El documento presenta dos relatos reales sobre pacientes en el hospital con diferentes estados de salud espiritual a pesar de sus enfermedades. Ana, una paciente de 70 años con una enfermedad terminal, se muestra en paz y confiada en Dios. Carlos, un hombre de 45 años con una infección, se muestra enojado y ansioso. El documento luego discute la importancia de considerar la salud integral de la persona, incluyendo la salud espiritual y la relación con lo divino.