Este documento analiza dos anuncios publicitarios de las marcas Nestlé y Casa Tarradellas. Ambos anuncios utilizan falacias apeladas a la tradición para convencer al público de que sus productos son buenos simplemente por ser cosas que se han consumido durante mucho tiempo, aunque en realidad los ingredientes y procesos han cambiado. El documento también analiza el uso del color rojo y blanco en los logotipos y la estrategia de apelar a figuras como las abuelas para reforzar la noción de lo tradicional.