El documento analiza las percepciones de desorden y violencia en las poscolonias, y plantea varias preguntas al respecto. Por un lado, se cuestiona si las poscolonias realmente están más sumidas en el caos que otros estados-nación. Por otro lado, se señala la paradoja de que a pesar del supuesto desorden, las poscolonias fetichizan la ley y sus instituciones. El documento explora estas cuestiones y sugiere que la violencia y la ley están más entrelazadas de lo que parece a primera vista en las poscolonias.