La catedral de Chartres, construida entre 1205 y 1240, representa el estilo gótico pleno, caracterizado por su verticalidad, linealidad y el uso de luz natural a través de vidrieras. Este edificio busca ser una representación jerárquica y espiritual que une elementos del mundo material con lo divino, reflejando la mentalidad escolástica de la época. La catedral, reconstruida tras un incendio en 1194, destaca por su innovadora arquitectura, incluyendo arbotantes y bóvedas de crucería, y alberga la mejor colección de vidrieras góticas de Europa.