El documento discute los diferentes enfoques sobre el agua y propone que debe ser vista como un derecho humano vital y bien común, gestionado de forma comunitaria y sostenible. Actualmente en Chile el agua ha sido privatizada y mercantilizada, concentrando su propiedad y causando escasez, contaminación y conflictos. Se necesitan medidas para reconocer el valor ecológico y cultural del agua, proteger las comunidades y revertir su tratamiento como un mero bien de mercado.