléculas de adhesión. - condicionan de forma positiva las células inmunitarias del sistema 293
  • 294. fagocítico mononuclear. - regulan el equilibrio de sustancias que actúan como mensajeros celulares, tales como el Factor de Necrosis Tumoral y la interleuquina. - activan los macrófagos y las células asesinas naturales. LAS ENZIMAS Y EL CÁNCER La verdad es que los hombres se han servido de las enzimas desde tiempos remotos. Hace mucho tiempo ya que se descubrió que un simple zumo de uva o de cereales podía transformarse, a través de la fermentación, en un líquido de degustación placentera... y curativa. En Centroamérica y América del Sur, por ejemplo, se usan desde hace mucho tiempo las hojas y el fruto de plantas como el melón o la piña como medicinas. Es más, todas las culturas tradicionales han usado emplastos vegetales en sus artes curativas aprovechando así las posibilidades de las enzimas vegetales y provocar reacciones del sistema inmunitario. Aunque no sería hasta comienzos del siglo XX cuando el estudio científico de las enzimas en el tratamiento del cáncer recibió el impulso que necesitaba... a pesar de las constantes trabas del oficialismo médico que continúa incluso hoy. Porque fue entonces cuando el embriólogo John Beard publicó The Enzyme Treatment of Cancer and Its Scientific Basis, obra en la que explicaba el uso de las enzimas digestivas como agentes anticancerígenos. En él sostenía que las enzimas producidas por el páncreas constituían la primera línea de defensa del cuerpo humano frente al cáncer en base a lo que denominó Teoría Trofoblástica según la cual las células cancerígenas son de la misma naturaleza que las células trofoblásticas encargadas de elaborar la placenta para la instalación del embrión: invasivas, corrosivas y metastásicas (vea el lector de forma más extensa en nuestra web lo publicado al respecto en nuestro número anterior). El caso es que Beard suministró a sus enfermos de cáncer jugo depurado extraído del páncreas de animales, bien aplicándolo directamente en la zona donde se localizaban los tumores malignos, bien inyectándolo en vena. Sólo que, como ya explicamos el mes pasado, su teoría fue rechazada porque los médicos que pretendieron imitarle no consiguieron los mismos resultados. Claro que, a la luz de lo que un siglo después sabemos, resulta que estaban cometiendo un grave error. Beard elaboraba siempre su extracto con páncreas fresco de corderos y terneros recién sacrificados asegurándose así de que el jugo obtenido poseyera una elevada actividad enzimática. Quienes trataron de imitarle, por el contrario, utilizaron extractos de páncreas elaborados horas o días antes ignorando que las enzimas pierden su actividad en poco tiempo. Por eso sus colegas, ignorantes de ese hecho, se limitaron a rechazar sus teorías y resultados. Afortunadamente a mediados del pasado siglo XX el uso de enzimas 294
  • 295. para tratar el cáncer volvió a coger impulso gracias a los trabajos de Max Wolf -catedrático de Medicina en la Fordham University de Nueva York- quien descubrió que la adición de enzimas en la sangre de personas enfermas de cáncer restablecía su función destructora de las células cancerosas. Comprobando además que la combinación de distintas enzimas proteolíticas -de procedencia tanto vegetal como animal- permitía aumentar considerablemente ese efecto. Aquellas combinaciones enzimáticas, optimizadas después de múltiples y elaborados ensayos, se denominarían más tarde WoBe (las dos primeras letras de los apellidos de Wolf y Hellen Benítez, su principal colaboradora). Wolf observó además efectos positivos de su tratamiento enzimático en otros procesos patológicos como enfermedades vasculares, linfedema, herpes zoster, cicatrización de heridas e inflamaciones. Y dio a conocer los resultados obtenidos en muchas publicaciones así como en su libro Enzimoterapia (Viena 1970). Está de más decir que sus investigaciones abrieron un amplísimo campo de investigación, sobre todo en Europa donde quizás la figura más representativa sea el doctor Karl Ransberger, director del Instituto Médico de Investigación Enzimática de Munich y cabeza de uno de los principales laboratorios mundiales dedicados a las combinaciones enzimáticas. MECANISMOS DE ACTUACIÓN Aunque la Enzimoterapia es especialmente útil en la prevención primaria (aparición del tumor) y secundaria (recidivas) los efectos activadores y reguladores de las enzimas sobre el sistema inmunitario son útiles en todas las fases de la enfermedad cancerosa. "Hay -afirma ya mencionado doctor Heinrich Wrba- dos tipos de terapia para el tratamiento inmunológico del cáncer: incrementar el reconocimiento de las células tumorales por el sistema inmunitario -es decir, su immunogenicidad- y fortalecer y estimular las diversas partes del sistema inmune. Pues bien, las enzimas proteolíticas pueden jugar ese papel en ambos aspectos ya que aumentan la immunogenicidad de las células tumorales y, al mismo tiempo, apoyan el sistema inmune a distintos niveles". En suma, según sus explicaciones las enzimas actúan, por un lado, frente a la célula tumoral: a) Alterando las moléculas de superficie de la membrana celular. b) Liberando los antígenos de la célula tumoral. c) Disminuyendo la capacidad de adhesión de las células tumorales. Y por otro, consiguiendo una mayor eficacia del sistema inmunitario mediante: a) La degradación de los inmunocomplejos circulantes (eliminación de los "factores bloqueantes" de la actuación del sistema inmune). b) El aumento de la fagocitosis (eliminación de los "factores 295
  • 296. bloqueantes"). c) La activación de los macrófagos y células asesinas naturales (ataque directo contra las células tumorales). d) La secreción de sustancias mensajeras celulares (FNT, interleuquina). e) La inhibición de las moléculas de adhesión responsables de las metástasis y el aumento de la fibrinolisis. Conviene explicar que uno de los planteamientos propuestos por la Oncología es que las células tumorales se vuelven invisibles al sistema inmune mediante modificaciones en la membrana celular y la segregación de factores bloqueantes. Y en esa línea de camuflaje hay que señalar que una de las características de las células cancerosas es su viscosidad. Por eso las personas enfermas de cáncer son más propensas a las trombosis, embolias y flebitis. Cuanto mayor es la tendencia del tumor a formar metástasis mayor es la capacidad de adherencia de las células y la razón podría ser que las células cancerosas utilicen "fibrina" para camuflarse enmascarando así su condición de células malignas. Ello significaría que la degradación de la fibrina no sólo impide la formación de metástasis sino que, al mismo tiempo, expone a las células cancerosas a los sistemas de defensa del organismo. Es decir, las enzimas proteolíticas disminuyen la capacidad adhesiva de las células cancerosas e inhiben de esa manera el crecimiento invasivo y la formación de metástasis en distintas patologías cancerosas. INCIDENCIA EN EL FACTOR DE NECROSIS TUMORAL El otro sistema de ocultamiento utilizado por las células cancerosas es el desprendimiento de señuelos, moléculas superficiales que se unen con anticuerpos específicos formando inmunocomplejos que confunden y paralizan a las células inmunitarias. Han sido denominados por los investigadores factores bloqueantes porque bloquean el sistema de depuración, no se eliminan por medio de la fagocitosis y permanecen en el tejido o circulando en la sangre o en la linfa. Estos inmunocomplejos presentes en la sangre, la linfa y el tejido tumoral desempeñan un papel determinante en múltiples cánceres. Este aspecto ha sido investigado particularmente en los linfomas, reticulosis, hemoblastosis y carcinomas de mama, pulmonar y gástrico así como en toda una serie de carcinomas de colon, páncreas, ovarios y en los melanomas. Pues bien, está demostrado que la Enzimoterapia Sistémica desdobla los inmunocomplejos y activa su degradación intensificando la fagocitosis. La célula tumoral también utiliza señuelos para evitar otra de las armas de nuestro sistema inmune: el Factor de Necrosis Tumoral (FNT), una molécula relativamente pequeña segregada por los macrófagos capaz de destruir las células cancerosas. Sin embargo, 296
  • 297. resulta que el FNT pierde su eficacia cuando estas moléculas se agrupan formando estructuras mayores (polímeros) o cuando se fijan a receptores que, como señuelos, se han desprendido ya de las células tumorales. Como las enzimas se fijan en la sangre a proteínas de transporte -la más importante de las cuales es al mismo tiempo responsable del control y regulación de la acción del FNT- a través de la acción conjunta las enzimas proteolíticas son capaces de regular el metabolismo alterado de estas sustancias mensajeras celulares. Además rompen la unión bloqueante de las moléculas de FNT o polímeros de FNT recuperando así sus funciones citotóxicas. También actúan las enzimas sobre los factores de crecimiento tumoral. El doctor Lauer demostró en Cancer Chemother Pharmacol (2001) que la ingesta oral de proteasas -tripsina, quimotripsina, papaína o bromelina- es beneficiosa en pacientes con cáncer, cuando se encuentran presentes en cantidades elevadas, al reducir el nivel de factores de crecimiento tumoral. Estudios complementarios efectuados por la doctora Lucía Desser -de la Universidad de Viena- demostraron que las enzimas proteolíticas reducen además el TGF-beta, factor de crecimiento tumoral presente en muchos procesos cancerígenos. MOLÉCULAS DE ADHESIÓN Otro factor que puede combatirse con las enzimas es la capacidad de adhesión a las paredes vasculares de las células cancerosas para iniciar una metástasis para lo cual se sirven de unas sustancias adhesivas llamadas moléculas de adhesión. Sólo cuando la célula cancerosa ha establecido contacto con el endotelio a través de esta molécula está en situación de infiltrarse y desarrollar una metástasis. Respecto al melanoma maligno, la molécula de adhesión es la vitronectina. Bueno, pues la doctora Desser logró demostrar que las enzimas bloquean la adhesión por medio de la suspensión de la formación de vitronectina en la superficie celular impidiendo así la metastatización. Igualmente en el carcinoma de mama y colon tiene importancia la molécula de adhesión CD44. Pues bien, el doctor berlinés Rudolf Kunze demostró que las enzimas proteolíticas modifican esta molécula de adhesión hasta el punto de inhibir la metástasis. Otra investigación realizada en 1997 por Tibor Harrach y Frank Gebauer sobre la capacidad de varias enzimas proteolíticas para modular la molécula de adhesión CD44 -fundamental también en el proceso de progresión del tumor y posterior metástasis- reveló que "las enzimas proteolíticas -como la bromelina, la papaína y la quimotripsina- pudieron modular la molécula CD44 en las células de origen de la leucemia así como en las líneas celulares de melanoma y carcinoma mamario. El efecto más pronunciado se consiguió utilizando 297
  • 298. la bromelina. Pero el tratamiento de proteasas no sólo redujo la concentración de epítopes (lugares de anclaje) de CD44 en la superficie de células del tumor: los resultados implican que el tratamiento con las enzimas proteolíticas podría ser útil para reducir la conducta metastásica de las células malignas". En un estudio del año 2001 M. Wald confirmó esta disminución de CD44 y CD54 demostrando además que una mezcla de enzimas podía reducir la formación de metástasis de melanoma B16 al tiempo que el tiempo de supervivencia se alargaba significativamente. Concluyendo que la serina y la cisteína son capaces de inhibir la metastatogénesis. MÁS ALLÁ DE LA INVESTIGACIÓN Las enzimas proteolíticas, además de bloquear los mecanismos de escape, aumentan la capacidad de las principales células de defensa del sistema inmune -macrófagos, células asesinas naturales y linfocitos T- encargadas de reconocer las células cancerosas a través de las moléculas de superficie y destruirlas. A nadie puede extrañar, en suma, que hoy las enzimas se usen ampliamente como terapia complementaria en el tratamiento del cáncer. Datos clínicos objetivos apoyan su eficacia en tumores de cerebro, tumores epiteliales en la región de la cabeza y el cuello, cáncer de pulmón, melanoma maligno, mieloma múltiple, leucemia, linfoma de células T, cáncer de estómago y colon, enfermedades cancerosas del abdomen, cáncer pancreático y tumores en la cerviz, pecho y útero. Los beneficios se extienden a la prolongación de la vida, la mejora de su calidad y una clara mejoría en los marcadores tumorales. "Yo he visto un tercio de casos de cáncer pancreático -ha llegado a asegurar Wrba- completamente curado frente a aproximadamente dos tercios que no han respondido bien lo que para este tipo de cáncer es un resultado excelente. Basado en la experiencia, el resultado para la mayoría de los pacientes es una mejoría con la terapia sistémica de enzimas orales. Las enzimas son mi medicina adyuvante favorita para cualquier tipo de cáncer. Eso sí, es esencial tomarlas en dosis muy altas. Nosotros logramos el efecto beneficioso con 30 píldoras tres veces al día". Hay que agregar que en esta misma línea están los trabajos ya citados en esta revista del doctor Nicholas González que tiene publicados en Nutrición y cáncer (lea el artículo aparecido en el nº 66) y que han dado lugar a la puesta en marcha de un estudio del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos sobre la eficacia de las enzimas digestivas. González explicó que después de un año de tratamiento con grandes dosis de enzimas pancreáticas porcinas -ingeridas oralmente-, suplementos nutritivos, procedimientos de desintoxicación 298
  • 299. y una dieta orgánica el 81% de los pacientes que sufrían en fase inoperable adenocarcinomas pancreáticos -en grados III y IV- habían sobrevivido un año, el 45% sobrevivió 2 y el 36% lo hizo 3 años. Estos resultados mejoran espectacularmente las cifras de supervivencia oficiales: un 25% de supervivencia durante un año y un 10% de supervivencia a dos años para todas las fases de adenocarcinoma pancreático. Pero no sólo hay registrados buenos resultados en los casos de páncreas. Sobre los efectos de las enzimas en el caso de cáncer de colon un trabajo publicado en Cáncer, Chemotherapeutics and Pharmacology informa que los pacientes tratados de cáncer de colon con enzimas orales experimentaron una significativa reducción de los síntomas asociados a la enfermedad. Así lo afirma el director de la investigación Tadeuz Popuela, del Department of General Gastroenterological Surgical Clinica de Cracovia (Polonia). Al mismo tiempo se redujeron las reacciones adversas a los tratamientos convencionales: radioterapia y quimioterapia. También existen estudios sobre la eficacia en el tratamiento de la hepatitis C, en muchos casos causa de cáncer hepático. En un estudio comparativo de posibles tratamientos del Departamento de Hepatología, Gastroenterología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Benha de El Cairo la conclusión fue que los mejores resultados se dieron en el grupo tratado con una combinación de enzimas hidrolíticas más el flavonoide rutosid por delante del grupo tratado con interferón-a o con ribavirin. Y aún podríamos mencionar más estudios que apuntan en la misma dirección de eficacia de las enzimas como los de S. Batkin en el Journal Cancer Research Clinical Oncology (1998) -en el que se demuestran los efectos antimetastásicos de la bromelina y otras enzimas proteolíticas en pacientes de cáncer- o los de E. Grabowska en el Internacional Journal of Clinical Oncology informando de la eficacia de la bromelina para suprimir el crecimiento, invasión y metástasis pulmonar de melanoma B16F10 en células de ratón. Algunos investigadores han utilizado las enzimas en combinación con otras sustancias naturales. El doctor Wolfgang Scheef y el doctor Hans Hoefer-Janker, responsables del desarrollo de tres agentes anticancerígenos -la ciclofosfamida (o Cytoxan), la isofosfamida y la A- Mulsin -una emulsión concentrada de vitamina A que se administra en enormes cantidades-, desarrollaron un complejo de enzimas cuidadosamente equilibrado que utilizan de forma coadyuvante en ciertos tipos de cáncer conscientes de que las enzimas proteolíticas y la vitamina E pueden conducir a la involución de los tumores benignos del tejido conectivo (fibromas) e, incluso, del carcinoma de mama. En esta misma línea decidieron ensayar también con enzimas y vitamina 299
  • 300. E en casos de mastopatías (nódulos no cancerígenos de mama). El éxito fue sorprendente y después de sólo seis semanas el 85% de las pacientes estaban asintomáticas. En muchas de ellas se confirmó la involución completa de las alteraciones nodulares. En un caso extremo, Scheff llegó a inyectar varias ampollas de enzimas líquidas en el adenocarcinoma de una mujer de cincuenta y cinco años y el tumor, del tamaño de un melón, se redujo rápidamente rezumando un líquido purulento compuesto de células de cáncer muertas. Dos años después la mujer estaba totalmente libre de cáncer. Una experiencia muy similar a la que tuvo el doctor Harold Manner quien llegó a ser responsable de la sección de Biología de la Universidad de Loyola (Chicago), puesto que tuvo que abandonar al defender sus teorías sobre el uso de la vitamina B17 y las enzimas en la lucha contra el cáncer. Manner usó una combinación de vitamina A, un complejo de enzimas y vitamina B17. Sus resultados fueron publicados en su libro La muerte del cáncer. Después de seis u ocho días apareció una ulceración en el tumor de la que salió un líquido parecido a pus (lea el lector lo publicado en el número 64 de la revista respecto del tratamiento del cáncer con vitamina B17). Un examen de este fluido también reveló en este caso la presencia de células cancerosas muertas. Los tumores sufrieron una regresión completa de forma gradual en el 75% de los animales. Esto representó el 89% del grupo total. Los otros 9 animales mostraron sólo una regresión parcial. Cuando Manner repitió su experimento probó combinaciones diferentes de vitaminas, enzimas y B17. Y según sus resultados la vitamina B17 tomada sola apenas tenía efectos apreciables pero su ingesta junto con las de enzimas multiplicaba enormemente la eficacia. Era mucho mayor que la de ambos productos tomados separadamente QUIMIO-RADIO Y ENZIMAS Absurdamente ignorada por los médicos, la administración de enzimas tiene también gran importancia como coadyuvante en los tratamientos de quimioterapia y radioterapia. No sólo porque su ingesta disminuye los efectos secundarios sino también por el aumento que se consigue en las expectativas de vida. En una importante investigación, el profesor Beaufort -de la Universidad de Graz- demostró que la administración simultánea de preparados enzimáticos de combinación reducía de forma muy significativa los efectos secundarios de la radioterapia. Los pacientes toleraban el tratamiento mucho mejor. Este efecto protector de las enzimas proteolíticas se extiende también a las inflamaciones de las mucosas como consecuencia de la administración de radioterapia en la cavidad oral. M. Gujral, en un trabajo titulado Eficacia de las enzimas hidrolíticas en la prevención de 300
  • 301. efectos colaterales inducidos por la radioterapia en pacientes con cáncer de cabeza y cuello y P. Dale en otro titulado Comedicación con enzimas hidrolíticas en la radioterapia de cáncer de cerviz y uterino: evidencia de la reducción de efectos colaterales agudos demostraron igualmente que las enzimas representan un gran alivio para los pacientes sometidos a los habituales tratamientos de radioterapia, como mucositis o irritación y ulceración de las células mucosas que revisten el tracto digestivo, reacciones superficiales y disfagia, dificultad para tragar en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, y cáncer de cerviz uterino. Y hay muchos otros trabajos que certifican las posibilidades de las enzimas. En la conclusión de un estudio multicéntrico epidemiológico del Institute for Scientific Evaluation of Naturopathy de la Universidad de Colonia sobre tratamiento postoperatorio con enzimas orales puede leerse: "El tratamiento complementario de pacientes de cáncer de pecho con enzimas orales mejora la calidad de vida reduciendo las señales y síntomas de la enfermedad y los efectos colaterales de las terapias antineoplásicas adyuvantes. Este análisis proporciona también evidencias de que los pacientes pueden beneficiarse de una prolongación de tiempo antes de una recidiva o una metástasis pero también de una mayor expectativa de supervivencia". En resumen, los sorprendentes efectos de la ingesta de enzimas en pacientes con cáncer, sobre todo como terapia complementaria, han sido documentados además de por los organismos e instituciones ya citados en este artículo por la American Medical Association, la American Heart Association, la Zoological Society of Philadelphia, la Tokyo Imperial University, la Cornell University, la John Hopkins University, la UCLA's School of Medicine, la Canadian Medical Association y el Russian Institute of Biochemistry, por nombrar algunos más. Estas instituciones, colectivamente, ofrecen evidencias de que las enzimas son la principal causa y, al mismo tiempo, de curación de buena parte de las enfermedades. En otras palabras, la salud depende de la producción correcta y equilibrada de enzimas y la enfermedad de su destrucción. Y sólo estamos al principio de conocer las auténticas posibilidades de esta "fuente de vida". Antonio F. Muro Las enzimas digestivas Recuadro Las enzimas digestivas Para los expertos en Enzimoterapia no hay duda de que las enzimas pancreáticas forman la primera línea 301
  • 302. de defensa del cuerpo contra el cáncer. Siendo dos enzimas en particular -la tripsina y la quimotripsina- especialmente importantes. El problema es que hay muy diversas causas para una deficiente producción enzimática. Por ejemplo, -La excesiva ingesta de comida. Todo exceso alimentario requiere una gran cantidad de enzimas pancreáticas para hacer la digestión lo que disminuye la producción de enzimas para luchar contra el cáncer. -Una dieta incorrecta que requiera excesivo tiempo para su aprovechamiento nutricional. -La falta de determinados elementos nutritivos -vitaminas, minerales, aminoácidos, etc.- absolutamente necesarios para el metabolismo normal del páncreas. -La escasez de minerales en nuestra dieta ya que son esenciales para iniciar la actividad de las enzimas. -El fracaso del intestino delgado a la hora de generar los activadores pancreáticos adecuados. -La obstrucción del flujo de secreción pancreático. -El deficiente o nulo suministro de sangre a determinadas áreas lo que impide la afluencia de enzimas a la zona. -Un equilibrio inadecuado del pH (balance ácido/alcalino)) dentro del tracto intestinal y/o dentro de la masa tumoral. -Infecciones bacterianas o virales. -Los numerosos productos tóxicos presentes en la cadena alimenticia, los medicamentos, etc. -La inestabilidad emocional y los fuertes traumas psicoemocionales. -Los daños en el intestino delgado por diversas enfermedades que impiden la absorción de las enzimas. -La inestabilidad y debilidad del sistema nervioso autónomo. -La herencia genética. Añadamos que la mejor manera de proteger nuestras enzimas digestivas es moderar al máximo el consumo de proteínas cárnicas, consumir productos vegetales ricos en enzimas y complementar nuestra dieta con suplementos vitamínicos, ortomoleculares y enzimáticos. Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXIX) CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON LA MEDICINA SISTÉMICA 302
  • 303. Decenas de miles de personas han sido tratadas ya en 30 unidades médicas de Venezuela y Puerto Rico con la llamada Medicina Sistémica mediante adaptógenos -plantas de constatadas propiedades terapéuticas que se caracterizan por potenciar notablemente el sistema inmunitario sin efectos secundarios- con la colaboración de otros procedimientos naturales (productos homeopáticos, bioelectricidad…). Se trata de médicos que actúan sobre el denominado "triángulo de la salud" de la Teoría Sistémica -Inteligencia Biológica, Energía y Organización del organismo- según el estado de cada paciente. Los resultados obtenidos en numerosas enfermedades -incluido el cáncer- serán presentados en Caracas este mes de enero durante el I Congreso Internacional de Medicina Sistémica, G.D.V. y Electroterapia Oncológica. A lo largo de los últimos meses hemos compartido con nuestros lectores distintos puntos de vista sobre el origen y tratamiento del cáncer, normalmente ignorados -cuando no abiertamente rechazados- por una clase médica -la oncológica- que cree tener la verdad absoluta sobre una enfermedad tan escurridiza como poliédrica. En algunos casos incluso han conseguido contagiar de su intransigencia a las instancias judiciales. Así las cosas los tratamientos alternativos siguen siendo perseguidos en nuestro país y en muchas ocasiones la principal razón esgrimida para ello es que los que se autoproclaman "verdaderos médicos" -aquellos que se educan en las universidades y obtienen allí sus títulos guiados por la "verdadera ciencia"- ni pueden ni deben separarse de los "protocolos debidamente establecidos". Sin embargo, llegará el día en que hasta dentro del club de los autodenominados verdaderos médicos surjan quienes se aparten de la "línea oficial" y apuesten por otro tipo de tratamientos. De hecho cada vez hay más casos pero suelen viven su contradicción en silencio, bajo amenaza de rechazo o aislamiento profesional y sin unir sus esfuerzos frente al sistema sanitario. Afortunadamente no ha sido así en Venezuela donde ha surgido un movimiento respaldado por médicos colegiados -y educados por tanto en la ortodoxia médica- que han decidido escoger un nuevo camino para afrontar las llamadas enfermedades, entre ellas el cáncer. Se conoce como Medicina Sistémica, se basa en métodos naturales -básicamente plantas- aplicados bajo nuevos criterios, se aplica ya en más de 130 centros autorizados de Venezuela y Puerto Rico, y utiliza productos debidamente registrados. SON MÉDICOS, NO CHARLATANES La simple propuesta de tratamientos nuevos en enfermedades como el 303
  • 304. cáncer, la diabetes, las enfermedades renales y otras mucho menos graves suscita siempre la protesta de quienes no entienden ni aceptan otra medicina que la farmacológica. Afortunadamente, junto a aquellos que rechazaron la posibilidad que hoy comentamos, en esta ocasión el Colegio de Médicos del distrito metropolitano de Caracas emitió una nota que supuso el apoyo indirecto a la práctica de la Medicina Sistémica por médicos colegiados reconociendo así el derecho de los pacientes a optar, tras informarse, por tratamientos alternativos. El Colegio de Médicos de Caracas basaría su postura en el derecho a la salud como un derecho social fundamental (art. 83) y en el artículo que reconoce a los pueblos indígenas el derecho a una salud integral que considere sus prácticas y culturas. "El Estado -dice la ley- reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a principios bioéticos" (art 122). Por otra parte, el artículo 58 de la Carta Magna venezolana establece -entre otras cosas- que toda persona tiene "derecho a la información oportuna, veraz e imparcial" (y, por cierto, también nuestra constitución ampara en su artículo 20 el derecho de los ciudadanos a estar informados). Pero aún hay algo más fundamental: el Colegio de Médicos de Caracas recuerda que el artículo 107 de la Ley del Ejercicio de la Medicina establece que: "En el tratamiento del paciente el médico puede emplear nuevos procedimientos terapéuticos si después de un juicio cuidadoso considera probable el reestablecimiento de la salud o el alivio del sufrimiento". Sentada su argumentación jurídica, la nota -en un lenguaje calculadamente ambiguo tras el que trata de explicar aquello que considera inevitable sin violentar la opinión de aquellos que muestran reticencias- dice: "Estamos frente a un hecho cierto: un grupo de médicos graduados en universidades venezolanas, inscritos en los colegios de médicos que les corresponde y, por ende, miembros de la Federación Médica Venezolana han decidido reunirse y constituir la Sociedad Venezolana de Medicina Sistémica. Los colegas afirman que la Medicina Sistémica posee como marco teórico metodológico considerar al ser humano como un sistema viviente que cuenta con energía, inteligencia reguladora y organización, y utilizan fármacos sintéticos (debidamente registrados en el MSDS) y plantas superiores con efectos medicinales denominados adaptógenos, los cuales están igualmente permitidos por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social". La nota continúa afirmando que la Junta Directiva del Colegio analizó la situación existente a partir de los casos presentados, la lectura de los comunicados emitidos por distintas instituciones, la revisión de la bibliografía existente y el testimonio de distintos médicos. "Es oportuno señalar -añade la nota- que los miembros de la Sociedad Venezolana de Medicina Sistémica que han asistido a la convocatoria 304
  • 305. del Colegio siempre han expresado su deseo de generar el debate científico e inclusive lo han solicitado públicamente en prensa nacional. En opinión de la Junta Directiva del Colegio lo conducente es realizar el análisis científico dentro de un ambiente de búsqueda de la verdad. Ello obliga a las facultades de las Ciencias de la Salud, a la Academia Nacional de la Medicina, a las sociedades científicas, a la Federación Médica Venezolana y a los colegios de médicos a organizar y participar en los foros que se convoquen para analizar la Medicina Sistémica y los posibles efectos terapéuticos de los adaptógenos. Paralelo a ello, la Sociedad Venezolana de Medicina Sistémica debe iniciar el proceso de reconocimiento de la Medicina Sistémica como Especialidad Médica. No se debe ni se puede seguir negándole a los colegas involucrados en el campo de la Medicina Sistémica el debido proceso y, por tanto, su derecho a la defensa". En definitiva, la puerta está abierta. Y habida cuenta de las tensiones internas que una situación como ésta provoca, la ambigüedad calculada, la invitación a buscar el reconocimiento como especialidad y la llamada al debate científico suponen de hecho un reconocimiento tanto del derecho a ejercer como del derecho a ser tratado con la Medicina Sistémica. "Si usted me pregunta -nos contestaba José Olalde, creador de la Medicina Sistémica- si las autoridades sanitarias comulgan al 100% con lo que hacemos le diré que la verdad es que todo avance tiene opositores. Algunos nos apoyan, otros se oponen. Pero los que se oponen no pueden hacer pues operamos dentro del marco legal". La argumentación marca un rumbo a seguir tanto allí como -¡ojalá!- a este lado del océano. El doctor Alex Márquez -uno de los cincuenta y cuatro médicos que avalan con su nombre la práctica de la Medicina Sistémica y prestan su testimonio en el libro "Medicina Sistémica. El cáncer sí se cura" escrito por José Olalde- afirma en él: "La Medicina Sistémica deberá ser incluida en un futuro en los planes de estudio de la carrera. Mi rango de acción hospitalaria se limitaba única y exclusivamente al uso de fármacos sintéticos con los cuales no siempre lograba resolver los problemas que aquejaban a mis pacientes. La Teoría Sistémica viene a ser el complemento de la medicina convencional al considerar no solamente la morfología sino también el estado energético (punto vital del tratamiento de cualquier enfermedad) y la Inteligencia Biológica que regula todas las funciones corporales. La conjunción y comprensión de estos tres elementos -energía, organización e inteligencia- me ha permitido abordar con éxito enfermedades que anteriormente consideraba incurables". El doctor Meyer Magarici, pediatra y oncólogo, llega aún mucho más lejos: "Hemos obtenido con la Medicina Sistémica extraordinarios éxitos terapéuticos en cáncer y condiciones crónicas tales como 305
  • 306. artritis, diabetes, hiperplasia prostática, degeneración de mácula retiniana, sinusitis crónica, enfermedades tiroideas, hipertensión arterial, enfermedades autoinmunes (lupus, esclerodermia, esclerosis múltiple y artritis reumatoide), menopausia, disfunción sexual, infertilidad y psoriasis". Cabe añadir que a finales de este mes de enero los resultados obtenidos hasta el momento serán presentados en el I Congreso Internacional de Medicina Sistémica, G.D.V. y Electroterapia Oncológica. Será pues una puesta de largo a la que en Discovery DSALUD nos adelantamos. LA MEDICINA SISTÉMICA Natural, aplicada por médicos titulados y en centros autorizados, la Medicina Sistémica es una realidad a la hay que acercarse desde el convencimiento de que los milagros no existen, que nunca dos casos son iguales y que información no es igual a curación. Dicho lo cual, es verdad que existen datos que invitan a la esperanza. El último estudio independiente publicado -hace sólo unas semanas- fue dirigido por el doctor Luis Guerrero Pulido -Jefe del Servicio de Urología del Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo), ubicado en el estado Bolívar- y lleva por título Ensayo clínico para evaluar la efectividad de la Medicina Sistémica en pacientes con cáncer prostático. En él se emplearon combinaciones herbarias superiores (adaptógenos) mediante los principios de la Medicina Sistémica para evaluar los efectos terapéuticos en 30 pacientes con diagnóstico de carcinoma prostático. Pues bien, al final del período de tres meses el estudio reflejaba los siguientes datos: 1) El antígeno prostático disminuyó en el 100% de los pacientes. 2) El 63 % experimentó mejoría en los dolores óseos por metástasis. 3) El 76,6 % experimentó mejoría en la sintomatología urinaria. 4) El 93,3% experimentó mejoría en su calidad de vida. El estudio concluye: "El uso de los protocolos de la Medicina Sistémica contribuye a reducir síntomas, tumoración y metástasis. Inhibe la invasividad y la aparición de las metástasis y potencia los efectos benéficos de la Quimioterapia y la Radioterapia al mismo tiempo que protege al organismo y disminuye los efectos secundarios". Un estudio que en realidad no viene sino a confirmar los datos de otro anterior titulado "Mejoría del cáncer de próstata avanzado con el tratamiento basado en la Medicina Sistémica" firmado por el propio J. Olalde -fundador de la Medicina Sistémica y presidente de los Centros Médicos Docentes Adaptógenos- y otros colaboradores. Estudio que terminaba diciendo: "Los efectos de una combinación herbaria formulada bajo los principios de la Medicina Sistémica fueron 306
  • 307. evaluados en 30 pacientes con estadios avanzados de cáncer prostático mediante un estudio retrospectivo, multicéntrico y descriptivo de dos años de duración. Se observó la mejoría de los síntomas urinarios y óseos en el 78,9% y en el 88,4% de los pacientes, respectivamente. El Antígeno Prostático Específico (PSA) disminuyó significativamente en el 76,6% de los pacientes y la calidad de vida mejoró en el 86,6%. Esta fórmula terapéutica ha demostrado ser particularmente efectiva en los estadios más avanzados de la enfermedad. La tolerancia al tratamiento fue excelente. Nuestros resultados sugieren que esta formula herbaria ofrece beneficios importantes al paciente con cáncer de próstata". Bien, llegados a este punto hay que decir que son dos las herramientas básicas aplicadas en ambos estudios y que quedan reflejadas en sus conclusiones: los adaptógenos (combinaciones herbarias superiores) y los principios teóricos que condicionan su forma de aplicación, concebidos por Jose Olalde en 1995 como base de una teoría unificada de todos los sistemas vivos y a la que llamó Teoría Sistémica. LOS ADAPTÓGENOS Lo singular es que José Olalde no es médico sino un ingeniero que mostró siempre gran interés por la filosofía, la salud y la fitoterapia. Y que reconoce que para el desarrollo de su formulación teórica fueron fundamentales los trabajos de Hans Selye sobre el estrés y su influencia en la salud. En 1936 Selye enunció el denominado Síndrome General de Adaptación (GAS) como el conjunto de cambios que se van produciendo en el organismo como consecuencia de la presencia, más o menos mantenida, de un estresor (tóxicos, virus, bacterias…) o de una situación de estrés. El nombre de Selye quedaría desde entonces estrechamente ligado al estrés como el de Freud lo está a la Psicología. Según el Síndrome General de Adaptación (GAS) todos los organismos, ante situaciones estresantes, presentan una respuesta de activación generalizada que afecta a todo el organismo. De forma resumida, primero se produce una reacción de alarma, después una fase de resistencia y, por último, una fase de agotamiento o claudicación. Ante cada una de esas etapas el organismo va respondiendo con cambios fisiológicos pero si la agresión del estresor se mantiene se torna vulnerable a problemas de salud hasta que finalmente se produce la enfermedad y, en última instancia, la muerte. Pues bien, mientras los científicos occidentales fueron reacios a aceptar las ideas de Selye sobre el Síndrome de Adaptación General su concepto fue rápidamente aceptado por los investigadores rusos. Quizás porque Selye había conseguido su condición de médico en 307
  • 308. Checoslovaquia y después había estudiado con varios fisiólogos rusos de renombre internacional como Pavlov, Vedenski y Orbeli. Uno de los primeros científicos soviéticos en abrazar las ideas de Selye fue el doctor Nicholai Lazarev, pionero en los entonces emergentes campos de la Toxicología y la Medicina Preventiva. A poco de graduarse en la Escuela Médica -en 1928- Lazarev empezó a trabajar en cómo prevenir los efectos perjudiciales de los químicos industriales en los humanos, una actividad que ejerció tal influencia sobre él que se dedicó no sólo a buscar sustancias que pudieran mejorar la resistencia general de los humanos a las toxinas sino también aquellas que pudieran corregir la reacción de adaptación general a todos los tipos de estresores. Sería así, terminada la II Guerra Mundial, cuando convencido de que la respuesta para mejorar la resistencia general no está en las medicinas convencionales y drogas sino en los sistemas preventivos se decidió a investigar un grupo de hierbas que las antiguas tradiciones médicas consideraban "superiores". En la Medicina Tradicional China, de hecho, esas hierbas han sido siempre consideradas "especiales" por haber constatado que aumentan la capacidad física y mental, reducen la fatiga, mejoran la resistencia para no enfermar y ayudan a conseguir una vida más larga. Por eso en China esas hierbas eran utilizadas directamente por los soldados antes de la batalla. Y en Siberia eran usadas por los cazadores antes de las jornadas largas y peligrosas. Sin embargo, a pesar de las innumerables leyendas y de los miles de años de uso en China, Rusia, Japón, Corea e, incluso, Europa nunca antes se habían estudiado científicamente los beneficios que se las atribuía. Así que en 1948 Lazarev y un discípulo suyo, el doctor Israel Brekhman -considerado el padre de la "medicina con hierbas" en la Unión Soviética-, emprendieron el desafío de investigar la utilidad y efectividad de este grupo de plantas a las que Lazarev denominó "adaptógenos". Y, por cierto, una de sus primeras investigaciones tuvo lugar con el hoy popular ginseng. El caso es que tras numerosos estudios y clasificación de otras plantas tres adaptógenos serían incluidos en 1962 en la Farmacopea de la Unión Soviética: el Eleutherococcus senticosus, el Rhaponticum carthamoides y el Rhodiola rosea. Poco después -en los años setenta del pasado siglo XX- la información sobre las notables propiedades de estas hierbas traspasaría la frontera soviética y científicos de Alemania, Suecia, Japón y EEUU confirmarían su efectividad demostrando que: -Los adaptógenos consiguen que la contestación al estrés o los estresores sea menos perjudicial para el organismo. -Los adaptógenos ayudan a mantener la homeostasis ante el estrés regulando las reacciones de adaptación del organismo -Los adaptógenos reducen la mayoría de las señales de la fase de 308
  • 309. alarma en el período de contestación al estrés y retrasan o promueven la anulación de la fase de agotamiento. Cabe añadir que Lazarev trabajó con diez adaptógenos pero desde entonces se han descubierto y clasificado otras ochenta plantas excepcionales. LA TEORÍA SISTÉMICA Los adaptógenos encajaron como llave en cerradura en los planteamientos filosóficos de Olalde aplicados a la Medicina. Olalde reconoció en la Energía (E), la Inteligencia Biológica (I) y la Organización (O) el "triángulo de la vida", el mínimo común denominador de todos los sistemas vivos. Estableciendo que un sistema biológico sólo puede existir si -y sólo si- esos tres elementos están presentes. Con lo que concluyó que Vida = E+I+O. Y viceversa, que E+I+O = Vida. Siendo la Inteligencia Biológica la entidad reguladora que controla e integra las piezas de un sistema viviente en una unidad funcional alineada hacia la supervivencia. Es decir, la encargada de regular las funciones corporales. Siendo la Energía cualquier "combustible" que produce acción o movimiento. Y, Siendo la Organización cualquier conjunto de elementos ordenados como una unidad funcional encaminada hacia las metas que establece la inteligencia que lo rige. Obviamente, en un sistema vivo la Inteligencia Biológica se configura como el elemento básico porque crea y utiliza la Energía con el propósito de lograr la Organización. Y al mismo tiempo crea la Organización con el propósito de producir Energía. Sin embargo, a pesar de su importancia es dependiente de los otros dos lados del "triángulo" porque si cualquiera de los elementos desaparece los otros dos también lo hacen y llega la muerte. Es el Triángulo de la Vida que definió Olalde y dentro del cual es posible incrementar la salud actuando sobre cada uno de los lados porque cuando cualquiera de ellos aumenta o decrece los otros lo hacen en la misma proporción. En este simple esquema la mayoría de las enfermedades crónicas aparecen debido a impactos emocionales, físicos, químicos o biológicos negativos de distinta naturaleza sobre la Inteligencia Biológica hasta el punto de desactivar alguno de sus componentes: el sistema inmune encargado de la defensa, el sistema celular o genético y el sistema bioquímico, un nuevo triángulo en el que nuevamente cada lado depende de los otros dos. Pues bien, Olalde puso en relación su teoría con la de los adaptógenos y decidió sistematizar el estudio de esas plantas clasificándolas -para aplicarlas- según su capacidad de estimular en el organismo la Energía, la Inteligencia Biológica o la Organización (estructura y 309
  • 310. función). Misión del médico es ya analizar al paciente y decidir cuál es el lado que presenta mayores problemas para su salud. La solución a cualquier enfermedad pasaría pues, a partir de ese momento, por tratar primero ese lado -origen de la patología- pero al mismo tiempo fortalecer siempre a lo largo del tratamiento la Inteligencia Biológica ya que es ahí donde se originan la mayor parte de las enfermedades. En suma, si bien en la Medicina Sistémica se utilizan las "plantas superiores" o adaptógenos como núcleo del tratamiento también se aplican otros dirigidos a estimular la denominada Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización con procedimientos ortodoxos, homeopáticos, bioenergéticos, bioelectrónicos, vitamínicos, nutricionales e, incluso, la terapia espiritual en ciertas dolencias de origen emocional. "La Medicina Sistémica -afirma Olalde- se puede validar a partir de la Termodinámica. El sistema biológico humano, en términos de la Física Energética, se considera un sistema termodinámico abierto que realiza constantes intercambios de entropía positiva y negativa con el medio ambiente. La entropía equivale a desorden. También se define como la energía que no está disponible en el sistema. A mayor enfermedad, mayor entropía; es decir, menor energía disponible. En consecuencia, mientras más energía disponible tiene un sistema biológico menor es su entropía. Por ende, si incrementamos la energía disponible del sistema orgánico mediante la utilización de plantas medicinales (que le aportan entropía negativa al sistema a partir de la fotosíntesis) lograremos disminuir su entropía y, por ende, se generará una tendencia endógena en el sistema a sanar su enfermedad. Este es un concepto fundamental de la Medicina Sistémica y una de las razones fundamentales de su éxito clínico. Se trata de practicar la Medicina utilizando las leyes de la Naturaleza sin violarlas como muchas veces ocurre con la práctica médica convencional, no por mala fe sino por ignorancia. Es lamentable que la mayoría de los médicos no conozcan las leyes de la Termodinámica y mucho menos sus aplicaciones al campo de la Medicina. Por eso existen terapias como, por ejemplo, la quimio y la radioterapia en cáncer que, de forma cotidiana, infringen las restricciones termodinámicas necesarias para la realización de una terapéutica eficaz. El resultado es una mayor entropía (mayor caos) en el sistema viviente". EL CÁNCER EN LA TEORÍA SISTÉMICA Según la Teoría Sistémica para que se desarrolle un cáncer deben estar presentes los siguientes factores de manera simultánea: un agresor crónico, el colapso sostenido de la Inteligencia Biológica y la rebelión celular. "La clave para descifrar el cáncer -afirma Olalde- radica en ver la 310
  • 311. célula como una entidad inteligente que se organiza, sabe utilizar y crear energía, tiene vida propia y que al sentirse amenazada se rebela -en reacción a los agentes agresores- como intento último de supervivencia. Es una respuesta defensiva una vez que siente que la Inteligencia Biológica ha colapsado y fracasado en su función protectora del sistema celular". La solución del cáncer pues, desde este punto de vista, es sencillo de plantear: hay que incrementar la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización y, al mismo tiempo, disminuir la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización del agente agresor. ¿Cómo? Pues según los principios de la Medicina Sistémica... ...la Inteligencia Biológica se incrementa estimulando la inteligencia inmune, bioquímica y celular con plantas superiores. ...la Organización se mejora aportando plantas superiores y nutrientes que permitan recuperar la estructura orgánica y mejorar los mecanismos de desintoxicación del cuerpo. ...la Energía se aumenta estimulando la producción de energía celular -es decir, haciendo que el organismo produzca más moléculas ATP (Adenosin Trifosfato)- y potenciando los circuitos eléctricos del cuerpo con plantas energizantes superiores así como mediante el uso de ciertas técnicas de Bioenergética o Bioelectrónica ya que parece comprobado que en un enfermo de cáncer los niveles de energía química y de conductancia (conductividad) eléctrica están disminuidos. Es decir, el Sistema Tumoral se combate atacando la Energía, la Inteligencia y la Organización de las células tumorales (rebeldes) de manera selectiva con plantas superiores que no afectan a las células sanas al contrario de lo que ocurre con la quimio y la radioterapia. Y la causa se elimina buscando, descubriendo y destruyendo los agentes agresores -biológicos, físicos, químicos o emocionales- que agotan la Inteligencia Biológica. La idea es, en suma, eliminar al agente agresor que causó el colapso de la Inteligencia Biológica en primer lugar. En el apartado Análisis del estudio citado anteriormente efectuado en el Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo) que dirigió el Dr. Luis Guerrero Pulido sobre la efectividad de la Medicina Sistémica en pacientes con cáncer prostático puede leerse: "Los perfiles, riesgo- beneficio y costo-beneficio de los adaptógenos son superiores a los fármacos antineoplásicos y antiretrovirales. Su administración durante un período prolongado es segura, mejora los niveles de energía del paciente, aceleran la recuperación de la médula ósea afectada, protegen y recuperan las funciones hepáticas, disminuyen los efectos secundarios de las terapias anticancerosas y, al mismo tiempo, incrementan la sensación de bienestar (…) Una de las causas frecuentes de muerte en el paciente con cáncer son las metástasis. 311
  • 312. Pues bien, las combinaciones de adaptógenos ofrecen esperanza a estos pacientes. Sus principios activos contribuyen a mantener la homeostasis, y son potentes inmunoestimulantes que no producen fenómenos autoinmunes. Son seguros, clínicamente comprobados. Por ello resultan imprescindibles para cualquier paciente con cáncer o enfermedades caracterizadas por la depresión inmune". El también citado ya doctor Meyer Magarici afirma por su parte que las experiencias llevadas a cabo han conseguido en muchos casos: Mejoría significativa en los síntomas generales que acompañan al cáncer: astenia, fatiga, pérdida de peso, depresión… Mejoría significativa de los síntomas causados por el tumor: hemorragias, dolor, alteraciones funcionales… Reducción de la masa tumoral en un alto porcentaje de casos y desaparición del tumor en algunos. Superior tolerancia a la quimioterapia con reducción o desaparición de los síntomas ocasionados así como de las complicaciones orgánicas inherentes. Por todo ello Magarici concluye que es indudable que "el uso de adaptógenos más terapias convencionales es beneficioso". Lógicamente el tratamiento se realiza principalmente a través de la ingesta de numerosos extractos de plantas cuyos principios bioquímicos -según la Medicina Sistémica- son utilizados por la Inteligencia Biológica de nuestro organismo en función del estado de cada uno de los lados del "Triángulo de la salud". "A primera vista, y bajo los conceptos de la farmacoterapia tradicional -escribe el doctor Guerrero- el uso de tantos productos para el tratamiento de una sola enfermedad parece exagerado; sin embargo, cuando se toma en cuenta la resistencia a los tratamientos convencionales que exhiben enfermedades severas como el cáncer de próstata el tratamiento herbario luce como una alternativa razonable y con alta probabilidad de éxito". NUEVOS ESTUDIOS Hay que añadir que en el momento de redactar estas líneas estaban a punto de finalizar 14 nuevos estudios clínicos cuyos resultados se quieren dar a conocer durante el I Congreso Internacional de Medicina Sistémica que, como ya adelantamos, se celebrará los próximos días 21 y 22 de Enero en Caracas. "Se trata de estudios independientes en hospitales -nos diría José Olalde- con casos de cáncer de mama, próstata y vejiga así como en cáncer terminal genérico en pacientes desahuciados. Y en todos ellos los resultados preliminares validan los resultados de la experiencia en nuestros centros médicos ya que, de promedio, la remisión aparece en más del 75% de los pacientes". Terminamos como comenzamos: remarcando el hecho de que son 312
  • 313. médicos convencionales quienes han decidido apostar por una nueva vía terapéutica que en su día a día les está funcionando y que han querido dejar constancia de sus experiencias. "Me gustaría dar fe -nos diría la doctora Soraya Garabán, internista y colegiada en Zulia- del caso de un paciente de 39 años con carcinoma embrionario de hipófisis que presentaba metástasis de huesos, dificultades para el habla, debilidad extrema y pérdida de memoria que recibió tratamiento de radioterapia sin que mejorara. Bueno, pues llama la atención que el paciente, con el uso de adaptógenos, recuperó totalmente la memoria, la fuerza muscular, sus habilidades mentales y su capacidad para el habla. Es extraordinario que consiguiera tal mejoría. Actualmente incluso practica artes marciales sin dificultad alguna, física o mental. No podemos afirmar que el paciente esté curado pero lo cierto es que le dieron de alta en el Hospital Oncológico con criterio de curación. También he visto a pacientes con esclerodermia, psoriasis y artritis reumatoide con notables mejorías o completamente curados". Experiencias, en definitiva, que van más allá de una patología en concreto. "Yo soy cardióloga -nos contaría por ejemplo la doctora Myriam Turmero- y después de haber tratado a muchos pacientes con adaptógenos puedo dar fe de un porcentaje de éxito por encima del 80% en cardiopatías diversas, asma bronquial, alergias y diabetes. Y destacaría que también en los problemas de tipo vascular periférico el éxito ha sido impresionante ya que hemos podido salvar de amputaciones a muchos pacientes. Tampoco puedo dejar de mencionar las mejorías espectaculares en estrés, agotamiento físico- mental y depresión emocional sin necesidad de utilizar drogas psiquiátricas. Y me gustaría destacar que no he visto nunca efectos secundarios con el uso de adaptógenos". Bien, ya conoce el lector qué es la Medicina Sistémica y cómo funcionan los adaptógenos. El problema para los españoles -como para las personas de otras muchas nacionalidades -es que en nuestro país aún no se practica. Aunque quizás en el 2005 haya médicos que se animen a ello ya que algunos de los especialistas venezolanos en este método terapéutico probablemente vengan a darlo a conocer a Madrid a mediados de año. Les tendremos informados. Antonio F. Muro Resultados en el tratamiento del cáncer con Medicina Sistémica En el libro "Medicina Sistémica. El Cáncer sí se cura" de José Olalde, el doctor Alex Márquez hace un repaso a los resultados obtenidos en 313
  • 314. cáncer con la Medicina Sistémica y afirma que son "contundentes" aunque a continuación aclara que deben ser considerados "preliminares" por cuanto la muestra estadística no es lo suficientemente amplia. Lo que no le impide expresar su convicción de que se corroborarán estos primeros resultados. Estas son las afirmaciones que hace en el libro: Cáncer de próstata. "La terapia con adaptógenos logró la resolución de la enfermedad en el 100% de los pacientes con cáncer de próstata (sin tratamiento previo) que cumplieron el esquema a cabalidad y tuvieron buena tolerancia al tratamiento. Quedan pendientes biopsias de próstata para confirmar ausencia de la enfermedad de forma definitiva". Cáncer de recto. "El tratamiento con adaptógenos logró la resolución en el 100% de los casos de pacientes que presentaban rectorragia, pérdida del apetito y dolor". Cáncer ganglionar. "La terapia sistémica logra la resolución de la astenia, pérdida del apetito y peso en 100% de los pacientes tratados así como reducción de plastrón adenomegálico en un caso. Combinado con quimioterapia logró la resolución total de un caso". Cáncer de mama. "La terapia con adaptógenos mejoró el curso clínico de la enfermedad en el 89,28% de los casos estudiados evidenciándose en más de la mitad de ellos recuperación de peso, desaparición de fatiga y regularización del apetito. Con relación a la presencia de tumor se logró la reducción de la misma en un 36,36% de los casos junto con quimioterapia o radioterapia y la desaparición total de la lesión en un caso que no había recibido terapia alguna. Queda pendiente nuevo control de la paciente para solicitar nueva biopsia. No se reportaron efectos secundarios". Cáncer de pulmón. "El uso de adaptógenos en combinación con quimioterapia y/o radioterapia logró la desaparición total de la astenia y lesiones pulmonares en el 100% de los casos mejorando la disnea en un 75% de los pacientes con una tolerancia excelente al tratamiento de los pacientes". Cáncer de colon. "El uso de adaptógenos logró la reducción de la masa tumoral en el 50% de los casos en combinación con quimioterapia y en el 50% restante posterior a la cirugía. Asimismo se logró la disminución del sangrado en el 66,66% de los pacientes con rectorragia y la desaparición en el 33,33% en combinación con 314
  • 315. quimioterapia y/o radioterapia". Cáncer de páncreas. "El uso de adaptógenos en pacientes con cáncer logró la disminución del dolor y la fatiga así como mejorar el apetito en un paciente que no había sido sometido a terapia médica alguna". Clases de adaptógenos Las características que permiten clasificar a los adaptógenos primarios y secundarios según los lados del "Triángulo de la salud" en donde actúen son las siguientes: Adaptógenos energizantes. Son plantas que estimulan el ciclo energético celular -o ciclo de Krebs- promoviendo la síntesis de moléculas ATP a diferencia de otros principios activos simpatomiméticos como la cafeína, las xantinas, etc. Adaptógenos organizacionales. -Plantas que aportan principios endógenos: vitaminas, minerales, hormonas vegetales, enzimas u otras sustancias utilizadas directamente por el cuerpo o por el órgano específico. -Plantas que aportan sustratos para la fabricación de otras sustancias esenciales al metabolismo bioquímico como por ejemplo el Tríbulus con la protodioscina -precursora de la DHEA-, el Ñame salvaje con la diosgenina -precursora de la progesterona- o el Dong quai con los fitoesteroles -precursores de la androstenediona. -Plantas que aportan sustancias que optimizan directamente la función de un órgano que, aunque obviamente lo tienen que hacer por la vía bioquímica, no significa que estén incidiendo sobre la Inteligencia neuroendocrina. Por ejemplo, el jengibre en casos de acidez, el espino en problemas del corazón o el cardo en dolencias hepáticas. -Plantas que cambian directamente la bioquímica general del organismo para luego incidir sobre el órgano como por ejemplo el Harpagofito, el Saw palmetto y pygeum o el Chitomax que cambia el Ph del jugo gástrico. -Plantas que actúan directamente sobre un órgano modificando su comportamiento por vía celular o bioquímica. Por ejemplo, la silimarina del Cardo Lechoso -que aumenta la proliferación de los hepatocitos- o el Dong quai -que inhibe las secreciones gástricas por vía de las células de la mucosa gástrica. Adaptógenos específicos de la inteligencia bioquímica. -Plantas que estimulan el sistema hormonal como, por ejemplo, las que 315
  • 316. estimulan, inhiben o modulan secreciones glandulares. -Plantas que modulan el colesterol, el azúcar en la sangre, el equilibrio de fluidos, el Ph sanguíneo y los electrolitos como son los casos del Reishi, el Astrágalus y el Maitake. Adaptógenos específicos de la inteligenica inmune. -Plantas que modulan la inmunidad celular y humoral como el Anamú. Adaptógenos específicos de la inteligencia celular. -Plantas que modulan la actividad celular del organismo, es decir, la síntesis de proteínas, RNA, DNA o la apóptosis (suicidio celular) como por ejemplo el Eleutherococcus, la Leuzea carthamoides, el Panax ginseng, etc. Fuente: "Medicina Sistémica. El Cáncer sí se cura" de José Olalde Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXX) CÓMO TRATAR EL CÁNCER CON LA MEDICINA SISTÉMICA (II) La Medicina Sistémica ha elaborado un protocolo propio para el tratamiento del cáncer cuya eficacia está avalada por numerosos estudios científicos y cuya base principal es la acción terapéutica de distintas combinaciones de adaptógenos siendo los principales plantas que ya eran consideradas "superiores" por las culturas milenarias orientales y que a lo largo de los milenios han demostrado un valor terapéutico incontestable. De ahí que ofrezcamos a nuestros lectores en esta ocasión, dentro de la saga que sobre esta enfermedad venimos desarrollando, las fórmulas utilizadas en concreto para el tratamiento del cáncer. La Medicina Sistémica -de la que ya hablamos en el pasado número 68- es una nueva manera de afrontar la salud y la enfermedad que se caracteriza básicamente por: Una visión integral del ser humano formulada a través de una filosofía superadora de la visión mecanicista de órganos y funciones, base de la medicina convencional. El uso de adaptógenos. Entre los que destacan casi un centenar de 316
  • 317. plantas "superiores" conocidas desde la antigüedad por sus posibilidades terapéuticas. Una práctica clínica realizada por médicos convencionales que han decidido apostar por nuevas formas de tratamiento en la práctica totalidad de patologías conocidas, cáncer incluido. Y hay que decir que los resultados obtenidos con este nuevo enfoque -en centros oficialmente reconocidos- son realmente esperanzadores. "Hemos obtenido con la Medicina Sistémica -afirma el doctor Meyer Magarici, pediatra, oncólogo y director médico de los Centros de Medicina Sistémica- extraordinarios éxitos terapéuticos en cáncer y condiciones crónicas tan diversas como artritis, diabetes, hiperplasia prostática, degeneración de mácula retiniana, sinusitis crónica, enfermedades tiroideas, hipertensión arterial, enfermedades autoinmunes (lupus, esclerodermia, esclerosis múltiple y artritis reumatoide), menopausia, disfunción sexual, infertilidad y psoriasis". Curiosamente el "padre" de la Medicina Sistémica, el venezolano José Olalde, no es médico sino alguien que ha tenido la suficiente inquietud intelectual como para aunar su interés por la filosofía, la salud y la fitoterapia a sus conocimientos de las leyes de la Física -en su calidad de ingeniero- postulando una nueva concepción de la salud y la enfermedad que hunde sus raíces en los trabajos de Hans Selye sobre el "estrés" así como en los trabajos de los doctores Nicholai Lazarev e Israel Brekhman sobre el uso de plantas tradicionales de contrastada eficacia. Selye había llegado a la conclusión de que todo organismo, ante una situación estresante, da primero la señal de alarma, después elabora una estrategia de resistencia y cuando la misma falla y el organismo agota sus defensas iniciales aparece lo que conocemos como enfermedad o patología. Es decir, según Seyle lo que el organismo hace es afrontar la causa del estrés -a la que denominó "estresor-" y que puede ser un virus, una bacteria, una sustancia tóxica, una radiación negativa y, en suma, cualquier otro factor que afecta negativamente al organismo y obliga a éste a reaccionar para defenderse con los mecanismos a su alcance y que cada caso requiere. Conjunto de cambios que obliga al cuerpo a adaptarse a la nueva situación y al que Selye llamaría en 1936 "Síndrome General de Adaptación (GAS)". Pues bien, mientras los científicos occidentales fueron reacios a aceptar la formulación de Selye el concepto fue rápidamente aceptado por los científicos rusos.. probablemente porque éste había estudiado con fisiólogos de esa nacionalidad de la talla de Pavlov, Vedenski y Orbeli. Siendo uno de los primeros científicos en abrazar sus ideas -como hemos adelantado- Nicholai Lazarev, pionero en los entonces emergentes campos de la Toxicología y la Medicina Preventiva y que, al centrar sus esfuerzos en buscar sustancias que 317
  • 318. pudieran mejorar la resistencia general de los humanos a las toxinas decidió averiguar hasta qué punto las hierbas que las antiguas tradiciones consideraban "superiores" eran útiles. Así que junto un discípulo suyo, Israel Brekhman -considerado hoy el "padre de la medicina con hierbas" en la Unión Soviética-, emprendió en 1948 el desafío de investigar la utilidad y efectividad de ese grupo de plantas a las que Lazarev denominaría "adaptógenos". Unos años después -en 1962- las tres primeras plantas que recibieron la consideración de adaptógenos -Eleutherococcus senticosus maxim, Rhaponticum carthamoides y Rhodiola rosea- pasarían a formar parte como tales de la Farmacopea de la Unión Soviética. Una década después la información sobre sus notables propiedades traspasaría la frontera y científicos de Alemania, Suecia, Japón y Estados Unidos confirmarían su eficacia. Desde entonces las plantas consideradas como adaptógenos han aumentado y hoy alcanzan casi el centenar. Faltaba sin embargo un último elemento para completar lo que hoy se conoce como Medicina Sistémica: la aplicación de las leyes de la termodinámica a la salud. Es decir, la consideración de que el organismo humano es un sistema termodinámico abierto en el que existen constantes intercambios con el medio ambiente y donde la entropía equivale a desorden y enfermedad. En otras palabras, a la constatación de que cuanto más grave es una enfermedad mayor entropía existe y, por tanto, menor es la energía disponible por el sistema biológico. De lo que se deduce que cuanto más energía se pueda aportar al mismo menor será su entropía y, consecuentemente, mejor será su salud. Hay que explicar que Olalde basa su formulación en el concepto denominado Systemics que se define como "el potencial de supervivencia de todo sistema viviente desde el punto de vista de su Energía, Inteligencia y Organización". O dicho de otra forma: el común denominador de todo sistema viviente es la cantidad de Energía (E), Inteligencia (I) y Organización (O) de que dispone. Obviamente, tal formulación se puede aplicar a muchos campos del conocimiento humano al igual que a todos los sistemas vivientes del universo... siendo la Medicina pues sólo uno de ellos. Lo que implica que un sistema biológico sólo puede existir si -y sólo si- esos tres elementos están presentes. Con lo que puede concluirse que Vida = E + I+ O. Siendo la Energía todo "combustible" capaz de producir acción o movimiento. Siendo la Organización cualquier conjunto de elementos ordenados como una unidad funcional encaminada hacia las metas que establece la inteligencia que lo rige. Y, Siendo la Inteligencia Biológica- la entidad reguladora que controla e integra las piezas de un sistema viviente en una unidad 318
  • 319. funcional siendo su principal objetivo la supervivencia. Está pues directamente vinculada a los aspectos mentales y emocionales del ser humano además de ser la encargada de regular las funciones corporales. Cabe añadir que desde el punto de vista estructural la Inteligencia Biológica está distribuida por todo el organismo siendo su base el sistema nervioso central ubicado en el cerebro y la médula espinal. Ahora bien desde un punto de vista funcional puede decirse que el común denominador de la Inteligencia Biológica lo constituyen: a) La Inteligencia Inmune (que regula el sistema de defensas). b) La Inteligencia Bioquímica (que regula el equilibrio químico, es decir, hormonal, vitamínico, electrolítico, enzimático, neurotransmisor y afines). Y, c) La Inteligencia Genética o Celular (que coordina y regula la actividad de cada célula). Puede decirse que estos aspectos constituyen los tres lados del triángulo de la Inteligencia Biológica y que, por tanto, al aumentar o disminuir cualquiera de ellos los demás crecen o disminuyen en la misma proporción. Y esto es importante porque cuando se fortalece o debilita cualquiera de los lados se fortalecen o debilitan los demás. Lo que no obsta para constatar que el efecto terapéutico es mayor cuando se actúa reforzando los tres lados simultáneamente. Obviamente en un sistema vivo la Inteligencia Biológica se configura como el elemento básico porque crea y utiliza la Energía con el propósito de lograr la Organización. Y al mismo tiempo crea la Organización con el propósito de producir Energía. Sin embargo, a pesar de su importancia es dependiente de los otros dos aspectos porque si cualquiera de los elementos desaparece los otros dos también lo hacen y llega la muerte. Dicho lo cual hay que agregar que no es menos cierto que es siempre primordial actuar sobre la Inteligencia Biológica y que los mejores resultados se obtienen cuando se actúan sobre los tres "lados" del triángulo simultáneamente. LA APARICIÓN DE LAS "ENFERMEDADES" ¿Y cómo aparece lo que llamamos enfermedad? Pues para la Medicina Sistémica surge cuando resulta notablemente afectado cualquiera de los tres aspectos que conforman el llamado Triángulo de la Vida que hace posible la existencia de todo sistema vivo: la Inteligencia Biológica, la Energía o la Organización. Algo que sólo acaece cuando el ser humano es sometido a una agresión continuada por algún "agente agresor"... entendiendo por tal "toda causa física, química, biológica o emocional que atente contra la supervivencia óptima". Es decir, desde el punto de vista físico hablamos de radiaciones, campos electromagnéticos, electroshocks (los utilizados en Psiquiatría), etc. Desde el punto de vista químico de sustancias tóxicas, hormonas 319
  • 320. sintéticas, colorantes, bencenos, fármacos de síntesis (especialmente los esteroides y los antidepresivos), etc. Desde el punto de vista biológico de virus, bacterias, hongos, parásitos o protozoos. Y desde el punto de vista emocional de todo shock traumático que afecta profundamente al espíritu (la muerte inesperada de un ser querido, la pérdida total del patrimonio, la entrada en la cárcel...). Todos esos "agentes agresores" pueden terminar afectando a la Inteligencia Biólogica, a la Energía o a la Organización del sistema y generar un fallo del sistema inmune, del sistema celular o del sistema bioquímico provocando la enfermedad y, en casos graves, la muerte. Hay que decir también que los adaptógenos utilizados por la Medicina Sistémica son de dos tipos: primarios y secundarios. Los primarios son los que incrementan la energía del organismo al aumentar la síntesis de la molécula ATP o Adenosina Trifosfato -se trata del "transportador" universal de energía de nuestro cuerpo-, equilibran sus funciones metabólicas, incrementan la resistencia inespecífica del organismo, optimizan el sistema neuroendocrino y fortalecen el eje pituitario- suprarrenal. Los secundarios, por su parte, ayudan a la homeostasis sin incidir en la energía y actúan sobre órganos específicos. LAS LAS ENFERMEDADES "INCURABLES" En suma, para la Medicina Sistémica cuando el potencial de uno de los lados del Triángulo de la Vida mengua termina incidiendo en los otros dos y ello origina inevitablemente caos en el sistema orgánico provocando lo que se conoce como estado patológico o enfermedad. Sólo que basta actuar sobre cualquiera de los lados para recuperar la salud. Ahora bien, hay ocasiones en que ese caos que da lugar a "enfermedades comunes" puede degenerar en una enfermedad "incurable". Es el caso de los tumores benignos, la gastritis crónica, la infección por VIH, la colitis ulcerosa, los pólipos rectales, la hepatitis B, los tumores de hipófisis, la pancreatitis crónica, el agrandamiento de la próstata, la mononucleosis, los citomegalovirus, los fallos endocrinos (feocromocitoma), la hiperplasia endometrial, el gastrinoma, la enfermedad de Crohn, los tumores musculares, los tumores malignos (premetastásicos) y el virus del papiloma humano. Enfermedades que además degeneran en cáncer cuando se ven agravadas. Algo que ocurre sobre todo cuanto mayor es la caída de la Inteligencia Biológica. De hecho, podría decirse que si la Inteligencia Biológica se debilita sin llegar a colapsar se manifiesta la enfermedad "incurable" sin que se presente el cáncer. Pero si ésta colapsa hasta el punto de que el desorden del sistema se hace crítico entonces la enfermedad "incurable" sí desemboca en cáncer. Ello depende de la intensidad y cronicidad de los impactos agresores. Luego lo veremos con más 320
  • 321. detalle. ¿Y QUÉ ES EL CÁNCER? El cáncer, para la Medicina Sistémica, es un estado de independencia celular que surge por colapso de la Inteligencia Biológica. La clave para entenderlo, como José Olalde explica en sus libros, radica "en ver a la célula como una entidad inteligente, que se organiza, que sabe utilizar y crear energía, que tiene vida propia y que al sentirse amenazada se rebela en reacción a los agentes agresores como intento último de supervivencia". En otras palabras, la célula tiene una "inteligencia" propia que sigue los alineamientos de la inteligencia general del sistema orgánico cuando existe equilibrio pero que sin embargo, como entidad viviente, en cuanto ve peligrar su existencia utiliza esa inteligencia invirtiendo su energía y organizándose para afrontar lo que amenaza su supervivencia. Es decir, la rebelión es la respuesta defensiva de la célula en reacción al caos que tiene lugar cuando la Inteligencia Biológica se colapsa y, por ende, fracasa en su misión protectora del sistema celular. Por eso algunas células se vuelven rebeldes, reaccionan contra ella e, incluso, se disfrazan para no ser reconocidas como células rebeldes por el sistema inmune del cuerpo. Resumiendo, las células cancerosas aparecen: Cuando el sistema inmune deja de proteger al sistema celular. Cuando el sistema bioquímico falla (no se olvide que su misión es aportar las vías de comunicación y los suministros indispensables para la supervivencia de las células). Cuando el sistema celular es agredido (es el estado de indefensión de la célula lo que precipita su reacción de rebeldía o cáncer). "Es importante entender -explica Olalde- que cuando un cuerpo está sano las células se reproducen en la cantidad necesaria para reemplazar a las células dañadas o muertas. Incluso cuando un organismo está herido las células que circundan la lesión se reproducen inteligentemente para reemplazar a las dañadas. Sólo que esas células 'saben' que deben dejar de multiplicarse una vez la zona afectada ha sido reparada. Es decir, en un cuerpo sano las células se reproducen siguiendo el patrón establecido por la Inteligencia Biológica del cuerpo. Pero, ¿qué ocurre cuando ésta no está en condiciones de controlar el organismo? Pues que algunas células se anarquizan, comienzan a multiplicarse descontroladamente y terminan formando lo que denominamos tumor. Células que a menudo se diseminan por otras zonas del cuerpo, se multiplican y dan lugar a lo que conocemos como metástasis. El resultado son tumores esparcidos por todo el organismo que al ir creciendo presionan las estructuras del cuerpo provocando dolor y disfunción sistémica con la 'inevitable' muerte". 321
  • 322. CÓMO AFRONTAR EL CÁNCER La propuesta de la Medicina Sistémica ante el cáncer consiste pues en potenciar la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización. Y para ello utiliza diversos métodos si bien el principal es la ingesta de una combinación de varias plantas adaptogénicas en función del lado del triángulo de la salud que se deba reforzar pero partiendo de la base de que es prioritario restablecer la Inteligencia Biológica. Es decir, se usan los adaptógenos más adecuados... pero no sólo éstos. "La inducción, reprogramación u optimización de la Inteligencia Biológica (celular) reguladora -nos diría Olalde- es esencial en el tratamiento de cualquier enfermedad. Unas veces se puede realizar con plantas pero otras puede efectuarse directamente mediante señales electrónicas estimuladoras. En este punto es importante clarificar que el universo biológico es dual, es decir, es biofísico pero también bioquímico. Y, por tanto, es un gran error intentar utilizar sólo estímulos electromagnéticos si el sustrato patológico es más bioquímico (organizacional) como por ejemplo es el caso de una mujer menopáusica. Ésta requiere del sustrato hormonal (bioquímico) con el objeto de equilibrarse. En estos casos los impulsos electromagnéticos de forma aislada no son efectivos. Es decir, no podemos sustituir hormonas endógenas por frecuencias electromagnéticas. Pero igualmente equivocado es no aportar componentes electromagnéticos reguladores de la Inteligencia Biológica cuando es el eje fundamental que falla como ocurre con los problemas autoinmunes, las alergias, el asma, etc., en los que la modulación de la respuesta de la Inteligencia Celular es vital. En tales casos funciona muy bien la Moraterapia, por ejemplo, junto a ciertas plantas superiores adaptogénicas como la Ganoderma Lucidum, con propiedades electromagnéticas que poseen la capacidad de atenuar el sistema inmune" CUÁNDO ES POSIBLE CURAR EL CÁNCER Para la Medicina Sistémica el cáncer sólo es posible superarlo cuando el daño orgánico es reparable y el organismo no ha pasado el umbral de no retorno. Y éste se caracteriza por una metástasis generalizada. En suma, es imposible superar un cáncer: Cuando el daño orgánico es irreparable. Cuando el colapso energético es inmanejable. Cuando la Inteligencia Biológica no se logra reactivar. Cuando no se consigue neutralizar o eliminar al agente agresor. Cuando no se consigue aplacar o erradicar la rebelión celular. TIPOS DE ADAPTÓGENOS Como en su momento explicamos, "un adaptógeno -según la Medicina 322
  • 323. Sistémica- es toda sustancia externa a un organismo -generalmente plantas pero no sólo ellas- que incrementa, paralelamente o por separado, la Inteligencia Biológica, la Energía y la Organización de un sistema viviente aumentando así su potencial de supervivencia sin causar efectos secundarios". En ese sentido puede hablarse pues de: A) Adaptógenos energizantes. Se trata de plantas que estimulan el ciclo energético celular -conocido como Ciclo de Krebs- promoviendo la síntesis de moléculas (ATP), a diferencia de otros principios activos simpatomiméticos como la cafeína, las xantinas, etc. B) Adaptógenos organizacionales. Es decir, Plantas que aportan principios endógenos: vitaminas, minerales, hormonas vegetales, enzimas y otras sustancias utilizadas directamente por el cuerpo o por el órgano específico. Plantas que aportan sustratos para la fabricación de otras sustancias esenciales para el metabolismo bioquímico como el Tríbulus (contiene protodioscina precursora de la DHEA), el Ñame salvaje (contiene diosgenina, precursora de la progesterona) o el Dong Quai (contiene fitoesteroles, precursores de la androstenediona). Plantas que aportan sustancias que optimizan directamente la función de un órgano, Aunque obviamente lo tienen que hacer por vía bioquímica ello no significa que no incidan además sobre la Inteligencia Neuroendocrina. Sirvan como ejemplos el jengibre (para la acidez), el espino (para el corazón) o el cardo mariano o lechoso (para el hígado). Plantas que cambian directamente la bioquímica general del organismo para luego incidir sobre el órgano como son los casos del Harpagofito, el Saw palmetto, el Pygeum y el Chitomax. Plantas que actúan directamente sobre un órgano modificando su comportamiento, bien por vía celular, bien por vía bioquímica. Es el caso de la silimarina del cardo mariano o lechoso (que aumenta la proliferación de hepatocitos) o del Dong Quai (que inhibe las secreciones gástricas por vía de las células de la mucosa gástrica). C) Adaptógenos que actúan sobre la Inteligencia Biológica. De forma más específica, unas... ...actúan sobre la Inteligencia Bioquímica. Son las plantas que estimulan el sistema hormonal -por ejemplo las que estimulan, inhiben o modulan secreciones glandulares- y las que modulan el colesterol, el azúcar en la sangre, el equilibrio de fluidos, el Ph sanguíneo y los electrolitos -como el Reishi, el Astrágalus membranaceus o el Maitake. ... actúan sobre la Inteligencia Inmune. Hablamos de las plantas que modulan la inmunidad celular y humoral; por ejemplo, el Anamú. 323
  • 324. ...actúan sobre la Inteligencia Celular. Es el caso de las plantas que modulan la actividad celular del organismo, es decir, la síntesis de proteínas, RNA, DNA o incluso la apóptosis como por ejemplo el Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim), la Leuzea carthamoides o el Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). EFICACIA DEMOSTRADA Hay que decir también que la eficacia en cáncer de los adaptógenos procedentes de plantas ha sido demostrada en numerosos estudios. En pacientes con carcinoma prostático, por ejemplo, lo puso ya de manifiesto el doctor Luis Guerrero Pulido -Jefe del Servicio de Urología del Hospital Dr. Raul Leoni de San Félix (Guaiparo)- tras emplearlos con 30 pacientes. En su opinión el resultado no deja lugar a dudas: "Los perfiles, riesgo-beneficio y costo-beneficio de los adaptógenos -se asevera en el estudio que dirigió- son superiores a los fármacos antineoplásicos y antiretrovirales. Su administración durante un período prolongado es segura, mejora los niveles de energía del paciente, aceleran la recuperación de la médula ósea afectada, protegen y recuperan las funciones hepáticas, disminuyen los efectos secundarios de las terapias anticancerosas y, al mismo tiempo, incrementan la sensación de bienestar (…) Una de las causas frecuentes de muerte en el paciente con cáncer son las metástasis. Pues bien, las combinaciones de adaptógenos ofrecen esperanza a estos pacientes. Sus principios activos contribuyen a mantener la homeostasis y son potentes inmunoestimulantes que no producen fenómenos autoinmunes. Son seguros, clínicamente comprobados. Por ello resultan imprescindibles para cualquier paciente con cáncer o enfermedades caracterizadas por la depresión inmune". Rotundas aseveraciones que avalan los resultados obtenidos en sólo tres meses de tratamiento y según los cuales: 1) El antígeno prostático disminuyó en el 100% de los pacientes. 2) El 63 % experimentó mejoría en los dolores óseos por metástasis. 3) El 76,6 % experimentó mejoría en la sintomatología urinaria. 4) El 93,3% experimentó mejoría en su calidad de vida. Y todo ello sin efectos secundarios. El caso es que la experiencia acumulada en el tratamiento de numerosas enfermedades llevaría a José Olalde a escribir un nuevo libro de evidente utilidad práctica cuyo título lo dice todo: "Teoría Unificada de Systemics y más de 500 Fórmulas Terapéuticas". Fórmulas entre las que se hallan las referidas al tratamiento del cáncer y que queremos recoger en este texto si bien a título puramente informativo haciéndonos eco de la advertencia que realiza el mismo en su obra "El objetivo e intención del autor no es la de diagnosticar y mucho menos prescribir sino más bien ofrecer 324
  • 325. información al lector acerca de la salud que le permita colaborar y comprender mejor a su médico en su mutua cooperación en pos de la salud. Si alguien decide utilizar esta información sin la aprobación de su médico estará auto-prescribiéndose; por el ejercicio de ese derecho ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna". Dicho lo cual centrémonos en los tratamientos concretos con "plantas superiores" o adaptógenos que la Medicina Sistémica utiliza básicamente en casos de cáncer. EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER EN LA MEDICINA SISTÉMICA Como ya hemos explicado para la Medicina Sistémica la principal causa del cáncer es el colapso de la Inteligencia Biológica lo que conlleva la consiguiente bajada del nivel de energía y la desorganización del sistema biológico. Lo que no impide que aconseje actuar simultáneamente sobre los tres lados del Triángulo de la Vida. Esta es su propuesta para cualquier tipo de cáncer: A) La ingesta combinada de los siguientes plantas: Para recuperar la Inteligencia Biológica: Reishi, Maitake, Rhodiola rosea, Equinácea, Vitex agnus castus, Astrágalus membranaceus y Uña de gato (Uncaria tormentosa). Para recuperar la Energía: Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim), Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng. Blanco), Schizandra chinensis y Shilajit. Y, Para recuperar la Organización: Sutherlandia frutensces, Cartílago de tiburón, Suma, Maitake, Tabebuia avellanedae -planta con elevado contenido de lapachol, sustancia de potentes propiedades anticancerígenas-, Andrographis paniculata -cuyos andrografólidos son potentes inmunomoduladores, antialérgicos y antiasmáticos-, Noni (Morinda citrifolia), Ginseng americano (Panax quinquefolius) -planta adaptogénica moduladora con fuertes propiedades para reducir el cáncer de mama y estimular la inteligencia neuroendocrina-, Centella asiática, Anamú, Opuntia Ficus Indica y Adaptobiotic (Hydrastis canadensis). B) La estimulación electromagnética (Adaptopatix). Se trata de irradiar el organismo con frecuencias electromagnéticas que, en función de las necesidades del paciente, pueden tener distintas características. Irradiaciones que... ...pueden reproducir la frecuencia electrónica de la enfermedad la cual es medida e invertida 180 grados y luego retroalimentada al organismo con el objeto de neutralizar la anomalía. ...pueden reproducir la frecuencia electrónica de un medicamento natural, sintético u homeopático que equilibra al organismo al inducir 325
  • 326. resonancia celular. ...pueden reproducir las frecuencias de colores, olores y hasta incluso condiciones emocionales medidas e irradiadas al organismo con el objeto de estimular las células por resonancia. ...pueden reproducir las frecuencias invertidas y retroalimentadas de condiciones emocionales negativas características de la depresión o pesar las cuales también se pueden anular. ...pueden ser frecuencias electrónicas capaces de provocar la estimulación de emociones positivas. C) La ingesta de NHD. Se trata de una combinación muy potente de vitaminas, minerales, aminoácidos y trazas minerales que conforman el sustrato bioquímico fundamental, es decir, los 100 elementos indispensables que sirven de materia prima celular para hacer posible la cascada de reacciones fisiológicas indispensables para la vida. Es muy importante para fortalecer los mecanismos de defensas del cuerpo. D) La ingesta diaria de calcio. Está constatado que la Inteligencia Celular se puede rehabilitar en muchos casos con calcio. De ahí que se trate de un mineral fundamental en el tratamiento de toda enfermedad degenerativa. Cabe agregar dos cosas: 1) Cuando hay metástasis con dolor es conveniente consumir Artritina. 2) El cartílago de tiburón se debe utilizar en dosis no inferiores a 15 gramos diarios si se desea inducir un efecto antiangiogénesico y 2 gramos diarios si se toma sólo como inmunoestimulante. CÓMO REDUCIR LOS EFECTOS YATROGÉNICOS DE LA QUIMIOTERAPIA Y LA RADIOTERAPIA En esta revista somos contrarios al uso de la Quimioterapia y la Radioterapia en el tratamiento del cáncer. Lo que no obsta para que recojamos las propuestas que hace la Medicina Sistémica para paliar los brutales efectos que provocan ambos métodos en quienes deciden someterse a ella. Fórmula para reducir los efectos de la Radioterapia: Para recuperar la Inteligencia Biológica: Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). Para recuperar la Organización: Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim) y Uña de gato (Uncaria tormentosa). 326
  • 327. Fórmula para reducir los efectos de la Quimioterapia Según los profesionales de la Medicina Sistémica algunas plantas superiores o adaptógenos contrarrestan en un 95% los efectos secundarios de la Quimioterapia si se toman a la vez que ésta se aplica: alopecia, náusea, leucopenia, depresión, hepatopatías, etc. De ahí que si uno se somete a ella debería reforzar su organismo con los siguientes adaptógenos: Plantas neuroprotectoras: Rhodiola Rosea y Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim). Plantas protectoras del hígado y el riñón: Schisandra chinensis, Cardo Mariano (Cardo Lechoso), Astrágalus, Andrographis paniculada y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). Plantas inmunoestimulantes: Astrágalus, Andrographis paniculata, Maitake, Equinácea y Reishi. Plantas cardioprotectoras: Espino, Rhodiola Rosea y Leuzea carthamoides. Un complejo de vitaminas, minerales y oligoelementos. Resta añadir que en caso de insuficiencia renal se debe ingerir también Chitomax. Cómo desintoxicar el organismo tras someterse a Quimioterapia También cuando uno se ha sometido ya a tratamiento de Quimioterapia la Medicina Sistémica ofrece soluciones. Sólo que en estos casos lo que hay que hacer es desintoxicar de inmediato el organismo. Y para lograrlo sugiere el siguiente protocolo: Siga una dieta muy elevada en frutas y vegetales verdes. Consuma cada día ajo y cebolla. Consuma ácidos grasos insaturados de forma abundante. Tome 1 o 2 horas de sauna diariamente. Asegúrese de tomar suficiente sal, potasio y minerales cada día. Ingiera cápsulas de Zarzaparrilla y Equisetum. Consuma a diario vitaminas antioxidantes (especialmente A, C y E). Tome una cápsula diaria del complejo de vitaminas B. Ingiera suficiente calcio y magnesio. QUÉ HACER EN DETERMINADOS TIPOS DE CÁNCER A la fórmula genérica propuesta para el tratamiento de todo tipo de cáncer -ya comentada- la Medicina Sistémica añade otras posibilidades cuando éste afecta a algún órgano concreto. Son éstas: En caso de cáncer de colon: tome una penca de gel de Sábila diariamente sin el componente aloínico. 327
  • 328. En caso de cáncer de próstata: Tomar S. Palmetto, Pygeum y Cardo mariano haciendo hincapié sobre todo en la ingesta de Maitake, Reishi, Rhodiola y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). En caso de cáncer de útero: haga hincapié en el consumo de Vitex. En caso de cáncer de piel (melanoma): haga hincapié en Suma, Maitake y Ginseng Coreano Blanco (Panax Ginseng Blanco). Y dése tópicamente gel de Sábila sin aloína. En caso de cáncer de hígado: haga hincapié en Maitake, Resihi, Schizandra, Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim), Astrágalus membranaceus y Kang Jang. En caso de cáncer de mama y endometrio: a) Hacer énfasis en Reishi, Maítake, Vitex, Suma,Ginseg americano (Panax quinquefolius), Ñame y Anamú. b) Agregar Opuntia indica c) Disminuir el consumo de carnes y lácteos que puedan estar impregnados con hormonas sintéticas. d) Consumir muchos vegetales, frutas, fibras, ajo y cebolla pero asegurándose que estén libres de pesticidas pues éstos son absorbidos por los receptores celulares estrogénicos. e) Consumir elevadas cantidades de calcio y magnesio. En caso de leucemia: hacer énfasis en la Uña de Gato (Uncaria tormentosa), Schuterlandia, Suma, Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosis maxim) y Astrágalus membranaceus. Terminamos señalando que cuando se trata de un adenoma hipofisiario la propuesta es ésta: Para recuperar la Inteligencia Biológica: Vitex, Rhodiola, Maitake y Centella Asiática. Para recuperar la Energía: Ginseg americano (Panax quinquefolius) y Suma. Para recuperar la Organización: Harpagofito y Cartílago de tiburón. EFICACIA CONSTATADA Sólo queda añadir que la razón de que en la Medicina Sistémica se utilicen fórmulas compuestas por diversas plantas se debe a que el efecto terapéutico positivo que provoca esa sinergia es muy superior al que se consigue tomando cada una de ellas por separado. Así lo demuestra la experiencia de culturas como la china o la hindú en las que -desde hace más de cinco mil años- se proponen combinaciones de hasta 50 plantas diferentes para diversas patologías. 328
  • 329. Es importante saber también que los pacientes deberían ingerir las plantas en ayunas a fin de amplificar su impacto terapéutico... salvo si se tiene el estómago débil como consecuencia de la enfermedad. En cuanto a la dosificación que recomiendan los médicos a sus pacientes José Olalde nos manifestó: "Cuando se utilizan fórmulas de plantas pulverizadas (no extractos) en cáncer, por su gravedad y por la alta entropía (caos) que ésta le comunica al organismo, la regla es de un promedio diario de 3 gramos de cada planta. Por ejemplo, si se trata de 26 plantas -como es el caso nuestra actual formulación contra el cáncer- la persona debe realizar una ingesta total de 3 gramos de cada planta diariamente para un total de 78 gramos al día". Conviene por otra parte aclarar que hay adaptógenos que pueden actuar sobre cualquiera de los 3 lados del triángulo. El Eleutherococcus, por ejemplo, puede actuar como hormonal e inmuno- estimulante -es decir, actuando sobre la Inteligencia Biológica-, como energético -y, por tanto, actuando sobre la Energía- y como precursor hormonal -es decir, actuando sobre la Organización. El uso de plantas precisa pues, como puede apreciarse, conocimientos precisos que no están al alcance de todo el mundo. No es lo mismo, por ejemplo, consumir plantas inocuas pulverizadas que extractos de las mismas en agua o en alcohol ya que éstas normalmente sólo transmiten una parte de los principios activos lo que disminuye o altera su potencial terapéutico. Ejemplo de esto son los distintos extractos de Ginseng, la mayoría de los cuales pierden en el proceso de extracción algunos de los principios activos. Según nos explicaría José Olalde, en términos farmacológicos el Ginseng posee principalmente dos familias de principios activos: los ginsenósidos Rb y los Rg. Los primeros poseen propiedades sedantes en tanto que los segundos tienen cualidades estimulantes. Pues bien, el organismo utiliza ambas familias de principios activos para lograr el efecto adaptogénico de equilibrio o balance pero cuando se le suministra un extracto parcial de ginseng únicamente a base de ginsenósidos Rg éste actúa como un estimulante -similar a la cafeína- y deja de ser adaptógeno; es decir, pierde parcialmente las propiedades que posee de equilibrar el organismo en la dirección deseada actuando sobre cualquiera de los lados del triángulo de la salud. Además es posible que en el proceso haya adquirido los efectos secundarios de un medicamento. Por esa razón la Medicina Sistémica prefiere trabajar con plantas pulverizadas que no hayan sufrido proceso de extracción... salvo que se garantice que se trata de extractos totales. Cabe agregar que las plantas, al igual que otros productos capaces de afectar nuestra salud, deben utilizarse con prudencia. Por eso todo lo recogido en este artículo debe ser analizado por el lector como simple material informativo que compartir con profesionales de la salud 329
  • 330. conocedores de la sinergia de las plantas. En cuanto a la eficacia de los adaptógenos en cáncer los estudios clínicos se van acumulando. De hecho, en el I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que tendrá lugar en Madrid los días 14 y 15 de mayo del presente año los asistentes podrán conocer los resultados de nuevos estudios sobre su eficacia en cáncer en general, cáncer de mama y cáncer de próstata -incluidos enfermos en fase terminal- así como su eficacia a la hora de disminuir los efectos negativos de la Quimioterapia y la Radioterapia. Conclusiones que hasta el momento coinciden en líneas generales con lo ya que afirmara en la revista hace dos números el doctor Luis Guerrero Pulido: "El uso de los protocolos de la Medicina Sistémica contribuye a reducir síntomas, tumoración y metástasis, inhibe la invasividad y la aparición de las metástasis y potencia los efectos benéficos de la Quimioterapia y la Radioterapia al mismo tiempo que protege al organismo y disminuye los efectos secundarios". Antonio F. Muro Cómo actúan los adaptógenos en el tratamiento del cánce Combaten los agentes agresores "invisibles". Es decir, palian los efectos de las radiaciones patógenas y poseen acción antiviral, antibacteriana, fungicida, antiparasitaria, desintoxicante y antipatogénica. Fortalecen la Inteligencia Inmune. a) Incrementando la inmunidad humoral (es decir, aumentando los niveles de interferón, interleukina, inmunoglobulinas, properdinas, etc). b) Incrementando la inmunidad celular (es decir, el número de linfocitos, monolitos, neutrófilos y granulocitos). Fortalecen la Inteligencia Celular. Lo hacen incrementando la síntesis de proteínas selectivamente en las células sanas. Debilitan la Inteligencia Celular de las células cancerosas. Lo que hacen reprogramando a las células malignas para que se autodestruyan (apóptosis), Fortalecen la Inteligencia Bioquímica de las células sanas. Dando soporte al eje hipotalámico-hipofisiario-suprarrenal (es decir, proporcionando soporte al eje neuroendocrino). Debilitan la Inteligencia Bioquímica del tumor. Lo que se consigue gracias a la acción citotóxica de algunos adaptógenos que provocan el envenenamiento de las células cancerosas. 330
  • 331. Fortalecen los órganos afectados por los tumores. Mediante adaptógenos órgano-específicos que inhiben selectivamente el cáncer en los órganos afectados al tiempo que los fortalecen. Debilitan la Organización tumoral. Lo que se consigue porque la combinación de adaptógenos: -Es antimutagénica. -Rompe la transcripción del RNA de la célula tumoral. -Inhibe la mitosis (replicación) por supresión de la síntesis de pirimidinas y ADN. -Es antioxidante. -Es antiangiogenésica. -Provocan la apóptosis de las células cancerosas. Fortalecen el eje energético de las células buenas. Al aumentar la síntesis y resíntesis de la moléculas de Energía (ATP) de las células sanas. Debilitan energéticamente las células tumorales. Al romper el ciclo energético de la célula tumoral. Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXI) UKRAIN, UN POTENTE ANTICANCERÍGENO BASADO EN DOS PLANTAS Ukrain es un producto elaborado a partir de los alcaloides de una planta -la Celidonia Mayor (Chelidonium Majus L.)- y de un producto sintético -Tiothepa- que inyectado en vena en dosis terapéuticas destruye las células cancerosas al provocar su "suicidio" o apóptosis sin afectar a las sanas como demuestran numerosos ensayos clínicos. El producto, tras ser inyectado, se acumula rápidamente en la zona del tumor dando incluso lugar al encapsulamiento de los más grandes gracias a su efecto antiangiogénico (impide la formación de vasos tumorales) lo que facilita su extracción sin peligro de metástasis. Además regenera el sistema inmunitario. Ukrain ha sido testado en más de 100 líneas de células cancerosas habiéndose demostrado su eficacia en todos los casos. A lo largo de estos últimos tres años hemos ido ofreciendo en la revista nuevas opciones terapéuticas en el tratamiento del cáncer que, 331
  • 332. a diferencia de las convencionalmente utilizadas, permiten abordar la enfermedad de manera eficaz y de forma mucho menos tóxica y agresiva. Y gracias al acceso de los pacientes a estas nuevas informaciones algunos mitos han empezado a derrumbarse. A quienes sufren en sus propias carnes o en la de sus seres queridos el cáncer se les dice desde hace años que los nuevos tratamientos o soluciones terapéuticas de los que han oído hablar -muchos de los cuales los hemos dado a conocer en la revista- los promocionan en realidad "charlatanes" y "vividores" que se "aprovechan" de la situación dramática de enfermos y familiares para vender cualquier cosa. Afortunadamente son cada vez más las personas que ya no se creen tan falaz argumento. Es más, esa particular versión del "hombre del saco" que utilizan habitualmente muchos oncólogos ante quienes se permiten sugerir o preguntar sobre propuestas diferentes a las que ellos aplican no es sino producto del miedo o de la falta de información sobre nuevos desarrollos terapéuticos. Porque lo cierto es que hay bastante más alternativas -científicamente fundamentadas- de las que ellos manejan. Así lo venimos demostrando en esta revista, se comprobará en el I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que se celebrará en Madrid los días 14 y 15 de Mayo y queda una vez más de manifiesto en este artículo en el que abordamos la existencia de otro producto anticancerígeno -desconocido por la mayoría los oncólogos- denominado Ukrain. Y no crea el lector que se trata de algo reciente. Hablamos de un producto investigado ya por ciento 159 de 21 países pertenecientes a 56 universidades e institutos de investigación. cuyos resultados han sido presentados en 220 congresos y simposios científicos internacionales. De hecho, sus efectos han sido descritos en 192 publicaciones científicas de las que más de un centenar están accesibles en Internet a través de Medline. En el apartado de Conclusiones de algunos de esos trabajos publicados en revistas científicas y desarrollados en instituciones científicas pueden leerse afirmaciones como las siguientes: Respecto al cáncer de próstata: "De acuerdo a los resultados del tratamiento (con Ukrain) 54 pacientes (73%) quedaron completamente libres de cáncer. Teniendo en cuenta la presencia de pacientes con altos marcadores Gleason y el fracaso de los tratamientos normales este resultado excede la proporción de respuesta de todos los métodos existentes para el tratamiento de cáncer de próstata" ("Ukrain in the treatment of Prostate Cancer Patients"). Respecto al cáncer de páncreas: "Nuestros datos demuestran que Ukrain mejora la calidad de vida en los pacientes que sufren 332
  • 333. cáncer pancreático avanzado y prolonga significativamente su tiempo de vida" ("Efficacy of Ukrain in the treatment of pancreatic cancer"). Respecto a la hepatitis C: "La terapia individual con Ukrain e Interferon-alfa 2b aumentó la eficacia dos veces y media comparada con la monoterapia normal con las mismas preparaciones, y significativamente disminuyó el número de efectos colaterales, mejorando sustancialmente la proporción coste-efectividad" ("Preliminary results of individual therapy of chronic hepatitis C by Ukrain and interferon-alpha"). Con carácter general: "Los resultados de la terapia con Ukrain son excelentes sobre todo teniendo en cuenta que los pacientes habían agotado todas las formas convencionales de terapia contra el cáncer. Además el producto aporta beneficios terapéuticos claros para diversos tipos de tumor como el cáncer de la próstata, el cáncer del páncreas y el cáncer colorectal para los que no hay ningún tratamiento satisfactorio actualmente. Los resultados de este estudio indican que la investigación sobre Ukrain debe enfocarse sobre el seminoma, el cáncer de próstata, el neuroblastoma, el sarcoma de Ewing, el astrocitoma, el cáncer de pecho, el cáncer ovárico, el cáncer del estómago, el cáncer colorectal y el carcinoma pulmonar de célula pequeña". ("Retrospective study of Ukrain Treatment in 203 patients with advanced-stage tumors"). Y es sólo una muestra. Son muchos los estudios que hablan de las posibilidades anticancerígenas de este producto. UKRAIN: UN COMPUESTO SEMISINTÉTICO ¿Y qué es el Ukrain? Pues se trata de un producto elaborado a partir de diversos alcaloides extraídos de la Celidonia Mayor (Chelidonium Majus) -planta perenne de la familia de las Papaveraceae- y de una droga sintética -la Tiothepa- que fue desarrollado por el investigador ucraniano Jaroslav W. Nowicky (de ahí el nombre del producto). La Celidonia Mayor (Chelidonium Majus L.) es una planta de un metro de alto que se encuentra en Europa, Asia y América del Norte cuyos elementos contienen una gran cantidad de látex que al entrar en contacto con el aire aparece primero como anaranjado y después como rojo. Su olor es repelente y su sabor muy amargo y fuerte. En cuanto a sus propiedades terapéuticas hay que decir que son conocidas desde hace milenios. Los antiguos griegos, por ejemplo, notaron que la planta surgía cuando las golondrinas llegaban y se marchitaba cuando éstas se marchaban; por eso la llamaron Chelidonium o "planta de la golondrina" (Chelidon quiere decir golondrina). Sus propiedades terapéuticas se deben a los alcaloides -unos compuestos de profundo impacto biológico en dosis muy pequeñas presentes en sus hojas 333
  • 334. (alrededor de 0.25-0.4%) y en sus raíces (0.5-0.8%)- siendo los más importantes la quelidonina (39-58%), la protopina (18-22%) y la estilopina (12-18%). Hay que agregar que además de los alcaloides la planta contiene flavonoides, vitamina C, proteasas y otros muchos elementos. La primera mención sobre las aplicaciones curativas de la Celidonia Mayor se encuentran en el denominado Papiro de Ebers -datado en el 1550 a.C.- aunque la sugerencia de que podía ser eficaz como remedio para los tumores malignos aparece por primera vez en el primer libro impreso sobre tratamientos herbarios que se publicó en 1536. En la medicina popular la hierba, raíces y savia fresca de Celidonia Mayor han venido siendo aplicadas para problemas hepáticos y de vesícula, en la curación de heridas y úlceras, en el tratamiento de callosidades, verrugas, eccemas y sarna así como en las formas iniciales de lupus eritematoso, estomatitis y neoplasma. Sería en todo caso a comienzos de los años 70 del pasado siglo XX cuando Nowicky -que no era médico sino ingeniero- comenzó a trabajar junto a un grupo de científicos de la Facultad de Medicina de Lvov (Ucrania) en el desarrollo de un tratamiento para el cáncer. Su hermano había sido diagnosticado de cáncer testicular y Nowicky recordó que en su país las curanderas siempre habían usado Celidonia Mayor contra el cáncer conociéndose casos de cánceres superficiales que se habían curado a través de la aplicación repetida de la leche de la Celidonia Mayor cuyo nombre popular en ucraniano, por cierto, es "planta de la verruga". El caso es que Nowicky se enteró de que con una solución inyectable de Celidonia Mayor y Tiothepa se habían logrado algunos resultados positivos en enfermos y animales por lo que aprendió a poner inyecciones practicando en manzanas y luego, con la ayuda de un amigo que permaneció vigilando, inyectó la solución a su hermano en el baño del hospital en el que estaba ingresado. La primera reacción fue un aumento de la temperatura pero poco a poco su condición mejoró así que Nowicky se llevó a su hermano a casa y allí continuó con las inyecciones durante dos meses hasta que los tumores desaparecieron. Sería a partir de ese momento cuando comenzaría a investigar la leche de la Celidonia mayor. Obviamente no fue la primera persona en hacerlo pues para entonces ya se habían investigado distintos tipos de alcaloides al saberse que algunos resultaban tóxicos para las células despertando el interés de los investigadores del cáncer... sólo que sin lograr resultados especiales. Nowicky se dedicó pues a estudiar a fondo y en detalle todo lo que la medicina natural había dejado registrado sobre el uso de la planta dándose cuenta de que cuando se producía una curación... la leche de la planta se había recogido en invierno. A partir de esa constatación 334
  • 335. concluiría que la proporción de alcaloides así como su cantidad y calidad dependen de las estaciones. Al parecer en invierno la planta contiene algunos alcaloides que casi desaparecen en verano. Nowicky concentró entonces su investigación en un grupo de ocho de esos "alcaloides invernales" si bien en 1974 decidió continuar las investigaciones fuera de la Ucrania soviética donde las condiciones no eran las mejores y trasladarse a Austria. Poco sospechaba que aquella decisión le llevaría a un largo calvario burocrático que aún perdura. Una vez en Austria se dedicaría a buscar la combinación de alcaloides idónea a fin de lograr la más notable actividad citotóxica posible pero procurando, a la vez, minimizar o anular los efectos secundarios en las células sanas. Y terminaría lográndolo. El producto final sería un extracto de alcaloides en forma de polvo cristalino amarillo-rojo que contiene principalmente quelidonina (49%), protopina (13%) y estilopina (12%)... pero al que se añadiría Ácido Thiophosphoric Triaziridide o Tiothepa. Una mezcla que se caracteriza porque anula la toxicidad de los alcaloides en las células sanas. Al producto lo denominaría Ukrain en honor a su patria. PROPIEDADES DEL UKRAIN Los estudios sobre el Ukrain, a pesar de todas las trabas que encontraría Nowicky, son hoy numerosos. Y casi todos los investigadores coinciden en señalar que sus efectos biológicos sólo pueden ser explicados en función de la interacción con la Tiothepa y no sólo por las propiedades aisladas de los alcaloides de la Celidonia Mayor. En cualquier caso las investigaciones realizadas hasta el momento muestran las siguientes propiedades: EFECTOS CITOSTÁTICOS Y CITOTÓXICOS Ukrain tiene efectos citostáticos -inhibe el crecimiento desordenado de las células- y citotóxicos -destruye las células cancerosas- pero lo singular es que lo hace sin afectar negativamente a las células sanas. En uno de los estudios se llego a administrar dosis de entre 5 y 50 mg de Ukrain por vía intramuscular o intravenosa a 19 personas sanas cada dos o tres días durante un periodo de durante 40 días... y en todos los casos las personas se encontraron perfectamente. El efecto citostático de los agentes antitumorales se relaciona con el concepto de apóptosis o muerte celular programada selectiva, un proceso controlado por los mecanismos genéticos y basado en la permeabilidad cambiante y destrucción de las membranas celulares así como en la división del ADN. Pues bien, en las investigaciones "in vitro" de cultivos celulares de leucemia humana K-52 l, por ejemplo, dosis bajas de Ukrain indujeron primero la apóptosis clásica basada en la destrucción de la membrana celular mientras que con dosis altas se 335
  • 336. pudo apreciar una segunda forma de apóptosis inducida al actuar sobre el ADN de la célula maligna. Cabe añadir que Ukrain fue evaluado en el Nacional Cancer Institute (NCI) de Estados Unidos como parte de su programa de valoración de medicamentos. Este programa utiliza 60 líneas de células humanas cancerígenas que representan los tumores más habituales. Pues bien, todas las líneas sufrieron una inhibición del crecimiento tumoral entre el 50% y el 100% llegando a reducirse la masa celular en altas concentraciones. Y destaca que la concentración más alta de Ukrain inhibió sólo ligeramente la proliferación de células sanas (células endoteliales, fibrobalstos, keratinocitos, células epiletiales prostáticas) sin efecto tóxico alguno. Sirva como ejemplo comparativo que la conocida sustancia 5-Fluorouracil, investigada bajo las mismas condiciones, sólo consiguió inhibir el crecimiento en unas cuantas líneas celulares y eso en altas concentraciones -10 veces superiores al Ukrain- a pesar de lo cual no se constató reducción de la masa celular. También la verificación efectuada en el Laboratory for Biological Research de Japón demuestra los efectos citotóxicos del Ukrain. Y lo mismo cabe decir de una investigación llevada a cabo en la Clínica Mayo de Estados Unidos en distintas líneas de células cancerígenas. Capacidad selectiva. La toxicidad selectiva -es decir, la constatación de que Ukrain ataca las células malignas y no las sanas- está probado en numerosos estudios tanto "in vitro" como "in vivo". Así se puso ya de manifiesto ante la comunidad científica en el XIII Congreso Internacional de Quimioterapia celebrado en Viena en 1983 y en el XI Congreso Internacional sobre Tendencias Futuras en Quimioterapia celebrado en Ginebra. Es más, no produce efectos tóxicos en las células sanas ni siquiera en concentraciones 100 veces superiores a las que resultan letales para todas las líneas de células de cáncer probadas lo qué puede relacionarse con las diferentes proporciones de captación de la droga por las células tumorales y las sanas. Fluorescencia. La captación selectiva de la droga ha sido posible estudiarla gracias a que bajo luz ultravioleta Ukrain muestra fluorescencia amarillo- verdosa. Su frecuencia queda dentro del rango de 220-490 nm. Este rango espectral tan ancho es debido a la presencia de un variado grupo de alcaloides en el producto. Su sensibilidad es sumamente alta: ha podido constatarse fluorescencia incluso a una concentración del producto de 0.000007 mg/ml. Esta propiedad es también constatable en los organismos vivos. Después de las inyecciones locales o intravenosas su acumulación se 336
  • 337. constata por el efecto fluorescente manifestado en el propio tumor y en la frontera entre el tumor y el tejido saludable. En la mayoría de los casos se produce varios minutos después de la inyección y puede ser observado dentro de un rango de tiempo que oscila de varios minutos a 19 días. También ha quedado constatado que la respuesta positiva al tratamiento de Ukrain coincide con el fenómeno de la fluorescencia. De hecho, se ha comprobado en tumores en animales experimentales que el tratamiento infructuoso siempre se acompaña por la ausencia de fluorescencia. Después de la administración parenteral la presencia de Ukrain aumenta rápidamente en el tumor y sus metástasis lo que se puede apreciar fácilmente con los rayos ultravioletas aumentando de esta manera la posibilidad de diagnóstico de las metástasis y facilitando la intervención quirúrgica de las mismas. Restricción del consumo de oxígeno. Se ha comprobado que las altas concentraciones de Ukrain en las células cancerosas se acompaña por una alteración del consumo de oxígeno. "In vitro" Ukrain aumenta inicialmente el consumo de oxígeno tanto en las células sanas como en las malignas pero mientras a los 15 minutos el consumo vuelve a ser normal en las células sanas el oxígeno deja de llegar a las células malignas y éstas mueren. Efecto antiangiogénico. Ukrain inhibe también la formación de nuevos vasos sanguíneos a través de los cuales el tumor se alimenta y las células cancerígenas pueden extenderse a otros lugares dando lugar a la metástasis. De ahí que su aplicación antes de una intervención quirúrgica sirva para encapsular el tumor y mejorar las posibilidades de la operación. Basta un mes de terapia con Ukrain para que el tumor comience a encapsularse. Por otra parte, administrado en el postoperatorio evita -siempre según los estudios realizados- la formación de metástasis. Modulador inmunológico. Numerosos trabajos demuestran que Ukrain es además un eficaz modificador de la respuesta inmune estimulando el sistema inmunitario de forma selectiva. La recuperación de los parámetros inmunes se relaciona estrechamente con la mejoría en el curso clínico de la enfermedad. El doctor Andrejs Liepins -de la University of Newfoundland (Cánada)- ha demostrado que después del tratamiento con Ukrain los linfocitos aumentan su capacidad para terminar con las células cancerígenas. Estas propiedades han sido probadas "in vitro", "in vivo" y en estudios clínicos. Modo de aplicación y dosis. 337
  • 338. Falta decir que las inyecciones intravenosas han demostrado ser la mejor forma de aplicación. En cuanto a la dosis óptima -con la que se consiguieron la mayoría de las remisiones tumorales- la idónea es entre 7 y 10 mg por inyección para una persona de 70 kilos de peso. ESTUDIOS CLÍNICOS Como ya adelantamos son numerosos los estudios que recogen las enormes posibilidades del Ukrain. Citaremos pues sólo algunos ejemplos significativos. Es el caso de un grupo de 203 pacientes con distintos tipos de cáncer en estado avanzado que habían agotado ya todas las formas convencionales de terapia y fueron tratados con Ukrain durante dos años y medio en la Villa Medica Clinic de Endekoben (Alemania). Los resultados fueron resumidos por el doctor B. Aschhoff en el estudio "Retrospective study of Ukrain Treatment in 203 patients with advanced-stage tumors". Según se explica en él 77 pacientes -el 37'4%- fueron tratados simultáneamente con Ukrain e hipertermia profunda pero además recibieron un tratamiento complementario con selenio, cimetidina, extracto de timo y vitamina A. Pues bien, el estudio indica lo siguiente: "En vista del avanzado estado de la enfermedad los resultados de la terapia fueron sorprendentes. 41 pacientes -el 20,2%- experimentaron una remisión completa, 122 -el 60'1%- una remisión parcial y sólo 40 -el 19'7%- no respondieron al tratamiento. La mejor respuesta fue en pacientes con seminoma -tres de cuatro pacientes tuvieron una remisión completa y el restante una remisión parcial- y en cáncer de próstata: 14 de 20 - el 70%- experimentaron remisiones completas y 5 parciales". El estudio sirvió para constatar también las posibilidades inmunomodularoras del Ukrain. "A la vista de tan sorprendentes resultados -finaliza diciendo el estudio- la cuestión a plantearse es cuál habría sido el efecto del Ukrain si hubiera sido administrado en las etapas iniciales de la enfermedad". En el estudio "Efficacy of Ukrain in the treatment of pancreatic cancer" de V. Zemskov y otros -del Department of General Surgery de la National Medical University de Kiev (Ucrania) publicado en el año 2000 se evaluó el efecto del Ukrain en el tratamiento del cáncer de páncreas. Entre enero de 1996 y diciembre de 1999 fueron tratados 21 pacientes. Pues bien, el 76% de los enfermos tratados con Ukrain vivía un año después frente al 9'5% del grupo de control. Es más, la media de supervivencia con Ukrain fue de 574 días y la del grupo de control. 19'7 días. "Nuestros datos -concluye el estudio- demuestran que Ukrain mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer pancreático avanzado y prolonga significativamente su tiempo de vida". El Ukrain puede utilizarse como monoterapia o combinado con otros 338
  • 339. productos. El doctor F. Gansuage -del Departament of General Surgery de la University of Ull (Alemania), después de realizar un primer estudio con Ukrain en pacientes de cáncer de páncreas ("en nuestro estudio previo definimos al Ukrain como un potente agente en la terapia de cáncer de páncreas avanzado") decidió completarlo con el seguimiento de otros cuatro pacientes con cáncer pancreático avanzado que habían agotado los métodos convencionales de terapia a los que decidió tratar con Ukrain y Gemcitabine. "Nuestra experiencia en estos cuatro casos usando Ukrain como terapia paliativa -escribe en sus conclusiones- permite una supervivencia de 12 meses sin ningún tipo de efectos colaterales serios. Aún más, el tratamiento se realiza de forma ambulatoria permitiendo a los pacientes trabajar y tener una buena calidad de vida, algo que no es normal en esta categoría de pacientes de cáncer. En base a estos resultados recomendamos el uso de Ukrain tanto en monoterapia como en combinación con Gemcitabine para la terapia en cánceres pancreáticos avanzados." En otro trabajo titulado "Ukrain, an alkaloid thiophosphoric acid derivative of Chelidonium majus L. protects human fibroblasts but not human tumour cells in vitro against ionizing radiation" dirigido por N. Cordes los investigadores establecieron que el producto tiene propiedades potenciales para complementar los tratamientos radio- quimioterápicos dadas sus propiedades para modular la radiación tóxica en líneas de células cancerosas humanas. En otro estudio realizado con 42 pacientes con cáncer de páncreas patológicamente verificado el profesor Zemskov -de la National Medical University de Kiev (Ucrania)- dispuso dos grupos. Uno fue tratado con vitamina C más Ukrain y el otro con vitamina C más una solución normal de cloruro sódico. La dosificación de la terapia con Ukrain fue de 10 mg por vía intravenosa cada dos días hasta llegar a los 100 mg. Bueno, pues la tasa de supervivencia tras 1 año de tratamiento alcanzó el 76% en el grupo tratado con Ukrain frente al 9'5% del grupo de control. Y la tasa de supervivencia al cabo de 2 años fue de un 48% en los pacientes tratados con Ukrain frente al 5% del grupo de control. En el caso del carcinoma colorectal el doctor Susak realizó -junto a otros investigadores- un estudio con 96 pacientes: "Comparison of Chemotherapy and X-ray Therapy with Ukrain Monotherapy for Colorectal Cancer". La mitad -15 con metástasis y 33 con carcinoma colorectal sin metástasis- fue tratado sólo con Ukrain y la otra mitad con 5-Fluorouracil y radioterapia. Pues bien, mientras la proporción de supervivencia (a 21 meses) entre los pacientes tratados sólo con Ukrain fue del 78'6% en el grupo de control sólo llegó al 33'3%. "Ukrain - concluye el estudio- es una nueva droga eficaz en la terapia contra el cáncer colorectal. Puede ser útil tanto para la terapia de 339
  • 340. cáncer colorectal con metástasis como para la terapia contra el cáncer colorectal que no presente metástasis". Y podríamos citar muchas otras investigaciones sobre efectos similares en otros tipos de cáncer. Es más, no faltan tampoco casos individuales sorprendentes publicados. El doctor Zemskov, por ejemplo, publicó en "Ukrain treatment in a patient with breast carcinoma. Case report" cómo una mujer de 50 años con cáncer de pecho en fase IV fue tratada con Ukrain porque se consideró inútil hacerlo ya con quimioterapia y radioterapia observándose pronto la mejoría de su condición general así como cambios objetivos tales como la aparición de un borde bien definido entre el tumor y los tejidos sanos y una reducción en el tamaño del tumor. "Ukrain -concluiría Zemskov- facilitó que se retirara el tumor primario así como la metástasis en los nódulos linfáticos. Después de un segundo y un tercer tratamiento con Ukrain la paciente demostró remisión clínica". El doctor O. L. Prokopchuk -del Kiev Centre of Hepato-Pancreato- Biliary Surgery- tiene también otro caso singular publicado: "Ukrain treatment in a patient with metastatic renal cell carcinoma extending to the vena cava inferior. Case report." Es el de un hombre de 52 años con carcinoma celular renal que fue tratado con cirugía y quimioterapia con nulos resultados y cuyo tumor se extendió a la cava inferior y al hígado momento en el que se inició el tratamiento con Ukrain. "La droga -refleja el informe- indujo una remisión completa que ha durado 32 meses desde el inicio de la terapia". Terminamos diciendo que los estudios están a disposición de todo aquel -oncólogo o no- que quiera profundizar en el producto. Nosotros sólo podemos añadir que resulta inexplicable que aún no sea un tratamiento de referencia. Claro que del Ukrain se ha llegado a decir que podría sustituir a la mayoría de los productos quimioterápicos y... ¿alguien cree que ante esa posibilidad la industria del cáncer iba a permanecer impasible? Evidentemente, no. Antes bien, ha hecho lo imposible para evitar que su eficacia sea conocida y reconocida. UNA HISTORIA "CRIMINAL" Elen Thun-Hohenstein recoge precisamente en una obra titulada Anticancer Pharmaceutical Ukrain-Criminal Story of a Prevention las dificultades que Nowicky ha tenido que afrontar para tratar de sacar al mercado el Ukrain. "Mi investigación sobre el Ukrain -explica la autora en el libro- se ha terminado convirtiendo en el relato de una historia criminal". Y es que, efectivamente, la autora relata en su obra de forma pormenorizada las innumerables trabas burocráticas, los silencios culpables, los despidos injustificados, los robos, los teléfonos pinchados y las amenazas directas sufridas por Nowicky. Incluso denuncia la intervención de los servicios secretos en lo que ha definido 340
  • 341. como "una interminable carrera de obstáculos". "De forma incansable -escribe Elen Thun-Hohenstein- Nowicky aportó la documentación que las autoridades repetidamente le exigieron sólo para que le fuera manifestado entonces que los documentos pedidos y entregados seguían sin ser suficientes. Como Don Quijote, se ha esforzado contra una burocracia que, como veremos, no quiere registrar su medicamento". La introducción del libro recuerda inevitablemente lo ocurrido con el Bio-Bac. "El mismo ministerio y sus funcionarios que certificaron una proporción positiva riesgo-beneficio para sustancias muy tóxicas como el Taxol y la Cisplatina para el tratamiento del cáncer -denuncia Elen Thun- lucharon contra Ukrain con celo casi religioso. Y eso que las exigencias para su registro debieran ser sumamente simples ya que la preparación no es tóxica y, por consiguiente, no es peligrosa. El Ministerio de Salud tiene las pruebas pertinentes de ello desde hace mucho tiempo". Y añade: "En cuanto a su eficacia terapéutica se ha demostrado claramente en cultivos celulares (in vitro), en experimentos animales (in vivo) y en estudios clínicos (…) Es por tanto totalmente incomprensible que durante veinte años su inventor no haya sido capaz de registrar su producto anticancerígeno máxime cuando inicialmente contó con el apoyo del Ministerio de Ciencia austriaco". La autora recuerda a lo largo del libro diversos episodios significativos. Como el momento en el que Nowicky rechazó la oferta de una importante multinacional farmacéutica porque se negaba a aceptar que su descubrimiento pasara a ser controlado por ella perdiendo cualquier poder de decisión sobre el producto. "A Nowicky -agrega en su libro Elen Thun-Hohenstein- le obsesiona aún el momento en el que comenzaron sus dificultades. Fue muy poco después de su llegada a Viena. El Canciller austriaco no sólo le había puesto en contacto con el doctor Heinrich Wrba -director del Boltzmann Cancer Research Institute (responsable por cierto de la expulsión de Nowicky del mismo)- sino también con la Ministra de Salud Ingrid Leodolter. En 1976 acudió a una reunión en el ministerio en la que además de Nowicky y la ministra estaban presentes un funcionario de la sección de Registros y el doctor Karer que había llevado a cabo estudios clínicos para la industria farmacéutica. El centro de la discusión fue el descubrimiento de Nowicky. Karer afirmó en la reunión que la patente de Nowicky no era 'nada especial' y no merecía la pena la cantidad de trabajo invertida en el producto. '¿Que no es de ningún interés?' replicó furioso Nowicky quien aún hoy recuerda aquello enojado. Y estalló: 'Cómo puede usted decir eso cuando mi sustancia es trescientas veces menos tóxica que los citostáticos normales?' En ese momento Walter Hiesmayr, con 341
  • 342. quien Nowicky había trabajado en sus primeros tiempos en Austria en el Boltzmann Cancer Research Institute, había probado ya 'in vitro' la sustancia que Nowicky había bautizado como 'Ukrain' así como en ratas y ratones. Lo mismo que había constatado su propiedad fluorescente. Sin embargo, a la Ministra de Salud no parecía impresionarle nada de eso y se limitó a poner calma. 'Señores, por favor, dejen de discutir'. Eso fue lo más lejos que llegó. Inmediatamente después Nowicky fue obligado a dejar su primer laboratorio. La reflexión le llevaría a concluir con el tiempo que fue precisamente en el Ministerio de Salud donde se empezó a poner obstáculos a su trabajo". Hoy, su lucha por tratar de situar el Ukrain en el lugar que le corresponde continúa. Actualmente sólo está autorizado en Estados Unidos y Australia -con el status de "Medicamento Huérfano" para el cáncer pancreático- así como en México. Antonio F. Muro Más información en: www.ukrin.com y www.ukrain-drug.net Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXII) PULSOS ELECTROMAGNÉTICOS CONTRA EL CÁNCER: EL PAPIMI ¿Tiene el cáncer su origen en un nivel extremamente bajo de energía en el interior de la célula siendo ello lo que provoca un funcionamiento metabólico erróneo, la posibilidad de muerte celular y, como respuesta, la multiplicación desenfrenada para sobrevivir? Tal es al menos lo que sostiene el investigador Panos T. Pappas .miembro del Consejo Asesor de nuestra revista- y los casos tratados con el Papimi -un aparato capaz de producir pulsos magnéticos iónicos del que ya hemos hablado- parecen darle la razón. El Papimi aumenta la potencia transmembrana de las células hacia un estado saludable de -70 milivoltios en el que las células cancerígenas consideran "innecesario" dividirse para sobrevivir al tiempo que mejoran el funcionamiento del sistema inmune. Casi todos nosotros hemos sido sometidos alguna vez a campos 342
  • 343. electromagnéticos, ya sea como elemento de diagnóstico o como factor de recuperación de una lesión, normalmente ósea o muscular. De hecho, durante las últimas décadas ha sido cada vez más usual la utilización de dispositivos electromagnéticos en la recuperación de este tipo de lesiones obteniéndose notables mejorías que han evitado intervenciones quirúrgicas, invasivas y mucho más caras. Sin embargo, la investigación no se ha detenido en los buenos resultados obtenidos en tendinitis, artrosis, periartritis o reuma. Más tarde se demostrarían sus beneficios contra el dolor. En un artículo de marzo del 2003 titulado "Pain management with pulsed electromagnetic field (PEMF) treatment" William Pawluk -médico y profesor asistente en la Escuela de Medicina de la Johns Hopkins University- resume las posibilidades de los campos electromagnéticos pulsantes. "Se ha demostrado que con los campos electromagnéticos pulsantes de diversa potencia y frecuencia -escribe Pawluk- se obtienen buenos resultados en una amplia serie de situaciones dolorosas con un riesgo mínimo comparados con el potencial invasivo de otras terapias y el riesgo de toxicidad, adicción y complicaciones de los medicamentos. Los profesionales se están dando cuenta gradualmente de su potencial para tratar con éxito o mejorar una miríada de problemas (...)" Y añade: "Los campos electromagnéticos afectan a la percepción de dolor de muchas maneras diferentes. Lo alivian de manera directa al influir sobre las neuronas afectadas, los movimientos del ion de calcio, los potenciales de la membrana, los niveles de endorfinas, el óxido nítrico, los niveles de dopamina y la regeneración de los nervios. En cuanto a los beneficios indirectos de los campos magnéticos en las distintas funciones fisiológicas pueden apreciarse en la circulación, el aparato músculo-esquelético, los edemas, el nivel de oxígeno en los tejidos, las inflamaciones, el metabolismo celular y los niveles de energía de las células". Pues bien, precisamente es esa capacidad para intervenir en los procesos metabólicos a nivel celular lo que ha llevado a distintos médicos e investigadores a utilizarlos contra enfermedades más graves como el cáncer o el sida. Al punto de que podemos estar a las puertas de una revolución similar a la que supuso la incorporación de la imagen electrónica al diagnóstico. Norman Harden, editor de los boletines de la American Pain Society, (Sociedad Americana del Dolor), ha escrito al respecto: "En la década de los 50 y los 60 del pasado siglo XX la comunidad científica predijo que los campos magnéticos nunca podrían ser usados para ofrecer imágenes del interior de nuestro cuerpo ridiculizando los esfuerzos de quienes estaban inmersos en la investigación. Ahora contamos con imágenes precisas de nuestro organismo gracias a la resonancia magnética. El cuerpo humano es bioeléctrico y biomagnético. Es lógico 343
  • 344. pues asumir que la energía electromagnética impacta en las funciones de los organismos, quizás terapéuticamente. Hay ya estudios randomizados, controlados y en progreso que están poniendo de manifiesto el verdadero valor de la terapia magnética en la enfermedad humana y el dolor". Panos T. Pappas, prestigioso investigador griego, profesor permanente de Física y Matemáticas en el Instituto Tecnológico del Pireo y especialista internacional en Electromagnetismo y Electrodinámica durante los últimos 7 años ha concentrado sus esfuerzos en los efectos químicos y biológicos producidos por los pulsos iónicos inducidos. Fruto de cuya experiencia es el Papimi (PAP por Pappas e IMI por Ion Magnetic Induction), un aparato aprobado por autoridades médicas e industriales como dispositivo médico de clase II, y que está siendo ya utilizado como recurso terapéutico en muchos hospitales y centros privados de Estados Unidos y Europa. "El Papimi -confirma su creador- está diseñado para inducir y así restaurar la carga iónica pérdida para que la célula supere sus problemas. Con abundancia de energía interior -o bioenergía- la célula supera la dificultad eléctrica y ello le permite mantener el equilibrio de la concentración iónica, el equilibrio de potencial de transmembrana y el funcionamiento eficaz de la bomba sodio-potasio". El Papimi utiliza micro-pulsaciones -con una frecuencia de 2-3 por segundo en lapsos de un nanosegundo (menos de 1 millonésima de segundo)- produciendo una "onda" electromagnética que penetra hasta 15 cms. de profundidad en la zona afectada. Usa un transformador de diseño especial que le permite aplicar un voltaje de hasta 50.000 voltios capaz de generar un pulso iónico que es el que actúa sobre las células. El Papimi no aplica ningún tipo de corriente eléctrica sobre el cuerpo; la energía es "inducida" por un operador que maneja la sonda del dispositivo sobre la zona afectada sin que exista contacto físico. Y cuenta además con un doble sistema de seguridad con alarma interior capaz de detectar cualquier fuga de electricidad y detener inmediatamente la máquina. En todo caso, de las distintas aplicaciones del Papimi ya informamos ampliamente en el número 70 de nuestra revista. Hoy queremos referirnos a su utilidad en el tratamiento del cáncer. TEORÍA DEL CÁNCER DE PANOS T. PAPPAS Para poder entender la teoría de Panos T. Pappas -que sostiene que la aparición del cáncer se debe a un problema de déficit energético de la célula- es preciso comprender previamente el concepto de potencial de membrana. Y éste no es sino es el voltaje que dan a la membrana celular las concentraciones de los iones de sodio (Na) y potasio (K) situados a ambos lados de la misma. Y es que de su cantidad depende 344
  • 345. la polaridad de la membrana cuyo potencial se cifra en torno a los -90 milivoltios en estado de reposo saludable. Cabe agregar que los datos sobre la importancia del potencial de membrana y su relación con la enfermedad fueron confirmados en 1986 por R. Bingelli y C. Weinstein que establecieron la siguiente clasificación: Potencial de membrana de la célula: desde -100 miliV hasta 0 miliV. Células sanas no proliferantes: entre -100 y -75 miliV. Células alteradas pero benignas: entre -75 y -35 miliV. Células tumorales cancerosas: entre -35 miliV y -5 miliV. Bueno, pues tras diez años de estudios sobre el comportamiento bioeléctrico celular Pappas ha concluido que el "cáncer se debe a un estado extremamente bajo de energía celular manifestada por un potencial de membrana de -15 miliV que provoca una cadena de funcionamientos defectuosos específicos de la célula y un estado general de isquemia en el organismo". Este proceso sería común a todas las formas de vida tanto a nivel individual (humanos, animales, plantas, y diversos micro-organismos) como a nivel grupal. A nivel biológico la respuesta a la crisis es la reproducción celular. "La crisis de energía de un área más pequeña de células -sostiene Pappas- se difunde o se extiende a un área más amplia debido al principio más básico y fundamental de la Física: el principio de la conservación de energía y el principio de conservación de la materia". A nivel de organismos la situación es similar. Las especies que sufren de estrés en su batalla diaria por la supervivencia y la comida tienden a multiplicarse más rápido y en grandes cantidades. Al contrario, los organismos, animales o sociedades avanzadas se multiplican relativamente muy despacio y en menor número. Los animales más grandes -tanto los elefantes como los humanos- se multiplican muy despacio comparados con los animales pequeños -como los conejos u otros organismos primitivos-. Es sabido que las sociedades desarrolladas tienen índices de natalidad muy inferiores a los de las sociedades subdesarrolladas. El caso es que -siempre según Pappas- cuando en un punto del organismo, fruto de distintas situaciones biológicas, se produce una crisis de energía sostenida el resultado se traslada a las células cercanas. Es decir, cuando un tumor reclama energía y nutrientes esa inanición se transmite a las células adyacentes que sufren para conseguir oxigenarse y nutrirse de forma adecuada con lo que su metabolismo comienza a resentirse. Y eso puede causar una pérdida en cascada de energía y nutrición. Así es cómo se produciría la difusión del cáncer y las metástasis. La crisis de baja energía celular es pues, a juicio de Pappas, la que inicia la cadena de reacciones que acaban provocando la situación patológica que conocemos como cáncer y que 345
  • 346. se caracteriza por: Un potencial de membrana bajo. Un aumento de la acumulación de iones de sodio dentro de la célula: hipernatremia. Un aumento de las moléculas de agua unidas a las moléculas de sodio dentro de la célula. Inflamación. Aumento del volumen de la presión celular y osmótica dentro de la célula lo que daña la membrana celular. El crecimiento celular. El adelgazamiento de la membrana celular. La división celular. Llegando a una carga eléctrica cero la célula muere. El mecanismo de defensa que utiliza la célula para cumplir con su "instinto básico", la supervivencia de la especie, es inducir la mitosis (división o multiplicación celular) y el momento de iniciar el proceso, cuando llega a -12mV, es decir cuando la célula sabe que se encuentra en peligro de muerte celular. El "punto de pánico celular" tendría lugar cuando el potencial de membrana cae por debajo de -15 miliV. "Podemos decir -afirma Pappas- que las células con baja energía entran en un estado de 'pánico', de multiplicación febril, para conservar su especie siguiendo un programa inherente codificado en la parte más fundamental -su ADN- para la supervivencia ante una situación de emergencia en condiciones severas. Más células proliferan dentro del tumor o más células se difunden desde la primera crisis de energía -el primer cáncer- a zonas adyacentes al tumor las cuales se encuentran, naturalmente, en ambientes de baja energía. A las nuevas células de cáncer les faltará energía por las mismas razones. Es pues natural que el tumor crezca o se difunda a las áreas adyacentes y tejidos. Obviamente la mayoría de esas células con baja energía se multiplican y cuánto más lo hace más energía se necesita en conjunto en el organismo para alimentar a las células recién nacidas. Por consiguiente, la crisis de energía y la inanición celular se extienden continuamente, como lo hace el cáncer. El organismo se vuelve pronto 'una sociedad pobre en una situación de crisis de pánico' en conjunto en la que cada vez falta más energía y por eso el cáncer se generaliza formando metástasis. El organismo adelgaza, se vuelve débil, con la característica común de pérdida de peso, baja energía y pobre nutrición. El cáncer entonces se generaliza sin que haya manera para el organismo o persona de superar esa necesidad creciente de energía y nutrición". Tal sería, a grandes rasgos, el guión macroscópico del fenómeno conocido como cáncer según Pappas. A la hora de analizar los métodos convencionalmente utilizados para combatir el cáncer desde este planteamiento Pappas observa que tanto la radioterapia como la quimioterapia coinciden en que la célula 346
  • 347. cancerígena es más débil que la célula sana. Pero aquí se acaban los puntos de vista comunes. "En la práctica, por ejemplo -señala Pappas-, la quimioterapia reduce la población de cáncer. Sin embargo, la misma acción de la quimioterapia es una razón característica del desarrollo de cáncer en el mismo sentido que explicamos antes al provocar que las células que sobreviven entren en un estado más adverso de 'pánico' y, por tanto, de división para sobrevivir. Además la acción tóxica de la quimioterapia no ayuda en absoluto a la restauración de los recursos energéticos perdidos por el organismo al destruir otras funciones vitales y, particularmente, al dañar el sistema inmune. Los mismos argumentos son válidos para los tratamientos con radioterapia". Pappas asegura que los pacientes de cáncer que no han recibido quimioterapia se recuperan por eso más rápidamente siendo los resultados con el Papimi especialmente significativos tras la cirugía. "La estabilización es espectacular después de la cirugía -afirma Pappas-. Los pacientes no desarrollan ninguna metástasis si reciben el tratamiento adecuado con Papimi . En todos los casos sus marcadores son normales. Nosotros no hemos visto ninguna actividad cancerígena, ni hemos tenido un solo caso en el que el cáncer reapareciera aunque a veces hemos tenido que luchar contra las sugerencias de aplicar quimioterapia después de la cirugía. La quimioterapia no permite que los tratamientos sean eficaces. Probablemente el efecto del Papimi sea terminar mejorando el sistema inmune. Solo que si el sistema inmune ha sido casi destruido por la quimioterapia, el Sida o cualquier otra condición y realmente es bajo no hay ya ayuda posible". Por el contrario, sí parece que la combinación del Papimi y la Electroterapia (vea en nuestra web el artículo publicado al respecto en el número 62) permite avanzar en el tratamiento del cáncer incluso cuando el sistema inmune está en una fase en la que no puede recuperarse exclusivamente con el Papimi. LAS APORTACIONES DEL PAPIMI Partiendo de los planteamientos anteriores -según los cuales el cáncer es un estado de pánico celular de bajo metabolismo que conduce a la inanición, a la amenaza de muerte y a la multiplicación para la supervivencia- Pappas señala las siguientes como las principales cualidades del Papimi en el tratamiento del cáncer: 1) Las exposiciones al Papimi detienen la proliferación celular al proporcionar energía eléctrica y magnética al organismo. La energía se dirige a todas las células y particularmente a las células cancerígenas sedientas de energía. El Papimi aumenta el potencial de transmembrana de las células hacia un estado "saludable" de -70 milivoltios. 347
  • 348. 2) Las exposiciones al Papimi refuerzan el sistema inmune lo que permite la extinción de las células cancerosas. También refuerza otras funciones vitales del cuerpo como la del hígado, la pulmonar, la del riñón, la circulación sanguínea y linfática, y otras que pueden sostener o reforzar el metabolismo en general. El Papimi ejerce además una fuerte acción antiinflamatoria, mejora la nutrición sanguínea y aumenta la oxigenación de los tejidos siendo evidente que ello contribuye a la recuperación del peso perdido, señal inequívoca de recuperación de la salud. Y si bien es verdad que faltan estudios a gran escala no es menos cierto que en los últimos años son numerosos los pacientes a los que la oncología oficial había desahuciado que tras haber sido sometidos a los pulsos iónicos del Papimi, bien como monoterapia, bien en combinación con otras terapias -convencionales y no convencionales-, han mejorado notablemente e, incluso, se han curado. Y quizás sean considerados casos "anecdóticos" por los oncólogos pero no es así para quienes han visto mejorar su calidad de vida de manera notable... o incluso definitiva. La actual casuística abarca casos de cáncer de pecho, pulmón, huesos, hígado, etc., que merece la pena tener muy en cuenta. La propia mujer de Pappas se recuperó de un tumor fibroide. "Mi esposa fue diagnosticada de tres grandes tumores fibroides -recuerda Pappas- y quisieron operarla así que volé urgentemente hasta Atenas desde Los Ángeles, donde me encontraba, y le pedí a su médico posponer la cirugía para poder tratarla. Lo hicimos y al cabo de tres meses los tumores se habían reducido significativamente. Un año después no había rastro de ellos". El doctor Nick Tsilimigakis ha tratado también con el Papimi numerosos casos durante los últimos años en el Scientific Institute for Bioenergy de Atenas en combinación con electroterapia. La inmensa mayoría tras ser diagnosticados como incurables, entre ellos un paciente que había sido operado tres veces de un pseudomixoma peritoneal como consecuencia de un adenocarcinoma de hígado. Pues bien, tras 6 meses de tratamiento con el Papimi su condición física había mejorado extraordinariamente. "Los tratamientos con el Papimi -señala Tsilimigakis- tienen una influencia notable en el sistema inmune y, por ende, en los procesos curativos. Nosotros hemos constatado cómo numerosos tipos de heridas que no sanaban lo hacían en sólo dos o tres semanas con el Papimi. Ahora comprobamos que, bajo ciertas condiciones, el Papimi también puede iniciar el proceso de curación de un cáncer. Hemos visto que tras cierto número de tratamientos el cuerpo empieza a crear nuevos tejidos empujando el tumor fuera. Es fantástico". Entre esos casos destaca el de una mujer a la que se le descubrió cáncer de intestino grueso. En una 348
  • 349. primera operación se la extirpó parte del intestino siendo sometida luego a quimio y radioterapia. Dos años después apareció metástasis en los huesos y la pelvis. Tres años después la situación se había vuelto crítica y su vida transcurría postrada en cama con continua fiebre alta, extrema debilidad y dolores insufribles. Fue entonces cuando decidió visitar el centro médico del doctor Nick Tsilimigakis. "Para entonces ya me habían desahuciada -ha escrito para dejar constancia de su testimonio- y me habían hecho saber que mi muerte estaba cercana. La única razón por la que acepté recibir los tratamientos con Papimi fue mi familia. No quería que se sintieran culpables, que pensaran que no habían tratado de hacer todo lo posible por mí. El primer día de mi terapia mi condición severa no me permitió levantarme y caminar por lo que tuvieron que llevarme prácticamente en volandas al centro médico. Tras la quinta sesión, en cambio, subía las escaleras sin ayuda. Y después de la décima sesión caminaba hasta el centro sola, acompañada de mi hermano. A los tres meses caminaba normalmente, como antes de mi enfermedad y la hinchazón, la fiebre y los dolores desaparecieron. Sólo un año después de empezar el tratamiento estaba completamente curada". Evidentemente se trata de casos aislados... pero muy significativos. Es más, la investigación básica apunta en la misma dirección. La eficacia terapéutica del electromagnetismo para tratar el cáncer y otras enfermedades fue demostrada por una investigación realizada en la University of Southern California y publicada en la prestigiosa revista científica New Scientist Magazine. El trabajo confirma que paquetes de pulsos electromagnéticos de nanosegundos (millonésimas de segundo) pueden pasar a través de la membrana exterior de las células sin dañarlas y modificar su interior lo que, según los investigadores, permite tratar de forma efectiva enfermedades como el cáncer o la leucemia. Es más, estos paquetes de pulsos rápidos actúan mediante un poderoso impacto en la estructura intracelular permitiendo cambiar su equilibrio bioquímico y provocar así -entre otros efectos- la apóptosis o suicidio de las células cancerosas. "En esencia -afirma Thomas Vernier, experto en semiconductores y gerente de ingeniería en el USC Viterbi School's Information Sciences Institute-, nosotros enviamos miles de voltios a la célula en intervalos de nanosegundos. Los pulsos de alta frecuencia son tan cortos que pasan a través de la membrana del citoplasma sin alterar su estructura pero sí alterando su interior. Y cuando son aplicados en fuertes dosis llevan a la célula a la autodestrucción." La técnica presenta como principales ventajas sobre los tratamientos convencionales que no es invasiva -puede aplicarse sin contacto directo- y es mucho más económica. "Nuestra esperanza - afirma Thomas Vernier, experto en semiconductores y gerente de ingeniería en el USC Viterbi School's Information Sciences Institute-- 349
  • 350. es que un día los pulsos nanoeléctricos puedan reemplazar procedimientos como la extirpación quirúrgica de tumores o tratamientos tóxicos como la quimioterapia". En la misma dirección apuntan algunos de los últimos trabajos de Karl Schoenbach y Stephen Beebe -del Centre for Bioelectrics en Norfolk (Virginia, EEUU)- que han mostrado cómo los pulsos agrupan las plaquetas de la sangre para acelerar la reparación de las heridas mucho más rápidamente. Estos investigadores piensan también que los nanopulsos pueden ser utilizados para matar las células cancerosas dejando el tejido sano intacto. De hecho, el equipo de Schoenbach ya ha demostrado que los pulsos pueden reducir tumores en ratones en más de un 50%. Una vez más la investigación básica avanza de forma inconexa, aislada y con paso lento mientras que las urgencias de quienes no tienen tiempo que perder van arrojando resultados sorprendentes. Hasta el punto de que alguno de ellos acaba saltando a la prensa. En el periódico The Health Keepers Journal de Febrero de 1995 se narraba el caso de una paciente ingresada en el Hospital de Santa Mónica diagnosticada con tumor carcinoide de la válvula ileocecal, con metástasis en el hígado y los nódulos linfáticos. Se la practicó una intervención quirúrgica para extirpar el tumor de la válvula pero la metástasis en el hígado se consideró intratable. Pues bien, decidió tratarse con los pulsos electromagnéticos del Papimi combinándolos con terapia de oxígeno y ozono a la vez que se aplicaba hipertermia en el hígado. Catorce meses después la paciente presentaba índices normales de enzimas hepáticas y ninguna evidencia de enfermedad intraabdominal. UN MODELO DE FUSIÓN FRÍA Efectivamente, los efectos de los pulsos electromagnéticos parecen reforzarse si la terapia del Papimi se completa con Oxigenoterapia. Ello sirve apoyar el nuevo enfoque que Pappas ha realizado sobre el potencial de membrana. Porque según su punto de vista el proceso denominado convencionalmente bomba sodio-potasio -y, por tanto, el intercambio de iones- no es realmente sino una transmutación del Na (sodio) del interior de la célula en K (potasio) en presencia del oxígeno y el ATP que exige para formarse glucosa e insulina. "No es un supuesto intercambio molecular -afirma Pappas- sino realmente un proceso nuclear de fusión fría bajo la excitación eléctrica del núcleo del Na, en primer lugar por la carga celular de la membrana y, después, vía una acción catalizadora endotérmica de la ATP. La excitación eléctrica del núcleo de Na puede reforzarse externamente por pulsos eléctricos apropiados. La ATP parece controlar esta reacción de fusión que, por otra parte, podría aumentar exponencialmente bajo la misma 350
  • 351. excitación catalizadora del potencial de transmembrana. El papel de la ATP, las mitocondrias, el ciclo de Krebbs, la insulina, la glucosa, la adrenalina y la glándula suprarrenal se entienden mejor como mecanismos para controlar esta fusión nuclear que, por otra parte, puede aumentar exponencialmente o detenerse". El sodio transmutado es expulsado fuera de la célula como potasio para ser eliminado por los riñones. Cuando esta transmutación se retarda la concentración de sodio aumenta dentro de la célula y el potencial de transmembrana disminuye lo que es característico de las células cancerígenas. Algunos factores, como el oxígeno, la energía, la glucosa, la insulina e incluso el potasio incluido en la dieta del doctor Sodi Pallarés pueden acelerar la transmutación y, por consiguiente, detener la proliferación celular. El potasio, al principio de la terapia, puede ayudar a reducir la concentración de sodio pero una vez termina el estado inflamatorio severo el potasio, según Pappas, debe dejar de administrarse y volverse a una dieta normal de sodio. Cabe añadir que el modelo de Pappas está libre de las paradojas que, a su juicio, presenta la teoría de la bomba sodio-potasio y sirve para explicar hechos hasta ahora aparentemente inconexos. "Por ejemplo -escribe Pappas-, por qué la hiperkalemia (exceso de potasio) causa la parada del corazón y la muerte, por qué la hipernatremia (sodio demasiado alto) aumenta la energía y la tensión arterial, por qué el cáncer se relaciona con la hipernatria y los radicales libres, por qué consumimos tan poco oxígeno y no contaminamos con nuestra respiración, por qué gastamos mucha más energía de la que ingerimos (químicamente) a través de la comida, por qué los peces no liberan burbujas de CO2, por qué liberamos potasio mientras tomamos sólo agua salina, oxígeno y glucosa (una persona en coma), por qué el exceso de potasio mata y el sodio da energía, por qué el oxígeno es antiséptico y mata microrganismos y por qué debemos tomar relativamente pocas cantidades (mgrs por día) de antioxidantes contra la oxidación masiva (Kgrs por día) de nuestro organismo". En suma, una nueva visión de los mecanismos biológicos del cáncer y de las posibilidades del Papimi a la hora de tratarlo que serán expuestas más detenidamente por el propio Panos T. Pappas durante I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que tendrá lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid los próximos días 14 y 15 de mayo. Antonio Muro 351
  • 352. Cáncer: ¿qué es y qué lo causa? (XXXIII) EL FUTURO PARA LA CURA DEL CÁNCER: LA INMUNOLOGÍA Un grupo de científicos españoles asegura que la activación de una proteína por las células cancerosas -bautizada como IRAK- M- es lo que permite que el cáncer se desarrolle al lograr que el sistema inmune no las ataque. También han descubierto el proceso de activación. La investigación que ha permitido el descubrimiento se desarrolló en el Hospital La Paz de Madrid bajo la dirección de Eduardo López-Collazo en colaboración con especialistas del Centro de Investigación Cardiovascular de Barcelona, la Universidad de Alcalá de Henares y el Instituto Mario Negri de Milán (Italia). Este trabajo vuelve a incidir en que la solución al cáncer pasa por reforzar el sistema inmune y no por agredirlo con productos tóxicos. Durante dos días el madrileño Hospital de La Paz se convirtió en centro de actualidad y hasta las grandes cadenas de televisión se hicieron eco de la noticia: un equipo de investigadores españoles, tras publicar las conclusiones de su estudio en Journal of Inmunology -una de las revistas científicas más reconocidas-, daba a conocer un descubrimiento que podía llegar a ser básico en la lucha contra el cáncer. Nada menos que el mecanismo por el cual el sistema inmunitario decide rendirse ante las células tumorales permitiendo así su expansión en nuestro organismo. Puede que no sea el único mecanismo que inhibe el sistema inmunitario pero la investigación de la que hablamos ha demostrado que la activación de una proteína -bautizada con anterioridad a su descubrimiento como IRAK-M - supone la desactivación del sistema inmune que, de repente, pasa a mostrarse "tolerante" con la célula tumoral a la que un instante antes estaba combatiendo. No se trata nada más que del inicio de un largo camino en el que su investigación básica deberá convertirse algún día en aplicación terapéutica, un camino que no conoce plazos y que ni siquiera garantiza el éxito -sobre todo si no se cuenta con fondos suficientes- pero que muestra una vez más la imperiosa necesidad de abordar el cáncer desde el fracaso del sistema inmunitario. Y la curación desde su adecuado funcionamiento. 352
  • 353. No hace muchos meses otro joven investigador español -Antonio Brú- sorprendía a la comunidad internacional con el descubrimiento de que el mecanismo de crecimiento tumoral es idéntico en todos los tipos de cáncer y señalando a los neutrófilos -uno de los cinco tipos de glóbulos blancos o leucocitos encargados de la defensa de nuestro organismo- como la respuesta biológica más adecuada al tumor (vea el nº 65 de Discovery DSALUD). Sólo que en lugar del reconocimiento y apoyo que merecía su trabajo lo que Bru se encontró fue con que no le renovaron el contrato que tenía con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, lugar donde no sólo nunca le ayudaron en sus investigaciones sobre el cáncer sino que encima el centro intentó rentabilizar su descubrimiento como éxito propio. Hoy el despacho que ocupaba está vacío y se ha marchado con sus ideas a otra parte. Pues bien, ahora otro joven investigador cubano-español (35 años), Eduardo López-Collazo, merced a su investigación sobre la IRAK-M, apunta de nuevo al sistema inmune como vía para buscar en el futuro soluciones terapéuticas al cáncer. Del ruido y la repercusión mediática, promesas del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid incluidas, espera al menos la continuidad de una investigación que no ha hecho sino comenzar. UN FÍSICO ESPAÑOL NACIDO EN CUBA Como Brú, López-Collazo no es médico y, claro está, tampoco oncólogo. Y como él, comenzó en los terrenos de la Física; en su caso, la Nuclear. El final de su carrera universitaria coincidiría sin embargo con el auge mundial de la Biotecnología y con el declive del programa nuclear cubano como consecuencia de la caída de la Unión Soviética. Afortunadamente a este joven investigador le interesaban otras muchas áreas del conocimiento y no dudó en indagar en ellas. "La Biología me ha encantado desde pequeño -nos diría López-Collazo durante nuestra entrevista-. En general me gusta la Ciencia, me gusta resolver incógnitas, sea cual sea su origen. Ya sea una cuestión sobre el clima o sobre un proceso tumoral. Así que me subí al carro de la Biotecnología y empecé a estudiar Biología. Me di entonces cuenta del hecho de que haber estudiado Física, de haber estudiado Matemáticas, me daba un punto de vista del que carecían los médicos". Sería esa visión global lo que le permitió entrar en un grupo científico en Cuba apadrinado por Salvador Moncada uno de sus investigadores con más prestigio internacional. Lo que paralelamente le permitiría optar a una beca en España y así realizar el doctorado en Biología Molecular en la Universidad Complutense. A partir de ese momento su trayectoria sería similar a la de otros muchos investigadores jóvenes. Marchó primero a Alemania y después a Estados Unidos para desde allí regresar gracias a uno de los 353
  • 354. programas destinados a reinsertar a científicos españoles que estén fuera del país. Sería en todo caso un proyecto sobre tolerancia del sistema inmune frente a las bacterias lo que le permitió entrar en el Hospital la Paz de Madrid donde ha desarrollado la investigación que centró nuestra conversación. -Curiosamente, sus resultados sobre la incidencia de la IRAK-M en el proceso de desactivación del sistema inmune ante la célula tumoral tiene su origen no en el cáncer sino en las infecciones bacterianas. -Yo no soy un estudioso del cáncer, yo procedo del campo de las enfermedades infecciosas, de la respuesta a las bacterias y la tolerancia del sistema inmune. Fue así como encontré un importante trabajo publicado en la revista "Cel"l en la que se hablaba de una proteína relativamente desconocida, la IRAK-M, y su incidencia en lo que nosotros denominamos "tolerancia del sistema inmune innato", el proceso por el cual el sistema inmune, después de responder al ataque de un microorganismo, frena su actividad para no matarse a sí mismo. Si no se activara ese mecanismo de freno se produciría un shock séptico en el organismo que podría provocar la muerte. Bueno, pues esa proteína, según la investigación citada, parecía estar implicada en el mecanismo de freno del sistema inmune. Inmediatamente trasladé la investigación a humanos y me di cuenta de que, en efecto, formaba parte del proceso de tolerancia de nuestro sistema inmune. Con nuestra investigación realizamos varias publicaciones en revistas especializadas. La IRAK-M -la M procede de monocito o macrófago- es una proteína muy específica de las células del sistema inmune primario, el primero en responder a un invasor de nuestro organismo. Simplemente constatamos que estaba ahí y que cuando la IRAK-M se expresaba el sistema inmune se frenaba. -¿Y cómo "pasó" de las bacterias a los tumores? -Un día, en un seminario, se estaban discutiendo los resultados de un investigador polaco cuando en un momento determinado el ponente se refirió al extraño comportamiento de la respuesta inmune ante las células tumorales. Por un instante desconecté de su exposición y empecé a pensar en los datos que habíamos reunido. Habíamos visto que la IRAK-M era un freno en el contexto de las bacterias y el ponente estaba precisamente señalando que una de las causas por las que el tumor progresa es que de repente el sistema inmune se desactiva cuando entra en contacto con las células tumorales. Y de pronto me dije. "¡Debe de ser lo mismo!". Verá, según veamos las cosas, desde un punto de vista u otro, ciertas enfermedades pueden ser iguales o diferentes. Las enfermedades de origen bacteriano, vírico o tumoral son diferentes si las estudiamos atendiendo al agente que las provoca: una bacteria, un virus o una 354
  • 355. célula tumoral. Sin embargo, si las estudiamos desde la óptica del sistema inmune son parecidas porque para éste no dejan de constituir ante todo un ataque al organismo. Y más para el sistema inmune innato, el menos específico. Es decir, son peligros que hay que eliminar. Pensé entonces que si el sistema inmune lo toleraba en alguno de los casos lo más seguro sería que el mecanismo de freno fuera parecido, si no igual, en el resto. Esa fue la chispa. Si la IRAK-M es un freno para el sistema inmune en el contexto bacteriano, pensé, debe serlo también en el contexto tumoral. La ciencia -sonríe- no es a fin de cuentas sino una asociación de ideas. Así que hicimos un primer experimento entre finales de agosto y primeros de septiembre del 2003. Pusimos en el laboratorio células de mi propio sistema inmune frente a células de diferentes tumores y comprobamos que en un primer instante las primeras atacaban a las segundas pero en el momento en que la IRAK-M se activaba dejaban de hacerlo. Ese fue el paso inicial. Habíamos comprobado que el mecanismo de desactivación o freno era el mismo que en el caso de las bacterias. El siguiente paso era comprobar el mecanismo por el que eso ocurría. -Pero la activación de la IRAK-M, ¿es una causa o un efecto? -Es un efecto. Una vez comprobamos que la activación de la IRAK-M y la desactivación de las células del sistema inmune que estaban en contacto con el tumor estaban relacionadas quisimos saber cómo el tumor conseguía que las células del sistema inmune se desactivaran, cómo conseguía engañarlo. Y empezamos a buscar. Iniciamos los experimentos para ver si era algo soluble que segregaba la célula o era algo que estaba anclado en la membrana. Y, sorprendentemente, resultó que eran las dos cosas: estaba en la membrana y, al mismo tiempo, era segregado por el tumor. Era el ácido hialurónico. Para ser exactos, descubrimos que "una de las cosas" que consigue activar la IRAK-M para desactivar el sistema inmune es el ácido hialurónico ya que no podemos ser tajantes y afirmar que esa es la única razón del extraño comportamiento de nuestro sistema inmune ante el tumor. Lo curioso es que el ácido hialurónico tiene una dilatada historia en Oncología ya que hay estudios clínicos muy serios que correlacionan la presencia de altos niveles del mismo con una mala prognosis lo cual parece lógico según nuestros resultados. Si hay mayor cantidad de ácido hialurónico hay mayor cantidad de IRAK-M y, por tanto, más posibilidades de que el sistema inmune se frene. El ácido hialurónico no sólo se segrega sino que está también anclado en la membrana. El siguiente paso fue buscar cómo las células del sistema inmune innato, los macrófagos, reconocen el ácido hialurónico. A nivel molecular el entendimiento se produce a través de receptores en las moléculas que encajan unos en otros como llaves en cerradura. Los 355
  • 356. receptores del ácido hialurónico estaban ya descritos con la denominación de CD44 y TRL4. De hecho, en un primer momento no sabíamos que el TRL4 estaba descrito y pusimos anti-CD44 y un anti- TRL4 como control pensando que el TRL4 no funcionaría y, sorprendentemente, nos dio positivo por lo que tuvimos que buscar otro negativo, el TRL2, para que nuestro experimento fuera válido. A esas alturas todo resultó ya más fácil. Si bloqueamos esos receptores la célula del sistema inmune es incapaz de reconocer el ácido hialurónico y, por tanto, será incapaz de generar IRAK-M y ya no se desactivará. Esa fue una línea de trabajo. La otra línea de investigación fue un poco más difícil y fue silenciar el gen. Yo quería hacerlo porque esa sería la prueba definitiva y nadie podría discutir que era la IRAK-M la que iniciaba el proceso de desactivación. Mediante una técnica muy cara pero muy eficaz retiramos el gen de la IRAK-M y comprobamos que la célula del sistema inmune enfrentada a la célula tumoral, en lugar de desactivarse se desinhibía y seguía luchando contra el tumor. Era la demostración que iban a pedir en cualquier revista importante. Y fue el colofón de la parte básica. -¿En cuántas líneas celulares tumorales comprobaron el mecanismo de la Irak-M? -Comprobamos que la proteína IRAK-M se induce en células del sistema inmune al entrar en contacto al menos con 7 tipos de líneas celulares de origen tumoral: glioblastoma, mama, linfoma, colón, epidérmico... Los monocitos con los que realizamos las pruebas en el laboratorio fueron extraídos de la sangre periférica de donantes sanos. En todos los casos se repitió el mecanismo de desactivación. Pero queríamos más. Queríamos tratar de demostrar parcialmente que todo lo que habíamos hecho con células, aunque fueran de origen humano, se repetía también en una persona que padece un proceso cancerígeno. Y de ahí procede la confusión creada en la prensa menos especializada que en algunos casos pareció dar a entender que habíamos trabajado directamente con pacientes. No fue así y me gustaría que quedara bien claro. Al estar en un hospital como La Paz teníamos la posibilidad de buscar células del sistema inmune, no de donantes sanos sino procedentes de enfermos que tuvieran tumores cuyas células tumorales pudieran ser encontradas en el torrente sanguíneo. La leucemia es un cáncer, las células tumorales están en el torrente sanguíneo y, por tanto, las células del sistema inmune innato de ese torrente sanguíneo están en contacto con los tumores. Las personas que tienen metástasis en sangre de cualquier tipo u origen están en la misma situación. Procedimos a pedir los permisos correspondientes del Comité Ético y como era una simple extracción sin ningún tipo de intervención invasiva nos los concedieron. Y ¡eureka! ¡Volvimos a demostrar que el 356
  • 357. proceso se repetía! Verificamos que los monocitos de pacientes con leucemia y con metástasis expresan altos niveles de IRAK-M y, por el contrario, dejan de expresar citoquinas como el TNF. -¿Qué tipo de pruebas han realizado con las técnica del silenciamiento genético y de los anticuerpos para los receptores? -En ambos casos desactivamos la IRAK-M en monocitos de donantes sanos que luego enfrentamos a tumores. Comprobamos, por ambas vías, que los monocitos seguían sin "tolerar" la presencia de las células cancerosas y las atacaban. -La investigación básica ha conseguido demostrar por tanto que una vez desactivada la IRAK-M las células del sistema inmune continúan combatiendo las células cancerosas. Además habéis definido los mecanismos necesarios para desactivarla. Suena desde luego muy prometedor aunque se esté lejos de una aplicación terapéutica. A partir de aquí, ¿qué perspectivas se abren a la investigación si se contara con fondos suficientes? -Primero deberíamos confirmar si existen otros mecanismos que contribuyan a frenar el sistema inmune aunque yo creo que la vía de la IRAK-M, si no la única sí es muy importante porque al quitarla todo funcionó muy bien... Pero puede haber otros mecanismos que conviene tratar de conocer. Ahora bien, si nos referimos directamente al trabajo con la IRAK-M tendríamos que pasar al trabajo con animales y probar lo que no podemos en seres humanos. Induciríamos uno o dos tumores sólidos en ratones. Luego les extraeríamos células de su sistema inmune para silenciar en ellas el gen de la Irak-M y otros posibles que tuvieran que ver con los mecanismos de tolerancia. A continuación se los infiltraríamos directamente en los tumores y esperaríamos a ver qué pasa en el tumor infiltrado y en el que no lo ha sido. Ese sería el siguiente paso. Por ahora desconocemos cómo puede actuar un cultivo de células silenciadas en el interior de un organismo vivo. No sabemos cómo sería su comportamiento, las células macrófagas son células destinadas pero antes de plantearnos cualquier actuación de este tipo debemos primero saber si a nivel experimental, inyectándolas directamente en el tumor sólido, éste se reduce; o si al menos la terapia es capaz de detener su crecimiento. Otra estrategia de futuro podría ser utilizar anticuerpos antirreceptores. De hecho, en las pruebas realizadas hemos utilizado anticuerpos antireceptores CD44 logrando que no se expresara la IRAK-M. Quizás suponga menos riesgo trabajar con estos anticuerpos porque en muchas enfermedades se utilizan ya. Es un proceso muy establecido que incluso se puede hacer a la carta. Hay empresas 357
  • 358. biotecnológicas a las que ya les pides un anticuerpo y te lo dan. Es más, los anticuerpos CD44 y TLR44 que utilizamos para nuestras pruebas los compramos. Se producen para investigación y si fuera el caso se podrían producir para utilización terapéutica, una vez claro está que hayan sido testados y se hayan realizado todas las pruebas de toxicidad encaminadas a ver si pueden ser válidos. -¿Esos anticuerpos se aplican directamente sobre el tumor o se introducen en el organismo como una vacuna? -En este capítulo de teorías posibles nosotros sabemos que las células del sistema inmune innato se infiltran dentro del tumor y están vivas. El experimento pasaría por infiltrar en el tumor sólido los anticuerpos aunque desde luego no sabemos si el hecho de que bloqueáramos los receptores nos va a permitir volver a activar el sistema inmune o si eso ocurrirá después de un tiempo muy largo. Hemos comprobado que cuando al sistema inmune le bloqueamos desde el principio estos receptores no se vuelve tolerable frente al cáncer pero lo que no sabemos es si en el caso de que el tumor ya estuviera creciendo, cuando ya nuestro sistema inmune está tolerante, bloquear los receptores le permitiría a las células del sistema inmune volver a recuperar la actividad. Es un mundo de incógnitas nuevas que hay que resolver. Y hacerlo es cuestión de tiempo, apoyo y dinero. -Estamos hablando de una desactivación puntual de la IRAK-M. -Si, claro. Aunque se pudiera, la solución no sería nunca desactivar la Irak-M en todos los individuos como solución preventiva contra los tumores. Esta proteína, no lo olvidemos, tiene una función importantísima. Si somos atacados por una bacteria u otro microorganismo el sistema inmune empieza actuar para eliminar la bacteria. Y una vez que la elimina el sistema inmune, si no hay nada que lo frene, empezaría a atacar al propio organismo llegando a provocar un shock séptico y la muerte por la cantidad de sustancias tóxicas que utiliza en nuestra propia defensa y que quedarían incontroladas. El sistema inmune tiene que tener controles negativos como la IRAK-M para frenarse porque si no moriríamos en el primer catarro. -Su trabajo viene a confirmar la línea de pensamiento científico que sostiene que la respuesta terapéutica contra el cáncer está en cuidar y reforzar el sistema inmune más que en atacarlo. -Es mi hipótesis. Me parece más interesante estudiar la respuesta inmune basándonos en la interacción entre el sistema inmune y la célula tumoral. Creo que es preferible saber por qué el sistema inmune no hace lo que tiene que hacer que saber por qué una célula tumoral se convierte en cancerígena. Por otra parte, el hecho de que el sistema inmune pueda volver a activarse contra el tumor, de que pueda luchar utilizando las herramientas de nuestro propio cuerpo es una solución 358
  • 359. mejor. No hay que olvidar que las terapias utilizadas en este momento tienen enormes efectos secundarios. Eduardo López-Collazo ha abierto una nueva puerta a la esperanza. Tiempo y dinero. De momento solo tiene promesas. En los próximos meses, una vez que se apague el eco de la polvareda mediática, sabremos si simplemente son palabras huecas de políticos en busca de foto o compromisos sinceros de apoyo a una nueva línea de investigación. Lo mejor de nuestro encuentro es saber que López- Collazo y Antonio Brú -cuya investigación conoció a través de nuestra revista- se disponen a colaborar en un próximo futuro. Dos jóvenes investigadores españoles buscando soluciones en el sistema inmune para combatir el cáncer. Ellos ponen el talento ¿Quién está dispuesto a poner el dinero? Antonio F. Muro Si la envidia fuera tiña… Durante la entrevista con Eduardo López Collazo no sólo constatamos la satisfacción por el trabajo bien hecho. También apareció el lado más ruin de la investigación: la envidia. Ningún nombre concreto, por supuesto; tampoco lo esperábamos. Es sólo una sensación, difícil de definir pero fácil de percibir en este retazo de nuestro encuentro. De hecho, la primera pregunta realizada con el único ánimo de constatar si esperaba la expectación generada por el hallazgo tuvo una sorprendente respuesta. -¿Preocupado por el revuelo suscitado? -El fin de semana anterior a la presentación en rueda de prensa de los resultados de la investigación estaba deseando que ésta llegara para poder volverme a concentrar en el trabajo pero ahora estoy mucho más preocupado y mucho más agobiado. Antes nadie me conocía -quizás alguien en el mundo científico- pero ahora me conoce demasiada gente. Ahora hay como mucha esperanza, entre comillas, pero al mismo tiempo parece haber un extraño conflicto de intereses que no imaginé que podría crearse alrededor de un trabajo como éste. Hay muchos problemas con la comunidad científica española… Bueno, en fin, me arrepiento de que haya saltado a los medios esta comunicación. Por una parte me siento feliz porque durante tres telediarios, durante un tiempo, una noticia que no era una noticia rosa, un escándalo político o una tragedia ocupó las mentes de los españoles. Fue lo único interesante. Por lo demás ha sido terrible ya que a pesar de que constantemente recomendé a los científicos españoles, a los colegas, que no escucharan lo que decían los medios 359
  • 360. sino que leyeran lo que publiqué en Journal of Inmunology parece que no ha sido así. Y eso ha generado un cierto conflicto en la comunidad científica española. -¿En qué lo siente? ¿Lo ha sentido también el equipo? -El equipo lo siente en un cierto rechazo a que se hayan publicado los resultados, a que haya saltado a los medios una investigación de este estilo. Hemos percibido cierto rechazo incluso dentro la propia comunidad científica. Creo que está dividida en dos. Unos piensan que debemos ser como monjes, haciendo nuestro trabajo científico sin que nadie se entere, permaneciendo al margen de los medios, fuera del "boom" mediático que vivimos en todas las esferas. Y otros, como yo, piensan que toda la sociedad debe conocer en qué se está invirtiendo el dinero, cómo se hacen ciertas cosas, qué hacemos los jóvenes que no nos drogamos. Creo que esas cosas tienen que saberse. ¿Que en algunos medios se exageró? Ciertamente, se exageró. Pero que yo traté de que no se exagerara, también. Al final, los familiares de los pacientes son los que mejor han entendido la noticia. Unos me han llamado para interesarse, otros se me han acercado, otros me han escrito y la gran mayoría han entendido que no es una estrategia a corto plazo, que no estamos experimentando con personas, que no tenemos un medicamento, un fármaco disponible. No hay nada de eso. Los que yo pensaba que iban a entenderlo menos son los que mejor lo han entendido. Y de quienes pensaba que iba a tener mayor aceptación o apoyo, de la comunidad científica, justamente no ha llegado. -La comunidad científica ¿Los oncólogos... o los investigadores de base? -Los científicos en general. -Pero, ¿qué ha molestado más? ¿Que el descubrimiento haya sido de un grupo de jóvenes, que lo hayáis dado a conocer en el momento actual o, simplemente, que no hayáis callado vuestros descubrimientos para someterlos a otros intereses que suelen acudir enseguida para monopolizarlos? -Yo creo que un poco de todo. Necesito alejarme de todo esto para verlo desde la distancia. No sé ahora exactamente lo que ha pasado, lo que sí sé es que siento un rechazo grandísimo por parte de mis colegas. -Pero, ¿de sus propios colegas de La Paz o de los colegas con los que en general trata? -Las personas que conocen nuestro trabajo han estado y están con nosotros. Afortunadamente estoy contando con el apoyo de la dirección del centro. Sin embargo, las personas que no conocen bien el trabajo son las que han rechazado este salto al gran público. -Es decir, que los ciudadanos que te reconocen te miran bien 360
  • 361. pero tus colegas te miran mal. -Exacto. El resumen perfecto es ese. Y creo que se debe más bien al recelo, a que hemos violado la regla de oro de no ir a los medios, de no darles información, de no dar a conocer lo que se está haciendo. -¿Y, por cierto, cómo se les ocurrió realizar una presentación tan "mediática"? -En cierta ocasión una entidad pública me rechazó un proyecto y en la explicación del por qué, al final de la misma, que era un elogio constante, me decían de una manera muy sincera que no me lo aprobaban porque era muy joven y tenía que seguir demostrando mi capacidad. Pasé entonces a buscar financiación privada. Entonces salieron otras convocatorias y quienes ya sabían de esto me comentaron que no había nada que hacer si un proyecto no va "avalado" por algún nombre conocido. Así que decidí que lo que hiciera en el futuro debía darlo a conocer. Por lo que cuando terminamos este trabajo pasé un resumen del artículo al gabinete de comunicación de La Paz pensando que saldría en publicaciones médicas pero al ver de qué trataba ellos mismos me dijeron que debía buscar mayor repercusión. Claro que tampoco ellos pensaron que la respuesta de los medios iba a ser la que fue. -Y ahora teme que el mal ambiente creado por ello pueda perjudicarle en el futuro. -Antes pensaba que ser conocido era positivo. Ahora creo que el hecho de que mi nombre se conozca no me a va a favorecer sino todo lo contrario. Se me va a mirar con lupa. Esa es la sensación que tengo. Tenga en cuenta además de que hablamos de una línea de investigación muy delicada porque en España hay grandes centros dedicados a este campo de la investigación. Hay personas muy importantes dedicadas a ello. Y, bueno, yo no resto importancia ni a esos centros ni a los investigadores que en ellos trabajan pero nosotros tenemos nuestro propio punto de vista que, por ser diferente, no deja de ser válido. A. M. 361
  • 362. DURA DENUNCIA DE LOS TRATAMIENTOS CONVENCIONALES DEL CÁNCER Con la ovación de 1.200 personas puestas en pie para despedir a los ponentes concluyó el pasado 15 de mayo el "I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer" celebrado en el Auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. Centenares de médicos -entre ellos más de 100 oncólogos-, biólogos, químicos, físicos, psicólogos, ATS, terapeutas, ingenieros especializados en electromedicina, representantes de numerosos laboratorios y profesionales de la salud alternativos -entre otros especialistas- abandonaron el Palacio con el convencimiento de que este congreso -el primero de este tipo que se celebra en el mundo- va a marcar un antes y un después en el tratamiento del cáncer. Un éxito completo para los algo más de 1.200 asistentes. Dos jornadas intensas de intercambio de conocimientos para los ponentes. Días de esperanza para los muchos pacientes que allí acudieron. Las expectativas después de tres días intensos :uno de seminarios y dos de ponencias- sobrepasaron lo que todos esperaban. A diferencia de los congresos tradicionales los asistentes al mismo vaciaban los pasillos al comienzo de cada ponencia de tal manera que el Auditorio estuvo abarrotado durante las quince presentaciones. Médicos acostumbrados a asistir a los congresos oficiales patrocinados por los grandes laboratorios señalaban que el interés de un congreso se mide por la diferencia entre el número de asistentes a la primera ponencia de la jornada y los que aún permanecen al finalizar las de mañana o tarde. Mientras que en los oficiales, gratuitos además, la gente va abandonando poco a poco sus asientos los ponentes del "I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer", sin excepción, expusieron sus trabajos ante un auditorio al completo. Y todos fueron interrumpidos varias veces con prolongados aplausos a lo largo del fin de semana. Al final los comentarios generales coincidían en manifestar sorpresa por la altura de las exposiciones, el nivel médico y científico, y la calidad humana de los ponentes. La conclusión del congreso es rotunda: cada año muere más gente en todo el mundo de cáncer y a pesar de las mentiras que la gran industria farmacéutica difunde periódicamente -con la complicidad e ignorancia de muchos medios de comunicación- es evidente que los tratamientos ortodoxos del cáncer -Quimioterapia, Radioterapia y Cirugía- han fracasado por completo. Todos los ponentes coincidieron 362
  • 363. en denunciar esta situación. Para todos ellos ha llegado por tanto el momento de dar un giro radical en el tratamiento de la enfermedad porque el actual sistema de ensayos, incapaz de tener en cuenta la diversidad de circunstancias de cada paciente y en muchos casos manipulados, no puede seguir siendo la única base para fijar los tratamientos contra el cáncer. El demoledor informe que abrió el congreso lo demuestra más allá de toda duda. Los datos, contemplados en conjunto, ofrecen una imagen muy diferente a la que se nos quiere imponer desde unos medios domesticados para ver tan sólo una parte de la realidad, curiosamente siempre la misma, la que favorece a los intereses comerciales de la gran industria. Se pusieron además en entredicho las burdas mentiras de quienes intentan ridiculizar los tratamientos alternativos que existen en el mundo porque durante este congreso ha quedado científicamente demostrado no sólo que en todos los casos expuestos su eficacia es notablemente mayor que la de los obtenidos con la Quimioterapia y Radioterapia sino que además son inocuos, es decir, carecen de efectos secundarios. Y se ha demostrado en muchos casos con las mismas "armas" de los oncólogos ortodoxos: mediante ensayos clínicos protocolizados que no admiten réplica. CUATRO MOMENTOS PARA EL RECUERDO Hubo en cualquier caso cuatro momentos especialmente emotivos. El primero tras la intervención del Dr. Salvador Capistrán, médico mexicano que en una vibrante exposición cargada de humanidad no pudo contener la emoción durante su ponencia al referirse al sufrimiento causado por el boicot de la industria a formas menos agresivas de tratamiento. Contagió su emoción al público haciendo aflorar las lágrimas en los ojos de cientos de personas. Fue despedido con una prolongadísima ovación que le obligó a saludar en varias ocasiones antes de poder abandonar el auditorio. Hasta tal punto impactó su ponencia que numerosas personas pidieron a la organización que le permitieran volver a hablar "aunque fuera en un descanso", petición que no pudo ser satisfecha dado lo apretado del programa. El equipo médico del Dr. Capistrán trata en su país el cáncer -con excelentes resultados- mediante vacunas elaboradas con antígenos de la orina de los propios pacientes. El segundo se produjo cuando la organización anunció durante la presentación de otro de los ponentes, el Dr. Jaroslaw W. Nowicky -director del Ukrain Anti-Cancer Institute de Viena (Austria)- que sus colegas le habían propuesto como candidato al Premio Nobel de Química de este año. Una prolongada ovación cerraría así su exposición sobre el Ukrain, producto de su creación que inyectado en dosis terapéuticas destruye las células cancerosas al provocar su 363
  • 364. "suicidio" o apóptosis sin afectar a las sanas. El tercero tuvo lugar cuando se anunció que la revista Discovery DSALUD -organizadora y patrocinadora del congreso- iba a proponer de forma testimonial al doctor alemán Ryke Geerd Hamer para el Premio Nobel de Medicina. "Quienes están legalmente capacitados para proponerle no van a hacerlo -dijo José Antonio Campoy, director de la revista Discovery DSALUD-. De hecho, las normas de los premios restringen la posibilidad de ser nominado y es obvio que los candidatos sólo pueden ser propuestos si uno pertenece al sistema. Lo que Hamer propone, sin embargo, no interesa en modo alguno que se sepa a quienes viven de hacer negocio con la enfermedad y jamás será tenido en cuenta. Así que aunque las normas no lo permiten vamos a intentar que su propuesta surja a nivel popular y para ello habilitaremos un apartado en nuestra web: www.dsalud.com Y lo comunicamos hoy aprovechando que mañana lunes es su cumpleaños" Una prolongada ovación acogería la propuesta reconociendo así el derecho a la libertad de pensamiento que le ha sido negado a Hamer. El cuarto momento especialmente emotivo se produjo tras la ponencia que cerró el congreso y en la que se habló del Bio-Bac. En una brillante exposición el Dr. Fermín Moriano relató el ignominioso e inaudito trato dado a este producto -¡que comenzó en 1985, hace ya 20 años! y que debería haber llevado a la cárcel a varios funcionarios- así como un pormenorizado relato de los numerosos ensayos preclínicos y clínicos que posee, entre ellos los realizados en centros de primera línea de Alemania y Bélgica (incluyendo fases I, II y III en Osteoartrosis y SIDA). El conocimiento directo de todo ello, el relato de la injustificada actuación de la Administración con la "Operación Brujo" hace ya dos años y medio así como la información sobre la negativa del Ministerio de Sanidad -hasta la fecha- de atender la petición de la jueza que lleva el caso para que se pronuncie oficialmente sobre los ensayos clínicos que obran en su poder sobre el Bio-Bac -esos que en su día la Agencia Española del Medicamento dijo primero que no existían y luego que estaban falsificados- sorprendió tanto a los asistentes que cuando Campoy pidió al dueño del producto -Rafael Chacón- que saliera al escenario el público, puesto en pie, le dedicó una ovación de varios minutos. DOS DÍAS DE INTENSO INTERCAMBIO Cabe decir que desde el inicio del congreso numerosos pacientes y familiares se acercaron a los miembros de la organización buscando soluciones a sus casos particulares. A todos ellos se les invitó a esperar al final para que, una vez informados, decidieran por sí mismos entre las distintas opciones que se ponían a su alcance. El congreso comenzó con un durísimo análisis de la situación actual del 364
  • 365. cáncer realizado a partir de las cifras que marcan la evolución de la enfermedad y el fracaso global de los tratamientos así como de la opinión de importantes investigadores que han sido ignorados sistemáticamente por los medios de comunicación más importantes. El punto de partida lo proporcionó Mariano Barbacid, director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y, paradójicamente, una de las voces más críticas con el actual sistema de tratamientos en cáncer ya que durante la inauguración de la nueva sede que dirige afirmó hace ahora año y medio: "La mitad de los españoles padecerá cáncer en algún momento de su vida y un 50% de ellos morirá". De hecho en la actualidad mueren de cáncer en España casi 100.000 personas al año ¡y eso sólo en los hospitales! Sin contar a quienes se manda a morir a casa. Claro que las frías cifras aportadas en la ponencia de apertura no dejan lugar a dudas sobre la utilidad de los tratamientos. En nuestro país la tasa de muerte por cada cien mil habitantes ha aumentado un 15% en diez años. No sólo no remite sino que aumenta aunque se pretenda ocultar el dato. Dieter Hoelzel -del Centro Clínico de la Universidad de Munich- concluía hace sólo unas semanas que en los últimos 25 años no ha habido ningún progreso en la supervivencia de cáncer metástatico de colon, pecho, pulmón y próstata, los grandes asesinos que provocan el 80% de las muertes por esta enfermedad en los países industriales avanzados. Las proporciones de supervivencia no han mejorado durante las últimas décadas. Los pacientes de hoy mueren tan rápido de cáncer como lo hacían los enfermos de hace 25 años. A pesar de lo cual los beneficios de la gran industria farmacéutica siguen aumentando al tiempo que se colapsan los sistemas sanitarios. No es de extrañar que haya ya a quien no le importe hablar claro. James Watson, Premio Nobel de Medicina en 1962, codescubridor de la doble hélice del ADN y durante dos años miembro del Comité Asesor Nacional sobre Cáncer en Estados Unidos ha llegado a decir: "El Programa Nacional contra el Cáncer es una mierda". El próximo número daremos a conocer a nuestros lectores la ponencia de apertura completa. Y lo grave es que hay tratamientos inocuos de eficacia contrastada científicamente que obtienen resultados mucho mejores que los que proporcionan los productos quimioterápicos tradicionales... pero eso se le oculta a los enfermos. Algunos de los cuales se expusieron precisamente en este congreso. Durante la comida del domingo con los ponentes el director de la revista, además de agradecerles su colaboración altruista, pidió en nombre de todo el equipo que la hace posible que colaboraran entre ellos, que valoraran la información que cada uno aportaba y se plantearan en serio la posibilidad de colaborar 365
  • 366. conjuntamente para encontrar tratamientos globales los más eficaces posible. La propuesta fue aceptada con agrado. LAS EMOCIONES Y EL CÁNCER La organización había previsto que la primera ponencia corriera a cargo del doctor alemán Ryke Geerd Hamer pero finalmente no pudo ser ya que seguía en la cárcel parisina de Chambery porque los jueces respondieron a la petición hecha por Discovery DSALUD ante el tribunal francés que lleva su caso de que le pusieran en libertad durante 3 días con escolta policial... ¡fijando la vista sobre su caso el miércoles día 18, tres días después del congreso! Se evitaban así los jueces tener que responder o que dar explicaciones por su negativa. Luego, con total desfachatez, terminado el congreso, aplazaron de nuevo la vista hasta finales de mayo. Daría por ello su ponencia el italiano Marco Pfister -a petición del propio Hamer- quien explicó que para la Nueva Medicina Germánica elaborada por Hamer -y validada en distintas universidades europeas, entre ellas la de Tubingen- no existen "enfermedades" tal y como se hoy se entienden. Para él las llamadas enfermedades no son sino programas biológicos perfectamente definidos con un único sentido: la supervivencia del individuo. Esa es la razón por la que, a su juicio, los síntomas no se deben "medicar" sino dejar que se expresen y controlar su sentido biológico. La Nueva Medicina Germánica empezó a desarrollarse en 1981 y describe perfectamente las interdependencias biológicas y médicas del organismo vivo como una unidad constituida por el cerebro, el psiquismo y los órganos. En cuanto al cáncer concretamente, Hamer afirma que comienza siempre con lo que en su momento denominó el Síndrome Dirk Hamer (DHS) -en honor a su hijo muerto- y que define toda experiencia conflictiva (shock) extremadamente dramática que nos coge por sorpresa, de forma inesperada, y se vive de modo intenso en aislamiento. Un impacto que, dependiendo de su naturaleza biológica, afecta a una u otra zona de nuestro cerebro -hasta el punto de que puede ser visualizado mediante un escáner- iniciándose inmediatamente una alteración que afecta a los órganos dependientes de esa zona cerebral. Alteración que según Hamer es interpretada como cáncer cuando en realidad es parte de una respuesta natural que busca la solución del conflicto. Y que como tal debe ser abordada, desde la nueva perspectiva de entender la enfermedad como un programa biológico que tiene una fase de conflicto activo, una solución al mismo y una fase final de resolución que llega acompañada de lo que él denomina crisis epileptoide y sobre la que sí conviene actuar previamente para que no resulte más peligrosa que la propia fase de conflicto activo. Por eso se opone Hamer a los tratamientos de quimio y radioterapia a 366
  • 367. la vez que aboga por un uso prudente de la cirugía. Lo que no obsta para que admita a veces el uso de productos para evitar o reducir complicaciones en el proceso de la curación natural... aunque siempre en cantidades y duración limitadas. En esa misma línea de superar los límites físicos del cáncer y dejar actuar a la naturaleza estuvo una de las intervenciones más aplaudidas del congreso, la del prestigioso médico colombiano conocido a nivel internacional Jorge Carvajal, miembro fundador de la Asociación de Médicos e Investigadores en Bioenergética. Carvajal aportó una visión muy novedosa, rompió con los clásicos esquemas científicos e introdujo en el abordaje del cáncer los términos "conciencia" y "amor". Presentó el cáncer no como una enfermedad maldita sino como un maestro que enfrenta al individuo con el auténtico sentido de su vida. La práctica totalidad de los presentes compartió probablemente con él a nivel interno que el cáncer no es la enfermedad caótica y aleatoria que nos presentan sino que tiene mucho que ver con nuestra propia manera de afrontar la vida. Carvajal, que aborda la curación de la persona desde una visión holística, habló de la importancia de los grupos de sanación y señaló como "principal medicamento" para afrontar la enfermedad el "factor H": humanidad. Para él no tiene pues ningún sentido invertir miles de millones en combatir la enfermedad cuando lo que hay que hacer es fomentar la salud de manera integral y recuperar el sentido de la vida ya que ello permitirá recuperar a su vez el equilibrio biológico y energético. Para Carvajal toda curación comienza pues con un cambio de actitud al que puede ayudarse desde una visión energética del ser humano. Jorge Carvajal fue despedido por el auditorio puesto en pie y obligado a subir al escenario después de haberse retirado ya del mismo ante las muestras de cariño del público. CAUSA DEL CÁNCER Y MÉTODO DE DIAGNÓSTICO Tras la presentación de la Nueva Medicina Germánica se daría a conocer la tesis que sobre la causa del cáncer formulara hace ya 40 años el fallecido médico español Juan Prada Pascual. Lo haría el depositario de ese legado, su hijo Juan Prada Bécares, director del "Instituto Auxiliar de Orientación Diagnóstica y Terapéutica (INSAODYT) desde hace varias décadas. Y no sólo eso: también presentó el denominado examen biohematológico, método diagnóstico desarrollado por su padre hace ¡cuatro décadas! como complemento diagnóstico esencial en los tratamientos de cáncer. El examen biohematológico es un procedimiento rápido y sencillo por el que se consiguen sistematizar los signos provenientes de los metabolismos celulares mediante la observación directa de muestras 367
  • 368. residuales de sangre y linfa lo que permite constatar las existencia -o no- de alteraciones ambientales intraorgánicas. Para Prada Pascual el cáncer -al menos en muchos casos- se debía a una infección crónica causada por gérmenes patógenos del grupo de los protozoos: los plasmodios del cáncer. Según él lo probaba el hecho de que los encontró en la sangre, esputos y orina de todos los enfermos de cáncer, incluidos los leucémicos. Y la razón de que eso no se descubriera hasta tan avanzado el siglo XX se debió a que los hematólogos no sabían diferenciarlos al microscopio con los métodos utilizados corrientemente ya que los plasmodios del cáncer son muy similares a los de la malaria, únicos de hecho cuya existencia se reconoce oficialmente. El método desarrollado por el doctor Pascual, sin embargo, permitió diferenciarlos gracias a lo cual pudo realizar microfotografías de la sangre que la mayor parte de los hematólogos y médicos no vieron durante décadas. Y esa posibilidad le permitió también saber cómo combatirlos. Contaremos a nuestros lectores en detalle este descubrimiento mantenido oculto durante tantos años el próximo número. EL ESCENARIO FÍSICO DEL CÁNCER El cáncer, en su manifestación física, precisa de un terreno debidamente "abonado" por malos hábitos nutricionales para arraigar. Tal fue la base de la ponencia de José Ramón Llorente -presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular- quien explicó cómo una nutrición inadecuada contribuye a facilitar la aparición del cáncer y otras enfermedades. Empezaría su ponencia poniendo ejemplos poco conocidos pero significativos. Así, afirmó que la mezcla del clásico café con leche da lugar a dos productos carcinogénicos por lo que recomendó no consumirlo. También explicó que habitualmente se ignora que el déficit nutricional puede venir dado por situaciones de estrés en las que el organismo consume hasta cuatro veces más componentes esenciales. Y señaló como elemento fundamental el control de la dieta y la necesidad de evitar -entre otras cosas- el exceso de grasas saturadas animales, azúcares y productos refinados, leche y derivados lácteos, alimentos fritos y ahumados, café, alcohol, bebidas gaseosas y otras sustancias dañinas para el organismo. La ingesta de vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, enzimas y otros oligoelementos se hace necesaria hoy según Llorente a causa de los compuestos agrícolas -acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas-, la manufacturación y la conservación de los alimentos que normalmente llegan a nuestra mesa energéticamente muertos, sin nutrientes y a veces con químicos tóxicos. Es a su juicio la única manera de asegurarnos hoy de que nuestro organismo esté en condiciones de afrontar una enfermedad y 368
  • 369. superarla. Sus consejos para lograrlo son sencillos: dejar de fumar, evitar el exceso de peso, consumir suficiente fibra, frutas y vegetales frescos cada día, eliminar o reducir al mínimo la ingesta de alcohol, evitar la exposición prolongada al sol y hacer diariamente ejercicio. También explicó que hay alimentos y sustancias que tienen un especial interés tanto por su acción preventiva como por su actividad anticancerígena. Son los casos del ajo, la cebolla, el tomate, el té, la col, el brécol, las coles de Bruselas, el cartílago de tiburón, el extracto de aceite de hígado de tiburón. Finalmente habló de cómo puede tratarse eficazmente el cáncer con Medicina Ortomolecular resaltando las cualidades para ello de agentes como el ácido alfa lipoico, las vitaminas A, B17, C y E, la coenzima Q10, el calcio, el germanio, el selenio, el NADH, el alga chlorella pyrenoidosa, el extracto de arabinogalactano y la uña de gato. Hay que decir que la necesidad de reforzar nuestro organismo con aminoácidos, vitaminas y micronutrientes fue formulada hace ya más de cuatro décadas por Linus Pauling, dos veces galardonado con el Premio Nobel, cuyas investigaciones fueron ampliadas por el doctor alemán Matías Rath. Pues bien, Aleksandra Niedzwiecki -doctora en Bioquímica, Vicepresidenta Ejecutiva y Directora de Investigación del Matías Rath Inc. en Estados Unidos y que fuera además Directora de Investigación Cardiovascular del Instituto Linus Pauling de Ciencia y Medicina en Palo Alto (California)- expuso el enfoque de la medicina celular en relación con el cáncer. La doctora Niedzwiecki expuso los trabajos de Matías Rath y de Linus Pauling para el control del cáncer y sus metástasis a través de la utilización de programas especiales de ingesta de sustancias naturales como la vitamina C, la lisina y otros micronutrientes. Los datos obtenidos tanto "in vitro" como "in vivo" que la doctora Niedzwiecki presentó demuestran que la sinergia de determinados nutrientes constituye un prometedor tratamiento en la prevención del cáncer ya que permite incidir en sus principales fases: la metástasis, la proliferación celular, la apóptosis y la angiogénesis sin efectos secundarios tóxicos. En la misma línea Eduardo Sanz -biólogo graduado en Oncología Molecular, colaborador en Estados Unidos de Alfred Gilman en la construcción del Proteoma y actualmente asesor científico de Laboratorios Catálysis- habló sobre la eficacia de determinados micronutrientes para luchar contra los virus conocidos que dan lugar a tumores cancerígenos y que contienen los productos desarrollados por ellos cuya altísima eficacia, sin embargo, reconoció que se debían al novedoso método de "activación molecular" desarrollado por el investigador español Antonio Martín que permite multiplicar la potencia de sus principios activos hasta en miles de veces. Hablamos 369
  • 370. de Viusid y Ocoxin, productos cada vez más utilizados en hospitales de medio mundo como terapia complementaria por su capacidad para mejorar la calidad de vida, atenuar los efectos secundarios de los tratamientos convencionales y luchar contra las células cancerígenas. La presentación estuvo acompañada de los resultados obtenidos en distintos ensayos realizados en enfermos de cáncer en Rumania y de Sida en Kenia que demuestran la efectividad de los productos. Claro que muchos de los micronutrientes que nuestro organismo necesita para recuperar la salud pueden ser obtenidos directamente de las denominadas "plantas superiores" por la Medicina Tradicional China como explicaron quienes ejercen la llamada Medicina Sistémica -es el caso ya de numerosas clínicas en Venezuela y Puerto Rico- desarrollada por el ingeniero venezolano José Olalde cuyos fundamentos y posibilidades terapéuticas explicó junto a cuatro médicos que vinieron con él desde Venezuela: los doctores Francisco García, Meyer Magarici -conocido oncólogo venezolano-, José Gregorio Guiadas y Antonio Salom. La Teoría Sistémica reconoce en la Energía, la Inteligencia Biológica y la Organización el "triángulo de la vida" y establece que un sistema biológico sólo puede existir si esos tres elementos están presentes y equilibrados. Como principal herramienta terapéutica -aunque no la única- utiliza pues adaptógenos, plantas de contrastadas propiedades terapéuticas que se caracterizan por potenciar notablemente el sistema inmunitario sin efectos secundarios e incrementan de forma "inteligente" cada uno de los lados del "triángulo de la vida" según las necesidades de cada persona. Hay que añadir que la Medicina Sistémica ofrece una amplísima variedad de combinaciones herbarias para un sinfín de patologías, entre ellas el cáncer. En el congreso los médicos venezolanos presentaron los estudios clínicos que demuestran los grandes beneficios de la Medicina Sistémica en casos de cáncer terminal de próstata, cáncer de próstata, cáncer de mama y cáncer de vejiga. También de las plantas investigadores uruguayos han obtenido gotas homeopáticas y fitoterapéuticas que ya se utilizan como tratamiento coadyuvante en cáncer. El médico uruguayo Bernardo Udaquiola, oncólogo y miembro del Instituto Nacional de Oncología de su país, aportó la experiencia del tratamiento con dos productos: Green Sap y Onconat. El Green Sap se elabora a partir de la mezcla de tres plantas -plántago, carqueja y romero- y tiene actividad antioxidante con efectos citotóxicos y citostáticos demostrados en estudios "in vitro" realizados en el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos dependiente del CONICET que, a su vez, depende de la presidencia de la República Argentina. La casuística recogida ya en catorce países por 370
  • 371. Udaquiola y distintos colegas homeópatas o practicantes de la medicina natural que se presentó en Madrid muestra la notable mejoría en la calidad de vida de los enfermos de cáncer que se consigue con una reducción de los efectos indeseables de la quimioterapia y la radioterapia así como de alivio del dolor. También en este caso fueron presentados estudios con excelentes resultados que avalan las posibilidades clínicas del producto, sobre todo en cáncer de próstata y mama. "La Naturaleza es la farmacia de Dios". Lo afirmó, en la misma línea de trabajo con plantas que otros ponentes, el médico ecuatoriano Edwin Cevallos, médico especializado en Oncología y Radioterapia. Cevallos no dudó en denunciar las actitudes de la industria farmacéutica a la hora de silenciar -o tratar de hacerlo- la eficacia de los productos naturales. En repetidas ocasiones su presentación fue interrumpida por los aplausos del auditorio. Presentó el BIRM, un modulador biológico de la respuesta inmune capaz de actuar tanto en cáncer como en sida, obtenido de una variante ecuatoriana de la Dulcamara y que ya se comercializa como complemento nutricional en su país. Los casos presentados, avalados por la información gráfica de los datos de los pacientes antes y después de la ingesta del producto, demuestran su innegable interés terapéutico. En los estudios presentados se verificó que altera el ciclo celular de la célula tumoral e impide las metástasis induciendo además la apoptosis o muerte programada de las células tumorales. Ha sido probado en pacientes terminales con buenos resultados y puede servir además como terapia complementaria de los tratamientos convencionales ya que contribuye a disminuir su toxicidad. Procedente igualmente de una planta se presentó también por primera vez en Madrid el Ukrain, producto creado por el investigador ucraniano W. Jaroslav Nowicky quien ha sido recientemente propuesto por sus colegas para el Premio Nobel de Química. El Ukrain es un producto elaborado a partir de los alcaloides de una planta -la Celidonia Mayor- y un producto sintético -Tiotepa- cuya combinación evita todo posible efecto secundario. El Ukrain ha sido investigado por 159 científicos de 21 países pertenecientes a 56 universidades e institutos de investigación y sus resultados han sido presentados en 220 congresos y simposios científicos internacionales. Es más, sus efectos aparecen descritos en 192 publicaciones científicas. Y ha sido testado en más de 100 líneas de células cancerosas con éxito. El Ukrain se inyecta y entre sus propiedades está la de encapsular el tumor permitiendo su extracción más fácilmente pero también confiere a las células cancerosas carga ultravioleta lo que las hace fácilmente identificables. Además refuerza el sistema inmunitario. Después de muchos años de persecución una campaña de recogida de firmas 371
  • 372. obligó a su aprobación por las autoridades administrativas austriacas. Sus innegables resultados han acabado también por convencer a las autoridades de la FDA norteamericana que, de momento, ya lo han aprobado como terapia para el cáncer de páncreas que no responde a ninguna terapia. Fue, sin lugar a dudas, una de las ponencias más exhaustivas y documentadas de acuerdo a los propios criterios exigidos por el sistema sanitario. LA ENERGÍA DE LA CÉLULA CANCEROSA Muchos de los procesos bioquímicos producidos por los micronutrientes ingeridos de forma aislada o través de plantas o productos derivados de las mismas acaban equilibrando los procesos finales de intercambios de energía en las células mejorando así su comportamiento metabólico. Ya se sabe que el potencial eléctrico de las células cancerosas es diferente al de las células sanas y ello ha permitido la formulación de tratamientos específicos contra el cáncer. Pues bien, el Dr. Hans Peter Weber -miembro del Consejo Rector de la Sociedad Internacional de Investigación en Terapia Celular y de la Academia Internacional de Medicina Preventiva- expuso en Madrid la efectividad del tratamiento de tumores con Electroterapia (ECT). La ECT es un método terapéutico aplicado ya en Alemania, Austria, Suecia, China y Suiza desde hace años y sobre el que existe abundante literatura científica. Los tejidos cancerígenos presentan propiedades bioeléctricas diferentes de los sanos, una mayor conductividad, una inversión del potencial eléctrico a través de la membrana celular, un elevado pH intracelular y una disminución del pH extracelular. Pues bien, partiendo de esa realidad Weber explicó en Madrid cómo la aplicación de corrientes eléctricas sobre el tumor pero inocuas para el paciente pone en marcha en su interior mecanismos biológicos y electroquímicos destinados a destruir la masa tumoral. La corriente eléctrica se mueve en el campo eléctrico formado por los electrodos estratégicamente situados en el paciente a través de las células cancerígenas de menor resistencia provocando poco a poco su destrucción. Los tumores externos son tratados sin embargo con agujas especiales conectadas a los electrodos positivos y negativos. Los más profundos con electrodos planos formando un campo eléctrico en torno al tumor. Weber aportó numerosos testimonios gráficos mostrando buenos resultados en la recuperación y destrucción selectiva de áreas cancerosas, sobre todo en sus fases iniciales, sin ningún tipo de efectos secundarios. Las estadísticas presentadas por Weber muestran un tratamiento seguro y eficaz en numerosos casos. Hay que reconocer que la demostración más espectacular fue la del investigador griego Pannos T. Pappas, experto internacional en Electromagnetismo y Electrodinámica además de asesor y revisor de 372
  • 373. las principales publicaciones científicas de la especialidad. Pappas explicó que el cáncer es producto de un estado extremamente bajo de energía en el interior de la célula que deriva en un comportamiento metabólico defectuoso y en una proliferación celular de acuerdo con el elemental principio de conservación de la especie. Pues bien, para restablecer ese desequilibrio Pappas ha desarrollado un dispositivo -el PAP-IMI- que subió al escenario. Un aparato del que sale una "manguera" eléctrica por la que circulan ¡50.000 voltios! En una demostración espectacular de la ausencia de riesgos físicos Pappas mandó apagar las luces del auditorio, puso la máquina en marcha y se colocó la manguera cerrada en bucle sobre su cabeza. No le pasó nada. La máquina descargaba los pulsos iónicos sin ningún problema. Pappas, sin mover la manguera de su cabeza, situó encima una cadena y aquello pareció por un momento un espectáculo pirotécnico: miles de chispas iluminaron el escenario sin que Pappas sufriera ni la más mínima quemadura. Después se retiró la manguera de lo alto de la cabeza y se la situó en los ojos. De nuevo la cadena volvió a producir chispas. Al finalizar la ponencia los espectadores que lo desearon pudieron someterse durante algunos minutos al tratamiento con los pulsos iónicos. El PAP-IMI, con su carga electromagnética, trata de aumentar la potencia de transmembrana de las células hasta un estado considerado saludable en el que la célula cancerosa no siente la necesidad de seguir dividiéndose para sobrevivir. Así de "simple". RESPUESTA INTERNA Mientras la mayoría de las propuestas presentadas en el congreso avalaban el uso de sustancias naturales externas para reforzar el organismo contra la enfermedad o para potenciar el sistema inmune sólo una de las terapias propuestas remitía a un tratamiento individualizado: las vacunas con antígenos del doctor mexicano Salvador Capistrán. Como escribimos anteriormente, la presencia en Madrid del Dr. Capistrán fue de las más celebradas por el público asistente. Con más de 70 años y la experiencia de haber superado un cáncer de estómago con una autovacuna elaborada con antígenos de la orina, su vitalidad y su discurso vibrante y emotivo le permitieron ganarse rápidamente al auditorio. Su tratamiento fue sin duda uno de los que más sorprendió porque después de años de escuchar hablar de la imposibilidad de obtener una vacuna contra el cáncer y a pesar de los millones invertidos por los laboratorios para obtenerla quienes le escucharon no podían salir de su asombro al conocer que esa vacuna existe y se elabora a partir de antígenos específicos para cada tumor presente... en la orina de los pacientes. Claro que, como denunció Capistrán, sus vacunas implican un tratamiento individualizado que no 373
  • 374. puede ser rentabilizado comercialmente de forma masiva. Del sedimento urinario formado a partir de la primera orina cumulada de varios días se obtiene una fracción peptídica que al aplicarla como si fuera una vacuna reduce la actividad tumoral obteniendo un antígeno específico que puede ser además reforzado con un antígeno inmunocompetente obtenido de otro paciente que haya superado durante muchos años el mismo tipo de cáncer a tratar. En la orina se encuentran presentes además sustancias con propiedades específicas para tratar las distintas enfermedades a las que un organismo está expuesto por lo que la terapia tiene un poderoso lado preventivo. Durante el congreso presentó numerosos testimonios en video de recuperaciones conseguidas con los antígenos, algunas de ellas en casos que habían sido ya desahuciados. EL BIO BAC Quizás sea la proteína por definir de Salvador Capistrán, base de los antígenos urinarios, la que el microbiólogo, farmacéutico y veterinario Fernando Chacón descubrió hace varias décadas dando origen al Bio Bac, gran protagonista de la recta final del congreso. Como no podía ser de otra manera, la ponencia sobre el Bio Bac fue especialmente emotiva para todos los reunidos en el Auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones. Claro que la intervención del doctor Fermín Moriano impactó. De forma muy amena fue narrando la historia del Bio Bac. Explicaría así que mucho antes de que le fuera concedido el Premio Nobel al descubridor de los priones, Stanley Prusiner, Fernando Chacón ya lo había hecho y los había definido como pribios. Proteínas vivientes capaces de multiplicarse sin material genético, penetrar en las células e introducirse en su núcleo forzando la replicación y, por tanto, la aparición del cáncer, o bien permaneciendo en la célula alterando su metabolismo y causando otras patologías. Pues bien, el Bio-Bac consigue neutralizar ese proceso, impedir que las proteínas atraviesen la membrana celular y evitar así el desarrollo del cáncer y de muchas otras enfermedades, entre ellas las denominadas autoinmunes. El doctor Moriano denunció luego públicamente la falta de debate científico sobre el Bio Bac y retó a la comunidad científica a examinar las pruebas existentes recordando que lleva más de un año esperando respuesta a su solicitud ante el Senado de que se cree una comisión de investigación sobre la eficacia del Bio Bac. Y ante la acusación gratuita y falsa de que no existen pruebas científicas presentó como simples ejemplos los resultados de los estudios en fases I, II y III en Osteoartritis y fases II y III en Sida que tiene el Ministerio en su poder -entre otros muchos- refiriéndose luego a los excelentes resultados que se obtienen también con los pacientes de cáncer. Tras la 374
  • 375. atronadora salva de aplausos con que terminó la ponencia del Dr. Fermín Moriano, José Antonio Campoy pidió a Rafael Chacón, hijo del descubridor del Bio-Bac y responsable hoy del producto, que saliera para recibir la gratitud que merece alguien que lleva ¡veinte años! luchando contra unos funcionarios corruptos que han impedido que hoy el producto esté a la venta a pesar de haber sido durante ¡diez años! sufragado por la Seguridad Social y haberse vendido libremente durante ¡más de veinte! Con el público puesto en pie, sin duda enardecido tras escuchar en detalle la historia real del producto y no las mentiras que tantos medios de comunicación han difundido falsamente los dos últimos años y medio, Rafael Chacón recibiría una prologadísima ovación que agradeció con muestras de sencillez y humor tras lo que prometió mantener su lucha para lograr la aprobación del Bio-Bac hasta el final. DESPEDIDA Y CIERRE La satisfacción general entre los asistentes al congreso era claramente manifiesta al finalizar el mismo. Incluso quienes al principio buscaban ansiosos una respuesta para su caso particular se marcharon esperanzados y con la decisión firme de profundizar en lo escuchado para luego elegir entre las soluciones terapéuticas propuestas. Los ponentes, satisfechos por el nivel que se encontraron y sorprendidos en muchos casos por lo allí expuesto, se mostraron dispuestos a seguir intercambiando información e, incluso, a incorporar -o ayudar a hacerlo- las técnicas escuchadas en sus respectivos protocolos y países. La organización anunciaría por su parte que en septiembre próximo se publicará un libro que recogerá la información de las distintas terapias presentadas en el congreso e incluirá también aquellas otras sobre las que se ha venido informando en la revista durante los últimos tres años. Como colofón, ante la incomprensible ausencia de medios de comunicación y la necesidad de seguir ampliando los canales de información para llegar a la gente, se anunció la puesta en marcha de un servicio gratuito de información sobre salud a través de Internet -Mednews- con el que está previsto llegar inicialmente a millón y medio de personas y a través del cual se informará de aquellos temas que, como los expuestos en este congreso, se siguen ocultando a la mayor parte de la población. Lo importante de este primer congreso, pues, comienza ahora. El testigo entregado ha salido ya para todos los puntos de España y más de diez países. Los frutos llegarán; despacio quizás, pero llegarán. De momento podemos decir con satisfacción que en los días posteriores al congreso varios oncólogos se suscribieron a la revista. "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo", dijo Arquímedes. Ojalá este congreso sea la palanca que mueva a los oncólogos a abandonar las 375
  • 376. posturas oficiales que benefician más a la industria que a sus pacientes. Antonio F. Muro La actitud de los medios de comunicación La ausencia de los medios de comunicación en el congreso y el silencio absoluto sobre lo que en él se dijera fue predicha por el director de nuestra revista, José Antonio Campoy, durante su discurso de bienvenida. De los grandes medios nacionales -invitados todos a asistir- sólo acudió la agencia EFE y se interesó básicamente por el Bio-Bac. Es evidente que su significativa ausencia no se debió a la casualidad. Un medio puede fallar, todos es imposible. Y es que, como se denunció en la presentación y en la ponencia de apertura, los grandes medios forman parte del sistema que mantiene el negocio del cáncer. ¿Autocensura? ¿Premeditación? El resultado final es el mismo. Sólo que hurtando la información del congreso han hurtado a millones de españoles la posibilidad de decidir por sí mismos qué hacer con su enfermedad. Se erigieron en "guardianes de la verdad y la ortodoxia" -más bien de "su" verdad- en lugar de ser sólo canales de información. En pleno centro de Madrid, con investigadores prestigiosos de diez países a su disposición para hablarles de tratamientos que sí curan el cáncer, optaron por el silencio cómplice. A pesar de que en España mueren ¡100.000 personas al año! Eso sí, "casualmente", el día después del congreso el diario "El País" dedicó ¡dos páginas enteras! a atacar al Dr. Matías Rath por defender la ingesta de micronutrientes como posible solución al sida en lugar de usar retrovirales. Y el día antes en "El Mundo" se alababan las bondades de la intervención quirúrgica en el cáncer de próstata. Y en otros medios se ensalzaba la quimioterapia como tratamiento del cáncer a pesar de su constatada inutilidad. O se hablaba de novedosas y prometedoras terapias que quizás en un futuro puedan... No, los asistentes al congreso no entendieron la ausencia de esos medios. Ni nosotros, por supuesto. 376
  • 377. ANTONIO BRÚ: "HEMOS DEMOSTRADO QUE EL CÁNCER SE PUEDE SUPERAR POTENCIANDO EL SISTEMA INMUNE" La curación de un hepatocarcinoma terminal inyectando simplemente G-CSF (factores de crecimiento de colonias de granulocitos) ha situado a Antonio Brú -profesor de Matemáticas en la Universidad Complutense y físico de carrera- en medio de un torbellino de esperanzas y envidias que ha sacudido a la sociedad española. Su revolucionaria teoría sobre el crecimiento tumoral y los mecanismos para su detención cuenta ya en su haber con dos curaciones extraordinarias. Desde que ello se hizo público los pacientes reclaman poder acceder al tratamiento pero Brú debe respetar los pasos científicos protocolarios. En todo caso, afirma que en poco tiempo podrían estar hechos los ensayos necesarios para confirmar definitivamente la validez de su terapia. Mientras, la Administración reacciona con cautela y los representantes de la Oncología oficial se limitan a descalificar al investigador sin esgrimir argumentos científicos contra su trabajo. En enero de este año a Antonio Brú se le acabó la beca post-doctoral que tenía en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y tuvo que abandonar la institución. De nada le sirvió que durante ese tiempo desarrollara en su tiempo libre una nueva y revolucionaria teoría sobre el crecimiento tumoral y que su trabajo mereciera crédito en publicaciones científicas internacionales como Physical Review. Así que Brú se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid donde encontró el respeto y el reconocimiento profesional que su trabajo merece y que algunos han intentado negarle de nuevo... nada más conocer el resultado clínico de su teoría. Porque Brú y su equipo decidieron seguir adelante y demostrar clínicamente que sabían cómo detener el crecimiento tumoral. Y así, con los necesarios permisos de la Agencia Española del Medicamento, comenzaron a tratar a una mujer con ¡un melanoma en fase IV! y a un varón con ¡hepatocarcinoma terminal! ¿El resultado? Absolutamente inesperado para cualquier oncólogo: el cáncer parece haber desaparecido en ambos casos. El caso del hepatocarcinoma ha sido ya publicado -el pasado 30 de mayo- en el Journal of Clinical Research. Se trata de un varón de 56 años, profesor de instituto, con un cáncer de hígado (hepatocarcinoma celular) que fue ingresado en febrero del 2004. El paciente pertenecía al 70% "no tratable" ya que su tumor tenía más de seis centímetros de diámetro (9,5 centímetros exactamente) y estaba asociado a una trombosis de la vena porta. Y para complicar más el panorama padecía 377
  • 378. cirrosis. Pues bien, fue sometido a un tratamiento con G-CSF (factor de crecimiento de colonias de granulocitos) durante ocho semanas que fue muy bien tolerado por el paciente. Y la alfa feto-proteína (AFP) -marcador asociado al cáncer de hígado- se redujo de 453 a 4,7 nanogramos por mililitro de sangre. El examen por resonancia magnética mostró después que la masa tumoral se había reducido. En septiembre el enfermo recibiría un segundo ciclo de tratamiento para mayor seguridad, dada su gran evolución, pero ya no se observó diferencia. El pasado mes de enero seguía mostrando signos de cirrosis pero los análisis citológicos no detectaron ya la presencia células cancerosas malignas. De hecho, su estado de salud mejoró hasta el punto de que volvió a su puesto de trabajo en el instituto. "El hepatocarcinoma puede haberse curado", escribieron los investigadores con la prudencia que es debida. Bueno, pues la publicación de su trabajo, en lugar de recibir los elogios esperados, le ha situado en el centro de un auténtico huracán. Para empezar, tanto él como los miembros de su equipo -Sonia Albertos, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos, Fernando García-Hoz, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Ramón y Cajal e Isabel Brú, del Centro de Salud La Estación de Talavera de la Reina- se han visto desbordados por la avalancha de peticiones de tratamiento para enfermos de cáncer, muchos de ellos en situación desesperada. Sin embargo, a pesar de la firme convicción tanto de Brú como de su equipo en la eficacia del tratamiento, han tenido que recordar a esos enfermos que si bien se trata de un paso esperanzador hay que proseguir con el proceso de comprobación y éste durará algún tiempo por lo que hasta que no esté completado la terapia no podrá ponerse al alcance de los enfermos. La Administración y la Agencia Española del Medicamento han mantenido la natural cautela en estos casos. No puede decirse lo mismo, sin embargo, de algunos representantes de los oncólogos cuyas declaraciones se asemejan más a una pataleta que a una reacción mesurada. Empeñados en descalificar tanto la investigación como a su autor han recurrido al juego fácil e indigno de levantar sospechas sobre su capacidad intelectual para abordar el cáncer, a poner en tela de juicio que contara con los permisos correspondientes para llevarla a cabo, a desmerecer el prestigio de la revista donde el trabajo ha sido publicado y, en el colmo de la sinrazón, a poner en tela de juicio el diagnóstico del caso publicado sin darse cuente de que con ese mismo argumento podría acabarse con toda la estadística oficial de casos oficialmente curados. El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Antonio Antón, tratando de restar importancia a la curación, habló de "caso anecdótico" -como siempre hace cuando un paciente se cura con 378
  • 379. tratamientos no oficiales- añadiendo en un claro intento de restarle importancia: "Debemos velar por un seguimiento estricto de los tratamientos para que no se engañe al público". Sólo que si realizar un seguimiento estricto de los tratamientos hubiera sido el objetivo principal de nuestros oncólogos hace tiempo que les habríamos visto denunciar la realidad del cáncer, un negocio multimillonario que sólo sirve para enriquecer a las farmacéuticas mientras continúa creciendo año tras año el número de muertes por esa causa. Lo curioso es que en este caso difícilmente puede entenderse una reacción tan airada y que se haya llegado a hablar de "engaño". Porque Brú y su equipo están siguiendo escrupulosamente todos los pasos que los propios oncólogos exigen para validar un trabajo y no han hecho una sola afirmación que no hayan probado. Con lo que, lejos de tranquilizar a los enfermos de cáncer, tan desmedidas reacciones lo que ha hecho es desconcertarles y preocuparles porque no acaban de entender un ataque semejante a quienes sólo tratan de poner a disposición de la comunidad científica una teoría y un posible tratamiento a testar. Claro que quizás esa reacción tan virulenta la ha provocado el hecho de que la confirmación de la teoría de Brú y su correspondiente aplicación terapéutica significaría el triunfo de quienes llevan décadas sosteniendo que la respuesta al cáncer está en fortalecer el sistema inmune y no en deprimir el organismo con tratamientos tan agresivos como los hoy utilizados. UN APOYO INESPERADO Como nuestros lectores recordarán Antonio Brú habló extensamente de su descubrimiento con nosotros (lea el lector en nuestra web la entrevista que le hicimos en verano del pasado año y que apareció en el nº 65). De ahí que, ante la repercusión de las curaciones logradas, entendiéramos que era el momento de volver a charlar con él. Y debemos decir que le vimos algo desconcertado. Porque si bien Brú comprende la reacción de los enfermos y sus familiares no entiende en cambio el comportamiento de personas que justifican su beligerancia "en defensa de la Ciencia" cuando sus actitudes, sin embargo, lo que demuestran es un comportamiento impropio de un científico. -Me gustaría empezar diciendo que yo no he dicho que curemos el cáncer -nos diría nada más empezar esta charla- sino que hemos obtenido un resultado muy importante, avalado por una teoría que creemos haber demostrado. Antonio Brú nos recibiría en su pequeño despacho de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, lugar visitado en los últimos días por cientos de personas que tratan de ser incluidos -o incluir a sus familiares- en los próximos ensayos. La verdad es que 379
  • 380. le encontramos con un aspecto bastante más desmejorado que la última vez que dialogamos con él. Entre satisfecho y preocupado, su primer mensaje es tratar de hacer entender a quienes buscan "ya" una solución a su enfermedad que sólo está al inicio del camino. -Nuestro objetivo principal ahora mismo es explicar a las miles de personas que se han dirigido a nosotros -o puedan hacerlo en el futuro- que lo conseguido y publicado es sólo un paso, importante a nuestro juicio, eso sí, para entender lo que es el crecimiento tumoral y cómo el organismo lucha contra él. Que hemos abierto una nueva vía terapéutica pero que necesita ser validada con muchos más casos. Y, sobre todo, que no podemos tratar a la gente con ella hoy porque no es legal. Hay que seguir unos procedimientos perfectamente establecidos y los vamos a iniciar próximamente pero, de verdad, en este momento no podemos ofrecer tratamiento a los enfermos. Les entiendo desde el punto de vista humano pero no podemos hacer otra cosa que avanzar y reducir al máximo los plazos a fin de que la investigación clínica se complete cuanto antes... pero sin saltarnos ni un solo paso del protocolo exigido. -Cuando hace un año anunció que la estrategia para vencer al cáncer pasaba por fortalecer el sistema inmune mucha gente pensó que no podía ser tan simple. Sin embargo, el tiempo parece que va a darle la razón. -Sí, porque creo que hemos demostrado que el cáncer se puede superar potenciando el sistema inmune, ahora tenemos que ratificarlo estadísticamente -Parece además estar convencido de que el proceso es ya imparable. ¿Quizás porque ya no lucha en solitario y cuenta con el respaldo de una institución de prestigio como la Universidad Complutense de Madrid? -Estoy muy orgulloso de que la Universidad Complutense haya apoyado este trabajo, esta línea terapéutica y además apueste por ella. A todos los niveles, desde el más alto al más bajo, ha cerrado filas en torno nuestro lo que agradezco profundamente porque creo que va a posibilitarnos seguir adelante con la investigación que, se lo digo sinceramente, se merece al menos por parte de los escépticos, desde hace mucho tiempo, el derecho a la duda. Y que ahora, tras los resultados obtenidos en pacientes terminales, merece aún algo más que eso. Sí, el apoyo de la Complutense es firme y definitivo. En los últimos días hemos mantenido diversas reuniones para ver cómo estructurar las siguientes etapas de la manera más eficaz y rápida. Realmente se está trabajando todo lo rápido que se puede porque normalmente estas cosas suelen ir mucho más despacio. -Pero si usted ha utilizado fármacos ya existentes en el mercado que han pasado los estudios pertinentes y están 380
  • 381. aprobados precisamente como reforzadores del sistema inmune, ¿no habría posibilidad de atender al menos a otros enfermos terminales de cáncer alegando el "uso compasivo" previsto por la ley? -Lo que hasta hoy se sabe de esos fármacos es que, en condiciones determinadas y bajo un protocolo concreto, funcionan muy bien y restablecen rápidamente los niveles del sistema inmune cuando existe neutropenia a consecuencia de la aplicación de quimioterapia. Pero estamos hablando de utilizarlos en dosis muy diferentes. Y si bien es verdad que nosotros no hemos constatado que haya efectos secundarios eso debe establecerse oficialmente siguiendo los protocolos establecidos. Aunque nuestra impresión inicial sea que usarlos a dosis mucho mayores de las habitualmente indicadas potencia el sistema inmune de tal forma que puede acabar con los tumores sin efectos negativos apreciables. Lo que no obsta para que actuemos con cuidado y se compruebe. Además tenemos que ver si es igual de eficaz en otros tipos de cáncer. Porque yo estoy convencido de que va a ser así pero es necesario seguir el método científico. Luego, una vez demostrado que el tratamiento funciona, habrá que ampliar el número de casos. Afortunadamente todo ello se puede hacer en unos pocos meses. Entiendo que a la gente que vive una situación desesperada ese tiempo se le antoje muy largo pero para la sociedad, teniendo en cuenta que se trata de abrir una nueva etapa, esos meses que vamos a invertir en probar y demostrar si funciona en todos los casos y sin efectos secundarios constituye un paso imprescindible. -Bueno, a nuestro juicio eso no impide que cualquier médico pueda dirigirse al Ministerio de Sanidad y solicitar su uso para un enfermo desahuciado o terminal. Y esperamos que suceda. Supongamos ahora que mañana le llaman desde el Ministerio y le dicen que están dispuestos a poner a su disposición los departamentos de Oncología de ocho o diez hospitales públicos para realizar ensayos multicéntricos. ¿Qué supondría eso para la investigación? -Hombre, me encantaría porque podríamos poner todo en marcha en muy pocos días. A fin de cuentas como uno de los puntos más importantes de nuestra teoría es que es válida para todo tipo de tumores sólidos cuántos más ensayos haya más tipos concretos de cánceres asociados a tumores sólidos podríamos tratar y el estudio sería más amplio y fidedigno. Y, por supuesto, iríamos mucho más rápido. El único tipo de tumor sólido que aún estamos investigando un poco más es el de cerebro pero en el resto de tumores sólidos podrían empezar ya a plantearse ensayos. Y cuántos más, mejor. -Suponemos que le habrán dolido algunos de los comentarios 381
  • 382. vertidos estos días. Que después de doce años de investigación y tanto dinero puesto de su propio bolsillo para llegar hasta aquí y haya individuos que se permitan desde sus despachos afirmar que la suya no es una investigación "seria"... -Ni caso. La comunidad científica es una parte de la sociedad y, por tanto, reproduce sus mismas virtudes y defectos. Por eso encontramos sectores más conservadores y sectores más progresistas. Y se constata que en ella también hay celos y envidias. Al igual que en la sociedad, dentro de la comunidad científica uno sabe que cuando hace un movimiento habrá sectores que reaccionarán en contra. En todo caso, la reacción en mi caso no ha sido general, se ha limitado a un grupito de personas. Y además sus "críticas" no han sido tan importantes... -Bueno, repasemos algunas de esas críticas. El doctor Eduardo Díaz Rubio, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, expresó en el diario "El Mundo" la escasa credibilidad del caso que ustedes han presentado, llegando a plantear según el diario que habría que hacer una auditoría "para ver si realmente se trataba de un cáncer". Quizás las de este tipo sean las críticas peorintencionadas que se le han hecho: insinuar que podía tratarse de un caso mal diagnosticado. -Evidentemente se trata de una opinión no meditada, no razonada y sin base alguna. Tanto en los hospitales públicos como en los privados un tumor es diagnosticado por el servicio de Anatomía Patológica, por el servicio de Radiodiagnóstico y contando con el criterio de los médicos. Así que cuando alguien dice que se puede tratar de un caso mal diagnosticado lo que en realidad está haciendo es poner en duda los informes de todos esos servicios, está poniendo en duda el criterio de los especialistas e, incluso, está poniendo en duda a la propia Agencia Española del Medicamento a la que considera capaz de dar luz verde a un informe falso. Creo que ese argumento, obvio resultado del calentón de una persona en un momento determinado, no se sostiene. -Sobre todo teniendo en cuenta que ese mismo "argumento" podría ser aplicado como vara de medir a las "curaciones de cinco años" obtenidas por la Oncología oficial... En fin, otro "argumento" con el que han pretendido desmerecer su investigación tiene que ver con la "categoría" de la revista en la que publicó su trabajo, que ha sido menospreciada. El doctor Joaquín Arribas, jefe de Investigación Oncológica del Instituto de Investigación Vall d'Hebron de Barcelona, afirmó (también en el diario "El Mundo", conocido defensor de los tratamientos convencionales): "Estoy muy acostumbrado a revisar artículos 382
  • 383. para revistas de calidad y en mi opinión ése no habría pasado los filtros necesarios para publicarse en alguna de relevancia". -Debo decir que, en mi campo, soy revisor de revistas científicas de tan alto prestigio como cualquiera para las que trabaje quien ha afirmado eso. Y sé por tanto el rigor que se precisa para que una investigación sea publicada. Es obvio que con la alusión a la calidad de la revista se pretende simplemente desviar la atención sobre el continente y no tener así que centrarse en el contenido. Me hubiera gustado que ese señor hubiera explicado las razones por las que no lo hubiera dejado pasar y así hubiéramos oído una "crítica científica". Es llamativo, en cualquier caso, que en vez de centrarse en rebatir la cuestión científica nuestros detractores se dediquen a dudar de la honestidad de todo el mundo involucrado en el asunto y de la eficacia de los servicios de los hospitales que intervinieron en el diagnóstico del paciente. -También se ha esgrimido que uno de los laboratorios cuyos productos precisamente han utilizado rechazó participar oficialmente en los ensayos ¿Cómo lo explica? -Pues porque no somos un grupo de relevancia social con posiciones profesionales de prestigio y porque estamos presentando una concepción absolutamente diferente de lo que es el crecimiento tumoral y su relación con el sistema inmune. Creo que se ha tratado de una cuestión de dificultad para entender los resultados pero también puede deberse a que el tratamiento es tan simple que desconcierta. Si hubiéramos presentado un tratamiento cuya administración fuera muchísimo más compleja igual tendríamos mayor credibilidad. -Terminemos con las críticas vertidas. Se ha argumentado también en contra de su investigación que se ha trabajado durante mucho tiempo con factores de crecimiento de colonias y jamás se han notado resultados tan prometedores como los que ustedes afirman conseguir. A ese respecto, el doctor Ricardo Cubedo, miembro del Servicio de Oncología Médica de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid, afirmó según cita el diario ya citado: "Si alguien hubiese observado, ya no sólo que los pacientes se curan sino simplemente que mejoran, habría salido a la luz de otra manera". -Esa crítica es totalmente acientífica y anticientífica. Es muy fácil hablar sin aportar evidencias. En primer lugar, se podría decir que aunque todo el mundo mire no todos ven lo mismo. En segundo lugar, ellos no han estado mirando eso porque han estado buscando otras cosas y no el mecanismo que nosotros hemos definido con lo que el árbol les ha impedido ver el bosque. Desde luego, en la dosis, intensidad y duración con la que nosotros hemos trabajado nunca 383
  • 384. antes se había probado. También quiero responder a quienes han afirmado que el tratamiento puede acabar con la médula ósea. Veremos qué pasa después de un tiempo largo pero lo que sí podemos afirmar hoy con seguridad, porque lo hemos verificado, es que un año después del tratamiento sigue sin haber ningún efecto nocivo en la médula ósea. Y teniendo en cuenta además que estamos hablando de pacientes a los que se les dice que les quedan dos meses con mala calidad de vida habría que saber qué opinan ellos de que se les ofreciera un año, cinco o diez con muy buena calidad de vida... aunque existiera la posibilidad de que aparecieran esos posibles efectos. Que, insisto, nadie puede afirmar que vayan a producirse; antes bien, lo que sabemos hoy indica justo lo contrario. No existe en la bibliografía científica referencia alguna que apoye esa afirmación, absolutamente gratuita y sin fundamento. -En cualquier caso parece evidente que si hasta ahora esos fármacos se han utilizado en dosis inferiores y como recuperador del sistema inmune tras los ciclos de quimioterapia es obvio deducir, siendo inocuos, que a mayor cantidad mayor será la eficacia... -Se han estado utilizando a dosis inferiores y en duraciones inferiores. Además, cuando se han utilizado postquimioterápicamente se ha hecho para recuperar los valores normales y combatir la neutropenia pero ¡nunca para producir una cantidad de neutrófilos suficiente como para combatir un tumor! Y para eso hace falta un factor 10. Aunque debemos continuar los estudios para ver si vale con una cantidad menor. -Volvamos a los resultados porque son realmente llamativos. Porque hablamos de ¡un melanoma en fase IV y un hepatocarcinoma terminal! Dos enfermos pues que, según toda la bibliografía existente, tenían una expectativa de vida muy corta. ¿Cuándo se dieron cuenta de que el tratamiento funcionaba? -En el caso del melanoma, al no contar con marcadores tumorales, al ver que la calidad de vida era muy buena y las lesiones no sólo no progresaban sino que al pasar el tiempo desaparecían. En el caso del hepatocarcinoma todo resultó mucho más excitante porque la calidad de vida mejoró inmediatamente y los marcadores tumorales comenzaron a bajar también rápidamente. Para apreciar una clara mejora de la calidad de vida estamos hablando de un mes. El melanoma lo tenía una joven de 34 años que, a pesar del mal pronóstico, no tenía mala calidad de vida pero no era así en el del hepatocarcinoma cuya calidad de vida sí era mala. Permanecía en cama, padecía insuficiencia renal y sufría fuertes dolores. Ahí si comprobamos una mejoría tremenda en su calidad de vida. 384
  • 385. -¿Cuánto tiempo duró el tratamiento hasta que desaparecieron los signos de presencia cancerígena? -El tratamiento se realizó por medio de inyección subcutánea. En ambas ocasiones durante 8 semanas. En el caso del hepatocarcinoma al ver que los resultados eran tan buenos uno de nuestros clínicos sugirió repetir a las pocas semanas un segundo ciclo pero no se consiguió mejorar lo obtenido con el primero. Es decir, que como ve los ciclos de tratamiento son muy cortos. -Y una vez alcanzados los resultados ¿hace falta volver a inyectar a los pacientes más adelante? -No, en principio no. Nosotros, antes de publicar los resultados conseguidos en el tratamiento del hepatocarcinoma, esperamos seis meses desde que se le administró al enfermo la última inyección para ver la evolución. Conviene esperar algún tiempo porque hemos constatado que mediante las técnicas de imagen... ¡aunque no haya tumor se sigue apreciando la misma imagen, como si el tumor continuase allí! Probablemente los granulocitos se marcan con el gadolinio de la misma manera que las células tumorales así que aunque no haya tumor parece como si lo hubiera durante un tiempo hasta que el organismo empieza a "eliminar" esa masa pero, en cualquier caso, es un fenómeno que tenemos que seguir estudiando. Por eso conviene esperar a que el organismo vaya eliminado esa masa que, como hemos comprobado, se va convirtiendo en algo displásico, desde luego no tumoral. -Díganos, ¿se arrepiente de que se hayan hecho públicos los resultados sobre su experiencia con el hepatocarcinoma en los medios de comunicación, más allá de la mera difusión en una publicación científica? -No, en absoluto. Dimos el paso que todo equipo científico debe dar: difundir los resultados a medida que se obtienen. Tal es -o debería ser- a nuestro juicio el "modus operandi" de un científico. Porque era importante que, no ya nosotros sino cualquier otro grupo en el mundo, supiera que nuestra teoría derivaba en esos resultados. De esa forma nos asegurábamos además de que partir de ese momento se podrían dar los siguientes pasos, si no en España, en cualquier otro lugar del mundo. -¿Los siguientes ensayos seguirán en la misma línea de casos que los dos anteriores? -Aunque se está hablando y trabajando con rapidez eso no está aún decidido pero, viendo la reacción tan desesperada de la gente, todas las instituciones parecen haber entendido la necesidad de dar una respuesta rápida dentro de la línea científica. -Suponemos que empezarán al menos en fase II... -En principio sí porque los efectos del medicamento no tenemos ya 385
  • 386. que probarlos. Se conocen, por eso están aprobados. Aunque es algo que hay que plantearse todavía. -¿Pediría algo a la Administración para que se pudiera acelerar el proceso? -Bueno, en ese sentido hemos tenido suerte porque a las pocas horas de la publicación mi propia universidad me preguntó qué necesitaba. Cuento pues con la financiación de la Universidad y ahora estamos establecien