El documento discute cómo la investigación científica está influenciada por los intereses económicos de las grandes empresas. Explica que las empresas controlan el capital de investigación y redireccionan los avances científicos para proteger su modelo de negocio actual, en lugar de priorizar el progreso tecnológico y social. Finalmente, argumenta que para lograr un verdadero avance científico, la investigación debe estar completamente separada de los mercados económicos y centrarse únicamente en el progreso puro sin influencia de las empresas