El documento analiza la religiosidad de los adolescentes. Explica que los adolescentes asimilan fácilmente las creencias religiosas y que muchos ya tienen inquietudes religiosas a los 14 años. También discute cómo la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget y la crisis de identidad de Erikson ayudan a entender la importancia de la religión para los adolescentes. Finalmente, señala que la pérdida de la fe puede llevar a los jóvenes a la depresión e incluso al suicidio.