Le Corbusier propone en 1926 cinco puntos clave para una nueva arquitectura en la Villa Savoye, incluyendo el uso de planta libre y pilotis, que permiten una distribución abierta y suspendida del espacio. La integración de jardines en terrazas y fachadas libres proporciona un contacto visual con el entorno natural, mientras que elementos como rampas y escaleras facilitan la circulación dentro del edificio. La estructura se caracteriza por una dependencia mínima de muros portantes, utilizando materiales sencillos para resaltar la funcionalidad y estética del diseño moderno.