La metodología de aprendizaje-servicio integra el servicio comunitario con la educación formal, permitiendo a los alumnos desarrollar responsabilidad y compromiso social. Esta estrategia se basa en detectar necesidades reales y crear proyectos que respondan a problemas en su contexto, fomentando habilidades como el pensamiento crítico y la colaboración. Aunque presenta ventajas significativas, requiere el compromiso de los docentes y padres para su implementación efectiva.