El manejo de excesos hídricos debe abordarse a nivel de cuenca, utilizando estrategias como retardar o acelerar el escurrimiento para evitar daños en infraestructuras y poblaciones. La planificación territorial es esencial para organizar escurrimientos y minimizar costos económicos en reparaciones, estabilizando al mismo tiempo el desarrollo local. Los modelos y herramientas de gestión hidrológica, así como la participación de diversas partes interesadas, son cruciales para diseñar políticas y prácticas sostenibles en la región.