El documento propone la idea de una 'civilización del amor', que busca transformar la sociedad a través de principios de paz, solidaridad, justicia y amor, inspirados en el evangelio. Este concepto implica una vida de compromiso y esfuerzo para convertir la muerte en vida y fomentar la unidad y la esperanza en las comunidades. La pastoral integral y de conjunto se plantea como un camino para alcanzar estos ideales, promoviendo la participación activa de la iglesia en la construcción de una sociedad más justa y dinámica.