Este documento describe la Iglesia en los primeros siglos desde su fundación hasta el siglo IV. Resume que la Iglesia creció rápidamente a pesar de las persecuciones por parte del Imperio Romano, que finalmente concedió la libertad de culto bajo Constantino. Luego, la Iglesia se organizó territorialmente y formuló los primeros dogmas en concilios ecuménicos para definir su doctrina frente a herejías. El arte paleocristiano también floreció para expresar la fe.